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Venezuela reitera defensa del Esequibo como

derecho histórico y jurídico


Escrito por Enio Melean el día 17/11/2022 . Publicado en DestacadoDestacado NoticiasNoticias
El presidente de la República, Nicolás Maduro, destacó la participación de
la vicepresidenta Ejecutiva, Delcy Rodríguez, en las audiencias sobre las
objeciones preliminares presentadas por Venezuela contra la demanda
unilateral de Guyana ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ),
instancia judicial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

A través de su cuenta en la red social de Twitter @NicolasMaduro, el


Presidente aseveró que Venezuela defenderá los derechos históricos ante
la CIJ, con sede en La Haya, Países Bajos. “La Diplomacia Bolivariana de
Paz vuelve a dar un gran paso en La Haya. Venezuela defiende sus
derechos históricos, con la verdad, sobre el territorio Esequibo. Agradezco
la posición firme de la Vicepresidenta @delcyrodriguezv ¡El Esequibo es
nuestro!”.

La vicepresidenta Ejecutiva, Delcy Rodríguez, durante su participación en


La Haya, ratificó que el Acuerdo de Ginebra (1966) es el único
instrumento jurídico vigente para lograr una solución pacífica entre las
partes sobre el territorio Esequibo.

El Gobierno Bolivariano de Venezuela ha reafirmado, en varias ocasiones,


su compromiso en defender la soberanía del país sobre ese territorio ante
las instancias correspondientes.

Al respecto, un comunicado de la Cancillería venezolana ratifica que el


país suramericano “en perfecta unión nacional, hará valer sus Derechos
Soberanos en nuestro sagrado territorio de la Guayana Esequiba, y
reivindicará todos los medios de los cuales dispone el Estado venezolano
para su defensa en el marco de la paz y la legalidad”.

Prensa Presidencial

VENEZUELA REAFIRMA DEFENSA DE SU


DERECHO SOBERANO SOBRE EL
TERRITORIO ESEQUIBO

AVN / RNV/ Caracas, 17/02/2020.- El presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás


Maduro, ratificó el compromiso con continuar ejerciendo la diplomacia de paz en defensa de la
soberanía, a propósito del 54º aniversario de la firma del Acuerdo de Ginebra que reafirma el derecho de
la nación sobre la Guayana Esequiba.
«Recordamos 54 años de la firma del Acuerdo de Ginebra que reafirma el derecho legítimo de nuestra
Patria, sobre la Guayana Esequiba. A través de nuestra Diplomacia Bolivariana de Paz, seguiremos en
defensa de nuestra soberanía, porque: ¡El Sol de Venezuela, nace en el Esequibo!», escribió el Jefe de
Estado en el Twitter.
El 17 de febrero de 1966 fue suscrito el Acuerdo de Ginebra, en la capital suiza del mismo nombre, que
estableció los mecanismos para iniciar un proceso de tratamiento del llamado diferendo histórico por el
Esequibo entre Venezuela y la República que se derivaba de la concepción de la independencia de
Guyana por parte del Reino Unido, que para ese momento tenía un gobierno interino, refiere nota del
diario Correo del Orinoco.
En el documento, ambas partes acordaron la creación de «una Comisión Mixta, con el encargo de buscar
soluciones satisfactorias para el arreglo práctico de la controversia entre Venezuela y el Reino Unido
surgida como consecuencia de la contención venezolana de que el Laudo arbitral de 1899 sobre la
frontera entre Venezuela y Guayana Británica es nulo e írrito», reza el texto.
En julio de 2015, Venezuela solicitó formalmente a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) la
designación de un Buen Oficiante para mediar en el conflicto con Guyana.
AVN / RNV
Fotografía / Twitter @NicolasMaduro

El Esequibo y la defensa de la soberanía


territorial
by Cambio16

07/11/2023

in Ciudadanía

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Opinión y Firmas

| Archivo Cambio16

Ramón Escovar León


La facultad de convocar un referéndum consultivo sobre
materias de interés nacional está autorizada en Venezuela
por el artículo 71 de su Constitución. La convocatoria de la
consulta sobre la disputa territorial con Guyana tiene
entonces base constitucional. Lo que debe ser objeto de
serena reflexión es si es oportuna y si las preguntas son
convenientes para mejorar la posición de Venezuela en el
conflicto.
En este asunto hay que andar con prudencia y serenidad
para buscar lo que interesa a Venezuela. La unidad es
necesaria para acordar lo que mejor le conviene a nuestro
país. No hay espacio para la discriminación política ni para
la exclusión de los expertos de la oposición sobre la
materia.

El gobierno debe convocar con sinceridad a todos los


venezolanos y dejar de lado el sectarismo y la distinción
entre “patriotas” y “traidores a la patria”.

