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Creación de dinero

El dinero es el medio de pago por excelencia en el mundo desarrollado. Sin embargo, no todo el
mundo entiende realmente el significado de este, así como tampoco quién es el encargado de
crearlo o cómo se crea en sí mismo. Todos hemos visto en alguna ocasión por televisión la
imprenta que fabrica los billetes de la eurozona, pero ¿hay algo más detrás de este proceso?

Antes de explicar el proceso de creación de dinero, es fundamental aclarar qué es la oferta


monetaria y qué tipos de dinero la forman. Cuando hablamos de oferta monetaria estamos
haciendo referencia a la cantidad de dinero que hay en manos del público en un determinado
momento. Pero, ¿dinero físico solamente? La respuesta es no.

La oferta monetaria tiene dos componentes: el dinero legal, que está formado por los billetes y
monedas que constituyen el efectivo en manos del público; y el dinero bancario

Además del dinero que está en manos del público, en forma de billetes y monedas legal (dinero
legal), existe el que está depositado en los bancos, en forma de cuentas corrientes, cuentas de
ahorro o plazos fijos (dinero bancario).

Cuando pensamos en cuánto dinero hay puesto en circulación, estamos pensando en lo que
realmente se conoce como la base monetaria. Este agregado, se conoce también como efectivo
total y representa al conjunto de monedas y billetes en circulación en un país (o una zona).

Como es lógico, un país no puede comenzar a imprimir dinero sin realizar antes otros ajustes.
En caso de que así lo hiciera, su moneda se devaluaría con rapidez y ese sería el efecto más
inmediato de muchos otros. Para poder apretar el botón que pone en marcha la impresora de
moneda de forma equilibrada, se debe realizar antes un proceso conocido como "creación de
base monetaria". Un billete o una moneda representan una deuda del gobierno con la
persona que lo posee, es algo así como una factura que el estado se compromete a pagarnos y
que nosotros podemos utilizar para canjear por bienes y servicios con respaldo del gobierno. Por
supuesto, el concepto de "en circulación" es más amplio de lo que podemos pensar a priori, pues
incluye tanto las monedas y billetes en manos del público como las reservas en los bancos.
Tened en cuenta que estas se encuentran en moneda de curso legal, no así las reservas del
banco central, que pueden estar formadas por varios tipos de activos.

Los billetes y monedas son emitidos por la autoridad monetaria competente, que generalmente
es el banco central de cada país. En el caso de la zona euro, el encargado sería el Banco Central
Europeo (BCE). A pesar pues de que parezca que el principal emisor de dinero es el banco
central, esto no es así: los bancos privados también son capaces de crear dinero, hasta el punto
de que en la práctica el 95% del dinero es creado por la banca privada.

Creación de base monetaria


Puesto que un billete o moneda representan una deuda del gobierno hacia nosotros, si se
pretende generar más efectivo, se debe respaldar previamente con algo. A este proceso previo a
la impresión, es a lo que denominamos creación de base monetaria y consiste en aumentar los
activos del banco central. Hay diversas formas de hacerlo:

 Aumentando la cantidad de oro o divisas que posee el banco central


 Aumentando el número de créditos que el banco otorga a bancos comerciales que
necesitan liquidez.
 Comprando deuda pública mediante OMAs.
 Aumentando los créditos que el banco central realiza al sector público.

Además de los mencionados, existen otros mecanismos, pero estos son los más populares.
Cuantos más activos adquiera el banco central, más posibilidades tendrá de crear dinero. Esto
puede parecer algo más lioso de lo que es en realidad, pero es más fácil de lo que parece.
Suponed que un banco central tiene un kilo de oro en sus reservas. Por cada gramo emite un
dólar. Si el banco central adquiere otro kilo podrá emitir mil dólares. Cada dólar emitido tendrá
el mismo valor intrínseco que los otros, pues representa un gramo de oro.

