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UNIDAD ACADÉMICA DE SALUD Y BIENESTAR

FACULTAD DE MEDICINA

CÁTEDRA: SEMIOLOGÍA

TEMA: TRABAJO AUTÓNOMO

RESPONSABLE: AUDELO NICOLE


CAMPOVERDE ARIADNE
CHUCHUCA ANGELY
JURADO YENDER
TORRES ALEXIS

DOCENTE: DR. MARCO PIEDRA

PARALELO: 6D

FECHA DE ENTREGA: CUENCA, 30 DE JULIO DE 2023

CUENCA – ECUADOR
SEMIOLOGÍA EN PATOLOGÍAS DEL APARATO
NEFROURINARIO Y REPRODUCTOR

CISTITIS

Rol de la semiología en la cistitis

Basados en la semiología médica, hay distintos síndromes clínicos que se pueden sospechar
relacionados con las infecciones de vías urinarias.

Las manifestaciones clínicas comunes de una Cistitis corresponden a disuria, polaquiuria y


urgencia miccional, también está relacionado con la nicturia, dificultad para la micción a chorro,
molestias suprapúbicas y hematuria macroscópica.

Los términos relacionados con posibilidades de infección de vías urinarias (IVU o ITU) son
numerosos, y diferencian bien a cada posible patología (disuria, pielonefritis, enuresis, hematuria,
etc.) En la Semiología Medica de Argente-Álvarez se hace una revisión extensa de dos ramas de
la semiología (semiotecnia y la clínica propedéutica). En donde destaca la enseñanza enfocada a
recopilar información y explicar los signos y síntomas para llegar a un diagnóstico. Este libro
divide a las IVU en sus formas clínicas de presentación, sin embargo, debido a la ambigüedad del
texto no hay amplias referencias sobre la semiología de esta patología. Además, no hay textos
semiológicos con una evaluación de los datos, ni hay una ponderación para la anamnesis, el
examen físico o de laboratorio, que permitan a los médicos resolver u orientar los problemas
relacionados a pacientes diagnosticados con IVU. (1)

Cuando se realiza la interrogación al paciente con disuria, las preguntas se deben orientar al tiempo
de evolución, persistencia, severidad, duración y localización focalizada de las molestias genito-
urinarias, sin olvidar a la posible secreción en la zona íntima, si es sexualmente activa, su tipo de
método anticonceptivo, etc. Ya que el conjunto de estos datos comúnmente no se investiga de la
manera adecuada en consultas ambulatorias. Y dada la frecuencia y/o prevalencia de la cistitis en
mujeres, se debe realizar un análisis de qué peso tiene la semiología de las vías urinarias en la
perspectiva del médico en la asistencia corriente.(1)
Hay evidencias que en ocasiones esta enfermedad puede tener una mortalidad elevada, ya que los
pacientes ignoran la infección o son microorganismos multirresistentes y los pacientes fallecen por
una septicemia complicada. También cuando hay cateterización de vías urinarias de manera
permanente, presentando bacteriuria dentro de 5-15 días posteriores a la colocación de sonda
vesical.(2,3)

Una vez aclarada la importancia del reconocimiento de las patologías relacionadas al aparato
urinario, se hará énfasis en la explicación de cómo es el examen físico del paciente que puede o
no presentar afección del aparato urinario.(1)

La exploración física deberá ser completa en primera instancia, sin discriminar los demás aparatos
y sistemas, en términos generales es el examen físico que se le realiza a cualquier paciente, ya que
se puede ignorar manifestaciones clínicas subyacentes a la patología renal como piel rugosa y seca
en pacientes con insuficiencia renal. Pero se debe enfatizar en la exploración que se relaciona con
el aparato urinario. La sistemática de la misma inicia con un examen general y después se centra
en la exploración de región lumbar siguiendo el trayecto de la vía urinaria, dicho en otras palabras,
el orden sería el siguiente: Exploración general, exploración de riñones, examen de la vía urinaria,
vejiga, próstata (hombres) y examen genital.(2)

