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Los barcos suelen tener una de estas tres formas de navegación según su casco: planeo,
desplazamiento o semidesplazamiento. Cada una tiene un impacto directo en el rendimiento,
estabilidad, la cantidad de espacio disponible a bordo, la forma en que la embarcación se
desenvuelve en el agua, la velocidad del barco, entre otros factores, y se ajusta a distintos tipos
de navegación y usos.
El casco de desplazamiento es relativamente lento, ya que debe desplazar su propia masa
sumergida en agua para poder avanzar una distancia igual a la de su eslora. Son cascos de
formas redondeadas, pero eficientes, con una velocidad máxima, o “velocidad de casco”,
determinada por su eslora de flotación. Un casco de desplazamiento es cualquier casco que
desplaza agua. Entre ellos se encuentran los grandes barcos, como los cruceros, y los veleros.
Los barcos con cascos de desplazamiento son lentos pero estables en movimiento y pueden
soportar mucho peso.
Por el contrario, el casco de planeo combina un peso más ligero, una potencia relativamente
más grande y más elevación para deslizar sobre la superficie del agua y las olas. Esto le permite
superar su velocidad de casco y planear sobre el agua. Este fenómeno se debe a la presión de la
superficie del casco sobre la superficie del agua. Cuando esto ocurre, el barco se eleva, la
superficie del casco en contacto con el agua disminuye, disminuyendo también la resistencia y
aumentando la velocidad.
Para navegar largas distancias con calma y eficiencia, los barcos con cascos de desplazamiento
son los más adecuados, en cambio, para velocidad y los deportes acuáticos y si se prefieres
agilidad y maniobrabilidad, lo mejor es un casco de planeo
podemos decir que en velocidades en torno a los 10 nudos, el menor consumo de combustible y
mejor comportamiento marinero lo tienen los barcos de desplazamiento puro. Superada la franja
de los 10 nudos y hasta los 25 nudos aproximados, los barcos de semi-desplazamiento son los
adecuados por su buena performance marina con mar gruesa y eficiencia en el consumo de
combustible
2. DESPLAZAMIENTO Y PLANEO
Barco de desplazamiento es el que su casco se encuentra limitado hasta cierta velocidad. En
general, la velocidad asumida se encuentra cercana a un valor de 1,34 x √ LWL (LWL =eslora
en flotación en pies); ejemplo, rango de eslora en flotación propuesto; 50 pies, entonces
tendremos que el limite de velocidad para ese barco de desplazamiento será: 1,34 x √ 50 ft =
9,47 nudos.
Ese límite de velocidad en un barco de desplazamiento está dado por la resistencia por
formación de olas. Al iniciar la navegación, todo casco inicia la formación de dos trenes de ola:
uno en proa y otro en popa. Por otro lado, se generan dos tipos de resistencias al avance a
vencer: la resistencia de fricción (causada por la superficie del casco) y la resistencia por
formación de olas, (energía necesaria para generar los dos trenes de olas). La forma y peso de
las embarcaciones de desplazamiento son los factores determinantes para que la resistencia por
formación de olas se incremente en forma exponencial, modificando esos largos trenes de olas y
generando una barrera hidrodinámica. Esto produce que, si una embarcación de desplazamiento
excede ligeramente su límite de velocidad, como consecuencia directa, un gran aumento del
consumo de combustible. Dato verificado: un barco de desplazamiento de 50 pies durante un
testeo dio como resultado que entre 9.38 nudos (velocidad limite) y 10.8 nudos su consumo de
combustible se incrementó en un 68%.
Barco de planeo es el que, por su forma de casco y la potencia instalada puede “escaparse” de
sus trenes de olas, a punto tal que su resistencia por formación de olas es mínima, y su mayor
resistencia es debido a la resistencia fraccional del casco.
Generalmente poseen fondos en “V”, de geometría variable, sin quillas, algunos con semi-
túneles en las hélices para mejorar rendimiento. Se asume que barco con quillas (aunque sea
pequeña) o pantoque de forma redonda, no es, por lo tanto un barco de planeo.
Cuando un barco planea, su casco esta fuera del agua desapareciendo el desplazamiento y
manteniéndose sobre el agua a pesar de su peso por la presión de la superficie del casco sobre la
superficie del agua. El fenómeno es el mismo al del patín de un ski acuático.
La sustentación se efectúa únicamente sobre la superficie exterior del casco (a diferencia del ala
de un hidrofoil o de un avión en donde ambas caras contribuyen a la sustentación). Cuando esta
sustentación debido a la presión sobre el casco alcanza el peso del barco, este sale del agua lo
que a su vez reduce la superficie mojada y por tanto disminuye la resistencia. Por ello aumenta
la velocidad, lanzándose el barco a toda velocidad. Por esta misma razón se entiende que es
necesario utilizar más potencia para iniciar el planeo, que para mantenerlo.
La mejor forma de un casco para el planeo es la de una superficie totalmente plana, como la de
los skis acuáticos, pero un barco con esta forma de casco sería un auténtico suplicio durante el
paso de olas, por lo que se adopta un compromiso con una forma de ‘V’ que aunque no es ideal
para el planeo, permite afrontar las olas con más seguridad y comodidad.
Los diferentes tipos y diseños de casco determinan el comportamiento del mismo. El casco es lo
que nos mantiene a flote, lo que nos da la estabilidad (bien sea navegando o fondeados), lo que
permite navegar con comodidad, lo que nos aporta maniobrabilidad y lo que nos permite planear
y alcanzar altas velocidades de forma segura y confortable.
El casco plano
El casco redondo
El casco en V
El multicasco
Barcos con casco en V
2. Monocascos y multicascos
El número de cascos también afecta el rendimiento, velocidad y estabilidad del barco. El tipo de
barco más común es sin duda el monocasco; su popularidad se debe a muchos factores, tanto de
orden histórica, como de orden económico. También son barcos estéticamente más atractivos,
además de constituir la gran mayoría del mercado de segunda mano, lo que los hace estar más
valorados.
El tipo de multicasco más común es el catamarán; es un tipo de embarcación que supone un
coste más elevado que el de un monocasco, tanto por su precio de compra como por el coste de
manutención, atraque, etc. Sin embarco, sus dos cascos le ofrecen más estabilidad en reposo,
escorar menos y son más fáciles de maniobrar a bajas velocidades. El catamarán ofrece una
navegación más suave, mayor estabilidad direccional y más eficiencia, además, claro está, de
más volumen y espacio en cubierta.