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Universidad de Buenos Aires

Facultad de Psicología

Tesis para optar por el título de


Licenciada en Musicoterapia

Aportes de la Musicoterapia
Comunitaria en el Proceso de
Transición de Género en la
Infancia

Estudiante: Camila Janaina Salgado Montiel.

Tutora: Virginia Tosto.

Septiembre, 2018.

1
Algunas palabras de Susy Shock1:

“Van estas palabras para las travitas, para lxs niñxs trans… que
ojalá les hagamos, de una buena vez, los postres, los abrazos y las
canciones de cuna necesarios para que vuelen sus alas…”

¡BUENA VIDA Y POCA VERGÜENZA! (Susy Shock, 2016, p.9).

Crianzas

¡Chango! ¡Chinita! ¡Gurices! Acá te escribe la Susy.

Seguro que me conocés de verme volver tarde por el barrio, algunas que otras
risitas me habrás regalado estando en la barra. Pero sos de los y las que me
dice “Buen día, señora” cuando voy a la mañana a comprar el pan.

Soy la tía de Uriel, que vive justo enfrente del Centro Comunitario, y aunque
tenemos nuevas leyes, que me permiten tener en el documento el nombre que
siento para mí, todavía la ley no puede hacer mucho para que dejen de
cargarlo a mi sobrino con “su tío que se disfraza de mujer”. No vengo a retarte;
vengo a que me conozcas. ¿Y sabes por qué? Porque hay un amanecer
asomando y estaría bueno que no te lo pierdas, que no nos lo perdamos.

Te dejo un beso, de tía trava. (Susy Shock, 2016, p.11).

Bailar mezcladxs

¡Chango! ¡Chinita! ¡Gurices! Acá te habla de nuevo la Susy.

Me quedé pensando en la fiesta del otro día, en el aniversario del centro


comunitario, cuando las personas esas se rieron y burlaban al empezar a sonar
la chacarera y todos ustedes corrieron a bailarla y a comprobar con sus ojos de
único mirar que ustedes la bailaban mezclados, libres, entre todos y todas, sin
la presión de que haya una sola forma de bailarla, y la muy graciosa de Brisa
les pidió que se callen, que no sean irrespetuosos, que si no saben divertirse
que se retiraran, porque hay gente que cree en serio que para bailar hay que
hacerlo solo de a dos y en pareja, y que esa pareja es de una sola forma y bla
bla bla… Que por suerte para ustedes la alegría anda suelta y
desencadenada… Y que yo, desde entonces me ando sonriendo por fuera y
por dentro…

Abrazo y beso de la tía trava. (Susy Shock, 2016, p.13).

1
Extracto del Libro de relatos cortos “Crianzas”, escrito por Susy Shock en el marco de una experiencia
radial con Cooperativa Iavaca.

2
Agradecimientos

Quisiera agradecer en primer lugar a mi mamá, que ha inculcado en mí


valores de vida enormes; ha sembrado la inquietud por el conocimiento y la
lectura, me ha incentivado siempre a cuestionar y construir pensamiento crítico
con conciencia social. Y a su compañero de vida y padre elegido en el camino,
que siempre ha impulsado cada iniciativa en mi vida.

A mi padre, que ha traído a mi vida la música de múltiples formas, me ha


invitado a explorarla, interpretarla, jugarla, sentirla y tantos otros verbos que se
me escapan en este momento.

A mi hermano y hermana por el apoyo y el aliento a seguir mis


convicciones y lograr mis metas. Y por los encuentros musicales que también
suenan en este momento de cierre y nuevo comienzo.

A las amigas y compañeras de pensamiento y construcción feminista


que me dio esta casa de estudio y la vida.

A mi tía elegida con el corazón, que no dudó en recibirme en su casa


cuando con 18 años decidí aventurarme a vivir sola en otro país para formarme
en la educación pública, negada en mi país de nacimiento.

A mi tía Valentina por traer a mis días la lectura feminista de la realidad,


que abrió la posibilidad de encuentros y vínculos diferentes; más sanos, más
agradables, más libres.

Quiero agradecer por supuesto a la Educación Pública Argentina que me


dio la posibilidad de crecer, pensar, cuestionar y formarme en esta carrera
hermosa.

A mis amigas trasandinas por alentarme y siempre estar presentes.

A mi compañera de vida que impulsa y sostiene preguntas,


construcciones, deconstrucciones, ideas, búsquedas y sobre todo acompaña
los caminos que voy eligiendo.

A mi tutora Virginia Tosto por la paciencia y la cuota de orden a tantas


ideas revueltas, cambiantes, inquietas. Y por contribuir al interés de construir
conocimiento.

Por último, pero no por eso menos importante, a la música que siempre
ha estado en mis transformaciones.

3
Índice
1. INTRODUCCIÓN ........................................................................................... 5
2. PROBLEMA ................................................................................................... 9
2.1. OBJETIVOS ............................................................................................... 10
Objetivo general ......................................................................................... 10
Objetivos específicos ................................................................................. 10
2.2. JUSTIFICACIÓN Y RELEVANCIA .................................................................... 10
2.3. DISEÑO METODOLÓGICO ............................................................................ 12
3. MARCO TEÓRICO ...................................................................................... 15
3.1. IDENTIDAD DE GÉNERO E INFANCIA ............................................................. 15
3.2.1. Proceso de transición de género en la infancia ............................... 17
3.2. MUSICOTERAPIA COMUNITARIA EN EL PROCESO DE TRANSICIÓN DE GÉNERO EN
LA INFANCIA .................................................................................................... 20
3.2.1. Empoderamiento y Participación ..................................................... 23
3.2.2. Fortalecimiento de las redes sociales .............................................. 27
3.2.3. La construcción colectiva de significados sobre salud – enfermedad
................................................................................................................... 28
4. EXPERIENCIAS COMUNITARIAS .............................................................. 32
4.1. LA MÚSICA: UN ESPACIO SIN LÍMITES ........................................................... 32
4.2. DE LA DEMANDA INDIVIDUAL A LA INTEGRACIÓN COMUNITARIA: MUSICOTERAPIA
CON MUJERES ................................................................................................. 35

5. CONCLUSIONES ........................................................................................ 40
6. REFERENCIAS ............................................................................................ 43
7. GLOSARIO .................................................................................................. 51

4
1. Introducción
El presente trabajo surge impulsado por la necesidad de responder,
como futura musicoterapeuta y profesional de la salud, ante el nuevo marco
legal vigente en Argentina a partir de la sanción de la Ley de Identidad de
Género en el año 2012. Se encuentra específicamente enfocado en las
infancias trans, dado que trabajar con infancias despierta especial interés en
mí, pues considero que los cambios que como sociedad hagamos en pos de la
libertad, el bienestar y la salud de lxs niñxs, resultará favorecedor para la
construcción de un contexto más igualitario y de un futuro mejor.

Se adhiere en esta tesis a la idea de que el ejercicio profesional de la


Musicoterapia es y se realiza en un contexto socio-histórico-cultural y, por
ende, es acto político2 en tanto intenta modificar el mismo, favoreciendo la
construcción subjetiva de las personas. A su vez, se considera que la
heteronormatividad patriarcal es la ideología que impera y rige a la sociedad
occidental capitalista actual, determinando que las relaciones intra e
intersubjetivas sean desiguales e injustas (Pecheny, 2008; Maffía, 2009;
Morgade, 2011). Teniendo en cuenta lo antes mencionado, se considera que
las personas trans y de identidades disidentes resultan ser un colectivo
particularmente vulnerado. En ese contexto, la Musicoterapia Comunitaria, tal
como lo manifiesta la Comisión de Acción Comunitaria de la Asociación
Argentina de Musicoterapia, ASAM (2007), adhiere a la idea de que la salud es
el resultado de la interacción entre las personas y sus ambientes, e intenta
ofrecer condiciones que posibiliten cambios a nivel personal y grupal;
contribuyendo así, a construir espacios más justos, equitativos y liberadores en
los que lxs niñxs puedan atravesar el proceso de transición de género de
manera saludable.

2
Ejercicio profesional de la Musicoterapia como acto político: noción desarrollada por Ornella
Steffanazzi en su trabajo de tesis “Musicoterapia comunitaria con perspectiva de género:
aportes pensados desde la interseccionalidad”. Universidad de Buenos Aires, 2017.
“Pensar el rol de musicoterapeutas unido a un compromiso social y político requiere
implicarnos como profesionales autónomos, capaces de tomar decisiones, de crear en función
de la necesidad de la tarea, de construir espacios de diálogo e intercambio genuinos, de
cooperar en la resolución de problemas y ser capaces de pensar propuestas de solución
encaminadas a construir –desde nuestra profesión- una sociedad más justa y equitativa”.
(Steffanazzi, 2017 p.7).

5
Es por todo lo antes mencionado que se comprende el proceso de
transición de género en la infancia desde todas sus aristas:

En lo social, en Argentina, en el año 2014, posterior a la sanción de la


Ley de Identidad de Género, un estudio realizado por la Fundación Huésped en
colaboración con la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros de
la Argentina (ATTTA) y financiado por Open Society Foundations (2014), revela
que existe discriminación y prejuicios que se generan como consecuencia de la
ideología heterocispatriarcal y binaria imperante. Por esta razón, resulta
necesario que se generen cambios en las representaciones sociales acerca de
las identidades trans y de variabilidad de género, ya que no resulta suficiente la
sola existencia de la Ley de Identidad de Género, sino que hace falta el
acompañamiento de la misma con educación e información acerca de la
temática.

En el plano emocional, según lo describen Brill y Pepper (2008),


Kennedy y Hellen (2010) y Mallon y DeCrescenzo (2006), se considera que lxs
niñxs trans, si cuentan con acompañamiento y buena recepción del entorno
cercano, pueden expresar su identidad de género autopercibida, viviendo el
proceso de transición de género sin mayores conflictos. Por el contrario,
aquellxs que no cuentan con este apoyo pueden presentar problemas a nivel
emocional. Teniendo presente esto, resulta importante el trabajo de
empoderamiento con el entorno cercano, para facilitar este proceso hacia la
expresión de la identidad autopercibida de lx niñx.