En el examen físico renal es de difícil acceso por su anatomía profunda en el abdomen. La


inspección es poco significativa, ya que solo se manifestará alterada cuando el riñón está con
hipertrofia marcada o procesos reactivos perirrenales. La palpación es bimanual por medio de la
maniobra de Guyon. El riñón en condiciones normales no se palpa, pero cuando se lo palpa es un
caso patológico y se debe determinar la forma, tamaño, situación, consistencia y sensibilidad del
mismo. En la auscultación si hay soplos puede ser en HTA por estenosis de arteria renal o fístula
arteriovenosa y la palpación por medio de la maniobra puño percusión lumbar genera un dolor
intenso y selectivo cuando el paciente cursa con patologías de obstrucción (litiasis, carcinoma) o
por inflamación aguda del parénquima renal. Lo cual nos ayudaría a identificar si se trata de una
inflamación de vías urinarias altas o bajas, en el caso de la cistitis y pielonefritis es una IVU bajas,
sin embargo, si se encuentra alteración en el examen físico renal se identificará claramente la
diferencia entre la cistitis y la pielonefritis, dada su ubicación anatómica, y el trayecto de la
inflamación. Para el examen físico de la Vejiga la palpación se la realiza con ambas manos sobre
las fosas iliacas moviéndolas hacia la línea media para tratar de palpar los bordes de la misma y
para ser palpada y vista es necesario mínimo 500cc de orina dentro de ella. En algunos pacientes
se puede verla distendida y se la palpa como una masa redondeada, firme y que sobresale de la
pelvis, que puede incluso sobrepasar el ombligo; el método más fácil para identificar una vejiga
distendida en pacientes obesos es la percusión en hipogastrio.(1,2,4)

La vejiga en retención (globo vesical) se relaciona con tumores suprapúbicos, generalmente con
dolor agudo. En el diagnóstico diferencial del globo vesical está principalmente tumoración de
hipogastrio o procesos inflamatorios de la misma (cistitis comúnmente). Pero ahora con la
información recopilada surge la pregunta. ¿Qué tanto ayuda el examen físico o la semiología en
general para el diagnóstico de la cistitis?

En primera instancia, es necesario hacer énfasis en que si bien la mayoría de casos de cistitis no
resulta en una afección grave, existen porcentajes mínimos que se complican, y una vez
complicada la patología su mortalidad es elevada, ya que no se identifica de manera óptima esta
complicación, o también puede llevar a cistectomías.(1)

Para casos de Cistitis Aguda el médico deberá recopilar información para la historia clínica de
datos sobre el inicio y la duración de la disuria, junto al impacto de esta manifestación en el
paciente y su gravedad (valorar si impide la realización de actividades diarias o impide el descanso
nocturno).(4)

Es importante tener en cuenta que la disuria no necesariamente indica ITU; también se relaciona
con vaginitis, uretritis, irritación vulvar y pielonefritis por lo cual no es un síntoma único en esta
patología. El dolor que ocurre al inicio de la micción indica patología uretral y el que da al final
de la micción puede ser de origen vesical. Para lo cual se añade preguntas como frecuencia,
incontinencia, hematuria, olor y nocturia. La historia deberá incluir si hay o no presencia de dolor
en el costado, fiebre, náuseas y otros síntomas sistémicos. También será necesario un historial de
presentaciones recientes en el paciente con disuria en el que incluya ITU, ITS y actividad sexual
reciente resulta de gran aporte clínico.(5)

Las ITU en general y más específicamente las cistitis comúnmente se presentan como disuria,
polaquiuria y urgencia miccional que puede estar acompañado de ausencia de flujo vaginal o
irritación de la misma, por lo que en un 90% de los casos se podría dar un diagnóstico basado en
la clínica e iniciar con el tratamiento para la enfermedad pensada. Sin embargo, esto no garantiza
al 100% que se trate de cistitis, ya que al quedar libre 10% se podría emitir distintos diagnósticos
diferenciales, para lo cual se vuelve crucial los exámenes complementarios como un EMO o un
urocultivo solo en aquellos pacientes en los cuales se sospeche de cistitis complicada para emitir
un diagnóstico certero y además visualizar a que tiene sensibilidad la patología que cursa el
paciente ya que con estos exámenes complementarios el médico tratante estará 100% seguro de la
enfermedad junto al microorganismo causante y además el plan de tratamiento a seguir, sin
embargo en el manejo inicial se debe la paciente debe ser manejada con tratamiento empírico hasta
que los exámenes de laboratorio confirmen el diagnóstico.(2,3)

