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ESCRIBE JANET MALCOLM: Una vez que se lanzó al a Hughes en cada una de sus nuevas versiones (…).

Al mundo le
Esta edición PDF mundo el argumento de la poeta suicida y su abandono por el gusta aferrarse a fantasías, rumores, actitudes políticas y chismo-
hombre de la boca atractiva, no habría fin para las variaciones rreos macabros, no disiparlos, y nadie quería oír que Hughes era
del Papel Literario
de las interpretaciones sobre ella, ni para que se enterrara vivo el bueno y Plath la mala.
se produce
con el apoyo de

DOMINGO 26 DE NOVIEMBRE DE 2023

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BIOGRAFÍA >> SYLVIA PLATH (1932-1963)

Heather Clark: Sylvia Plath,


cidio es una actuación. ‘Lady Lázaro’
lo describe con un orgullo furioso y
confiado. No hay disculpa ni miedo.
El suicidio es una afirmación del po-
der, de la fuerza, no de la debilidad de

biografía de la desmesura
la personalidad. Ella no es un pobre
animal que se escapa, se da por venci-
da; en cambio, ella es fuerte, amena-
zante, peligrosa”. Solo recordaré: to-
do esto alrededor de una mujer que
vivió solo 30 años.

La portentosa La biografía de Heather Clark


Esta relación, incompleta y que no
biografía que hace referencia al inagotable univer-
so de los estudios literarios y prólo-
Heather Clark (1974) gos escritos sobre la obra de Plath;
incontables prólogos (prólogos, a me-
dedicó a Sylvia Plath, nudo escritos por autores que, a falta

más de 1000 páginas de algo que decir, impotentes ante el


volumen de la obra y la complejidad
obsesivamente de la misma, distorsionan los hechos
para afirmar, sin pudor, por ejemplo,
documentadas, que Plath era feminista): todo este
desbordado conjunto de datos me sir-
ha sido traducida ve de antesala para comentar la edi-
al español. ción en español de Cometa rojo. Arte
incandescente y vida fugaz de Sylvia
Cometa rojo. Arte Plath (2023), la más reciente de las
biografías totales existentes, escrita
incandescente y vida por Heather Clark.
De ella hay que decir: no basta con
fugaz de Sylvia Plath, señalar que el volumen, de formato
ha sido publicada más grande que el de un libro regu-
lar, tiene 1041 páginas de mancha des-
por Bamba Editorial plegada, tipografía pequeña, y que
ese enorme volumen de información
(España, 2023), no incluye las 430 páginas de notas
y el índice de nombres, a los que se
traducida por Gudrun accede a través de un enlace QR que
Palomino y Julia está en la página final del volumen.
Que el libraco cuadruplique o quin-
Viejo. El volumen fue tuplique las biografías precedentes se
debe, entre otras razones, a un pre-
finalista del Premio SYLVIA PLATH / ARCHIVO ciosismo y gusto por los detalles de la
biógrafa, pero también a la cantidad
Pulitzer, del National rios y cartas, y un conjunto de poe- sivo, hay que sumar las cartas de la sión de Plath; los reportajes y hasta de fuentes consultadas. La de Clark
Book Critics Circle mas que sobresalen entre los más
deslumbrantes escritos en lengua in-
madre –de limpia prosa–, más el re-
velador prólogo que escribió a Car-
libros –como el asombroso de Janet
Malcolm, Una mujer en silencio, en el
es la primera que estudia todas las
cartas disponibles de Plath –que in-
Award y del L. A. glesa, en el siglo XX. tas a mi madre; las de su mecenas, la que afronta en el espinoso asunto de cluyen las muy reveladoras dirigidas
Y aunque han transcurrido 60 años escritora Olive Higgins Prouty (sen- las tensiones y procesos que condu- a su psiquiatra durante casi 4 años–,
Times Book Prize de su muerte, puede decirse –sin ha- sible, desprendida y providencial); jeron al señalamiento de Hughes co- los diarios, textos literarios que han
cer uso de sus espléndidas exagera- las de sus amigas y profesores; las mo responsable del suicidio de Plath permanecido inéditos, expedientes
ciones– que nada de su historia se de sus numerosos amantes; los dia- (campaña en el que cierto feminis- médicos, documentos oficiales sobre
NELSON RIVERA ha cerrado. Se la lee. Se la traduce. rios, cartas y poemas de su esposo, mo ha cumplido un papel muy efec- su familia, los archivos de Hughes
Se la estudia con el ánimo de que su Ted Hugues –quien escribió un lar- tivo)–, o los refinados y removedores que están bajo custodia de la Uni-

L
a vida de Sylvia Plath es de secreto todavía no ha sido develado. go poemario, Cartas de cumpleaños, ensayos publicados, en los que obra versidad de Emory y de la British Li-
fuerzas desmedidas. Ser que Aparecen biografías y ensayos. La re- en el que traspone al registro poéti- poética y suicidio están indisoluble- brary, y un conjunto valiosísimo: el
resplandece con luz propia. vulsión que produjo su muerte no ha co los hechos decisivos de la vida en mente tejidos, como el de Al Alvarez, cuerpo de materiales que acopió la in-
Desde que aparecen las prime- sedimentado aún. El debate sobre sus común–; los testimonios incontables, que inaugura su libro sobre el suici- vestigadora Harriet Rosenstein –des-
ras formas de autoconciencia, quiere razones no ha encontrado –y proba- en numerosos formatos y extensión, dio, El dios salvaje, o el estremecedor tacan las numerosísimas entrevistas
ser la mejor. Crece bajo los imperati- blemente no encontrará nunca– una dispersos en diarios, revistas, libros Sylvia Plath, excepcional ensayo de que realizó a comienzos de los años
vos de la autoexigencia. Se fija metas. pausa o un capítulo tranquilizador. y correspondencia privada, de quie- Elizabeth Hardwick, que contravie- setenta, a personas que conocieron
Ambiciona. Persiste. Lee. Estudia. nes la conocieron e interactuaron con ne las tesis que victimizan a la poe- a Plath–, con el propósito de escri-
Compite. No abandona. A los ocho Versiones y escrituras ella, en mayor o menor medida. ta, y la presenta bajo otra reveladora bir una biografía que no culminó: de
años, aunque resulte inverosímil, es- Sin sumar las correspondientes a su Están, además, las biografías gene- perspectiva: “Con Sylvia Plath el sui- ese proyecto inconcluso, por fortuna,
cribe su primer poema. infancia y adolescencia, la produc- rales que se han sucedido con el pa- Clark obtiene un valioso provecho.
Es perfeccionista. Rigurosa –en al- ción de escrituras de Sylvia Plath es so de los años –traducidas al español Es tal el volumen de recuerdos, ci-
gunos momentos, implacable– consi- desmesurada. Escribió 224 poemas existen, al menos, ocho–; los estudios tas, especulaciones, interpretacio-
go misma. Intensa. Niña, joven, mujer en el período de auge de su obra, en- o biografías parciales sobre períodos nes y escrituras que aportan más de
de inteligencia abrumadora. Escribe. tre 1956 y 1963, una poesía que, como delimitados de su vida. Por ejemplo, 50 testigos que, por momentos, la ex-
Escribe mucho. Lee, subraya, llena de una gran pantalla, recogía las luces y hay uno que reconstruye el mes que periencia de lectura de Cometa rojo
notas las páginas de los libros que le sombras de su existencia. A esto hay estuvo en New York como editora de resulta babélica: las voces parecen
importan, que son muchos. Habla sin que sumar al menos 50 poemas escri- la revista Mademoiselle, premio a su confundirse unas con otras; el cau-
parar. Verbosa infatigable. tos antes de 1956 (son muchos más, alto desempeño académico; hay otro Y aunque han dal de opiniones que se citan es el de
Lleva una agenda con las obligacio-
nes de cada día. Aquí y allá, el esti-
pero estos cincuenta son los incorpo-
rados a las antologías); una treintena
sobre sus encuentros e intercambios
con la poeta Anne Sexton, también
transcurrido 60 tal magnitud, que se alcanza un pun-
to donde resulta casi imposible orde-
lo wagneriano, hiperbólico. Salta de de obras en prosa (relatos y ensayos); suicida; hay otra sobre su vida en De- años de su muerte, nar mentalmente quién dijo qué.
la queja al júbilo. Asciende o se hun- una famosa novela publicada, La von, Inglaterra; otra sobre sus años En el prólogo Clark se desmarca
de. Su cotidianidad parece transcu- campana de cristal; casi 1400 cartas en el Smith College: tres, que yo se- puede decirse – otras precedentes: la suya no será
rrir siempre en la proximidad de los
límites. Suelta frases que brillan y
dirigidas a unos 140 corresponsales,
muchas de ellas extensas correspon-
pa, sobre sus últimos días; hay uno
de su incansable vida amorosa y se-
sin hacer uso de una biografía de las que entienden la
vida de Plath como un camino hacia
pasman a sus interlocutores. Quiere dencias, versátiles, luminosas y deta- xual antes de la aparición de Ted Hu- sus espléndidas el suicidio, “como si cada uno de sus
todo de la vida. Experiencias. Viajes. lladas, extraordinario sismógrafo de ghes; otro sobre la historia de su ma- actos, desde la infancia, hubiese si-
Un desesperado anhelo de plenitud. las variaciones de su espíritu; cente- trimonio con Ted Hughes; al menos exageraciones– que do determinante para acercarla cada
Ser esposa, madre y escritora. Sueña
con una vida al lado de un portentoso
nares y centenares de páginas de sus
diarios –asombrosos, descarnados,
uno especializado en sus intentos de
suicidio y finalmente en su muerte;
nada de su historia vez más a un destino que se merecía
por volar demasiado alto”. Y más ade-
hombre blanco. Y no pasar inadver- reveladores hasta sus extremos–, uno sobre Cartas de cumpleaños, el se ha cerrado. Se la lante añade: “he tratado de recuperar
tida. Nunca. Espigada, plana, rubia. además de sus agendas, en las que ya mencionado libro de Hughes; un lo que Plath nos dio, en lugar de solo
De voraces apetitos. De ella escribió consignaba a diario su activismo: di- estudio reciente y detallado de sus ar- lee. Se la traduce. a lo que renunció (…) no era una niña
Al Alvarez: “parecía la joven de un
anuncio de cocinas”.
ligencias, encuentros, tareas por rea-
lizar, expresiones de su ánimo y más.
chivos; varios libros que testimonian
el vínculo que une a algunos autores
Se la estudia con frágil e ingenua ni tampoco una fem-
me fatale. No era Medea, ni Eurídice,
En 1963, a los treinta años, Sylvia A esta masa de escritura torrencial, con Plath; las entrevistas que conce- el ánimo de que su ni Electra. En lugar de eso, era una
Plath se suicidó. Dejó los dos hijos entrelazada, portadora de profusa in- dieron y los artículos que escribie- artesana realmente disciplinada cu-
que tuvo con el poeta Ted Hughes, formación, señales para adentrarse ron decenas y decenas de personas secreto todavía no ya voz singular ayudó a transformar
una novela, un puñado de significa-
tivos relatos, miles de páginas de dia-
en el mundo vital de Plath, como si
todo esto no fuese ya un corpus exce-
que la conocieron, y que decidieron
hacer pública su contrastada ver-
ha sido develado” la literatura estadounidense y britá-
nica”.
2 Papel Literario EL NACIONAL DOMINGO 26 DE NOVIEMBRE DE 2023

BIOGRAFÍA >> SYLVIA PLATH (1932-1963)

Sylvia Plath: vida con demonio interior


Precoz, brillante, la fatiga difusa y cálida tras pasar el
día acodando los estolones de las fre-
memoriosa, prolífica, sas al sol, un vaso de leche fría con
azúcar y un platito de arándanos con
rigurosa académica, nata. Ahora ya sé cómo puede vivir la
gente sin libros, sin la universidad”.
protagonista De su trabajo en el campo surge

inagotable de altas “Fresas amargas”, su primer poema


publicado en un medio de circulación
y bajas, exultante o nacional: en el Christian Science Mo-
nitor, el 11 de agosto de 1950. Todavía
abatida, autora de no ha cumplido 18 años (“Se pasaron
la mañana en el fresal / Hablando de
miles de páginas los rusos. / Acuclilladas entre las hi-
–diarios, cartas, leras / Las escuchábamos. / Oímos
decir a la jefa: ‘Deberíamos / Bom-
poemas, relatos, bardearlos y borrarlos del mapa’”).
En septiembre de 1950 Plath ingresa
dibujos, una novela y al Smith College. La asignan a Haven
House, residencia que comparte con
notas en su agenda de otras 48 estudiantes. En las cartas a
actividades–, tuvo, su madre son detectables los altos y
bajos en su ánimo. Sin embargo, al
por decisión propia, mismo tiempo, comenta con severi-
dad el funcionamiento universitario,
una vida muy corta: la ansiedad de las estudiantes –ella
también– que esperan por las invita-
tenía 30 años, dos ciones de sus pares varones de Yale y
hijos y un matrimonio Dartmouth, lo predecible de las con-
ductas. La autoexigente siente horror
roto, cuando se quitó por la mediocridad. Su poema “Oda a
una ciruela mordida” es publicado en
la vida. Dicen los Seventeen Magazine, la popularísima
publicación para adolescentes.
expertos: Ariel, su Siente repulsa por la guerra, a la
obra fundamental, es vez que fascinación. Destaca como
estudiante. La vuelven a publicar en
una de los más altos Seventeen. Pasa fines de semana com-
pletos en la biblioteca. Asiste a bailes.
logros de la poesía Recibe constante atención masculi-

escrita en inglés, a lo SYLVIA PLATH / ARCHIVO na. Trabaja largas jornadas como ni-
ñera. En 1951 la invitan a una fiesta
largo del siglo XX son tectónicas. El miedo, como pla-
taforma sobre la que transcurre la
los trece años aparecen los primeros
trazos de la depresión, y también los
en una casa de ricos, de la que surge
una de las cartas a su madre más ex-
existencia, se instala en la psique de signos de madurez en su poesía. tensas, catorce páginas de una cróni-
Sylvia: conciencia de la fragilidad, 15, 16, 17 años. Las claves de su ca- ca escrita con caligrafía impoluta. En
NELSON RIVERA comprensión de que ahora viven en rácter se expanden e intensifican. poemas y relatos de la época están la
las proximidades de la pobreza. Au- Lleva consigo el peso de su inteligen- pacifista, la mujer empática con los
Precocísima Plath relia regresa al mundo laboral, con cia. Se expresa con lengua elegante y marginados, el humanismo. Sus po-
Otto Plath, nacido en Alemania, fue una voluntad que no cedería nunca. precisa. En Sylvia se desarrolla una siciones morales son ambivalentes:
un reputado biólogo, entomólogo, No se quejan. El tiempo mostrará las capacidad para la respuesta brillan- monta en cólera cuando se entera de
lingüista y profesor universitario. El eficacias con que Aurelia Plath enca- te, velocísima y fulminante, muchas que un pretendiente no es virgen, al
día que obtuvo el divorcio de su pri- ró la conducción familiar. veces seca, muchas veces irónica, que tiempo que ella se pregunta por la
mer matrimonio se casó con Aurelia La precoz tiene 8 años cuando se abruma a quienes la rodean. libertad sexual de las mujeres. Su
Schober Plath (1906-1994), profesora inicia en la práctica que no abando- Cometa rojo, la biografía de Heather mundo de relaciones con los hombres
de lengua, primera generación de emi- nará nunca: enviar sus manuscri- Clark, registra la impresionante can- adquiría a veces las proporciones de
grantes que habían llegado a Estados tos a diarios y revistas. En agosto de tidad y diversidad de sus lecturas. Es- una madeja imposible de explicar. Es-
Unidos desde Austria. Hija de estos 1941, próxima a cumplir 9 años, el cribe, uno tras otro, ensayos para su cribe: “soy una polígama incurable”.
dos padres sólidamente formados, la diario Boston Herald incluye en su escuela. Sylvia es un inmenso recep- Le inquieta no encontrar un hombre
primogénita Sylvia nació el 27 de oc- sección de cultura el que sería su pri- táculo de todo cuanto se ofrece ante de su talla intelectual. “Físicamente
tubre de 1932, en Boston. Dos años y mer poema publicado. Los temas de ella. Entre los premios que gana, hay quiero un coloso; hereditariamente,
medio después, en abril de 1935, llega- sus poemas están por encima de su uno nacional. A veces se impacienta quiero una estirpe sana; mentalmen-
ría Warren, su único hermano. edad. La pequeña Sylvia, mira lejos, con sus amigas. Juega básquet, tenis, SYLVIA PLATH / ARCHIVO te, quiero un hombre que no esté ce-
Aurelia, que se había graduado con al horizonte. disfruta de paseos al aire libre. Toma loso de mi creatividad”.
honores, es devota de la gran narrativa En su psique se encuentran corrien- clases de pintura, disciplina en la que jaba las bases de una biblioteca men- Cuando recibió un premio de la revis-
en inglés: Melville, James, Thackeray, tes de varia dirección: su individua- muestra especiales talentos. tal, de un cuerpo de ideas y un mun- ta Mademoseille, de 500 dólares, pensó
Dickens, Austen. Sueña con ser escri- lismo adquiere sólidas formas, al Trabaja: cuida niños, hace tareas do de conocimientos, que ella ponía a que podía dejar de trabajar un tiempo.
tora. Lleva un diario, donde consigna tiempo que la dependencia de su ma- de limpieza en su escuela. Los días prueba en sus intercambios. No siem- Pero el acecho a la depresión la puso de
el crecimiento de Sylvia. A los 8 meses dre se estrecha en todos los planos. en los que se enferma –episodios de pre resultaba cómoda para sus ami- buscar trabajo a los pocos días. Copio
dice su primera palabra. Dueña de una Ante la omnipresente Aurelia, Sylvia fatiga– se atrinchera a leer. Su ima- gas. Hacía sentir los versátiles filos de las primeras líneas de la entrada del 3
memoria prodigiosa, es una brillante siembra la visión, que crecería más ginación –lo reflejan sus poemas, re- su inteligencia, en medio de las altas y de noviembre de 1952: “Dios mío, si al-
escolar. Gana premios una y otra vez. adelante, de una madre entrometida latos y las páginas de su diario– se in- bajas de su ánimo. Crockett decía: su guna vez he estado a punto de suicidar-
Con el tiempo, recibir reconocimientos y asfixiante. Aurelia no lo sabe, pero terna hacia formas del apocalipsis, la talento es “casi aterrador”, su brillan- me es ahora: corre por mis venas una
se convertirá en una necesidad. en los años finales de Sylvia –y así lo violencia y la destrucción, la idea de tez, “mercurial”. Con una determina- sangre insomne y lánguida, llueve, el
La pequeña ve poco a su padre, pe- plasmará en la novela de tintes auto- la prisión/el prisionero, el Holocaus- ción que dejó estupefacto a su mentor, aire espeso y gris (…)”. De una carta
ro tienen un vínculo cargado de re- biográficos, La campana de cristal– to, la brutalidad de la guerra. En su por ejemplo, le presentó una antología a su madre, del 19 de noviembre, estas
sonancias: él se dirige a ella como si será dibujada como la madre-demo- escritura, pequeños asuntos de la co- de la poesía estadounidense con poe- dos frases: “He estado considerando el
fuese una colega. Le habla de los há- nio, agobiadora mujer que, fundada tidianidad adquieren la categoría de mas de Dickinson, Frost, Eliot, Edna suicidio para salir de esto”. “Siento que
bitos de los abejorros, materia de la en su deseo de hacer de Sylvia “una dramas. Algo en ella estaba atraído St. Vicent Millay, Poe, Pound, Whit- debo huir de esto, o me volveré loca”.
que es un famoso experto. Aurelia, buena estadounidense”, la educó bajo por lo apocalíptico. man, Sandburg, Sara Teasdale y Ed- En un ensayo de marzo de 1951, sobre
por su parte, deja una profunda hue- formas y rigores que le pesaban y de Cuando se gradúa en la primera se- win Arlington Robinson. Edipo Rey, escribió: “el adversario fatal
lla en sus hijos: leen juntos a diario. los que no lograba liberarse. cundaria, julio de 1947, “gana el co- es uno mismo”.
A los cinco años Sylvia lee y escribe. diciado premio de Wellesley”. Recibe Los años en el Smith College Escribe con facilidad. Recibe cartas
Sin percatarse, aprende las formas de La vida sin Otto Plath reconocimientos inéditos hasta en- Sylvia Plath quería estudiar en el de lectores que la admiran. Dedica un
la métrica. “Con tan solo siete u ocho Leen poesía y cuentos de hadas, van tonces. Flirtea. En su agenda anota Smith College –una de las universi- trabajo académico a la duplicidad en
años ya comprendía las técnicas bási- al teatro y al cine (Sylvia entra en su desempeño: ha salido con 21 chicos dades femeninas de élite–, pero no ha- Mann –dedicaría su tesis al doble en
cas de la rima y los versos yámbicos”. la sala abrazada a sus muñecas). Es en unas pocas semanas. No quiere bía dinero para ello. Entonces la ma- Dostoievski. Indaga en el pensamiento
En sus poemas aparecen las frases re- obediente, aplicada. Los premios de aparecer ni fácil ni remilgada. Cuida quinaria de sus aspiraciones se puso de Nietzsche. Su oído y capacidad pa-
dondas, pausas en su lugar, preciso la escuela llegan con inusitada fre- su virginidad. Su madre la acerca a en campaña: trabajó (labriega en una ra el análisis deslumbran. “Se había
uso de la lengua. Algún estudioso ha cuencia. Más o menos a los 10 años, Nietzsche. Su ejemplar, que la sobre- plantación, criada, servicios de lim- vuelto experta en desarmar poemas y
encontrado ecos de Yeats, que la ma- unas primeras ráfagas de rebeldía vivió, está profusamente anotado, de pieza, cuidando niños, por ejemplo), volver a armarlos, explicando, estro-
dre le había leído, en sus primeros asoman en sus poemas. Muy tempra- la primera a la última página. “Últi- ahorró, participó en concursos que le fa por estrofa, cómo la forma elegida
poemas. No solo escribe: corrige. En no se pregunta por la tensión entre mamente he adquirido la incómoda podían deparar algún ingreso, envío de rimas, medias rimas, asonancia
un cuaderno de 1940, pueden leerse disciplina académica y creatividad. costumbre de cuestionar las verdades poemas y relatos a revistas, preparó y disonancia funcionaban en el con-
hasta tres borradores que la niña de 8 Tiene amigas. Es expansiva, voraz, en las que se ha basado mi vida, como una minuciosa solicitud de beca, que junto del contenido”. Los ensayos se
años va perfeccionando, hasta alcan- sofisticada, adicta al éxito. Gana con- la religión, la naturaleza humana, y iba acompañada de categóricas reco- suceden: Milton, Carlyle, Hopckins,
zar su propia aprobación. cursos que le reportan algún dinero. otras leyes”. mendaciones (“expediente fantásti- Eliot, Yeats, Ransom. El 18 de marzo
Detesta perder el tiempo. En marzo Un profesor, medular en su forma- co”, “la mejor alumna que jamás he de 1953 conoció a Auden. A continua-
El mundo se resquebraja de 1944, con 12 años, publica su pri- ción intelectual, Wilbury Crockett, la tenido”). ción armó un grupo con otras siete
El 5 de noviembre de 1940 fallece Ot- mer relato. A los 14 años asiste a su guía por los caminos del teatro y la fi- Julio de 1950 marca un momento compañeras y le invitaron a cenar.
to Plath. Sylvia acaba de cumplir 8 primer baile. Cuenta sus medallas: losofía griegas, los narradores rusos capitular en la vida de Plath. Luego Días después, Plath se las arregló pa-
años. Cuando la enfermedad de su bailó con siete chicos. Pronto aparece del XIX, la literatura en inglés de va- de anotar tres epígrafes –MacNeice, ra reunirse con el poeta para leerle
padre arrecia, la envían a vivir con su curiosidad por las musas masculi- rios siglos –de Shakespeare, vía Yeats, Yeats y Joyce–, comienza su diario algunos poemas. La respuesta hirió
sus abuelos, a metros de la playa. nas: Adán, Hércules, Hermes. Entre a Frost y Auden– y un universo de au- de adulta, estremecedor, brillante, a Plath: debía “tener cuidado con los
Frente al Atlántico se forja el víncu- 1943 y 1948 es girl scout. Se interesa tores cada vez más habitado. En los verboso, que comienza así: “Tal vez verbos”.
lo irrompible de Sylvia con el mar. por la historia y los versos de Sarah años de su última adolescencia y su nunca sea feliz, pero esta noche es-
Las consecuencias de esa muerte Teasdale (1844-1933), poeta suicida. A etapa siguiente en Smith College, for- toy satisfecha. Basta una casa vacía, (Continúa en la página 3)
3 Papel Literario EL NACIONAL DOMINGO 26 DE NOVIEMBRE DE 2023

