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JUZGADO SUPERIOR EN LO CIVIL, MERCANTIL, DEL

TRANSITO Y DE PROTECCION DEL NIÑO Y DEL


ADOLESCENTE DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL DEL
ESTADO MIRANDA
LOS TEQUES

199º y 151º

EXPEDIENTE: 04-5457

PARTE INTIMANTE: Abogados Juliana Carolina López Galea, Julio César López
Galea y Carla Verschuur Velásquez, inscritos en el Inpreabogado bajo los Nos. 38.498,
33.897 y 55.861, respectivamente.

PARTE INTIMADA: Irene Sardinha De Abreu, venezolana, mayor de edad y titular de


la cédula de identidad No. 4.807.082.

APODERADA JUDICIAL DE LA PARTE INTIMADA: No tiene apoderado judicial


legalmente constituido.

ACCIÓN: Estimación e Intimación de Honorarios Profesionales.

MOTIVO: Apelación interpuesta por la parte intimada.

ANTECEDENTES
Corresponde a esta Alzada conocer del Recurso de Apelación interpuesto por la
abogada Yelitza Marisol Benavides Aldana, apoderada judicial de la parte intimada, en
contra de la decisión dictada en fecha 23 de marzo de 2004, por el Juzgado Segundo de
Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del
Estado Miranda.
Se observa del folio uno (01) al nueve (09), escrito libelar presentado por los
abogados Juliana Carolina López Galea, Julio César López Galea y Carla Verschuur
Velásquez.
En fecha 09 de junio de 2003, el A quo admitió la demanda y ordenó la
intimación de la ciudadana Irene Sardinha De Abreu. (F.10)
En fecha 25 de junio de 2003, la abogada Juliana López Galea solicitó al A quo
decretara Medida de Prohibición de Enajenar y Gravar sobre el bien inmueble objeto del
juicio principal. (F. 12)
En fecha 30 de junio de 2003, se libró boleta de Intimación. (F: 13 y 14)
En fecha 25 de agosto de 2003, el ciudadano Rubén Rosales, en su condición de
Alguacil del Juzgado Segundo de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito
de esta Circunscripción Judicial, consignó resultas de las gestiones a efectos de la
intimación. (F. 16-28)
En fecha 25 de agosto de 2003 la abogada Juliana López Galea solicitó al A quo
que fuera librado Cartel de Intimación (F. 29)
En fecha 11 de septiembre de 2003, el A quo acordó con lo peticionado y en esa
misma fecha se libró el cartel ordenado. (F. 30-32)
En fechas 07 de octubre de 2003 y 17 de octubre de 2003 la parte actora consignó
la publicación del cartel ordenada por el A quo. (F. 34-41)
En fecha 17 de diciembre de 2003, el Secretario del Juzgado Segundo de Primera
Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de esta Circunscripción Judicial fijó el
cartel de intimación librado en fecha 11 de septiembre de 2003, de conformidad con el
artículo 650 del Código de Procedimiento Civil. (F. 44)
En fecha 28 de enero de 2004, compareció la ciudadana Irene Sardinha De Abreu,
asistida por la abogada Yelitza Marisol Benavides Aldana y presentó escrito de
contestación a la demanda. (F. 45-51)
En fecha 08 de marzo de 2004, el Tribunal de la Causa ordenó testar los
conceptos injuriosos manifestados en el escrito de fecha 28 de enero de 2004 por la parte
intimada y apercibió severamente a la profesional del derecho Yelitza Marisol Benavides
Aldana a que se abstuviera en lo sucesivo de repetir la falta, so pena de ser objeto de
sanciones previstas en la Ley. (F. 58 y 59)
En fecha 23 de marzo de 2004, el A quo dictó decisión mediante la cual declaró
que los abogados Juliana Carolina López Galea, Julio César López Galea y Carla
Verschuur Velásquez, tenían derecho a cobrar Honorarios Profesionales en la causa que
por Ejecución de Hipoteca intentara el ciudadano Oswaldo Sánchez Aponte en contra la
ciudadana Irene Sardinha De Abreu. (F.60-77)
En fecha 03 de mayo de 2004, el A quo ordenó notificar a la ciudadana Irene
Sardinha De Abreu de la decisión dictada en fecha 23 de enero de 2004. En esa misma
fecha se libró boleta de notificación. (F. 79 y 80)
En fecha 01 de junio de 2004, la ciudadana Irene Sardinha de Abreu, asistida por
la abogada Yelitza Marisol Benavides Aldana, apeló de la sentencia dictada en fecha 23
de enero de 2004. (F. 82 y 83)
En fecha 03 de junio de 2004, el A quo oyó la apelación en ambos efectos y
ordenó la remisión del expediente a esta Alzada. (F. 84 y 85)
En fecha 07 de junio de 2004, esta Alzada dio entrada al expediente,
asignándosele el No. 04-5457 y fijando el vigésimo día de despacho para la presentación
de los informes. (F. 86)
En fecha 13 de julio de 2004, las partes presentaron informes. (F. 87-93)
En fecha 20 de julio de 2004, la abogada Juliana López Galea presentó escrito de
observaciones a los informes presentados por la parte intimada. (F. 94 y 95)
En fecha 09 de agosto de 2004, el Dr. Víctor José González Jaimes se inhibió de
conocer la presente causa, fundamentándose en el ordinal 15° del artículo 82 del Código
de Procedimiento Civil. (F. 96 y 97)
En fecha 04 de marzo 2005, la Dra. Haydee Álvarez de Soltero asumió el
conocimiento de la causa y ordenó notificar a las partes en el juicio. (F. 102-115)
En fecha 13 de mayo de 2005, la presente causa pasó al estado de dictar sentencia.
(F. 116)
En fecha 10 de enero de 2006, esta Alzada declaró INOFICIOSO resolver la
inhibición planteada por el Dr. Víctor José González Jaimes en fecha 09 de agosto de
2004. (F. 118-126)
En fecha 18 de septiembre de 2009, esta Alzada ordenó recabar del Juzgado
Segundo de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción
Judicial del Estado Miranda copias certificadas del expediente signado con el No. 8019,
de la nomenclatura interna de ese Juzgado, contentivo del juicio por Ejecución de
Hipoteca incoado por el ciudadano Oswaldo Sánchez Aponte contra Irene Sardinha De
Abreu. (F. 131 y 132) Dicho oficio fue ratificado en fecha 25 de enero de 2010, en virtud
de diligencia presentada en fecha 19 de enero de 2010 por la abogada Juliana López
Galea. (F. 133-135)
En fecha 11 de febrero de 2010, se agregó oficio proveniente del Juzgado
Segundo de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de esta
Circunscripción Judicial, mediante el cual remitió las copias certificadas solicitadas por
este Tribunal Superior en fecha 25 de enero de 2010 y en virtud de lo voluminoso de las
copias se ordenó abrir dos piezas de anexos. (F: 137)

