Está en la página 1de 52

zbD@

Tema 3. LA NATURALEZA DE LA
EMPRESA DURANTE EL
PERfODO DE FORMACIÖN DEL
CAPITALISMO (C. 1300-C. 1760)

$UMÅRIO.• 3. I. La lema a/irtnaciön del capitalismo y la econo,tnia de mercado, 3.2. Ln empresa aorieola eu Ia Iransieidn
hacie la eeottom(u de tnercado. 3.3. Ln etnpresa en el contercio y las 3.4. La indusiHa antes de la jiibrica.•

estructteras organizativas y Iögicas diversas.

.. Ias privativas no tienen tn;is que Ia apariencia de privilegios e.xclusi.


vos...son una separac:i6n utilisima y no un esta nco... De éstas a la liber.
tad sin limites no hay Otra diret•encia que de la estabilidad de at•tifiees de
buenas costumbres, de Ia pericia, de Ia legalidüd y del orden... a la in.
constancia de hombres libertinos. a la imperieia. a la ilegalidad y a Ia con.
(usiön, que snn ennseeuencias inevilabtes de ia libertad sin reg!a. "Si eE
curtidor emprendiese las maniobcas del herrero, y éste Ias del curtidor, y
usarcn promiscuamenle de los instrumentos de sus otieiosv (dice Pla16n
en el Diålogo cüarto) "tpensarås que esto pueda acaecer sin grave detri•
mento de la Rcpüblica?".»
Disertaciön histdrico-politico-legul por los colegios y gretnios de la cittdud de
Barcelona y sus privativas ( 1766)

«La burguesfa ha desempetiado, en el transcurso de la historia. un papel


verdaderamente revolucionacio. Dondequiera que se instaur6 echÖ por
tierra Iodas las institucione.s reudaies, patiåarcales e idiEicas.DesgarrÖ
implacablernentc iOS abigarrados lazos feudales que unien al hombre eon
sus superjores naturales y no dej6 en pie mås vinculo que el del intecé$ es•
cueto, el del dinero contantc y sonante, que no tiene enlnhas... Enter•r6
la dignidad petsonal bajo el dinero y redujo Iodas aquellas innitmeras li•
bertades escrituradas y bien adquiridas a una ünica liberlad..• la libertad
ilimitada de eomerciar.»
K. Marx y F. Engels (1848), Manifiesto conucnista

«La principal condici6n que favorece el desarrollo de Ias empresas es la


segucidad para Ias personas y la propiedad.*
W. Cunningham (1896)
126 LA NATVZALEZ.A DE LA EMPRESA DCR-ÅNTE EL PERiODO DE FORMACIÖN DEL CAPITALISMO (C. 1300-C. 1760)

3.1. LA LENTA AFIRMACIÖN DEL CAPITALISMO


Y LA ECONOMfA DE MERCADO

A 10 largo de la historia han ex-istido diferentes modos de organizar


el comercio y los intercambios de mercancfas y set-vicios. La reci-
proci,dad Yla redistribuciön fucron mecanismos habituales en los
Impetios antiguos y todavia per-viven en algunas zonas de Åfrica
t Sobre estas modalidades de inter• hoy en•dfå.l El intercambio voluntario de factores y produqtos a
cambio, véanse iOS trabajos incluidos en
través del mercado, entendiendo éste no 5610 como un lugar fisico,
Polanyi. Arehsberg y Pearson ( 1957).
sino so>re todo como una instituci6n que regula la actividad eco-
nömica, y donde las transacciones estån amparadas por el Estado
u Otro tipo de autoridad juridico.polftica, no comienza a surgic
hasta fcchas relativamente recientes, limitado a algunas activida-
des. bienes y servicios, y en espaeios geogråficos muy concretos: tf-
midamente en los siglos centrales de la Edad Media (Xl al XIN),
cuando se configura un «sistema mundial» que abarca desde la Pe-
nfnsula Ibérica y el Magreb en Occidente hasta China y Japon en
2 Abu-Lughod ( 1989). Oriente;2 de forma rnås decidida a partir de los siglbs XVI y XVi(, al
conformarse un nuevo «sistema mundial» con un centro situado
en Europa y una periferia compuesta por algunas partes de los
3 (1979) y (1984); continentes americanQ y asiåtico.J
Tanto en Asia' como en Europa el siglo marca una época de
apogeo material, frulo de un proceso de crecimiento e integraci6n
econ6mica iniciado entre los siglos VEII-IX (China y el mundo islå-
mico) y 'a (Europa). La expansiön agrfcola pet-rniti6 alimentar a
un mayor nåmcro de persona; y eso estimu16 un proceso de espe-
cializaci6n econ6mica, cuyo rcsultado mås visible fue el desarro-
i:
110 urbano. El crecimiento del comercio y la economfa en general

eS indisociable de la tendencia a una mayor seguridad para Ias i

personas y sus propiedades. En Europa, desde el siglo XI en ade-


las. gugn•ps, .los-seäores•feudales y-los-reyes
comenzaron a reprimir la piraterfa y el bandidaje y a proteger las
ferias y los mercados, otorgando privilegios paniculares a un né-
mero cada vez mayor de ciudades. Los intercambios entre Europa
y Asia se vieron sensiblemente reforz.ados cuando los mongoles
unificaron el podgr politico cn el Asia central, ofreciendo seguri•
dad a las caravanas de mercaderes a cambio de un derecho de
ttå•tsito. En la China de los Song, la exigencia de impuestos esti-

mu16 la comercializaciön del producto agrfcola. La confiscaci6n


arbitraria y violenta de mercancfas y propiedades, propia de siglos
anteriores, fue ahora sustituida por el impuesto. Eso redujo los
riesgos del comercio y las actividades econ6micas en general y
128 LA NATVRALEZA. DE LA EMPRESA DVR-ANTE EL PERIODO DE FORMAC[ÖN DEL CAPITALISMO (C. 1300-C. 1760)

y de algunas materias primas y. con bastante mås lentitudt a la


agricultura. En predomina un «modo de pro«
este ültimo sector
ducci6n campesino»j una economia feudal, donde se produce
para el consumo. no para el mercado, y donde ni el trabajo ni, so-
bre todo, la tierra, se pueden comprar y vender libremente. Origi.
nariamente, cada uno de estos sistemas econömicos tenia una lo•
ca)izaci6n diferente: el capitalismo es urbano, mientras que el
feudalismo pervive en el mundo jut-al. Poco a poco el capilalismo
también invadirå ese mundo rural, primero con el traslado de una
parte de la actividad manufacturer-a al campo, después. contro-
lando, a través del erédito, una parte del excedente agrfcola. Cada
sistema implica una ecultutti» o, si se pt•efiere esta expresiön, unas
ureglas del juego» diferentes. En el mundo feudal, la familia es la

unidad productiva båsica y su objetivo es el _consumo; los intere.


