Está en la página 1de 16

SOBREPESO Y OBESIDAD INFANTIL

Actualmente la alimentación y el estilo de vida son dos factores que intervienen en la salud
de las personas, a corto y largo plazo, de tal manera que cada día nos enfrentamos a
enfermedades crónicas no transmisibles que crecen de manera alarmante como son la
obesidad y diabetes mellitus tipo 2 (OMS, 2014).

Definición

Se ha definido el sobrepeso infantil en un rango de percentil igual o mayor a 85 y la obesidad


infantil en un rango de percentil igual o mayor a 95 (Figura 1 y 2) (Sahoo et al., 2015).

Obesidad

Sobrepeso

Figura 1: Patrones de crecimiento infantil de peso para la edad en niños

1
Obesidad

Sobrepeso

Figura 2: Patrones de crecimiento infantil de peso para la edad en niñas

En el caso de los niños, es necesario tener en cuenta la edad al definir el sobrepeso y la


obesidad de la siguiente manera (OMS, 2020):

En el caso de los niños menores de 5 años:

 El sobrepeso es el peso para la estatura con más de dos desviaciones típicas por
encima de la mediana establecida en los patrones de crecimiento infantil de la OMS;
y
 La obesidad es el peso para la estatura con más de tres desviaciones típicas por
encima de la mediana establecida en los patrones de crecimiento infantil de la OMS.

En el caso de los niños de 5 a 19 años, el sobrepeso y la obesidad se definen de la


siguiente manera:

 El sobrepeso es el IMC para la edad con más de una desviación típica por encima
de la mediana establecida en los patrones de crecimiento infantil de la OMS, y
 La obesidad es mayor que dos desviaciones típicas por encima de la mediana
establecida en los patrones de crecimiento infantil de la OMS.

2
Epidemiología

Según datos emitidos por la OMS, el sobrepeso y la obesidad casi se han triplicado a nivel
mundial desde 1975 (Figura 3) (OMS, 2018).

Figura 3: Tendencias en el número de niños y adolescentes con obesidad y con bajo peso moderado y
severo por región

Actualmente la obesidad infantil es un problema de salud pública muy importante. A nivel


mundial la prevalencia de obesidad en niños en edad escolar se ha incrementado en forma
alarmante en las últimas décadas. La aparición temprana de obesidad durante el curso vital
se ha relacionado con enfermedades crónicas del adulto de comienzo cada vez más precoz.

Algunos datos alarmantes que recoge la OMS son:

 Cada año mueren como mínimo 2,8 millones de personas a causa de la


obesidad o el sobrepeso.
 En 2016, más de 1900 millones de adultos en todo el mundo tenían
sobrepeso y más de 650 millones eran obesos.
 En 2016, 41 millones de niños menores de cinco años tenían sobrepeso en
todo el mundo (los niños con sobrepeso tienen muchas más probabilidades
de convertirse en adultos obesos en comparación con los niños sin
sobrepeso). 3
Basados en estos datos la OMS se propone detener la diabetes y la obesidad para el año
2025 con la premisa de que la obesidad aumenta la probabilidad de diabetes, hipertensión
arterial, cardiopatía coronaria, accidente cerebrovascular y ciertos tipos de cáncer (OMS,
2014). También la OMS promueve mantener una acción multisectorial que
simultáneamente colabore con la producción, distribución y comercialización de alimentos
sanos y a la vez creando entornos que faciliten la actividad física (OMS, 2014).

Etiopatogenia

La obesidad debe ser definida como una enfermedad sistémica, multiorgánica, metabólica
e inflamatoria crónica, multideterminada por la interrelación entre lo genómico y lo
ambiental, fenotípicamente expresada por un exceso de grasa corporal (en relación con la
suficiencia del organismo para alojarla), que conlleva un mayor riesgo de morbimortalidad
(Suárez et al., 2017).

Por tanto, como se ilustra en la Figura 4, debemos entender a la obesidad como una
enfermedad crónica, multifactorial y multicausal, que se corresponde con una alteración de
la correcta función del tejido adiposo, tanto de forma cuantitativa como cualitativa, en su
capacidad para almacenar grasa (Suárez et al., 2017).

