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un evento que ilumine esta vida con un sentido completamente diferente,

viniendo como apres coup a inaugurarlo. Es volver al comienzo, allí donde


todo podía jugarse aún. Es construir un bucle que no se cerraría sobre lo Ma ría , Medea
"mismo" sino que, al perder cualquier punto de certeza, obtendría vivir esta
gracia que llamamos el presente.

En el mito de la "gran madre", la Virgen María ocupa un lugar aparte.


En Occidente, ella se emancipó muy pronto de la religión cristiana para
devenir en una figura universal de amor y sacrificio de sí misma. Emigró lejos
de los territorios teológicos hacia dentro del corazón de los creyentes y de los
no creyentes como una madre suplementaria, tranquilizadora, una imagen
de esa que da sin esperar nada a cambio, y cuya maternidad se encuentra
íntimamente asociada al destino sacrificial de su hijo.
El destino que ella encarna es el de una realeza paradoja!, una madre
divina y estelar que muy pronto hará la experiencia de la pérdida. De
desposesión en desposesión, ella es madre sólo por ser designada como tal
por el ángel, luego se convierte en una extranjera a los ojos de su hijo (las
bodas de Caná), y será incluso apartada de la proximidad de la cruz. Es una
madre elevada al nivel de lo divino, cuya existencia sólo consiste en una
larga serie de separaciones hasta el descenso de su hijo de la cruz, que sólo
presenciará desde la distancia. Pero también es una joven a la que el ángel
Gabriel anuncia su elección al rango de madre divina -todavía no es una
mujer- ya que lleva al hijo de Dios sin haberlo concebido. Este niño, nacido
de la palabra y de la promesa, ya no es el suyo. Enviada, destinada, tendrá
que dar a luz en secreto y, apenas nacido partir, con él al exilio, pues el rey
Herodes, al enterarse de que iba a nacer un nuevo niño que le destronaría en
poder y gloria, ha ordenado la masacre de todos los recién nacidos de Galilea.
Destino de huida (Egipto), de separación (las bodas -de Caná) y luego de
luro, la maternidad de María se sitúa desde el principio bajo el signo de la
elección y la pérdida.
¿De qué manera María, la madre de todas las madres, tan prohibida
de su propia maternidad por ser virgen y doblemente desposeída de su hijo,

