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Pasando a Palabras

Una vida presentada en forma verbal

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Selección – Etica y psicoanalisis – Erich


Fromm Citas

11 octubre, 2017 2 comentarios Cuentos

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Selección Poética

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Prólogo.

El libro analiza el problema de la ética, de las normas y valores conducentes a que el hombre sea la
realización de sus potencialidades, o sea, de sí mismo.

Los juicios de valor, direccional nuestra acciones a un punto donde descansa nuestra felicidad y salud
mental.

El fracaso del racionalismo del siglo XVIII y XIX llega a nosotros, no por la creencia en la razón, sino por la
estrechez de los conceptos. La psicología no puede divorciarse de la filosofía, como tampoco, de la economía
ni sociología.

EL objeto analítico del libro es demostrar que las fuerzas de los impulsos hacia la felicidad y la salud mental ¡SUBSCRIBETE!
forman parte natural del equipo del hombre

El problema.

Un espíritu de orgullo recorrió la cultura occidental por una gran cantidad de años. Orgullo que le
proporcionaba su fe en la razón. Con ella él logró dominar la naturaleza; y, en virtud de esto también ha Lo último
identificado un mundo material.

Pero estos avances no produjeron los efectos esperados. Más bien, el hombre moderno se siente inquieto y Reconocimiento – Susana Quiroga
perplejo.
Despertar – Susana Quiroga
Aunque su poder sobre la materia aumenta, se ve embargado de un sentimiento de impotencia en su vida
individual y en la sociedad. Esta crisis ocasiona una retirada de la esperanza en la razón, bajo cuyos auspicios Restitución – Susana Quiroga

se inauguró el período de la ilustración.


Jorge Carrera Andrade – Antología Poética

La palabra “realismo” ha ingresado en el vocabulario del hombre moderno, a la sobre la autonomía humana,
El mundo de la hoja
otra arista d esta crisis moderna, ha creado un estado de confusión moral.

Pero la razón en materia de ética sigue siendo algo posible y lógico. La razón humana sólo puede elaborar
normas éticas válidas. Esto es la herencia que nos ha dejado la ética humanista.

Los últimos comentarios


El psicoanálisis, en su intento de convertirse en una ciencia incurrió en el error de divorciar a la psicología de
los problemas de la filosofía y la ética.
Joaquín en Alfonsina Storni – La Inquietud del
Por eso es necesario el Psicoanálisis para conocer la naturaleza del hombre. Como también a través del rosal (1916)
conocimiento del hombre poder edificar una ética válida: la ética humanista. Esta no conducirá al relativismo
ético.
Sergio en Alfonsina Storni – La Inquietud del
rosal (1916)
La personalidad integrada y madura constituye la base de la virtud, u la fuente de todo vicio es la
indiferencia con uno mismo, una automutilación. El amor por uno mismo, la afirmación de uno mismo son los
Joaquín en Selección – Etica y psicoanalisis –
verdaderos valores supremos de la ética humanista.
Erich Fromm

2 La Ética humanista: la ciencia aplicada al arte de vivir.


William en Selección – Etica y psicoanalisis –

Ética humanista vs. Ética autoritaria. Erich Fromm

Antes de ingresar de lleno a la diferencia entre Ética autoritaria y Ética humanista es necesario aclarar el Lucre en El último testigo de su vida
concepto de autoridad.

Dos tipos de autoridad define From. Una racional y otra irracional. La primera tiene su fuente en la
competencia; no necesita intimidar a las personas en las cuales ejerce la autoridad porque se basa en
fundamentos racionales y no requiere terrores irracionales. Requiere también constantes escrutinios y ¿Qué existe en este lugar?

críticas por parte de los individuos sujetos. Esta autoridad siempre es concebida de una manera temporal y
se basa en la equidad de las partes (autoridad y sujeto), que sólo difieren en el grado de saber.
BUSCAR 

En contrapartida la autoridad irracional ejerce siempre el poder sobre la gente. El poder en una parte y el
terror en la otra, son los cimientos sobre los cuales se erige la autoridad irracional. La crítica es algo
prohibido, el pecado capital.

Sobre qué escribo


La autoridad irracional se basa por consiguiente en la desigualdad.

La Ética autoritaria es la Ética de la autoridad irracional. Entonces, en la Ética autoritaria una autoridad es AFA Albert Camus Alfonsina Storni Amadon

la que establece lo que es bueno; prescribiéndo normas y leyes que regulan la conducta. Lo contrario es lo
Nervo Bailar Camilli cancer Chile Citas
que sucede con la Ética humanista que el hombre es quien se da las reglas que el mismo obedece.

La Ética autoritaria niega la capacidad del hombre de entender lo que es bueno y malo. Hay que entender
Cloy Greythink Copa

también que es “lo bueno y lo malo” para los intereses de la autoridad. América Cuento Cáncer de páncreas
Empatía Eric Hobsbawm escribir Felicidad
El aspecto formal y material de la ética autoritaria son inseparables. Como ya se ha dicho la obediencia es la
Franz Kafka Jorge Luis Borges La Loba La
gran virtud y la desobediencia el pecado capital.
Metamorfosis La Peste La Transformación Literatura

La Ética humanista puede distinguirse por un criterio formal y otro material, formalmente se basa en el Argentina Logica madres Mamá Maradona

principio de que sólo el hombre por sí mismo puede determinar lo que es virtud y pecado. Materialmente se Martín Fierro Messi Middelton Murry Muerte
basa en el principió de que es “bueno” aquello que es bueno para el hombre y que es “malo” su contrario.
poema Poesía redactar Reseña

La Ética humanista es “antropocéntrica”, en el sentido de que el hombre crea sus juicios de valor en la Sarmiento Selección Selección Argentina
peculiaridad de su existencia, y sólo poseen significado en relación con ella. “El hombre es la medida de todas
las cosas”.
Silvia Elisa Farias Silvia

Ética subjetivista vs. Ética objetivista


Farias Susana Quiroga Textos
Recobrados vida Vivir

Erich From trata de establecer los principios de una ética humanista objetivista.

El Hedonismo ético, el cual se deriva de una posición de la ética humanista que sostiene que los juicios de
valor son preferencias arbitrarias y carecen de validez objetiva, es la primera conseción hecha al principio de Encontrame en las redes sociales
la objetividad: al sostener que el placer es bueno parar el hombre provee un principio de acuerdo con el cual
se valoran los deseo; solamente aquellos cuya realización causa placer son valiosos. Sin embargo, el placer
no puede ser criterio de valor por la simple causa de que existe gente que goza con la sumisión y no con la     
libertad.

Pero este hedonismo Ético tiene la virtud de hacer de la propia experiencia del hombre el único criterio de
valor para definir lo bueno de lo malo. Escapando así de los postulados trascendentalitas. El hedonismo ético,
sin embargo, adolece de un error: el no poder establecer las bases para juicios Éticos válidos. Cosa que es
posible según la versión de nuestro autor. Antes que nada es menester aclarar que “objetivamente válido”
no es idéntico a “absoluto”. Esta concepción es una vetusta herencia del pensamiento teológico. El concepto
de absoluto no tiene ninguna cabida en la Ética porque esta es un arte; y, “en todas las artes, un sistema de
normas objetivamente válidas constituye la teoría de la práctica (ciencia aplicada). Basado en la ciencia
teórica, las normas no son arbitrarias, no seguirlas consigue un resultado pobre.

La complejidad del arte de vivir se deriva de que el hombre es al mismo tiempo artista y objeto del arte.

