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El Cuento, un Exigente Género Literario

Guillermo Tedio*

“Si el escritor está interesado en la técnica, más le vale dedicarse


a la cirugía o a colocar ladrillos. Para escribir una obra no hay ningún recurso
mecánico, ningún atajo. El escritor joven que siga una teoría es un tonto.
Uno tiene que enseñarse por medio de sus propios errores; la gente solo
aprende a través del error. El buen artista cree que nadie sabe lo bastante
para darle consejos, tiene una vanidad suprema.
No importa cuánto admire al escritor viejo, quiere superarlo.”
William Faulkner

RESUMEN

Si pensamos en el origen y evolución del cuento, sus inicios se remontarían al momento en que el
ser humano, para protegerse de los peligros que lo acechaban en la naturaleza, sintió el apremio de
comunicarse con los otros, de socializar una información relacionada con hechos ocurridos y cuyo
conocimiento podía garantizar la sobrevivencia de la especie. Incluso, el cuento, la relación de un
hecho, debió hacerse mediante un lenguaje que no debió ser la lengua articulada de ahora sino se-
guramente el gesto y el ruido, casi que como se da el relato en el niño que comienza a aprender la
lengua por imitación y a sentir la necesidad de comunicarse.

Palabras clave
Género literario, Cuento, narración, ficción.

ABSTRACT

If we give a thought of the origin and evolution of the short story, its beginnings can be tracked
down over the moment in which the human being, in order to protect himself of the dangers of na-
ture, felt the need to communicate with others, to socialize information related to a fact that had al-
ready happened and the knowledge that could guaranteed the survival of the specie. Even the short
story, the relationship of a fact, should had been done through a language that, most likely, was not
the articulated one of today, but just gestures and noise. This language should have been closed to
the one little children, in the need of communication, use when learning language by imitation.

Key words
literary gender, short story, narrative, fiction.

* Crítico literario e investigador. Docente de la Universidad del Atlántico.


Universidad del Atlántico, Revista Amauta, Barranquilla (Col.) No. 17, Ene-Jun 2011

El Diccionario de la Real Academia Para Claude Bremond, el cuento “es


Española (DRAE) propone ocho en- un discurso que integra una sucesión
tradas semánticas de la palabra cuento de eventos de interés humano en la
y 29 expresiones en las que el término unidad de una misma acción”. Para
interviene con una significación espe- Enrique Anderson Imbert, “El cuento
cífica como en cuento chino, el cuento vendría a ser una narración breve en
de nunca acabar, echarle a algo mu- prosa, que por mucho que se apoye
cho cuento, estar en el cuento, venirle en un suceder real, revela siempre la
a alguien con cuentos... No vamos a imaginación de un narrador indivi-
analizar una por una estas entradas dual. La acción –cuyos agentes son
pero me parece importante observar hombres, animales humanizados o
que, por lo menos en las ocho varia- cosas animadas– consta de una serie
ciones básicas, aparte de la caracterís- de acontecimientos entretejidos en
tica de brevedad, cuento nos remite a una trama donde las tensiones y dis-
relación, relato, narración o noticia, tensiones, graduadas para mantener
palabras teñidas siempre de manifes- en suspenso el ánimo del lector, ter-
tación peyorativa con los agregados minan por resolverse en un desenlace
de falsedad, invención, ficción, enga- estéticamente satisfactorio” (40).
ño, embuste, chisme, enredo, quime-
ra. Por otro lado, cuento proviene del Ahora, si pensamos en el origen y
latín computum, y este de computare, evolución del cuento, sus inicios se
un verbo de las matemáticas que en remontarían al momento en que el
su evolución fonética se va a reducir a ser humano, para protegerse de los
contar y que inicialmente significaba peligros que lo acechaban en la natu-
calcular, es decir, obtener una aprecia- raleza, sintió el apremio de comuni-
ción numérica de algo. Posteriormen- carse con los otros, de socializar una
te la palabra contar amplió su círculo información relacionada con hechos
semántico hasta alcanzar el significa- ocurridos y cuyo conocimiento podía
do de hacer una relación noticiosa y garantizar la sobrevivencia de la es-
ya no solo matemática, especializan- pecie. Incluso, el cuento, la relación
do dos derivaciones: cuenta para los de un hecho, debió hacerse mediante
números y cuento para el relato. un lenguaje que no debió ser la lengua
articulada de ahora sino seguramente
De cualquier modo, fue la literatu- el gesto y el ruido, casi que como se
ra la que por fin le dio una caracte- da el relato en el niño que comienza
rística de cosa o artefacto positivo a a aprender la lengua por imitación y
la palabra cuento, así que este géne- a sentir la necesidad de comunicarse.
ro literario podría definirse como la García Márquez, en su texto “¿Todo
narración ficcional escrita donde el cuento es un cuento chino?”, dice: “El
autor hace breves la extensión y los cuento parece ser el género natural de
acontecimientos de pocos personajes. la humanidad por su incorporación