En el manejo diagnóstico y su tratamiento la anamnesis y el examen físico si tienen gran validez,


siendo no indispensables los datos de laboratorio, sin embargo, en pacientes que tienen recurrencia
de la patología o presentan signos de complicación, se vuelven necesarios hasta cierta medida, ya
que depende de factores externos como la economía del paciente, su situación actual, etc. Y si el
paciente no tiene recursos suficientes para cubrir los exámenes complementarios, la clínica
garantiza en un 90% la certeza de la patología renal, lo cual representa en su gran mayoría un muy
buen alto índice estadístico, y si permite emitir un diagnóstico definitivo en las infecciones del
tracto urinario específicamente en cistitis ya que la clínica es certera en estas patologías.(1)

Palpación Renal

Dentro del examen físico nefrourológico regional se nos presenta la inspección, palpación y
auscultación del riñón, sin embargo, trataremos específicamente la palpación; con la cual se busca
reconocer el estado y la tensión abdominal, en donde, por ejemplo, va a estar aumentada de manera
difusa en síndrome nefrótico por la ascitis acompañante, o localizada en el hipogastrio por
retención urinaria vesical, o en flancos a causa de tumor renal. (6) Pero, ¿Qué tan confiable y
sensible es esta al momento de tomarla en cuenta para otorgar diagnósticos? Empezaremos
explicando varias maniobras que han sido creadas que nos permiten realizar la técnica de la mejor
manera posible. Entre estas se encuentran:

Maniobra de Guyon: El paciente en decúbito dorsal y el médico ubicado en el lado del riñón a
palpar utilizando ambas manos; la posterior opuesta al riñón se lo coloca transversalmente con el
extremo de los dedos ubicados en el ángulo costomuscular a manera de sostén (6). La mano
opuesta anteriormente se la coloca paralelamente a la línea media y va a palpar lentamente desde
la fosa ilíaca hacia arriba, buscando el riñón con la yema de los dedos; intentando acercar el órgano
con la mano posterior hacia adelante.

Peloteo de Guyon: en esta con la ayuda de los dedos de la mano posterior se dará impulsos
repetidos, teniendo la mano anterior plana; se va a dar una sensación de peloteo cuando el riñón
está palpable o existe un tumor que haga contacto lumbar (7).

Maniobra De Glenard: Esta se realiza para ver ptosis y poder clasificarla. Se explican tres
tiempos: acecho, captura y escape (7). Acecho: Suponiendo que se va a palpar riñón derecho, la
mano izquierda se va colocar logrando que el borde superior del dedo del medio esté debajo y
paralelamente a la duodécima costilla; el dedo pulgar va a estar por delante, formando con el del
medio una pinza. Captura: entonces la mano derecha va a ejercer presión de abajo hacia arriba,
desde el xifoides a la mitad del pliegue inguinal. Se le pide inspirar al paciente, si el riñón no se
palpa sobrepasando la pinza es negativa, sin embargo, si este es palpable sobrepasando la pinza es
positiva. Escape: si en espiración el riñón se va a observar si escapa de la pinza, moviéndose hacia
arriba o se mantiene fijo, esto frecuente en la ptosis renal (7).

Ahora, tenemos que tener en cuenta que los riñones son órganos que se encuentran retroperitoneal
y profundo en las fosas lumbares, proyectados en los flancos en la parte anterior del abdomen (6).
Por lo que la palpación de los mismos no va a ser sencilla o cómoda para reconocer favorablemente
la forma, densidad y tensión del parénquima renal. La misma va a ser posible siempre y cuando el
órgano se encuentre en un estado en donde haya crecido de manera significativa, por lo que, para
un diagnóstico temprano, podría no ser considerado una buena herramienta.

