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INSTITUTO DE INVESTIGACIONES GRUPALES


DIRECTORA: GRACIELA JASINER

CLASE N° 4
II
A cargo de Graciela Jasiner
Hemos realizado durante estas tres clases un recorrido por algunas estaciones de nuestra lógica
mínima para el abordaje de los grupos.
Para sintetizar la propuesta que nos convoca:

El recorrido del Instituto de Investigaciones Grupales que dirijo se inscribe en la búsqueda de


formalizar nuestras prácticas pensando una lógica e inventando recursos técnicos eficaces
articulados a esa lógica. No trabajamos con dinámica de grupos si bien nos hemos servido de ella
pero nuestro linaje está en otras lógicas.
Habíamos señalado en la primera clase que pensar el grupo como círculo trae aparejado un
problema, ya que esto es efecto de un deslizamiento de lo empírico que lleva a concebir lo grupal
a partir del modo en que la gente se sienta; es conveniente aclarar por ello que el hecho de que
los integrantes se instalen espacialmente en forma de círculo no quiere decir que tengamos que
pensar el grupo como círculo.
Tampoco nos interesa pensar un grupo como un conjunto de individuos ubicados a la misma
distancia de un líder; en ese sentido el Psicoanálisis nos donó la noción de sujeto barrado es decir
de un sujeto como efecto, un sujeto habitado por un fantasma y por lo tanto que sabe y no sabe lo
que dice; también recibimos del Psicoanálisis la posibilidad de pensar un grupo más en el sentido
de nudo que de círculo.
No olvidemos que singular no es lo mismo que individual
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O sea lo singular como resultado del efecto de lo particular con lo universal.


Los grupos entonces ya no son agrupamientos de átomos particulares que hay que lograr
relacionar entre sí, cohesionar, comunicar, etc. como se desprende de la Dinámica de Grupos sino
que implican redes de entralazamientos subjetivos.
Nos ocuparemos en cambio desde la Coordinación de producir buenos anudamientos, de
preservar el agujero en tanto lo ubicamos como la posibilidad de causar lo nuevo, de propiciar lo
singular, lo de cada quien, como efecto de lo común bien entrelazado. Aceptar la castración o sea
una lógica de incompletud y aceptar lo imposible de lo real en una lógica del no todo. Estas
pautas orientan entonces las intervenciones del coordinador, que no se tramitarán solo a través
de la palabra, sino también en otros registros que son las herramientas técnicas de las que
dispone.
De allí en adelante nos diferenciamos de la Dinámica de Grupos si bien esta orientación al haber
convertido al grupo en un campo de investigación resultó un hito fundante de quienes primero
trabajaron con lo grupal. Gracias a Lewin, Mayo, Moreno etc, que investigaron al grupo como
grupo hoy estamos haciendo lo que hacemos.
También planteamos que la lectura del coordinador, el modo como lee lo que allí acontece resulta
crucial en los destinos de ese grupo. Por ejemplo dentro de la misma lógica psicoanalítica y ya no
de la dinámica de grupos hay coordinadores que leen todo como regresivo (un caso en que esto
sucede es cuando aluden al miedo a lo nuevo) y nuestra propuesta va más por la vía de poder leer
lo que pulsa por la potencia de obrar, por el deseo, que a veces le pasa inadvertido al
coordinador.
Cuando a pesar de servirnos de ella nos despegamos de la Dinámica de Grupos y para ello
abrevamos en el Psicoanálisis de más estaría decir que ingresamos a dos carriles fundamentales
que son el Inconsciente y la Transferencia. Si un coordinador incluye estas dos dimensiones en su
operatoria y en su modo de pensar la experiencia grupal, ya no está en el campo de la dinámica de
grupos, aunque use alguna de sus técnicas.
En las palabras anteriores nombré dos expresiones de raigambre lacaniana que paso a indicar:
lógica de incompletud y lógica del no- todo, no son lo mismo. En esta oportunidad sólo me
referiré a una diferencia básica que no es sin consecuencias en los abordajes que hacemos con los
grupos.

Lógica de incompletud
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Se refiere a que no hay conjunto universal, que siempre en el mejor de los casos habrá un
agujero. Que justamente se tratará de renovar la falta para que circule el deseo y por lo tanto la
producción grupal. Por ejemplo, dijimos que una operatoria en los grupos era poder resituar la
pregunta.
Como dijo Heidegger “la respuesta es la desgracia de la pregunta”
Para pensar la lógica de incompletud nos volvemos a servir de la teoría de los conjuntos.

