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Clase 21: El Capital

Buenas tardes, en la clase de hoy vamos a ver un concepto nuevo que nos permitirá entender cómo
los individuos ejercen poder de manera diaria. Vamos a aprender qué es y cómo funciona el capital.
Pero antes vamos a realizar un repaso general para saber a dónde estamos parados. Hemos aprendido
que la política se encarga de analizar, ordenar y sistematizar el fenómeno del poder. Hemos
aprendido que el poder se ejerce, se usa y en ese sentido, los investigadores políticos han dedicado su
estudio a aprender cómo es usado y utilizado el poder. Para ello han creado un concepto denominado
arte de gobierno.
Hemos definido al arte de gobierno como el conocimiento necesario para utilizar el dispositivo
estatal. El cual permite –a quien lo ejerza- ser competitivo, de manera externa, en el campo
internacional, a través de la puesta en juego de su maquinaria militar –ejército profesional- y
diplomática –embajadas- y, de manera interna, principalmente en dos campos de la realidad: el
mercado –relaciones materiales- y la opinión pública –relaciones simbólicas-, al controlar a la
población mediante la utilización de: ficciones orientadoras –contrato social, felicidad, meritocracia,
nación- para configurar el ordenamiento simbólico y dar una razón al gobierno; técnicas de gobierno
como la policía y la estadística para la organización de las relaciones entre una población y una
producción de mercancías –tierra/capital/trabajo- que permite configurar la estructura de relaciones
asimétricas del orden social legitimando nuevas autoridades; y dispositivos de gobierno –seguridad
y disciplinar- que posibilitan inculcar nuevos habitus en los individuos al normalizar ciertos aspectos
de las estructuras matrices y los sentidos prácticos para conformar cuerpos políticamente dóciles y
económicamente rentables. Todo esto en un ámbito de competencia constante entre los diferentes
gobiernos y sus propias sociedades civiles.
Pues bien, para poder vehiculizar todos esos conceptos y lograr –efectivamente- ejercer control sobre
los individuos -y sus formas de ver y dividir el mundo- se necesitan recursos.
Vamos a llamar a estos recursos: capitales. Un capital es entendido como el esfuerzo –realizado en el
tiempo- necesario para objetivar un elemento material o ideal. Dicho de otro modo, el capital es
trabajo acumulado en el tiempo, de manera material –objeto- o de manera “incorporada” –habilidad-.
Veamos un ejemplo: el ingreso económico de un individuo implica una cantidad determinada de
dinero –físico o electrónico- por cierta cantidad de tiempo empleada en conseguirla –horario laboral-,
en donde se solicita que se realicen ciertas tareas –trabajo-. Es decir que mi sueldo se corresponde
con cierto trabajo en cierto tiempo.
Supongamos que soy un vendedor de autos, pues bien, mi sueldo implicará cierta cantidad de dinero
por cierto trabajo en cierto tiempo. Ahora bien, si trabajo más –más ventas- me darán más dinero, por
más que lo haga en la misma cantidad de tiempo que antes. O por el contrario si trabajo menos
–menos ventas- me pedirán que para obtener la misma cantidad de dinero, deba permanecer más
tiempo en el empleo.
El capital es un concepto –o si prefieren una ficción- que muestra la relación existente entre el
esfuerzo realizado –trabajo- y el tiempo empleado al ejercer mi libertad en el orden social. De esta
manera, el capital posibilita la apropiación de la energía social en forma de trabajo cosificado –vgr.
Dinero-. El capital es una fuerza inherente a las estructuras de relaciones asimétricas, pero es al
mismo tiempo, un principio fundamental de las regularidades internas de dicha estructura. Es decir,
el capital existe allí donde haya una sociedad producto de la estructura de relaciones asimétricas, un
ordenamiento simbólico y el uso de los sentidos prácticos.
Esto implica que prácticamente cualquier elemento de la naturaleza o de la sociedad puede ser
utilizado como un recurso y por ende como un capital. Piensen en el Litio, hasta antes de la
invención de las baterías, era un mineral que no poseía grandes utilidades y por lo tanto no era
considerado un recurso, sin embargo desde el auge de los teléfonos inteligentes y la demanda de
baterías de Litio lugares antes considerados desiertos hoy son considerados reservas de recursos
–vgr. Bolivia-.