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espontánea a la vida cotidiana. Tal Márquez son realmente cuentos, como


vez lo inventó sin saberlo el primer “El licenciado vidriera”, un loco que
hombre de las cavernas que salió a se cree hecho de vidrio y tiene miedo
cazar una tarde y no regresó hasta el de partirse o astillarse.
día siguiente con la excusa de haber
librado un combate a muerte con una Ahora, una clasificación inoportuna
fiera enloquecida por el hambre. En en esta conferencia podría ser la de
cambio, lo que hizo su mujer cuando pensar el cuento literario teniendo en
se dio cuenta de que el heroísmo de cuenta los distintos desarrollos de la
su hombre no era más que un cuento literatura a nivel de movimientos o
chino pudo ser la primera y quizás la tendencias: clasicismo, romanticis-
novela más larga del siglo de piedra”. mo, neoclasicismo, barroco, roman-
ticismo, realismo, naturalismo, cos-
Los grandes antecedentes históricos tumbrismo, modernismo, posmoder-
de lo que es hoy el cuento moderno o nismo...
posmoderno serían los fabliaux (bre-
ves relatos profanos en verso, siglos Ahora, como anota Guillermo Sam-
XII-XIV) franceses de la edad me- perio, si bien es cierto que solo en la
dia, los cien cuentos de El Decamerón primera mitad del siglo XIX, con el
(1351), escritos por Giovanni Boccac- genio de Edgar Allan Poe, el cuento
cio, en el siglo XIV; en estos cuentos, alcanza el estatuto de obra estética
diez personajes de familias acomo- autónoma y válida en sí misma como
dadas (siete mujeres y tres hombres) género, incluso, amparado por una
durante 10 días, a consecuencia de la teoría del propio Poe desarrollada en
peste bubónica o peste negra, se aís- su ensayo The Philosophy of Compo-
lan en una residencia campestre de las sition y cuyo eje temático central es
afueras de Florencia y narran, cada la unidad de efecto, en la antigüedad,
uno, 10 historias, completándose 100; la edad media y el renacimiento se
siguen Los cuentos de Canterbury, 24 van a producir narraciones que, en
en total, del inglés Geoffrey Chaucer, cierto modo, se acercan a la idea ac-
escritos a finales del siglo XIV y que, tual de cuento. De la oralidad inicial,
de alguna manera, presentan la misma el cuento pasó a la escritura y eso hizo
estructura y el mismo tono socarrón que apareciera en él una preocupación
de los 100 cuentos de Boccaccio. En estética y una búsqueda técnica y de
Chaucer, unos peregrinos, mientras composición, es decir, estructural,
marchan desde Southwark hasta la para que el lector, además de recibir
catedral de Santo Thomas Becket, una información, viviera, al leerlo,
en Canterbury, relatan sus historias; esa especie de rapto en que caemos
las Novelas ejemplares, de Miguel cuando estamos ante una historia de
de Cervantes Saavedra, escritas entre profunda significación humana que
1590 y 1612, textos que para García nos entrega, al final, en pocos minu-

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tos, un desenlace fantástico, realista, Según Miriam Noemí Di Gerónimo,


