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Clase 17
Clase 17
Buenas tardes, en las clases pasadas vimos que el Estado es un esquema de poder que los gobiernos
utilizan para controlar las poblaciones y lograr aumentar sus fuerzas en la competencia perpetua
entre gobiernos. Para ello utilizan los diferentes dispositivos articulados con dos técnicas inventadas
en el siglo XVII, la estadística y la policía.
Estas técnicas son verdaderas tecnologías sociales configuradas como respuesta a todo el problema
del intercambio, la fabricación, la distribución y la puesta en circulación de las mercancías –capital-
e individuos –trabajo- en los territorios –tierra-. Esta transformación configuró los elementos
necesarios para lo que llamamos arte de gobierno.
Hemos llamado arte de gobierno al conocimiento que permite configurar en un único dispositivo –el
Estado-, un haz de relaciones inteligibles y analizables, que permiten ligar como las caras de un
mismo poliedro1 una serie de elementos fundamentales: a) las ficciones orientadoras –contrato
social, felicidad, meritocracia- que dan sustento al ordenamiento simbólico y una razón al gobierno,
b) unas técnicas de crecimiento de las fuerzas estatales –policía y estadística- cuya meta esencial es
la organización de las relaciones entre una población y una producción de mercancías
–tierra/capital/trabajo- que permite estructurar las relaciones asimétricas del orden social
legitimando nuevas autoridades, c) la utilización de una serie de dispositivos –seguridad y
disciplinar- que posibilitan influir en las estructuras matrices y los sentidos prácticos de los
individuos en las nuevas ciudades mercado generadas, creando nuevos habitus. Todo esto en un
ámbito de competencia constante entre los diferentes gobiernos a través de la puesta en juego de su
maquinaria militar –ejército profesional- y diplomática –embajadas-, aplicado principalmente en dos
campos de la realidad: la economía –vida material- y la opinión pública –vida simbólica-.
Este arte de gobierno -para principios del siglo XVIII- se encontraba perfeccionado y encarnado en
las monarquías absolutas de los países europeos, y tuvo un nombre conocido por todos ustedes:
mercantilismo.
El mercantilismo –entendido como cierto arte de gobierno que permite al gobierno ajustar su forma
de gobernar al esquema Estado- consistía en transformar en realidad el nuevo deber ser del gobierno
–hacer vivir y dejar morir-. Es decir, que este arte de gobierno –para incrementar las fuerzas del
Estado- debía garantizar la vida de los individuos y algo más que su vida, su ocupación –trabajo-,
para que éstos pudieran contribuir al incremento de las fuerzas de gobierno. Lo que ocasionó una
reconfiguración de los medios y modos de producción de la vida material y por consiguiente una
reconfiguración de la estructura de relaciones sociales.
Esta forma de gobernar, este arte de gobierno se denominó mercantilismo. El mercantilismo no es
una doctrina económica, es mucho más y algo muy distinto a una doctrina económica. Es una
organización determinada de la producción y los circuitos comerciales: es un arte de gobierno.
Al aplicar este arte la estructura de relaciones sociales comenzó poco a poco a sufrir cambios y
reconfiguraciones nuevas, en especial en los medios de producción, que dejó de ser la tierra
–propiedad de los nobles- y pasó a ser el capital –propiedad de los ciudadanos-, y en los modos de
producción, que pasó de la subsistencia y la necesidad al excedente y la comercialización.
Este arte se basa en los principios de que: en primer lugar, el Estado debe enriquecerse mediante la
acumulación monetaria; segundo, debe fortalecerse por el crecimiento de la población; y tercero,
2 La Paz de Westfalia dio lugar al primer congreso diplomático moderno e inició un nuevo orden en Europa central
basado en el concepto de soberanía nacional. Varios historiadores asignan una importancia capital a este acto, pues en
Westfalia se estableció el principio de que la integridad territorial es el fundamento de la existencia de los Estados,
frente a la concepción feudal, de que territorios y pueblos constituían un patrimonio hereditario. Por esta razón, marcó el
nacimiento del Estado-nación.
Así, los diferentes gobiernos a lo largo del siglo XVIII irán creando ministerios, organismos e
instituciones destinadas a lograr ese tipo especial de población.
Esta es la época en la que nacen el “Registro civil y de capacidad de las personas”, el “Ministerio de
Salud y salubridad pública”, el “Ministerio de Seguridad”, el “Ministerio de Agricultura, caza y
pesca”, el “Banco Central de la República”, etc. y la policía se especializa por áreas temáticas: la
policía encargada de incendios, emergencias y catástrofes –los bomberos-, la policía encargada de
los accidentes e incidentes en la vía pública –emergencias médicas-, la policía encargada del
custodio de los puentes, caminos y pasos fronterizos –gendarmería-, la policía encargada del control
de los ríos, lagos y mares –prefectura-, la policía protectora de los recursos de gobierno
–guardaparques-, la policía encargada del control de las amenazas internas –servicios de inteligencia-
, etc.
El mercantilismo es un arte de gobierno que permite a los Estados acumular fuerzas
–tierra/capital/trabajo- y lograr así expandir su capacidad de control sobre la propia población y los
demás poderes soberanos con los que compite.
Para conocer mejor las características de este arte de gobierno mercantilista vamos a ver el siguiente
video.
En conclusión, la confección y perfeccionamiento del Estado por parte del gobierno, desplegado
sobre los individuos desde el ejercicio del poder policial, para competir con otros Estados, impulso y
propago en el siglo XVII y XVIII un arte de gobierno despótico, que gobernaba de manera absoluta
y total todos los aspectos públicos de la vida de las personas: el mercantilismo.
Esta dinámica de fuerzas, de acumulación, crecimiento y competencia entre poderes soberanos
mediante la utilización del Estado trajo aparejados una serie de problema para los individuos que
habitaban dichas sociedades. Esto es ¿cómo poner un límite a los actos de gobierno, al poder
soberano, a las acciones del Estado sobre mi persona?
Ahora bien -al mismo tiempo- el perfeccionamiento de este arte de gobierno trajo aparejados una
serie de beneficios para los individuos. Como vimos en otras clases, la aplicación de este arte de
gobierno aumentó el grado de libertad personal que los individuos poseían3 y les permitió dedicar su
trabajo a la concreción de sus propios intereses –meritocracia-. Con lo que los campos –económico
y mediático- habitados por los individuos, adquirieron un dinamismo propio y comenzaron a
expandirse sin la necesidad de la intervención gubernamental a través del Estado y la policía.
Esto produjo que la competencia por el poder –control-, se expandiera del campo internacional a los
ámbitos económicos y de opinión pública. Con lo que los gobiernos –además de competir entre sí-
comenzaron a competir con sectores y posiciones de poder internas, ocupadas por individuos que
habían alcanzado el éxito en el mercado y la prensa. Principalmente la banca y los periódicos.
A comienzos del siglo XIX entonces, los individuos le exigían al gobierno que trataran de actuar de
tal manera que el Estado sólo interviniera para regular o -mejor dicho- para que no regulara y
emergiera el mayor bienestar individual -el interés individual- a fin de que, en efecto, pudiese servir
a todos. A esta altura, los burgueses creían que el gobierno debía ejercer un arte de gobierno que se
dedicara a regular los intereses individuales, y no tanto a intentar aumentar las fuerzas del propio
gobierno.