Síntesis de la controversia
Del libelo de demanda
En 04 de junio de 2003, se recibió ante el Juzgado Segundo de Primera Instancia
en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción del Estado Miranda, escrito
libelar constante de nueve (09) folios útiles presentado por los abogados Juliana Carolina
López Galea, Julio César López Galea y Carla Verschuur Velásquez, mediante el cual
expusieron:
Que, actuando en defensa de sus propios intereses, emanado de su condición de
haber sido apoderados judiciales de la ciudadana Irene Sardinha De Abreu, se evidencia
de los autos del expediente 8019 de la nomenclatura llevada por el Juzgado Segundo de
Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del
Estado Miranda que el ciudadano Oswaldo Sánchez Aponte demandó por Ejecución de
Hipoteca a la ciudadana Irene Sardinha De Abreu.
Que, una vez que dicho juicio entró en fase de ejecución, surgió una violación de
normas de orden público y están a la espera de decisión de reposición de la causa, y
quedando avisada de la posibilidad de Reposición de la causa, la parte demandante no ha
comparecido más al juicio y ha intentado realizar un convenimiento con la ciudadana
Irene Sardinha De Abreu.
Que, en la actualidad han surgido diferentes divergencias entre su mandante y
ellos, debido a que la misma no hace intentos por solucionar su problema, llamándolos y
diciéndoles “no hagan nada más en el expediente”, y haciéndolos reunir en múltiples
ocasiones con el abogado de la parte demandante, con el fin de discutir un acuerdo en el
que se encuentra comprometida la seriedad de su bufete, y los llamó otra vez y les dijo
que ella no se iba a presionar que el demandante tenía que esperar, haciéndoles perder
tiempo siempre en beneficio de sus derechos.
Que, de conformidad con los artículos 22 y 23 de la Ley de Abogados, en
concordancia con los artículos 274 y 167 del Código de Procedimiento Civil, proceden a
demandar por Estimación e Intimación de Honorarios a la ciudadana Irene Sardinha De
Abreu.
Que, siendo su residencia en San Antonio de los Altos, sus actuaciones en dicho
juicio requirieron un traslado constante y permanente por más de cinco (05) años a la
sede donde reposa la causa anteriormente mencionada.
Que, en el momento en que la ciudadana Irene Sardinha De Abreu conoció de la
presente demanda, su reacción fue ofenderlos y alegar que “se habían cuadrado con la
contra parte”, por lo que se vio en la necesidad de renunciar al `poder que les había sido
conferido.
Solicita que se tome en cuenta la actualización del valor de la moneda a la hora de
que se materialice el pago de los honorarios respectivos.
Estimó su demanda en la suma de CINCO MILLONES SETECIENTOS MIL
BOLÍVARES (Bs. 5.700.000,oo), por las siguientes actuaciones: COPIAR AQUÍ LO
MARCADO DESDE EL FOLIO 4 AL 7
Que, a la fecha ha recibido por parte de la intimada la cantidad de
OCHOCIENTOS MIL BOLÍVARES (BS. 800.000,oo), en razón de lo cual demandaron
el pago de la suma de CUATRO MILLONES NOVECIENTOS MIL BOLÍVARES,
monto de sus honorarios profesionales, solicitando la corrección monetaria por inflación.
Solicitó se decretara Medida de Embargo sobre el bien inmueble propiedad de la
intimada, objeto del juicio principal.

De la contestación a la demanda
En fecha 28 de enero de2004, la ciudadana Irene Sardinha De Abreu debidamente
asistida por la abogada Yelitza Marisol Benavides Aldana, consignó escrito de
contestación a la demanda constante de cuatro (04) folios útiles, mediante el cual:
Negó, rechazó y contradijo todo lo alegado por la abogada Juliana López Galea en
su contra. Expuso, que quien actuó como su apoderada registra una serie de emolumentos
que ya en su oportunidad le había cancelado en el año 1998 al 1999, y que en algunos
casos le entregó recibos y en otros no.
Que, si es cuestión de revisar la trayectoria de su defensa en el caso que la
involucra, es de notar que “cada ladrón juzga por su condición”, ya que es evidente y
notorio que la única interesada en llegar en un acuerdo o arreglo era la Dra. Juliana López
Galea, entendiendo que su ambición se nota as todas luces en la presente demanda al
querer hacer una estimación de honorarios realmente ilusorios y no ajustados a la época.
Que, por ello presume su vil intención de llegar a acuerdos con la contraparte, en
el juicio que se le sigue por Ejecución de Hipoteca y que sólo la hoy demandante es la
que tenía el poder para el momento y llevaba dicho caso, del cual ella sólo se ajustaba a
sus asesorías confiando plenamente en su capacidad como abogado.
Que, por lo tanto, no podía llegar a acuerdo alguno, teniendo en cuenta que en ese
lapso de tiempo, fue intervenida quirúrgicamente en una clínica ya que a pocos días de
haber recibido un préstamo sufrió una enfermedad (Cefalea intensa de aparición brusca
en Región occipital, posterior desvanecimiento), la cual la tuvo al borde de la muerte y
después de dicha intervención quirúrgica había quedado con pérdida de conciencia,
dejando claro que nunca se negó a pagar ninguna deuda.
Que, resulta imposible que la abogada Juliana López Galea hoy pretenda hacer
ver a este Juzgado que en cuatro (04) años lo único que recibió de su persona fueron
OCHOCIENTOS MIL BOLÍVARES (Bs. 800.000,oo) y que ella venía financiándole los
gastos judiciales y extrajudiciales que todo profesional del derecho debe recibir como
contraprestación de su trabajo.
Que, es importante dejar claro en forma expresa que es muy difícil que todo ese
relato haya sido cierto ya que dichos honorarios fueron cancelados en su oportunidad, por
lo que resulta vergonzoso que una profesional del derecho con años de experiencia se
empeñe en destruir a alguien con condiciones y capacidades físicas desfavorables para
defenderse, y que además la injurie de tal manera.
Que, con respecto a los ambiciosos Honorarios Profesionales calculados por la
hoy demandante, es preciso señalar que al principio de la prestación de servicio se
estableció la cantidad de UN MILLÓN DE BOLÍVARES (Bs. 1.000.000,oo) al final de la
sentencia definitivamente firme, pero que sin embargo, actuando de buena fe, en el mes
de octubre del año 2003 se trasladó a la oficina de la abogada Juliana López Galea
ubicada en el Centro Comercial La Cascada, para entregarle parte de sus honorarios
(QUINIENTOS MIL BOLÍVARES, Bs. 500.000,oo), los cuales fueron cancelados en
efectivo.