Tomando ejemplos, un caso presentado en Perú en el año 2018, femenina de 27 años de edad,
comenzó a presentar dolor abdominal y lumbar izquierdo que aumentaba de intensidad al sentarse
(8), los antecedentes que poseía eran infecciones urinarias a repetición por aproximadamente 7
años hasta la fecha de consulta; se le realizó la palpación renal en donde no se encontraron
anormalidades, sin embargo, tras una ecografía se evidenció un tumor en riñón izquierdo (8).
Entonces como observamos en este caso, la palpación no dio ningún efecto sobre el diagnóstico,
y lo que realmente ayudó en el caso fue la historia clínica y los exámenes complementarios en este
caso ecografía.

A considerar también está el hecho de que existen diversas causas de nefromegalia como pueden
ser: enfermedades quísticas, hidronefrosis, pielonefritis aguda (9), etc. Y de todas estas existen
signos y síntomas que nos van a llevar al diagnóstico, acompañado principalmente de los
antecedentes, más la palpación renal no es específica, por lo que al no hacerla tampoco influiría
en gran medida a la hora de diagnosticar.

Como se había mencionado, la maniobra de Glenard es usada para ptosis renal y poder clasificarla,
tomaremos otro caso clínico sucedido en España (10), femenina de 20 años de edad, sin la
presencia de antecedentes de importancia, llega a consulta con dolor en fosa renal izquierda,
acompañado de escalofríos, náusea y vómito; esta patología no cursa con muchos síntomas o
signos, siendo el dolor el más típico de la misma, y que este está presente en bipedestación y cesa
al acostarse; se le realiza la exploración física donde solamente se destaca puño percusión positivo
izquierdo, sin embargo tras realizarse una urografía intravenosa se pudo observar que existía una
ptosis renal bilateral (10). Entonces como se evidencia en el ejemplo la palpación en el examen
físico tampoco reveló anormalidades para la sospecha de la patología en progreso, sino fue el
urograma o en ocasiones la radiografía de tracto urinario también son las que nos confirman el
diagnóstico.

Por esta razón se considera que la palpación no es sensible, específica o totalmente confiable al
momento de otorgar un diagnóstico porque los riñones son órganos difíciles de palpar y que
también van a existir otros factores que podrían interferir en la correcta palpación como el peso
del paciente, la posición en la que se encuentren, etc. que podría dar falsos resultados. Por lo tanto,
lo necesario y a lo que sí se le debe mayor importancia es a la historia clínica de los pacientes, a
sus antecedentes y a su clínica y en exámenes complementarios como el análisis de sangre, de
orina, ultrasonidos o biopsias renales que van a ser de ayuda.
HIPERPLASIA PROSTÁTICA BENIGNA

Definición y delimitación del problema

La glándula prostática es el órgano en el varón, que según la anatomía tiene gran tendencia a
presentar trastornos patológicos. La hiperplasia prostática benigna (HPB), es la más frecuente
tumoración en varones mayores a 50 años y se ha identificado una relación directa entre el tamaño
de la próstata y la edad. Este crecimiento interno de la próstata está en contacto directo con la
uretra lo que interviene en la luz del vaciado vesical y provoca la aparición de síntomas en el tracto
urinario interior. Se ha establecido una tríada conceptual que consta de histología, urodinámico y
clínico, a continuación, se tendrá un enfoque completamente clínico (11,12).

Sintomatología

La próstata al aumentar de tamaño obstruye el vaciado vesical, presentando síntomas del tracto
urinario inferior (STUI) por lo que el paciente suele presentar anuria, tenesmo vesical, polaquiuria,
disuria, entre otros. Los STUI se pueden dividir en dos grupos, pueden ser obstructivos y/o
irritativos (11).

