Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Psicoanálisis
Helí Morales
4
¿Cómo iniciar una escritura donde la palabra cojea, o
más bien, sólo aparece como periférica? Esa es la figu-
ra del autismo. No es gratuito que se denomine “espec-
tro autista” a la resistencia de esas presencias clínicas
AUTISMO
con respecto a los manuales. El autismo implica una
ruptura o alteración intersubjetiva con el otro. El autismo
-como posición- se consume, se devora a sí mismo.
También podríamos ensayar una fórmula: El autismo
como intento de apalabrar el goce del órgano. El órga-
Y CUERPO
no vivo sin continente pulsa independiente del cuerpo.
El cuerpo sin soporte de palabra pulsa sin tramitación.
El niño se protege con el autismo de una dimensión
devastadora que implica al Otro. El autismo no es un
trastorno, es un efecto del deseo de la madre, de su
mirada.
Liora Stavchansky 6
LA EMERGENCIA DEL
PSICOANÁLISIS EN MÉXICO
Habiéndose iniciado como práctica en la medianía del
siglo pasado, el psicoanálisis en México extiende sus
raíces hasta los primeros años de la década de 1910,
e incluso antes. Se establece de manera indubitable la
procedencia del psicoanálisis del discurso psiquiátrico
mexicano, en cuyo desenvolvimiento juega un papel
central el Manicomio La Castañeda. Aquí proponemos
tres etapas en la historia del psicoanálisis en México:
recepción, implantación e institucionalización, y su
cierre en 1957, con la constitución formal de las dos
primeras asociaciones de psicoanalistas, que ocupa-
rán el campo psicoanalítico mexicano hasta finales de
los años sesenta del siglo XX. De modo que el lector
asistirá a un relato histórico cuya culminación tiene una
doble significación: es punto de arribo para el proceso
iniciado en los albores de 1900 y es, al mismo tiempo,
punto de partida de los acontecimientos que habitan la
historia del psicoanálisis en México de 1957 a la época
actual, y que son motivo de la reciente investigación
del autor, misma que aspirará a su concreción en un
siguiente volumen.
Juan Capetillo Hernández es psicoanalista e investi-
gador del Instituto de Investigaciones Psicológicas de
la Universidad Veracruzana. Por la misma casa de es-
tudios es licenciado en Psicología, maestro en Teoría
Psicoanalítica y doctor en Historia. En el IIP – UV se
encarga de la línea de investigación Historia y Psicoa-
nálisis, que busca aportar elementos para un diagnósti-
co histórico y sociológico de la incidencia del discurso
psicoanalítico en la cultura mexicana. Es autor de alre-
dedor de 40 artículos en distintas revistas científicas y
de divulgación y ha escrito diversos capítulos en libros
como Literatura y psique, UAM, 1990; Psicoanálisis y
educación, UNAM, 1990; Escritos de la red, Ediciones
Helí Morales
10
señalamiento se impone, tenemos una diversidad de
textos que, al mismo tiempo, sin haberlo pretendido,
alcanza una cierta unidad que tiene, como uno de sus
ejes, el de la bioética y la biopolítica. Algo que, en el
contexto actual de México y del mundo, es de una
considerable pertinencia.
OTRA VEZ EL
en este volumen y que le da nombre al libro. Trata de una la- entera de la pareja ha vivido en el error? ¿Otra vez el tema
mentable equivocación que termina en tragedia. Pero no es favorito de la autora: el error de nuestra visión de lo humano?
el único cuento que nos muestra a seres humanos que se
equivocan, que en ocasiones se equivocan sin saberlo, es Pero no solamente se trata el tema de la equivocación en
decir, de manera no consciente. Abarca lo trágico y lo triste: este volumen de cuentos: aparece la violencia, sobre todo
CREPÚSCULO
las consecuencias de la ruptura amorosa, la muerte del ser contra las mujeres, la de tipo sexual, es decir, se trata de vio-
amado, los sueños equivocados con la persona equivocada, lación y hasta violación tumultuaria: “Tal vez esto es la muer-
un gozoso adulterio cometido en plena noche de bodas de te”. Violencia entre hermanos: “Génesis 4:8” o la venganza
manera casi involuntaria, una madre que le roba el marido de Abel sobre Caín, la de una madre contra la hija al hacerse
a su hija que hace pensar en si no se trata de una relación amante del marido de la segunda: “Mi corazón se marchita”,
equívoca del matrimonio joven, una enferma mental que por otra vez la violencia sexual en un caso de pedofilia con el
definición consideramos siempre errada en sus delirios, una irónico título “Yo pecador”. La violencia involuntaria reunida
Orlanda que, como en la novela de Virginia Woolf, comienza con la equivocación mencionada: “El tabachín”.
