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ACCIÓN PAULIANA Y ACCIÓN DE SIMULACIÓN, MAS

REFERENTE A LA ACCIÓN PAULIANA.

Diferencia entre la acción pauliana y la acción de


simulación

Aunque a primera vista la acción pauliana y la acción de simulación son


similares, existen varios aspectos que las hacen completamente
diferentes.

Cuando un deudor se insolventa para evitar que el acreedor le embargue


sus bienes, puede hacerlo mediante una venta real o efectiva, o
mediante un traspaso de bienes a un familiar o amigo (testaferro), pero
tal traspaso será sólo en apariencia, simulado.
Frente a estas maniobras fraudulentas del deudor, el acreedor puede
recurrir a la acción pauliana o a la acción de simulación, y para saber
cuándo utilizar una u otra, es importante conocer sus diferencias.
La principal diferencia radica en el tipo de negocio realizado por el
deudor para insolventarse.

Si el deudor vendió sus bienes mediante un negocio jurídico real, con


todas las de la ley, la acción que se ha de seguir es la pauliana, con la
cual se busca que el juez ordene la revocación del contrato de
compraventa o de la escritura, de manera tal que los bienes regresen al
patrimonio del deudor a garantizar la deuda con el acreedor.
Cuando el deudor vendió sus bienes de forma simulada, es decir, que
hizo que un familiar o amigo apareciera en las escrituras, pero sin
cederles la real propiedad de los bienes, lo que procede es la acción de
simulación, con la cual se busca que el juez ordene la inexistencia del
contrato o escritura respectiva, puesto que no hubo tal negocio, ya que
todo fue simulado, en apariencia para engañar al deudor.
Aquí sea advierte claramente la principal diferencia entre estas figuras:
La acción pauliana busca revocar un negocio real y efectivo. La acción
de simulación busca declarar que ese negocio nunca existió. En una se
revoca el negocio y en la otra se declara inexistente, dos conceptos muy
diferentes.

Otra diferencia importante tiene que ver con el aspecto probatorio. En la


acción pauliana, cuando el negocio jurídico ha sido oneroso, hay que
probar la mala fe del tercero que compró los bienes vendidos por el
deudor, mientras que en la acción de simulación para nada importa la
buena fe de ese tercero.

Esto de comprobar la mala fe del tercero es complicado, ya que es difícil


probar que la persona que le compró los bienes a quien se insolventó, lo
hizo de mala fe, en confabulación para perjudicar al acreedor, y si esa
mala fe no se prueba, la acción pauliana no prospera.

Existen otras diferencias que luego iremos abordando, de manera tal que
se pueda profundizar un poco más en este tema que puede resultar de
interés general para cualquier persona que en cualquier momento se
puede ver afectada por una situación de estas.