Figura 4: Etiopatogenia de la Obesidad

4
Los factores relacionados con la obesidad infantil (Figura 5) que más se han examinado
han sido (García, 2018):

Figura 5: Factores involucrados en la obesidad infantil

 Patrón alimentario: la obesidad está directamente relacionada con la


elevada ingesta de azúcares refinados, un exceso de grasas y un consumo
insuficiente de frutas y verduras.

 Consumo de comida rápida: el aumento del consumo de comida rápida se


ha relacionado con la obesidad en los últimos años. Los alimentos que se
sirven en este tipo de restaurantes tienden a contener una gran cantidad de
calorías con bajos valores nutricionales.

 Bebidas azucaradas: Las bebidas azucaradas contribuyen a la obesidad,


ya que suponen un consumo elevado de energía. A menudo se consideran
como bebidas azucaradas únicamente a las bebidas gaseosas, sin embargo,
también hay que incluir en esta categoría a los zumos industriales.

5
Una gran parte de los azúcares que son consumidos actualmente están
"ocultos" en alimentos procesados que no son considerados como dulces por
los consumidores. Por ejemplo, una cucharada de kétchup o salsa de tomate
contiene alrededor de 4 gramos (cerca de una cucharadita) de azúcares
libres. Una lata de refresco endulzado con azúcar tiene hasta 40 gramos
(cerca de diez cucharaditas) de azúcares libres (OPS, 2015).

Un estudio reciente de la OPS/OMS realizado en 12 países latinoamericanos


revela que el consumo de alimentos ultraprocesados y las bebidas
azucaradas aumentaron en casi un tercio en promedio entre 1999 y 2013, y
en tres de los países (Bolivia, Perú y Uruguay), el consumo superó el doble.
El estudio también reveló que el índice de masa corporal (IMC) se incrementó
en los 12 países durante el mismo período y que los aumentos de IMC
estaban correlacionados positivamente con los aumentos de ventas anuales
per cápita de productos ultraprocesados (OPS, 2015).

Para revertir estas tendencias, los países miembros de la OPS/OMS


adoptaron en 2014 un “Plan regional de acción para la prevención de
obesidad en los niños y los adolescentes”, que insta a adoptar medidas que
incluyen la restricción a la comercialización de productos alimentarios y
bebidas ultraprocesados a los niños, el aumento de los costos de estos
alimentos mediante impuestos, el incremento de la producción y
accesibilidad de alimentos frescos saludables y la formulación de nuevas
directrices para los programas alimentarios escolares y preescolares y para
la venta de alimentos y bebidas en las escuelas (OMS, 2013).

 Comidas a media tarde: otro factor que se ha estudiado como un posible


factor que contribuye a la obesidad infantil es el consumo de aperitivos
(patatas fritas, productos horneados y dulces, entre otros) en las meriendas.
Este tipo de meriendas aumenta la ingesta calórica.

 Tamaño de las porciones: el tamaño de las porciones ha aumentado


drásticamente en la última década. El consumo de porciones grandes,
además de alimentos altamente calóricos, contribuye a una ingesta calórica

6
excesiva. Este desequilibrio energético puede causar aumento de peso y, en
consecuencia, sobrepeso y obesidad.

 Nivel de actividad: uno de los factores que se relaciona más


significativamente con la obesidad es un estilo de vida sedentario. Las horas
que se dedican a mirar la televisión los niños y adolescentes ha aumentado
de forma considerable en los últimos años. El mayor tiempo empleado en
actividades sedentarias reduce el tiempo dedicado a actividad física.
Además, el tiempo que los niños y adolescentes emplean en ver la televisión
se relaciona con el consumo de productos publicitados en la televisión,
productos que suelen ser ampliamente calóricos como cereales endulzados,
dulces, bebidas azucaradas y aperitivos salados.

 Cronodisrupción: determinadas circunstancias como el desfase horario,


cambios del ciclo sueño-vigilia, no dormir las horas suficientes o el desorden
alimentario se asocian con obesidad.

