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ANEXOS A LOS APUNTES DE LA ORACIÓN SIMPLE

A. LOS INTERROGATIVOS

Las partículas interrogativas son qué, quién, cuá, cúyo, cuánto, dónde, cuándo y cómo. Todos son
palabras tónicas y llevan acento gráfico en la escritura. Aunque los agrupemos bajo el nombre de
interrogativos, en realidad son interrogativo-exclamativos. Su paradigma es idéntico al de los
relativos.

Desde un punto de vista de la categoría gramatical a la que pertenecen, los podemos dividir en:

Pronombres interrogativos. Son qué, quién, cuál, cuánto y cúyo. Los pronombres “Qué” y “cuánto”
funcionan como determinantes cuando acompañan al sustantivo (¿Qué coche te gusta más? /
¿Cuánto dinero le has pedido al banco?) y como pronombres cuando adquieren valores sustantivos
(¿Qué quieres? / ¿Cuánto debes?).

Quién y Cuál solo funcionan en el castellano actual como pronombres. En otras épocas del
castellano, “cuál” podía funcionar como modificador del SN. P ej.: “[…] y con cuál género de
hombres conversar y en cuál modo arreglar y gobernar su propia vida”. Avisos de Isócrates a
Demónicos, Ignacio de Luzán. 1729.

“Cúyo”, como interrogativos, no tiene vigencia en el castellano actual. Nunca ha tenido gran vigencia
y se ha limitado a la lengua literaria, en oraciones copulativas con el verbo “ser”, como el siguiente
ejemplo: ”¿cúyo es el encantamiento que así os tiene amenguado [...]?”. Doña Urraca de Castilla.
Francisco Navarro Villoslada. 1849. Hoy usaríamos la fórmula “de quién”.

Adverbios interrogativos. Son dónde, cuándo y cómo. Señalan, respectivamente, un lugar, un tiempo
y un modo. ¿Dónde está la tienda? / ¿Cuándo se celebra el torneo de ajedrez? / ¿Cómo habéis jugado
hoy? Pueden funcionar también como adverbios interrogativos o exclamativos qué y cuánto (en su
variante “cuán”, poco utilizada). P. ej.: ¡Qué alto estás! /Cuán diferente estás hoy!

Hemos de tener en cuenta, como dice la NGLE, que estas partículas interrogativas funcionan como
incógnitas. ¿Quién ha comprado las zanahorias?, donde “quién” hace referencia a un ser humano
desconocido para el hablante. Para saber qué función cumple en la oración, tenemos varias
posibilidades:

1. En el caso de que la partícula interrogativa tenga flexión de número, podemos observar la


concordancia para saber si funciona como sujeto. En el ejemplo anterior, si cambiamos el
número de “quién” (“quiénes”), también varía el verbo; por tanto, funcionará como sujeto:
¿Quiénes han comprado las zanahorias? En cambio, en ¿A quién le has comprado las
zanahorias?, si cambiamos el número del interrogativo no cambia el número del verbo, por
lo que no puede ser sujeto ¿A quiénes les has comprado las zanahorias? Vemos, en cambio,
que cambia el número del pronombre “le”; por tanto, será CI.
2. En caso de que el método anterior no sea productivo, podemos pasar la oración a su forma
enunciativa o, por decirlo de otra manera, responder a la pregunta. La función que cumpla el
sintagma que desvela la incógnita del interrogativo será la que cumpla esa partícula en la
oración interrogativa. P. ej.: ¿Qué has comprado? He comprado un coche. Como “un coche”
es CD, “qué” en la interrogativa será también un CD. Lo mismo sucede en estos otros
ejemplos. ¿Dónde has comprado el balón? Lo he comprado en la tienda. “Dónde”=CCL.
¿Cuál te gusta? Me gusta ese. “Cuál”= Sujeto.
3. Lo mismo sucede con las interrogativas indirectas, si bien estas forman parte de la oración
compuesta. P.ej.: No sé qué te has comprado. Me he comprado un bolígrafo. “qué” = CD.

B. LOS VALORES DEL SE

La partícula “se” tiene varios valores que resumimos a continuación. Algunos usos del “se” son muy
claros; en cambio, otros valores presentan mayores dificultades. Distinguimos dos valores
principales. Cuando “se” funciona como pronombre y cuando funciona como marca de
impersonalidad o de pasiva refleja1.

