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FIN EXPLOTACIÓN LABORAL:

Cuando se obligare a una persona a realizar trabajos o servicios forzados

INDICE

a) Definición de trabajo forzado

b) Determinación del trabajo forzado en la práctica

c) Menores

d) Ley de Trabajo a Domicilio nro.12.713- Jurisprudencia. Doctrina.

a) Definición de trabajo forzado: el Convenio sobre Trabajo Forzoso, 1930


(núm. 29), de la OIT, define trabajo forzado como “todo trabajo o servicio exigido a un
individuo bajo la amenaza de una pena cualquiera y para el cual dicho individuo no se ofrece voluntariamente”
(artículo 2.1).

De modo que el concepto de trabajo forzado contiene dos elementos: que exista la
amenaza de una pena y que el trabajo se realice de manera involuntaria.

La pena no necesariamente se refiere a una sanción penal, sino a toda privación


de derechos (desde violencia física; amenaza a la víctima o sus familiares;
amenaza de denuncia a las autoridades migratorias cuando la víctima se
encuentra en una situación migratoria irregular; penas económicas ligadas a las
deudas por los costos del pasaje empleado por la víctima para trabajar en un país
extranjero; o amenaza de despido o de cese del pago del salario, si los
trabajadores se niegan a trabajar más horas que las pactadas o que las
establecidas en la ley laboral, etc.).

En lo que respecta al consentimiento y al carácter involuntario del trabajo


forzado, muchas víctimas ingresan en este tipo de situaciones mediante fraude y
engaño (lo cual vicia su consentimiento); y con el paso del tiempo descubren que
no pueden dejar libremente su trabajo. Para lo cual se los obliga a seguir
trabajando bajo coacciones jurídicas, físicas o psicológicas. En estos casos, el
consentimiento original puede considerarse irrelevante si se ha utilizado el engaño
o el fraude para obtenerlo.

Por último, no debe confundirse el concepto de trabajo forzoso simplemente con


aquellos supuestos de bajos salarios, condiciones laborales precarias, situaciones
de necesidad económica o falta de alternativas laborales. En este sentido, la
definición de la OIT, al exigir estos dos elementos (pena e involuntariedad), puede
servir como una guía en la práctica para distinguir los casos de precariedad
laboral de aquellos que impliquen una genuina situación de trabajo forzado.

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b) Determinación del trabajo forzado en la práctica

La OIT ha enunciado distintas pautas para diferenciar el trabajo forzoso en la


práctica, ya sea en los casos en que se presente una amenaza o bien cuando el
trabajo se realiza involuntariamente.

Ausencia de consentimiento (o falta de voluntad)


para realizar el trabajo («comienzo» de la situación
de trabajo forzoso)
● Nacimiento en la esclavitud o en la servidumbre
o ascendencia esclava o servil
● Rapto o secuestro físico
● Venta de una persona a otra
● Confinamiento físico en el lugar de trabajo –
en la cárcel o en detención privada
● Coacción psicológica, esto es, orden de
trabajar acompañada de una amenaza creíble
de pena en caso de incumplimiento
● Endeudamiento inducido (mediante la falsificación
de cuentas, el aumento exagerado
de los precios, la reducción del valor de los
bienes o servicios producidos o el cobro de
intereses excesivos)
● Engaño o falsas promesas sobre el tipo y las
condiciones del trabajo
● Retención e impago de salarios
● Retención de documentos de identidad u
otros efectos personales de valor

Amenaza de pena (medios para mantener a


alguien en una situación de trabajo forzoso)
Presencia real o amenaza creíble de:

● Violencia física contra el trabajador, contra


su familia o contra personas cercanas a él
● Violencia sexual
● (Amenaza de) represalias sobrenaturales
● Encarcelación u otro confinamiento físico
● Penas financieras
● Denuncia ante las autoridades (policía, autoridades
de inmigración, etc.) y deportación
● Despido del puesto de trabajo
● Exclusión de empleos futuros
● Exclusión de la comunidad y de la vida social
● Supresión de derechos o privilegios
● Privación de alimento, cobijo u otras necesidades
● Cambio a condiciones laborales todavía
Peores
● Pérdida de condición social

Convenio sobre el Trabajo Forzoso, 1930, (núm. 29), OIT (ratificado por
Argentina en 1950)

Convenio sobre la Abolición del Trabajo Forzoso, 1957, (núm. 105) OIT
(ratificado por Argentina en 1960).