ses individuales se subordinan a bs intereses colectivos (del gce.
mio. el municipio, etc). El O:ipitalismo. por el contrario, supone la
aparici6n de una cultura del mcrcado» donde el beneficio, el in.
terés individual, se convierte en el objetivo rnås importantg, y don-
de la emprega es
unidad de pit)ducciön poc excelencia (aunque
la
muchas veces las fronlet%l.s entre empresa y ramilia no sean fåciles
de percibir), De manera similar, la propia econolnia se convierte
7 No obstattlet ptupia en
particular Ia Escueta de Sulamanca, ya ahora en una disciplina t•egida por ieycs naturales y objelivas, ale.
hal)ta inieiado un proceso de anålisis jada por tanto de las consideraciones morales escolåsticas.7 Los.
pot-a dar eabida al mereado y el interés
jugadores también clifiet•en: empresarios, trabajadores y Estado
individual. véase GÖmez Camacho y Roe
bledo ( 1998). en el caso de la economfa eapitalista: campesinos y propietarios
8 Kriedte (1982), Introducci6n•, Mag. en el de la eeonomia feudal.*
nusson (1995).
La extensi6n del capitalismo y la economfa de mercado en Eu-
ropa fue acornpåöada y ravocecida por un cambio institucional
del que habrfa que destacar, como simbolo, el nuevo papel del Es-
tado. Cambio econömieo y cambio institucional fueron de la
mano en el desarrollo europeo, pet-o el fue ni tan sim•
pie ni tan automåtico como muchos autores han pensado; Jean
Bodino fue qui7.ås el primero en contraponer las monarqufas eu-
ropeas, que respetaban a las personas y sus bienes, con los impe-
9 Anderson (t 979), p. 408. rios que no 10 hacfan,9 Lo cierto es que tanto en la Chiha de 105
Ming, como cn el Imperio Mughal de la India o en el Imperio Oto-
10 Anderson (1979). Wallerstein(1979), mano, la arbitrariedad.del.Estado no fue limitada por la concesi6n
Abu-Lughod (1989), Jonw (1990) y Bau. de derechos de propiedqd privada. La cat-rera militar y cl servicio
mol (1993). Pearson (199!) ha matizado.
en la Administraci6n ofrecian muchas rnås posibilidades de pro-
pan los imperios Mughal y Otomano.
que ia arbitrariedad no fue, sin embargo. moci6n.social y econ6mica que el desempefio de la actividad em-
rnuy frecuenle. presarialr!9..En estos imperios el Estado se hacfa, vfa tributos, con
la mayor parte del excedente de Ia ofrecer contra.
LAALENTÄ AFIRÆACION DEL CAPITALISMO Y I-A ECONOMLA DE MERCADO 127

permiti6 una mayor inversi6n del capital atesorado o acumulado.* 4 Rosenberg y Bicdzell ( 1986). p. 1 19:
El ctecimiento del comercio y los intercambios, actividade.s Ileva- North (1984). p. 163; McNeill (19S$).
pp. 58•59 y SO•S2: Jones (1990). pp. 1 32•
das a cabo poc una clase cada vez mis numerosa de comerciantes, 133, y (1997). pp. 105 y ss. Sobce co.
impuls6 la generalizacién de lamoneda y el crédito, un fen6meno mercio de caravanas en Asia central y
papel de la seguridad. véase en particular
que, también, se inici6 antes en China y el mundo islåmico que en
Rossabi (t 990).
Europa.
Ese «sistema mundial» entré en crisis en el segundo cuarto del
-siglo NV. Los diferentes espacios que 10 integraban se vieron afec-
tados de manera similar. Sin embargo, la salida de la crisis fue di-
ferente. El Imperio mongol se derrumb6. En China, la dinastfa
Mmg mantuvo unificado el poder politico pero la economfa del
pafs se colaps6 en el siglo XV. En esta centuria tiene lugar la crea-
ci6n de un nuevo imperio, el Otomano, que alcanz6 su momento
culminante durante el siglo XVT, pero a partir de entonces su po-
derio gcon6micö comenz6 a declinar. Europa, por el contrario,
afectaaa por innumerables conflictos nobiliarios y guerras civiles,

inici# a partir de mediados del siglo xv una paulatina recupera-


ci6q econ6mica bajo un nuevo sistema politico, el Estado absolu-
to,Aue la colocarå en los siglos siguientes en cabeza del progreso
ecbn6mico, cientffico y técnico. Las causas de este cambio son va-
rias y complejas. No obstante, entre los hechos diferenciales que
caracterizan la experiencia europea cabe destacar dos, la progre-
Siva extensi6n deeconomfa de mercado a todas las esferas de la
la

actividad econ6mica y el papel de Ios Estados. En rea.lidad, Esta-


do y economfa de mercado, Estado y capitalismo van a ser dos fe-
n6menos fntimamente entrelazados.