El capital –como fuerza inherente a la estructura social- determina que no todo sea igualmente
posible e imposible para los individuos al perseguir sus intereses. Es decir, no es igual la posibilidad
de ejercer control de un individuo en cierta posición social sin poseer capitales, que la posibilidad de
otro que sí los posea. La distribución de los diferentes tipos y subtipos de capital en la estructura de
relaciones sociales, condiciona la posibilidad de éxito o fracaso de las acciones de cada individuo al
momento de ejercer su propia libertad y perseguir sus propios intereses. Esto es así porque la
acumulación del capital es trabajosa y e insume tiempo.
Cada campo de la estructura social –internacional, económico, jurídico, mediático, académico,
artístico, etc.- posee su propio tipo de capital, el cual varía en su estructura –forma- y volumen
–cantidad-. La estructura hace referencia a la forma de dicho recurso (puedo tener capital económico
dividido en dinero, propiedades, bonos, acciones, plazos fijos, autos, etc.; o capital cultural dividido
en obras de arte, títulos universitarios, experiencia laboral, etc.; o capital social dividido en
seguidores de tik-tok, colegas del trabajo, familiares, compañeros del club, etc.). El volumen hace
referencia a la cantidad de dicho recurso que posee cada agente (quintales de soja, millones de
dólares, seguidores en instagram, kilos de uranio, etc.)
Así, cada individuo que dispute una posición social en dichos campos deberá –para tener éxito en su
batalla- poseer dicho tipo de capital específico. Sin embargo hay tres maneras fundamentales del
capital que funcionan en todos los campos del espacio social.
1. Capital Económico: este tipo de capital es el más prominente en las sociedades
complejas actuales y es el que mejor posibilita el ejercicio de la libertad y la persecución de
los intereses personales de los individuos. Está constituido por los diferentes factores de
producción de la economía –tierra/dinero/trabajo- y puede manifestarse a través de bienes,
mercadería, propiedades, medios productivos –fábrica-, bienes de consumo –autos-, dinero
físico, metales preciosos –oro/plata-, bienes de capital –acciones/fondos de inversión/plazos
fijos-, el trabajo asalariado, etc.
2. Capital Social: este tipo de capital está constituido por el conjunto de relaciones
sociales de un individuo –contactos/conocidos/amigos/parientes-, configurado en forma de
red duradera de relaciones medianamente institucionalizada de conocimiento y
reconocimiento mutuo. Se trata de la totalidad de recursos basados en la pertenencia a un
grupo. El volumen –cantidad- de capital social poseído por un individuo dependerá tanto de
la extensión de la red de conexiones que éste puede efectivamente movilizar, como del
volumen –cantidad- de capital poseído por aquellos con quienes está relacionado. La red de
relaciones nos es un fenómeno dado, al contrario, es el producto de un esfuerzo continuado
de institucionalización –formalización-.1 En la última década se ha logrado objetivar

1 Este esfuerzo resulta necesario para producir, y reproducir, conexiones útiles y duraderas que aseguren el acceso a
beneficios simbólicos o materiales. Así, el intercambio convierte las cosas intercambiadas en señal de reconocimiento -la
magia de lo consagrado-. El grupo se reproduce debido precisamente a ese mutuo “reconocerse” y al reconocimiento de
la pertenencia que ese “reconocerse” implica. La reproducción del capital social exige el esfuerzo incesante de
relacionarse en forma de actos permanentes de intercambio, a través de los cuales se reafirma, renovándose el
reconocimiento mutuo.
–institucionalizar- esta red de vínculos y relaciones a través de la tecnología y las redes
sociales. Así, cada like o follower le ha dado a los individuos la capacidad de aumentar su
status social, ampliar sus redes de influencia, vender productos e incluso ascender en su
posición social.
3. Capital Cultural: este tipo de capital le permite a los individuos convertir en recursos
su tipo de consumo o sus conocimientos, y se subdivide en tres categorías: capital cultural
incorporado, capital cultural objetivado y capital cultural institucionalizado.
a. Capital Cultural Incorporado: este tipo de capital hace referencia a las disposiciones sociales
duraderas del individuo que éste fue incorporando a lo largo de su vida –habitus-. Así, la
acumulación de cultura –oficios, conocimientos, habilidades, saberes técnicos, idiomas, etc.- se dio
en un proceso de interiorización, el cual implicó una cierta cantidad de tiempo invertido
personalmente por el individuo. El capital cultural incorporado no puede acumularse más allá de las
capacidades de apropiación de cada individuo. Este tipo de capital es prácticamente intransferible
de un individuo a otro.
