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MARÍA, MADRE

DE JESÚS. LA
FIGURA DE
MARÍA EN LA
IGLESIA.

ELISA MICÓ CHAMORRO


¿Quién es la Virgen María? La Virgen María ha estado presente en muchos momentos
como la Encarnación, el nacimiento y muerte de Jesús, además, recibió junto con los
apóstoles al Espíritu Santo en Pentecostés y actualmente sigue siendo participe de la
historia de la salvación conduciendo a los fieles por el buen camino.

La primera vez que aparece la figura de María, sin tener en cuenta los relatos fantásticos
inventados sobre su infancia, es en la anunciación. Este hecho fue contado por Lucas en
su evangelio. Según este evangelio pasó algo relacionado con una experiencia
relacionada con las enunciaciones del Antiguo Testamento, como la aparición del ángel,
reacción de temor, anuncio de nacimiento, imposición del nombre, indagación del que
recibe el anuncio y donación de una señal, pero debió ser una experiencia mística
porque si los ángeles no pueden hablar ni verse, María no pudo tener esa experiencia.
Dios pidió su consentimiento a María para realizar la obra que deseaba, no impuso su
voluntad ya que no deseaba que los acontecimientos se diesen de una manera forzada.
El Concilio criticó que María fue un instrumento, pero no es correcto porque Dios no
trata así a nadie. Él deseaba a su hijo, pero María también tenía que desearlo para que
ocurriese el milagro.
Lucas y Mateo confirman la concepción virginal de Cristo. Esto significa que una
salvación deseada y buscada por el hombre, no podía surgir por algo natural sino por
regalo de Dios y aquí es donde aparece la figura de María, en forma de regalo divino.
La Iglesia Católica y Ortodoxa siempre han defendido el nacimiento virginal de Jesús,
pero en la Iglesia Protestante se opina lo contrario y aunque todo ha avanzado mucho
nadie puede ni afirmar ni desmentir este hecho, por eso, es la persona que decide si
creer o no, considerando la tradición de la Iglesia.
María vivía en Israel y pertenecía a los pobres de Yaveh, un pequeño grupo que
esperaba con ganas la salvación de Dios. Pero, muchos autores creen que, según san
Lucas, María era como una especie de “personificación femenina del pueblo de Israel.”
Con María pasamos del Antiguo al Nuevo Testamento gracias a que pronunció la
locución latina “fiat lux” (hágase la luz), por eso, en el mes de mayo se alza la figura de
María, al igual que en el adviento cuando María se convierte en la figura clave.
San Lucas presenta a María como la primera que escuchó el Evangelio. María vivía en
Israel donde algunos de sus habitantes deseaban ser salvados por Dios. La fe de María
fue creciendo, una fe que ignoraba el futuro y que seguramente, no acababa de
comprender, pero su fe ciega la hizo ejemplar, ya que podía haberla perdido en totalidad
cuando vio a su hijo en la cruz muriendo, pero lo superó sin problema. Esa fe llegó en el
calvario, ella se enteró que su Reino no tendría fin, Dios le otorgaría el trono de David.
La Noche Oscura de la fe se conoce este momento en la que maría vio esa imagen.
Por esto, María es un modelo para los creyentes que tenemos en consideración durante
nuestra vida, pues siempre debemos tener fe, pase lo que pase, ya que es un ejemplo que
seguir.
Hay diferentes visiones de la figura de María, por una parte, se dice que no se trata de
modelo feminista pues ella podía aceptar cualquier voluntad de Dios y se podía resignar
a ello. Pero, por otro lado, era idealizada por un mecanismo compensatorio. Además, a
veces también se ha propuesto como modelo femenino la modestia de María. Su
abnegación y su aceptación resignada de la voluntad de Dios entre otras.
María se declaró a sí misma como esclava del señor y si hubiese sido hombre, hubiese
pasado lo mismo, es decir se hubiese declarado esclavo del señor y habría hecho lo que
Dios hubiese mandado ya que es la figura principal. Dios respetó la libertad de María y
ella antes de pronunciar fiat, quiso escuchar y entender la proposición.
Con respecto al periodo de su maternidad, se ensalza la importancia de la mujer para
reproducirse al igual que la grandeza del corazón por guardar esa Palabra tan valiosa,
esto quiere decir que Dios da importancia a las personas que escuchan y guardan la
palabra de Dios.