1. SE PRONOMINAL
1.1. Variante formal de le/s. Cuando el CD y el CI se pronominalizan, el CD se sustituye por los
pronombres “lo, la, los, las”, mientras que el CI se sustituye por “se”. Regaló el chalet a
las monjas. Lo regaló a las monjas. Se lo regaló.
1.2. Uso reflexivo. El sujeto realiza una acción que recae sobre él mismo. En estos casos, el
“se” puede funcionar como CD o como CI. Jacinto se lava (CD); Jacinto se lava las manos
(CI). Como norma general, si hay un CD en la oración (“las manos” en el segundo
ejemplo), el “se” funcionará como CI. En este uso reflexivo, el “se” se puede enfatizar con
“a sí mismo”. Jacinto se lava a sí mismo. Hemos de tener en cuenta que en estas
expresiones, el “se” sustituye al sintagma que funcionaría como CD o CI; es decir, Jacinto
se lava equivaldría a decir Jacinto lava a Jacinto. En Jacinto se lava las manos equivaldría
a Jacinto lava las manos a Jacinto.
1.3. Uso recíproco. El sujeto es múltiple y realiza una acción que recae sobre el otro u otros
miembros del sujeto. P. ej.: Jacinto y Yolanda se besan. Esta oración equivale a decir
Jacinto besa a Yolanda y Yolanda besa a Jacinto. En este ejemplo funciona como CD. Al
igual que las reflexivas, si tenemos un CD (p.ej.: Jacinto y Yolanda se besan los labios), el
“se” funcionará como CI.

2. DATIVO SUPERFLUO
En estos casos el “se” no cumple una función semántica ni sintáctica. Distinguimos dos grupos:
2.1. El dativo ético o de interés. Está cargado de matices afectivos e indica el interés de un
hablante sobre una situación. Por ejemplo: No te me caigas o Mi hijo me ha dormido
toda la noche o El niño no me come. Se pueden omitir y la oración continúa siendo
gramatical. No pueden duplicarse con un sintagma precedido de la preposición “a”. P.ej.:
*El niño no me come a mí.
2.2. Dativo aspectual o concordado. En estos casos el “se” aporta valores expresivos y
matices significativos, pero su supresión no afecta al significado de la oración. P. ej.:
Jacinto se merece un premio / Jacinto merece un premio. Yolanda se leyó la novela de un
tirón / Yolanda leyó la novela de un tirón.
El pronombre debe concordar necesariamente con el sujeto (Tú te leíste la novela / Ella se leyó la
novela). En este aspecto se relacionan con los reflexivos y recíprocos. Sin embargo, a
diferencia de ellos no se permite la duplicación: *Jacinto merece un premio a sí mismo.
Además, debe ir precedido de un determinante. Yolanda se come el pollo / *Yolanda se come
pollo. Esta última oración es gramatical sin “se”: Yolanda come pollo.
2.3. Uso con verbos pronominales. Hay verbos que se utilizan exclusivamente en forma
pronominal, como jactarse, adueñarse, arrepentirse, etc. En estos casos, el “se” no
desempeña ninguna función sintáctica; es decir, señalamos el verbo y el pronombre

1
Extraemos estos apuntes, en su mayoría, del esquema del DPD.
como núcleo del predicado. Como recordaremos, estos verbos suelen exigir la presencia
de un CRV. En otros casos, se puede usar con “se” o no, con verbos como irse, etc. En
estos casos, el “se” puede incluir valores expresivos o matices significativos. Jacinto
durmió en la cama / Jacinto se durmió en la cama. Jacinto fue a Barcelona / Jacinto se
fue a Barcelona. En ocasiones, con esos verbos es necesario el uso del “se”. P. ej.: Jacinto
se fue de casa / *Jacinto fue de casa.
2.4. Valor intransivitizador. El “se” puede convertir un verbo transitivo en intransitivo. P. ej.:
Alegra la cara / Se alegra de verte. Jacinto asustó a sus amigos / Jacinto se asustó de sus
amigos.

3. SE IMPERSONAL O DE PASIVA REFLEJA


3.1. Marca de impersonalidad. “Se” puede servir para marcar la impersonalidad de la
oración. P.ej., si en una oración como La policía detuvo al ladrón se sustituye el agente
(esto es, el sujeto) por el pronombre “se”, obtenemos una oración impersonal: Se detuvo
al ladrón. Señalamos el “se” como marca de impersonalidad.
3.2. Marca de pasiva refleja. Según vimos al hablar de la pasiva refleja, en estas
construcciones el sujeto de la oración activa y agente de la acción no aparece como
Complemento Agente, sino que deja como marca la partícula “se”. Se alquilan
apartamentos en Benidorm. Indicamos este “se” como marca de pasiva refleja.