Pensar el grupo como conjunto quiere decir que no hay conjunto universal, que siempre un
elemento quedará por fuera; aludimos a que todo conjunto incluye el conjunto vacío y en
realidad es conveniente que así sea e intentaremos todo el tiempo preservarlo. ¿Cuántas veces
en los grupos no se aprende, no se produce, hay ausencias reiteradas, la gente trabaja sin
entusiasmo porque justamente no se está pudiendo recrear ese vacío? ¿O cuántas dificultades se
imbrican en los vínculos cuando la gente se entrega sacrificialmente a “tapar” agujeros ya sean
propios o del Otro? Esto en Lacan es la verdadera dificultad en aceptar la castración, no poder
soportar el agujero del Otro o sea la Castración del Otro.
Lógica del no todo
Lacan a partir del seminario 20 -Encore o como se lo conoce en castellano: Aún- nos enseña que
lo real le marca al ser humano lo imposible, lo imposible a veces de soportar pero también esa
dimensión que escapa a la posibilidad de ponerle una palabra ya que excede cualquier palabra que
pudiera nombrarlo. Lo real se nos cruza en el camino, se nos interpone, si es repentino y abrupto
lo llamamos traumático pero puede no ser traumático. Lo real es eso que son pedazos, es lo
imposible de armar con ello una totalidad, de entender del todo, de explicar, de nombrar. Hay
gente que ante lo imposible, se impotentiza.
Pensar una lógica del no todo nos puede ayudar a construir nuestra propia posición como
coordinadores y también a propiciar en cada integrante un encuentro diferente con lo real.
Ubicarse como coordinador no es sencillo; cualquiera que tuvo un coordinador o se desempeñó
como tal en algún grupo sabe que es un trabajo para el que hay que contar con formación
teórica que le permita pensar una lógica para los grupos, y además tener en su caja de
herramientas Recursos Técnicos (recursos psicodramáticos, lúdicos, de creatividad, recursos para
el protagonismo creativo) que le sirvan para abordar el campo con eficacia. Pero también para
trabajar con grupos es mejor haber atravesado la experiencia de lo grupal, haberse trabajado a
uno mismo en reiterados grupos.
Epistemológicamente nos ubicamos en la posición del agotamiento del objeto discreto, o sea
consideramos que una teoría jamás puede dar cuenta acabada de aquello que aborda como su
objeto de estudio. Es decir que hay un real que siempre excede cualquier lectura.
Mucho se ha dicho y hecho respecto a los grupos. Sin embargo, como estamos explicitando, hay
algo de lo real de la experiencia que no puede ser abarcado ni explicado por ninguna teoría.
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GENEALOGÍA DE LO GRUPAL
Walter Benjamin decía que la historia no es una suma de hechos, una progresión lineal de causas
y efectos sino un entramado complejo con puntos luminosos y otros demasiado tenues.
Para Benjamin la historia avanza sólo si podemos leer en lo que nos precede “astillas” de lo
pasado que quedó sin realizar para relanzar creativamente esa fuerza hacia el futuro. Esto nos
hace herederos y nos confronta al problema de toda herencia: cómo servirnos de lo que nos han
dado para ir más allá, cómo apropiarnos de aquello y hacerlo nuestro; cómo ponerle una nueva
marca a aquello que nos ha sido legado, cómo honrar dignamente lo que hemos recibido.
Recorreremos en esta clase los aportes de las diversas teorías, de lo que se ha dicho y lo que se
ha hecho en derredor de los grupos.
Ana Maria Fernández propone para el campo grupal una lectura genealógica. Genealogía en lo
foucaultiano del término, en el sentido de lectura crítica, de visibilidades e invisibilidades que cada
teoría, cada práctica trae consigo.
Cada disciplina aportó elementos importantes sobre los grupos que sería interesante ponerlos en
tensión a la luz de nuevas miradas y teorías, a la vez que rescatar la novedad y apertura que
significó su emergencia.
Por ejemplo la Dinámica de Grupos más allá de sus límites puso en visibilidad la función del
liderazgo, cuestión que si bien la pensamos en nuestros GCT desde otra lógica dicha vertiente
posibilitó ponerla en el campo del Psicoanálisis, ponerla allí a trabajar articulada a la noción de Yo
Ideal y a la concepción freudiana acerca de las Masas. Si bien rescatamos ese aspecto, en la
Dinámica de Grupos revisamos el lugar del líder en el que el coordinador deviene un modelo a ser
imitado. Nos interesa más el coordinador que orienta su propia operatoria en pos del despliegue
de la tarea grupal y el protagonismo de los integrantes.
El estereotipo, concepto planteado por E. Pichon Riviere como un eje sobre el que tiene que
operar un grupo, habilita un efecto fecundo al articularlo con la noción de repetición, tan central
para la teoría psicoanalítica. Pichon Riviere decía que un grupo es saludable cuando los roles
pueden rotar (no se refería Pichon a los roles prescriptos). Por ejemplo cuando el silencioso y el
que discute no son siempre los mismos. Él afirmaba que en la variación de los roles se puede ya
hacer un mínimo diagnóstico del grupo. La cristalización de los roles que él denominaba
estereotipo es un indicador de que algo está coagulado y pide ser trabajado en los grupos.
El Psiconálisis aportó también nociones centrales que nos permiten ir en búsqueda de nuevas
lecturas de lo grupal, tomar cuenta el equívoco, las insistencias, lo aparentemente 'desajustado' o
no pertinente, y comenzar a ver en ellos contenidos que pujan por emerger y ocultarse
resistentemente a la vez.
Proponemos corrernos de la idea del coordinador como líder, como oráculo o como conductor,
pero esa misma noción de líder con raigambre en la Dinámica de Grupos, a veces muy manipulada
por quienes vienen del campo organizacional, nos podría servir para poder pensar cómo se
encarna en el campo de lo grupal la dimensión del Yo Ideal. El tema del líder tiene además un
alcance propositivo, un supuesto de que el líder es el que propone, que también merecería ser
repensado.
De la corriente grupalista se podría tomar la búsqueda de de-sustancializar los grupos, o sea
plantearnos más que una pregunta óntica sobre qué son los grupos, una pregunta epistémica
sobre cómo los pensamos.