En cuanto al aspecto físico, Pavan (2016) menciona que la expresión de


género de lx niñx, está principalmente asociado con la vestimenta, la forma de
llevar el cabello y juegos de roles socialmente vinculados con el género
autopercibido. Se considera, por un lado, que lx niñx puede expresar el género
autopercibido según los estereotipos socialmente aprehendidos, o bien
cuestionar los mismos y construir una identidad que se asemeje en todo o en
nada a lo socialmente esperado y aceptado dentro del binomio hombre / mujer.
En cualquier caso, se espera que la vivencia de dicha construcción identitaria
no sea percibida por lxs niñxs como dolorosa o traumática y, que la misma no
sea catalogada por el entorno como “extraña” o “anormal”. Los demás cambios

6
físicos, tales como bloqueadores de hormonas correspondientes al sexo
biológico, el uso de hormonas para la aparición de caracteres sexuales
relacionados con el género autopercibido y operaciones de reasignación de
sexo, no se abarcarán en este trabajo, puesto que se suceden en la
adolescencia y adultez. Por lo tanto, no son materia de este estudio.

Se pretende también poner el acento, por un lado, en la noción de


despatologización de las identidades trans o de variabilidad de género,
utilizando como referencia el marco normativo brindado por la Ley N° 26743
Identidad de Género. Por otro lado, hacer conciencia de que este proceso de
transición no necesariamente debe ser una vivencia dramática, basado en lo
mencionado por Platero (2014); quien dice que los malestares psicológicos
asociados al stress de minoría son socialmente inducidos y no inherentes a
estas identidades.

Finalmente, desde la perspectiva de la Musicoterapia Comunitaria, se


desarrollarán las construcciones teóricas consideradas fundamentales que
hacen a la manera de trabajar desde este posicionamiento:

 El empoderamiento y la participación
 El fortalecimiento de las redes sociales
 La construcción colectiva de significados sobre salud - enfermedad

A partir de estas tres nociones y teniendo un posicionamiento con


perspectiva de género, noción que se desarrolla dentro del marco teórico (3.2.)
especificado en cada concepto. Se intentará dar cuenta del porqué dicha
manera de acompañar el proceso de transición de género en la infancia, resulta
beneficiosa. Teniendo en cuenta los límites que el abordaje comunitario puede
presentar en el trabajo con esta población.

Cabe aclarar que, teniendo presentes las formulaciones de los estudios de


género, y considerándolas como aporte a la Musicoterapia Comunitaria para
acompañar el proceso de transición de género en la infancia, se adhiere en

7
este trabajo a la escritura con “x”3, en caso de que el texto se esté refiriendo a
unx personx mediante el uso de artículo y sustantivo común. De esta manera
se contempla la diversidad de identidades de género existentes como
construcciones subjetivas de cada unx, dejando de lado las imposiciones de la
lógica binaria y patriarcal respecto de dicha construcción.

Además, teniendo en cuenta que muchas de las construcciones


provenientes de los estudios de género resultan aún desconocidas para la
población y para la comunidad educativa y académica en general, y
refieriéndome específicamente en la Licenciatura en Musicoterapia que se
imparte en la Universidad de Buenos Aires (ya que no existe dentro del
lineamiento curricular una materia, o bien perspectivas dentro de las materias
curriculares existentes, destinadas a impartir contenidos de género y diversidad
sexual), se adjuntará a este trabajo de tesis un glosario que ayude a la lectura
fluida y a la incorporación de estas nuevas nociones sobre género y diversidad
sexual.

3
Se utilizará “x” en vez de “a/o” cada vez que se haga referencia a colectivos de personas o sujetxs,
adhiriendo al uso de lenguaje inclusivo o lenguaje de género, que incluye a la diversidad de identidades
existentes en el género humano.

8
2. Problema

La Ley de Identidad de Género N° 26.743, sancionada en el año 2012,


abre la posibilidad de visibilizar la realidad de las personas trans y de las
identidades de género disidentes del binarismo, pues busca legislar sobre el
cambio paradigmático que se vive socio-culturalmente acerca del género y la
sexualidad de las personas. Entre sus propósitos, además, intenta terminar con
la situación de vulneración de los derechos de esta comunidad.

Ahora bien, como señala el estudio realizado por la Fundación Huésped


en colaboración con la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros
de la Argentina (ATTTA), y financiado por Open Society Foundations (2014), la
sola existencia de la ley no basta para que se modifiquen las representaciones
sociales que se tienen respecto del género y la sexualidad. Aun así sigue
habiendo prácticas discriminatorias hacia quienes forjan una identidad de
género distinta a la binaria, impuesta por el sistema heterocispatriarcal. Hace
falta que todas las instituciones que atraviesan la construcción subjetiva de las
personas, acompañen las iniciativas que promueve esta ley. Por un lado, para
sensibilizar a la población y, por otro, respetar los derechos hasta ahora
vulnerados de las personas trans y de identidades disidentes.

Para lxs musicoterapeutas, siendo profesionales de la salud y formando


parte de las instituciones que promueven la misma, resulta inevitable
vislumbrar la presencia de las problemáticas de género en el ejercicio
profesional, pues éste involucra la relación con otras personas. Algunxs autores
como Joan Acker (2004), Diana Maffía (2009) y Brill y Pepper (2008) advierten
sobre la inevitable relación que tienen los vínculos humanos con las
problemáticas respecto del género y la diversidad sexual. Es por esta razón
que se considera importante, para pensar en una práctica que acompañe el
proceso de transición de género en la infancia, comprender que las nociones
de género y sexualidades son componentes que, inevitablemente, atraviesan la
vida de las personas y la construcción de su subjetividad. Hacer explícito dicho
posicionamiento brinda espacios más justos, equitativos y libertarios para que

9
lxs niñxs que atraviesan un proceso de transición de género puedan ser
escuchados, acompañados y alojados.

La finalidad de este trabajo consiste, entonces, en la búsqueda e


identificación de las construcciones teórico-prácticas de la Musicoterapia
Comunitaria que, incluyendo los lineamientos de la Ley de Identidad de Género
y las nociones teóricas expuestas por los estudios de género y diversidad,
puedan ser consideradas aportes, para hacer del proceso de transición de
género en la infancia una instancia saludable y fortalecedora.

2.1. Objetivos

Es por todo lo antes escrito que los objetivos del presente trabajo pueden
formularse o sintetizarse en estos términos:

Objetivo general

 Identificar los aportes de la Musicoterapia Comunitaria que contribuyan a


que el proceso de transición de género en la infancia sea una instancia
saludable.

Objetivos específicos

 Describir, con perspectiva de género, la noción de identidad de género y


el proceso de transición de género en la infancia.
 Caracterizar las construcciones teóricas de la Musicoterapia Comunitaria
que, acompañadas de la perspectiva de género, puedan ser
consideradas un aporte para el acompañamiento de lxs niñxs que estén
atravesando un proceso de transición de género.

2.2. Justificación y relevancia

10
En la formación académica de la Licenciatura en Musicoterapia de la
Universidad de Buenos Aires no existe formación con perspectiva de género y
diversidad. Resulta relevante, entonces, para el actual desarrollo disciplinar
incorporar los estudios con perspectiva de género y diversidad sexual a las
construcciones teórico-prácticas de la musicoterapia. Además, las nuevas
legislaciones respecto del tema (Ley de Identidad de Género, Ley de
matrimonio igualitario, Ley Antidiscriminatoria) demandan respuesta desde las
distintas instituciones (educativas, de salud, etc.) y de lxs profesionales que las
conforman, para adecuarse a dichas normas y garantizar plenos derechos a la
comunidad LGBTIQ (Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans, Intersex y Queer).

En cuanto a lo abarcado específicamente en este trabajo, se considera


pertinente pensar en un posible abordaje desde la musicoterapia que, teniendo
en cuenta la perspectiva de género, acompañe el proceso de transición de
género en la infancia, ya que se considera que el derecho a la identidad de
género y a la libre construcción y expresión de la misma forman parte de la
salud integral de las personas y, como tal, debe ser garantizado desde todas
las instituciones y sus profesionales.

Tal como se expresó anteriormente, el estudio de Fundación Huésped y


ATTTA (2014) menciona como principal hallazgo “(…) la tendencia hacia un
cambio positivo en relación a la calidad de vida y disminución de las
situaciones de estigma y discriminación que la Ley de Identidad de Género está
generando en esta población” (Fundación Huesped en colaboración con
Asociación de travestis, transexuales y transgéneros de Argentina (ATTA),
2014, p. 24).

Teniendo en cuenta el contexto social, histórico y político en el que los


estudios de género no sólo se han puesto en el centro de la discusión
académica, sino que también han llamado a la reflexión de la población en
general y en las instituciones que transitamos a diario, resulta imperioso pensar
la práctica profesional con perspectiva de género, pues el desconocimiento de
esta manera de ejercer la profesión genera una negación de los derechos a la
comunidad trans e identidades disidentes.

11
El estudio antes nombrado también revela que, “si bien la población
trans se encuentra aún en una situación de vulnerabilidad debido al estigma y
la discriminación, la sanción de la Ley de Identidad de Género produjo un
impacto notoriamente positivo en las condiciones y calidad de vida de las
personas trans.” (Fundación Huesped en ATTA, 2014, p. 5). Es en este sentido
que se considera importante avanzar en pos de disminuir la vulnerabilidad de
esta población siguiendo el camino que ha abierto la sanción de la Ley
N°26743.

A continuación, se presentarán datos proporcionados por dicha


investigación que resultan útiles para sustentar la relevancia antes expuesta,
respecto de este trabajo de tesis.

 Ha habido un aumento de personas trans que acuden al sistema de


salud en busca de atención. Según el estudio realizado en 2014, “Siete
de cada diez personas trans acuden el sistema de salud público. Por lo
que el mismo se ve interpelado a cumplir con la creciente demanda de
acceso a la salud integral de esta población, libre de discriminación.”
(Fundación Huesped en ATTA, 2014, p. 9).
 Luego de la promulgación de la ley “las personas trans se han
incorporado progresivamente a la educación formal. Uno de cada diez
mujeres y tres de cada diez hombres trans retornaron al sistema
educativo. Consecuentemente, esta inclusión educativa conlleva a una
mejor inclusión social de esta población.” (Fundación Huesped en
ATTA, 2014, p. 16).
 “A un año de la implementación de la ley, seis de cada diez personas
viven algunas de las situaciones de discriminación social, lo cual indica
que los cambios sociales serán más lentos y deberá trabajarse
principalmente en la sensibilización de la población general. Como se
observó en los grupos focales, la sanción de la ley es un paso positivo,
pero no resuelve los procesos que subyacen al estigma y la
discriminación.” (Fundación Huesped en ATTA, 2014, p. 22).

2.3. Diseño metodológico

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Se considera que el enfoque de esta investigación es cualitativo, como
menciona Hernández Sampieri (2006), consiste sobre todo en intentar
comprender un fenómeno social complejo, más allá de medir las variables
involucradas, busca entenderlo. Se espera obtener gran amplitud de ideas e
interpretaciones que enriquezcan el fin de la investigación.

