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ENSAYO SOBRE LA RACIONALIDAD/IRRACIONALIDAD

DEL SER HUMANO


W. R. Daros
Instituto Universitario Italiano de Rosario

“Si es extremadamente peligroso decir que la razón


es el enemigo que debemos eliminar, lo es en igual medida
afirmar que todo cuestionamiento crítico de esta racionalidad
nos hace incurrir en el riesgo de deslizarnos en la irracionalidad”
(Michel Foucault. El poder una bestia magnífica).

Resumen: El problema que nos mueve en este artículo se centra en las preguntas: ¿Hasta dónde el ser
humano es racional? ¿Hay una sola forma de ser racional o ésta implica más bien un concepto analó-
gico? Se pretende en este ensayo primeramente aclarar la terminología empleada en relación con la ra-
cionalidad y la irracionalidad. En segundo lugar se indica que la racionalidad o la irracionalidad no son
valores que se reducen o no, a una forma correcta (no contradictoria de proceder), sino que implican
también una valoración moral, lo que puede ser negado y naturalizado por algunas personas. En conse-
cuencia no se pretende presentar un problema y probar una solución positivamente con un sondeo so-
ciológico, sino introducir en la problemática filosófica humana y social de la racionalidad y, aunque
aparece como el simple distintivo de lo humano, posee una notable complejidad filosófica. Se presentan
las características de la racionalidad primitiva, de la racionalidad griega predominante, normalización de
lo irracional en la conducta moral, la arracionalidad, la actitud irracional del fanático y algunas caracte-
rísticas de la conducta masiva y posmoderna.

Palabras clave: racionalidad – irracionalidad – seres humanos – lógica – vida social

Abstract: In this essay we try to clarify the terminology used in relation to rationality and irrationality.
In the second place it is indicated that rationality or irrationality are not values that are reduced to a cor-
rect form (not contradictory to proceed), but also imply a moral valuation, which can be denied and nat-
uralized by some people. Consequently it is not intended to present a problem and prove a positive so-
lution with a sociological survey, but to introduce into the philosophical and human problematic of ra-
tionality and, although it appears as the simple distinctive of the human, it has a remarkable philosophi-
cal complexity. The characteristics of primitive rationality, predominant Greek rationality, normaliza-
tion of the irrational in moral behavior, arracionalidad, the irrational attitude of the fanatic and some
characteristics of massive and postmodern behavior are presented.

Keywords: rationality - irrationality - human beings - logic - social life

Introducción etimológica

1.- La racionalidad se ha convertido, desde los tiempos en que los griegos dominaron
nuestra cultura, en el distintivo de ser humano: “el hombre es un animal racional”. El hom-
bre tiene logos, puede expresarse y actuar con lógica.
Con el término logos se significaba muchos aspectos de las expresiones de los hu-
manos: palabra, dicho (pero no hecho), expresión, proposición, definición, razón o expli-
cación, : dar cuenta o razón), hacer razonable o lógico, aserto, proverbio,
máxima, orden, palabra dada, mandato, promesa, revelación divina, oráculo, habla, tema,

1
cuestión, negociación, discusión, hacer razonable, argumentar (, fábula, his-
tórica, juicio, razón (recta razón (proporción (o sea según la ló-
gica: ), analogía aprecio, estimación, buen sentido, relación, facultad de razo-
nar, mente, calculador, logístico ( etc.
El problema no es condenar la razón, sino delimitar la naturaleza de esta razón que
es compatible con la convivencia social, pero a veces lo es también con la violencia y crea
monstruos. No es la razón en general lo que se puede combatir. No podría combatir la razón
más que con la razón; sino las finalidades que los humanos se proponen al razonar.
La palabra latina razón (ratio, rationis) se remite a la raíz de la palabra griega ,
correr, por lo que razonar es un “dis-currir” o correr con la mente al pensar; pero siempre
está implícito que es un discurrir sin contradicción, sin decir algo y al mismo tiempo ne-
garlo, como podría dar lugar la expresión “círculo cuadrado”. La contradicción frena el
pensar, no permite avanzar. Si decimos “círculo cuadrado”, una palabra niega la otra: im-
plica una antinomia, una contra-dicción, lo que carece de lógica en sus propios términos.
Los griegos inventaron la formulación lógica y comenzaron a creer en ella. Al in-
ventar el ser con una indeterminación total, excluyeron la posibilidad del no-ser al mismo
tiempo y desde el mismo punto de consideración. El ser (en el lenguaje y en la realidad)
terminó suplantando a toda otra creencia anterior a él u opuesta a él.
Antonio Machado afirmaba que "no fue la razón, sino la fe en la razón, lo que mató
en Grecia la fe en los dioses. En verdad, el hombre ha hecho de esta creencia en la razón el
distintivo de su especie"1. Según Machado, la vida no tiene lógica aunque los seres huma-
nos inventamos una: la más adecuada para lograr nuestros fines.

“Caminante, son tus huellas


el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar...” (Proverbios y cantares, XXIX)

Los seres humanos no somos racionales aunque, con cierto esfuerzo, podamos lle-
gar a serlo en algunos momentos y circunstancias: somos sentimientos fundamentales. La
lógica es medio inventado para alcanzar ciertos fines, con menos esfuerzo y más eficacia,
sobre todo para explicar (explicitar) los movientes de nuestras acciones. Cuando se trata de
ocultar estos móviles a alguien estamos ante un proceso manipulador social. Lo que impor-
ta al identificar la manipulación no es sólo qué tipo de influencia se está utilizando, sino
también si la influencia se está utilizando para poner a la otra persona en una posi-
ción mejor o peor para tomar una decisión. Entonces, si hemos de reconocer la manipula-
ción, no debemos mirar sólo la forma de influencia, sino también la intención de la persona
que la usa. Porque la intención de degradar la situación de toma de decisiones de otra per-
sona es tanto la esencia como la inmoralidad fundamental de la manipulación generada por
un influencer2.

1
Machado, Antonio. Juan de Mairena, Freeditorial, XIII en https://freeditorial.com/es/books/juan-de-mairena/downloadbookepub/pdf
2
Si tomamos la definición más teórica y marketinera la palabra influencer se define como "un tercero que da forma significativa a la
decisión de compra del cliente sin que este lo note" pero gracias a la tecnología y al fenómeno de las Redes Sociales hoy los influencers
son los nuevos niños mimados del marketing.
Los influencers no son amigos tuyos, ni los conoces en persona, no son periodistas, ni actrices, ni personajes célebres, pero los sigues y
te identificas con sus publicaciones. Son personas apasionadas por diferentes temas, que eligen compartir en las redes su visión particular
de aquello que los apasiona, y eso los vuelve expertos, capaces de marcar tendencia y generar cambios en los hábitos de consumo. Algo
así como líderes de opinión, como podría ser un periodista de prestigio o un político, pero no a nivel masivo ni generalizado.

2
La lógica se ha convertido en lo que creemos es la forma inventada, más correcta,
más directa, de pensar, decir y hacer. La lógica pretende superar a la fe u opinión con la que
comienza exigiendo, al final, una forma de validación de nuestros puntos de partidas creí-
dos al inicio. Y esa validación se construye sometiéndose al principio de no contradicción
al final de nuestro discurrir, sea cual fuere el punto de partida. Lo que se explica lógica-
mente no son los principios de nuestro pensar, sino sus conclusiones, las cuales pueden ser
lógicas o ilógicas.
Algunas personas ven una oposición entre la fe (opinión, creencia, creatividad) y la
razón; pero parece ser que se trata de dos momentos igualmente humanos, pero coadyu-
vantes y útiles. Hasta los principios científicos son, con frecuencia, en sus inicios, inven-
ciones creativas, ingeniosas, metafóricas (espacio curvo, teoría de cuerdas, etc.).

“El hombre busca construirse, de la manera que le sea más conveniente, una imagen
lúcida y simplificada del mundo, y por tanto superar el mundo de la experiencia in-
tentando reemplazarlo, hasta donde sea posible, por esta imagen. Esto es lo que ha-
cen, cada uno a su modo, el pintor, el poeta, el filósofo especulativo y el científico na-
tural.” (Albert Einstein)3.

Diversas formas de ser racional. El conocimiento científico

2.- En alemán, Vernunft tiene una significación más amplia que raison [razón] en fran-
cés. El concepto alemán de razón tiene una dimensión ética: es razonable quien es también
justo. En francés y en español, se le da una dimensión instrumental, tecnológica: la razón es
una proporción entre medios y finalidades, pero ella no establece la bondad de esas finali-
dades4.
La forma más prestigiosa y la mejor candidata a ser calificada como saber racional
se halla en las ciencias. Estas se dividen en dos grandes categorías: las ciencias formales y
las ciencias empíricas.
Las ciencias formales son ciencias por su forma, no por su contenido (aquello de lo
cual tratan). Las matemáticas (aritmética y geometría) y las lógicas son ciencias por su
forma de proceder. Ellas proceden sin admitir contradicciones en la forma de pensar y ra-
zonar. Suponen que el ser es el objeto de la mente humana; es lo que al menos puede ser
pensado: lo que no es, tampoco es posible de ser pensado. El ser tiene en sí mismo la posi-
bilidad y la necesidad de ser. El ser mientras es no puede ser tomado cono no ser, pues es
contradictorio ser y no ser al mismo tiempo: principio de no contradicción y de exclusión
de alto intermedio entre el ser y el no ser: principio de no contradicción y de tercero ex-
cluido. De lo afirmado se excluye de que exista un efecto que no tenga causa: principio de
causalidad. Las ciencias formales no tratan de las cosas materiales de nuestro mundo sensi-
ble (mundo natural), sino de las formas de pensarlo sin contradicción al pensar. Estos son
principios del modo de pensar lógico: lo lógico se halla en que las conclusiones de nuestros
razonamientos no sean contradictorias con los puntos de partida; pero no se ponen las
cuestión acerca de si el punto de partida de nuestro razonar es lógico. La lógica no lo ex-
plica todo: explica (da razón o la causa) a las conclusiones, no a los puntos de partida.

3
Citado por Blank, Carlos. “Modelos y metáforas: el uso de la analogía en la ciencia” en http://antroposmoderno.com/antro-version-
imprimir.php?id_articulo=1317
4
Cfr. Foucault, Michel. El poder una bestia magnífica: Sobre el poder, la prisión y la vida. Buenos Aires, Siglo XXI, 2012, p. 29.

3
En matemática se llama “razón” al número que expresa la proporción entre dos nú-
meros a y b, al cociente entre ambos, con b ≠ 0.
En símbolos: donde a es el antecedente; b es consecuente (b ≠ 0) y r es la razón.
Por ejemplo: donde 1 es el antecedente; 2 es consecuente y 0,5 es la razón.
Las proporciones racionales se producen cuando a / b da como resultado un número
racional positivo. Las proporciones irracionales se producen cuando a / b da como resul-
tado un valor irracional. Por ejemplo: a/b = √2, esto es, puede continuar indefinidamente; el
número de cifras decimales, aumenta sin cesar, o es una infinidad.
La racionalidad o fraccionalidad en números enteros da la sensación de que el mun-
do es aferrable; por el contrario la irracionalidad se dispara a lo indefinible, inabarcable y
esto generó tal temor a los griegos en la historia narra que el pitagórico Hípaso de Meta-
ponto. Él descubrió la irracionalidad de la raíz de 2 cuando intentaba averiguar una expre-
sión racional del mismo. Sin embargo Pitágoras creía en la definición absoluta de los núme-
ros como media, y esto le obligaba a no creer en la existencia de los números irracionales.
Por esta razón estando ya desde el principio en contra de esa creencia, sus compañeros pi-
tagóricos sentenciaron a Hípaso a la pena capital, ahogándole en el mar. La irracionalidad
se anida más fácilmente en las creencias o afirmaciones de las que no se puede dar razones
o justificaciones.
Las ciencias empíricas son ciencias por lo que tratan, por los contenidos que caen
bajo el posible control observacional de nuestros sentidos. Los epistemólogos empiristas
absolutizan esta manera de pensar a las ciencias y estiman que no hay más ciencia que las
empíricas, y las demás (matemáticas y lógicas) son sólo “lenguajes para las ciencias”, pero
no ciencias.
Si se acude a entidades sobrenaturales en alguna explicación de un fenómeno natu-
ral, esta explicación queda fuera del ámbito de la ciencia actual. Un discurso en el que se
recurra como resorte explicativo a causas sobrenaturales, no sometibles por principio a re-
gularidades ni a control empírico, es un discurso incontrastable y, por tanto, deja de ser un
discurso metodológicamente aceptable en la ciencia. A medida que una disciplina adquiere
madurez como ciencia, esas entidades y causas desaparecen del horizonte de los recursos
explicativos posibles. Esto significa que el naturalismo metodológico ha ido adquiriendo
aceptación como requisito de la ciencia de una forma dispar y en tiempos distintos depen-
diendo de la ciencia de la que se tratara. Probablemente no sería erróneo afirmar que en
algunas ramas de la biología (o de lo que actualmente llamamos ciencias sociales: la psi-
cología, la sociología y sus derivados, y la filosofía), el naturalismo metodológico no es-
tuvo bien asentado hasta finales del siglo XIX, y de ahí que algunos vean en esta tardanza
una debilidad que aprovechar para intentar derribarlo.
No se trata, pues, de discutir si la filosofía es ciencia o no lo es, sino de tener pre-
sente a qué queremos llamar ciencia. Es sabido que desde los inicios griegos del saber, la
filosofía significaba el deseo de saber y abarcaba casi todo conocimiento posible. Fue desde
el Renacimiento (Francis Bacon) y la Modernidad que se desacreditó el valor de las cien-
cias formales, por no descubrir nada nuevo sobre nuestro mundo físico. Ni el enunciado
“Dios existe”, ni el enunciado “Dios no existe” forman parte de teoría científica empírica
alguna ni se siguen como consecuencias lógicas de ninguna ley o hipótesis de una ciencia
empírica.
¿Qué explica en realidad decir que algo se debe a la intervención divina? Así como
la afirmación de que Dios creó nuestros cuerpos no añade ningún dato empírico ni ninguna