A su vez la Ética Humanista, para la cual lo bueno es sinónimo de bueno para el hombre y lo malo es lo malo
para el hombre, es la ciencia aplicada “del arte de vivir” basado en la “ciencia teórica del hombre”. Toda
ciencia aplicada se basa en el axioma de que el fin de la actividad es deseable. Además, la Ética se distingue
de las demás artes porque su fin es siempre deseable: el impulso de vivir es inherente a cualquier
organismo, el hombre no puede evitar vivir.

El primer deber de un organismo es estar vivo. “estar vivo”, a su vez, es un concepto dinámico, no estático.
La existencia y el despliegue de las potencias específicas del organismo son la misma cosa. El fin de la vida
del hombre es el desarrollo sus potencialidades de acuerdo con las leyes de la naturaleza. El hombre, sin
embargo, no existe en general. Únicamente puede afirmar sus potencias humanas realizando su
individualidad.

Entonces:

Lo bueno es, en la Ética humanista, la afirmación de la vida, el despliegue de los poderes del hombre.
La virtud es la responsabilidad hacia la propia existencia.
Lo malo constituye la mutilación de las fuerzas del hombre
El vicio es la irresponsabilidad hacia con uno mismo.

Crítica a la sociedad moderna. En nuestra era se ha perdido el concepto de la vida como un arte. El hombre
moderno cree que debe aprender leer y escribir, pero que lo mismo no sucede con el vivir; cree que es algo
tan sencillo que no es necesario aprenderlo, a pesar del énfasis que nuestra sociedad ha puesto en la
felicidad, la individualidad y el propio interés, no ha enseñado al hombre a sentir que es su felicidad la meta
de la vida sino el cumplimiento del deber de trabara o éxito.

La ciencia y el hombre

El concepto de una ciencia del hombre descansa sobre la premisa de que su objeto, el hombre, existe y que
igualmente existe una naturaleza humana característica de la especie humana.

El concepto de maleabilidad infinita, como también el de fija e inmutable, conducen a conclusiones que son
insactifactorias al considerar la naturaleza humana.

El hombre puede adaptarse a casi cualquier tipo de cultura, pero si esta es contradictoria con su naturaleza
el hombre desarrollará perturbaciones mentales y emocionales, las cuales le obligarán, eventualmente, a
modificar tales condiciones, puesto que no puede modificar su naturaleza.

El hombre no es una hoja en blanco, está cargado de energía y estructurado en formas específicas que al
adoptarlas reaccionan en formas específicas y susceptibles de ser previstas frente a condiciones extremas.

La evolución humana tiene su raíz en la adaptabilidad del hombre y en ciertas cualidades indestructibles de
su naturaleza que le impulsan a no cesar jamás en la búsqueda de condiciones más ajustadas a sus
necesidades intrínsecas. El sujeto de la ciencia del hombre es la naturaleza humana. Esta puede ser
observada en manifestación específica, en situaciones también específicas. Es una construcción teórica que
puede inferirse de un estudio empírico de la conducta del hombre.

La tradición de le Ética humanista.

En la tradición de la Ética humanista prevalece la opinión de que el conocimiento del hombre es la base para
poder establecer normas y valores. Las opiniones sobre la Ética son a la vez tratados de psicología.

La Ética y el psicoanálisis.

El desarrollo de una Ética humanista objetivista como ciencia aplicada depende del desarrollo de la
psicología como ciencia teórica. Todas las psicologías, hasta el siglo XIX tendió a permanecer abstracta y no
establecer un método parar verificar sus teorías por medio de una investigación empírica. La investigación
empírica fue el concepto clave para la psicología de Dewey.

Es necesario aplicar los hallazgos del psicoanálisis al desarrollo de la teoría Ética.

El psicoanálisis ha hecho grandes contribuciones al estudio de la naturaleza humano.

Es el primer sistema psicológico moderno cuyo objeto no lo constituyen aspectos aislados del hombre, sino
su personalidad total. En la búsqueda de las respuestas al carácter neurótico, Freud estableció nuevos
fundamentos para una ciencia del Carácter. La caracterología psicoanalítica, es indispensable en el
desarrollo de una teoría Ética, pues una virtud aislada de la estructura del carácter puede resultar carente
de valor. El tema principal de la Ética es el carácter, y solamente, en conexión con la estructura del
carácter como unidad integral pueden establecer juicios de valor acerca de rasgos o acciones aisladas. El
carácter virtuoso o vicioso, mas que la virtud o los vicios aislados son el verdadero objeto de la
investigación ética.

La solución del pensamiento Ético se caracteriza por el hecho de que los juicios de valor concernientes a la
conducta humana se hicieran en referencia a las motivaciones subyacentes al acto, antes que al acto en sí.

La naturaleza humana y el carácter

I- La situación humana

La personalidad individual se determina por las peculiaridades de la existencia humana comunes a todos los
hombres. De aquí que el análisis de la situación humana debe preceder al de la personalidad.

La debilidad biológica del hombre

Hay un elemento que diferencia al hombre del animal: la ausencia relativa de una regulación instintiva en el
proceso de adaptación al mundo exterior.
El animal vive armónicamente, debe adaptarse o morirá. En cambió el hombre surge dotado de nuevas
cualidades que lo diferencian del animal. 1- la advertencia de sí mismo como una entidad separada. 2 su
capacidad para recordar el pasado. 3 vislumbrar el futuro. 4 y denotar objetos y acciones por medio de
símbolos. Y acciones por medio de símbolos. 5, su razón parar concebir y comprender al mundo y 6 su
imaginación a través de la cual llega más allá del alcance de sus sentidos. El hombre es el más desamparado
de todos los animales pero esta constituye la base de su fuerza, la causa primera del desarrollo de sus
cualidades específicamente humanas (conciencia de sí mismo, razón e imaginación)

Dicotomías existenciales e históricas en el hombre.

Como bien lo indica el título, el hombre es partícipe de dos dicotomías.

La primera son esas de las cuales el nunca está libre, de la de su existencia: no puede liberarse de su
muerte, aunque quisiera, no puede liberarse de su cuerpo mientras viva y su cuerpo lo hace querer estar
vivo.

La razón, bendición y maldición del hombre, lo obliga a luchar sempiternamente en la tarea de resolver una
dicotomía insoluble. El hombre es el único animal para quien su propia existencia constituye un problema que
debe resolver y del cual no puede evadirse.

Esta “emergencia de la razón” ha creado una dicotomía en el hombre, la cual lo obliga a buscar soluciones. El
dinamismo de su historia es intrínseco a la existencia de la razón. Por lo tanto, no existe ningún “impulso en
el progreso” innato en el hombre; es la contradicción inherente a su existencia la que hace seguir adelante.
La más fundamental dicotomía existencial es la de la vida y la muerte.

Diferente es el caso de las dicotomías históricas; las cuales no constituyen una parte necesaria de la
existencia humana, sino que son producto del hombre y susceptibles de ser resueltas, ya se al tiempo que
ocurren o bien en un periodo de la historia humana. La distinción entre ambas es importante porque su
confusión tiene implicaciones de trascendencia. Aquellos que han estado interesados en perpetuar las
contradicciones históricas han sostenido que se trata de dicotomías existenciales y, por consiguientes
inalterables. Armonizar y negar las contradicciones es la función de las racionalizaciones en la vida individual
y de las ideologías (racionalizaciones socialmente modeladas) en la vida social.

El hombre puede reaccionar a las contradicciones históricas anulándolas por medio de su acción, pero no
puede anular las dicotomías existenciales. Aunque si puede reaccionar de diferentes maneras. Pero existe
sólo una posibilidad para que el hombre salga airoso de esta situación: El hombre debe aceptar la
responsabilidad para consigo mismo y también el hecho de que solamente usando sus propios poderes
puede dar significado a la vida. Si se enfrenta con la verdad, sin pánico, reconocerá que no existe otro
significado de la vida excepto el que el hombre de a su vida, por el desplegamiento de sus fuerzas, viviendo
productivamente. Solamente reconociendo la situación humana, será capaz de tener éxito en su tarea: ser él
mismo y parar sí mismo y alcanzar la felicidad por medio de la realización plena de aquellas facultades que
son peculiarmente suyas, la razón, el amor y el trabajo productivo.