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por su naturaleza divina y su muerte como mártir, marca para nosotros, en recibe su maternidad de un cuerpo, pero también de una palabra. El ángel
Occidente, una figura de destino? La Virgen María es, junto a las divinidades del relato bíblico puede ser la voz interior. Esta instancia en nosotros que
crónicas, terrenales y fecundas, esa figura angélica y melancólica, cuya pietas confía al niño desde el principio de la gestación a algo distinto del cuerpo, a
han tratado de fijar sucesivamente en rasgos. Es la gran madre tranquilizadoras lo imaginario, a la promesa, al futuro, a una historia, a una filiación, a todo lo
de los pecadores, la figura femenina del dios cristiano, su doble oscuro, su que desborda absolutamente el solo desarrollo de un feto. Y el mito, la historia
shekinah, dirían los hebreos. Esta madre no reclama ningún lazo de sangre, de María, lo expresa. Tal vez por eso las Anunciaciones, pienso en particular
y responde al anuncio de Gabriel como si siempre hubiera estado preparada. en la sublime de Fra Angelico en el convento de San Marcos en Florencia,
Hay una "inocencia" en esta aceptación que se duplica por el hecho de que tocan esta relación a la palabra en la medida en que fecunda y da a luz. María
se trata de una chica muy joven y a quien no es posible identificar con la responde a la Anunciación, y una valla separa al ángel y a la joven del resto
femineidad en el sentido "sexual" del término. Hay, sin embargo, una gran del mundo. Todo el espacio que los rodea actúa como una escenografía de
sensualidad en las representaciones tradicionales de las Vírgenes con niño toda la vida, desde el nacimiento hasta la muerte, invitándonos a nosotros,
de los pintores flamencos e italianos, pero esta sensualidad está relacionada espectadores, a permanecer afuera, atemos a la más mínima señal.
con ese registro de la inocencia, de un tiempo como suspendido entre el Pero hay otra cosa. María es una joven que deviene, por la operación
nacimiento y la muerte, que relaciona al mismo tiempo a esta madre, tan del Espíritu Santo, como se dice, madre de Cristo. Desde el principio, tiene
joven, y a este niño, en un desconocimiento y un consentimiento de un que esconder a su hijo de la muerte y huir a Egipto con José para escapar de
destino que ningún signo anticipatorio revela todavía. los asesinos. Un exilio singular que, una vez más, marca esta maternidad con
Además, es una madre virgen ... ¿No es éste el enunciado de la fantasía un aura particular. Después, silencio. Nada más. Encontramos a Cristo a la
de todo niño: una madre propia a la que ningún hombre habría penetrado edad de treinta años. Poco o nada sabemos de su pasado, hasta el momento
y que tendría por ósmosis su bebé ... ? La virginidad de María le confiere de de su tentación en el desierto. Encontramos a María de manera especial
entrada, un estatuto sacrificial, ya que es una joven "que no ha conocido en dos momentos de la historia: la boda de Caná, que marca la separación
nada de la vida" la que recibe de inmediato la responsabilidad de dar a luz simbólica entre el hijo y la madre, su radical extrañeza, y el momento del
al Mesías. También en este caso podemos ver la extrema ambivalencia de la descenso de la cruz, donde María queda en segundo plano. Cada vez, se
relación con el sacrificio que el Occidente concede a esta "mujer entre todas trata de una cuestión de separación, de retirada, de desprendimiento. La
las mujeres", una relación de elección y poder, pero también de pérdida, madre de rodas las madres es la que soporta la separación de su hijo , del que
pobreza y abandono. será desposeída hasta en su muerte. El nacimiento de Cristo, anunciado por
Volvamos por un momento al anuncio hecho a María. Porque si la palabra de un arcángel, hace de la Virgen María la figura materna más
María es una madre sacrificada, sigue siendo ante todo una joven. Una poderosa que pueda pensarse, y al mismo tiempo es sólo la historia de un
joven intacta, preservada de toda atadura carnal, a la que Dios destinó, desprendimiento hasta la muerte por asunción, es decl_r, por la "aspiración"
dice el Evangelio, a ser la madre de Dios. Si escuchamos este relato en un de la Virgen hacia el cielo, que traduce el Evangelio. Si nos atenemos al mito ,
registro simbólico, lo que nos llama la atención en primer lugar es el estatuto la Virgen María traduce con su propia existencia roda la ambivalencia de una
exorbitante de la palabra como promesa de vida. A la Virgen María se le pide relación al cuerpo, a la vez santificado y amenazante por demasiado carnal.
que crea lo imposible: que una palabra es suficiente para dar vida. ¿Acaso no En el destino de ser madre hay una suspensión entre la vida y la
nace todo niño, en primer lugar, de una promesa y una palabra? Una madre muerte que hoy olvidamos por la evolución de las técnicas médicas, pero