4
explicación nueva a lo que ya sabemos sobre nuestra anatomía, lo mismo sucede cuando
decimos que Dios creó nuestra mente y que su fiabilidad procede de ese acto creador. Pese
a lo que pueda parecer inicialmente, este enunciado no soluciona ningún problema ni de la
epistemología, ni de la paleontología, ni de la psicología. Un dios todopoderoso y cuya vo-
luntad es inescrutable puede ser utilizado para “explicar” cualquier evento en cualquier
situación, y esta es una razón de la prohibición metodológica de la ciencia contra esa apela-
ción, porque lo que explica todo (en general) no explica nada (en particular); es una expli-
cación tautológica. El ser es la explicación última de todo lo que es: el triángulo es una fi-
gura de tres ángulos; el todo es mayor que las partes, son explicaciones tautológicas que no
dicen nada nuevo en el predicado que no esté ya en el sujeto a explicar. Se ha dicho que los
saberes sobre los principios (visiones del mundo) y los fines (las morales) buscados hacen a
la sabiduría; y que saberes sobre los medios lógicos entre principios y fines hacen a las
ciencias.
Si bien es cierto que a lo largo de la historia de la ciencia no sólo han cambiado los
contenidos de las teorías, sino también los criterios metodológicos (ha habido un progreso
metodológico innegable), e incluso algunos elementos de juicio generales acerca de lo que
es racionalmente aceptable en la ciencia, estos cambios nunca han sido tan grandes que la
propia actividad científica haya quedado diluida o transformada en otras formas de contem-
plar la realidad. Y si esto ocurriera, no tendríamos ya ciencia. Los cambios metodológicos
no podrán nunca hacer que pase por científica una elección de hipótesis basada en el azar,
que la intuición personal se considere una prueba favorable para una hipótesis, o que la
ontología de nuestras teorías se pueble de seres espirituales y sobrenaturales. En segundo
lugar, cabe decir que de ningún modo hay razones suficientes para afirmar que el éxito ex-
plicativo propiciado por el naturalismo metodológico está agotado5.
La mayoría de las personas estima que hay sólo una forma de ser socialmente racio-
nal, de ser lógico y esa forma de serlo depende de nuestra herencia cultural y lingüística
griega. Hay una racionalidad discursiva, deliberativa, ínsita en el lenguaje (K. Otto Apel, L.
Wittgenstein, J. Habermas, etc.)6, sin la cual no serían posibles las sociedades y la convi-
vencia humana. No obstante, han existido otros pueblos con otras culturas y otras formas de
pensar y hablar acerca del mundo a base de pictogramas, que podría parecernos poco lógi-
cas o racionales7.
Dos antropólogos que observan simultáneamente a la misma persona quizás no con-
cuerden en lo que ese individuo hace8. Más aún, en la racionalidad de la vida cotidiana o
vulgar, no se prueba que las afirmaciones de nuestros vecinos sean lógicas, aunque se pre-
sume que lo sean. La racionalidad vulgar consiste en el sentido, orden o ilación que el hombre
vulgar pone en sus conocimientos, sin pretender, por esto, que su concepción sea científica. En
este contexto tiene sentido pensar que cada hombre puede tener una racionalidad con notables
matices personales. También tiene sentido pensar que cada sociedad a nivel vulgar tenga su
racionalidad propia: otros puntos de partida del pensar, sus modos propios o característicos de
ordenar sus conocimientos y acciones. Para la racionalidad occidental contemporánea, el ser no

5
Diéguez, Antonio. “La opción naturalista. Una respuesta a Francisco Soler” en “Naturaleza y Libertad” en Revista de estudios interdis-
ciplinares. Número 1, 2012, p. 252.
6
Cfr. Hernández Martínez, Roxana. Racionalidad estratégica o racionalidad discursiva, 2006,
http://repositorio.uchile.cl/bitstream/handle/2250/110390/hernandez_r.pdf?sequence=3&isAllowed=y
7
Cfr. Viaud, G. La inteligencia, su evolución y sus formas. Buenos Aires, Paidós, 1969, p. 97 y 73. Werner, H. Psicología comparada del
desarrollo mental. Buenos Aires, Paidós, 2017, p. 25.
8
Hatche, Elvin. Teorías del nombre y de la cultura. Buenos Aires, Prolam, 2015, p. 316).

5
incluye la vida; algo puede ser sin que sea viviente; pero para una mentalidad primitiva, todo lo
que es tiene vida (latente o manifiesta).

La racionalidad de la mente social primitiva: arracionalidad e irracionalidad

3.- En los pueblos que tienen una mentalidad propia de las sociedades primitivas, se da
una cierta racionalidad que no excluye el misterio y lo místico. El primitivo posee una men-
talidad según la cual no todo es conocido, pero con la que tiende a conocerlo u ordenarlo
todo, para dominarlo o, al menos, aplacarlo.
Es cierto que el primitivo no ha inventado aún esa estructura mental que nosotros
llamamos ciencia. La ciencia, en el mundo del primitivo, no es aún "un poder conductor
que critica, renueva y construye"9.
En el ámbito de la mente primitiva, podemos hablar más bien de arracionalidad o
infra-racional, de una falta de intención expresa de ordenar sin contradicción sus pensa-
mientos y conductas.
En las sociedades llamadas inferiores, el empleo de la magia (mitos, ritos e impre-
caciones) es, en cierto modo, racional o lógico -de acuerdo a los principios sostenidos en
sus creencias-, en cuanto vive en consonancia con sus creencias; posee un modo de ordenar
su mundo cognoscitivo, aplacarlo o dominarlo: con ciertos ritos, bien realizados, se puede
hacer llover en tiempos de sequía. Esto difícilmente sería considerado racional por un cien-
tífico positivista del siglo XIX.
A este punto cabe recordar que los principios de una forma de pensar no son racio-
nales, productos de un recorrido de la razón: los principios se aceptan al iniciar un razona-
miento, o no se aceptan. Que las matemáticas comiencen a enumerar desde el cero y desde
el uno, no es el resultado de un razonamiento, sino una aceptación. Que el todo sea mayor
que las partes, no es tampoco el resultado de un razonamiento sino de una confrontación
entre la intuición de la idea de todo y de parte.
La irracionalidad se halla propiamente en una contradicción entre los principios
aceptados y las conclusiones a las que se llega: si éstas no implican contradicción con los
principios, consideramos que este razonamiento es racional. Si llegamos a una conclusión
por casualidad o azar, estamos ante una conclusión arracional; pero si llegamos a una con-
clusión contradictoria esa conclusión la consideramos irracional.
Estas formas de pensar, entre los primitivos y entre los hombres actuales, pueden
contener partes racionales y partes irracionales.
Si nos atenemos a los datos que el antropólogo Malinowski nos ofrece sobre el pri-
mitivo polinesio, debemos admitir que el primitivo sabe que el éxito de su agricultura de-
pende de su extenso saber sobre todas las clases de suelo y las diversas plantas cultivadas (una
relación lógica o proporcional entre causas y efectos); de la mutua adaptación de esos dos fac-
tores y, por último, pero no en menor medida, de su conocimiento de la importancia de un tra-
bajo adecuado y serio, favorecidos por las fuerzas superiores no racionales (lluvias que se pro-
vocan con magia), por lo que lo irracional se acerca al absurdo para una mentalidad racionalista
que estima que todo lo plenamente humano es o debe ser racional.
El irracionalismo entra de lleno en la filosofía cuando abiertamente se admite que la ra-
zón no tiene en sí el fundamento del conocimiento o cuando se admite que la razón no puede
dar fundamento de sí y tiene que presuponer otra fuente de conocimiento, como pueden ser las

9
Malinowski, B. Magia, ciencia religión. Barcelona, Ariel, 2014, p. 37.

6
creencias. En este sentido el irracionalismo es una corriente filosófica que se extiende a lo largo
de la filosofía moderna como una corriente que pone la justificación del conocimiento en lo
otro de la razón. Pascal, Hamann, Jacobi, Jean Paul, Schopenhauer, Kierkegaard y Nietzsche
pertenecen a esta corriente que, dentro de la filosofía moderna y con matices diversos, se opone
abiertamente al fundamento del conocimiento en la razón. Aquí la cuestión de la validez del
conocimiento y de la justificación racional es arrastrada por el problema de la fe o de la creen-
cia -Glaube- como forma intuitiva y directa de conocer la realidad (Jacobi), o por el problema
de la voluntad como realidad última o sustrato ontológico incondicionado de donde debe partir
la filosofía (Schopenhauer) o por el problema de la conciencia angustiada de la existencia
(Kierkegaard), y que tanta influencia tendrá luego en el Heidegger de Ser y tiempo, o, más radi-
calmente, por el nihilismo que rechaza la ausencia de todo fundamento, sentido y horizonte y
que vive en la ambivalencia entre el destino de la nada, o lo otro del ser, como una disolución
de todo sentido y valor y como algo activo para desenmascarar el mundo de la metafísica y
emancipar la voluntad de poder para una nueva creación (Nietzsche)10.
Wittgenstein trató el problema de lo irracional como el problema de lo que excede los
límites de lo racional, como lo supra-racional. Conocido es que para él estos límites son los
límites del lenguaje y conocido es que, desde las anotaciones del Diario Filosófico, a esto que
está más allá de los límites lo denominó como “lo Místico” (das Mystische), o las creencias.
Lo Místico es lo que está “fuera del mundo”, lo que está en “lo alto” y lo que no se
puede decir sino sólo “mostrar”. Como se sabe la diferencia entre lo que puede ser dicho -
gesagt- y lo que puede ser mostrado -gezeigt- es la diferencia fundamental para comprender
correctamente las proposiciones del Tractatus. Wittgenstein distingue entre los siguientes
tipos de proposiciones: a) proposiciones propiamente dichas, es decir aquellas que tienen
sentido y de las que se puede predicar su valor de verdad; b) proposiciones que carecen de
sentido -sinnlos- porque son siempre verdaderas como las tautologías o siempre falsas co-
mo las contradicciones y que muestran la estructura común o isomorfismo entre lenguaje y
mundo, es decir, las propiedades lógicas y formales del mundo; y c) proposiciones que ca-
recen de sentido -sinnlos- y de la que no podemos predicar su valor de verdad.

4.- La racionalidad del hombre primitivo tiene un ámbito que maneja con naturalidad y
otro que ámbito que lo supera. Ningún huerto se planta sin un ritual. La magia está conside-
rada como algo indispensable para el bienestar de los huertos.
Mas el primitivo no confía solamente en la magia: sabe que hay fuerzas que él pue-
de controlar con su trabajo cuidadoso. Por esto cuidará que los cerdos no quiebren las vallas
de su sembradío, para que el agua no se lleve la semilla, etc. Pero, además, su experiencia
también le ha enseñado que, a pesar de todo el esfuerzo realizado, que a pesar de toda su
previsión, hay fuerzas que en algunos años prodigan un extraordinario beneficio a su agri-
cultura: fuerzas que hacen que todo resulte perfecto, el sol y la lluvia, la ausencia de insec-
tos, etc.
En lo que podemos llamar la racionalidad del primitivo entran, pues, las condicio-
nes conocidas (el curso "natural" del crecimiento, las enfermedades, etc.) y, por otra parte,
las influencias adversas e imprevisibles. A unas hace frente con su trabajo; a las otras con
la magia.

10
Cfr. Suances Marcos, M., y Villar Ezcurra, A. El irracionalismo. De los orígenes del pensamiento hasta Schopenhauer, vol. I., Sínte-
sis, Madrid, 1999 y Suances Marcos, M. y Villar Ezcurra, A. El irracionalismo. De Nietzsche a los pensadores del absurdo. Vol. II,
Síntesis, Madrid, 1999.

7
5.- El mito no debe ser confundido con la magia, aunque generalmente mito y magia se
den juntamente. El mito es la parte nocional sacra y eficiente de la magia. La magia no es
una filosofía o doctrina sino un modo específico de conducta, una técnica primitiva, una
actitud práctica que tiende no al dominio intelectual (como el que se da por medio del sa-
ber) sino al dominio por -y en- el obrar: con la magia se obra y se domina el mundo y sus
seres vivientes.
La magia del primitivo tiene sentido porque está acompañada de creencias y mitos
con los que se afirma la existencia de relaciones "metafísicas" (con frecuencia animistas).
El concepto, que Codrington hizo conocer con el nombre de mana, es uno de los que per-
miten observar la "metafísica" del primitivo: con este concepto que se refiere a lo que está
más allá de lo observable, el primitivo ha creado una hipótesis con la que justifica un sin
número de fenómenos; y cada fenómeno corrobora su hipótesis, haciéndose impermeable a
toda refutación. Esto significa que ha creado una hipótesis metafísica.
¿Qué es mana o imunu? Según L. Lévy-Bruhl, ningún término de nuestras lenguas
europeas se corresponde exactamente con el concepto de mana. Mana es un algo que está a
la vez presente en todas partes; se parece a una fuerza impersonal y es, sin embargo, indivi-
dual en los individuos. J. Holmes, citado por Lévy-Bruhl, así la describe:

"Estaba unida a todas las cosas, nada llegaba a ser fuera de ella; ningún ser, animado
o inanimado, podía existir sin ella. Es el alma de las cosas... Tenía una personalidad, pe-
ro sólo según los caracteres específicos del ser en donde residía... Podía ser buena o ma-
léfica; podía causar dolor o sentirlo, podía poseer y ser poseída. Siendo intangible, po-
día, sin embargo, como el aire, como el viento, manifestar su presencia. Penetraba en
todo lo que constituía la vida a los ojos del delta de Purari; de todos modos no era el ro-
koa, es decir, la vida, la energía; era el imunu, que me atrevo a traducir por "alma"
(soul, living principie), es decir, lo que hace que cada cosa exista tal como nosotros la
conocemos y distinta de las otras que le deben su existencia"11.