El análisis, volviendo a la premisa del libro, de la situación humana debe proceder al de la personalidad. La
psicología debe basarse en un concepto antropológico filosófico de la existencia humana.

2-La personalidad

Entiendo por personalidad la totalidad de las cualidades psíquicas heredadas y adquiridas que son
características de un individuo y que hacen al individuo único. Las diferencias entre las cualidades heredadas
y las adquiridas es sinónima a la distinción entre temperamento y carácter.

El temperamento

Hipócrates estableció una distinción entre cuatro temperamentos: colérico, sanguíneo melancólico,
flemático.

El sanguíneo y colérico se caracterizan por una excitabilidad fácil y una rápida alternancia de intereses,
siendo los intereses débiles en el primero e intensos en el segundo.

El temperamento flemático y melancólico, en contraste, se caracterizan por una persistente pero lenta
excitabilidad del interés. Siendo débil en el flemático e intenso en el melancólico. Los cuatro temperamentos
fueron simbolizados por los cuatro elementos.

Colérico: fuego, caliente y seco, rápido y fuerte


Sanguíneo: aire, caliente y húmedo, rápido y débil
Flemático: agua, frío y húmedo, lento y débil.
Melancólico: tierra, frio y seco, lento y fuerte.

El temperamento se refiere al modo de reacción y es algo constitucional e inmodificable; el carácter se forma


por las experiencias de la persona y, en especial, por las de su infancia. Es modificable hasta cierto punto por
el conocimiento de uno mismo y por las nuevas experiencias. Con el propósito de analizar la teoría de la
Ética debemos retomar el concepto del carácter, que es tanto, el objeto de juicio ético como el objeto de
desarrollo Ético del hombre.

El carácter
El concepto dinámico de carácter

Freíd no solamente desarrollo la primera sino también la más consistente y penetrante teoría del carácter
como un sistema de impulsos subyacentes en la conducta, pero no idéntico a ella. Si investigamos las
motivaciones particularmente la motivación inconciente de determinadas conductas, encontraremos que el
rasgo de la conducta encierra numerosos y completamente diferentes rasgos del carácter. La conducta
puede ser superficialmente la misma, a pesar de estar motivada de maneras distinta. Freíd reconoció la
cualidad dinámica de los rasgos de carácter y sostuvo que la estructura del carácter de una persona
representa una forma particular en la cual la energía está encauzada en el proceso de vivir.

Freíd trata de explicar la naturaleza dinámica de los rasgos del carácter combinando su caracterología con
su teoría de la libido. Pero el progreso de la teoría psicoanalítica, como también el de las ciencias sociales y
naturales condujo a un nuevo concepto que no se basa en la idea de un individuo primariamente aislado, sino
en relación del hombre con sus semejantes, con la naturaleza y consigo mismo.

La principal diferencia entre la teoría de Freud y la de Fromn es que esta última no considera como base
fundamental del carácter de varios tipos de organización de la libido, sino a los modos específicos de relación
de la persona con el mundo exterior. En el proceso de la vida el hombre se relaciona con el mundo:

Adquiriendo y asimilando objetos.


Relacionándose con otras personas (y consigo mismo)

El primer proceso recibirá el nombre de asimilación, el segundo proceso de socialización. Ambas formas son
abiertas, no instintivamente determinadas como en el caso de los animales.

El hombre se relaciona de varias maneras: amando, odiando, compitiendo, cooperando, pero debe estar
relacionado de alguna manera y la forma particular en que lo hace es expresión de su carácter. Esta
orientación por las cuales el individuo se relaciona con el mundo constituye la médula de su carácter, puede
definirse al carácter como la forma (relativamente permanente) en la que la energía humana es canalizada
en los procesos de asimilación y socialización. Esta canalización de energía psíquica tiene funciones
biológicas muy importantes.

El carácter tiene, además, una función selectiva con respecto a las ideas y a los valores de las personas.
Puesto que a la mayoría de las gentes les parece que sus ideas son independientes de sus emociones y
deseos y que son el resultado de deducciones lógicas. Se equivocan, porque cuando, en realidad, estas ideas
y estos juicios aparecen son el resultado de su carácter, tanto como lo son sus acciones.

El carácter es también la base para la adaptación a la sociedad. El carácter del niño es modelado por el
carácter de sus padres, en respuesta al cual se desarrolla. Los padres y sus métodos de disciplina son
determinados a su vez, por la estructura social de su cultura. La familia término medio es la “agencia
psíquica” de la sociedad.

Debemos distinguir del carácter social, el carácter individual, en el cual, una persona se diferencia de otra en
la misma cultura. Estas diferencias son en parte debidas a la diferencia del ambiente, como también, a las
diferentes constituciones del individuo. Genéticamente la formación del carácter individual se determina por
el impacto de las experiencias vitales sobre el temperamento y la constitución física.

Ahora se hará una diferencia entre las orientaciones (A) productivas y (B) improductivas. Debe tomarse en
cuenta que estos conceptos son “tipos ideales”

Tipos de carácter: la orientación improductivas:

a- la orientación receptiva

La persona siente que “la fuente de todo bien” se halla en el exterior y cree que la única manera de lograr lo
que desea es recibiéndolo de esa fuente externa. Son individuos excesivamente sensibles a todo desaire o
rechazamiento. Si están dotados de inteligencia son los mejores en prestar atención y seguir consejos,
puesto que su orientación consiste en recibir, y no en producir ideas; si se ven abandonados a sí mismos, se
sienten paralizados. Muestran una clase particular de lealtad, en cuya base se encuentre un sentimiento de
gratitud por la mano que los alimenta. Les resulta difícil decir no y se ven fácilmente entre lealtades y
promesas conflictivas. La parálisis de sus facultades críticas resultantes aumenta constantemente su
dependencia de otros. Tales personas tienden a compensar su ansiedad y depresión comiendo y bebiendo.
En general, son optimistas y cordiales; tienen cierta confianza en la vida y sus bondades pero se tornan
ansiosos y atolondrados cuando ven amenazado su “fuente de abastecimiento”

b- La orientación explotadora

Tal como la receptiva, tiene como premisa básica que la fuente de todo bien se encuentra en el exterior, la
diferencia está en que el tipo explotador no espera recibir objetos de los demás en calidad de dádivas, sino
que prefiere quitárselos por medio de violencia o astucia.

En el terreno del amor y del afecto tienden a robar y arrebatar. Esta misma actitud se manifiesta en
relación con el pensamiento y los propósitos intelectuales, siendo el plagio el método más común. Su lema es
“los frutos robados son mejores”. Su actitud está coloreada por una mezcla de hostilidad y cálculo. En vez de
confianza y optimismo encontramos en ellos la suspicacia y el cinismo, la envidia y los celos. Suelen
sobreestimar lo que otros poseen y subestiman lo propio
c- La orientación acumulativa

La orientación acumulativa hace que la persona tenga poca fe en cualquier cosa nueva que pueda obtener
del mundo exterior; su seguridad se basa en la acumulación y en el ahorro, en tanto que cualquier gasto se
interpreta como una amenaza. Muestran una singular clase de lealtad hacia las gentes y también hacia los
recuerdos. Su sentimentalismo les hace sentir que todo pasado fue mejor. Pueden saberlo todo, pero son
estériles e incapaces de pensar productivamente. Otro elemento característico de esta actitud es el ser
pedantemente ordenado. Él es metódico con sus cosas, sus pensamientos y sus sentimientos, pero su
método es rígido y estéril. Además, las cosas no deben ser colocadas en su lugar sino también a su debido
tiempo; la puntualidad observa es característica del tipo acumulativo y representa otra forma de dominar al
mundo exterior. Un constante “No” es la defensa casi automática contra la intromisión. Sus valores más
altos son el orden y la seguridad. El individuo del tipo acumulativo tiende a ser suspicaz y a poseer un
singular sentido de justicia, el cual podría ser expresado por “lo mió es mió y lo tuyo es tuyo”

d- La orientación mercantil.