Sylvia Plath:
vida con
demonio
interior
(Viene de la página 2)

Un relato escrito en 1952, “Domingo


en casa de los Minton”, que resultó ga-
nador en una convocatoria de Made-
moiselle, lleva a Plath a New York, du-
rante junio de 1953. La hospedan en un
exclusivo hotel para mujeres. Durante
ese tiempo le correspondió editar casi
la totalidad de las 380 páginas de la edi-
ción correspondiente a agosto: articu-
lillos sobre moda, tendencias, avisos,
consejos de belleza y asuntos afines.
La exigencia no termina allí: debe ir a
cocteles, almuerzos, desfiles y reunio-
nes para socializar; asistir a concier-
tos, espectáculos de ballet, exposicio-
nes de pintura y al Yankee Stadium;
entrevistar o simplemente dejarse ver.
A la “perfecta chica de oro”, mesurada
bebedora, de gusto impecable para ves-
tir, la experiencia le resulta deleznable.

Primer intento: 1952


El 27 de junio Plath regresa, extenuada
e inquieta. La rondan preocupaciones SYLVIA PLATH / ARCHIVO
domésticas. El dinero faltaba. No la ha-
bían admitido en un curso de escritu- al jardín, Sylvia abrió la caja fuerte de bía en ella hambre de vida. Escucha- tras otro. También el aviso de que ha y ensayos. En las cartas a su madre,
ra creativa. Se reprochaba: “Eres una su madre, sacó un frasco que tenía 50 ba grabaciones con lecturas de poe- sido aceptada en el Rafcliffe College. sus tres propósitos de vida se mante-
hipócrita incoherente y muy asustadi- somníferos, escribió una nota que de- tas (“pasó una larga tarde de domingo El 20 de mayo, una carta le informa nían inalterados: casarse, tener hijos,
za: querías tiempo para pensar, para cía, “He salido a dar un largo paseo. con los Crockett escuchando a Robert que ha ganado una beca Fullbright ser escritora (“Sálvame de ese ácido
saber de ti misma, de tu capacidad pa- Vuelvo a casa mañana”, y la dejó en Frost ante el crepitar del fuego”). Leía para el Newnham College, Cambrid- de limón amargo e irónico que acaba
ra escribir, y ahora que la tienes, casi lugar visible. A continuación bajó al con desafuero. Hoy salía con un hom- ge, Inglaterra (institución para muje- corriendo por las venas de las mujeres
tres meses espantosos, y estás parali- sótano, cuya entrada estaba casi blo- bre, mañana con otro, y al día siguiente res, que había sido fundada en 1871). solteras, inteligentes y solitarias”).
zada, conmocionada, sumergida en la queada por la pila de leña. Movió los con un tercero. Por momentos, mante- Recibió su grado, suma cum laude, el A finales de enero de 1956, los prime-
náusea inmóvil”. Presa del insomnio, troncos, se introdujo y, desde allí, los nía relaciones simultáneas. 6 de junio. Llegaba así al umbral de ros síntomas de la depresión la sobre-
apenas come. El 6 de julio anota en su volvió a ordenar donde estaban. Aden- Sus cartas de aquellos meses pueden una nueva vida. volaban. La relación con Sassoon se de-
diario que tiene fantasías “de cuchillas tro, se tragó 40 pastillas. leerse como una exhibición de su ta- terioraba. Ardía en deseos de que un
de afeitar y autolesiones y salir y ter- Aurelia regresó a las 4 y a las 5 hizo lento para el ensayo literario. En ellas, El pajarito y la vaca ser con fuerzas apareciera en su vida.
minar con todo”. Unos días después, el la denuncia a la policía. Solo a la ma- Dostoievski comenzaba a ganar terre- Entre septiembre de 1955 y febrero El 24 de febrero, el día antes de conocer
14 de julio, habla de camisas de fuerza, ñana siguiente Aurelia se percató de la no en su interés. Asistía a conferencias de 1956, Plath estuvo en Cambridge. a Ted Hughes, escribió: “El más mise-
ruina, asesinato de su madre. desaparición de las pastillas. La movi- y debates. Eran días de apogeo intelec- Al llegar se encuentra con realidades rable de los días: horrible frío húme-
Mientras, da los primeros pasos en lización que se produjo a partir de ese tual y creativo. De sus clases con Alfred que no había conocido: escasez de los do, medicación, lejos, insomnio, gran
la investigación preliminar para su momento fue extraordinaria: un masi- Kazin, escribió: “es el gran Dios (…) la productos más básicos, un estado ge- depresión”.
tesis sobre el Ulises de Joyce. Sostie- vo despliegue de vecinos, amigos, vo- luz que enciende mi año”. Él, a su vez, neralizado de empobrecimiento, una
nen los expertos que los apuntes de luntarios y autoridades que peinaron se confesaba: “Será mejor que yo”. Por economía que no se había recuperado El destino en forma
Plath son excepcionales (“era capaz campos, bosques, senderos e instala- aquellos días conoció a Richard Sas- de la Segunda Guerra Mundial. Desde de hombre blanco
de desentrañar el Ulises y hacer todas ciones del acueducto de un río. En las soon, un inteligente judío de origen el próspero Estados Unidos, Aurelia Había leído a Hughes. Conocía sus poe-
las conexiones mitológicas sin pesta- 253 informaciones publicadas en dia- persa, con quien Plath mantuvo una Plath enviaba cajas con medicamen- mas. Con su facultad para escuchar
ñear”). Sin embargo, la magnitud del rios de varios estados, se hablaba de compleja relación, que se prolongó por tos y productos básicos. cada poema como si fuera una melo-
desafío, en aquellos días cargados de su belleza e inteligencia. algún tiempo. Atrás había quedado su afán compe- día, de inmediato hizo suyo el espíritu
dificultades, le producía un pesado ago- El 26 de agosto, a mediodía, un perro A la madre inquietaba “la promiscui- titivo, aunque su mordacidad perma- aliterario, antiacadémico y libre de su
bio. “Y si Joyce fue en parte responsa- que no cesaba de ladrar, entró a la casa dad” de su hija. Plath no para: escribe necía lista para saltar sobre sus cartas poesía. Le bastaron unos pocos poemas
ble del colapso de Plath, también lo fue y se lanzó hacia los troncos. Warren, el hasta cinco y seis poemas por semana, o su diario: “Las mujeres aquí son es- para identificar la voz, el sexto senti-
de su resurrección. Ocho años después hermano de Sylvia los apartó, bajó al consciente de sus luchas contra el ex- pantosas. Hay dos tipos: el pajarito de do y el talento de aquel joven, hijo de
de estar a punto de morir en el verano sótano y la encontró tirada entre sus ceso de matices y de adjetivos. En los piel clara que adora los beagles y el té una madre ahorrativa y de un vende-
de 1953, transformaría su tragedia per- vómitos. Sylvia se había caído y golpea- poemas de entonces aparecen imáge- darjeeling, y la vaca intelectual, con dor de periódicos (el padre de Hughes
sonal en un drama turbulento y emo- do en la cara. Le salvaron la vida. nes que serían presencias recurrentes un corte de pelo monástico, tobillos de fue uno de los 17 soldados británicos,
cionante en La campana de cristal, su en su poesía posterior: “huesos, nie- elefante imposibles y un mugido de ho- de 250 mil, que sobrevivieron en la ba-
versión subversiva de Retrato de un ar- De vuelta a las aulas bla, hielo, sol, sangre, piedra, calave- rror cuando tiene un hombre a menos talla de Gallipolli, 1915-1916).
tista adolescente”. Tras el momento de incredulidad, co- ras, brujas, lunas, estrellas, corazones, de tres metros”. Su presencia era impo- Finalmente, el 25 de febrero de 1956,
Aurelia se percató de que las cosas no menzó la recuperación: hospitales, si- llamas, viento y flores”. A mediados sible de evitar: vestía con elegancia y se produce el teatral encuentro: Plath
andaban bien. En su diario anotó que quiatras, diagnósticos, tratamientos de 1954 (tenía 23 años), perdió la virgi- colores brillantes. “No se parecía a na- compra un ejemplar de una revista que
Sylvia había perdido la joie de vivre. que, con el paso del tiempo, serían nidad. El hecho quedó documentado, da que hubiésemos visto antes, tan lim- editan Hughes y sus amigos. Se mar-
Plath leía, con obsesiva disciplina, una cuestionados por otros especialistas entre otras razones, porque una he- pia y peinada” (…) “demasiado sofisti- cha a su casa. Le bastan unos poemas
colección de ensayos, Psicología anor- (entre los innumerables ramajes que morragia posterior la obligó a ir a una cada”, escribió una de sus profesoras. para regresar al punto donde la había
mal moderna de Freud. El capítulo “Es- se desprenden del tronco biográfico sala de urgencias. No tenía amigas. Era muy solicitada adquirido, para tomar nota de la fiesta
quizofrenia”, de E. W. Lazell, está sub- de Plath, el de los desaciertos y fallos Terminó su tesis –sobre el do- por los hombres y llevaba un intenso de lanzamiento. Esa tarde le escribe a
rayado y comentado, página a página. en la práctica profesional, es abulta- ble y su relación con la locura en programa de citas”. su madre: “Esta noche voy a una fies-
Las notas del 14 de julio de 1953, fue- do y controversial). Dostoievski– con dos meses de anti- La eficacia estadounidense, que lleva- ta para celebrar la publicación de una
ron las últimas por mucho tiempo (no En enero de 1954 los médicos apro- cipación. El 1 de abril de 1954 recibe ba en las venas, se manifestó de inme- nueva revista literaria que supone un
retomaría su diario hasta casi 30 meses baron el regreso de Plath a la univer- una carta de la Universidad de Co- diato: a los cinco días de haber llegado, brillante contraataque a las dos revis-
después, el 22 de noviembre de 1955). sidad, donde recibió una amplia com- lumbia otorgándole una beca para comenzó a enviar poemas y relatos a tas literarias muertas, irregulares, mal
En el último párrafo de la entrada de prensión de profesores y alumnas. una residencia de posgrado de dos las revistas literarias. Leía literatura escritas que hay aquí, que se basan en
ese día, es inequívoco el estado de su Mientras su fama de chica-genio se ex- años. La rechazó, quería irse a Ingla- inglesa de los siglos XVI, XVII y XVIII caprichos, en prejuicios y caprichos”.
desesperación: “Olvida los detalles, ol- tendía, la universidad la becó: querían terra. Son días de abundante cose- con desafuero. También teatro, de Es- Los testimonios coinciden: fue una
vida los problemas, echa abajo las pa- liberarla de la presión económica. Ha- cha: los premios literarios llegan uno quilo a Strindberg. Escribía relatos fiesta salvaje, de excesos alcohólicos.
redes que se interponen entre tú y el Sylvia Plath estaba muy borracha.
mundo”. Buscaba a Ted, al mejor poeta. Él la
Ese mismo día Aurelia Plath descu- había visto en las calles, muchas ve-
brió que su hija tenía cortes en las pier- ces, la rubia espigada vestida de rojo
nas. Ante la pregunta, Sylvia responde: o de amarillo. “Sylvia le pidió a Luke
“Solo quería ver si tenía agallas”. En el que le dijera quién era Ted Hughes.
dramatismo del intercambio que siguió Y de repente allí estaba él, mirándola
a continuación, le dijo a su madre: “¡Me directamente a los ojos. Ella comenzó
quiero morir! ¡Vamos a morir juntas!”. a citar su poema ‘Las novias de Fall-
El 15 de julio la llevan a la consulta grief’; gritaban por encima de la músi-
médica. El 16 comienza a trabajar co- ca, ‘como si estuvieran en medio de un
mo voluntaria en un hospital. El 21 vendaval’. En un borrador inédito de
asiste a la primera sesión con el psi- su poema ‘St. Botolph’s’, Hughes escri-
quiatra. El 29 de julio ocurrió lo que, bió que él y Plath se retiraron al cuar-
de inmediato, adquirió las proporcio- to de la caldera, más tranquilo, donde
nes de un trauma de extremas y du- guardaban las cajas de alcohol, ‘lejos
raderas consecuencias: le hicieron un de la chusma’ (…) Él le dijo que tenía
electroshock (práctica psiquiátrica co- ‘obligaciones’ en la habitación de al la-
mún en ese tiempo). “Como vuelvan a do: su novia del momento. Pero luego
hacerme esto, me suicidaré”. la besó y le agarró los pendientes y la
Los días que siguieron, Plath perma- cinta de pelo roja. Cuando intentó be-
neció recluida en su casa. El 22 de agos- sarla de nuevo, esta vez en el cuello,
to, sábado, fue a la playa y en la noche a ella le mordió la mejilla”. Hughes lle-
bailar. El 24 de agosto, Aurelia salió con varía la marca de los dientes de Plath
una amiga a ver un documental sobre en su cara a lo largo de un mes.
la coronación de la reina Isabel. En el
momento en que sus abuelos salieron TED HUGHES / ARCHIVO (Continúa en la página 4)
4 Papel Literario EL NACIONAL DOMINGO 26 DE NOVIEMBRE DE 2023

Sylvia Plath:
vida con
demonio
interior
(Viene de la página 3)

Sylvia Plath escribió en su diario:


