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Al mundo le
Esta edición PDF mundo el argumento de la poeta suicida y su abandono por el gusta aferrarse a fantasías, rumores, actitudes políticas y chismo-
hombre de la boca atractiva, no habría fin para las variaciones rreos macabros, no disiparlos, y nadie quería oír que Hughes era
del Papel Literario
de las interpretaciones sobre ella, ni para que se enterrara vivo el bueno y Plath la mala.
se produce
con el apoyo de
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biografía de la desmesura
la personalidad. Ella no es un pobre
animal que se escapa, se da por venci-
da; en cambio, ella es fuerte, amena-
zante, peligrosa”. Solo recordaré: to-
do esto alrededor de una mujer que
vivió solo 30 años.
L
a vida de Sylvia Plath es de secreto todavía no ha sido develado. go poemario, Cartas de cumpleaños, ensayos publicados, en los que obra versidad de Emory y de la British Li-
fuerzas desmedidas. Ser que Aparecen biografías y ensayos. La re- en el que traspone al registro poéti- poética y suicidio están indisoluble- brary, y un conjunto valiosísimo: el
resplandece con luz propia. vulsión que produjo su muerte no ha co los hechos decisivos de la vida en mente tejidos, como el de Al Alvarez, cuerpo de materiales que acopió la in-
Desde que aparecen las prime- sedimentado aún. El debate sobre sus común–; los testimonios incontables, que inaugura su libro sobre el suici- vestigadora Harriet Rosenstein –des-
ras formas de autoconciencia, quiere razones no ha encontrado –y proba- en numerosos formatos y extensión, dio, El dios salvaje, o el estremecedor tacan las numerosísimas entrevistas
ser la mejor. Crece bajo los imperati- blemente no encontrará nunca– una dispersos en diarios, revistas, libros Sylvia Plath, excepcional ensayo de que realizó a comienzos de los años
vos de la autoexigencia. Se fija metas. pausa o un capítulo tranquilizador. y correspondencia privada, de quie- Elizabeth Hardwick, que contravie- setenta, a personas que conocieron
Ambiciona. Persiste. Lee. Estudia. nes la conocieron e interactuaron con ne las tesis que victimizan a la poe- a Plath–, con el propósito de escri-
Compite. No abandona. A los ocho Versiones y escrituras ella, en mayor o menor medida. ta, y la presenta bajo otra reveladora bir una biografía que no culminó: de
años, aunque resulte inverosímil, es- Sin sumar las correspondientes a su Están, además, las biografías gene- perspectiva: “Con Sylvia Plath el sui- ese proyecto inconcluso, por fortuna,
cribe su primer poema. infancia y adolescencia, la produc- rales que se han sucedido con el pa- Clark obtiene un valioso provecho.
Es perfeccionista. Rigurosa –en al- ción de escrituras de Sylvia Plath es so de los años –traducidas al español Es tal el volumen de recuerdos, ci-
gunos momentos, implacable– consi- desmesurada. Escribió 224 poemas existen, al menos, ocho–; los estudios tas, especulaciones, interpretacio-
go misma. Intensa. Niña, joven, mujer en el período de auge de su obra, en- o biografías parciales sobre períodos nes y escrituras que aportan más de
de inteligencia abrumadora. Escribe. tre 1956 y 1963, una poesía que, como delimitados de su vida. Por ejemplo, 50 testigos que, por momentos, la ex-
Escribe mucho. Lee, subraya, llena de una gran pantalla, recogía las luces y hay uno que reconstruye el mes que periencia de lectura de Cometa rojo
notas las páginas de los libros que le sombras de su existencia. A esto hay estuvo en New York como editora de resulta babélica: las voces parecen
importan, que son muchos. Habla sin que sumar al menos 50 poemas escri- la revista Mademoiselle, premio a su confundirse unas con otras; el cau-
parar. Verbosa infatigable. tos antes de 1956 (son muchos más, alto desempeño académico; hay otro Y aunque han dal de opiniones que se citan es el de
Lleva una agenda con las obligacio-
nes de cada día. Aquí y allá, el esti-
pero estos cincuenta son los incorpo-
rados a las antologías); una treintena
sobre sus encuentros e intercambios
con la poeta Anne Sexton, también
transcurrido 60 tal magnitud, que se alcanza un pun-
to donde resulta casi imposible orde-
lo wagneriano, hiperbólico. Salta de de obras en prosa (relatos y ensayos); suicida; hay otra sobre su vida en De- años de su muerte, nar mentalmente quién dijo qué.
la queja al júbilo. Asciende o se hun- una famosa novela publicada, La von, Inglaterra; otra sobre sus años En el prólogo Clark se desmarca
de. Su cotidianidad parece transcu- campana de cristal; casi 1400 cartas en el Smith College: tres, que yo se- puede decirse – otras precedentes: la suya no será
rrir siempre en la proximidad de los
límites. Suelta frases que brillan y
dirigidas a unos 140 corresponsales,
muchas de ellas extensas correspon-
pa, sobre sus últimos días; hay uno
de su incansable vida amorosa y se-
sin hacer uso de una biografía de las que entienden la
vida de Plath como un camino hacia
pasman a sus interlocutores. Quiere dencias, versátiles, luminosas y deta- xual antes de la aparición de Ted Hu- sus espléndidas el suicidio, “como si cada uno de sus
todo de la vida. Experiencias. Viajes. lladas, extraordinario sismógrafo de ghes; otro sobre la historia de su ma- actos, desde la infancia, hubiese si-
Un desesperado anhelo de plenitud. las variaciones de su espíritu; cente- trimonio con Ted Hughes; al menos exageraciones– que do determinante para acercarla cada
Ser esposa, madre y escritora. Sueña
con una vida al lado de un portentoso
nares y centenares de páginas de sus
diarios –asombrosos, descarnados,
uno especializado en sus intentos de
suicidio y finalmente en su muerte;
nada de su historia vez más a un destino que se merecía
por volar demasiado alto”. Y más ade-
hombre blanco. Y no pasar inadver- reveladores hasta sus extremos–, uno sobre Cartas de cumpleaños, el se ha cerrado. Se la lante añade: “he tratado de recuperar
tida. Nunca. Espigada, plana, rubia. además de sus agendas, en las que ya mencionado libro de Hughes; un lo que Plath nos dio, en lugar de solo
De voraces apetitos. De ella escribió consignaba a diario su activismo: di- estudio reciente y detallado de sus ar- lee. Se la traduce. a lo que renunció (…) no era una niña
Al Alvarez: “parecía la joven de un
anuncio de cocinas”.
ligencias, encuentros, tareas por rea-
lizar, expresiones de su ánimo y más.
chivos; varios libros que testimonian
el vínculo que une a algunos autores
Se la estudia con frágil e ingenua ni tampoco una fem-
me fatale. No era Medea, ni Eurídice,
En 1963, a los treinta años, Sylvia A esta masa de escritura torrencial, con Plath; las entrevistas que conce- el ánimo de que su ni Electra. En lugar de eso, era una
Plath se suicidó. Dejó los dos hijos entrelazada, portadora de profusa in- dieron y los artículos que escribie- artesana realmente disciplinada cu-
que tuvo con el poeta Ted Hughes, formación, señales para adentrarse ron decenas y decenas de personas secreto todavía no ya voz singular ayudó a transformar
una novela, un puñado de significa-
tivos relatos, miles de páginas de dia-
en el mundo vital de Plath, como si
todo esto no fuese ya un corpus exce-
que la conocieron, y que decidieron
hacer pública su contrastada ver-
ha sido develado” la literatura estadounidense y britá-
nica”.