Diferencia entre la acción pauliana y de simulación


según la Corte suprema de justicia

Para intentar lograr una mayor claridad respecto a las diferencias que
existen entre la acción pauliana y la acción de simulación,
transcribiremos a continuación apartes de la sentencia de la sala civil de
la Corte suprema de justicia, del día 14 de junio de 2007, expediente
00129.
En dicha sentencia se hace un amplio análisis de las principales
diferencias de estas acciones, como a continuación se evidencia:
Ahora, resulta pertinente, pues acrece la claridad que demanda la
decisión que ocupa la atención de la Sala, memorar la sentencia de
Casación de 22 de agosto de 1967, ya que se vislumbra en el recurso
confusión en punto de las diferencias que existen entre la simulación y la
acción revocatoria o acción pauliana, determinación, cuyas precisiones
medulares fueron reiteradas en sentencia de 10 de junio de 1992, en la
que se acotó que “4. La acción pauliana o revocatoria (…) es la que
otorga la ley a los acreedores de una persona para obtener la revocación
de los actos de su deudor que, aunque reales y perfectos en sí mismos,
han sido otorgados por éste de mala fe (consilium fraudes) y en perjuicio
de los derechos de los mismos acreedores (eventos damni).
“La acción paulinana tiene, pues, como materia propia un acto jurídico,
verdadero y completo, que únicamente por la doble circunstancia de
haber sido efectuado en perjuicio de los acreedores que tenia el
otorgante en el momento de celebrarlo y a sabiendas de ese perjuicio,
cuyo conocimiento por el deudor estriba en el que éste tenía de su mala
situación patrimonial, permite a aquellos acreedores preexistentes
considerar como inoponibles a los mismos tal acto y hacer declarar, en
consecuencia, su ineficacia, en la medida del perjuicio sufrido,
entendiéndose que este perjuicio sólo se ha producido cuando el acto ha
determinado la insolvencia del deudor o contribuido a agravarla”
(G.J.T.CXIX, pág. 191).
“IV. A manera de recopilación de lo que desde antiguo se viene
manifestando en relación con las diferencias existentes entre la acción
pauliana y la de simulación, cabe decir lo siguiente, apreciadas ambas
tanto en su estructura como en su función, y mirada la cuestión
únicamente en cuanto toca con la simulación absoluta pues, como se ha
dicho, con la simulación relativa la distinción es tan grande que no cabe
confusión posible.
IV.1.Mientras que con la acción pauliana se impugna un acto realmente
ejecutado por el deudor, en la de simulación se busca destruir una mera
apariencia para que se haga luz sobre lo que, de hecho, quisieron las
partes. Esta diferencia trae una consecuencia de cardinal importancia,
hecha residir en que al prosperar la acción pauliana, el bien salido del
patrimonio del deudor se reintegra al mismo. En cambio en la simulación,
cuando ésta es absoluta, se demostrará que el bien se ha desplazado del
patrimonio del deudor, pero en apariencia meramente.
IV.2. A términos de lo que prescribe el artículo 2491, los acreedores, para
la prosperidad de la acción pauliana, deben demostrar que el acto
cuestionado lo fue en perjuicio suyo, es decir, que por su causa se
produjo o se incrementó la insolvencia del deudor, y que, además, éste lo
realizó fraudulentamente, es decir, conociendo el mal estado de sus
negocios. Tales aspectos, en cambio, no tienen por qué formar parte del
tema probatorio en el proceso instaurado por los acreedores con el
propósito de demostrar que es simulado un determinado acto del deudor.
Y no tienen por qué involucrarse en razón de que, a diferencia de lo que
ocurre en la acción paulina, en la que el perjuicio (interés) que legitima
al acreedor es la insolvencia de deudor, en la simulación, ese perjuicio
caracterizador del interés, tiene, como ha sido expuesto por la doctrina,
una más amplia connotación en vista de que no reside tanto en la
disminución de la garantía general de los acreedores, como en las
dificultades o contingencias a que queda sometido el ejercicio de un
derecho, el cual, por ende, se coloca en peligro de perderse.
IV.3. Además, dentro del proceso adelantado con base en la acción
simulatoria, no será indispensable demostrar que el tercero fue partícipe
del fraude a los acreedores, como sucede cuando el acto impugnado
mediante la acción pauliana lo es a título oneroso. El consiliumfraudis
puede aparecer comprobado con ocasión de la acción simulatoria, pero
lo cierto es que no constituye un elemento definidor de la misma. Aquí,
desde luego, hay un acuerdo entre las partes, pero él concierne es al
propósito de engañar, de tender un manto sobre la realidad; ese acuerdo
puede, como se dice, ser igualmente fraudulento, pero la presencia del
fraude en la simulación es apenas coyuntural o de hecho, por lo cual se
comprobación jurídicamente no genera ninguna consecuencia; como
tampoco la genera su no comprobación. Al acreedor lo único que le
interesa es demostrar la inexistencia del acto, porque ello es bastante
para precaver el perjuicio que de otro modo se le puede irrogar.
“V. En frente, pues, de esas diferencias tan radicales no es posible
sostener que la acción de simulación queda inserida en la pauliana,
cuando es un acreedor quien la ejercita. ….”

¿Qué se debe probar cuando interpone una acción


pauliana?

La acción pauliana no es más que la oportunidad que tiene un acreedor


para que judicialmente se ordene la rescisión de los actos o contratos
que en perjuicio de él celebró el deudor, el código civil en su artículo
2491 describe lo que se puede lograr a través de esta acción; ahora, esta
acción tiene una característica fundamental en cuanto al tema probatorio
se refiere, le corresponde al acreedor demandante demostrar:

 Debe demostrar que el deudor ha efectuado ciertos actos o contratos


causándole perjuicios con dicha situación, actos tales como despojarse
de sus bienes.
 Es menester demostrar en la acción pauliana la mala fe del deudor.
 También se debe probar la mala fe del adquirente, cuando se trate de
contratos onerosos, hipotecas, prendas y anticresis; existe mala fe del
adquirente cuando este tenga conocimiento de la situación del deudor.

