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Put The Sex Back in Sex Ed
Put The Sex Back in Sex Ed
La negación por reconocer las diferencias de género de los programas de educación sexual
en escuelas públicas está traicionando tanto niños y niñas. Los géneros deberían tratarse
separadamente en el asesoramiento sexual. Es absurdo evadir la dura realidad de que los
niños tienen menos que perder en cuanto al sexual casual en serie, que las niñas quienes
se ariesgan al embarazo y cuya futura fertilidad puede comprometerse por enfermedad. Los
chicos necesitan lecciones de ética básica y razonamiento moral sobre el sexo (Por
ejemplo, no tomar ventaja de muchachas alcoholizadas), mientras que las chicas deben
aprender a distinguir sumisión sexual de popularidad.
Actualmente, 22 estados y el Distrito de Columbia obliga la educación sexual, pero deja las
decisiones de enseñanza a las escuelas distritales. Profesores de educación sexual oscilan
desde educadores de la salud con certificado hasta voluntarios y adolescentes haciendo
“educación entre pares” con mínima capacitación. Que algún instructor pueda traer sus
propias parcialidades sexualmente permisivas es evidente por los esporádicos escándalos
sobre inapropiado uso de materiales o webs pornográficas.
Segundo, los educadores de la salud certificados que aconsejan a los niños a lavarse las
manos para evitar resfriados, deberían tratar las enfermedades de transmisión sexual en las
escuelas secundarias o en el camino de la primaria. Pero a la vez que debería brindarse
información sobre preservativos, las escuelas públicas no son el espacio para distribuir
condones, como se hace actualmente en las escuelas distritales de Boston, Nueva York y
Los Ángeles. La distribución de condones debe dejarse a los hospitales, clínicas y agencias
de servicio social.
De manera similar, las escuelas públicas no tienen por qué enlistar las variedades de
gratificación sexual, desde masturbación hasta sexo oral o anal, a pesar de que los
educadores de salud deberían responder sin prejuicios a los alumnos que pregunten sobre
las implicaciones higiénicas de estas prácticas. El tema de la homosexualidad es uno
complejo. Mi opinión es que las campañas anti-odio, aunque encomiables, no deben
extraviarse en apoyo político de la homosexualidad. Mientras que los alumnos deben ser
libres de crear agrupaciones identificadas como gays, las escuelas deberían mantenerse
neutral y permitir a la sociedad evolucionar por sí misma.