siendo él y termina siendo ella, la relación incestuosa entre Tratándose de un libro de cuentos que abarca estos temas
Asbel narra -desde diferentes planos- una y otra vez la la madre y el hijo, como la mayor transgresión moral, ¿no no puede uno dejar de pensar en el famoso libro de Horacio
misma historia, como si quisiera contestarse una única entran estos temas en el terreno de lo equivocado por de- Quiroga “Cuentos de amor, de locura y de muerte”, influen-
y enorme pregunta: ¿Por qué el amor no es eterno? finición? Si el nombre “La comedia de las equivocaciones” cia obligada en cualquier cuentista de cierto calado. Quiroga
Para ello se vale de relatos perturbadores donde la ter- no fuera tan famoso ya podría aplicarse a este libro sin faltar trata temas similares y Hernández no le va a la saga: el amor
nura no basta, la familia no cobija, el amor y la muerte a la verdad. Y porque, el término “comedia” no tiene cabida como una nostalgia y rara vez como una meta alcanzada,
son inseparables. Al mejor estilo de una escrupulosa aquí. Quizá podría recibir el nombre de “La tragedia de las con frecuencia como un recuerdo melancólico; la locura de
cronista, Asbel no se toca el corazón para llamar a las equivocaciones.” O “Equivocaciones trágicas.” una madre que convive con toda clase de alimañas hasta
cosas por su nombre, para mostrar, con inflexible luci- que es devorada por las ratas; la muerte, como una presen-
dez, el amor en todas sus facetas: el amor refulgen- En otra línea de pensamiento, la autora nos ofrece algu- cia frecuente en varios de los relatos.
te pero siempre amenazado, el amor que agoniza, el nos apuntes que se alejan de lo convencional en el género
La literatura –nos dice Vargas Llosa- es una manera de amor muerto. Enfoca con el potente zoom de la palabra
ordenar el caótico mundo en que vivimos. Nos da pers- cuento para mostrarnos a profundidad reflexiones acerca de “Otra vez el crepúsculo” es un libro que no hace concesio-
exacta lo no dicho en el seno de cualquier familia, en la soledad, la tristeza por el deterioro de salud de uno de los nes: brutal cuando se hace necesario pero también poético
pectiva frente al desconcierto propio de la existencia.
el corazón de cualquier madre, de cualquier amante. personajes, la rabia que suscita un abuso, sexual o de cual- y lleno de nostalgia a ratos, escrito con prosa clara de al-
Y de esta necesidad por entender el entorno surgieron
los primeros relatos. “Los hombres primitivos, llenos de Su prosa es cruel y vandálica. Desesperantemente ho- quier otro tipo. Y, sin embargo, atisbos de una posible dicha guien que, como sólo los grandes escritores lo hacen, no se
terror, se reunían alrededor del fuego para narrarse los nesta. mediante la transgresión igualmente: “Tres peldaño abiertos cree el cuento de la bondad humana natural a la que echa
acontecimientos del día y, así, intentaban comprender a la dicha” y “El despertar de las piedras” plantean la posi- a perder la vida; más bien, la vida es cruel y el ser humano
su amenazante universo. Les tranquilizaba escapar a un Asbel Hernández pertenece al linaje de escritoras que bilidad de una forma de relación amorosa y sexual diferente su instrumento que mucho contribuye a ello desde los años
mundo otro donde se sentían más seguros por el sólo escudriñan sin pudor el alma, esos sombríos y reduci- entre las personas: la formación de tríos que disfrutan esa iniciales de su existencia.
hecho de tener un principio y un fin, donde las con- dos rincones donde somos realmente humanos porque manera de ir más allá de lo convencional; en el primero la
ductas humanas tenían una explicación, motivaciones y
consecuencias.”