Además, según la descripción realizada por el mismo autor respecto de


los tipos de estudios de investigación, se considera que este trabajo de tesis
posee un alcance descriptivo y exploratorio. Respecto de los estudios de tipo
“descriptivo”, Sampieri (2006) dice que:

“(…) Miden, evalúan o recolectan datos sobre diversos conceptos


(variables), aspectos, dimensiones o componentes del fenómeno a
investigar.” “(…) pretenden medir o recoger información de manera
independiente o conjunta sobre los conceptos o las variables a las que
se refieren, esto es, su objetivo no es indicar como se relacionan las
variables medidas.” (Hernández Sampieri, 2006 p.102).

A su vez, el trabajo es de carácter exploratorio, pues no se han


encontrado trabajos que aborden el proceso de transición de género desde la
musicoterapia.

Hernández Sampieri dice que:

“Los estudios exploratorios se realizan cuando el objetivo es examinar


un tema o problema de investigación poco estudiado, del cual se tienen
muchas dudas o no se ha abordado antes. Es decir, cuando la revisión
de la literatura reveló que tan solo hay guías no investigadas e ideas
vagamente relacionadas con el problema de estudio, o bien, si
deseamos indagar sobre temas y áreas desde nuevas perspectivas.”
(Hernández Sampieri, 2006, p. 101).

El criterio de selección de las fuentes es el siguiente: en lo que se refiere


a la descripción del proceso de transición de género, se dirigió hacia
construcciones teóricas de otras disciplinas -como la psicología, la sociología,
la filosofía, el trabajo social- que hubiesen tenido experiencias en trabajo con

13
personas trans, travestis o de identidades no binarias, ya que no se
encontraron trabajos realizados por musicoterapeutas con dicha población.
Además, para realizar la definición y descripción de las identidades disidentes y
del proceso de transición del género asignado al nacer al género autopercibido,
se buscaron fuentes que incluyeran la perspectiva de género, con especial
interés en textos y construcciones teóricas del feminismo que aportan a la
comprensión de las causas por las que se genera la exclusión de esta
comunidad.

Además, como criterio de selección del material aportado por la


musicoterapia para acompañar el proceso antes mencionado, se estableció
que la selección de las fuentes será aquellos abordajes que contemplen la
complejidad de las problemáticas en salud y que tuviera en cuenta el
componente social que condiciona las formas de vida. Este criterio se apoya en
la Ley de identidad de género que, en primer término, afirma que las
identidades trans y disidentes constituyen parte de la diversidad humana,
dejando apartada la idea de que estxs sujetxs puedan ser patologizados. Esto,
a su vez, apunta a deconstruir la idea de que sólo existen dos identidades
posibles y por tanto sanas: “hombre cis – mujer cis”, para poder hacer lugar a la
diversidad en la sociedad. En definitiva, la problemática deja de ser de lx sujetx
que se autopercibe por fuera del binarismo impuesto y pasa a ser social,
exigiendo respuestas en la comunidad para terminar con la discriminación y
segregación de este colectivo.

No obstante, se considera que otros modelos y propuestas de


musicoterapia pueden aportar lecturas y formas de acompañar al proceso de
transición de género en la infancia (o en otra etapa de la vida): explicando,
entendiendo y acompañando cuestiones que no han sido consideradas en este
estudio. El recorte que aquí se hace, tiene que ver con la necesidad personal
de quien investiga, de dar respuesta a esta problemática entendiéndola desde
una perspectiva social.

14
3. Marco Teórico

3.1. Identidad de género e infancia

Por muchos años, y en distintas culturas, se ha clasificado a la identidad


de género según la lógica binaria. Desde esta idea, las opciones posibles son
hombre o mujer, y están determinadas por los genitales con los que una
persona nace. Los autores Brill y Pepper (2008) dicen que, generalmente para
la sociedad, los términos “género” y “sexo” son lo mismo. Sin embargo, aunque
esta idea sea la imperante en la cultura occidental, sexo y género son
diferentes, y éste último no necesariamente se condice con nuestra anatomía.
Por un lado, el sexo corresponde a aquellos caracteres biológicos tales como
hormonas, aparato reproductivo, genitales, etc., utilizados principalmente por la
medicina para identificar a una persona como hombre o mujer al momento de
nacer. Por otro lado, según los autores, el género resulta un concepto más
complejo, pues refiere a la interrelación entre los rasgos físicos y nuestro
sentido interno como hombre, mujer, ambos o ninguno, incluyendo, a su vez,
las conductas asociadas a ese sentido interno. De esta manera, se comprende
que la identidad de género puede ser igual, o diferir, de la genitalidad de una
persona.

La teórica Queer Judith Butler, afirma que distintos movimientos


alrededor del mundo han cuestionado esta visión binaria del género,
proponiendo una concepción más amplia del mismo. Se promueve, de esta
forma, la integración social de las personas que no se ajustan a los
estereotipos de género y a las expectativas respecto del ser hombre o mujer
(Martínez-Guzmán y Montenegro, 2010). Estos movimientos feministas,
disidentes, Queer, entre otros; han sido importantes para impulsar la discusión
y empezar a concebir nuevas identidades de género que no coinciden con el
sexo anatómico.

Para Joan Acker (2004) el género es considerado un principio básico de


organización de la vida social y de asignación de deberes, derechos y poderes,
pues a partir de la significación, representaciones sociales y funciones

15
asociadas a las diferencias físicas se determina socialmente la manera de
comportarse y esto, a su vez, influye en las construcciones subjetivas de cada
sujeto sobre sí mismo. De aquí se desprende su importancia, ya que como
señalan Brill y Pepper (2008), estamos expuestos constantemente a todo lo
que circunda a la noción de género desde el nacimiento; produciendo en cada
unx expectativas y mensajes acerca de cómo ser y comportarnos de acuerdo
con el género determinado biológicamente. Los autores mencionan, además,
que las interacciones entre padres e hijxs que aluden al género comienzan en
el momento en que se da a conocer el sexo biológico del bebé por nacer, de
esta manera aprendemos e interactuamos con el género desde la primera
infancia. Por otro lado, lejos de ser algo natural, el género es un concepto
construido de manera social. El significado de ser hombre o mujer varía según
el contexto sociocultural en el cual se esté inmerso, así como también varían
las características consideradas “femeninas” o “masculinas” (Brill y Pepper,
2008).

Si bien las personas transgéneros han logrado salir a la luz pública, la


existencia de niñxs transgéneros sigue siendo un tema poco mencionado. Para
la población en general, el hecho de ser transgénero es una transformación
que se da en la vida adulta; por el contrario, la literatura da cuenta de que las
personas trans reconocen su identidad de género generalmente en la primera
infancia (Brill y Pepper, 2008; Kennedy y Hellen, 2010; Mallon y DeCrescenzo,
2006).

Las autoras Kennedy y Hellen (2010) señalan que lxs niñxs trans son
catalogados, a menudo, como problemáticos. Esto sucede porque, ponen en
cuestión la construcción social de género establecida como “normal” por la
ideología imperante y, por otra parte, amenazan la idea de infancia
desvinculada de la sexualidad. Al respecto, Mallpas (2011) sugiere que, de
manera contraria a la creencia de que lxs niñxs trans son una amenaza, ellxs
son parte de la diversidad humana y, por consiguiente, evidencian que la
identidad de género lejos de ser una construcción estática y binaria es un gran
abanico de posibilidades a las que debemos respetar.

16
3.2.1. Proceso de transición de género en la infancia

En la República Argentina, en Mayo de 2012 se sancionó la Ley


N°26743 de Identidad de Género, la cual en sus dos primeros artículos enuncia
que: “Toda persona tiene derecho al reconocimiento de su identidad de género,
al libre desarrollo de su persona conforme a su identidad de género, a ser
tratada de acuerdo con su identidad de género y, en particular, a ser
identificada de ese modo en los instrumentos que acreditan su identidad.” (Ley
N°26743 de Identidad de Género, Mayo de 2012). El objetivo principal de esta
ley consiste en garantizar el acceso pleno al derecho a la identidad de género.

Saldivia Menajovsky (2016) agrega que, respecto a las personas


menores de edad, tanto la Ley de identidad de género N° 26743 en sus
capítulos 5 y 12, como la Ley de protección integral de los derechos de las
niñas, niños y adolescentes N° 26061, incorporan la idea de la capacidad
progresiva del niñx. La sanción de la Ley de Identidad de Género en la
República Argentina ha significado un auspicioso avance para alcanzar la
despatologización, la no discriminación y la consideración de lxs menores como
sujetos de derecho; a lxs cuales les corresponde la adjudicación de un
abogado defensor de sus intereses en compañía, o no, de sus padres o tutores
legales, pudiendo así decidir sobre su identidad de género. Esta Ley es única
en el mundo, por no requerir autorización judicial ni médica para cambiar la
identidad de género. Asimismo, es única, por considerar la situación del cambio
de género en la niñez.

A pesar de las leyes vigentes se continúa estigmatizando a la


variabilidad de género. Este hecho genera prejuicios y discriminación, lo que a
su vez puede ocasionar el llamado “estrés de minoría”. El estrés de minoría es
único (adicional a los factores de estrés generales experimentados por todas
las personas), con base social, crónico, y puede aumentar la vulnerabilidad de
las personas trans y con variabilidad de género para desarrollar problemas de
salud mental tales como ansiedad y depresión (COP, 2015).

Según la Asociación Americana de Psicología, APA, (2011) es posible


que lxs adultxs a cargo del cuidado de unx niñx que manifieste discordancia

17
con el género asignado por la sexualidad de nacimiento sientan preocupación
por diversas razones. Sucede a veces que lxs niñxs expresan mucha angustia
frente a sus sexos asignados al nacer o por los roles de género que se espera
que cumplan. Por otro lado, pueden tener dificultades para interactuar
socialmente con sus compañerxs y con lxs adultxs debido a la necesidad de
manifestar su género autopercibido. Puede que lxs personxs adultxs a cargo se
preocupen cuando, lo que pensaban que era solo una “fase”, continúa. En
estos casos parece útil la consulta con profesionales médicos y profesionales
de la salud mental, expertos en temas de género en la infancia, para
acompañar de la mejor manera la transición del género asignado al género
autopercibido del niñx.

Según Helien y Piotto (2012), no resulta relevante establecer una edad


acerca de cuándo lxs niñxs empiezan a manifestar la percepción de la
discordancia entre el sexo biológico asignado al nacer y lo que sienten en su
interior. Estas manifestaciones comienzan con el descubrimiento de que hay
juegos o roles, que les pertenecen a los varones y otros que son para las
nenas (representaciones sociales del género entendidas bajo la lógica binaria)
y es en ese momento cuando expresarán, de algún modo, esta identificación
cruzada.

