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ASUNTO: DIOS

PROPÓSITO: PASTORAL
TEMA: VERDADES ABSOLUTAS RESPECTO AL GOBIERNO DIVINO

CONOCIENDO A DIOS BÍBLICAMENTE:


EL DIOS SOBERANO
MATEO 6:33
INTRODUCCIÓN:
En un contexto en el que Jesús habla de la provisión divina, establece una
necesaria búsqueda del reino de Dios y su forma de gobierno. Este
pensamiento de Cristo, tiene como énfasis primordial establecer que todo aquel
que rinde su vida a Jesús, como acto voluntario de fe, debe estar dispuesto a
sujetarse a la soberana voluntad de Dios. La ve, para ampliar respecto a este
asunto, es aquella plena confianza en Dios. Siendo que la misma no es ciega,
ya que parte de conocer y comprender que Dios mismo es totalmente fiable, se
establece la necesaria confianza no solo en su fidelidad como proveedor,
también como quien gobierna soberanamente. Algo que todo creyente debe
saber es que a Dios nadie lo mando, él es el que gobierna y no puede ser
cuestionado. Alguien puede decir: ¿cómo es posible que esto sea así? ¿acaso
el ser humano no tiene opinión propia? El problema de la forma de pensar
humana, contra la de Dios, es que la misma esta viciada, entenebrecida y
totalmente trastornada por el pecado. Ante un Dios que lo sabe todo, lo puede
todo y está en todas partes, no hay mucha opinión que valga, y Jesús deja en
claro que Dios es capaz de proveer, aquellos que se rinden a su reino, también
deben rendir su voluntad a su justicia. Alguien puede pensar que esto es
esclavismo divino, pero nos conviene como seres humanos depender así de
Dios, él ha pagado un precio y prometió ser nuestro Dios. Por lo tanto, el
depender de Dios, implica por ende confiar en el absolutamente. Hay tres
verdades absolutas bíblicas que se establecen en este texto de Mateo:

I. El gobierno de Dios es justo v.25


Jesús manda a sus discípulos a tener plena confianza en Dios, en cuanto a la
provisión diaria. La frase: “No se preocupen por su vida...” expone un detalle
extraordinario de la justicia de Dios. La búsqueda exhaustiva del creyente, no de
las provisiones, derechos o privilegios que se pueda tener por ser llamado hijo,
más bien por el saber que Dios es justo. El creyente tiene la convicción que
ciertamente nada le faltará en la vida, ya que Dios le provee a los animales y a las
plantas, será capaz de proveer también para el ser humano: “Miren los pájaros.
No plantan ni cosechan ni guardan comida en graneros, porque el Padre
celestial los alimenta. ¿Y no son ustedes para él mucho más valiosos que
ellos? ¿Acaso con todas sus preocupaciones pueden añadir un solo
momento a su vida? ¿Y por qué preocuparse por la ropa? Miren cómo
crecen los lirios del campo. No trabajan ni cosen su ropa; sin embargo, ni
Salomón con toda su gloria se vistió tan hermoso como ellos.” En gobierno
justo, no hay una búsqueda de derechos igualitarios, ni quejas al respecto, se
depende de Dios y las personas ponen la mirada en lo que realmente importa. La
realidad de este mundo, las necesidades implantadas que para nada deberían ser
una exigencia, han hecho del ser humano materialista y egoísta. El éxito se ha
pintado de logros financieros, y no de vivir en el orden que Dios establece. Esto ha
invadido la mentalidad de la iglesia, sin pretender caer en demonizar los bienes
financieros que tienen su grado de importancia. La realidad de la vida actual ha
enceguecido al ser humano, convirtiéndolo en un cazador que solo se preocupa
por si mismo. El gobierno de Dios elimina la preocupación de la búsqueda de
bienes materiales, estableciendo que él mismo los proporciona justamente.

