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DE
HISTORIA MILITAR
Reinado de Fernando VI
Enseñas e instrumentos bélicos
Edita:
NIPO: 076-01-021-3
ISSN: 0482-5748
Depósito Legal: M-7667-1958
Imprime: Imprenta Ministerio de Defensa
Tirada: 750 ejemplares
Fecha de edición: agosto, 2001
NORMAS PARA LA PUBLICACIÓN DE ORIGINALES
La Revista de Historia Militar es una publicación del Instituto de Historia y
Cultura Militar. Su periodicidad es semestral y su volumen generalmente de
288 páginas.
Pueden colaborar en ella los escritores militares y civiles, españoles y
extranjeros, que se interesen por los temas históricos relacionados con la
institución militar y la profesión de las armas. En sus páginas encontrarán
acogida los trabajos que versen sobre el pensamiento militar a lo largo de la
historia, deontología y orgánica militar, instituciones, acontecimientos béli-
cos, personalidades militares destacadas, usos y costumbres del pasado, par-
ticularmente si contienen enseñanzas o antecedentes provechosos para el
militar de hoy, el estudioso de la historia y jóvenes investigadores.
Los trabajos han de ser inéditos y deberán precisar las fuentes documenta-
les y bibliográficas utilizadas.
El texto debe presentarse mecanografiado a doble espacio, sin correcciones.
Los originales se enviarán por duplicado. El texto irá acompañado por su
correspondiente disquete de 3,5 pulgadas, sistema PC compatible. Los artí-
culos deberán tener una extensión mínima de veinte folios y un máximo de
cuarenta, incluidas notas, bibliografía, etc.
Las notas deben redactarse a pie de página, ajustándose al siguiente esquema:
Ejemplo: AHN, Estado, leg. 4381. «Carta del Conde de Aranda a Grimal-
di» de fecha 12 de diciembre de 1774.
ARTÍCULOS
DOCUMENTOS
ACTIVIDADES
INTRODUCCIÓN
7 HOMO, L.: Las instituciones políticas romanas, ed. Cervantes, 1928, Barcelona.
8 A este rey se atribuyen numerosas instituciones romanas como indico en los primeros
capítulos de mi tesis doctoral.
9 WISEMAN, T. P.: "The Census in the first century" 1969, B.C., JRS, 59. Aquellos
obreros (fabri, tignari, aerari) que servían sin armas, dedicados funda-
mentalmente a las máquinas de guerra.
La segunda clase comprendía a los que poseían un patrimonio
valorado entre setenta y cinco mil y cien mil ases. Se componía de
centurias de jóvenes y veteranos.
La tercera clase, formada por los que poseían entre cincuenta mil y
setenta y cinco mil ases, estaba formada asimismo por veinte centurias
de jóvenes y veteranos.
La cuarta clase, integrada por quienes poseían unos bienes valora-
dos entre veinticinco mil y cincuenta mil ases, estaba formada asimismo
por veinte centurias de jóvenes y veteranos.
La quinta clase recogía a los ciudadanos con un patrimonio com-
prendido entre los once mil11 y los veinticinco ases. Era la más numero-
sa y comprendía treinta centurias. Aquí se encuadraban los músicos
(cornicines, tubicines) divididos en tres centurias12.
15 EUGENIO, F.: Breve historia de Roma, ed. Dykinson, Madrid, 1989, p. 69.
16 Esta estructura de "ejército de propietarios" se resucitará con la Revolución
Francesa, ya que para pertenecer a su ejército, L’Armée Nationale, inicialmente, era
necesario disponer de un mínimo de patrimonio.
17 HOMO, ed. Cervantes, 1928, p. 49.
18 TITO LIVIO (27.38.3). Los ciudadanos que vivían en colonias militares se encon-
traban, al menos inicialmente, liberados del servicio en las legiones, a fin de no
dejar desguarnecido el territorio.
ASPECTOS JURÍDICO-CENSALES EN EL EJÉRCITO 17
entre las clases24. A partir de aquí el ejército fue cada vez más profesional y
menos procedente del reclutamiento obligatorio.
Se denominaban socii a los soldados de ciudades italianas aliadas, en
general con derecho latino, que servían en unidades específicas en el ejér-
cito romano. Las ciudades aliadas se encontraban obligadas a presentar un
número determinado de soldados, extraídos de sus propios censos.
La cantidad de soldados que los aliados debían suministrar al ejército
romano venía recogida en la formula togatorum de los magistrados superio-
res. Dado que muchos de estos aliados tenían el ius migrationis, algunos con-
seguían, sin derecho, inscribirse en las listas del censo romano25, lo que les
dispensaba de servir en las tropas que su ciudad debía aportar. Este
comportamiento, que indica que las cargas militares eran más duras para los
aliados26 que para los ciudadanos inscritos en el censo, se traducía en un
aumento de la carga que las ciudades o tribus de procedencia de las personas
mal censadas debían soportar. Esto dio origen a medidas como la del 95 a C.,
en que se envió a sus ciudades o territorios de procedencia a los aliados inde-
bidamente inscritos en el censo romano.
Para determinar los efectivos totales del ejército imperial, a estas cifras
se deberían añadir los efectivos de las distintas flotas: Rávena, Misseno,
Canal de la Mancha y posiblemente la classis britanica29. Los datos prece-
dentes se corresponden a los que aparecen en la obra de A.D.Graham, en la
que además se realiza un estudio en profundidad del ejército imperial de
aquella época30; en el censo anterior, destaca el modesto papel que desem-
peñan los irregulares y aliados, no llegando a suponer más del dos setenta y
cinco por ciento del total, en contraste con la importancia que adquirirán a
partir del siglo V.
Al final del Alto Imperio el ejército cuenta con tres fuentes internas de
reclutas: por una parte los voluntarios, por otra los forzosos, y en una situa-
ción intermedia los denominados ex-castris; es decir, los hijos de los solda-
dos, criados en general alrededor de los campamentos. El carácter de hijos
ilegítimos31 de la gran mayoría de estos ex-castris presenta dificultades de
carácter censal para su ingreso en el ejército como legionarios. Junto a estos
reclutas, procedentes del mundo romano, hay que señalar a los mercenarios
bárbaros, pocos en número y que sirven en unidades especiales.
La escasez de material humano para el ejército aparece reflejada en los
textos legales contenidos en el Digesto32, en los que se establece el castigo
para los padres que eluden el servicio de sus hijos, castigo que depende de
que la situación sea de paz o de guerra: en el primer caso se le apalea, en el
segundo sufre destierro y confiscación parcial de bienes. La misma redac-
ción de este precepto presupone la existencia de algún tipo de censo a par-
tir del cual pueda decretarse la leva, que de intentar eludirse dará origen a
los castigos antedichos.
En el Digesto aparecen textos en los cuales se refleja la composición
mixta del ejército imperial, parcialmente reclutado mediante levas a partir del
29 BRULET, Raimond: L´armée romaine et les barbares: IIIe au VIIe siècle, editado
por F. Françoise Vallet y M. Kazanski, 1993. Recientemente se ha descubierto una
base de esta flota en Boulogne.
30 GRAHAM, A.D.: The Roman Imperial Army of the First and Second Century, ed.
Webster, U. Oklahoma, 1979.
31 Recuérdese que hasta el final del Principado no se autorizó el matrimonio de los
soldados.
32 Digesto, 49.16.4.11 (Men.1 de re milit.). Qui filium suum subtrahit militiae belli
tempore, exilio et bonorum parte multandus est: si in pace, fustibus caedi iubetur et
requisitus iuvenis vel a patre postea exhibitus in deteriorem militiam dandus est: qui
enim se sollicitavit ab alio, veniam non meretur.
ASPECTOS JURÍDICO-CENSALES EN EL EJÉRCITO 21
los dos ejércitos de maniobra, cada uno de ellos compuesto por treinta a
cuarenta mil hombres35.
En el Dominado se mantienen las fuentes de reclutamiento indicadas
para el período anterior: la conscripción, que ya no afecta a toda la pobla-
ción sino especialmente a los hijos de los soldados36 y a otros sectores no
bien determinados (vagi), el voluntariado y los mercenarios procedentes de
fuera del Imperio, cuya importancia va creciendo con el tiempo. En esta
época los censos contienen información adicional sobre el grupo profesio-
nal al que pertenece el individuo, grupo al que en un principio debe mante-
nerse ligado de por vida él y, en algunos casos, sus descendientes, entre
ellos el militar.
No quiere esto decir que el resto de la población se encuentre exenta de
cargas militares, sino que esta obligación se ha transformado para los pro-
pietarios agrícolas en un impuesto afectado, el aurum tironucum, cuyo
auténtico significado era el de una conmutación por dinero de los reclutas37,
que debían aportar una tasa de veinticinco a treinta sólidos por hombre. La
recaudación se empleaba para sufragar los gastos del ejército, que conse-
guía sus efectivos además de a partir de la clase militar, los hijos de los sol-
dados, de aquellos no pertenecientes a ninguna clase, los vagi, y por último
de los mercenarios bárbaros38.
Con relación al alistamiento de vagabundos, que pueden ser definidos
desde un punto de vista censal como aquellos que carecen de inscripción39, se
deben considerar los siguientes textos, de fecha próxima al 400 dC., en los
que se refiere a ellos y a otros de los reclutas forzosos como son los hijos de
veteranos. En una primera aproximación se puede dudar de la eficacia militar
35 ELTON, H. W.: Warfare in Roman World, ed. Oxford University Press, Oxford
1996.
36 Véanse entre otros los siguientes textos del Código Teodosiano: 7.22.1. (del 313),
7.22.2. (del 326), 7.22.5. (del 334) .
37 La sustitución del servicio militar por dinero se ha mantenido en algunos países hasta
épocas muy recientes, (art. 1043 del Código Civil español).
38 Los principales estudios sobre el ejército romano de este período pertenecen a
COUISIN, P.: Les armes romaines,1926, que estudia especialmente la barbarización
del equipo de los soldados; NISCHER, E.: J.R.S.,13, 1923, que estudia las reformas
militares de Diocleciano y Constantino; BABUT Ch.: "Recherches sur la garde
impériale", Rev. hist., vols. 114 y 116, que si bien analiza en especial esta unidad
también estudia más someramente el ejército en su conjunto.
39 Es decir, que no se encuentran ligados censalmente a ningún lugar. Es posible que en
esta época también se incluyera como vagi a los que no se encontraban vinculados a
ningún grupo profesional.
ASPECTOS JURÍDICO-CENSALES EN EL EJÉRCITO 23
de un ejército constituido por tal material humano; es por ello por lo que en
algunas circunstancias se prohibió el acceso al ejército a los vagi, junto a los
viejos y a los colonos ligados a la tierra40 (al censo).
En el primero de los textos citados anteriormente (C.12.43.1) se preten-
de evitar la incorporación al ejército de personas de escaso interés militar,
como vagabundos o viejos, o de interés económico como aquellos vincula-
dos al censo (de alguna propiedad agraria se entiende). El significado de
este texto es el prevenir que los propietarios obligados a presentar reclutas,
entreguen a personas que no puedan realizar un servicio militar provechoso
para el Imperio. Sin embargo, en el segundo de los textos se compara a los
vagos con los hijos de los veteranos, que se encontraban obligados al servi-
cio militar.
El problema del reclutamiento durante el Dominado, que llevó a
muchos propietarios a no censar personas de sus tierras para eludir su alis-
tamiento, así como a llevar al ejército a personas totalmente inhábiles para
el servicio militar, aparece así mismo en el siguiente texto de los empera-
dores Graciano, Valentiniano y Teodosio del año 380. En él se dan instruc-
ciones sobre la calidad de los reclutas que deben ser aportados y se amena-
za con aumentar la contribución en el supuesto de que no se obedezcan las
órdenes de las autoridades competentes41.
El censo y el catastro se emplean, así mismo, para fijar las obligacio-
nes militares de las distintas agrupaciones territoriales, repartiéndose la
carga de una forma análoga a como se reparten los tributos, si bien
no según las tradicionales unidades iuga-capita sino a unas mayores deno-
minadas capitula42; es decir, se crea un derivado del censo y el catastro,
una especie de "censo de obligaciones militares", cuya unidad es el
40 C.12.43.1: Nullus tiro vagus aut veteranus aut censibus obnoxius ad militiae
accedat y C.Th.7.18.10:… protectores, qui ad inquisitionem vagorum per pro-
vincias diriguntur nullas in retinendis fugitivis dumtaxat indigenis iniurias
possessoribus parent quia hoc illis tantum permittitur, ut desertores veteranorum
filios ac vagos et eos, quos militiae origo consignat, ad dilectum iuniorum pro-
vocent.
41 C.Th. 7.13.8: … qui ad inquisitionem vagorum per provincias diriguntur nullas in
retinendis fugitivis dumtaxat indigenis iniurias possessoribus parent quia hoc illis
tantum permittitur, ut desertores veteranorum filios ac vagos et eos, quos militiae
origo consignat, ad dilectum iuniorum provocent. Impp.Gratianus, Valentinianus
et Theodosius aaa. Edictum ad provinciales. Inter optimas lectissimorum militum
turmas.
42 C.T.11.16.14.
24 PEDRO CAÑAS NAVARRO
capita
capitula
iuga
43 JONES, A.H.M.: The Late Roman Empire 284-602, ed. Basil Blackwell,Oxford,
1973, pp.615 y ss. Los capítula son pues una unidad censal compleja, que fija las
obligaciones militares de los inscritos en el censo.
44 HOMO, L.: El Imperio Romano,ed. Espasa Calpe, Madrid 1980, p.203. Lógicamente
esta contribución, al igual que en el caso de la obligación de aportar soldados, podía
ser redimida en dinero en algunas ocasiones.
45 C.12.28.2.1: Quibus omnibus condonamus, en exactorum vel turmariorum, quos
capitularios vocant, curam subeant vel obsequium temonariorum vel pentaprotiae
aut etiam tironis praestationem agnoscant.
46 Recuérdese C.12.43.1., previamente citado, que parece excluir de los reclutas a
censibus obnoxius.
ASPECTOS JURÍDICO-CENSALES EN EL EJÉRCITO 25
Contrato colectivo
Contrato de un grupo de bárbaros, incluso una tribu. Estos solda-
dos eran los foederati y su vinculación con la autoridad imperial era
meramente contractual, con lo que fácilmente podía ser rota. El esta-
tuto jurídico de estos mercenarios es algo que no se encuentra claro52.
En la guerra de liberación de Italia, Belisario53 mandó ejecutar, de
acuerdo con la ley marcial romana, a dos mercenarios hunos que
servían en el ejército imperial por haber matado borrachos a un com-
pañero, cosa que entre los bárbaros se solucionaba con una compen-
sación económica a la familia. Las protestas que el castigo generó
indican que esta actuación no era frecuente.
55 CAMPBELL, B.: "The Marriage of Soldiers under the Empire", JRS, 68, 1978,
pp.153-166. Esta prohibición fue introducida posiblemente por Augusto.
56 La prohibición de matrimonio para los soldados fue abolida por Septimio Severo en
el 197 d C. Es cierto que con anterioridad se había concedido un cierto reconoci-
miento a las "esposas" de los soldados, si bien no completo. Así, el papiro Mitteis
nº 372, correspondiente a los años 114-142 d C., contiene una serie de declaracio-
nes en las que las autoridades niegan el carácter de esposas a romanas que convi-
vían con soldados, si bien admiten que a ellas o sus hijos los soldados difuntos les
hayan dejado sus bienes en testamento. El hecho de la existencia de numerosas peti-
ciones de reconocimiento indica que la realidad social se estaba imponiendo a la
norma legal.
28 PEDRO CAÑAS NAVARRO
Una cuestión a considerar, sobre el estado civil, era la situación del sol-
dado que antes de alistarse se encontraba legítimamente casado. Los casos
que se podían presentar con sus hijos eran los siguientes:
a) Hijos habidos antes del alistamiento. Eran legítimos y como tal po-
dían apuntarse en el registro correspondiente.
b) Hijos habidos después del alistamiento. Su estatus depende de que
el matrimonio se considerara vigente o que el hecho de la incor-
poración al ejército supusiera su ruptura, caso no totalmente diluci-
dado en la actualidad58, si bien existen fuentes que indican que los
hijos habidos de estas uniones eran ilegítimos, lo cual parece supo-
ner que el matrimonio se rompía al ingresar en la milicia59.