Si se hubiera impreso el dinero sin adquirir el segundo kilo, tendríamos dos mil dólares que
representarían un kilo de oro y los billetes antiguos valdrían la mitad.

 Dinero fiduciario

El dinero llamado fiduciario, (del latín fiduciarĭus, de fiducĭa 'confianza' y ésta a su vez
de fides 'fe'), es el que se basa en la fe o confianza de la comunidad, es decir, que no se respalda
por metales preciosos ni nada que no sea una promesa de pago por parte de la entidad emisora.
Es importante tener en cuenta que entendemos la confianza de la comunidad como el conjunto
de la riqueza aparente que presenta la comunidad emisora de la moneda. Es el modelo
monetario que predomina actualmente en el mundo, y es del dólar estadounidense, el euro y
todas las otras monedas de reserva.

El dinero mercancía basa su valor en la existencia de una contrapartida en oro, plata o cualquier
otro metal noble o valores. En cambio, las monedas y billetes fiduciarios tienen valor debido a
su declaración como dinero por el Estado y también en el crédito y la confianza (la fe en su
futura aceptación) que inspira. Sin esta declaración, la moneda no tendría ningún valor: el
dinero fiduciario sería entonces tan poco valioso como el pedazo de papel en el que está
impreso.
Un billete actual es una clara representación de dinero fiduciario, por cuanto objetivamente
considerado carece de valor. Su valoración viene dada por la autoridad monetaria que lo emitió,
que goza de confianza entre los sujetos que la aceptan.

 Dinero no fiduciario

El Patrón Oro es un sistema monetario que, básicamente, consiste en establecer el valor de la


moneda de un país en relación a la cantidad de oro que este posea.

Al nivel más elemental, el poseedor de un billete de cierto valor contaría con el derecho a
intercambiar ese billete por una cantidad de oro proporcional según el tipo de cambio que su
nación estableciera.

A nivel nacional, cada país basaba su cantidad de dinero en circulación directamente con la
cantidad de oro que poseía custodiado en sus reservas. El modo de funcionar, por lo tanto,
consistía en la libre importación y exportación de oro para equilibrar su balanza de pagos,
haciendo del oro la base monetaria por naturaleza.

Funciones del patrón oro

A través del movimiento internacional del oro, este sistema económico buscaba el
establecimiento de unos tipos de cambio fijos entre países. De esta manera, podría controlarse
más fácilmente el crecimiento de los mismos y estabilizar los precios internacionales.

Si hablamos del cambio entre monedas de dos países diferentes, su cálculo se haría mediante
una rudimentaria regla de tres ayudándose del precio del oro en un momento determinado. Es
decir, dependiendo de la cantidad de oro por la que cada moneda se intercambie en ese periodo.

Origen del patrón oro

El oro había ejercido el papel de modo de pago desde los tiempos más remotos. Sin embargo, la
primera medida formal que establecía al oro como institución legal fue tomada en 1819 por
Inglaterra, haciendo que el papel moneda fuera intercambiable por una cantidad de oro definida
por un precio fijo.

Los ingleses, primera economía mundial por entonces, empujaron con el poder de su moneda (la
libra esterlina) este sistema monetario que gradualmente fueron adoptando otras potencias a lo
largo del siglo XIX. Fue en 1879 cuando Estados Unidos entró en el sistema, formalizando
definitivamente el vínculo oro-dólar en 1900.

Declive del patrón oro

La vigencia del Patrón Oro terminó perdiendo fuelle con la I Guerra Mundial. Los países
participantes en el conflicto, para financiar la contienda, necesitaban muchos más recursos
económicos de los les correspondían según su cantidad de oro. Esto llevó a muchos países a la
impresión de más y más dinero en papel no respaldado por reservas de oro, haciendo que el
sistema perdiera sentido y validez. Llegando, años más tarde, a provocar hiperinflación en
algunos países como Alemania.