Del Fallo Recurrido


En fecha 23 de marzo de 2004, el Juzgado Segundo de Primera Instancia en lo
Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Estado Miranda, dictó
decisión constante de dieciocho (18) folios útiles mediante la cual declaró que los
abogados Juliana Carolina López Galea, Julio César López Galea y Carla Verschuur
Velásquez, tenían derecho al cobro de sus honorarios profesionales, fundamentando la
misma de la forma siguiente:
“(…) el presente caso se refiere al ejercicio por parte de los citados abogados, de
sus derechos al cobro de sus honorarios consagrados en el artículo 167 del Código
de Procedimiento Civil, reglamentado en el principio consagrado en el artículo 22
de la Ley de Abogados, a percibir los honorarios judiciales y extrajudiciales que
realice, salvo los casos previstos en las leyes.
(…) No constado en el proceso que la parte intimada demostrara por ningún
medio probatorio sus alegatos esgrimidos en el escrito de oposición inserto a los
folios 45 al 51 del presente expediente y por cuanto se evidencia de las actas que
conforman el presente procedimiento de estimación e intimación de honorarios
profesionales que es perfectamente claro que los intimantes prestaron sus servicios
profesionales de abogados a la parte intimada, lo cual está en perfecta conjunción
con lo establecido en el artículo 22 de la Ley de Abogados, por lo tanto, es forzoso
para este Tribunal declarar con lugar el derecho del intimante de percibir
honorarios profesionales por los servicios prestados y así se decide.
(…)
…por cuanto se observa que la parte intimada en su escrito de oposición a la
intimación de fecha 28 de enero de 2004, no se acogió al derecho de RETASA
previsto en la parte infine del artículo 22 de la Ley de Abogados entro del lapso
establecido para ello, este Tribunal considera prudente transcribir el criterio
sostenido en fecha 01 de diciembre de 2003 por la Sala de Casación Civil del
Tribunal Supremo de Justicia, en sentencia de fecha 01 de diciembre de 2003,
dictada en el Expediente N° 05-547- Sent. N° 00746, con ponencia del Magistrado
Dr. Antonio Ramírez Jiménez…
(…)
Del criterio antes transcrito, se observa que por cuanto la parte intimada no se
acogió al derecho de retasa en la oportunidad de la oposición a la intimación
propuesta; ello no constituye impedimento para que la misma pueda acogerse al
derecho de retasa, una vez quede firme la sentencia que acordó el derecho a cobrar
los honorarios profesionales en el presente procedimiento y así se decide.-
Finamente se observa del texto libelar que la parte intimante demando la
indexación o corrección monetaria, por lo tanto este Tribunal ordena la corrección
monetaria sobre la cantidad condenada a pagar en esta decisión, para lo cual, en
la oportunidad de la ejecución de la sentencia y la retasa, se oficiará al Banco
Central de Venezuela, para que se sirva informar a este Juzgado, el índice
inflacionario ocurrido en el país entre la fecha de la admisión de la presente
demanda, es decir el día 09 de junio de 2003 y la fecha de ejecución del presente
fallo.-”

Alegatos en Alzada
En fecha 13 de julio de 2004, oportunidad establecida por esta Alzada,
comparecieron las partes a los fines de consignar escritos de informes.

De los Informes presentados por la parte intimante


La abogada Juliana López Galea consignó escrito de informes constante de cinco
(05) folios útiles, mediante el cual expuso:
Que, la apelación interpuesta por la parte intimada en el presente procedimiento
carece de fundamento legal, hecho por el cual solicita que la misma sea declarada sin
lugar.
Que, la parte demandada no pudo probar los elementos en los cuales basó su
defensa, e imperativo es en el proceso civil que la parte que alegue haber cumplido una
obligación presente la prueba que lo liberte de ello o en su caso el hecho extintivo de la
obligación.
Que, la demandada en contradicción a sus dichos introduce dos recibos, que
suman menor cantidad que la reconocida por ellos como demandantes, y que no obstante,
con eso pretende justificar el pago total de un juicio que data del año 1998.
Que, pareciera que la ciudadana Irene Sardinha De Abreu no valora el alcance de
lo logrado por los hoy intimantes, en el juicio que por Ejecución de Hipoteca fue incoado
en su contra.
Que, en el presente caso la hoy intimada solo muestra ingratitud y personalidad
avidosa para no pagar, por eso es que hoy se siente arrepentida de haberla defendido de
no pagar una acreencia que de alguna manera debe y que a esa persona le costó su dinero
prestárselo a ella, y está la intimante en las mismas condiciones.
Que, este es el modo de vida de la demandada que no es sino el escudo de la hija
Ana Paula De Abreu, quien todo lo coloca a nombre de la madre para hacer sus negocios
y luego colocar a una anciana que merece respecto sobre todo de su hija, la cual traslada a
tribunales dando una falsa apariencia de bondad, con la cual siempre se entendió por ser
ella la verdadera dueña de la causa.
Que, es así como la ciudadana Ana Paula de Abreu, profirió ofensas en su escrito
de contestación a la demanda y mancilló su honor como abogados.
Que, en virtud de todo lo anterior es por lo que solicita que la intimada sea
condenada en costas, así como a los intereses correspondientes e indexación a la fecha del
pago.
Que, aún cuando se mencionan en el presente escrito los recibos que introduce la
intimada como prueba de pago, no se reconoce que dicha cancelación se hubiere
efectuado.

De los Informes presentados por la parte intimada


La ciudadana Irene Sardinha De Abreu, asistida por el abogado Carlos Ramón
Machuca Ramírez, compareció en la oportunidad fijada por esta Superioridad a los fines
de consignar escrito de informes mediante el cual expuso:
Que, en la sentencia de fecha 23 de marzo de 2004 dictada por el Juzgado
Segundo de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de esta
Circunscripción Judicial, no se tomaron en consideración los recibos de pago marcados
con la letra “A”, cursantes a los folios cuarenta y nueve (49) y cincuenta (50), mediante
los cuales se pretende demostrar que los abogados accionantes si recibieron pago por
concepto de sus honorarios y que, de manera implícita su contenido demuestra que los
conceptos emitidos en dichos recibos son por la cancelación de gestiones realizadas por la
parte demandante durante el juicio.
Solicitó que los honorarios intimados en su contra sean retasados de acuerdo al
procedimiento contenido en los artículos 27, 28 y 29 de la Ley de Abogados.

De las observaciones
En fecha 28 de marzo de 2000, dentro de la oportunidad legal correspondiente, la
abogada Juliana López Galea, presentó escrito de observaciones a los informes
presentados por la ciudadana Irene Sardinha De Abreu, asistida por el abogado Carlos
Ramón Machuca Ramírez, mediante el cual expuso:
Que, los criterios que sustentan el escrito de informes presentado por la intimada
resultan a todas luces contradictorios.
Que, en primer término aducen que el Juez debió tomar en cuenta para su decisión
un recibo emitido por Ana Paula De Abreu, quien no es parte en el presente juicio, el cual
no fue recibido por su persona ya que no tiene su firma.
Que, de igual forma menciona un segundo recibo con las mismas características
del anterior, que tampoco fue recibido por su persona.
Que, tal y como señalara en los informes, reconoció en el escrito libelar la
cantidad de OCHOCIENTOS MIL BOLÍVARES (Bs. 800.000,oo), cantidad que se
encuentra muy por debajo de lo que se merece su trabajo.
Que, en el escrito de informes presentado por la parte apelante se solicita el
derecho a RETASA, de conformidad con los artículos 27, 28 y 29 de la Ley de
Abogados.
Que, en vista a tal solicitud, se adhirió a la misma de conformidad con lo
preceptuado en el artículo 256 del Código de Procedimiento Civil.