“Una alianza global contra el trabajo forzoso”. Informe global con arreglo al
seguimiento de la Declaración de la OIT relativa a los principios y derechos
fundamentales en el trabajo. Conferencia Internacional del Trabajo, 93ª
reunión, 2005, Ginebra.

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c) Menores

El trabajo forzoso está también contemplado como una de las peores formas
de trabajo infantil por el Convenio sobre las peores formas de Trabajo Infantil,
1999, (núm. 182), OIT, artículo 3.a.

Para su aplicación designa como niño a toda persona menor de dieciocho años
y también incluye como peores formas de trabajo infantil a:

a) todas las formas de esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, como la venta y el
tráfico de niños, la servidumbre por deudas y la condición de siervo, y el trabajo forzoso u
obligatorio, incluido el reclutamiento forzoso u obligatorio de niños para utilizarlos en
conflictos armados;
b) la utilización, el reclutamiento o la oferta de niños para la prostitución, la producción de
pornografía o actuaciones pornográficas;
c) la utilización, el reclutamiento o la oferta de niños para la realización de actividades ilícitas,
en particular la producción y el tráfico de estupefacientes, tal como se definen en los tratados
internacionales pertinentes, y
d) el trabajo que, por su naturaleza o por las condiciones en que se lleva a cabo, es probable
que dañe la salud, la seguridad o la moralidad de los niños

Este convenio se complementa con el Convenio sobre la edad mínima, 1973,


(núm.138), OIT, que como principio general establece como edad mínima para
trabajar la edad en la que cesa la obligación escolar, o en todo caso quince
años (artículo 2.3).

Mientras que en el ámbito interno, se complementa con la ley 26.390 sobre


Prohibición del Trabajo Infantil y Protección del Trabajo Adolescente, que
establece como edad mínima para la admisión al empleo los dieciséis años
(artículo 29).

Salvo los casos de empresas familiares en los que la edad permitida es a partir
de los catorce años (siempre y cuando, entre otros requisitos, no se trate de un
trabajo insalubre, se respete la jornada escolar del menor y la empresa familiar
no fuere contratista o proveedora de otra empresa- artículo 8 que incorpora el
artículo 189 bis a la ley 20.744)

Convenio sobre las peores formas de Trabajo Infantil, 1999 (núm.


182), OIT.

Convenio sobre la edad mínima, 1973, (núm.138), OIT

Ley 26.390 sobre Prohibición del Trabajo Infantil y Protección del


Trabajo Adolescente

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d) Ley de Trabajo a Domicilio nro.12.713

En la práctica, una de las formas en las que proliferan los casos de trata de
personas con fines de explotación laboral, es en talleres clandestinos
generalmente destinados al rubro textil.

En estos supuestos, de acuerdo a las características del caso en concreto,


existe la posibilidad de aplicar la Ley de Trabajo a Domicilio nro. 12.713.

El artículo 2.a del Reglamento del Estatuto del Trabajo a Domicilio Decreto
118/55 define el trabajo a domicilio como aquel “ que se realiza en la vivienda del
obrero, o en el local elegido por él, o en la vivienda o local de un tallerista, para un patrono intermediario o
tallerista

Además explica el significado de los siguientes términos relacionados:

b)"Patrono" es el que se dedica a la elaboración o venta de


mercaderías, con o sin fines de lucro, y que encarga trabajo a un
obrero a domicilio, tallerista o intermediario;
c) "Intermediario" es el que por encargo de un patrono hace
elaborar mercadería a talleristas u obreros a domicilio;
d) "Tallerista" es el que participando o no en las tareas, hace
elaborar con obreros a su cargo, en una habitación o local,
mercadería recibida de un patrono o intermediario, o mercadería
adquirida por él para elaborar por encargo de los mismos si esta
operación se realiza como actividad accesoria de la anterior;
e) "Tallerista - intermediario" es el que actúa, a la vez, como
tallerista y como intermediario;
f) "Dador de trabajo a domicilio" es el patrono, intermediario,
tallerista o tallerista - intermediario;
g) "Obrero a domicilio", es el que, bajo su propia dirección,
ejecuta en una habitación o local elegido por él tareas destinadas
a elaborar mercaderías por encargo de un patrono o intermediario,
aun cuando se haga ayudar en su trabajo por miembros de su familia
y/o por un solo aprendiz o ayudante extraño que trabaje a su lado.
Entiéndese por "miembros de su familia" las personas vinculadas
por los siguientes parentescos: ascendientes, descendientes,
cónyuges y hermanos. Quedan también asimilados a esos términos los
incapaces sometidos a tutela del obrero y demás parientes hasta el
cuarto grado, siempre que reciban alojamiento y comida del obrero
a domicilio;
h) "Aprendiz de obrero a domicilio", es el que, siendo mayor de
catorce años, y menor de dieciocho, está adquiriendo el
conocimiento y experiencia del oficio durante el curso de la
producción y bajo la dirección de obreros calificados;
i) "Ayudante de obrero a domicilio", es el que no reuniendo las
características del aprendiz, trabaja junto al obrero a domicilio
en la elaboración de la mercadería recibida por éste del dador de
trabajo;
j) "Artículo elaborado a domicilio", es todo aquel que ha sido
materia de trabajo a domicilio.

