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El lenguaje inclusivo, también conocido como lenguaje de género o lenguaje no sexista, hace alusión
a un lenguaje que incluye directa y conscientemente a hombres y mujeres por igual.
Basándose en que las mujeres no son discriminadas por el hecho de que el género no marcado
coincida con el masculino, la FUNDEU argumenta que la discriminación es un hecho primordialmente
Punto de vista 2:
¿Qué dicen los estudios empíricos?
Los sesgos lingüísticos sin lugar a duda van más allá de contar o no con términos
estilísticos.
Por tanto, provoca sentimientos de aislamiento entre las mujeres e incluso puede ser una de las
razones por las cuales las mujeres eligen ciertas áreas profesionales.
Por todo lo anterior, debemos tener en cuenta qué queremos favorecer: la
economía lingüística y el “estilismo” escrito en la comunidad femenina.
Si usted prefiere la primera, ahora sabe que lo hará a expensas de perjudicar en términos de
identificación; en definitiva, a expensas de discriminar al
sexo femenino.
[Adaptado de:
https://www.mujereslibresdeviolencia.usmp.edu.pe/blog/2016/09/lenguaje-inclusivo-
mas-alla-de-la-linguistica/]
10.
Lenguaje inclusivo: ¿Moda, política o una lucha más contra la desigualdad?
El lenguaje inclusivo es una intervención del discurso público que busca crear en el auditorio
consciencia acerca de la persistencia de una injusticia social», definió en diálogo con Crónica y a
modo de postura personal, el lingüista y lexicólogo Santiago Kalinowski, director del Departamento
de Investigaciones Lingüísticas y Filológicas de la Academia Argentina de Letras. Para Kalinowski, el
lenguaje inclusivo no es un cambio lingüístico porque no sucede de manera inconsciente, sino que es
un «fenómeno retórico discursivo. Desde que surgió el uso del lenguaje inclusivo, la Real Academia
Española no legitimó, ni avaló su uso.
Las instituciones del Estado deben mostrar como las mujeres y los hombres viven y ejercen estos
derechos de diferente manera, debido a una posición y de experiencias de socialización diferentes.
¿Cómo hacerlo?
La idea central de los derechos humanos es que las personas gocen de igualdad de
derechos, constituyendo como principio prioritario la no discriminación. Es por ello, que este
reconocimiento de no discriminación hacia las mujeres se plasma en la Convención para la
Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, aprobada en 1979. Ya en el año
1995, en Beijing, las Naciones Unidas celebró la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer, donde se
originó la Plataforma de Acción Mundial, la que propuso objetivos estratégicos y medidas concretas
para el avance hacia la igualdad como recomendación para gobiernos, organismos
internacionales, organizaciones no gubernamentales y otras instancias de la sociedad civil. En este
marco, el concepto de no discriminación es el que articula los derechos que se reconocen y la
igualdad pasa a ser el modelo o parámetro para seguir.
1. Fries, Lorena (2010). Los derechos humanos y su aporte a la igualdad de género (versión
preliminar) (ponencia en el Seminario Procesos Políticos e Igualdad de Género, Santiago de Chile,
agosto del 2010).
2. Comité CEDAW, ONU. Observación General N° 25 de 2005.
[Adaptado de: https://www.cultura.gob.cl/wp-content/uploads/2017/01/guia-lenguaje-inclusivo-
genero.pdf ]
12.
Sexismo lingüístico
Por ello es vital que la Administración Pública, que es un ámbito de enorme influencia en la sociedad
actual, se preocupe de usar un lenguaje igualitario en el que toda la comunidad se sienta
representada Los principales problemas desde el punto de vista del sexismo lingüístico detectados
en los documentos administrativos se pueden solucionar con los mecanismos de los que dispone el
español para tratar de modo simétrico a mujeres y hombres.