CONSIDERACIONES PARA DECIDIR:


DEL RECURSO DE APELACIÓN: Este Tribunal Superior previo al análisis de los
hechos y circunstancias que dieron origen al presente caso, hace mención a la doctrina
con el objeto de dar una definición del recurso ejercido por las partes, es decir, de la
apelación en sí, con el objeto de establecer un criterio aplicable al caso de marras. Así
podemos decir que la apelación en su sentido más general es el acudimiento a algo o a
alguien para obtener una pretensión o para modificar un estado de cosas; es una
exposición de queja o agravio contra una resolución o medida, a fin de conseguir su
revocación o cambio; sin embargo, por antonomasia en lo jurídico, y específicamente en
lo judicial, recurso que una parte, cuando se considera agraviada o perjudicada por la
resolución de un juez o tribunal, eleva a una autoridad orgánica superior; para que, por el
nuevo conocimiento de la cuestión debatida, revoque, modifique o anule la resolución
apelada. Nada obsta a que ambas partes, en actitud recíproca y con finalidades contrarias,
apelen simultánea o sucesivamente, pero dentro del plazo legal, de una misma resolución.
La apelación, en el sistema procesal patrio, puede ser definida con el artículo 218 del
Código Modelo Procesal Civil para Iberoamérica: “La apelación es el recurso concedido
en favor de todo litigante que haya sufrido agravio por una resolución judicial, con el
objeto que el Tribunal Superior correspondiente, previo estudio de la cuestión decidida
por la resolución recurrida, la reforme, revoque o anule”.
Igualmente, puede mencionarse lo sostenido por Ulpiano, a saber: “Ninguno hay que
ignore lo frecuente y necesario que es el uso de la apelación, porque ciertamente corrige
la impericia y la injusticia de los jueces, aunque algunas veces se reforman las sentencias
que fueron pronunciadas justamente; porque no siempre pronuncia sentencia más justa el
último que determina”
La apelación es un recurso que provoca un nuevo examen de la relación controvertida
y hace adquirir al Juez de la alzada la jurisdicción sobre el asunto, con facultad para
decidir la controversia, y conocer tanto la quaestio facti como la quaestio iuris. Nuestro
sistema de doble jurisdicción está regido por el principio dispositivo y, por el de la
personalidad del recurso de apelación, según las cuales el Juez superior sólo puede
conocer de aquellas cuestiones que le sean sometidas por la partes mediante la apelación
y en la medida del agravio sufrido en la sentencia del primer grado (tantum devolutum
quantum appellatum), de tal modo que los efectos de la apelación interpuesta por una
parte no benefician a la otra que no ha recurrido, en consecuencia de lo cual, los puntos
no apelados quedan ejecutoriados y firmes por haber pasado en autoridad de cosa
juzgada. (Ricardo Henríquez La Roche, “Código de Procedimiento Civil” T.II., Ediciones
Liber, Caracas. 2004).
De acuerdo con lo anteriormente expuesto, comoquiera que el Juez Superior sólo
puede conocer de aquellas cuestiones que le sean sometidas por la partes mediante la
apelación y en la medida del agravio sufrido en la sentencia del primer grado (tantum
devolutum quantum appellatum), 66235es obvio que, no les es dable apelar a aquel a
quien se le hubiese concedido todo cuanto hubiera pedido, como tampoco lo es para
quien no tiene interés y, para quien no resulte perjudicado con la decisión.
En el presente caso, apeló de la sentencia dictada en primera instancia la parte
demandada, por cuanto la sentencia dictada en primera instancia desfavoreció su
posición, por lo que se debe tener en cuenta a los efectos de la revisión de la recurrida, el
principio de “non reformatio in peius”, por lo que no se puede desmejorar la condición
del único apelante, por lo que se procede de seguidas, por efecto de la apelación oída en
ambos efectos a examinar la procedencia o improcedencia de la acción.
FONDO DEL ASUNTO: Es menester señalar que, el derecho a cobrar honorarios
por las gestiones que realiza el abogado, deviene del dispositivo del artículo 22 de la Ley
de abogados, según el cual, el ejercicio de la profesión da derecho al abogado a percibir
honorarios por los trabajos judiciales y extrajudiciales que realice, salvo en los casos
previstos en las leyes. Cuando exista inconformidad entre el abogado y su cliente en
cuanto al monto de honorarios por servicios profesionales, la controversia se resolverá
por la vía del juicio breve y ante el Tribunal competente por la cuantía. La parte
demandada podrá acogerse al derecho de retasa en el acto de la contestación de la
demanda. La reclamación que surja en juicio contencioso acerca del derecho a cobrar
honorarios, será sustanciada y decidida de conformidad con el artículo 607 del Código de
Procedimiento Civil y la relación de la incidencia, si surgiere, no excederá de diez
audiencias.
Cabe observar que esta clase de
procedimientos, consta de dos fases perfectamente diferenciadas y que, en la
primera, el asunto controvertido se refiere al derecho a percibir honorarios por
actuaciones profesionales, no su monto, correspondiendo la fase ejecutiva, para el caso de
declaratoria con lugar de ese derecho, a la determinación del quantum de los honorarios
reclamados, mediante el procedimiento de retasa, cuando hubiese sido oportuno su
ejercicio, por lo que es evidente que, la falta del ejercicio oportuno de este derecho, o el
incumplimiento de las cargas procesales que impone al demandado este procedimiento,
dejan firme la estimación que, hubiera efectuado el demandante en el escrito contentivo
del libelo. Todo esto es aplicable a las reclamaciones por honorarios profesionales de
abogados anteriores a la sentencia dictada por la Sala Civil del Tribunal Supremo de
Justicia, sobre el procedimiento en esta clase de juicios, de fecha 27 de agosto de 2004,
en la cual dejó sentado:
“…La Sala, con ocasión de la entrada en vigencia de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, ha venido reexaminando sus criterios con
respecto a la interpretación que se le ha dado a diversas normas que integran el
ordenamiento jurídico, adaptándolas a los valores y principios que ella postula. En este
sentido, los artículos 26 y 257 de la Constitución impregnan al proceso judicial de
valores fundamentales, entre otros, la eficacia y la celeridad.

Ahora bien, es incuestionable la función social que para el abogado representan sus
honorarios profesionales, pues en ellos encuentra la remuneración que como
contraprestación de sus servicios tiene derecho conforme al artículo 22 de la Ley que
rige su ejercicio. De allí que la Ley haya dispuesto de vías procesales expeditas para
hacer efectivo ese derecho, las que variarán según la naturaleza de sus actuaciones
judiciales o extrajudiciales.

Así, la Ley de Abogados dispone que el procedimiento para obtener el reconocimiento


del derecho del abogado a percibir honorarios profesionales causados por actuaciones
extrajudiciales se desarrolle por los cauces del procedimiento breve, mientras que el
correspondiente a las actuaciones judiciales, se hará según la oportunidad en que se
demanden los honorarios, como si se tratare de una incidencia innominada en el
expediente en que se hubieren cumplido tales actuaciones, o a través de un juicio
autónomo, según la doctrina establecida por la Sala en sentencia de fecha 11 de
diciembre de 2003, exp. 01-112; (Mercedes Yasmina Molina Velasco contra Paltex, C.A).

Especial atención merece en esta oportunidad el procedimiento correspondiente


para hacer efectivo el cobro de honorarios profesionales judiciales, pues su desarrollo,
de acuerdo al artículo 22 de la Ley de Abogados y al artículo 22 de su Reglamento,
necesariamente, se verifica en dos fases distintas, una declarativa y otra estimativa.

