Está en la página 1de 2

Como alguna vez escribió Hugo Wast la vida de Don Bosco, en pleno siglo XIX y a

vista de mil testigos, tiene aventuras increíbles, dignas de leyenda dorada.


Como escribe Juan Norberto Comete en un solo libro Antología de lo Fantástico:
“Nada hay tan desconcertante como la vida de aquellos que han orientado hasta el
último átomo de su cuerpo y espíritu hacia la divinidad.
Aquí es donde el bien absoluto, como fin alcanzado, se manifiesta en el mundo
físico por las vías de lo fantástico iluminando la realidad como expresión de una
incontenible grandeza”.
Don Bosco fue un hombre que manifestó marcadas veces fenómenos paranormales y
parapsicólogos, debido a su colocación en un plano de existencia en contacto pleno
con Dios.
Tal vez debido a ello, al encontrarse entre dos planos de vivencia (uno seria el
plano normal y tridimensional en el que nos movemos ósea nuestro mundo, la tierra;
otro seria un plano paralelo de cuatro dimensiones que va mas allá de los que los
hombres pueden apenas vislumbrar con la imaginación) haya sido provocador y
receptor de fenómenos de mundos paralelos que rozan la misma esencia de lo divino.
Desde muy chico me impresiono verdaderamente la historia del perro Gris que me era
contada a mí y a mis compañeros por un sacerdote que era profesor de Religión y que
pedagógicamente mezclaba la enseñanza con la aventura, el misterio y la ficción.
Pero el perro Gris no es ninguna ficción, sino existió verdaderamente.
El “Gris” fue un perro pastor, si se lo puede clasificar dentro de todas de las
razas caninas de la tierra, de gran imponencia y envergadura, que se le apareció de
repente a Don Bosco una tarde de 1854.
Nunca se supo de donde venia, de que recóndito y luminoso rincón del Universo era
originario.
Durante los dos años en que rondo el Oratorio, en que residía el fundador de los
colegios salesianos, nadie pudo averiguar la incógnita del perro Gris.
El propio San Juan Bosco nos ha dejado su asombrado testimonio de amistad con el
sobrenatural perrazo: “El perro Gris fue tema de muchas conversaciones y de varias
hipótesis.
Dejando aparte las historietas curiosas que se refieren de este perro, voy a
exponer aquí lo que es pura verdad.
Los frecuentes atentados de que fui victima me convencieron de que no debía andar
solo, ni de ida ni de vuelta de la ciudad de Turín.
Una noche oscura, tarde ya, volví yo solo a casa, con algún recelo, cuando me veo
al lado de un perrazo, que a primera vista me asusto; pero como no mostrase
intensiones hostiles, y mas bien me hiciera cariño, cual si fuera su dueño, pronto
nos hicimos amigos y me acompaño hasta el Oratorio, lo mismo que esa tarde ocurrió
muchas veces mas; así que puedo afirmar que el Gris me ha prestado importantes
servicios.
“A fines de noviembre del 54, una tarde lluviosa, viniendo de la ciudad, para no
hacer mucho camino solo, tome la calle que va de la Consolata al Cotolengo.
En un sitio observo dos hombres, que marchan delante de mí, acelerando o
disminuyendo el paso conforme andaba yo.
En ese mismo momento, de la nada, aparece el gris, y gruñendo como un oso, planta
las zarpas en el rostro de uno y el hocico en el otro, de tal manera que tienen que
atender al perro antes que a mí.
“El Gris continuaba rugiendo como un oso o como un lobo rabioso.
Los otros huyeron, y el Gris se me puso al lado y me acompaño hasta el hospital.
Vuelto en mí del espanto, después de reconfortarme con una bebida que la caridad de
aquella casa tiene a mano siempre, con buena escolta me fui a casa.
“Todas las noches, cuando nadie me acompañaba, al llegar a los terrenos baldíos se
veía apuntar al gris por alguna parte.
“Muchas veces lo vieron los jóvenes del Oratorio, y una sirviónos de diversión,
porque se metió en el patio y alguno lo quiso echar y otro pegarle.
¡Es el perro de Don Bosco!
“No hizo mas que menear la cola y sacudir las orejas.
“_Come o bebe o estate quieto _le grite- “Apoyó el hocico en mi servilleta, cual si
quiera hablarme o darme las buenas noches; luego, con maravilla de todos se fue.
“La ultima vez que vi al Gris fue en 1864.

También podría gustarte