“Entonces ocurrió lo peor, ese tipo
grande, moreno y macizo, el único
allí lo suficientemente grande para
mí, que andaba encorvado sobre las
mujeres, y por cuyo nombre yo había
estado preguntando desde que entré,
sin que nadie me contestara, se acercó
y me miró fijamente a los ojos, y re-
sultó ser Ted Hughes. Volví a poner-
me a hablar a gritos de sus poemas y
a citar la frase: ‘preciado diamante im-
posible de rayar’ y él me dijo a gritos,
colosal, con una voz que podía haber
salido de un polaco: ‘¿Te gusta?’, y me
ofreció un brandy, y yo grité que sí (…)
y yo iba dando pisotones en el suelo
y él también, y luego me estampó un
beso en la boca y me arrancó la cinta
del pelo (…) y mis pendientes de pla-
ta favoritos y ladró: ja, me lo quedo. Y SYLVIA PLATH Y TED HUGHES / ARCHIVO
cuando me besó en el cuello le di un
mordisco largo y fuerte en la mejilla, bió: “nos desvalijamos el uno al otro”. una plaza que la esperaba en Smith detestan. Ganaba premios, grababa tenía un magnetismo, una intuición
y cuando salimos de la habitación la Seis semanas después de haber ini- College. poemas para transmisiones radiales, casi animal. Lowell, pero sobre todo
sangre le corría por la cara”. ciado su relación, el 16 de junio, se se angustiaba por el tiempo que con- Sexton, influenciaron a Plath. “Plath
casaron. En Estados Unidos: de junio 1957 sumía la actividad docente, que no le se apropiaría de las cadencias y los
Hughes, un nuevo tiempo a junio de 1958 permitía escribir. La vida transcurre tropos judíos de Sexton para reforzar
Siguieron a continuación, varias se- Las realidades de la convivencia La alivió regresar a su país después de entre las exigencias del trabajo, el can- su propio poema de venganza y dolor,
manas de turbulencia interior: Plath 1956 marca el inicio, hasta su suicidio dos años. Estaba bajo el acecho de la sancio, las expectativas, la rivalidad y mientras que Sexton se basaría en la
seguía enamorada de Saasson, veía a en 1963, de un período en el que Syl- depresión. En la entrada del 1 de oc- el apoyo mutuo, la mutua admiración imaginería nazi de Plath en su obra
otros hombres, la figuración de Hu- via Plath escribió poemas extraordi- tubre de 1957, “Carta a un demonio”, y las tensiones. Un trabajo de 14 sema- posterior”.
ghes la perseguía. Hughes, por su par- narios, lo mejor de su obra. La luna Plath escribe: “Está ahí. Lo huelo y lo nas en la Universidad de Massachus- Ya habían tomado la decisión de vol-
te, le pidió a un amigo que investigara de miel los conduce a España: a Plath siento, pero no le daré mi nombre. Le sets para Hugues hizo que, al menos ver a Inglaterra a fin de año, cuando
dónde vivía Plath. El 29 de abril, Ted le horrorizó la precariedad de los lu- avergonzaré. Cuando diga: no vas a durante un corto tiempo, experimen- Hughes recibió, el 11 de abril, la noti-
Hughes y Sylvia Plath verbalizan su gares donde estuvieron. Experimenta- dormir, no eres capaz de dar clase, le taran la tranquilidad de tener ingre- cia de que había obtenido un premio
compromiso. El 7 de mayo, los hom- ba ciclos de entusiasmo y caída, fatiga daré un puñetazo en la nariz y segui- sos suficientes para vivir. También ga- Guggenheim: 5 mil dólares que cons-
bres desaparecen de la agenda y del y bloqueo. En una carta escribió: una ré a pesar de todo. Su mayor arma es naban dinero extra por la publicación tituían un verdadero alivio. El junio,
diario de Plath. Le cuenta a su ma- relación como la de ellos, “quizá trai- y ha sido la imagen de mí misma co- de sus poemas. Sin embargo, ambos un médico informó a Plath que no es-
dre: “Lo más desgarrador es que en ga una tragedia”. Plath pensaba que mo el éxito perfecto: en la escritura, resentían el trabajo a tiempo comple- taba ovulando. La idea de una vida sin
los últimos dos meses me he enamo- ambos serían famosos y fechaba la co- en la enseñanza y la vida. En cuanto to, que los separaba de la propia escri- hijos equivalía a una maldición. “Dios
rado terriblemente, lo que solo puede rrespondencia de ambos. huelo el no-éxito en forma de rechazo, tura. Hughes no se sentía bien. No ha- Santo. Esto es lo único a lo que no pue-
conducir a un gran dolor: he conoci- Hughes trabajaba para la BBC. A la una cara de perplejidad en clase cuan- bía encontrado en Estados Unidos lo do hacer frente. Es peor que una en-
do al hombre más fuerte del mundo, joven, cuya familia se había empobre- do no explico bien algo o una terrible que esperaba. Había decidido que vol- fermedad terrible”. Pronto, el que era
exalumno de Cambridge, poeta bri- cido tras la muerte del padre, le im- frialdad en las relaciones personales, verían a Inglaterra, al final del curso. un diagnóstico errado, cambió por la
llante cuya obra brillante adoraba portaba la estabilidad económica. A me acuso de ser hipócrita, de hacerme Plath vio un día a Hughes caminan- buena nueva que tanto anhelaba: esta-
antes de conocerlo, un Adán Corpu- veces era ella la que ganaba algo de pasar por alguien mejor de lo que soy, do al lado de una alumna. Se desató ba embarazada.
lento y lozano, mitad francés, mitad dinero, a veces él era el afortunado. y de ser, en el fondo, pésima”. una crisis que avanzó hacia la agre- El 11 de julio iniciaron un largo via-
irlandés, con una voz como el trueno Se repartían las tareas y los horarios La actividad docente de la señora sión física: “De vuelta a Elm Street je por carretera, con paradas, acam-
de Dios; cantante, narrador, león y de escritura: vivían en un lugar muy Hughes –así la llamaban– transcu- se pelearon: le dejó a Ted marcas de padas, inmersiones en la naturaleza
viajero del mundo y vagabundo que pequeño. Los celos, por el pasado del rría a su aire: un programa basado en uñas ensangrentadas en las mejillas –bosques, planicies, playas, riberas,
nunca se detendrá. Los momentos en otro, irrumpían cada tanto. Ambos en- autores y temas de su gusto. Las opi- y se torció el pulgar. En su diario ha- lagos y enormes descampados. El 9
que estoy con él son un horror porque tendían las tensiones en juego: la ri- niones estaban divididas: Plath tenía bla de mordiscos y gruñidos. Algunos de septiembre, llegaron a Yaddo, la fa-
soy muy fuerte, creativa y feliz, y su validad podría emerger en cualquier afectas y alumnas que le temen y la han supuesto, a partir de esta entrada, mosa colonia de artistas, fundada en
propio poder, brillantez, salud infini- momento. Plath escribe en su diario que Hughes la golpeó, pero la sintaxis 1900. En los casi tres meses que duró
ta y voluntad de hierro para vencer al frases que hacen pensar en una per- de Plath es ambigua”. la estadía, Plath no solo osciló entre
mundo son las razones por las que lo sona casi intoxicada. En uno de sus rachas de miedo y entusiasmo por su
amo y nunca podré hacer más, porque relatos más famosos, “La caja de los Robert Lowell & Co. embarazo, también escribió 3 relatos
se irá a España y luego a Australia y deseos”, finalizado en el otoño de 1956 En septiembre de 1958 se mudan a y 11 poemas.
nunca dejará de conquistar personas –al regresar de España–, narra el sui- Boston. En el ánimo de cada uno, la
y recitar poemas”. cidio de una esposa, abrumada por la depresión camina con sus pasos silen- De regreso a Inglaterra
A partir de la página 453, y a lo largo brillantez del marido. A partir de la ciosos. Las noches son de turbulenta En diciembre de 1959 están de vuelta.
de las casi 600 páginas siguientes, Co- En febrero de 1957, un jurado inte- sexualidad, los días de silenciosa con-
meta rojo es también, en alguna me- grado por W.H. Auden, Stephen Spen-
página 453, y a centración, sonatas de Beethoven y un
Sin dinero. Buscan un lugar para vi-
vir. Sylvia se prepara para el parto. El
dida, una biografía de Ted Hugues,
lector voraz de Shakespeare, que re-
der y Marianne Moore, premió a Hu-
ghes por El halcón bajo la lluvia, su
lo largo de las aire de melancolía. Plath no soporta
ese transcurrir sin rutinas. Primero
1 de febrero se mudan. Reciben ayu-
da de Aurelia Plath, la señora Prouty
citaba de memoria páginas y páginas primer libro. Fue publicado en Lon- casi 600 páginas se empleó como secretaria en una clí- y de algunos amigos. Hughes temía a
de Shelley, Yeats, Kipling y Eliot –sin dres y New York. En una carta Hu- nica psiquiátrica y, a las semanas, co- los múltiples cambios que traería la
error alguno–; que había hecho el ser- ghes escribía: “El matrimonio es mi siguientes, Cometa mo secretaria en un departamento de llegada del bebé. El 1 de abril de 1960
vicio militar y había trabajado como
guardia de seguridad en una fábrica
medio. También mi suerte se nutre de
él, y mis producciones. No tienes idea
rojo es también, en Harvard. Sentía que ambos vivían sin
rumbo.
nació Frieda Rebecca. Plath elaboraba
la ropa de su hija. Vivían frugalmente.
y como lavaplatos en un zoo, desem-
peños en los que se entregaba a los li-
de la vida tan feliz que llevamos Sylvia
y yo”. Una vez que Sylvia se graduó –
alguna medida, una Justo por esos días, Boston se ha eri-
gido en un “epicentro” creativo. Ro-
En sus cartas y diarios resalta el júbi-
lo de la madre: júbilo que no alcanzó
bros; un hombre que había decidido magna cum laude–, la pareja viajó a biografía de Ted bert Lowell ocupa un lugar capitular. a su poesía, en la que eran patentes
ser poeta sin quejarse; capaz de vivir Estados Unidos: no tenían dinero, Hu- En la ciudad viven Anne Sexton, Ma- las imágenes cargadas de pesadum-
con lo mínimo (de hecho, vivía en la ghes no tenía trabajo, pero ella tenía Hugues” xine Kumin, Adrienne Rich, Stanley bre. En una época donde los padres
pobreza); hostil a cualquier forma de Kunitz, Elizabeth Hardwick, George permanecían ajenos, Hughes cuida-
ostentación, ajeno a las modas; un Starbuck, Sam Alpert, Richard Wil- ba a su niña, mientras Plath escribía.
erudito que apenas levantaba la ca- bur y John Holmes. Pronto se relacio- Tenían algunos amigos, casi todos es-
beza; un hombre que llevaba consi- nan con ese mundo. En el primer con- critores. En la primavera entablaron
go matices de crueldad, una especie tacto, es solo “la esposa de Hughes”. amistad con Al Alvarez, el poderoso
de energía animal; dotado de “una No tarda en adquirir el perfil de la crítico de poesía de The Observer. Ce-
inmensa capacidad para mantener poeta, intelectual erudita, asombro- naban con Eliot (la más alta referen-
la calma. Era inmensamente inteli- samente culta. Se reúnen con Lowell, cia literaria de Hughes) y con Spen-
gente, un hombre que pensaba por sí Robert Frost y Elizabeth Hardwick. cer. Hughes pasaba por un momento
mismo”. Como Plath, despreciaba a Lowell avanzaba en la escritura de su de auge y reconocimiento, grababan
los críticos. Y que, antes de conocerla, innovador Estudios al natural –donde sus poemas, le entrevistaban, era ob-
había escrito “El pensamiento zorro”, narra sus episodios maníacos, la de- jeto de atenciones.
uno de sus poemas fundamentales. presión, las hospitalizaciones y más. En octubre se publicó un pequeño ti-
Los primeros tiempos están marca- Plath se inscribe como oyente en el raje de El coloso –libro de Plath– que
dos por la impaciencia del reencuen- seminario de escritura creativa que a posteriori, fue leído como un gran
tro, el enamoramiento como causa Lowell dictaba en la Universidad de paso de aproximación a la estética de
estética, un erotismo cargado de vio- Boston. Con frecuencia resulta ame- Ariel, su libro fundamental. Alvarez
lencia. Leen, hacen excursiones, Plath nazante para sus compañeros. “Era escribió: “La mayoría de sus poemas
estudia y, simultáneamente, amplifi- precisa, analítica y (…) devastadora”. se apoyan en una masa de experien-
ca su visión hacia autores europeos de Su presencia contrastaba con la de cia que no sale a la luz (…) Esta es una
lengua inglesa. Durante ese semestre Anne Sexton, quien entonces escribía sensación de amenaza, como si estu-
estudia 50 tragedias –una cada tres su libro Al manicomio y casi de vuel- viera constantemente amenazada por
días. De inmediato, inicia su campaña ta –en él se explaya sobre su adicción algo que solo pudiera ver con el rabi-
promocional de Hughes: se convierte al suicidio, que finalmente lograría llo del ojo, es lo que da distinción a su
en su agente. Envía sus poemas a dia- en 1974, luego de doce intentos. Sex- obra”.
rios y revistas en Estados Unidos. Se ton pertenecía a las antípodas: no era
influenciaban. Se critican. Ella escri- TED HUGHES Y SYLVIA PLATH / ARCHIVO intelectual ni lectora, pero su poesía (Continúa en la página 5)
5 Papel Literario EL NACIONAL DOMINGO 26 DE NOVIEMBRE DE 2023

Sylvia Plath:
nombre de Ariel, y que la elevarían día peso: diez kilos durante el verano.
como una de las voces fundamenta- Hughes visitaba a sus hijos cada se-
les de la poesía en inglés del siglo XX. mana. En aquellos días escribió: “Se
vida con Hugues vio, con total claridad, lo
que aquellos poemas llevaban en su
ha convertido en un muñeco de sas-
tre para mí”. No había espacio para el

demonio interior: “En su obra reinventó a he-


roínas clásicas como Clitemnestra,
perdón. No podía sacarse de encima
la figura de Assia Wevill.

interior Antígona y Medea. Desafió tabúes


más profundos que Lowell y Sexton,
matando a padres, madres, hijos y a
Buscaba trabajo, al tiempo que los
reveses, las hostilidades de los coti-
diano aparecían durante el que fue
sí misma en poemas sobre la aniqui- un durísimo invierno. Otra vez fal-
(Viene de la página 4) lación, la huida y la trascendencia. taba el dinero, las tuberías de la vie-
Estos poemas furiosos, urgentes y a ja casona se habían congelado, Plath
En diciembre (1960) llegó la noticia veces temerarios desafiaban la mé- se sentía como una madre sola y em-
del segundo embarazo. Previo al úl- trica formal, pero sus estrofas eran pobrecida. Veía a su siquiatra a me-
timo día del año, Plath y la herma- simétricas y rítmicas. Esta poesía se nudo. A mediados de enero, en una
na mayor de Hughes tuvieron una desviaba en una nueva dirección, al carta a su madre, hace un pesimista
agria pelea que nunca tendría repa- igual que la vida de Plath”. boceto de sus perspectivas. Vivía de
ro, y que se prolongaría más allá de la Muchos de sus poemas enfrentan a los cheques que le enviaban Aurelia
muerte de Plath, toda vez que Olwyn la obra de Hughes: son contestacio- Plath y la señora Prouty, lo que acica-
Hughes fue, por cuatro décadas, la nes, poemas de firme voz alta, que teaba su orgullo. El 23 de enero reci-
agente que controló los derechos de rompen ciertos límites de la conten- bió la noticia de que La campana de
su obra. ción y que cuestionan, como sofisti- cristal, firmada por Victoria Lucas,
El 6 de febrero abortó. Más adelante, cadas proclamas, formas predomi- había comenzado a circular.
Plath contaría, en una versión hecha nantes de la cultura. Aunque son Los hechos se habían concatenado
de medias verdades, que Hughes la numerosos los poemas concebidos para colocarla en un punto de enre-
había golpeado el 4 de febrero. Lo que bajo un espíritu de venganza o de vesadas dificultades. No quería vivir
ocurrió deriva de un ataque de celos confrontación, son potentes poemas en la misma ciudad que Hughes y We-
de Plath –infundado, según amigos “representativos de una nueva épica vill. No quería volver a Estados Uni-
de la pareja–, quien rompió escritos literaria y vital”, tal como se lee en dos, sin una idea de cómo empezar
y notas, lo que desató una confronta- la fuerza conmovedora de “Un rega- una nueva vida, pero con la respon-
ción física en la que recibió una bo- lo de cumpleaños”, “El pretendiente”, sabilidad de dos hijos. Tampoco vol-
fetada, con la secuela de un moretón “Yendo allí”, “40 de fiebre”, “Ariel”, ver a casa de su madre, lo que repre-
que se hizo al caer. Al contar el episo- “Amapolas en octubre”, “Lady Láza- sentaba una especie de derrota vital.
dio a su siquiatra –en una carta–, la ro”, “Papi” y “Carta de noviembre”, En Londres estaba aislada y se sentía
versión de los hechos es un tanto dis- entre otros. Esta es una poesía que se denigrada: no tenía el capital social
tinta. Lo que sí parece tener un eco de planta ante el mundo y se agita ante que había tenido en su país. Una car-
mayor alcance, está comprimido en el dolor humano, en un trazo que va ta-confesión, fechada el 22 de enero,
una frase: “ahora siento que el papel de lo íntimo a Hiroshima y los cam- alarmó a la señora Prouty: “Frieda
de padre le aterroriza”. Más adelan- pos de concentración del nazismo. me pone muy triste. Ted viene una
te, añadía que ella y Hughes habían Cuando Al Alvarez leyó estos poemas vez a la semana para verla, se afe-
pasado juntos, “seis años maravillo- rrada en el campo”. Escribía, recibía hacia Assia, quien había sufrido va- dijo: debería ganar el Pulitzer (lo que rra cariñosamente a él, y luego gri-
sos pero tormentosos”. La recapitu- alguna buena noticia –una beca, por rios abortos: “Estoy llena de bebés, ocurrió de forma póstuma). Hughes ta ‘papá, ven pronto’ durante el resto
lación de estos y otros hechos, piezas ejemplo–, su embarazo progresaba rebosante de leche”, “Tu llevas siete le escribió a Edward Lucie-Smith, de la semana, despertándose por la
del capítulo “erótica de la violencia”, hasta que, el 17 de enero de 1962, na- pequeños cadáveres en el bolso”. poeta y crítico de arte: “deberías leer noche, triste y obsesionada con él. Es
que se manifestó desde el momento ció Nicholas Farrar Hughes. Sylvia En medio de la debacle, Plath inten- los poemas, son extraordinarios, de como una especie de espejo, comple-
en que ella le mordió la mejilla –la no- se abocó al cuidado de los hijos, las tó salvar el matrimonio. A pesar de una mujer en llamas”. En su ensayo tamente inocente, de mi propia sen-
che que se conocieron–, podría haber tareas domésticas, la jardinería y las todo, intentaba conservar su lucidez. “Morir es un arte”, George Steiner di- sación de pérdida”. Mientras, seguía
cruzado un delicado umbral en febre- reformas de la casa. Además, leía y Entendía que debía lograr una situa- jo de uno de los poemas del libro (“Pa- escribiendo.
ro de 1961, cuando Hughes encontró recibía a los visitantes. ción de independencia, pero sufría: pi”), que era “el Guernica de la poesía
a Plath rompiendo sus manuscritos. Hughes, al contrario, estaba des- “Estoy ensangrentada, en carne vi- moderna”. Capítulo final
Se trata, como es obvio, de un ámbito bordado. En una carta a su herma- va, con los nervios a flor de piel, por- El 5 de febrero escribió su último
complejo e incierto. Frieda Hughes – na, confesaba: “Algo empezó a pa- que he pasado seis años tormentosos La casa Yeats poema, “Límite”. Dicen sus primeros
hija de ambos– ha señalado que nun- sarme en abril, más o menos, y desde pero maravillosos, trayendo a ambos, Hiperactiva e irritable, a comienzos ocho versos: “La mujer se ha perfec-
ca sabremos exactamente lo que ocu- entonces este matrimonio, la casa, de la nada, libros, fama, dinero, bebés de diciembre de 1962, Plath se muda a cionado. / Su cuerpo // Muerto luce
rrió. “Sea lo que sea que pasó entre Sylvia, etcétera, me han parecido un encantadores, amor maravilloso, pe- Londres. Encontró disponible la casa la sonrisa del acabamiento, / La ilu-
Sylvia y Ted ese día, fue lo suficiente- callejón sin salida”. A mitad de año ro ahora veo que el hombre que amé donde vivió Yeats y la rentó: aquello sión de un anhelo griego // Fluye por
mente inusual como para que ambos pasaba por un bloqueo creativo. El como padre y esposo está simplemen- podría ser un buen augurio. Hablaba las volutas de su toga, / Sus pies //
poetas lo señalaran”. Reconciliados, aislamiento que había ansiado, no te muerto”. de forma arrolladora, fumaba, toma- Descalzos parecen decir: / Hasta aquí
Sylvia Plath volvió a embarazarse. funcionaba. Fue en aquella circuns- ba anfetaminas, peleaba con su ma- hemos llegado, se acabó (…)”.
tancia en la que Hughes se enamoró Ariel: el estallido poético dre –que había estado de visita entre El 6 de febrero se encuentra con Hu-
El primer sonido de la campana de Assia Wevill, “la mujer más bella “Durante el mes de octubre (1962), junio y agosto, en medio de la frac- ghes. Él escribe en su diario: “Estaba
Durante una hospitalización para de Londres”, la musa trágica y fatal Plath escribió casi un poema al día, tura del matrimonio. Se hundía, per- muy alterada, pero no más que mil
someterse a una apendicectomía, ha- –había sufrido numerosos abortos una de las efusiones literarias más veces antes. No dejaba de preguntar-
bría concebido La campana de cristal. e intentos de suicidio– que también extraordinarias del siglo XX. En me si tenía fe en ella, lo cual me pare-
Decía: tras una década con la idea, se terminaría suicidándose en 1969, pe- cuatro semanas escribió casi tantos cía algo nuevo y extraño”.
había roto el dique y se había puesto ro en este caso, matando también a poemas como los que había escrito El 7 de febrero, el doctor Horder la
a escribir, en los días de la primera Shura Hughes, la hija que tuvo con en 1960 y 1961. Estos poemas fueron encuentra en estado grave. Le dijo:
semana de abril. Su entusiasmo era Ted Hughes. los que, como ella predijo, le harían tienes que ingresar al hospital de in-
evidente: en agosto la había termina- Hughes y Plath invitaron a los We- famosa. Llenó estos poemas de imá- mediato. Ella no quería. Pesaba el re-
do. “Plath apenas hablaba de la nove- vil a visitarles un fin de semana de genes de torturas, asesinatos, geno- cuerdo insoportable del electroshock.
la en las cartas a su madre. Sabía la
devastación que causaría, pero siguió
mayo. Hay testimonios –incluso una
sugerencia en un poema del propio
cidio, guerra, suicidio, enfermedad,
venganza y furia, pero también de
En su obra Esa tarde llama a Jillian Becker, su
amiga, para ir a su casa con los niños
adelante”.
La novela, proyectada desde lo
Hughes– que sostienen que Assia
Wevill tenía un plan. Plath entendió
primavera, renacimiento y triunfo.
Su uso del lenguaje conmocionaba y
reinventó (“¿Puedo ir de inmediato?”). Y allí se
refugió los siguientes tres días.
autobiográfico –basada en hechos lo que estaba ocurriendo. A partir de sobresaltaba, pero su camino estaba a heroínas El domingo 10 anunció a Becker que
inequívocos de la biografía de Pla- entonces se desataron los hechos que bien marcado. Para Plath, como pa-
th–, provocaría un terremoto, cuyas conducirían al rompimiento del ma- ra Yeats y Dante, el fuego del infier- clásicas como volvería a su casa ese día. “Tengo que
volver. Tengo que ordenar la ropa. Y
repercusiones aún se mantienen. Fue
publicada, con el seudónimo de Vic-
trimonio. Una llamada telefónica los
precipitó. Plath encontró poemas de
no era purificador”. Se trata del con-
junto de los poemas que, en 1965, dos
Clitemnestra, estoy esperando a una enfermera (…)
Parecía vigorizada, algo eufórica, co-
toria Lucas, un mes antes del suici- Hugues dirigidos a su nueva musa, y años después de la muerte de Plath, Antígona y Medea” mo pocas veces, si es que alguna vez
dio. En un plano inmediato, causó un escribió poemas de profundo desdén Hughes editaría y publicaría con el la había visto antes así”. No contó
dolor a la familia y los amigos más que el médico le había notificado que
cercanos, por el modo en que fueron tenía una cama lista para su hospi-
retratados. Ocho años después de su talización y que debía ingresar el lu-
muerte, cuando la novela apareció nes 11.
finalmente firmada por Sylvia Pla-
th, causaría una demanda por difa- “Sobre las siete de la mañana, el lu-
mación en contra de los bienes de nes 11 de febrero, Sylvia puso pan,
la familia. En un radio más amplio, mantequilla y dos biberones de le-
ocurrió que la novela ha sido leída –y che en la habitación de los niños.
eso no ha cambiado– como una espe- Abrió las ventanas, los cubrió con
cie de autobiografía, documento tes- mantas extras, salió de la habita-
timonial, cuya legitimidad sobrepasa ción y pegó con cinta adhesiva los
la de otras fuentes y puntos de vista. bordes exteriores de la puerta (…)
Es en aquel mundo de vaivenes y de En un trozo de papel pequeño y
expectativas distintas de la vida, de rasgado, con letras mayúsculas en
necesidades económicas y de un ma- grande, escribió su última nota que
trimonio que ya acusaba algún des- estaba en líneas inclinadas: POR FA-
gaste, cuando Plath y Hughes decidie- VOR, LLAME AL DR. HORDER A
ron subalquilar el piso de Londres a PRI 3804 (…) Sylvia Plath apoyó sus
la pareja de David y Assia Wevill, y últimas palabras en la silla del bebé
mudarse a una casa en Devon, don- en la entrada del piso. En la cocina,
de cada uno dispondría de una habi- tapó las rendijas de la puerta y la
tación de trabajo. Dada a confiar en ventana con paños de cocina y tra-
sus intuiciones, Plath escribió sobre pos, y se encerró en ella. Abrió los
Assia Wevill: “la conozco, es mi alter grifos de gas, se tumbó en el suelo y
ego”. apoyó la cabeza en un paño doblado
sobre la puerta del horno”.
Inicio de la caída
No tardarían en sentir que la mudan- -Cometa rojo. Arte incandescente y vida
za a esa casa había sido un error. En fugaz de Sylvia Plath. Heather Clark. Tra-
Devon eran unos desconocidos, no ducción: Gudrum Palomino y Julia Viejo.
tenían amigos. Plath escribió: “Ente- SYLVIA PLATH / ARCHIVO Bamba Editorial. España, 2023.
6 Papel Literario EL NACIONAL DOMINGO 26 DE NOVIEMBRE DE 2023