En efecto, la controversia que exista entre el abogado y su cliente con respecto al


derecho de aquél a cobrar honorarios profesionales se seguirá conforme al artículo 386
del Código de Procedimiento Civil derogado, cuyo texto se corresponde con el artículo
607 del mismo Código vigente, para que, una vez establecido el derecho pretendido por
el abogado, entonces éste pueda estimar e intimar el valor que considera apropiado por
las actuaciones cumplidas y cuyo derecho fue reconocido, dando lugar entonces a la fase
estimativa del procedimiento.

Obsérvese que aun cuando la pretensión del abogado es autónoma e


independiente de lo litigado en el juicio en el que prestó sus servicios, ésta se desarrolla
como si se tratare de una incidencia, en cuaderno separado al expediente en el que se
cumplieron tales actuaciones. Como se indicó anteriormente, la primera fase del
procedimiento está destinada especialmente a establecer si el abogado tiene o no derecho
a percibir honorarios por las actuaciones que al efecto señale; por tanto, no es necesario
que el abogado que pretenda el reconocimiento de su derecho, de una vez estime el valor
de sus actuaciones, pues tal actividad, a la letra del artículo 22 del Reglamento de la
Ley de Abogados está reservada para una oportunidad distinta, esto es, una vez que
se encuentre firme la decisión que declare el derecho del abogado a percibir sus
honorarios profesionales. No obstante lo anterior, a los mismos efectos establecidos en el
artículo 38 del Código de Procedimiento Civil, el abogado deberá estimar
prudencialmente el valor de su demanda.

Entonces, conforme a las disposiciones que se examinan (artículos 22 de la Ley


de Abogados y 22 de su Reglamento), el abogado que tenga una controversia con su
cliente con respecto a su derecho a percibir sus honorarios por actuaciones judiciales,
mediante escrito presentado en el expediente en el que se encuentren tales actuaciones
judiciales, hará valer su pretensión declarativa en la que señale las actuaciones de las
que se dice acreedor. El Tribunal, por su parte, desglosará el escrito y formará un
cuaderno separado si es tramitado incidentalmente y, de acuerdo a la letra del artículo
607 del Código de Procedimiento Civil (correspondiente al artículo 386 del mismo
Código derogado) emplazará al demandado en tal pretensión (antiguo cliente) para el
día siguiente a su citación, la que se verificará en la forma ordinaria, a fin de que,
a título de contestación, señale lo que a bien tenga con respecto a la reclamación del
abogado, y hágalo o no, el Tribunal resolverá lo que considere justo dentro de los tres
días siguientes, a menos que considere que existe algún hecho que probar, en cuyo
caso, en vez de resolver la controversia, abrirá una articulación probatoria de ocho días
para luego resolverla al noveno, es decir, al día siguiente del vencimiento de los ocho
días.

Debe observarse que la decisión del Tribunal en esta fase del procedimiento, sea
que se dicte dentro de los tres días siguientes al emplazamiento, sea que se dicte después
de vencida la articulación probatoria, sólo puede juzgar sobre el derecho del abogado a
percibir honorarios por las actuaciones judiciales en las que dice haber participado, bien
como representante o como asistente, sin que pueda declarar la confesión ficta del
demandado, pues tal sanción no está expresamente prevista para el caso concreto. Dicha
decisión, conforme lo tiene establecido reiteradamente esta Sala de Casación Civil, es
apelable libremente, y la sentencia que la resuelva es recurrible en casación conforme a
los límites propios de este recurso previstos en el artículo 312 del Código de
Procedimiento Civil.

En todo caso, el trámite en segunda instancia y en lo sucesivo se corresponde


con el del procedimiento ordinario ante la falta de regulación expresa en la Ley al
respecto y por aplicación de lo dispuesto en el artículo 22 del mismo Código.

De acuerdo al artículo 22 del Reglamento de la Ley de Abogados, una vez que


concluye la primera fase del procedimiento, la declarativa, se dará inicio a la segunda
fase del procedimiento, esto es, la estimativa. En esta fase es que el abogado estimará sus
honorarios profesionales, siempre y cuando, obviamente, hubiere obtenido el
reconocimiento judicial del derecho a percibir honorarios profesionales por cada una de
las actuaciones que ha de estimar, pues en definitiva cada una constituye título suficiente
e independiente generador de derecho.

En lo sucesivo el trámite seguirá, conforme a lo dispuesto en los artículos 25 al 29 de la


Ley de Abogados y, conforme al artículo 22 del Código de Procedimiento Civil, por las
normas de este Código en todo lo que no constituya especialidad así como respecto a la
ejecución. Esto es, hecha la estimación de las actuaciones por el abogado, el Tribunal
intimará en la forma ordinaria al deudor para que dentro de los diez días siguientes se
acoja al derecho de retasa. De no hacer uso de ese derecho el intimado, los honorarios
estimados quedarán firmes y de hacerlo se procederá en la forma prevista en la Ley
para la designación de los jueces retasadores y posterior pronunciamiento de la
correspondiente decisión.

Obsérvese que esta segunda fase, la estimativa, constituye un precedente legal


del Procedimiento por Intimación ncorporado al Código de Procedimiento Civil en su
reforma de 1986, pues en ambos el demandado es intimado para que dentro de los diez
días siguientes, se oponga al procedimiento monitorio o se acoja al derecho de retasa en
este especial procedimiento, con el apercibimiento que, de no hacerlo, quedará firme el
decreto intimatorio o las sumas estimadas por el abogado según el caso.”

Ahora bien, en virtud del principio de “perpetua jurisdiccionis”, el cual tiene su