57 Tomada de L´Année Epigraphique, 1937, nº 112, correspondiente al año 127 d C.
58 CAMPBELL, art. cit., 1978, pp.153-166.
59 La idea de que el ingreso en el ejército supusiera la ruptura del matrimonio no es
ajena al pensamiento jurídico romano de esa época, en el que se considera al
matrimonio como una situación de hecho. La situación se rompe cuando el marido se
alista y, en principio, deja de convivir con su esposa. De cualquier forma esta cues-
tión no se encuentra dilucidada.
ASPECTOS JURÍDICO-CENSALES EN EL EJÉRCITO 29
La anona militar
60 I. 2.12.pr.
61 SCHULTZ, F.: Derecho Romano Clásico, ed. Bosch, Barcelona 1960, p. 223.
62 GARDNER, J.F.: Labeo 42-1, 1996, p.88, indica cómo la equiparación de hijos
ilegítimos de los soldados a cognati se encuentra en una carta del emperador al
prefecto de Egipto. Esta autora matiza que la disposición comentada no favorecería
al hijo ilegítimo en el caso de que el soldado difunto tuviera hijos legítimos o
hermanos.
63 Abreviatura de: bonorum possessio ex illa parte edicti unde liberi ad bonorum pos-
sessionem vocantur.
30 PEDRO CAÑAS NAVARRO
La anona militar podía ser recaudada en todas las regiones del Imperio;
ni siquiera Italia estaba exenta, como aparece en una inscripción encontra-
da en Trento68. Esta era una de las aplicaciones del censo italiano; no debe
olvidarse que la situación de Italia con relación a las exacciones tributarias
fue especial hasta la época de Diocleciano.
De acuerdo con A. Nicoletti, existió una exención, de base censal, que
beneficiaba a los grandes terratenientes. Una constitución de Caracalla esta-
blece que sólo se contribuirá a la anona militar con los bienes in natura que
se encuentren directamente en los fundos.
Censo de veteranos
68 CIL 55.036. C. Valerio C.f. Pab. Mariano honores omnes adepto trident. Flamini
Rom et Aug. Praef. quina augur. Adlecto annon. Leg. III Italie. Sodali sacrarum.
69 D. 49.16.13.3. Missionum generales causae sunt tres: honesta causaria ignominio-
sa. Honesta est, quae tempore militiae impleto datur: causaria, cum quis vitio animi
vel corporis minus idoneus militae renuntiatur: ignominiosa causa est, cum quis prop-
ter delictum sacramento solvitur. Et is, qui ignominia missus est, neque Romae neque
in sacro comitatu agere potest. Et si sine ignominiae mentione missi sunt, nihilo minus
ignominia missi intelleguntur.
70 LEWIS, N. y REINHOLD, M.: Roman Civilitation, vol. II, ed. Columbia Press, New
York , 1990, p. 486. Frecuentemente a los licenciados por invalidez también se les
consideraba honrosamente licenciados.
71 Ibídem, p. 483.
32 PEDRO CAÑAS NAVARRO
original. Estos certificados son los llamados diplomas militares de los que
existen unos doscientos. El procedimiento de emisión de la copia podía ser
largo, por ello también era posible la emisión de un certificado transitorio
en madera hasta que se emitiera el definitivo en bronce.
El contenido del censo de veteranos estaba formado por una serie de
declaraciones de licenciamiento honroso que podemos conocer a partir de
los certificados transitorios o los diplomas definitivos.
Por su interés se reproducen un certificado transitorio, un certificado
definitivo y un certificado definitivo (en latín) donde se hace clara referen-
cia a la estructura del registro de veteranos:
que los soldados convivieran con mujeres a las que la ley concedía
algún tipo de reconocimiento ya que llama "solteros" a los que no
vivieran con ninguna mujer.
- Hezbenus era centurión y por tanto debía tener derecho a casarse an-
tes de licenciarse. El reconocimiento de este derecho en el certificado
indica: bien que su contenido era una fórmula fija, independiente de
empleo del licenciado, bien que los oficiales de la marina no tenían
los mismos derechos quelos oficiales de tierra. Ambas hipótesis pare-
cen igualmente probables.
Certificado con indicación de la estructura del censo de veteranos77
soltero con la primera con que se casara. La semejanza entre este certifica-
do y el anterior parecen indicar la existencia de algún tipo de fórmula para
su redacción.
Con respecto al registro de veteranos, se puede deducir que su estructu-
ra era la siguiente:
El erario militar
82 Se encontraban más vinculados con su general que con la República, a la que veían
como algo abstracto y que además les escatimaba lo que habían ganado con su san-
gre. Es generalmente admitido que ésta fue una de las causas de la caída de la Repú-
blica.
83 FERNÁNDEZ DE BUJÁN, A.: Derecho Público Romano, ed,. Civitas, Madrid 1997,
p. 210.
38 PEDRO CAÑAS NAVARRO
Censo de Vicesima
ciudadanos hereditatium
erario Censo de
militar ciudadanos
Centesima rerum
venalium
84 JONES, II, 1973, p.1449 y ss., citándose las siguientes ediciones de la obra: Böcking,
E. (1839-1853), Bonn ; Seck, O. (1876), Berlín.
85 http://www. 2.elec.qmw.ac.uk/^kelvin/notitia.html. Esta opinión posiblemente no es
correcta. Si bien es cierto que este censo separa la Costa Sajona de Britania, la can-
tidad de unidades censadas parece indicar que se refiere a ambas, tal y como indi-
ca el encabezamiento de "bajo el mando del ilustrísimo duque de la provincia de
Britania".
ASPECTOS JURÍDICO-CENSALES EN EL EJÉRCITO 39
A lo largo de la muralla86:
EJÉRCITO DE MANIOBRA
Oriental
Tipo de unidad Nº por efectivos medios Total
Vexillatione palatinae 14 x 500 7.000
Vexillatione comitatensis 29 x 500 14.500
Legiones palatinae 13 x 1.000 13.000
Auxilia palatina 43 x 500 21.500
Legiones comitatensis 38 x 1.000 38.000
Pseudocomitatensis 20 x 500 10.000
Occidental
Tipo de unidad Nº por efectivos medios Total
Vexillatione palatinae 10 x 500 5.000
Vexillatione comitatensis 34 x 500 7.000
Legiones palatinae 12 x 1.000 12.000
Auxilia palatina 64 x 500 32.000
Legiones comitatensis 33 x 1.000 33.000
Pseudocomitatensis 28 x 500 14.000
TROPAS FRONTERIZAS
Oriental
Provincia Legiones Otras unidades Total
por 3.00092 por 50093
una.
96 Las I y II Valentiniana tenían asímismo unos efectivos de mil hombres cada una.
97 Incluye una unidad de mil hombres, la nº 35.
98 Incluye dos alae miliariae, las nº 32 y 36.
99 Incluye dos alae miliariae, las nº 25 y 28 y una cohors miliaria, la nº 31.
100 Incluye tres cohors miliariae, las nº 27, 29 y 30.
44 PEDRO CAÑAS NAVARRO
Occidental
102 HOMO, L.: El Imperio Romano, ed. Espasa Calpe, Madrid, 1980; IDEM:
Instituciones políticas romanas, ed. Cervantes, Barcelona,1928.
46 PEDRO CAÑAS NAVARRO
Presupuesto de Anteópolis
Este texto podría ciertamente referirse a entregas tanto para los limita-
nei de la ciudad como a las tropas del ejército de maniobra del emperador,
si bien la mención de "libras de carne" no abona la segunda hipótesis, pues
su transporte a la frontera persa, a Italia o a España, donde se desplegaba el
ejército de maniobra, hubiera supuesto previsiblemente su inutilidad para el
consumo, salvo que por carne se entendiera animales vivos.
Asímismo, existe un texto en el Liber Pontificalis de Roma del año 639
en el que se indica que el dinero para pagar a las tropas romanas que guar-
necían la ciudad se encontraba depositado junto al tesoro de la Iglesia109.
Con relación a los limitanei desplegados en las zonas rurales -que eran
la mayoría de este tipo de tropas, ya que en las fronteras no hubo nunca
grandes ciudades y menos en la época a que nos referimos-, el hecho impor-
tante que hay que considerar es que su paga corría a cargo de los posseso-
res censados en la comarca en que se encontraba desplegada la unidad, sien-
do la cuota que tenían que abonar, en dinero o en especie, proporcional a las
unidades fiscales (domus, fundus, villa, ktema) registradas en su censo. Las
razones que justifican esta carga son parcialmente análogas a las citadas en
el caso de las ciudades.
107 En cualquier caso no se trata en modo alguno de una "privatización" del ejército.
Son las autoridades militares imperiales las que deciden en qué ciudades se
acantonan las unidades y qué efectivos tienen éstas.
108 DURLATI, Jean: L´armée romaine et les barbares: du IIIe au VII siècle, F. Vallet y
M. Kazanski, (eds.), AFAM, Rouen 1993.
109 Tropas que dependían del mando militar de Rávena en donde se concentraba la
administración imperial de Italia en esta época.
48 PEDRO CAÑAS NAVARRO
Subprocedimiento de cobro
Subprocedimiento de pago
Un caso particular relacionado con esta cuestión es el del ejército que guar-
necía Armórica, a finales del siglo V. Se trataba de un ejército de cierta enti-
dad, compuesto de romanos de la Galia y mercenarios bárbaros, establecido en
buenas fortificaciones. Constantemente declararon su obediencia al empera-
dor, a pesar de que sus comunicaciones con territorios imperiales fueran pro-
blemáticas. Únicamente cuando el emperador Anastasio reconoció a Clovis,
rey de los francos, como cónsul de Occidente en el 510, el ejército romano de
Armórica, con sus insignias y oficiales, se unió al ejército franco110.
A existencia de una guardia morisca entre las tropas de los reyes cas-
* Este trabajo ha sido realizado dentro del proyecto "Implicaciones sociales y políticas de
la conversión en la Castilla del siglo XV", financiado por la Comunidad de Madrid.
1 AGS, Sección Escribanía Mayor de Rentas, Quitaciones de Corte, legajos 1 a 4, que
son los que corresponden a la época que nos ocupa en general. Además, puede
56 ANA ECHEVARRIA ARSUAGA
encontrarse algún documento suelto relativo a las mismas personas en algunas otras sec-
ciones del archivo, como Mercedes y Privilegios o Patronato Real.
2 VILAPLANA, A.M.: "Un ajuste de cuentas del alcabalero mayor de Sevilla Pedro Ortiz
p. 198.
12 Memorias de D. Enrique IV, vol. 2, doc. 109.
60 ANA ECHEVARRIA ARSUAGA
13 GARCÍA DE SANTA MARÍA, 1982, pp. 100, 165-166, 267, 269-337; VALE-
RA, 1941, pp. 6, 9, 26; CARRILLO DE HUETE, 1946, pp. 97, 109.
LA GUARDIA MORISCA 61
14 VILAPLANA, Art. cit., pp. 460, 471-472; LÓPEZ DE COCA, J.E.: "Caballeros moris-
cos al servicio de Juan II y Enrique IV, reyes de Castilla", Meridies, 1996, p. 120.
15 SUÁREZ FERNÁNDEZ, L.: "Un libro de asientos de Juan II", Hispania, XVII, 1957, p.
324; TORRES SANZ, 1982, p. 68. La ración es un sueldo que se devenga por oficios liga-
dos al rey, cobrándose en teoría diariamente, tal como aparece recogido en varios de los
documentos. Parece que este tipo de pago se veía como una especie de manutención
diaria del oficial, era una paga por servicios continuos y actuales dentro de la Casa del rey.
62 ANA ECHEVARRIA ARSUAGA
16 ENRÍQUEZ DEL CASTILLO, D.: Crónica de Enrique IV, (ed. A. Sánchez Mar-
tín), Valladolid, 1994, p. 150.
LA GUARDIA MORISCA 63
Garsia de Jahen pidio a mi el dicho escribano que gelo diese ansy por tes-
timonio para guarda de su derecho. E yo dile ende este que fue fecho e paso
ansy (...) yo, Pero Rodrigues de Sancta Marta, escrivano de camara del rey
nuestro sennor, e su notario publico en todos los sus regnos e sennorios...
Probablemente estas atribuciones se redujeran al ámbito de la guardia
que quedaba a su cargo, sobre la que tendría la autoridad suprema.
El segundo escalón en importancia sería el de los adalides. Según Torres
Fontes17, la figura del adalid experimentó en sus propias carnes los cambios
estratégicos y tácticos que sufrió la frontera granadina durante el siglo XV:
límites mejor fijados, cabalgadas cada vez más difíciles y mayor especiali-
zación de las tropas de frontera. Si la segunda Partida destacaba como cua-
lidades del adalid la sabiduría, el buen seso (prudencia), el esfuerzo y la
lealtad, definición que utilizaría Alonso de Cartagena18:
Cuatro cosas díxeron los antiguos que deven aver los adalides:
la pimera, sabiduría; la segunda, esfuerço; la tercera, buen seso
natural; la cuarta, lealtad. -E sabidores deven ser para guiar las
huestes e saberlas guardar de los malos pasos e peligros. Otrosí
deven ser sabidores dó han de posar las huestes e las cavalgadas, tan
bien las paladinas como las que fazen ascondidamente, guiándolos a
tales logares do fallen agua e yervas e leña, e do puedan posar todos
de so uno. Otrosí deven saber los logares que son buenos para echar
celadas tan bien de peones como de cavalleros, e de cómo deven en
ellas estar callando e salir dende cuando oviesen menester. Otrosí les
conviene que sepan muy bien la tierra donde han de correr e donde
han de embiar las algaras: y esto por que lo puedan más aina e mejor
fazer, e salir en salvo con lo que robaren. E otrosí cómo sepan poner
las atalayas y escuchas, tan bien las manifiestas corno las otras que
llaman escusanas, e traer barruntes de sus enemigos e para aver
siempre sabidurías dellos; e cuando desta guisa non lo pudiesen
saber, dévense trabaiar por aver alguno dellos de aquel logar a quien
quisieren fazer guerra, por que por ellos puedan saber ciertamente
cómo están los enemigos y en qué manera los deven ellos guerrear.E
una de las cosas que mucho deven catar es que sepan qué vianda han
de levar los que fueren en las huestes y en las cavalgadas, e para
17 TORRES FONTES, J.: "El adalid en la frontera de Granada", Anuario de Estudios
Medievales, 15 (1985), pp. 345-366.
18 CARTAGENA, Alonso de: Doctrinal de los caballeros (ed. José María Viña Liste),
cuántos días, e que las sepan alongar si menester fuere. E por ende
los antiguos, que eran muy sabidores de guerra, tan grande era el
sabor que avían de fazer mal a sus enemigos que levavan viandas tro-
xadas en árguenas e talegas cuando ivan en las cavalgadas, e non
querían levar otras vestias; y esto fazian ellos por ir más aina e más
encubiertamente. E cuanto más onrados eran tanto más se preciavan
e se tenian por mejores en saber sofrir afán e pasar con poco en tiem-
po de guerra. Y esto fazian por vencer sus enemigos, semejándoles
que prez nin sabor deste mundo non era mejor que éste.
19 BENITO RUANO, E.: "La organización del ejército cristiano en la guerra de Gra-
nada", en La incorporación de Granada a la corona de Castilla, p. 643.
LA GUARDIA MORISCA 65
(1966), p. 71.
23 CARTAGENA, 1955, p. 54. Está también tomada de la Partida II, XXII.
66 ANA ECHEVARRIA ARSUAGA
Para desempeñar este cargo era necesario haber realizado al menos tres
cabalgadas et daquellas aya fecha almoneda en villa cercada. Asimismo,
podían sustituir tres almocadenes a un adalid, y en ese caso dictar senten-
cias24. Sólo aparece un almocadén entre los miembros de la guardia, Iohan
Lopes, lo que resulta lógico si tenemos en cuenta que estamos hablando de
un cuerpo de caballería, y no de infantería.
El resto de los miembros de la guardia aparecen designados como
"caballeros moriscos", nombre genérico que designa a tropas de caballería
vestidas a la morisca que desempeñan servicios de guardia del rey. Otros
oficios ligados tanto a la guardia como a la corte (entiéndase, sin una fun-
ción puramente militar) eran los de atabalero y trompeta. Aparecen varios
casos en nuestros documentos: los de Benito González de Granada, ataba-
lero, su hermano Johan Gonçales y Juan de Medina; y el trompeta del
conde de Arcos Pero Gonçales de Marchena.