En este contexto, hay que referirse a las preguntas


formuladas para la consulta sobre el Esequibo. Sobre esto
contamos con los valiosos aportes del profesor Héctor
Faúndez (“El Esequibo, el Caricom y cinco
preguntas irrelevantes”) y de Kenneth Ramírez
(“Referéndum sobre El Esequibo: un llamado a la prudencia”).
Es poco lo que puede añadirse a lo ya examinado por estas
voces autorizadas, pero voy a expresar mi opinión desde la
perspectiva del observador.
Para exponer mi punto de vista, voy a referirme a las cinco
preguntas del referéndum y a acompañarlas con breves
comentarios. Pretendo demostrar que la población
necesita informarse bien sobre la materia para poder
responder con propiedad sobre un asunto delicado y
complejo.

Primera pregunta:
“¿Está usted de acuerdo en rechazar, por todos los medios, conforme a
derecho, la línea impuesta fraudulentamente por el Laudo Arbitral de París
de 1899, que pretende despojarnos de nuestra Guayana Esequiba?”
Está pregunta es inútil porque la Constitución declara la
integridad territorial de Venezuela (artículo 1). Por otra
parte, la respuesta requiere conocer el contenido del
Laudo Arbitral de París de 1899 y su antecedente, que fue
el Tratado de Washington de 1897, así como lo ocurrido
con anterioridad.

De lo que se trata, en verdad, es de la nulidad del Laudo


Arbitral que, además de inmotivado, fue producto de un
fraude procesal contra Venezuela, como se evidencia, por
ejemplo, en el memorándum de Severo Mallet-Prevost del 8
de febrero de 1944 y publicado, post mortem, en julio de 1949
en The American Journal of International Law.

Segunda pregunta:
“¿Apoya usted el Acuerdo de Ginebra de 1966 como el único instrumento
jurídico válido para alcanzar una solución práctica y satisfactoria para
Venezuela y Guyana, en torno a la controversia sobre el territorio de la
Guayana Esequiba?”
La respuesta es obvia: todos los venezolanos estamos de
acuerdo en que la solución de la disputa es la aplicación
del Acuerdo de Ginebra, suscrito el 17 de febrero de 1966,
que refiere a la solución amistosa. Es un tratado y tenemos
que respetarlo, más allá de lo que se responda.

Bueno es recordar que el Acuerdo de Ginebra fue


impulsado por los gobiernos de Isaías Medina Angarita,
Rómulo Betancourt y firmado en el gobierno de Raúl Leoni.
La participación determinante en la confección de este
éxito venezolano se debe, además de Betancourt y Leoni, a
Caracciolo Parra Pérez, Marcos Falcón Briceño, Ignacio
Iribarren Borges, Carlos Sosa Rodríguez y el jesuita
caroreño Hermann González Oropeza. Es el mayor logro de
nuestra diplomacia en el conflicto del Esequibo. Fue en la
época de la democracia en la cual trabajan en equipo los
líderes civiles de todas las tendencias con el sector militar.
Solo así es posible obtener victorias como lo fue el
Acuerdo de Ginebra.

Tercera pregunta
“¿Está usted de acuerdo con la posición histórica de Venezuela de no
reconocer la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia para resolver
la controversia territorial sobre la Guayana Esequiba?”
Esta pregunta es inútil, porque ya la Corte Internacional de
Justicia declaró que tiene competencia para decidir la
causa, basada en el Acuerdo de Ginebra y por el fracaso de
los sucesivos oficiantes designados por el secretario
general de las Naciones Unidas. Su decisión será
vinculante desde el punto de vista del derecho
internacional, aunque Venezuela no se defienda. Sería una
imprudencia dejar de defendernos.

La CIJ, en su decisión del 18.12.2020, confirmó su


jurisdicción con fundamento en el artículo IV.2 del Acuerdo
de Ginebra en relación con el artículo 33 de la Carta de las
Naciones Unidas “que incluye arreglos judiciales como
medio de resolución de disputas” (numeral 82 de la
decisión). En todo caso, ya Venezuela nombró un juez ad
hoc y dos agentes. Lo que hay que hacer es preparar la
contramemoria que debemos presentar en abril de 2024. En
este aspecto, Venezuela cuenta con reconocidos expertos
que deben ser llamados para que hagan sus
contribuciones, aunque estos expertos sean de la
oposición. Esto no es un asunto partidista sino de Estado.