 Epigenética y programación fetal: la salud metabólica de la madre, así


como su desnutrición o sobrealimentación, incluso en el periodo
preconcepcional, se asocian con el desarrollo de obesidad en el niño, es lo
que se conoce como programación fetal (proceso de adaptación en el que la
nutrición y los factores ambientales alteran las vías de desarrollo durante el
período de crecimiento prenatal, induciendo cambios en la susceptibilidad
del futuro adulto a diferentes enfermedades).

 Factores ambientales: dedicar más horas a la televisión o a otros medios


electrónicos ha contribuido a estilos de vida sedentarios, además de que
otros factores ambientales también han reducido las oportunidades para
practicar actividad física. Hace años, la mayoría de los niños caminaban o
iban en bicicleta a la escuela, sin embargo, en la actualidad, los niños suelen
ir a la escuela en medios de transporte.

 Factores socioculturales: la sociedad tiende a utilizar los alimentos como


una recompensa y como parte de socialización. Estos usos de los alimentos

7
pueden fomentar el desarrollo de relaciones no saludables con los alimentos,
lo que aumenta el riesgo de desarrollar obesidad.

 Factores familiares: los tipos de alimentos disponibles en casa y las


preferencias alimentarias de los miembros de la familia pueden influir en los
alimentos que comen los niños. Además, los hábitos familiares (sedentarios
o físicamente activos) influyen en el niño.

 Factores psicológicos: hay una relación directa entre los trastornos


alimentarios y la depresión. Sin embargo, esta relación no es unidireccional,
la depresión puede ser tanto una causa como una consecuencia de la
obesidad.

En cuanto a la autoestima de los niños obesos, los resultados de diferentes


investigaciones hasta la fecha no son concluyentes, ya que algunos estudios
han encontrado que los niños obesos tienen una autoestima más baja,
mientras que otros no. Lo que sí que se ha observado, es que existe una
relación lineal entre la insatisfacción corporal y el aumento del IMC en las
niñas, mientras que en los niños, una relación en forma de U sugiere que los
niños con IMC en los extremos bajos y altos experimentan altos niveles de
insatisfacción corporal.

Por otro lado, los trastornos alimentarios parecen ser comunes en


adolescentes obesos, sobre todo, en las niñas. Diferentes estudios han
demostrado una mayor prevalencia de patologías relacionadas con la
alimentación (anorexia y bulimia nerviosa) en niños y jóvenes obesos.

Además, también se ha demostrado la relación entre los niños obesos con


la existencia de problemas emocionales (Sahoo et al., 2015).

Diagnóstico

La valoración de un niño con sobrepeso y obesidad se debe basar en los siguientes


parámetros:

8
1. Historia clínica para orientar la etiología de la enfermedad y cuantificar la gravedad
de la misma (García, 2018).
2. Exploración clínica y antropométrica (García, 2018).
3. Exploraciones complementarias, como determinaciones bioquímicas (perfil lipídico,
glucemia basal, niveles de insulina, etc.) (Dalmau-Serra, Alonso-Franch, Gómez-
López, Martínez-Costa y Sierra- Salinas, 2007).

Consecuencias

La obesidad infantil puede afectar profundamente a la salud física, el bienestar social y


emocional de los niños, así como a su autoestima. También se asocia con un bajo
rendimiento académico y una menor calidad de vida. En la figura 6 podemos observar todas
las consecuencias que puede sufrir un niño con sobrepeso u obesidad.