II. El gobierno de Dios es pleno v.30,31


El creyente tiene garantías divinas absolutas, y estas se fundamentan en saber
que depende de un Dios que fue capaz de crear todo lo que existe. Siendo él
dueño del “oro y la plata” (Hageo 2:8) nadie puede dudar de la plenitud de su
gobierno y administración. Lo que se afirma al decir que el gobierno de Dios es
pleno, es que abarca toda la realidad del ser humano. Comúnmente las personas
piensan y creen que Dios solo se fundamenta en lo “espiritual”, es más, existe un
mal concepto de lo que es espiritual. Cuando la Biblia habla de ser espiritual,
muchos creen que esta diciendo que la persona alcanzó algún tipo de nivel
espiritual superior a otros. En realidad, según la Biblia, la persona espiritual es
aquella que ha alcanzado madurez en la vida, y le hace capaz de enfrentar
cualquier situación, por que confía plenamente en Dios. Pablo decía lo siguiente:
“Sé vivir con casi nada o con todo lo necesario. He aprendido el secreto de
vivir en cualquier situación, sea con el estómago lleno o vacío, con mucho o
con poco. Pues todo lo puedo hacer por medio de Cristo,* quien me da las
fuerzas.” (Filipenses 4:12,13) Pablo confiaba en la plenitud del gobierno de Dios,
y no dependía de las circunstancias, experimentaba la paz que sobrepasa todo
entendimiento y había alcanzado un nivel claro de madurez moral. No se trataba
jamás de ser poderoso, más bien de adquirir sabiduría para vivir según el alto
precepto de Dios. Jesús, sabiendo que aquel pueblo pasaba por situaciones
adversas, les había hecho ver que Dios siempre les había provisto de lo
necesario. Que era importante que fueran lo suficientemente humildes para vivir
confiando en Dios, y no en su nacionalidad. Les hizo recordar su paso en el
desierto, y afirmar en ellos la confianza en un Dios que jamás los dejaría. Esto
mismo necesita el cristiano actual, que piensa que la felicidad se encuentra en las
cosas materiales, la fama o el llamar la atención. Por esta razón Jesús les dice:
“Y, si Dios cuida de manera tan maravillosa a las flores silvestres que hoy
están y mañana se echan al fuego, tengan por seguro que cuidará de
ustedes. ¿Por qué tienen tan poca fe? »Así que no se preocupen por todo
eso diciendo: “¿Qué comeremos?, ¿qué beberemos?, ¿qué ropa nos
pondremos?”. Los típicos reclamos populares que hacen los pueblos a sus
reyes, no tienen cabida en el gobierno divino. Dios sabe de que tenemos
necesidad, por lo que abarca de forma íntegra nuestras vidas y necesidades.
Elimina el egocentrismo humanista, y se centra en la teocracia, que no es otra
cosa que depender de Dios y soberana voluntad.
III. El gobierno de Dios es íntegro v. 32-34
Este gobierno divino cuenta con una maravillosa cualidad, una de las más
grandes verdades es que si de algún tipo de gobierno el ser humano se debe de
confiar es del de Dios. Los gobiernos humanos, por efectivos que sean, tienen
fallas y falencia. El ser humano no se ha ganado en lo más mínimo la confianza
que ha Dios se le debe como soberano rey. El pensamiento humanista, imperante
en las diferentes esferas de la sociedad actual, y lamentablemente también dentro
de la iglesia, hace el enfoque en el hombre pecador, haciendo a un lado al Dios
que es proveedor. La frase favorita de este tiempo la describe la palabra “yo”, y
todos sus derivados tales como “mi” y “mío”. Esto es una expresión absoluta de lo
decadente de este tiempo. Jesús, exponiendo una de sus más hermosas
enseñanzas, hace ver a estas personas que su mirada debe estar puesta, no en
alcanzar las cosas materiales que son necesarias, pero que no son duraderas así
como lo es el reino de Dios: “Esas cosas dominan el pensamiento de los
incrédulos, pero su Padre celestial ya conoce todas sus necesidades.” El
problema del materialismo no es algo nuevo, el ser humano pecador y limitado,
sostiene una búsqueda implacable de cosas que no son perdurables, olvida lo
más importante y le da valor a aquello que le satisface sus propias necesidades.
No obstante, Dios establece que el corazón del hombre, que ha sido restaurado
por el poder de la justificación y perdón de pecados en Cristo Jesús, busque lo
que realmente es honesto, puro, santo y recto: “Busquen el reino de Dios* por
encima de todo lo demás y lleven una vida justa, y él les dará todo lo que
necesiten. Así que, no se preocupen por el mañana, porque el día de mañana
traerá sus propias preocupaciones. Los problemas del día de hoy son
suficientes por hoy.” No se pretende decir que las necesidades humanas diarias
y cotidianas no sean importantes para Dios, es más, Él asegura satisfacerlas, los
excesos y extralimitaciones en aquello es lo que genera desordenes. Una persona
que pone su mirada en el reino de Dios y su justicia, jamás dañaría a alguien por
quitarle algo que esta otra persona tiene y que él desea, estaría, más bien,
dispuesto a ayudarle en momentos de crisis. No tiene puesta su mirada en las
mismas cosas, dice el texto, que la gente que desconoce a Dios. Su mirada esta
puesta en Dios, y confía que Él gobernará con justicia, amor e integridad.

CONCLUSIÓN:
En estos últimos tiempos se ha exagerado la provisión de Dios, a un punto
efermizo, pecaminoso y no bíblico. Las personas que se congregan en los templos
cristianos, muchas veces lo hace por que se les prometió éxito, dinero, fama o
incluso que Dios les resolvería sus conflictos, problemas y/o consecuencias de
malas decisiones. Esto ha generado una terrible confusión que ha llevado a las
congregaciones a absurdas exageraciones, que los han llevado a idolatrar los
bienes materiales, y abandonar al Dios que, así como rescató a los judíos de
Egipto, sacó a los creyentes del pecado. Hay un deseo insaciable en el ser
humano por alcanzar beneficios financieros, satisfacciones carnales exageradas y
una enfermiza manera de ver la vida. Por esta razón, se hace necesario volver la
mirada al reino de Dios y su justicia, sabiendo que Dios traerá consigo a la vida del
creyente fiel, su galardón.

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