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“Educación Sexual
Integral”
INTRODUCCION
La educación sexual aparece como un tema del que las instituciones educativas deben
empezar a ocuparse. Sin embargo, la escuela, aun cuando lo negó o incluso lo excluyó
explícitamente, participó desde siempre en formar aspectos de la sexualidad. Lo hizo
cuando indicó que conductas eran esperables para una señorita o cuales eran impropias
para un varón”.
Es claro que hoy la sexualidad entra de modos distintos en la escuela, en primer término
porque tiene otro lugar en la sociedad. La reciente sanción de la Ley de Educación
Nacional y la creación de la Comisión Interdisciplinaria para la puesta en marcha del
Programa Nacional de educación Sexual Integral, son logros a los que se les debe
asignar el valor correspondiente.
Lo expresado conlleva a realizar el presente trabajo monográfico para ayudar a pensar
los mejores modos en que la escuela puede acompañar y promover el desarrollo de la
educación sexual, no solo centrada en la prevención y control médico sino
entendiéndola como un componente importante para una vida plena.
DESARROLLO
Sobre la educación en sexualidad Pero, ¿qué significa educar en sexualidad?, ¿hasta qué
punto los adultos tenemos capacidades y posibilidades de transmitir contenidos que
promuevan comportamientos saludables en este terreno?, ¿cómo podemos promover los
derechos de los jóvenes con responsabilidad?, ¿qué procesos debemos atravesar los
docentes para lograr transmitir contenidos significativos respecto de la sexualidad y qué
sean, a la vez, respetuosos de los chicos, las chicas y de sus derechos?
Educar en sexualidad implica por lo tanto entender que, con frecuencia, ha operado el
silencio o la omisión en cuestiones tan importantes en la vida de las personas como lo es
su relación con el propio cuerpo y con las demás personas. Que esta omisión tiene
efectos diferenciados para distintos adolescentes y jóvenes, que en el contexto de las
desigualdades sociales, regionales y culturales observables en nuestro país, muestran
diversas sexualidades: embarazos no deseados a edades cada vez más tempranas entre
los adolescentes, seguido frecuentemente del abandono escolar cuando los jóvenes
padres no encuentran apoyo familiar y o institucional que les permita sostener el
aprendizaje de criar a sus bebés sin renunciar a sus propia educación, circunstancia que
profundiza su vulnerabilidad social.
De manera explícita o implícita, los docentes transmiten sus propias perspectivas, ideas,
emociones y prejuicios acerca de la sexualidad a través de as relaciones que establece
con sus alumnos y alumnas.
Pero, los docentes ante esta nueva realidad (ley 26150) tienen dudas, inseguridades,
temores y sobre todo falta de contenidos, porque por décadas el tema solo fue tratado en
materia como ciencias Naturales, Formación Ética y Ciudadana sin atravesar otras
asignaturas. Y su tratamiento fue de manera esporádica ya que se privilegia otros
contenidos: aparato reproductor de las flores, célula y energía, fisiología y anatomía
humana, etc.
• Sostener que se puede trabajar en la prevención del Sida sin que previamente se haya
iniciado a los alumnos en el esclarecimiento sexual es una concepción errónea. No se
puede hacer prevención brindando únicamente información sobre las cuestiones
biomédicas y epidemiológicas de la enfermedad.
• La falta de capacitación es otro factor señalado por muchos docentes para demandar a
los especialistas o expertos externos a la institución. Quienes quieran capacitarse para
educar a sus alumnos en el tema de la sexualidad y sida, deberán enfrentar previamente
sus propios miedos y prejuicios.
Teniendo en cuenta esto, debemos pensar que en tanto la escuela deje afuera los temas
considerados “tabú” (genitalidad, homosexualidad, desarrollo del cuerpo), haciendo de
lo escolar un espacio donde muchas cosas no se dicen, las prácticas cotidianas del
alumnado transcurrirán por carriles no oficiales de transmisión de la cultura con
posibles falencias en lo que hace a la salud de los individuos, generando un circulo de
información incorrecta.
Por ello, se requiere impulsar una educación en sexualidad que pueda ser abierta,
respetuosa de las ideas y opiniones de los alumnos y alumnas, y que promueva tanto el
conocimiento intelectual y la transmisión de información científica y confiables acerca
de la prevención de riesgos y de embarazos tempranos, como la construcción paulatina
de actitudes, sentimientos, valores y habilidades para el ejercicio de una sexualidad
sana, segura, responsable y sin riesgos.