Esta ley fue creada en el año 1941, con el propósito de controlar que la
actividad laboral que era desempeñada por los trabajadores dentro de su
propio domicilio o; en el domicilio o local de un tallerista pero en beneficio de
un empresario, se ajustara a las normativas laborales. Dado que, al
confundirse el lugar del “taller” con el domicilio “particular” del empleado, se
constituía una situación propicia para el fraude laboral y la posibilidad de eludir
los derechos del trabajador. .

De este modo, de la ley de trabajo a domicilio se aplica para todo trabajo a


domicilio realizado por cuenta ajena, entendido por tal el que se realiza:
a) En la vivienda del obrero o en un local elegido por él, para un patrono, intermediario o tallerista, aun
cuando en la realización del trabajo participen los miembros de la familia del obrero, un aprendiz o un
ayudante extraño a la misma;
b) En la vivienda o local de un tallerista, entendiéndose por tal el que hace elaborar, por obreros a su
cargo, mercaderías recibidas de un patrono o intermediario, o mercaderías adquiridas por él para las
tareas accesorias a las principales que hace realizar por cuenta ajena;
c) En establecimientos de beneficencia, de educación o de corrección, debiendo la reglamentación
establecer en estos casos el modo de constituir fondos de ahorro para los que realicen el trabajo.
(artículo 3)

Asimismo, el Convenio sobre Trabajo a Domicilio, 1996, número 177, OIT,


(artículo 1), caracteriza el trabajo a domicilio de la siguiente manera:

a) la expresión "trabajo a domicilio" significa el trabajo que una persona, designada como trabajador a
domicilio, realiza:

i) en su domicilio o en otros locales que escoja, distintos de los locales de trabajo del empleador;

ii) a cambio de una remuneración;

iii) con el fin de elaborar un producto o prestar un servicio conforme a las especificaciones del empleador,
independientemente de quién proporcione el equipo, los materiales u otros elementos utilizados para ello, a
menos que esa persona tenga el grado de autonomía y de independencia económica necesario para ser
considerada como trabajador independiente en virtud de la legislación nacional o de decisiones judiciales;

b) una persona que tenga la condición de asalariado no se considerará trabajador a domicilio a los efectos del
presente Convenio por el mero hecho de realizar ocasionalmente su trabajo como asalariado en su domicilio
en vez de realizarlo en su lugar de trabajo habitual;

c) la palabra "empleador" significa una persona física o jurídica que, de modo directo o por conducto de un
intermediario, esté o no prevista esta figura en la legislación nacional, da trabajo a domicilio por cuenta de su
empresa.

Otra de las disposiciones que contempla la ley es la responsabilidad solidaria


entre los empresarios, los intermediarios y los talleristas que contraten un trabajo a
domicilio, con respecto al pago de salarios, los accidentes laborales, y la
imposibilidad de suspender o suprimir arbitrariamente la dación de trabajo.

“Los intermediarios y talleristas son considerados como obreros a domicilio con relación a las dadores del
trabajo y como patronos sujetos a las obligaciones que les impone esta ley y las reglamentaciones que se
dicten a quienes encarguen la ejecución del trabajo” (artículo 4)

Además prevé dos sanciones penales:

“El empresario, intermediario o tallerista que por violencia, intimidación, dádiva o promesa, realice actos que
importen abonar salarios menores que los que se establezcan de acuerdo a los procedimientos que estatuye
la presente ley, tendrá prisión de seis meses a dos años”. (artículo 35)

“ El empresario, intermediario o tallerista, que con el fin de eludir el pago de los salarios o abonar menor
retribución de la establecida, destruya en todo o en parte o adultere cualquiera de
los registros o documentos establecidos en esta ley, como integrantes del sistema de contralor del trabajo a
domicilio, será penado con prisión de seis meses a dos años. (artículo 36)