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que podemos apostar que permanece y permanecerá durante largo tiempo del padre, la llamada espiritual, e incluso el vínculo de una madre con su
en nuestra psique. Se moría en el parto, si no en el primero, en el siguiente, hijo, quizás el más sagrado de todos en Occidente, no se salva. Finalmente,
y la mortalidad infantil también era muy alta antes del descubrimiento de en el momento de la crucifixión, permanece a distancia con las otras mujeres:
los antibióticos. Este énfasis en la maternidad, que a menudo se dice que también aquí no se concede ningún privilegio a la madre, y en esta distancia
ha asustado a los hombres, fue un error de juicio, me parece. El fenómeno no se rastreará ningún rastro de dolor materno en los Evangelios. El culto
del nacimiento se refería, en primer lugar, al misterio de la naturaleza: dar mariano, como sabemos, fue muy tardío, ya sea por la elección de la Virgen
a luz no era el único poder de una madre, sino de una potencia en la que o por su virginidad. Sin embargo, ocupa un inmenso lugar de intercesión en
ella sólo participaba, arriesgando su vida cada vez. En cuanto a la postura el mundo católico, donde la figura de la Virgen aparece más como la madre
maternal, se percibía sobre todo a través de la extrema fragilidad en la que un que sufre la pérdida, la mujer fragilizada, perdida, que como la gran madre
embarazo colocaba a toda mujer, y de la que todavía hoy tenemos algún eco. todopoderosa de otros cultos o religiones.
Dado que la sexualidad también estaba relacionada con el riesgo de parto, Frente a María, virgen y santa, Medea es la figura por excelencia de la
el destino de las mujeres parecía pertenecer en primer lugar al sufrimiento madre salvaje, la madre asesina que, por celos, no duda en sacrificar a sus dos
y al dolor, antes de poder desplegar cualquier dimensión de potencia. Por hijos para vengarse de su padre, Jasón. Es la "baba yaga" de los cuentos rusos,
eso, la figura de María es tan particular, porque designa el despliegue de la ogresa, la malvada y la maga, la que se enardece por el amor y lo sacrifica
esta potencia maternal, pero en la desposesión, en el despojo, a partir de la todo por el amor. Simboliza el poder destructivo y cegador de la pasión, pero
inocencia concedida a una niña. Viene a decir en primer lugar: un niño no te también la rebelión de una mujer que intentó ser libre. Medea ha inspirado
pertenece, no nace de tu cuerpo sino de una palabra, de un anuncio, de una a escritores y trágicos porque se relaciona con la pulsión de muerte en su
promesa. No hay hijo ni madre si no hay otro, un tercero, llamado arcángel, dimensión más cruda y menos domesticada culturalmente. El infanticidio es
que viene a señalar el lugar de esta fe, de esta ruptura del ciclo natural, de este una realidad que por desgracia no deja de producirse, en todos los ámbitos de
salto "divino" que constituye la anunciación. No hay niño que no nazca de la la vida, y a veces en nombre del propio amor. Medea nos aterroriza porque
palabra del otro, del lenguaje. Y todo lenguaje lleva en sí a la vez la promesa también representa el poder absoluto que tiene una mujer sobre la vida y la
y la desposesión, establece entre el cuerpo de la madre y el bebé en gestación muerte de sus propios hijos.
algo que designa esta no afiliación esencial, este origen otro, espiritual, del
niño. Al menos esta es una posible lectura de la Anunciación. María tiene Lo que he hecho hasta ahora
su parto en un corral y luego debe huir a Egipto antes de establecerse en Yo lo llamo una obra de amor...
Judea, ningún refugio es lo suficientemente seguro, tendrá que dejar su Ahora soy Medea,
tierra, su lugar de pertenencia, allí también como una prefiguración de su Mi naturaleza ha florecido en los sufrimientos.
destino como madre, encomendándose a otra fe, a otra guía que la de la Séneca, Medea.
tierra, los antepasados, etc. Luego vienen las bodas de Caná, donde Jesús
dice: "¿Qué tienes en común, mujer, conmigo?". De ser una madre, la El mito, sin embargo, es sutil. No se deja atrapar tan fácilmente
devuelve a ser una mujer, una desconocida. Va a pedir a sus discípulos que por estas imágenes aterrorizantes ni por el miedo que revive con gran
se desprendan de todas sus ataduras para seguirle, que se olviden de que son fanfarria. Porque Medea, antes de ser madre, es una maga. Una mujer
padres, hermanos, tíos, hijos, etc. Los lazos de sangre no resisten la llamada extraordinariamente dotada que salva a los hombres de un inmenso peligro.