3.1,1. LA EXTENSION DEL CAPITALISMO Y EL PAPEL DEL ESTADO

Entre los siglos XVT y XVII en muchos pafses europeos los términos
empresario y empresa pierden sus variados significados medieva-
les y comienzan a vincularse de forma creciente a un sistema de

yalores nuevos en el que aparecen también conceptos como crédi-


to, capital, beneficio y mercado.5 Todos esos conceptos hacen re- 5 Aymard (1991), pp. 791-797, y Mat.
hias (1991), pp. 29-32.
ferencia, en ültima instancia, a un fen6meno de alcancé mås ge-
neral, la. extensi6n gradual de una economfa de mercado

capitalista, o si se quierej la transici6n de un sistema basado en la


propiedad de la tierra a Otro basado en la propiedad de dinero y el
6 Las expresiones son de Magnusson
créditoß El capitalismo de los siglos modernos por nacimiento,
es,
(1995), p. 570, y Femåndez de Pinedo
un capitalismo mercantil, vinculado al comercio, la banca y las fi- (1995), pp. 26t•262, .

nanzas, pero se irå extendiendo a la producci6n de manufacturas se también Braudel (1985), pp. 49•50.
pgrti49 q:lg-grp para la sociedad. En los Imperios Otomano y Mug.
hal los comerciantes se dedicaban a aba'ieæéFlå bie-
nes de lujo de la corte, a recolectar los tributos y, a veces, of-rectan
servicios financieros. En Ifneas generales, su actividad no se vio
dificultada por el Estado, pero éste tampoco les apoyö. En China,
por el contrario, la intervenci6n del Estado Rie muy acusada, re-
glamentando su actividad e incluso monopolizando la producci6n
y distribuciån de algunos bienes.ll Frenie a la no inten•enciön en i I Pearson ( 1991). pp. o t.09.
( 1997). Sioianovich ( 1994).
la India y el Imperio Turco, o la intervenci6n exccsiva en China, el

Estado en Europa tuvo un papel intermedio, poniendo las condi-


ciones que favoreciecon el cambio econ6mico. El Estado.nacién
«se convierte no tanto en la empresa econ6mica central como en
el medio de asegur.hr ciertos términos de intercambio en otras

transacciones econ6micas».i2 A. Smith seüalaba que las tres obli- 12 Wallerstein(1979), p. 23.

gaciones del sobecano eran «proteger la sociedad contra la violen-


cia... e9{ablecer una recta administraciön de justicia [y) esta-
blecec y sostener aquellas instituciones y obras püblicas ... que•
I
sitven' para facilitar el comercio de la naci6n y fomentar la ins-
trucci6n del pueblo». EI sistema de naciones-Estado en la Europa
moderna reforz6 la seguridad de las propiedades y las personas,
ofreci6 algunas infraest ructuras y favoreci6 los intereses de la eco-
nomfa de mercado y del capital mercantil, aunque parad6ji-
catnente se construyö para defender .10s nobleza
privilegios de la
Por Otra parte, Ia rivalidad (competencia) entre los Esta-
feudal.
dos.naci6n europeos fue una fuente de crecimiento, en compara-
ci6n a 10 que sucediå en espacios donde existfa un ånico im-
perio.lJ 13 Smith (1958), pp. 614, 628 y 639;
El nuevo papel der Estado debe entenderse, sobre todo, desde Mill (1951), pp. 120-121 y 754-757; Ro.
senberg y Birdzell (1986), cap. 4: Jones
consideraciones de tipo politico y fiscal. En 10 politico, las nuevas (1990), pp. 185-193; Pearson (1991), pp.
monarqufas monopolizaron el uso de la violencia y la fuerza mili- 45-50.

tar, antes en manos de la nobleza» A cambio de esa cesi6n, la no-

bleza consigui6 el mantenimiento de sus privilegios jurfdicos y fiS--••


cales y de sus fuentes de ingreso, basadas en la propiedad de la

i
tierra. En 10 que respecta a la fiscalidad, J. Fontana ha indicado
que < Toda Ja experiencia de la construcci6n del estado absolutista
estå marcada por los problemas de la Hacienda». Estos proble-
mas ten fan que ver con unos gastos muy elevados, sobre todo de
tipo militar, pero también con unos ingresos reducidos, 10 que se
debfa a la naturaleza del Estado absoluto: para no interferir con la
antigua fiscalidad senorial, la Hacienda püblica se limit6 a gravar,
generalmente con impuestos indirectos, las actividades comercia-
les y manufactureras. La necesidad de ingresos o de servicios e.x•
plica algunas actuaciones que favorecieron la extensi6n de la eco-
nomia de mercado y los intereses del capital mercantile Pero, ade-
mås de Ias exigencias perentorias del fisco, los Estados comenza-
ron a promover el comercio y las manufacturas como un medio de
asehtar su poder politico en el interior y de expandirlo en el exte-
riot La expansi6n ultramarina y la doctrina mercantilista, en sus
diferentes variantes, representaron mejorque nada esa alianza en-
trg los Estados, la nobleza guerrera y la burguesfa comercial. Asf

pues, el Estado «se convirti6 en un reflejo de la coexisteneia de di-


14 Fontana (1989). p. 130; Femåadez versos modos de producci6n».t4
de Pittedo (19940). p. 189;
( 1995). pp. 583•5S9; Brady (1991). p. 156;
A mode de resumen, las realizaciones mås notables del Estado
y Kriedte ( 1982). en este perfodo fueron:i5
15 Sobre el papel del Estado. véanse An.
((979), pp. 33.37; Supple (1981),
pp. 502-507: Kriedle (1982). pp. 26-28; Increment6 la seguridad de Ias personas y sus propiedades al cen-
Rosenberg y Birdzell (1986): Jones tra!izar el poder politico y garanli•mr.el eocden püblico», por un lado, y,
(1990): North (1991); Aymard (1991), pp.
por otro, adoptar sistemas legales mås Ünifocmes (se constituy6 un cuer-
800-804; y Mognysson (1995), pp. 588•
589. po de icyes comerciales iritemacionales, el derecho mercantil y todo tipo
de tribunales) que protegieron a Ias personas y propiedades de la cone
ducta violynla de otros individuos o del propio Estado y contribuyeron a
facilitar e! cumplimiento de bs contratos.
2. Ademås de la seguridad, ofreciå otros bienes püblicos: progresiva.

mente asumi6 el control y la prevenci6n de los desastt•es (epidemias,


hambres, fuegos), o la puesta en pråctica dc mcdidas para minimizar su
impacto; el Estado o bien administraciones péblicas —como los

municipios— comenzaron a asumir Ia realizaciön de una serie de infra-


estructuras (pavimentaci6n, faros, carreteras„.).
3. E) papel creciente del Estado orreciÖ numerosas oporlunidades de
negocio a Ias cmpresas privadas, que prestaron servicios que Ia todavfa
escasa administraci6n no estaba en condiciones de ofertar de forma eff-

eienle: empresa.@i y empresarios privados se encargaron del cobro.de los


_ ...impuwtosLde dcl.EsR@do (minns,. tabaco,-.sal,.——
etcétéra), de las contratas de aprovisionamiento de ciudades y ejéccitos,
del crédito påblico y de los grandes trabajos civiles y militares (recuérde•
se que casi todos iOS significados del tén-nino empresario originalmente
se rererfan a este tipo de [unciones, La propia definici6n de Cantillon de
empccsario como aquel que compra a precios ciertos y vende a precios in-

ciertos se refiere a este tipo de actividades contratadas con el Estado).