El tipo objetivo de la figura del artículo 35 contiene un elemento descriptivo con


relación al objeto: el autor, debe imponer salarios menores que los que se
establezcan de acuerdo a los procedimientos que estatuye la ley. Pero además,
exige que para eso, el agente haya utilizado determinados medios comisivos
violencia, intimidación, dádiva o promesa.
El tipo objetivo de la figura del articulo 36 también contiene un elemento
descriptivo con relación al objeto: el autor debe destruir en todo o en parte,
cualquiera de los registros o documentos que establece la ley de trabajo a
domicilio (artículo 6). Y además, el autor tuvo que haber realizado la conducta
descripta con una determinada finalidad: eludir el pago de salarios o abonar una
retribución menor a la establecida.

Ley de Trabajo a Domicilio nro.12.713

Convenio sobre Trabajo a Domicilio, 1996, número 177, OIT

Reglamento del Estatuto del Trabajo a Domicilio Decreto 118/55

Jurisprudencia

Juzgado Federal Criminal y Correccional nro.12 de Capital Federal,


Secretaría 23, causa nro.7786/08 “Paek Un s/delito de acción pública”, 1ro.
De septiembre de 2008.

Análisis de la figura de 'Régimen de trabajo a domicilio'. Ley 12713 -art. 35-


Encuentro de aplicación al caso en análisis el art. 35 de la ley de Trabajo a
domicilio.
En relación a ella, habré de rememorar que la modalidad de trabajo a
domicilio, constituye una legislación laboral que tuvo su razón de ser en la
regulación de la industria textil. En tal sentido y ante las continuas injusticias que
se verificaban en las relaciones laborales, se fueron dictando diversas normas que
transformaron la relación laboral de un contrato civil a un vínculo con una fuerte
regulación estatal en defensa de la parte más débil, cual es el trabajador.-
En tal contexto, la regulación del trabajo a domicilio, resulta ampliamente
satisfactoria del Convenio 177 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT)
incorporado a nuestro derecho interno por la ley 25.800. En relación a ello debo
señalarse que lo pretendido por el legislador es evitar el fraude laboral que pueda
presentarse y enmascararse en una relación de corte comercial.

Así, el principio de solidaridad del art. 4to. de la ley, pretende que los
empresarios no se escabullan de su responsabilidad en cuanto al cumplimiento de
las normas laborales de las personas que trabajan fuera de los recintos físicos de
la empresa. Por su parte y para que el Estado a través del Ministerio de Trabajo
pueda realizar correctamente el poder de policía laboral, es que se crearon los
correspondientes registros.
Finalmente, y para los graves casos que impliquen el abuso de parte de los
empresarios en el aprovechamiento de la indefensión de los trabajadores es que
se tipificó la figura penal prevista en el art. 35.
En ese contexto cabe señalar que ni el Sr. Ki, ha incumplido la normativa del
trabajo a domicilio, lo cual ha sido claramente reconocido por los imputados al
prestar declaración indagatoria y confirmado por los testigos al referir todos ellos
que ninguno se encontraba en blanco, como así tampoco habilitado el inmueble
por las autoridades pertinentes para funcionar como taller, agregado a ello los
magros salarios reconocidos por las partes”
Juzgado Federal en lo Criminal y Correccional nro.5 de Capital Federal,
Secretaría nro.10, causa nro. 4654/07, 8 de abril de 2008.
“La defensa planteó que la tercerización por parte de la firma de alguna tarea dijo
que no podía ser considerada como violación a la ley de trabajo a domicilio, pues
se trata de tareas que no se encomiendan a un trabajador específico para ser
efectuadas en su domicilio sino que son labores brindadas por un proveedor de
servicios, por ejemplo costura. Sobre ello expresó que tal circunstancia puede ser
corroborada a través de las facturas incorporadas en autos en las que se aprecia
la cantidad de prendas entregadas, lo que determina que nos encontremos ante
situaciones regidas por dicha normativa y mucho menos la configuración del tipo
penal que la ley establece(…).

cabe señalar que resulta vedado al suscripto continuar con la prosecución de la


presente instrucción respecto a aquellos sucesos que guardan relación con la
figura descripta por el artículo 35 de la Ley 12.713, cuya redacción expresa que,
"El empresario, intermediario o tallerista que por violación, intimidación dádiva ó
promesa realice actos que importen abonar salarios menores que los que se
establezcan de acuerdo a los procedimientos que estatuye la presente ley, tendrá
prisión de seis meses a dos años", máxime cuando resulta de modo inequívoco
que tales sucesos poseen una motivación particular que no encuentra amparo en
ninguna de las causales establecidas en el artículo 33 del C.P.P., que habilita su
trámite ante esta justicia de excepción.

