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Historia de la banca de inversión (1ª parte)

BANCA Act. 02 sep 2016


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La historia de la banca es una crónica que se cuenta en etapas, desde su nacimiento después
del crack del 29 con la Ley Glass-Steagall, hasta la actualidad, bajo el paraguas regulatorio de
la Ley Dodd-Frank que firmó Barack Obama como consecuencia de la crisis financiera que
asoló a los bancos en 2008.

Actualmente, la principal diferencia entre la banca comercial y la banca de inversión es que los
primeros se centran en clientes minoristas y sus ingresos proceden en mayor medida de
intereses y comisiones derivadas de los créditos que facilita, mientras que la banca de
inversión centra su actividad en la financiación del desarrollo de las grandes empresas.

Pero esto no siempre ha sido así. Estas dos patas de la banca han evolucionado con el paso
del tiempo, demostrando la capacidad de Wall Street para reinventarse.

La Gran Depresión: pistoletazo de salida para la banca de inversión


La industria bancaria venía experimentando un periodo excelente de bonanza desde 1924.
Entonces se pensaba que el crecimiento nunca se detendría. Era una práctica habitual que los
bancos concedieran créditos a cualquier persona sin aval siempre y cuando lo destinaran a la
compra de acciones. Se consideraba una inversión segura. Pero toda esta prosperidad llegó a
su fin.

En el verano del 29, John Raskob, consejero de General Motors, escribía un artículo en el que
afirmaba: "todos los ciudadanos deben ser ricos, si invierte 15 dólares ahora ganará 80.000 en
20 años". El jueves 24 de octubre de ese mismo año se produjo el crack de la Bolsa de Nueva
York. Más de 16.000.000 de títulos que cotizaban a la baja no encontraron comprador
provocando la ruina de miles de inversores.

El pánico era latente y miles de personas que querían asegurar su dinero tratan de retirarlo de
sus cuentas bancarias. Ante esta situación, los bancos se vieron desbordados por deudas
incobrables. Se paralizó el consumo del país, la Bolsa americana llegó a caer un 80% y
quebraron unos 600 bancos. Empezaba la Gran Depresión.

Comienzan las reformas


En este contexto, Franklin D. Roosevelt era proclamado presidente de los Estados Unidos de
América en 1932. Una de sus primeras medidas fue impulsar un programa intervencionista
llamado New Deal con una serie de reformas bancarias que tenían como objetivo que este tipo
de sucesos no volvieran a repetirse. La más importante fue la promulgación de la Ley
Glass-Steagall, que promovía en su artículo 20 una completa separación entre la banca de
depósito y la banca de inversión.
El principal objetivo de Roosvelt era restablecer la confianza de la nación en el sistema
bancario y que el crédito volviese a fluir. Para ello, al día siguiente a su toma de posesión,
obligó a la industria bancaria a cogerse “vacaciones” durante cuatro días, incluida la Reserva
Federal, y se puso a trabajar en la Banking Act.

Se legisló con tal rapidez que algunos congresistas no tuvieron la oportunidad siquiera de leerla
antes de que se les pidiera el voto a favor o en contra. Con esta ley, se evitaba la especulación
bursátil con los depósitos de los clientes. A partir de ese momento, los bancos comerciales ya
no podían efectuar operaciones en Bolsa, mientras que los bancos de inversión no podían
aceptar depósitos de sus clientes.

Además, esta ley regulaba también las operaciones que los bancos comerciales podían llevar a
cabo, por ejemplo, limitando la rentabilidad de sus depósitos para evitar una alta competencia
que podría provocar que algunos bancos acabasen ofreciendo depósitos con demasiado riesgo
para ellos.

Así, para proteger los depósitos de los pequeños ahorradores, nacía la banca de inversión
separada de la banca comercial, que se centraría a partir de ese momento en su objetivo
originario.

Se renuevan los pilares del sistema financiero


La banca de inversión se caracteriza por no tener una gran red de sucursales, sino grandes
oficinas en los centros neurálgicos de las grandes ciudades financieras en las que se dedican a
sacar empresas a Bolsa, diseñar y ejecutar OPA's, fusiones, adquisiciones, emisiones de
bonos, operaciones de trading, etc.

El sendero por el que debía circular el sector financiero estaba trazado. Sin embargo, la banca
de inversión crecería hasta tal punto que éste se quedaría pequeño. Empezarían a necesitarse
autovías de varios carriles para circular. Se impondrían las fusiones, que acabarían por crear
los auténticos gigantes financieros del siglo XXI. Estas entidades acabarían sucumbiendo,
como ya se contará más adelante, ante una crisis financiera que desmanteló la industria de la
banca de inversión.
Historia de la banca de inversión (2ª parte)
HISTORIA Act. 29 may 2018
https://www.bbva.com/es/historia-la-banca-inversion-2a-parte/

El New Deal, el programa intervencionista promovido por Roosevelt para paliar los efectos del
crack del 29, implicó que la banca de inversión y comercial debían operar por separado por
primera vez en la Historia. Separadas éstas en 1933, empiezan a desarrollarse
independientemente durante una época de esplendor económico en Estados Unidos.