MOMENTOS EPISTÉMICOS DE UNA GENEALOGÍA DE LO GRUPAL:


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En este tramo me referiré a los alcances e impasses de lo que se dijo y se hizo con los grupos.
Para ello retomaré lo mencionados anteriormente acerca de
1. La Dinámica de los Grupos
2. El Psicoanálisis y los Grupos
3. La corriente Grupalista.
Trabajaremos sobre el siguiente cuadro que armé en base a la lectura que realiza Ana M.
Fernández en el libro El Campo Grupal

Ana M. Fernández ubica tres momentos referidos a cómo fueron pensados los grupos y los
denomina Momentos Epistémicos.

Primer Momento Epistémico


Lo ubica la autora en la década de mil novecientos treinta en Estados Unidos. Está representado
por Kurt Lewin, Elton Mayo y por Moreno quien fue el creador del Psicodrama.

En Estados Unidos en tiempos de pos guerra y desabastecimiento Lewin recibe un encargo para
trabajar con las amas de casa con el fin de persuadirlas de que consumieran ciertos cortes de
carne. Novedosa idea la de Lewin a quien se le ocurrió armar un grupo de discusión con las amas
de casa.

Tenemos entonces una situación de urgencia social, desabastecimiento y el surgimiento de un


Recurso Técnico que fue el Grupo de Discusión. Horizonte teórico del Grupo de Discusión era la
teoría de la Gestalt o Teoría del Campo que dice que el todo es más que la suma de las partes y
puede entonces concluirse que el grupo es más que la suma de los integrantes. Esta teoría
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abreva en la Física y entiende el grupo como un campo de fuerzas en lucha, fuerzas que se
desestabilizan y buscan su equilibrio.

El coordinador promueve la discusión y ubicándose en lugar del líder desestabiliza las resistencias
y el equilibrio de fuerzas y es allí donde un cambio podrá advenir. Obviamente esa novedad se
limita a una modificación en la conducta.

