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EXTENSIÓN DE LA QUIEBRA

I. Introducción
Como ya vimos, la quiebra intenta satisfacer los intereses de los
acreedores mediante la liquidación de los bienes del deudor y la repartición de
su producido. Sin embargo, en la mayoría de las veces, no alcanzan los fondos
obtenidos para desinteresarlos.

De allí que la LC prevé que la quiebra de un sujeto pueda repercutir en otro,


jurídicamente distinto del fallido, no deudor de sus obligaciones, que incluso puede no
estar en insolvencia, al cual se le atribuye alguna responsabilidad como una
consecuencia de la quiebra principal.

La extensión de la quiebra, entonces, consiste en:

La declaración en estado de quiebra de otro sujeto, distinto jurídicamente del


fallido, no deudor de las obligaciones de éste, por las causas que establece la LC.

Y puede obedecer a distintas causas:

(i) Existir alguna razón por la cual atribuir al sujeto in bonis responsabilidad ilimitada
por las obligaciones de una sociedad fallida (art. 160 de la LC);

(ii) Mediar alguna conducta reprochable (ilícita) que amerite la declaración de la


quiebra como sanción: abuso de la personalidad jurídica societaria con fraude a los
acreedores, abuso de control interno mayoritario consistente en el desvío indebido del
interés social y confusión patrimonial inescindible (art. 161, incs. 1º, 2º y 3º de la LC,
respectivamente).

II. Extensión de la quiebra social a socios con


responsabilidad ilimitada.
1. Introducción.

La LC establece en el artículo 160 que:

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La quiebra de la sociedad importa la quiebra de sus socios con
responsabilidad ilimitada”.

Es la llamada quiebra dependiente, automática o refleja y está presente desde el


primer Código de Comercio de 1862.

Se decretará la quiebra en forma automática de los socios con responsabilidad


subsidiaria, solidaria e ilimitada por las obligaciones sociales de la fallida. La
la quiebra de un socio con
situación no se produce a la inversa, es decir que
aquel alcance de responsabilidad no produce la quiebra de la
sociedad.
2. ¿A qué socios se extiende la quiebra social?

Conforme lo dispone la Ley General de Sociedades (en adelante, LGS), en


algunos tipos sociales los socios (o algunos de ellos) asumen una responsabilidad
solidaria, subsidiaria e ilimitada por las obligaciones sociales. Por ejemplo, los socios de
la sociedad colectiva, el socio comanditado de las sociedades en comandita, el socio
capitalista en la sociedad de capital e industria. En estos tipos, la quiebra de la sociedad
trae aparejada la extensión automática a los socios mencionados. Repárese que lo que
determina la extensión de la quiebra es la “ilimitación” de la responsabilidad asumida
por el socio al constituirse en socio de una sociedad, siendo irrelevante la solidaridad.

En las sociedades anónimas y en las sociedades de responsabilidad limitada (y


respecto de los socios no solidarios en las comandita y del socio industrial en la de
capital e industria) la responsabilidad se limita al aporte.

No obstante, el ordenamiento prevé, en múltiples casos, la pérdida del


beneficio de la responsabilidad limitada al aporte, atribuyendo responsabilidad
ilimitada a los socios que han incurrido en ciertas conductas reprochables. Por ejemplo:

 Omisión del uso de la sigla SA (art. 164, segundo párrafo, LGS); en la SRL sólo
el gerente responde por las operaciones realizadas con tal omisión (art. 147,
segundo párrafo, LGS);

 Participación del socio comanditario en la administración de la sociedad en


comandita, o la utilización de su nombre en la razón social (art. 136, segundo
párrafo, LGS);

 Participación del socio industrial en la razón social de la sociedad de capital e


industria (art. 142, LGS, tercer párrafo);

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 También hay responsabilidad ilimitada en los casos de abuso de control (art. 54,
LGS), socio oculto (art. 34, segundo párrafo, LGS), sociedad nula (arts. 17 y 18,
LGS), sociedad de objeto ilícito (art. 18, primer párrafo, LGS), con actividad
ilícita (art. 19, LGS) y de objeto prohibido (art. 20, LGS).

Pero no todas las hipótesis plantean una igual extensión de la


responsabilidad.

Por ejemplo, en el caso del socio industrial por participar en la razón social, es
responsable solidario con la sociedad por las obligaciones así contraídas (art. 142,
tercer párrafo, LGS); lo mismo sucede con el socio comanditario que viola las reglas
sobre administración o razón social (art. 136, segundo párrafo, LGS).

En cambio, en las sociedades nulas, de objeto prohibido, objeto ilícito y


actividad ilícita, los socios responden ilimitadamente por todo el pasivo social.

Estos distintos órdenes de responsabilidades, sea por su fuente cuanto por su


extensión, han dado lugar a diversas tesis para determinar quiénes son alcanzados por la
propagación de la quiebra social:

a) Tesis restringida (Maffía)

Afirma que la extensión automática de quiebra prevista en el artículo 160 de la


LC sólo puede alcanzar a los socios de la sociedad colectiva y a los socios
comanditados de la sociedad en comandita, quienes desde el origen de la sociedad
asumieron ab initio la responsabilidad ilimitada y solidaria por el pasivo social. En los
supuestos restantes, en los que la responsabilidad ilimitada aparece como una sanción
con posterioridad a la creación del ente societario, no procede la extensión de quiebra
instantánea contemplada en la norma citada. Adhieren a esta teoría Graziabile,
Etcheverry, Ribichini, entre otros.

b) Tesis amplia (Alberti)

Este autor sostiene que la quiebra se extiende al socio que fuera originalmente
un responsable ilimitado según su voluntad jurídica expuesta al asociarse, y también a
quien fuere socio y por alguna prescripción del sistema societario deviniera responsable
ilimitado. En definitiva sugiere interpretar el actual artículo 160 LC en el sentido de que
la extensión de quiebra alcanzaría al socio que fuera originalmente un responsable
ilimitado según su voluntad jurídica expuesta al asociarse, y también a quien fuere socio
y por alguna prescripción del sistema societario deviniera responsable ilimitado. En esta
postura se enrolaba el profesor Otaegui.

c) Tesis intermedia (Rouillon)

Sostiene que la quiebra se extiende cuando el socio responde con todo su


patrimonio por todo el pasivo social. En concreto dice: "...hay ilimitación de

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responsabilidad —en sentido estricto— y cualquiera sea su origen —contractual o
sancionatorio—, si todo el patrimonio del socio (y no sólo su aporte) está afectado a la
satisfacción eventual (subsidiaria o principal) de todo el pasivo social. La verdadera
ilimitación de responsabilidad tiene —más allá de su origen y de sus modalidades de
efectivización— dos puntas: la totalidad del patrimonio personal resulta comprometida
por la totalidad del pasivo social". Ésta es la solución razonable. Sólo el compromiso
por todo el pasivo social es lo que justifica la extensión de la quiebra. Han seguido esta
doctrina Grispo y Rivera.