La entrada del DIARIO >> SILVIA PLATH (1932-1963)


diario que aquí se
reproduce fue escrita
al día de la siguiente
de la fiesta en que
Sylvia Plath conoció
a Ted Hughes

SILVIA PLATH

D
omingo, 26 de febrero. Una
nota breve después de una
larga orgía. La mañana gris,
completamente sobria, me
observa con sus puritanos ojos de
una blancura gélida. Anoche me em-
borraché de lo lindo y ahora estoy ti-
rada, después de dormir seis horas
tan plácidamente como un bebé; Ra-
cine está todavía por leer y yo ni si-
quiera tengo fuerzas para teclear en
la máquina. Creo que tengo delirium

Domingo 26 de febrero de 1956


tremens o algo así.
Hamish vino en taxi y luego estu-
vimos un buen rato, soporífero, en la
barra del Miller con un tipo que se
llamaba Meeson, desagradable, cha-
parro, que sonreía mostrando unos
dientes torcidos, intentaba ser de una Luego ocurrió lo peor, cuando el pensé en la descripción de la terapia demonios, y yo bien merezco que me las manos, tuve que subirme la falda
brillantez demoledora y no paraba de tipo altísimo, moreno y atractivo, el de choque: el sueño mortal de la locu- defiendan porque según me dijo estu- hasta los muslos y de pronto estaba al
hacer comentarios demoledores acer- único con un buen tamaño para mí, ra y el desayuno que no llega, los pe- ve encantadora con él. otro lado. “Los estigmas”, dije, mien-
ca de nada. Hamish: la piel clara, son- que había estado rondando a varias queños detalles, el recuerdo de la te- Nos marchamos cuando el rubio en- tras observaba petrificada mis manos
rosada, y los ojos de un azul muy cla- mujeres y cuyo nombre yo había esta- rapia de choque que no funcionó, los traba y Oswald decía, con un cáustico insensibles y destrozadas, que debe-
ro. Yo me fui tomando uno detrás de do preguntando pero nadie supo de- electrochoques y el inevitable viaje a sarcasmo, algo como “cuéntanos eso rían haber sangrado, pero no sangra-
otro mis Whisky Mac de un color do- cirme, se acercó y me miró a los ojos. la sala subterránea, el despertar en de las estructuras óseas”. En la últi- ban. Había cruzado la verja gracias
rado rojizo y una hora después, pa- Resultó que era Ted Hughes. Yo vol- un mundo nuevo, sin nombre, volver ma fiesta en Saint John perdí el guan- a un acto sublime de embriaguez y
ra cuando nos marchamos, ya sentía ví a ponerme a hablar a gritos de sus a nacer, pero ya no de una mujer. te rojo y anoche perdí el pañuelo ro- de fe. ¡Y luego fuimos a la habitación
esa fuerza cenagosa que la hace a una poemas y a citarlo: “preciado y duro No volveré a verlo nunca y los trai- jo que adoraba con auténtica (y roja) de Hamish, y nos echamos en el sue-
moverse en el aire como si nadara, diamante” y él me respondió también cioneros obstáculos del día se amon- pasión. De algún modo, estas noches lo junto al fuego y yo me sentía tan
con fingida dignidad. a gritos, colosal, con una voz digna de tonan como las picas de la verja de de desmadre me producen un fervo- condenadamente agradecida de sen-
Falcon’s Yard: el ritmo sincopado de un polaco, preguntándome: “¿Te ha entrada del Queens anoche. En cual- roso deseo monjil de escribir y en- tir su peso sobre mi cuerpo y sus la-
un piano en el piso de arriba... !todo gustado?”, y me ofreció brandy; yo le quier caso, jamás podría acostarme claustrarme. Debería enclaustrarme. bios tan agradables! Y le rogué que
tan bohemio! Estaba lleno de chicos contesté que sí y nos fuimos a la ha- con él, porque todos sus amigos ínti- No quiero ver a nadie, porque no hay me regañara, pero él se limitó a de-
con suéter de cuello alto y de chicas bitación de al lado. En el camino nos mos están en Cambridge y se reirían, nadie como Ted Hughes y nunca un cir que yo no era una furcia ni una
con sombra de ojos azul, o vestidas de cruzamos con Bert, que miraba como comentarían, y yo terminaría conver- hombre me había puesto en eviden- zorra como pretendía, sino solo una
negro, elegantísimas. Estaba Derek, si ya hubiera traído al mundo al me- tida en la más puta del mundo, igual cia de ese modo. Según Hamish son tonta y que yo le gustaba más o me-
con su guitarra y todo, y Bert, con la nos a nueve o diez criaturas, y un mi- que la ramera del Roget. No volveré a unos farsantes: “Es el rey del came- nos, y que cuándo aprendería la lec-
mirada achispada y satisfecho como nuto después oí el golpe de la puerta verlo nunca, jamás me buscará. Dijo lo en Cambridge”. ¿Debería escribir ción. ¿Cuándo? ¿Cuándo? De pronto
si acabara de traer al mundo a cinco al cerrarse, y él ya estaba sirviendo mi nombre, Sylvia, y sentí su mirada y ser diferente? Siempre me aferro eran las dos y media de la madruga-
criaturas. Después de decir algo ob- brandy en un vaso y yo vertiéndolo perturbadora clavada en mis ojos: me a la escritura, la agarro con fuerza, da y aunque yo no quería de ninguna
vio sobre la borrachera que llevaba más o menos en el lugar donde se ha- gustaría volver a verlo tan solo para la defiendo tenazmente del flujo, de manera saltarme el reglamento de la
encima, declaró a voz en cuello que llaba mi boca la última vez que tuve probar una cosa: mi fuerza contra la la indiferencia de los rostros. Dijo mi residencia lo había hecho. Consegui-
Luke era satánico, como demostra- conciencia de ella. suya. Pero él nunca vendrá, y el joven nombre, Sylvia, y de un soplo barrió mos bajar las escaleras con la ayuda
ban los poemas suyos que aparecían Hablamos de la reseña que me ha- rubio, natural, petulante y atractivo, el desierto que ocultan mis ojos, que de dos cerillas. Hamish salió primero,
en St. Botolph’s Review. El satánico bía hecho Dan a gritos, como si estu- mira –¿con lástima y desprecio, o solo ocultan sus ojos, y sus poemas son in- una solitaria figura oscura recortada
Luke estaba completamente borra- viéramos en medio de un vendaval. Él es una proyección tuya?– a esta furcia teligentes, terribles y maravillosos. contra la turbia nieve pálida en el pa-
cho y su rostro pálido mostraba una decía que Dan ya debía de haber sabi- borracha y amorfa. En fin, a Hamish y a mí nos costó tio semicircular donde reinaba un si-
estúpida sonrisa satánica; iba des- do que yo era guapa y que no habría Sin embargo, Hamish fue muy ama- un rato increíblemente largo hacer lencio sepulcral.
peinado, llevaba las patillas largas escrito esas cosas si fuera una tullida, ble, y habría estado dispuesto a pe- el camino por las calles húmedas Cuando me hizo señas avancé por el
y oscuras, pantalones anchos a cua- y yo protesté con una larga parrafada lear por mí. Para él fue un acto glo- a la luz de la luna y todo estaba di- sendero a través del manto de nieve,
dros blancos y negros, y una chaque- en la que las palabras “acostarse con rioso apartarme de todos aquellos fuso tras la gasa teatral de la niebla oyendo el crujido seco de mis pasos;
ta igualmente ancha. Le hablaba con el editor” se repetían con inquietan- cuando de pronto emergieron confu- luego crucé el campo nevado para al-
su característica jerga lenta e incom- te frecuencia, lo que dejaba claro que samente unos chicos con traje negro. canzarlo, temiendo el súbito destello
prensible a una chica vestida de ver- yo me había tomado el asunto de un Nos ocultamos detrás de un coche y de una linterna, el grito de “¡Oiga, us-
de, con los ojos y el pelo negros, que modo completamente personal. Re- él dijo: “Los prefectos de la residencia ted! ¡Deténgase!”, y la detonación de
se parecía bastante a un elfo, a la que calqué mis últimas palabras con un han salido a buscarme” y yo seguí di- las pistolas. Pero reinaba un silencio
se había puesto a perseguir por todas taconazo en el suelo y él me dijo que ciendo sandeces sobre lo unidas que sepulcral, tenía los zapatos cubiertos
partes cuando terminaron de bailar. en la habitación de al lado lo espera- están siempre la fe y la suerte, por- de nieve y no sentía nada. Salimos
Dan Huws estaba muy pálido, terri- ban, y que estaba trabajando en Lon- que cuando crees en algo puedes an- pasando a través de un agujero en el
blemente pálido y pecoso, y final- dres, que ganaba diez libras a la se- dar sobre las aguas. Al fin, después de seto de boj y Hamish probó si el hielo
mente tuve ocasión de presentarme mana y que en breve ganaría doce, y Era el único recorrer muchas calles extrañas que del río resistía; dijo que el portero so-
soltándole la frase inmortal que me
acompaña desde que leí la reseña que
yo daba taconazos y él también, y en-
tonces me estampó un sonoro beso en
hombre en ese yo no reconocía, puesto que estaba
en las tierras inmensamente remotas
lía quebrarlo, pero que ahora estaba
firme y aguantaría, así que cruzamos
me hizo, tan inteligente y madura co- la boca y me arranco el pañuelo que lugar que estaba del whisky y la sidra, empecé a lla- sin contratiempos y fuimos caminan-
mo sesgada: “¿Esta es tu mejor o tu llevaba en el cabello, el precioso pa- mar Ted a las farolas y a regañar pa- do hasta mi residencia. Oí los relojes
peor cara?”. Me pareció que todavía ñuelo rojo desgastado por el sol que a la altura de ra mis adentros, e incluso en voz alta, dar las tres en medio del silencio se-
era demasiado joven siquiera para
ser retorcido. Luego Minton, tan ba-
me encantaba y que es irremplazable,
y mis pendientes de plata favoritos:
sus poemas: a Hamish por haberme sacado sana y
salva. Cuando llegamos a la verja del
pulcral: todos dormían, y no sé cómo
subí las escaleras ni cómo conseguí
jito e insignificante que casi hay que “!Ah, me lo quedo!”, aulló. Y cuando enorme, con un Queens yo solo quería echarme en el meterme en la cama después de to-
ponerse en cuclillas para hablar con me besó el cuello yo le mordí la meji- suelo para dormir como una niña y marme un vaso de leche caliente.
él, y Weissbort, también bajito y con lla un buen rato, muy fuerte, y cuan- lenguaje vigoroso susurraba: “Paz, paz”... Cinco chicos, Y ahora ya es el día siguiente, solo
el pelo muy rizado, y Ross, inmacu-
lado y moreno. Todos bastante oscu-
do salimos de la habitación la sangre
le corría por el pómulo. Su verso, “Yo
y dinámico; sus cinco críos desarrollados, se acerca-
ron y me rodearon mientras me pre-
he dormido seis horas, estoy agota-
da, esperando a que lleguen mañana
ros, en fin. he sido, yo”, cuánta violencia, ahora poemas son fuertes guntaban amablemente: “Qué ha- y pasado mañana para recuperarme.
Para entonces yo ya había vertido entiendo por qué a las mujeres les ces aquí? ¿Estás bien? Caramba, qué Hoy tengo que escribir el trabajo so-
parte de una copa en mi boca y otra vuelven locas los artistas. Era el úni- e impetuosos como bien hueles, qué perfume, ¿podemos bre Racine e ir a la cena con Mallory
parte entre mis manos y el suelo. El
jazz empezaba a hacer mella en mí,
co hombre en ese lugar que estaba a
la altura de sus poemas: enorme, con
un viento intenso” besarte?”, y yo simplemente seguía
inmóvil, pegada a la verja de hierro,
(¿sobreviviré?), y mañana tengo que
ponerme sin falta con Ronsard.
así que me puse a bailar con Luke y a un lenguaje vigoroso y dinámico; sus sonriendo como un cordero degolla- Tal vez en la cena se reirán de mí.
hablarle a gritos de sus poemas mien- poemas son fuertes e impetuosos co- do y musitando: “Mis queridas cria- En fin, no es que ellos no tengan na-
tras él se limitaba a sonreírme y a mi- mo un viento intenso golpeando una turas, criaturitas”., y de pronto Ha- da de qué arrepentirse, aun siendo
rarme con la clásica distancia del cre- viga de acero. Y yo gritaba adentros mish estaba entre ellos, treparon y hombres. Pero yo estaré sobria, ah,
tino satánico. Entonces me di cuenta mis adentros, pensando “¡Ah, me en- cruzaron el puente de madera que sí, estaré sobria todo el tiempo. ¿Por
de mi error: de que había cruzado el tregaría a ti forcejeando, resistiéndo- Newton construyó un día sin utilizar qué no volveré a verlo? Pero no vol-
río solo para ir a estrellarme contra me!”. Es el único hombre en mi vida tornillos. veré a verlo. Sueño con dejarme caer
los árboles. Luke había escrito esos que podría borrar a Richard. Hamish me ayudó a trepar y tuve en Londres como un vendaval. Pero
poemas maravillosos pero eso no le Y ahora estoy aquí, tímida y cansa- que intentar evitar las picas a pesar quiero conocerlo sobrio, quiero escri-
impedía ir haciendo el patán por ahí. da, vestida de marrón, y me duele un de llevar una falda de tubo, que ter- birle con esa peculiar mezcla de disci-
Yo misma estaba haciendo la imbécil, poco el corazón. Pero tengo que se- minó rasgándose. También me ara- plina y de ardor. Así que más vale que
“lloriqueando, divagando”, y ni siquie- guir adelante, tengo que escribir una ñé las manos, pero no sentí nada, y me calle, que hoy y mañana duerma
ra tenía la excusa de haber escrito na- descripción detallada de la terapia desde la gran distancia a la que me un poco y luego le escriba.
da parecido. Supongo que si eres ca- de choque, fiel, concisa, sin asomo de encontraba pensé que por fin podría
paz de escribir sextinas cuya forma va sentimentalismo, y cuando termine echarme en un lecho de pinchos sin *Fragmento tomado de Diarios completos.
haciendo saltar por los aires, verso a se la mandaré a David Ross. No hay notarlo, como los faquires, o como Editora: Karen V. Kukil. Editor de la edición
verso, toda regla establecida, te pue- prisa, porque ahora mismo estoy de- Celia Copplestone, crucificada, cerca en español: Juan Antonio Montiel. Traduc-
des permitir ser satánico, o ser un cre- masiado ansiosa por vengarme. Pero de un hormiguero, por fin paz, y las ción: Elisenda Julibert. Editorial Alba. Es-
tino y sonreír como un Belcebú. iré acumulando estos textos. Anoche puntas de hierro se me clavaron en paña, 2016.
7 Papel Literario EL NACIONAL DOMINGO 26 DE NOVIEMBRE DE 2023

