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1.

INTRODUCCIÓN

Cuando se habla de cistitis casi siempre se considera como tal a la inflamación


vesical bacteriana, siendo casi siempre la Escherichia coli el germen causal
más frecuente. Sin embargo, hay muchas otras causas de irritación vesical que
no son bacterianas y son secundarias a otros factores. Cifuentes y Reuter
describen entre éstas las cistitis por irradiación, químicas (quimioterapia), por
obstrucción, cuerpos extraños y otros.

Además de éstas, existen inflamaciones crónicas de la vejiga de causas no


conocidas llamadas cistopatías crónicas, dentro de las cuales están diferentes
tipos de cistitis y especialmente la cistitis intersticial.
Dentro de las cistopatías crónicas la más frecuente es la uretrotrigonitis crónica
(o síndrome uretral) y la cistitis intersticial, siendo esta última la más grave.
La primera descripción de la cistitis intersticial de la mujer la hizo Hunner en
1914 quién se refirió a este cuadro como cistitis ulcerosa porque describió
cierto tipo de erosión de la mucosa vesical acompañando a estas pacientes.
Otros autores la han denominado cistitis parenquimatosa y “vejiga de
neuróticos”.

Es un cuadro patológico vesical inflamatorio crónico que clínicamente se


caracteriza por síntomas irritativos parecidos a la cistitis aguda clásica pero
persistente. Existe disuria, polaquiuria, dolor hipogástrico, dispareunia, etc.
Este cuadro clínico es muy variable y se presenta especialmente en mujeres
de la tercera y cuarta década de vida, en los casos más serios se produce una
disminución de la capacidad vesical que lleva a una situación invalidante.
Generalmente se presenta sin infección urinaria, aunque en algunos casos
ésta puede complicar la situación.

Los casos con síntomas más leves son muy frecuentes y entran en un cuadro
inflamatorio inespecífico que ha tenido muchas denominaciones. Los alemanes
lo denominan vejiga irritable, en Estados Unidos se ha descrito como síndrome
uretral y otros lo llaman cistalgias con orinas claras. La expresión anátomo
patológica o endoscópica es una uretrotrigonitis crónica.

La etiología de la cistitis intersticial y de la uretrotrigonitis crónica no es


conocida. La cistitis intersticial es una inflamación crónica de causa parecida a
las enfermedades del colágeno, que como éstas en su etiología tienen factores
genéticos, autoinmunes y/o de agentes irritativos tisulares locales y urinarios.
No se ha detectado una causa infecciosa ni de irritación urinaria clara. Por otro
lado, se han estudiado factores hormonales (como disminución de estrógenos)
y neuropsicóticos para aclarar mejor la causa de esta patología; sin embargo,
no se ha encontrado una explicación satisfactoria. Probablemente haya
cambios de la microcirculación y procesos linfáticos en el proceso local.

Se ha descrito que la lesión inicial ocurre en la submucosa, en la que se


producen áreas de inflamación crónica con reacción vascular y linfática,
infiltración celular y fibrosis que se profundizan después a la capa muscular.
Los cambios de la mucosa son menores y se les puede ver en la endoscopía
como leves manchas blanquecinas y erosiones que se ven mejores cuando la
vejiga se distiende, especialmente con anestesia. Estas erosiones pueden
aparecer como pequeñas manchas rojas ulceradas. Estas lesiones se han
llamado úlcera de Hunner en honor a quién las describió, primeramente.

Este proceso patológico toma toda la superficie de la vejiga en la cistitis


intersticial, con poca lesión trigonal. En el síndrome uretral las lesiones son
más leves y comprometen el trígono y cuello vesical.