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Ella les evita la muerte. Es gracias a ella que Jasón recupera el Vellocino Christa Wolf de Medea, sugiere que esta mujer no podría haber querido
de Oro, es gracias a ella que vuelve victorioso a su país. Medea huye con matar deliberadamente a sus hijos. La escritora hace que no sea una maga,
él. Todos los grandes dramas griegos están relacionados con el exilio; esta sino una mujer libre que descubre un antiguo crimen ocultado por la pareja
condena a vivir fuera de su "hogar", en una tierra extranjera, es la señal de real. La ciudad está fundada en un trauma que, una vez más, el sacrificio
que el destino humano se ha descontrolado, de que ha entrado en una zona viene a develar, y ese será el crimen de Medea, haberlo descubierto. "[ ... ] Es
sin ley o de punto de ruptura, que precipita a un héroe, o a todo un grupo, una de dos cosas: he perdido la razón o su ciudad está fundada en un crimen.
hacia un tiempo fuera del tiempo. Como hemos visto en Shakespeare, este No, créeme, estoy lúcida [... ] He encontrado la prueba, la he tocado con
tiempo out ofjoint [salido de sus goznes, desmedido] es del mismo orden mis manos64", dice Medea a su criada. La reina Mérope, ella misma, le ha
que el contratiempo del mensajero que lleva a Romeo a quitarse la vida, o el señalado a Medea el lugar del asesinato. En esta alianza de madres, hay algo
tiempo desmedido de la huida de Lear y su caída. En el registro del sacrificio, escalofriante, ya que son estas madres, víctimas de los hombres, las mismas
el tiempo cae junto con el espacio. El exilio (o la huida) significa aquí el fin que dejarán que su hijo vaya a la muerte. Es durante un banquete cuando
del tiempo y del orden humano, y el comienzo de un salvajismo que aún no Mérope, reina de los Argonautas y esposa de Creonte, llama a Medea a su
ha encontrado salida y que sólo llegará a su fin con un sacrificio. lado. "Sentada junto a Creonte, ella parecía odiarlo y él parecía temerla".
Medea es, recordemos, la hija del rey de Cólquida. Es una mujer Lleva a Medea "al final de un largo y helado pasillo" - aquí pensamos en
noble, pero también una maga, es decir, una mujer que quiere ser libre. "¡Ah, Barba Azul y en todos los cuentos en los que, tras una puerta secreta, hay
madre! Ya no soy una mujer joven, pero sigo siendo salvaje, eso dicen los una muerte olvidada, un cadáver enterrado, una memoria asesinada. Medea
corintios, pues para ellos una mujer es salvaje cuando hace lo que quiere" 62 . encuentra allí una bóveda con un esqueleto de niño. "Desde entonces me
Huye con Jasón y sus compañeros y se lleva con ella a Lyssa, su hermana de resulta imposible pensar en otra cosa que no sea.ese cráneo estrecho de niño,
leche, la dulce y bella doncella que actuará como testigo en esta historia, ya esos omóplatos delgados, esa columna vertebral frágil. La ciudad se fundó en
que un testigo siempre es necesario. Entre Medea y Jasón, está la sombra del un crimen. Quien revele este secreto está perdido" 65 • Así es en toda historia
padre y la maldición. Al entregar el vellocino de oro a Jasón, ella traiciona a humana ... Cuando el trauma se borra, se proscribe todo discurso, vuelve un
su padre y a su pueblo: "Para los corintios, el amor de una mujer lo explica día a los ojos de un testigo. Este testigo es el inocente por excelencia, quizás
todo y lo excusa todo. Pero también nuestra gente de Cólquida [... ] no puede incluso el idiota. No sabe cuál es la verdad histórica, pero ha visto. Y eso es
entender que me fuera imposible dormir en la casa de mi padre con un suficiente para hacer imposible el silencio, el olvido o el duelo. "Le digo lo
hombre que lo engañaba[ ... ]. Yo no podía dar ningún paso que no fuera en que sé, dice Medea, que en esta cueva yacen los huesos de una niña, una niña
falso, ninguna acción que no traicionara lo que me era querido. Sé lo que casi de tu edad, hermano. Y que son los huesos de la hija del rey, la primera
debieron llamarme los colquienses tras mi huida, mi padre se encargó de hija del rey Creonte y de la reina Mérope, la reina muda que me habló
ello: traidora63 ". Aquí comienza la lectura tan particular de este mito. Sin cuando la visité en su oscura habitación[ .. .]; quería de~hacerse de ella, Ifinoe.
desviarse mucho de la historia de Eurípides o Sófocles, la interpretación de Temía que la pusiéramos en su lugar" 66 . Pero casi siempre este "ver" en el

62. !bid, p. 2 1. 64. Ibid, p. 18.


63. !bid, p. 32. 65 . lb id, p. 29 .
66. Ibid, p. 137.

