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Se puede definir el estrés como un estado de preocupación o tensión mental generado por
una situación difícil. Todas las personas tenemos un cierto grado de estrés, ya que se trata de
una respuesta natural a las amenazas y a otros estímulos.
En situaciones de emergencia, el estrés puede salvar nuestra vida, nos permite defendernos,
por ejemplo, si manejamos nuestro auto, podemos frenar para evitar accidentes o si hay un
sismo, nos podemos poner en un lugar seguro
El estrés no siempre es malo, en dosis pequeñas, puede ayudarnos a trabajar bajo presión y
nos puede llegar a motivar a hacer las cosas lo mejor posible. Pero cuando se está en
constante estrés, nuestra mente y cuerpo pagan el precio. Si usted se siente frecuentemente
cansado y abrumado, es el momento de tomar medidas para que nuestro sistema nervioso
encuentre el equilibrio.
Cuando nos sentimos amenazados, nuestro sistema nervioso responde liberando hormonas
que nos ayudan a enfrentar el estrés, como la adrenalina y el cortisol, que despiertan el cuerpo
para la acción de emergencia. Sentimos que nuestro corazón late más rápido, nuestros
músculos se tensan, nuestra presión arterial aumenta, se nos acelera la respiración y nuestros
sentidos se agudizan. Estos cambios físicos aumentan nuestra fuerza y resistencia, nuestro
tiempo de reacción es muy rápido, es decir, estamos preparados para luchar o huir del peligro
que se nos presente.
Cuando nos encontramos muy estresados, nuestro sistema nervioso no es muy bueno en
distinguir entre las amenazas físicas y emocionales.
Depresión y ansiedad.
Problemas digestivos.
Enfermedades de la piel.
Problemas de peso.
Dificultades reproductivas.
Problemas de memoria.
Lo más peligroso del estrés es la facilidad con que puede “adherirse” a nosotros, lo vemos
como algo común y normal. Al principio es posible que no nos demos cuenta de cuánto está
afectándonos. Es por eso que, es importante estar al tanto de las señales de advertencia y
síntomas comunes de sobrecarga de estrés.
Síntomas cognitivos:
Problemas de memoria.
Falta de criterio.
Pensamientos de ansiedad.
Preocupación constante.
Síntomas emocionales
Depresión.
Infelicidad en general.
La ansiedad y la agitación.
Se siente abrumado.
Soledad y aislamiento.
Síntomas físicos
Molestias y dolores.
La diarrea o estreñimiento.
Náuseas, mareos.
Síntomas de comportamiento
Los hábitos nerviosos (por ejemplo, morderse las uñas, sudoración de manos y pies)
CAUSAS
Las situaciones que causan estrés son conocidas como factores de estrés. Generalmente
pensamos que el estrés solo es ocasionado por situaciones negativas, como un ritmo de
trabajo duro o una relación difícil. Pero también, situaciones positivas nos pueden ocasionar
estrés, como una boda, la llegada de un bebé o planear un viaje.
Es importante aclarar que no todo el estrés es causado por factores externos. El estrés
también puede ser interno o auto-generado, como por ejemplo cuando nos preocupamos
excesivamente de algo que puede o no suceder, o tenemos pensamientos irracionales y
pesimistas acerca de nuestra vida.
Por último, pero no menos importante, es mencionar que una de las causas del estrés depende
de la percepción de cada uno de nosotros. Lo que es estresante para ti puede no perturbar a
otra persona; incluso el otro puede disfrutarlo. Por ejemplo, manejar un automóvil, para mí es
algo estresante, pero para otras personas puede ser algo relajante, quizás les permite más
tiempo para pensar y disfrutar de la música mientras conducen.
EJEMPLOS DE ALGUNAS DE LAS CAUSAS MÁS COMUNES QUE NOS GENERAN ESTRÉS SON:
Causas externas:
Grandes cambios.
Trabajo o la escuela.
Problemas financieros.
La familia.
Causas internas
Pesimismo.
¡Muévete!
Comenzar a subir nuestro nivel de actividad física es algo fácil que podemos empezar a hacer
para ayudarnos a nosotros mismos y sentirnos mejor. El ejercicio regular puede levantar
nuestro estado de ánimo y servir como una distracción de las preocupaciones, el cual permite
romper el ciclo de pensamientos negativos que alimentan el estrés.
Los ejercicios rítmicos como caminar, correr, nadar y bailar son particularmente eficaces, sobre
todo si se hacen con atención plena (centrar nuestra atención en las sensaciones físicas que
experimentamos mientras nos movemos).
Aprende a relajarte
No se puede eliminar por completo el estrés de nuestras vidas, pero se puede controlar. Las
técnicas de relajación como el yoga, la meditación y la respiración profunda activan una
respuesta de relajación del cuerpo, provocando un estado de sosiego contrario al estrés.
Cuando se practica regularmente, estas actividades conducen a una reducción en los niveles de
estrés, un impulso en los sentimientos de alegría y serenidad. También propician el aumento
de la capacidad de mantener la calma y controlar la presión.
Come saludable
Los alimentos que comemos pueden mejorar o empeorar nuestro estado de ánimo y afectar la
capacidad de hacer frente a los factores estresantes de la vida.
Tener una mala dieta entre carbohidratos refinados y alimentos azucarados puede empeorar
los síntomas de estrés. Comer una dieta rica en frutas y verduras frescas, proteínas de alta
calidad y grasas saludables (aceite de oliva, nueces, semillas, palta, etc.) especialmente los
ácidos grasos omega-3 (como el pescado), puede ayudar a mejorar nuestro estado de ánimo.
El simple hecho de hablar cara a cara con otra persona, nos puede ayudar a liberar las
hormonas que alivian el estrés cuando nos sentimos incómodos o inseguros. Aunque sea un
breve intercambio de palabras amables o una mirada amistosa de otro ser humano puede
ayudar a calmar y suavizar nuestro sistema nervioso. Así que, pasar tiempo con personas que
te hacen sentir bien nos ayudara a afrontar el estrés.
Si no tenemos alguna o ninguna relación cercana, o esas relaciones son la fuente de estrés,
podemos buscar ayuda por parte de algún profesional de la salud mental, la terapia cognitiva
conductual es una excelente opción para tratar temas de estrés. Pero si lo tuyo es un estrés
crónico, también sería conveniente la visita a algún psiquiatra para ayudar con medicamento.
Recuerda que es importante llevar terapia psicológica y ayuda médica psiquiátrica a la par,
somos seres biopsicosociales, así que debemos tratarnos de manera multidisciplinar.