fundamento en el principio de seguridad jurídica y alude a la tutela judicial efectiva,
observándose que, el presente procedimiento se inició con anterioridad a la fecha de la
sentencia ut supra parcialmente trascrita, no es inconveniente que el intimante haya
procedido simultáneamente a intimar honorarios de a quien califica como su cliente y a
estimar el monto de la suma que, según su criterio corresponde a sus honorarios
profesionales. Por ese motivo, en esta fase del proceso, corresponde a quien decide
solamente la determinación concerniente al derecho a percibir honorarios profesionales y,
si no se hubiera ejercido el derecho de retasa, por cuanto para la fecha en que fue
presentada la demanda, vale decir 4 de junio de 2003, no había sido dictada la sentencia
del 01 de diciembre de 2003, utilizada por el A quo como fundamento para sostener que
aun cuando no se hubiera acogido la demandada a la retasa en el escrito de fecha 28 de
enero de 2004, lo procedente sería continuar el procedimiento por esa vía, quedarían
firmes los que fueron estimados por la parte actora si resultara comprobada su pretensión.
Ahora bien, las reglas sobre la carga de la prueba no solamente operan respecto a
los hechos de la pretensión y la excepción, esto es, para los efectos sustanciales, sino
también en muchas cuestiones procesales, durante el trámite del proceso.
Siempre que se trate de aplicar una norma jurídica que suponga presupuestos de hecho,
debe recurrirse a la regla sobre la carga de la prueba para imponer la consecuencia
desfavorable de la falta de la prueba a la parte que resulte beneficiada con los efectos
jurídicos que en tal norma se consagran.
Las reglas sobre carga de la prueba se encuentran establecidas en los artículos 506
del Código de Procedimiento Civil y 1354 del Código Civil. En estas disposiciones
legales se consagra la carga de las partes de probar sus respectivas afirmaciones de hecho.
La carga de la prueba, según nos dicen los principios generales del derecho, no es
una obligación que el Juzgador impone caprichosamente a una cualquiera de las partes.
Esa obligación se tiene según la posición del litigante en la litis. Así al demandante toca
la prueba de los hechos que alega, según el aforismo según el cual “incumbi probatio qui
dicit, no qui negat”, por lo que incumbe probar a quien afirma la existencia de un hecho,
no a quien lo niega, más al demandado toca la prueba de los hechos en que basa su
excepción, en virtud de otro aforismo “reus in excipiendo fit actor” al tornarse el
demandado en actor en la excepción. Este principio se armoniza con el primero y, en
consecuencia, sólo cuando el demandado alega hechos nuevos le corresponde la prueba
correspondiente.
En el caso que nos ocupa, alegó la demandante que, se evidencia de los autos del
expediente 8019 de la nomenclatura llevada por el Juzgado Segundo de Primera Instancia
en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Estado Miranda
que el ciudadano Oswaldo Sánchez Aponte demandó por Ejecución de Hipoteca a la
ciudadana Irene Sardinha De Abreu; que, una vez que dicho juicio entró en fase de
ejecución, surgió una violación de normas de orden público y estando a la espera de
decisión de reposición de la causa, y quedando avisada la intimada de esta posibilidad, la
parte demandante no había comparecido más al juicio y había intentado realizar un
convenimiento con la ciudadana Irene Sardinha De Abreu, cliente de los aquí intimantes.
Que, surgieron diferentes divergencias entre su mandante y ellos, debido a que la
misma no realizó intentos por solucionar el problema, llamándolos y diciéndoles “no
hagan nada más en el expediente”, y haciéndolos reunir en múltiples ocasiones con el
abogado de la parte demandante, con el fin de discutir un acuerdo en el que se encuentra
comprometida la seriedad de su bufete; que los llamó también para decirles que ella no
se iba a presionar, que el demandante tenía que esperar, haciéndoles perder tiempo
siempre en beneficio de sus derechos.
Que, la intimada reaccionó ante la demanda por honorarios con conceptos
ofensivos, por lo que se vieron en la necesidad de renunciar al poder que les había sido
conferido.
Estimó sus honorarios en la suma de CINCO MILLONES SETECIENTOS MIL
BOLÍVARES (Bs. 5.700.000,oo), señalando haber recibido por parte de la intimada la
cantidad de OCHOCIENTOS MIL BOLÍVARES (BS. 800.000,oo), en razón de lo cual
demandaron el pago de la suma de CUATRO MILLONES NOVECIENTOS MIL
BOLÍVARES, monto de sus honorarios profesionales, solicitando la corrección
monetaria por inflación, los cuales discriminaron así:
“Actuaciones a la primera pieza
1. Escrito solicitando acuerdo de suspensión de causa por cuanto la demanda se
encontraba en “incapacidad residual”, que corre inserto en el folio Nº 53 de la
primera pieza, de fecha tres (03) de marzo de 1999. CONSIDERADO ESTO
COMO UNA CONTESTACIÓN……………………. Bs. 250.000,00.
2. Escrito de oposición a la medida y de Cuestiones Previas, consignación de poder
y recibo Nº 1 de pago, folio 104, de fecha veintisiete de octubre de
1999…………… Bs. 250.000,00.
3. Diligencia solicitando la devolución d los documentos originales y poder, que
cursan en el expediente al folio 119, de fecha veintisiete (27) de junio de
1999…………… Bs. 250.000,00.
4. Diligencia donde me opongo a la intimación al cobro por ejecución de hipoteca,
de conformidad a lo establecido en el artículo 663 del Código de Procedimiento
Civil, folio 121, de fecha veintiocho (28) de julio de 1999………………. Bs.
250.000,00.
5. Diligencia en donde se solicita y ratifica todo lo pedido en la anterior diligencia,
cursa al folio 123, de fecha veintiocho (28) de julio de 1999…………………Bs.
150.000,00.
6. Diligencia solicitando copias certificadas del expediente, de fecha tres (03) de
agosto de 1999………………. Bs. 150.000,00.
7. Diligencia ejerciendo recurso de apelación, folio 145, de fecha doce (12) de junio
de 2000……………. Bs. 500.000,00.
8. Diligencia en la cual se formaliza el Recurso de Casación para la sentencia
dictada y cursa al folio 160 de fecha cuatro (04) de diciembre del año
2000……………. Bs. 500.000,00.
9. Diligencia solicitando copias certificadas, folio 172 de fecha tres (3) de julio del
año 2001……………… Bs. 150.000,00.
10. Escrito de solicitud de reposición de la causa, por cuanto del estudio exhaustivo
del expediente pudimos advertir que desde su inicio se habían violado normas de
orden público, dicho escrito corre entre los folios 204 al 223, de fecha diez (10) de
mayo de 2002………………….. Bs. 2.000.000,00.
11. Diligencia consignando poder original de fecha diez (10) de mayo de 2002, más
gastos del poder por ante Notaría Pública……………….. Bs. 450.000,00.

Actuaciones en la segunda pieza y cuaderno de medidas


1. Escrito, donde ratifico la solicitud de reposición de la causa, de fecha cuatro (04)
de julio del año 2002…………….. Bs. 250.000,00.
2. Escrito, donde ratifico la solicitud de reposición de la causa, de fecha 18 de
septiembre de 2002………………. Bs. 250.000,00.
3. Diligencia solicitando la notificación, de fecha cuatro (4) de noviembre de
2002………………. Bs. 150.000,00.
4. Diligencia en donde pido se notifique al demandante en su domicilio procesal o en
su tribunal, de fecha diez (10) de abril de 2003……………… Bs. 150.000,00.

TOTAL GENERAL: CINCO MILLONES SETECIENTOS MIL BOLÍVARES (Bs.


5.700.000,00)”