hasta allá no llega la censura de lo social. Territorios
constreñidos por la culpa y el misterio. Asbel está es-
relación se sostiene en todo el cuento y el narrador agrade- Rodrigo Garnica.
ce a su “rival” en amores la aparición en la vida de su pareja;
trechamente vinculada con esas mujeres que arman es, quizá, la única historia con final feliz. En el segundo, el
¿Por qué el ser humano ha seguido narrando? ¿Por qué libros con palabras impúdicas y sinceras, cuya hones- narrador, varón también, disfruta el arreglo no convencio-
leemos? Porque después de habitar esa otra realidad tidad desgarra porque nos obliga a mirar ahí, donde nal pero lamenta que la mujer a la que ama rompa con su
-cuando las historias están bien logradas-, regresamos pocos se atreven sin el pasaporte de la Literatura, con pareja; tanto así, que eso conduce a su propia separación.
a nuestra vida diaria más claros, más sensibles y críti- mayúscula. Narradoras de la talla de Alice Munro, de En “Tres peldaño…” la voz narrativa termina así la historia:
cos: hemos descubierto otros enfoques, nuevas jerar- Patricia Highsmith, de la mexicana Amparo Dávila. “Así, justo así, podríamos vivir el resto de nuestras vidas,
quías entre lo que es importante y lo que no. Entende- en un vaivén donde estamos los tres, sólo los tres.” En “El
mos mejor nuestro pequeño espacio cotidiano. Y Asbel Al cerrar Otra vez el crepúsculo… el mundo se ha despertar…” quien narra resume en la parte final: “A tres
Hernández es, sin lugar a dudas, una descendiente de vuelto más entendible, en su más oscura dimensión. años de la ineludible ruptura, sólo tengo buenos recuerdos
aquellos primeros narradores.
María Esther Núñez de aquella incomparable época que viví con Mario y Renata.
16
PASIONARIO
ensayos sobre el crimen
¿Qué más cercano a nuestra realidad cotidiana que el cri-
men y la violencia? Con el surgimiento de la modernidad
un nuevo discurso toma la batuta de la humanidad: el dis-
curso del logos, el de la razón, que se busca imponer como
garante de orden y progreso en el mundo, desplazando al
discurso religioso del sitio de dominio que ostentó durante
siglos. El pensamiento de Descartes se debe tomar como
representativo del ser y el sentir del hombre moderno. Con
la modernidad, los viejos moldes revelan sus incoherencias
y delirios.
22
REINVENTAR EL Cada analista se las arregla con su propia técnica, a sa-
PSICOANÁLISIS
biendas de que dicha posición responde por su forma-
ción. Las soluciones que encuentra en su experiencia
son menos una fórmula que pueda transmitirse para
todos los casos que el intento de llevar el acto analítico
INTRODUCCIÓN A LA CLÍNICA CON NIÑOS al concepto; y el interés de un libro como éste, de intro-
ducción a la clínica con niños, siempre debería estar en
poner sobre el banquillo al analista para que exponga
aquello con que se encontró en la práctica, menos para
defenderse de un interlocutor insidioso que pide expli-
caciones, que para ofrecer una perspectiva singular.
No hay terreno teórico en el que haya menos consenso
entre psicoanalistas. A diferencia de la clínica con pa- Este no es un libro de fórmulas o recetas. En todo caso,
cientes adultos, donde ciertas invariantes del tratamiento se trata de interrogar los fundamentos éticos de la po-
están más o menos establecidas, en la clínica con niños sición del analista en la práctica con niños, para advertir
siempre se encuentran las más diversas controversias: el carácter provisorio de todas las respuestas y volver a
¿cómo intervenir con un niño? ¿Qué lugar darle al jue- las preguntas fundamentales.
go y otras producciones como el dibujo, etc.? ¿Cuáles
son las coordenadas de la transferencia a partir de la
presencia de los padres u otro adulto “responsable”? Luciano Lutereau
y Liora Stavchansky
24
que la cinematografía le brinda a la profesión de educador.
Asimismo, aplaudo la convicción del autor por dialogar con
los profesores con el propósito de desmontar los ideales
de dominación que rondan en su discurso y sus prácticas.
