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Alejandra Pizarnik

dice que no sabe del miedo de la muerte del amor


dice que tiene miedo de la muerte del amor
dice que el amor es muerte es miedo
dice que la muerte es miedo es amor
dice que no sabe

Tú me quieres blanca, no sé todavía


por cuáles milagros,
de Alfonsina Storni me pretendes blanca
Tú me quieres alba, (Dios te lo perdone),
me quieres de espumas, me pretendes casta
me quieres de nácar. (Dios te lo perdone),
Que sea azucena ¡me pretendes alba!
Sobre todas, casta.
De perfume tenue. Huye hacia los bosques,
Corola cerrada . vete a la montaña;
límpiate la boca;
Ni un rayo de luna vive en las cabañas;
filtrado me haya. toca con las manos
Ni una margarita la tierra mojada;
se diga mi hermana. alimenta el cuerpo
Tú me quieres nívea, con raíz amarga;
tú me quieres blanca, bebe de las rocas;
tú me quieres alba. duerme sobre escarcha;
renueva tejidos
Tú que hubiste todas con salitre y agua:
las copas a mano,
de frutos y mieles Habla con los pájaros
los labios morados. y lévate al alba.
Tú que en el banquete Y cuando las carnes
cubierto de pámpanos te sean tornadas,
dejaste las carnes y cuando hayas puesto
festejando a Baco. en ellas el alma
Tú que en los jardines que por las alcobas
negros del Engaño se quedó enredada,
vestido de rojo entonces, buen hombre,
corriste al Estrago. preténdeme blanca,
preténdeme nívea,
Tú que el esqueleto preténdeme casta.
conservas intacto
Carta de creencia, En la altura
las constelaciones escriben siempre
de Octavio Paz. la misma palabra;
nosotros,
Amor, isla sin horas, aquí abajo, escribimos
isla rodeada de tiempo, nuestros nombres mortales.
claridad La pareja
sitiada de noche. es pareja porque no tiene Edén.
Caer Somos los expulsados del Jardín,
es regresar, estamos condenados a inventarlo
caer es subir. y cultivar sus flores delirantes,
Amar es tener ojos en las yemas, joyas vivas que cortamos
palpar el nudo en que se anudan para adornar un cuello.
quietud y movimiento. Estamos
El arte de amar condenados
¿es arte de morir? a dejar el Jardín:
Amar delante de nosotros
es morir y revivir y remorir: está el mundo.
es la vivacidad.
Te quiero
porque yo soy mortal
y tú lo eres.
El placer hiere,
la herida florece.
En el jardín de las caricias Alejandra Pizarnik
corté la flor de sangre
para adornar tu pelo. 1
La flor se volvió palabra. alejandra alejandra
La palabra arde en mi memoria. debajo estoy yo
Alejandra
Amor:
reconciliación con el Gran todo
y con los otros, 2
los diminutos todos
innumerables. Ojalá pudiera vivir solamente en éxtasis,
Volver al día del haciendo el cuerpo del poema con mi
comienzo. cuerpo
Al día de hoy.

La tarde se ha ido a pique.


Lámparas y reflectores
perforan la noche.
Yo escribo:
hablo contigo:
hablo conmigo.
Con palabras de agua, llama, aire y tierra
inventamos el jardín de las miradas.
Miranda y Fernand se miran,
interminablemente, en los ojos
—hasta petrificarse.
Una manera de
morir
como las otras.

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