Cuarta pregunta:
“¿Está usted de acuerdo en oponerse, por todos los medios, conforme a
derecho, a la pretensión de Guyana de disponer unilateralmente de un mar
pendiente por delimitar, de manera ilegal y en violación del derecho
internacional?”.
Respuesta obvia. Por eso es necesario solicitar medidas
provisionales en relación con las concesiones que ha
otorgado Guyana en la zona por delimitar. Estas
concesiones constituyen un abuso por parte de Guyana
porque se trata de un área en discusión. En este aspecto
estamos arrastrando las imprudencias de las dos últimas
décadas.
Aquí hay que recordar que el 20 de febrero del 2004, el
presidente Hugo Chávez afirmó en Georgetown: “el
gobierno venezolano no será obstáculo para cualquier
proyecto a ser conducido en el Esequibo, y cuyo propósito
sea beneficiar a sus habitantes”. Estas declaraciones
causaron “honda preocupación en sectores de la
población, particularmente entre los intelectuales
cercanos al ámbito diplomático y de relaciones
internacionales”, como lo señala el historiador Manuel
Donís Ríos en su obra titulada Venezuela y sus espacios marítimos en
el Atlántico ayer y hoy (Caracas, Abediciones, 2020, p. 35). Pero
hay algo más que no puede pasar inadvertido: a partir de
esa fecha, Guyana “radicalizó su posición” (p. 36) con las
consecuencias que hoy conocemos.

Quinta pregunta:
“¿Está usted de acuerdo con la creación del estado Guayana Esequiba y que
se desarrolle un plan acelerado para la atención integral a [sic] la población
actual y futura de ese territorio, que incluya entre otros el otorgamiento de
la ciudadanía y cédula de identidad venezolana, conforme al Acuerdo de
Ginebra y el Derecho Internacional, incorporando [sic] en consecuencia
dicho estado en [sic] el mapa del territorio venezolano?”
Esta pregunta está mal formulada y se presta a distintas
interpretaciones. La pregunta se puede entender como una
amenaza de agresión, lo que debilita la posición
venezolana ante la comunidad internacional.

En efecto, en esta pregunta hay 4 informaciones


diferentes: (1) el estar o no de acuerdo con la creación del
estado Guayana Esequiba; (2) el desarrollo de un plan para
“nacionalizar” a la población del Esequibo; (3) la mención
del Acuerdo de Ginebra y del derecho internacional; y, (4)
la incorporación del estado al mapa de Venezuela.

Asimismo, la pregunta invoca el Acuerdo de Ginebra según


el cual la controversia debe “ser amistosamente resuelta”.
Pero, al mismo tiempo, y por la ambigüedad de la redacción
–como dije antes, – puede leerse como una amenaza al no
saberse si se trata de vías de hecho. Esta cuestión en nada
beneficia la posición venezolana y ha sido una de las
razones por la que Guyana solicitó, el 30 de octubre
pasado, medidas cautelares a la CIJ.

Indefensión e irreflexión
Sobre estas medidas, la CIJ convocó las audiencias orales
para el 14 de noviembre de 2023. A este respecto estamos
ante una encrucijada: asistir a la audiencia significa
contradecir la pregunta Nº 3 de la consulta. Si no se asiste,
se favorece a Guyana y Venezuela quedaría en indefensión
por decisión propia. Esta razón adicional demuestra que el
referéndum consultivo no es producto de una serena
reflexión ni parece que se hayan ponderado sus
consecuencias.

Entonces, hay que reiterar que la posibilidad del


referéndum consultivo tiene fundamento constitucional,
pero el contenido de las preguntas resulta inconveniente.
Más allá de que hayan sido declaradas constitucionales por
la Sala Constitucional en sentencia del 31.10.23.

Para responder debidamente las preguntas formuladas se


requiere de un proceso de educación de la población sobre
este complejo asunto. ¿Cómo se va a contestar un
cuestionario sobre una materia que no ha sido estudiada ni
pensada con serenidad?

Este delicado asunto no debe manejarse con dogmatismos


ideológicos, porque es materia del más alto interés
nacional. Y la consulta no se puede usar con fines políticos
particulares, porque nos dividiría aún más y, en
consecuencia, debilitaría nuestra posición en el conflicto.
En cambio, convocar a los expertos venezolanos de
cualquier tendencia, para preparar la contramemoria que
hay que presentar en abril de 2024, sí sería un aporte
significativo para la mejor defensa de Venezuela.

No hay espacio para las consignas políticas ni para los


dogmatismos ideológicos. Es momento de prudencia, de
unidad y de grandeza de mira. Todo para evitar que un
nuevo error perjudique la posición de Venezuela en este
delicado, largo y complejo asunto. “Calma y cordura”, como
decía el general Eleazar López Contreras.

También en Cambio16.com:
El Esequibo, ‘líderes’ y consultas al pueblo

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