2 Papel Literario EL NACIONAL DOMINGO 26 DE NOVIEMBRE DE 2023
escrita en inglés, a lo SYLVIA PLATH / ARCHIVO na. Trabaja largas jornadas como ni-
ñera. En 1951 la invitan a una fiesta
largo del siglo XX son tectónicas. El miedo, como pla-
taforma sobre la que transcurre la
los trece años aparecen los primeros
trazos de la depresión, y también los
en una casa de ricos, de la que surge
una de las cartas a su madre más ex-
existencia, se instala en la psique de signos de madurez en su poesía. tensas, catorce páginas de una cróni-
Sylvia: conciencia de la fragilidad, 15, 16, 17 años. Las claves de su ca- ca escrita con caligrafía impoluta. En
NELSON RIVERA comprensión de que ahora viven en rácter se expanden e intensifican. poemas y relatos de la época están la
las proximidades de la pobreza. Au- Lleva consigo el peso de su inteligen- pacifista, la mujer empática con los
Precocísima Plath relia regresa al mundo laboral, con cia. Se expresa con lengua elegante y marginados, el humanismo. Sus po-
Otto Plath, nacido en Alemania, fue una voluntad que no cedería nunca. precisa. En Sylvia se desarrolla una siciones morales son ambivalentes:
un reputado biólogo, entomólogo, No se quejan. El tiempo mostrará las capacidad para la respuesta brillan- monta en cólera cuando se entera de
lingüista y profesor universitario. El eficacias con que Aurelia Plath enca- te, velocísima y fulminante, muchas que un pretendiente no es virgen, al
día que obtuvo el divorcio de su pri- ró la conducción familiar. veces seca, muchas veces irónica, que tiempo que ella se pregunta por la
mer matrimonio se casó con Aurelia La precoz tiene 8 años cuando se abruma a quienes la rodean. libertad sexual de las mujeres. Su
Schober Plath (1906-1994), profesora inicia en la práctica que no abando- Cometa rojo, la biografía de Heather mundo de relaciones con los hombres
de lengua, primera generación de emi- nará nunca: enviar sus manuscri- Clark, registra la impresionante can- adquiría a veces las proporciones de
grantes que habían llegado a Estados tos a diarios y revistas. En agosto de tidad y diversidad de sus lecturas. Es- una madeja imposible de explicar. Es-
Unidos desde Austria. Hija de estos 1941, próxima a cumplir 9 años, el cribe, uno tras otro, ensayos para su cribe: “soy una polígama incurable”.
dos padres sólidamente formados, la diario Boston Herald incluye en su escuela. Sylvia es un inmenso recep- Le inquieta no encontrar un hombre
primogénita Sylvia nació el 27 de oc- sección de cultura el que sería su pri- táculo de todo cuanto se ofrece ante de su talla intelectual. “Físicamente
tubre de 1932, en Boston. Dos años y mer poema publicado. Los temas de ella. Entre los premios que gana, hay quiero un coloso; hereditariamente,
medio después, en abril de 1935, llega- sus poemas están por encima de su uno nacional. A veces se impacienta quiero una estirpe sana; mentalmen-
ría Warren, su único hermano. edad. La pequeña Sylvia, mira lejos, con sus amigas. Juega básquet, tenis, SYLVIA PLATH / ARCHIVO te, quiero un hombre que no esté ce-
Aurelia, que se había graduado con al horizonte. disfruta de paseos al aire libre. Toma loso de mi creatividad”.
honores, es devota de la gran narrativa En su psique se encuentran corrien- clases de pintura, disciplina en la que jaba las bases de una biblioteca men- Cuando recibió un premio de la revis-
en inglés: Melville, James, Thackeray, tes de varia dirección: su individua- muestra especiales talentos. tal, de un cuerpo de ideas y un mun- ta Mademoseille, de 500 dólares, pensó
Dickens, Austen. Sueña con ser escri- lismo adquiere sólidas formas, al Trabaja: cuida niños, hace tareas do de conocimientos, que ella ponía a que podía dejar de trabajar un tiempo.
tora. Lleva un diario, donde consigna tiempo que la dependencia de su ma- de limpieza en su escuela. Los días prueba en sus intercambios. No siem- Pero el acecho a la depresión la puso de
el crecimiento de Sylvia. A los 8 meses dre se estrecha en todos los planos. en los que se enferma –episodios de pre resultaba cómoda para sus ami- buscar trabajo a los pocos días. Copio
dice su primera palabra. Dueña de una Ante la omnipresente Aurelia, Sylvia fatiga– se atrinchera a leer. Su ima- gas. Hacía sentir los versátiles filos de las primeras líneas de la entrada del 3
memoria prodigiosa, es una brillante siembra la visión, que crecería más ginación –lo reflejan sus poemas, re- su inteligencia, en medio de las altas y de noviembre de 1952: “Dios mío, si al-
escolar. Gana premios una y otra vez. adelante, de una madre entrometida latos y las páginas de su diario– se in- bajas de su ánimo. Crockett decía: su guna vez he estado a punto de suicidar-
Con el tiempo, recibir reconocimientos y asfixiante. Aurelia no lo sabe, pero terna hacia formas del apocalipsis, la talento es “casi aterrador”, su brillan- me es ahora: corre por mis venas una
se convertirá en una necesidad. en los años finales de Sylvia –y así lo violencia y la destrucción, la idea de tez, “mercurial”. Con una determina- sangre insomne y lánguida, llueve, el
La pequeña ve poco a su padre, pe- plasmará en la novela de tintes auto- la prisión/el prisionero, el Holocaus- ción que dejó estupefacto a su mentor, aire espeso y gris (…)”. De una carta
ro tienen un vínculo cargado de re- biográficos, La campana de cristal– to, la brutalidad de la guerra. En su por ejemplo, le presentó una antología a su madre, del 19 de noviembre, estas
sonancias: él se dirige a ella como si será dibujada como la madre-demo- escritura, pequeños asuntos de la co- de la poesía estadounidense con poe- dos frases: “He estado considerando el
fuese una colega. Le habla de los há- nio, agobiadora mujer que, fundada tidianidad adquieren la categoría de mas de Dickinson, Frost, Eliot, Edna suicidio para salir de esto”. “Siento que
bitos de los abejorros, materia de la en su deseo de hacer de Sylvia “una dramas. Algo en ella estaba atraído St. Vicent Millay, Poe, Pound, Whit- debo huir de esto, o me volveré loca”.
que es un famoso experto. Aurelia, buena estadounidense”, la educó bajo por lo apocalíptico. man, Sandburg, Sara Teasdale y Ed- En un ensayo de marzo de 1951, sobre
por su parte, deja una profunda hue- formas y rigores que le pesaban y de Cuando se gradúa en la primera se- win Arlington Robinson. Edipo Rey, escribió: “el adversario fatal
lla en sus hijos: leen juntos a diario. los que no lograba liberarse. cundaria, julio de 1947, “gana el co- es uno mismo”.
A los cinco años Sylvia lee y escribe. diciado premio de Wellesley”. Recibe Los años en el Smith College Escribe con facilidad. Recibe cartas
Sin percatarse, aprende las formas de La vida sin Otto Plath reconocimientos inéditos hasta en- Sylvia Plath quería estudiar en el de lectores que la admiran. Dedica un
la métrica. “Con tan solo siete u ocho Leen poesía y cuentos de hadas, van tonces. Flirtea. En su agenda anota Smith College –una de las universi- trabajo académico a la duplicidad en
años ya comprendía las técnicas bási- al teatro y al cine (Sylvia entra en su desempeño: ha salido con 21 chicos dades femeninas de élite–, pero no ha- Mann –dedicaría su tesis al doble en
cas de la rima y los versos yámbicos”. la sala abrazada a sus muñecas). Es en unas pocas semanas. No quiere bía dinero para ello. Entonces la ma- Dostoievski. Indaga en el pensamiento
En sus poemas aparecen las frases re- obediente, aplicada. Los premios de aparecer ni fácil ni remilgada. Cuida quinaria de sus aspiraciones se puso de Nietzsche. Su oído y capacidad pa-
dondas, pausas en su lugar, preciso la escuela llegan con inusitada fre- su virginidad. Su madre la acerca a en campaña: trabajó (labriega en una ra el análisis deslumbran. “Se había
uso de la lengua. Algún estudioso ha cuencia. Más o menos a los 10 años, Nietzsche. Su ejemplar, que la sobre- plantación, criada, servicios de lim- vuelto experta en desarmar poemas y
encontrado ecos de Yeats, que la ma- unas primeras ráfagas de rebeldía vivió, está profusamente anotado, de pieza, cuidando niños, por ejemplo), volver a armarlos, explicando, estro-
dre le había leído, en sus primeros asoman en sus poemas. Muy tempra- la primera a la última página. “Últi- ahorró, participó en concursos que le fa por estrofa, cómo la forma elegida
poemas. No solo escribe: corrige. En no se pregunta por la tensión entre mamente he adquirido la incómoda podían deparar algún ingreso, envío de rimas, medias rimas, asonancia
un cuaderno de 1940, pueden leerse disciplina académica y creatividad. costumbre de cuestionar las verdades poemas y relatos a revistas, preparó y disonancia funcionaban en el con-
hasta tres borradores que la niña de 8 Tiene amigas. Es expansiva, voraz, en las que se ha basado mi vida, como una minuciosa solicitud de beca, que junto del contenido”. Los ensayos se
años va perfeccionando, hasta alcan- sofisticada, adicta al éxito. Gana con- la religión, la naturaleza humana, y iba acompañada de categóricas reco- suceden: Milton, Carlyle, Hopckins,
zar su propia aprobación. cursos que le reportan algún dinero. otras leyes”. mendaciones (“expediente fantásti- Eliot, Yeats, Ransom. El 18 de marzo
Detesta perder el tiempo. En marzo Un profesor, medular en su forma- co”, “la mejor alumna que jamás he de 1953 conoció a Auden. A continua-
El mundo se resquebraja de 1944, con 12 años, publica su pri- ción intelectual, Wilbury Crockett, la tenido”). ción armó un grupo con otras siete
El 5 de noviembre de 1940 fallece Ot- mer relato. A los 14 años asiste a su guía por los caminos del teatro y la fi- Julio de 1950 marca un momento compañeras y le invitaron a cenar.