La orientación mercantil se desarrollo como una orientación propia de la era moderna. Al analizarla debe
considerarse la función económica del mercado como la base y la condición principal para su desarrollo en el
hombre mismo. El mercado moderno no representa ya un lugar de reunión, sino un mecanismo caracterizado
por la demanda abstracta e impersonal.

El concepto mercantil del valor, el énfasis puesto en el valor de cambio más bien que en el valor de utilidad,
ha conducido a un concepto similar de valor con respecto a las y en particular al valor de uno mismo. Llamo
orientación mercantil a la orientación del carácter que está arraigada en el experimentarse a uno mismo
como una mercancía y al propio valor como un valor de cambio.

En nuestro tiempo la orientación mercantil se ha desarrollado rápido y juntamente con el desarrollo de un


nuevo mercado el “mercado de la personalidad”. Todo depende de una aceptación personal por parte de
aquellos que necesitan de sus servicios. El éxito es la consecuencia de cómo uno logra venderse en el
mercado, la persona no se preocupa tanto por su vida y felicidad como por ser “vendible”. Uno debe estar de
moda, y para lograrlo, debe saber que clase de personalidad es la de mayor demanda. Su autoestimación
depende, a causa de lo anteriormente enunciado, a las condiciones fuera de su control. El individuo se siente
impulsado a luchar inflexiblemente por el éxito; cualquier estancamiento es una grave amenaza a la
estimación propia.

En la orientación mercantil el hombre experimenta sus propias capacidades como mercancías enajenadas
de él; no se siente identificado con ellas, sólo le interesa para hacer uso para conseguir el éxito. Debe buscar
su convicción de identidad no en relación a sí mismo, sino en la opinión que otros tengan acerca de él.

La diferencia de los individuos sólo es cuantitativa: tener éxito en mayor o menor medida, la diferencia entre
los individuos se reduce a un elemento común: su precio en el mercado.

Es una ilusión esperar que la sociedad del hombre arraigado en la orientación mercantil pueda remediarse
con el amor individual. El pensamiento, al igual que el sentimiento es determinado por la orientación
mercantil. Estimulado por una eficiente y extensa educación, esto conduce a un alto grado de inteligencia,
pero no de razón. Además, el saber mismo se transforma en mercancía.

La orientación mercantil no desarrolla algo que está potencialmente en la persona; su naturaleza misma es
que no se desarrolla ninguna clase de relación específica y permanente, sino que la variabilidad misma de
actitudes es la única cualidad permanente de tal orientación. En esta orientación pueden desarrollarse las
cualidades que se venden mejor. Su premisa es la vacuidad, la personalidad mercantil debe estar libre de
toda individualidad.

Es necesario sugerir una hipótesis acerca de las condiciones sociales que originan al predominio de
cualquiera de estos cuatro tipos improductivos. From deja establecer que la relación entre sociedad e
individuo debe entenderse de una manera profunda. La personalidad total del individuo termino medio es
modelada por el modo con que se relacionan los individuos entre sí y está determinada por la estructura
socioeconómica y política de la sociedad a tal grado que del análisis de un individuo puede deducirse, en
principio, la totalidad de la estructura social donde vive

3 -la orientación productiva.

características generales.

Desde los tiempos de la literatura clásica hasta el siglo XIX se hicieron grandes esfuerzos por descubrir la
visión de cómo debe ser el hombre bueno y la sociedad buena. El siglo XX se distingue por la ausencia de
tales visiones. Se pone mayor énfasis en el análisis crítico del hombre y de la sociedad. La ausencia de
visiones que bosquejan al hombre “mejor” y una “mejor” sociedad ha tenido el efecto de paralizar la fe del
hombre en sí mismo y en el futuro.

Al ocuparse From del carácter productivo se aventurará a ir más allá del análisis crítico e investigará la
naturaleza del carácter plenamente desarrollado, que es la meta del desarrollo humana humano y
simultáneamente el ideal de la ética humanista.

La “orientación productiva” de la personalidad se refiere a una actitud fundamental, a un modo de


relacionarse en todos los campos de la experiencia humana. Productividad es la capacidad del hombre para
emplear sus fuerzas y realizar sus potencialidades congénitas. Esto implica que “Él” debe ser libre y no
dependiente de alguien. Además esto implica que es guiado por la razón, puesto que únicamente puede
hacer uso de sus poderes si sabe lo que son, cómo usarlos y para qué usarlos. Productividad significa que se
experimenta a sí mismo como la personificación de sus facultades. Podemos concluir entonces que la
productividad es una actitud de la cual es capaz todo ser humano, a menos que esté mental o
emocionalmente impedido. El término “productivo” es también susceptible de ser confundido con activo, que
si bien actividad en el uso moderno indica frecuentemente lo opuesto a productividad. La persona actúa
porque la autoridad lo quiere y hace lo que la autoridad quiere que se haga, es, por consiguiente, incapaz de
seguir impulsos espontáneos que emanan de su propio interior (pero el carácter autoritario no sólo tiende a
la sumisión, sino que también desea dominar). Semejante a la actividad emanada de la sumisión es la
actividad autómata.

En el concepto de la productividad no nos referimos a la actividad que necesariamente produce resultados


prácticos, sino a una actitud, a un modo de reacción y de orientación hacia el mundo y hacia uno mismo en el
proceso de vivir. Lo que interesa es el carácter del hombre no su éxito.

Hablamos de que la productividad es la realización de las potencialidades que son características del
hombre; el uso de sus poderes. Pero con esta nos encontramos con un nuevo interrogante: ¿Qué es el poder?
(1) poder de capacidad y (2) poder sobre = dominio.

Poder dominio es resultado de la paralización de poder capacidad. Poder-sobre es la perversión del poder-
de. La capacidad de hacer uso productivo de sus poderes es la potencia del hombre, la incapacidad es su
impotencia. El dominio está ligado a la muerte, la potencia a la vida. El dominio nace de la impotencia y a su
vez la acrecienta, pues si un individuo puede forzar a otro a que le sirva, su propia necesidad de ser
productivo se va paralizando gradualmente. Ahora bien, el mundo exterior puede ser experimentado de dos
maneras, (1) reproductivamente; donde se percibe la actualidad del mismo, como una película, y (2)
generativamente, concibiéndola, vivificándola y re-creándola; este nuevo material por medio de la actividad
espontánea de los propios poderes mentales y emocionales. Dentro de la sociedad moderna, hoy en día, es
muy frecuente la atrofia relativa de la capacidad generadora.

La presencia de ambas capacidades, la reproductiva y la generativa, es una condición previa para la


productividad, con dos polos opuestos cuya interacción es la fuente dinámica de la productividad. La
productividad no es la suma o combinación de ambas capacidades, sino que es algo nuevo que brota de esta
interacción. Hay que tener en claro que el objeto más importante de la productividad es el hombre mismo, y
su crecimiento no se da por sí mismo, (como podría ser el crecimiento físico) sino que el dar vida a las
potencialidades intelectuales y emocionales del hombre; el dar nacimiento a su Yo, requiere una actividad
productiva.