3. Socio retirado o excluido antes de la quiebra social.

El artículo 160 de la LC también dispone que la quiebra de la sociedad “implica


la de los socios con igual responsabilidad que se hubiesen retirado o hubieren sido
excluidos después de producida la cesación de pagos, por las deudas existentes a la
fecha en la que el retiro fuera inscripto en el Registro Público de Comercio, justificadas
en el concurso”.

Para que se configure este supuesto, además de que exista una quiebra social, es
preciso que la inscripción del retiro del ex socio se haya concretado después de la fecha
inicial de la cesación de pagos. A este efecto no rige el límite de retroacción previsto
por el artículo 116 de la LC.

La norma se funda en la presunción de que el retiro del socio obedece a la


intención de sustraerse de las responsabilidades sociales; sin embargo, le atribuye al ex
socio sólo las deudas que existían a la fecha de inscripción del retiro. Si el retiro nunca
se inscribió responderá por todo el pasivo social. Para proceder a la extensión de
quiebra de este socio retirado habrá que aguardar a que se encuentre fijada la fecha de
inicio del estado de cesación de pagos en la quiebra social, es decir que no podrá ser
decretada en forma automática al inicio de la quiebra principal.

4. Procedimiento

En el caso del artículo 160 de la LC, la extensión de la quiebra tiene como


presupuestos: (a) La existencia de una quiebra social declarada y subsistente; (b) La
calidad de socio en el extendido; y (c) Ser éste un socio responsable ilimitadamente.

La competencia para extender la quiebra corresponde al juez de la quiebra


principal, luego entenderá el juez competente según el activo más importante o, en caso
de duda, el de la quiebra principal, que es el que previno (art. 162 de la LC).

La quiebra del socio debe ser declarada; es decir que no basta con la sentencia de
quiebra social, sino que ha de mediar una sentencia de quiebra de cada uno de los socios
de responsabilidad ilimitada comprendidos en el supuesto legal. Puede dictarse en
forma simultánea con la de la sociedad e incluso en la misma resolución.

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Se tramitarán separadamente tanto expedientes como quiebras existan, uno para
la de la sociedad y luego uno por cada uno de los socios fallidos por extensión.

Recursos. La vía impugnativa de los socios afectados correrá en forma independiente


que la que se intente contra la sentencia de quiebra social. Ello no impide que el socio
con responsabilidad ilimitada interponga la reposición contra la sentencia de quiebra de
la sociedad cuando aquélla importa una quiebra forzosa o en el caso de la voluntaria,
cuando dicho socio no prestó conformidad. Cualquiera que sea la causa por la cual se
deje sin efecto la sentencia de la quiebra social (arts. 90, 94 o 96 de la LC), ello hace
cesar la quiebra dependiente.

5. Efectos cuando se declara la extensión de la quiebra.

(i) Masas separadas

Antes de continuar, vamos a definir el concepto de “masa” para este tema: se


trata del conjunto de bienes del fallido (masa activa) y/o de las deudas (masa pasiva).

La quiebra del socio es independiente de la falencia social, en el sentido de que


activo y pasivo son distintos. Por lo tanto, ambas quiebras tendrán masas separadas.
Ahora bien, si aunque la quiebra por extensión se declarase en los términos del art. 160
de la L.C. empero luego se advirtiese que hay confusión patrimonial inescindible,
hipótesis prevista en el art. 161 inc. 3° de la L.C. en que corresponde la masa única,
entonces el Juez podrá disponer la formación de masa única.

Veamos algunos “tips” que pueden ayudar a aclarar cómo funciona el sistema.

- A la masa pasiva de la quiebra de la sociedad, sólo concurren los acreedores


sociales. Pero, a las masas pasivas de las quiebras de los socios concurren los acreedores
particulares y los acreedores sociales, no habiendo preferencias entre ambas clases de
acreedores.

-Como los acreedores de la sociedad participan de la masa de la quiebra social y


de la masa de la quiebra de cada uno de los socios se aplica la regla del artículo 135 de
la LC, es decir que verifican el monto total de su crédito en ambas quiebras, pero solo
podrán cobrar hasta el total de su crédito en la primera que distribuya dividendos.

- En la masa activa de la quiebra de los socios, es decir entre los bienes de cada
socio, no se incluyen los créditos que éstos tengan contra la sociedad, porque estos
asumieron una responsabilidad ilimitada en relación al pasivo de la sociedad (art. 150,
in fine, de la LC).

-En cambio en la masa activa de la quiebra social cabe incluir el crédito de la


sociedad contra los socios por los aportes no integrados (art. 150, primer párrafo, de la
LC).

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En estos casos se aplica la norma del art. 150, in fine, de la LC, por la cual el
concurso de los socios no puede reclamar lo adeudado a éstos por la sociedad fallida,
por lo que los socios no pueden presentarse a verificar sus créditos en la quiebra de la
sociedad aunque sean legítimos.

-Si sobrase activo en la quiebra de algún socio y se encuentra cancelado el


crédito de los acreedores sociales, ya sea porque alcanzaron los bienes de la quiebra
principal o porque se les pagó con el producido de los bienes de la quiebra del socio, el
remanente se devuelve al socio.

-Si sobrase activo en la quiebra social luego de que sus acreedores fueron
desinteresados, el remanente vía cuota de liquidación societaria ingresará
proporcionalmente a cada uno de los activos de las quiebras de los socios para el pago
de los saldos impagos de los acreedores particulares de ellos.

-No se aplica la regla de la responsabilidad subsidiaria y no existe beneficio de


excusión para los socios.

(ii) Sindicatura. La sindicatura es única. También el comité de control será único.

(ii) Fecha de cesación de pagos. En cuanto a la fecha de cesación de pagos, por existir
masas separadas, se fija para cada fallido individualmente (art. 169 de la LC).

(iv) Subsistencia de la quiebra principal. Conversión de la quiebra del socio en


concurso preventivo. La declaración de quiebra del socio supone una quiebra
subsistente. Por lo que si la quiebra social termina por el denominado “levantamiento
sin trámite” previsto en el art. 96 de la L.C., por el recurso de reposición de la sentencia
de quiebra previsto en el art. 94 de la L.C. o por la conversión de la quiebra en
concurso preventivo (conf. Art. 90 de la L.C.), cesa el estado de quiebra del socio.

Por otro lado, el socio a quien se extiende la quiebra puede pedir la conversión de su
quiebra en concurso preventivo, según lo resuelve expresamente el artículo 90, segundo
párrafo, de la LC. En ese caso, admitida la conversión van a coexistir la quiebra social y
el concurso preventivo de un socio con responsabilidad ilimitada.