Para incluir más a los pacientes con este complejo sintomático, la


nomenclatura ha ido cambiando hasta incorporar el síndrome de dolor vesical o
síndrome de la vejiga dolorosa (SVD). Aunque la cistitis intersticial (CI) fue al
principio considerara rara, dada la prevalencia de pacientes con enfermedad
grave, incluyendo las úlceras de Hunner, recientes estudios han llegado a la
conclusión que la CI puede ser más común que lo que se pensaba hasta
ahora. Los síntomas característicos de la CI ocurren en más del 2% de las
mujeres. Los síntomas crónicos y recurrentes de CI pueden ser intolerables
para muchos pacientes y tener un impacto negativo sobre la calidad de vida.
La patogénesis de la CI no se conoce por completo, pero se la considera
multifactorial. Una teoría cada vez más aceptada es la que sostiene la
existencia de una disfunción del recubrimiento urotelial de la vejiga,
normalmente impermeable. Las anormalidades del recubrimiento aumentan la
permeabilidad, permitiendo el pasaje de toxinas e irritantes urinarios como el
potasio. La difusión crónica de irritantes a través del urotelio puede inducir una
reacción inflamatoria caracterizada por la proliferación y activación de los
mastocitos. La inflamación neurogénica y la regulación neural hacia arriba
también pueden representar un papel en el dolor crónico como así en la
urgencia y la frecuencia que caracterizan a la CI.
La CI tiene un amplio espectro de presentaciones clínicas. Al comienzo o en el
estadio medio de la CI, los síntomas suelen ser variables y episódicos. En
algunos casos, los pacientes llegan a presentar todos los síntomas, lo cual
convierte a la CI en una enfermedad crónica y severa. La identificación precoz
de la CI es difícil, ya que la presentación clínica es similar a la de otras
afecciones comunes, como la infección del tracto urinario (ITU), la
endometriosis, el dolor pélvico crónico (DPC), la vulvodinia y la vejiga
hiperactiva. El diagnóstico correcto puede retrasarse varios años por lo que es
importante comprender los cuadros superpuestos de CI y esas otras
afecciones para poder diferenciarlas mejor y elegir el tratamiento apropiado.

En los pacientes que presentan síntomas urinarios en forma repetida ya se


puede hacer el diagnóstico de ITU recurrente solamente sobre la base de los
síntomas y ser tratados empíricamente con antibióticos. Algunos de esos
pacientes pueden tener cultivos negativos y de todos modos presentar una
ITU. Los síntomas de CI suelen ocurrir en episodios desencadenados por el
coito semejando la presentación de una ITU.

Muchos pacientes con CI tienen antecedentes de ITU. En un estudio de 30


mujeres con diagnóstico de CI, casi el 60% había tenido un diagnóstico previo
de ITU. Aunque muchos casos de ITU inicial habían sido documentados
mediante el urocultivo positivo, a menudo los síntomas ocurrieron con
urocultivos negativos repetidos. También hay evidencia de que, en ciertos
casos, al comienzo de la CI, está presente la ITU, indicando que una ITU
puede ser el cuadro inicial causante de la CI mediante la alteración del proceso
curativo y de la inflamación neurogénica.

El cultivo de orina y la piuria en el análisis de orina pueden ayudar a diferenciar


la CI de la ITU. La disuria no las diferencia. Un urocultivo positivo no
necesariamente descarta la CI dado que ambas afecciones pueden coexistir.
Cualquier paciente con síntomas persistentes o recurrentes de dolor pélvico o
urgencia/frecuencia de la micción debe ser estudiado para descartar otros
diagnósticos, incluyendo la CI/SVD.

Es probable que el proceso patológico sea multifactorial y los pacientes tengan


uno o más factores causales. Entre las causas postuladas, pero no
confirmadas se mencionan las infecciones, la enfermedad autoinmune, los
factores hereditarios, las respuestas alérgicas y otros procesos genéticos. Una
teoría es que la mayor permeabilidad de la capa protectora de
glucosaminoglucano del epitelio vesical genera la pérdida de potasio, toxinas y
otras sustancias urinarias hacia el intersticio mucoso activando los mastocitos y
generando una respuesta autoinmune. Los mastocitos producen sustancias
químicas reactivas inmunológicas, las cuales las que a su vez provocan una
inflamación generalizada de la vejiga y el daño de su mucosa por la presencia
de taquicininas y citocinas. Posteriormente, éstas se comportan como
mediadores de la liberación de histamina, factor de necrosis tumoral, quimasa,
triptasa y prostaglandinas. Por último, los agentes inflamatorios sensibilizan a
las neuronas de la vejiga produciendo dolor pélvico y vesical.

El DMSO o sulfóxido de dimetilo es una sustancia orgánica que se obtiene de


forma abundante como subproducto de la elaboración de celulosa por la
industria papelera y se trata de un poderoso disolvente soluble en agua muy
utilizado en procesos industriales, cuando quiere evitarse cualquier posibilidad
de contaminación del producto final. En los estudios biológicos y médicos se
usa como criopreservante, es decir, como protector de células y tejidos
sometidos a bajas temperaturas ya que evita que se formen cristales de hielo
permitiendo conservar los impactos en nitrógeno líquido a 80 grados
centígrados. una propiedad que descubrieron los doctores J. E. Lovelock y
M.W.H. Bishop dándola a conocer en un artículo publicado en 1959 en Nature.
Hoy el método se utiliza tanto en medicina para la críoconservación de
ovarico, oocitos, esperma y órganos a trasplantar como en biología para la
conservación del germoplasma de plantas y semillas así como para todo tipo
de material genético. En suma, se trató de un importante descubrimiento
porque antes no había posibilidad alguna de preservar tejidos vivos congelados
en perfecto estado.

