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La novela como género literario

La novela es el género más difundido en la actualidad. Se puede afirmar, sin temor a equivocarnos,
que en el mundo culto, no existe persona que no haya leído, escuchado o visto, alguna vez, una
novela.
Concepto
Novela es una ficción narrativa, minuciosa y coherente, que recreando un mundo cerrado a imagen
de la realidad encierra una visión e interpretación personal, de la vida, del mundo y del hombre. Es
una narración ordenada y completa de sucesos humanos, ficticios, pero verosímiles, dirigidos a
deleitar por medio de la belleza de la palabra escrita. Se diferencia del cuento en la extensión, la
técnica y los personajes. Es más extensa que el cuento, tiene una serie de tramas o asuntos ligados
entre sí para darle unidad, presenta muchos personajes de diferentes clases y condiciones sociales.

Características:
1. Es ficción: porque en ella el autor da libertad a su imaginación con hechos que no pertenecen
necesariamente a la realidad.
2. Es narrativa: porque en ella se narran o relatan una serie de hechos o acontecimientos,
relacionados unos con otros.
3. Es minuciosa: porque los hechos se narran hasta en sus detalles mínimos.
4. Es coherente: porque todo lo narrado debe estar en íntima relación y, además, tiene lógica.
5. Es una visión e interpretación: porque las técnicas de la novela tiene como objetivo exponer
y desentrañar el significado de la realidad. Sus procedimientos y sus trucos, a la vez que nos deleitan,
nos introducen en el conocimiento de los problemas sociales y morales del hombre.
6. Está escrita en prosa y es descriptiva y narrativa a la vez.
7. Los personajes pertenecen a todas las capas sociales y generalmente, están colocados en
diferentes planos, unos son principales y otros, secundarios.
8. La técnica presenta una trama o argumento central y otros secundarios relacionados con el
principal, que convergen al final.
9. La extensión varía, pero debe ser mayor que la del cuento; los hechos narrados son verosímiles,
pero no reales, es esto se deferencia de la Historia.

Origen y evolución de la novela


Podemos afirmar que la novela surge entre los siglos I y II D. de C. La aristocracia de aquella época
se identifica con las narraciones que plasman sus ideales, como Dafnis y Cloe, de Longo, o
Metamorfosis, de Apuleyo. El tema central de estas novelas suele ser el amor, lleno de conflictos
que actúan como impedimentos para que se desarrolle y que por lo general finaliza con la unión de
los enamorados.
Sin embargo, los orígenes de la novela universal los encontramos en la epopeya “La Odisea”, pues
más que un poema épico, es esta una novela de aventuras. Los orígenes de la novela española los
encontramos en la obra “El Calila e Dimna”, sin embargo la forma más completa la observamos en
el Infante don Juan Manuel con su inmortal obra “El Conde Lucanor”. Esta obra, junto con “La
Celestina”, de Fernando de Rojas, son consideradas como la base de toda la novelística española.
Pertenecen a los siglos XIV y XV respectivamente. Otras obras también influyeron, pero en menor
grado. En América, la primera novela que se escribe se llama El periquillo sarniento, de José
Joaquín Fernández de Lizardi.
La novela es la prolongación de la épica medieval. La sociedad se había organizado en una institución
religiosa: la caballería, que defendía los intereses comunes de la ciudadanía; especialmente
defendían a las mujeres y a los niños, mientras los hombres luchaban contra los moros. Cuando los
relatos épicos decayeron, empezaron a manifestarse narraciones de aventuras de estos caballeros.
La imaginación popular agrandó los acontecimientos al contarlos y así, nacieron las obras fantásticas
sobre estos caballeros casi perfectos, que se llamaron novelas de caballería. En estas novelas, el
caballero es un héroe perfecto que, para lograr el amor de su dama, realiza hazañas increíbles.