(v) Repetición entre concursos. Conforme al artículo 136 de la LC no existe acción


entre los concursos de coobligados solidarios por los dividendos pagados al acreedor,
salvo si el monto total pagado excede del crédito.

III. Extensión de la quiebra como sanción.


1. Introducción.

Hasta ahora hemos estudiado la extensión de la quiebra social a los socios


ilimitadamente responsables. Ahora analizaremos las reglas de fondo

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concernientes a la extensión de quiebra en los tres supuestos del artículo 161 de la LC
que son:

 Actuación de la sociedad en interés personal (inc. 1º);

 Actuación irregular del controlante que desvía indebidamente el interés social


(inc. 2°);

 Confusión patrimonial inescindible (inc. 3°).

Como estamos frente a sanciones que tienen efectos muy importantes (la
declaración de la quiebra) respecto de sujetos que pueden no estar en cesación de pagos,
deben cumplirse todos los requisitos previstos en cada uno de los incisos para que
la extensión de la quiebra sea procedente.

Como veremos, la extensión de quiebra es una solución excepcional porque también


perjudica a los acreedores del sujeto extendido, que tienen establecidos vínculos con un
deudor solvente, y de repente se encuentran sometidos a un proceso universal con un
deudor fallido que no estaba en cesación de pagos.

Sigamos, entonces.

2. Antecedentes.

Puede decirse que la construcción de los preceptos sobre extensión de quiebra


del actual artículo 161 de la LC, ha sido una labor conjunta de la jurisprudencia y la
doctrina que finalmente se ha volcado a la legislación positiva, primero en la ley 19.551,
luego en su reforma (ley 22.917), y finalmente en la ley 24.522 que se ha limitado a
hacer algunas mínimas modificaciones en el procedimiento sin alterar los aspectos de
fondo.

a) Jurisprudencia anterior a la ley 19.551

(i) Talleres Inglemere SA.

Era una empresa que estaba constituida por tres personas físicas y tres
sociedades. En la sentencia, el juez dijo que se trataba en realidad de una única empresa,
bajo una única dirección, "que no exhibe distintos patrimonios de afectación, sino en
todo caso, que se han creado nuevas entidades ficticias, y se observa la finalidad de
desafectar los bienes que la integran a la responsabilidad de las obligaciones contraídas,
mediante la apariencia de una titularidad inexacta [...] La administración es ejercida por
los señores M. con las características irrefutables que denotan el manejo de la cosa
propia: concepción, creación y organización del vehículo comercial, montaje, impulso y
vigilancia personal y directa del mismo, sin avizorarse la incidencia de factor alguno

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que permita inferir la existencia de voluntad alguna otra interesada en el giro de los
negocios..." (J1ªInst. Com. Cap., firme, 29.10.71, ED, 48-361).

(ii) Swift SA.

Swift SA era una sociedad argentina que explotaba la actividad frigorífica,


formando parte de un grupo internacional llamado Deltec con sede en Bahamas. Swift
SA solicitó la formación de su concurso preventivo, bajo la vigencia de la ley 11.719, y
durante su tramitación se comprobó —con una diligente actuación de la sindicatura—
que el pasivo de Swift se había agravado por distintas decisiones del grupo : había sido
fusionada con otra sociedad que estaba muy endeudada, vendía sus productos a otras
empresas del grupo a precios inferiores a los de mercado, financiaba a otras sociedades
del grupo a tasas de interés desventajosas, etcétera; en otras palabras, Swift SA era la
sociedad Cenicienta del grupo, a la cual confluían las circunstancias negativas que
pesaban sobre las demás sociedades que lo integraban.

Por ello, si bien los acreedores votaron favorablemente el concordato propuesto


por la sociedad, el juez interviniente no lo homologó, decretó la quiebra de la sociedad y
de las demás sociedades integrantes del grupo Deltec.

La sentencia de extensión de quiebra fue confirmada por la Cámara y por la


Corte Suprema de la Nación (CSJN, 4.9.73, ED 51-231), con fundamento en la ilicitud
y el fraude en que se había incurrido al abusar de la personalidad jurídica.

b) El artículo 165 de la ley 19.551

El texto del artículo 165 de la ley 19.551 permitía la extensión de la quiebra de


una sociedad a quien hubiese actuado en interés personal, disponiendo de los bienes
como si fuesen propios, en fraude a los acreedores.

La Exposición de Motivos de aquella ley justificaba la disposición en que cabe


considerar a la sociedad como un medio técnico cuya utilización debe ser reconocida en
la medida en que se respete su recta finalidad legal y no para legitimar indirectamente
fines diversos incompatibles, como es el de defraudar a los acreedores.

c) La reforma de la ley 22.917

La ley 22.917 hizo un retoque importante al texto original del artículo 165 de la
ley 19.551, que se convirtió en el inciso 1º de ese precepto: se alude a la fallida y no a la
sociedad fallida, con lo cual se sostiene que la quiebra principal no necesariamente debe
ser de una sociedad. Asimismo, agregó otros dos casos en los incisos 2º y 3º: los
correspondientes a la extensión de quiebra social por abuso de control y por confusión
patrimonial inescindible.

3. Extensión de quiebra por actuación en interés personal (art. 161, inc.


1º de la LC).
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El actual inciso 1º del artículo 161 de la LC conserva la redacción de la ley
22.917, por lo que establece que:

“La quiebra se extiende: 1) A toda persona que, bajo la apariencia de la actuación de


la fallida, ha efectuado los actos en su interés personal y dispuesto de los bienes como
si fueran propios, en fraude a sus acreedores (…)”

Entonces, para que proceda la extensión de la quiebra en los términos del inc. 1°
del art. 161 de la LC es necesario:

(i) Que se haya declarado la quiebra principal, sea de una sociedad, sea de una
persona física. La extensión de la quiebra puede hacerse contra una persona
física o jurídica, puede o no ser socio de la sociedad fallida.

(ii) Que la persona a la que se le pretende declarar la quiebra por extensión haya
dispuesto de los bienes del fallido como si fuesen propios.

(iii) Que ello lo haya hecho en interés personal por sobre el interés de la fallida
principal.

(iv) Que haya utilizado los bienes de la fallida principal como si fueran propios.

(v) Que haya actuado en fraude a los acreedores de la fallida principal, pues éstos
entendieron el patrimonio de la fallida como garante de sus créditos; sin
embargo, dichos bienes son utilizados en beneficio de otro sujeto distinto al que
ellos contrataron.

(vi) No es necesario que el sujeto extendido esté en cesación de pagos.

4. Extensión de la quiebra por abuso de control (art. 161, inc. 2° de la


LC)

Siguiendo con los supuestos de extensión de la quiebra como sanción, la LC nos


dice en el inciso 2° del art. 161 que:

“La quiebra se extiende: (…) 2) A toda persona controlante de la sociedad fallida,


cuando ha desviado indebidamente el interés social de la controlada, sometiéndola a
una dirección unificada en interés de la controlante o del grupo económico del que
forma parte.