Conviene Asimismo saber que si bien el DMSO no se encuentra formando


parte de los seres vivos se produce en la naturaleza por oxidación en la
atmósfera de su forma reducida, el dimetilsulfuro DMS, metabolito presente en
muchas bacterias, algas y plantas que al emitirse al aire libre dan a este un olor
característico e inconfundible. Por cierto, el DMSO es un ejemplo del control
biológico de la meteorología ya que estas moléculas actúan en la atmósfera
como núcleos de vapor de agua formando nubes y eventualmente lluvia.

Agregaremos que otra interesante propiedad es su capacidad tras dérmica, es


decir, la de atravesar la dermis y las membranas celulares de forma inocua;
propiedad que unida a su poder disolvente en agua y otras sustancias
orgánicas hacen del DMSO un estupendo transportador de principios activos y
fármacos desde el exterior hasta el torrente sanguíneo evitando usar
inyecciones y permitiendo una liberación lenta a dosis muy bajas (como los
parches hormonales y de nicotina)

Instilación vesical
Algunas personas con cistitis intersticial encuentran alivio después de un
tratamiento en el que el médico coloca una pequeña cantidad de medicamento
líquido en la vejiga, lo que se conoce como instilación vesical o lavado o baño de
la vejiga. El médico desliza un tubo (catéter) dentro de la vejiga del paciente y
agrega lentamente un líquido que alivia la irritación de la pared de la vejiga.
Se le pedirá al paciente que mantenga el líquido en la vejiga durante unos 15
minutos y luego lo libere. El paciente puede recibir este tratamiento una vez por
semana o cada dos semanas durante 1 o 2 meses. Es posible que el paciente no
sienta mejoría sino hasta el tercer o cuarto tratamiento.

2. ANTECEDENTES

Hace más de 100 años que se conocen las características patológicas del epitelio
de la vejiga y los daños relacionados con los vasos sanguíneos en ausencia de
infección, pero esta entidad clínica sigue siendo desconcertante, ya que muchos
pacientes tienen síntomas, pero no presentan signos cistoscópicos concluyentes.

Hoy en día, se identifican 2 tipos de cistitis intersticial: la forma "clásica", descrita


inicialmente por Hunner, que se asocia con cambios inflamatorios macroscópicos
de la pared vesical, y la más común "no clásica" que muestra la forma
característica de los síntomas, pero sin signos cistoscópicos importantes.
Actualmente, los pacientes sin signos cistoscópicos son diagnosticados como
portadores del síndrome de vejiga dolorosa mientras que el diagnóstico de cistitis
intersticial se reserva para aquellos con signos cistoscópicos como
glomerulaciones o úlceras de Hunner.

Los pacientes con cistitis intersticial o síndrome de vejiga dolorosa experimentan


dolor suprapúbico con el llenado de la vejiga, así como polaquiuria diurna y
nocturna en ausencia de infección del tracto urinario. Aunque algunas
estimaciones de la prevalencia indican que cerca de un millón de mujeres y
hombres en los Estados Unidos y Europa sufren esta afección, una revisión
reciente afirma que existe una relación mujer:hombre de 5:1,3

Los síntomas pueden simular los del cáncer de vejiga, las enfermedades de
transmisión sexual, la endometriosis, las infecciones vaginales o urinarias, la
prostatitis, la hiperactividad vesical farmacológica o neurológica.
Los pacientes tienen más probabilidad de tener otras comorbilidades 100 veces
más probabilidades de tener síndrome de intestino irritable y 30 veces más
probabilidades de tener lupus eritematoso sistémico. Otras enfermedades crónicas
asociadas son la migraña, el asma, la fibromialgia, la incontinencia, el síndrome de
fatiga crónica y la vulvodinia.

En una encuesta de 464 controles libres de síntomas, se hallaron 215 pacientes


con cistitis intersticial y 121 sujetos con antecedentes sospechosos de cistitis
intersticial. El 40% de los pacientes establecidos reportaron antecedentes de
abuso (92% emocional, 78% físico, 68% sexual y 49% violencia doméstica). La
posibilidad de relacionar la afección con otras afecciones ayudaría a comprender y
tratar esta enfermedad.