Examinados los alegatos de la actora es evidente que los honorarios que, a juicio
de la actora, fueron causados en el procedimiento que cursó en el expediente 8019 de la
nomenclatura llevada por el Juzgado Segundo de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil
y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Estado Miranda, contentivo de la
demanda que por ejecución de hipoteca interpuso el ciudadano Oswaldo Sánchez Aponte
en contra de la ciudadana Irene Sardinha De Abreu, fueron demandados en forma
discriminada, sin que en las actuaciones que fueron remitidas por el Al quo, se
encuentren evidenciadas cuáles fueron las actuaciones judiciales cuyo pago demandó la
parte intimante, pues el Juzgado de origen al remitir las actuaciones correspondientes al
juicio de intimación de honorarios, obvió toda referencia al expediente concerniente al
juicio que dio origen al que se examina y, por ese motivo, por auto de fecha 18 de
septiembre de 2009 se ordenó recabar del expresado juzgado copias certificadas del
expediente en cuestión, resultando que no fue sino hasta el 29 de enero de 2010 que
fueron recibidas las certificaciones correspondientes, las cuales fueron agregadas a los
autos en fecha 11 de febrero de 2010, ordenándose abrir dos piezas de anexos.
Así las cosas, observa quien decide que, en los términos de la demanda y la
oposición, no existe negativa alguna por parte de la demandada en cuanto a la actividad
judicial desplegada por los intimantes, limitando la defensa a señalar que los interesados
en llegar a un arreglo fueron ellos, puesto que ella, por razones de fuerza mayor, no podía
llegar a arreglo alguno con el demandante, cuestiones que no tocan el fondo del asunto
aquí controvertido, puesto que lo que se discute es el derecho de los actores a percibir
honorarios en la suma señalada en el libelo, a lo que, según alega la demandada no tienen
derecho, puesto que, según ella, en cuatro años de relación profesional, los canceló,
procediendo de seguidas a señalar punto por punto negativa y rechazo en cuanto a
adeudar suma alguna por concepto de las actuaciones que fueron reseñadas en el libelo.
Sentado lo anterior, pasa esta Alzada a examinar el material probatorio:
Aportaciones Probatorias
De la parte intimante:
Copia certificada de actuaciones judiciales contenidas en el expediente No.
988019 de la nomenclatura del tribunal de origen, del cual se evidencia:
-La demanda fue presentada en fecha 3 de septiembre de 1998 y admitida el día
21 del mismo año; evidenciándose además que la ciudadana ANA PAULA DE
ABREU SARDINHA, hija de la demandada, asistida de la abogada JULIANA
LÓPEZ GALEA, por escrito presentado en fecha 3 de marzo de 1999 solicitó la
suspensión del procedimiento por encontrarse la demandada en estado de
incapacidad.
-Escrito de oposición a la ejecución de hipoteca presentado el 27 de julio de 1999
por ANA PAULA DE ABREU SARDINHA, asistida de Juliana López Galea, con
el carácter de apoderado de la demandada.
-Actuaciones fechadas 3 de agosto de 1999.
-Decisión de fecha 10 de abril de 2000 desechando el escrito de oposición.
-Diligencia estampada por la demandada IRENE SARDINHA DE ABREU,
asistida de la abogado JULIANA LÓPEZ GALEA, contentiva de recurso de
apelación.
-Sentencia del superior declarando sin lugar la apelación (20 de noviembre de
2000)
-Diligencia del 4 de diciembre de 2000, estampada por la demandada, asistida de
Juliana López Galea, anunciando recurso de casación que admitido, fue declarado
perecido en fecha 16 de febrero de 2001.
- Actuaciones judiciales relacionadas con la fase ejecutiva del procedimiento.
-Escrito de fecha 10 de mayo de 2002, suscrito por JULIANA LÓPEZ GALEA,
con el carácter de apoderado de la demandada, solicitando reposición de la causa,
ratificado el 4 de julio de 2002.
- Solicitud de avocamiento de fecha 18 de septiembre de 2002.
- Diligencias del 4 de noviembre de 2002 y , 10 de abril de 2003.a por diligencia
del.
De la parte intimada:
1. Recibo de pago realizado por la ciudadana Ana Paula De Abreu, fechado 04 de
agosto de 1999, por concepto de título supletorio, diligencias varias por un monto
de 92.000, sin firma alguna y expedidos a favor de ANA PAULA DE ABREU
SARDINHA, con nombre impreso de JULIANA LÓPEZ GALEA..
2. Recibo de pago realizado por la ciudadana Ana Paula De Abreu, fechado 27 de
julio de 1999, por concepto de escrito de oposición expediente 8019, sin firma
alguna, con nombre impreso de JULIANA LÓPEZ GALEA, por un monto de
120.000.
Estos documentos carecen de valor probatorio puesto que no aparecen suscritos
por persona alguna.
3. Misiva dirigida a la ciudadana Ana Paula, la cual no fue objeto de impugnación,
suscrito por JULIANA, en la cual le informa de un saldo de Bs. 152.000, dejando
cuenta de dos abonos, uno por Bs. 60.000 y otro por Bs. 50.000.
En cuanto a los pagos que, según la demandada, le fueron efectuados a la parte
intimante, este tribunal da por comprobado a través de la confesión espontánea de la
intimante, que le fueron cancelados Bs. 800.000 durante el tiempo de la relación
profesional, puesto que la parte intimante no pudo sino acreditar el pago de los
abonos a que se refiere la misiva.
CONCLUSIONES DEL TRIBUNAL: Quedó acreditado a los autos las actuaciones
cuyo pago fue demandado en el presente juicio, cuyo valor fue establecido por la
parte intimante, señalando haber recibido un abono de ochocientos mil bolívares, por
lo tanto, es procedente la acción en derecho y así se decide, como quedará establecido
en el dispositivo del fallo, quedando firmes las cantidades que fueron estimadas por la
parte actora, puesto que, las expectativas de derecho de la actora, para la fecha en que
fue presentada la demanda, no concedían derecho de retasa si no se solicitaba
expresamente en la oportunidad de oposición.
Por último, en cuanto a la indexación solicitada por la parte actora, se observa:
La solicitud de corrección monetaria debe hacerse en el libelo de demanda, a
título de estimación preventiva, por cuanto el quantum definitivo dependerá de la
duración del proceso y del poder adquisitivo de la moneda para la fecha de la sentencia
definitiva.
Por otra parte, es del conocimiento de todos que, la inflación es un hecho notorio
que castiga el poder adquisitivo de la moneda, y por tanto, goza de la dispensa de prueba
a que se contrae el artículo 506 del Código de Procedimiento Civil, el cual reza en su
último aparte: “Los hechos notorios no son objeto de prueba”
Igualmente, día tras día se ha perdido el poder adquisitivo de la moneda,
produciéndose una constante y progresiva depreciación monetaria, lo que constituye un
conocimiento de hecho, comprendido dentro de las máximas de experiencia de quien aquí
juzga, por lo que es aplicable parte del contenido del artículo 12 del Código de
Procedimiento Civil, que establece: “..El Juez puede fundar su decisión en los
conocimientos de hecho que se encuentren comprendidos en la experiencia común o
máximas de experiencia...” Así mismo, doctrina reciente, v.g. la obra “Efectos de la
Inflación en el Derecho” –Biblioteca de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales. N°
9. Pags. 385, ha establecido:
“Cuando el aumento del costo de la vida es general, lo que ocurre no es que los
bienes valen más, sino que el dinero vale menos. Cuando suceda tal cosa, la corrección
monetaria por la vía judicial se convierte en una justa solución.”
“En todos los casos de incumplimiento de una obligación dineraria, la
indemnización debe abarcar, no sólo los intereses, sino una indemnización mayor según
la depreciación monetaria, y siempre que haya mora del deudor. De esta manera, la
obligación de indemnizar los daños derivados de la mora del deudor deben considerarse
como deuda de valor no sujeta al principio nominalista y, en consecuencia, posible de
revaluación. Por consiguiente, “la deuda se mantiene intacta en cuanto a su valor
nominal, pero producida la mora el acreedor recibe, además, un plus que corresponde a la
indemnización por los perjuicios patrimoniales causados, entre los cuales se computa la
depreciación monetaria como consecuencia necesaria y previsible del retardo en el
cumplimiento de la obligación. Frente a la depreciación y devaluación de la moneda se
pueden aportar varias salidas. Una de ellas sería la inclusión de cláusulas de valor en los
contratos; otra, la corrección monetaria, bien sea por la vía legislativa o por la vía
judicial, en este último caso, se habla de indexación judicial, ya que la corrección
monetaria, técnicamente, debe establecerse por vía legal. Sin embargo, nosotros usamos
indistintamente ambas expresiones, por cuanto en nuestra vida forense se usa la expresión
“corrección monetaria” también para la materia judicial.”
Este Tribunal Superior, comparte el criterio de la procedencia de la indexación
judicial, como una garantía que previene la depreciación de la moneda durante el
trascurso del proceso, pero no así la procedencia de la corrección monetaria antes de su
inicio, porque no se le pueden imputar al deudor a quien no se le coloca en mora de
cumplimiento antes de instaurar la demanda, las consecuencias de la inactividad del
acreedor. Por consiguiente, se acuerda la indexación judicial desde la fecha de
presentación de la demanda hasta la fecha en que quede firme la presente decisión y no
como fue solicitado por la actora hasta el momento del pago definitivo, como tampoco
fue acordado por el A quo, a la fecha de ejecución del fallo. Así se establece.
En cuanto a la manera de establecer la indexación judicial, considera quien decide
que la misma debe ser efectuada de acuerdo a los índices de inflación determinados por el
Banco Central de Venezuela, que es el organismo oficial al que compete la materia, por
lo que deberá el tribunal de origen oficiar a la mencionada entidad en la oportunidad en
que se declare firme el presente fallo, a fin de que determine el valor de CUATRO
MILLONES NOVECIENTOS MIL BOLÍVARES del 4 de junio de 2003 a la fecha en
que se declare el firme el presente fallo. Así se establece.