C. ORACIONES PSEUDO-COPULATIVAS

1. Definición

Entre las oraciones copulativas o de predicado nominal y las predicativas o de predicado verbal
existen otras intermedias denominadas pseudocopulativas. En ellas, se produce una
desemantización parcial del verbo (es decir, pierde gran parte de su significado), en favor del
atributo. Son verbos como ponerse, quedarse, volverse o andar en usos no predicativos. Véase la
diferencia entre las siguientes oraciones:

Uso predicativo Uso pseudocopulativo

Volverse Jacinto se volvió a Cáceres Jacinto se volvió loco

Quedarse Yolanda se quedó en Cáceres Yolanda se quedó embarazada

Andar Yolanda anda dos horas al día Yolanda anda despistada

2. Semejanzas entre los verbos copulativos y los pseudocopulativos


a. La pérdida del significado léxico

Los verbos ser y estar pierden su significado léxico de existencia o suceso o bien de ubicación espacio
temporal en favor del atributo, favoreciendo así su uso como nexo. De manera similar, los en
los verbos pseudocopulativos acaece una pérdida de significado léxico, tal y como hemos
apreciado en los ejemplos del punto anterior. No obstante, la pérdida de significado léxico en
los copulativos es mayor que en los pseudocopulativos, razón por la cual algunos autores
consideran que “parecer” no es un verbo copulativo, sino pseudocopulativo.

b. Obligatoriedad del atributo


El complemento de los verbos pseudocopulativos es, al igual que en los copulativos, un
atributo. Por tanto, en Jacinto se volvió loco, “loco” es un SAdj en función de atributo. Tanto
en las oraciones copulativas como en las pseudocopulativas el atributo es necesario para que
la oración sea gramatical. Puede suceder, no obstante, que la eliminación del atributo no
provoque la agramaticalidad de la oración, pero sí que el verbo pase de ser pseudocopulativo
a predicativo. P. ej.: Juan anda atolondrado / Juan anda. Ambas oraciones son gramaticales,
pero en la segunda el verbo “andar” pierde su carácter pseudocopulativo y se convierte en
un verbo predicativo.

c. La carga semántica recae en el atributo

Al igual que en las oraciones copulativas, en las pseudocopulativas la carga semántica del
predicado recae en el atributo. Es este, y no el verbo, quien selecciona al sujeto. Obsérvese la
diferencia entre las siguientes oraciones:

Jacinto se quedó despistado / *El día se quedó despistado

*Jacinto se quedó soleado / El día se quedó soleado

Como se puede observar, el carácter animado o inanimado del sujeto es lo que permite
la utilización de uno u otro atributo; no es, por tanto, el verbo el que selecciona el
complemento. Esto lleva a concluir que el atributo, a pesar de ser necesario para garantizar
la gramaticalidad de la oración, no es un complemento argumental del verbo, ya que es
aquel y no el verbo el que selecciona los argumentos. Recordemos que en las oraciones de
predicado nominal el núcleo semántico recae sobre el atributo, aunque el núcleo sintáctico
del predicado sea el verbo.

3. Diferencias entre oraciones copulativas y pseudocopulativas


a. La pronominalización del atributo
En las oraciones copulativas, el atributo se puede sustituir por el pronombre átono
invariable “lo”. P. ej.: Juan es muy alto / Juan lo es. En cambio, en las oraciones
pseudocopulativas esta conmutación no es posible. Jacinto se volvió loco / Jacinto se lo
volvió. Por esta razón muchos lingüistas incluyen el verbo parecer como verbo copulativo.
Yolanda parece distraída / Yolanda lo parece.
b. La carga semántica
Los verbos pseudocopulativos poseen una mayor carga semántica que los verbos
copulativos. Así, el verbo “volverse” mantiene aspectos significativos de movimiento,
convertidos en transformación, de los que carecen los verbos “ser” y “estar”. No obstante,
hay autores que consideran que el verbo “estar” mantiene algunos de esos rasgos
significativos, de manera que sostienen que el único verbo copulativo puro es “ser”.

Estas líneas están extraídas, en su mayoría, de Los verbos pseudocopulativos del español.
Yoko Morimoto y María Victoria Pavón Lucero. Arcolibros. Madrid. 2007.