Una ocupación ciertamente especializada es la de lombardero del ejér-
cito real, con paralelismos en Navarra. A mediados del siglo XV es utili-
zada generalizadamente tanto la artillería ligera como la pesada25 . En el
reino de Navarra, la artillería estaba a cargo de los mudéjares de la Ribera,
24 TORRES FONTES.: Art. Cit., p. 354. También según el Fuero de las cavalgadas.
25 TORREMOCHA SILVA, A.. et alii : Al-Binya, la ciudad palatina meriní de Alge-
ciras, Algeciras, 1999, p. 210; "Crónica de Alfonso el onceno", en Crónicas de los
reyes de Castilla, p. 351. El uso de bolaños de hasta cincuenta y un cms. de diá-
metro lanzados por trabucos está suficientemente constatado en el asedio de Alge-
ciras (1342-44) tanto por fuentes literarias como por los hallazgos de la muralla
meriní en esta ciudad; LADERO QUESADA, M. A.: "La organización militar de
la corona de Castilla…", p. 221. Esas mismas bombardas fueron aprovechadas por
Fernando el Católico durante el cerco de Málaga. También en la campaña de Ante-
quera se utilizaron grandes piezas de bronce fundido capaces de disparar bolaños
de cien a doscientos kilos.
LA GUARDIA MORISCA 67
que eran además los que diseñaban y fabricaban los «ingenios» o máquinas
de guerra que lanzaban «pellas de fierro» para defensa, sitios, asaltos de
fortalezas, etc., así como escalas y otros instrumentos26. Probablemente en
el caso castellano no se tratara del diseño y fabricación, sino de la práctica
del oficio de lombardero o bombardero, que desempeña Diego de Jerez,
designado también a la vez como caballero morisco.
Existen pocas referencias sobre el número de guardias, que probable-
mente variaría constantemente debido a la muerte en batalla, el retorno al
reino de Granada, etc. En 1420 se había acordado que acompañaran cons-
tantemente al rey en su guardia doscientos hombres de armas27, pero ni
todos serían jinetes, ni todos tenían por qué ser musulmanes o moriscos. El
número que mencionan los documentos ronda la centena. La Crónica del
Halconero habla de quinientos caballeros musulmanes que se pasan al ejér-
cito de Juan II en Córdoba28, pero no todos pueden considerarse miembros
de su guardia personal, y la crónica de Enríquez del Castillo habla de tres-
cientos caballeros bajo las órdenes de García de Jaén. Finalmente, el emba-
jador francés Phillippe de Commynes escribe en sus memorias que hubo
unos trescientos presentes en la entrevista entre Enrique IV y Luis XI de
Francia en la frontera vasca en 146329. Sin embargo, las referencias a la
guardia que estaba presente en el alcázar de Segovia, uno de los lugares
favoritos de Enrique IV, indican un número mucho más moderado, de unos
veinticinco hombres simultáneamente30.
La impresión desfavorable que causó la guardia en Commynes, así
como en otros contemporáneos como Rozmital o Ehingen se explica por la
presencia de soldados de color, y la forma de vestir del rey y su corte. Igual-
mente, la presencia de estos moriscos en el entorno de Enrique IV hizo
exclamar al historiador Alonso de Palencia, firme opositor del rey:
31 PALENCIA, Alonso de: Crónica de Enrique IV, (ed. A. Paz y Meliá), Madrid,
1973-75, I, p. 40.
32 IBN AL-JATIB: Historia de los reyes de la Alhambra, (ed. E. Molina y J. Mª
cordones de seda del mismo color. El nombre de "daragas vasenas" nos remi-
te probablemente a la adarga vacarí, nombre dado al escudo hecho con piel de
vacuno36:
hasta finales del reinado no aparecen datos que permitan opinar de otra
manera. Si durante los enfrentamientos con el infante D. Enrique no se hace
mención explícita a este grupo, sí debían acompañar al rey, lo mismo que
participaron en las campañas a Granada acompañando a D. Álvaro de Luna
como tropas reales. Su relación con el valido real es incierta, aunque pode-
mos suponer, dada la participación del Condestable en la selección del per-
sonal de la Casa del Rey, que fuera uno de los impulsores de la guardia per-
sonal del monarca. Así al menos debieron pensarlo los procuradores en
Toro, en 1426, cuando solicitaron que se disolviera la guardia de mil lance-
ros que acompañaba continuamente al rey, y que suponía un gasto gravoso.
Se intentó primero que a lo menos quedaran trecientas lanzas que el Con-
destable Don Álvaro de Luna allí traía, de lo qual el rey de Navarra e los
otros cavalleros fueron malcontentos. Al final se consiguió que sólo queda-
ran cien lanzas con el Condestable, pero no sabemos si la guardia morisca
estaba incluida entre ellas, o si formaban parte de los guardas, ballesteros y
monteros de Espinosa que eran ordenados antiguamente, y que eran acep-
tados tanto por procuradores como por nobles37. Este intento de reducir la
capacidad de acción de Juan II explica precisamente por qué era necesario
disponer de una guardia inaccesible a los ataques de la nobleza.
Cuando se intensifica el conflicto con Juan de Navarra en torno al golpe
de Rámaga, el 9 de julio de 1443, las primeras medidas de don Juan para
aislar al rey van destinadas a disolver sus cuerpos de guardia38:
E otro día siguiente, a ystancia del rrey de Navarra e de los otros cava-
lleros suso dichos, partió el sennor rey para Madrigal, muy triste, e
mandó a sus tronpetas e menestriles que se fuesen a buscar su cobro, e
asy mesmo el rrey de Navarra e los otros cavalleros mandaron a los
criados e servidores del sennor rey que se fuesen a sus tierras e casas e
non estubiesen allí dende en adelante.
39 GERBET, M. C.: Las noblezas españolas en la Edad Media, siglos XI-XV, Madrid
1997, p. 277.
40 PORRAS ARBOLEDAS, P. A.: Juan II, 1406-1454, Valladolid, 1995, pp. 285-295.
72 ANA ECHEVARRIA ARSUAGA
APÉNDICE
Adarga morisca
LA GUARDIA MORISCA 77
78 ANA ECHEVARRIA ARSUAGA
LA INFORMACIÓN Y LAS DECISIONES
EN LA BATALLA DE BAILÉN
UANDO parece que un tema está agotado por los numerosos estudios
consecuencia, pide que le envíe las unidades de refuerzo que pueda dispo-
ner. El general Vedel, con su acometividad, hace lo contrario: deja un refuer-
zo de cuatro compañías a Liger-Belair, y se va, con el resto de su división,
a Andújar. Esta decisión nos dice claramente que dispone de una informa-
ción muy inexacta, porque no se puede pensar que hubiera abandonado
aquella posición de haber sabido que tenía enfrente una división de más de
nueve mil hombres. La provocación de Reding no dio el resultado apeteci-
do, pero indujo a su enemigo a abandonar confiadamente la posición.
La prudente conducta de Reding también nos demuestra que no veía
muy fácil el cumplimiento de la misión que se le encomendó en el plan de
Porcuna. Las situaciones se ven con más claridad sobre el terreno frente al
enemigo real y en el momento que sobre el papel y varios días antes. Es evi-
dente que no le pareció viable atacar frontalmente a aquella división. En el
gráfico donde se ha representado el Plan de Porcuna, pero con el despliegue
francés de los últimos días, se ve la dificultad para Reding.
Vedel, a las diecisiete horas (informe de d'Affry), partió para Andújar
eligiendo un camino junto a la orilla del río que, además de mucho más
largo, era casi impracticable. Se puede interpretar que quiere limpiar la ori-
lla norte del río de las incursiones que había realizado Coupigny, y tal vez
avisarle de que aquel terreno estaba controlado; pero lo cierto es que este
movimiento constituye un desfile de flanco que permite a Coupigny hosti-
garle y picarle el flanco y la retaguardia durante toda la noche. Pero aún
tiene otra consecuencia más importante: poder conocer la situación de toda
la columna con exactitud y en todo momento.
Esta oportunidad no pasa desapercibida a Reding, que pide algún
refuerzo a Coupigny y prepara un ataque más profundo para el amanecer. El
refuerzo consistió en el Batallón de Ceuta y doscientos voluntarios catala-
nes (unos mil cuatrocientos hombres).
***
La carta dice:
Al S.E. el Sr. Duque de Robigo, Gral. en Jefe de los Ejtos. franceses en
España = Sr. Geral. en Jefe = Tengo el honor de participaros que el enemi-
go se ha presentado hoy delante de nuestra posición con todas sus fuerzas,
ha presentado frente de Andújar de 19 á 18.000 hombres y su Artillería se
halla en parte compuesta de piezas de a 12. Mientras nos atacaba de fren-
te, un cuerpo de 3.000 hombres que había pasado el río por debajo de Andú-
jar, se dirigió por medio de la sierra sobre nuestra espalda. El 6º Rg. Provi-
sional se destacó para combatirlos y les ha rechazado vigorosamente: otro
Cupo de 5 á 6.000 hombres que se hallan en Villanueva amenaza nuestro
flanco izquierdo. Dos Bones. de la 4ª Legión se enviaron para contenerlos y
hubo sobre este punto un combate muy vivo, pero el enemigo sin embargo
de su superioridad no ha podido desordenar nuestras tropas y el puesto
vecino, del cual sacamos nuestros víveres no ha sido asaltado. El enemigo
ha marchado igualmente con un cupo considerable sobre Mengibar situado
en el camino de Jaén para Bailén. El Gral. Liger de Lair, desde algunos días
a esta parte cubría esta posición con el objeto de defender el camino de la
Carolina y el Gral. Bedel ha pasado esta misma noche con toda su División
para reforzarlo. No tengo todavía los detalles de lo que puede haber suce-
dido, pero tengo motivo para creer que el Gral. Bedel se habrá mantenido
en su puesto con ventaja. El Gral. Gobert marchó esta mañana a Bailén
para apoyar al Gral. Bedel. Su División está estremadamente debilitada
habiendo tenido que dejar otros seis Bons., de los que tres se hallan en la
Mancha y la Sierra para la seguridad de las comunicaciones. Es sumamen-
te importante que esta División se reuna toda y lo mas pronto posible. El
enemigo ha tomado posiciones sobre las alturas que hallan frente de Andu-
jar. Esto anuncia que habrá mañana una nueva tentativa mas seria que la
de hoy: resistiremos a ella con el mayor empeño. V.E. conoce cuan penosa
es la posición de Andújar sobre todo bajo el aspecto de los víveres que se
acopian en el día con una dificultad estrema. El soldado está obligado a
segar el mismo el trigo y de hacer su pan, habiéndose dejado los paisanos
las mieses en pie para seguir (a) los rebeldes. Suplico a V.E. que envie los
refuerzos necesarios para volver a tomar al instante nuestras operaciones.
El interés de S.S.M.M. el Emperador y el Rey de España los ecsigen y se
debe sentir mucho haber dado lugar al enemigo de emprender la ofensiva
contra nosotros. Solo hemos tenido hoy una pérdida muy leve para rechazar
los ataques del enemigo= Dupont = P.D. Tengo noticia del Gral. Bedel, con-
serva siempre su posición: el enemigo no ha logrado ninguna ventaja sobre
nosotros. (Sic. de la traducción microfilmada del IHCM.).
LA INFORMACIÓN Y LAS DECISIONES EN LA BATALLA DE BAILÉN 85
vale no hacer caso por un momento de los movimientos parciales, que pue-
dan manifestarse en algunos puntos, a fin de ponerse en situación de mar-
char con fuerzas suficientes contra su Ejto. del Medio-Dia, que está en gue-
rra abierta contra nosotros. Ademas haré‚ observar a V.E. que hace cerca
de un mes que ocupamos la posición de Andújar, que este país ha sido aso-
lado por los bandidos y que no podemos sacar de él sino los mas escasos
recursos para vivir. Las tropas no hubieran tenido mucho hace suministros,
si los soldados no se empleasen diariamente en segar el trigo y hacer por
si mismos su pan, pero hoy día que la tropa está continuamente sobre las
armas no puede usar ya de este medio. V.E. conocerá cuán impaciente está
el Ejto. por salir de esta situación y marchar al enemigo. La entera reunión
de la División Gobert y otra División más con alguna Caballería, pondrán
a este Ejtº en disposición de volver a empezar sus operaciones, y este
momento nunca podrá venir muy temprano, ruego a V.E. que asegure a S.M.
del celo que anima sus tropas por su servicio, ayer adquirieron un grado
mas de confianza; todos los motivos se reunen para que den incesantemen-
te una batalla decisiva = Tengo ... =El Gral. Dupont.
***
La única acción importante en el día es la marcha de la II División fran-
cesa. A primera hora de la mañana llegaron a Bailén tras una marcha rápi-
da y forzada. Con gran desencanto y alarma se encuentran con que no hay
enemigo a quien batir y que, según los informes de los paisanos, las fuerzas
de Dufour han salido a defender Despeñaperros, que estaba amenazado por
las fuerzas españolas. Vedel tiene que dar un descanso a sus soldados. Por
la tarde continua la marcha para reunirse con Dufour, que se encuentra en
Guarromán. Cuando llega, sobre las veintiuna horas, como los informes
siguen coincidiendo en señalar el peligro en el desfiladero, manda a Dufour
que se adelante a Santa Elena, mientras él da a su división un nuevo des-
canso. La división, en este momento, ha cubierto unos ochenta y cinco kiló-
metros desde las nueve horas del día 15. En este corto plazo de tiempo no
hubo verdaderos descansos, porque las dos noches han sido de marcha. Se
puede decir que tan sólo ha habido grandes altos, en los que la distribución
de las comidas, la atención al ganado y la preparación de la siguiente mar-
cha, dificultarían el necesario reposo para reponer fuerzas.
El general Vedel sigue obsesionado con el peligro que le anuncian en el
desfiladero. El estado de ánimo, que antes hemos intentado describir, le
condiciona para evitar por todos los medios un nuevo descalabro y buscar
el desquite. Esa noche envía un correo a Dupont informándole de la situa-
ción, anunciándole su próxima marcha hasta La Carolina y asegurando que
buscará al enemigo donde esté para batirlo.
El general Dufour parece que no estaba tan convencido de aquel peli-
gro pero, obedeciendo a Vedel, emprende la marcha a Santa Elena, que dista
cerca de treinta kilómetros de Guarromán.
***
El día 18 de junio en las proximidades de Mengíbar, en la orilla norte del
río, las dos divisiones españolas al mando del general Reding inician su mar-
cha a las primeras horas de la mañana. En el parte del día 19, el general Cas-
taños dice: ... da parte el general Reding de haber entrado en Bailén a las 9
de la mañana, con su división y la del Marques de Coupigny reunidas de mi
orden y que se retiraban los enemigo de dicha villa a Guarromán, dejando
solo una gran guardia que fue arrollada. Esa gran guardia, que probable-
mente sería un escuadrón, se retiraría mandando aviso, en ambas direc-
ciones, de haber sido cortado el Camino Real por la presencia de una fuerza
importante (seguramente no tendría tiempo para ver toda la columna).
96 IGNACIO CERVELLÓ BURAÑES
En ese momento las comunicaciones entre los dos generales franceses han
quedado cortadas.
Reding, después de comunicar a Castaños la llegada a Bailén, se queda
esperando a la madrugada siguiente para dirigirse a Andújar. Como le han
informado del paso de Vedel el día anterior, envía un reconocimiento para
averiguar la situación de los franceses en el norte. La información que
obtiene a mediodía es que están en Guarromán y se dirigen más hacia el
norte. Establece su campamento al oeste de Bailén, en los alrededores de la
noria, y pone una guarnición al otro lado del pueblo en previsión de una sor-
presa por aquella dirección.
***
A primera hora de este día, Vedel inicia con su división la marcha desde
Guarromán a La Carolina. La distancia de unos quince kilómetros que sepa-
ra a estas dos poblaciones es la justa para completar los cien kilómetros que
la división había recorrido desde el día 15 por la mañana (o sea, tres días).
Era pues necesario darle un verdadero descanso allí mismo, si no aparecían
enemigos a quien batir. El propio general se va hasta Santa Elena para
hacerse cargo de la situación en los desfiladeros, ante las fuerzas españolas
que se aproximaban. Dufour le espera desde unas horas antes, y juntos
hacen las averiguaciones y reconocimientos. Pero los resultados les condu-
cen a descubrir que todo era una alarma injustificada, pues únicamente se
detectaron partidas de guerrilla. Ésto, nos parece, debió ser un motivo de
tranquilidad para los franceses: es posible que para Vedel representara un
doloroso golpe en su amor propio. Con el estado de ánimo que, hemos
supuesto, tendría al salir de Andújar, le sentaría muy mal llevarse este chas-
co con los guerrilleros. Tal vez se sintiera fracasado ante sus propios subor-
dinados; pero lo cierto es que decide darle a su división un necesario des-
canso de un día casi completo. Es posible que pensara tocar diana sobre las
cinco horas, para que las tropas pudieran recuperarse.