Siguiendo esta lógica, Pavan (2016) describe que los conflictos referidos
por lxs niñxs respecto a la identidad, se presentan en relación con la expresión
de género: la ropa, el cabello, los juguetes, etc. En algunos casos, se advierten
incomodidades con los genitales, expresando desagrado respecto de los
mismos y la ilusión de que desaparezcan o crezcan. En general, estxs niñxs
sostienen la idea de que en un futuro se convertirán en lo que sienten que son.
El autor también menciona, que el malestar relacionado con el sexo biológico
puede expresarse a través de la preocupación para vestirse y el fracaso en la
relación vincular con compañerxs; todo ello traducido en la imposibilidad de
hacer amiguxs, en la dificultad de adquirir las habilidades del propio sexo; lo
que lxs conduce al aislamiento, razón por la cual sucede a veces que se niegan
a escolarizarse.

18
Drescher y Byne (2012) mencionan que, hasta que lxs niñxs pueden
dominar el pensamiento operacional, aproximadamente entre los 5 y 7 años,
tienden a confundir el sexo y el género con las expresiones superficiales de rol
de género. Por esta razón, lxs niñxs pueden llegar a pensar que el uso de la
ropa asociada socialmente como “de varón” lxs convertirá en niños, mientras
que el uso de la ropa o peinados asociados con las niñas lxs convertirá en
ellas.

Según Brill y Pepper (2008), resulta importante tener presente que lxs
niñxs no saben definirse con un concepto, pero sí tienen la capacidad de
desarrollar su identidad. Los autores señalan que la identidad de género se
comienza a desarrollar a partir de los dos o tres años, al mismo tiempo que se
comienza a comprender el mundo que les rodea. Cuando lx niñx tiene una
identidad trans, en un principio, suele intentar dárselo a conocer a la familia.
Sin embargo, cuando la familia tiene interiorizados los valores
heterocispatriarcales y desconoce la existencia de otras realidades, la
comunicación resulta compleja; lo que suele provocar, en la mayoría de los
casos de tan temprana edad, que la familia lo intente reconducir hacia la norma
estipulada bajo la lógica binaria.

Platero (2014) menciona algunos indicadores del estrés trans en la


infancia, tales como el comportamiento retraído, sentimiento de hipervigilancia,
baja autoestima, timidez, irascibilidad, pasividad, comportamiento solitario,
acompañado de fracaso escolar, depresión, aislamiento, falta de
reconocimiento de la identidad y conductas autolesivas. Además, agrega que el
comienzo de la escolarización y la entrada en la pubertad son períodos
particularmente estresantes.

Los prejuicios, la discriminación en la sociedad y el estigma pueden


contribuir al abuso y a la negligencia en las relaciones con compañerxs y
familiares, lo que también puede conducir a malestares psicológicos. Sin
embargo, es importante mencionar que estos síntomas son socialmente
inducidos y, por tanto, no son inherentes al hecho de ser una persona trans o
con variabilidad de género. Una gran mayoría de casos inician el proceso de
transición de género a edades muy tempranas, en condiciones complejas y

19
asociadas a intenso malestar. Por esta razón es de suma importancia la
detección precoz, el tratamiento integral y el acompañamiento, tanto a la familia
como a lx niñx.

3.2. Musicoterapia Comunitaria en el proceso de transición de


género en la infancia

Siguiendo las ideas de despatologización, no discriminación y la


consideración de los menores como sujetos de derechos, basadas en las leyes
y construcciones teóricas antes mencionadas y descritas, se reflexionará sobre
las bases teórico-prácticas de la Musicoterapia Comunitaria y las razones de
por qué las mismas pueden considerarse un aporte en el acompañamiento de
lxs niñxs y sus familias en el transcurso del proceso de transición de género en
la infancia.

Cecilia Isla (2003) menciona que, dentro del desarrollo científico de la


musicoterapia es posible distinguir dos movimientos: uno de cuyos abordajes
se especializan en determinadas patologías, y otro movimiento desarrollado a
la par, que reúne a distintos musicoterapeutas en programas comunitarios de
salud, desarrollando abordajes para la población “sana”. Es este último
movimiento el que resuena con la idea de despatologizar las identidades trans
y de variabilidad de género, pues apunta en el sentido de prevenir situaciones
poco saludables para lxs niñxs, producto de la relación con el entramado social,
los prejuicios y las ideologías impuestas como “correctas” o “normales” en
relación con la identidad de género de las personas. En definitiva, la idea no es
buscar una cura para adaptar a lxs niñxs trans o con identidades disidentes a
las normas socialmente impuestas, sino desnaturalizar lo impuesto por el orden
social, para modificar la realidad que genere malestar y posibilitar la existencia
de identidades que han quedado fuera, en la marginación.

Los documentos redactados por la Comisión de Acción Comunitaria de


la Asociación Argentina de Musicoterapia (2007) muestran la importancia de
definir la manera en que se entiende la salud, ya que ella determina cómo se
inserta la práctica de la Musicoterapia Comunitaria:

20
“Salud, desde una visión holística positiva e integral, se refiere no sólo a
la ausencia de enfermedad, sino al desarrollo de las potencialidades del
ser humano.” (Demkura, Alfonso, Isla, Abramovici, Morello, 2007).

Continuando con esta lógica la propuesta de este grupo de colegas


consistiría, entonces, en un abordaje que considere a la salud como una
construcción dinámica, que contempla la idea de prevenir factores
desfavorables y potenciar aquello que sea positivo para la construcción de
entornos saludables. En el caso de lxs niñxs trans o de género no binario, se
posibilita la expresión de identidades que forman parte de la diversidad
humana, como potencialidad de ser vivida.

Como se ha descrito anteriormente “Existen tantas identidades de género


como personas hay en el mundo” (Brill y Pepper, 2008), ya que la identidad de
género, no sólo está definida entre el binarismo hombre/mujer, ni en la
correspondencia de los géneros binarios con la genitalidad biológica. También
incluye las maneras en que cada persona exprese dicha identidad, en las
formas de vestir, hablar, moverse, relacionarse, etc.

Así mismo, esta concepción promueve que la salud sea una construcción
colectiva y propia de cada comunidad, sus necesidades y su cultura. De esta
forma, lo que es o no saludable será definido por lxs niñxs en proceso de
transición de género y su entorno cercano. Las ideas que circundan a la
identidad de género (que pueden causar malestar, o no) son construcciones
socialmente aceptadas y aprehendidas; por consiguiente, la concientización,
problematización y desnaturalización de las mismas será también un proceso
que involucre al entorno social de lxs niñxs.

Pellizzari (2011), citando a Montero (2004), describe la concientización


como “proceso de movilización de la conciencia, de carácter liberador, respecto
de situaciones, hechos o relaciones, causas y efectos hasta ese momento
ignorados o inadvertidos, pero que inciden de manera que los sujetos de ese
proceso consideran negativa.” Luego, siguiendo con la misma autora, define a
la problematización en el campo de lo social como “(…) un proceso crítico del
conocimiento en el cual se desecha el carácter natural relacionado con ciertos

21
fenómenos, reflexionando sobre sus causas y sus consecuencias.” Finalmente,
agrega que este trabajo de problematizar lo impuesto genera un movimiento de
conocimiento, conduciéndolo a la “desnaturalización”.

Por su parte, respecto de la desnaturalización, Maffía (2013) menciona que


salirse de la naturalización jerárquica requiere visibilizar las diferencias, sin
perder el derecho a la igualdad. Esto es, visibilizar las diferencias de los
cuerpos y exigir que se otorgue igualdad política del ejercicio de derechos
humanos para la comunidad LGBTIQ, específicamente para la comunidad
Trans.

Según Pecheny (2008), este es un momento oportuno para pensar un


nuevo campo de las prácticas, las identidades y las relaciones, desafiando la
heteronormatividad. El autor sugiere interpelar lo instituido respecto de las
formas en que se organizan las relaciones sociales, políticas, culturales e
institucionales. Es decir, desplazar a la heterosexualidad reproductiva como el
parámetro desde donde juzgar, validar y rechazar a todas las identidades y
relaciones existentes.

En esta misma dirección es que el documento antes citado establece que


“La salud es producto de la interacción entre las personas y sus ambientes.”
(Demkura, Alfonso, Isla, Abramovicci y Morello, 2007). Razón por la que se
vuelve necesaria para la promoción de la salud la tarea de fomentar los
vínculos y la interacción en una comunidad. Es importante recuperar lo que
implica el concepto de “comunidad” para la Musicoterapia Comunitaria.
Maritza Montero (2004) define la noción de “comunidad” como: “(...) un
grupo en constante transformación y evolución (...) que en interrelación genera
un sentido de pertenencia e identidad social, tomando sus integrantes
conciencia de sí como grupo, fortaleciéndose como unidad y potencialidad
social (...)”. Lo antes citado guarda relación con la idea de que el proceso de
transición de género en la infancia será más o menos saludable en tanto sea
acompañado por el entorno cercano de lxs niñxs. Es por esto, que se considera
igual de importante el trabajo de fortalecimiento de lxs niñxs, como el de la
comunidad en el que lxs mismxs esté inmersxs.