Esta acción en todo caso permite la rescisión de cualquier acto o


contrato, que el deudor hay efectuado en fraude de su acreedor; lo
importante es demostrar la mala fe del deudor y el perjuicio causado al
acreedor o acreedores.
Caracteriza a la acción pauliana el hecho de que, para que proceda es
necesario que el deudor se encuentre insolvente, ya que de lo contrario,
si este posee otros bienes, al acreedor le corresponde perseguir estos,
pues no cabría rescindir negocios realizados por el deudor a través de la
acción pauliana, cuando tal circunstancia no cause ningún perjuicio al
acreedor.
Por otro lado para que se configure la facultad de iniciar la acción
pauliana, el deudor debe haber enajenado, comprometido o haberse
despojado de los bienes que se pretenden conservar en cabeza de este,
para que el acreedor pueda por medio de estos cobrarse la deuda;
incluso, cuando el deudor haya perdonado una deuda a su favor
(remisión), dicho acto en virtud de la acción pauliana también podrá ser
rescindido.
La acción pauliana se encuentra denominada en nuestro código civil
como acción de rescisión; esta acción es muy garantista para el acreedor
pues busca evitar que las obligaciones contraídas sean burladas, con el
simple hecho de despojarse de los bienes o activos que se posean.
En conclusión hay que señalar que la acción pauliana persigue como fin,
que los activos que hayan salido del patrimonio del deudor en fraude de
sus acreedores vuelvan a este, con el objetivo de que dichos activos
respondan por la obligación u obligaciones que tenga con sus
acreedores.
Prescripción de la acción pauliana

En un artículo anterior expusimos sobre la acción pauliana, una figura


jurídica que permite perseguir a un deudor que se ha insolventado para
no pagar, figura que por su puesto puede ser afectada por el fenómeno
de la prescripción.

Una persona mala paga, que vende o traspasa los bienes a un tercero
para evitar que se los embarguen, puede ser demandada para que el
juez ordene revocar los negocios que condujeron a la insolvencia, pero
esta acción debe interponerse dentro de la oportunidad legal respectiva,
la cual no es muy extensa por cierto.
La acción pauliana está contenida en el artículo 2491 del código civil
colombiano, y ese mismo artículo señala que “las acciones concedidas
en este artículo a los acreedores, expiran en un año, contado desde la
fecha del acto o contrato”.
Quiere decir esto que la demanda respectiva se debe interponer dentro
del año siguiente a la fecha en que se perfecciona el contrato o escritura
que traspasa los bienes, lo que en algunos casos puede ser poco
tiempo, de allí la importancia que el acreedor esté pendiente de los
negocios del deudor si es que sospecha que este no le pagará y/o que
puede tratar de insolventarse para evitar el pago de la deuda mediante el
embargo de sus bienes.
Algunos timadores profesionales conocen perfectamente el tiempo de
prescripción y juegan de manera tal que el acreedor pierda la
oportunidad legal para interponer la acción pauliana, y es por eso que si
se concede un préstamo considerable, se deben tener las precauciones
del caso para evitar una estafa de este tipo.
¿Contra quien se debe ejercer la acción pauliana?

Cuando una persona que nos debe dinero se insolventa, procede la


acción pauliana encaminada a revocar los contratos o escrituras que
legalizaron el traspaso de los bienes, ¿pero contra quién se debe ejercer
dicha acción?

La respuesta luce obvia, puesto que de la lectura del artículo 2491 del
código civil, contenedor de la acción pauliana, se interpreta con
meridiana claridad que la acción se debe ejercer contra la persona funge
como deudora.

Con la acción pauliana, se busca que el juez revoque los actos y


contratos realizados por el deudor que lo llevaron a la insolvencia, lo
cual implica que de prosperar tal pretensión, el comprador tendrá que
devolver los bienes correspondientes.
El hecho que un tercero se vea involucrado en la medida en que tendrá
que devolver los bienes por la revocación del negocio jurídico que le
confirió el dominio, no significa que la acción deba ejercerse contra ese
tercero, sino que la acción debe ejercerse contra el deudor titular, aunque
ello implique subsidiariamente involucrar a un tercero.

¿Pero quién es el deudor? El deudor es la persona que sobre la que


recae la obligación. Es la persona que figura en letra de cambio, en el
pagaré, en la factura, en el contrato de compraventa, en la escritura, etc.
El deudor no es el fiador, aunque sea responsables solidarios de la
obligación. Para efectos de la acción pauliana, el deudor será el girado
del título valor, o el deudor principal.
Al respecto, la sala civil de la Corte suprema de justicia en sentencia ha
dicho:
Esta breve remembranza de la acción pauliana tiene por objeto resaltar
cómo es verdad lo que con tanto ahínco proclama el recurrente. Tal
acción no puede ejercerse, en efecto, sino contra quien tiene la
condición de deudor. Es una verdad irrecusable. Empero, el tribunal,
antes que desentenderse de esa regla, ajustóse enteramente a ella. Vio
en Luis Antonio un deudor, y no un fiador.

No obstante, casos se han dado en que el juez considera como deudor


real al fiador y no al girado del título valor, pero por regla general, la
acción pauliana o pauliana como también se le conoce, no procede
contra el fiador que se ha insolventado.

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