to Plath. Sylvia acaba de cumplir 8 primer baile. Cuenta sus medallas: losofía griegas, los narradores rusos capitular en la vida de Plath. Luego Días después, Plath se las arregló pa-
años. Cuando la enfermedad de su bailó con siete chicos. Pronto aparece del XIX, la literatura en inglés de va- de anotar tres epígrafes –MacNeice, ra reunirse con el poeta para leerle
padre arrecia, la envían a vivir con su curiosidad por las musas masculi- rios siglos –de Shakespeare, vía Yeats, Yeats y Joyce–, comienza su diario algunos poemas. La respuesta hirió
sus abuelos, a metros de la playa. nas: Adán, Hércules, Hermes. Entre a Frost y Auden– y un universo de au- de adulta, estremecedor, brillante, a Plath: debía “tener cuidado con los
Frente al Atlántico se forja el víncu- 1943 y 1948 es girl scout. Se interesa tores cada vez más habitado. En los verboso, que comienza así: “Tal vez verbos”.
lo irrompible de Sylvia con el mar. por la historia y los versos de Sarah años de su última adolescencia y su nunca sea feliz, pero esta noche es-
Las consecuencias de esa muerte Teasdale (1844-1933), poeta suicida. A etapa siguiente en Smith College, for- toy satisfecha. Basta una casa vacía, (Continúa en la página 3)
3 Papel Literario EL NACIONAL DOMINGO 26 DE NOVIEMBRE DE 2023
Sylvia Plath:
vida con
demonio
interior
(Viene de la página 2)
Sylvia Plath:
vida con
demonio
interior
(Viene de la página 3)
Sylvia Plath:
nombre de Ariel, y que la elevarían día peso: diez kilos durante el verano.
como una de las voces fundamenta- Hughes visitaba a sus hijos cada se-
les de la poesía en inglés del siglo XX. mana. En aquellos días escribió: “Se
vida con Hugues vio, con total claridad, lo
que aquellos poemas llevaban en su
ha convertido en un muñeco de sas-
tre para mí”. No había espacio para el
SILVIA PLATH
D
omingo, 26 de febrero. Una
nota breve después de una
larga orgía. La mañana gris,
completamente sobria, me
observa con sus puritanos ojos de
una blancura gélida. Anoche me em-
borraché de lo lindo y ahora estoy ti-
rada, después de dormir seis horas
tan plácidamente como un bebé; Ra-
cine está todavía por leer y yo ni si-
quiera tengo fuerzas para teclear en
la máquina. Creo que tengo delirium
“Daddy” “Daddy”
POR MARÍA CECILIA PERNA TRADUCIDO POR RAMÓN BUENAVENTURA
Papi
No das más, no das más Papaíto
Nada más, zapato negro
Donde viví como un pie No me sirves, no me sirves,
Treinta años, pobre y blanca, ya no me sirves, zapato negro,
Apenas animarse a respirar o Atchú en el cual he vivido como un pie
durante treinta años, pobre y blanca,
Papi, he tenido que matarte. sin atreverme apenas a respirar o a hacer achís.
Te moriste antes de que tuviera tiempo –
Mármol pesado, una bolsa llena de Dios, Papaíto: he tenido que matarte.
Terrible estatua con un dedo del pie gris Te moriste antes de que me diera tiempo...
Grande como una foca de Frisco Pesado como el mármol, bolsa llena de Dios,
lívida estatua con un dedo del pie gris,
Y una cabeza sobre el extraño Atlántico del tamaño de una foca de San Francisco
Donde vuelca verde arveja sobre azul
En las aguas el bellísimo Nauset. y una cabeza en el Atlántico extravagante
Solía rezar para rescatarte. donde se derrama el verde habichuela sobre el azul
Ach, du. en aguas de la hermosa playa de Nauset.
Rezaba para recuperarte.
En su lengua alemana, en la ciudad polaca Ach, du.
Aplastada por las ruedas
De guerras, guerras, guerras. En la lengua alemana, en la localidad polaca
apisonada por el rodillo
Pero el nombre de la ciudad es común. de guerras y más guerras.
Mi amigo polaco Pero el nombre del pueblo es corriente.
Mi amigo el polaco
Dice que hay una docena o dos.
Así que nunca pude decir dónde tú dice que hay un par de docenas.
Pusiste tu pie, tu raíz, De modo que nunca supe distinguir
Nunca pude hablarte. dónde pusiste el pie, pusiste tu raíz:
La lengua atascada en mi mandíbula. nunca te pude hablar.
La lengua se me enganchaba en la mandíbula.
Atascada en la trampa de alambre de púa.
Ich, ich, ich, ich, Se me enganchaba en un cepo de alambre de púas.
Podía apenas decir. Ich, ich, ich, ich,
Pensé que cada alemán eras tú. apenas conseguía hablar.
Y el lenguaje obsceno Creía verte en todos los alemanes.
Y el lenguaje grosero,
Una máquina, una máquina
Traqueteándome como a judía. una locomotora, una locomotora
Judía para Dachau, Auschwitz, Belsen. que me apartaba con su silbato, como a un judío.
Empecé a hablar como judía Un judío camino de Dachau, de Auschwitz, de Belsen.
Yo creo que bien podría ser judía. Empecé a hablar como los judíos.
Creo que bien podría ser judía yo misma.
Las nieves del Tirol, la clara cerveza de Viena
No son tan genuinas ni puras. Las nieves del Tirol, la clara cerveza de Viena,
Con mi ancestra gitana y mi extraña suerte no son ni muy puras ni muy auténticas.
Con mi abuela gitana y mi suerte rara
Y mi mazo de Tarot y mi mazo de Tarot y mis naipes de Tarot, y mis naipes de Tarot,
Bien podría ser un poco judía. podría ser algo judía.
OTTO PLATH / ARCHIVO
Siempre tuve miedo de ti Siempre te tuve miedo,
Con tu Luftwaffe, tu jerigonza. con tu Luftwaffe, tu jerigonza
Pero me sacaron de la bolsa, y tu bigote recortado
Y tu pulcro bigote
Y me unieron con pegamento. y tus ojos arios, azul brillante.
Y tu ojo ario, claro azul.
Y entonces supe qué hacer. Hombre-panzer, hombre-panzer: oh Tú…
Hombre-Panzer, Hombre-Panzer, oh Tú –
Hice un modelo de ti,
Un hombre de negro con un Meinkampf look No Dios, sino una esvástica
No Dios sino una esvástica
Y un amor de potro y de tornillo. tan negra, que por ella no hay cielo que se cuele.
Tan negra, qué cielo la podría alcanzar.
Y dije que sí, que sí. Toda mujer adora a un fascista,
Toda mujer adora a un Fascista,
Entonces, papi, estoy por fin terminada. con la bota en la cara, el bruto,
La bota en la cara, el bruto
El teléfono negro fue arrancado de raíz, el bruto corazón de un bruto como tú.
Bruto corazón de un bruto como tú.
Las voces ya no pueden enroscarse.
Estás frente al pizarrón, papi, Estás de pie junto a la pizarra, papaíto,
Si he matado a un hombre, he matado a dos – en el retrato tuyo que tengo,
En la foto que tengo de ti,
El vampiro que dijo ser tú con la barbilla hendida en vez del pie,
Una grieta en el mentón en lugar de en el pie
Y bebió mi sangre por un año, pero no por ello menos diablo, no,
Pero no menos diablo por eso, no ni
Siete años, si quieres saber. no menos el hombre negro que
Nada menos el hombre negro que
Papi, ya puedes recostarte.
Mordió mi lindo rojo corazón en dos. me partió de un mordisco el bonito corazón en dos.
Hay una estaca en tu gordo negro corazón Tenía yo diez años cuando te enterraron.
Yo tenía diez cuando te enterraron.
Y a los aldeanos nunca les gustaste. A los veinte traté de morir
Están bailando y pisoteando sobre ti. para volver, volver, volver contigo.