DECISIÓN
Por todo lo anteriormente expuesto, este Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil,
del Tránsito y de Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial
del estado Miranda, en nombre de la República y por autoridad de la Ley DECLARA:
PRIMERO: PARCIALMENTE CON LUGAR: la apelación interpuesta por la
ciudadana IRENE SARDINHA DE ABREU, a través de sus apoderados, supra
identificados, contra la decisión dictada por el Juzgado Segundo de Primera Instancia en
lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Estado Miranda, en
fecha 23 de marzo de 2004. En consecuencia SE MODIFICA el fallo apelado, en cuanto
a que no hay lugar a retasa, declarándose CON LUGAR la demanda que por COBRO
DE HONORARIOS PROFESIONALES JUDICIALES intentaran JULIANA PÉREZ
GALEA, JULIO CÉSAR LÓPEZ GALEA y CARLA VERSCHUUR VELASQUEZ en
contra de IRENE SARDINHA DE ABREU, condenándose a la última de las nombradas
a cancelar a los actores por las siguientes actuaciones:
Actuaciones a la primera pieza
1. Escrito solicitando acuerdo de suspensión de causa por cuanto la demanda se
encontraba en “incapacidad residual”, que corre inserto en el folio Nº 53 de la
primera pieza, de fecha tres (03) de marzo de 1999. CONSIDERADO ESTO
COMO UNA CONTESTACIÓN……………………. Bs. 250.000,00.
2. Escrito de oposición a la medida y de Cuestiones Previas, consignación de poder
y recibo Nº 1 de pago, folio 104, de fecha veintisiete de octubre de
1999…………… Bs. 250.000,00.
3. Diligencia solicitando la devolución d los documentos originales y poder, que
cursan en el expediente al folio 119, de fecha veintisiete (27) de junio de
1999…………… Bs. 250.000,00.
4. Diligencia donde me opongo a la intimación al cobro por ejecución de hipoteca,
de conformidad a lo establecido en el artículo 663 del Código de Procedimiento
Civil, folio 121, de fecha veintiocho (28) de julio de 1999………………. Bs.
250.000,00.
5. Diligencia en donde se solicita y ratifica todo lo pedido en la anterior diligencia,
cursa al folio 123, de fecha veintiocho (28) de julio de 1999…………………Bs.
150.000,00.
6. Diligencia solicitando copias certificadas del expediente, de fecha tres (03) de
agosto de 1999………………. Bs. 150.000,00.
7. Diligencia ejerciendo recurso de apelación, folio 145, de fecha doce (12) de junio
de 2000……………. Bs. 500.000,00.
8. Diligencia en la cual se formaliza el Recurso de Casación para la sentencia
dictada y cursa al folio 160 de fecha cuatro (04) de diciembre del año
2000……………. Bs. 500.000,00.
9. Diligencia solicitando copias certificadas, folio 172 de fecha tres (3) de julio del
año 2001……………… Bs. 150.000,00.
10. Escrito de solicitud de reposición de la causa, por cuanto del estudio exhaustivo
del expediente pudimos advertir que desde su inicio se habían violado normas de
orden público, dicho escrito corre entre los folios 204 al 223, de fecha diez (10) de
mayo de 2002………………….. Bs. 2.000.000,00.
11. Diligencia consignando poder original de fecha diez (10) de mayo de 2002, más
gastos del poder por ante Notaría Pública……………….. Bs. 450.000,00.

Actuaciones en la segunda pieza y cuaderno de medidas


1. Escrito, donde ratifico la solicitud de reposición de la causa, de fecha cuatro (04)
de julio del año 2002…………….. Bs. 250.000,00.
2. Escrito, donde ratifico la solicitud de reposición de la causa, de fecha 18 de
septiembre de 2002………………. Bs. 250.000,00.
3. Diligencia solicitando la notificación, de fecha cuatro (4) de noviembre de
2002………………. Bs. 150.000,00.
4. Diligencia en donde pido se notifique al demandante en su domicilio procesal o en
su tribunal, de fecha diez (10) de abril de 2003……………… Bs. 150.000,00.
TOTAL GENERAL: CINCO MILLONES SETECIENTOS MIL BOLÍVARES (Bs.
5.700.000,00).

SEGUNDO: CON LUGAR la indexación que solicitó la parte actora en el escrito


contentivo del libelo y, al respecto se ordena, para fijar el monto de la corrección
monetaria, oficiar a la Consultoría Jurídica del Banco Central de Venezuela a los fines de
que informe la suma de dinero básico que la intimada deberá pagar a la fecha en que se
declare firme el presente fallo, por equivalencia de CUATRO MILLONES
NOVECIENTOS MIL BOLÍVARES del día 4 de junio de 2003, fecha de presentación de
la demanda. cantidad ésta que deberá ser cancelada por la parte demandada.

TERCERO: No se acuerda la retasa de las sumas que fueron estimadas por la parte
actora.
Por la naturaleza de la presente decisión no hay especial condenatoria en costas.
PUBLÍQUESE, incluso en la página Web de este Despacho REGÍSTRESE Y
NOTIFÍQUESE
Dada, firmada y sellada en la Sala de Despacho del Juzgado Superior en lo Civil,
Mercantil, del Tránsito y de Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción
Judicial del Estado Miranda, en los Teques, a los veinte y dos (22) días del mes de abril
de dos mil diez (2010). Año 200º de la Independencia y 151º de la Federación.
LA JUEZ,

HAYDÉE ALVAREZ DE SOLTERO


LA SECRETARIA,

YANIS PÉREZ GUAINA

En la misma fecha, siendo las 11.45 a.m., se publicó y registró la anterior sentencia
en expediente No. 04 5557, como está ordenado.
LA SECRETARIA,

HAS.YPG.
Exp.04 5457.

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