En Andújar, el general Dupont recibe, por la mañana, el parte de Vedel.
Las primeras noticias son tranquilizadoras ya que no ha encontrado enemi-
go por ninguna parte, pero el anuncio del desplazamiento de todas aquellas
unidades a las proximidades de Despeñaperros, le tuvo que producir cierta
inquietud. Es posible que ya considerara la idea de retirarse. Pero la ame-
naza de los Visos y la inconveniencia de realizar la salida a la luz del día, le
hicieron mantenerse en espera.
LA INFORMACIÓN Y LAS DECISIONES EN LA BATALLA DE BAILÉN 97
***
nos ocurre que el horario previsto para el día siguiente pudo ser: diana a las
cinco, iniciar la marcha a las siete, llegar a Guarromán sobre las once, dar
allí un gran alto a las horas de calor más fuerte, y continuar por la tarde
hasta Bailén. Este supuesto plan de marcha se basaría en la creencia de que
el enemigo que había en Bailén sería el mismo que se retiró ante su sola pre-
sencia el día 15 en Mengíbar. No tenía ningún indicio para sospechar que
ahora había dos divisiones en lugar de una, y además muy fuertes. Ha que-
dado incomunicado con Dupont y las últimas órdenes que había recibido
eran de que regresara a Andújar, luego no puede saber ni sospechar que su
jefe ha levantado el campo y quiere reunirse con él. Considera que tiene
tiempo para descansar y debe tomárselo, para llegar a Bailén en las mejores
condiciones y poder batir a aquel enemigo que estaba buscando con tanto
afán.
***
El 19 de junio es el día D, el día que se van a producir los grandes acon-
tecimientos que culminan la batalla de Bailén. Sin embargo, es posible que
ninguno de los protagonistas llegue a suponer la trascendencia de lo que va
a suceder.
A las cero horas la vanguardia de Dupont se encuentra a la mitad del
camino entre Andújar y Bailén. La cola es posible que aún no haya salido.
El general Dupont va con la cabeza del grueso. Nada se opone a su marcha
en aquella cálida noche que anuncia un día de sol radiante, como han sido
los anteriores. En sus pensamientos seguramente está, en primer lugar, la
intención de desalojar con rapidez a esa incómoda división que le corta el
camino. Después, todo sería fácil, en la seguridad de aquella fuerte posición
que con sus cuatro divisiones y una brigada pensaba establecer desde Bai-
lén hasta los desfiladeros.
A las dos, en el cuartel general español en los Visos, se recibe la noticia
de que ... los enemigos evacuaron a Andújar huyendo con precipitación por
el camino de Madrid. El general Castaños ordena a De la Peña, que con su
división emprenda la persecución del enemigo. Es preciso dejar expedito el
puente romano para pasar las unidades, especialmente la artillería, y en esos
preparativos pasan las horas inmediatas.
En el campamento de Reding han tocado diana a las tres, y las unidades
se preparan a adoptar el orden de marcha. El brigadier Venegas está al
mando de la vanguardia, y para asegurarse la puntualidad en su cometido,
ha levantado una hora antes a sus unidades y las ha adelantado a las proxi-
midades del río Herrumblar. A las tres y media aparecen los primeros ele-
LA INFORMACIÓN Y LAS DECISIONES EN LA BATALLA DE BAILÉN 99
6 PÉREZ GALDÓS, Benito: Obras completas. Madrid, 1968, vol. III, p. 244. La opinión
de que la guerra fue un remedio providencial para desviar la opinión pública de los pro-
blemas internos se refleja en la correspondencia diplomática de la época.
110 GUILLERMO G. CALLEJA LEAL
7 Al general Juan Prim y Prats le había sido concedido primero el vizcondado del Bruch
(03-02-1850); luego, el condado de Reus (13-12-1855) y, más tarde, el marquesado de
los Castillejos con grandeza de España (15-06-1864). Después, Amadeo I le concedió
el ducado de Prim a título póstumo (01-11-1871).
8 La actuación de Prim en la batalla de los Castillejos fue magnificada por la propagan-
da del Gobierno, deseoso de crear héroes en la campaña de África. Según la opinión de
muchos, el mérito fue de Zabala.
9 Llamado "campamento del hambre", pronto recibió víveres y suministros diversos de
los barcos.
MADRID: DE LA NOCHE DE SAN DANIEL AL CUARTEL DE SAN GIL 111
19 PÉREZ GALDÓS, 1968, III, p. 238.Galdós hace decir a uno de sus personajes: Del
Pirineo al Atlas, todo será España.
20 Durante los años 1854-56 se habían realizado contactos entre el rey consorte Francis-
co de Asís y su primo el conde de Montemolín, que pensaron en una posible abdica-
ción de la reina en la rama carlista de don Carlos. Antes de la contrarrevolución de
1856, Montemolín creó una comisión regia que se convirtió en un "Estado" dentro de
un Estado, dada la personalidad de los implicados en la trama, entre los que figuraba
en primera línea el conde de Clonard, que once años antes había presidido el Ministe-
rio Relámpago, y todo hace apuntar que también estaba el propio rey consorte. La
comisión regia logró infiltrarse en muchas dependencias militares, incluso en el Minis-
terio de la Guerra y las capitanías generales. Desde 1856 se perdió en palacio el inte-
rés por la reconciliación de los Borbones en España, aunque continuaron extraños con-
tactos entre la comisión regia y Narváez por medio de Marfori.
21 Jaime Ortega y Olleta había sido teniente en la primera guerra carlista, y se retiró de
la milicia en 1839 tras contraer matrimonio con la sobrina y única heredera del gene-
ral Francisco Ballesteros. Al reintegrarse a la política en 1844, el nuevo gobierno le
114 GUILLERMO G. CALLEJA LEAL
nombró coronel -sin haber pasado antes por capitán-, y en 1847 era mariscal de campo.
Sus contactos en Francia con Montemolín le inclinaron a cambiar de causa.
22 ZABALA, Pío: Historia de España. Edad Contemporánea. 1808-1923. Madrid, 1930,
vol. I, p. 487; BERMEJO, 1873, III, p. 476 y ss.
MADRID: DE LA NOCHE DE SAN DANIEL AL CUARTEL DE SAN GIL 115
Las tropas se sublevan contra Ortega (04-06-1860), que logra huir a uña
de caballo, alcanza al pretendiente y llega con él a Ulldecona. Allí, el infan-
te Fernando, el general Joaquín Elío y varios jefes de partidas carlistas con-
ferencian con Ortega y sus ayudantes Cavero y Moreno. Al enterarse de que
la Reina no había abdicado como le habían asegurado, el capitán general
exclama indignado: ¡Me han vendido! El único acuerdo al que llegan enton-
ces es dispersarse, pues ninguna guarnición ha secundado el previsto alza-
miento. Huyeron todos, siendo luego Ortega capturado por la Guardia Civil
en Calanda y conducido a Tortosa. Reunido un consejo de guerra (17-04-
1860) formado por simples oficiales (ningún general), Ortega fue condena-
do a muerte por delito de alta traición y fusilado al día siguiente al amane-
cer. De los tres mil seiscientos hombres que le acompañaron en su viaje,
sólo se castigó a los cuarenta y nueve sargentos que le vitorearon23. En cuan-
to a Montemolín y su hermano, fueron apresados (21-04-1860) en su refu-
gio de Ulldecona por la Guardia Civil y entregados al general Dulce.
Unos días después de la captura de Montemolín y su hermano, el
Gobierno les concedió el indulto, pero no sin antes haber firmado un mani-
fiesto con la renuncia a todos sus derechos al trono: Empeño mi palabra de
honor de no volver a consentir que se levante ni en España ni en sus domi-
nios mi bandera. Luego, fueron enviados a Francia en el vapor Colón. Aun-
que Carlos Luis y Fernando se retractaron después de su renuncia alegando
coacciones, al poco tiempo fallecieron y la sucesión de la causa carlista
pasó a su hermano Juan de Borbón (Juan III), cuarto monarca del carlismo.
A finales de abril, al conocer éste el manifiesto de abdicación de sus her-
manos, lo quemó y reclamó el trono a las Cortes exigiendo además la abdi-
cación de Isabel II. No obstante, después lanzó un manifiesto (20-09-1860)
que sorprendió a todos, declarando haber abrazado la causa liberal y ala-
bando sus excelencias en progreso y libertad. Esto le llevó a elogiar a Víc-
tor Manuel II de Saboya, a reconocer a Isabel II y a su adhesión al sistema
constitucional24. Dos años después, desde el mes de junio de 1862 hasta la
23 El hijo del general Ortega, teniente de Caballería, que se había distinguido en Marrue-
cos, pidió en vano a la Reina que aplicase el derecho de gracia. Sin embargo, al ayu-
dante Cavero, primo de la emperatriz Eugenia de Montijo, le fue perdonada la vida.
Los Cavero se distinguían por elegir casi siempre el partido político equivocado.
24 La enérgica segunda esposa portuguesa de Carlos María Isidro, María Teresa de Bra-
ganza, princesa de Beira, dio entonces los pasos decisivos para salvar a la causa car-
lista del descrédito y la desintegración. Ante los desplantes liberales de su sobrino e
hijastro Juan III, le escribió una carta muy dura, en la que negó su legitimidad por
haber traicionado los principios, le destituyó como rey y pretendiente por haber abdi-
cado, y no le dejó más salida que retractarse o abdicar en el propio primogénito de éste,
116 GUILLERMO G. CALLEJA LEAL
32 Gavilla de perdidos llamaba fray Cirilo a los carlistas que pretendían la victoria cuan-
do ya no tenían opción a nada. La misma victoria que había deseado cuando era cape-
llán y consejero de Carlos María Isidro en el cuartel general de Estella.
MADRID: DE LA NOCHE DE SAN DANIEL AL CUARTEL DE SAN GIL 119
33 DE LA CIERVA, Barcelona, 1990, pp. 332-333. La Reina tuvo que aplazar el viaje al
año siguiente por la muerte de su hija la infanta Concepción.
120 GUILLERMO G. CALLEJA LEAL
existía una tensión creciente que afectaba a los españoles residentes y a los
intereses nacionales.
De todas las empresas realizadas en el exterior durante este período, la
de Méjico fue la mejor y más rápidamente resuelta, y el pretexto consistió
en la reclamación del pago de su deuda exterior. Tras la firma de los con-
venios de 1847 y 1851, la desdichada embajada de Joaquín Francisco
Pacheco había tomado parte en las querellas internas mejicanas apoyando al
presidente Miguel Marimón34, de ahí que el embajador español fuera expul-
sado al triunfar Benito Juárez. Luego, a partir del otoño de 1858, la cues-
tión mejicana se convirtió en un problema internacional, afirmando Napo-
león III que en Méjico se precisaban un ejército, millones y un príncipe35.
El general Prim, conde de Reus, fue nombrado (01-01-1861) agente
diplomático y general en jefe de las fuerzas expedicionarias que debían
embarcar en La Habana y conducir a Veracruz. Aceptó el mando por cono-
cer el problema a la perfección, ya que su esposa era mejicana y pariente de
un ministro de Juárez; y además, porque quería impedir que cuando acaba-
ra la guerra de Secesión, EE.UU. prosiguiera sus proyectos de anexión, con-
sumados en parte al haberse apoderado de inmensos territorios al norte del
río Grande. Sin embargo, el general Serrano, Capitán General de Cuba, que
ya había logrado con éxito la anexión de Santo Domingo, al conocer el
nombramiento y la misión de Prim, se adelantó a éste enviando a Veracruz
al mariscal de campo Manuel Gesset al frente de un ejército compuesto por
tres regimientos de tres batallones (Nápoles, del Rey y Cuba), los batallo-
nes de Bailén y de la Unión, dos escuadrones, dos baterías de campaña, tres-
cientos artilleros y doscientos ingenieros; empleando para su traslado la
36 La escuadra estaba formada por seis buques de hélice, seis vapores de ruedas, un trans-
porte de hélice, dos de vela y diez mercantes varios.
37 ALONSO, 1974, p. 338.
38 MIQUEL Y VERGÉS, José Luis: El general Prim en España y en Méjico. México, 1949.
39 ALONSO, 1974, p. 338.
122 GUILLERMO G. CALLEJA LEAL
reconoció al emperador y exigió a Francia la retirada de sus tropas, lo cual hizo Napo-
león III (1866). Maximiliano se quedó solo, con sus valientes e insignificantes tropas
conservadoras, frente a las fuerzas juaristas con el apoyo de EE.UU. Carlota regresó a
Europa y se humilló ante Napoleón III para suplicarle que mantuviera su ejército en
Méjico, y enloqueció en Roma cuando invocaba la protección papal. Destrozadas las
tropas imperiales en Querétaro, Maximiliano cayó prisionero (15-05-1867) y fue fusi-
lado (19-06-1867) en el Cerro de las Campanas junto a los generales Miguel Marimón
y Tomás Mejía. Poco después, Juárez entró triunfal a Ciudad de Méjico (15-07-1867).
En cuanto a Prim, que tantas veces había ofrecido su espada y su lealtad a Isabel II,
por entonces se lanzaba una y otra vez contra su trono.
43 El general Zabala, conde de Paredes de Nava y marqués de Sierra Bullones, fue nom-
brado muy poco después ministro de Marina y, más tarde, capitán general.
124 GUILLERMO G. CALLEJA LEAL
de El Callao. Allí se reunió con ella Méndez Núñez, que se encontró con
una doble sorpresa transmitida desde Madrid: su ascenso a brigadier45 y su
nombramiento como jefe de la escuadra del Pacífico. Luego, ordenó la con-
centración de sus mejores unidades frente al puerto chileno de Valparaíso:
seis fragatas, una goleta y tres vapores auxiliares.
Situada la escuadra frente a la bahía de Valparaíso, comprobó que en el
puerto había barcos de guerra y mercantes de Inglaterra y EE.UU. en acti-
tud disuasoria, por lo que Méndez Núñez solicitó instrucciones a Madrid y
luego puso la escuadra rumbo a las islas del Sur. Allí, los barcos españoles
persiguieron a una flota chilena formada por naves de escaso calado a las
órdenes del mencionado capitán de navío Arturo Prat, un gran marino como
el español, que se dejó encerrar más allá de los bajos de Abtao para que
varasen los buques españoles de mayor calado. Pero la escuadra no cayó en
la trampa, disparó unos cañonazos de intimidación y salió de aquellos difí-
ciles estrechos navegando hacia Valparaíso.
La estación naval española en el Río de la Plata sirvió de enlace entre la
escuadra y Zabala (entonces ministro de Marina) quien comunicó a Méndez
Núñez la orden absurda: Más vale sucumbir con gloria en mares enemigos,
que regresar a España sin honra ni vergüenza. El brigadier contestó (24-03-
1866): Destruiré Valparaíso aunque sea preciso combatir con las escuadras
británica y norteamericana, que están aquí reunidas; y los barcos de su
majestad católica se hundirán en estas aguas antes de regresar a España
deshonrados. Realizaré de esta manera lo que la reina, el gobierno y el país
desean: esto es, primero honor sin Marina que Marina sin honor46.
Méndez Núñez intentó solucionar las diferencias con Chile de forma
amistosa, pero no fue posible. Aunque el almirante norteamericano y el bri-
tánico le advirtieron que combatirían ante cualquier acto hostil, el bravo
marino español no se amilanó y envió un falucho con bandera blanca para
avisar al mando chileno, con cuatro días de antelación, que iba a bombar-
dear la ciudad. Con la Numancia en el centro del ataque, la escuadra avan-
zó lentamente hacia el interior de la bahía que se abre por la derecha, vista
desde la mar, en el alto promontorio artillado y se pierde enfrente de las sua-
ves playas de Villa del Mar47. A las nueve horas del día señalado (31-03-
1866), los cañones de la escuadra abrieron fuego batiendo con excelente
puntería los edificios oficiales, y también acallaron las baterías enemigas.
Satisfecho el orgullo de España, sin que las asombradas escuadras extranje-
ras osaran frenarle, Méndez Núñez ordenó a su escuadra poner rumbo al
norte, siendo arrastrada por la fría corriente de Humboldt hacia el puerto
peruano de El Callao, considerado entonces como el mejor baluarte de la
costa americana del Pacífico.
En opinión de Pedro Novo y Colson, la toma de las Chinchas fue una
agresión injustificada y arbitraria y el bombardeo de Valparaíso la culmi-
nación de una acción política que parecía guiada por el disparate48. Según
José Ramón Alonso49, el brigadier y jefe de la escuadra tuvo que realizar
aquel acto estremecedor ante las fortificaciones de El Callao para que él,
sus hombres y su escuadra no fueran acusados de cobardes por haber bom-
bardeado un puerto con tan escasas defensas como el chileno.