Un filósofo griego del siglo II, Celso, estaba en desacuerdo con la figura de María ya
que decía que criticaba que Jesús viniese de una aldea judía y de una mujer sin recursos,
pobre, aunque actualmente no se sabe si fue así. Se piensa que María era pobre por la
ofrenda que le hizo a Jesús, un par de tórtolas o dos pichones, esta era la ofrenda para
los indigentes por ley. Por eso, como dice, José Ignacio González Faus, “fue una
campesina sin aureola, sin recursos y sin medios”, de hecho, la ofrenda se presentó con
el nombre del pueblo Nazaret y la mujer de José y por último dice su nombre. Esto hace
ver que Dios escogió a una persona débil para confundirá a los fuertes.
En el Concilio de Efeso en el año 432 se proclamó a María en greigo “Theotokos”, lo
que conocemos nosotros como madre de Dios. Tanto este término como el término
latino “Deípara”, que no existente actualmente que fueron usados por la Iglesia antigua,
teológicamente tienen connotaciones que en su significado (Madre de Dios),
literalmente significaban que María dio a luz al que era hijo de Dios y no quien lo había
producido.
Los Santos Padres utilizaron el lenguaje poético expresaron que María se sintió insegura
con sus pensamientos ya que Dios era una concepción divina en un cuerpo humano.
Esto también se puede ver en un fragmento de Jean-Paul Sarte que decía que la Virgen
estaba pálida y miraba al niño, pero lo veía como un niño, ya que había estado en su
vientre durante 9 meses, la carne y el fruto de sus entrañas, pero sin olvidar que cuando
lo miraba, miraba a Dios, por lo que era feliz por haberlo tenido en su vientre. Pero,
aunque sea hijo de Dios, sigue siendo su hijo, sangre de su sangre, pues ella había sido
la elegida para engendrar al hijo de Dios. María fue elegida por Dios, pero siempre será
una criatura ante su creador, por eso, no es bueno crear estereotipos sobre María y Dios.
El Papa Montini creía que la Virgen era más misericordiosa que Dios, ya que Dios es el
que pone la ley y tiene el poder de castigar en caso de ser necesario, pero a pesar de
ello, Dios es un ser lleno de luz y, por lo tanto, tiene toda la bondad del universo, esto
nos lleva a que Dios es el ser más misericordioso pues es el poseedor de la fuente de
misericordia de María.
Pío IX, en 1854, reveló que María estaba exenta del pecado original desde el momento
de su concepción. Hasta finales del siglo XIII, todos los teólogos rechazaron esta teoría
de que María estuviese exenta del pecado original pues pensaban que en tal caso no
hubiese necesitado redención, pero, todo se resolvió cuando Duns Scoto, un teólogo
escocés, expuso que la singularidad del pecado de María fue un fruto anticipado de la
rendición, es decir, prevenir algo es mejor que hacer que lo sufra.
Con el bautismo se elimina el pecado original, aunque persiste el “reliquiae peccati”,
esa división interior de la que todos tenemos experiencia y María no sufre esa división
debido a que está exenta del pecado original. Sin embargo, esto no quiere decir que
María tuviese privilegios por ser la madre de Jesús, sino que le dio todo lo mejor que
pudo para que ella diese lo mejor de sí misma en su vocación ya que María se sentía
enriquecida por la concepción del hijo de Dios, por eso refiriéndose a María como la
inmaculada concepción, no se debería hablar de privilegios, es decir, como ya se ha
explicado, Dios le concedió a María aquello que necesitaba para realizar mejor su
vocación.
Para definir el dogma de la asunción, Pío XII sopesó que el propósito de María en la
tierra se cumpliría cuando ella volviese a lo celestial. Una leyenda dice que los
apóstoles abrieron la tumba de María al tercer día de su muerte y solo encontraron la
sábana con la que estaba tapada, cabe decir que la fe de la Iglesia no se basa en ninguna
leyenda, es más no debe basarse porque la asunción es un hecho mas de la vida de
María. Por eso, la iglesia supo de la asunción de María no por la historia, sino por el
testimonio de la fe, ya que Jesús al resucitar preparó un lugar para los que mueren en él
y María ocupaba el primer lugar.
La asunción de María al lado del Padre quiere decir que hay realidades que ya han
sucedido y que han llegado a Cristo y a nosotros también, y podemos confiar de que el
futuro es seguro gracias a Jesús y a María.

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