Figura 6: Consecuencias de la Obesidad Infantil

 Consecuencias médicas: la obesidad infantil se ha relacionado con numerosas


enfermedades (enfermedad cardiovascular, enfermedades del metabolismo lipídico,
colelitiasis, intolerancia a la glucosa y resistencia a la insulina, esteatosis hepática,

9
apnea del sueño, diabetes tipo 2, asma, afecciones de la piel, anormalidades
menstruales, problemas de equilibrio y problemas ortopédicos). Hasta hace poco
tiempo, muchas de estas enfermedades solo se habían encontrado en adultos, sin
embargo, en la actualidad son también frecuentes en niños. La mayoría de las
afecciones de salud relacionadas con la obesidad infantil se pueden prevenir y
pueden desaparecer cuando el niño o adolescente alcanza un peso saludable
(García, 2018).
La Asociación Americana de Diabetes informó que el 85% de los niños con
diagnóstico de diabetes tipo 2 tienen sobrepeso u obesidad.
En adolescentes con obesidad, se encontró que el 25% presentan hipertensión,
39% bajos niveles de HDL, y 46% altos niveles de triglicéridos (frente a 4, 18 y 17%
en adolescentes con peso adecuado respectivamente). Del mismo modo, se ha
descrito que adolescentes con oligomenorrea y obesidad están en mayor riesgo de
desarrollar síndrome poliquístico ovárico. El 77% de niños obesos en China
mostraron hígado graso y en EE.UU. se encontró que casi todos o todos los niños
con esteatosis tenían obesidad (en un grupo reducido de niños). La apnea del sueño
ha sido observada hasta en 50% de niños con obesidad en EE.UU. También se
encontró dos veces mayor prevalencia de asma en niños con obesidad en Alemania,
Israel y EE.UU. Otro problema del exceso de peso es el estrés mecánico, haciendo
susceptible al niño de anormalidades ortopédicas y fracturas (Liria, 2012).
Se estima que 40%, o más, de los niños, y 70% o más de los adolescentes con
obesidad, llegarán a ser adultos obesos, con un impacto negativo en la salud y en
la carga de enfermedad. Niños y adolescentes con sobrepeso y obesidad tienen
mayor riesgo de presentar enfermedades crónicas (enfermedad cardiovascular,
ciertos tipos de cáncer, diabetes, entre otros) en la edad adulta (Liria, 2012 y Jounala
et al., 2011).
En Estados Unidos se ha estimado que el gasto de un paciente obeso frente a un
paciente con peso normal es 46% mayor en hospitalización, 27% mayor en consulta
médica y 80% mayor en medicinas (Liria, 2012).

 Consecuencias socioemocionales: la obesidad infantil también afecta a la salud


social y emocional de los niños y adolescentes. Con frecuencia, los niños con
sobrepeso y obesos son objeto de burlas y/o acoso por su peso. También se
enfrentan a muchas otras dificultades, incluidos los estereotipos negativos, la

10
discriminación y la marginación social. A menudo, los niños obesos son excluidos
de las actividades competitivas que requieren actividad física. Además es difícil para
los niños con sobrepeso participar en actividades físicas, ya que tienden a ser más
lentos que sus compañeros y tienen problemas para respirar. Estos problemas
sociales negativos contribuyen a la baja autoestima, poca confianza en uno mismo
y una imagen corporal negativa, lo que también pueden afectar al rendimiento
académico (García, 2018).

 Consecuencias académicas: la obesidad infantil afecta negativamente el


rendimiento escolar, ya que se ha podido observar es más probable que falten a
clase con más frecuencia, sobre todo, los que padecen enfermedades crónicas
como diabetes y asma (Sahoo et al., 2015).

Recomendaciones y Directrices Internacionales

Dentro de las principales recomendaciones que podemos mencionar sobre la ingesta de


azúcares libres, jugos y zumos son:

1. Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica


(ESPGHAN):

11
2. Academia Americana de Pediatría (AAP):

3. Organización Mundial de la Salud (OMS):

Nuevas directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomiendan que adultos


y niños reduzcan su ingesta diaria de azúcares libres a menos del 10% de calorías totales.
Las directrices señalan que una reducción aún mayor, al menos del 5%, aproximadamente
seis cucharaditas por día en una dieta de 2.000 calorías, proporcionaría beneficios
adicionales para la salud (OMS, 2015).

Los azúcares libres se refieren a los monosacáridos (como la glucosa y la fructosa) y los
disacáridos (como la sacarosa o el azúcar de mesa), que se agregan a los alimentos y las
bebidas por el fabricante, el cocinero o el consumidor, así como azúcares que están
naturalmente presentes en miel, jarabes, jugos de fruta y concentrados de jugo de fruta.
Las directrices no se refieren a los azúcares de las frutas frescas y verduras o los azúcares
presentes de forma natural en la leche, porque no hay evidencia sobre los efectos adversos
de consumir estos azúcares (OMS, 2015).