La escuadra española estaba integrada por siete unidades navales: una
goleta y seis fragatas, de las que sólo la Numancia era blindada, pues el
resto eran buques de madera variadamente artillados y protegidos50. Tras
aproximarse y reconocer la costa, Méndez Núñez advirtió al gobierno de
Lima sobre sus intenciones y escogió la festividad patriótica del 2 de mayo
para el ataque (considerado suicida por los peruanos), sabiendo que le
aguardaban las poderosas y recién instaladas baterías costeras de trescien-
tas y quinientas libras. Pese a todo, a las once y media de la mañana se ini-
ció el combate. La Numancia, con la Blanca y la Resolución a los flancos,
avanzó hacia los fuertes mejor artillados. La Berenguela y la Villa de
Madrid, por su parte, atacaron los cañones emplazados al norte del espigón,
mientras la fragata Almansa y la goleta Vencedora quedaban en reserva.
Minutos antes del mediodía, los cañones de la Numancia abrieron fuego y
una granada peruana alcanzó a la Villa de Madrid causando unas cuarenta
bajas. Algún barco se aproximó tanto a los fuertes que rozó fondo51.
52 Entre los muertos del histórico combate de El Callao figuraron el coronel Gálvez,
ministro de Guerra y Marina peruano, y el coronel Zabala, hermano del entonces
ministro español de Marina.
53 Se llamó Plaza de El Callao a la abierta entre la insana red de callejas que nacían del
recodo de la calle de Preciados; y Avenida del Pacífico, a la que conducía de la glo-
rieta de Atocha al Puente de Vallecas.
128 GUILLERMO G. CALLEJA LEAL
Por último, tan sólo añadir que la escuadra tuvo que regresar a vela por
falta de carbón y creó un descontento político que se reflejará en la suble-
vación de Cádiz (18-09-1868). La magnífica fragata Numancia completó su
gesta, siendo el primer buque blindado en la historia naval que se arriesgó
a dar la vuelta al mundo al regresar a España54, lo cual hizo escribir a Gal-
dós: Cuando a uno se le pierde el alma tiene que dar la vuelta al mundo
para encontrarla55. España no estaba perdiendo el alma, pero sí todos los
resortes de la paz interior, unido al descontento creciente en el Ejército.
* **
62 El marqués de la Vega de Armijo era sobrino de doña Manuela, esposa del general
O’Donnell. La Reina no aprobaba su nombramiento pero accedió ante las presiones del
duque de Tetuán. Fue la llamada Crisis de doña Manuela. Desde entonces, Isabel II
preparó su venganza celebrando públicas conversaciones con Prim y Cortina (los pro-
gresistas más adictos a la Corona), aunque el partido progresista estaba desmantelado
por la Unión Liberal. Le ofreció el poder al general Prim si lograba hacerse con la jefa-
tura del progresismo desbancando a Salustiano Olózaga.
63 Ver nota nº 10.
MADRID: DE LA NOCHE DE SAN DANIEL AL CUARTEL DE SAN GIL 131
64 Miraflores disolvió las Cortes y convocó elecciones generales para el mes de octubre.
Sin embargo, dictó en el verano una circular a los gobernadores (captada y muy difun-
dida por los progresistas) restringiendo mucho el derecho de reunión y propaganda
electoral de izquierdas. Olózaga hizo público su famoso manifiesto (08-09-1863) en el
que anunció el retraimiento y por tanto la incompatibilidad del partido progresista con
el régimen y el trono, concluyendo que el partido progresista se retira por completo
de la vida pública. Al comprobar Prim que la corriente del partido se desviaba hacia
la rebeldía y que Olózaga le cerraba el camino político, decidió la otra vía normal del
siglo XIX para ocupar el poder: el pronunciamiento. A partir de entonces se dedicó a
conspirar en los círculos militares y jamás volverá a desenvainar la espada por la
Reina, sino contra ella.
132 GUILLERMO G. CALLEJA LEAL
72 Ibidem. p.42.
73 FERNÁNDEZ DE CÓRDOBA, 1966, vol. II, p. 325.
74 AZAN, Paul: La Légion Etrangère en Espagne, 1835-39. París, 1909, p. 46.
75 FERNÁNDEZ DE CÓRDOBA, 1966, I, p. 180.
MADRID: DE LA NOCHE DE SAN DANIEL AL CUARTEL DE SAN GIL 137
79 Se consideraban intocables aquellos bienes del Real Patrimonio que estaban vinculados
expresamente a la Corona, por ejemplo: el museo del Prado, el monasterio de El Esco-
rial, los palacios reales y los reales sitios. Sin embargo, había bienes que se habían ido
acumulando al Patrimonio a través de los siglos y cuya situación imprecisa parecía per-
mitir su libre disposición, si se llegaba a un acuerdo entre la Corona, el Gobierno y las
Cortes. Es lo que pretendía Narváez tras consultar a eminentes juristas.
80 Entre los bienes enajenables del Real Patrimonio había algunos tan tentadores como:
grandes zonas del Bajo Retiro, entre el parterre y el Salón del Prado, desde la calle de
Alcalá al Jardín Botánico, donde ya se había iniciado la construcción de un barrio aris-
tocrático y se gestaba la especulación del suelo.
81 Castelar era el director de La Democracia y catedrático de Historia de la Universidad
Central.
MADRID: DE LA NOCHE DE SAN DANIEL AL CUARTEL DE SAN GIL 139
tigos indignados por la represión ejecutada por las fuerzas del orden. El
mencionado periódico publicó asimismo las siguientes noticias: En el hos-
pital Princesa falleció un niño de nueve años a consecuencia de una heri-
da que recibió por la espalda (catorce serán los muertos por los hechos ocu-
rridos en la Noche de San Daniel) y los presos, que pasan de cien, están
sometidos a una comisión militar (serán en total ciento sesenta presos,
según fuentes posteriores). Entre todas las noticias de prensa, merece espe-
cial mención la aparecida en La Discusión (13-04-1865): El lunes, un indi-
viduo fue conducido al Principal, a quien se le cortaron los dedos de una
mano en el momento de prenderle. Su delito, según parece, el curiosear por
la Puerta del Sol.
parado y que sobrepasaría los excesos de 1854, pues acabaría con el trono
y, quizás, con la vida de toda la Familia Real. Al día siguiente, Isabel II,
hundida y sin decir palabra, firmó ante el Consejo de Ministros88.
O’Donnell disolvió las Cortes (10-10-1865) y convocó elecciones para
el 1 de diciembre. El ministro de la Gobernación las preparó para que hubie-
ra mayoría gubernamental en el Congreso y en el Senado. Los grupos mode-
rados transigieron al ofrecérseles cuotas más amplias; pero los neocatólicos,
progresistas y demócratas, a quienes se trató de barrer de las Cortes, des-
plegaron una descomunal ofensiva política. Los progresistas, lanzados a la
conspiración, celebraron su asamblea (29-10-1865) en el circo Price de la
Plaza del Rey: Olózaga fue ovacionado al proclamar la incompatibilidad
entre el progresismo y el trono; Castelar y Pi pidieron entre aclamaciones la
reafirmación del retraimiento; y Madoz fue abucheado al proponer la parti-
cipación electoral. En cuanto a Prim, pese a sus promesas a O’Donnell, se
sumó al retraimiento y refiriéndose a los "obstáculos tradicionales" (el
trono) declaró: Si hay obstáculos, los arrollaré. Se creó un nuevo organismo
supremo en el partido, el comité central, integrado por Espartero (que no se
movió de Logroño), Olózaga, Prim y Madoz; y quedaron divididos los pro-
gresistas en dos bandos: los revolucionarios y los contrarios al retraimiento.
Al celebrarse en el Senado la apertura de las nuevas Cortes (27-10-
1865), Serrano, nombrado presidente de la Alta Cámara por designación
real, recibió a Isabel II y la condujo hasta el trono. Allí la Reina leyó el Men-
saje de la Corona, en el que (pese a las objeciones que puso el duque de
Tetuán) declaró: Motivos de diversa índole, fundados en los intereses y sen-
timientos permanentes de la nación, me han impulsado a reconocer el reino
de Italia. Este reconocimiento no ha podido enturbiar mis sentimientos de
89 Claret marchó a Roma (25-10-1865) y fue recibido por Pío IX (06-11-1865). El Papa,
que había recibido una carta desgarradora de la Reina rogando la vuelta de su confe-
sor, le pidió que lo hiciera y le dio una carta para Isabel II con su perdón, por tanto
dejaba de estar excomulgada. No obstante, pidió que en el Mensaje de la Corona se
mencionara que el reconocimiento político del reino de Italia, no implicaba la nega-
ción de los derechos ni del primado del Papa. O’Donnell manifestó a Isabel II que tal
declaración acarrearía la revolución, pero ella no cedió: Si por decir esto ante las Cor-
tes viene la revolución, tu deber será defenderme de ella, y si no lo haces, yo misma
me pondré al frente de mis soldados.
90 ESPANTALEÓN y PORDOMINGO, Art. cit., p. 34.
MADRID: DE LA NOCHE DE SAN DANIEL AL CUARTEL DE SAN GIL 149
91 Los regimientos de Alcalá de Henares fueron los que dieron la victoria al pronuncia-
miento de 1854.
150 GUILLERMO G. CALLEJA LEAL
92 En Alcalá de Henares, un capitán leal a Prim recibió sus órdenes por la tarde, pero
creó tal estado de confusión que los regimientos no llegaron a sublevarse.
93 Hubo también un regimiento que se levantó en Zamora, pero no llegó a salir de la
ciudad.
94 Una tercera columna al mando del general Concha se incorporó también a su per-
secución.
MADRID: DE LA NOCHE DE SAN DANIEL AL CUARTEL DE SAN GIL 151
Zabala llegó con su columna a Villarejo, pero Prim, con sus dos regi-
mientos deshechos por numerosas deserciones, ya había escapado camino
de La Mancha por Aranjuez. En cuanto al regimiento de Infantería de Bur-
gos que había tomado posiciones en las proximidades de la Puerta de Tole-
do, el duque de Gor ordenó retirada y regresó a Leganés tan silenciosamen-
te como había llegado, pretextando que tan sólo se había tratado de unas
maniobras rutinarias.
Reunido el Congreso para debatir el Mensaje de la Corona (04-01-
1866), O’Donnell condenó a Prim declarando: El pronunciamiento ha man-
chado el honor del uniforme y hay que lavar con sangre la mancha (quizás
no advirtió que lo mismo pudo haberse dicho de él durante la sangrienta
Vicalvarada del 54), y solicitó poderes extraordinarios para reprimir la
intentona, que le concedieron. Así pues, se decretó el estado de sitio en todo
el territorio de Castilla la Nueva, al mando del capitán general Isidoro de
Hoyos, siendo detenidos en Valladolid el general Pierrad y el coronel Gra-
mindes, ayudante de Prim, aunque éste después lograría fugarse. Las medi-
das adoptadas fueron estrictas y la censura muy severa, por lo que los perió-
dicos anunciaron una serie de acciones desde sus páginas (dejar en blanco
páginas enteras e introducir comentarios sarcásticos) hasta que se levantara
el régimen de excepción95. La censura alcanzó hasta la propia prensa minis-
terial, y varios periódicos fueron suspendidos (10-01/02-02-1866), entre
ellos, La Iberia. Además, se ordenó el cierre de los cafés a las doce de la
noche y efectivos militares disolvieron las tertulias del Ateneo y del Casino
de San Jerónimo. Cabe añadir que en Aragón también se declaró el estado
de sitio.
Las tres columnas del Gobierno persiguieron a Prim (04/08-01-1866),
pero éste huyó por Madrilejos, Villarta y Urda, alojando a sus escasos sol-
dados en su castillo de los Montes de Toledo. A partir de entonces, la per-
secución continuó pero sin muchas ganar de apresarle, ya que Prim preten-
día huir a Portugal y el pronunciamiento había fracasado por completo. El
general rebelde hizo un breve descanso en el pueblo Frenegal de la Sierra y
consiguió acercarse sin ningún impedimento a la frontera. Finalmente, tras
otra solemne proclama (20-01-1866), entró en Portugal con los pocos que
quisieron seguirle.
104 Es más que posible que la sublevación hubiera vencido si Prim se hubiera puesto al
frente del pronunciamiento. Demostró con ello ser mejor conspirador que ejecutor. Su
alejamiento de los sucesos fue juzgado después por sus seguidores como un acto
injustificable de cobardía.
105 El cuartel de Artillería de San Gil, ubicado en la actual Plaza de España, tenía tres
regimientos con más de dos mil soldados y treinta piezas de artillería. En cuanto al
cuartel de Infantería, estaba en la Montaña del Príncipe Pío (de ahí que se llamara
Cuartel de la Montaña), donde hoy está el Parque de la Montaña.
MADRID: DE LA NOCHE DE SAN DANIEL AL CUARTEL DE SAN GIL 157
106 El capitán Hidalgo, del cuartel de San Gil, había abandonado el servicio activo para
dedicarse a la política con el partido progresista y fue comisionado para dirigir el pro-
nunciamiento de los sargentos.
107 Hidalgo fundó la logia masónica Robespierre con los sargentos del cuartel de San Gil.
108 En el motín del cuartel de San Gil, los sargentos mataron a doce jefes y oficiales.
158 GUILLERMO G. CALLEJA LEAL
Artillería del Retiro antes de que los sargentos de este cuartel pudieran suble-
varse, pudiendo así controlar la situación. Así pues, el plan de la sublevación
falló desde el principio, precisamente por estar basado en el factor sorpresa.
En el mismo momento en que el duque de Tetuán recibía a los dos ofi-
ciales, los sargentos del cuartel de San Gil divisaron una patrulla de la Guar-
dia Civil que les cerraba el paso junto a la calle Ancha de San Bernardo, y
para quitársela de en medio, los rebeldes dispararon varias granadas que
resonaron en todo Madrid alarmando a la población. Aquellas granadas
estallaron muy cerca del palacio de Montemar y su estruendo despertó a
Narváez, que al imaginar lo que sucedía, se puso el uniforme y, embozado
en amplia capa, marchó hacia el Palacio Real con su ayudante para defen-
der a la Reina a través del laberinto de callejas que rodean la plaza de los
Mostenses, dando así un gran rodeo para no acercarse demasiado al San Gil,
y en el cruce de San Bernardo con la calle del Rey, les recogió una patrulla
de la Guardia Civil que les dio escolta. Zabala también se despertó sobre-
saltado, salió de su palacio de Oñate, en la plaza de la Villa, se reunió con
su ayudante y los guardias que custodiaban el Ayuntamiento, y todos juntos
marcharon en dos coches calle Mayor abajo hacia el Palacio Real, donde el
general ministro organizó la defensa con los alabarderos y la compañía de
Infantería allí destacada por previsión de O’Donnell.
El general Prim sólo logró sublevar a los regimientos de San Gil y no al
resto de los regimientos comprometidos, y además, el movimiento estuvo
muy mal apoyado por las barricadas civiles; por tales motivos, fue un alza-
miento condenado a estancarse. Una hora después del motín en San Gil, los
generales O’Donnell, Narváez y Zabala estaban tomando las medidas opor-
tunas para hacer frente a la revuelta. Además, el duque de Tetuán envió sus
enlaces a éstos y al resto de los generales que se habían ofrecido a combatir
como capitanes de producirse el levantamiento: los citados Narváez y Zaba-
la, Serrano, Concha, Pavía y Lacy, Ros de Olano y Echagüe. Todos ellos salie-
ron de inmediato hacia los destinos que O’Donnell ya les había asignado.
Las tropas sublevadas ametrallaron la Puerta del Sol, defendida por la
Guardia Civil desde las ventanas de Gobernación, y avanzaron hasta la
plaza de Bilbao para rodear el Ministerio de la Guerra109; y algunos desta-
camentos fueron a la Puerta de Bilbao para armar y encuadrar a los mili-
cianos de los barrios de la zona norte de Madrid.
110 Al ser informada Isabel II sobre los acontecimientos, rompió a llorar emocionada por-
que, excepto Prim, todos sus generales (algunos de ellos ancianos) estaban arriesgan-
do sus vidas por ella combatiendo con ardor en las ensangrentadas calles de Madrid.