La intervención de la Justicia Federal debe aplicarse con carácter excepcional y


estricto, tal como fue ya dicho en numerosas oportunidades, puesto que todos los
jueces de la ciudad autónoma de Buenos Aires son igualmente nacionales. Al
respecto ver, entre otros, fallos de la CCCFed Sala I, causa 22671 y Sala II causa
6704.

Así las cosas corresponde remitir estas actuaciones a la Excma. Cámara del
Crimen a fin de que por su intermedio se efectúe el sorteo del Juzgado Nacional
en lo Correccional que deberá abocarse a la prosecución de esta pesquisa”.

Doctrina

Bisceglia Vilma, Talleres clandestinos. Una herramienta de explotación


laboral. Su penalización.

“La actividad del taller de costura se encuentra regulada por una ley de 1941, la
Ley de Trabajo a Domicilio (12.713), que fuera resistida por los trabajadores
debido a que legitimaba una forma de producción precapitalista, de imposible
control por parte de la autoridad de aplicación y por los sindicatos, ya que el “taller”
se confundía con el “domicilio” particular, tornándose confuso a la vez que
inexpugnable. Por otra parte, la ley devenía en términos históricos demodé,
antigua, antieconómica porque desde 1903 el “fordismo” ya había impuesto al
mundo la línea de producción en fábrica. Evidentemente, el proyecto económico
local era por entonces agrícola ganadero y de las industrias ni hablar.
Lamentablemente, hoy no han cambiado sustancialmente las cosas, al punto tal
que esta norma sigue siendo el marco legal de la actividad textil en nuestro país.
Por aquel entonces la ley estaba destinada a regular –con intención de evitar- la
explotación del trabajo femenino, el que hacían “a destajo” las mujeres en su
propio domicilio, a quienes se entregaban piezas de tela que debían coser en
plazo perentorio, recibiendo una suma insignificante por pieza y en condiciones
laborales de extrema pobreza, jornadas extenuantes, sin luz, calefacción,
descanso semanal, licencia anual, asistencia médica, ni seguridad social alguna.
Solas, divididas, expuestas al abuso de aquel que le proveía un magro sustento.
Mientras el desarrollo capitalista se hacía esperar al igual que el ingreso de las
mujeres a las fábricas, los domicilios seguían transformándose en pequeños
talleres. Si bien eran para 1941 escasos y con cada vez menos incidencia
macroeconómica, la ley 12.713 llegó a incorporarlos denominándolos “domicilio
del tallerista”.
El “tallerista” era -y sigue siendo- un patrón para los costureros y un empleado
para el empresario contratista o dador de trabajo (art.4). Lo mismo sucede con el
“intermediario”, generalmente un tallerista con excedentes que distribuye entre
otros talleristas. Ambos trabajan para el empresario y reciben de él las piezas de
tela para costura y/o añadido de accesorios.
La ley obliga al tallerista a llevar un libro en el que debe consignar el nombre de
los trabajadores, cantidad y calidad de trabajo encargado, tarifas, salarios, marcas
o rótulos del empresario y –en su caso- el motivo de suspensión o disminución de
trabajo respecto de cada obrero. Esto último en razón de ser un instrumento de
abuso patronal, una herramienta extorsiva para obtener del obrero la reducción de
su salario.
Por su parte, el obrero debe llevar una libreta en donde conste lo mismo,
suministrada por la autoridad de aplicación.
El empresario y –en su caso- también el intermediario, deben reclamar del
tallerista la acreditación del cumplimiento de tales obligaciones, no pudiendo –en
su defecto- contratar con él bajo pena de incurrir en la misma
responsabilidad patronal (art.4).
Para identificar al empresario, co-responsable de las obligaciones como
empleador, “todo artículo que se entrega para ser elaborado a domicilio llevará un
rótulo con una marca individualizada, coincidente con la registrada en el libro
patronal y en la libreta del obrero. Este rótulo no podrá ser separado del artículo
elaborado mientras no llegue a poder del consumidor” (art.8).
Es decir, la marca fijada en la prenda identifica al empresario y no solo es
importante para orientar al consumidor en sus preferencias sino para que el
trabajador conozca a su principal empleador, el dador de trabajo: el titular de
la marca.”

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