Más allá de los cambios de conductas solicitados por el gobierno americano convendría no olvidar
que Lewin que se había radicado en Estados Unidos huyendo de las feroces garras del nazismo y
que nos donó la idea del grupo como campo de investigación y de acción. Él buscaba
desesperadamente entender las razones del nazismo. Sus investigaciones sobre los liderazgos
democrático, autoritario y laissez faire anclan en esa búsqueda acerca de la irracionalidad y la
locura de los pueblos que van detrás de un líder. Además Lewin instituyó con su experiencia el
dispositivo grupal, como un campo de investigación y de acción.
¿Quienes se ocupaban de los grupos en aquellos primeros tiempos? Los Recursos Humanos en las
empresas. Se utilizaban los grupos en el campo de la educación. Se recurría a la Terapia de
Grupos que tuvo su apogeo antes de la última dictadura dictadura militar en la Argentina. Se
expandió la Psicología Social que si bien siempre marchó de la mano del grupo operativo, ancló
sobre todo en sus primeros tiempos en la dinámica de grupos de Lewin, hasta ir produciendo su
propio campo. Y ¿quién no recuerda la clásica experiencia con menores delincuentes o niños
abandonados en las colonias agrícolas de Macarenko durante la Guerra Civil en la Unión Soviética?
Macarenko buscaba producir subjetividad con el trabajo en su dimensión comunitaria y solidaria.
Dinámica de Grupos
Esta denominación se refiere a la comunicación en los grupos; se habla de roles y entre ellos se
resaltan los del líder, el saboteador, el del líder de cohesión, etc.
En los días que corren la Dinámica de Grupos subsiste en la modalidad adoptada por ejemplo en
la empresas. Se habla de comunicación, cohesión, liderazgo. Estos son los temas de la Dinámica
de Grupos en los ámbitos empresariales. También se trabaja en general con la más clásica
dinámica de grupo que es aquella de mil novecientos treinta aggiornada a los tiempos actuales.
Hay teorías de la comunicación de fuerte presencia en la Dinámica de Grupos y los saberes
derivados de esta disciplina que proponen distintas estrategias para eliminar el ruido en el
mensaje entre Emisor y Receptor.

Vana ilusión de transparencia en una utópica comunicación que se ilusiona “lograda”. En


Psicoanálisis hemos aprendido que el malentendido hace a la palabra y a la estructura del Sujeto.
Entonces trabajar en un grupo no quiere decir entenderse. En nuestros dispositivos la brújula del
coordinador apunta hacia otro lado que el de entender.

Psicoanálisis y Grupos
En 1940 de los pequeños grupos se ocupaba la microsociología americana, la Dinámica de Grupos
de Lewin, que ubicaba fuerzas de atracción y rechazo y no coordenadas inconscientes. ¿Por qué
habríamos de ceder a la microsociología el campo de los grupos? En las últimas décadas, desde
otros paradigmas, se intenta salir de los límites de dicha perspectiva, insistiendo con la idea de que
coordinar grupos es descoagular sentidos congelados y poner en marcha la potencia productiva.
La experiencia con grupos que marcó diferencia y que a Lacan, cuidadoso lector de Freud, no le
pasó inadvertida, fue la de Bion.
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Los primeros psicoanalistas que trabajaron con grupos, se enfrentaban en cierto modo en la clínica
con límites, impasses y obstáculos en la dirección de la cura, parecidos a aquellos que desvelaban
al mismo Lacan. Es decir que los dispositivos grupales también fueron un modo de responder a los
problemas derivados de la experiencia de los análisis kleinianos –e incluso freudianos– que
dejaban al Sujeto en un regresivo callejón sin salida; también el trabajo con grupos salió al paso de
otros inconvenientes intrínsecos a la clínica psicoanalítica y sus eficacias; había un
esclerosamiento en la burocratizada estructura de los didácticos, problemas con los que Lacan
también se había topado; conflictos que denunciaban a la vez límites teóricos y luchas por el poder
dentro del mismo campo psicoanalítico ya que había quienes, en las antípodas, trabajaban sobre
el Yo autónomo, olvidando el “carozo del ser”.
Complicadas cuestiones presentes en las asociaciones de psicoanálisis llevaron a algunos analistas
(en la Argentina, por ej: Emilio Rodrigué, Tato Pavlovsky y Hernán Kesselman) a buscar oxígeno en
el trabajo con grupos.

En la Argentina, los grupos vinieron de la mano de Pichon Rivière en tiempos en que se buscaba la
integración del psicoanálisis con lo social, tiempos en que hubo también, en nuestro país
confrontación y muerte; épocas en que se requería desesperadamente una articulación entre
política y psicoanálisis. Ante estas cuestiones los grupos terapéuticos eran, para algunos
psicoanalistas, un modo de resistencia.