Clínica

Dentro de la atención primaria tenemos pruebas diagnósticas de prioridad y obligatorias estas son
historia clínica general y urológica, examen físico general y abdominogenital, tacto rectal y
uroanálisis (13). Dentro de la práctica clínica se tienen en cuenta una adecuada anamnesis y
examen físico. Dentro de la anamnesis se debe tener especial consideración en el factor edad, ya
que la HPB tiene una mayor prevalencia en pacientes mayores a 50 años, dentro de las
manifestaciones clínicas más comunes tenemos al chorro miccional débil, nicturia, polaquiuria,
esfuerzo miccional, urgencia miccional y vaciado incompleto, además de ser fundamental tener en
cuenta la sintomatología según la escala internacional de los síntomas prostáticos (IPSS). La IPSS
permite valorar la gravedad de los síntomas del tracto urinario y los clasifica en leve, moderada o
severa. Se considera fundamental la historia clínica, la exploración física destaca junto con la
recomendación obligada del tacto rectal que permite evaluar el volumen prostático y nos encamina
a un diagnóstico acertado y oportuno (11,12).

Examen físico
Otro aspecto fundamental, teniendo en cuenta detalles sociodemográficos del paciente como la
edad, signos y síntomas es indispensable el tacto rectal, ya que de esta manera podremos evaluar
el volumen prostático y descartar malignidad. De esta manera podremos conocer si existe
hiperplasia prostática, sin embargo, no es suficiente para el diagnóstico (11,12).

Tacto rectal

El examen físico de la glándula prostática se lleva a cabo por el tacto rectal, este estudio es de
extrema importancia para valorar otras entidades prostáticas que puedan estar causando los
síntomas de obstrucción infravesical (12). El examen digital rectal tiene una sensibilidad superior
al 50% y una especificidad aún superior al 70%, más aún cuando se trata de un cáncer de próstata,
sin embargo, claramente es necesario utilizar otros marcadores más sensibles, como la PSA o sus
derivados para un diagnóstico más preciso (14, 15).

Exámenes complementarios

Es completamente necesario una analítica de sangre, con determinación de creatinina para evaluar
la funcionalidad del riñón, glucemia para descartar DM, examen de orina para descartar cualquier
otra infección o patología que cause los STUI, también es necesario el antígeno prostático
específico (PSA) para descartar patología maligna (11). También la ecografía abdominal nos ayuda
a determinar con mayor exactitud el volumen y la forma de la próstata y permite objetivar las
anomalías que se pueden generar en el tracto urinario (14).

CÓLICO NEFRÍTICO

Es un dolor fuerte que por lo general se da a la altura del riñón y/o vías urinarias, este dolor se da
con mayor frecuencia en los ángulos costofrénicos, es provocado por alguna obstrucción en el
tracto urinario superior, pueden ser: calculo, papila renal o hasta un coágulo. Las zonas en donde
se da el mayor porcentaje de obstrucciones son: cálices renales, unión pieloureteral, uréter pelviano
y el cruce del uréter por las arterias ilíacas; la orina al no poder pasar por el tracto urinario provoca
un aumento de la presión dentro de la vía urinaria, que es el responsable del dolor en el cólico
nefrítico (16,17).
El cólico nefrítico tiene un diagnóstico inicial y es clínico, para ello siempre se empieza con la
anamnesis, aquí se averiguará la historia previa de cólicos, el antecedente de traumatismos, el
hábito deposicional y factores desencadenantes de deshidratación, en donde, se trata de descartar
el mayor número de causas posibles no urológicas, por ejemplo: trastornos ginecológicos, cuadros
gastrointestinales, y hematoma retroperitoneal. Además, conocer si ha existido intervención
quirúrgica pélvica. En lo referente a clínica, el síntoma más importante es el dolor, es de intensidad
y duración variable, localizado en el ángulo costovertebral y puede irradiarse siguiendo el trayecto
ureteral y hacia genitales externos, el paciente busca una postura antiálgica y se muestra impaciente
e irritable; en la clínica miccional podemos encontrar: polaquiuria, disuria, escozor; tenemos
síntomas gastrointestinales como: náuseas y vómitos repetidos, paresia intestinal e incluso íleo
paralítico por irritación local. La fiebre sugiere pielonefritis obstructiva y se considera cólico
complicado. Síntomas generales como: aumento de la TA y la FC, así como de sudoración y
palidez (16,17).