4. Pmmovi6 tos intereses del capital mercantil al unificar cl merca-
do interior (suprimiendo barreras comerciales internas) y protegerlo me-
diante aranceles de competidores e.xtranjeros; y patrocirlar empresäs co•
Ioniales y ofrecer privilegios —monopolios— a compaöfas comerciales
privadas.
LA LENTA AFLR-MACION DEL CAPITALISMO Y LA ECONOMfA DE MERCADO 131

5. En algunos paises movffz6 la propiedad rural incautando tierras

a Ia Iglesia (como sucedi6 en Ing!aten-a).

Asf pues, la construcci6n del Estado absoluto y la difusi6n de


una economia de mercado capitalista fueron dos procesos desa-
rollados simultåneamente en una parte de laEuropa moderna.
Lo ocurrido en la zona oriental de este continente viene a reforzar
la importancia de esos dos elementos en la explicaci6n del «mila•

gro europeo»: en Polonia y Rusia el refoczamiento del poder de Ia


nobleza terrateniente consolid6 una economfa agraria, basada en
la. servidurnbre, donde no pudo desarrollarse con fuerza una eco-

nomfa urbana y una clase de comerciantes. En los Balcanes, la su-


bordinaci6n al Imperio Otomano limit6 la autonomfa econ6mica
det las Ciudades y la acumulaciån de capital en manos de una bur-
16 Anderson (1979). pp. 195 y ss„ para
guesfa comerCial. 16
Polonia y Rusia. Para Ios Balcanes. véan.
se Inalcik ( 1994). pp. 256-270; y Stoiano-
Recuadro 3.1. Cuando falla el Estado. Los piratas modernos y las- vich (1994), especialmente pp. 79 y ss.

mafias contemporåneas como Estado y como em- Durante 10s siglos XVI y XVII algunas eiu•
dades situadas en Ia zona occidental de
presa Ios Balcanes, como Ragusa (en Ia actuali.
dad Dubrovnik), se beneficiaron de su
condiciån de intermediarias entre ei Ime
La visi6n dc Ios Estados como sometidos a unas [eyes que Ies impidcn
perio Otomano y Ias naciones eurorx•as.
actuar arbitraria y viotentamente contra Ios habitantes de su ter•Htorio se Los tutCOS eliminaron las numerosas
corresponde en realidad con una etapa bastante corta de la historia huma- aduanas inleriores de los Batcanes y cone
cedieron ei privilegio de Ia actividad coa
i na (Baumol, 1993). En realidad, s610 a partir del surgimiento de Ios Esta-
meccial en esta zona a jud(os, griego:i y
dos modernos enEuropa se un proceso simultåneo de centralizacién
inicia armenios. En el siglo Xtalf, algunas de
del poder politico y de sometimiento voluntario del propio Estado a un c6- esas minorfas, especialmente Ios judfos,
se desptazan hacia el oeste, a ciudades
digo legal. EI monopolio de Ia violencia por parte del Estado y su respeto a
como Livorno, Trieste, Venecta y Viena,
las leyes irnÅidi6 Ia åpariciön de conductas arbitrarias contra las personas desde clonde siguen comerciando perp a
y sus propiedadés o, si éstas aparecfan, las castigé sevenmente. través de factores. En uneas generates, a
partir de 1730 en ade!ante se observa un
En la Edad modérna los Estados•naciån europeos monopolizaron Ia
controi cada vez mås acusado dc los eo•
violencia en el interior de sus fronterasj pero no en el exterior. Un buen merciante$ europeos.
ejemplo de ello es la existencia de piratas, bucaneros y filibusteros, que
operaban en aguas y territorios donde la• autoridad de Ios Estados no es•
taba garantizada, y tenfan sus bases en lugares mås o menos indepen-
dientes •o muy alejados del poder estatql. Grupos de piratas y bucaneros
focmaron en 10s siglQS XVII y comunidades o ecuasi-estados» en te-

rvitorios.•como la isla.de Tortuga, Jamaica, -las Bahamas* O.•Madagascar


(Thomsonj 1994). Estas comunidades, que a veces eran intemacionales,
tenian sus propiös cédigos sociales y de justicia, incluso su propia bande-
ra. La distribuciån del ingreso se hacfa a través de un sistema de partes
(Rediker; 1987).- Los piratas•ybucancros rio s610 se dedicaban al saqueo
de barcos y ciudades, también podfan compaginar esa actividad con el
132 NATCRALEZA DE LA EMPRESA DURANTE EL PERIODO DE FOR.NL-ICION DEL CAPITALISMO (C. 1300-C. 1700)

comercio —legal o no—y con Ia prestaci6n de servicios militares a los Es-


tadus a través de Ia obtenciön de patentes de corso. Sélo cuando los Es-

tados renunciaron a Ios monopolios comerciales y al corsarismo en favor


de una politica de libre comercio en los mares, Ia piraterfa acabd por de-.

saparecer (Perotin-Dumon, 1991; Thomson, 1994).