En aquellos tiempos la teoría psicoanalítica, no contaba todavía con elementos que permitieran al
analista conducir los análisis más allá de un punto que a veces dejaba al Sujeto fijado a goces
infantiles incestuosos; los análisis eran conducidos a una identificación con el analista en el lugar
del ideal, con una lectura siempre regresiva del material del paciente, y las formaciones del
inconsciente (sueños, lapsus, fallidos) se interpretaban como repetición de un deseo infantil,
sexual y, por lo tanto, incestuoso; como si todo eso fuera poco, se atribuían significados a cada
palabra, todo lo cual era a cuenta del arrasamiento del Sujeto del deseo. Por lo tanto los grupos
eran modos de ensayar salidas posibles y quienes se atrevieron, con coraje, a probar nuevos
modos de trabajo, tuvieron efectos instituyentes, en tanto iban armando grupos, en privado, en
los servicios hospitalarios y en la comunidad.

Varios son los autores que podríamos inscribir en esta búsqueda: Bion, Anzieu, Foulkes, Pichon
Riviere, Kaes etc. No es esta la oportunidad de detenernos en cada autor, pero obviamente en sus
diferencias pusieron a trabajar las nociones de Inconsciente y Transferencia en los grupos.
Algunos interpretando al grupo, otros en grupo desde otras perspectivas, lo cierto es que fueron
trazando las huellas de un camino. Un extenso trabajo al respecto se puede encontrar en mi libro;
Coordinando Grupos. Una lógica para los pequeños grupos, de Lugar Editorial.

Podriamos sostener que actualmente hay en el campo psicoanalítico fuertes prejuicios respecto al
trabajo con grupos. A veces se confunde el grupo como dispositivo con uno de los efectos
posibles del trabajo de cualquier grupo, que es el efecto masa. Se lo llama efecto grupo, y
entonces se desconsideran rápidamente los grupos. Tal vez se olvida que el mismo Lacan propuso
un dispositivo de trabajo grupal, ese pequeño grupo llamado Cartel al que nos hemos referido en
la clase anterior.
Por supuesto que en cualquier grupo puede producirse un fenómeno de masa, de no
agujereamiento, de buscar seguir a un líder como conductor, identificándolo en el lugar del ideal,
pero justamente se tratará de que un coordinador advertido, pueda intervenir para desbaratar ese
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efecto adormecedor y producir lo que llamamos en Psicoanálisis un giro de discurso. Por eso
insistimos en que no es lo mismo sentarse en círculo, que funcionar como un círculo con todos los
integrantes a una misma distancia del líder ubicado en el centro.
O sea no debiéramos confundir una disposición espacial con un modo de pensar.
En nuestro próximo Curso NIVEL 2, trabajaremos justamente las intervenciones del Coordinador, y
ubicaremos las diferentes intervenciones posibles desde cada una de estas perspectivas.
La corriente Grupalista

Busca desustancializar los grupos y postula que no es lo mismo hablar de los grupos, que de lo
grupal. Sostienen que lo grupal atraviesa los grupos pero no se detiene en ellos. Trabajan los
múltiples atravesamientos sociales, políticos, económicos, deseantes etc. que coexisten en cada
situación grupal. Todo el tiempo toman el pensamiento podríamos decir deleuzziano haciendo
hincapié en la faceta de lo rizomático. Tal como en el mundo vegetal con el cual lo comparan, el
rizoma es una figura sin un tallo central, los tubérculos por ejemplo se van produciendo en una
multiplicidad.
Rizoma es un concepto filosófico desarrollado por Gilles Deleuze. En biología un rizoma es un
tallo subterráneo con varias yemas que crece de forma horizontal emitiendo raíces y brotes de sus
nudos. Los rizomas crecen indefinidamente, en el curso de los años mueren las partes más viejas
pero cada año producen nuevos brotes, pudiendo cubrir grandes áreas de un terreno.

RIZOMA TRONCO CENTRAL

No es lo mismo una planta o una raíz rizomática, que otra con un tronco central, un eje de donde
se desprenden las hojas.

La metáfora del rizoma, que es fuertemente usada por los grupalistas que abrevan en Deleuzze,
marca esta infinidad de múltiples caminos que no se dejan capturar. La Multiplicación Dramática
es un recurso princeps para las intervenciones de alguien que abreva en esta corriente.

En esta línea grupalista se busca sacar al coordinador del lugar del líder, del oráculo, del
manipulador o conductor de almas. El coordinador si lo hubiera sería solamente quien propiciaría
las condiciones para la producción grupal.
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Critican la interpretación en el mismo sentido en que lo hace Lacan, insistiendo en que la


interpretación puede advenir una pobre adjudicación de un sentido único.

