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envidiar, y cuya propiedad creerán poder después repartirse entre sí".

Es todo esto de público dominio, como que ocurre ya en Europa. Las armas primeramente
esgrimidas fueron de índole económica. El plan judío ser realizó merced a la división de la sociedad
no-judía en ricos y pobres. Divide y vencerás, tal es el lema del hebreo. División de la sociedad
cristiana por medio de animosidades económicas, confesionales, sociales y nacionales, en tanto los
judíos forman una unidad compacta, que solo por este hecho se halla en condiciones de dominar a
un mundo dividido en su seno. Tengamos únicamente en cuenta el enorme poderío hebreo en
Rusia, Alemania, Austria, Francia, Italia, Inglaterra y los Estados Unidos, como resultado de la
guerra mundial. Ningún banquero judío de Rusia fue molestado, en tanto que a los no-judíos se les
paso por las armas, quitándose sus bienes. El bolcheviquismo no suprimió el capitalismo; solo
traspaso los capitales de propietarios no-judíos a manos judías, y este es en realidad el único y
exclusivo objeto, tanto del socialismo, como del anarquismo y del bolcheviquismo. Allí donde se
publique la caricatura de un capitalista cubierto de oro y brillantes, llevara, inevitablemente las
facciones de un tipo no-judío. Los "capitalistas" denunciados en el periodismo rojo, no son nunca
judíos. Cualquier huelga de importancia, en los ferrocarriles, en la industria del acero o en la
minera, va siempre contra empresas no-judías: radica ahí toda la finalidad del movimiento obrero
rojo. Es de una raza extraña, es semita y es anticristiano.

Un punto interesante de los "Protocolos" es el de la contraposición del sistema financiero


actualmente favorecido por los judíos, y que representa el sistema hebreo genuino.

Se dice en el Protocolo 20: "El patrón de oro destruyó a aquellos Estados que lo adoptaron, pues
no pudo realmente satisfacer la demanda de signos monetarios, especialmente por la razón de que
retirábamos tanto oro de la circulación como considerábamos conveniente". El no-judío ingenuo
preguntara: "¿Por que podían los hebreos tener interés en retirar el oro de la circulación, no
pudiendo así extraer beneficios del mismo?" No olvidemos al respecto lo dicho acerca de la
diferencia fundamental entre el "productor" y el "recolector". Para la gente cuya herramienta es el
dinero, una crisis económica resulta mucho más lucrativa que una época prolongada de bienestar
económico.

"Provocamos situaciones criticas en la vida económica, con tal de dinero de la circulación". Todo el
mundo sabe que la desaparición del dinero disponible de la circulación general, produce pánico y
consternación. Nosotros, los norteamericanos, fuimos testigos durante quince meses de tal
desaparición y de sus consecuencias. La orden respectiva se envió telegráficamente a los
financistas para un día determinado, y ese mismo día sobrevino una catástrofe económica en todo
el territorio de la Unión. Banqueros honestos intentaban ayudar, en tanto que aquellos otros
iniciados extratanpingües ganancias de aquella catástrofe. Se substrajo el dinero a su objetivo
legal, siendo dado a los especuladores al 6 por ciento, quienes a su vez volvieron a prestarlo al 30
por ciento.

No se le ocurrirá a ninguna persona cuerda querer explicar tales acontecimientos como "leyes
naturales", ni como consecuencia de una practica comercial honesta.

En otra parte se burlan los Protocolos de la política financiera de los gobiernos, diciendo: "A raíz de
métodos admitidos por gobernantes torpes, vacióse el Tesoro publico. Seguía a esto el periodo de
contraer deudas y de gasta los últimos activos, y esto llevo a los Estados no-judíos al borde de la
bancarrota".

Están los Estados en bancarrota, desde el punto de vista financiero, y se sostienen solo
artificialmente por medio de contribuciones tan enormes, que equivalen a la desposeción. Estados
Unidos, falsamente llamado el "país más rico del mundo", se halla en su condición de Estado
exactamente tan pobre y arruinado como cualquier otro. Nada tiene, salvo deudas, y sigue
contrayendo empréstitos.

