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Introducción

Según San Agustín de Hipona, el autor del tema “el combate cristiano”, es una forma
de defensa contra toda clase de herejes que puede surgir a través del tiempo, en la vida
cristiana de una persona creyente en Cristo Jesús. Por la trayectoria del escrito es
necesario entender varias situaciones, no defendía su fe cristiana en un solo lugar,
como alguien puede creer, sino en varios lugares o momentos vividos, en diferentes
formas de discusiones, es decir; trataban temas diferentes con personas intelectuales y
del tiempos diferentes; incluso con cristianas y supuestos cristianos.

Un cristiano no de nombre, de fe y actitud vidente, en una familia, comunidad y a nivel


de una sociedad, estar seguro que la mayoría de las personas no les cuadra bien
porque no se lleva de la mano con las actividades diarias, que puede ejecutar una
persona cristiano y una que no se ha acercado a los pies de Jesucristo. Porque no va a
entender los actos que a Cristo Jesús le agrada.

Existen cristianas sólo de nombres, que ocupan un espacio en los templos cristianos,
ellos son los que se oponen o envidian los actos de las personas de acuerdo a la
voluntad de Dios. Miran que no está bien y dicen, no está de acuerdo con el
reglamento de la iglesia, llaman reglamento a las normas que han puesto los más
ancianos de edad, no de fe, de preparación ni de conocimiento amplio de la palabra de
Dios.
El combate cristiano

1. Primera parte
1.1. Sección uno.
Como vencer el mal o el diablo. En primer lugar Agustín de Hipona propone como
paso uno, la gracia, que es la corona de la victoria, que sí se puede lograr
venciendo todas las dificultades que existen en el camino de la vida a la salvación, por
medio de la fe en Jesucristo. Cristo es realmente la virtud, la Sabiduría de Dios, el
Verbo por quien fueron creadas todas las cosas, el Hijo Unigénito Dios que permanece
con autoridad sobre toda criatura. No existe diferencia entre santos, pecadores y
ángeles, todos están bajo autoridad de Cristo Jesús, tanto los que viven en el cielo, en
la tierra y de debajo de ella.

Como Cristo, siempre tuvo sometido al diablo, no sólo el mal, sino también a la
humanidad. Cristo menciona en las en los evangelios, que ha vencido el príncipe de
este mundo y que ha sido arrojado fuera; no significa que fue expulsado del mundo,
sino del alma de los que viven unidos al Vero de Dios y no aman al mundo por los
bienes temporales que se posee visiblemente. Con los bienes pasajeros de este
mundo, el hombre se olvida de Dios eterno rápidamente.

Muchos de los supuestos cristianos se preguntan, cómo podemos vencer la fuerza del
mal que operan en este mundo. El apóstol Pablo da una cápsula de idea, el mal no está
fuera de la persona sino dentro de ella, cuando el hombre vence la codicia de los
bienes temporales, en ese momento vence al que reine en el hombre por esa codicia.
Entender lo que dice el apóstol, como el alimento que se consumen diariamente es para
desarrollar y crecer sanamente el cuerpo, así es, la maldad que posee en una persona
a través de las malas costumbres, la soberbia y la impiedad, se hace la persona como
el diablo

Es notorio la convivencia y la participación de las personas que no andan bien en


buenos caminos, son cristianas pero la conducta no son de cristianos, sino del mal,
porque el mal no está lejos, como muchos creen que están en los cielos donde vive
Dios. Dios no vive juntamente con el diablo, dice las Sagradas Escrituras que fueron
arrojados del cielo, están en el aire, en mundo donde vive la humanidad actualmente.
Se dicen que son demonios o espíritus malos, a los ángeles malos; que son
gobernadores de las tinieblas, a las personas pecadores a quienes las dominan. Por
eso comenta el apóstol Pablo, en “otro tiempo fuisteis tinieblas, más ahora sois luz
en el Señor”.

Los maniqueos dan luz verde a los pecadores y al mal, según ellos las tinieblas existían
antes de la creación del mundo, que luego se reveló contra Dios. Explican que Dios
logró la victoria con grandes calamidades, tormentos y desventuras de sus miembros.
Esta idea para seducir a las personas que desconocen los fundamente de la fe,
seleccionan pasajes sencillos de la Escritura, fácil de entender, así engañan a las
personas que no conocen, la realidad de Dios, cuestionan a las personas de dónde
viene el mal, son arrastrados por ellos al engaño, pues toda las personas son curiosas.
Más las personas conocen bien fundamentadas en su fe, vive conforme la voluntad de
Dios, practicando buenas costumbres y la verdadera piedad, cualquier herejes
responde correctamente, incluso a los mismos cristianos.