22
3.2.1. Empoderamiento y Participación

Actualmente es plausible reconocer diversos tipos de intervención en el


ámbito comunitario. La diferencia entre las distintas modalidades de trabajo se
arraiga, precisamente, en la modalidad que adquiere la participación activa de
la comunidad en la formulación, realización y evaluación del proyecto, de forma
conjunta con el equipo de profesionales.
Se pueden identificar tres modalidades diferentes:
 La primera, dirigida a detectar factores de riesgo y potenciar rasgos
sanos de un grupo a través de experiencias musicales. En esta
modalidad la comunidad no participa del diseño y evaluación del
proyecto; es una forma de trabajo más ligada al concepto de
musicoterapia preventiva.
 La segunda de ellas, en la que lx musicoterapeuta es parte de la
comunidad con la cual trabaja. Participando del proceso, ejerciendo su
derecho como ciudadano y aportando desde su saber técnico,
manteniendo una relación horizontal con otros saberes presentes en la
comunidad. En este nivel, la comunidad es tanto sujeto como objeto de
la intervención.
 Y, por último, la tercera modalidad es aquella en la que “(…) el
musicoterapeuta se inserta como agente externo en una comunidad. No
pertenece a ella, se acerca para trabajar en conjunto colaborando con su
saber científico-técnico. Su función es facilitar procesos de
fortalecimiento y autogestión. En conjunto con la comunidad se
identifican necesidades y se desarrollan estrategias para llevar adelante
un proceso de cambio y transformación, desde una perspectiva crítica”
(Abramovici, G., Alfonso, S., Demkura, M., Isla, C., Morello, R. 2007,
p.4).
La última modalidad de las antes expuestas es la forma que más guarda
relación con la temática planteada en esta tesis, ya que lx profesional no es
necesariamente miembro de la comunidad trans, ni parte del núcleo familiar de
lxs niñxs en proceso de transición de género. Su rol es el de colaborar con su
saber teórico-práctico para facilitar el transcurso del proceso de transición de

23
lxs niñxs y del entorno cercano a éste. Además, el accionar del terapeuta
estará determinado por las necesidades identificadas y expuestas por la
comunidad, lo que a su vez determinará las estrategias para llevar adelante el
proceso de cambio, que hará que la transición de lxs niñxs resulte una vivencia
saludable. De esta manera, la posición de lx musicoterapeuta será horizontal
respecto de los miembros de la comunidad.
Como lo afirma Claudia Mendoza (2008), la musicoterapia comunitaria
sortea la división entre terapeuta: como aquel que representa el “saber” en la
salud y lo reposiciona haciéndolo/a parte del sistema en materia de salud, sin
dejar de tener en cuenta, la responsabilidad que tiene dentro del proceso en
relación con su saber. Esta forma de ejercer el rol de terapeuta resuena con la
noción de despatologizar las identidades trans, puesto que la idea es
acompañar un proceso y no sanar normalizando, imponiendo un saber
hegemónico. Además, el hecho de ponerse al servicio de las necesidades de
lxs niñxs principalmente, y de su entorno (comunidad) siendo quienes
acompañan el proceso, concuerda con lo dictaminado por la Ley de Identidad
de Género, respecto de posicionar a lxs niñxs como sujetxs de derecho,
garantizando esto último con la figura de un abogado que defiende los
intereses de lxs niñxs, aun cuando sus representantes legales no acuerden.
Por su parte, respecto al rol profesional, la Lic. en Musicoterapia Claudia
Banfi (2002) expresa que, en el ámbito comunitario, el desarrollo de las
acciones del profesional serán desde y hacia la comunidad, atendiendo así al
dolor social y su manifestación pública y colectiva. Por lo que se comprende,
entonces, que la función de lx terapeuta estará determinada por la comunidad y
su quehacer cobrará sentido a partir del discurso que ésta provea. Así, lx
musicoterapeuta trabajará para facilitar la expresión y la organización del
mensaje sonoro de la misma. Por otro lado, respecto de la escucha
musicoterapéutica, la autora menciona que la misma no se centra en el recorte
de lo sintomático, sino en escuchar el deseo de transformación de la
comunidad para luego poner al servicio de ello las herramientas inherentes a
su formación profesional. Por último, y en consonancia con lo expuesto
anteriormente, la autora destaca que quien desempeñe el rol de
musicoterapeuta puede formar parte, o no, de la comunidad con la que trabaja,

24
pero que en caso de no serlo, tendrá por tarea realizar la transculturación
necesaria para ser parte de la misma, pues sólo comprendiendo de manera
acabada los códigos de la comunidad, podrá realizar aportes relevantes y
significativos para sus miembros. Sólo comprendiendo la manera en que el
núcleo cercano y lxs niñxs en transición de género vivencian el proceso, se
podrá contribuir a la búsqueda de la resolución saludable, en la que cada
miembrx de la comunidad pueda resolver, en su singularidad y en relación con
lxs otrxs, todo aquello que transmute junto a la nueva identidad que surja y se
vuelva parte de la misma.

Continuando la idea antes planteada surge la noción de “participación”,


aludiendo con ella a la manera de relacionarse dentro del proceso de la
comunidad. Se plantea como una alternativa a la idea de “intervención” que, tal
como mencionan Fernández y Onorio (2008), deja entrever un discurso político
hegemónico, donde se interviene desde una concepción higienista de los
conflictos sociales y se anticipa un futuro que se considera peligroso,
encubriendo prácticas de control.

La “participación” debe ser pensada, entonces, desde el marco social


particular de cada comunidad. La manera en que se generen vínculos y se
relacionen los miembros de la comunidad estará determinada por la ideología
imperante y las políticas de la época. Entonces, el nivel de conocimiento que se
tenga acerca de estas políticas y las herramientas con que se cuente para
intervenirlas, condicionarán la manera en que cada grupo social participe y los
efectos que tengan las normativas sobre este colectivo. Lxs sujetxs poseen una
identidad personal única y una identidad social en la que se refleja su
pertenencia a determinado/s grupo/s con los que se identifican. Tajfel, H. lo
define como: “(…) aquella parte del autoconcepto de un individuo derivado de
su conocimiento de su pertenencia a un grupo o grupos sociales unidos al valor
y significado emocional de dicha pertenencia”. (Tajfel, H. 1978).
La vivencia del proceso de transición, para lxs niñxs y su entorno
cercano, estará determinada por los recursos con que la comunidad cuente
para hacer valer los derechos de lxs niñxs; pudiendo, de esta manera, derribar
prejuicios sociales y contribuir a que estas identidades dejen de estar por fuera

25
de la sociedad. La participación es, entonces, en palabras de Pellizzari (2011,
p. 29) “(…) la estrategia fundamental dentro de una perspectiva promocional y
democrática de trabajo”, pues implica la deconstrucción de relaciones verticales
de poder, para habilitar la construcción de intercambios horizontales más
equitativos.
El abordaje propuesto, con las características que hasta ahora se han
desarrollado, tendría que acercarnos hacia el concepto de “Empoderamiento”,
entendiendo al mismo como el proceso por medio del cual “(…) las personas,
grupos y comunidades incrementan sus fortalezas, se apropian de la capacidad
de actuar en forma autónoma, utilizan esa autonomía en la toma de decisiones
y ejercen el derecho de obtener información relevante que les permita la
expansión de sus capacidades y una inclusión responsable.” (Rappaport,
1984). Se comprende, entonces, que el Empoderamiento puede devenir
en una fuerza emprendedora que, habiendo tomado conciencia de la situación
de partida, deconstruyendo y reconstruyéndola, facilite el hecho de asumir y
superar algunos obstáculos, habilitando una existencia un tanto más libertaria.
Pellizzari (2011) señala que “la participación y el empoderamiento son los
encargados de dignificar los saberes, los lenguajes culturales y sociales (…)”,
facilitando el encuentro entre los miembros de la comunidad, y entre la
comunidad y el efector de salud. Esto posibilita crear redes informales entre
personas que compartan los mismos intereses, aspiraciones y sistemas de
valores; más descentralizados, menos jerárquicas, más estimuladas a
participar en acciones locales y con apertura a las conexiones con otras
comunidades, para acrecentar progresivamente sus fuerzas de unión y su
capacidad de gestión.

El Equipo ICMus (Investigación, Comunidad y Clínica Musicoterapéutica)


realiza un aporte en este sentido, cuando sostiene que la musicoterapia
comunitaria debe tender a elaborar “los procesos de problematización de la
realidad, la desnaturalización de estereotipos culturales, costumbres, modas y
el fomento de herramientas de afrontamiento, desde la conciencia y la
voluntad, con miras al fortalecimiento comunitario y proyectos colectivos.”
(Pellizzari, 2011).

26
3.2.2. Fortalecimiento de las redes sociales

Teniendo en cuenta que la salud está determinada en parte por el tipo


de intercambios que lx sujetx tiene con el medio social, se propone trabajar la
singularidad de lxs niñxs en el contexto de una red social saludable.
El concepto de red social, refiere a un grupo de personas que poseen
una serie de lazos entre sí. A partir de que estos lazos consolidan relaciones
vinculares que facilitan a lx persona una asistencia técnica tangible, apoyo
emocional y refuerzo de autoestima y autovaloración, las redes se convierten
en redes de soporte social:
“(...) Una red social pasa a ser soporte social cuando existe la posibilidad
de intercambiar comunicaciones íntimas y existe la presencia de
solidaridad y confianza.” (Villalba Quesada, 1993).
Pellizzari (2011, p.34) menciona al respecto que “la posibilidad de
transformación y cambio de una persona, grupo o comunidad se apoya en la
reflexión, la concientización y la singularización”. Luego agrega, como
elementos constituyentes de la acción comunitaria y, por lo tanto,
posibilitadores de transformaciones y cambios, a la “solidaridad” y la
“confianza”. Define a la “solidaridad” entendiéndola como la elaboración de una
posición que permita repensar los prejuicios que nos alejan de otrx/s, para así
poder alojar las diferencias, generando “(…) un movimiento de entradas y
salidas de distintos actores sociales, en un espacio de entreaperturas de
significados y fortalecimientos del apoyo social”.
A su vez, menciona que la confianza deviene de la capacidad de hablar,
fundada en la relación con otro/s. Duschatzky (2007) dice, aportando a esta
idea, que no hay proyecto que pueda insertarse en el barrio sin antes escuchar
la opinión de la comunidad respecto de las formas más convenientes de
realizarlo. Surge entonces un desplazamiento de un cuerpo/comunidad, víctima
de una situación, a un cuerpo-comunidad hablante; expresando el malestar y
buscando soluciones que habiliten espacios más justos y equitativos.
Esto último se vincula con la idea de que el posible malestar vivenciado
por lxs niñxs en proceso de transición de género, deviene de la imposibilidad

27
de expresar la identidad autopercibida en su entorno social cercano. Por lo
tanto, resulta muy favorecedor para la vivencia saludable de dicho proceso, el
trabajo de sensibilización con el entorno social cercano y con los entornos
sociales a los que lxs niñxs concurren (escuela, grupo de amigxs, padres de
compañerxs y amigxs, etc.). De esta manera, dichos espacios sociales de lxs
niñxs pueden convertirse en redes de apoyo social, donde lxs mismxs puedan
expresar su identidad autopercibida, sus miedos, sus dudas, su malestar y
deconstruir, de manera conjunta con la comunidad, las ideas impuestas por el
pensamiento hegemónico respecto del “género binario”.