Por doloroso que resulte, se bordean las tachaduras que
existen en las historias de los sujetos de la educación. Ello
es verdaderamente relevante, dar lugar al sujeto, con todos
sus recovecos y enigmas apunta a una práctica menos ar-
tificial que la recorrida por la enseñanza en sus diferentes
tiempos. El sujeto cuenta y cuenta con palabras. Lo obra
sintetiza grandes premisas del discurso analítico y de aque-
llo que no quiere saberse, como el papel de supuesto-suje-
to-saber que pone al educador en una zona de autoritaris-
mo y confort, hoy cuestionada por la gran informatización
de la sociedad y la crisis de los grandes relatos. Del mismo
modo, la dimensión erótica del aprender, la insistencia de
lo silenciado, la transferencia como motor constitutivo de
PROFESOR ESTUDIANTE son muchos de los regalos que el autor nos brinda en su
generosa textualidad.
32
descubrimientos, sí, pero también a múltiples divergencias sobre los Por su parte, Liliana Donzis sigue la historia del concepto en este es el que surge cuando se tienen ojos para no ver.
modos de entender la tarea y el sentido del psicoanálisis. Es poco siglo y confirma la utilidad del concepto de narcisismo, según la co- Esta primera parte del libro culmina con un broche de oro: una deto-
antes de la muerte de Freud cuando, por un lado, Lacan, en su co- rroboración clínica obtenida en los mismos cien años, que por ahora nación erudita que manifiesta los antecedentes y las consecuencias
municación de 1936 sobre el estadio del espejo y, por el otro, Anna se cumplen, de los primeros balbuceos del psicoanálisis con niños, filosóficas y políticas de la noción de narcisismo. La autoría es de
Freud, que escribe entre 1934 y 1938 El Yo y los mecanismos de a sabiendas de que el caso “Juanito” fue un precursor, aunque allí el David Pavón Cuellar quien, con refinadas lecturas de los teóricos
defensa, botan los dos barcos divergentes en las rutas que llevan al psicoanálisis funcionó de manera indirecta, a través del padre de la del empirismo inglés y del romanticismo alemán que culminan en la
futuro. Lo curioso, lo que excede a la casualidad de una mera coinci- criatura. crítica marxista, pone de manifiesto cómo la obra de Freud permite
dencia cronológica, es que ambos se basan en eso que se presentó entender las posturas del individualismo burgués y se integra en el
de sopetón con la “Introducción del narcisismo”. Por esta estrecha relación entre la agresión especular, su basamen- discurso ideológico, político y económico de nuestro tiempo.
to narcisista y su presencia infaltable en la experiencia clínica del
Los textos que se leerán a continuación respetan, como es lógico, encuentro es que el trabajo bien pulido de Edgardo Feinsilber está Los distintos autores han sabido soslayar el escollo que hubiese em-
variados estilos de composición y resultan admirablemente comple- dirigido a subrayar la desviación teórica que se produce cuando se pavorecido al propio Freud: el de la sobrevaloración narcisista de his
mentarios en sus temas. Marta Gerez Ambertín explora minuciosa- desnaturaliza la experiencia analítica en nombre de un análisis recí- majesty, the Founder. Los diferentes artículos de este libro conservan
mente el camino que llevó al primer Freud a proponer esta refun- proco o de un “manejo de la contratransferencia”, muy a la moda, una sana distancia crítica y desarrollan aspectos insólitos del con-
dación teórica y a mostrar cómo de esa semilla brota la frondosa pero contrario al método basado en la regla fundamental de la aso- cepto de narcisismo, escapando a las trivialidades de la “patología
ramificación conceptual que lleva a los ensayos de metapsicología, ciación libre y su contrapartida, que es la atención libremente flotante, narcisista” y de la “psicología del self” que desembocan en el trillado
en los cuales, y en verdad, se propone un más allá de la psicología, el método de Freud y Lacan, renuente a la intervención de los “senti- “Freud desleído” del que alguna vez nos ocupamos. Al reflexionar
una psicología de la psicología, que no podía culminar en una obra mientos” o de las “intuiciones” más o menos proyectivas del analista. sobre esa “literatura” (“establos de Augias”, decía Lacan) topamos