El amor y el pensamiento productivo

El hombre comprende al mundo, mental y emocionalmente a través de la razón y del amor. Esta son a su vez
expresiones de diferentes poderes, el de la emoción y el del pensamiento también el hombre está
caracterizado por ser el único ser que no siendo capaz de soportar la separación del mundo, necesita estar
en contacto y además separado. Es la paradoja de la existencia humana la de que el hombre debe buscar
simultáneamente la cercanía con los demás y la independencia. La respuesta a esta paradoja y al problema
moral del hombre, la productividad. Se puede estar relacionado con el mundo amando y comprendiendo.
Pero el concepto de “comprender” que contiene dentro de sí los conceptos de razón y amor deben ser
aclarados. El concepto de amor productivo es diferente de aquello que con frecuencia es llamado amor. El
“amor productivo” requiere de algunos elementos básicos: cuidado, responsabilidad, respeto y conocimiento.

Cuidado y responsabilidad denotan que el amor es una actividad y no una pasión que vence a uno o un
afecto por el cual uno es afectado. La responsabilidad no es un deber impuesto a uno desde afuera, sino mi
respuesta a algo que siento que me concierne, responsabilidad y respuesta tienen la misma raíz, respodere =
“responder”; ser razonable significa estar dispuesto a responder.

Amar a una persona productivamente implica interesarse en ella y sentirse responsable por su vida; no
únicamente por su existencia física, sino por el crecimiento y desarrollo de todos sus poderes humanos.
Amar productivamente es incompatible con ser pasivo, con contemplar la vida de la persona amada; implica
trabajo y cuidado y la responsabilidad para su desarrollo.

El cuidado y la responsabilidad son elementos constitutivos del amor, pero sin el respeto por la persona
amada y su conocimiento, el amor degenera en dominación y posesión. Respeto no es temor; indica (de
acuerdo con la raíz de la palabra repicere = mirar a) la aptitud para ver una persona tal como es, de ser
conciente de su individualidad y singularidad. No es posible respetar a una persona sin conocerla; cuidado y
responsabilidad sería ciegos si no estuvieran guiadas por el conocimiento de la individualidad de la persona.

El sujeto, en el pensamiento productivo, no es indiferente a su objeto, sino que este le concierne y le afecta.
No se experimenta al objeto como algo muerto y separado de uno mismo y de las vidas de uno; al contrario,
el sujeto está intensamente interesado en su objeto y cuanto más intima sea la relación tanto más fecundo
es su pensamiento.

EL pensador en el proceso del pensamiento es motivado por su interés por el objeto; es afectado por él y
reacciona frente a el; se interesa y responde. Pero el pensamiento productivo se caracteriza también por la
objetividad, por le respeto al sujeto pensant por su objeto, por su facultad de ver el objeto tal como es y no
como desea que fuere. Esta polaridad entre objetividad y subjetividad características del pensamiento
productivo como lo es de la productividad en general.

La objetividad no requiere únicamente ver al objeto tal como es, sino también verse a sí mismo como uno
es; vale decir, ser conciente de la constelación particular en que uno se encuentra como un observador
relacionado con el objeto de la observación. El pensamiento productivo se determina por la naturaleza del
objeto, quien se vincula con su objeto en el proceso de pensamiento. Esta doble determinación constituye la
objetividad. La objetividad no significa indiferencia y despego; significa respeto; o sea la aptitud para no
deformar falsificar las cosas, las personas y a uno mismo. Lo importante no es si existe o no interés, sino que
clase de interés existe y cual será su relación con la verdad.

El entorpecimiento de la actividad productiva da lugar a la inactividad y a la su de la actividad productiva da


lugar a la inactividad y a la superactividad. El hambre y la fuerza nunca pueden ser condiciones para la
actividad productiva. La libertad, la seguridad económica y una organización de la sociedad en la cual el
trabajo puede ser la expresión más significativa de las facultades del hombre, constituyen por contraste, los
factores conducentes a la expresión de la tendencia natural del hombre, a hacer uso de sus poderes. El
trabajo, el amor y el pensamiento productivo son posibles únicamente si la persona puede estar, cuando es
necesario, sosegado y sólo consigo misma. Ser capaz de prestar atención a uno mismo es un requisito previo
para tener la capacidad de prestar atención a los demás.

La orientaciones en el proceso de socialización

El proceso de vivir implica dos clase de relación con el mundo: 1, el proceso de asimilación y 2, el proceso de
socialización. En el proceso de socialización podemos distinguir entre las siguientes clases de relaciones
interpersonales: la relación simbiótica, la de distanciamiento destructivo, la de amor.

En la relación simbiótica la persona se encuentra relacionada con otras, pero pierde, o nunca obtiene su
independencia; rehuye a al peligro de la soledad, llegando a ser parte de otra persona o bien absorbiéndola.
Las formas que tal clase de dependencia pueden asumir son múltiples: puede ser racionalizado como
sacrificio, deber o amor, especialmente cuando las normas culturales legítimas, esta clase de racionalización
es aparte. Una segunda clase de relación se la que se caracteriza por el distanciamiento, la retirada y la
destrucción.

El amor es la forma productiva de relación con otros y con uno mismo. Implica responsabilidad, cuidado,
respeto y conocimiento, así como también el deseo de que la otra persona crezca y progrese. ES la expresión
de la intimidad entre dos seres humanos bajo la condición de la conservación de la integridad de cada uno.

El siguiente esquema ofrece un cuadro de las orientaciones que han sido objeto de nuestro estudio y de las
afinidades entre ellas

I- Orientación improductiva

Asimilación Socialización

Receptiva (aceptando) Masoquista (lealtad)


Simbiosis
Explotadora (tomando) Sádico (autoridad)

Acumulativa (conservando) Destructiva (aserción)


Distanciamiento
Mercantil (cambiando) Indiferente (equidad)

II- Orientación productiva:

Asimilación Socialización

Trabajando Amando razonando

Combinaciones de distintas orientaciones.

En realidad, no existe una sola orientación. Siempre se trata de combinaciones, pues un carácter jamás
representa exhaustivamente a una de las orientaciones improductivas, o a la orientación productiva.

El grado respectivo de intensidad de las orientaciones productivas e improductivas en la estructura de


carácter de cada persona varía y determina la cualidad de las orientaciones improductivas. Cualquiera de las
orientaciones improductivas posee un aspecto positivo y otro negativo de acuerdo con el grado de
productividad en la estructura total del carácter. La siguiente lista de los aspectos positivos y negativos de
las distintas orientaciones puede servir como una ilustración de este principio.

Orientación receptiva (aceptando)

Aspecto positivo Aspecto negativo

Capaz de aceptar Pasivo, si iniciativa

Conforme Carente de opinión y de carácter

Devoto Sumiso

Modesto Sin orgullo


Encantador Parásito

Adaptable Carente de principios

Ajustado socialmente Servil, sin confianza en sí mismo

Idealista Apartado de la realidad

Sensitivo Cobarde

Cortes Servil

Optimista Iluso

Confiado Crédulo

Tierno Sensibilero

Orientación explotadora (tomando)

Aspecto positivo Aspecto negativo

Activo Explotador

Capaz de tomar iniciativa Agresivo

Capaz de reclamar Egocéntrico

Altivo Presuntuoso

Impulsivo Precipitado

Confiado en sí mismo Arrogante

Cautivador Seductor

Orientación acumulativa (conservando)

Aspecto positivo Aspecto negativo

Práctico Carente de imaginación

Económico Mezquino

Cuidadoso Suspicaz

Reservado Frío

Paciente Letárgico

Cauteloso Angustiado

Constante, tenaz Obstinado

Imperturbable Indolente

Sereno ante los problemas Inerte

Ordenado Pedante

Metódico Obsesionado

Fiel Poseso

Orientación mercantil (cambiando)

Aspectos positivos Aspectos negativos

Calculador Oportunista

Capaz de cambiar Insistente

Juvenil Pueril

Previsor Sin futuro o pasado

De criterio amplio Carente de principios y valores

Sociable Incapaz de estar solo

Experimentador Sin meta ni propósito

No dogmático Relativista

Eficiente Super-activo

Curioso Carente de tacto

Inteligente Intelectualoide

Adaptable Indiscriminador
Tolerante Indiferente

Chistoso Pueril

Generoso Disipador

Los aspectos positivos y negativos no constituyen dos clases separadas de síndromes. Cada uno de estos
puede ser descrito como un punto en una línea continua que está determinado por el grado en que prevalece
la orientación productiva.