160 GUILLERMO G. CALLEJA LEAL
cayeron ante una verdadera lluvia de plomo, y aquellos que intentaron esca-
par a la desbandada fueron tiroteados por la espalda, pues el duque de Valen-
cia y su ayudante acababan de llegar con la patrulla de la Guardia Civil. El
general Narváez, a sus sesenta y siete años, quiso entonces repetir su hazaña
de Mendigorría111 y cayó herido envuelto en sangre; sin embargo, su acción
hizo creer a la guardia de palacio que una fuerza mayor había acudido en su
auxilio, realizando una salida arriesgada ante la que se rindieron casi un
millar de milicianos.
Deshecho aquel ataque de las fuerzas milicianas, O’Donnell decidió
permanecer en palacio por el momento; mientras tanto, militares y civiles
rebeldes, ávidos de triunfo, aunque con fallos de organización, se habían
hecho fuertes en la plaza de Santo Domingo, el paseo de Leganitos y la
cuesta del Duque de Osuna. Sin embargo, Serrano decidió entrar en acción
y tras solicitar el debido permiso a O’Donnell y cuadrarse ante Narváez,
partió con varios soldados para inspeccionar las fuerzas enemigas de la
plaza de Santo Domingo, que constituían la amenaza principal para el Pala-
cio Real. Tras subir por la cuesta de Santo Domingo hasta la plaza, pudo
escuchar tras un muro la conversación de unos sargentos muy inquietos por-
que los regimientos comprometidos del cuartel de la Montaña seguían inde-
cisos en cuanto a tomar el Palacio Real y secuestrar a la Reina. A su regre-
so, informó a O’Donnell sobre tan importante noticia y le expuso un plan
muy arriesgado que consideraba necesario, y que éste aceptó a duras penas.
111 La batalla de Mendigorría se decidió del lado isabelino cuando Narváez, completa-
mente solo, se arrojó en medio de un regimiento carlista, cayendo gravemente herido
al recibir varias heridas cerca del corazón. Terminado el combate, Narváez fue reco-
nocido por los alabarderos, quienes le llevaron en volandas hasta la primera habitación
de mayordomía, donde se le practicó una cura de urgencia. La Reina fue a verle para
darle ánimos, pero le halló inconsciente debido a la hemorragia que había sufrido.
MADRID: DE LA NOCHE DE SAN DANIEL AL CUARTEL DE SAN GIL 161
112 La plaza y la entonces puerta de Bilbao estaban en el barrio de Maravillas, que tomó
el nombre del mercado allí ubicado. Debido a la calle de Manuela Malasaña, heroína
de la guerra de la Independencia, hoy muchos dicen barrio de Malasaña, cuando lo
correcto es que digan barrio de Maravillas.
162 GUILLERMO G. CALLEJA LEAL
116 El arzobispo Claret salió de su residencia hacia la cercana plaza de Antón Martín. Allí
socorrió a los heridos de ambos bandos contendientes.
117 O’Donnell, al tomar el poder después de la Noche de San Daniel, había restablecido
en su cátedra a Castelar. Por ello, le indignó que le protegiera la Reina, salvándole de
un fusilamiento seguro.
164 GUILLERMO G. CALLEJA LEAL
logrado un gran triunfo, ya que los amotinados contaban con tres batallo-
nes de las mejores tropas, veintiocho piezas de artillería y ochenta mil fusi-
les a su disposición para armar a los paisano; puso en duda la representa-
tividad del Gobierno; y declaró la necesidad de cambios políticos en la
dirección del país para salvarlo de la situación en que se hallaba.
Aquel mismo día, el Senado condenó igualmente a ambos partidos
como instigadores de la revolución abortada, y el senador Caralange pidió
el apoyo a todas las medidas que adoptara el Gobierno, aunque creyó nece-
sario retirar algunos puntos del anteproyecto referentes a la suspensión de
las libertades constitucionales, por entender que alarmaban sin fundamento
a la opinión pública. No obstante, O’Donnell se negó en rotundo estimando
que la revolución vencida tenía que disculparse118.
El relato sobre las primeras víctimas de la insurrección se publicó el
mismo día del alzamiento en La Correspondencia (22-06-1866, 2ª edición),
haciéndose referencia a los jefes y oficiales que intentaron disuadir a los
sargentos amotinados en el cuartel de San Gil y que murieron en el Cuarto
de Banderas: Podemos decir que la Guardia Civil ha tenido más de cien
muertos y el ejército muchos más. No han sufrido menos los paisanos ante
la certera artillería de los leales. Y añadió a continuación: Los militares que
han sido heridos hasta hoy a las cuatro de la tarde, ascienden a 285 y los
paisanos a 85, todos jornaleros, menos un estudiante. En cuanto a la cifra
oficial de los muertos de las tropas gubernamentales, el día 22 se registra-
ron cincuenta y ocho fallecimientos en total, entre los que se encontraba don
Ángel Caballero de Rodas, ayudante de la reina Isabel II.
El Diario Español, órgano oficial del partido de la Unión Liberal, ter-
giversa algunos datos sobre los sucesos y señala respecto a los soldados
amotinados (22-06-1866): Los heridos y muertos en el cuartel de San Gil
ascienden a 200 y los prisioneros a 500. Estos intentos en minimizar los
hechos reales, en contraste con otros medios de prensa, así como las ala-
banzas que prodigada a sus jefes inmediatos, constituían la política de este
periódico, que además procura resaltar a los heridos con nombre, destacan-
do las heridas sufridas por Narváez entre el Palacio Real y el Ministerio de
Marina, como también los grandes riesgos padecidos por O’Donnell119.
118 El Gobierno cerró indefinidamente los principales periódicos progresistas y demó-
cratas: La Nación, La Democracia, La Iberia, Las Novedades, La Discusión, Gil Blas
y La Soberanía Nacional.
119 Eco del País (24-06-1866) aventuró la maliciosa sospecha de que Narváez no había
caído herido, a lo que respondió el duque de Tetuán: Ha sido herido porque se puso
al alcance de las balas, donde de seguro no han estado los que ahora le critican.
166 GUILLERMO G. CALLEJA LEAL
Epílogo
127 ROMANONES, conde de: Un drama político, Isabel II y Olózaga. Madrid, 1941,
p. 144. Desde su caída del poder, y durante veinticinco años, Salustiano Olózaga fue
constante ariete del progresismo contra la monarquía. Fue él quien decidió que Prim
fuera la espada del progresismo.
128 ALMAGRO, 1968, I, p.14. Al ser nombrado capitán general el conde de Cheste en
1867, volvieron a ser ocho los de tal graduación, contando al rey consorte, al duque
de Montpensier y al infante don Sebastián.
129 Salustiano Olózaga, tras servirse de Prim para deshacerse de Espartero, trataba de
emplear al general Carlos de la Torre para eliminarle políticamente.
130 Paul Lafargue. Socialista francés, aunque nacido en Cuba (1842-1911), era yerno de
Karl Marx. Fue promotor, con J. Guesde, del Partido Obrero francés (1880). Preparó
y dirigió el Congreso Internacional Socialista de París (1889). Fue secretario de la
Internacional Socialista para España.
MADRID: DE LA NOCHE DE SAN DANIEL AL CUARTEL DE SAN GIL 171
demócratas, aliados civiles con los que Prim había antes pactado el derro-
camiento de Isabel II, dejando la definición del futuro régimen a unas Cor-
tes Constituyentes134.
En la reunión celebrada por los progresistas en Ostende (agosto 1868),
el marqués de los Castillejos fue nombrado presidente del Comité Revolu-
cionario y se decidió destruir todo lo existente. El manifiesto fue firmado
por cuatro generales: Prim, Contreras, Milans del Bosch y Pierrard; y tam-
bién por tres civiles: Sagasta, Becerra y Carlos Rubio. Convertido en espa-
dón, Prim marginó a la coalición antidinástica, confiado en destronar a la
Reina con un golpe militar no subordinado a los acuerdos con los demócra-
tas y progresistas civiles.
El almirante unionista Topete sublevó en Cádiz a la Marina y el tenien-
te general Rafael Primo de Rivera a las fuerzas de San Fernando (18-09-
1868). Los marinos enviaron un buque en busca de Serrano y los generales
desterrados en Canarias; y Prim anticipándose, llegó de Londres vía Gibral-
tar, recorrió la costa sublevando los puertos y liberó en Ceuta a los sargen-
tos encarcelados del cuartel de San Gil135. Serrano y sus compañeros se
unieron a las tropas sublevadas (20-09-1868) con toda la liturgia de los pro-
nunciamientos y el manifiesto España con Honra. Cuando el ejército de
Andalucía al mando de Serrano avanzaba hacia Madrid, tuvo lugar la bata-
lla de Alcolea (28-09-1868), en la que el ejército gubernamental a las órde-
nes de Novaliches fue derrotado tras doce horas de combate136. Serrano se
encontró en Pinto con el general vencido, que como no podía hablar al tener
la mandíbula destrozada por un casco de metralla, le abrazó y escribió:
Admiro a mis vencedores137.
Mientras Prim se encargaba de levantar Cataluña y el litoral mediterrá-
neo, Serrano incorporó los soldados derrotados a sus tropas y prosiguió su
134 Los unionistas también preferían aliarse con Prim que con los demócratas republica-
nos, enemigos de su candidato Montpensier. En cambio, Olózaga temía el militaris-
mo y prefería la alianza con los demócratas que podrían crear un movimiento civil
fuerte capaz de contener el poder militar.
135 Los sargentos liberados fueron ascendidos por Prim a alféreces, confiándoles su guar-
dia personal.
136 Historia de las Fuerzas Armadas, 1983, vol. II, p. 119. En Alcolea, Novaliches dis-
ponía de cañones Krupp de retrocarga, modernos y de reciente adquisición, mientras
que la artillería de Serrano era de bronce rayada. El mal empleo de los Krupp, que
eran de mayor alcance, pero colocados a la distancia que podía hacer efecto sobre ella
el fuego enemigo, fue una de las causas de la victoria de Serrano.
137 ALONSO, 1974, p. 348.
MADRID: DE LA NOCHE DE SAN DANIEL AL CUARTEL DE SAN GIL 173
En el puente de Alcolea
la batalla ganó Prim.
ALONSO, José Ramón: Historia Política del Ejército Español. Madrid, 1974.
ANÓNIMO: El general don Pedro Santana y la anexión de Santo Domingo
a España. Madrid, 1862.
Anales desde 1843 hasta la conclusión de la actual guerra civil. Madrid, 1876.
ARTOLA, Miguel: La burguesía revolucionaria. Madrid, 1973.
AZAN, Paul: La Légion Etrangère en Espagne, 1835-39. París, 1909.
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en la historia universal. Barcelona, 1927.
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de Isabel II. Cartas transcendentales dirigidas a don Amadeo. Madrid, 1873.
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Gobierno de S.M. Opúsculo cuarto que contiene las esposiciones del M.V.
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Gil". Revista Historia 16, Año V, nº 53. Madrid, septiembre de 1980.
FERNÁNDEZ ALMAGRO, Melchor: Historia Política de la España Con-
temporánea. Madrid, 1968.
175
Leopoldo O´Donnell
186 GUILLERMO G. CALLEJA LEAL
EL FONDO DE FRANQUICIAS POSTALES MILITARES
EN EL MUSEO DEL EJÉRCITO DE MADRID
Introducción
NTRE los ricos y numerosos fondos que posee el Museo del Ejérci-
El sistema de grabar sobre piedra fue inventado entre 1796 y 1798 por
el checo Aloysius Senefelder, músico y libretista que quería imprimir sus
propias obras. Su descubrimiento, a grandes rasgos, consistió en desbastar
una piedra muy rica en ácido carbónico y tierra calcárea, dibujar con tinta
grasa y atacar la piedra con ácido nítrico, que combate el ácido carbónico
haciendo soluble la tierra calcárea de la piedra, razón por la que los cuerpos
grasos quedan como únicos opuestos.
Esta técnica ha sido muy utilizada en la filatelia, sobre todo en el sello
"clásico", como el primer sello español, "el seis cuartos" de Isabel II emiti-
do en 1850, o nuestra colección de franquicias. No hay más que recordar
que la primera litografía se había inaugurado en España en 1826 y se puede
decir que el sistema estaba en pleno auge.
La colección del Museo está formada mayoritariamente por bloques de
cuatro, por lo que las emisiones se produjeron, como es habitual en filate-
lia, en pliegos.
Esta producción en pliegos es imposible de realizar con un único sello
grabado, ya que sería casi imposible colocar con precisión todos los ejem-
plares juntos, así como tampoco es posible hacer grabado por grabado y que
salgan todos igual. Por ejemplo, si un pliego tuviera treinta ejemplares, a
ningún grabador le sería posible realizar treinta grabados exactamente igua-
les ni tampoco que le cuadrasen.
Para poder realizar la emisión en pliegos se utiliza una técnica plano-
gráfica, cuya principal característica es su transporte mediante un papel
especial, conocido como papel reporte, que es un papel no poroso que tiene
la propiedad de recoger, por simple presión, la tinta grasa de una superficie
y trasladarla a otra dispuesta para recibirla. De esta manera se formará lo
que se conoce como bloque reporte, que contendrá tantos sellos como se
haya previsto de antemano (treinta, cincuenta,…). Por medio del papel se
traslada el dibujo a la plancha tantas veces como sea necesario hasta com-
poner la hoja. Una vez logrado es entintado y se produce la emisión.
Ahora bien, este proceso es el que puede provocar, por distracción del
operario que lo ejecuta, el transporte de un sello boca abajo o invertido. Son
los ejemplares que se denominan en filatelia como "tete beche" (cabeza
abajo), siendo ejemplares extraordinariamente raros y muy buscados por los
filatélicos.
Otros ejemplos notables en la colección son los denominados "bloques
puente", que unen, por medio de papel blanco, dos o más franquicias que
pueden ser distintas o iguales. Los ejemplos contenidos en la colección
demuestran que se utilizó una piedra para imprimir varias franquicias dis-
194 ENRIQUE PÉREZ PÉREZ
tintas, por grupos, separadas únicamente por un espacio sin imprimir, que
en el papel dé la impresión que queda en blanco. Gracias a la existencia de
estos ejemplos hoy podemos reconstruir los diferentes grupos de emisión.
Estos ejemplares en "puente" cobran importancia únicamente al estar
unidos en bloque, ya que la franquicia suelta, unida a un papel blanco sin
impresión, carecería de importancia, puesto que podría ser el borde sobran-
te del papel que siempre se deja en la impresión de los sellos y por ello no
significaría nada. En el caso de la colección, todos los ejemplares existen-
tes, tanto dentados como en su variedad sin dentar, se han mantenido en blo-
que, y las franquicias rodean el papel blanco no emitido tanto en sentido
vertical como horizontal o en ambos sentidos, por lo que se puede recons-
truir la forma de emisión y los distintos grupos en que se realizaron.
Cazadores de Infantería
Cazadores de Caballería
-Santiago
Regimientos de Infantería
-Granada -Pavía -Saboya -San Fernando -San Quintín
-Toledo -Wad-Ras -África -Extremadura -Guipúzcoa
-Infantes -Luchana -Mallorca -Soria -Álava
-Albuera -Borbón -Canarias -Constitución
Batallones
-Batallón Disciplinario
Secciones
-Sección Maüser
Para la emisión de este grupo se han elegido dos motivos nuevos. El pri-
mero de ellos representa a un fortín o fuerte pequeño que aparece en campo
EL FONDO DE FRANQUICIAS POSTALES MILITARES 197
central, visto desde una perspectiva lejana, con un cielo de nubes. La cons-
trucción es de planta circular con diversas puertas de acceso y personas
paradas delante del fortín. Este motivo aparece en las franquicias dedicadas
a las unidades de Camellos, Cabrerizas Bajas y San Lorenzo.
Para la representación de fortificaciones se elige un motivo en que apa-
rece, en campo central, un camino que conduce a una puerta de acceso de
un recinto amurallado en el que se distinguen varias dependencias. Delante
de la fortificación aparecen varias figuras y es utilizado por las unidades de
Rostrogordo y Cabrerizas Altas.
Estos motivos aparecen rodeados por marco de inscripción con la fecha
de emisión en los ángulos, igual que en los casos anteriores. Todos fueron
realizados en color castaño-sepia.
Guardia Civil
El motivo elegido es un Escudo de España coronado, al que le acompa-
ñan a ambos lados las letras G y C sobre dos leones. Todo ello en color plata
sobre amarillo. Debajo la inscripción GUARDIA CIVIL. Le rodea marco
con inscripciones en amarillo.
Sanidad Militar
En su campo central aparece el Escudo de España coronado, dividido en
cuatro cuarteles con dos torres y dos leones, mas un quinto con una grana-
da, rodeado por dos ramas unidas entre sí por cinta formando corona sobre
dos leones. El color es en oro sobre impresión violeta y fondo blanco. Deba-
jo de lo cual está inscrito SANIDAD MILITAR. Marco en color violeta
sobre fondo blanco.