3.2.3. La construcción colectiva de significados sobre salud – enfermedad

La existencia de las redes sociales es indispensable para la construcción


colectiva de significados sobre salud-riesgo-enfermedad. Respecto de estas
representaciones, lx profesional de la salud que se integre en el grupo social,
no antepondrá sus concepciones frente la situación a abordar, sino que
ofrecerá herramientas para que sea el grupo el responsable de la construcción
de dichas representaciones, que atravesarán y marcarán a las subjetividades y
a la comunidad.
Para proveer dichos recursos de manera integral, tal como lo plantean
Claudia Bazán y Cecilia Domínguez (2004), se requiere de una decisión política
que promueva el trabajo intersectorial en el contexto comunitario. Lxs
representantes de las diferentes áreas, que serán parte de las actividades de la
población, deberán ser convocados para tal fin, privilegiando siempre la
participación de lxs miembrxs de la comunidad.
El posicionamiento teórico de quienes trabajan desde la musicoterapia
comunitaria, se acerca a la idea de salud planteada por el Modelo Social
Expansivo (ASAM, Comisión de Acción Comunitaria, 2006) que, considera a
las personas como sujetxs integrales y complejxs:

“(…) una entidad bio-psico-socio-cultural, atravesada por múltiples


factores ambientales: psico-socio-culturales, físico-químicos y
económico-políticos. La salud es producto de la interacción entre las

28
personas y sus ambientes. Es considerada como un proceso complejo,
inevitablemente unido al proceso de la vida. Salud, desde una visión
holista positiva e integral, es un continuo en donde pueden emerger
condiciones de no daño (potenciadoras del proceso de la vida) y
condiciones de daño (adversas al proceso de la vida).”

Patricia Pellizzari (2011) menciona que, desde este enfoque, la salud es


“una construcción praxiológica social en estado permanente de transformación
y atravesada por determinantes no solo individuales sino culturales, políticas y
económicas”. Se entiende que la salud no es algo con lo que las personas
cuentan de manera acabada y estática; por tanto, un sujeto no puede ser
abordado y modificado por profesionales para adaptarlo a las normas
consideradas saludables. Todo esto concuerda con la idea de que el malestar
vivenciado por lxs niñxs trans es socialmente inducido y no inherente a las
identidades disidentes, por lo que la deconstrucción de las normas y los
parámetros impuestos por la lógica binaria hace posible la construcción de
espacios saludables, para el despliegue y expresión libre de estxs niñxs.

Siguiendo esta misma perspectiva, en la Carta de Ottawa (1986) se


establece que la salud se concibe desde un enfoque positivo, teniendo en
cuenta tanto los recursos sociales y personales, como también las aptitudes
físicas para el desarrollo de la salud y el bienestar de las personas. Desde este
enfoque se considera central la noción de “potencial de salud” que contiene
aquellas actitudes o conductas que al ser puestas en acción por una persona o
comunidad, amplían el campo de lo sano.

Resulta coherente, pues, pensar en una práctica musicoterapéutica en la


que dicho potencial de salud se ponga en acción, como consecuencia del
ejercicio profesional capaz de detectar, preservar y promover conductas y/o
actitudes positivas y saludables, propias de la comunidad con la que se esté
trabajando. Llevando a cabo la práctica de esta manera, tal como menciona
Enrique Saforcada (1999), sería menor el riesgo de caer en construcciones
nosográficas y en abordajes válidos para lxs profesionales, pero poco
significativos e inoperantes para la comunidad y, por tanto, iatrogénicos.

29
Lo antes expuesto guarda relación con lo establecido en la Ley de
Identidad de género N° 26.743 en el artículo 12.- Trato digno que, establece
como primordial el derecho a ser reconocido con la identidad autopercibida,
aun no figurando la misma en los documentos de identidad, y a recibir por parte
de las instituciones y sus profesionales, en este caso de la salud, prácticas
respetuosas. Como punto de partida para lxs niñxs, el hecho de que se
garantice el respeto hacia su identidad autopercibida, resulta potenciador del
desarrollo y la expresión de quien siente internamente que es. Asimismo,
resulta óptimo que el cambio de paradigma inicie en las instituciones sociales,
para que con acciones se abra paso a la concientización y sensibilización del
resto de la población.

Mendoza (2008) acuerda también con esta manera de trabajar, y agrega


que es así que aparece la comunidad como sujeto y objeto de intervención.
Este nuevo posicionamiento en la práctica profesional permite deslizar la idea
de intervenir sobre unx sujetx y su historia personal, para pensar en unx nuevx
“sujetx social” que demanda una respuesta activa de la comunidad y todos sus
miembros. Lx musicoterapeuta debe adoptar una postura distinta respecto de
rol clínico tradicional, para asumir esta nueva forma de entender las
problemáticas e incidir en ellas. Lo que aquí se plantea se relaciona con el
principio “lo personal es político” desarrollado por Carol Hanisch (1969), que
viene a cuestionar el hecho de que los conflictos de los grupos
contrahegemónicos y/o socialmente subordinados sean considerados como
personales/individuales y catalogados luego, por el sistema médico
hegemónico, como “patológicos”, revictimizando a los sectores vulnerados. De
manera contraria, esta nueva idea busca visibilizar que, en realidad, las
causales de base de dichos conflictos están más relacionadas con lo político-
social que con lo puramente intrapsíquico y personal.

Retomando nuevamente el Modelo Social Expansivo como la manera de


concebir a la salud, y teniendo presente la importancia de sostener una práctica
profesional posicionada, se suma la idea aportada por la feminista Raewyn
Connell (1997), sobre tener en cuenta “los derechos de lxs menos favorecidxs”,
a la hora de pensar el trabajo con otrxs. Para ello, resultará necesario pensar

30
colectiva e individualmente, en qué situación se encuentran hoy lxs niñxs trans
en nuestro país, qué características tiene el grupo concreto con el que estemos
trabajando, qué tenemos lxs musicoterapeutas, para aportar al respecto, qué
nos ofrece el campo de la musicoterapia comunitaria, y qué aportes de otras
profesiones, marcos normativos y legales, nos enriquecen para hacer nuestra
práctica cada vez más respetuosa de los derechos humanos y de los derechos
de género de las personas.

31
4. Experiencias comunitarias

A continuación, se presentarán dos experiencias trabajadas desde la


Musicoterapia Comunitaria que muestran, en la praxis, los tres conceptos
pilares desarrollados anteriormente. Se establecieron dos criterios para la
selección de las experiencias. Por un lado, el trabajo con mujeres, pues se
considera que la problemática de desigualdad de género, en materia de
derechos humanos vulnerados, tanto en mujeres como en identidades
disidentes, contiene la misma raíz: el sistema heterocispatriarcal como
normalizador. Esto, a su vez, determina que lx profesional deba tener una
perspectiva de género en el abordaje que proponga, como una arista más a
tener en cuenta dentro del entramado social con el que se trabajará.

Por otro lado, ambos casos elegidos presentan como cuestión a


problematizar el hecho de construir identidades saliéndose de lo impuesto
socialmente como dogma y estigma, dejando de ser víctimas y convirtiéndose
en actores sociales. Proponen, entonces, cuestionar el orden establecido para
exigir sus derechos negados sistemáticamente.

4.1. La música: un espacio sin límites

Programa de musicoterapia para mujeres recluidas en el centro


penitenciario femenino de Santiago de Chile.

Experiencia realizada por Patricia Lallana (Musicoterapeuta) y Patricia Ubilla


(Profesora de Educación Musical, con especialización en Musicoterapia).

El proyecto se llevó a cabo con mujeres recluidas en el recinto


penitenciario femenino de Santiago de Chile. El mismo atendió, en 1998, a
5.949 mujeres privadas de libertad, de las cuales un 52% eran reincidentes.
La experiencia se realizó con 20 (veinte) mujeres condenadas. Los
encuentros se realizaron de manera semanal, en un salón destinado a tal fin,

32
acondicionado con instrumentos y demás recursos necesarios para llevar a
cabo las propuestas.
Las problemáticas mencionadas por las mujeres participantes del taller
fueron: falta de perspectiva a futuro, sentirse en falta con sus familiares y
amigos/as, no haber cumplido con las expectativas puestas en ellas, sentirse
solas (aunque estuvieran recluidas con más mujeres), poca comunicación y
afectividad con sus compañeras.
A partir de lo referido por las mujeres, se inicia un trabajo con el objetivo
de promover el bienestar dentro del recinto penitenciario, para que a partir de
“estar bien” y configurarse como grupo, pudieran pensarse como agentes de
cambio de sus propias realidades.
El objetivo de la experiencia fue: “Mejorar la convivencia durante el
periodo de reclusión y prepararlas para una posterior reinserción familiar y
social”. (Lallana, P., Ubilla P. 2003).
Las experiencias sonoro-musicales utilizadas fueron: experiencias
creativas, como improvisaciones grupales vocales e instrumentales,
referenciales y no referenciales. Experiencias receptivas, tales como audición
musical. Experiencias combinadas, el trabajo con música y movimiento.
Pudo observarse en las mujeres los siguientes indicadores de éxito:
 Disminución o desaparición de conductas agresivas, físicas o verbales,
tanto consigo mismas como con las demás mujeres.
 Desarrollo de actitudes de tolerancia, cooperación, comunicación,
solidaridad y afectividad.
 Motivación de asistir al taller de Musicoterapia.
 Autoestima.
 Lograr una proyección más positiva de sus vidas.
De acuerdo con los indicadores de éxito, se afirma que las internas han
mostrado un buen nivel de tolerancia, cooperación, solidaridad y afectividad
dentro del grupo. Las actividades y temáticas desarrolladas, lograron el impacto
deseado en el trabajo con el bloqueo emocional y de confianza, subiendo su
autoestima. El mayor contacto consigo mismas, aportó una proyección más
positiva de sus vidas.

33
Reflexión

Lo que puede analizarse, a partir de la experiencia antes relatada,


guarda relación con la idea de que el fortalecimiento de las redes sociales
posibilita la transformación de realidades hostiles. Si volvemos a la premisa de
que una red social se convierte en “red de soporte social” por el
establecimiento de lazos consolidados en relaciones vinculares podemos
pensar que, el hecho de propiciar un espacio de encuentro sensible entre las
participantes, habilita/invita a la constitución de dichos vínculos. A su vez, el
poder contar con una “red de soporte social”, garantiza la asistencia técnica, el
apoyo emocional, el refuerzo de la autoestima y la autovaloración, la
solidaridad y la confianza; lo que conduce al fortalecimiento de las
participantes.

No es lo mismo intentar trasformar, construir realidades más justas y


sanas, rodeada de personas que fomentan, apoyan y dinamizan dicho proceso,
que hacerlo sola. Ya que la problemática no es individual, sino que involucra al
contexto social, económico y cultural, el hecho de contar con un grupo de
personas que de manera conjunta cuestionen lo establecido, posibilita la
transformación y búsqueda de sus realidades acorde con sus convicciones y
deseos. Las mujeres pueden, luego de generar relaciones vinculares entre
ellas, pensar como grupo en sus deseos, expectativas, proyecciones a futuro,
etc.