Las pautas se basan en evidencia científica reciente que indica que los adultos que
consumen menos azúcares tienen un peso corporal menor y que el aumento de la cantidad
de azúcares en la dieta está asociado con un aumento de peso. La investigación también
indica que los niños con un mayor consumo de bebidas azucaradas tienen mayores
probabilidades de tener exceso de peso o ser obesos que niños con un consumo bajo de
bebidas endulzadas con azúcar (OPS, 2015).

12
Otros estudios revelan que las tasas de caries dentales son mayores cuando la ingesta de
azúcares libres supera el 10% de las calorías totales, en comparación con una ingesta
inferior al 10%. La recomendación de que el consumo de azúcares libres sea inferior al 5%
se basa en estudios ecológicos basados en la población que revelaron una reducción de la
caries dentales en los países donde la disponibilidad de los azúcares descendió
drásticamente (OPS, 2015).

Las nuevas directrices forman parte de los esfuerzos progresivos de la OPS y la OMS para
promover la prevención de las enfermedades no transmisibles (ENT), como las
enfermedades cardiovasculares, el cáncer y la diabetes. Estos esfuerzos
están enmarcados por el Plan de Acción Mundial de la OMS para la Prevención y el Control
de las ENT 2013-2020, que requiere detener el aumento en la diabetes y la obesidad y
reducir la carga de mortalidad prematura debida a estas enfermedades el 25% para 2025
(OPS/OMS, 2014).

Tratamiento

El objetivo principal en el tratamiento de la obesidad infantil se centra en conseguir el peso


ideal para la talla, manteniendo los aportes nutricionales necesarios, ya que no deben
interferir en el crecimiento. Tanto la prevención como el tratamiento se basan en tres pilares
fundamentales: motivación, dieta y ejercicio físico.

Tanto el niño como sus familiares más cercanos deben conseguir un estilo de vida
saludable, para ello, es imprescindible un ambiente favorable ayudando al paciente con la
motivación y establecer los obligados cambios en la familia, para así poder obtener buenos
resultados.

El principio de la intervención dietética se fundamenta en ajustar la energía y los nutrientes


a las necesidades reales del niño. La primera intervención nutricional que debe realizarse
en sobrepeso y obesidad leves es la corrección de errores. Estos niños suelen consumir
una elevada ingesta de grasa en detrimento de la ingesta de hidratos de carbono. Además,
un alto porcentaje omite el desayuno, que es sustituido por un almuerzo poco saludable en
el que predomina la bollería.

Las recomendaciones dietéticas sobre este aspecto se basan en desayunar todos los días,
que el aporte calórico del desayuno junto con el almuerzo de media mañana sea alrededor
del 25% de la energía total diaria y que, la leche o productos lácteos, la fruta y los cereales
deben ser componentes obligados del desayuno. Para evitar episodios de sobreingesta por
hambre incontrolada, el número total de comidas no debería ser inferior a 4 al día.

13
Los principales errores que se suelen encontrar en los niños con sobrepeso y obesidad se
basan en la cantidad y frecuencia con que se ingiere carne y derivados cárnicos a expensas
del pescado, la escasa ingesta de verduras, hortalizas, frutas y legumbres, además del
excesivo consumo de bollería y aperitivos de bolsa así como de bebidas azucaradas. Todo
ello, conlleva un aumento de la densidad calórica de la dieta (García, 2018).

Toda intervención nutricional debe acompañarse de la realización de actividad física. Los


programas de actividad física en la escuela son muy importantes, así como el desarrollo de
actividades físicas extraescolares.

Finalmente, solo en aquellos pacientes en los que haya fracasado el tratamiento dietético,
se recurrirá a fármacos o a cirugía (Dalmau-Serra et al., 2007).