ambiguo, emotivo... de la Universidad del Cuyo (Argenti-
na), las características esenciales que
Un aspecto primordial sobre el cuento Cortázar determina para el cuento li-
como género es la teoría literaria que terario son: la autonomía (“el cuento
sobre él se ha venido construyendo, es independiente de cualquier otro
quiero decir, los modelos teóricos, género”, TCJC: 68), la esfericidad
manifiestos o implícitos, en que se (“Dicho de otro modo, el sentimien-
basan lo distintos autores para pro- to de la esfera debe preexistir de al-
ducir sus relatos, en otras palabras, guna manera al acto de escribir el
las múltiples artes narrativas creadas cuento, como si el narrador, sometido
por los propios narradores, los teó- por la forma que asume, se moviera
ricos y críticos, como es el caso del implícitamente en ella y la llevara a
conocido paradigma de Julio Cortázar su extrema tensión, lo que hace pre-
esbozado en sus ensayos “Algunos cisamente la perfección de la forma
aspectos del cuento” y “Del cuento esférica”, CBA: 35), la brevedad (un
breve y sus alrededores” y en decla- mínimo de elementos), la autarquía,
raciones hechas en entrevistas. Aho- que como dice Di Gerónimo, signifi-
ra, las formulaciones hechas por los ca que “la acción se da pura, limpia
de intervenciones accesorias tanto del
propios cuentistas no han sido real-
autor implícito como del narrador; se
mente enfoques teóricos definidos ni
crea en el lector la ilusión de que el re-
definitivos sino comentarios cargados
lato nace espontáneamente y se hace
de simbolismos, como cuando Cortá-
a sí mismo” (TCJC: 70), la economía
zar habla de la esfericidad del cuento.
(eliminación de todo lo accesorio), el
Igual, ya son varias las metáforas que
ritmo (pureza de la melodía, eufonía,
se han empleado para definir el proce-
música, pero más que a un ritmo fo-
so creador y escriturario de un cuento,
nético, Cortázar parece referirse a un
casi siempre en comparación con la ritmo o swing semántico), la signifi-
novela, como, por ejemplo, cuando cación (“el resumen implacable de
el propio Cortázar habla del cuento una cierta condición humana” o “el
como fotografía y de la novela como símbolo quemante de un orden social
largometraje o película. Ahora, estas o histórico”, AAC: 373), la intensi-
imágenes, símbolos y metáforas no dad (“eliminación de todas las ideas
son despreciables pues, dentro de las o situaciones intermedias, de todos
ciencias y disciplinas humanas, ya es los rellenos o fases de transición que
proverbial la importancia de los tropos la novela permite e incluso exige”,
o figuras como núcleos productores AAC: 378, es decir, un acercamiento
de significancia. Muchas veces, una inmediato al drama, hasta el punto de
imagen dice más que una definición que a veces se le revela el enigma al
que intenta ser objetiva o científica. lector en las primeras frases), la ten-

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sión (un desarrollo lento y retardado Poe se opone al método de composi-


del drama, sobre todo del final). Estas ción espontánea, de Coleridge, quien
dos últimas características no pue- propone no elaborar un plan previo
den darse al mismo tiempo pues si un sino dejar todo al azar de las similitu-
cuento es tenso no puede ser intenso y des y asociaciones. Algunos críticos y
lo contrario. comentaristas sugieren que el método
de Poe es demasiado artificial y que
El otro modelo teórico que me inte- realmente Poe no estaba hablando en
resa comentar es el formulado por serio sino con ironía.
Edgar Allan Poe. El primer elemento
clave en su arte narrativa del cuento La otra característica esencial del
es la unidad de efecto o impresión. cuento para Poe es el objetivo de la
Esta característica nos remite inme- verdad que se persigue, por supuesto,
diatamente a la brevedad, la econo- no la verdad filosófica sino la ver-
mía y la esfericidad del paradigma dad de la situación presentada en la
de Cortázar. Lo que Poe quiere decir- intriga y trama de la historia que se
nos es que un cuento debe leerse de cuenta. Por ejemplo, ¿cuál es la ver-
“una sola vez”, en una sola sesión, dad que se persigue en el cuento “El
como decimos nosotros, en una sola doble asesinato de la calle Morgue”
sentada, sin que transcurra mucho (The Murders in the Rue Morgue)? El
tiempo pues se perdería esa unidad de detective Auguste Dupin busca averi-
efecto, totalidad o impresión, que es guar la verdad, es decir, ¿quién fue el
una manera suya de llamar a la emo- asesino de Madame L’Espanaye y su
ción, la cual también es necesaria al hija? Y la verdad llega al final. Cuan-
poema. En este sentido, anota que do todo hacía suponer que el asesino
“cuando son necesarias dos sesiones había sido un ser humano, el analíti-
se interponen entre ellas los asuntos co y frío Dupin, mediante una aguda
del mundo, y todo lo que denomina- capacidad de detección, descubre que
mos el conjunto o la totalidad queda el criminal es un orangután de Borneo
destruido automáticamente.” De allí traído por un marinero a París y que
que Poe recomiende a los cuentistas, se había escapado de la habitación
la creación o invención o la búsqueda donde se le tenía encerrado. Lo que
de un desenlace y un “efecto único y Poe está diciendo, según su método,
singular”, sobre el que posteriormen- es que el cuentista solo debe empezar
te inventará los incidentes (el tema, el a escribir el cuento cuando ya tiene y
ambiente, los personajes, el conflicto sabe el desenlace. Eso hará que desde
y el argumento), “combinándolos de la primera frase, todo vaya dirigido
la manera que mejor lo ayuden a lo- hacia ese objetivo final y entonces la
grar el efecto preconcebido.” En este emoción –el sentimiento poético, si
sentido, el método de composición se quiere– la unidad de efecto o de
(The Philosophy of Composition) de impresión se logrará. “Solo si se tie-