Más adelante plantearé una idea que estoy trabajando desde hace un tiempo. Es posible inscribir
esta propuesta en una tensión entre el Psicoanálisis más ortodoxo de los posfreudianos y los
kleinianos –quienes podría afirmarse que previamente ya “sabían” lo que había que interpretar- y
cierto exceso de rizomatismo de la corriente grupalista.

Me interesa en relación con lo anterior trabajar la posibilidad de lo múltiple, lo diverso, pero no en


una abertura al infinito, sino en el anclaje a un punto fijo, a ese capitoné que se va construyendo
en cada grupo.Punto fijo es un término que también tomo del teatro y de la formación de actores.
En este aspecto voy a proponer lo múltiple pero en derredor de un punto fijo.
También quisiera desmarcarme de la ruptura tan posmoderna con todo sentido. Si bien
proponemos no llenar al otro con los nuestros y producir descoagulamientos para que no impere
el sentido único en los grupos, creo que el ser humano no puede vivir sin ningún sentido, salvo que
esté en una situación de estrago subjetivo.
Los grupos: el espacio y el tiempo

Me interesa trabajar en los grupos dos dimensiones: una dimensión del tiempo y una dimensión
del espacio.
El Espacio Grupal:
Ya hemos planteado en reiteradas oportunidades la importancia de situar el grupo como un
espacio, una zona habitable. Un espacio que se va construyendo con otros. El espacio grupal se va
armando, y es el sitio donde advendrán las escenas de ese grupo.
Cuando coordinamos grupos, adviene una pregunta que es ¿cómo hacerle un lugar al espacio?
El lazo social es un espacio para el otro, dice Lacan en el seminario de la Angustia; nos dice: “…den
a la palabra casa toda la resonancias que quieran, incluso las astrológicas, la cuestión es que el
hombre encuentra su casa en un punto situado en el Otro”. Por su parte en la Conferencia
“Construir y Habitar” Heidegger nos enseña que no se trata de construir para después habitar, sino
que solamente habitando podremos construir. Se trata de orientar las intervenciones a que el
espacio grupal se vuelva cada vez más habitable, para entonces poder construir el grupo. El uso
del espacio que hace un equipo de coordinación en un grupo produce efectos, marcas, no es sin
consecuencias.
El tiempo y los Grupos: Tiempos Grupales
Hemos planteado ya que una de las operatorias en nuestra lógica es la de introducir demora.
Demora a esa búsqueda de poderlo todo y ya que es propia de lo impulsivo, de lo que no soporta
la espera, de la subjetividad de nuestros días pero además de la estructura del ser humano. Que
introducir el factor tiempo al operar en los grupos es orientarse a una búsqueda de respuestas
más allá de lo inmediato. Que la creatividad y algunos recursos técnicos producen este efecto en
los grupos con los que trabajamos.
También quisiera plantear que pensamos los grupos con tiempos lógicos más que tiempos
cronológicos. Por ejemplo aquello que planteamos en nuestra primera clase acerca del aposteriori
o tiempo retroactivo en que lo que viene resignifica lo anterior, refiere a tiempos lógicos más que
cronológicos.
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En este sentido, no estoy diciendo que una vez creada la trama grupal pasamos a lo siguiente por
ejemplo al trazo singular sino que las operatorias se repiten cada vez, una y otra vez en cada
reunión y a lo largo del proceso grupal.