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relato llega demasiado tarde. Cuando el testigo revive el viejo trauma, debe prisioneros, buscarán otra víctima. Lo sé, dice ella. Se opone a esto y eso
ser suprimido. Porque lo que perturba es el sacrificio por el que se ha dictado es lo que la destruirá" 70 . Creonte pide el destierro de la puta, es decir, de
finalmente un orden, aunque se base en la in"quidad, el asesinato, la traición. la extranjera, de la maga inasimilable, de la que ha visto lo que no debería
El testigo no tiene derecho a hablar, viene a dar fe de que algo ha sucedido, haber visto. Sin los niños, dice Creonte. Los hijos de Jasón se quedarán en
de que se ha transgredido la ley, de que se ha burlado a los dioses. Todos los Corintio y recibirán la educación que merecen. De hecho, Medea era lo que
traumas vuelven un día para atormentar a través de un testigo: un inocente, los corintios necesitaban: una furia. Fue una furia cuando entró en el templo
un idiota, alguien que no tuvo nada que ver y sobre quien recae. Así, "buscan de Hera con sus dos niños asustados de la mano, empujando a la sacerdotisa
a una mujer que les diga que no son culpables de nada; que son los dioses, en su camino; cuando condujo a los niños al altar y gritó a la diosa algo más
a los que el azar ha hecho adorar, quienes los han Llevado a estas aventuras. semejante a una amenaza que una oración: pedía a la diosa que protegiera
Que el rastro de sangre que dejan tras de sí es indisociable de esta virilidad a sus hijos porque ella, su madre, ya no podía hacerlo. Medea huye con
que los dioses les han asignado" 67 . Por eso, añade Christa Wolf, "debemos Lyssa, la sirvienta. Pero no ha terminado ... "La multitud se queda en silencio
intentar librarles del miedo que tienen a sí mismos, el miedo que les hace por un momento, luego varios hombres comienzan a vociferar: Lo hicimos.
ser tan salvajes y peligrosos». Medea está lúcida. Sabe que nw1ca debió dejar Ya no están ahí. ¿Pero quién?, pregunta el hombre. Los niños, responden.
Cólquida". Ayudar a Jasón a apoderarse del Vellocino de Oro. Convencer Sus malditos hijos. Hemos librado a Corintio de esta epidemia. ¿Y cómo?,
a mi gente de seguirme. Emprender este largo y terrible viaje, vivir todos pregunta el hombre en tono de conspiración. Apedreado, gritan. Como se
estos años en Corintio como una bárbara a la que se teme tanto como se merecen" 7 1• Incluso en la lectura que hace Christa Wolf del mito, que no
desprecia. Los niños, sí. Pero ¿qué les espera? En este disco que llamamos convierte a Medea en asesina, el hecho es que se va, abandona a sus hijos a la
tierra no queda nada, mi querido hermano, más que vencedores y víctimas. protección de la diosa, pero sobre todo a la furia de una multitud en cólera.
Y ahora me gustaría saber qué encontraré cuando cruce sus bordes" 68 • Al El abandono no es un asesinato, pero en esta escena hay un ritual de sacrificio
cruzar los límites, amenaza a los vivos con el retorno de la memoria de los que sólo puede acabar con la muerte de alguien. "¿Qué están diciendo? Que
muertos, de los enterrados, magullados, olvidados. Esta es la historia de las fui yo, Medea, quien mató a mis hijos. Que quería vengarse del infiel Jasón.
fosas comunes. De todas las fosas comunes que deja la humanidad, donde ¿Quién puede creerlo?, pregunté. Arinna dice: todo el mundo.[ ... ]. ¿Qué me
los cuerpos se amontonan en un revoltijo sin sepultura, sin posibilidad de ser queda por hacer? Maldecirlos" 72 •
nombrados o llorados. Lo destacable de esta versión del mito es su comprensión de los resortes
La peste cae sobre la ciudad. La revuelta retumba. Se busca un íntimos de lo trágico griego y su interpretación en el registro absolutamente
culpable mientras el contagio se extiende. Medea está perdida. Jasón dirá: contemporáneo del sacrificio como relación imposible, insoportable, a
"Me di cuenta de que la tarea de Medea era sacar a la luz la verdad enterrada la verdad cuando se dice y se devela a los que no querían saber. Que el
que determina la vida de nuestra ciudad. Y que no lo soportaremos. Y extranjero sea el que venga a develarte lo que has ent~rrado es intolerable y
que soy impotente" 69 . A la sirvienta le dijo: "Medea, si no sacrifican a los

67. Ibid, p. 132.


70.Ibid, p. 221.
68 . Ibid, p. 138.
Ibid, p. 238.
7 1.
69 Ibid, p. 212.
n. Ibid, p. 288.