D. LOS RELATIVOS
1. DEFINICIÓN Y FUNCIONES DE LOS RELATIVOS

Se denominan “relativos” a una serie de elementos que cumplen las siguientes funciones:
1. Cumplen una función anafórica; es decir, señalan a un elemento que ha aparecido
anteriormente y cuyo significado asumen. P. ej.: El libro que leí ayer es precioso, el
pronombre relativo “que” señala a un elemento que aparece con anterioridad (“el libro”),
que es su antecedente.
2. Ejercen de nexo subordinador. Esto significa que, al igual que las conjunciones, tienen la
capacidad de introducir una oración subordinada. La función de estas oraciones serán las
propias de un sustantivo, un adjetivo, un adverbio o bien como modificador oracional. Por
esa razón, algunos autores como Alarcos o Porto Dapena consideran que ejercen una función
traspositora, es decir, hacen funcionar estas oraciones como unidades inferiores a sí mismas
(como sustantivos, adjetivos, adverbios o modificadores oracionales). En el ejemplo anterior,
el pronombre “que” introduce la oración “leí ayer”. Dado que el relativo asume el significado
del antecedente, equivaldría a la oración Ayer leí el libro. La oración funciona en este caso
como un sintagma adjetivo especificativo que modifica al núcleo (“libro”).
3. El relativo cumple una función sintáctica dentro de la oración que introduce. En el ejemplo
anterior, “que” desempeñaría el oficio de CD.

2. INVENTARIO Y CLASIFICACIÓN DE LOS RELATIVOS

El paradigma de los relativos está compuesto por las siguientes unidades: que, quien, cual2, cuyo,
cuanto, donde, cuando y como. Como se observa, coincide con el grupo de los interrogativos (salvo
“cuyo) pero, a diferencia de ellos, son formas átonas (salvo cual) y ninguno lleva tilde. A ellos se
unirían los relativos compuestos el que y el cual, con sus respectivos femeninos, plurales y neutros (la
cual, las cuales, lo cual, lo que, etc.). Algunos autores incluyen entre los relativos las unidades
mientras, conforme y según.

Los relativos pueden ser pronombres o adverbios.

Son pronombres determinantes que, el que, quien, el cual, cuyo y cuanto. La forma cual, sin
artículo, tiene hoy en día un uso arcaizante o literario. Cuyo va siempre acompañado de un
sustantivo, de manera que funciona como determinante o adjetivo determinativo.

Son adverbios las formas donde, cuando y como. Algunos autores incluyen también mientras,
conforme y según. Las formas que, quien y cuanto, con su variante cuan, también pueden funcionar
como adverbios.

3. FUNCIÓN SINTÁCTICA QUE CUMPLEN LOS RELATIVOS

Para reconocer la función sintáctica que cumplen los relativos debemos comprobar cuál es la
función que esos relativos cumplen en la oración de la que forman parte. Por ejemplo, en Mi padre,
quien jamás ha mentido, está encarcelado por prevaricación. El relativo cumple una función
sintáctica en la oración de relativo quien jamás ha mentido. El antecedente de “quien” es “mi padre”;
por tanto, debemos comprobar qué función cumpliría “mi padre” en la oración de relativo: Mi padre
jamás ha mentido. “Mi padre” es sujeto, por tanto, “quien” es sujeto. Otro ejemplo: El chico del que
Jacinto se ha burlado está recibiendo ayuda psicológica. En esta ocasión, el relativo (“el que”) viene
precedido de la preposición “de”, ya que el verbo de la oración subordinada (“burlarse”) rige esa
preposición (burlarse de algo o alguien). La oración subordinada, si sustituimos el relativo por el
antecedente y la reordenamos, quedaría como sigue: Jacinto se ha burlado del chico. “Del chico” es
CRV; por consiguiente, “el que” será CRV.

2
“Cual”, en el castellano actual, solo se utiliza como relativo acompañado de artículo (“el/la/los/las/lo”).
4. LOS RELATIVOS SIN ANTECEDENTE EXPRESO

En el primer apartado dijimos que los relativos cumplen una función anafórica, es decir, señalan y
adoptan el significado de un elemento que ha aparecido con anterioridad, denominado
“antecedente”. Sin embargo, puede suceder que los relativos no posean esa función anafórica, bien
porque señalen a otros elementos que aparecen después, bien porque carezcan de antecedente
expreso. Lo vemos a continuación.