Lacan trabajó el Acerto de Certidumbre Anticipada, un nuevo sofisma donde sitúa tres tiempos
para el sujeto: Tiempo de la mirada, tiempo de comprender y tiempo de concluir. Si bien no
desarrollaremos este texto me interesa dejar planteados los tiempos de descubrir, de comprender
y de concluir en el lazo social, en los grupos y en el proceso de la tarea grupal. Por ejemplo este
curso no es eterno ya que hay un tiempo que es interesante sostener y en Psicoanálisis a la
finalización se la llama tiempo de concluir.
Les comento que por ejemplo en actualmente no trabajo -por propia decisión después de tantos
años de recorrido con grupos- con ningún grupo privado ni público que no sea con un tiempo
prefijado. Prefiero trabajar teniendo previsto en el dispositivo el tiempo de concluir por la
potencia que opera en el grupo la anticipación del momento de cierre. Saber la fecha de
finalización produce efectos todo el tiempo.
Los famosos Carteles lacanianos son pequeños grupos en los que desde el comienzo ya se sabe de
su disolución. En general el tiempo es de dos años y la conclusión va de la mano de un producto en
nombre propio de cada integrante.
Pero un tiempo de concluir desde ya no se refiere solamente a una fecha en un calendario sino a
una instancia del tiempo lógico que opera sobre lo que fue sorprendente, lo que se comprendió y
en un corte puede advenir una conclusión.
Doy por último un ejemplo de artificio en la carpeta para guardar durante el año algunas hojas de
trabajo que luego les pediremos a los integrantes que usen. Carpetas que son personales y no
para presentarle a nadie. Tener una carpeta y un lugar para ubicarla es crear un artificio y darle
lugar a esas cosas para que no se pierdan.
Enrique Pichon Riviere, abordó de otros modos la temática del tiempo en los grupos.
Propuso los conceptos de Pretarea- Tarea y Proyecto.
Desde ya en este trípode pichoniano el proyecto no se refiere básicamente a algo que se pueda
organizar para el futuro sino en todo caso primordialmente como nos enseñaba el maestro se
trata de incluir el proyecto de muerte en el proyecto de vida. O sea en nuestros términos incluir
la finitud y la castración; el límite potencia el presente.
Pretarea es ese tiempo donde aún impera más lo solitario, lo individualista, los monólogos
paralelos, donde lo de uno no penetra lo del otro. La pregunta crucial es cómo interviene un
coordinador para propiciar el pasaje a la Tarea por otras vías que no sean ni el mandato ni lo peor
del super yo; este sólo logra culpabilizar y en todo caso instalar lo que llamo un como si de tarea,
en que se trabaja lo convenido para ese grupo pero en la misma dimensión que la Pretarea.
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Trabajar por ejemplo la trama grupal es una indicación para poder producir este viraje en un
grupo que pensamos no puede salir de la Pretarea porque algo del tiempo detenido tal vez se
relaciona con la falta de un tejido permeable, poroso pero alojador.
El trípode Apertura- Desarrollo- Cierre si bien es propio de la Dinámica de Grupos,
especialmente de Lewin, en quien tanto abrevó Pichon, tiene a la luz de los desarrollos
pichonianos su propia especificidad.
La Apertura como ese tiempo donde algo todavía no se estructuró y entonces se vuelve muy apto
para lo que conocemos como emergentes de apertura: esas frases, esas palabras, esos gestos que
un coordinador advertido tendrá en cuenta para escuchar o mejor dicho leer lo que va diciéndose,
haciéndose en la reunión grupal. Cuanta más sensibilidad tenga un coordinador para escuchar
estos emergentes de apertura podrá ir leyendo e interviniendo en un grupo más acorde a las
cadenas significantes de ese entramado grupal y no a las propias significaciones o sentidos del
mismo coordinador que a veces lo dejan entrampado en sus propias imaginerías o prejuicios
acerca de lo que quiere decir cada cosa.
Este trípode Apertura- Desarrollo- Cierre sólo es trabajable en articulación a otro trípode que es
Existente – Intervención - Emergente en que lo que uno lee en un cierto momento- lo que hay
podríamos decir- ante una intervención del Coordinador devendrá nuevo emergente; que sólo
leyendo el existente a la luz de este nuevo emergente podremos considerar si la intervención fue
adecuada o sea operativa para ese grupo en ese momento. Como ya lo he dicho el único criterio
de verdad para Pichon Riviere era que la intervención del coordinador propicie la producción de
un cambio podríamos decir en el existente.
¿Pero cómo se trabaja con grupos, para que en ellos se produzca un habitat que aloje al sujeto,
que propicie su creatividad, que genere una cierta eficacia y el júbilo de estar juntos?
Digo en las premisas de las que parto para este modo de pensar y trabajar con grupos que con la
palabra no alcanza y que un coordinador tiene que tener en su caja de herramientas elementos
para poder operar con eficacia. Afirmo que a medida que un coordinador esté mejor habitado por
una lógica y más trabajado, podrá intervenir con más libertad en un grupo.Pero vuelvo a subrayar
las herramientas técnicas con las que uno cuenta. Hace años nos nutrimos de diferentes campos
para ir armando esa caja de herramientas
En esta oportunidad voy a compartir con ustedes una de las herramientas que pertenecen a lo
que dimos en llamar RPC: Recursos para el Protagonismo Creativo, y que proviene del teatro, de
los entrenamientos de actores y de los Juegos teatrales.
Entonces acudimos a una lógica mínima que sirva de columna vertebral, para que desde ese punto
fijo, desde ese eje, uno pueda ser creativo, pero en lo que ya en otra clase denominé transgresión
creativa.
Lacan dice que una bandera flamea muy bien si tiene un mástil. Esto que llamo una lógica
mínima va a ser nuestra columna vertebral cuando nos sentamos a coordinar y entonces nuestra
columna va a estar bien situada y ahí podemos flamear tranquilos, inventar, proponer, no hacer
nada, etc. Nos entregamos al viaje con flexibilidad pero con columna vertebral.