Al considerar las orientaciones, sus combinaciones y los grados de personalidad; reconoceremos que la
configuración de estos elementos originan un número infinito de variaciones de la personalidad

Capítulo IV. Los problemas de la Ética humanista.

Egoísmo, amor por uno mismo e interés propio.

La cultura moderna está saturada por un tabú contra el egoísmo. Se nos enseña que ser egoísta es
pecaminoso y que amar a los demás es virtuoso. El no ser egoísta implica el no hacer lo uno desea. Significa
además el someterse a un poder fuera de ti, “el deber”, “no ser egoísta” ha llegado a ser uno de los
instrumentos ideológicos más poderosos para suprimir la espontaneidad y el libre desarrollo de la
personalidad.

Al lado de la doctrina que sostiene que el hombre no debe ser egoísta se encuentra la teoría difundida en la
sociedad moderna: “ten presente tu propia ventaja, actúa de acuerdo con aquello que sea mejor para ti y al
obrar de ese modo estarás obrando también para la mayor ventaja de los demás”

Un resultado de estas dos ideas contradictorias es la confusión del hombre moderno. Obstaculiza el proceso
de integración de personalidad.

En primer lugar debe recalcarse la falsedad lógica del concepto de que el amor por los demás y el amor
propio son recíprocamente excluyentes. Si es una virtud amar a mi prójimo como ser humano, entonces debe
ser una virtud amarme a mí, puesto que yo también soy un ser humano. No existe un concepto de hombre
en el cual yo mismo no esté incluido. Las actitudes hacia los otros y hacia nosotros mismos, lejos de ser
contradictorias, son conjuntivas. EL amar, en principio, es indivisible en lo que se refiere entre “objeto” y el
propio ser. El amor genuino no es un “afecto” sino un esfuerzo activo por el desarrollo y felicidad de la
persona amada, arraigado en la propia capacidad de amar. La afirmación de la propia vida, felicidad,
crecimiento, libertad, etá arraigada en la capacidad de uno para amar, vale decir, en el cuidado, el respeto, la
responsabilidad y el conocimiento. ¿Cómo explicarnos el egoísmo que obviamente excluye todo interés
genuino por otros? La persona egoísta está únicamente interesada en sí misma, desea tomar todo para ella.
El mundo exterior es contemplado únicamente desde el punto de vista de lo que pueda extraer de él, carece
de interés por las necesidades de otros y de respeto por la dignidad e integridad. No puede ver más allá de sí
misma; juzgar a toda persona y cosa desde el punto de vista de la utilidad para ella; es básicamente incapaz
de amar. El egoísmo y el amor por uno mismo, lejos de ser idénticos, son realmente opuestos. La persona
egoístas son incapaces de amar a otros, pero tampoco son capaces de amarse a sí misma.

Ahora podemos considerar el concepto de interés propio. Existen dos enfoques fundamentalmente
diferentes. Uno se el punto de vista objetivista, el cual considera el “interés” no en razón de un sentimiento
subjetivo, sino más bien de lo que es objetivamente la naturaleza del hombre. Él tiene solamente un interés
verdadero y este consiste en el pleno desarrollo de sus potencialidades humanas. En los últimos siglos este
concepto de interés propio ha ido estrechándose hasta significar su opuesto. Ha llegado a ser idéntico al
egoísmo, al interés por bienes materiales, al poder y al éxito. Este menoscaba fue posible por el cambio del
concepto objetivista de interés propio por el concepto erróneo subjetivista.

La conciencia, el llamado del hombre a sí mismo

En sus diversas manifestaciones la conciencia es desconcertante. From se propone analizar la conciencia


“autoritaria” de los humanos. Diferenciación que se ajusta a la diferencia entre la Ética autoritaria y la
humanista.

La conciencia autoritaria.

La conciencia autoritaria es la voz de una autoridad externa interiorizada. Si bien la conciencia autoritaria es
diferente del temor al castigo y la esperanza de recompensa, ya que la relación con la autoridad ha sido
interiorizada, no es muy diferente de otros aspectos esenciales.

Las prescripciones de la conciencia autoritaria no se determinan por un juicio propio de valor, sino
exclusivamente pro el hecho de que sus mandatos y prohibiciones son establecidos por las autoridades.
Normalmente la persona cuya conciencia es autoritaria está sujeta a las autoridades externas y al eco
interiorizado de ellas. La conciencia influye simultáneamente en la imagen de las autoridades externas, pues
tal conciencia tiene siempre la necesidad de admirar a algún hombre, de tener algún ideal. Esta acción
recíproca entre interiorización y proyección con mucha frecuencia da por resultado una convicción
inconmovible del carácter ideal de la autoridad. Su fuerza radica en las emociones de temor y de admiración
que produce.

Analicemos la estructura del carácter de una persona autoritaria. Esta ha encontrado seguridad externa al
formar parte, simbióticamente de una autoridad concebida como más grande y más poderos que ella misma,
teme al abandono, al desamparo antes que al castigo. La ofensa primordial es la rebelión. La desobediencia
es el pecado capital, la obediencia, la virtud cardinal. El individuo, en consecuencia, nunca tiene derecho a
indagar o criticar. El deber de reconocer la superioridad de la autoridad engendra diversas prohibiciones. La
más importante es la de sentirse como la autoridad. La desigualdad. La desigualdad fundamental entre ella y
el hombre es el dogma básico de la conciencia autoritaria. Quienes están sujetos a ella son medios son
medios para su fin; ella tiene el poder de la voluntad y de la creación.

El hombre reprime sus propios poderos al experimentar sentimientos de culpa, arraigados en la convicción
autoritaria de que el ejercicio de la propia voluntad y poder creador constituye una rebelión contra las
prerrogativas de la autoridad. Este sentimiento de culpabilidad, a su vez, debilita al hombre, reduce su poder
y acrecienta su sumisión. La interiorización de la autoridad implica dos aspectos. Primero, donde el hombre
se somete a la autoridad; segundo, donde asume el papel de autoridad. El hombre, se convierte así no sólo
en esclavo obediente, sino en el riguroso capataz que se trata a sí mismo como esclavo. Algunos aspectos de
la conciencia autoritaria pueden ser observados en las relaciones de padres e hijos.

La conciencia humanista

La conciencia humanista no es la voz interiorizada de una autoridad que estamos temerosos al contraria y
ansiosos por contemplar; es nuestra propia voz, presente en todo ser humano e independiente de
recompensas y sanciones externas. La conciencia humanista es la reacción de nuestra personalidad total a
su funcionamiento correcto. Juzga nuestro funcionamiento correcto, juzga nuestro funcionamiento como
seres humanos, es conocimiento de uno mismo, conocimiento de nuestros éxitos y fracasos en el arte de
vivir. Pero es algo más que simple conocimiento. Tiene una cualidad afectiva pro cuanto es la reacción de
nuestra personalidad total y no únicamente la reacción de nuestra mente. La conciencia es la reacción de
nosotros ante nosotros. Es la voz de nuestro yo que nos vuelve a reconciliar con nosotros mismos, para vivir
productivamente, y lleguemos así a ser lo que somos potencialmente. Ella ese la voz de nuestro amoroso
cuidad de nosotros mismos. El objetivo de la conciencia humanista es la productividad, y por consiguiente, la
felicidad; puesto que la felicidad es el concomitante necesario del vivir productivos.