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merece al menos la muerte. Podría decirse que Christa Wolf suaviza la figura amor, no tengan ninguna consecuencia a los ojos de los padres, tanto si son
de Medea, que la absuelve de cualquier delito al asignar a la ciudad y a sus acogidos por una pretendida benevolencia, como por una verdadera y agresiva
habitantes como la verdadera fuente de todos los crímenes. Pero es cierto que indiferencia, el desastre es el mismo. El abandono nunca puede reflejarse
no se mata a los hijos en venganza por una infidelidad, eso lo sabían hasta como tal y, sin embargo, se trata precisamente de eso. Este no reconocimiento
los griegos. La madre infanticida es más bien la que ha perdido toda fe en la es una superficie engañosa donde se pierde la infancia. Cada día, buscará la
vida, en la de ella y en la de sus hijos, pero lo que puede llevarla a franquear aprobación que le haga existir por fin, o el golpe, la ira, la violencia, todo
lo innombrable para exiliarse definitivamente de la vida, está en relación a antes que esta nada, este vacío, que lo rodea como una piedra helada. Allí,
su incapacidad de ser, de existir, de desprenderse de los lazos mortíferos, es Medea quien abandona a sus hijos a la protección de la diosa, la única
fusionales, que la encerraron en la doble mortaja de la madre muerta. No se capaz de salvarlos. Pero ningún dios pudo apartarlos de la turba enfurecida,
trata de excusar o entender este acto, pero me parece que es el acto mismo del la justicia divina se detiene en el umbral de este desbordamiento que exige
nacimiento que nunca se ha hecho ni constituido de alguna manera. un culpable y, sobre todo, un sacrificio. En las historias de abandono, uno
Medea existe, y existe aún más porque se libera de su origen, de su prefiere ofrecerse como sacrificio antes que no existir. Esta es una alternativa
fidelidad al padre por amor a un hombre. Sólo a través de ella el crimen menos abrumadora, aunque te lleve a la muerte. Uno puede entregarse a la
enterrado volverá a atormentar a la ciudad en forma de peste. Es la testigo muerte para finalmente existir un poco, aunque sea bajo la forma imaginaria
que vio el entierro de la niña, la propia hija del rey y la reina. El sacrificio, del dolor creado en el otro, del remordimiento, de lo irreparable, en lugar
como vimos en Rey Lear en particular, se hace necesario cuando algo ha de seguir enfrentándose a esta indiferencia salvaje. Esta es la situación en
sido profanado. Reinstaura eso que, en la profanación, como lo muestra la que se encuentran muchos adolescentes, acercándose al límite de lo que
magníficamente Giorgio Agamben 73 , fue reintroducido en la vida cotidiana modestamente se llama en el hospital "intento de suicidio", para imaginar
profana y ya no sirve al uso sagrado. Ahora bien, el asesinato impune de un que por fin se ofrecen un poco de verdadera vida, aunque sea post-mortem:
niño, pues se trata del infanticidio inicial, el de Mérope y no el de Medea, haber extrañado a alguien una vez, es haber existido. La infanticida, en cierto
es la profanación por excelencia porque, aparte del acto monstruoso que modo, es el doble invertido de esta revuelta última por existir de cualquier
representa, corta la filiación, comienza su historia en el punto preciso en manera "extrañando" al otro de una vez por todas; suprime el despertar de
que el niño, depositario del futuro en lugar del padre, es una figura de otro la vida misma, una promesa insoportable para la madre, porque se abre a un
salvador, amenazante para la omnipotencia del rey Creonre. Medea abandona inesperado que debe permanecer cerrado en la pesadilla de lo mismo, el bucle
a sus hijos ante la multitud en cólera. Pero la maternidad es también una de una repetición. Ninguna fractura en el despliegue de la fatalidad, el ballet
historia de abandono. que se repite debe estar hecho de los mismos pasos, de los mismos tropiezos.
Abandonar un hijo es también algo que se produce en presencia del Reprimir al niño que viene de uno mismo no es sólo reprimirse a sí mismo,
hijo. Sucede todos los días, a todas horas, un abandono enmascarado por una es no soportar el hecho de que haya desde otra parte,_ un horizonte posible
presencia absolutamente indiferente, más mortificante que todos los golpes que desbloquee esta desgracia desde adentro, como veremos en el bellísimo y
y humillaciones posibles. Nada puede ser más grave para un niño que no terrible relato de Véronique Olmi, Borde de mar.
existir, es decir, que sus emociones, sus expectativas, sus pensamientos, su Medea, la Virgen María. De todas las figuras maternas que se pueden
invocar, estas dos parecen enfrentarse de manera absolutamente antagónica.