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A los fines de esta sección, se entiende por persona controlante:

a) aquella que en forma directa o por intermedio de una sociedad a su vez controlada,
posee participación por cualquier título, que otorgue los votos necesarios para formar
la voluntad social;

b) cada una de las personas que, actuando conjuntamente, poseen participación en la


proporción indicada en el párrafo a) precedente y sean responsables de la conducta
descrita en el primer párrafo de este inciso”.

Como vemos, tenemos varios temas para analizar en este inciso. Comencemos.

1. ¿Qué entendemos por “control” en el derecho societario?

Cabe puntualizar que la expresión control identifica la posibilidad de formar la


voluntad de la persona jurídica, y que obviamente no se manifiesta solamente en los
agrupamientos societarios; una sociedad no vinculada en manera alguna con otras es
controlada por el accionista mayoritario. Pero lo que sí es cierto es que son
circunstancias que suelen aparecer juntas y que los supuestos más frecuentes de
extensión de quiebra por abuso de control se dan en las hipótesis de agrupamientos.

En el Derecho nacional no existe una regla que permita atribuir a la persona


(física o jurídica) controlante, responsabilidad por las deudas de la persona jurídica
controlada, ya que siendo sujetos de derecho distintos, cada uno tiene su propio
patrimonio compuesto de activo y pasivo.

El hecho de que la sociedad controlada deba seguir las directivas de la sociedad


controlante en aras de los intereses del grupo no comporta una identificación con la
controlante, no le quita a la controlada su autonomía jurídica, su propia y exclusiva
titularidad y responsabilidad por las obligaciones contraídas en su propio nombre. Los
acreedores que han entrado en relación con la controlada pueden ir contra ella, contra su
propio patrimonio social, sin que haya acción alguna contra la controlante que
permanece extraña a esas obligaciones y responde como máximo en el límite del capital
correspondiente a las acciones suscriptas como socia.

2. Distintos tipos de control

Volvemos sobre la noción de control, reiterando que se lo perfila como el poder


efectivo de dirección de los negocios sociales, mediante la posibilidad de
formación de la voluntad social.

Y tal control será abusivo cuando la posición dominante de la controlante haga


trasladar todos los riesgos de la empresa a la controlada dejando a salvo su
responsabilidad patrimonial.
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Existe alguna diferencia entre el control societario y el control previsto por la ley
concursal, pues en la LGS la controlante siempre es una sociedad y en el sistema
concursal podrán serlo una o varias personas físicas o jurídicas, pues la ley no hace
distinción alguna.

Ahora bien, ese control puede ejercerse de distintas maneras, puede encontrar
diversas fuentes y, por ende, adquirir o no relevancia jurídica a los efectos de la
extensión de la quiebra.

- Control externo o contractual.

Es el que existe por vínculos contractuales o relaciones económicas determinadas en


virtud de las cuales una persona física o jurídica tiene una posición dominante sobre una
sociedad. En nuestro Derecho lo encontramos en el artículo 33, inciso 2º, de la LGS,
conforme al cual existe control cuando una sociedad ejerce en otra una influencia
dominante como consecuencia de los especiales vínculos existentes entre las sociedades.

Este tipo de control no tiene vinculación jurídica sino más bien económica y se
refiere a los contratos cuyo objeto consiste en la subordinación de la actividad
empresarial de una sociedad a la de otra, por ejemplo, la agencia, franquicia, concesión
o distribución. O cuando una sociedad depende exclusivamente de un insumo que le es
proveído por otra, o su producción se destina exclusivamente a un sujeto (proveedor o
comprador monopólico). Por ejemplo el caso de los contratos de franquicias y la
relación entre el franquiciante y la sociedad constituida exclusivamente para
desempeñarse como franquiciada de esa franquicia.

- Control interno.

Se alude al caso en que un socio, por la importancia de su participación en el capital,


puede formar la voluntad social.

El inc. 1° del art. 33 de la LGS, se refiere a este supuesto, indicando que habrá tal
control cuando se posea participación, por cualquier tipo, que otorgue los votos
necesarios para formar la voluntad social en las reuniones sociales o asambleas
ordinarias.

Este control interno puede a su vez ser mayoritario o de derecho, cuando el que
lo ejerce tiene los votos para formar la mayoría necesaria para tomar las decisiones en
las asambleas ordinarias según la clase de sociedad y sus estatutos.

El control interno también puede ser minoritario o de hecho; es el que se ejerce


de hecho por la efectiva concurrencia y votación en las asambleas o reuniones de socios
en que se toman las decisiones; generalmente se debe a que el resto del capital está
atomizado en múltiples socios que no concurren a las asambleas, entonces aunque un
socio no cuente con las acciones suficientes para formar la mayoría en teoría, si tiene

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una cantidad suficiente para formar la mayoría en la práctica según la cantidad de
presentes en la asamblea.

¿Qué nos dice la Ley de Concursos?

De acuerdo al texto del inciso 2º del artículo 161 de la LC, para que proceda la
extensión de quiebra es necesario:

 Que se haya declarado la quiebra de una sociedad;


 Que una persona física o jurídica ejerza el control de la sociedad quebrada;
 Que la sociedad controlada haya sido sometida a una dirección unificada;
 Que en ejercicio de ese control se haya desviado indebidamente el interés social
(de la quebrada) en interés de la controlante o del grupo económico del que
forma parte.

La LC da una noción clara y precisa de cuál es el control que da lugar a la extensión


de la quiebra. Dice que a esos fines se entiende que es controlante la persona física
o jurídica que:

a) En forma directa o por intermedio de una sociedad a su vez controlada, posee


participación, por cualquier título, que otorgue los votos necesarios para formar la
voluntad social;

b) Cada una de las personas que actuando conjuntamente, poseen participación en la


proporción indicada precedentemente.

De acuerdo con el texto legal queda claro que para extender la quiebra debe
existir un control interno mayoritario, pues la ley alude a la participación que otorgue
los votos necesarios para formar la voluntad social.

Ese control puede tenerlo el sujeto controlante por sí solo o ser varios sujetos
que actúan coordinadamente para hacerlo; con ello la ley se está refiriendo a los
accionistas o socios que están vinculados por un pacto de sindicación que les impone el
deber de actuar de determinada manera; ello excluye a los socios que
circunstancialmente hayan coincidido en una votación, pero que han decidido su criterio
independientemente o sin vínculos convencionales previos que los obligaran a actuar de
cierto modo o a votar en determinado sentido. También este control puede ejercerse a
través de otra sociedad controlada que posee la participación necesaria para formar la
voluntad social, siendo la controlante de ésta la que también controla a la fallida, lo que
sería el control indirecto.