HISTORIA DE SU USO TERAPÉUTICO


Pues lo hizo en 1963 un grupo de científicos de la Oregon University Medical
School, dirigido por el doctor Stanley Jacob. De hecho, constataron que es
perfecta para transportar sustancias analgésicas y antiinflamatorias al permitir
acceder rápidamente a los tejidos subdérmicos inflamados que causan dolor;
sobre todo en las lesiones poco profundas: contusiones, esguinces,
tendinitis, artritis, artrosis…. Hoy se usa, Incluso en los antimicóticos pues es
capaz de atravesar hasta la capa córnea de las uñas.

Es más, son numerosos los trabajos posteriores que demuestran la utilidad del
DMSO como agente de transporte tras dérmica por lo que sólo vamos a citar uno
de los primeros. Nos referimos al artículo de síntesis que los doctores D.C Wood y
J. Wood de la St. Lewis University School of Medicine, publicaron en 1975 en
annals of the New York Academy of Sciences en el que se exponen diversos
ejemplos que qué demuestran tanto su capacidad para transportar todo tipo de
sustancias a través de la piel como las enormes posibilidades de este mecanismo
para acelerar y ajustar el acceso directo de sustancias terapéuticas a zonas
concretas del organismo.

Tres años después en 1978, los doctores S.W Shirle, B.H. Stewart y S. Mirelman
publicaron en urology, los resultados de un amplio estudio con 213 pacientes con
problemas de cistitis intersticial o síndrome de vejiga dolorosa demostrando que la
instilación (irrigación) intravesical ( por medio de un catéter que penetra por la
uretra hasta la vejiga) de una solución de DMSO diluida en agua lograba un
significado alivio del dolor en el 70% de los pacientes que no respondían ya a los
tratamientos analgésicos habituales.

Una experiencia pionera Que fue seguida por muchos médicos corroborando en
1994 el doctor S.J. Childs de la Universidad de Alabama Tuscaloosa (EEUU). Con
otros pacientes que sufrían el mismo problema – el trabajo se publicó en Urologic
Clinic of Norteamérica– Que el procedimiento carece de efectos secundarios
negativos. Lo que refrendarian los 300 pacientes con esa dolencia tratados por los
doctores J Parking, C. Shea y G.R. Sant en el England Medical Center de Boston
(EEUU) según explican en 1997 en Urology.
Es importante recordar que la cistitis intersticial está considerada una enfermedad
idiopática, es decir, de causa desconocida y crónica que tienen los mismos
síntomas de la cistitis común, pero no está provocada por una infección bacteriana
y provoca la alteración o destrucción parcial o total de la mucosa que tapiza las
paredes de la vejiga, lo que ocasiona una irritación constante de su epitelio, un
deseo continuo de orinar y un dolor agudo a veces insoportable. Si bien, era una
enfermedad rara en Occidente ha ido aumentando en el último medio siglo
habiéndose detectado en 2010 en una de cada mil mujeres y en uno de cada dos
mil hombres de hecho el tratamiento de la cistitis intersticial con DMSO es el único
uso terapéutico que la FDA autoriza para esta sustancia, bastando aplicarlo una
vez a la semana durante 6 seguidas Hasta que remita el dolor; pudiendo aplicarse
de nuevos, si reaparecen los síntomas. Aún no se sabe con seguridad cómo actúa
en este caso, pero se sospecha que impide la desgranulación de los mastocitos
liberadores de histamina y otras citoquinas proinflamatorias y aumenta el umbral
del dolor en las terminaciones nerviosas del epitelio de vejiga.

USO MASIVO DEL DMSO

Hemos empezado explicando la utilidad del DMSO en la cistitis intersticial porque,


como ya hemos dicho, la patología para que la FDA autoriza hoy su uso. Lo cierto,
sin embargo; es que desde el descubrimiento del doctor Stanley Jacob, se ha
utilizado en todo el mundo en múltiples patologías. Sólo que a menudo de forma
descontrolada. Incluso empleando DMSO Industrial que incluía impurezas que
eran arrastradas al torrente sanguíneo al atravesar las capas de la dermis.

Lógicamente varios laboratorios se interesaron en su comercialización, pero en


noviembre de 1965 moriría en Irlanda una mujer culpabilizandose al DMSO de
haberle provocado una reacción alérgica. Aunque luego se sabría que además
estaba tomando otros fármacos por lo que no pudo determinarse la causa real de
su muerte.
El caso es que el DMSO se siguió investigando y 10 años después había ya un
centenar de estudios. y siendo fácil de conseguir. Millones de estadounidenses se
decidieron a utilizarlos sin consecuencia negativa alguna para la salud.