El apóstol Pablo fortalece a los creyentes en Cristo Jesús, la lucha contra los
gobernadores de las tinieblas y los espíritus malos que habitan en el cielo; es contra el
diablo y sus ángeles que se gozan en las perturbaciones de la humanidad. La
conversación del cristiano está en el cielo y aferrados de las cosas celestiales, es decir;
caminar en los preceptos espirituales de Dios, luchando contra los espíritus malos.
También el apóstol Pablo enseña, que no pelea en el aire, sino castiga su cuerpo y lo
reduce a servidumbre de Dios, no sea que predica otras ideas a otros oyentes que no
sea Dios. Como dice: “Sed imitadores míos, como yo soy de Cristo”.

1.2. Sección dos


Todo la Gobierna la Divina Providencia de Dios. De conformidad con la ley divina
Providencia y so gobernados por ella. Por eso dice en los pasajes de las Sagradas
Escrituras: “No se venden los pájaros baratos ni cae en tierra uno de ellos sin la
voluntad de vuestro Padre”. Esto lo dijo para mostrar que la omnipotencia divina
gobierna incluso lo que los hombres consideran muy despreciable. Así la verdad
atestigua que Dios alimenta las aves del cielo, viste a los lirios del campo y tiene incluso
contados los cabellos de las cabezas humanas.

Dios cuidad de las almas puras y racionales, que se tratan de los grandes y óptimos
ángeles y de los hombres, que le sirven con toda voluntad y lo demás lo gobierna por
medio de ellos. Dios enseña a los hombres como han de comportarse con los otros
hombres y servir al mismo Dios Supremo. Además cómo tratar a sus animales
domésticos, dada la experiencia, la pericia y la razón natural, son unas dotes que han
recibido de los grandes tesoros de su Creador.

De tal forma, el que pueda, entiende cómo Dios su Creador gobierna a todas las
criaturas por medio de las almas santas, que son sus ministros en el cielo y en la tierra.
Esas almas santas fueron hechas por Él, y mantienen el primado de todas sus
criaturas. El que puede entender, entienda y entre en el gozo de su señor.

Mientras se vive en este cuerpo, tratemos de ejecutar su voluntad del Señor; que dio
las arras del Espíritu, con el que se puede experimentar la dulzura y codiciar la fuente
misma de la vida, en la que con sombría embriaguez, sean regados e inundados como
el árbol sembrado al borde la corriente de agua; que da fruto a su tiempo y sus hojas
nunca caen.

1.3. Sección tres.


El hijo de Dios se hizo hombre por la salvación de la humanidad. Según el
evangelio de San Juan 1,1; Vino a ser linaje de David según la carne, todo fue creado
por Él y sin él nada se hizo. Él se compadeció de las flaquezas humanas por voluntad
de Dios Padre, para la redención completa cuando el él, llega el momento del juicio
final.

Se sabe que Dios es sustancia inmutable para los que creen en él, los que no se
disputan en celos, deseos de vanagloria, sino que actúa con humildad cristiana,
percibiendo la voluntad de Dios y le sirven con un corazón sencillo. Ya que el Hijo de
Dios se dignó asumir la flaqueza humana, y el Verbo se hizo carne y habitó entre los
hombres. No porque su eternidad fuera suplantada, sino porque mostró a la mirada
mudable humana la criatura mudable, que asumió con inmutable majestad.

El Hijo de Dios asumió al hombre, y en él, padeció los achaques humanos, esta
medicina del género humano es tan alta que no se puede imaginar. Qué soberbia podrá
curarse, si no se cura con la humildad del Hijo de Dios. Qué avaricia podrá curarse si no
se cura con la pobreza del Hijo de Dios. Qué ira y qué impiedad podrán curarse si no se
cura con la paciencia del Hijo de Dios. Al final de cuenta, qué pecado se puede
perdonar si no es con la muerte y resurrección del cuerpo de Cristo el Señor.

Si tan alta estima se tiene de la humanidad, que se imita a aquel a que se llama Hijo de
Dios Altísimo; o por lo menos como hicieron los publicanos y los pecadores que
imitaron a Él. Qué medicina reduce los tumores, que repara lo perdido del cuerpo
humano. Todo lo despreciado, depravado contra el Hijo de Dios, Cristo mismo ha
perdonado y nunca dijo palabra alguna para su defensa; finalmente toda la maldad
humanitaria se puede perdonar, si se llega a obedecer la voluntad de Dios y se cree en
él con fe, como el único salvador.