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Algunos autores (Bergel, Rouillon), consideran que el control se aprecia en
concreto y no es abstracto. Esto significa que si un accionista con el 25% de los votos
forma la voluntad social porque otros accionistas no concurren a las asambleas, ese
control es relevante a los efectos de la extensión de quiebra. Por lo tanto, la extensión de
quiebra también puede decretarse a un controlante de hecho o minoritario.

Desvío del interés social

El control interno mayoritario es un presupuesto de la extensión de quiebra.

La conducta reprochable de quien ejerce ese control es desviar


indebidamente el interés social de la sociedad ahora fallida, sometiéndola a una
dirección unificada, en interés de la controlante o del grupo económico del que forma
parte.

El desvío del interés se presenta cuando se causa una disminución o retaceo de


las posibilidades de la sociedad de cumplir con su objeto propuesto: la producción de
bienes o servicios en forma apta para generar beneficios con su actividad (Paolantonio).

Así, se puede considerar que hay desvío del interés social cuando la sociedad
quebrada ha asumido obligaciones en interés de la controlante o de otras sociedades del
grupo (y no ha habido una suficiente contrapartida en otros actos semejantes
provenientes de la controlante o del grupo), cuando ha enajenado su producción a la
controlante o a otras sociedades del grupo por debajo del costo de producción debiendo
asumir una pérdida, o ha prestado sus fondos líquidos por debajo del costo de captación,
o ha realizado operaciones a pérdida con la controlante u otros integrantes del grupo,
etcétera.

Necesariamente, tal desvío del interés social debe ser indebido, aunque en
realidad todo desvío del interés social es indebido (arts. 52, 248 y 272, LGS), pues el
cumplimiento del objeto social presupone la realización del interés social y el desvío de
éste importará apartarse de aquel objeto y, en tal sentido, siempre será indebido.

Dirección unificada

La ley concursal exige expresamente que el controlante haya sometido a la


controlada a una dirección unificada. La unidad de dirección ha sido entendida como un
recaudo de existencia del grupo societario, pues esa unidad de dirección va a determinar
una línea económica común y a fijar el interés global del grupo. Para asegurar la unidad
de dirección la agrupación puede emplear diversos métodos: elección de los hombres
ubicados en los directorios; organización de servicios comunes de compra, de
contabilidad, de gestión, de investigación o estudio; centralizar la tesorería o sea tener
caja única, etcétera.

En beneficio del controlante o del grupo

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Con la redacción del inciso 2º del artículo 161 de la LC, no podría argüirse para
evitar la quiebra por extensión que el desvío del interés de la sociedad quebrada se ha
hecho en beneficio del grupo. Ello, de todos modos, puede causar la extensión de la
quiebra. En otras palabras, nuestra ley no privilegia el interés del grupo por encima del
interés individual de cada sociedad que lo compone.

No existe argumentación alguna que pueda excluir la necesidad del beneficio


grupal, en concordancia con el hecho de que el legislador no privilegia el interés del
grupo por sobre el interés individual de cada componente, así como tampoco la ley
relaciona el estado de cesación de pagos de la quebrada principal con las conductas
desplegadas por los sujetos controlantes como para que se constituyan en recaudo
suficiente para producir la comunicación falencial.

5. Extensión de quiebra por confusión patrimonial inescindible (art.


161, inc. 2° de la LC).

El inciso 3º del artículo 161 de la LC dispone:

La quiebra se extiende (…) 3. A toda persona respecto de la cual existe confusión


patrimonial inescindible, que impida la clara delimitación de sus activos y pasivos o de
la mayor parte de ellos.

La ley exige sólo la confusión patrimonial inescindible que comprenda la mayor


parte de activos y pasivos. No se describe una conducta reprochable sino una situación
patrimonial que impide delimitar la composición de activos y pasivos entre dos sujetos.

Esto significa que no puede determinarse a quién pertenecen (la mayor parte de)
los bienes que componen el activo y a quién (la mayor parte de) las deudas asumidas,
generalmente por el manejo promiscuo de estos activos y pasivos. No se trata de una
confusión de tipo registral de los bienes, sino de gestión de los mismos.

Alberti, en su voto en el Fallo "Sanatorio Humboldt SA", expresa que "la


confusión patrimonial no aparece solamente cuando fuese equívoca la identificación del
propietario o titular de cierto bien, o activo en la denominación económica y contable.
El reducir la figura de la confusión patrimonial a esa sola hipótesis de equivocidad en la
titulación, importaría abrogar la mayor parte de la extensión de esa figura; porque la
existencia de contratos escritos, de registros notariales, y de oficinas públicas donde se
inscriben inmuebles o ciertos muebles, provee una abundante información que permite
casi siempre superar esa hipotética equivocidad en la identificación del propietario o
titular, mediante una investigación medianamente prolija" (conf. Graziabile).

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Efecto

En la declaración de quiebra por confusión patrimonial, se constituye una masa


única (art. 167 de la LC), solución que se justifica en que precisamente no podrían
configurarse masas separadas por la imposibilidad de discernir qué bienes o qué
obligaciones conformarían el activo y pasivo de ellas.

Extensión por otras causas que se superponen a la confusión patrimonial

Es posible que una misma conducta grupal conduzca a comprobar el abuso del
control y la confusión patrimonial. En este caso, la ley establece que también debe
formarse masa única (art. 167 de la LC), solución que es razonable y justa.

IV. Normas procesales


La ley contiene entre los artículos 162 y 171 una serie de disposiciones que
regulan aspectos procesales y algunas cuestiones de fondo (masas únicas o separadas,
fecha de cesación de pagos y créditos entre fallidos).

Examinaremos ahora las reglas procesales.

Competencia

Conforme al artículo 162, primer párrafo, de la LC, el juez que interviene en el


proceso de quiebra principal es el competente para decidir su extensión. Es el juez que
previno y el que tiene los elementos de cognición necesarios para resolver sobre la
existencia de los supuestos legales de extensión.

Pero, una vez declaradas las extensiones de quiebra, conoce en todos los
concursos aquel que es competente —de acuerdo a las reglas del artículo 3º de la LC—
sobre el juicio de activo más importante (art. 162, segundo párrafo de la LC).

Si hubiere duda sobre cuál de los quebrados tiene el activo más importante, se
conserva la competencia del juez que previno, esto es, del que siendo competente en la
primera quiebra, decretó las extensiones.

Para determinar la importancia del activo debe estarse necesariamente a los


bienes afectados por el desapoderamiento, pues son los únicos que interesan en la
quiebra.