Dicen mas adelante los Protocolos: "Demuestra cada empréstito la incapacidad e ignorancia del
respectivo gobierno en cuanto a los derechos del Estado. Los empréstitos, como espada de
Damocles, se suspenden sobre las casas reinantes, que en vez de repartir contribuciones a tiempo,
extienden las manos pidiendo limosna a nuestros financistas. Los empréstitos exteriores, sobre
todo, son como las sanguijuelas, que no se pueden arrancar del cuerpo de los Estados hasta que
caen por su propio peso, si no es el gobierno quien las quite violentamente, pero los gobiernos no-
judíos, muy lejos de suprimirlos, tornan a "lanzar" cada vez otros nuevos. Irremisiblemente deben
hundirse a consecuencia de tan perenne y voluntaria sangría".

No admite replica alguna esta critica.

Añaden los Protocolos con escarnio: "Entendámonos bien: aunque nosotros mismos hayamos
propiciado tan necia política, naturalmente que no la seguiremos... ¿Cual es el efecto de un
empréstito, especialmente de uno exterior? La emisión de un certificado de deuda con la promesa
de pagar intereses. El empréstito ofrece un 5 por ciento, y resulta que luego de 30 años el Estado
pago los intereses inútilmente, aunque haya devuelto toda la cantidad adeudada: después de 40
años habrá pagado los intereses por doble valor, y al cabo de 60 años, por valor triple de la deuda,
en tanto que esta queda incólume".

¡Más claro, el agua! Y, sin embargo, ¿quien se dará cuenta cabal de ello? Aun seguimos viviendo
bajo la influencia de la doctrina, que dice que las "deudas nacionales redundan en beneficio de la
economía nacional". Por el contrario, lo cierto es que el importe de las deudas nacionales ofrece
una exacta medida de la esclavitud de los Estados bajo el cetro de Judá.

Se ocupan los capítulos 20 y 21 de los "Protocolos" en exponer el programa de la política que


seguirán los hebreos, cuando hayan alcanzado el poder mundial, diciendo: "Una vez que ocupemos
los tronos del mundo, se excluirán todos los procedimientos económicos, que no coincidan con
nuestros intereses".

1º "Se cerraran definitivamente las Bolsas de fondos, pues no admitiremos que nuestro renombre
sufra con las oscilaciones de los precios de nuestros valores. Fijaremos para estos un cambio
forzoso igual a su valor nominal total sin permitir que nadie lo alce o baje. Las alzas de precios son
seguidas de bajas: esa fue nuestra gran jugada con los títulos de los Estados no-judíos".

2º "Legal embargo del dinero, a fin de regular su circulación"

3º "Implantaremos una unidad monetaria, basada sobre el valor de determinada unidad productiva,
aunque el material del que se componga la moneda sea papel o madera (¿?). Emitiremos en todo
momento tanto dinero como sea preciso para satisfacer las necesidades normales de cada
ciudadano, emitiendo con cada nacimiento una suma determinada, y retomándola con cada
defunción".

4º "Serán comprados por nuestro gobierno títulos y valores, y este, en vez de pagar tributos por los
empréstitos, los emitirá bancariamente. Este procedimiento evitara todo estancamiento monetario
en la Hacienda publica, toda vida parasitaria y ociosa, condiciones y habilidades que para nosotros
fuero útiles, en tanto, los infieles eran todavía dependientes; pero que no admitiremos cuando
nuestro Reino haya llegado".

5º "Substituiremos las bolsas por instituciones financieras del Estado, cuya misión será la de fijar el
valor de los títulos oficiales, de acuerdo con instrucciones del gobierno. Dichos institutos estarán
fundados de tal manera, que en un solo día podrán comprar o vender respectivamente por valor de
500 millones de papel industrial, de modo que toda empresa industrial dependerá de nosotros. Es
de imaginar el enorme poderío que alcanzaremos con tales medidas.

Se prevén las siguientes fuentes de ingresos contributivos en el Imperio mundial judío: 1º Recargo
progresivo sobre la propiedad; 2º Recargo progresivo sobre los beneficios y herencias; 3º
Contribución sobre el traspaso de bienes, en efectivo o en valores; 4º Tasa al lujo y recargo del
sellado.

Dichas medidas harán desaparecer el odio de pobres contra ricos, ya que estos serán considerados
como los pilares financieros del Estado y como responsables de un pacifico bienestar. Comprenderá
el proletariado que es el rico el único que facilita los medios para que siga subsistiendo tal estado
de cosas y se llegue al bienestar pacifico.

FIN

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