HOMENAJE >> CUATRO TRADUCCIONES DISTINTAS DE UN POEMA DE SYLVIA PLATH

“Daddy” “Daddy”
POR MARÍA CECILIA PERNA TRADUCIDO POR RAMÓN BUENAVENTURA

Papi
No das más, no das más Papaíto
Nada más, zapato negro
Donde viví como un pie No me sirves, no me sirves,
Treinta años, pobre y blanca, ya no me sirves, zapato negro,
Apenas animarse a respirar o Atchú en el cual he vivido como un pie
durante treinta años, pobre y blanca,
Papi, he tenido que matarte. sin atreverme apenas a respirar o a hacer achís.
Te moriste antes de que tuviera tiempo –
Mármol pesado, una bolsa llena de Dios, Papaíto: he tenido que matarte.
Terrible estatua con un dedo del pie gris Te moriste antes de que me diera tiempo...
Grande como una foca de Frisco Pesado como el mármol, bolsa llena de Dios,
lívida estatua con un dedo del pie gris,
Y una cabeza sobre el extraño Atlántico del tamaño de una foca de San Francisco
Donde vuelca verde arveja sobre azul
En las aguas el bellísimo Nauset. y una cabeza en el Atlántico extravagante
Solía rezar para rescatarte. donde se derrama el verde habichuela sobre el azul
Ach, du. en aguas de la hermosa playa de Nauset.
Rezaba para recuperarte.
En su lengua alemana, en la ciudad polaca Ach, du.
Aplastada por las ruedas
De guerras, guerras, guerras. En la lengua alemana, en la localidad polaca
apisonada por el rodillo
Pero el nombre de la ciudad es común. de guerras y más guerras.
Mi amigo polaco Pero el nombre del pueblo es corriente.
Mi amigo el polaco
Dice que hay una docena o dos.
Así que nunca pude decir dónde tú dice que hay un par de docenas.
Pusiste tu pie, tu raíz, De modo que nunca supe distinguir
Nunca pude hablarte. dónde pusiste el pie, pusiste tu raíz:
La lengua atascada en mi mandíbula. nunca te pude hablar.
La lengua se me enganchaba en la mandíbula.
Atascada en la trampa de alambre de púa.
Ich, ich, ich, ich, Se me enganchaba en un cepo de alambre de púas.
Podía apenas decir. Ich, ich, ich, ich,
Pensé que cada alemán eras tú. apenas conseguía hablar.
Y el lenguaje obsceno Creía verte en todos los alemanes.
Y el lenguaje grosero,
Una máquina, una máquina
Traqueteándome como a judía. una locomotora, una locomotora
Judía para Dachau, Auschwitz, Belsen. que me apartaba con su silbato, como a un judío.
Empecé a hablar como judía Un judío camino de Dachau, de Auschwitz, de Belsen.
Yo creo que bien podría ser judía. Empecé a hablar como los judíos.
Creo que bien podría ser judía yo misma.
Las nieves del Tirol, la clara cerveza de Viena
No son tan genuinas ni puras. Las nieves del Tirol, la clara cerveza de Viena,
Con mi ancestra gitana y mi extraña suerte no son ni muy puras ni muy auténticas.
Con mi abuela gitana y mi suerte rara
Y mi mazo de Tarot y mi mazo de Tarot y mis naipes de Tarot, y mis naipes de Tarot,
Bien podría ser un poco judía. podría ser algo judía.
OTTO PLATH / ARCHIVO
Siempre tuve miedo de ti Siempre te tuve miedo,
Con tu Luftwaffe, tu jerigonza. con tu Luftwaffe, tu jerigonza
Pero me sacaron de la bolsa, y tu bigote recortado
Y tu pulcro bigote
Y me unieron con pegamento. y tus ojos arios, azul brillante.
Y tu ojo ario, claro azul.
Y entonces supe qué hacer. Hombre-panzer, hombre-panzer: oh Tú…
Hombre-Panzer, Hombre-Panzer, oh Tú –
Hice un modelo de ti,
Un hombre de negro con un Meinkampf look No Dios, sino una esvástica
No Dios sino una esvástica
Y un amor de potro y de tornillo. tan negra, que por ella no hay cielo que se cuele.
Tan negra, qué cielo la podría alcanzar.
Y dije que sí, que sí. Toda mujer adora a un fascista,
Toda mujer adora a un Fascista,
Entonces, papi, estoy por fin terminada. con la bota en la cara, el bruto,
La bota en la cara, el bruto
El teléfono negro fue arrancado de raíz, el bruto corazón de un bruto como tú.
Bruto corazón de un bruto como tú.
Las voces ya no pueden enroscarse.
Estás frente al pizarrón, papi, Estás de pie junto a la pizarra, papaíto,
Si he matado a un hombre, he matado a dos – en el retrato tuyo que tengo,
En la foto que tengo de ti,
El vampiro que dijo ser tú con la barbilla hendida en vez del pie,
Una grieta en el mentón en lugar de en el pie
Y bebió mi sangre por un año, pero no por ello menos diablo, no,
Pero no menos diablo por eso, no ni
Siete años, si quieres saber. no menos el hombre negro que
Nada menos el hombre negro que
Papi, ya puedes recostarte.
Mordió mi lindo rojo corazón en dos. me partió de un mordisco el bonito corazón en dos.
Hay una estaca en tu gordo negro corazón Tenía yo diez años cuando te enterraron.
Yo tenía diez cuando te enterraron.
Y a los aldeanos nunca les gustaste. A los veinte traté de morir
Están bailando y pisoteando sobre ti. para volver, volver, volver contigo.
A los veinte intenté morir
Ellos siempre supieron que eras tú. Supuse que con los huesos bastaría.
Y volver atrás, atrás, atrás hacia ti.
Papi, papi, tú bastardo, estoy terminada.
Pensé que hasta los huesos lo harían.
Pero me sacaron de la tumba
*Tomado de Ariel, de Sylvia Plath. Traducción de María Cecilia Perna. Editorial Bikini Ninja. Paraguay, 2019. y me recompusieron con pegamento.
Y entonces supe lo que había que hacer.
Saqué de ti un modelo,
un hombre de negro con aire de Meinkampf,

e inclinación al potro y al garrote.


Y dije sí quiero, sí quiero.
De modo, papaíto, que por fin he terminado.
El teléfono negro está desconectado de raíz,
las voces no logran meterse como gusanos.

Si he matado a un hombre, maté a dos:


el vampiro que dijo ser tú
y se me estuvo bebiendo la sangre durante un año,
siete años, si quieres saberlo.
Ya puedes acostarte a descansar, papaíto.

Hay una estaca en tu negro y grasiento corazón,


y a la gente del pueblo nunca le gustaste.
Bailan y patalean encima de ti.
Siempre supieron que eras tú.
Papaíto, papaíto, hijoputa, ya he terminado.
VISTA DE LOS COMIENZOS DE
LOS COMIENZOS DEL CAMPO DE
CONCENTRACIÓN DE DACHAU, 24
DE MAYO DE 1933 / ENCICLOPEDIA *Tomado de Ariel. Silvia Plath. Traducción, notas y apéndice:
DEL HOLOCAUSTO Ramón Buenaventura. Ediciones Hiperión, España, 2016.
8 Papel Literario EL NACIONAL DOMINGO 26 DE NOVIEMBRE DE 2023

HOMENAJE >> CUATRO TRADUCCIONES DISTINTAS DE UN POEMA DE SYLVIA PLATH

“Daddy”
TRADUCIDO POR XOÁN ABELEIRA

Papi
Tú ya no, tú ya no
Me sirves, zapato negro
En el que viví treinta años
Como un pie, mísera y blancuzca,
Casi sin atreverme ni a chistar ni a mistar.

Papi: tenía que matarte pero


Moriste antes de que me diera tiempo.
Saco lleno de Dios, pesado como el mármol,
Estatua siniestra, espectral, con un dedo del pie gris,
Tan grande como una foca de Frisco,

Y una cabeza en el insólito Atlántico


Donde el verde vaina se derrama sobre el azul,
En medio de las aguas de la hermosa Nauset.
LIBERACIÓN DEL CAMPO DE CONCENTRACIÓN BERGEN-BELSEN, ABRIL DE 1945 / ARCHIVO Yo solía rezar para recuperarte.
Ach, du.

“Daddy” En tu lengua alemana, en tu ciudad polaca


Aplastada por el rodillo
De guerras y más guerras.
POR RAQUEL LANSEROS Aunque el nombre de esa ciudad es de lo más corriente.
Un amigo mío, polaco,

Papá No Dios sino una esvástica Afirma que hay una o dos docenas.
Tan negra que ningún cielo podría crujirla. Por eso yo jamás podía decir
Ya no Dónde habías plantado el pie, dónde estaban tus raíces.
Toda mujer adora a un fascista,
Ya no me vales, zapato negro Nisiquiera podía hablar contigo.
La bota en la cara, el bruto
En el que he vivido como un pie La lengua se me pegaba a la boca.
El corazón bruto de un bruto como tú.
Durante treinta años, pobre y desvaída,
Sin atreverme apenas a respirar ni a estornudar. Se me pegaba a un cepo de alambre de púas.
Estás delante de la pizarra, papá,
En la foto que tengo de ti, Ich, ich, ich, ich,
Papá, tendría que haberte matado. Apenas podía hablar.
Con un hoyuelo en la barbilla en lugar de en el pie
Pero has muerto antes de que me diera tiempo– Te veía en cualquier alemán.
Pero sin dejar por eso de ser un demonio, y mucho
Pesado como el mármol, saco lleno de Dios, Y ese idioma tuyo, tan obsceno
Menos el hombre nefasto que
Estatua atroz con un dedo del pie gris
Grande como una foca de San Francisco Una locomotora, una locomotora
Mordió en dos mi lindo corazón rojo.
Yo tenía diez años cuando te enterraron. Silbando, llevándome lejos, como a una judía.
Y una cabeza en el insólito Atlántico Una judía camino de Dachau, Auschwitz, Belsen.
A los veinte intenté morir
Donde el verde guisante se derrama sobre el azul Empecé a hablar como una judía.
Para regresar, regresar, regresar a ti.
En las aguas de la hermosa Nauset. Incluso creo que podría ser judía.
Pensé que hasta los huesos lo harían.
Solía rezar para recuperarte.
Ach, du. Las nieves del Tirol, la cerveza rubia de Viena
Pero me sacaron del saco,
Y me pegaron con cola. No son tan puras ni tan auténticas.
En la lengua alemana, en la ciudad polaca Yo, con mi ascendencia gitana, con mi mal hado
Y entonces supe qué hacer.
Apisonada por el rodillo Y mi baraja del Tarot, y mi baraja del Tarot,
Hice una copia tuya,
De las guerras, guerras, guerras. Bien podría ser algo judía.
Un hombre de negro con aspecto Meinkampf
Aunque el nombre de la ciudad es muy común.
Mi amigo polaco Siempre te tuve miedo: a ti, a ti
Amante de los instrumentos de tortura.
Y dije que sí, que sí. Con tu Luftwaffe, con tu pomposa germanía,
Dice que hay una o dos docenas. Con tu pulcro bigote y esa
Así que papá, por fin he terminado.
Así que nunca supe de dónde Mirada aria, azul centelleante.
El teléfono negro está desconectado de raíz,
Eras, tus raíces, Hombre-pánzer, hombre-pánzer, Ah, tú...
Las voces ya no pueden reptar por él.
Nunca pude hablar contigo.
Se me atascaba la lengua en la mandíbula. No eras Dios sino una esvástica
Si he matado un hombre, he matado dos–
El vampiro que decía ser tú Tan negra que ningún cielo podía despejarla.
Se me pegaba a un cepo de alambre de púas. Toda mujer adora a un fascista,
Y chupó mi sangre durante un año,
Ich, ich, ich, ich, La bota en la cara, el bruto
Siete años, para ser exactos.
Casi no podía hablar. Bruto corazón de un bruto como tú.
Papá, ahora puedes volver a tumbarte.
Pensaba que tú eras todos los alemanes.
Y el lenguaje obsceno Mira, papi, aquí estás delante del encerado,
Hay una estaca en tu negro y grueso corazón
Y a los aldeanos nunca les gustaste. En esta foto tuya que conservo,
Una locomotora, una locomotora Con un hoyuelo en el mentón en lugar de en el pie,
Están bailando y pisoteándote.
Llevándome lejos en tren como a una judía. Mas sin dejar por eso de ser un demonio,
Siempre supieron que eras tú.
Una judía rumbo a Dachau, Auschwitz, Belsen. El hombre de negro que partió
Papá, papá, cabrón, ya terminé.
Empecé a hablar como una judía.
Creo que perfectamente podría ser judía. De un bocado mi lindo y rojo corazón.
Yo tenía diez años cuando te enterraron.
Las nieves del Tirol, la cerveza rubia de Viena A los veinte intenté suicidarme
No son puras ni auténticas. Para volver, volver a ti.
Con mis antepasadas gitanas y mi mala suerte Creía que hasta los huesos lo harían.
Y mi baraja del Tarot y mi baraja del Tarot
Podría ser algo judía. Pero me sacaron del saco
Siempre he tenido miedo de ti, Y me amañaron con cola.
Con tu Luftwaffe, tu jerigonza. Y entonces supe lo que tenía que hacer.
Y tu pulcro bigote *Tomado de Antología Poética. Escogida por Ted Creé una copia tuya,
Y tu ojo ario, azul brillante. Hugues. Sylvia Plath. Traducción Raquel Lanseros. Un hombre de negro, tipo Meinkampf,
Hombre-pánzer-, hombre-pánzer, Oh, Tú– Novona Editorial. España, 2018.
Amante del tormento y la tortura.
Y dije sí, sí quiero.
Pero, papi, estoy harta. He desconectado
El teléfono negro de raíz, las voces
Ya no pueden reptar por él.

Si ya había matado a un hombre, ahora son dos:


El vampiro que afirmaba ser tú
Y que me chupó la sangre durante un año,
Siete años, en realidad, para que lo sepas.
Así que ya puedes volver a tumbarte, papi.

Hay una estaca clavada en tu grueso y negro corazón,


Pues la gente de la aldea jamás te quiso.
Por eso bailan ahora, y patean sobre ti.
Porque siempre supieron que eras tú.
Papi, papi, cabrón, estoy quemada de ti.

*Tomado de Dime mi nombre. Poesía completa. Sylvia Plath.


RUINAS DE AUSCHWITZ / ARCHIVO Traducción Xoán Abeleira. Editorial Navona, España, 2022.
9 Papel Literario EL NACIONAL DOMINGO 26 DE NOVIEMBRE DE 2023

MEMORIA >> 50 AÑOS DE LA MUERTE DE SYLVIA PLATH (1932-1963)

Manual para peregrinos: caminos hacia Sylvia Plath


La campana de cristal.
Novela
Desde el día en que decidió que escribiría la no-
vela –durante una hospitalización– hasta el día
en que le puso punto final, transcurrieron solo
cuatro meses. A lo largo de los años, los argu-
mentos y el sentido de La campana de cristal se
habían acumulado y ordenado en la mente de
Plath. El día en que arrancó a escribir, ya no
pudo detenerse.
La novela tiene su epicentro en el intento de
suicidio de Esther Greenwood. La joven viaja a
New York en verano, premiada por sus méritos
académicos. Pasa unas semanas trabajando en
una revista para mujeres. Al regresar a su ca-
sa, en Massachusetts, las cosas comienzan a ir
mal. Las salidas, los pretendientes, los bailes, la
pérdida de la virginidad, las imprudencias, las
tensiones y conflictos con la madre, las pregun-
tas por el futuro que no encuentran respuesta,
todo ello la conducen al psiquiatra, al horror de
un electrochoque y al intento de suicidio. Sobra
anotarlo: son obvios los paralelismos con la bio-
grafía de Plath.
Elizabeth Hardwick y otros ensayistas se han
detenido en la primera línea de La campana de
cristal: “Fue un verano extraño y sensual, el ve-
rano en que electrocutaron a los Rosenberg”,
frase-apertura que no guarda relación con la
trama. Entonces, ¿por qué Plath la plantó allí? que, tal como se practicaba en las décadas de
¿Porque es una forma de preguntar si la aflic- los cincuenta?
ción personal, si el dolor íntimo es comparable
con su posible equivalente social? ¿O porque *La campana de cristal. Sylvia Plath. Traducción: Eu-
es un modo de introducir, muy temprano, una
primera imagen de la atrocidad del electrocho-
genia Vásquez Nacarino. Penguin Random House
Grupo Editorial. España, 2019.
Aurelia Schober Plath
En el volumen Cartas a mi madre, un testimo- una y otra vez, todos los incluidos en su anto-
nio impagable, en forma de prólogo: el de la logía favorita, Sung under the Silver Umbrella.

La caja de los deseos. Prosas madre de Plath. Dispone, con ordenada peri-
cia, su historia y la de Otto Plath, los desem-
Las lecturas fueron avanzando hasta llegar a
El hobbit de Tolkien después de pasar por el hi-
peños académicos de ambos, el matrimonio y, larante Horton Hatches an Egg del Dr. Seuss.
Treinta textos trae la antología de prosas que Ted con elocuentes detalles y escenas, la infancia y Ambos componían sus propios versos y epigra-
Hughes seleccionó en 1977. La edición de La ca- adolescencia de la precocísima Sylvia, desde los mas, siguiendo el modelo de los que yo les leía”.
ja de los deseos –que es, además, el título de uno seis o siete años, niña de las palabras precisas, El texto sugiere la contextura de roble de Au-
de los relatos más emblemáticos de Plath–, inclu- los dibujos, los poemas, los diarios y las lectu- relia Schober Plath. Cuenta su lucha económi-
ye veinte relatos, cinco ensayos y cinco fragmen- ras. “Transformamos el dormitorio más am- ca por mantener a sus hijos tras la temprana
tos de los diarios. La muestra arroja un modo plio del segundo piso en un cuarto de juegos. muerte de Plath padre, pero sin victimizarse.
de hacer común en los tres géneros: una autora Allí les contaba antes de acostarlos los cuen- Tampoco se doblega ante la imagen de madre
que desmenuza los hechos, que se interesa por tos que me inventaba, con el osito preferido de perseguidora que se configura en La campana
los contrastes, que disecciona el mundo próximo Warren* como protagonista: Las aventuras de de cristal o en algunas entradas –no de forma
o el campo de sus visiones, con lengua precisa y Mixie Blackshort, divididas en episodios dia- consistente– de su diario. Son páginas revela-
variantes de la rica paleta de sus sarcasmos. Pla- rios que se prolongaron durante varios años. doras, la pluma de una mujer que disfrutaba
th quiere nombrar las cosas, bajo el dictado de su Los niños también cenaban en ese cuarto, en del privilegio de lo bien escrito.
punto de vista. Así, por ejemplo, el primer párra- una mesita de madera de arce instalada fren-
fo de “¡América! ¡América!”, ensayo escrito a co- te a una gran ventana a través de la cual un *Warren Plath, hermano menor de Sylvia Plath.
mienzos de 1963: “Fui a colegios públicos; públicos día contemplamos el excitante progreso de un Cartas a mi madre. Sylvia Plath. Prólogo: Aurelia
de verdad. Todo el mundo iba: los vivaces, los tí- eclipse lunar. Allí les leí los poemas de Eugene Schober Plath. Traducción: Mireia Bofill y Montserrat
midos, los gorditos, los larguiruchos, como el fu- Field, Robert Louis Stevenson, A. A. Milne y, Abelló. Literatura Random House. España, 2023.
turo científico electrónico, el futuro poli que una
noche mataría a patadas a un diabético, pensando
erradamente que estaba borracho, y necesitaba
calmarse; los pobres, que huelen a lana agria y
a orina de bebé y a guiso políglota; los más ricos,
con estolas de piel raídas, anillos con ópalos zodia-
cales, y papás con coche (“¿Tu padre qué hace?”.
“No trabaja, es conductor de autobús”. Risas). Ahí Que Hughes haya incluido solo cinco frag-
estaba, la Educación, servida gratis a todos noso- mentos de los diarios, y que los escogidos sean
tros, un encantador trozo de público deprimido fragmentos inocuos tiene una explicación que
estadounidense. Nosotros no estábamos deprimi- él mismo ofrece: “Buena parte de estos diarios
dos, claro. Eso se lo dejábamos a nuestros padres, describe a gente que aún vive o son pensamien-
que a duras penas sacaban adelante a un niño o a tos muy privados. No es fácil decidir cuánto de-
dos, y, al salir de trabajar y después de sus cenas bería publicarse”.
frugales, se despatarraban sobre las radios sin ha-
blar, para escuchar las noticias de ‘la patria’ y de *La caja de los deseos. Sylvia Plath. Traducción: Gui-
un hombre de negro bigote llamado Hitler”. llermo López Gallego. Nórdica Libros, España, 2017.