Las mafias contemporåneas también reali•nn funciones que con-espon-
den al Estado: el monopolio de Ia violeneia en un territorio deter:ninado Ies

permite impartir justicia, garantizar Ia seguridad de sus afiliados y vigilar el


cumplimiento de unas determinadas reglas del juego. Las mafias surgen en
una situaciån de vacfo de poder. donde no hay derechos de propiedad claros
ni tampoco normas de conducta que prevengan el uso de coerciån; en
ottas palabras, euando el Estado no existe o bien no es capaz de ejercer su
control de mancra efectiva. En la Europa de Ios sigios XIX y xx, åreas geo.
gråficamente aisladas como Albania, CaiabHa. Sicilia, Cårcega o Montene-
gro. hån escapado dei control estatal. La experiénciü tnås reeiente dé las an.
tiguas Yugölaviay URSS muestta también el surgimiento de mafias qgungs
annados en unasiluaciön de deseomposieiån del Estado. Otros factotes que
favorecen la aparict6n de las mafias son: una administtaei6n discreceional,
donde ei mprgen para Ia cort-upciån es muy amplio: y ta existencia de mer-
cados o negocios ilegales (prohibidos por el Estado) (Anderson, 1995; Ska-
perdas y Syropnu!os, 1995). Las mafias promtteven el interés de sus miern-
bros y sus put)tegidos a costa del resto de soeiedud. En algunas regiones
del sur de Italia en el decenio de 1970 exisliÖ una correlaciån negativa entrc
presencia de la mafia y crecimienlo econömico (Anderson, t 995).
Las mafias pueden una organizacibn formal o informal, aunque
tenet' i

siempre existe una Clara jerarqufa dgntro de eilas. Bajo su paraguas sc Ile-
van a gabo dos Lipos de actividades empt•csariatesa legales e ilegales. Estas
ültimas —droga.s, alcohol, juegoj etc.— son conlroladas por los miembros
de la mafia de (orma individual. la mafia vigila la entrada de posibles com-

pctidores y se encarga de Ia prolecciön frente al Estado (policfa y justicia)


.y del cjcreicio a Iæ_primeras, en Italia y
Estado.s Unidos, por ejemplo, Ia mafia ha Sido tradicionalmente un orga•
nizador de carteles en muchas industrias eomo Ia constn.1cci6n, cl trans-

portc, el comercio al por mayor o Ias funerarias. Estos seclores sc caractc•


rizan por bajas barrens de entrada (y atomizaci6n empresarial), escasa
dil•erenciaci6n dei producto/servieio, tccnologfa simple, mano de obra no
cualificadaj demanda inelåstica y sindicatos ruertes. En todos ellos, y grae
cia* a ia amenaza que su capacidad de ejeccer la violencia reprcsenla, la
mafia vigila y garanti7.a el cumplimiento de 10s acuerdos de fijacjön dc pte•
cios y/o distributiån de mercado.s. Los precios que cobra son muy bajos en
relaci6n a Ios beneficios de sus clienles (Gambeta y Rcuter, 995). i
LA LENTA AFIR.MACION DEL CAPITALISMO Y I-A ECONOMLA DE MERCADO 133

3.1.2. 1.4 NATVR.ALEZA DE LOS MERCADOS Y LAS EMPRESAS

La actividad empresarial se vio notablemente favorecida con la ex•


tensiån de la economfa de mercado y el cambio institucional que
tuvo lugar a 10 largo de los siglos Mll. La evoluciån conti-
al

ntK! de Ia economia haee diffcil ofrecer una descripci6n fotogråfi•


ca de la naturaleza de las empresas y 10s mercados en estos siglos.
En cualquier caso, y aunque sea a un nivel de abstracci6h y sim-
pliffcaciön muy elevado, existen cuatro fen6rpenos que en cierto
modo, y considerados de manera conjunta, diferencian ia activi-
dad empresarial de este periodo de la que tendrå lugar a partir de
la Revoluciån industrial: una oferta relqtivamente rigida de facto-
res de producci6n, una tecnolog(a limitltda, un mercado fragmen-
tado y de diffcil y costoso acceso y la importancia de las relaciones
con el Eitado.
En 16 que respecta a.la dotaci6n y el empleo de factors pro.
ductivos, 10 primero que hay que seöalar qs que no todos los fac-
i

totes de producciån eran bienes que se podian comprar y vender


libremente en el mercado. La mayor parte de la tiet-m la que per-
tenece a la nobleza, la Iglesia y los municipios, estå fuera del mer-
cado y resguardada frente al capital mercantil, es una propiedad
feudal, no capitalista.17 En cuanto al trabajo, el agrario estå sujeto 17 Fernålide•t. de Pinedt) (1995). pp.
286-291.
en Europa occidental a una serie de obligaciones establecidas por
ley; en Europa oriental es claramente un factor no libre (mano de

obra servil), al igual que sucede con la mano de obra esclava en las
plantaciones americanas. La oferta de trabajo en la industria tam.
poco era elåstica, •puesto que durante bastante tiempo estuvo con-
dicionada por las regulaciones de las corporaciones gremiales
(que también limitaban la iniciativa empresarial), y por una &eco-
nomfa moral» de los artesanos basada mås en la tradici6n que en
el beneficio. El capital fue el factor de oferta mås elåstica, 10 que
sin duda tuvo una gran imponancia porque la disponibilidad de
capital circulante era el determinante principal del hivel de activi-
dad no agraria.18 En este aspecto, la ditusi6n de la tetra de cambio 18 Supple (1981), p. 501.

y de asociacién de capitales y de seguros (mariti-


las instituciones
mos y mercantiles) aurnentaron su moviiidad y disminuyeron los
riesgos. A principios del siglo existen bastantes evidencias de
una relativa integraci6n de los mergados dc capital de Londres y 19 Rosenberg y Birdzcll (i 986), pp.
Amsterdam. El incremento dc la oferta de dinero se tradujo en t 15-119: North 991), p. 40.