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ne continuamente presente la idea del cias imaginarias; eludir hispanis-


desenlace podemos conferir a un plan mos, argentinismos, arcaísmos y
su indispensable apariencia de lógica neologismos; preferir las palabras
y de causalidad, procurando que todas habituales a las palabras asombro-
las incidencias y en especial el tono sas; intercalar en un relato rasgos
general tienda a desarrollar la inten- circunstanciales, exigidos ahora
ción establecida”. Para Poe, hay que por el lector; simular pequeñas in-
elegir un tema y luego un “vigoroso certidumbres, ya que si la realidad
efecto”, siguen la escogencia de los es precisa la memoria no lo es; na-
incidentes o acontecimientos y el tono rrar los hechos (esto lo aprendí en
que mejor han de servir para lograr el Kipling y en las sagas de Islandia)
efecto buscado. como si no los entendiera del todo;
recordar que las normas anteriores
Hay que aclarar que todas las teorías y no son obligaciones y que el tiem-
artes poéticas sobre el cuento derivan, po se encargará de abolirlas. Ta-
de una u otra forma, de los enfoques les astucias o hábitos no configu-
de Poe. Es decir, si tuviéramos que es- ran ciertamente una estética (ES:
coger al padre de la teoría del cuento, 1994:353).
ese es el cuentista bostoniano, quien
Aunque Borges parece dudar de si lo
vivió en la primera mitad del siglo
que ha escrito es un cuento, al refe-
XIX.
rirse a su texto “El Zahír”, reconoce
que si bien la clasificación en géneros
Borges, por su parte, ha teorizado
(novela, cuento, poesía...) no es tan
igualmente sobre el cuento aunque él
necesaria a los autores, sí lo es para
afirme no ser dueño de una estética.
los lectores. Así, anota:
En el prólogo a su libro Elogio de la
sombra (1969), dice a una solicitud de
Croce creía que no hay géneros;
Carlos Frías para que teorice sobre su yo creo que sí, que los hay en el
estética: “Mi pobreza, mi voluntad, se sentido de que hay una expectativa
oponen a ese consejo. No soy posee- en el lector. Si una persona lee un
dor de una estética. El tiempo me ha cuento, lo lee de un modo distinto
enseñado algunas astucias” (ES: 353). de su modo de leer cuando busca
Así, entonces escuchemos al astuto un artículo en una enciclopedia o
Borges, formulando sus mañas de es- cuando lee una novela, o cuando
critor, no solamente de cuentista pues lee un poema. Los textos pueden
estas recomendaciones serían igual- no ser distintos pero cambian se-
mente válidas para la poesía. gún el lector, según la expectativa.
Quien lee un cuento sabe o espera
Eludir los sinónimos, que tienen leer algo que lo distraiga de su vida
la desventaja de sugerir diferen- cotidiana, que lo haga entrar en un

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mundo, no diré fantástico –muy rior de Poe, aunque también plantea