6.- La experiencia es, en el primitivo, un proceso complejo y distinto del nuestro. Lo


físico está unido a lo místico. En la percepción, el trasfondo místico (todo ese cúmulo de
creencias en relaciones y fuerzas ocultas) interpreta los datos físicos, les da importancia o
los minusvalora. Cargados de representaciones colectivas, estimadas sagradas y milenarias,
ven "hechos" donde un positivista del siglo XIX no ve nada, o bien: los "hechos que serían
probativos para nuestra mentalidad nada prueban para ellos"12.
El concepto de lo que es racional -o real- no es el mismo para nosotros y para el
primitivo. Nuestras creencias al respecto son diversas. La razón prelógica se basa en la acep-
tación de una unidad mística previa a las distinciones que a nosotros nos llaman principalmente
la atención: a ella no le afecta lo que para nosotros es una contradicción; un brujo o chamán
puede ser al mismo tiempo, hombre y cocodrilo (o tigre, etc., causante de males, o curador).

La racionalidad griega predominante

7.- Esta mentalidad griega fue elaborándose lentamente. Hesíodo, como en algunas
mentalidades orientales y en Egipto, hacía surgir el mundo de la nada (o del caos): la nada

11
Lévy-Bruhl, L. El alma primitiva. Barcelona, Península, 2014, p. 8.
12
Lévy-Bruhl, L Las funciones mentales en las sociedades inferiores. Bs. As., Lautaro, 1947, p. 66.

8
era el fundamento y lo que no necesita explicación. En el principio era la nada: los entes
vinieron después13.
Los griegos del siglo V antes de nuestra era, llamados fisiólogos (porque pusieron el
principio de todo lo que es en algo físico) ubicaron el inicio en el agua de la cual surgió
flotando la Tierra (Thales de Mileto, 624 - 546), o el aire sutil (Anaxímenes de Mileto 590 -
525) o, tendiendo a ir hacia algo menos material, lo indefinido (Anaximandro de Mileto,
547) o una mente universal (Anaxágoras de Clazómenas (500 - 428). Finalmente Parméni-
des de Elea (530 - 470) estableció en el ser el origen de todo lo que es potencial o actual-
mente: el ser es; la nada no es. De la nada nada surge por lo que hay que suponer que lo
que existe siempre ha existido aunque cambien sus formas de existir; por ello, los humanos
eran mortales, pero los dioses eran los que siempre, perpetuamente vivían (in-mortales).
Sin embargo, según el parecer de Protágoras una cosa es y no es: es contradictoria,
pues no todos juzgan lo mismo acerca de lo mismo.
Platón, colocando el bien más allá del ser, de la esencia y de lo inteligible, puso la
base última de su filosofía en algo místico y misterioso, en algo postulado por la razón hu-
mana y por ella creído, más bien que en algo inteligible. La idea del bien era máximamente
inteligible, pero el Bien en sí mismo superaba toda comprensión humana.

"La única salida que (Platón) tiene es establecer, un más allá del ser, cierto prin-
cipio supremo y causa de aquello que el ser actualmente es. Así lo hace en la Re-
pública, donde tras describir el orden de la apariencia y después, el orden de la
verdadera realidad, que es el mismo que el de la inteligibilidad, dice que incluso lo
"realmente real" no es lo supremo. Por encima y más allá de la usía (esencia o ser)
todavía se encuentra un epékeina tes usías, es decir, un principio que está más allá
del ser. Tal es el Bien, del cual dice Platón que supera al ser en poder, así como en
igualdad"14.

Lo perfectamente cognoscible depende de algo que no es cognoscible y cualquiera


sea el nombre que podamos escoger para designar su principio último, ya sea lo Uno o el
Bien, el hecho seguirá siendo que el ser y la inteligibilidad ya no rigen como lo supremo.
Después de seguirlos tan lejos como le es posible, la mente humana pierde su rastro, y ellos
mismos parecen perderse, en la oscuridad de un cierto no-ser supremo y de una suprema
ininteligibilidad.
La razón y la lógica humanas quedan fundadas en el ser, pero sobre ellas existe algo
superior. Tras la física aparece la meta-física.

8.- Mas Aristóteles creía como algo evidente que lo contradictorio no podía ser verdad
al mismo tiempo15. Este era un principio de la razón humana tomado de la afirmación uná-
nime de la antigüedad griega, según la cual del no-ente no salía el ente, sino que todo pro-
cede del ente: pán ex óntos.
Esta última expresión nos remonta a Parménides, uno de los hombres que más ha in-
fluido en nuestra concepción de la racionalidad. Parménides es el creador de un osado
poema filosófico, plasmado con la ayuda del verbo ser, con la universalidad con que es

13
Cfr. López Salgado, C. La ascensión de las cosas desde la nada en la Teogonía de Hesíodo, en Revista Sapientia, Bs. As., 1973, Nº
109, p. 176.
14
Gilson, E. El ser y los filósofos. Pamplona, Eunsa, 1979, p. 47
15
Aristóteles. Metafísica, XI, 6, 1063 a 21.

9
usado en la lengua griega. Se podría decir con verdad que Parménides formuló la racionali-
dad que siguió -a través de matices platónicos, aristotélicos y escolásticos- gran parte de la
mentalidad filosófica occidental. En un clima, por algunos aspectos aún mítico, la diosa le
hace ver al iluminado vidente Parménides que hay un solo camino: lo que es.

"Es necesario decir y pensar que el ente (o mejor, “lo ente”) es; es (hay) ser, mien-
tras que la nada (lo ni-uno) no es"16.

9.- Queda pues eliminada la contradicción: lo contradictorio no puede ser pensado.


Hasta en la Modernidad se retoma este principio: el ser es lo indefinido, pero definible co-
mo ente. Un ente es el ser con alguna delimitación, real o pensable.

“El principio de contradicción se puede deducir de un primer antecedente, que yo


llamo principio de conocimiento, y expreso en esta proposición: `El objeto del pen-
samiento es el ser o el ente´. Y he aquí el razonamiento con el cual se deduce: `El ob-
jeto del pensamiento es el ser; pero la frase ser y no ser expresa la nada; y la nada no
es el ser. Por lo tanto, el ser y el no ser no es objeto del pensamiento´”17.

A fin de que la idea del ser tome la forma del principio de no contradicción, es ne-
cesario que yo la haya usado; haya comenzado a juzgar y razonar. Debo haberme formado
un ente mental: la nada. Debo adquirir la idea de afirmación y de negación, que son actos
del pensar; y finalmente debo advertir que la negación unida a la afirmación forma una
ecuación perfecta con la nada.
El segundo principio de la lógica no es más que una explicitación del primero: el
ser confrontado con lo que no es él (la nada) es impensable. De aquí también se advierte
que el ser implica o incluye en sí el principio de identidad: El ser es idéntico a sí mismo, o
el ser es el ser. En esta proposición, el ser hace de sujeto, de verbo y de predicado. Las
proposiciones tautológicas son lógicamente verdaderas porque se admite que el ser es pen-
sado y es idéntico.
Pensado el ser, se puede pensar qué es el ser y no otra cosa; se puede pensar que él
tiene la causa o fundamento suficiente para ser pensado.
De aquí surgen otros principios de la lógica como: el principio de razón suficiente
(el ser es fundamento suficiente de sí mismo), el principio de causa (todo efecto -lo que se
hace- requiere una causa -un hacedor-), el principio de sustancia (lo que aparece o accede -
accidente- tiene un sustrato o sustancia que subyace pero que no aparece).
Dicho en otras palabras, un evento sin una causa que lo produce es una contradic-
ción; es imposible pensar algo que comienza a ser (llamado efecto), sin el ser (que lo pro-
duce y justifica suficientemente, llamado causa); como es contradictorio pensar un acci-
dente sin una sustancia, dado que el accidente sin un apoyo o sustancia no es18.

10.- Así como la luz del Sol va creando los ojos humanos, sin que los ojos sean la luz ni
los objetos vistos, de manera semejante, la inteligencia humana es creada gracias a la pre-
sencia del ser iluminante que la constituye.

16
Diels-Franz. Fragmente der Vorsokratiker, 1951, sec. Nº 18. Fr. 6, 1-2.
17
Rosmini, A. Nuovo Saggio sull'origine delle idee. Intra, Tipografia di P. Bertolotti, 1875-1876, n. 565.
18
Idem. n. 567.

10
Los hombres tienden entonces, como por un instinto intelectivo, a juzgar el ser de
las cosas según sus principios; y cuando no puede hallar, por ejemplo, una causa, inventa
un nombre que ocupe -como causa ficticia- vicariamente su lugar, como lo indican los vo-
cablos nada, azar, casualidad, etc. 19
La lógica no es pues un juego donde se afirma que, si algo es A, puede ser al mismo
tiempo B. La lógica clásica afirma que este arte implica una justificación filosófica (que
apela al ser) que haga ver cómo esos principios de la lógica se fundan en un principio úl-
timo no sociológico, personal o convencional, sino ínsito en el ser mismo que es principio
de la filosofía y de todas las explicaciones.

11.- El pensar humano es un sopesar (juzgar) una idea en relación con el ser, asumido
creativa e hipotéticamente como principio fundante y primero (hipótesis acerca de lo que
son las cosas). Los principios de las ciencias se inventan, sólo las conclusiones se prueban
mediante a) la lógica y b) las conclusiones empíricas lógicamente deducidas que confirman
las conclusiones lógicas.

"La idea teórica no surge como un hecho alejado e independiente de la experien-


cia; tampoco puede ser derivada de la experiencia a través de un procedimiento me-
ramente lógico. En realidad, es el producto de un acto creativo. Una vez que se ha
formulado una idea teórica, es preciso aferrarse a ella hasta el momento en que nos
conduzca a una conclusión insostenible"20.

Razonar es discurrir con la mente entre pensamientos, tratando de excluir los con-
tradictorios.
Argumentar con lógica supone que el hombre, con su mente va de las premisas (o
punto de partida) a las conclusiones, sin contradecirse y convencido. Según la definición de
Tomás de Aquino: "Argumento es lo que convence (arguit) a la mente a asentir a cualquier
cosa” (De ver., q. 14, a. 2, ob. 14). Como se puede partir de distintos puntos de partida (o
premisas) y se puede llegar a diversas conclusiones convincentes sin contradicción, es po-
sible que haya diversas lógicas, esto es, formas coherentes y convincentes de pensar, sin
contradicciones. La coherencia del argumento exige, obviamente, que la conclusión «se
siga» siempre de las premisas de modo necesario, como la idea de parte se sigue necesa-
riamente de la idea de todo.
La mentalidad animista parte de la idea de que todo tiene vida y saca conclusiones
coherentes con este principio. Una mentalidad no animista parte del principio de que algu-
nas cosas no tienen vida, o no tienen libertad de elección, y saca conclusiones coherentes
con este punto de partida. En este contexto, las dos mentalidades son coherentes.
Una lógica no pone en discusión la verdad de las premisas o puntos de partida, sino
la corrección del razonar, de la no contradicción al discurrir. El problema de la verdad o
falsedad de los puntos de partida o del primer principio es estudiado por la gnoseología.
La racionalidad, heredera de los griegos, supone admitir estas ideas.

12.- Al asumirse otro punto de partida que no posee o emplea una comunidad, se genera
un nuevo paradigma o visión de las cosas. Con frecuencia, las personas geniales son toma-

19
Cfr. Rosmini, A. Teodicea. Libri tre. Roma, Città Nuova, 1977, nº 444.
20
Einstein, A. Mis ideas y opiniones. Barcelona, Bosch, 1981: “Acerca cíe la teoría de la gravedad generalizada”, p. 310.

11
das como locas o dementes (fuera de la mente o pensar común). La mayoría de las personas
asumieron que la Tierra era plana y fija y los demás planetas giraban alrededor de ella
(geocentrismo); pero Copérnico (junto con algunos pocos pensadores anteriores a él) asu-
mió que la Tierra era esférica y se movía alrededor del Sol (heliocentrismo).
Los genios y algunos psicópatas no son ilógicos o irracionales; por el contrario sue-
len ser muy coherentes con sus creencias de partida y razonan coherentemente, y llegan a
conclusiones lógicas, aunque resultan ser inaceptables para la mente de la mayoría, que no
tiene las mismas creencias-premisas y los excluye como de-mentes.
La irracionalidad implica no advertir que se viola el principio de contradicción en
lo que alguien piensa: la falta de coherencia entre su punto de partida y las conclusiones a
las que llega.
El fundamento de un pensamiento verdadero se halla en lo que es lo pensado. Si
luego abstraemos esta calidad de ser verdadero, que se halla en la mente humana, y la gene-
ralizamos en forma abstracta, tenemos entonces el concepto de “la verdad”. La verdad no
es una cosa; no existe como algo real fuera de la mente, sino que es la cualidad abstracta
de un pensamiento verdadero que refleja, en la mente, lo que algo es, sin que haya contra-
dicción entre lo que algo pensado es y lo que es la realidad u objeto al cual se dirige el pen-
samiento.
El vocablo “verdad” procede del verbo latino “vídeo” (yo veo): es verdad lo que yo
veo que es un objeto, y no se contradice lo que entiendo en la mente con lo que ese objeto
es fuera de la mente. Por ello, en una filosofía realista (que cree que la realidad existe inde-
pendientemente de que la pensemos o no), se suele decir que la verdad es la adecuación (o
igualación de formas de ser, pero no confusión) entre lo pensado o entendido (ser-idea, que
está en la mente) y la cosa (ser-real, fuera de la mente): adaecuatio intellectus et rei21.
Ser veraz es afirmar honestamente, sin engaños, lo que las cosas son fuera de mi
mente, con prescindencia de mis intereses o conveniencias. El ser veraz implica una con-
ducta (una forma de conducirse) moral: implica no mentirse ni mentir a otro. Se trata en
este caso, afirmaría Max Weber22, de una racionalidad respecto a valores.
La acción racional es racional respecto a fines; es la acción que más sentido y grado
de racionalidad tiene, en la clasificación de Weber. En ella hay determinados medios, que
pueden servir para vencer los obstáculos y obtener un determinado fin. Hay una selección y
elección de medios a fin de modo que el resultado obtenido coincida con el fin buscado.
Para Weber es el tipo de acción basado en la relación entendida como una proporción entre
causa y efecto, entre acciones y ganancias, que en el mundo moderno va a reemplazar a
todas las demás y generar el Capitalismo Moderno.
La acción rigurosamente racional referida a fines es parte de otro tipo de acciones
sociales como la acción racional con arreglo a valores, determinada por la creencia cons-
ciente en el valor propio y absoluto de una determinada conducta, sin relación con el resul-
tado o sea puramente en méritos de ese valor. La acción y racionalidad afectiva está cau-
sada por afectos y estados sentimentales actuales; y la racionalidad tradicional es determi-
nada por una costumbre arraigada. Cuando es seguida y aceptada por la mayoría constituye
la racionalidad dominante de una sociedad en una época.