un descenso en los tipos de interés.20 20 Braudet (1979), t. l, p. 138; Spooner


(1983), p. 58; vries (1982). pp. 214-215:
La tecnologfa disponible y el reducido tamaöo de la demanda Fernåndez de Pinedo (1995). p. 275; y
explican que apenas existan unidades de produccién de gran tama- Jong (i 997), pp. 67-69.
134 LA NATVULEZA DE LA EMPRESA DURANTE EL EERIODO DE FORAIACIÖN DEL CAPETALIS.MO (C. 1300-c. 1760)

ho y que las que aparecen se creen mås por su caråcter estratégico


que por el aprovechamiento de economfas de escala. Con pocas ex-
cepciones, el crecimiento de la indi Istria file extensivo. no intensi.
vo: se debi6 mås a la multiplicacién de las unidades de produecién,
21 Supple (1981). p. 500.
que al aumento del tamaho y la productividad de las e.xistentes.21
Salvo para los productos de lujo y para algunos bienes manu-
facturados, la inmensa mayorfa de los mercados era de caråcter
localy regional. La limitada capacidad de transporte y su elevado
coste ponfan un limite creci.miento del tamafio del mercado y
ademås condicionaban la localizaciån de numerosas actividades,
(lite debran situarse cerca de las materias primas, las fuentes de
energfa ylo los mercados finales de sus respectivos productos. Las
caracterfsticas de los sistemas de transporte y comunicaci6n y la
escasa seguridad en Ias rutas, tanto•murftimas como terrestres,
hacian del comercio a larga distancia una actividad muy arriesga.
da e insegura. El limitado •control de los Estados de las aguas in-
ternacionales y de otros espacios favorecieron el desarrollo de la
pirateria. Por Otro (ado, pt•opios Estados recurrieron numero-
sas vuces a los pilütas, con el o.bjelo de difictdlar el comercio de
los pafses rivales —cotsarismo—. Ello obligÖ a armar los barcos,

disminuyendo•por tanto el espacio disponible para la carga y au-


mentando el precio de los fletes. No obstante, a 10 largo de los si-
glos XVI al XVIII tuvo lugac un descenso de los costes de transporte
en aguas europeas y en el tråfico entre América y Europa. no
en Asia. Ese deseenso se explica por el incremento de la seguridad
en las tiltas macftiiTV1.g, pnr aumento del tamafio del mercado y
22 (1968), Menard (f99t) Pero-
de su eficiencia y por las rnejoras en los métodos de embalaje.22 La
tin-Dumon (1991).
diFusi6n de los seguros marfLimos y comerciales desde finales del
siglo XIII transformaron la incertidumbre en riesgo medible y ase-
gura>Jg, auqqup las_ primas .que debfan satisfacerse eran muy..ele.
vadas. No obstante, el precio d? los seguros marftimbs también
2j . Spooner(1983), pp. 56-57. descendi6 a 10 largo del siglo WIII.23
A la gran inseguridad e incertidumbre en Ias transacciones co.
merciales hab(a que aöadir una inforrnaci6n muy escasa y defi-
ciente, tanto spbre Ias caracterfsticas de los productos y su precio,
como sobre los posibles clientes y proveedores. La irregularidad y
escasa frecuencia de IQS interca•mbios y el reducido conocimiento
de los otros •agentes hacfah que, en transacciones impersonales
como las que afectaban al comercio internacional, las conductas
oportunistas fueran dfficiles de detectar y los costes dé transac-
ci6n Fuerati muy eleüados. Antes•de• la aparici6n de unv sistema lee

gal que ganntizase el cumplimiento de los contrato•s, los propios


LA LENTA AFIRMACIÖN DEL CAPITALISMO Y ECONOMiA DE MERCADO 135

comerciantes y artesanos desarrollaron cédigos de conducta que


premiaban comportamiento honrado y penalizaban al infractor.
el

Ello solamente Fue posible cuando existfa un grado de conoci•


miento y de cohesiön social relaüvamente elevado. De ahi la im•
portancia de la familia en los negocios, de las Eides eStablecidas
sobt•e lazos de sangre, amistad. etnia o religi6n, y de instituciones
como los gremios. En este contexto, no puede extrafiar la abun-
dante presencia de minorfas étnicas ylo religiosas en el comercio
internacional: los judios en Europa o el norte de Åfrica, los anne-
nios en el fndico, desde el golfD Pérsico hasta Malasia y Filipinas;
Ios hugonotes, cuåqueros y las elites extranjeras en el comercio ex-
terior con base en Londres; banyas hindües, los parsis maz-
los
defstas y los chulfas tamiles en la India; o los chinos en Manila y
24 Mauro (1990): Habib (1990): Char
Nagasaki.24 man •(1992). pp. .4j47: Arasaratnam
La di;ponibilidäd de capital circulante y el conocimiento de los
(1995), cap: 13; Desai (1994): Gungwu
mercadds fueron, por tanto, 16.9 requisitos fundåmentales de los ern- (1990): y Dobbin (t 996).
presariös de este periodo, tanto en el comercio como en las manu-
factut•as. Los empresa.rioS de la que ser comer-
industria tenian
ciantés, aunque no tenfan poc qué ser nece-
los comerciantes
sariamente industriales. La mayor parte del capital de las empre-
sas y empresarios industriales, si se les puede denominar asf,'con-
sistfa en circulante: estaba invertido en materias primas, créditos e
inventarios; sus beneficios se originaban en la circulaci6n. Su prin-
cipål problema solfa ser la liquidez, mås qüe la solvencia. S610
aquellos que posefan capital suficiente tenfan el respaldo de Lma
familia o pertenecfan a una red de crédito que les aseguraba una
fuente regular de financiaciön, eran capaqes de sortear los vaive.
nes de la coyuntura y sobrevivir a medio•largo plazo.25 Para fabri- 25 Kellenbenz ( 198 t). p. 606: Goodman
y Honeyman (t9S8), Ejemplos de la
t 5.
cantes y comerciantes la suerte de los créditos que recibfan y con- esUuctura del capital de empresas indus-
cedfan solfa ser determinante de la evoluci6n de sus• negocios, de tealcs pueden verse en Salvucci (1992),
pp. IOS-148; Fischer (1991). Walter
ahi que el crédito y la banca no fuesen actividades especializadas.
( 1991), y Garcia Sanz (1987). Véase tam-
Los Estados tuvieron un papel fundamental en- el desarrollo de bién recuadro 3.5.
la empresa, tanto por su capacidad para modificar el marco insti-

tucional como para ofrecer nuevas oportunidades de negocio. El


mecanismo rnå$ empleado para promover el crecimiento fue el
eprivilegio», concedido a individuos, compafifas, o gremios parti-
culares, en la industria, el com•ercio, la minerfa o la pesca, a cam-
bio de una renta. B. Supple ha descrito al empresario en la Euro.
pa moderna como un agente de presi6n permanente sobre el
Escado, indicando que "Ia protecci6n del gobierno podfa ser tan
efectiva como herramienta empresarial como 10 era una producti- 26 Supple '(1981), p. 504; Church
26 (1994), p. i 13.
vidad superior o unos precios bajos».
i 36 LA NATVRÅLEZA DE LA EMPRESA DURANTE EL PERfODO DE FORMACIÖN DEL CAPITALISMO (C. 1300.C. 1760)