ambiciosa es la palabra– pero sí la economía y la brevedad en las que
ligeramente distinto del mundo más tarde enfatizará Cortázar: “Toma
de las experiencias comunes (CY: a tus personajes de la mano y llévalos
1997). firmemente hasta el final, sin ver otra
cosa que el camino que les trazaste.
Ahora, en relación con el Decálogo No te distraigas viendo tú lo que ellos
del perfecto cuentista, del uruguayo no pueden o no les importa ver. No
Horacio Quiroga, ha sido rechazado abuses del lector. Un cuento es una
y atacado por unos y mirado sospe- novela depurada de ripios. Ten esto
chosamente por otros, aunque en la por una verdad absoluta, aunque no
intimidad de sus creaciones lo pon- lo sea”.
gan en práctica como pareció ocurrir
con el propio Borges, que lo siguió en Seguidamente, quisiera tratar de esas
varias de sus recomendaciones, aun- metáforas que los autores han utiliza-
que nunca lo reconoció, tal vez por la do para expresar lo que es o debe ser
calificación de Decálogo del perfecto un cuento, imágenes que, como ya se
cuentista que podía parecerle dogmá- dijo antes, por tener la ambigüedad o
tica cuando él mismo anota: “Por lo la plurisignificación de los tropos, di-
demás, descreo de las estéticas. En cen más que unos principios o manda-
general, no pasan de ser abstracciones mientos estéticos. El mismo Cortázar
inútiles; varían para cada escritor y anota: “Solo con imágenes se puede
aun para cada texto y no pueden ser trasmitir esa alquimia secreta que ex-
otra cosa que estímulos o instrumen- plica la profunda resonancia que un
tos ocasionales” (ES:353). gran cuento tiene entre nosotros, y que
explica también por qué hay muchos
Nos interesa observar los puntos en cuentos verdaderamente grandes”
los que Quiroga recoge las enseñan- (AAC). Para Cortázar, la imagen de
zas de Poe. En el primer punto, con- concebir el cuento como un arte pare-
sidera a Poe un maestro: “Cree en un cido a la fotografía y a la novela como
maestro –Poe, Maupassant, Kipling, una película nos lleva a la convicción
Chejov– como en Dios mismo”. El de que una foto no es buena por lo que
quinto mandamiento asimila la ne- muestra sino por lo que oculta, por lo
cesidad de saber cuál es el desenlace que no se ve en la imagen delimitada
de la historia antes de escribirla: “No por los bordes, por ese mundo ausente
empieces a escribir sin saber desde la que lleva al espectador a pensar mun-
primera palabra a dónde vas. En un dos que terminan contextualizando la
cuento bien logrado, las tres primeras figura evidente, como sucede en su
líneas tienen casi la importancia de cuento Las babas del diablo. Así, el
las tres últimas”. Igualmente el pun- Cronopio afirma que “la novela y el
to octavo va dirigido a este fin ante- cuento se dejan comparar analógica-

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mente con el cine y la fotografía, en la el cuento, nos remite igualmente a la


medida en que una película es en prin- imagen de Hemingway de concebir
cipio un «orden abierto», novelesco, al cuento como un iceberg con su pe-
mientras que una fotografía lograda queña punta visible de hielo y la gran
presupone una ceñida limitación pre- masa invisible bajo las aguas pero que
via, impuesta en parte por el reducido debe ser buceada por el lector para al-
campo que abarca la cámara y por la canzar la magnitud del sentido.
forma en que el fotógrafo utiliza es-
téticamente esa limitación” (AAC). También es Cortázar el que nos da la
Y más adelante comenta que tanto el imagen del cuento como una pelea de
fotógrafo como el cuentista buscan boxeo que se decide por Knock Out
“recortar un fragmento de la realidad, y la novela como un combate que se
fijándole determinados límites, pero dirime por puntos. Al respecto, anota
de manera tal que ese recorte actúe el argentino: “Es cierto, en la medida
como una explosión que abre de par en que la novela acumula progresiva-
en par una realidad mucho más am- mente sus efectos en el lector, mien-
plia, como una visión dinámica que tras que un buen cuento es incisivo,
trasciende espiritualmente el campo mordiente, sin cuartel desde las pri-
abarcado por la cámara. Mientras en el meras frases” (AAC).
cine, como en la novela, la captación
de esa realidad más amplia y multi- Por su parte, García Márquez trae la
forme se logra mediante el desarrollo metáfora o el símil de la escritura con
de elementos parciales, acumulativos, la albañilería cuando compara el es-
que no excluyen, por supuesto, una cribir un cuento con el trabajo de va-
síntesis que dé el «clímax» de la obra, ciar concreto en un cofre o formaleta,
en una fotografía o en un cuento de ¡si cuajó, cuajó; si no, el trabajo y la
gran calidad se procede inversamente, materia son perdidos!, mientras que la
es decir, que el fotógrafo o el cuentis- novela se parece a la larga faena de
ta se ven precisados a escoger y limi- poner cimientos y pegar ladrillos para
tar una imagen o un acaecimiento que construir una pared. Y al mismo Gar-
sean significativos, que no solamente cía Márquez le gusta el símil de que
valgan por sí mismos, sino que sean “el cuento es una flecha en el centro
capaces de actuar en el espectador o del blanco y la novela es cazar cone-
en el lector como una especie de aper- jos”.
tura, de fermento que proyecta la in-
teligencia y la sensibilidad hacia algo Y no faltan los autores que crean sí-
que va mucho más allá de la anécdota miles o metáforas curiosas, como el
visual o literaria contenidas en la foto mejicano Guillermo Samperio con su
o en el cuento” (AAC). Esta idea del propuesta de comadrón: “El momento
mundo visible y del mundo que no de la figuración es muy semejante al
se ve, tanto en la fotografía como en de la concepción (?). El ritmo de la