21
"Dice Isaac [Isaelí] en el libro De definitionibus [citado por Avicena en su Metafísica, tr. 1, c.9] que la verdad es la adecuación de la
cosa y del entendimiento, adaequatio rei et intellectus" (S. Th 1, q 16, a 2, arg. 2). "A la naturaleza del intelecto le compete conformarse
con las cosas" (S. Th. 99, 1 c). “El ser de las cosas, y no su verdad, es lo que causa la verdad en el entendimiento” (esse rei, non veritas
eius, causat veritatem intellectus) (S.Th. I, q.16, a.1 ad 3).
22
Cfr. Weber, M. Economía y sociedad. México, Fondo de Cultura económica, 1983.

12
La universalidad de la razón, su germen sólo puede hallarse en el diálogo y no en el
logos dominante monológico. Los seres humanos son racionales porque se esfuerzan por
entenderse. Puesto que la racionalidad implica la relación con los otros, no es meramente
formal, sino responsiva y responsable. La razón ya no será, como en Hegel, identidad, sino
diferencia e integración al mismo tiempo23.

Lo racional en tanto que lógico y la falsedad

13.- La contradicción entre lo que uno piensa y lo que uno dice intencionalmente se lla-
ma insinceridad.
La contradicción, entre lo que alguien afirma en un juicio y lo que es, se llama fal-
sedad. La falsedad surge de un juicio en el cual el predicado no se adecua con el sujeto,
como cuando afirmamos “lo blanco es negro”. De allí resulta una paradoja: un concepto,
juicio u opinión (doxa) yuxtapuesto al lado de otro, pero no igual a otro, de modo que una
parte del juicio parece negar la otra: “Un cretense dijo en verdad: todos los cretenses son
mentirosos”.
Lo opuesto a la falsedad, la verdad de una afirmación (un juicio o un razonamiento
compuesto por una serie de juicios) consiste entonces en un pensar sin contradicciones. Lo
verdadero supone admitir que no hay contradicción entre el sujeto y el predicado de un jui-
cio, entre lo que alguien piensa (un concepto) y el objeto o realidad al que se refiere ese
concepto, sino que se da adecuación.
Una forma de pensar racional supone un pensar, un discurrir entre pensamientos de
tal manera que partiendo de premisas (o puntos de partida) no se da lugar a una conclusión
falsa (contradictoria). La lógica estudia las formas correctas -no contradictorias- de pensar.
El pensar racional es, entonces, lógicamente correcto, cuando no hay contradicción
entre el punto de partida y el punto de llegada o conclusión; pero si se entromete la contra-
dicción nuestro discurrir será lógicamente incorrecto o falso (fallere: faltar a la verdad, fa-
llar).
La verdad lógica, y su opuesto el error, son conceptos objetivos; es decir se refieren
a como son las relaciones entre los puntos de partida en una discusión y los puntos de lle-
gada. Es verdadera lógicamente una conclusión que no se contradice con la premisa de la
cual se inició al reflexionar.
Lo puntos de partida pueden ser absolutamente considerados o hipotéticamente (su-
puestamente) considerados. Si se parte de un juicio considerado sin más como verdadero,
lógicamente se debe llegar a una conclusión verdadera, para que ésta sea válida. La validez
de un juicio depende del proceder lógico no contradictorio; la verdad de lo expresado en un
juicio depende de su adecuación con el objeto o realidad a la que se refiere.

14.- A la verdad ontológica se opone la falsedad que implica sostener como verdadero,
acerca del ser de las cosas, un concepto que no lo es. La verdad ontológica se refiere a có-
mo son las cosas. La verdad lógica se refiere a cómo discurrimos acerca de las cosas.
Se puede partir de un concepto erróneo y llegar lógicamente -sin contradicción- al
discurrir a una conclusión errónea.

23
Cfr. López Sáenz, Mª Carmen. Filosofía feminista y crítica de la racionalidad dominante.
https://www2.uned.es/dpto_fim/InvFen/InvFen04/pdf/03_LOPEZ.pdf

13
El error es un acto involuntario, por lo que se comete un error sin advertirlo ni
desearlo; pero si el error es voluntario, con deseo doloso de engañar, entonces se convierte
en falsedad. En la falsedad o engaño se da una mala intención: se conoce la verdad, pero se
la oculta y se genera una expresión que conviene a quien la afirma.
La verdad y la falsedad implican entonces también valores morales y sociales. Si se
parte de hechos iniciales inmorales se puede llegar a conclusiones lógicas pero profunda-
mente inmorales.

La normalización de lo irracional en la conducta moral

15.- La irracionalidad implica, como hemos mencionado, no advertir que se viola el


principio de contradicción en lo que alguien piensa: la falta de coherencia entre su punto de
partida y las conclusiones a las que llega. Mas si nos ciñésemos solamente a esto, la racio-
nalidad y la irracionalidad quedarían adscriptas al ámbito intelectual.
La irracionalidad suele tener otro aspecto referido a las pasiones humanas. Las pa-
siones se hallan en el ámbito de la afectividad violentamente movida, de modo que el hom-
bre en esa situación es llevado ciegamente, irracionalmente, en su conducta.
La irracionalidad no respeta los principios de la lógica. En consecuencia, en las con-
ductas irracionales tanto valen las acciones como sus contrarias: una cosa puede ser pero
también puede no ser al mismo tiempo y desde el mismo punto de vista; puede ser una cosa
y su contraria; un efecto puede tener una causa y no tenerla; puede ser buena y mala; puede
valer y no valer al mismo tiempo y desde el mismo punto de vista.

16.- Una conducta racional tiene en cuenta las causas y los efectos que de ellas se deri-
van; la proporción o coherencia (co-estar, correspondencia) entre unas y otros.
Una conducta racional supone tener capacidad y ejercicio en el: a) someter a exa-
men los propios procesos de decisión; b) considerar activamente los procesos de decisión
de nuestro oponente; c) hacer la mejor evaluación posible de las acciones iniciales, los in-
tereses, la importancia relativa de las cuestiones y las conclusiones o consecuencias de una
conducta24.
La conducta irracional, en la forma de pensar, desear, actuar, implica una cierta ce-
guera ante la relación proporcional y de correspondencia que debería existir entre las causas
y los efectos de las acciones.
Con frecuencia, una negociación implica el uso de conductas racionales, pero es
irracional suponer que lo que uno gane debe obtenerlo a expensas de la otra parte, con lo
cual se pierden las oportunidades de trueque que benefician a ambos. El irracional suele
basar los juicios en información inadecuada acerca de una oferta inicial. Suele sentirse ma-
nifiestamente afectado por el modo en que se presenta la información; o bien confía dema-
siado en la información de fácil acceso, ignorando datos más pertinentes. No considera lo
que se puede aprender centrándose en la perspectiva de visión de la otra parte y confía ex-
cesivamente en que se obtendrán resultados favorables.

17.- Hannah Arendt ha estudiado el fenómeno humano de la irracional como la banaliza-


ción del mal.

24
Bazerman Max H. & Neale, Margaret A. La negociación racional en un mundo irracional, p. 132. Disponible en: biblio.colsan.edu.mx

14
“Lo más grave, en el caso de Eichmann, era precisamente que hubo muchos hom-
bres como él, y que estos hombres no fueron pervertidos ni sádicos, sino que fueron,
y siguen siendo, terrible y terroríficamente normales. Desde el punto de vista de
nuestras instituciones jurídicas y de nuestros criterios morales, esta normalidad re-
sultaba mucho más terrorífica que todas las atrocidades juntas, por cuanto implicaba
que este nuevo tipo de delincuente [...] comete sus delitos en circunstancias que casi
le impiden saber o intuir que realiza actos de maldad”25.

Eichmann se había convertido en genocida sin experimentar la menor culpabilidad.


El crimen de Auschwitz perseguía domesticar la selección natural de las especies hasta el
punto de sustituirla por una ciencia de la raza basada en la pretendida remodelación bioló-
gica de la humanidad.
En consecuencia, los nazis se arrogaron el derecho de decidir quién debía habitar el
planeta Tierra y quién no. Por lo demás, el mal radical era el fruto de un sistema basado en
la idea de que el hombre, en cuanto tal, podía ser considerado superfluo26.

La arracionalidad: más allá de lo racional e irracional

18.- Hay conductas que no se enfrentan con la racionalidad (que implica una razón o
causa suficiente y proporcional de correspondencia con los efectos) ni a la irracionalidad
(que carece de esta proporción), sino que se estiman arracionales y justificables si se su-
pone que la razón humana es limitada y se postula entonces una razón y causa superior al
mundo natural y humano conocido.
Hay hechos que no pueden explicarse actualmente con las causas naturales conoci-
das y suelen llamarse hechos milagrosos. Se estima que estos hechos sólo pueden expli-
carse si se recurre a una causa superior o divina (extraterrestres, ovnis, etc.).
La razón natural y la razón humana tienen sus limitaciones, pero no es objetable
(sobre todo, para un creyente en un Dios todopoderoso) suponer que existen causas superio-
res a las por nosotros conocidas actualmente. Quien no lo admite es tildado de racionalista:
alguien que no admite objetos que no pueden ser explicados racionalmente, esto es, con una
razón natural y humana suficiente. Muchos científicos explican, por dar un ejemplo, el sur-
gimiento del hombre por un proceso de evolución (de lenta adaptación y selección natural)
no requiriendo la intervención de Dios; pero otros suponen que ese proceso de evolución
fue pensado y creado desde el inicio, por Dios, en un diseño inteligente27.
Algunos fenómenos, para nosotros actualmente naturales, habrían sido considerados
sobrenaturales hace algunos siglos: por ejemplo “la acción a distancia”, sin contacto físico
visible. Que nosotros manejemos un televisor mediante un control remoto, o nos comuni-
quemos a distancia e inalámbricamente por medio de un teléfono, habría sido considerado
hace unos siglos como algo milagroso: divino o diabólico.
Es razonable admitir que nuestra racionalidad humana es limitada. Como lo hemos
indicado en otro artículo, la racionalidad se encuentra limitada, en especial por tres aspec-
tos: 1) la disponibilidad de la información, 2) las limitaciones cognoscitivas, biológicas y

25
Arendt, Hannah. Eichmann a Jerusalén, Barcelona, Lumen, 1999, p. 303.
26
Roudinesco, Lisabeth. Nuestro lado oscuro. Una historia de los perversos. Barcelona, Editorial Anagrama, 2012. p. 144.
27
Cfr. Hortolà Policarp y Carbonell Eudald. “Creación versus evolución: del origen de las especies al diseño inteligente” en Asclepio.
Revista de Historia de la Medicina y de la Ciencia, 2007, vol. LIX, nº 1, enero-junio, págs. 261-274.

15
sociales28, 3) el tiempo disponible para tomar las decisiones con objetividad, dejando entre
paréntesis los intereses personales.

La actitud irracional del fanático

19.- El fanático teme el diálogo; teme la posibilidad de estar en el error; teme no poder
estar seguro de lo que sucederá; necesita creer en una verdad absoluta y necesita imponerla.
Tiene la idea contradictoria de un Dios por un lado todopoderoso, pero por otro, de
un Dios débil y sanguinario que necesita que los humanos lo defiendan y den la vida por Él.
Por ello los defensores fanáticos no pueden discutir racionalmente, no viendo la propor-
ción entre las causas y los efectos, ni poniéndose en el lugar del contrincante que no admite
los puntos de partida de atacante fanático. Partiendo de la idea de un Dios indefenso, los
creyentes fanáticos justifican sus acciones violentas, crueles e irracionales, con la idea arra-
cional de que Dios los premiará por esas acciones que lo defienden o doblegan por la fuerza
a un no creyente.
Para esta clase de personas fanáticas, la sociedad humana, con una vida racional y
democrática tiene dos recursos: a) retener en las cárceles a estas personas impidiéndoles
físicamente que realicen este tipo de acciones arracionales y destructivas; y b) organizar un
proceso educativo que ame la vida y que desde la infancia haga ver a los ciudadanos, me-
diante un proceso de aprendizaje, lo que significa ser una persona social con una conducta
racional y los beneficios que esa conducta aporta. Una sociedad democrática, da un trato
igual ante la ley a todos los derechos de los socios, en función de mantener la convivencia,
prescindiendo de la verdad última de cada uno de sus socios.
Sin necesidad de negar las conductas arracionales, públicas y violentas contra terce-
ros que no participan de las mismas, se debe advertir que ellas no facilitan una conducta
social. La sociedad moderna es democrática, lo cual significa que se debe convivir con di-
versas personas y diversas visiones del mundo, siempre que se respete la convivencia mu-
tua, mediando costumbres y leyes creadas por los representantes de la mayoría de los ciu-
dadanos. Las leyes políticamente creadas por los parlamentos no tienen por finalidad esta-
blecer la verdad definitiva sobre una cuestión discutible; sino ordenar las conductas sociales
para que los socios con distintas opiniones puedan convivir.