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Tropieza con grandes dificultades, lucha con gigantes y monstruos. Son idealistas y nobles; el paisaje,
el ambiente y la Naturaleza son irreales y la geografía es fantástica. La primera de ellas, de valor
artístico, fue “El Amadís de Gaula”; en el siglo XV hubo muchas, pero es en los siglos XVI y XVII
cuando se perfecciona. Culmina este género con la aparición de la más notable novela de todos los
tiempos: “El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha”, de Miguel de Cervantes y Saavedra.
Aparece también por esta época otro tipo de novelas que tiene como personajes a cortesanos y a
nobles disfrazados de falsos pastores; su tema es siempre “la desventura de estos infelices que
mueren o languidecen de amor”. Se denominó a este tipo de novelas, novela pastoril, y la mejor
de su género fue “Diana”, de Jorge de Montemayor. Estas novelas presentan como tema central el
amor, la Naturaleza es artificial y son convencionales, es decir, no documentan la época. Además son
inverosímiles y artificiosas.
En el siglo XV surge la novela sentimental. En ellas aparece un amor totalmente desventurado; el
protagonista se dedica a recordar alegrías pasadas con un afán masoquista. El ambiente es
idealizado, la trama infantil, descripciones alegóricas y aspecto sentimental lacrimoso. La mejor del
género es “Cárcel de amor”, de Diego de San Pedro.
Las novelas bizantinas o de aventuras son en realidad una manera de caballerescas. Los temas
son griegos, con muchas aventuras sin fin (tipo Ulises u Odiseo); llenos de fantasía, largos viajes y
peligros sin cuento. Nacen en la corte de Bizancio. Cervantes tiene una denominada “Los trabajos
de Persiles y Segismunda”; esta obra, sin “El Quijote”, por sí sola, le habría dado fama y
renombre.
Otra creación de los siglos XVI y XVII y netamente española es la novela picaresca. Su finalidad es
relatar las aventuras del pícaro, personaje de baja condición social. Es un personaje que busca la
manera de vivir aunque sea a expensas de los demás. El pícaro resulta ser un antihéroe caballeresco
que cambia la armadura por los harapos; el yelmo por un sombrerillo y la espada por un cuchillo. La
mejor novela de este género es “El Lazarillo de Tormes”, de autor anónimo. Estas novelas en
apariencia son autobiográficas y el protagonista representa el hambre y la miseria de aquella época.
Galeotes.
Una vez que los moros fueron expulsados de España a finales del siglo XV, todo lo referente a esta
cultura se pone de manifiesto en la Península Ibérica, así cobra gran interés y se escribe prosa y
poesía con estos temas. Las novelas son básicamente sentimentales, idealizando la figura de los
hombres y mujeres moriscos. Se trata de una novela de tema amoroso, pero cuyos protagonistas
son árabes o moros españoles. Se destaca en esta novela la vigencia del código de amor y de lealtad
en el mundo fronterizo cristiano – musulmán del siglo XV. Se llama novela morisca. Las mejores
novelas de este género son: Abindarráez y la hermosa Jarifa (incluida al final de Diana y en el
Inventario de Antonio Villegas); Historia de los bandos de Zegríes y Abencerrajes, de Ginés
Pérez de Hita publicada en dos partes.
En el siglo XVIII, surge la novela burguesa, que retrata las diferentes clases sociales y las luchas
que se dan entre ellas. Se desarrolla básicamente en Francia e Inglaterra. Es la época de la
ilustracuión. Las novelas se estructuran en capítulos. Tienen especial relevancia los sentimientos de
los protagonistas. Se plantea la preocupación por reflejar el tiempo de forma que no sea secuencial.
Los temas son variados, pero se empieza a trabajar el suspense como base de la trama. Ejemplo de
este es Robinson Crusoe, de Daniel Defoe.
En el siglo XIX, se utiliza el narrador omnisciente y se amplían de forma notable los temas que tratan.
Así surge primero la novela romántica, llena de amor desventurado, mujeres idealizadas,
naturaleza exótica y finales desgraciados. Ejemplo de ello las novelas góticas como Drácula, de Bram
Stocker; o Frankenstein, de Mary Shelley; las novelas de amor desventurado, como Las penas del
joven Werter, de Goethe.
La novela científica es un típico producto del progreso técnico del siglo XIX, aunque taiga algunos
curiosos y significativos precedentes en épocas anteriores. Son verdaderos modelos; de esto tipo las
del frútices Julio Veme, que han apasionado a tantas generaciones de jóvenes. Verne logró unir la
vulgarización científica a una trama novelesca interesante y de esta suerte consigue exponer todo
un tratado de ictiología a base de las sorprendentes aventuras del Capitán Nemo, protagonista de
"Veinte mil leguas de viaje submarino” y toda la técnica de la aerostación en "Cinco semanas

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en globo”. Su fecunda imaginación y su singular intuición le hicieron prever una serie de inventos
modernos y tal vez incluso adelantos que todavía son futuros para nosotros, como lo fueron hasta
hace muy poco los viajes a la Luna. En el siglo XIX la novela científica intentó adquirir un tomo más
grave y fantástico y prescindió algo de su carácter instructivo y divulgador.
La novela histórica es una de las más notables creaciones del Romanticismo, y alcanzó su mayor
dignidad en Walter Scott y su máxima popularidad en Alejandro Damas padre.
La novela detectivesca o policíaca es otra creación del Romanticismo, pues uno de sus primeros
cultivadores fue Edgar Allan Poe. Tiene una técnica especial y muy rigurosa, y cuando está bien
concebida y orientada, es una especie de desafío entre el escritor y el lector. Es un relato que debe
tener una absoluto precisión, una trama lógica y perfectamente desarrollada y no ha de contener
fraude en la exposición de datos o en su silencio.
La novela realista, cuyo objetivo es plasmar la realidad cotidiana. Novelas como Madame Bovary,
de Gustavo Flauberth; Ana Karenina, de León Tolstoi; Crimen y castigo, de Fiodor Dostoievski ,
muestran las clases sociales de la época y sus vicios y perversiones; la novela realista generó la
novela naturalista, que presenta las lacras de la sociedad y los ambientes más terribles en que se
desenvuelve el ser humano, como en Naná, de Emilio Zolá.
En el siglo XX, en la literatura, tuvo una gran importancia la influencia de Freud y el estudio del
psicoanálisis, en el que se analiza el inconsciente y el proceso de introspección. Una de las técnicas
fundamentales de mediados del siglo XX es la fragmentación de la información, dependiendo del
punto de vista del narrador, lo que permite al lector una visión múltiple del desarrollo de la trama.
La importancia de la trama depende de la visión subjetiva del que narra. Surge un nuevo movimiento
llamado la nueva novela o “noveau roman” en el que todos los sucesos son observados a través de
una cámara imaginaria que sigue a los protagonistas y narra lo que realizan. Cuestiona la validez del
narrador omnisciente, ya que afirma que el novelista no es capaz de captar toda la realidad del
mundo y manejarla de forma que sea explicable a través de unos personajes en una situación.

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