A los veinte intenté morir
Ellos siempre supieron que eras tú. Supuse que con los huesos bastaría.
Y volver atrás, atrás, atrás hacia ti.
Papi, papi, tú bastardo, estoy terminada.
Pensé que hasta los huesos lo harían.
Pero me sacaron de la tumba
*Tomado de Ariel, de Sylvia Plath. Traducción de María Cecilia Perna. Editorial Bikini Ninja. Paraguay, 2019. y me recompusieron con pegamento.
Y entonces supe lo que había que hacer.
Saqué de ti un modelo,
un hombre de negro con aire de Meinkampf,
“Daddy”
TRADUCIDO POR XOÁN ABELEIRA
Papi
Tú ya no, tú ya no
Me sirves, zapato negro
En el que viví treinta años
Como un pie, mísera y blancuzca,
Casi sin atreverme ni a chistar ni a mistar.
Papá No Dios sino una esvástica Afirma que hay una o dos docenas.
Tan negra que ningún cielo podría crujirla. Por eso yo jamás podía decir
Ya no Dónde habías plantado el pie, dónde estaban tus raíces.
Toda mujer adora a un fascista,
Ya no me vales, zapato negro Nisiquiera podía hablar contigo.
La bota en la cara, el bruto
En el que he vivido como un pie La lengua se me pegaba a la boca.
El corazón bruto de un bruto como tú.
Durante treinta años, pobre y desvaída,
Sin atreverme apenas a respirar ni a estornudar. Se me pegaba a un cepo de alambre de púas.
Estás delante de la pizarra, papá,
En la foto que tengo de ti, Ich, ich, ich, ich,
Papá, tendría que haberte matado. Apenas podía hablar.
Con un hoyuelo en la barbilla en lugar de en el pie
Pero has muerto antes de que me diera tiempo– Te veía en cualquier alemán.
Pero sin dejar por eso de ser un demonio, y mucho
Pesado como el mármol, saco lleno de Dios, Y ese idioma tuyo, tan obsceno
Menos el hombre nefasto que
Estatua atroz con un dedo del pie gris
Grande como una foca de San Francisco Una locomotora, una locomotora
Mordió en dos mi lindo corazón rojo.
Yo tenía diez años cuando te enterraron. Silbando, llevándome lejos, como a una judía.
Y una cabeza en el insólito Atlántico Una judía camino de Dachau, Auschwitz, Belsen.
A los veinte intenté morir
Donde el verde guisante se derrama sobre el azul Empecé a hablar como una judía.
Para regresar, regresar, regresar a ti.
En las aguas de la hermosa Nauset. Incluso creo que podría ser judía.
Pensé que hasta los huesos lo harían.
Solía rezar para recuperarte.
Ach, du. Las nieves del Tirol, la cerveza rubia de Viena
Pero me sacaron del saco,
Y me pegaron con cola. No son tan puras ni tan auténticas.
En la lengua alemana, en la ciudad polaca Yo, con mi ascendencia gitana, con mi mal hado
Y entonces supe qué hacer.
Apisonada por el rodillo Y mi baraja del Tarot, y mi baraja del Tarot,
Hice una copia tuya,
De las guerras, guerras, guerras. Bien podría ser algo judía.
Un hombre de negro con aspecto Meinkampf
Aunque el nombre de la ciudad es muy común.
Mi amigo polaco Siempre te tuve miedo: a ti, a ti
Amante de los instrumentos de tortura.
Y dije que sí, que sí. Con tu Luftwaffe, con tu pomposa germanía,
Dice que hay una o dos docenas. Con tu pulcro bigote y esa
Así que papá, por fin he terminado.
Así que nunca supe de dónde Mirada aria, azul centelleante.
El teléfono negro está desconectado de raíz,
Eras, tus raíces, Hombre-pánzer, hombre-pánzer, Ah, tú...
Las voces ya no pueden reptar por él.
Nunca pude hablar contigo.
Se me atascaba la lengua en la mandíbula. No eras Dios sino una esvástica
Si he matado un hombre, he matado dos–
El vampiro que decía ser tú Tan negra que ningún cielo podía despejarla.
Se me pegaba a un cepo de alambre de púas. Toda mujer adora a un fascista,
Y chupó mi sangre durante un año,
Ich, ich, ich, ich, La bota en la cara, el bruto
Siete años, para ser exactos.
Casi no podía hablar. Bruto corazón de un bruto como tú.
Papá, ahora puedes volver a tumbarte.
Pensaba que tú eras todos los alemanes.
Y el lenguaje obsceno Mira, papi, aquí estás delante del encerado,
Hay una estaca en tu negro y grueso corazón
Y a los aldeanos nunca les gustaste. En esta foto tuya que conservo,
Una locomotora, una locomotora Con un hoyuelo en el mentón en lugar de en el pie,
Están bailando y pisoteándote.
Llevándome lejos en tren como a una judía. Mas sin dejar por eso de ser un demonio,
Siempre supieron que eras tú.
Una judía rumbo a Dachau, Auschwitz, Belsen. El hombre de negro que partió
Papá, papá, cabrón, ya terminé.
Empecé a hablar como una judía.
Creo que perfectamente podría ser judía. De un bocado mi lindo y rojo corazón.
Yo tenía diez años cuando te enterraron.
Las nieves del Tirol, la cerveza rubia de Viena A los veinte intenté suicidarme
No son puras ni auténticas. Para volver, volver a ti.
Con mis antepasadas gitanas y mi mala suerte Creía que hasta los huesos lo harían.
Y mi baraja del Tarot y mi baraja del Tarot
Podría ser algo judía. Pero me sacaron del saco
Siempre he tenido miedo de ti, Y me amañaron con cola.
Con tu Luftwaffe, tu jerigonza. Y entonces supe lo que tenía que hacer.
Y tu pulcro bigote *Tomado de Antología Poética. Escogida por Ted Creé una copia tuya,
Y tu ojo ario, azul brillante. Hugues. Sylvia Plath. Traducción Raquel Lanseros. Un hombre de negro, tipo Meinkampf,
Hombre-pánzer-, hombre-pánzer, Oh, Tú– Novona Editorial. España, 2018.
Amante del tormento y la tortura.
Y dije sí, sí quiero.
Pero, papi, estoy harta. He desconectado
El teléfono negro de raíz, las voces
Ya no pueden reptar por él.
La caja de los deseos. Prosas madre de Plath. Dispone, con ordenada peri-
cia, su historia y la de Otto Plath, los desem-
Las lecturas fueron avanzando hasta llegar a
El hobbit de Tolkien después de pasar por el hi-
peños académicos de ambos, el matrimonio y, larante Horton Hatches an Egg del Dr. Seuss.
Treinta textos trae la antología de prosas que Ted con elocuentes detalles y escenas, la infancia y Ambos componían sus propios versos y epigra-
Hughes seleccionó en 1977. La edición de La ca- adolescencia de la precocísima Sylvia, desde los mas, siguiendo el modelo de los que yo les leía”.
ja de los deseos –que es, además, el título de uno seis o siete años, niña de las palabras precisas, El texto sugiere la contextura de roble de Au-
de los relatos más emblemáticos de Plath–, inclu- los dibujos, los poemas, los diarios y las lectu- relia Schober Plath. Cuenta su lucha económi-
ye veinte relatos, cinco ensayos y cinco fragmen- ras. “Transformamos el dormitorio más am- ca por mantener a sus hijos tras la temprana
tos de los diarios. La muestra arroja un modo plio del segundo piso en un cuarto de juegos. muerte de Plath padre, pero sin victimizarse.
de hacer común en los tres géneros: una autora Allí les contaba antes de acostarlos los cuen- Tampoco se doblega ante la imagen de madre
que desmenuza los hechos, que se interesa por tos que me inventaba, con el osito preferido de perseguidora que se configura en La campana
los contrastes, que disecciona el mundo próximo Warren* como protagonista: Las aventuras de de cristal o en algunas entradas –no de forma
o el campo de sus visiones, con lengua precisa y Mixie Blackshort, divididas en episodios dia- consistente– de su diario. Son páginas revela-
variantes de la rica paleta de sus sarcasmos. Pla- rios que se prolongaron durante varios años. doras, la pluma de una mujer que disfrutaba
th quiere nombrar las cosas, bajo el dictado de su Los niños también cenaban en ese cuarto, en del privilegio de lo bien escrito.
punto de vista. Así, por ejemplo, el primer párra- una mesita de madera de arce instalada fren-
fo de “¡América! ¡América!”, ensayo escrito a co- te a una gran ventana a través de la cual un *Warren Plath, hermano menor de Sylvia Plath.
mienzos de 1963: “Fui a colegios públicos; públicos día contemplamos el excitante progreso de un Cartas a mi madre. Sylvia Plath. Prólogo: Aurelia
de verdad. Todo el mundo iba: los vivaces, los tí- eclipse lunar. Allí les leí los poemas de Eugene Schober Plath. Traducción: Mireia Bofill y Montserrat
midos, los gorditos, los larguiruchos, como el fu- Field, Robert Louis Stevenson, A. A. Milne y, Abelló. Literatura Random House. España, 2023.
turo científico electrónico, el futuro poli que una
noche mataría a patadas a un diabético, pensando
erradamente que estaba borracho, y necesitaba
calmarse; los pobres, que huelen a lana agria y
a orina de bebé y a guiso políglota; los más ricos,
con estolas de piel raídas, anillos con ópalos zodia-
cales, y papás con coche (“¿Tu padre qué hace?”.