Administración Militar
El motivo elegido es un sol que constituye una cara emitiendo rayos y,
al igual que la anterior, rodeado por dos ramas unidas entre sí formando
corona sobre dos leones. El color elegido es plata, superpuesto sobre impre-
sión azul, y aparece enmarcado por las mismas inscripciones que las demás,
en color azul sobre fondo blanco.
Todas estas emisiones fueron distribuidas a partir del 1 de enero de 1894
a todas las unidades militares y servicios de correos de Melilla y Málaga (en
1894 la ciudad de Melilla pertenecía administrativamente a la provincia de
Málaga).
Estas franquicias se realizaron dentadas, como es habitual en todos los
sellos actuales, para cortarlas con mayor facilidad, con perforaciones que
miden once y un cuarto; pero también existen todas las modalidades sin
dentar, careciendo de las perforaciones, forma en que se realizaron los pri-
meros sellos, siendo esta variedad más rara y escasa.
En los casos dentados se ha podido comprobar que casi todos los grupos
emitidos están impregnados de goma por detrás, no siendo éste el caso de
las franquicias sin dentar, que en todos los casos carecen de engomado.
EL FONDO DE FRANQUICIAS POSTALES MILITARES 199
Temerario || Gerona
== || ==
Venadito || Reina Mercedes
tinta negra, en forma oval, de A. Roig (Antonio Roig Soler fue uno de los
filatélicos más importantes que ha habido en España, reconocido por todos
los profesionales y estudiosos de la filatelia. Un sello con su marca es un
certificado de garantía).
Destacan en la colección algunas pruebas de color o en negro, pruebas
que se realizaron como muestras y que suponen ejemplares de gran riqueza
para la colección al ser muy raras y poco conocidas, ya que en estas fechas
no se solían hacer este tipo de pruebas y las que han llegado hasta nosotros
son muy escasas.
Como ejemplo de estas pruebas, la más destacable es una parte impor-
tante de un pliego de ocho por cinco franquicias de la primera emisión del
Escudo de España, que en su parte superior consta de ocho ejemplares en
"tete beche", realizado como prueba en negro.
Para terminar describiendo algunas de las piezas raras o significativas
que contiene la colección, se ha de destacar la existencia de tres cartas con
sus correspondientes matasellos. Las dos primeras con la franquicia del
Escudo de España de 1893 sin dentar, en color negro, rojo y amarillo; en la
primera el matasellos es circular, donde se lee claramente la palabra MELI-
LLA y la fecha 7 ENE 1894.
La segunda, con matasellos también circular, de CAZADORES DE
CUBA 18-XII-93.
La tercera de las cartas contiene una franquicia con el Escudo de España
en azul, rojo y amarillo, sin dentar, en cuyo matasellos aparece la incripción:
EJÉRCITO/ DE ÁFRICA/ 1er CUERPO/ 2ª DIVISIÓN. MELILLA 5 DIC 93
Estos ejemplares son muy escasos ya que de estas franquicias se han
conservado muy pocas mataselladas, teniendo por lo tanto éstas más valor
filatélico y económico, debido principalmente al escaso tiempo en que tuvo
validez la franquicia postal. La conservación en el propio sobre, con su
matasellos completo como son estos tres casos, suponen ejemplos excep-
cionales del uso en correos de estas franquicias, que además otorgan varie-
dad y complementan la colección.
A MODO DE CONCLUSIÓN
(Fuente: Trabajo inédito del investigador Lic. Orestes Gárciga Gárciga del
Instituto de Historia de Cuba)
8 SEQUERA MARTÍNEZ, Luis de: "Las Trochas Militares en las Campañas de Cuba
(1868-1898)" en Revista de Historia Militar, nº 81, año XL, 1996, Servicio Histórico
Militar y Museo del Ejército, Madrid, pp. 107-145.
214 GUSTAVO PLACER CERVERA
sión le era asignada una provincia o parte de su territorio, mientras que a las
brigadas que la componían les correspondía un espacio que dividido en
zonas era cubierto por medias brigadas9.
Estas medias brigadas eran integradas por efectivos de diferentes tipos
de armas según las características de cada región y podían recibir la coope-
ración de las guarniciones guerrilleras, guardias civiles y bomberos que
prestaban servicios en las cabeceras de los términos municipales.
En las provincias también se organizaron columnas volantes con misio-
nes muy específicas, de acuerdo a los planes que elaboraba el Estado Mayor
General. Sus fuerzas regulares estaban compuestas por un batallón, cuatro
compañías, un escuadrón y dos piezas de montaña. Como en Occidente se
concentraba la mayor cantidad de vías férreas, algunas de las columnas
volantes custodiaban la red ferroviaria con dos compañías y una sección de
Ingenieros. En las zonas militares aplicó Weyler sus ideas con relación al tipo
de lucha armada que se libraba en Cuba. Las mismas eran como barreras de
contención contra cualquier tropa que pretendiera moverse de este a oeste o
viceversa. Además, la delimitación en zonas militares propiciaba la adapta-
ción y conocimiento del terreno por parte de las fuerzas hispanas allí ubica-
das. Las guerrillas locales colaboraban con estas unidades. Todo este sistema
coadyuvaba al control del territorio comprendido en la zona y compensaba
en parte las ventajas de los cubanos en cuanto al conocimiento del terreno.
Otro esfuerzo importante emprendido por el ejército español fue la cons-
trucción de fuertes para la protección de objetivos económicos y militares.
Este tipo de defensa reunía condiciones para ser muy eficaz contra los insu-
rrectos. La artillería del Ejército Libertador era insignificante, por lo que el
mando español -conociendo que el potencial de fuego de los cubanos radi-
caba en fusiles, escopetas, tercerolas y armas cortas- decidió la construcción
de fuertes de diversos tipos, magnitudes y materiales. Estas defensas abun-
daban a lo largo de las líneas férreas, de los heliógrafos, en la periferia de
los pueblos y ciudades, zonas de cultivo, ingenios azucareros, vegas de taba-
co, cafetales, fincas de frutos menores, alturas de buena posición táctica,
caminos, esteros y desembocaduras de los ríos. Los fuertes más abundantes
eran de madera dura y gruesa que no podía ser perforada por los proyectiles
de los Maüser ni por los de los Remington. La guarnición de estos fuertes
oscilaba entre diez y treinta hombres, según su tamaño, objetivos que defen-
dían y condiciones de vida. Los más frecuentes eran los blockhaus cuadra-
dos o hexagonales de una o dos piezas y los denominados tambores hechos
de ladrillo y cemento. Estos fuertes, con su potencial de fuego concentrado
y la seguridad que ofrecían a los defensores, dificultaban los ataques de la
infantería y caballería cubanas contra los pueblos, vías y medios de comu-
nicación e incluso los desembarcos marítimos. La capacidad de maniobra de
las fuerzas insurrectas se vio afectada, así como la obtención de alimentos,
medicinas, ropas y calzado en los pueblos y ciudades.
La ampliación y perfeccionamiento de las comunicaciones en función
de las campañas del Ejército de Operaciones de Cuba repercutieron en la
lucha armada durante el mando del general Weyler. Con la ayuda del telé-
grafo, de la red de heliógrafos y del teléfono en algunas regiones, el mando
español podía conocer los posibles movimientos, los combates, los pedidos
de refuerzos así como la posición de los insurrectos.
La extensa red ferroviaria del Occidente de Cuba se convirtió en un
importante factor en la estrategia y las tácticas del ejército español. La lec-
tura de la documentación española revela cómo las operaciones se monta-
ban sobre la composición de las vías férreas más importantes, los nudos
ferroviarios, pueblos y zonas económicas de envergadura.
La reorganización constante del Ejército de Operaciones caracterizó los
veintiún meses de mando en Cuba del marqués de Tenerife. Estas reestructu-
raciones trataban de dar respuesta a los cambios originados por el desarrollo
de la guerra. Entre las medidas más significativas estuvo la de sustituir los
destacamentos del ejército, en fincas e ingenios, por voluntarios. Otra de sus
medidas fue la de incrementar las guerrillas10. Éstas, denominadas volantes,
operarían junto a las columnas del ejército regular. Durante las operaciones
cumplían misiones de exploración, marchaban a la extrema vanguardia y reta-
guardia, cubrían los flancos e, incluso, se enfrentaban a pequeños contingen-
te de insurrectos. Sus integrantes eran naturales del país o habían permaneci-
do en él durante mucho tiempo; eso los dotaba de conocimiento del terreno,
adaptación al clima y conocimiento del proceder de los cubanos.
Para oponerse a la ágil caballería de los insurrectos cubanos, el mando
español introdujo toda una serie de cambios que le permitieron incrementar
la movilidad de sus tropas. Inclusive algunos equipos reglamentarios para el
jinete fueron sustituidos. A los regimientos se les asignaron caballos impor-
tados de México y Nueva Orleáns con el propósito de que pudieran enfren-
de Vuelta Abajo, y alguna otra provincia: todo ello para un día no leja-
no. Y como algunos hacendados mostraban una disposición de ánimo
favorable a las miras de aquel, y la opinión muchas veces se deja influir
por las gestiones de la intriga, tuve que invadir de nuevo esta provincia,
con bastante fortuna hasta hoy, y ordenar la destrucción de cuanto
puede ser fuente de recursos y punto de apoyo para nuestros enemigos.
10 Combate de Cabañas
enero
17-19 Combate de las Parronas
14 Combate de Guiracán
19 Combate Moralitos
25 Combate de La Perla
Matanzas febrero
26 Combate de Ibarra
28 Combate de Bainoa
febrero
29 Combate de Santa Cruz del Norte
2 Combate de Dolores
6 Combate de Acana
15 Combate de Neptuno
16 Combate de Galope
18 Combate de Laborí
marzo
18 Combate de Cayajabos
20 Combate de El Rubí
29 Combate de La Palma
9 Combate de San Claudio
14-16 Combates de Lomas de Tapia
abril
29 Combate de Las Pozas
30 Combate de Cacarajícara
1 Combate de Cacarajícara
5 Combate de Vega Morales
6 Combate de San Martín
mayo
22 Combate de Caiguanabo
Pinar del Río 23 Combate de Consolación del Sur
25 Combate de Descanso
11 Combate de Lomas de Tapia
junio 13 Combate de San Gabriel de Lombillo
19-24 Combate de Lomas de Tapia
julio 24 Combate de América
3 Combate de Bacunagua
agosto 16-18 Combate de Bacunagua
30 Combate de Trocha de Viñales
2 Combate de Diana
6 Combate de Los Arroyos
21 Combate de Montezuelo
sep.
23 Combate de Loma de China
27 Combate de Tumbas de Estorino
27 Combate de la Manaja
LAS CAMPAÑAS MILITARES DEL GENERAL VALERIANO WEYLER 221
11 La trocha de Mariel a Majana tenía una longitud de treinta y cinco kilómetros de norte
a sur. Llegó a tener trece mil cuarenta y seis efectivos de infantería, caballería, artille-
ría e ingenieros.
12 No hemos tenido en cuenta las cifras estimadas que ofrecieron los cubanos acerca de
las bajas españolas por considerarlas subjetivas. Igual proceder hemos tenido respecto
a los estimados de bajas cubanas que aparecen en fuentes.
LAS CAMPAÑAS MILITARES DEL GENERAL VALERIANO WEYLER 223
La Campaña de la Reforma
1897
CUERPOS
ene. feb. mar. abr. may. jun. jul. ago. sep. oct. nov. dic.
1er Cuerpo 8 17 18 6 6 13 4 10 7 4 1 3
2o Cuerpo 19 13 9 8 3 5 1 17 6 1 21 22
3er Cuerpo 10 6 6 13 7 8 15 61 1 8 6
4o Cuerpo 39 21 39 42 49 44 7 13 13 3 10 3
5o Cuerpo
6 8 6 8 3 3 4 2 1 2
I Div
5o Cuerpo
22 19 33 9 17 11 8 28 11 13 2 3
II Div
6o Cuerpo 8 11 10 9 21 24 6 10 12 15 20 33
SUMAN 112 95 121 95 106 105 44 143 52 36 63 72
CUERPOS 1898
SUMAN 97 SUMAN 98 TOTAL
ene. feb. mar. abr.
1er Cuerpo 21 20 26 15 97 82 179
2o Cuerpo 2 29 22 13 125 66 191
3er Cuerpo 6 12 4 8 141 30 171
4o Cuerpo 13 30 21 27 283 91 374
5o Cuerpo
1 4 2 43 7 50
I Div
5o Cuerpo 224
19 9 12 8 176 48
II Div
6o Cuerpo 24 19 2 16 179 61 240
SUMAN 86 123 87 89 1.044 385 1.429
(Fuente: Cronología de las acciones militares elaborada por los equipos pro-
vinciales de Historia y graficada por Manuel López Díaz del Instituto de
Historia de Cuba)
Durante el período de enero-octubre de 1897, Weyler dirigió unas fuer-
zas principales contra Gómez en el territorio del 4º Cuerpo. En estos meses
tuvieron lugar un total de novecientas nueve acciones militares correspon-
diendo doscientas setenta a Las Villas. En Pinar del Río, La Habana y
Matanzas, que teóricamente Weyler había dado por pacificadas, tienen lugar
en el período quinientas treinta y siete acciones militares. Obsérvese que
LAS CAMPAÑAS MILITARES DEL GENERAL VALERIANO WEYLER 225
1987
Ene. 6 5 8 6 8 - - 316
Feb. 11 13 4 3 8 2 - 322
Mar. 13 5 6 3 6 - - 308
Abr. 5 3 8 4 2 - - 310
May. 4 2 1 4 - - - 202
Jun. 6 - 2 - - - - 284
Jul. 2 2 2 1 - - - 193
Agos. 3 1 3 5 - - - 222
Sep. 5 1 5 2 - - - 224
Oct. - - 1 - - 2 - 297
Totales 55 32 40 28 24 4 - 2.678
1A este respecto hay que señalar la práctica inexistencia de publicaciones en nuestro país
acerca de este capítulo del conflicto mundial.
2 A pesar de su antigüedad, el trabajo de Carlo FABIANI, La Segunda Guerra Mundial
Korps del general Rommel el cual, unido a las fuerzas italianas y tras sitiar
Tobruk, avanzaba desde Libia hacia la frontera egipcia. Más al sur, en Abi-
sinia, aunque las tropas italianas del duque de Aosta se habían rendido a los
generales Platt y Cunningham, jefes de las fuerzas de Sudán y Kenia, res-
pectivamente, todavía continuaban la resistencia en varios núcleos.
En esta situación, para los británicos era necesario garantizar la seguri-
dad de la retaguardia y rematar la intervención en Iraq contra el gobierno de
Rachid Alí el Galieni, una plataforma de penetración germana en la zona y
un referente para el nacionalismo árabe, cada vez más inclinado hacia el
Eje3. Por otra parte, el sentimiento antibritánico era un hecho evidente no
sólo en Iraq o Irán, sino también en Egipto, donde el Partido Wasf veía con
satisfacción los progresos de Alemania. En Palestina, una región en la que
los choques entre árabes y judíos persistían entre otras razones debido al
estímulo que recibía de dirigentes de conocida inclinación progermana
como el Muftí de Jerusalén, Haj Amín el Hussein, y el jefe militar de ori-
gen sirio Fawzi al Kaujki4, el rechazo hacia los ingleses era especialmente
intenso. Todo ello exigía un despliegue de tropas encargadas de controlar
una región que era vital para los intereses de Gran Bretaña, pues si el canal
de Suez era un enlace esencial en el camino hacia la India, el petróleo que
llegaba al puerto de Haifa a través del oleoducto que partía de Mosul y Kir-
kuk resultaba imprescindible para la flota y las fuerzas británicas. A todo
ello habría que añadir que otro retroceso de Inglaterra en el Mediterráneo
probablemente supondría la entrada en la guerra de Turquía, España y Vichy
al lado del Eje, lo cual podría inclinar definitivamente el conflicto en con-
tra de Gran Bretaña5.
6 Para una aproximación a la situación británica en esta región que toma a Egipto como
centro, se puede consultar LUGOL, Jean, Egypt and Worl War II .The Anti-Axis Cam-
paigns in the Middle East, Cairo, 1945.
7 DE GAULLE, Charles. Memorias de guerra. El llamamiento (1940-1942). Barcelona,
1970, p. 188.
8 CHURCHILL, Winston. Memorias. La Segunda Guerra Mundial. Barcelona, 1985.
Tomo V, pp. 275-285. El relato del premier británico, uno de los prinicipales protago-
nistas de los acontecimientos, resulta especialmente útil como fuente de información
para todo lo relativo a Siria y Líbano.