4.1. Relativos con función catafórica

En ocasiones, los relativos no cumplen una función anafórica, sino catafórica. La catáfora es un
procedimiento que se opone a la anáfora, ya que la catáfora consiste en remitir a otra unidad
lingüística que aparecerá después, denominada “consecuente”. P ej.: Quien perdió su trabajo fue mi
padre. El consecuente de “quien” es “mi padre” y, por tanto, carece de antecedente. No hay
problema para señalar su función sintáctica, ya que podemos sustituir el relativo por su consecuente

Mi padre perdió su trabajo. “Mi padre” = sujeto; por tanto, “quien” = sujeto

4.2. Relativos sin antecedente expreso

El relativo puede no tener un antecedente expreso, es decir, que no esté fonética o gráficamente
realizado, bien porque se pueda adivinar por el contexto lingüístico o extratextual (El que me gusta es
el azul, refiriéndonos a un bañador) bien por tener un carácter generalizador (Quien canta su mal
espanta / Donde no existen los derechos humanos tampoco existe la justicia) o desconocido (Quien
haya hecho esto me lo pagará). Podemos distinguir las siguientes construcciones relativas:

Relativos libres o con antecedente incorporado

Carecen de antecedente expreso, pero incorporan rasgos semánticos (es decir, de significado)
envueltos o incorporados en el relativo, de ahí que también se llamen relativos envueltos, con
antecedente incorporado o implícito o relativos sin antecedente expreso. No pueden funcionar como
tales los relativos compuestos (“el cual”, “el que”) y los relativos simples “que” y “cuyo”. El resto
puede funcionar como relativos libres.

El relativo “quien” incorpora el rasgo “+ persona”. Cuando carece de antecedente expreso, posee
un carácter indefinido, que puede ser generalizador. Quien no vota, no se puede quejar. También
puede tener un carácter indefinido que alude a alguien desconocido: Quien me haya engañado, lo
pagará cara. En este caso se dice que el antecedente está incorporado (también envuelto o
implícito), ya que este pronombre incluye el rasgo de persona, de manera que equivaldría a La
persona que me haya engañado, lo pagará caro, o bien Aquella persona que no vote, no se puede
quejar.

En cuanto a los adverbios, suelen aparecer sin antecedente expreso. En los siguientes ejemplos,
las oraciones (a) llevan antecedente expreso; las (b), no.

Donde

a. El colegio donde estudié ya está cerrado


b. Lo encontramos donde menos nos lo esperábamos

Cuando

a. Jesucristo subió a la montaña al mediodía, cuando el sol está en su cúspide.


b. Lo hizo cuando pudo
Como

a. La manera como me hablas no me gusta


b. Se comporta como si fuese un ladrón

Relativos semilibres

Se denominan relativas semilibres a las construcciones encabezadas por un artículo determinado


seguido del relativo “que” 3, como en el siguiente ejemplo: El que se aburra no tiene por qué estar
aquí. Sus características son muy parecidas a las de relativo con antecedente o incorporado. Estas
construcciones pueden ser explicadas de dos maneras:

a. Se supone una omisión del sustantivo del grupo nominal. P ej.: El ø que quiero tiene que
tener las mangas verdes, pudiendo ser el elemento omitido un traje y se puede suponer con
el contexto previo o extralingüístico.
b. El artículo adquiere propiedades pronominales.

5. Los pronombres y adverbios relativos


5.1. Que

Es el relativo más frecuente y puede intercambiarse prácticamente por cualquier otro relativo.
Aparece tanto en construcciones explicativas como especificativas:

a. El libro que compré ayer (especificativa)


b. Dios, que es invisible, está en todas partes (explicativa)

Funciona siempre como un sustantivo en la oración que introduce, de manera que puede
desempeñar cualquier oficio del SN. Muestra, sin embargo, cierta resistencia a funcionar como CI
en favor de “el que” y “quien”, ya que precedido de preposición suele usarse con antecedente de
cosa.

a. La mesa a que me refiero…


b. El hombre a quien le he dado mis ahorros… / El hombre al que le he dado mis ahorros / *El
hombre a que le he dado mis ahorros…

Estas líneas adaptan contenidos de:

● NGLE (2010), ASALE, RAE, Espasa Libros. Madrid. 2010.


● Relativos e interrogativos, José-Álvaro Porto Dapena. Arcolibros. Madrid. 1997.

3
No hay que confundir el relativo “que” precedido de artículo determinado con el relativo compuesto “el que”,
que siempre lleva antecedente expreso. P ej.: Los perros en los que confío tienen que estar bien alimentados.

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