Diarios completos
A los 11 años, Sylvia Plath comenzó a llevar un en los vaivenes de su psique herida: también en
diario personal. Salvo algunos períodos en los que los diarios están plasmados, con peculiares de-
lo interrumpió temporalmente –por ejemplo, tras talles y límpida narración, las expectativas, el
su primer intento de suicidio–, no abandonó esta auge y caída de las emociones, los buenos y los
práctica hasta su muerte. Esta edición de los Dia- malos pensamientos, los debates que Plath te- CARTA A AURELIA SCHOBER PLATH, 20 FEBRERO 1949, A LA EDAD DE 7 AÑOS / SYLVIA PLATH
rios completos es de la adultez (de los 18 años en nía consigo misma. Todo ello con una prosa en
adelante). Va de 1950 a 1962, pero del último perío- la que apenas hay sacrificios estilísticos. de ser tú”). De autores, libros, lecturas y conoci- to”). De los viajes y los apetitos. De sus inagota-
do –1960, 1961 y 1962– solo incluye unos fragmen- La entrada del 21 de febrero de 1958 –viernes en mientos. De amigas y rivales, de hombres que la bles ambiciones. De las emociones en forma de
tos. De acuerdo a lo declarado por Ted Hughes, la noche– dice: “El simple hecho de escribir este pretenden y le atraen. De Aurelia, su madre, a torbellino y de los altibajos de la convivencia. De
de ese período, uno de los cuadernos desapareció cuaderno, de sostener la pluma, prueba, espero, la que lleva en cada gota de sangre. De las victo- su vocación por el estudio (“Memorizar infun-
y no se ha encontrado. El otro, el del trecho final mi capacidad de seguir viviendo (…)”. Vida y es- rias y las derrotas (“Marianne Moore ha manda- de una energía religiosa: intentaré aprender un
–Plath escribió entradas hasta tres días antes de critura, escritura y vida: la escritura es la proa do una carta malintencionada y extrañamente poema corto y uno largo cada día. Lo mejor es
morir–, fue destruido por el propio Hughes, para que avanza en las aguas revueltas, el comando ex- ambigua en respuesta al envío de mis poemas leerlos por la mañana, a primera hora, repasar-
evitar el sufrimiento que la lectura del “cuaderno plorador, el sistema de señales, radar y radiógra- y a la petición de una carta de recomendación los a mediodía y catequizar a la hora del té (…)”.
marrón” causaría a sus hijos. fo, confesionario y conversación consigo misma, para la beca Saxton (…)”. De semillas y proyec- Y así. Y más y más. Y es que esta lista podría
¿Qué decir de esta lectura de casi 800 páginas pruebas de una existencia apasionada, próxima tos literarios. De bares y compras de vestidos. extenderse por páginas y páginas y continuaría
de abigarrada tipografía, exigentes meandros, a la exuberancia o el abatimiento, a la vehemen- De enfermedades y de la actividad física. De las incompleta. El diario de Plath: constancia de una
confesional y poliédrica? Que es un documento cia o la caída. oscilaciones de la amistad y de los empleos que psique inabarcable.
de la intensidad y variabilidad humana, océano Hablan estas páginas de las minucias de lo coti- tomaba. Del cansancio profundo y del júbilo de
de energías visibles y soterradas, verificación diano y de las personas que aparecían en su tra- levantarse para afrontar la siguiente tarea. Del *Diarios completos. Sylvia Plath. Editora de los diarios:
de que hay formas de sed que no se sacian nun- yectoria. De las dificultades y las luchas (“No es deseo sexual como duda, conquista, tribulación Karen V. Kukil. Traducción: Elisenda Julibert. Alba Edi-
ca. No solo en los poemas; no solo en su obra en el momento de perder el apetito, de sentirse va- y secuencia. De la inquietud interior y la palabra torial. España, 2016.
prosa; no solo en su abundante corresponden- cía ni de envidiar a todo el mundo por haber te- dirigida a Dios. De la soledad y la desesperación
cia; no solo en su torrencial activismo; no solo nido la suerte de nacer siendo quienes son en vez (“Todos los miedos son fantasías: yo los inven- (Continúa en la página 10)
10 Papel Literario EL NACIONAL DOMINGO 26 DE NOVIEMBRE DE 2023

Seis ensayos sobre Sylvia Plath


(Viene de la página 9) Elizabeth Hardwick: “Daddy”
es el retrato más mezquino
Jillian Becker: Se termina de leer el Sylvia Plath de Elizabeth ción impoluta y apasionada, la construcción sin

no era feminista en modo alguno Hardwick y casi todo ha cambiado: el modo de


pensar en el tránsito vital de Plath; las claves
titubeos de esos poemas. Entonces frente a ellos,
Hardwick escribe: “Suicidarse es desesperación,
emocionales con que leemos su poesía; y, lo más exigencia de alivio, pero no veo cómo podemos
Breve libro –unas 70 páginas–, que se desplaza tono reflexivo, como respuesta a las adultera-
estremecedor, la comprensión acerca de su sui- ignorar la forma en que está bordado de placer
entre la memoria y el ensayo, Jillian Becker, es- ciones que leyó aquí y allá, sobre el trecho pre-
cidio. Hardwick ofrece novedades –otros modos y triunfo en la obra de Sylvia Plath”. Y más ade-
critora surafricana residenciada en Londres y vio al suicidio. En el capítulo de cierre, “Mito”,
de comprender a Plath– párrafo a párrafo y, por lante, dice: “Estos pasajes, y otros mucho más bri-
autora de Los últimos días de Sylvia Plath, fue de apenas dos páginas, Becker quita la paja del
momentos, línea a línea. llantes de sus poemas, muestran una mente en
amiga de la poeta. Su testimonio es único: cua- terreno: “Ella no era feminista en modo alguno,
Como si se tratasen de ejes transversales, re- estado de distorsión sensual, buscando tanto el
tro días antes de suicidarse, Plath la llamó y le si se entiende por feminismo desdeñar el papel
cuerda que en los poemas fundamentales de dolor como la muerte, contemplando con espeluz-
preguntó si podía irse a su casa con sus dos hi- tradicional de la mujer de esposa y madre, ama
Plath hay algo de trompada, de varapalo sobre nante lucidez la mutilación del alma y la carne”.
jos. Al rato llegaron y estuvieron allí de jueves de casa y administradora del hogar”.
la atención del lector, pero también mezquin- Hardwick, que conoció a Plath y a Hughes en
a domingo. En la tarde de día, Plath se marchó
dad. Cuando el volcán poético estalla –una vez los meses en que ambos vivieron en Boston; que
a su casa, y en la mañana del lunes se quitó la *Los últimos días de Sylvia Plath. Renuncia. Jillian
que Hughes deja el hogar, enamorado de Assia compartió con ellos en cenas donde también es-
vida. Becker. Traducción Roser Berdagué. Editorial Circe,
Wevill–, “la visita creadora no fue del cielo, si- taban Robert Lowell –entonces, esposo de Hard-
Becker escribió este libro, limpia narración de España, 2004.
no del infierno de la ira. Sin embargo, el arte es wick–, Robert Frost y T. S. Eliot; que los había
tan poderoso que uno siente una euforia inquie- recibido en su casa y había escuchado el erudito
tante al leer las líneas lacerantes. Los poemas parloteo de Plath, habla de la violencia que con-
George Steiner: “Daddy” tratan sobre la muerte, la rabia, el odio, la san-
gre, las heridas, los cortes, las deformidades, los
tienen los poemas de Ariel. “De hecho, el célebre
poema ‘Daddy’ es el retrato más mezquino que se
se aproxima al horror último intentos de suicidio, las picaduras, las fiebres,
las operaciones. No se trata de aceptarlos. No
puede encontrar en la literatura (…) Con Sylvia
Plath el suicidio es una actuación. ‘Lady Lázaro’
George Steiner publicó “Morir es un arte”, en el preámbulo del debate esencial que contiene hay consuelo en nuestra experiencia de los poe- lo describe con un orgullo furioso y confiado. No
1965, semanas después de la publicación de “Morir es un arte”: cuán legítimo es, por parte mas, pero están vivos, llenos de dolor, emoción; hay disculpa ni miedo. El suicidio es una afirma-
Ariel, el segundo libro de poemas de Sylvia Pla- de la autora, la identificación, de comunión con un gozo abrasador y chirriante en la perfección ción del poder, de la fuerza, no de la debilidad de
th. El coloso, el primero, había sido publicado las víctimas del Holocausto, particularmente del lenguaje descriptivo vence las vacilaciones la personalidad. Ella no es un pobre animal que se
en 1960. Fue uno de los primeros ensayistas en en el poema “Daddy”. George Steiner responde del espíritu. También hay poemas sobre niños, escapa o que se da por vencido; al contrario, ella
Estados Unidos, que habló del impacto “vívido al debate en estos términos: “Con ‘Daddy’ for- los suyos, que fueron intensamente amados. Y es fuerte, amenazante, peligrosa”.
y perturbador” que produce el libro. Advier- jó uno de los muy escasos poemas que conozco todavía ‘niño’ y ‘bebé’, como meras palabras,
te Steiner: el sufrimiento personal se proyecta que se aproximan al horror último. Consigue a menudo se adjuntan a imágenes de dolor y *Publicado en Seducción y traición. Mujeres y literatu-
sobre los poemas, por lo que evaluarlos plan- lo clásico de la generalización traduciendo una muerte”. ra. Elizabeth Hardwick. Traducción: Rebeca García Nieto.
tea una dificultad. El riesgo: que la desgarrada herida privada, obviamente intolerable, a un Lo que pasma es la perfección verbal, la dic- Novona Editorial. España, 2023.
sinceridad de los poemas sea desvirtuada: “son código de estatuto minucioso, de imágenes ins-
poemas demasiado honrados, han costado de- tantáneamente públicas, que a todos nos con-
masiado para ser orlados con lo mítico”.
La insistente presencia de elementos góticos
cierne. Es el Guernica de la poesía moderna”. Joyce Carol Oates: incapaz de identificarse con nadie
(calaveras, búhos, la luna), debilitan su poe- *“Morir es un arte” forma parte del volumen Lenguaje En un artículo del 2002 (The New York Times), a sus sufrimientos, y no para despertar nuestras
sía temprana, pero en Ariel “Plath escribe de y silencio. Ensayos sobre la literatura, el lenguaje y lo Joyce Carol Oates recuerda estas frases de los simpatías por los judíos de la historia europea re-
una manera enteramente suya”. No es estilo, inhumano. Traducción: Miguel Ultorio. Editorial Gedi- diarios de Sylvia Plath: “Haber nacido mujer es ciente”. A Plath no le gustaban los demás. “Como
es necesidad. Esta consideración opera como sa, España, 1982. mi terrible tragedia. Desde el mismo momento muchos perseguidos, se identificaba de una ma-
en que fui concebida estuve condenada a que nera perversa con sus propios perseguidores y no

Al Alvarez: no pretendía morir me brotaran senos y ovarios en lugar de un pe-


ne y un escroto; todo para tener mi círculo de
con los que, junto con ella, eran víctimas. Pero
no le ‘gustaba’ el resto de la gente porque en lo
acción, pensamiento y sentimiento rígidamente esencial no creía que existieran; sabía intelectual-
Se ha citado hasta la saciedad este ensayo de circunscripto”. Muchos años antes, en un de- mente que existían, claro está, puesto que tenían
1971, por su inesperada opinión: Sylvia Plath moledor ensayo publicado en 1974, “El poeta, el poder para hacerles daño, pero no creía que exis-
no se proponía morir. Álvarez –crítico literario ‘yo’ y la naturaleza”, Oates embestía: una mu- tieran de la misma manera que ella, como indivi-
inglés, poeta y ensayista– habla con autoridad: jer que no se quiere a sí misma, no puede guar- duos con latidos, respiración y sufrimientos”. Es-
alguna vez intentó quitarse la vida. “Por lo que dar simpatía por ninguna otra mujer. te inflamable tejido de sentimientos está –sostiene
sé de los hechos, estoy convencido de que esa La posición de Oates ante Plath no admite dile- Oates–, en el núcleo de su denigración de cierto
vez no pretendía morir. El intento de suicidio de mas: admira su poesía, reconoce que de ella pro- lenguaje, sus fantasías regresivas, la negación o
diez años atrás había sido, en todo sentido, mor- viene su propio afán perfeccionista, al tiempo que encubrimiento de su índole salvaje, en algunos
talmente serio (…) Al contrario que diez años desbroza la incapacidad de la poeta para identi- poemas –por ejemplo, los dedicados a la materni-
atrás, esta vez había muchas cosas atándola a ficarse “con nadie ni con nada, ya que hasta la dad–, o sus desafiantes poemas, poemas de un yo
la vida. Sobre todo estaban los niños: era una naturaleza –o en especial la naturaleza– le es an- impedido de integrarse.
madre demasiado apasionada para querer per- tagónica”. Va más allá: su lectura se opone a la
derlos o dejarlos sin ella (…) ¿Por qué se mató, de Steiner: “Si nos dice que tal vez ella tenga algo *“El poeta, el ‘yo’ y la naturaleza” fue publicado en la
entonces? Supongo que en parte fue un ‘grito de de ‘judía’, lo hace solo por definirse a sí misma, revista Facetas, Volumen 7, Número 1, 1974.
auxilio’ que erró fatalmente el blanco”.
Alvarez era amigo de Plath y de Ted Hughes.
Los conoció cotidianamente. Los leyó con celo y Cynthia Ozick: objeto de malentendidos y errores
publicó analíticos comentarios sobre la poesía de
uno y de otro, en The Observer. El ensayo “Prólo- Dice, con énfasis: el que haya adquirido el esta- tiempo Emily Dickinson y Betty Crocker, lo cual
go: Sylvia Plath” es, a la vez, el de un testigo muy tuto de un icono, es una derrota para Sylvia Plath. explica por qué sus diarios son inescrutables y,
próximo y de un refinado lector. Y de allí proviene Los iconos sirven a cualquiera. “Ha transforma- en ese aspecto, más impactantes que su suicidio”.
el núcleo de su aporte: narra la intensidad y do- do a su autora en objeto de confusiones, malen- “Fuego y humo: los diarios de Sylvia Plath”,
lor que significó para Plath el rompimiento de su AL ALVAREZ / ARCHIVO tendidos y de errores”. La publicación de los dia- publicado en 2006, se enrumba a lo que bien
matrimonio, y cómo aquello fue la caldera de la rios de Plath, sostiene –con la afilada navaja con sabemos: al final solo quedan los poemas, los
que salieron, con fuerza y velocidad apabullantes, extraña y potente por medio de la cual la vida or- que refina sus ensayos–, surte de combustible a enormes poemas de Plath. Todo lo demás, los
los poemas de Ariel. “A medida que pasaban los dinaria se filtraba y reconfiguraba con una inten- los equívocos. Ozick nos recuerda un dato obvio diarios, los usos interesados del icono, todo eso
meses y paulatinamente su poesía se iba haciendo sidad extraordinaria”. y fundamental: Plath no fue otra cosa que una jo- quedará atrás, “convertidos en desechos”.
más extrema, el talento de transformar cada deta- ven. Cuando acabó con su vida, era joven. En ella
lle creció sin parar hasta que en los últimos meses *“Prólogo: Sylvia Plath”, como el nombre lo sugiere, habitaban la artista y el ama de casa. De hecho *“Fuego y humo: los diarios de Sylvia Plath” forma
el evento más nimio llegó a ser ocasión para es- es el texto de apertura de El dios salvaje. Un estudio –esta es una anotación mía– el más persistente parte del volumen Metáfora y memoria. Ensayos reu-
cribir: un corte en un dedo, una fiebre, una ma- del suicidio. Traducción: Marcelo Cohen. Editorial Nor- de sus anhelos vitales era construir una vida de nidos. Traducción: Ernesto Montequín. Editorial Mar-
gulladura (…) Su poesía actuaba como una lente ma, Colombia, 1999. esposa, madre y escritora. Ozick: “Era al mismo dulce, Argentina, 2016

Plath, la dibujante
Cuenta Frieda Hughes Plath, que las piezas reproducidas Se apiñaron todos para alabar tu dibujo.
en el volumen Dibujos, son estrictamente los 45 dibujos que Seguías tenazmente dibujando, atrapando detalles,
Ted Hughes le regaló a ella y a su hermano Nicholas quien, hasta que lograste atrapar toda la escena.
como signado por el destino de su madre, se suicidó en mar- Ahí está. Rescataste para siempre
zo de 2009. Mucho de lo que Plath dibujó tempranamente se nuestra mañana del olvido. Tu paciencia,
encuentra guardado en la Sala de Libros Raros de la Biblio- la concentrada expresión de ojos y labios, consiguieron el retrato
teca del Smith College y en la Lilly Library, Indiana. de una plaza de mercado que dormía aún
Plath fue una dibujante precoz, práctica que mantuvo a lo en la Edad Media. Justo antes de que
largo del tiempo. Se le daba bien, de niña recibió clases, más despertara y desapareciese
adelante, la ejercitación en el papel, la aliviaba de tensiones. bajo los gritos de millones de visitantes veraniegos
En “Dibujar”, poema de Ted Hughes pertenece al libro Car- y un barranco de chillones hoteles. Mientas tu mano
tas de cumpleaños, lo cuenta: iba más debajo de Heptonstall para ser sostenida
por una ilimitada oscuridad. Mientras mi pluma sigue viajando
Dibujar te serenaba. Tu infernal pluma a solo 200 millas de tu mano,
Era como un hierro candente. Los objetos agarrando este recuerdo de tu pañuelo rojo con lunares blancos,
sufrían con su nueva apariencia, torturados tus pantalones cortos y tu jersey de manga corta
hasta alcanzar la nueva posición. Mientras dibujabas –uno de los treinta que paseé por toda Europa–
me sentía relajado, tranquilo. Se abrió el tiempo y tus largas piernas morenas, apoyando el bloc,
cuando dibujaste el mercado de Benidorm. y la contemplativa calma
Me senté a tu lado, garabateando algo. ´ que bebí de tu concentrada quietud.
Pasaron ardiendo las horas. Los tenderos En esta contemplativa calma
se acercaban a ver si los habías secado bien. ahora bebo de una quietud tuya
Sentados en aquellos escalones, en alpargatas, que ninguno de los dos podemos perturbar o disolver.
éramos felices. Nuestra ingenuidad de turistas
se había disipado. Nos orientábamos *Cartas de cumpleaños. Ted Hughes. Introducción: Andreu Jaume. Traducción: Luis
a través de las callejas del pueblo. Éramos familiares Antonio de Villena. Editorial Lumen, España, 1999.
objetos foráneos. Cuando hubo vendido las bananas,
el vendedor de plátanos nos obsequió con la ejecución *Dibujos. Sylvia Plath. Texto introducción: Frieda Hughes. Traducción: Guillermo
RETRATO DE TED HUGHES, DIBUJADO EN PARIS, 1956 / SYLVIA PLATH López Gallego. Nórdica Libros, España, 2014.
de un solo de violín con el tallo de aquellas frutas.
11 Papel Literario EL NACIONAL DOMINGO 26 DE NOVIEMBRE DE 2023

MARCELO PELLEGRINI
ENSAYO >> SOBRE LA OBRA POÉTICA DE ANDRÉS SÁNCHEZ ROBAYNA
Las primeras visiones

El fuego material
En el verano boreal de 1970, cuando to-
davía no contaba con dieciocho años, el
poeta español Andrés Sánchez Robay-
na (Las Palmas, 1952) dio a conocer su
primera publicación: la plaquette Tiem-
po de efigies, un poema dividido en nue-
ve fragmentos. En 1985, según ha dicho
él mismo, decidió “reescribirlo íntegra-
mente”, pasando a llamarse Día de ai-
re. Esa es la composición que encabeza Andrés Sánchez Robayna (1952) es poeta, traductor, diarista y ensayista, autor de una obra
las hasta ahora dos compilaciones de
su “poesía completa” publicadas por
poética fundamental en lengua española. En 1982 fue reconocido con el Premio Nacional
Galaxia Gutenberg con el título En el de Traducción y en 1984 con el Premio de la Crítica, ambos en España. La editorial Galaxia
cuerpo del mundo; la primera, de 2004,
cubría su producción hasta El libro, Gutenberg ha publicado En el cuerpo del mundo: poesía completa (1970-2022)
tras la duna (2002); la segunda, de 2023,
incorpora los poemarios La sombra y
la apariencia (2010) y Por el gran mar
(2019), además de varios poemas inédi-
tos. Día de aire inaugura también todas
las ediciones de sus poemas reunidos y
las antologías de su obra. Así, al darle,
década tras década, compilación tras
compilación, el correspondiente sitio
inicial de su poesía, Sánchez Robayna
establece y reafirma no solo que este es
su primer poema, sino, por sobre todo,
que es su verdadero genotexto, es decir,
el objeto verbal con el que se consa-
gran los fundamentales signos visibles
de su obra. Podemos ver ahí los prime-
ros y elocuentes trazos de una poética
que se irá desplegando libro a libro; la
incidencia en el poema de palabras que
definirán de manera tan determinan-
te el itinerario de su autor, como “sol”,
“luz”, “aire”, “mar”, “médanos”, “pie-
dra”, “roca” y “agua” confirma lo que
digo. Día de aire es, pues, la primera
manifestación de una poesía que con
el tiempo se iba a consagrar como una
de las más importantes de la lengua
castellana. La publicación reciente de
En el cuerpo del mundo, libro que nos
permite apreciar ese logro por medio
del ineludible testamento de sus más
de cuatrocientas páginas, es fiel y con-
tundente muestra de ello1.