20.- El fanatismo y la falta de control social se pueden advertir plenamente en los proce-
dimientos empleados por el nazismo. Tanto Mussolini como Hitler asumieron el poder polí-
tico democráticamente, pero luego fueron desmembrando todos los recursos de un poder
democrático: supresión de los partidos políticos, quema de libros adversos, persecución de
los opositores, despersonalización de los no queridos, convirtiéndolos en un número en
campos de concentración y la muerte indiscriminada de ellos.
¿Qué tienen en común un ultra futbolero capaz de emprenderla a golpes con los afi-
cionados del equipo rival, un cruzado medieval que recorrió Europa y atravesó el Medi-
terráneo para recuperar Tierra Santa espada en mano y, por último, una mujer musulmana
que acepta convertirse en bomba humana para hacer explotar una escuela llena de niños?
Por muy diferentes que parezcan estas tres personalidades y sus motivaciones, todas
tienen un aspecto en común: el fanatismo; esto es, la adhesión incondicional a una causa,
28
Cfr. Daros, W. R. “Acerca de los principios de mi filosofía creacionista de significado” en
https://williamdaros.files.wordpress.com/2009/08/artic306-aproximacic3b3n-a-los-principios-de-mi-filosofc3ada-creacionista-de-
significado.pdf

16
sin límites ni matices, hasta el extremo de realizar cualquier tipo de acción en su favor, in-
cluso matar o morir por ella. Es un fenómeno muy antiguo.
Un rasgo mental común en los fanáticos es la sobrevaloración afectiva de sus creen-
cias. Esta consiste en vivirlas con una intensidad muy alta. Por eso se enfadan si los contra-
dices, y esto puede llevar a actitudes violentas y al terrorismo, porque les hace ver a los
discrepantes como enemigos. El tránsito del fanatismo hasta el terrorismo pasa entonces
por la construcción del enemigo, que, implica rebajarlo a la condición de cosa -cosificarlo-,
y eso significa verlos como algo subhumano. Ahí surge el menosprecio con el que clasifi-
can a maricones, moros o infieles29.

La superinteligencia

21.- El futurista de Oxford, Nick Bostrom, define a la superinteligencia como "un inte-
lectual que es mucho más listo que los mejores cerebros humanos prácticamente en cual-
quier campo, incluyendo la creatividad científica, sabiduría general y habilidades so-
ciales"30.
Nick Bostrom en su libro Mejoramiento humano se pregunta: ¿Hasta qué punto de-
beríamos utilizar la tecnología para perfeccionar a los seres humanos?31 Debido a los extra-
ordinarios avances en biomedicina y nanotecnología, debemos encontrar una respuesta a
esta pregunta. El perfeccionamiento humano pretende aumentar las capacidades humanas
por encima de niveles normales. Varias formas de perfeccionamiento humano ya están
siendo utilizadas.
Muchos estudiantes y académicos toman medicamentos para su desarrollo cognitivo
con el objetivo de conseguir una ventaja competitiva. Algunos atletas profesionales poten-
cian su rendimiento con sustancias legales e ilegales. Muchos empleados de oficinas em-
piezan cada día con una dosis de cafeína. Esto es solo el principio. A medida que avanzan
la ciencia y la tecnología, será cada vez más factible impulsar las habilidades humanas bá-
sicas para aumentar o ajustar la cognición, estado de ánimo, personalidad y rendimiento
físico, y para controlar los procesos biológicos subyacentes al envejecimiento normal. Al-
gunos sugieren que dichos avances nos llevarán más allá de los límites de la naturaleza hu-
mana.

22.- Estas tendencias y estas grandes posibilidades que pueden darse en el futuro plan-
tean interrogantes éticos, racionablemente aceptables. Estos han generado un debate pú-
blico intenso y se han convertido en el tema de conversación central en lo que a ética prác-
tica se refiere. ¿Deberíamos estar del lado de los bioconservadores y renunciar al uso de
cualquier intervención biomédica cuyo objetivo sea potenciar las habilidades humanas?
¿Deberíamos apoyar a los transhumanistas y dar la bienvenida a nuevas oportunidades? ¿O
deberíamos encontrar una solución media?
En la obra, Mejoramiento Humano, se presenta las últimas tendencias en este debate
crucial: contribuciones originales realizadas por muchos de los éticos y pensadores morales
más importantes del mundo, que ofrecen una amplia gama de perspectivas, así como por
defensores y escépticos, entusiastas y moderados. Este es el debate que determinará el desa-

29
Cfr. Echeburúa, Enrique. Violencia y trastornos mentales. Madrid, Pirámide, 2018, P. 45.
30
Cfr. Bostrom, Nick (2006). “How long before superintelligence?”. Linguistic and Philosophical Investigations, 5 (1): 11-30.
31
Cfr. Bostrom Nick. (2017) Mejoramiento humano. Zaragoza, España, Teell.

17
rrollo de la humanidad en un futuro próximo.

23.- La mutación va siendo paulatina, casi imperceptible, pero contundente. Bostrom


advierte que se necesitaron sólo unos pocos años (no miles) para producir todo un cambio
de paradigma, en el que las máquinas pasaron de procesar pequeños volúmenes de datos, a
algoritmos capaces de aprender a partir de información muy rudimentaria. Este avance con-
tundente no se aplica solo a campos específicos, sino atraviesa todos los aspectos de nuestra
civilización: desde la medicina, la agricultura, las comunicaciones, la economía, el trabajo y
la organización social, hasta la forma en que vivimos nuestro día a día. Estas máquinas de-
berían aprender también un sentido moral de la vida para que no nos destruyan al superar-
nos: también deberían superarnos moralmente y no solo en poder e inteligencia.

24.- La Humanidad no ha sido tan buena a la hora de pensar cuáles serán las consecuen-
cias de nuestras acciones a largo plazo, ni para tener un control social de las acciones: el
Holocausto, acaecido en una nación culta como Alemania, es una muestra de ello.
No obstante, no parece haber sectores diseñando un "plan maestro" para pensar a
dónde queremos estar dentro 50 o 100 años. Lo que tenemos es mucha gente corriendo
atrás de sus propios negocios. Somos más bien como un hormiguero con un montón de
hormigas ocupadas tirando de su aguja en el pajar tal vez, pero con poca visión de conjunto,
de pararse a pensar a qué están contribuyendo con eso, como algunos militares nazis car-
gando personas como animales, en vagones ferroviarios sin saber qué sería de ellos.
Se debería tener un poco más de reflexión y responsabilidad sobre el panorama más
amplio. ¿Qué es lo que estamos en proceso de construir? No sólo con la Inteligencia Artifi-
cial, sino más ampliamente, con nuestra ciencia y tecnología. ¿Qué cosas pueden llegar a
salir mal? ¿Qué podemos hacer para reducir el riesgo de que eso ocurra? ¿Cuáles son las
cosas que deben ser aceleradas tanto como sea posible? ¿Y en qué aspectos o áreas sería
mejor ir más despacio?32.

25.- A través del CRISPR-Cas9 (el mecanismo denominado Crispr, en inglés, repeticio-
nes palindrómicas cortas agrupadas y regularmente interespaciadas), se puede detectar y
seleccionar una secuencia fallida determinada de la cadena del ADN y, mediante una sus-
tancia especial, puede corregir los puntos en falta y reconvertir la célula y transformarlo en
un gen sano. Por ejemplo, se podría lograr que un embrión encaminado a complicaciones se
convierta en uno sano o hasta se podría evitar la predisposición natural ante ciertas enfer-
medades en vida.
Los humanos están entrando en la posibilidad de editar su propio mapa genético.
El abanico de posibilidades de la novedosa técnica parece alcanzable. Ya se en-
cuentran en desarrollo investigaciones con el fin de, por ejemplo, recuperar especies de
animales extinguidas, alterar una cepa de levadura para transformar azúcar en biocombusti-
ble o hasta extirpar el virus HIV de células humanas infectadas, aisladas en un laborato-
rio33.
CRISPR funciona como una especie de tijeras moleculares que pueden recortar se-

32
Cfr. Balbi, Muriel. “Nick Bostrom: habla el gurú de Bill Gates, Elon Musk y Stephen Hawking” en
https://www.infobae.com/tendencias/innovacion/2017/08/04/nick-bostrom-habla-el-guru-de-bill-gates-elon-musk-y-stephen-hawking/
33
Cfr. “Edición genética: la técnica creada por un argentino enfrenta a 2 prestigiosas universidades” en
https://www.infobae.com/salud/ciencia/2017/03/02/edicion-genetica-la-tecnica-creada-por-un-argentino-enfrenta-a-2-prestigiosas-
universidades/

18
lectivamente partes no deseadas del genoma, y reemplazarlo con nuevos tramos de ADN.
De tal manera pueden remover los genes que provocan enfermedades.

Racionalidad y lógicas difusas

26.- La vida intelectual pretende llegar a la objetividad y se ha manejado con los valores
de verdad y falsedad. Pero no siempre esta disyuntiva es clara y neta. Por ello están sur-
giendo actualmente lógicas difusas que proceden casi aprendiendo a avanzar en medio de
muchas variables imprecisas.
En los años 60, en la Universidad de California en Berkeley, Lotfi A. Zadeh intro-
dujo el concepto de la lógica difusa guiado por el principio de que las matemáticas pueden
ser usadas para encadenar el lenguaje con la inteligencia humana. Algunos conceptos pue-
den ser mejor definidos en términos de palabras, que por matemáticas; la lógica difusa y su
expresión en conjuntos difusos, proveen una disciplina que puede construir mejo-
res modelos de la realidad.
Las lógicas difusas procuran crear aproximaciones matemáticas en la resolución de
ciertos tipos de problemas. Pretenden producir resultados exactos a partir de datos impreci-
sos, por lo cual son particularmente útiles en aplicaciones electrónicas o computacionales.
El adjetivo “difuso” aplicado a ellas se debe a que los valores de verdad no-deter-
minados, utilizados en ellas, tienen, por lo general, una connotación de incertidumbre. Un
vaso medio lleno, independientemente de que también esté medio vacío: no está lleno com-
pletamente ni está vacío completamente. Qué tan lleno puede estar es un elemento de in-
certidumbre, es decir, de difusidad, entendida esta última como una propiedad de indeter-
minación.
Ahora bien, los valores de verdad asumidos por enunciados aunque no son determi-
nistas, no necesariamente son desconocidos. Por otra parte, desde un punto de vista opti-
mista, lo difuso puede entenderse como la posibilidad de asignar más valores de verdad a
los enunciados que los clásicos “falso” o “verdadero”.
La escala de posiciones de once valores, denominada endecadaria es una de las más
utilizadas ya que establece una buena matización, pues no es ni demasiado reducida ni ex-
cesivamente amplia, aunque el investigador tiene la opción de escoger otra escala con dife-
rente cantidad de valores, donde a cada uno se le hace pertenecer una expre-
sión semántica que lo defina34.
0: Excelente
0.1: Muy bien
0.2: Prácticamente bien
0.3: Casi bien
0.4: Bastante bien
0.5: Ni bien ni mal
0.6: Bastante mal
0.7: Casi mal
0.8: Prácticamente mal
0.9: Muy mal
1: Pésimo

34
Cfr. Vega Falcón, Vladimir. “Introducción a la lógica borrosa o difusa”, en https://www.monografias.com/trabajos98/introduccion-
logica-borrosa-o-difusa/introduccion-logica-borrosa-o-difusa.shtml

19
27.- Las lógicas difusas son tipos especiales de lógicas multivaluadas35. Las lógicas difu-
sas han tenido aplicaciones de suma relevancia en el procesamiento electrónico de datos.
En determinadas áreas del conocimiento, a sus enunciados se les asocia valores de verdad
que son grados de veracidad o falsedad, mucho más amplios que los meros “verdadero” y
“falso”. En un sistema deductivo se distingue enunciados “de entrada” y enunciados “de
salida”. El objetivo de todo sistema manejador de una lógica difusa es describir los grados
de los enunciados de salida en términos de los de entrada. Más aún, algunos sistemas son
capaces de refinar los grados de veracidad de los enunciados de salida conforme se refinan
los de los de entrada. La racionalidad, en este caso, conserva el principio de proporción
aunque difusa que se va ajustando progresivamente. Un conjunto difuso es pues una corres-
pondencia (o función) que a cada elemento del universo le asocia su grado de pertenencia.
Por estas propiedades es que ciertos sistemas de lógica difusa aparentan una labor
de aprendizaje, y son excelentes mecanismos de control de procesos. Desde el punto de
vista tecnológico, las lógicas difusas se encuadran en el área de la llamada Inteligencia Ar-
tificial y han dado origen a sistemas expertos de tipo difuso y a sistemas de control auto-
mático36.
Con la llamada inteligencia artificial, se plantea también la cuestión acerca de si
sólo los humanos pueden ser racionales o si bien las máquinas pueden ayudar a serlo de
mejor manera. Ayudar no es sustituir. No se trata por tanto de abordar el hecho incontro-
vertible de si las máquinas pueden ayudar en actividades humanas, sino la cuestión más
controvertida acerca de si pueden pensar, desarrollar una conciencia o llegar a ser libres.
Existe la posibilidad de mecanizar la mente humana, pero la mente humana además
de lógica es creativa: ella se inventa los puntos de partida y no sólo llega a conclusiones no
contradictorias con esos puntos. En el ser humano, los puntos de partida de un razona-
miento no son racionales (no son productos de un razonamiento anterior), sino objetos de
una intuición o de una asunción arracional. Es una limitación que imponen los teoremas de
Gödel37. Por ejemplo, el ser es una idea que, en toda su extensión, no puede tener nada an-
tecediéndole, dado que ese ser no se deriva de la nada ni de ningún otro ente, pues incluye a
los entes en su concepto como delimitaciones suyas.
La emergencia de la inteligencia personal -junto con la autoconciencia y la libertad-
es un proceso evolutivo no algorítmico en el que se alcanza un vértice en el nivel de com-
plejidad del viviente: la posibilidad de una inmaterialidad no ligada a la materia. En la evo-
lución del hombre el raciocinio se hizo cada vez más adaptativo al enfrentar los difíciles
problemas que le imponía el medio (físico, biológico, social) y fue la manera en la que se
seleccionaron los distintos mecanismos mentales básicos; pero no avanzaremos en esta te-
mática ahora.