La prosperidad que trajo la posguerra, amparada en políticas keynesianas hasta la década de


los 70, no tiene parangón. Pero el final de la Guerra Fría vistió al mundo con el traje de la
globalización. En el sistema financiero empiezan a soplar fuertes vientos de cambio, se
fomenta la idea de un mundo sin barreras y llega una época extraordinaria para las fusiones.

Los bancos comerciales estadounidenses eran conscientes de que sus márgenes eran mucho
menores que los de los bancos de inversión, a quienes la ausencia de regulación les permitía
asumir riesgos cada vez mayores.

Comienza la desregulación
Ante este escenario, se empiezan a permitir actividades antes restringidas por la Ley
Glass-Steagall. Así, en el año 1998, muchos bancos estadounidenses ya actuaban como
bancos de inversión y comerciales al mismo tiempo, pues la Reserva Federal había ido
flexibilizando progresivamente la regulación del sistema financiero.

Pero es durante el gobierno del demócrata Bill Clinton, y después de más de dos décadas de
relajación regulatoria por parte de la FED, cuando la Ley Gramm-Leach-Bliley deroga en 1999
la Ley Glass-Steagall para permitir crear uno de los conglomerados más grandes del país:
Citigroup, nacido de la fusión de Citicorp, un hólding de bancos comerciales, y la aseguradora
Travelers Group. Cuando se produce la derogación de la ley, se impone la ley del más fuerte y
el negocio de la banca de inversión, que estaba en apogeo, prevalece.

Las medidas implantadas en 1999 suponían acabar con el modelo de negocio sobre el que se
había construido el sistema financiero desde la Gran Depresión. Banca comercial y banca de
inversión podían convivir.

Comienza entonces un periodo de bienestar que evocaba aquellos felices años 20. El
desenlace, además, guarda un cierto parecido.

En el año 2000, Chase Manhattan, uno de los principales bancos comerciales de Estados
Unidos, adquiere JP Morgan, uno de los gigantes de la banca de inversión.
En Estados Unidos, la ley GLBA permitió converger a los bancos, pero a diferencia de Europa,
para que un banco comercial pudiera operar como banco de inversión debía fusionarse con
una entidad dedicada a ello y viceversa. Así que para abarcar más negocio, todo este proceso
de fusiones derivó en bancos mastodónticos, conocidos posteriormente como bancos "too big
to fail".

Las reglas del juego se van transformando y el pensamiento de que el crecimiento financiero
será perpetuo vuelve a rondar por las cabezas de Wall Street.

Pero el sistema financiero internacional implosionó en 2008, eliminando el aura de


invulnerabilidad que rodeaba a la banca. Lo que empezó siendo un problema aislado de
liquidez en determinados bancos acabó por derrumbar un sistema basado en la especulación.

Empezaba de esta forma una de las mayores recesiones económicas a nivel global, que afectó
notablemente a los bancos estadounidenses y que se contagió a otros sectores y bancos a
nivel global. “Cuando Estados Unidos estornuda, el mundo entero se resfría”.

El colapso de la banca de inversión


El primer banco de inversión en sucumbir a la crisis financiera fue Bear Stearns, que fue
vendido a JP Morgan por la Reserva Federal de Estados Unidos. La siguiente víctima fue
Lehman Brothers, que el 15 de septiembre de 2008 y tras 158 años de historia se declaró en
quiebra financiera, fuertemente afectado por las pérdidas de los activos tóxicos. Al mismo
tiempo, Bank of America adquiere Merrill Lynch, un banco de inversión fundado en 1914, con el
que emerge de la crisis y se convierte en uno de los gigantes de la industria.

Goldman Sachs y Morgan Stanley fueron las últimas entidades financieras afectadas por la
crisis financiera. Goldman se benefició de la autorización de la Reserva Federal para dejar de
ser un banco de inversión y convertirse en un banco comercial. Morgan, fundado en 1935 como
consecuencia del cambio de legislación después de la crisis financiera del 29, estuvo a punto
de quebrar en 2008, por lo que la Reserva Federal comunicó a la entidad que debía centrase
en banca comercial y abandonar su condición de banco de inversión.

Esta conversión permitía el acceso de forma permanente a fuentes más estables de


financiación y a las ayudas de la crisis financiera, pero por otra parte suponía estar sometidos a
un control y a una regulación que antes no tenían.

Vuelta al pasado
Como respuesta a los fallos regulatorios que se pusieron de manifiesto durante la crisis, y con
el objetivo de evitar nuevas crisis financieras, se legisla para que haya un profundo cambio en
el sistema financiero estadounidense. Nace la Ley Dodd-Frank, firmada por Barack Obama en
2010, que vuelve a dividir, como ya hiciera la Ley Glass-Steagall, las funciones de los bancos
comerciales y los bancos de inversión, haciendo caso a las voces que sugerían volver al
pasado como la del premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz.
Esta reforma conlleva una serie de medidas destinadas a limitar la dimensión de las
instituciones financieras. Asimismo, limita las operaciones que los bancos pueden hacer con el
dinero de los clientes.

La historia de la banca de inversión sugiere que la industria ha sido construida sobre arenas
movedizas. Muchos cambios de regulación cimentados en la corriente económica dominante
en las diferentes etapas. El reinado del sistema financiero parece corresponder hoy en día al
que más rápido se adecúe a las necesidades de los consumidores.

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