Porque la iniquidad es amar este mundo y estimar en mucho lo que se hacen y pasan,
así como desearlo y trabajar para conseguirlo, regocijarse cuando abunda, temer que
perezca y entristecerse cuando perece. Una vida tal no puede contemplar aquella
verdad pura, auténtica, inalterable, adherirse a ella ni permanecer con ella para
siempre.

Varones y mujeres de todas las edades y con dignidad, se exhorta a la esperanza en la


vida eterna, no asistir a las iglesias cristianas con interés, tampoco abandonar los
bienes temporales, sino actuar cristiano y profesionalmente como Cristo lo demanda. Si
no, la participación se convierte en herejes, que pretende gloriarse con el nombre de
Cristo, o como los judíos que querían defender el pecado de su impiedad o como los
paganos que temían perder la curiosidad de su vana licencia.

Pero las iglesias cristianas difundidas a lo largo y lo ancho de todo el mundo, que
quebrantó el ímpetu de todos ellos en tiempos pasados, se robustece más y más, no
con la resistencia, sino con la tolerancia, apoyados por la fe, se ríen de los problemas
insidiosos que ellos presenten, con diligencia los discute, con inteligencia los resuelve.
No miran sólo la paja de sus acusadores, sino distinguir con cautela y diligencia el
tiempo de la cosecha, el de la era y el del granero, corrige a los que denuncian su grano
y a los que yerran o cuenta entre las espinas y la cizaña a los envidiosos.

1.4. Sección cuatro.


Afirmando la Trinidad de Dios. Las tres divinas personas son iguales y eternas.
Existen infinidad de credos que definen la Trinidad de Dios de diferentes formas, unos
dicen que el Hijo, Dios lo hizo después de todos los intentos, pero ocupa el primer lugar
entra todas las criaturas, que el Espíritu Santos es de menor majestad que el Hijo, y
que hecho después del hijo y que la sustancia de los tres son diferente como el oro, la
plata y el bronce.

Ciertamente es grande contemplar con la mente una generación que no se realiza en el


tiempo, sino que es eterna y contempla la misma Caridad y Santidad por la que el
Engendrador y el Engendrado se unen de modo inefable. Es grande y difícil
comprender esto con la mente, aunque esté sosegada y tranquila, pero no es posible
que ver, porque es una generación terrena, añaden a sus tinieblas también en humo,
que no cesan de levantar con sus contiendas y disputas diarias, mientras rebosa su
alma de afectos carnales. Son como leños que rezuman humedad, de los que el fuego
lo logra sacar sino humo y no pueden producir llama limpia, esto se puede decir con
razón, que son herejes.

No quisieron escuchar la verdad de Jesucristo el Hijo de Dios, que verdaderamente


Hombre y verdaderamente Dios, cien por ciento, hombre y cien por ciento Dios. Les
cueste entender la Verdad y la Sabiduría de Dios, que significa en el principio, era el
Verbo, por quien fueron hechas todas las cosas y como el Verbo se hizo carne y habitó
entre la gente.

El cuerpo de Cristo al gobernar todas las criaturas, no puede recibir mancha alguna en
absoluto, en cambio ellos mismos confiesan que esto sol visible esparce sus rayos
sobre todas las inmundicias y las manchas corporales, se mantienen puro e íntegro en
todas partes. Las cosas visibles y limpias pueden ser tocadas por cosas visibles y
sucias, en otras palabras impuras. Cuando más la verdad, invisible e inmutable, al
tomar el alma por el Espíritu y el cuerpo por el alma, pudo asumir al hombre entero y
liberarlo de todas sus enfermedades sin padecer contaminación alguna.

Por otra parte dicen que Cristo no tuvo mente humana, sino sólo alma y cuerpo. Cuesta
que entre en una mente humana y terrena, que no llega a entender la realidad de
Cristo; cuando se habla que Cristo fue hombre y Dios verdadero, se está hablando del
cuerpo, alma y mente humana.

En efecto, una cosa es hacerse sabio por la sabiduría de Dios y otra asumir la persona
misma de la Sabiduría de Dios. Si la cabeza de la iglesia es aquel hombre por cuya
unión el Verbo se hizo carne y habitó entre los hombres; sus miembros son todos los
santos con los que se completa y perfecciona la iglesia. Así como el alma anima y
vivifica todo el cuerpo, la cabeza siente con la vista, el oído, el gusto, el olfato y el tacto,
en los otros miembros, sólo se siete con el tacto, por eso todos los sentidos están
sujetos a la cabeza para obrar, hace las veces del alma que dirige el cuerpo y la cabeza
es como la sede de la personas.