En este mismo sentido, es que se plantea que lxs niñxs en proceso de


transición de género vivenciarán mejor dicho proceso, si lo hacen en un
entorno que acompañe con afecto, respeto y escucha. La vivencia colectiva de
la manera en que se significan estas identidades contra-hegemónicas y la
deconstrucción conjunta de prejuicios y estereotipos sociales, promueve a su
vez, el ejercicio de los derechos humanos y de género de lxs niñxs en otros
ámbitos sociales, donde la vulnerabilidad puede ser afrontada desde una
posición fortalecida.

34
4.2. De la demanda individual a la integración comunitaria:
musicoterapia con mujeres

Propuesta realizada por Patricia Pellizari (Lic. en Musicoterapia) y Sabina


Dabrowski (Musicoterapeuta).

La experiencia se llevó a cabo en el Municipio de Morón, con diferentes


áreas del mismo (salud, educación, etc.) y con organizaciones barriales. Se
realizaron actividades en distintos espacios: Centro de Atención Primaria de la
Salud, en la calle, espacios barriales (comedores) y en el jardín de infantes del
barrio.
Participaron de la propuesta mujeres del barrio que, a partir del contacto
y el trabajo conjunto con los jardines municipales cercanos al centro de salud,
demandan ayuda preocupadas por distintos “problemas de sus hijos
pequeños”. Surge el dispositivo como un espacio en paralelo, con los niños por
un lado y, en el mismo horario, se dispone el grupo de madres y mujeres
La propuesta consiste en presentar un espacio sistemático de
encuentros con mujeres, donde puedan pensarse a sí mismas en interacción
con otras. Esto estimula el fortalecimiento colectivo y la búsqueda de
soluciones de manera conjunta para problemas comunes. Se propone
entonces, desde este dispositivo, la problematización de estereotipos sociales,
de género, de familia, de sexualidad, de salud y la integración en la diversidad.
Las problemáticas mencionadas por las mujeres participantes del
dispositivo fueron: “la impulsividad que aparece cuando no se puede poner
palabras a las emociones y necesidades, el desamparo producto de
situaciones familiares muy complejas donde existe la violencia, la adicción, la
desocupación, el aislamiento, la ansiedad, la angustia.” (Pellizari, P.,
Dabrowski, S. 2013).
A partir de lo referido por las mujeres, se inicia un trabajo con los
siguientes objetivos:
Objetivo General.
 “Promover la expresión y la participación en la construcción de
estéticas sonoras que revaloricen la escucha, la creatividad y el

35
intercambio, como claves para el afrontamiento en la vida
cotidiana y búsqueda de los factores de protección de la salud
colectiva”. (Pellizari, P., Dabrowski, S. 2013).
Objetivos específicos.
 Tomar conciencia de la importancia de la palabra en las acciones
cotidianas.
 Valorar las propias convicciones para poder trasmitirlas con
claridad en su entorno.
 Tejer redes que ayuden a afrontar las responsabilidades y
problemáticas respecto de la maternidad.
Una vez transcurrido el primer periodo de trabajo con la comunidad,
surge un nuevo objetivo:
 Ensayar nuevas modalidades expresivas y trasladar el desarrollo
de la capacidad de escucha a su cotidianeidad para mejorar sus
vínculos y crear redes.
Impacto del trabajo realizado
Luego de la implementación del dispositivo, puede observarse que las
mujeres que participan del mismo, comienzan a habilitarse para trabajar, a
debatir con sus padres y con los padres de sus hijos, a estudiar, a salir con
amigas. Mujeres que habían acudido al centro de salud por no poder contener
a sus hijos, comienzan a hacerlo. Algunas de ellas que manifestaron
incapacidad de mostrarse vulnerables y necesitadas de ternura pueden, luego
de esta experiencia, entregarse confiadas a la contención grupal.
También se observa que, la deconstrucción de la desvalorización que las
mujeres tienen sobre sus propios saberes, se transforma a partir de la
participación de espacios como éste, ya que logran reparar el dolor,
inaugurando nuevas oportunidades en sus vidas. En esta experiencia las
mujeres forman parte de un proceso mayor. Protagonizan la realización de
jornadas intergeneracionales, dando cuenta de un cambio de posición
subjetiva: la revalorización de lo que son y tienen para ofrecer.
Propuestas tales como: una pintada sonora y comunitaria de murales
entre familias; la invención de cuentos para sus hijos, nietos u otros niños; el
compartir danzas comunitarias donde se entrelazan vecinos desde los 3 a los

36
65 años; plantar árboles y flores en el jardín del centro de salud o investigar
con fotos el barrio; fueron, entre otras, actividades que posibilitaron ampliar su
capacidad de disfrute y fortalecieron la salud comunitaria.
Finalmente, cabe señalar, que algunas mujeres del grupo pudieron
multiplicar su experiencia con otras mujeres y madres de su comunidad barrial
(jardines cercanos), a través de actividades diseñadas con dicho fin.

Reflexión

Lo que se desprende, a partir de la lectura del relato anterior, intentando


pensar cómo sería el trabajo con lxs niñxs en proceso de transición de género y
su grupo familiar cercano, parte de la idea de invitar a las mujeres partícipes
del taller de musicoterapia (que demandan por sentirse poco valoradas en
cuanto a sus saberes), a “transformar la inercia y la naturalización del
sometimiento”. (Pellizari, P., Dabrowski, S. 2013). Esta invitación abre, para
las mujeres participes de la propuesta, un camino hacia la posibilidad de
habitar sus sueños y metas posibles, transitando la búsqueda y exploración de
ellas mismas y, su posición en la comunidad, en sus familias, en la sociedad,
en relación con las expectativas sociales y el rol que ellas quisieran asumir, etc.
La invitación es a desnaturalizar lo impuesto, para poder ser y construir en/con
la comunidad. En el trascurso del relato, lo que emerge es una posición
fortalecida del grupo de mujeres, con convicciones claras, que pueden ser
manifestadas, expresadas, trasmitidas en su contexto social. La posición de las
mujeres en la comunidad, deja de ser “un estar que soporta el malestar”, para
ser un “estar expresado”. Las mujeres dejan de ser víctima y se transforman en
actoras sociales, defendiendo sus elecciones, deseos, conocimientos.

Ahora bien, si se piensa en lxs niñxs y su entorno familiar atravesando


un proceso de transición de género, en una sociedad que poco acompaña
dicho proceso, resulta favorecedor el ejercicio de revalorización grupal,
desnaturalizando los prejuicios sociales respecto de las identidades disidentes,
ya que dicho posicionamiento habilita el ejercicio de la ciudadanía de lxs niñxs,
pudiendo exigir el cumplimiento de sus derechos vulnerados.

El hecho de poder visibilizar una problemática social y desmentir la idea


de que la misma corresponde al ámbito de lo íntimo y lo privado, es leído como

37
un indicador de la participación y el empoderamiento, propiciado por el
recorrido realizado por las mujeres en esta experiencia. Esto, a su vez,
promueve la búsqueda de la transformación de dicha realidad hacia espacios
cada vez más justos, equitativos y solidarios, donde se potencie la salud y el
bienestar de todxs lxs sujetxs.

38
39
5. Conclusiones

La propuesta de trabajo que hace la Musicoterapia Comunitaria


despliega la posibilidad de que, en primer término, sean las comunidades
quienes comanden sus procesos. Es decir, que se escuche la demanda y, a su
vez, la manera en que dicha comunidad desea resolver la problemática
planteada. Además, se tienen en cuenta las construcciones culturales que
determinan las formas de vida de las comunidades y, por ende, la idea que se
tiene sobre aquello que es saludable. El hecho de no imponer ideas y lógicas
como ejercicio de poder-saber sobre las comunidades es considerado un
aporte en el acompañamiento de un colectivo que se ha visto afectado y
vulnerado por las imposiciones de lo que se considera como “normal” por el
sistema heterocispatriarcal.
Por otro lado, las nociones de empoderamiento y participación colaboran
con la propuesta de dejar de considerar a lxs niñxs trans y de identidades
disidentes como sujetos patologizables y, por tanto, pasibles de ser
normalizados. Esto permite trabajar siguiendo la idea de potenciar la expresión
y construcción libre del género autopercibido, como aquello que es considerado
saludable, entendiendo a la diversidad como característica del género humano.
A su vez, la participación promueve nuevas formas de vincularse con otrx/s,
atenuado progresivamente la exclusión de la comunidad trans, travesti y de
identidades disidentes de los espacios sociales.
Por último, el trabajo sobre el fortalecimiento de las redes sociales, como
potenciador y generador de espacios saludables y equitativos, resulta
favorecedor para hacer del proceso de transición de género en la infancia una
instancia saludable. Pues mitiga todas aquellas situaciones que, producto de la
discriminación y la exclusión social, puedan poner en crisis el proceso de
transición de género de lxs niñxs, atentando contra su salud y bienestar.

En el recorrido del trabajo han surgido conceptos del feminismo que


contribuyen a las construcciones teórico-prácticas de la Musicoterapia
Comunitaria, aportando una lectura de género. A partir de esto surgen, como
ejes centrales del recorrido realizado en este trabajo, tres principios básicos
que se convierten en herramientas útiles, a la hora de pensar un Abordaje

40
Musicoterapéutico Comunitario con Perspectiva de Género, para acompañar el
proceso de transición de género en la infancia:

 Lo personal es político.
 La equidad en las relaciones interpersonales
 La revalorización de la perspectiva de los sectores más
vulnerados de la sociedad, como lo son las identidades disidentes

Lo que entendemos como saludable, o no, puede vincularse con las


diferencias de roles sociales que determinan maneras de relacionarse y
comportarse. En este contexto sociocultural, económico y político, donde se
promueve el triunfo individual por sobre la construcción de espacios de
bienestar social, se suele culpar o revictimizar a los grupos subordinados y/o
contrahegemónicos de sus situaciones de desventajas. Por esta razón, es que
el principio “lo personal es político” busca poner en evidencia, que la mayoría
de los conflictos considerados por el saber hegemónico como ¨patológicos”, a
los que las comunidad trans, travesti y demás identidades disidentes se ven
enfrentados, tienen en realidad causales vinculadas a lo social y político que a
lo psíquico individual y personal. Entonces, aquello que se juzga como
sintomático, extraño, agresivo, “anormal” ciertamente podría constituirse como
una respuesta esperable de unx personx frente a una situación de opresión.
Visibilizando esto, lo que se intenta es dar cuenta que las relaciones de
género inciden y son afectadas por el modelo de atención en salud, ya que es
en la práctica cotidiana donde emergen los estereotipos y prejuicios sociales
respecto de las identidades de género disidentes. Lo que se intenta poner en
tela de juicio es, que las problemáticas presentadas por lxs niñxs y su entorno
cercano surgen de un contexto de opresión, donde un análisis con perspectiva
de género y diversidad, permitiría visibilizar dicha situación en la comunidad.
Este principio viene en consonancia con una propuesta de abordaje, donde lx
sujetx pueda buscar transformaciones, tanto en lo personal como en lo social,
lejos de la idea de adecuar a lxs niñxs a una cultura disfuncional. Por último,
desde esta premisa, se considera también que reducir toda esta problemática
al ámbito privado constituye una forma de violencia, donde se responsabiliza a
lx sujetx de una problemática que es social.