Aprender a comprender los mensajes de la conciencia es sumamente difícil. Primero, porque debemos ser
capaces de escucharnos nosotros mismo. Pero escucharse a uno mismo es difícil para el hombre moderno
porque este arte requiere de otro (la segunda) facultad: la de estar sólo con uno mismo.

En nuestro estudio he analizado la conciencia autoritaria y la humanista con el fin de señalar sus cualidades
características. En realidad, no están separados, ni son simultáneamente excluyentes. Todos los individuos
poseen ambas conciencias. La cuestión es saber distinguir entre su fuerza respectiva y su interrelación.

La diferencia entre conciencia humanista y la autoritaria no radica en que esta última está moldeada por la
tradición cultural, mientras que la primera se desarrolla independientemente. Por el contrario es similar en
este respecto a nuestras capacidades para hablar y pensar, las cuales, no obstante de ser potencialidades
humanas intrínsecas, se desarrollan solamente en una contextura social y cultural.

El placer y la felicidad.

El placer como criterio de valor

La Ética autoritaria tiene la ventaja de la simplicidad; sus criterios de lo bueno y de lo malo son los dictados
de la autoridad y la virtud del hombre es acatarlos.

La Ética humanista tiene que luchar contra la dificultad de que al hacer del hombre único juez de los valores,
parecería que el placer o el dolor se convierten en árbitros finales de lo bueno y de lo malo ¿cómo puede
guiarse nuestra vida por un motivo por igual? From, haciendo un recuento de los conceptos de Platón,
Aristóteles, Spinoza y Spenscer llega a la conclusión de que tienen ellos tres puntos en común, los cuales
aprueba:

Que la experiencia subjetiva del placer en sí misma no es un criterio suficiente de valor


Que la felicidad va unidad a la virtud
Que puede hallarse un criterio objetivo para la valoración del placer

Las precedentes teorías del placer y su papel en la ética adolecieron del defecto de no haber sido construidas
con datos suficientes afinados, basados en técnicas precisas de estudio y de observación. El psicoanálisis con
su estudio minucioso de loas motivaciones inconscientes y de los dinamismos del carácter proporcionó las
bases para tales técnicas de estudio; que nos ha permitido avanzar en la compresión del análisis del placer.
El psicoanálisis confirma la hipótesis de los opositores de la Ética hedonista, de que la experiencia subjetiva
es en sí misma engañosa y no constituye un criterio válido de valor. Dentro de las problemáticas que abarca
se encuentra la de la felicidad.

Tanto la felicidad como la infelicidad son algo más que un estado de la mentalidad. Son realmente
expresiones del estado del organismo entero de la personalidad total. La felicidad va unida a un aumento de
la vitalidad a la intensidad del sentimiento y del pensamiento y a la productividad; la infelicidad va unida a la
disminución de estas capacidades y funciones. El funcionamiento de nuestras capacidades mentales y
emocionales está influenciado por nuestra felicidad o infelicidad. La infelicidad debilita y hasta paraliza todas
nuestras funciones psíquicas. Al placer o a la felicidad que existen solamente en la mente de una persona, y
que, por lo tanto, es conciente, no constituyen una condición de su personalidad. Deben denominarse
pseudo-placer o pseudo-felicidad. Estos dos constituyen sentimientos simulados, son más bien
pensamientos de sensaciones que experiencias emocionales genuinas.
B tipos de placer

El análisis de la diferencia cualitativa entre las distintas clase de placer es como ya fue señalado, la clave del
problema de la relación entre el placer y los valores éticos.

Un tipo de placer es el alivio de una tensión penosa la necesidad fisiológica si está en tensión y es liberada se
experimenta satisfacción: satis-facere (hacer suficiente).

Un tipo de placer también causado por el alivio de tensión, pero de frente calidad, radica en la tensión
psíquica. Una persona puede sentir que un deseo emana de las exigencias de su organismo cuando en
realidad está determinado por necesidades psíquicas irracionales. Aunque el placer derivado de la
satisfacción de necesidades fisiológicas genuinas y de necesidades psíquicas irracionales consiste en el alivio
de la tensión, la calidad del placer difiera considerablemente. Los deseos condicionados fisiológicamente,
como el hambre, la sed, y otros más, son satisfechos con el alivio de la tensión fisiológicamente condicionada
y reaparecen únicamente si la ncesidad fisiológica vuelve a surgir; son, por consiguiente de naturaleza
rítmica. Los deseos irracionales, en contraste, son irracionales. El deseo de la persona envidiosa, posesiva o
sádica no desaparece con su satisfacción, excepto (tal vez) momentáneamente. En la naturaleza misma de
esos deseos irracionales reside el que no puedan ser “satisfechos”. Nacen de la insatisfacción de uno mismo.

Propongo denominar al placer que se deriva del cumplimiento de deseos irracionales “placer irracional”, en
contraste con “satisfacción” que es el cumplimiento de los deseos fisiológicos normales. Quedan por
considerar otros dos tipos de placer menos complejos. Uno es el placer que acompaña la ejecución de
cualquier clase de acto que el individuo se ha propuesto realizar. Propongo denominar esta clase de place
“gratificante”. Lograra algo que uno se había propuesto realizar es gratificante aunque la actividad no sea
necesariamente productiva.

El otro tipo de placer, sin analizar aún, no se basa en el esfuerzo sino en su opuesto, en el descanso. En este
tipo de gratificación que acompaña a las actividades que no requieren ningún esfuerzo, pero que son
placenteras. Nuestra opinión sobre la relevancia ética del placer. La satisfacción siendo el alivio de una
tensión fisiológicamente condicionada, no es ni buena ni mala, desde le punto de vista de la valoración ética
es neutras, como lo son la gratificación y el placer. El placer irracional y la felicidad (goce) son experiencias
de significado ético. El placer irracional es señal de avidez, indica el fracaso en la resolución del problema de
la existencia humana. La felicidad es el mayor triunfo del hombre; es la respuesta de su personalidad total a
una orientación productiva hacia uno mismo y hacia el mundo exterior.

La ética humanista bien puede postular a la felicidad y al goce como sus virtudes supremas, pero hacerla no
demanda del hombre la tarea más fácil, sino la más difícil, el pleno desarrollo de su productividad.

El problema de los medios y de los fines.

Dos problemas

1-EL fin conscientemente percibido puede ser algo diferente del fin que se percibe inconscientemente. Una
persona puede pensar que su fin (o su motivo) es el goce de la vida o el cumplimiento del deber para con su
familia, mientras que su fin real –aunque inconsciente es el poder que obtiene a través del dinero o el placer
que deriva de acumularlo

2- El segundo problema (y más importante) proviene de la presunción de que el placer conectado con los
medios deriva necesariamente del placer vinculado con el fin los medios han llegado a ser independientes del
fin, han usurpado su finción y el fin alejado existe solamente en la imaginación.

El énfasis exagerado puesto en los fines conduce de varias formas a una distorsión del equilibrio armónico
entre medios y fines. Una forma de esto es aquella por la cual se destacan los fines sin considerar
suficientemente el papel de los medios. El resultado de esta distorsión es que los fines se tornan abstractos,
irreales y por último se convierten en el lema mecánico de “los fines justifican los medios” Los defensores de
este principio no se dan cuenta que el empleo de medios destructivos tienen sus propia consecuencia que en
realidad transformase el fin aunque se le conserve ideológicamente.