Extensión de quiebra seguida contra una persona en concurso preventivo o


ya quebrada

La circunstancia de que una persona —física o jurídica— esté en concurso


preventivo o que ya esté en quiebra, no obsta a que se siga contra ella un proceso de
extensión de quiebra.
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Parece extraño que se quiera decretar la quiebra de alguien ya quebrado. Pero sin
embargo ello tiene un sentido práctico: si ha mediado confusión patrimonial se
constituirá una masa única; si no hay tal confusión, existirán masas separadas, pero los
remanentes de cada masa constituyen un fondo común del cual participan los acreedores
de las masas que resultaron insolventes (art. 168 de la LC).

Es ineludible una nueva quiebra que necesariamente cristalizará el pasivo a


partir de ella y determinará un nuevo dies a quo de la inhabilitación.

En estas hipótesis, se aplican las mismas reglas; por lo que será competente en el
juicio de extensión el juez de la quiebra que se pretende extender. Pero:

(i) Ello no supone la acumulación de los procesos, por lo que el concurso preventivo o
la quiebra del sujeto contra quien se dirige el juicio de extensión sigue en trámite ante su
propio juez;

(ii) Debe ponerse en conocimiento del juez que entiende en el concurso preventivo o
quiebra la existencia del juicio de extensión;

(iii) El concurso preventivo o quiebra del sujeto pasivo de la pretensión de extensión no


se suspende;

(iv) El juez de la quiebra del sujeto pasivo de la pretensión de extensión, debe disponer
sólo la suspensión de la distribución final, pues si ella se concreta puede frustrar total o
parcialmente la finalidad del juicio de extensión;

(v) En caso de quiebra del sujeto contra el que se sigue el juicio de extensión, éste debe
tramitar con el síndico de la quiebra ya declarada (art. 164, LC) y el mismo sujeto ya
fallido, como lo explicamos más abajo.

(vi) Decidida la extensión, entenderá el juez del activo más importante o el que previno.

Legitimación activa

Pueden pedir la extensión de quiebra, el síndico de la quiebra ya declarada y


cualquiera de los acreedores verificados en ésta (art. 163, primer párrafo de la LC).

Para promover la demanda de extensión no se requiere autorización previa de


acreedores, como ocurre con las acciones de revocatoria concursal y de responsabilidad
(arts. 119 y 174 de la LC, respectivamente)

El síndico no se encuentra obligado a solicitar la extensión de la quiebra, pues la


ley le confiere dicha facultad para el supuesto en que estime reunidos los requisitos
legalmente impuestos, debiendo siempre tener presente que si promueve el incidente y
éste es desestimado, las costas serán a cargo de la quiebra

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El acreedor tiene legitimación originaria sin necesidad de intimar previamente al
síndico para que inicie la acción, a diferencia de la previsión del art. 119 de la LC.

Plazo para demandar

a) Quiebra directa

En la quiebra directa el plazo es de seis meses contados desde que se presentó el


informe general del artículo 39 de la LC (art. 163 de la LC), si bien en ocasiones la
jurisprudencia ha ampliado dicho término. Por ejemplo, si el fallido o terceros hubieran
ocultado información sobre sus negocios, impidiendo de tal modo que sindicatura se
informara íntegramente sobre la situación para producir en forma acabada el informe del
art. 39, los autores del disimulo u ocultación no podrían invocar el transcurso del
término previsto en el art. 163, porque al hacerlo intentarían constituir en beneficio
propio la consecuencia de dicha reticencia. En estos supuestos ha de computarse el
término desde que el legitimado para la acción hubiera tomado conocimiento de lo
verdaderamente sucedido.

La demanda de extensión puede incoarse luego de decretada la quiebra, aunque


aún no se encuentre firme, sólo que no podrá resolverse la extensión hasta que aquélla
no adquiera firmeza.

b) Quiebra por no obtención de las conformidades en el concurso preventivo

En este caso el plazo de seis meses se computa desde el vencimiento del período
de exclusividad; pero si hubo interesados inscriptos en el registro de aspirantes a
adquirir las acciones de la sociedad (art. 48 de la LC), el término se computa desde el
día en que expiró el plazo otorgado a los inscriptos para acompañar las conformidades
de los acreedores con su propuesta de acuerdo preventivo.

c) Quiebra por incumplimiento o nulidad del acuerdo preventivo

La extensión de quiebra puede promoverse dentro de los seis meses desde que
quedó firme la sentencia de quiebra.

Naturaleza del plazo

El plazo es de caducidad según ha aclarado la LC vigente, lo cual supone que es


fatal e improrrogable, no estando sometido a interrupción ni suspensión, por lo que en
ningún caso pueden soslayarse las consecuencias que tiene este instituto, desde que el
transcurso del plazo legal obsta a que la parte, generalmente la sindicatura en
representación de la masa falencial, pueda promover la acción de extensión de quiebra.

Sin embargo la regla descripta no es absoluta, y se ha en algunos precedentes se ha


otorgado valor decisivo a la promoción por la sindicatura de un incidente de
investigación —previo a la promoción de la demanda— teniente a dar crédito a una

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denuncia que sostenía que la ex concursada desarrollaría su actividad a través de la
sociedad aquí demandada. En tal hipótesis excepcional, el requerimiento del libramiento
de cierto mandamiento de constatación y la expedición de un oficio a la IGJ para contar
con los antecedentes de la sociedad de que se trata, sumados al despacho de otras
medidas de carácter informativo, que acreditarían el uso del mismo local de la fallida,
desarrollo de la misma actividad, presunto trasvasamiento de bienes y conexidad entre
las sociedades, convergen en una misma conclusión y es que no puede reprocharse una
conducta omisiva de la sindicatura por cuanto las actuaciones cumplidas en esos
obrados exteriorizaron la voluntad del funcionario de hacer valer los derechos que
reconoce el art. 163 de la LC y en ese contexto mal podría declararse la
extemporaneidad de la acción de extensión (autos: Carnicería Fresco Meat SA c/La
Mejor Carnicería SRL s/Ordinario, JNCom. N° 3)

Trámite

El juicio de extensión de quiebra tramita por las reglas del proceso ordinario;
ésta era la solución adoptada en la mayor parte de los precedentes y ha sido impuesta
por la LC vigente para evitar dudas que generalmente servían sólo para dilatar los
procedimientos. Son partes conforme lo dispone el art. 164 de la LC:

 El síndico de la quiebra principal;

 El acreedor que haya promovido la extensión de quiebra;

 El sujeto contra el cual se sigue la extensión de quiebra;

 El síndico de la quiebra o concurso preventivo del sujeto contra el que se sigue


la extensión de quiebra.