Etapas de una obra


Críticos como Alejandro Rodríguez-Re-
fojo, autor de una monografía sobre el
ANDRÉS SÁNCHEZ ROBAYNA / ©VASCO SZINETAR
poeta (Memoria del origen. La trayecto-
ria poética de Andrés Sánchez Robayna, de la tercera parte dice: “Las olas son papel del cielo, precisamente) donde la ejemplo del verso”. Lo que gobierna a su transformación final, que será la
de 2009), Juan Francisco Ruiz Casano- la superficie. / En el centro del flujo / “frase” es “página de la tierra” y donde la prosa, tal como al verso, es el ritmo, muerte: “Oh muerte, / mira los ros-
va, responsable de la antología críti- del mar, miro el incendio: / son / los se vierten “sílabas // líneas // hiatos” y, de esa manera, constituye “una ver- tros, mira nuestras / manos amantes
ca El espejo de tinta (1970-2010), edita- golpes / del sol sobre el mar” (p. 16). La (pp. 58-59). El poema, de este modo, se sificación suelta”, sin medida pero con (...) el naciente que brota en las ñame-
da por Cátedra en 2012, Juan Antonio “escena” del poema entero es descrita lee como una constelación verbal dis- pleno uso de todos los recursos poéti- ras / que un niño miró absorto, la abu-
Masoliver Ródenas y Gustavo Guerre- por un “actor” que no está en un esce- puesta en las páginas de la naturaleza, cos disponibles4. Así, es natural que billa / y su cresta, la fábula del aire”
ro, entre otros, dividen la poesía de es- nario frente al público; simplemente esas entidades mentales que se miran Sánchez Robayna, un poeta que posee (p. 185); la interpelación final alcanza
te autor en distintas etapas. Es natural declara, en dos ocasiones, que “soy el a sí mismas en su significar que es un un excelente dominio del verso, recu- una gran intensidad: “Te espero, sí, /
que esto suceda; por un lado, a pesar actor”. ¿Cuál es la obra en la que ac- no-significar. rra, gracias a las enseñanzas de la poe- palabra, cuerpo sumergido. Oh muer-
de ser una obra extremadamente co- túa? Podríamos decir que es la obra En Tinta (1981), su siguiente libro, sía moderna desde Baudelaire en ade- te, / que entregas solo oscuridad, / te
herente y siempre fiel a sus primeras que también contempla, el “teatro del Sánchez Robayna emprende la reelabo- lante pero también a las de Joyce, de ofrezco, / desde lo intermitente, bajo
visiones, ella ha cambiado porque la mundo”, que anima sus reflexiones. ración de una vieja metáfora: el mundo Lezama Lima y de Severo Sarduy, a la el cielo, / palmas sobre la losa fría”
conciencia poética que la produce va Pero esa obra y ese texto “son la super- como texto2. El poema “Tinta”, dedica- prosa que pone atención a los recursos (Ibid). Ante el absoluto de la muerte,
cambiando, ya sea por necesidad o ficie”, el universo y su perfil terrestre, do a Haroldo de Campos, comienza con rítmicos del idioma. Así leemos, enton- ante la rotunda “sílaba negra”, lo úni-
contingencia. Por otro, un poeta tan la pura presencia marcada por el fue- un fragmento en prosa sin signos de ces, el comienzo de este otro poema en co que se le puede ofrecer es el con-
autoconsciente de los alcances de su go y sus sinécdoques (sol e incendio). puntuación apoyado explícitamente en prosa de Tinta, donde el ritmo es tam- torno de unas manos, el tacto puro.
obra, que cada cierto tiempo recopila La poética solar de Sánchez Robayna, esa idea: “Oscuro reposa sobre sí mis- bién grafía del universo: Que la palabra se transfigure así no
sus textos, invita a esos ejercicios de que cultivará siempre, ya está presen- mo reaparece cada noche ese texto se es casual; ya lo señaló el filósofo fran-
lectura. El mismo Sánchez Robayna, te en este libro, como en ese otro poe- engendra cada noche y en la mente bal- GRÁFICO rítmico o rítmico en lla- cés Vladimir Jankélévitch: la muer-
por lo demás, ha sugerido algo simi- ma titulado “Médano”, que comienza: día ulula fijo falda negra y desierta y mas gráficas fijo como la piedra al me- te, ese el silencio absoluto e indecible
lar; en un pasaje de La inminencia, el “Ante el mar estival / el azul y la rama exacta sobre sí misma inscrita escrita” diodía gráfico así no los signos disper- (la total “apoesía”), deviene un silen-
primer volumen de sus diarios (citado de agosto / “teatros ardientes” (p. 18). (p. 76). La obra de este autor se expande sos no tan solo la pita que da sombra a cio inefable que originará “los cantos
por Masoliver Ródenas en su artícu- Los teatros ardientes son los escena- formalmente: a los poemas dispuestos la cópula de cuerpos como textos ba- melodiosos”. Para Sánchez Robayna,
lo “Los signos y los astros”), dice: “La rios donde sucede la “escena” que to- en verso se unen numerosos poemas jo el sol gráfico sino sobre su atlánti- tal como para tantos otros poetas, la
evolución de mi escritura poética –mi dos los poemas de esa sección desplie- en prosa, muchos sin signos de pun- co el cuerpo que se tiende en pleamar muerte no es la extinción del lenguaje
devenir, en el sentido de Klee– ha sido gan poco a poco, como quien observa tuación, muestra de un vanguardismo rítmico gráfico en libro de argonauta sino su comienzo.
un tránsito del estar al ser. Y también con amorosa detención el paso mona- procesado por las enseñanzas de la tra- (...) (p. 80).
(¿o es lo mismo?) del espacio al tiem- cal de un día de verano. Pero a esas pre- dición. Así, por ejemplo, el poema “Mi- (Continúa en la página 12)
po”. De la presencia pura, por decirlo sencias ineludibles consagradas por la ríada” es un homenaje a las Soledades Muerte, tiempo y écfrasis
así, al despliegue de la temporalidad en imagen poética, Clima agrega una se- de Góngora, específicamente al pasaje Hemos visto hasta ahora los que a mi 1 Entre Tiempo de efigies y Día de aire hay
el poema y desde el poema. Las divisio- rie de textos en donde la reflexión so- donde el peregrino contempla, en una juicio son algunos de los rasgos más notorias diferencias, pero aun así es váli-
nes en períodos distintivos pero com- bre la poesía se vuelve predominante; fiesta al anochecer, cómo los habitan- determinantes de la poesía de Sánchez do pensar que el primero es un anteced-
plementarios entre sí que ha propuesto y no solo eso: son poemas que ponen en tes de un pueblo disparan fuegos de ar- Robayna. Hay muchos más, claro, pero ente que anuncia una obra excepcional.
la crítica coinciden en lo esencial: hay cuestión el estatuto mismo de su sig- tificio (“luminosas de pólvora saetas, / no puedo, por razones de espacio, dete- En palabras de su autor, Día de aire es un
una primera etapa que va desde Día nificado. La reconocida presencia, por purpúreos no cometas”, dice el poeta nerme en todos libro por libro. Pondré poema que “simplemente, tardó en escri-
de aire / Tiempo de efigies hasta Trípti- medio de epígrafes, de Mallarmé y Ha- cordobés). Formalmente, “Miríada” no hincapié en los tres rasgos que mejor birse quince años” (Andrés Sánchez Ro-
co (de 1970 a 1986, según sus fechas de roldo de Campos es más que revelado- puede ser más distinto: ilustran, a mi juicio, ese tránsito del ser bayna, comunicación personal).
publicación); una segunda que abarca ra en ese sentido: el cielo es un papel en al estar mencionado por el poeta. Ellos 2 Cabe hacer notar que en 1983 Sánchez Ro-
desde Palmas sobre la losa fría hasta donde se escribe el poema, las dunas y Desde el balcón nocturno allá abajo son: la muerte, el tiempo como lugar bayna publicó el libro Tres estudios sobre
Inscripciones (de 1989 a 1999), y una médanos poseen una sintaxis propia. los fuegos de artificio retienen la im- donde se inscriben los signos, y las va- Góngora, en donde aborda, esta vez des-
tercera que comprende desde El libro, Los límites del poema se expanden. plosión de la noche latiendo sobre el riaciones de la écfrasis. de el punto de vista crítico, la metáfora
tras la duna hasta Por el gran mar (de Así, por ejemplo, el texto titulado “El ojo que escucha la tinta estentórea “Palmas sobre la losa fría” es el pe- del texto del mundo. La cercanía tempo-
2002 a 2019). Rodríguez-Refojo propone, poema tendrá la forma de un grupo de que mancha la noche y que sube al núltimo poema del libro homónimo ral de esos estudios sobre el poeta de las
además, que las publicaciones breves rocas”, en donde la palabra y el objeto balcón suspendido latiendo a tientas publicado en 1989; dividido en cuatro Soledades con Tinta me hace pensar que
(o plaquettes) Tríptico e Inscripciones que nombra vibran con el deseo de ser para la evanescencia de una noche secciones numeradas, se trata de un los poemas y las aproximaciones críti-
anuncian la segunda y la tercera eta- uno, porque “las olas cubren vértices y más negra rumor y llamaradas de apóstrofe, figura retórica que consiste cas de Sánchez Robayna fueron contem-
pa respectivamente. Mi lectura de En el grietas” y las rocas son “imaginadas” instantáneo rocío nocherniego (...)” en la interpelación vehemente dirigi- poráneas y quizás convivieron en su mesa
cuerpo del mundo suscribe esas divisio- (p. 36). Pero es en el poema final del li- (p. 78)3. da a una persona o a un objeto inani- de trabajo.
nes, aunque insisto en que la obra de bro, que posee el decidor título de “El mado; las figuras interpeladas son la 3 El mismo Sánchez Robayna señaló que
Sánchez Robayna debe ser apreciada sentido del poema ha de ser destruido”, Fue Pedro Henríquez Ureña quien le palabra y la muerte, que aquí asumen ese poema es un homenaje a Góngora.
como una unidad de diversos sentidos en donde se consagra esta poética que quitó importancia de manera definiti- una misma identidad: “Ven entonces, Ver su charla, dictada en 2014, para el ci-
posibles y no como una serie de com- cuestiona la relación entre la palabra va a la discusión sobre las diferencias palabra, / sílaba negra. / Te esperaba. clo “Góngora vivo: cómo leen a Góngora
partimentos estancos. y la cosa; el texto recuerda, en su dis- entre poesía y prosa en nuestra lengua. Ven / como un cuerpo hasta el borde. los creadores de hoy”, organizado por la
El poema que abre Clima (1978) pue- posición versal, al Un coup de dés ma- La separación entre ambas no es abso- // Habré de sumergirme, oh bañada Universidad de Córdoba (disponible en
de servirnos para comenzar a delinear llarmeano, aunque pasado, diría yo, luta, dijo el sabio dominicano: del ver- oh naciente” (p. 183). La palabra es un YouTube).
los contornos de esta poesía. Dividido por el cedazo poético-crítico del Octa- so a la prosa hay “grados, escalones, agua donde quien la espera habrá de 4 Ver Pedro Henríquez Ureña: “En bus-
en cuatro secciones numeradas, se ti- vio Paz de Salamandra, Ladera este y etapas descendentes”; así, la prosa no sumergirse para escuchar lo que ella ca del verso puro”, en Estudios métricos
tula “Escena” (toda la sección inicial Blanco: versos que ocupan el espacio nace como imitación del lenguaje ha- tiene que decirle (“¿Y qué dirás, qué (volumen III de sus Obras completas, pp.
del libro lleva ese título); el comienzo a modo de una constelación (la hoja o blado, sino como “una derivación y a me dirás?”. Ibid.) como anticipo de 447-467).
12 Papel Literario EL NACIONAL DOMINGO 26 DE NOVIEMBRE DE 2023

El fuego material
proximidad fundas lo abierto, / que en amar fuera una forma de compren-
el fulgor de un vaso ves / el reflejo del der (...)?” (fragmento VIII); “Así has
cielo que arde, el eco de una alianza, / de ser, no puedes escapar a ti mismo,
la semejanza que inaugura la forma / / dijo una voz, / una protopalabra, /
en medio de la luz en su expansión, / una voz anterior, / desnuda” (frag-
en tu mano está ahora / que esa paz de mento IX). La conciencia poética com-
tu trazo, / temblorosa, / resbale has- prende que su “destino de palabras”
(Viene de la página 11) relata. El apotegma machadiano “se ta las cuencas de nuestros deseos (...) es, fundamentalmente, hijo del miste-
canta una viva historia contando su // Que estas palabras lleven al tiempo rio. Pero hay incluso algo más en este
Utilizando la temprana metáfora de melodía” se cumple aquí a cabalidad. una clemencia, / que el sol de la mate- libro, algo que no puedo sino llamar
los “teatros” presente en Clima, dire- Pero más que la biografía de un suje- ria se derrame sin término” (p. 339). El la contemplación de la muerte, des-
mos que la escena donde sucede esa to, El libro, tras la duna es el relato último poema de La sombra y la apa- crita como la pérdida de un ser ama-
transfiguración de la muerte en len- de cómo se constituyó una conciencia riencia se titula “Viene del mar la in- do que se vuelve uno con el paisaje de
guaje es el tiempo, que toma en oca- poética; esto es evidente en diversos tegridad de más allá del mar”. Se trata los sueños (“Te vas y estás presente,
siones la forma de un muro, es de- fragmentos del libro, como en el nú- de una clara muestra de discurso epi- y otra vez / llevas tu mano suave has-
cir, otra superficie, como el papel del mero III: “Allí, en aquella parte / del díctico o demostrativo, tan definitorio ta los mangos, / toco contigo el fruto,
cielo, donde anotar lo escrito; así lo libro que se abre / de mi memoria, es- para la lírica, gracias al cual el poema es como si los árboles / buscasen ese
vemos en el poema “El umbral” (en cucho / un rumor de arboledas, un declara lo que contempla: “Todo repo- tacto, como si, / apacible, la piel del
la sección de textos inéditos de En el barranco interpuesto / entre laderas sa, ahora, ante el mar extendido. / Co- mundo ansiara / ofrecerte su entra-
cuerpo del mundo), escrito a propósi- altas en las que recorría / las piedras, mo un rocío, hay paz sobre la hierba ña” (fragmento XX). El poema, luego
to de la muerte del pintor catalán An- las veredas, / la tarde en la que, solo, húmeda. // Bastan la luz y el vaso que de esto, pronuncia una plegaria “ante
toni Tàpies. Ahí, un “tú” que tiene en me alejé de la casa / y grabé en una viene a recibirla. / Fluyen sobre la tie- el mar de la destrucción”: “rogad por
su mirada “estrellas temblorosas” se piedra, / bajo los cielos cómplices, / rra las sombras enlazadas” (p. 394). El mí, que una piedad postrera / desanu-
dirige “hasta la puerta”, que funcio- la inicial de mi nombre / para dejar poema establece que el mar es símbo- de los límites, destruya la distancia”
na como un límite entre la vida y la señal / del nombre y su secreto” (p. lo del reposo de las cosas, “el azul ex- (fragmento XXVI). Y así volvemos,
muerte; allí, este hombre “cansado y 276). El título mismo del poema es tendido del reconocimiento”, y, de esa hacia el final del poema, al azul ex-
viejo” dibuja “Un signo, un solo signo una metáfora del libro de la naturale- manera, anuncia el que hasta ahora tenso del “gran mar del tiempo” (p.
/ en el muro del tiempo” (pp. 428-429). za, que se encuentra, ahora, detrás de es el más reciente libro del poeta: Por 424), ese mar del ser, desplegado en el
¿Es ese signo indescifrable la muerte la arena movediza de una duna crea- mán Blinky Palermo; la visita a dis- el gran mar (2019). muro del transcurrir, que comparte
misma? ¿El paso hacia otra realidad o da por el viento; el mundo inscribe tintos museos; una escena cotidiana los elementos ígneos que tanto ama
hacia otra dimensión de lo real? Una sus signos, que el poeta habrá de leer en un café. También tenemos la visita Somos lo que fluye esta poesía solar. Porque el mar en
posible respuesta parece estar en un y descifrar inscribiendo los suyos en a ciudades donde vivieron escritores El azul del reconocimiento es ese Sánchez Robayna es el “fuego mate-
poema mucho más antiguo incluido él. Muchos otros eventos decisivos se importantes para Sánchez Robayna “gran mar del ser”, como dice el ver- rial”, como dice un verso de Día de
en Palmas sobre la losa fría llamado relatan acá: la experiencia del amor (como La Habana de Lezama Lima), so de Dante que da título al libro. Se aire, el fuego del ser y la presencia fu-
“El nombre de Virgilio”, que comien- y el erotismo (entre los fragmentos así como a las tumbas de Stéphane trata de un poema largo dividido en 35 gaz. Nada más natural, entonces, que
za: “En los muros, las páginas del XLII – XLVI); la conciencia del ho- Mallarmé y Jorge Luis Borges. Otras fragmentos numerados que compar- desemboquemos, por vía del penúlti-
tiempo, / vuelve a escribir el nombre rror (el Holocausto, en el fragmento formas, pues, de dar cuenta del paso te muchos rasgos con El libro, tras la mo poema del libro (perteneciente a
de Virgilio” (p. 173). Este poema, ins- XXXVI) y la fascinación revoluciona- del tiempo que incluyen, incluso, la duna, aunque a mi juicio la crítica ha la sección “Nuevos poemas”), en una
pirado en otro pintor, el norteameri- ria (Mayo del 68, en el fragmento XV); contingencia política, como en el her- insistido demasiado en ello. Por cierto declaración que manifiesta la única
cano de larga residencia en Roma, Cy las lecturas formativas (fragmentos moso poema “Madrid, para una ele- que tenemos acá nuevamente la auto- verdad posible: “Eso somos, al cabo,
Twombly, señala que “Todo tiempo es XVII y XXII); la mirada interior que gía”, sobre los atentados terroristas biografía del sujeto y la presencia evi- únicamente, / un fragmento de todo
un tiempo de terror / y de esplendor” es, a su vez, la mirada hacia un exte- de Atocha en marzo de 2004. dente de ciertas anécdotas formativas lo que fluye, // un fragmento tan solo,
(p. 174), porque la muerte es simultá- rior siempre en expansión (fragmen- Sánchez Robayna ha cultivado larga- (“La casa familiar bajo las nubes, / la un poema inconcluso” (p. 434). No nos
neamente silencio y revelación. Sin tos XIII, XXXIV, XXXV, LXIV, entre mente el arte de la écfrasis, que consis- mañana de agosto, el emparrado, / las queda más que esperar, entonces, los
saber realmente qué es, el signo se muchos otros). La conciencia que el te en describir con palabras una obra uvas que colgaban de la luz, / yo era eslabones futuros de ese poema que
vuelve paradójicamente claro. poeta tiene del mundo se ha profundi- pictórica1. En el poema “La alianza”, una posesión de la presencia”, dice el no termina.
Sin duda que es en El libro, tras la zado para alcanzar, al mismo tiempo, que da cuenta de una visita al Museo comienzo del fragmento II), aunque
duna (2002) donde la poética de Sán- otras alturas. Morandi de Bolonia, nos encontramos hay, a mi juicio, una diferencia funda- 1 Vale la pena hacer notar que en el año
chez Robayna alcanzará la cima más Esas profundidades y esas alturas con una invocación (otra vez tenemos mental: en este libro todo se oblicua. 2022 Sánchez Robayna publicó un breve
diáfana de su inscripción en el tiem- son notorias en La sombra y la apa- la figura del apóstrofe) que es también El sonido de las campanas significa y muy original libro titulado Borrador de
po. Divido en 77 fragmentos numera- riencia (2010), uno de los libros más una declaración sobre cómo el arte algo, aunque no lo sepamos descifrar; la vela y de la llama, en donde abor-
dos, es un libro-poema decididamen- extensos y complejos de Sánchez Ro- conmueve al poeta y lo hace mirar el la naturaleza, como en Heráclito, se da, esta vez desde el ensayo, el tema
te autobiográfico. Compuesto en su bayna. Se pueden entrever aquí los mundo de manera distinta, entregán- revela y se oculta; las ondas del mar pictórico de la llama de la vela. El libro
mayor parte por una hábil mezcla de acontecimientos reales que dieron dole al artista, al mismo tiempo, una se repiten pero son siempre diferen- consiste en una serie de descripciones
endecasílabos, heptasílabos y alejan- origen a algunos poemas: una visi- responsabilidad ante el universo, y tes: “¿Debemos hacer nuestras las pa- de algunos cuadros emblemáticos sobre
drinos blancos, es ese deseo de forma ta a la casa-museo del escultor vasco prometiéndole, a su vez, la esperanza labras / que llegan a nosotros como el tema, con reflexiones históricas sobre
el que le da aliento lírico a la muy evi- Eduardo Chillida; la contemplación de que la materia sea más plena a tra- en ondas, / sin comprenderlas, pero los mismos y su lugar en la historia de la
dente serie de anécdotas que el libro de un cuadro del pintor abstracto ale- vés de la palabra: “Pintor, / que en la amándolas ya, / como si el mismo pintura y las artes visuales.