Complejidad y jerarquía en la vida humana

28.- En el mismo hombre, si bien su vida es una sola en cuanto al principio vital, según

35
Cfr. Pérez Pueyo, R. “Conceptos fundamentales de lógica difusa” - TDX, en
https://www.tdx.cat/bitstream/handle/10803/6887/04Rpp04de11.pdf
36
Cfr. Morales-Luna, Guillermo. “Introducción a la lógica difusa” en http://casanchi.com/mat/intrologicadifusa01.pdf
37
Russell, Stuart, and Peter Norvig. Artificial Intelligence: A Modern Approach. 3rd ed. Saddle River, NJ: Prentice-Hall, 2009, pp. 1022–
23. Cfr. Kasabov, Nikola K. 2019. “From Brain-Inspired AI to a Symbiosis of Human Intelligence and Artificial Intelligence.” In , 701–
14. Springer, Berlin, Heidelberg, 2019, pp. 701-714. Kauffman, Stuart A. 2016. Humanity in a Creative Universe. Oxford: Oxford Uni-
versity Press. https://global.oup.com/academic/product/humanity-in-a-creative-universe-9780199390458?cc=es&lang=en&.

20
algunas filosofías, como la de A. Rosmini, se da, sin embargo, una forma de vida múltiple
en cuanto a los términos que excitan ese principio y con una cierta jerarquía, de modo que
la vida moral es superior a la sola vida intelectual y esta lo es respecto de la vida sensible.
Mas tanto la vida intelectiva como la moral exigen un cierto dominio de sí en el ser hu-
mano, de modo que la vida intelectual y moral no debería dejarse guiar por las preferencias
subjetivas y arbitrarias.

“Encontramos primeramente la vida animal, que consiste en el sentimiento animal,


que da vida al principio sensitivo. Esta vida es únicamente subjetiva, ya que no tiene
un objeto (entendido) en el cual se complazca, dado que el objeto (entendido, idea) es
el término solamente del entendimiento.
En segundo lugar se da una vida intelectiva o racional, que consiste en el senti-
miento intelectivo que nace al contemplar la verdad y la belleza, o se encuentra en la
investigación y en la posesión del conocimiento. Esta es vida objetiva, porque se
complace en el objeto conocido; y esta vida en la presente condición se inserta sobre
la primera, ya que en el hombre lógicamente precede la animalidad, que lo constituye
sujeto, a la intelectualidad que lo constituye persona.
Finalmente se da la vida moral, implica que la voluntad libre y habitualmente sigue
lo bueno mostrado por la inteligencia, lo que se llama obrar virtuosamente”38.

29.- La vida social humana se guía no solamente en forma individual, sino principal-
mente por los sentires y valores preferidos por las mayorías o masas, generándose un pén-
dulo que va de lo individual a las masas y de éstas al individuo nuevamente39.
El siglo XX ha constituido uno de esos momentos críticos en los cuales el pensa-
miento de la humanidad está sufriendo un proceso de transformación.
En la base de esta transformación se encontraron dos factores fundamentales. El
primero es el de la destrucción de aquellas creencias religiosas, políticas y sociales en las
cuales todos los elementos de nuestra civilización tienen sus raíces. El segundo, es el de la
creación de condiciones de existencia y de pensamiento enteramente nuevas, como resul-
tado de los descubrimientos científicos e industriales modernos.
Con las ideas del pasado, aunque semidestruidas, aún muy poderosas, y con las
ideas que han de reemplazarlas todavía en proceso de formación, la era moderna representó
un período de transición y anarquía.

30.- Todavía no es fácil determinar qué surgirá de este período necesariamente algo caó-
tico. ¿Cuáles serán las ideas sobre las cuales se construirán las sociedades que habrán de
seguirnos? Por el momento, no lo sabemos. Sin embargo, aún así, ya está claro que, cuales-
quiera que sean las líneas a lo largo de las cuales se organice la sociedad futura, las mismas
tendrán que tener en cuenta un nuevo poder, la última fuerza soberana sobreviviente de los
tiempos modernos: el poder de las masas. Sobre las ruinas de tantas ideas antes considera-
das indiscutibles y que hoy han decaído o están decayendo, sobre tantas fuentes de autori-
dad que las sucesivas revoluciones han destruido, este poder, que es el único que ha surgido

38
Rosmini, A., L´Introduzione del Vangelo secondo Giovanni commentata. Libri tre. Padova, Cedam, l966, Cap. XLVII, p. 113.
39
Cfr. Aguirre Dávila, E. “La base social del psiquismo humano. Una aproximación desde la Psicología Evolucionista y la Teoría de la
Racionalidad Limitada” en
https://www.researchgate.net/publication/236607833_La_base_social_del_psiquismo_humano_Una_aproximacion_desde_la_Psicologia
_Evolucionista_y_la_Teoria_de_la_Racionalidad_Limitada_-_Aguirre_2010

21
en su estela, parece pronto destinado a absorber a los demás. Mientras todas las antiguas
creencias se tambalearon y en parte desaparecieron, el poder de la masa fue la única fuerza
a la cual nada amenazó40; pero la masa no ha sido humanamente lúcida y lógica. La única
lógica del poder es la fuerza y ésta generó a veces guerras y genocidios atroces.
Las masas sólo conocen sentimientos simples y extremos; las opiniones, las ideas y
las creencias que les son sugeridas resultan aceptadas o rechazadas por ellas como un todo.
Las aceptan como verdades absolutas o bien como no menos absolutos errores. Este es
siempre el caso de creencias inducidas por un proceso de sugestión en lugar de haber sido
engendradas por razonamiento. Todos somos conscientes de la intolerancia que acompaña
a las creencias religiosas y del imperio despótico que éstas ejercen sobre la mente de las
personas.
La lógica de las masas es casi la del primitivo. Los argumentos que emplean y los
que son capaces de influenciarlas son, desde un punto de vista lógico, de una clase tan infe-
rior que sólo por vía de analogía se las puede describir como razonamientos.
El raciocinio inferior de las masas se basa, afirma Le Bon, al igual que el raciocinio
de un orden superior, en la asociación de ideas, pero entre las ideas asociadas por las masas
hay sólo vínculos aparentes de analogía o sucesión. El modo de razonar de las masas se
parece al del esquimal quien, sabiendo por experiencia que el hielo -un cuerpo transparente-
se disuelve en la boca, saca como conclusión que el vidrio -un cuerpo igual de transparente-
también debería disolverse en la boca; o al del salvaje que se imagina que comiéndose el
corazón de un enemigo valiente adquirirá su valentía; o al del obrero que, habiendo sido
explotado por un empleador, inmediatamente concluye que todos los empleadores explotan
a sus hombres.
Las características del razonamiento de las masas son, por un lado, la asociación de
cosas disímiles que poseen una conexión meramente aparente entre sí, y por el otro, la in-
mediata generalización de casos particulares.

31.- Con su lógica de poder masivo, las exigencias se refirieron a limitación de las horas
de trabajo, nacionalización de las minas, ferrocarriles, fábricas y el suelo; la igualitaria dis-
tribución de todos los productos, la eliminación de todas las clases superiores en beneficio
de las clases populares, etc. Poco adaptadas a razonar, las masas, por el contrario, son rápi-
das en actuar.
Como resultado de su organización, su fuerza se volvió inmensa. Los dogmas a cu-
yo nacimiento estamos asistiendo pronto tuvieron la potencia de los antiguos dogmas, es
decir, la fuerza tiránica y soberana que concede el estar más allá de toda discusión. El dere-
cho divino de las masas reemplazó al derecho divino de los reyes.

32.- Los sentimientos y las ideas de todas las personas aglomeradas adquieren la misma
dirección y su personalidad consciente se desvanece. Se forma una mente colectiva, sin
duda transitoria, pero que presenta características muy claramente definidas. La aglomera-
ción, de este modo, se ha convertido en una masa organizada.
Forma un único ser y queda sujeta a la ley de la unidad mental de las masas. Es evi-
dente que no es por el simple hecho de estar accidentalmente el uno al lado del otro que un
cierto número de individuos adquiere el carácter de una masa organizada. Mil individuos
accidentalmente reunidos en un espacio público, sin ningún objeto determinado, de ninguna

40
Cfr. Le Bon, Gustave. Psicología de las masas. Estudio sobre la psicología de las multitudes. Buenos Aires, Losada, 2004.

22
manera constituyen una masa desde el punto de vista psicológico. A fin de adquirir las ca-
racterísticas especiales de una masa como la señalada, es necesaria cierta decepción y frus-
tración generalizada respecto de sus expectativas. Las promesas de Hitler no son masiva-
mente comprensibles sin la hiperinflación, la decepción que se vivió en Alemania y sin
propaganda que enfocó a los causantes de la misma.
Después de nuevas frustraciones, ha sido el inicio de la era de la comunicación ma-
siva a finales del siglo XX lo hizo que se cerrara con decepción la Modernidad y apareciera
la Posmodernidad.

De la lógica cultural de la modernidad a la posmodernidad

33.- La prometida era de felicidad de la edad Moderna decepcionó a las masas: no dismi-
nuyó la necesidad de trabajar, sino que comenzó a no haber empleo laboral suficiente y un
aumento de la población hambrienta, mientras se entretenía con medios masivos de comu-
nicación; pero estos medios no pudieron mantener la mística de las masas y sus expectati-
vas se contrajeron a vivir comunicados pero aislados físicamente.
Al estudiar las características fundamentales de una masa, se advierte, sostiene Le
Bon, que ésta es guiada casi exclusivamente por motivos inconscientes. Sus acciones están
por lejos más bajo la influencia de la médula espinal que bajo la del cerebro.
En este sentido, una masa es muy similar a seres bastante primitivos. Las acciones
pueden ser perfectas en lo que respecta a su ejecución pero, puesto que no están dirigidas
por el cerebro, el individuo se comporta de acuerdo con lo que pueden llegar a disponer los
estímulos a los cuales está expuesto. Una masa está a merced de todos los estímulos exter-
nos y refleja las incesantes variaciones de los mismos. Es la esclava de los impulsos que
recibe. El individuo aislado puede estar sometido a las mismas causas estimulantes que el
hombre en una masa, pero, puesto que su cerebro le muestra lo poco aconsejable que sería
ceder ante estas causas, se abstiene de seguirlas.
Esta verdad puede ser expresada psicológicamente diciendo que el individuo aislado
posee la capacidad de dominar sus actos reflejos y proceder con lógica, teniendo en cuenta
las consecuencias de sus actos, mientras que una masa carece de esta capacidad. Y esto
marca la característica del pasaje de la era moderna a la posmoderna que vivimos; pero no
se ha pasado de una sociedad violenta a una sociedad lógica, sino a personas individuales
que viven preferentemente como sienten, con la lógica o coherencia privada de sus senti-
mientos. Vivir es sentir, también para los seres humanos: sólo cando necesitamos algo más
que sentir, los seres humanos comenzamos a razonar, a buscar razones o causas que otor-
guen un sentido intelectual (con ideas) a lo que sentimos o deseamos sentir.
Primero se da el sentir fundamental que es nuestro ser radical; luego viene las muta-
ciones o cambios de ese sentir (las sensaciones), y al concentrar nuestra atención, las perci-
bimos y tenemos ideas; después podemos razonar o discurrir entre ideas y, si somos cohe-
rentes en ese discurrir, alcanzamos cierta conducta lógica. Este proceso requiere tiempo y
aprendizaje.

34.- La juventud (una categoría que está en crecimiento dada la explosión demográfica)
no lee los diarios, ni se informa de las noticias: si puede, se divierte de noche y duerme de
día.

23
Ante la deserción de los valores sociales, se acentúa la personalización como hiper-
invención del yo y abandono de los grandes sistemas de sentido (ideales políticos, religio-
sos y culturales). Se vive en el vacío.
Amarse a sí mismo es suficiente, de modo que no se necesita de otro para ser feliz;
pero los que viven sólo para sí mismos han sido siempre los idiotas (del griego: idíon, pro-
pio, idiotes: hombre privado o particular) que creen que pueden vivir sin necesidad de tener
en cuenta a los otros.
Los individuos se esfuerzan por liberarse de los sistemas de defensa anónimos, que
cortan la continuidad histórica de los sujetos. Para la liberación buscan asociaciones “li-
bres”, lo no verbal, el grito, el sentimiento animal: gritar se convierte en sinónimo de can-
tar. El analista no es un referente y, en el narcisismo total, cada uno queda en manos de sí
mismo, regido por la autoseducción del deseo.
La autoabsorción permite el abandono de la esfera pública. Las religiones tratan de
aprovecharse de la coreografía, de la música actual y de numerosos mensajes enviados a
cada uno para poder sobrevivir y reclutar adeptos. De la religión del Libro se exige pasar a
la religión del espectáculo, so pena de indiferencia por el contenido.
El yo se convierte en un espejo vacío a fuerza de flashes de `informaciones´, sin
análisis, ni ubicación en el contexto histórico. Importa poco saber si Napoleón vivió antes o
después de Jesucristo.