Punto fijo

Umberto Eco, en su libro La isla del día de antes, relata los esfuerzos de la humanidad para
encontrar el punto fijo que permitiera situar un barco en altamar. En 1643, con un barco en
movimiento era posible el cálculo de los paralelos pero no el de los meridianos por no tener un
punto fijo desde donde calcular. De maneras desopilantes, casi cómicas, la novela cuenta la pasión
impotente de los hombres de la época, que querían dejar de tener como referente la costa y
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poder navegar con sus instrumentos. Obtener ese punto fijo fue siempre una pasión que los
desveló y desbordó como metáfora de una búsqueda de la verdad, de la verdad de todo.
En esta oportunidad compartiré con ustedes una de las técnicas con que trabajamos que es la
técnica de clown.
Dice Carlos Cortes, docente de juegos y técnicas teatrales en nuestra institución:
“La técnica de Clown, pertenece a la Escuela de Jacques Lecoq y Phillipe Gaullier, en Argentina la
introdujo Cristina Moreira, una de mis maestras.
Se basa fundamentalmente en una pedagogía, de la situación es decir, encontrarse con la
posibilidad de resolver situaciones y propuestas aquí y ahora.
La técnica se centraliza en la comunicación y el dominio con el grupo.
El fracaso, los errores, los accidentes, se capitalizan a favor del grupo.
Se puede trabajar con máscaras que potencian la conexión entre los integrantes.
Se busca, básicamente, encontrar la sensibilidad como motor para descubrir el propio y único
humor, desestructurando todo tipo de estereotipo cómico.
Todos podemos encontrar nuestro clown si nos permitimos jugar, dejando que el cuerpo, la voz y
nuestros sentimientos fluyan. Si nos animamos a vencer el miedo al ridículo y aprendemos a reírnos
de lo que nos gusta y de lo que no tanto.
A partir del trabajo con elementos de la técnica de clown (stop, punto fijo, proyección, ruptura de
la cuarta pared), investigaremos sobre la comicidad de cada persona.
La tarea consiste en recuperar la capacidad de juego, animarse a sorprenderse de uno mismo para
dejar salir o descubrir el payaso que cada uno puede ser.
Se proponen ejercicios teatrales que se trabajan desde las diversas consignas, los integrantes
despliegan diferentes acciones libremente y ante la indicación Stop se congela la acción, los
integrantes suspenden la acción sostenidos en un Punto Fijo, hacia ese Punto Fijo se proyectan las
emociones y energía de las acciones precedentes.
Popongo relacionar ese punto fijo con una idea que Lacan tomó de la antigua técnica, para
fabricar colchones, a la que él llamó “punto de almohadillado” o de capitoné, Cualquier
deslizamiento es posible mientras el punto de almohadillado se mantenga.
Muchas veces para los psicoanalistas y para algunos grupalistas el punto fijo (Bleger por ejemplo)
era el Encuadre.
Por qué incluir esta técnica del clown en RPC, es decir en nuestra capacitación de coordinadores,
del mismo modo que podemos incluir ejercicios de escritura, o de producción artística, o de
sonidos, o de juegos o dramatizaciones?
Porque es una técnica que exige indagar en uno mismo, y requiere mucho vínculo con los otros,
pero además incluye cierta tensión entre lo serio y lo absurdo y la posibilidad de usar el error
como camino.
Es tiempo de concluir con nuestra clase, realmente deseamos que hayan podido acompañarnos en
este recorrido que a veces también parece complejo y nunca es lineal.
Quedan invitados a acompañarnos en nuestro segundo nivel donde seguramente abordaremos
nuevos temas y profundizaremos algunos de los hasta aquí trabajados.

Buenas Tardes
Lic Graciela Jasiner
Directora del IIG
Página Web: www.ingrupos.com.ar

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