“No trabaja, es conductor de autobús”. Risas). Ahí Que Hughes haya incluido solo cinco frag-
estaba, la Educación, servida gratis a todos noso- mentos de los diarios, y que los escogidos sean
tros, un encantador trozo de público deprimido fragmentos inocuos tiene una explicación que
estadounidense. Nosotros no estábamos deprimi- él mismo ofrece: “Buena parte de estos diarios
dos, claro. Eso se lo dejábamos a nuestros padres, describe a gente que aún vive o son pensamien-
que a duras penas sacaban adelante a un niño o a tos muy privados. No es fácil decidir cuánto de-
dos, y, al salir de trabajar y después de sus cenas bería publicarse”.
frugales, se despatarraban sobre las radios sin ha-
blar, para escuchar las noticias de ‘la patria’ y de *La caja de los deseos. Sylvia Plath. Traducción: Gui-
un hombre de negro bigote llamado Hitler”. llermo López Gallego. Nórdica Libros, España, 2017.
Diarios completos
A los 11 años, Sylvia Plath comenzó a llevar un en los vaivenes de su psique herida: también en
diario personal. Salvo algunos períodos en los que los diarios están plasmados, con peculiares de-
lo interrumpió temporalmente –por ejemplo, tras talles y límpida narración, las expectativas, el
su primer intento de suicidio–, no abandonó esta auge y caída de las emociones, los buenos y los
práctica hasta su muerte. Esta edición de los Dia- malos pensamientos, los debates que Plath te- CARTA A AURELIA SCHOBER PLATH, 20 FEBRERO 1949, A LA EDAD DE 7 AÑOS / SYLVIA PLATH
rios completos es de la adultez (de los 18 años en nía consigo misma. Todo ello con una prosa en
adelante). Va de 1950 a 1962, pero del último perío- la que apenas hay sacrificios estilísticos. de ser tú”). De autores, libros, lecturas y conoci- to”). De los viajes y los apetitos. De sus inagota-
do –1960, 1961 y 1962– solo incluye unos fragmen- La entrada del 21 de febrero de 1958 –viernes en mientos. De amigas y rivales, de hombres que la bles ambiciones. De las emociones en forma de
tos. De acuerdo a lo declarado por Ted Hughes, la noche– dice: “El simple hecho de escribir este pretenden y le atraen. De Aurelia, su madre, a torbellino y de los altibajos de la convivencia. De
de ese período, uno de los cuadernos desapareció cuaderno, de sostener la pluma, prueba, espero, la que lleva en cada gota de sangre. De las victo- su vocación por el estudio (“Memorizar infun-
y no se ha encontrado. El otro, el del trecho final mi capacidad de seguir viviendo (…)”. Vida y es- rias y las derrotas (“Marianne Moore ha manda- de una energía religiosa: intentaré aprender un
–Plath escribió entradas hasta tres días antes de critura, escritura y vida: la escritura es la proa do una carta malintencionada y extrañamente poema corto y uno largo cada día. Lo mejor es
morir–, fue destruido por el propio Hughes, para que avanza en las aguas revueltas, el comando ex- ambigua en respuesta al envío de mis poemas leerlos por la mañana, a primera hora, repasar-
evitar el sufrimiento que la lectura del “cuaderno plorador, el sistema de señales, radar y radiógra- y a la petición de una carta de recomendación los a mediodía y catequizar a la hora del té (…)”.
marrón” causaría a sus hijos. fo, confesionario y conversación consigo misma, para la beca Saxton (…)”. De semillas y proyec- Y así. Y más y más. Y es que esta lista podría
¿Qué decir de esta lectura de casi 800 páginas pruebas de una existencia apasionada, próxima tos literarios. De bares y compras de vestidos. extenderse por páginas y páginas y continuaría
de abigarrada tipografía, exigentes meandros, a la exuberancia o el abatimiento, a la vehemen- De enfermedades y de la actividad física. De las incompleta. El diario de Plath: constancia de una
confesional y poliédrica? Que es un documento cia o la caída. oscilaciones de la amistad y de los empleos que psique inabarcable.
de la intensidad y variabilidad humana, océano Hablan estas páginas de las minucias de lo coti- tomaba. Del cansancio profundo y del júbilo de
de energías visibles y soterradas, verificación diano y de las personas que aparecían en su tra- levantarse para afrontar la siguiente tarea. Del *Diarios completos. Sylvia Plath. Editora de los diarios:
de que hay formas de sed que no se sacian nun- yectoria. De las dificultades y las luchas (“No es deseo sexual como duda, conquista, tribulación Karen V. Kukil. Traducción: Elisenda Julibert. Alba Edi-
ca. No solo en los poemas; no solo en su obra en el momento de perder el apetito, de sentirse va- y secuencia. De la inquietud interior y la palabra torial. España, 2016.
prosa; no solo en su abundante corresponden- cía ni de envidiar a todo el mundo por haber te- dirigida a Dios. De la soledad y la desesperación
cia; no solo en su torrencial activismo; no solo nido la suerte de nacer siendo quienes son en vez (“Todos los miedos son fantasías: yo los inven- (Continúa en la página 10)
10 Papel Literario EL NACIONAL DOMINGO 26 DE NOVIEMBRE DE 2023
Plath, la dibujante
Cuenta Frieda Hughes Plath, que las piezas reproducidas Se apiñaron todos para alabar tu dibujo.
en el volumen Dibujos, son estrictamente los 45 dibujos que Seguías tenazmente dibujando, atrapando detalles,
Ted Hughes le regaló a ella y a su hermano Nicholas quien, hasta que lograste atrapar toda la escena.
como signado por el destino de su madre, se suicidó en mar- Ahí está. Rescataste para siempre
zo de 2009. Mucho de lo que Plath dibujó tempranamente se nuestra mañana del olvido. Tu paciencia,
encuentra guardado en la Sala de Libros Raros de la Biblio- la concentrada expresión de ojos y labios, consiguieron el retrato
teca del Smith College y en la Lilly Library, Indiana. de una plaza de mercado que dormía aún
Plath fue una dibujante precoz, práctica que mantuvo a lo en la Edad Media. Justo antes de que
largo del tiempo. Se le daba bien, de niña recibió clases, más despertara y desapareciese
adelante, la ejercitación en el papel, la aliviaba de tensiones. bajo los gritos de millones de visitantes veraniegos
En “Dibujar”, poema de Ted Hughes pertenece al libro Car- y un barranco de chillones hoteles. Mientas tu mano
tas de cumpleaños, lo cuenta: iba más debajo de Heptonstall para ser sostenida
por una ilimitada oscuridad. Mientras mi pluma sigue viajando
Dibujar te serenaba. Tu infernal pluma a solo 200 millas de tu mano,
Era como un hierro candente. Los objetos agarrando este recuerdo de tu pañuelo rojo con lunares blancos,
sufrían con su nueva apariencia, torturados tus pantalones cortos y tu jersey de manga corta
hasta alcanzar la nueva posición. Mientras dibujabas –uno de los treinta que paseé por toda Europa–
me sentía relajado, tranquilo. Se abrió el tiempo y tus largas piernas morenas, apoyando el bloc,
cuando dibujaste el mercado de Benidorm. y la contemplativa calma
Me senté a tu lado, garabateando algo. ´ que bebí de tu concentrada quietud.
Pasaron ardiendo las horas. Los tenderos En esta contemplativa calma
se acercaban a ver si los habías secado bien. ahora bebo de una quietud tuya
Sentados en aquellos escalones, en alpargatas, que ninguno de los dos podemos perturbar o disolver.