coherente –por eso fue abandonada por Freud a medio camino–, y Oportuno, preciso y exacto en su articulación es, a mi modo de ver, con una de las razones más obvias de la actual “crisis del psicoaná-
que lleva por otras vías, estas sí fecundas, al superyó, al más allá del el artículo de Daniel Gerber quien, tomando como punto de partida lisis” que está en boca de todos. Me refiero a la actitud reverencial
principio del placer con la pulsión de muerte como concepto central, esta relación de enfrentamiento con la imagen del Otro, el semejan- con relación a un Freud supuestamente genial, impecable e impoluto,
a la segunda tópica, a la segunda concepción de la angustia y sus te, baliza el camino que condujo a Freud desde la sobrestimación que no se limitó a (d)escribir los procesos del inconsciente sino que
correlatos, la inhibición y el síntoma, a las obras de crítica cultural narcisística que está en la base del fenómeno amoroso hasta el con- ocupó sus últimos cincuenta años en redactar unos evangelios que
legible en los estudios sobre la psicología de masas, la religión, el cepto imprescindible de esa pulsión de muerte que se manifiesta de sólo pueden transmitirse desde el púlpito de las cátedras universita-
malestar en la cultura y, para concluir la enumeración, last but not mil maneras en la compulsión de repetición, en la melancolía, en el rias por parte de profesores que “profesan” el psicoanálisis. Para esos
least, a la escisión de ese Yo del narcisismo por los efectos del com- masoquismo originario, en la sumisión a líderes sanguinarios y en la libros obedientes a la convención, la palabra de Freud no podría ser
plejo de castración (1938). escisión de ese Yo imaginario tan artificialmente mantenido como si relativizada, contrastada con nuevos hechos, discutida, contrapuesta
Si el Yo es nuclear, no es, sin embargo, “el núcleo de nuestro ser”, se tratase de una unidad. a lo aportado por autores posteriores, sean provenientes de nuestro
pues esa calificación, como sabemos, es atribuida por Freud al ello, campo que es la clínica o provenientes desde otras disciplinas que
mientras que el Yo es presentado como un pobre servidor de los tres La continuidad es evidente entre el mencionado trabajo de Gerber toman como tema el de la subjetividad. A veces ese morbo afecta
severos amos (ello, realidad exterior y superyó). El Yo es la instancia y el cuidadoso y muy informado ensayo de Mario Orozco sobre los también al lacanismo, cuando se personaliza a Lacan como un vicario
que “resiste, reprime y repele” (1932) y que se fragmenta para con- anudamientos y desanudamientos violentos del narcisismo. En este del redentor que tuvo a bien nacer en un pesebre de Bohemia.
En 2014 se nos muere el Gabo, autor de Cien años de soledad, servar una ilusoria unidad. artículo se plantea la cuestión de quitar al narcisismo de las discu- Celebrar la aparición centenaria de una “introducción del narcisis-
justo cuando nos disponemos a conmemorar los cien años, no de siones entre lo “normal” y lo “patológico” –o, eventualmente, lo “per- mo” implica renunciar a repetir, rezar, re-citar a Freud y, en su lugar,
soledad sino de compañía, con ese ecuador de la obra freudiana El libro Tótem y tabú –cuyo centenario se conmemoró el año pa- verso”– y se dibujan cuidadosamente los vínculos entre la noción aplicarse a transitar por nuevos caminos para que Freud llegue a
que es el artículo titulado “Introducción del narcisismo”. La coinci- sado– y esta “Introducción del narcisismo” no habrían visto la luz si introducida por Freud en 1914 y los viejos conocidos de la literatura ser Freud. Eso fue lo que hizo Lacan con su “retorno a Freud” y ese
dencia nos lleva a pensar en la conjunción: cien años de soledad y no hubiera sido por la necesidad en que se vio Freud de confirmar y de la filosofía que son el amor y el odio. es el proyecto asumido con tácito acuerdo por los autores de este
de narcisismo. Hay entre ambos una diferencia: el coronel Aureliano el rigor de sus teorías en contraposición con las de sus discípulos libro, guiados por los criterios de sus solícitos coeditores. Gracias doy,
Buendía sí tiene quien le escriba. Lo prueba este ramillete de sesudas disidentes, Alfred Adler y, en particular, Gustav Jung. La especificidad A esos dos trabajos les sigue una elaboración de orfebre: la de José gracias les sean dadas, a unos y a otros.