Dentro del examen físico el paciente presenta dolor espontáneo y a la presión en el ángulo
costovertebral (signo de Guyon), puede presentarse con contracción del hemiabdomen afecto,
aunque la postura y los movimientos no modifican el dolor. Pueden realizarse otras exploraciones
para descartar origen urológico del dolor: Dolor a la presión de hipocondrio derecho: cólico biliar,
colecistitis; Exploración abdominal: peritonismo u organomegalias, masa pulsátil en aneurisma
aórtico; Auscultación pulmonar: sospecha de neumonía (16). Para especificar el tipo de cólico y
porque se está produciendo se necesita exámenes de laboratorio y pruebas de imagen, pero para
una estado de urgencia es necesario saber identificar a través de la anamnesis y la clínica del
paciente que nos encontramos ante un cuadro de cólico nefrítico (16).

PIELONEFRITIS

Definición

La pielonefritis es una condición médica que se caracteriza por una inflamación aguda y
generalmente infecciosa de los riñones. Es una forma más grave de infección del tracto urinario
(ITU) que afecta principalmente los riñones y, si no se trata adecuadamente, puede causar daño
renal permanente. La pielonefritis se considera una emergencia médica y requiere una intervención
y tratamiento inmediatos (6,18)
La pielonefritis puede ser de dos tipos: Aguda: es originado secundariamente a una infección de
las vías urinarias. Crónica: es más grave que la forma aguda. Se debe a anomalías congénitas que
dificultan el vaciado normal de los túbulos colectores renales (18).

La causa más común de pielonefritis es una infección bacteriana que asciende desde la vejiga a
través de los uréteres hasta los riñones, las bacterias que causan la infección generalmente
provienen del tracto urinario inferior, como la uretra o la vejiga. Las mujeres son más propensas a
desarrollar pielonefritis debido a que su uretra es más corta, lo que facilita el ascenso de las
bacterias a los riñones (18,19)

Clínica

Su presentación clínica puede variar dependiendo de la gravedad de la infección y la respuesta del


sistema inmunológico del paciente. A continuación, se describen los síntomas y signos clínicos
más comunes asociados con la pielonefritis (20-23).

● Fiebre alta: La presencia de fiebre es uno de los síntomas más característicos de la


pielonefritis, la temperatura puede elevarse por encima de los 38 °C (100.4 °F) y, en casos
más graves, alcanzar niveles más altos.
● Dolor en el costado o espalda baja: Los pacientes con pielonefritis suelen experimentar
dolor intenso en el área del costado o en la parte baja de la espalda, en el área de los riñones
afectados. Este dolor puede ser constante o intermitente y empeorar con el movimiento o
la presión.
● Escalofríos: Los escalofríos son comunes en la pielonefritis y pueden acompañar a la
fiebre. Se deben a la respuesta inflamatoria del cuerpo a la infección.
● Malestar general: Los pacientes pueden sentirse débiles, cansados y con malestar general
debido a la respuesta del sistema inmunológico y a la presencia de la infección.
● Náuseas y vómitos: La pielonefritis puede causar malestar estomacal, lo que lleva a la
aparición de náuseas y en algunos casos, vómitos.
● Síntomas urinarios: Aunque los síntomas urinarios pueden no estar siempre presentes, en
algunos casos, los pacientes pueden experimentar una sensación de ardor al orinar, micción
frecuente o urgente, y orina turbia o con mal olor.
Examen físico

El examen físico en un paciente con sospecha de pielonefritis es una parte fundamental para el
diagnóstico y la evaluación de la gravedad de la infección renal; durante el examen, el médico
buscará signos específicos que sugieran la presencia de pielonefritis y descartar otras posibles
condiciones médicas. A continuación, se describen los elementos principales que se revisan
durante el examen físico en un paciente con pielonefritis (24-26).