éramos felices. Nuestra ingenuidad de turistas
se había disipado. Nos orientábamos *Cartas de cumpleaños. Ted Hughes. Introducción: Andreu Jaume. Traducción: Luis
a través de las callejas del pueblo. Éramos familiares Antonio de Villena. Editorial Lumen, España, 1999.
objetos foráneos. Cuando hubo vendido las bananas,
el vendedor de plátanos nos obsequió con la ejecución *Dibujos. Sylvia Plath. Texto introducción: Frieda Hughes. Traducción: Guillermo
RETRATO DE TED HUGHES, DIBUJADO EN PARIS, 1956 / SYLVIA PLATH López Gallego. Nórdica Libros, España, 2014.
de un solo de violín con el tallo de aquellas frutas.
11 Papel Literario EL NACIONAL DOMINGO 26 DE NOVIEMBRE DE 2023
MARCELO PELLEGRINI
ENSAYO >> SOBRE LA OBRA POÉTICA DE ANDRÉS SÁNCHEZ ROBAYNA
Las primeras visiones
El fuego material
En el verano boreal de 1970, cuando to-
davía no contaba con dieciocho años, el
poeta español Andrés Sánchez Robay-
na (Las Palmas, 1952) dio a conocer su
primera publicación: la plaquette Tiem-
po de efigies, un poema dividido en nue-
ve fragmentos. En 1985, según ha dicho
él mismo, decidió “reescribirlo íntegra-
mente”, pasando a llamarse Día de ai-
re. Esa es la composición que encabeza Andrés Sánchez Robayna (1952) es poeta, traductor, diarista y ensayista, autor de una obra
las hasta ahora dos compilaciones de
su “poesía completa” publicadas por
poética fundamental en lengua española. En 1982 fue reconocido con el Premio Nacional
Galaxia Gutenberg con el título En el de Traducción y en 1984 con el Premio de la Crítica, ambos en España. La editorial Galaxia
cuerpo del mundo; la primera, de 2004,
cubría su producción hasta El libro, Gutenberg ha publicado En el cuerpo del mundo: poesía completa (1970-2022)
tras la duna (2002); la segunda, de 2023,
incorpora los poemarios La sombra y
la apariencia (2010) y Por el gran mar
(2019), además de varios poemas inédi-
tos. Día de aire inaugura también todas
las ediciones de sus poemas reunidos y
las antologías de su obra. Así, al darle,
década tras década, compilación tras
compilación, el correspondiente sitio
inicial de su poesía, Sánchez Robayna
establece y reafirma no solo que este es
su primer poema, sino, por sobre todo,
que es su verdadero genotexto, es decir,
el objeto verbal con el que se consa-
gran los fundamentales signos visibles
de su obra. Podemos ver ahí los prime-
ros y elocuentes trazos de una poética
que se irá desplegando libro a libro; la
incidencia en el poema de palabras que
definirán de manera tan determinan-
te el itinerario de su autor, como “sol”,
“luz”, “aire”, “mar”, “médanos”, “pie-
dra”, “roca” y “agua” confirma lo que
digo. Día de aire es, pues, la primera
manifestación de una poesía que con
el tiempo se iba a consagrar como una
de las más importantes de la lengua
castellana. La publicación reciente de
En el cuerpo del mundo, libro que nos
permite apreciar ese logro por medio
del ineludible testamento de sus más
de cuatrocientas páginas, es fiel y con-
tundente muestra de ello1.
El fuego material
proximidad fundas lo abierto, / que en amar fuera una forma de compren-
el fulgor de un vaso ves / el reflejo del der (...)?” (fragmento VIII); “Así has
cielo que arde, el eco de una alianza, / de ser, no puedes escapar a ti mismo,
la semejanza que inaugura la forma / / dijo una voz, / una protopalabra, /
en medio de la luz en su expansión, / una voz anterior, / desnuda” (frag-
en tu mano está ahora / que esa paz de mento IX). La conciencia poética com-
tu trazo, / temblorosa, / resbale has- prende que su “destino de palabras”
(Viene de la página 11) relata. El apotegma machadiano “se ta las cuencas de nuestros deseos (...) es, fundamentalmente, hijo del miste-
canta una viva historia contando su // Que estas palabras lleven al tiempo rio. Pero hay incluso algo más en este
Utilizando la temprana metáfora de melodía” se cumple aquí a cabalidad. una clemencia, / que el sol de la mate- libro, algo que no puedo sino llamar
los “teatros” presente en Clima, dire- Pero más que la biografía de un suje- ria se derrame sin término” (p. 339). El la contemplación de la muerte, des-
mos que la escena donde sucede esa to, El libro, tras la duna es el relato último poema de La sombra y la apa- crita como la pérdida de un ser ama-
transfiguración de la muerte en len- de cómo se constituyó una conciencia riencia se titula “Viene del mar la in- do que se vuelve uno con el paisaje de
guaje es el tiempo, que toma en oca- poética; esto es evidente en diversos tegridad de más allá del mar”. Se trata los sueños (“Te vas y estás presente,
siones la forma de un muro, es de- fragmentos del libro, como en el nú- de una clara muestra de discurso epi- y otra vez / llevas tu mano suave has-
cir, otra superficie, como el papel del mero III: “Allí, en aquella parte / del díctico o demostrativo, tan definitorio ta los mangos, / toco contigo el fruto,
cielo, donde anotar lo escrito; así lo libro que se abre / de mi memoria, es- para la lírica, gracias al cual el poema es como si los árboles / buscasen ese
vemos en el poema “El umbral” (en cucho / un rumor de arboledas, un declara lo que contempla: “Todo repo- tacto, como si, / apacible, la piel del
la sección de textos inéditos de En el barranco interpuesto / entre laderas sa, ahora, ante el mar extendido. / Co- mundo ansiara / ofrecerte su entra-
cuerpo del mundo), escrito a propósi- altas en las que recorría / las piedras, mo un rocío, hay paz sobre la hierba ña” (fragmento XX). El poema, luego
to de la muerte del pintor catalán An- las veredas, / la tarde en la que, solo, húmeda. // Bastan la luz y el vaso que de esto, pronuncia una plegaria “ante
toni Tàpies. Ahí, un “tú” que tiene en me alejé de la casa / y grabé en una viene a recibirla. / Fluyen sobre la tie- el mar de la destrucción”: “rogad por
su mirada “estrellas temblorosas” se piedra, / bajo los cielos cómplices, / rra las sombras enlazadas” (p. 394). El mí, que una piedad postrera / desanu-
dirige “hasta la puerta”, que funcio- la inicial de mi nombre / para dejar poema establece que el mar es símbo- de los límites, destruya la distancia”
na como un límite entre la vida y la señal / del nombre y su secreto” (p. lo del reposo de las cosas, “el azul ex- (fragmento XXVI). Y así volvemos,
muerte; allí, este hombre “cansado y 276). El título mismo del poema es tendido del reconocimiento”, y, de esa hacia el final del poema, al azul ex-
viejo” dibuja “Un signo, un solo signo una metáfora del libro de la naturale- manera, anuncia el que hasta ahora tenso del “gran mar del tiempo” (p.