Toda sociedad tiende a formara la estructuras del carácter de sus miembros de modo que les haga desear
hacer lo que deben hacer a fin de cumplir su función social. Solamente analizando la naturaleza del hombre y
descubriendo la verdadera contradicción entre sus intereses reales y aquellos que le son impuestos por una
sociedad dada puede arribarse a la normas objetivamente válidas.

La fe como un rasgo del carácter

Debemos considera la fe como una actitud básica de la persona, un rasgo del carácter que matiza todas las
experiencias del individuo, que capacita al hombre para enfrentarse con la realidad sin ilusiones y no
obstante, para vivir con fe.

Para comprender este problema será conveniente considerarlo primeramente en relación con el problema
de la duda. La duda se concibe comúnmente como la duda o la perplejidad en relación con tal o cual
presunción o idea, o persona , pero también puede definirla como una actitud. Al fin de comprender el
fenómeno de la duda, debe establecer la diferencia entre la duda racional y la duda irracional.

La duda irracional no es la reacción intelectual frente a una presunción inapropiada o sencillamente


equivocada, sino más bien la duda que caracteriza emocional e intelectualmente la vida de una persona.
Para tal persona no existe, en cualquier esfera de la vida, experiencia alguna que tenga la cualidad de
certeza; todo es dudoso, nada es cierto. La duda irracional es torturante y agotadora sean nimias o
importantes.

La duda racional pone en tela de juicio presunciones cuya validez depende de la creencia de alguna
autoridad y no en la propia experiencia.

Con respecto a la fe estableceré la misma distinción que hice con referencia a la duda, diferenciaremos la fe
racional y la irracional. Entiendo por fe irracional la creencia en una persona, idea o símbolo que no es el
resultado de la propia experiencia, sino que se basa en la sumisión del individuo a una autoridad irracional.
Una persona que se desprende de su independencia interior y se somete a una autoridad, tiende a substituir
su propia experiencia por la de la autoridad. El fenómeno contemporáneo más notable de la fe irracional es la
fe en los conductores dictatoriales.

La fe irracional es una convicción fanática de algo o por alguien que tiene su origen en la sumisión de una
autoridad irracional, personal o impersonal. La fe racional; en contraste, es una firme convicción basada en
una actividad productiva intelectual y emocional. Mientras la fe irracional es la aceptación de algo en calidad
de verdadero, solamente porque una autoridad o mayoría así lo afirman, la fe racional radica en una
convicción independiente basada en la observación y en el propio pensar productivo.

En las relaciones humanas es la fe una cualidad indispensable, cualquiera amor o amistad de cierta
importancia. “tener fe” en otras persona significa tener la certidumbre de la rectitud y constancia de sus
actitudes fundamentales, el núcleo de su personalidad. Con eso no quera dar a entender que una persona no
pueda cambiar de opinión, pero sí que sus motivaciones básicas son siempre las mismas.

No existe una fe racional en el poder. Existe sumisión al mismo o, por parte de aquellos que lo poseen, el
deseo de retenerlo. Mientras el poder parecer ser lo más real de de todas las cosas la historia del hombre ha
demostrado que es la más inestable de todas las adquisiciones humanas.

El hombre no puede vivir sin fe. El problema decisivo para nuestra propia generación y la venidera consiste
en si esta fe será una fe irracional en líderes, en máquinas y en el éxito o la fe racional en el hombre, basada
en la experiencia de nuestra propia actividad productiva..

5-Los poderes morales del hombre

a-EL hombre ¿es bueno o es malo?

En la actualidad creemos (conscientemente) en el poder y la dignidad del hombre. Pero inconscientemente


creemos en su impotencia y maldad.

Las dos ideas opuestas han sido expresadas en términos de teoría psicológica en las obras de Freud. Él
pensó que el hombre es un campo de batalla en el que se enfrentan dos fuerzas poderosas: el impulso de
vivir y el impuso de morir. Esta concepción dualista constituye el punto de partida a nuestro problema ética
y psicológico. El impulso destructivo reconoce dos clase de odios: (1) El odio reactivo es la reacción de una
persona frente a una amenaza a la libertad (su premisa es el respeto por la vida)(2) el odio condicionado por
el carácter es una disposición constante para odiar. El odio irracional está arraigado en el carácter de la
persona siendo secundario su objeto.

Ahora bien, parecería que el impuso destructor se desarrolla de manera proporcional al grado en que se
encuentras bloqueado el desarrollo de las capacidades de la persona. De ser obstaculizados la tendencia de
la vida por ser vivida. Entonces la energía así bloquead se ve sometida a un proceso de modificación y se
transforma en energía destructora para la vida. El impuso destructor es el resultado de la vida no vivida.

Por lo tanto el hombre no es necesariamente malo, sino que llega a ser malo únicamente en caso de faltar
las condiciones apropiadas para su crecimiento y desarrollo. La maldad no tiene por sí misma existencia
independiente, es la ausencia de lo bueno, el resultado del fracaso en la realización de la vida.

Otra cosa que From intentó demostrar fue que el hombre posee dentro de sí la tendencia a desarrollarse,
crecer y ser productivo. No necesita de esta manera incentivos (recompensas y castigos).

De la misma naturaleza del hombre se desprende el principio de que el poder para actuar crearía
necesidades para usar este poder y que el no usarlo origina trastornos e infelicidad. Toda neurosis es o el
resultado de un conflicto entre los poderse congénitos del hombre y aquellas fuerzas que bloquean su
desarrollo.

B- Represión Vs productividad.

Del punto de vista de la ética humanista se desprende que la alternativa ética no fluctúa entre supresión de
lo malvado o su aceptación condescendiente. Ambas -la represión y la condescendencia- constituyen
únicamente los aspectos de bondad y la verdadera alternativa ética oscila entre represión y
condescendencia, por un lado y productividad, por el otro.

El fin de la ética humanista no es la represión de la maldad del hombre (lo cual es favorecida por el efecto
inhibidor del espíritu autoritario) sino el uso productivo de las potencialidades primarias congénitas del
hombre.
C- El carácter y el juicio moral.

La voluntad no es un poder abstracto que el hombre posee independientemente de su carácter. Por el


contrario, la voluntad no es más que la expresión de su carácter. LA persona que confío en su razón y que es
capaz de amar a otros y a sí mismo tiene la voluntad para obrar virtuosamente. EL hombre está sujeto como
todas las demás criaturas, a fuerzas que lo determinan. Pero es el único que puede tomar parte activa de su
propio destino del luchar por la virtud. Pero, mientras de razón y de conciencia estás están ligados a nuestro
carácter.

Esto nos lleva a considerar la capacidad de juzgar . El juicio humanista posee los mismo caracteres lógicas
del juicio racional. Pero no asume un papel divino, de juez con valores que lo trascienden.

6- Ética absoluta Vs Ética relativa. Ética universal Vs Ética socialmente inmanente

Ética universal: Normas de conducta cuyo fin es el crecimiento y desarrollo del hombre.

Ética socialmente inmanente: conjunto de normas de cualquier cultura que contiene prohibiciones y
mandatos que son solamente necesarios para le funcionamiento y la supervivencia de esa sociedad
particular.

La contradicción entre la Ética socialmente inmanente y la Ética universal se reducirá y tenderá a


desaparecer en el mismo grado en que la sociedad llegue a ser verdaderamente humana, vale decir, se
preocupe por el pleno desarrollo de todos sus miembros

Erich From

  

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Przeworski

2 comentarios
William dice: RESPONDER

12 DICIEMBRE, 2018 A LAS 01:14

Como Ouedo Hacer Para Obtener ó Bajar el Libro

 Joaquín dice: RESPONDER


6 ENERO, 2019 A LAS 18:21

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