Hoy se calcula que en los pocos más de 50 años transcurridos desde su


descubrimiento se han escrito más 40 mil artículos científicos sobre el DMSO de
los que unos 11,000 se refieren a sus posibilidades terapéuticas, tanto en
animales como en humanos. De hecho, los veterinarios lo usan actualmente en
casi todos los países desarrollados.
PROPIEDADES TERAPÉUTICAS

En suma, aunque el DMSO es universalmente conocido por su capacidad para


atravesar las membranas sin alterarlas, lo que lo convierte en el mejor
transportador transdérmico existente pudiendo incluso llevar sustancias que no
pueden atravesar la barrera hematoencefálica. Tiene también otras importantes
virtudes terapéuticas, de las que merece la pena destacar estas:

 Es un poderoso eliminador de radicales libres, tanto por su


capacidad antioxidante como por su capacidad quelante que le permite
neutralizar los peligrosos iones metálicos.
 Es inmunomodulador; es decir, normaliza, o estabiliza todo sistema inmune
exacerbado sin deprimirse; algo importante, especialmente en el caso de
las llamadas enfermedades autoinmunes.
 Es vasodilatador y por tanto hipotensivo, algo fundamental en el caso de
heridas y traumas con riesgo sanguíneo disminuido (problema a menudo
más perjudicial que la propia herida o trauma).
 Es un eficaz antimicrobiano con efecto bacteriostático, no produce la
muerte de las bacterias patógenas, pero impide su reproducción, antiviral,
antifúngico y antiprotozoario.

3. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

Las infecciones de vías urinarias en mujeres es un problema grave de salud


Pública en nuestro país y a nivel mundial, es la segunda patología más frecuente
de origen infeccioso después de las relacionadas con las vías respiratorias.
En mujeres este tipo de infección representa la cuarta causa más común de
consulta en los servicios de urgencias. Su incidencia, por sexo, es de 9 mujeres
por un varón (la anatomía del aparato urinario femenino y masculino difieren
sustancialmente, ya que la uretra femenina es muy corta 4-5 cm y es vecina con la
vagina y el recto (donde se albergan diferentes tipos de gérmenes) por lo que la
uretra femenina es muy susceptible de ser invadida con frecuencia.
El motivo por realizar este trabajo de investigación es porque el índice mujeres en
la consulta ambulatoria con dolor pélvico, disuria, polaquiuria es elevado. Este tipo
de infección muchas veces pasa desapercibida en las pacientes a veces por
desconocimientos que tienen sobre el tema y las serias consecuencias que se
presentan en la mujer.
Por tal motivo se plantea una opción de tratamiento no convencional que
coadyuve en la resolución de infecciones de vías urinarias.

3.1 FORMULACIÓN DEL PROBLEMA


¿Qué evidencia científica existe acerca de la aplicación del DMSO que se
encuentra dentro del manejo Ortomoleular para la cistitis intersticial en mujeres de
15 a 55 años de edad?

4. OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIÓN

Inquirir material bibliográfico confiable para conocer la opción de tratamiento


dentro de la practica Ortomolecular como el dimetilsulfoxido (DMSO), para el
tratamiento de la cistitis intersticial en mujeres de 15 a 55 años de edad.

4.1 OBJETIVO GENERAL

Evaluar los efectos del DMSO como terapia Ortomolecular, aplicado por instilación
en procesos patológicos como cistitis intersticial en mujeres de 15 a 55 años de
edad.

4.2 OBJETIVOS ESPECÍFICOS

 Identificar tratamientos alternativos Ortomoleculares, para tratar la cistitis


intersticial
 Conocer la clínica de la cistitis intersticial en mujeres de 15 a 55 años de
edad.
 Averiguar acerca de los beneficios del DMSO como tratamiento para la
cistitis intersticial.

5. JUSTIFICACION
La infección urinaria se mantiene hasta la fecha dentro de las principales
enfermedades de origen infeccioso que afectan a mujeres de entre 15 a 55 años
de edad.
El diagnóstico a tiempo de una ITU y su tratamiento adecuado pueden prevenir
complicaciones a corto plazo como una pielonefritis o sepsis de origen urinario, así
como secuelas a largo plazo que incluyen cicatrices renales, hipertensión arterial y
por último insuficiencia renal crónica y necesidad de trasplante.

Muy pocos estudios han evaluado factores de riesgo para ITU recurrente tanto a
nivel de América Latina como en nuestro medio.

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