41
Por otro lado, cuando se postula que las relaciones interpersonales
deben ser equitativas, se apunta tanto a la relación de lx terapeuta con lx
sujetx, así como a las relaciones personales dentro de la comunidad y de lx
terapeuta. De esta manera, se procura la sustentabilidad de esta postura en el
entorno próximo de cada unx, como un ejercicio político y ético. Santa L. Curtis
(2006), enuncia: “To be and to practice are one and the same in feminist
therapy”4. Explicitando que la base de este sistema se arraiga justamente en la
manera impuesta de generar vínculos, modificar esta situación constituye un
paso esencial para habilitar la deconstrucción de la opresión sobre los cuerpos
disidentes. Este acto, como postura política, no puede quedar ligado sólo al
momento en que ejercemos el rol profesional, ya que la vida en sociedad exige,
desde esta postura, la modificación de la manera de vincularse con otrxs
también en la vida cotidiana.
Por último, la revalorización de la perspectiva de los sectores más
vulnerados de la sociedad, promueve que para que todo lo antes expuesto
realmente sea posible, es imprescindible que la perspectiva de travestis, trans
e identidades disidentes sea revalorizada. Es decir, puesta en escena desde
otro lugar y con otra escucha, que les permita posicionarse como sujetxs
crítiquxs, con igual posibilidad y acceso a las herramientas necesarias para
modificar su realidad, acorde con sus deseos y necesidades.
Habiendo desarrollado estos tres principios, se puede afirmar que la
perspectiva de género, en el abordaje Musicoterapéutico Comunitario para
acompañar el proceso de transición de género en la infancia, propone objetivos
claros: eliminar la opresión de las identidades que no responden a la norma o a
los estereotipos de género impuestos desde la ideología imperante,
posibilitarles a las mismas recuperarse del daño específico ejercido por esa
opresión, y brindarles el encuadre terapéutico como un espacio real y factible,
en el cual trabajar sobre esa opresión internalizada, para el libre desarrollo y
expresión de sus identidades y de sus vidas.
Para finalizar, quisiera mencionar la necesidad imperiosa de contar con
una formación con perspectiva de género, en todos los niveles educativos y de

4
Ser y hacer se encuentran unidos desde una postura feminista del ejercicio de la profesión.

42
formación profesional, teniendo en cuenta el nuevo contexto social, cultural y
las nuevas normativas legales vigentes en el país.

43
44
6. Referencias
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video: Cámara y Locución a cargo de Patricia Lallana y Patricia Ubilla.
Dirección por Hernán Fliman. Edición a cargo de Ricardo A. Nercelles.
 Proyecto “Indicios de un Porvenir: MUSICOTERAPIA SOCIAL EN
AMÉRICA LATINA” (2016). Dedicado a la Prof. Cecilia Conde.
Realización técnica: Mónica Artale. Idea y Dirección: Dra. Patricia
Pellizzari.

50
51
7. Glosario
Atribución de Género: designación social de una persona como niño o niña.

Disidencia: se entiende como la expresión formal de un desacuerdo parcial o


total respecto de otros criterios individuales o colectivos, con connotación auto
excluyente, en ocasiones, con el orden establecido en la sociedad o en alguno
de sus ámbitos derivados. Así en sociología, la disidencia equivaldría a la auto
exclusión de la pertenencia a un grupo, tales como una comunidad o
una institución de la cual se es o se fue miembro voluntaria o
involuntariamente. No obstante, la parte y el todo, la disidencia también puede
ser dirigida hacia un solo pensamiento, actos o actividades concretas e incluso
creencias.

Expresión de Género: Exteriorización de la identidad de género de una


persona incluyendo la expresión de la identidad o la personalidad mediante el
lenguaje, la apariencia, elección del nombre propio, etc.

 Femenino.
 Masculino.
 Andrógino: ser físicamente intermedio, con rasgos sexuales de hombre
y de mujer, o bien un hombre o una mujer que no aparenta de forma
clara el sexo al que pertenece.

Género binario: referido también como dualismo de género, es la clasificación


del sexo y el género en dos formas distintas y complementarias
de masculino y femenino. La clasificación dentro de este binarismo de
género no abarca, por tanto, a individuos que nacen con órganos
reproductivos intersexuales y puede excluir a todos aquellos que se identifican
como lesbianas, gais, bisexuales, transgéneros, transexuales, de género no-
binario o tercer género.

Género fluido: aquel en donde se pueden ubicar diversas identidades


sexuales. Por lo general se manifiesta como un cambio entre lo masculino y lo
femenino o neutro; aunque puede abarcar otros géneros e inclusive
identificarse con más de un género a la vez.

52
Heterocispatriarcado: sistema de relaciones sociales caracterizado por la
supremacía de lo masculino, el género determinado por la genitalidad biológica
binaria y la heterosexualidad, lo que genera mecanismos de discriminación por
razón de sexo, género y orientación sexual hacia mujeres y personas LGTBIQ
(lesbianas, gais, transexuales, bisexuales, intersexuales y queer).

Heteronormatividad: Es un término acuñado por Michael Warner que hace


referencia “al conjunto de las relaciones de poder por medio del cual la
sexualidad se normaliza y se reglamenta en nuestra cultura y las relaciones
heterosexuales idealizadas se institucionalizan y se equiparan con lo
que significa ser humano”.

Identidad de Género: alude a la percepción subjetiva que un individuo tiene


sobre sí mismo en cuanto a su propio género, que podría o no coincidir con sus
características sexuales; este, puede considerarse como el sexo psicológico o
psíquico y se constituye en uno de los tres elementos de la identidad
sexual junto a la orientación sexual y el rol de género, relacionándose «con el
esquema ideoafectivo de pertenencia a un sexo», por lo que sería la expresión
individual del género.

 Transgénero: personas cuyas identidades de género son diferentes


del sexo o el género que se les asignó al nacer.
 Transexual: persona cuya identidad de género no coincida con la
identidad sexual que se le atribuye a partir de criterios biológicos. Las
personas transexuales no siempre desean modificar las características
sexuales externas que no se corresponden con el género con el que se
sienten identificadas, pero otras sí.
 Travesti: (también denominado transvestismo y trasvestismo) es un
comportamiento e identidad transgénero en la que una persona de un
determinado género expresa a través de la vestimenta, principalmente,
un rol de género socialmente asignado al sexo opuesto (en inglés, cross-
dressing o crossdressing) y que está asociado a la transexualidad, pero
no es una condición sine qua non para su existencia.
 Cisgénero: es un neologismo y tecnicismo de origen alemán propio del
campo interdisciplinario de los estudios de género, término que es

53
utilizado para hacer referencia a aquellos individuos cuya identidad de
género coincide con el sexo que les fue asignado al nacer, lo cual es
aplicable a la mayoría de las personas. Lo opuesto a cisgénero es
denominado transgénero.
 Género fluido / intersex: Se entiende que un individuo es de género
fluido cuando no se identifica con una sola identidad de género, sino que
circula entre varias. Comúnmente se manifiesta como transición entre
masculino y femenino o como neutralidad, sin embargo puede
comprender otros géneros, e incluso puede que se identifique con más
de un género a la vez. Las personas que se identifican como de género
fluido pueden sentir el cambio de identidad a largo o a corto plazo; entre
años, meses, días, etc.

LGBTIQ: La «L» es de lesbianas: personas que se identifican como mujeres y


se sienten atraídas hacia otras personas que también se identifican como
mujeres. La «G» es de gays: personas que se identifican como hombres y se
sienten atraídas hacia otras personas que también se identifican como
hombres. La «B» es de bisexual: personas que se sienten atraídas tanto hacia
personas de que se identifican como mujeres como a personas que se
identifican como hombres. La «T» es de trans. Este se considera un término
«paraguas» ya que se utiliza en diferentes sentidos. En general se usa para
describir a personas cuya identidad de género no se corresponde con su sexo
biológico. Muchas veces se diferencia entre travestis, transgénero y
transexuales; en esos casos es posible ver la sigla como LGBTTTIQ. La «I» es
de intersex: personas cuyo sexo biológico no se ajusta a la definición binaria
hombre/mujer. Existen múltiples combinaciones de atributos sexuales que no
se ajustan a ninguna de las dos categorías mencionadas. La «Q» es de queer
(«raro», en inglés): originalmente utilizado en tono despectivo para hablar de
toda aquella persona que no se ajustara a los parámetros de la
heterosexualidad. A partir de la década de los Noventa fue retomado y
redefinido desde el área de la teoría crítica. Una de sus principales precursoras
y mejores exponentes fue Judith Butler, quien lo describió de la siguiente
manera:

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«Mi entendimiento de la palabra “Queer” es el de un término que
desea que no tengas que presentar una tarjeta de identidad antes
de entrar en una reunión. Los heterosexuales pueden unirse al
movimiento queer. Los bisexuales pueden unirse al movimiento
queer. Queer no es ser lesbiana, no es ser gay. Es un argumento
contra la espcificidad lésbica: Si soy lesbiana tengo que ser de tal
modo. O si soy gay tengo que desear de cierta manera. Queer es
un argumento en contra de cierta normativa, de lo que una
adecuada identidad lesbiana o gay constituye».

Orientación sexual: Atracción sexo-afectiva hacia otrxs (entendido como


práctica).

 Lesbiana.
 Gay.
 Bisexual.
 Pansexual: es una orientación sexual humana caracterizada por la
atracción romántica o sexual hacia individuos independientemente de su
género y/o sexo.

Rol de género: construcción teórica en las ciencias sociales y humanas, que


hace alusión a un conjunto de normas sociales y de comportamientos que,
dentro de una cultura específica, son ampliamente considerados como
socialmente apropiados para las personas de un sexo determinado. Se trata de
aquella imagen pública que presenta una determinada persona o individuo
frente a los demás de ser una mujer o un hombre. La apreciación de rol de
género abarca desde las actitudes, acciones hasta rasgos de la personalidad
relacionados a un género en particular dentro de esa cultura.

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