reflexiones sobre la obra que se introdujo cuando comenzaba una de la postura freudiana es claramente marcada por Adalberto Levi Miguel Marinas, que aborda el “narcisismo de las pequeñas diferen-
guerra mundial y que marcó una época al abrir caminos divergentes Hambra, que ubica y analiza las discrepancias en cuanto a la noción
en la historia del psicoanálisis. del Yo en la “psicología individual” del primero y en los esfuerzos del
cias”, esa modalidad que lleva a la oposición con lo que más se
parece a uno mismo, pues en ese “uno mismo” se revela la discordia
Néstor A. Braunstein
Un ecuador en su totalidad, la obra psicoanalítica de Freud tomó, nos segundo por desligar al psicoanálisis de las tesis sobre la libido y la interior. Es esta guerra civil interior la que se proyecta sobre lo que
atrevemos a decir, 50 años, entre su difuso comienzo en 1889 (viaje sexualidad.
a Nancy, renuncia a la neurología) y la pluma fatalmente detenida en Ana Petros instala esta “introducción” en la historia del psicoanálisis
en el otro se percibe como diferente y, en consecuencia, como ame- Cuernavaca, Morelos, México,
nazante. Satisfechos pueden estar los compiladores de este volumen
1939. Veinticinco años antes, 25 años después: 1914, parteaguas y se pregunta si un concepto central como el del narcisismo puede por haber conseguido esta importante contribución, pletórica de citas, primavera de 2014
bélico de la historia del siglo XX. Fin del Freud que descubrió (o in- “cumplir años”, siendo que él permite develar aspectos intemporales que viene del otro lado del Atlántico.
ventó) el inconsciente y comienzo del Freud que vuelve críticamente pero no ahistóricos de la estructura.
sobre sus propios fundamentos y, sin demolerlos, construye sobre América Espinosa desmenuza con agudeza el contexto institucional Desde lo más lejano hasta lo más próximo en la geografía: de la mis-
ellos una nueva concepción, centrada para unos en el Yo y en el en el que surge la “Introducción del narcisismo” y pone de manifiesto ma tierra veracruzana, tan ligada a este collar conmemorativo, viene
self, y para otros, para los autores de este libro, en el sujeto de ese la agresión y la violencia ligadas, por una parte, al concepto y, por el trabajo que no podía faltar, uno cuyo tema se imponía al volumen
inconsciente cuyos procedimientos fueran develados por Freud en otra, a los enfrentamientos entre psicoanalistas en torno a cuestiones en gestación. Me refiero al que firma Ricardo García Valdez, en el
varios libros publicados a comienzos del siglo. doctrinarias. No se le escapa la manifestación lacaniana que hace de que se aborda la espinosa cuestión de la diferenciación sexual en
34
El artículo de 1914 es el segundo big bang del psicoanálisis y mere- la agresividad el correlato de la tensión narcisística despertada por el cuanto al narcisismo, el mentado narcisismo femenino signado por
ce el homenaje de ese oxímoron. Es el texto que dará lugar a infinitos encuentro con la imagen especular proyectada en el semejante. los escotomas que llevaban a la idea de un “continente oscuro”, que
RETENTIVAS
FOROS DE PSICOANÁLISIS 2013, 2014
¿Por qué escribir en Psicoanálisis?
No puede dejar de hacerse cuando se es convocado en
el lenguaje y sus consecuencias, ya sea por el amor a los
textos psicoanalíticos: esas líneas que atrapan, nos dejan
largo tiempo impactados, u ocupados tratando de resolver;
o porque hay dedicación a lo que un analizante cuenta, o
no dice, o sufre o alegra, o padece sin decir, o en algún
decir; pero también no puede dejar de escribirse para ha-
cer constar, para rebelarse, para desobedecer, para criticar,
y es que insiste también la afirmación, la contestación, la
declaración.
RODRIGO zAMORA 36
www.eslep.com
revista de psicoanálisis