Para ello. El docente debe establecer puentes con otras instituciones del medio (centro
de salud, biblioteca, escuela, policía, municipalidad) a fin de desarrollar procesos de
trabajo que enriquezcan el proceso de enseñanza-aprendizaje, en lo que hace a la
“educación sexual”. Además, el docente debe considerar que, a diferencia de la
transmisión de conocimientos en materias como Historia o Geografía, la educación en
sexualidad parte del reconocimiento del sujeto, de su cuerpo y de sus sentimientos como
base del trabajo pedagógico. Educar en sexualidad es, por tanto, una forma de apreciar
que la vida sucede en un cuerpo y que, como seres humanos, podemos también
entender, analizar y cuidar lo que sucede con nuestros cuerpos, como parte del
desarrollo integral de nuestra ciudadanía y nuestras relaciones.
Para acompañar este desafío existe una amplia bibliografía que aporta lineamientos
curriculares de la educación sexual, a fin de contribuir a la reflexión y a la
implementación de proyectos en las comunidades educativas. A continuación se abordan
algunos de ellos, seleccionados alrededor de los principales ejes que presenta el
documento del Ministerio de Educación.
Se considera también que los proyectos que las comunidades educativas implementen,
tanto en el ámbito de las escuelas de gestión estatal como de gestión privada, deben
contribuir al fortalecimiento del valor de la vida humana desde la concepción hasta la
muerte natural, de la complementariedad física, moral y espiritual del varón y la mujer,
y de la institución familiar basada en la unión estable del varón y la mujer, abierta a la
procreación y a la educación de los hijos. Estos son los principios que sostiene la
Constitución Nacional (Declaración Internacional de Derechos Humanos, Convención
Americana sobre Derechos Humanos La ley 26.206 de Educación Nacional promueve a
la familia como el agente primario y natural de educación: “La familia es agente
primario y natural de educación.” (Art. 128, inc. a); “Derecho de los padres a que sus
hijos reciban una educación integral.” (Art. 8 y 11, inc. b); “Derecho a que sus hijos
sean respetados en su libertad de conciencia.” (Art. 126, inc. b); “Derecho de los padres
a elegir una institución educativa cuyo ideario responda a sus convicciones filosóficas,
éticas y religiosas.” (Art. 128, inc. c). En este sentido, recordemos que el Art. 5 de la
Ley 26.150 afirma que “cada comunidad educativa incluirá en el proceso de elaboración
de su proyecto institucional, la adaptación de las propuestas a su realidad sociocultural,
en el marco del respeto a su ideario institucional y a las convicciones de sus miembros”.
Pacto de San José de Costa Rica , Pacto Internacional de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales, Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos), y en el
sistema jurídico argentino (Código Civil Argentino, Ley 26.206 de Educación Nacional,
entre otras). La ley ampara la promoción de estos valores, por lo que, como ciudadanos
y docentes, tenemos responsabilidad de fomentarlos, en beneficio de toda la sociedad.
La educación de la sexualidad supone una visión profunda del ser humano y un camino
moral amplio y rico, originado en la noción del hombre como persona y no se limita
solamente a los aspectos sanitarios, técnicos y científicos. La riqueza de lo humano
merece que ciertos conceptos como los de libertad, sexualidad, amor, procreación,
matrimonio y familia sean considerados en toda su integridad.
Principios antropológicos
Por los vínculos estrechos que hay entre la persona y los valores éticos, la educación
debe llevar a los niños y adolescentes a conocerlos y estimarlos como garantía necesaria
y preciosa para el crecimiento responsable de la sexualidad humana.
La salud del niño y del adolescente está vinculada a su progreso en las diferentes etapas
de la vida. En las circunstancias presentes, se requiere un equilibrio óptimo entre las
acciones destinadas a estimular el crecimiento personal y aquellas dirigidas a prevenir o
responder a determinados problemas.
Considerando los puntos anteriores, es importante señalar, además que, una propuesta
pedagógica en educación sexual integral requiere, por una parte, impartir
intencionalmente contenidos relativos a la sexualidad, la reproducción, la promoción de
la salud y los derechos de los adolescentes y, por la otra, invitar a que las escuelas sean
capaces de revisar y transformar formas negativas que, por acción o por omisión,
pueden estar operando en sus prácticas de educación en sexualidad, y opten por asumir
a este como un tema que requiere formación para los docentes y espacios sistemáticos
de formación y orientación con el alumnado. Este abordaje admite que la educación
sexual integral es un proceso integral, cuyas características principales se enmarcarían
en que:
• Los alumnos son sujetos de derechos, que sus opiniones y necesidades deben ser
tenidos en cuenta.
Conclusión
Para la educación, el mayor desafío es recuperar al hombre, “ayudarlo a encontrarse y
descubrir su vocación esencial”.