b. Capital Cultural Objetivado: este tipo de capital hace referencia a los objetos, artefactos y
mercancías del mundo social –cuadros de arte, libros, maquinarias, etc.- que posibilitan a los
individuos ejercer su libertad, perseguir sus intereses y ascender en la posición social. Poseen una
serie de propiedades que sólo son determinables en relación al capital cultural incorporado del
individuo. Por ejemplo, sólo quien conozca el oficio artístico podrá apreciar una obra de arte y
reconocer su valor intrínseco. Para la verdadera apropiación hace falta disponer de capacidades
culturales que permitan siquiera disfrutar de una pintura o utilizar una máquina. La ventaja de este
tipo de capital es que permite su transferencia –herencia, venta, etc.- a través de su soporte físico
–el objeto en sí-.
c. Capital Cultural Institucionalizado: este tipo de capital hace referencia a todos aquellos bienes
culturales que son considerados un recurso para el individuo porque el gobierno a través de su
ejercicio estatal así lo ha dispuesto. El mejor ejemplo son los títulos académicos. El Estado –a
través de estos títulos- certifica que el individuo posee ciertas capacidades y habilidades y le
permite ejercerlas en la estructura social. El individuo se beneficia de esto para perseguir sus
propios intereses y ascender en las posiciones sociales. Este tipo de capital permite objetivar
algunos aspectos del capital cultural incorporado, ya que el título –al poseer aval institucional-
posee garantía legal y por ende se encuentra cubierto por el poder estatal. Funcionan como
certificados de competencia cultural que confieren al portador un valor convencional duradero y
legalmente garantizado.
Ahora bien, estos tres tipos de capital varían en su composición –estructura- y cantidad –volumen- de
un individuo a otro y de un tiempo a otro, con lo cual la dinámica de poder dentro de los campos
nunca queda establecida de forma permanente.
Así por ejemplo un empresario puede tener un capital social formado por los amigos con los que
juega al golf -que son empresarios como él y por lo tanto le brindan información valiosa sobre el
funcionamiento de la economía-, los colegas de las empresas similares en el rubro -que le brindan
información sobre cómo se mueve la competencia y las tecnologías que se utilizan-;un capital
económico formado por la maquinaria de su empresa, la fuerza de trabajo que representan sus
empleados, sus propiedades -casa, auto, yate, cabaña, fábrica, lotes-, su dinero -plazos fijos, acciones
de bolsa, dinero en efectivo, cheques por cobrar, etc.; y un capital cultural formado por sus títulos
universitarios, las obras de arte que fue comprando a lo largo de su vida y la experiencia que posee -
habitus- por haberse dedicado toda su vida al mismo rubro empresarial. Entre otros muchos capitales
que posee.
Hay un cuarto tipo de capital que, si bien no es novedoso y está conformado por elementos de los
tres tipos anteriores, posee características propias. Es el capital simbólico. Este tipo de capital, es un
tipo especial de capital, y el mismo surge cuando el capital que prevalece en cierta estructura de
relaciones sociales, se condice –coincide- con el tipo de capital que el ordenamiento simbólico
pregona como valioso, y con el tipo de capital que los individuos –al ejercer sus sentidos prácticos-
ponen en juego.
Vamos a ver a continuación un video que resume las ideas que hemos visto a lo largo del año.
Pues bien, en la competencia de todos contra todos, por todo, todo el tiempo, la acumulación de
capitales juega un rol fundamental, y el cambio de un arte de gobierno mercantilista por otro liberal
implicó –en alguna medida- abandonar la lógica de acumulación global a través del Estado, para
pasar a una lógica de acumulación personal a través de cada individuo de manera autónoma. Así los
Estados pasaron de poseer un interés propio a regular intereses ajenos, sin embargo para poder
regular intereses ajenos debían seguir cumplimentando sus propios intereses o de lo contrario
desaparecerían y no podrían ejercer de garantes del orden social.
Esto nos arroja al problema del siglo XX, ¿cómo puede el Estado administrar los intereses de los
individuos sin interferir, cuando para poder administrarlos debe seguir ejerciendo una posición de
poder lo suficientemente fuerte para operar de garante, y para ello debe incrementar sus fuerzas y
perseguir sus propios intereses?
La respuesta a esta pregunta terminaría configurando un nuevo arte de gobierno. Este nuevo arte de
gobierno se denominará Gobernanza y no responde ni a las lógicas de la soberanía, ni a las lógicas
del mercado.

Tarea: Describa la estructura y el volumen de los capitales que posee la empresa siderúrgica Techin

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