234 FERNANDO CASTILLO CÁCERES
Si a los ojos de los británicos no quedaban dudas sobre cual sería la reac-
ción de Vichy en caso de la presencia de los paracaidistas alemanes en Siria,
y por lo tanto de la necesidad de intervenir en la zona, a los franceses libres
les parecía igualmente conveniente proceder a un ataque en Oriente Medio
debido a la necesidad que tenían de contar con territorios que les permitiera
dotarse de entidad política. Ésta sería una de las pocas ocasiones en que dos
personalidades a menudo tan enfrentadas como Churchill y De Gaulle, iban
a coincidir a pesar de la desconfianza mutua. La idea de atacar los intereses
de Vichy en Levante aparece ya en septiembre de 1940 cuando Churchill y
el general Catroux comenzaron a estudiar la viabilidad de las operaciones13.
Por el contrario, la firmeza del primer ministro encontraba un menor eco
entre quienes tenían la responsabilidad de ejecutar el ataque. Así, el general
Archibald Wavell se oponía a la apertura de un nuevo frente que contribui-
ría a dispersar unas fuerzas que en esos momentos tenían que hacer frente
a numerosos compromisos, expresando sus reticencias a Churchill por el
proyecto y por lo que consideraba una intromisión de De Gaulle en los asun-
tos del Próximo Oriente14. El general inglés se inclinaba antes por solucio-
nes de tipo político para evitar la presencia de Alemania en Siria que por una
intervención militar, para la cual tenía que retirar tropas de África o emplear
exclusivamente franceses libres dados los compromisos que en mayo de
1941 tenían los británicos en Creta, Iraq y Egipto. Paradójicamente y, a
pesar de su escaso aprecio por los efectivos gaullistas15, las quejas de Wavell
encontraban en De Gaulle mayor comprensión, pues éste en sus memorias
expresa su admiración hacia el general británico, mostrándose comprensivo
ante los muchos retos que tenía que afrontar16. La contestación de Churchill
a los comunicados de Wavell no dejaron lugar a dudas, pues desoyendo sus
quejas, le ordenó improvisar la mayor fuerza posible sin que resultase per-
judicada la seguridad de las posiciones en el desierto libio. Sin duda, el
empeoramiento de la situación de los británicos en Creta y la previsible eva-
cuación de la isla, aligeraba las obligaciones militares de Wavell quien, des-
pués de un amago de división, siguió las instrucciones del primer ministro.
el Kebir y Dakar, junto a los repetidos ataques sufridos por los barcos y
aviones franceses ayudan a explicar el rechazo hacia británicos y gaullistas
y la simpatía existente hacia Alemania entre los partidarios de Petain. Las
fuerzas del gobierno de Vichy situadas en los territorios de Levante estaban
al mando del general Henri Dentz, quien contaba con alrededor de treinta
mil hombres repartidos en dieciocho batallones de fuerzas regulares france-
sas, Legión Extranjera, senegaleses, spahis argelinos y tropas locales. A
estas unidades había que añadir ciento cincuenta vehículos blindados, de los
cuales noventa eran carros de combate, en su mayor parte Renault 35, y una
numerosa artillería que contribuyó en gran parte a retrasar el avance britá-
nico. Especialmente eficaz resultó la aviación de Vichy, compuesta por más
de noventa aparatos entre los que destacaban los modernos Morane-Saul-
nier y los Dewoitine D-520, que disputaron con éxito a la RAF el dominio
del aire durante las primeras semanas de la guerra. Conviene recordar que
este conjunto nada desdeñable de fuerzas aguerridas y expertas debía
desempeñar una labor defensiva, a la que colaboraba una geografía desfa-
vorable para los movimientos, especialmente en el interior, así como unas
vías de comunicación casi inexistentes y unos puntos fortificados que favo-
recían la resistencia. La eficacia de esta estrategia defensiva, que sin duda
fue uno de los condicionantes de la campaña, demostró que las fuerzas de
Vichy tenían unas cualidades indudables para este tipo de guerra, las cuales
fueron reconocidas incluso por los británicos23.
En la víspera del 8 de junio de 1941 en que se produjo el ataque, dos uni-
dades de comandos compuestas por judíos y británicos intentaron tomar dos
puentes que habían de facilitar el avance de los australianos de Lavarack. El
primero de ellos, al mando de Yigall Allon, alcanzó su objetivo sin tropiezo
alguno. Por el contrario, la otra unidad, dirigida por Moshe Dayan, fracasó
en el intento perdiendo su jefe un ojo de resultas de las heridas recibidas24.
Al día siguiente se produjo el triple ataque británico desde el sur acompaña-
do de bombardeos de la RAF sobre los aeródromos sirios y libaneses. La res-
puesta de Dentz fue aprestarse a la defensa de sus posiciones y evacuar a los
alemanes que estaban como consejeros en el territorio francés para evitar lo
que podía considerarse una provocación. En los primeros días el avance de
23 A este respecto resulta ilustrativo un informe australiano sobre la campaña de Siria que
comentaba: "Los franceses de Vichy, en esta campaña, mostraron cualidades combati-
vas en la defensa que hacen difícil de comprender la facilidad con que fueron derro-
tados en su propio país" (WEINBERG. Op. cit., p. 532, nota 179).
24 LE MIRE. Op. cit. p 22.
240 FERNANDO CASTILLO CÁCERES
girse hacia Djezzin. En este lugar se libraron intensos combates que permi-
tieron a los australianos ocupar la ciudad. La respuesta francesa vino por el
aire ya que la aviación de Vichy, que todavía disputaba con éxito el domi-
nio del aire a la RAF, llevó a cabo un severo bombardeo de la ciudad que
causó importantes pérdidas a los atacantes. Poco después, Lavarack, nuevo
comandante en jefe, decidió romper el equilibrio en el que amenazaba
estancarse la campaña ordenando al general Lloyd lanzar un ataque contra
Mezze, un lugar clave para la conquista de Damasco. En este lugar, las fuer-
zas de Vichy resistían con éxito desde casi el comienzo de las hostilidades,
al igual que Fort Goybet, una posición guarnecida por la Legión Extranjera
que garantizaba la apertura de la carretera que unía Beirut con la capital
siria. Tanto a franceses como a británicos no se les escapaba la importancia
de esta vía de comunicación, pues por ella tendrían que venir los refuerzos
que el general Dentz se apresuraba a enviar en socorro de Damasco. La
audaz iniciativa de una compañía australiana y otra de franceses libres, que
logró cortar con una barricada tanto la carretera como la vía férrea y resis-
tir el contraataque de Vichy, precipitó los acontecimientos. Primero cayó
Fort Goybet y poco después, tras unos duros combates que se saldaron con
el aniquilamiento de dos batallones hindúes, Mezze se rindió a los británi-
cos. De esta forma, imposibilitado de recibir ayuda desde Beirut, Damasco
quedaba aislado por lo que, el 21 de junio, entraba en la capital siria el bata-
llón australiano del teniente coronel Blackburn. Una vez más la respuesta
de los franceses fue encomendada a la aviación. Aprovechando su moderno
material y que aún disputaba a la RAF el dominio del aire, los aparatos de
Vichy bombardearon Damasco el 22 de junio, una acción que apenas causó
daños ni prácticamente tuvo trascendencia, pues coincidió con el ataque ale-
mán a la Unión Soviética.
Aunque la caída de la capital siria suponía un indudable éxito británico
y el logro de uno de los objetivos previstos en la campaña, todavía las fuer-
zas de Vichy permanecían firmemente asentadas en la mayor parte del terri-
torio. Para Wavell y el propio Churchill era evidente la necesidad de dese-
quilibrar la situación, por lo que el mismo 21 de junio se ordenó que la
Habforce, partiendo de sus bases en Iraq, atacara a los franceses en una
doble dirección. Por un lado, debía avanzar siguiendo la línea del oleoducto
que, vía Palmira y Homs, finalizaba en Trípoli; mientras que, por otro lado,
tendría que remontar el curso del río Éufrates hacia el norte, en dirección a
Alepo y la frontera turca. En esta última línea el avance se desarrolló sin
excesivos problemas, excepto los derivados de las malas comunicaciones y
de las dificultades logísticas. No ocurrió lo mismo en el sur, pues si hasta
LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL EN SIRIA Y LÍBANO 243
27 No debió ser una tarea muy satisfactoria para el mayor Glubb, pues en sus memorias
apenas alude a su intervención contra los franceses. (BAGOT GLUBB, John. Un sol-
dado con los árabes. Madrid, 1959. pp. 47-49).
244 FERNANDO CASTILLO CÁCERES
28 El antagonismo existente en Europa a lo largo de los años treinta entre los partidarios
de los sistemas totalitarios y los defensores de los regímenes parlamentarios, al que
hay que añadir el mantenido con los movimientos obreros, se prolongó durante el
periodo 1939-45. Así lo demuestra el enfrentamiento existente a lo largo de los años
comprendidos entre 1939 y 1945, en Italia, Grecia o Yugoslavia, por señalar los más
importantes, entre los partidarios del Nuevo Orden y quienes se oponían a los regíme-
nes cercanos al fascismo.
LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL EN SIRIA Y LÍBANO 247
rencias, durante los días 10, 14 y 17 de mayo de 2001, que lleva por título
La Defensa Nacional en el siglo XXI.
Las conferencias fueron impartidas por las personalidades siguientes:
EXPOSICIONES Y COLABORACIONES
Nacionales
Título: Carolus
Lugar: Museo de Santa Cruz, Toledo
Fecha: 5 de octubre de 2000/ 15 de enero de 2001
Institución Organizadora: Sociedad Estatal para la Conmemoración de
los Centenarios de Felipe II y Carlos V
Nº de Visitantes: 300.000
Fondos: 2.827 Cañón Serie Doce Apóstoles
3.307 Medio Rabadoquín
40.236 Pendón de la Santa Hermandad
24.928 Bastón de Mando del Cap. Gral. García Polavieja y del Castillo
25.235Sable de oficial del General Camilo G. de Polavieja
26.156 Pistola del General Camilo G. de Polavieja
26.162 Medalla de la Campaña de Cuba 1868-1878 del Gral.
Camilo García de Polavieja y del Castillo
26.162.06 Medalla de la Campaña de Filipinas 1896-1898 del
General Camilo García de Polavieja y del Castillo
26.162.1 Medalla de la Guerra de África 1859-1860 del Gral.
Camilo García de Polavieja y del Castillo
26.291.02 Bastón de Mando del Tte. Gral. Francisco Gómez
Jordana, Conde de Jordana
38.149 Espada de montar para Oficial del Estado Mayor, mode-
lo 1861
4.303 Espada de ceñir para oficial del Estado Mayor
24.689 Revólver español Adams para oficiales de Estado
Mayor y oficiales de Guardia Civil
30.140 Espada de ceñir para oficial de Estado Mayor (basada
en el modelo de 1861)
60.578 Miniatura del Capitán de Estado Mayor de 1890
Internacionales
CURSOS
VISITAS
FONDOS DOCUMENTALES
Una vez clasificados y ordenados por este Centro los fondos documen-
tales procedentes de la Fábrica de Armas de Toledo (mil setecientas cua-
renta cajas-archivadoras y ciento ochenta y nueve libros de gran tamaño)
son trasladados a primeros de marzo al ARGEMIL-Ávila.
INGRESOS EN EL ARGEMIL-SEGOVIA
DONACIONES Y DEPÓSITOS
1. Donante: Salvat
Identificación pieza: 13 fotografías de maniobras militares en Almansa 1906
Nº Inventario: 202.428 al 202.440
2. Donante: Salvat
Identificación pieza: Cartel Litográfico "No Pasarán"
Nº Inventario: 202.407
Nº Inventario: 202.410
Identificación pieza: Chaquetilla de rayadillo de África de Tropa de
Húsares de Pavía
Nº Inventario: 202.411
Identificación pieza: Guerrera de rayadillo de Cuba y Filipinas Ultra-
mar. Regimiento Sagunto Nº 8 (Tropa)
Nº Inventario: 202.412
Identificación pieza: Guerrera de cadete de la Academia de Infantería
de la época de Alfonso XIII.
Nº Inventario: 202.413
Identificación pieza: Guerrera de teniente de Intendencia
Nº Inventario: 202.414
Identificación pieza: Guerrera de capitán de Reserva de Infantería "Zona 42"
Nº Inventario: 202.415
Identificación pieza: Guerrera de tropa de Infantería de 1914. Regi-
miento Almansa Nº 18
Nº Inventario: 202.416
Identificación pieza: Guerrera de tropa de Caballería de 1914. Regi-
miento Talavera Nº 15
Nº Inventario: 202.417
Identificación pieza: Guerrera de capitán de Cazadores de Caballería
del Escuadrón Independiente de Ceuta Nº 4
Nº Inventario: 202.418
Identificación pieza: Guerrera de tropa de Ingenieros. Modelo 1914
Nº Inventario: 202.419
Identificación pieza:Guerrera de tropa de Artillería. Modelo 1914
Nº Inventario: 202.420
Identificación pieza: Cazadora de teniente coronel Habilitado de Arti-
llería 1936/1939
Nº Inventario: 202.421
Identificación pieza: Cazadora de las Brigadas Internacionales
Nº Inventario: 202.422
Identificación pieza:Chaquetón y verdugo de lana de sargento del Ejér-
cito Popular
Nº Inventario: 202.423
Identificación pieza:Guerrera del Ejército Popular. Brigadas Internacionales
Nº Inventario: 202.424
288 REVISTA DE HISTORIA MILITAR
IN MEMORIAM
Descanse en la paz del Señor "el señor D. José Manuel Martínez Bande,
Alférez Provisional, Coronel de Artillería", como lacónicamente recordaba
la esquela que días antes él mismo, meticuloso y modesto hasta el final,
redactó.
OBRAS EDITADAS
OBRASEDITADAS
PORFL MINISTERIO
DE DEFENSADE CARACTER
FIISIOPJCO
MILITAR 293;1]
Africa
1
SIRVCCIO
HSTORICO
294 REVISTA DE HISTORIA MILITAR
Ultramar
-— st
Cartografía y Relaciones Históricas
Fortalezas
HistorialesdelosCuernosydelEjércitoengeneral
TratadodeHeráldicaMilitar
1011100
*4 Tomo 1: Libros 1° y 2°, con un solo ejemplar, con 288
páginas sobre papel ahuesado, con 68 láminas en ocho
hEOlLOICI colores y 50 en negro (escudos de armas, esmaltes
IJTlILJ0l0j1L heráldicos, coronas, cascos, etc.) 1983.
Tomo II: Libro 3°. Diferentes métodos de blasonar y
GO OIOOOICO LIOIG .
lemas heráldicos. Libro 4°. Terminología armera y el
arnés, con 389 páginas sobre papel ahuesado, con 8
láminas en ocho colores y 1 en negro (1984).
OBRAS EDITADAS
PORELMINISTERIO
DE DEFENSA
DE CARACTER
HISTORICO
MILITAR 297;1]
GaleríaMilitarContemporánea
Otrasobras
Carlos III. Tropas de la Casa Real. Reales Cédulas. Fdición restringida. Servicio
Histórico Militar. (1988), 350 páginas, tamaño folio, en
papel verjurado, 24 láminas en papel couché y color, 12
de ellas dobles. (Agotado)
Índice bibliográfico de la Colección Documental del Frai
le, con 449 páginas (1983).
Catálogo de los fondos cartográficos del Servicio Históri
co Militar. Dos volúmenes (1981).
Cerramientos y Trazas de Mon tea. Edición en colabora
ción: Servicio Histórico Militar y CEHOPU.
La guerra de minas en España, 134 páginas (1948).
Historia de la Música Militar de España, de Ricardo Fer
nández de Latorre (2000).
298 REVISTA DE HISTORIA MILITAR
Carpetas de láminas:
OBSERVACIONES
Apellidos/Nombres
N.I.FDirecciónC.P
PoblaciónProvinciaPaísTfno
CiudadProvinciaC P
Sr. Director:
Ruego a Vd. de las órdenes oportunas para que a partir de la fecha y hasta nueva orden sean car
gadas contra mi cuenta, los recibos presentados para su cobro por el Centro de Publicaciones del
Ministerio de Defensa.
Firmado
Enadede199
- 1rT - -
PU!LPC AC ON 5
[Pd
DE DEFENSA
SECRETARÍAGENERAL1tCNICA
CENTRO DE PUBLtCACIONES
DEUISlOfth
INSIIIUIO Y(LftR 1IILIUR