35.- El narcisismo neutraliza el universo social, vaciando las instituciones de sus inver-
siones emocionales y el yo se vacía de su identidad.
El yo pierde su referencia de unidad por exceso de información insustantiva.
A los escritores no les queda otro recurso que el novelesco breve, donde cada uno
puede moverse al ritmo de su propia fantasía.
El esfuerzo y los deberes no están de moda. Lo que supone sujeción o disciplina
austera se ha desvalorizado y se busca lo placentero de realización inmediata.
La anarquía de los impulsos, la pérdida de un centro de gravedad otorgado por idea-
les, genera una voluntad débil, no intra-determinada.
El posmoderno se mueve en el clima de la no directividad, de la asociación libre, de
la espontaneidad creativa, de la cultura de la expresión, de la dispersión en detrimento de la
concentración, de la aniquilación de las síntesis conceptuales.
Parece generalizarse la falta de atención de los alumnos, concertada, persistente y
esforzada (queja de todos los profesores), y reducir la atención dispersa. Se hace presente
una conciencia telespectadora, que parece captarlo todo y nada; excitada e indiferente a la
vez. Las pantallas seducen pero no llevan a pensar críticamente.

36.- El yo disuelto en tendencias parciales, moléculas psicologizadas, nuevos zombis


atravesados por mensajes de textos, sin ortografía ni sintaxis correctas: simplemente pala-
bras juxta-puestas.
El yo narcisista es lábil, sometido sistemáticamente a experimentación rápida.
El narcisismo es un sistema flotante, que produce la última personalidad de masa,
apta para sistemas de consumo.
No hay comportamiento orientado por el otro y por su aprobación, lo que daba sen-
tido a la acción social. Por el contrario, se produce la licuación de la identidad rígida del yo.
Va desapareciendo el amor por la patria (sustituido por el amor pasajero al paisaje y a los
viajes de placer). No se ocultan las debilidades de los héroes.
24
El narcisismo no es una falta de personalidad, sino una nueva personalidad con una
conciencia indeterminada y fluctuante, sin saber qué hacer, acorralada constantemente por
el aburrimiento.
Se intentan elaborados comportamientos de ortopedistas de la salud física y mental:
se impone la formación permanente, al menos como lifting que levante las partes anticuadas
del conocimiento y para levantar el humor.
Se flexibilizan las categorías sociales acerca de quién es mujer, hombre, niño, civili-
zado, loco, etc.: la indefinición e incertidumbre se expanden.

37.- El posmoderno narcisista teme envejecer y morir. La vejez se vuelve una idea into-
lerable. Se trata de que el dolor deje de ser real.
La frialdad y el anonimato parecen vicios inaceptables: las virtudes se dirigen hacia
el revelar las propias motivaciones, las intimidades, todo lo cual es índice de autenticidad y
sinceridad. No importa la verdad (que pretende ser objetiva), pero sí la sinceridad (vivir
como se siente).
Todo se psicologiza o personaliza: la verdad también. Se busca la “verdad” personal
(o sea, la opinión o perspectiva personal) aunque a veces sea fratricida o asocial.

El cuerpo reciclado bajo la lógica de la autoseducción y el machismo racionalizado

38.- El cuerpo se ha vuelto, en la Posmodernidad, un verdadero objeto de culto, una obse-


sión por su salud y por su figura.
Se requiere higiene, perfumes, control (chequeo), mantenimiento (masajes, sauna,
deportes, regímenes), cultos solares y terapéuticos.
El cuerpo no es ya una máquina, ni un soporte del alma; es la persona y marca nues-
tra identidad; adquiere los derechos de la persona.
Dado que la libertad de la persona es el derecho fundamental se sigue que ella puede
elegir, en cierto modo, su cuerpo41. El cambio de sexo, la comercialización del cuerpo y de
sus productos, es parte del ejercicio de nuestra libertad subjetiva. Anteriormente se conside-
raba inadmisible alterar el proceso natural de envejecimiento y se exigía un respeto por las
canas y arrugas. Hoy el conservarlas o no, es un hecho de decisión personal.
Hasta la Edad Media, se prohibía intervenir en los procesos naturales, como algo
opuesto a la voluntad de Dios, como algo “contra natura” o antinatural. Toda prevención o
interrupción de la concepción era inadmisible. Por el contrario, el posmoderno se estima
señor de sus actos y decisiones. La moral también se ha psicologizado, personalizado: si
somos libres y te agrada, lo que decidimos está bien.

39.- De hecho, se tiende, cada vez más, a permanecer joven, a disolver los estigmas de la
edad. Parece evidente que se está dando una psicologización y desaparición de las diferen-
cias netas entre cuerpo y espíritu. El cuerpo psicologizado no es el cuerpo objetivo y natu-
ral; sino el cuerpo puesto a disposición de las decisiones de la libertad del individuo; es el
lugar público y político del ejercicio de las libertades. Las decisiones llevan, en su propia
lógica, la moral de los derechos subjetivos, en detrimento de los cuidados hacia todos y
cada uno.

41
Cfr. Lipovetsky, G. El lujo eterno: De la era de lo sagrado al tiempo de las marcas. Barcelona, Anagrama, 2016.

25
Hoy se debate el derecho a la elección del propio estilo de vida sexual (anticoncep-
ción, aborto, vasectomía) y de genitalidad (cambio de sexo); elección entendida como pro-
longación de los derechos del individuo sobre su propio cuerpo.
En este contexto, se trata de liberar al cuerpo de los tabúes y, por ejemplo, marcarlo,
en forma indeleble, para identificarlo: el cuerpo está disponible a la experimentación de los
individuos. Las mujeres alquilan su útero para concebir un niño, previa remuneración. Es-
timan, en esta misma lógica centrada en los individuos, que pueden disponer de su cuerpo
para la reproducción, mediante un acto de su libertad y esto les da derecho.

40.- El mejoramiento narcisista de sí mismo no carece, sin embargo, de códigos: funciona


como un nuevo tipo de control social, bajo la hégira del cuerpo y la seducción posible o
imaginada en relación con los demás. En la Posmodernidad, está fuera de duda el respeto
debido a la dignidad y libertad humana. Lo que está en discusión son sus variadas interpre-
taciones y realizaciones. La época posmoderna, mientras produce y acrecienta el desorden
axiológico iniciado en la Modernidad, da tema para elaborar otro tipo de equilibrio social,
en relación con los valores del cuerpo: por ejemplo, la donación de órganos no suscita po-
lémica y más bien se la promueve; pero la extracción de órganos con un fin mercantil pa-
rece escandalosa.

41.- En particular la época posmoderna ha querido rescatar a las mujeres ubicadas desde
la antigüedad en una condición de inferioridad racional. Tomás de Aquino, doctor de la
Iglesia Católica, siguiendo a Aristóteles afirmaba que la materia nace para desear por natu-
raleza la forma que es el bien y, con ella, recibir el ser, constituyendo una sustancia primera
o individual. La mujer-madre, respondiendo a esta analogía, se une al varón para engendrar
y producir una nueva sustancia o individuo humano. La madre desempeña el papel de la
materia, es decir, aporta el elemento material o potencial mientras que el varón, como la
forma, aporta el elemento formal, es decir, engendra el ser humano y, unida al elemento
material femenino, constituye el nuevo individuo humano o sustancia humana42.
La mujer-madre, como la materia, es un ser imperfecto ontológicamente, que nace
para desear por naturaleza al varón, que es su forma y que le aporta la plenitud del ser. La
hembra es, en términos de Aquino, algo deficiente y ocasional. La especie viviente existe
plenamente en el varón, en el macho, y el varón-macho, con su potencia activa, intenta y
busca engendrar otro varón-macho, semejante en perfección específica a él. La hembra, por
el contrario, es algo deficiente y no buscado, y es engendrada hembra, debido a la debilidad
de la potencia activa del varón, a alguna indisposición de la materia o a algún tipo de
transmutación exterior, como pueden ser los vientos australes que son húmedos43.
La sustancia femenina e indecente –la hembra y la mujer– desea lo masculino y lo
bueno. Si lo femenino, como la materia prima, queda religado a lo ontológicamente imper-
fecto, a lo torpe e indecente, lo masculino, representado en la forma sustancial, queda reli-
gado al ser en acto o plenitud de ser, a lo digno, a lo bueno y a lo apetecible44.
La mujer posee una subordinación natural y consiste en que los más sabios gobier-
nen. Existe en todo tiempo y lugar, incluso en el paraíso antes del pecado, y, de no darse, el
42
Summa theologica, Ia., q. 41, a. 5, c: Homo genitus est simile generanti in natura humana, cuius virtute pater potest generare hominem.
43
Summa theologica, Ia., q. 92, a. 1, ad 1um: Dicendum quod per respectum ad naturam particularem femina est aliquid deficiens et
occasionatum. Quia virtus activa quae est in semine maris, intendit producere sibi simile perfectum, secundum masculinum sexum; sed
quod femina generetur hoc est propter virtutis activae debilitatem, vel propter aliquam materiae indispositionem, vel etiam propter
aliquam transmutationem ab extrinseco, puta a ventis australibus qui sunt humidi.
44
Cfr. Pérez Estévez, A., “Tomás de Aquino y la razón femenina” en Revista de Filosofía, Nº 59, 2008-2, pp. 9 – 22.

26
buen orden faltaría en la sociedad humana. La mujer, de acuerdo a esta subordinación tam-
bién civil o económica, debe estar gobernada por el varón, debido a que, por naturaleza, en
el hombre varón se da con mayor abundancia la discreción de la razón (“Naturaliter in
homine magis abundant discretio rationis”). Tanto en la mujer como en el niño, se descubre
una mayor tendencia hacia la concupiscencia del placer y hacia el vicio (Summa theologica,
IIa-IIae, q. 149, a. 4, c).
Mas cuando Tomás de Aquino no se dedicó a seguir las creencias de su época, pre-
tendidamente científica, sino a la lógica entonces fue capaz de establecer importantes dis-
tinciones y definiciones. Tomás de Aquino advierte que con la palabra "razón" puede de-
signarse cuatro cosas:
1º) Una cierta fuerza cognoscitiva (virtus, potencia o facultad).
2°) Razón puede ser sinónimo de causa, como cuando preguntamos: "¿Por qué razón hi-
ciste esto?"
3º) Razón puede significar cálculo (computatio) o proporción, ordenación de acuerdo a
un principio o criterio (rerum dispositio).
4º) Razón puede significar algo simple abstraído de muchos: una idea abstracta con la
que explicamos45.
Nótese, pues, que la palabra razón se usa para significar conceptos opuestos (algo
real como es la facultad de razonar, y algo ideal como es una idea). Pero estos conceptos
opuestos tienen algo igual: ser fundamento o causa. Es decir, el uso de la palabra y concep-
to "razón" es analógico: se dice en parte igual y en parte diversamente. Así por ejemplo se
comprende que los hombres pueden tener una razón específicamente igual en el sentido de
facultad para razonar que cada hombre numéricamente posee; pero los hombres tienen tam-
bién diversas razones en el sentido de que cada hombre argumenta u ordena y define diver-
samente sus pensamientos. Esto exige una búsqueda de consensos sociales y políticos.
Lo que es nuevo en el contexto actual es que las clases dominantes se desinteresan
del consenso, tal es la confianza que tienen en que no hay alternativa a las ideas y solucio-
nes que defienden. Por esta razón, no se preocupan de la posible vigencia de ideas y pro-
yectos que les son hostiles, ya que están convencidos de su irrelevancia y de lo inevitable
de su fracaso. De la democracia se pasó a convivir con la alienación y corrupción social, y
en vez de sustentarse en el consenso crítico y renovado, lo hace en la resignación46.

42.- Pero, en la posmodernidad, las mujeres hacen notar que, en la pretendida inferiori-
dad de las mujeres, se trata entonces de la propia historia primigenia de nuestras institucio-
nes políticas, aunque el paso del tiempo haya puesto sobre esa primera matriz civilizatoria
patriarcal, muchos matices y confluencias con otras culturas que no habían logrado la expe-
riencia citadina47.
El machismo, como construcción cultural, es un modo particular de concebir el rol
masculino, modo que surge de la rigidez de la mayor parte de las sociedades del mundo
contemporáneo, para establecer y agudizar las diferencias de género entre sus miembros. Es
así como se generan expectativas de comportamiento en torno del varón que incluyen valo-
res y actitudes sobre la racionalidad, conformando de este modo una concepción ideológica

45
Cfr. In I Sententiis. D. 33. q. 1, a. 1, ad 3. In Divinis. Nominibus. c. 7, lectio 5. Nº 735.
46
De Sousas Santos, B. Crítica de la razón indolente contra el desperdicio de la experiencia. Volumen I: Para un nuevo sentido común:
la ciencia, el derecho y la política en la transición paradigmática. Bilbao, Desclée, 2003, p. 37.
47
Cfr. María E. Argeri, «La campaña de los “260 hombres contra el machismo” y el feminismo ausente», aljaba Vol.15 (2011): 233-236,
consultada en octubre 8, 2012, www.scielo.org.ar/scielo. php?pid=S1669-57042011000100019&script=sci_arttext.

27
asentada en la superioridad del macho en relación con la hembra, superioridad que se ha
pretendido fundamentar desde distintas perspectivas ideológicas a lo largo de la historia del
pensamiento48. Todo ello genera una jerarquización cultural y social de las características
masculinas en desmedro de las femeninas y de su posible racionalidad/irracionalidad.
Esta concepción implica, entonces: a) Una posición social de superioridad física y
psicológica del varón con respecto a la mujer; b) como complemento de lo anterior, una
actitud de desvalorización de las capacidades de la mujer; y, en consecuencia, c) una actitud
discriminante hacia la mujer en el plano racional, social, laboral y jurídico. De esta manera
la mujer ocupa un lugar subordinado y sirve a las necesidades domésticas y sexuales.
En forma reciclada y en cierto modo diferente, en la época posmoderna de autono-
mía individual, los hombres siguen considerando a la racionalidad como una característica
más bien masculina y a las mujeres como enigmáticas y contradictorias, imprevisibles,
“complicadas”; y las mujeres prosiguen reprochándoles a los hombres sus egoísmos, sus
faltas de psicología y de sentimentalidad.