Referencias bibliográficas.-

American Academy of Pediatric Dentistry. (2017). Policy on Dietary Recommendations for


Infants, Children, and Adolescents. Recuperado de:
https://www.aapd.org/media/Policies_Guidelines/P_RecDietary.pdf

Dalmau-Serra, J., Alonso-Franch, L., Gómez-López, C., Martínez-Costa, C. y Sierra-


Salinas, C. (2007). Obesidad Infantil. Recomendaciones del Comité de Nutrición de la
Asociación Española de Pediatría. Parte II. Diagnóstico. Comorbilidades. Tratamiento.
Anales de Pediatría, Vol. (66), 294-304.

Fidler Mis, N et al. (2017). Sugar in Infants, Children and Adolescents: A Position Paper of
the European Society for Paediatric Gastroenterology, Hepatology and Nutrition Committee
on Nutrition. J Pediatr Gastroenterol Nutr, Vol. (6), 681-696.

García, A. (2018). Nutrición y Patologías. Valencia, España. Universidad Internacional de


Valencia. Recuperado de: https://campus.viu.es/bbcswebdav/pid-1940352-dt-content-rid-
22757009_1/courses/2019_04_A_50469/02MUNS_AGarcia.pdf

14
Juonala, et al. (2011). Chilhood adiposity, adult adiposity and cardiovascular risk factors
NEJM, Vol. (365), 1876-85. Recuperado de:
https://www.nejm.org/doi/pdf/10.1056/NEJMoa1010112

Liria, R. (2012). Consecuencias de la obesidad en el niño y el adolescente: un problema


que requiere atención. Rev Perú Med Exp Salud Pública, Vol. (3), 357-60.

Organización Mundial de la Salud (OMS). (2013). Global action plan for the prevention and
control of noncommunicable diseases. Recuperado de:
https://www.who.int/nmh/events/ncd_action_plan/en/

Organización Mundial de la Salud (OMS). (2014). Informe sobre la Situación Mundial de las
Enfermedades No Transmisibles 2014. Recuperado de
https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/149296/WHO_NMH_NVI_15.1_spa.pdf;js
essionid=1CD06B3169C23D83DC37A7E6CCC72EAA?sequence=1

Organización Mundial de la Salud (OMS). (2015). Nota informativa sobre la ingesta de


azúcares recomendada en la directriz de la OMS para adultos y niños. Recuperado de:
https://www.who.int/nutrition/publications/guidelines/sugar_intake_information_note_es.pdf

Organización Mundial de la Salud (OMS). (2018). Diabetes Datos y Cifras. Recuperado de


https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/diabetes

Organización Mundial de la Salud (OMS). (2020). Patrones de Crecimiento Infantil.


Recuperado de: https://www.who.int/childgrowth/standards/peso_para_edad/es/

Organización Mundial de la Salud (OMS). (2020). Obesidad y Sobrepeso. Recuperado de:


https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/obesity-and-overweight

Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS).


(2014). Plan de acción para la prevención de la obesidad en la niñez y la adolescencia.
Recuperado de: https://www.paho.org/hq/dmdocuments/2015/Obesity-Plan-Of-Action-
Child-Spa-2015.pdf

Organización Panamericana de la Salud, Ecuador (OPS). (2015). La OPS y la OMS instan


a reducir el consumo de azúcares en adultos y niños. Recuperado de:
https://www.paho.org/ecu/index.php?option=com_content&view=article&id=1523:la-ops-y-
oms-instan-a-reducir-consumo-azucares-en-adultos-y-ninos&Itemid=360

Sahoo, K., Sahoo, B., Choudhury, A. K., Sofi, N. Y., Kumar, R. y and Bhadoria, A. S. (2015).
Childhood obesity: causes and consequences. Journal of Family Medicine and Primary

15
Care, Vol. (4), 187-192. Recuperado de:
http://www.jfmpc.com/temp/JFamMedPrimaryCare42187-8236798_225247.pdf

Suárez, W., Sánchez, J. y González, J. (2017). Pathophysiology of obesity: Current view.


Rev Chil Nutr, Vol. (44), 226 – 233.

16

También podría gustarte