Tras la guerra, todo intento para intentar restablecer el modelo quedó por el camino, siendo
determinante el crecimiento exponencial de Estados Unidos y el dólar durante el siglo XX.
Confirmándose como la economía y la moneda de referencia mundial del siglo.
El Patrón Oro clásico impulsado por Gran Bretaña hasta 1914 fue sustituido en 1925 (cuando
los ingleses decidieron retomar este sistema) por un modelo basado en la posesión de lingotes
de oro intercambiables a billetes solamente por encima de una cantidad mínima y mediante el
uso de múltiplos de la misma. Además, justo antes de que explotara la Gran Depresión, el
modelo había evolucionado. Los países que seguían el patrón compraban y vendían divisas
(dinero) de países que funcionaban siguiendo el modelo clásico.

En 1971, el presidente de Estados Unidos, R.Nixon, anunció el abandono definitivo del Patrón
Oro. Las reservas de oro estadounidenses se habían reducido dramáticamente durante la Guerra
de Vietnam y la Guerra Fría y la convertibilidad en oro del dólar había resultado una tarea casi
imposible. Tras estas incidencias, nacía así un nuevo Sistema Monetario Internacional que llega
hasta nuestros días.

Como ya sabemos, en la actualidad las divisas fluctúan libremente en los mercados


financieros internacionales bajo la supervisión de los Bancos Centrales. Aunque por
tradición y símbolo de fortaleza de la divisa norteamericana, es costumbre expresar los pares de
divisas respecto al dólar.

De 1871 a 1971, el oro tuvo un gran protagonismo en el Sistema Monetario Internacional, que
finalmente cedió al sistema de divisas actual.
La creación de dinero bancario
Los agentes económicos se comportan de distinta manera respecto al dinero. Unos gastan
menos de lo que ingresan y, por tanto, ahorran, o dicho de otra forma, tienen superávit. Otros,
por el contrario, gastan más de lo que tienen, viéndose en la necesidad de endeudarse, es decir,
tienen déficit. En definitiva, a algunos les sobra dinero, mientras que a otros les falta: la
banca hace de intermediaria entre los ahorradores u oferentes de dinero y los demandantes de
dinero:

Los bancos nacieron para intermediar entre unos y otros agentes, canalizando el ahorro hacia
aquellos que necesitan dinero para invertir, las empresas y el sector público fundamentalmente,
o para consumir. La función de la banca, por tanto, es intermediar en el mercado de dinero a
cambio de un precio, el tipo de interés.

El problema es que las necesidades de financiación en el sistema económico son mucho


mayores que el total de depósitos de los ahorradores. Entonces los bancos crean más dinero del
que existe para atender esas necesidades de los agentes deficitarios.

El tipo de interés, el precio del dinero, tiene dos características: se expresa en porcentaje sobre
100 y tiene una dimensión temporal, tomando como referencia generalmente un año. Por
ejemplo, si el tipo de interés es del 5%, significa que por cada 100€ cada año se generan 5€ de
intereses. Los bancos obtienen su beneficio prestando el dinero a un tipo de interés superior al
que pagan por los depósitos de los ahorradores.

En la Edad Media, cuando nació el dinero-papel, los orfebres observaron que rara vez los
depositantes del oro lo retiraban, comenzando a crear más recibos que oro tenían en su haber.
Sus sucesores, los bancos, hicieron lo mismo, estimando que si mantenían entre un 10% y un
20% de los depósitos reales que recibían en forma de dinero, estaban asegurados ante posibles
retiradas de los depositantes. El resto podían prestarlo a terceras personas obteniendo a cambio
un beneficio en forma de intereses.

Actualmente el porcentaje que deben mantener los bancos de dinero en metálico, del total
de sus depósitos, lo fija el Banco Central, y se denomina coeficiente de reservas mínimas,
consistentes en una fracción de los depósitos que mantienen. De ahí el nombre de sistema de
reserva fraccionaria. Esta cantidad que obligatoriamente deben mantener los bancos en dinero
de curso legal es improductivo, no genera intereses ni, por tanto, rentabilidad.