En este último caso la ley utiliza la expresión “también”, lo que indica que cuando el
demandado por extensión está en quiebra o concurso preventivo actúan él
personalmente y el síndico de su quiebra o concurso. Sin embargo, para Graziabile, sólo
podrá participar quien se encuentra concursado preventivamente. El fallido carece de
legitimación para participar del proceso de extensión, razón por la cual se habilita que lo
haga el síndico. La norma del art. 110, párr, 1º de la LCQ, le impide participar como
legitimado pasivo de dicho proceso, pues el mismo incumbe necesariamente a los
bienes afectados al desapoderamiento (Junyent Bas, Molina Sandoval ), habiendo, sin
embargo, una excepción y será la hipótesis de que se encuentre rehabilitado y haya
adquirido nuevos bienes, donde su legitimación renacerá, pues en virtud de ellos deberá
garantizársele el efectivo derecho de defensa (art. 18 de la CN).

Respecto del fallido de la quiebra principal, su falta de interés se traduce tanto desde
el punto de vista de su legitimación activa como pasiva; tal interés tampoco alcanzaría
el eventual remanente, pues ello es consecuencia del desapoderamiento y liquidación de

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sus bienes, para lo cual no se encuentra legitimado por el art. 110, LCQ. Su legitimación
para ello nace en forma concomitante con el remanente, no antes.

La perención de instancia funciona en este juicio y opera a los seis meses de


inactividad.

Existencia de recursos contra la sentencia de quiebra

Conforme al artículo 165 de la LC, los recursos contra la sentencia de quiebra no


obstan al trámite de extensión, pero la sentencia sólo puede dictarse cuando los recursos
han sido desestimados, esto es, cuando la sentencia de quiebra principal se encuentre
firme.

Medidas precautorias

El artículo 164 in fine autoriza al juez de la extensión de quiebra a disponer las


medidas cautelares del artículo 85 de la LC contra los demandados por extensión de
quiebra, bajo la responsabilidad del concurso.

Estas medidas tienden a asegurar la integridad del patrimonio y para su dictado


rigen las reglas tradicionales aplicables al despacho de las cautelares (verosimilitud en
el derecho invocado por el accionante, peligro en la demora y contracautela si quien
solicita la medida es un acreedor legitimado).

V. Efectos de la sentencia de extensión de


quiebra
Naturaleza de la sentencia de extensión de quiebra

La culminación del proceso de conocimiento ordinario donde se discutió la


posibilidad de existir alguna causal de extensión de quiebra concluye con una sentencia
definitiva que admite o rechaza la pretensión de extender la quiebra. La que la admite
no sólo pondrá fin al proceso con una sentencia definitiva en los términos del art. 163
del Código Procesal, sino que además dictará la quiebra del sujeto al cual se le ha
extendido la quiebra principal, por lo que además deberá contener los recaudos del art.
88 de la LC. Como se trata de una sentencia dictada en juicio ordinario por aplicación
de las reglas procesales locales (art. 278 de la LC), la misma será recurrible a través de
la apelación.

La sentencia de extensión es constitutiva del estado de falencia del sujeto a quien


se refiere (conf. Maffía, Palmero, Rouillon ).

Este criterio encuentra sustento en el artículo 171 de la LC conforme al cual:


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Los efectos de la quiebra declarada por extensión se producen a partir de la sentencia
que la decrete.

Por ello, produce efectos ex nunc, es decir, para el futuro.

Contenido

Esta sentencia pone fin a un proceso ordinario, por lo que debe satisfacer todos
los recaudos de una sentencia de proceso de conocimiento (art. 163, CPCN).

Y si concluye admitiendo la extensión, declara el estado de quiebra del


demandado y por ello ha de satisfacer los recaudos del artículo 88 de la LC.

Coordinación de procedimientos

La LC dispone en el artículo 166 que al decretar la extensión el juez debe


disponer las medidas de coordinación de procedimientos de todas las falencias. En
particular dispondrá si media masa única o masas separadas (arts. 167 y 168 de la LC).

Ello es indispensable, porque dictada la sentencia de extensión de quiebra,


existen una o más quiebras ligadas a la quiebra principal, las cuales deberán tramitar
ante un mismo juez.

De todos modos esta regla supone que el juez que dispone la extensión conserva
la competencia pues, si debe ceder en beneficio del juez que corresponda al sujeto que
tenga el activo más importante (art. 162, LC), debe abstenerse de adoptar estas
decisiones (Rouillon).

La principal medida de coordinación será resolver si las quiebras se


desarrollarán con masa única o masas separadas.

Sindicatura

El artículo 166, segundo párrafo, de la LC, dispone que el síndico ya designado


interviene en los concursos de las personas alcanzadas por la extensión; pero el juez que
resulte competente puede designar una sindicatura plural si se dan las condiciones del
artículo 253, in fine , de la LC, esto es, cuando lo requiera el volumen y complejidad del
proceso.

La complicación de mantener la sindicatura de la quiebra principal se produce, si


existe un desplazamiento de la competencia por la regla de competencia del art. 162,
párr. 2º, de la LC, y las quiebras quedan prorrogadas en su competencia en otra
jurisdicción obligando la previsión legal a un síndico de una jurisdicción intervenir en

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otra. Entendemos que en este caso habrá que designarse un nuevo síndico, el cual
deberá corresponder a la jurisdicción del juez que tenga la competencia (Graziabile).

Masa única o separada.

Principio

La opción para el legislador es disponer como principio la masa única o las


masas separadas.

En el primer caso prevalece la idea de que en los agrupamientos hay en realidad


un único patrimonio y, como se explicó, que una sociedad aparezca más o menos
solvente que otra suele ser el resultado de decisiones arbitrariamente adoptadas por el
controlante.

En el segundo, masas separadas, prevalece la idea de respetar la distinta


personalidad jurídica de cada sujeto quebrado, y que cada acreedor haga efectivo su
poder de agresión sobre el patrimonio de aquel sujeto con quien ha contratado.

Como la extensión de la quiebra no es —en nuestro Derecho— un supuesto de


allanamiento de la personalidad jurídica, sino de atribución de responsabilidad por todo
el pasivo de otro sujeto jurídicamente distinto e independiente, la regla adoptada por
nuestra legislación es la de masas separadas (art. 168 de la LC). Por ello, sólo
procede la masa única cuando la extensión ha sido dispuesta por confusión patrimonial
inescindible o ella coexiste con alguna de las otras causas de extensión (art. 167 de la
LC).

Formación de la masa única

La puede pedir el síndico, o cualquiera de los síndicos al presentar el informe


general del artículo 39. Son parte en la articulación sólo los síndicos y los fallidos (art.
167, segundo párrafo de la LC). La norma es meramente ordenatoria, nada impedirá que
si la extensión de la quiebra se produce antes del informe general de la quiebra
principal, el síndico solicite anteriormente la formación de masa única, incluso si la
confusión patrimonial fuese conocida, luego podrá ser solicitada posteriormente.

También puede disponerla el juez de oficio, incluso al dictar la sentencia de


quiebra. Nada impide tampoco que la masa única sea solicitada por acreedor al observar
el informe general (art. 40 de la LC) o en cualquier otra oportunidad posterior.