Recuadro 3.2. Religi6n y capitalismo: una relaci6n controvertida

En 1904-1905 M. Weber public6 su obra La ética protestantey el espiritu del


capitalismo, en )a que dio el respaldo cientffico a una idea bastante popu•
lar en la époea. El punto de partida de Weber era la abrumadora presen-
eia de protestantes en el comercio y la industria de Alemania (y de otros

ehan Sido siempre iOS protestantes


pafses). Para este autor, los quet

como oprimidos u opresores. como mayorfa o minorfa, han most rado sin-
gular tendencia haeia el racionalismo cconåmico. tendencia que ni se
daba ni se da entre los catölicosa en cualquier situaciön que se encuentren.
La razån de tan distinta conducta ha de tpuscarse, pues. en una determi-
nada eataetet•istiea personal pennanente y no solo en una cierta siltuuciÖn
hist6rico•politica de cada confesidn». En sintesis. Weber sosluvo que el

protestantismo fue el fundador de Ia élica ecori(3mica del capitalismo, el

racionalismo econåmico. Weber. ntirmå que el «protestanlismo asgético•


de tas religiones reformadas, en especial el calvinismor otreeiå una nueva
valoraei6n del tiempo, el trabajo y el dinero. muy alejada de la gatélica,

que adestru(a Iodos los frenos gue la étiea Ir,id.icional ponia a la aspira•

ciön a la riqueza». Ademås, estas retigiones eriticaron el eonsumo despre-


ocupado de bienes de Iujo, 10 que ravoceci6 la acumulaciÖn de capital que
sÖlo podia set' invertido en finalidades pit)ductivas (Weber, 1983).
A pesar de Ias erilicas recibidas, el argutnento de Wet2er ha Sido etn-
pleado pot• numero.so.s historiadores, no solo para el caso europeo sino
para otros continentes y ou-as religiones. Muchas e.xplicaciones del desa-
rrollo econétnieo de Europa eonlraponen la e.xperienci* exitosa de Ios pai-
ses protestanles con el attaso de los pafses cat61icos. La existencia de una
cone.xi6n eausat entre religién y capitalismo (o desarrollq econåmico)
lambién se ha postulado para el caso de la India. Weber Lambién calificé

al hinduismo una religi6n opuesta al capitalismo (Weber, 1987),

pero ia investigaci6ri demtNtrado•que• las razones-det


empresarial son otras (Morris. 1967; Peatxon, 199 f; Rag i 994; Desai,
1994), En China se hit seöalado al confueianismo eomo un factor del atra-
pet•o esa misma rcligi6n. ligerarnente adaptada, Fue la que triunf6 en
Jap6n, y para muchos ha Sido uno de Ios factores explicqtivo.$ del creci•

miento japonés (Mot-ishima, 1984).


Una de las primeras y mcjor fundadas criticas procedi6 del economis-
ta ingles H. M. Roby_rtson (1933). kobertson dcmostT6 que el argumento

de Weber era sociologico, pero no his16rico; cn olras palabras, que no re-


histfa Ia.contrastaciån empirica por dos razones, La primera, porque exis•
tfan numerosos.ejemp!os de dinamismo econ6mico y empre.sarial en rc-

gioncs catålica.s y de atraso en regiones protestantes..Y la segunda y mås


importantc para Robertson, porque la historia companda del catolicismo
LA EMPRESA AGRICOLA EN LA TRANSICIÖN HACEA LA ECO.XO.M!A DE MERCADO 137

y el protestantismo desmonta por completo el argumento de YVeber. Ro-


bertsori demostcö convincentemente que Ias actitudes del catoiicismo y e!

protestantismo ante Ia riqueza y Ios negocios y su evoluci6n a 10 largo de


los siglos al XVIII son muy similares. En ambos casos se detecta a par•
tir de finales del siglo XVtt una paulatina tolerancia haeia las elases co.
mereiales adinendas y sus negocios. Es mås, el cambio de accitud ante Ia

usuca y la Hqueza se produce antes dentro del catolicismo que del pro•
testantismo, Los jesuitas, en particular, fueron los que antes y de manera
rnås decidida defendiet•on el comercio, Ia libeflad de especulaciön y Ia ex•
pansiön comercial como beneficios para la sociedad.
En opinidn de Robertson, la relaci6n entre religi6n y capitalismo es Ia

contraria de ta sostenida por Weber. el cambio en el pensamiento religio-

so fue el produeto de la innuencia de una gada vez mås poderosa crase de


comeceiantes. Para- este autor, espfritu del capitalismo ha sucgido de
las con •ciones materiales de Ia ciyilizaciån, rnås que de algin impulso
religios la gran causa del nacimiento del espfritu del capitalismo ha
Sido e} propio capitalismo; y ha Sido condicionado por condiciones cultu•
rales generates, en particular•por Ios desan•oftos de las Iécnicas de nego.
cios.-y por Ias instituciones legates y gubernamentales que afectan al co.

rnetcio».

3.2. LA EMPRESA AGRICOLA EN LA TRANSICIÖN


HACIA LA ECONOMfA DE MERCADO

Existen dos realidades decisivas en el funcionamiento de la agri•

cultura. La primera fue senalada de forma contundente por N.