Poemas de Andrés Sánchez Robayna


III XVI

Allí, en aquella parte Miré hacia arriba una vez más, al alto
del libro que se abre esplendor de la cúpula nocturna.
de mi memoria, escucho En el cielo estrellado titilaba
un rumor de arboledas, un barranco interpuesto el Can Mayor, y mi hálito se unía
entre laderas altas en las que recorría al de la noche. En la figura vi
las piedras, las veredas, una presencia fiel, a la que pude
la tarde en la que, solo, me alejé de la casa confiarme y hablar en el silencio,
y grabé en una piedra, decir y ver y ser, puestos los ojos
bajo los cielos cómplices, en los predios del cielo carbonoso.
la inicial de mi nombre
para dejar señal
del nombre y su secreto. XIX

Y los cielos copiaban Oh logro de la noche, lengua que pronunciaste


el color de la tierra la brasa viva del tormento, el soplo,
sobre el silencio que no existe,
del ser que existe y su sollozo.
IV
Es mío ese sollozo, mía la noche
Me seguía un perrillo de la memoria en que te oí, salvada,
hambriento y fiel. Yo era mío el tormento aquel. Vuelvo a escucharlo,
fiel también a sus pasos, y no sabría decir, bajo la luz sombría, esta mañana.
ahora, quién seguía
a quién. Y exploraba con mi hermana.
o con algún amigo, y muchas veces solo, XXI ANDRÉS SÁNCHEZ ROBAYNA / UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA
los pasajes del fuego sediento, el verano
en las bellas laderas, o los felices charcos En mi interior volví a mirar la nube LIII
del otoño insular. En lo más alto del no saber. Cruzaba bajo un cielo Dolor del mundo, solo tú permaneces.
de los árboles hice un mirador violáceo, de callado resplandor Dolor del exiliado, dolor del perseguido. Toda la tierra es tuya.
sobre la casa y sobre los caminos y de quietud extrema. Y no sabía
que hasta ella llevaban, la camisa si callaba, o más bien me regalaba Lo que allí terminaba, lo que allí comenzaba
manchada por el níspero de julio su silencio, pues en aquel silencio el signo y la esperanza, tuyos eran. LXVII
y con tierra en las manos, descalzo palpitaba una forma de lenguaje.
sobre la tierra húmeda y rojiza. Y aprendí que el silencio que decía Dolor de una patria usurpada Vi en aquellas figuras turbulentas
es la expresión perfecta de su nada. hecha de mutaciones y de muerte. no la amenaza: la verdad del mal,
¿Podré decir, así, que el cielo todos los nombres del horror, la guerra,
como manto allá arriba protegía Cómo reconstruir tu laberinto, el odio y su raíz sulfúrea.
con su extendida claridad mis pasos? XXXI desandar el camino: tus huellas se borraron. Sin comprenderlo, sin reconocerlo
en su cerrado embozo, el mal nos cerca
Y cada noche se formaba, lenta, No volverás. Ningún regreso puede y nos habita. Y en su remolino
en el temblor del cielo, una escritura. devolverte el amor, el alba, el llanto. ha arrastrado con furia la esperanza del mundo.
Noche nutriente, noche bebediza,
oscuridad de sorbos estelares Hecha de escalofríos, sobre las mutaciones. *Los poemas que reproducimos aquí pertenecen a El
en la contemplación. Y consumía tu tierra existe solo en tu memoria. libro, tras la duna (2002), en edición del 2019 de la
y bebía aquel libro, aquellas letras, Editorial Sexto Piso, que incluye un dibujo de Anto-
hasta llegar, absorto, al cielo negro ni Tápies, prefacio de Yves Bonnefoy, traducido del
y alcanzar el relámpago amarillo. francés por Clara Curell.
13 Papel Literario EL NACIONAL DOMINGO 26 DE NOVIEMBRE DE 2023

ENSAYO >> DE LOS OPIOS DEL POPULISMO lo una cosa cada vez, a diferencia del oso en su
fuerza o de la gacela en su carrera –dixit Aby

Contra el origen
Warburg. Con lo cual cada metamorfósis, cada
sobrevivencia, cada vida póstuma requiere de
otra originación, de un nuevo origen.
Contra el origen avocamos entonces por la re-
sidualidad de lo originario, equivalente a la jefe-
ría inútil de la sociedad sin Estado, para evitar
que se imponga, y que se nos imponga –como es
moda fútil– el origen capital, el Uno disfrazado
de origen, nudo atávico.
Las culturas heteróclitas que Édouard Glis-
es la nada, y tampoco es la nada la ausencia del sant no ha cesado de defender en su creolidad
“La escena de violencia originante no es pues el origen. “Algo existe en la ausencia” –ha escrito. son, por lo tanto, multioriginarias, proceden-
origen. El origen no es originario. Lo miramos siempre Dice Clastres que la sociedad primitiva re-
quiere, para evitar el advenimiento tiránico del
tes de una multiplicidad residual, rizomática
–y casi arbitraria, libertaria– de originaciones.
desde lejos, desde ahora, o no lo miramos: volteamos Uno encarnado como poder político, es decir el Curiosamente ellas –como las sociedades pri-

brutalmente nuestro rostro hacia lo que hemos dejado, Estado, que siga existiendo el lugar del poder
–el lugar de la posibilidad del poder– ocupado
mitivas– son tema frecuente de quienes invocan
al origen como capital simbólico o como mer-
hacia lo que nos ha hecho huir o avanzar, hacia lo que por una jefería sin poder, por un poder impoten-
te, poder sin poder. Un jefe que habla sin cesar,
cancía absoluta, ignorando que tal invocación
las reniega. Con ello, al reclamarse de un ori-
abandonamos y no nos abandona, hacia lo que hemos como Casandra, pero que nadie escucha. gen capital, se adscriben a una forma atávica

olvidado pero no nos olvida. Volteamos, como el infans Extrapolando apenas, para vivir del duelo
de origen, para vivir desde su pérdida que es
de cultura: de raíz única o de una sola raza, de
un solo libro, de una sola identidad, de un solo
de Durero hacia una anterioridad que no es, en rigor, el comienzo de toda vida, hace falta que su lu-
gar exista, siempre ocupado por algo que no
universal.
Habría que oponerles una paráfrasis de Glis-
temporal, sino estructural, constituyente, ontogenésica, es en verdad el origen, porque este es en rigor sant: así como escribimos en presencia de todas

indefinible, infanda –sin nombre–, inapropiable” inalcanzable.


La sociedad sin estado existe entonces a con-
las lenguas, así mismo somos en presencia de
todos los orígenes.
dición de que del poder en ella solo quede su ¿Qué pensar entonces del locus originario, del
resto. A su vez quienes pretenden vendernos el locus de la posibilidad del origen? ¿Qué se re-
LUIS PÉREZ ORAMAS Este arte que se sostiene sobre la invocación espejismo del origen en sus obras parecen igno- quiere como lugar vacío del origen para evitar
de lo originario hace gala impúdica, también,

R
rar que de este solo queda una espuma seca de que se imponga una figura atávica, inamovible,
ecorre una tempestad de penitencias con mucha frecuencia, de una apropiación de bajamar indicando en su ruinoso cuerpo la alta capital, singular de Origen, esa ficción a la vez
el mundo del arte, su mala y culposa, las culturas primitivas. Palabra esta ciertamen- marea que se ha retirado para siempre. única (Uno) y totalizante (Todo)? Se requeriría,
a menudo culpable conciencia en bus- te cancelada, que los grandes etnólogos se em- precisamente, una figura abierta a su potencial
ca de redención por tantos males, por peñan sin embargo en continuar utilizando, por También puede decirse, como lo había revela- multiplicidad, a su residual multitud. Un origen
tanta injusticia en nombre de tanto privilegio. alguna (buena) razón. Entre ellos Pierre Clas- do epifánico José Bergamín al jóven Agamben no-originario, como un poder impotente, como
Vienen entonces los artistas y sus comisarios tres, quien no dejó, hasta su prematura muerte, en Roma, que el pueblo es solo lo que queda del un dimensionless number (à la Dirac), como un
a confesar sus penas y ofrecen, entre mesiáni- de abogar por la necesidad de “renunciar, ascé- pueblo, y que por ello nunca podrá coincidir figural, una figureless figure que no cesamos
cos y arrepentidos, sus obras en enmienda para ticamente, a la concepción exótica del mundo con su propia totalidad. Y felizmente no podrá de invocar para una teoría de la figurabilidad
salvar el mundo. Aquel comisario o este artista arcaico, concepción que, en último término, de- ser tampoco encarnado por Uno, ni por Nadie. general.
–y sus obras en exposición– pretenden así te- termina masivamente el discurso pretendida- Tales son, entonces, las condiciones lógicas de Pensar y ahondar en un vaciamiento del ori-
ner potencia apotropaica, imponer sacramen- mente científico sobre ese mundo” (...) para así lo originario, que rigen a la vez su irreparable gen, vivir de la multitud originaria que nues-
tos. En medio de este desfile de nominalismos llegar finalmente “a tomar en serio al hombre pérdida y su multiplicación incesante. No hay tros presentes engendran es tan significati-
exorcísticos, en medio de esta cándida ilusión de las sociedades primitivas, en todos sus aspec- origen sino (apenas) lo que queda del origen: vo para la libertad plural de lo humano como
en los poderes del arte –una fe masiva e impen- tos y en todas sus dimensiones, entre ellos es- sus restos, infinitamente reductibles en su re- pensar –ahondar, abogar, identificar– un poder
sada en la conversión que Occidente no cono- pecialmente en el ángulo de lo político, incluso sidualidad, como una línea de Apeles donde se impotente, por ejemplo: una modernidad sin
cía desde los tiempos del concilio de Trento–; en y sobre todo si este se realiza en las sociedades unen, al dividirse sin cesar desde sí mismos, voluntad de poder, residual, que ha sido la mo-
medio de este banquete de buenas intenciones, arcaicas como negación de lo que es en el mun- el origen y lo universal, según Pablo de Tarso dernidad de nuestras islas-humanas en Améri-
a menudo en detrimento de las voluntades del do occidental”. d’après Agamben, multiplicándose al infinito ca, de nuestros anacoretas.
arte y siempre de la realidad, sobresale la invo- Las sociedades arcaicas nos enseñan –al me- desde el presente. Hay una figura en los archivos del arte para
cación incesante del origen, la obsesión por lo nos aquellas estudiadas por Clastres en la vasta Solo el presente origina los orígenes, los resi- este vaciamiento originario, un indicador fi-
originario. región de la amazonia Yanomami y de las co- duos de la originación. Solo el presente multi- gural de la lejanía irreparable del origen, un
Todos tienen al origen cazado por sus bar- munidades de indios Guayakí del Paraguay– plica los orígenes. infans que se aleja, avalanzándose hacia el fu-
bas. Pero el origen es solo pérdida, cuando no que ha sido posible constituir una sociedad sa- Está, pues, en lo humano la potencia de in- turo, mientras violentamente voltea su rostro
es estafa. tisfactoria para sus miembros sin necesidad de ventar el origen cada vez, porque está en lo hu- en escorzo brutal hacia una escena explosiva y
La física moderna –ah padre Lemaître– nos Estado, una sociedad sin poder político. mano la potencia de ser otro cada vez, y de ser cruenta. Se trata del opisthotonos, esa violenta
indicaría que el origen cósmico de lo que existe La ausencia de algo no es la nada –se precia más allá de un programa ontogenético; porque torsión del rostro que mira, como Orfeo, hacia
no fue más que un rebote, una reoriginación, en repetir Clastres. La ausencia del poder no nunca el humano es todo lo que es, sino tan so- atrás y que Pascal Quignard notaba ya clara-
otro salto. No Big Bang sino Big Bounce: una mente delineada en la caverna de la tragedia
estrella colapsada por su propio peso en su ho- humana, donde yace un hombre-pájaro vencido
yo negro, consumiéndose en masa y energía, ante el animal que estaba antes, en la sala del
hasta llegar a ser un punto ínfimo y absoluto pozo de Lascaux.
que rebota e inicia de nuevo su expansión por En el dibujo de Orfeo asesinado por las ba-
efecto de repulsiones cuánticas. ¿Cuál es, pues, cantes de Durero es el infans que escapa ate-
allí el origen si no un torbellino que siempre rrorizado, y es también Orfeo cuando huía del
recomienza su gran barrida cósmica? aornos donde Eurídice permanece. Este infans,
Pero volvamos más modestamente al arte que curiosamente, ya aparecía en otra imagen de
–sin modestia alguna– quiere salvarnos. Para Durero, anterior de algunos años, en la que se
ello tiene cazado por sus barbas al origen –cual- representa a Hércules en la encrucijada entre
quiera, el que mejor sirva, al mejor postor– ha- virtud y placer.
ciendo lo que siempre ha hecho, lo único que El ser que aún no habla, la palabra que aún no
sabe hacer a ciencia cierta: seducirnos con sus llega escapa, entonces, de una escena originaria
bellos cantos de sirena. Por esta razón los ti- que es, como sabemos desde Freud, siempre, la
ranos codician al arte, cuando no lo abjuran. escena de su pérdida. Lleva un pájaro en la ma-
En realidad, ambos se han entregado a mutuas no: el canto que ha de venir, la lengua labial que
seducciones desde siempre, arte y poder, arte- brotará de su propia oscuridad gutural.
sanos y ejecutores, a veces haciéndose pasar el Nunca estuvimos en el lugar de donde he-
arte por aguafiestas, otras entregándose man- mos venido. Pero la escena originaria no cesa
samente a la feria de las vanidades. de surgir en otro lugar desde el cual, transfor-
Y allí, en medio de un minué, se anuncia en- mándose, incluso antitéticamente, podemos
tonces al origen en sus redes. re-inventarla: retruque y golpe de dados que
Este fantasma que el mundo del arte manipu- no abolirá el azar, après coup y memoria segun-
la como una charanga –el origen– es una ma- da, naciendo constantemente del vaciamiento
nifestación del deseo perverso y dominador, irremediable de aquella, y a partir de la cual,
imperioso e imperativo de que solo exista una así diferida, diferenciada, todo puede comen-
cosa: lo Uno originario, un solo origen. Una so- zar de nuevo.
la historia. Una raza sola. Un solo tiempo. Un La escena de violencia originante no es pues
solo “universal”. Solo una belleza. Solo una di- el origen. El origen no es originario. Lo mira-
ferencia sexual, un solo sexo. Un lenguaje y no mos siempre desde lejos, desde ahora, o no lo
las lenguas. Un libro. Una sola verdad. Un solo miramos: volteamos brutalmente nuestro ros-
destino. Un universo solo. De todo ello se ha- tro hacia lo que hemos dejado, hacia lo que nos
cen cómplices mudos, cuando no ciegos, los ob- ha hecho huir o avanzar, hacia lo que abando-
sesionados invocadores del origen, los vicarios namos y no nos abandona, hacia lo que hemos
de lo originario, las vestales furibundas de la olvidado pero no nos olvida. Volteamos, como el
genealogía. infans de Durero hacia una anterioridad que no
¿Cómo oponerle a este opio del origen la ver- es, en rigor, temporal, sino estructural, consti-
dad de su existencia como libérrima invención tuyente, ontogenésica, indefinible, infanda –sin
vesperal y tardía, como multiplicación de sí nombre–, inapropiable.
mismo, es decir como arbitraria originación No hay origen. Hay una anterioridad en la que
multiplicada? la temporalidad se aniquila. No se sostiene des-
La invocación del origen se asemeja a la apro- de allí el tiempo. Es el mundo como enjambre
piación del pueblo que es la agencia de todo atómico que está antes del mundo como confi-
populismo. Ambos responden a los mismos guración perceptible. Solo nos queda la reali-
menesteres: los oficios de la dominación, la dad del ahora, de lo que está siendo, es decir de
ebriedad de los imperativos. Así, amarrados la presencia para ocupar su sima.
al origen, se cuidan las espaldas los mediocres Es allí, en ese magmático abismo surgiente,
o se inventan las ficciones los tramposos, los proteico hogar de lo irrealizado, que lo origi-
practicantes del chamanismo contemporáneo nario se origina, incesante e inminente, como
del arte que, apenas sostenido sobre la ilusión una voluntad entre muchas, como una cifra de
de la inmaterialidad o del concepto toma atajos información cuántica, como el número total, in-
donde se oblitera la dignidad de los objetos, la cognoscible, de todas sus posibles alternativas,
necesidad de su presencia. multiplicándose.
LA MUERTE DE ORFEO (1494) / DURERO

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