El fundamento de la solución legal surge de la Exposición de Motivos de la ley


22.917 y radica en el hecho de que es claro que, mediando una imposibilidad fáctica de
atribuir asiento tanto a los pasivos como a los activos, se impide la delimitación y
distribución específica de cada fallido.

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Liquidación de la masa única

Cuando hay masa única, se suma el producido de todos los bienes de los
distintos fallidos y eso se distribuye entre los acreedores de todos los fallidos sin
preferencias entre ellos. Pero, como corresponde, se respetan los privilegios que
existiesen sobre los bienes de cada uno de los fallidos; o sea que si hay un bien
hipotecado, el acreedor hipotecario percibe su crédito sobre el producido de ese bien y
el remanente entra a la masa única.

Específicamente, en cuanto al tema de los privilegios, los especiales se harán


efectivos sobre cada uno de los bienes que tengan por asiento; en cambio, los generales
se actuarán no sobre cada patrimonio, sino sobre los bienes que componen la masa
única con la extensión de cada uno de ellos.

Si alguno de los acreedores lo fuera en la quiebra de varios de los sujetos


quebrados, concurre una sola vez por el importe mayor verificado (art. 167, in fine, de la
LC).

Existiendo saldo en los términos del art. 228, párr. 2º de la LC, el mismo será
entregado a los fallidos en la proporción que patrimonialmente participaron en la masa
única.

Masas separadas

Es la regla general, como se dijo, pues deben existir masas separadas en todos
los casos de extensión de quiebra, salvo que mediase confusión patrimonial inescindible
(art. 168 de la LC). Las masas separadas se constituyen y liquidan separadamente, esto
es, una por cada quiebra, tanto en activos cuanto en pasivos.

De allí que los acreedores de cada quiebra cobren sus créditos sobre el dinero
que se obtiene de la liquidación de los activos de aquel sujeto del cual son acreedores.

Si un sujeto es acreedor en más de una quiebra, por el mismo crédito, siendo los
distintos quebrados deudores solidarios, se aplica la regla del artículo 135 de la LC.

¿Quiénes concurren en la masa pasiva de cada concurso?

En el pasivo de cada sujeto quebrado queda formado por sus propios acreedores.
Éstos se cobran sobre la masa activa de la quiebra de su deudor, y sólo si existe
remanente se forma un fondo común al que concurren los acreedores de las otras
quiebras (la principal a partir de la cual se decretó la extensión y las otras que también
pudieron ser dispuestas por extensión) que no hayan sido satisfechos con la liquidación
de los bienes que componían la masa activa de cada una de esas quiebras.

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De lo que se deduce que en nuestro sistema jurídico el efecto de la extensión de
quiebra es bien reducido en cuanto beneficio para los acreedores de la quiebra principal,
pues sólo participarán de un hipotético remanente.

Remanente. Fondo común

Como decíamos, si existe remanente en alguna o algunas masas separadas, se


constituye un fondo común, en cuya distribución participan los acreedores de las masas
insatisfechas, en proporción a sus créditos y sin consideración de los privilegios (art.
168, segundo párrafo de la LC). La no consideración de los privilegios se debe a que
ellos se extinguieron al haberse liquidado los bienes que constituían los activos de la
fallida principal y de los quebrados por extensión; de modo que los saldos insolutos son
quirografarios.

Por remanente se entiende la suma de dinero que queda después de pagado el


capital de los créditos que concurren sobre esa masa (arg. art. 228 de la LC). Es decir
que existirá remanente cuando, pagados los créditos del concurso conforme fueron
verificados en moneda falencial, quedase una suma de dinero; en este caso, tal
remanente no se aplicará al pago de los intereses suspendidos (art. 228 de la LC) sino
que se formará un fondo común.

De dicho fondo común no participarán los acreedores de quien ha actuado en


interés personal en la hipótesis del art. 161, inc. 1º de la LC, ni los acreedores del
controlante en el caso del inc. 2º, del art. 161 de la LC, tal es la interpretación dada por
Tonón, pero la solución positiva es otra: la ley se refiere a los créditos pertenecientes al
abusador y al controlante, y no a sus acreedores. En realidad, para Graziabile, la ratio
legis de la norma lleva a interpretar que únicamente concurrirán al fondo común los
acreedores de la quiebra principal o, en su caso, los de alguna quiebra extendida a un
sujeto también controlado (art. 161, inc. 2º, ap. a] de la LC), pero nunca los acreedores
del abusador y del controlante, por lo que si el remanente fuese únicamente del fallido
principal, no participarán de la distribución del mismo los acreedores de los fallidos
reflejos, con la excepción mencionada de alguna otra controlada, pero si no se diere tal
hipótesis, el remanente del fallido principal se aplicará al pago de los intereses
suspendidos de los acreedores de la quiebra principal (art. 228, párr. 2ºde la LC).

Créditos entre fallidos

Los créditos entre fallidos se verifican sin necesidad de petición, por lo que el o
los síndicos deben incluirlos en el informe individual oficiosamente (art. 170 de la LC).

Estos créditos no participan del fondo común (art. 168, tercer párrafo de la LC)
ni en la masa única (art. 170, in fine, LC).

Pero sí participan de la masa del sujeto deudor fallido cuando hay masas
separadas. Esto es francamente contradictorio con la finalidad del régimen: los

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acreedores de la quiebra principal no participan de la masa pasiva de la quiebra del
extendido, pero los fallidos participan recíprocamente en cada masa pasiva.

El problema que plantea la solución legal se refiere a imposibilitar el control


multidireccional del deudor y del resto de los acreedores en la etapa verificatoria
tempestiva.

Fecha de cesación de pagos

La ley distingue según se disponga masa única o masas separadas.

Si hay masa única, hay una única fecha de cesación de pagos para todos los
fallidos, lo cual es razonable pues en definitiva hay un solo patrimonio. Los dos años
del período de retroacción (art. 116 de la LC) se computan desde la primera sentencia de
quiebra, esto es, la llamada quiebra principal a partir de la cual se extendió a otros
sujetos (Rouillón)

En cambio, si hay masas separadas la fecha de cesación de pagos se fija


separadamente en cada quiebra (art. 169 de la LC), y por lo tanto el período de
retroacción se computa desde la fecha en que se dictó la sentencia de extensión de
quiebra, pues es en ese momento que el sujeto está en quiebra, y así surge además del
artículo 171 de la LC. Si alguno de los fallidos reflejos no se encontrase en estado de
cesación de pagos no podrá fijarse la fecha de inicio de la insolvencia por ser
inexistente, por lo que no procederán las acciones concursales de recomposición
patrimonial (arts. 118 y 119 de la LC) y de responsabilidad (art. 173 de la LC), aunque
sí podrán ejercerse las acciones de responsabilidad civiles y societarias.

¡Hasta la próxima!

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