La existencia legal de este pequeño porcentaje de reservas, y la posibilidad de prestar el resto de


dinero depositado, da lugar a la creación de dinero bancario, otra importante función que
realiza la banca. En este proceso, además, los bancos transforman los depósitos recibidos de
los ahorradores en préstamos que contratan los agentes económicos que necesitan dinero para
invertir o para consumir.

En el momento que nos abonan en nuestra cuenta el importe del préstamo, cuando se está
creando el dinero bancario. De esta forma, los bancos, mediante sus operaciones diarias, están
afectando constantemente a la oferta monetaria, ya que al aceptar depósitos y conceder
créditos, están creando dinero y, por consiguiente, están haciendo variar la cantidad de dinero en
circulación.

Así pues, si el coeficiente de caja aumenta, los bancos tendrán que dedicar más dinero a
reservas y, por lo tanto, dispondrán de menos dinero para conceder préstamos, por lo
que disminuirá la creación de dinero bancario. Disminuye, pues, el dinero en circulación, es
decir, disminuye la oferta monetaria. Esta acción responde a una política monetaria
restrictiva.

Si el coeficiente de caja disminuye, los bancos podrán reducir sus reservas, dedicando más
dinero a los préstamos y, por consiguiente, aumentará la creación de dinero bancario.
Aumenta, pues, el dinero en circulación, es decir, aumenta la oferta monetaria. Esta acción
responde a una política monetaria expansiva.

Para ello, vamos a partir de las ecuaciones que definen a la Oferta monetaria (OM) como la
suma del efectivo en manos del público (EMP) y los depósitos bancarios (DB); y a la Base
monetaria (BM) como la suma del efectivo en manos del público (EMP) y las reservas
bancarias (RB):

De este modo tenemos como resultado que: OM = BM x Mm


Multiplicador monetario= Mm = 1/CRM

Si, por ejemplo, el CRM es de un 10%, el multiplicador vale 1/0,10 = 10.

Y si el CRM se fija en un 1%, como es el caso de la Zona Euro en la actualidad, el


multiplicador asciende a 100 (1/0,01).

En cualquier caso, cuanto menor sea el valor del CRM, mayor será el Multiplicador
Monetario y, por tanto, mayor la cantidad de dinero que se crea a partir de un depósito inicial
en metálico.

El proceso de creación de dinero bancario tiene lugar sólo si todos los agentes que en él
participan depositan el dinero que reciben en algún banco, y además los bancos sólo mantienen
en metálico el mínimo legal (CRM). Pero ¿y si alguien decide mantener el dinero en casa? En
este caso habrá que restar esa cantidad de los nuevos depósitos, por lo que el efecto
multiplicador será menor. Lo mismo ocurrirá si algún banco decide mantener en efectivo una
cantidad mayor que la que exige el coeficiente de reservas mínimas, suceso poco probable por el
incentivo que tiene de rentabilizar el dinero depositado a través del préstamo.

Veamos este proceso mediante en el siguiente gráfico, que supone un coeficiente de reservas del
10%:

Pero el proceso continua... ¿hasta cuándo? para saberlo, basta con sumar los depósitos sucesivos
que se van creando: 1000+900+810+729+...., o lo que es lo mismo:

1000 x (1/0,10) = 10.000€

De estos 10.000€ existentes finalmente, sólo los 1.000€ iniciales son dinero de curso
legal, monedas y billetes. Los 9.000€ restantes son lo que se denomina dinero bancario, que
no tiene un soporte real en monedas/billetes, sino que lo han creado los bancos en forma de
préstamos, de deudas que tendrán que devolver los agentes deficitarios. En resumen, por cada
euro suministrado al sistema bancario, los bancos crean finalmente 9€ de depósitos adicionales
o dinero bancario, procedente de los préstamos concedidos.

Este efecto se conoce como multiplicador monetario, y vale el cociente entre la unidad y el
coeficiente de reservas mínimas (CRM), en tanto por uno.

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