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Con la abdicación de Carlos V, Felipe II accede al trono. El reparto de Carlos V lo libera de las
posesiones en Centroeuropa y sus problemas. El reinado de Felipe II se denomina monarquía
Hispánica ya que centró sus esfuerzos políticos en que el centro de su imperio fuera España.
La guerra con Francia: las tropas españolas vencieron a los franceses en San Quintín. Francia
seguía empeñada en luchar contra la monarquía hispánica aunque tuvo que reconocer la
hegemonía española en Italia (Paz de Cateau- Cambresis).
La guerra con los turcos: consiguió formar la liga santa con Venecia y el papa; se enfrentaron a
los turcos, destruyendo la flota turca en la batalla de Lepanto. La derrota freno la expansión
otomana en el mediterráneo.
La rebelión de los países bajos: Carlos V separó a los Países Bajos del imperio alemán para
entregárselo a Felipe II. Pronto estalló una rebelión contra la presencia española. Los motivos
fueron religiosos y políticos ya que la nobleza y el pueblo flamenco aspiraban a la
independencia. La rebelión fue encabezada por Guillermo de Orange y el conde de Egmont.
Felipe II actuó con dureza enviando un ejército que produjo una durísima represión. Se
generaron enormes gastos y el rey tuvo que negociar en la Unión de Arrás, dividiendo los
países bajos en dos partes una protestante y otra católica.
Conflicto portugués: el rey de Portugal muere sin descendencia y Felipe II ocupó el trono
portugués. Portugal se incorpora a la corona española hasta conseguir la independencia.
La guerra contra Inglaterra: el ascenso al trono de Isabel I hizo iniciar una guerra debido a su
política de expansión por el Atlántico con ayuda de piratas. Felipe II decidió enviar a la Armada
Invencible pero fueron derrotados y de nuevo el Imperio Español entró en crisis y desapareció
la hegemonía española en el mar.
CONCLUSIÓN
El balance de la política exterior de Felipe II fue contradictorio: por un lado los éxitos de
Lepanto o la unión de Portugal y por otro lado aspectos negativos como el elevado coste
económico y social que para España supuso mantener la hegemonía en Europa.