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escritura puede compararse al de las Para terminar este aparte de las artes
pulsaciones de una madre; la hume- narrativas, quiero referirme a las ca-
dad y la dilatación del cuello uterino racterísticas del cuento que cultivaban
equivalen a la repetición de palabras los miembros del Grupo de Barran-
y sonidos, como la rima y las cacofo- quilla, principalmente Álvaro Cepeda
nías, vehículos que ayudan a extraer Samudio y Gabriel García Márquez.
el texto, hasta que al fin sobrevive el Señalaremos aquí unos cinco princi-
hijo o el cuento” (DAN: 54). Del mis- pios o, mejor, orientaciones, bajo las
mo modo, continuando con su teoría cuales los cuentistas del Grupo logra-
de partero, afirma: “Al nacer, el niño ron concebir un arte narrativa que les
viene bañado en líquido amniótico; permitió proponer a los colombianos
está lleno de ácidos del dueto, sangre y al mundo una nueva manera de
y otros humores que lo ayudan a salir. contar.
El cuento escrito de forma automática
también nace mojado con repetición
Localismo y universalidad. Si bien,
de sonidos, verbos y adjetivos, con
en un comienzo, como en García
mala puntuación y otros problemas.
Márquez y Cepeda Samudio, hubo un
[...]. Así como médicos y enfermeras
rechazo a los asuntos locales, termi-
asean al niño al final del alumbra-
naron comprendiendo, con la lección
miento, el escritor, durante la etapa
de José Félix Fuenmayor, que lo local
de adecuación, limpia las rebabas del
cuento” (DAN:55). –lo criollista, lo folclórico y hasta lo
costumbrista– se hace válido si ello
Para ser consecuentes con esta curiosa es volcado en formas universales,
imagen del escritor como parturienta como terminaron haciéndolo al contar
y llevarla a sus extremos, habría que las propias realidades con un lengua-
imaginar que el cuentista mediocre je poético y técnicas narrativas de la
será aquel que aunque se esfuerce mejor literatura norteamericana y eu-
durante los nueve meses de la gesta- ropea.
ción, siguiendo las reglas del médico
y alimentándose bien, solo produce El arte de la sugerencia. Más que
fetos y abortos deformes en medio decir expresamente, se trata de insi-
del líquido amniótico y los desechos nuar, eludir, sugerir, pero dejando en
placentarios. Entonces su madre, es el lector trazos de esa verdad o rea-
decir, el escritor, se avergüenza de su lidad humana que todo cuento debe
hijo, escondiéndolo de la mirada pú- contener. Según Gilard: “En total se
blica. Y por otra parte, el buen cuen- ve que para el Grupo de Barranquilla,
to, como “La vida breve y feliz de superado progresivamente el proble-
Francis Macomber, de Hemingway, ma del localismo, el cuento fue ante
será aquel niño rozagante y llorón que todo el arte de la sugerencia: sugeren-
pide a gritos ser sacado a la calle para cia de la anécdota, del ambiente, de la
convocar los elogios de la gente. realidad humana”. Ello explicaría que

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se busque construir el texto dejando el diálogo va a ser importante en los