Por tanto la Sabiduría de Dios, el Verbo, que estaba en el principio y por quien fueron
hechas todas las cosas, no asumió, así, a aquel hombre como a los demás santos, sino
de modo mucho más excelente y sublime como a él sólo convino asumirlo para que la
Sabiduría apareciese en él como convenía que se manifestase visiblemente a los
hombres. Por lo que, de un modo son sabios todos los hombres que lo son, o lo fueron
o lo sarán y modo, es el único Mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo
Jesús, que no sólo se beneficia de la Sabiduría, por la que se hace sabios todos los
hombres, sino que él mismo lo es en persona.

1.5. Sección cinco.


Criterio personal. Por desgracia se olvida de la crueldad del sacrificio y la agonía que
Cristo sufrió en el lugar de la humanidad, se sabe que antes de su crucifixión, al Hijo de
Dios lo desnudaron, golpearon hasta dejarlo irreconocible; lo azotaron, insultaron, se
burlaron de él, le pusieron una corona de espina y le escupieron con desprecio.
Hombres crueles que abusaron de Jesús, lo ridiculizaron, trataron peor que un animal o
como se actualmente en los linchamientos que se hace con los ladrones, asesinos o
secuestradores que logran detenerlo.

Después de dejarlo inconsciente por las hemorragias, los obligaron a cargar una cruz
por un camino ascendente y quebrado, lo clavaron en una cruz y lo dejaron morir
lentamente en una muerte de crucifixión. Mientras se desangraba, tuvo que escuchar
las burlas y los insultos de la multitud, que se divertía viendo su dolor, desafiando su
afirmación de ser Dios.

No existen palabras para explicar la oscuridad que sufrió el Salvador del mundo en ese
momento, ¿por qué?, Dios permitió el maltrato tan cruel y malvado. ¿Por qué?, para
que la humanidad no pasara la eternidad en el infierno y gozar de la gloria para
siempre. La Biblia aclara a favor de Cristo, hicieron lo salvaje al que no cometió
pecado alguno, para la redención humanitaria Dios Padre lo trató como pecador,
para que en él se recibiera la justicia de Dios.

2. Segunda Parte

Conclusiones
En nombre de Cristo Jesús, tratar de nutrirse con sinceridad, fe y alimentados con
espiritualidad cristiana, entregado a las buenas obras, costumbres y a la justicia
cristiana con un proceso en la perfección, que confirma la caridad de Jesucristo para
con el prójimo y para el bienestar de cada miembros de la familia.

Perfecciona la caridad que excluye el amor y la maldad del mundo, que es la codicia de
adquirir bienes temporales y el temor de perderlos con el pasar del tiempo en la vida
estando en este universo. Estas dos vías que conducen donde reina el enemigo, que se
debe abandonar primero con el temor de Jesucristo y luego que reine la caridad.

Concebir el conocimiento del plan de Dios con sinceridad, cuando haya progreso
cristiano con cada miembro de familia, con caridad y pureza de corazón, con esa
mirada interior se hace visible la verdad con el prójimo, el crecimiento espiritual en la
vida, mejora la participación en la familia, congregación, la comunidad y en la sociedad
en general.

Como dice Jesús en su Sermón del Monte: “Bienaventurados los limpios de


corazón, porque ellos verán a Dios”, es decir sometidos y apoyados en la caridad
del Ser Supremo, para alcanzar y comprender cuán grande es la altura, anchura y
profundidad de la ciencia de la fe en Cristo Jesús; para que haya amplia conocimiento
y confianza en Dios eterno.

Así, que esta lucha contra el enemigo que no se puede ver a simple vista, logrando el
triunfo con Jesucristo, se merezca la corona de la victoria, recordando a los que quieren
y lo aman el yugo de Cristo que es suave y su carga es liviana, que todavía existe
espacio para tal propósito.
Lugar: Quetzaltenango
Institución Académica: Seminario Juan Calvino

Ensayo: El Combate Cristiano


Nombre del autor: Luis Alberto Hernández Vicente
Nombre del curso: Patrística

Profesor: Jaime Morales


Fecha: 7/11/2014.
BILBIOGRAFÍA
1. Agustín, de Hipona, El Combate Cristiano, Traductor, Lope Cilleruelo, Osa,
Revisión, Domingo Natal, Osa.
2. Rick Warren, Una Vida con Propósito, Editorial Vida, Miami Florida, USA.

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