/ en el muro del tiempo” (pp. 428-429). za, que se encuentra, ahora, detrás de es el más reciente libro del poeta: Por 424), ese mar del ser, desplegado en el
¿Es ese signo indescifrable la muerte la arena movediza de una duna crea- mán Blinky Palermo; la visita a dis- el gran mar (2019). muro del transcurrir, que comparte
misma? ¿El paso hacia otra realidad o da por el viento; el mundo inscribe tintos museos; una escena cotidiana los elementos ígneos que tanto ama
hacia otra dimensión de lo real? Una sus signos, que el poeta habrá de leer en un café. También tenemos la visita Somos lo que fluye esta poesía solar. Porque el mar en
posible respuesta parece estar en un y descifrar inscribiendo los suyos en a ciudades donde vivieron escritores El azul del reconocimiento es ese Sánchez Robayna es el “fuego mate-
poema mucho más antiguo incluido él. Muchos otros eventos decisivos se importantes para Sánchez Robayna “gran mar del ser”, como dice el ver- rial”, como dice un verso de Día de
en Palmas sobre la losa fría llamado relatan acá: la experiencia del amor (como La Habana de Lezama Lima), so de Dante que da título al libro. Se aire, el fuego del ser y la presencia fu-
“El nombre de Virgilio”, que comien- y el erotismo (entre los fragmentos así como a las tumbas de Stéphane trata de un poema largo dividido en 35 gaz. Nada más natural, entonces, que
za: “En los muros, las páginas del XLII – XLVI); la conciencia del ho- Mallarmé y Jorge Luis Borges. Otras fragmentos numerados que compar- desemboquemos, por vía del penúlti-
tiempo, / vuelve a escribir el nombre rror (el Holocausto, en el fragmento formas, pues, de dar cuenta del paso te muchos rasgos con El libro, tras la mo poema del libro (perteneciente a
de Virgilio” (p. 173). Este poema, ins- XXXVI) y la fascinación revoluciona- del tiempo que incluyen, incluso, la duna, aunque a mi juicio la crítica ha la sección “Nuevos poemas”), en una
pirado en otro pintor, el norteameri- ria (Mayo del 68, en el fragmento XV); contingencia política, como en el her- insistido demasiado en ello. Por cierto declaración que manifiesta la única
cano de larga residencia en Roma, Cy las lecturas formativas (fragmentos moso poema “Madrid, para una ele- que tenemos acá nuevamente la auto- verdad posible: “Eso somos, al cabo,
Twombly, señala que “Todo tiempo es XVII y XXII); la mirada interior que gía”, sobre los atentados terroristas biografía del sujeto y la presencia evi- únicamente, / un fragmento de todo
un tiempo de terror / y de esplendor” es, a su vez, la mirada hacia un exte- de Atocha en marzo de 2004. dente de ciertas anécdotas formativas lo que fluye, // un fragmento tan solo,
(p. 174), porque la muerte es simultá- rior siempre en expansión (fragmen- Sánchez Robayna ha cultivado larga- (“La casa familiar bajo las nubes, / la un poema inconcluso” (p. 434). No nos
neamente silencio y revelación. Sin tos XIII, XXXIV, XXXV, LXIV, entre mente el arte de la écfrasis, que consis- mañana de agosto, el emparrado, / las queda más que esperar, entonces, los
saber realmente qué es, el signo se muchos otros). La conciencia que el te en describir con palabras una obra uvas que colgaban de la luz, / yo era eslabones futuros de ese poema que
vuelve paradójicamente claro. poeta tiene del mundo se ha profundi- pictórica1. En el poema “La alianza”, una posesión de la presencia”, dice el no termina.
Sin duda que es en El libro, tras la zado para alcanzar, al mismo tiempo, que da cuenta de una visita al Museo comienzo del fragmento II), aunque
duna (2002) donde la poética de Sán- otras alturas. Morandi de Bolonia, nos encontramos hay, a mi juicio, una diferencia funda- 1 Vale la pena hacer notar que en el año
chez Robayna alcanzará la cima más Esas profundidades y esas alturas con una invocación (otra vez tenemos mental: en este libro todo se oblicua. 2022 Sánchez Robayna publicó un breve
diáfana de su inscripción en el tiem- son notorias en La sombra y la apa- la figura del apóstrofe) que es también El sonido de las campanas significa y muy original libro titulado Borrador de
po. Divido en 77 fragmentos numera- riencia (2010), uno de los libros más una declaración sobre cómo el arte algo, aunque no lo sepamos descifrar; la vela y de la llama, en donde abor-
dos, es un libro-poema decididamen- extensos y complejos de Sánchez Ro- conmueve al poeta y lo hace mirar el la naturaleza, como en Heráclito, se da, esta vez desde el ensayo, el tema
te autobiográfico. Compuesto en su bayna. Se pueden entrever aquí los mundo de manera distinta, entregán- revela y se oculta; las ondas del mar pictórico de la llama de la vela. El libro
mayor parte por una hábil mezcla de acontecimientos reales que dieron dole al artista, al mismo tiempo, una se repiten pero son siempre diferen- consiste en una serie de descripciones
endecasílabos, heptasílabos y alejan- origen a algunos poemas: una visi- responsabilidad ante el universo, y tes: “¿Debemos hacer nuestras las pa- de algunos cuadros emblemáticos sobre
drinos blancos, es ese deseo de forma ta a la casa-museo del escultor vasco prometiéndole, a su vez, la esperanza labras / que llegan a nosotros como el tema, con reflexiones históricas sobre
el que le da aliento lírico a la muy evi- Eduardo Chillida; la contemplación de que la materia sea más plena a tra- en ondas, / sin comprenderlas, pero los mismos y su lugar en la historia de la
dente serie de anécdotas que el libro de un cuadro del pintor abstracto ale- vés de la palabra: “Pintor, / que en la amándolas ya, / como si el mismo pintura y las artes visuales.
Allí, en aquella parte Miré hacia arriba una vez más, al alto
del libro que se abre esplendor de la cúpula nocturna.
de mi memoria, escucho En el cielo estrellado titilaba
un rumor de arboledas, un barranco interpuesto el Can Mayor, y mi hálito se unía
entre laderas altas en las que recorría al de la noche. En la figura vi
las piedras, las veredas, una presencia fiel, a la que pude
la tarde en la que, solo, me alejé de la casa confiarme y hablar en el silencio,
y grabé en una piedra, decir y ver y ser, puestos los ojos
bajo los cielos cómplices, en los predios del cielo carbonoso.
la inicial de mi nombre
para dejar señal
del nombre y su secreto. XIX
ENSAYO >> DE LOS OPIOS DEL POPULISMO lo una cosa cada vez, a diferencia del oso en su
fuerza o de la gacela en su carrera –dixit Aby
Contra el origen
Warburg. Con lo cual cada metamorfósis, cada
sobrevivencia, cada vida póstuma requiere de
otra originación, de un nuevo origen.
Contra el origen avocamos entonces por la re-
sidualidad de lo originario, equivalente a la jefe-
ría inútil de la sociedad sin Estado, para evitar
que se imponga, y que se nos imponga –como es
moda fútil– el origen capital, el Uno disfrazado
de origen, nudo atávico.
Las culturas heteróclitas que Édouard Glis-
es la nada, y tampoco es la nada la ausencia del sant no ha cesado de defender en su creolidad
“La escena de violencia originante no es pues el origen. “Algo existe en la ausencia” –ha escrito. son, por lo tanto, multioriginarias, proceden-
origen. El origen no es originario. Lo miramos siempre Dice Clastres que la sociedad primitiva re-
quiere, para evitar el advenimiento tiránico del
tes de una multiplicidad residual, rizomática
–y casi arbitraria, libertaria– de originaciones.
desde lejos, desde ahora, o no lo miramos: volteamos Uno encarnado como poder político, es decir el Curiosamente ellas –como las sociedades pri-
brutalmente nuestro rostro hacia lo que hemos dejado, Estado, que siga existiendo el lugar del poder
–el lugar de la posibilidad del poder– ocupado
mitivas– son tema frecuente de quienes invocan
al origen como capital simbólico o como mer-
hacia lo que nos ha hecho huir o avanzar, hacia lo que por una jefería sin poder, por un poder impoten-
te, poder sin poder. Un jefe que habla sin cesar,
cancía absoluta, ignorando que tal invocación
las reniega. Con ello, al reclamarse de un ori-
abandonamos y no nos abandona, hacia lo que hemos como Casandra, pero que nadie escucha. gen capital, se adscriben a una forma atávica
olvidado pero no nos olvida. Volteamos, como el infans Extrapolando apenas, para vivir del duelo
de origen, para vivir desde su pérdida que es
de cultura: de raíz única o de una sola raza, de
un solo libro, de una sola identidad, de un solo
de Durero hacia una anterioridad que no es, en rigor, el comienzo de toda vida, hace falta que su lu-
gar exista, siempre ocupado por algo que no
universal.
Habría que oponerles una paráfrasis de Glis-
temporal, sino estructural, constituyente, ontogenésica, es en verdad el origen, porque este es en rigor sant: así como escribimos en presencia de todas
R
rar que de este solo queda una espuma seca de que se imponga una figura atávica, inamovible,
ecorre una tempestad de penitencias con mucha frecuencia, de una apropiación de bajamar indicando en su ruinoso cuerpo la alta capital, singular de Origen, esa ficción a la vez
el mundo del arte, su mala y culposa, las culturas primitivas. Palabra esta ciertamen- marea que se ha retirado para siempre. única (Uno) y totalizante (Todo)? Se requeriría,
a menudo culpable conciencia en bus- te cancelada, que los grandes etnólogos se em- precisamente, una figura abierta a su potencial
ca de redención por tantos males, por peñan sin embargo en continuar utilizando, por También puede decirse, como lo había revela- multiplicidad, a su residual multitud. Un origen
tanta injusticia en nombre de tanto privilegio. alguna (buena) razón. Entre ellos Pierre Clas- do epifánico José Bergamín al jóven Agamben no-originario, como un poder impotente, como
Vienen entonces los artistas y sus comisarios tres, quien no dejó, hasta su prematura muerte, en Roma, que el pueblo es solo lo que queda del un dimensionless number (à la Dirac), como un
a confesar sus penas y ofrecen, entre mesiáni- de abogar por la necesidad de “renunciar, ascé- pueblo, y que por ello nunca podrá coincidir figural, una figureless figure que no cesamos
cos y arrepentidos, sus obras en enmienda para ticamente, a la concepción exótica del mundo con su propia totalidad. Y felizmente no podrá de invocar para una teoría de la figurabilidad
salvar el mundo. Aquel comisario o este artista arcaico, concepción que, en último término, de- ser tampoco encarnado por Uno, ni por Nadie. general.