73. Giorgio Agamben, Profanación, Rivages, 2005, p. 313.

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Una es asesina, la otra santa. Una logra el crimen más universalmente
condenado del mundo: el infanticidio, la otra acoge en su seno a un dios
salvador. Ambas son grandes figuras míticas y sacrificiales, están a ambos lados Infanticidas
del filo: sacrificante, sacrificada, se podría decir, para retomar una imagen
que ya hemos mencionado. ¿De qué tipo de sacrificio estamos hablando? Las
tragedias griegas nos dicen que Medea mató a sus hijos. Pero ¿dónde está el
crimen que hizo posible el infanticidio, de dónde viene? ¿U na ciudad tiene
necesidad de una madre criminal para ocultar sus propios crímenes? ¿No es El libro de Véronique Olmi Borde de mai'4 se inspira en una nota
más bien Corinto, la ciudad, la que es criminal? amarillista. Una nota amarillista, por muy desesperante que sea, es siempre un
Medea se enfrenta a la Virgen María, no para ser juzgada moralmente evento banal. Es la banalidad de la miseria y la violencia la,que los periódicos
según el veredicto del bien y del mal, ni como se opondría al verdugo y aprovechan para satisfacer nuestra avidez de drama, para alimentar al voyeur
al santo, sino bajo el signo de su proximidad. Medea es y sigue siendo en que hay en nosotros y que se tranquiliza con esta visión, porque otra vez más
Corinto una maga y una enemiga. Nunca se hará familiar, y su extrañeza nos hemos salvado por un tiempo. Son tres líneas en los periódicos. Un poco
corre el riesgo de contaminar toda la ciudad. María está exiliada de su destino más si un periodista se conmueve por ello. El infanticidio es la sombra de
como madre y como mujer por haber sido elegida. En cierto modo, está una sociedad a la vez fascinada por la infancia e incapaz de cuidar a sus hijos,
destituida de su maternidad desde el origen, ya que se mantiene al margen y una sociedad en la que el niño-rey no tiene otra salida que apaciguar al ogro
es testigo del sacrificio de su hijo. Hay una proximidad inquietante en estas de todos nuestros deseos, ofreciéndose al apetito de aquellos para q~ienes­
dos figuras extremas de asesina y santa, y es bajo el signo de la desposesión todos nosotros- ningún consumo es suficiente.
que he querido reunir a estas dos mujeres de alguna manera. Desposeída de Es la historia de una madre que se va con sus dos hijos, ella deja
su lugar como esposa, madre y reina, Medea se ve empujada al crimen por todo lo que tiene para llevarlos a ver el mar durante tres días. Tres días y
una ciudad que en realidad es mucho más criminal que ella. En cuanto a la tres noches deambulando por esta pequeña ciudad balnearia del Norte y
Virgen, su desposesión es inicial, ya que, a partir de la Anunciación, el hijo luego será el fin. Ella asfixia a sus dos hijos una mañana en la habitación
anunciado es entregado a Dios y a la tierra, antes de ser suyo. de un miserable hotel. La escritura es seca, sin adjetivos para describir la
Ser madre no es poseer a tu hijo, pero toda madre se enfrenta a esta miseria, la tristeza, la locura. Todo se dice en una lengua depurada, casi
tentación. ¿Cómo dejar ser eso que viene de tu carne, cómo desprenderse aburrida, sin ningún afecto. Y sin embargo, la emoción satura este texto, al
de aquel o aquella que has llevado hasta el punto de no ser más que uno? límite de lo insoportable. Estamos demasiado cerca de ella, la seguimos. No
Veremos, en el infanticidio, que esta separación no se adquiere nunca: no es la entendemos, pero la escuchamos. La oímos susurrar;- delirar, luchar contra
suficiente con traer un niño al mundo para permitirle nacer. la melancolía que la invade, contra el deseo de morir. No sabemos nada de
ella. Ni de dónde viene ni quién es. Sabemos muy poco de su historia, de
su pasado, y aún menos de su infancia. De eso que la condujo alli, en esa
desesperación sin voz, sin ninguna ayuda humana.

74. Véronique Olmi, Borde de mar, Acres Sud, 2001.

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