Concluyendo

43.- Como se advierte la racionalidad no implica un concepto unívoco, sino uno analó-
gico: las lógicas o racionalidades tienen algo en común: una cierta proporción -mesurada o
desmesurada, intelectual o sentimental, práctica o teórica, individual o masificada, puntual
o generalizada-, al discurrir entre los medios utilizados y los fines deseados; y algo diverso
según sea aquello a lo cual se aplica.
Quizás haya que tomar con precaución la idea de que la característica de los seres
humanos se halla en que son racionales. Los humanos no son racionales, pero lo pueden
ser. La irracionalidad (los sentimientos, las desproporciones, los efectos esperados sin una
causa adecuada, etc.) es también parte del ser humano.
Sobre la Economía se construyeron infinidad de modelos matemáticos basados en la
supuesta racionalidad implícita del homo economicus al punto que en el siglo XX, la teoría
de la elección racional de Lionel Robbins (que entendía la economía como la ciencia que
estudia la conducta humana como una relación entre fines y medios limitados que tienen
diversa aplicación) se convirtió en el centro de la teoría económica, consolidando el tér-
mino e incorporándole al comportamiento racional características de superpoderes dirigidas
a alcanzar el máximo bienestar posible bajo unas oportunidades y restricciones dadas, que
abarcaban desde aspectos institucionales hasta naturales: las decisiones eran perfectas, así
como los mercados donde se ejecutaban.
Sin embargo, muchos economistas, incluidos el padre de la macroeconomía John
Maynard Keynes, consideraban que este concepto dejaba de lado tres elementos centrales
en el proceso de toma de decisiones económicas: la incertidumbre, el riesgo y la racionali-
dad limitada. Había algo que no cuadraba en la ecuación, faltaban nada más y nada menos
que las emociones. Y como se ha venido comprobando con el apoyo de la neurociencia, sin
emociones no hay decisiones49. Los principios y los fines no son ni racionales ni irraciona-
les; la relación entre medios y fines es lo racional o irracional si no hay proporción entre
ellos.

48
Cfr Ángel Rodríguez Kauth, «El machismo en el imaginario social», revista Latinoamericana de Psicología 2, Vol. 25 (1993): 275-284.
49
Cfr. Thaler, Richard. Decisiones irracionales: la economía imperfecta. Buenos Aires, Paidós, 2018.

28
44.- Las emociones se han considerado, desde los tiempos de Platón, como un elemento
irracional en la conducta humana.
Platón, en la República, expresa si el alma es gobernada por alguna de sus partes
irracionales, fundamentalmente la apetitiva, a primera vista, esto podría dar lugar a accio-
nes incontinentes, es decir: acciones en las que la racionalidad es vencida por la irracionali-
dad gobernante.
Los que, hablando en general, se denominan “apetitos” (ἐπιθυμία) –v.g. sed o ham-
bre–, así como también el querer (βούλεσθαι, ἐθέλειν), se hallan dentro de los pares de accio-
nes y afecciones propias del alma, entendida ésta como principio vital general del que sur-
gen los deseos del hombre. En lo que a la parte apetitiva respecta, el deseo que le es propio
está vinculado, ante todo, con la búsqueda de alimentos, bebida y sexo, a los que luego se
suman la riqueza, el asesinato y un cúmulo de otros apetitos indeterminados (Rep. 436a-b).
Poco tenemos de innato en el comportamiento humano, aunque éste esté biológica-
mente condicionado. No hay una sola forma de ser humano: a ser humanos se aprende en
una determinada época y en una determinada sociedad.
Si no se organizan discusiones, los alumnos no sabrán discutir por una razón muy
simple: también se aprende a discutir, posponiendo la violencia verbal, psicológica o fí-
sica; si no se propone una comunidad de investigación, los alumnos no aprenderán a cues-
tionarse mutuamente, a definir, a argumentar cuando se enfrenten con desacuerdos, etc. Por
ende, si no se estima que los alumnos son capaces de filosofar, éstos no manifestarán nin-
guna aptitud para hacerlo, simplemente porque el profesor no habrá creado ninguna condi-
ción psicológica –como la confianza en el grupo–, ninguna condición pedagógica –como la
comunidad de investigación– ni ninguna condición didáctica –como el propósito filosófico
que plantea exigencias intelectuales y de responsabilidad ética durante la discusión–50. Por
ello, las escuelas son instituciones de aprendizajes para favorecer la libertad y la responsa-
bilidad en el pensar.

45.- Nuestra cultura, llamada occidental y cristiana, tiene tres herencias y fuentes princi-
pales: la hebrea, la griega y la romana, y las tres admiten que el obrar del hombre puede
tender tanto a lo que promueve la vida humana o la daña. Por esto, los hebreos indicaban
que los humanos deben conducirse con responsabilidades éticas; los griegos como Platón
advertían sobre la necesidad de guiarse razonablemente; y los romanos desde antiguo pro-
pusieron leyes necesarias para la convivencia, ante las cuales todas las personas podían
recibir un trato igualitario.
De ello se deduce que desde muy antiguo se ha visto que los seres humanos son y
puede obrar en forma tanto racional y favorable a la vida individual y social, como de ma-
nera irracional y destructiva.

46.- Siempre está en los seres humanos la posibilidad de obrar tanto irracional como
racionalmente. En ellos está el educarse para obrar de forma sensata, prudente y buena para
ellos mismos y para los demás. En la perspectiva griega, los seres humanos pueden vivir
dejándose dominar por la vida reproductiva y deseante (alma concupiscible), por las pasio-
nes de la fama y del poder (alma irascible), por la razón o logos (alma intelectiva), gene-
rando en el orden de las formas de gobiernos la democracia -que al elegir por mayoría y

50
Cfr. UNESCO. “La Philosophie, une Ecole de la Liberté Enseignement de la philosophie et apprentissage du philosopher : état des
lieux et regards pour l'avenir”. Paris, UNESCO, 2007.

29
según el menor esfuerzo puede generar la tiranía-, la oligarquía (gobierno de unos pocos
que detentan el poder y las riquezas) o la aristocracia (gobierno de los mejores que buscan
la justicia, respetando los derechos universales para todos y según la diversidad de los dere-
chos que les correspondan a cada uno, según lo que es). Aunque el influjo de la irracionali-
dad pareciera ser cada vez mayor, no obstante, sigue siendo la razón la que, aun equivocán-
dose, engañándose o condicionada, puede elegir cambiar y gobernar en el alma humana. En
el tirano la razón ya no gobierna, sino que lo hacen los apetitos irracionales51.
En última instancia, una buena o mala vida no se halla en los sistemas sociales, reli-
giosos o políticos, construidos por los hombres, sino en la forma en que desean y logran
vivir y convivir. Conociéndose la debilidad y poco dominio de la voluntad que suelen tener
los seres humanos, de lo que se trata entonces es de convenir y construir medios, técnicas,
estímulos y recursos, premios y castigos, para poder facilitar una convivencia favorable a la
vida humana individual y socialmente considerada.
Cabe entonces, al elegir, no confundir placer con felicidad, (o sea, el bienestar sub-
jetivo percibido):

Placer Felicidad
Corta duración De larga duración
Visceral, se siente Sutil, etérea, en ella se está
Se toma Se da con los otros
Puede obtenerse con sustancias No puede obtenerse en sustancias
Puede experimentarse en soledad Sólo se obtiene con los otros
Esto se siente bien: quiero más Me siento bien conmigo y con los otros: no
En grado extremo produce adicción necesito nada más
Reiterado genera adicción No hay exceso ni adicción
Mediada por la Dopamina La carencia produce depresión
Mediada por la Serotonina

Cualquier estímulo visto como una amenaza produce una reacción, considerado co-
mo un placer produce, al repetirse, una adicción. En la adicción se está esclavizado, pero
seductoramente; está más allá de lo racional. Su superación no puede realizarse sólo a base
de medicación o de intimaciones. Las adicciones a drogas o a conductas requieren además
un prolongado proceso de acompañamiento en el cual el adicto va cambiando sus temores y
placeres por otros menos dañinos y más constructivos personal y socialmente.
Puede producirse dolor, en ausencia de daño estructural, y el recurso a opioides. An-
te el dolor por la ausencia de placer, la medicina no le encuentra explicación orgánica. Se
requiere entonces escuchar al paciente y no despreciar la información, para no devaluar lo
que el paciente sabe y siente. Ante un adicto a la comida, afirmar “Ud. come por su deci-
sión, carece de voluntad” es un signo de ignorancia de la fisiología y la psicología huma-
nas.

47.- Las adicciones pueden ser destructivas o positivas para los seres humanos. Las adic-
ciones a objetos, conductas o ideas metafísicas, unidas a una religión o un partido, resultan
ser mucho más difíciles de tratar por la irracionalidad que contienen. El temor a la muerte y

51
Cfr. Bieda, Esteban. “La irracionalidad interna del alma y la vigencia del “Intelectualismo socrático” en la República de Platón” en
Cuadernos de filosofía /65 .2015, pp. 15-32.

30
el deseo adictivo de vivir suele ser llamado deseo de inmortalidad, del cual viven general-
mente las religiones vendiendo esperanza y es apreciado socialmente. El fanatismo es tam-
bién una adicción siempre vigente. El fanático, más allá de toda concepción racional, goza
defendiendo hasta la muerte (propia o la ajena) a sus ídolos (su raza, su partido, etc.) que le
prometen la satisfacción de estar en la verdad, de ser una gran persona, asegurándose la
salvación, o siendo indiferentes ante todo diálogo razonable52.
Las conductas irracionales suelen tener varias causas. Se requerirá pues modificar
las formas de comprensión y tener un enfoque multidisciplinario. El ambiente influye y nos
prepara para que el organismo se defienda. No se puede estudiar a un paciente y no estudiar
su ambiente: éste desencadena reacciones neurológicas. Biología, sociología, fantasías y
conducta van de la mano.

48.- Estamos perdidos en la inmensidad de nuestro cosmos, de nuestros conocimientos y


más aún de nuestra ignorancia, y necesitamos consuelo en nuestra soledad, y necesitamos
crearnos fantásticos mitos interpretativos y metafísicos y considerarlos verdaderos, apoyán-
donos en la razón y superando la razón, con razón y sin razones, con milagros y sin mila-
gros, para darnos la felicidad (plenitud asegurada) o la esperanza de una felicidad futura.
En la sociedad de consumo, consumir es necesario y nos da placer en forma adic-
tiva; lo que se consume, es secundario. Esto se pone en evidencia con el caso de la moda:
“La moda fabrica continuamente lo „bello‟ a partir de una denegación radical de la belleza,
a partir de una equivalencia lógica de lo bello y lo feo. Puede imponer como eminente-
mente distintivos los rasgos más excéntricos, más disfuncionales, más ridículos. Es ahí
donde triunfa, imponiendo y legitimando lo irracional según una “lógica” más profunda que
la de la racionalidad”53. Se borra la línea que separa el estar libre y el sentirse gozosamente
seducido; se diluye la separación entre la conducta racional y la irracional. Mientras las
personas no fanáticas tienen ideas, los fanáticos tienen creencias irracionales, que son fun-
ciones adaptativas para lograr certidumbre, esperanza y seguridad, calmando el temor.
De hecho toda investigación está soportada por el movimiento histórico en que se
está realizando y sus premisas, principios y creencias. Se requiere, en filosofía, la constante
exigencia de la revisión de los prejuicios, creencias y supuestos que dan sentido a nuestra
interpretación. Estos son la tierra firme en que nos apoyamos sin siquiera advertir que lo
hacemos. Estos son los que generan la racionalidad social dominante, para resolver sus con-
tradicciones en el marco del sistema social normativo.

49.- En el proceso de transición de una racionalidad a otra, se observa que la situación de


tensión que implica dicha transición puede resolverse en dos sentidos: que las categorías
que dan sustento al proyecto hegemónico sean tan poderosas que no permitan el surgi-
miento de una nueva concepción, sino que por el contrario, de la contienda de intereses
opuestos, se refuercen aún más las bases que legitiman la racionalidad dominante, o que la
nueva concepción se imponga sobre las estructuras del viejo modelo. En éste último caso,
la transformación o reconfiguración de la racionalidad hegemónica se evidencia como un
proceso lento54.
52
Cfr. Arendt, Hannah. Eichmann in Jerusalem. Ein Bericht von der Banalität des Bösen. Múnich 1986.
53
Cfr. Baudrillard, J. La génesis ideológica de las necesidades. Barcelona, Anagrama, 1976, p. 63. Di Leo Razuk, Andrés (Et al.). Pensar
el fenómeno narco: el narcotráfico en los discursos audiovisuales, 2010-2015. Banfield, Andrés Di Leo Razuk, 2018, p. 118.
54
Cfr. Agoglia, Ofelia, Alvarez, Ana Amelia y Sales, Lorena. “La relación sociedad naturaleza como producto de la racionalidad domi-
nante” en I Congreso Latinoamericano de Teoría Social. Instituto de Investigaciones Gino Germani. Facultad de Ciencias Sociales,
Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, 2015: https://www.aacademica.org/000-079/299

31
Para generar una teoría crítica, todo el conocimiento crítico tiene que comenzar por
la crítica del propio conocimiento. En la fase actual de transición paradigmática, la teoría
crítica posmoderna se construye a partir de una tradición epistemológica marginada y des-
acreditada de la modernidad: el conocimiento-emancipación. En esta forma de conoci-
miento la ignorancia es el colonialismo, y el colonialismo se define por la concepción del
otro como objeto y, consecuentemente, el no reconocimiento del otro como sujeto. En esta
forma de conocimiento, conocer es reconocer y progresar en el sentido de elevar al otro de
la condición de objeto a la condición de sujeto. Ese conocimiento-reconocimiento es lo que
designo como solidaridad autoexigente, que ayuda a sus socios en dificultades imprevistas,
pero no promueve la holgazanería de nadie55.

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55
De Sousas Santos, B. Crítica de la razón indolente contra el desperdicio de la experiencia. Op. Cit., p. 31.

32
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33

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