–y sus obras en exposición– pretenden así te- termina masivamente el discurso pretendida- Tales son, entonces, las condiciones lógicas de Pensar y ahondar en un vaciamiento del ori-
ner potencia apotropaica, imponer sacramen- mente científico sobre ese mundo” (...) para así lo originario, que rigen a la vez su irreparable gen, vivir de la multitud originaria que nues-
tos. En medio de este desfile de nominalismos llegar finalmente “a tomar en serio al hombre pérdida y su multiplicación incesante. No hay tros presentes engendran es tan significati-
exorcísticos, en medio de esta cándida ilusión de las sociedades primitivas, en todos sus aspec- origen sino (apenas) lo que queda del origen: vo para la libertad plural de lo humano como
en los poderes del arte –una fe masiva e impen- tos y en todas sus dimensiones, entre ellos es- sus restos, infinitamente reductibles en su re- pensar –ahondar, abogar, identificar– un poder
sada en la conversión que Occidente no cono- pecialmente en el ángulo de lo político, incluso sidualidad, como una línea de Apeles donde se impotente, por ejemplo: una modernidad sin
cía desde los tiempos del concilio de Trento–; en y sobre todo si este se realiza en las sociedades unen, al dividirse sin cesar desde sí mismos, voluntad de poder, residual, que ha sido la mo-
medio de este banquete de buenas intenciones, arcaicas como negación de lo que es en el mun- el origen y lo universal, según Pablo de Tarso dernidad de nuestras islas-humanas en Améri-
a menudo en detrimento de las voluntades del do occidental”. d’après Agamben, multiplicándose al infinito ca, de nuestros anacoretas.
arte y siempre de la realidad, sobresale la invo- Las sociedades arcaicas nos enseñan –al me- desde el presente. Hay una figura en los archivos del arte para
cación incesante del origen, la obsesión por lo nos aquellas estudiadas por Clastres en la vasta Solo el presente origina los orígenes, los resi- este vaciamiento originario, un indicador fi-
originario. región de la amazonia Yanomami y de las co- duos de la originación. Solo el presente multi- gural de la lejanía irreparable del origen, un
Todos tienen al origen cazado por sus bar- munidades de indios Guayakí del Paraguay– plica los orígenes. infans que se aleja, avalanzándose hacia el fu-
bas. Pero el origen es solo pérdida, cuando no que ha sido posible constituir una sociedad sa- Está, pues, en lo humano la potencia de in- turo, mientras violentamente voltea su rostro
es estafa. tisfactoria para sus miembros sin necesidad de ventar el origen cada vez, porque está en lo hu- en escorzo brutal hacia una escena explosiva y
La física moderna –ah padre Lemaître– nos Estado, una sociedad sin poder político. mano la potencia de ser otro cada vez, y de ser cruenta. Se trata del opisthotonos, esa violenta
indicaría que el origen cósmico de lo que existe La ausencia de algo no es la nada –se precia más allá de un programa ontogenético; porque torsión del rostro que mira, como Orfeo, hacia
no fue más que un rebote, una reoriginación, en repetir Clastres. La ausencia del poder no nunca el humano es todo lo que es, sino tan so- atrás y que Pascal Quignard notaba ya clara-
otro salto. No Big Bang sino Big Bounce: una mente delineada en la caverna de la tragedia
estrella colapsada por su propio peso en su ho- humana, donde yace un hombre-pájaro vencido
yo negro, consumiéndose en masa y energía, ante el animal que estaba antes, en la sala del
hasta llegar a ser un punto ínfimo y absoluto pozo de Lascaux.
que rebota e inicia de nuevo su expansión por En el dibujo de Orfeo asesinado por las ba-
efecto de repulsiones cuánticas. ¿Cuál es, pues, cantes de Durero es el infans que escapa ate-
allí el origen si no un torbellino que siempre rrorizado, y es también Orfeo cuando huía del
recomienza su gran barrida cósmica? aornos donde Eurídice permanece. Este infans,
Pero volvamos más modestamente al arte que curiosamente, ya aparecía en otra imagen de
–sin modestia alguna– quiere salvarnos. Para Durero, anterior de algunos años, en la que se
ello tiene cazado por sus barbas al origen –cual- representa a Hércules en la encrucijada entre
quiera, el que mejor sirva, al mejor postor– ha- virtud y placer.
ciendo lo que siempre ha hecho, lo único que El ser que aún no habla, la palabra que aún no
sabe hacer a ciencia cierta: seducirnos con sus llega escapa, entonces, de una escena originaria
bellos cantos de sirena. Por esta razón los ti- que es, como sabemos desde Freud, siempre, la
ranos codician al arte, cuando no lo abjuran. escena de su pérdida. Lleva un pájaro en la ma-
En realidad, ambos se han entregado a mutuas no: el canto que ha de venir, la lengua labial que
seducciones desde siempre, arte y poder, arte- brotará de su propia oscuridad gutural.
sanos y ejecutores, a veces haciéndose pasar el Nunca estuvimos en el lugar de donde he-
arte por aguafiestas, otras entregándose man- mos venido. Pero la escena originaria no cesa
samente a la feria de las vanidades. de surgir en otro lugar desde el cual, transfor-
Y allí, en medio de un minué, se anuncia en- mándose, incluso antitéticamente, podemos
tonces al origen en sus redes. re-inventarla: retruque y golpe de dados que
Este fantasma que el mundo del arte manipu- no abolirá el azar, après coup y memoria segun-
la como una charanga –el origen– es una ma- da, naciendo constantemente del vaciamiento
nifestación del deseo perverso y dominador, irremediable de aquella, y a partir de la cual,
imperioso e imperativo de que solo exista una así diferida, diferenciada, todo puede comen-
cosa: lo Uno originario, un solo origen. Una so- zar de nuevo.
la historia. Una raza sola. Un solo tiempo. Un La escena de violencia originante no es pues
solo “universal”. Solo una belleza. Solo una di- el origen. El origen no es originario. Lo mira-
ferencia sexual, un solo sexo. Un lenguaje y no mos siempre desde lejos, desde ahora, o no lo
las lenguas. Un libro. Una sola verdad. Un solo miramos: volteamos brutalmente nuestro ros-
destino. Un universo solo. De todo ello se ha- tro hacia lo que hemos dejado, hacia lo que nos
cen cómplices mudos, cuando no ciegos, los ob- ha hecho huir o avanzar, hacia lo que abando-
sesionados invocadores del origen, los vicarios namos y no nos abandona, hacia lo que hemos
de lo originario, las vestales furibundas de la olvidado pero no nos olvida. Volteamos, como el
genealogía. infans de Durero hacia una anterioridad que no
¿Cómo oponerle a este opio del origen la ver- es, en rigor, temporal, sino estructural, consti-
dad de su existencia como libérrima invención tuyente, ontogenésica, indefinible, infanda –sin
vesperal y tardía, como multiplicación de sí nombre–, inapropiable.
mismo, es decir como arbitraria originación No hay origen. Hay una anterioridad en la que
multiplicada? la temporalidad se aniquila. No se sostiene des-
La invocación del origen se asemeja a la apro- de allí el tiempo. Es el mundo como enjambre
piación del pueblo que es la agencia de todo atómico que está antes del mundo como confi-
populismo. Ambos responden a los mismos guración perceptible. Solo nos queda la reali-
menesteres: los oficios de la dominación, la dad del ahora, de lo que está siendo, es decir de
ebriedad de los imperativos. Así, amarrados la presencia para ocupar su sima.
al origen, se cuidan las espaldas los mediocres Es allí, en ese magmático abismo surgiente,
o se inventan las ficciones los tramposos, los proteico hogar de lo irrealizado, que lo origi-
practicantes del chamanismo contemporáneo nario se origina, incesante e inminente, como
del arte que, apenas sostenido sobre la ilusión una voluntad entre muchas, como una cifra de
de la inmaterialidad o del concepto toma atajos información cuántica, como el número total, in-
donde se oblitera la dignidad de los objetos, la cognoscible, de todas sus posibles alternativas,
necesidad de su presencia. multiplicándose.
LA MUERTE DE ORFEO (1494) / DURERO