● Signos vitales: Se tomarán los signos vitales del paciente, que incluyen la medición de la
temperatura corporal (para detectar fiebre), la frecuencia cardíaca y la presión arterial. La
fiebre es un síntoma característico de la pielonefritis y puede estar presente en la mayoría
de los casos.
● Inspección del abdomen: El médico inspeccionará el abdomen para detectar posibles áreas
de sensibilidad o inflamación en la región renal. Puede palpar suavemente el abdomen para
buscar masas, rigidez muscular o signos de irritación peritoneal.
● Auscultación abdominal: Durante la auscultación, el médico escuchará los sonidos
intestinales para descartar otras afecciones gastrointestinales que pueden causar dolor
abdominal similar al de la pielonefritis.
● Evaluación del sistema nervioso: El médico puede evaluar el estado mental del paciente y
su capacidad para cooperar con el examen físico. Esto puede ayudar a determinar la
gravedad de la infección y si el paciente puede recibir tratamiento ambulatorio o necesita
hospitalización.
● Examen de la piel: Se puede revisar la piel en busca de signos de infección, como
enrojecimiento o calor en la región renal, que sugieran una posible pielonefritis.
● Percusión renal: El médico puede realizar una percusión suave en la región renal para
identificar posibles áreas de dolor o sensibilidad en la parte baja de la espalda, donde se
encuentran los riñones.
● Palpación renal: La palpación de los riñones puede ser parte del examen físico para detectar
dolor o sensibilidad en la región lumbar, especialmente en los costados donde se ubican
los riñones.
● Examen de la vejiga y genitales: El médico puede realizar un examen de la vejiga y los
genitales para descartar otras posibles fuentes de infección del tracto urinario.
Es importante tener en cuenta que el examen físico puede variar según la gravedad de la infección
y los síntomas específicos que presente el paciente. En casos más graves o con complicaciones, se
pueden realizar pruebas adicionales, como estudios de imagen (ecografía, tomografía
computarizada) para evaluar la inflamación renal y descartar otras posibles complicaciones (26).

Maniobras semiológicas

Puño percusión renal (Maniobra de Giordano): Esta maniobra se realiza para evaluar el dolor
o la sensibilidad en los riñones durante la percusión. El paciente se coloca en posición de decúbito
lateral (acostado de lado) con las piernas flexionadas, el médico coloca una mano debajo de la
espalda del paciente, específicamente en el área lumbar, donde se ubican los riñones, y luego
golpea suavemente el puño cerrado con la otra mano sobre la parte dorsal de la mano que está
debajo de la espalda. Cabe destacar que esta maniobra es la de mayor valor semiológico al
momento de tratar con pielonefritis, debido a su alta especificidad, sin embargo, existen otras
maniobras que, si bien no son igual de relevantes, pueden complementar con el diagnóstico,
ayudando a descartar otras patologías relacionadas (6, 27-28).

Puntos ureterales (Maniobra de Murphy): Esta maniobra se realiza durante la palpación


abdominal en busca de sensibilidad o dolor que pueda indicar la posible afectación de los uréteres
y los riñones. El paciente se coloca en decúbito supino (acostado boca arriba) y el médico busca
los "puntos ureterales", que son áreas específicas en el abdomen donde los uréteres cruzan el
músculo psoas; estos puntos se encuentran en los flancos, aproximadamente a mitad de camino
entre el ombligo y la cresta ilíaca. Esta maniobra no es tan específica, pero nos puede ayudar a
complementar el diagnóstico, o descartar otras enfermedades (28).

Es importante tener en cuenta que estas maniobras semiológicas son solo parte del examen físico
y deben interpretarse junto con otros datos clínicos, síntomas del paciente y pruebas de laboratorio
para confirmar el diagnóstico de pielonefritis. Además, la realización de estas maniobras puede
depender de la experiencia y preferencia del médico, ya que no siempre son necesarias para el
diagnóstico de la infección renal. En algunos casos, pueden realizarse pruebas de imagen, como la
ecografía o la tomografía computarizada, para obtener una evaluación más detallada de los riñones
y confirmar el diagnóstico de pielonefritis (26-29).
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