una serie de huecos o porosidades cuentistas del Grupo de Barranquilla,
que, de alguna manera, hagan ambi- sobre todo en Cepeda Samudio, más
gua la historia, con lo que se cum- dado a las experimentaciones que
pliría aquel principio expresado por García Márquez, quien no obstante
Cepeda Samudio de que un cuento haber usado la técnica del diálogo,
debe moverse siempre en un ámbito como en “La mujer que llegaba a las
de realidad-irrealidad. Atendiendo a seis”, se afilia más a la narración en
esta idea, anotaba Cepeda Samudio tercera persona. De todos modos, los
que el cuento “No está limitado por diálogos de los personajes deben co-
la realidad ni es totalmente irreal: se rresponderse con la competencia lin-
mueve precisamente en esa zona de güística, psicológica, social y cultural
realidad-irrealidad que es su principal de los personajes, para que no suenen
característica”. falsos. Un campesino, por ejemplo,
no puede hablar con lengua de aca-
Cuento y relato. Mientras el relato es démico, a menos que se haga inten-
el procedimiento del periodismo que cionalmente y de manera socarrona,
permite hacer descripciones, abun- como en el cuento “Utria se destapa”,
dar en circunstancias y detalles, en el de José Félix Fuenmayor.
cuento, todo debe estar condensado,
recortado o limitado a la acción prin- Rechazo a la omnisciencia. Más en
cipal, al rasgo central del personaje, a Cepeda Samudio que en García Már-
la anécdota fundamental. Desde este quez, hay en los cuentos de estos au-
punto de vista, Cepeda anota que en tores una abierta repugnancia hacia el
el cuento no debe haber relato, que, narrador decimonónico que lo sabía
en cambio, es válido en la novela. En todo. Por eso se sentían cómodos en
1955, el autor de “Hoy decidí vestir- el cuento construido con diálogos,
me de payaso” decía: “Mientras el como en “Vamos a matar los gaticos”,
relato se construye alrededor del he- apretado cuento de acción única y
cho, el cuento se desarrolla dentro del sin circunstancias estériles en el que
hecho. [...] La circunstancia de que la las únicas acotaciones de un narra-
novela utilice ambas técnicas –cuen- dor externo se reducen a una simple
to y relato– ha dado lugar a esa fal- información de cuál de las dos niñas
sa identificación de las dos técnicas. es la que habla, así que solo encontra-
La novela es en realidad una serie de mos en esa voz exterior las frases de:
cuentos unidos por uno o varios rela- “–dijo Marta” o “–preguntó Doris”.
tos” (CG). Del mismo modo se explicaría, en Ce-
peda, la objetualidad alejada de toda
Diálogo. Aprendido su uso literario en disquisición o circunstancia subjeti-
“Los asesinos”, de Hemingway, y se- va de algunas descripciones, técnica
guramente en los cuentos de Saroyan, que, sin lugar a dudas, le viene de sus

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contactos prácticos con el cine. Otros dor, solo convocan elogios y aproba-
textos de Cepeda rechazan igualmen- ciones. Así, encontramos que García
te la omnisciencia y se deciden por el Márquez, en su texto “¿Todo cuento
uso de la primera persona, ya sea el es un cuento chino?”, cita unos rela-
singular yo o el plural nosotros, como tos que siempre le han gustado: “El
en “Hoy decidí vestirme de payaso” y dinosaurio”, de Augusto Monterroso;
“Hay que buscar a Regina”. “La pata de Mono”, de W. W. Jaco-
bs; de Las mil y una noches, el cuento
Queda por decir que el Grupo de Ba- del “pescador que le pide prestado un
rranquilla ideó y construyó su mode- plomo para su red a la mujer de otro
lo teórico y empírico sobre el géne- pescador, con la promesa de regalarle
ro cuento, frente a unas condiciones a cambio el primer pescado que sa-
concretas en que se movía la literatura que, y cuando ella lo recibe y lo abre
de la época, con un canon cuentístico para freírlo, le encuentra en el estó-
y en términos generales narrativo que mago un diamante del tamaño de una
se empantanaba en el modelo localista almendra” (TCCCh); Novelas ejem-
costumbrista. Y lo cierto es que cuen- plares, de Cervantes Saavedra, que,
tistas y narradores como José Félix como sabemos, son doce títulos: La
Fuenmayor, Álvaro Cepeda Samudio gitanilla, El amante liberal, Rincone-
y Gabriel García Márquez lograron te y Cortadillo, La española inglesa,
abrir las ventanas por donde se coló El licenciado Vidriera, La fuerza de
la modernidad en nuestra literatura. la sangre, El celoso extremeño, La
La pregunta que queda en el aire, para ilustre fregona, Las dos doncellas, La
los teóricos y críticos e igualmen- señora Cornelia, El casamiento enga-
te para las nuevas generaciones de ñoso y El coloquio de los perros; “Los
cuentistas, es si el modelo de cuento duelistas”, de Joseph Conrad; “El
creado por los narradores del Grupo hombre de la calle”, de Georges Si-
de Barranquilla, a más de medio siglo menon; “P & O” (Pacific and Orient),
de haberse formulado, sigue teniendo de William Somerset Maugham; de
vigencia para la Colombia actual y Ernest Hemingway, recomienda tres:
para el mundo, en las circunstancias “Un canario para regalo”, “Un gato
económicas, sociales, culturales, ar- bajo la lluvia” y “La breve vida feliz
tísticas y comunicativas en que nos de Francis Macomber”.
movemos ahora.
Por su parte, Cortázar ha elogiado:
Me parece que podría ser de alguna “Éxtasis” y “Bliss”, de Catherine
utilidad mencionar autores y cuentos Mansfield; “Un puente sobre el río
que, según los entendidos –y volvien- del búho”, de Ambrose Bierce; “Tlön,
do a usar la imagen de la parturienta Uqbar, Orbis Tertius” y “Las ruinas
de Samperio– han engendrado niños circulares”, de Jorge Luis Borges;
sanos y juguetones que, a su alrede- “Un recuerdo navideño”, de Truman

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Capote; “La lección del maestro”, Samudio; “La muerte en la calle”, de


de Henry James; “La muerte de Iván José Félix Fuenmayor; “En casa ha
Ilich”, de León Tolstoi; “Un sueño muerto un negro”, de Germán Espi-
realizado”, de Juan Carlos Onetti; “La nosa; “Un extraño bajo mi piel”, de
casa inundada”, de Felisberto Hernán- Manuel Zapata Olivella; “Nadie diga
dez; “Conejos blancos”, de Leonora ser más que García”, de Ramón Illán
Carrington; Bola de sebo, de Guy de Bacca.
Maupassant; “Cincuenta de los gran-
des”, de Ernest Hemingway; “Los so- Y finalmente, lo que falta es leer uno
ñadores”, de Izak Dinesen; “El barril o dos cuentos y observar cómo fun-
de amontillado”, “El corazón dela- ciona el mecanismo de su composi-
tor”, “El gato negro”, “Ligeia”, “Wi- ción, las astucias de estilo, como las
lliam Wilson” y “Berenice”, de Edgar llama Borges; el efecto de unidad de
Allan Poe; “Los asesinos”, de Ernest Poe y los conceptos de significación,
intensidad o tensión de Cortázar.
Hemingway”; igualmente cuentos
de Joseph Conrad, D. H. Lawrence,
Bibliografía
Franz Kafka, Sherwood Anderson y
Anton Chejov...
Anderson Imbert, Enrique (2007).
Teoría y técnica del cuento. Barcelo-
Ahora, si a mí me pidieran una lista de
na: Ariel.
21 cuentos, propondría, desde Latino-
américa: “La intrusa” y “El muerto”, Borges, Jorge Luis. “El cuento y yo”
de Borges; “Muerte constante más (CY). En: Carlos Pacheco y Luis Ba-
allá del amor”, de García Márquez; rrera Linares (compiladores) (1997).
“Talpa” y “Luvina”, de Juan Rulfo; Del cuento y sus alrededores: Aproxi-
“El almohadón de plumas”, de Hora- maciones a una teoría del cuento. Ca-
cio Quiroga; “Casa tomada”, de Julio racas: Monte Ávila.
Cortázar. Desde el universo: “El doble
asesinato de la calle Morgue”, de Poe; Borges, Jorge Luis (1994). “Prólogo”.
“Una rosa para Emily”, de William En: Elogio de la sombra (ES). Obras
Faulkner; “El cuarteto de cuerdas”, completas. Volumen II. Buenos Aires:
de Virginia Woolf; “El camaleón”, de Emecé Editores.
Anton Chejov; “Un artista del ham-
bre”, de Kafka; “Wakefield”, de Na- Cepeda Samudio, Álvaro (2005). La
thaniel Hawthorne; “Misa de gallo”, casa grande. Edición de Jacques Gi-
de Machado de Assis. Desde nuestros lard. Madrid: Cooperación Editorial.
patios del Caribe colombiano: “Pa-
dre no había enviado manzanas”, de Cortázar, Julio (1994). “Algunos as-
José Luis Garcés González; “Hoy de- pectos del cuento” (AAC). En: Obra
cidí vestirme de payaso” y “Vamos a crítica/2. Buenos Aires: Alfaguara.
matar los gaticos”, de Álvaro Cepeda pp. 365-385.

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seva.com/textos/teoria/opin/ggm4.
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