Georgescu-Roegen, y wiene a decir que «los procesos elementales
en la produccidn agrfcola no pueden disponerse en Ifnea de forma
ininterrumpida».27 Es decir, que la agricultura dependC del Cielo • 27 Georgescu- Roegcn • ( 1996). p. 318.

natural del sol y las estaciones, y que poc consiguicnte las explt)ta.
ciones no pueden entenderse como ufåbricas Ed aire libre». Se po-
drå scmbrar o no, pero siempre habrå un tiempo para la siembra,
y éste no dependerå del ciclo del capital* sino del cicfo de la natu-
raleza, que es necesatiamente entrépico,.cs decir, que con el Liern-
po se degrada. Esta degradaci6n o entropia serå mås o menos alta
euando la energfa utilizada en la transformaci6n agricola, que su-
pone la conversi6n de recursos en alimentos, sea del tipo de la que
no podemos emplear de nuevo, o en muy pequeöa porci6n, para el
mismo prop6sito. La segunda, es la heterogeneidad de los sistemas
de organizaci6n que existen para la exptotaci6n dela tierra: comu•
138 LA NATVRALEZA DE LA EMPRESA DURANTE EL PERIODO DE FORMACIÖ.N DEL CAPITALISMO (C. 1300-C. 1760)

nales, attendamientos, plantaciones, explotaci6n directa por parte


del propietat-io (agricu)tura familiar o campesina), colonizaciones,
cooperativas, empresas privadas, colectivizaciones y granjas esta-
tales.La heterogeneidad que presentan las formas de explotar la
tierra,no debemos olvidarlo, se debe a que se van superponiendo
con el tiempo sin Ilegar a desaparecer, hasta el punto de generar
28 Onega (t 985) y Gallego (1995). una permanente tensi6n entre ellas con el devenir de los siglos.'$

3.2.1 LA TRANSICIÖN DE LA AGRICULTURA TRADICtONAL


A LA EMPRESARIAL

Desde el siglp en los Passes Bajos e (nglaterra la actividad agrf.


cola pas6 de ser entendida como una explotaci6n segin el ciclo na-
tural (agricultura tradicional) a sec concebida como una empresa
(agricultura capitalista). Ademås, tuvo eomo consecuencia el trån-
sito entre pr6ducir para la subsistencia y producir para
el merca-
do. Poco a poco la produeciön se apart(3 de dependencia del flue
j) cerrado de energfa y materiales (con escasns con el
exterior y con un alto grado de autosuficiencia determinado por la
integraci6n de los espacios y usos de la comunidad campesina)t
para Ilevarse a cabo en unidades de explotaci6n —empresas— de•
pendientes de una circulaci6n continua de insumos procedentes
29 Gonzalez de Molina (1996), pp. 54 del mercado o de la propfa integraci6n vertical.29
55. Aquclla primera transrormaciön de la explotaci6n Iradieional
en empresa tuvo su origen en la sustituci6n de los derechos de
prépiedad comunales o de privilegios por los de propiedad priva-
da. El proceso sc aceIt.'1t5 cuando las oportunidades del mercado
hicieron las-producciones,•
rendimientos por unidad de superficie, ahörrando tier-ra y..aumen.
tando los insumos en forma de abonos, animales de tiro, herra-
mientas e infraestr-ucturas de regadfo y de estabulaci6n,
.En el momento de la transiei6n a la economfa de mercado por
parte de explotaciones agrfcolas en Europa y sus zonas de
influencia hubo una respuesta cuådt-uple (A, B, C y D) por 7.onas
geogråficas.

A) En la Europa oriental se reforzaron las normas feudales


entrando en una explotaci6n de la tierra basada en la servidumbre
de la poblaci6n y el poder omnfmodo del seior. Por consiguiente
no hubo transiciån, sino eneerbaci6n. La Iglesia ortodoxa se for-
taleci6 y los nobles se ensefiorearon como prfhcipes sukyugando
LA EMPRESA AGPdCOLÅ EN LA TRANSICIÖN HACIA LA ECONOMIA DE MERCADO 139

cualquier opciÖn capitalista. Esta esegunda servidumbre» fue


aprovechada por el capitalismo de la parte occidental para crear
una relaci6n real de intercambio crecientemente desfavorable
para el Este, refotzando asf el proceso de extracciån con rendi-
mientos decrecientes de las riquezas de la zona. Hay que tener en
cuenta que los senores solo consegufan que una pequefia parte de
la producci6n se cornercializara, debido a la bajfsima productivi-
dad y los rendimientos miserables, W. Kula ha sefialado que estas
«empresas feudales» tenfan un margen de rentabilidad financiero
elevado, pero considerando el coste de las inversiones no financie-

ras su explotaci6n resultaba deficitaria. Oriente estaba pagando


los intereses y el principal de los préstamos que los mercaderes
occjden.tales concedfan a sus prfncipes båsicamente con el sudor y
hdmbre. de sus poblaciones. La clave de la persistencia de este
•el

segundp feudhli'rno, no hay que olvidarlo, se encontraba en que


en el Este ni el•trabajo, ni Jas materias primas, ni el capital fijo
eran comprados en el mercado, solo el lujo y las armas.30 30 Kula (1973), pp. 154 y 168.

B) Mientras que en Ia Europa occidental se abrfa camino el


libremercado para reorganizarla posesi6n y el aprovechamiento
dé latierra, en sus dominios coloniales se perfeccion6 la explota-
ci6n de la tierra a través del sistema de plantaci6n basado en la
mano de obra esclava y el Irabajo en cuadrilla. Los esclavos traba.
jaban en equipos dirigidos por un «encargado», a cada equipo se
le asidnaba una tarea que debia terminar en el dfa o en una sema-

na, En todo momento el trabajo se desarrollaba para que la parte


de la mano de obra mås fuerte y d6cil marcara el ritmo. A1 igual
que en el caso anterior (A) Ia baratura de Ios productos coloniales
se debfa a que no inclufan el coste final de organizar la produce
ci6n sin mano de obra esclava. Ahora bien, Ios métodos de orga-
nizaci6n de la producci6n eran mås eficientes que 10S de la segun-
da set-vidumbre de la Europa oriental. Ello se debfa a que Ias
plantaciones de América formaban parte de los negocios de los
mismos hombres que en Europa occidental actuaban como capi-
Calistas quienes, en ültima instancia, entendfan al esclavo como
una dotaci6n de capital sometida los dictados del mercado. Ade-
mås, la inmensa mayorfa de•plantaciones del sur de Estados Uni-
•dos estuvieron dirigidas directamente por sus propietarios. Éstos •

contrataron capataces para que les ayudaran, no para que les sus.
tituyeran en la hacienda. Aunque también es cierto que las labores
de direcci6n del plantador no eran complejas, sobre todo se cen•
traban en supervisar muy de cerca la mano de 6bra dürafite la
siembra, el inicio del cultivo y la cosecha. La mano de obra no era
140 NATVR.ALEZA DE EMPRESA DVRANTE EL PERfODO DE FOR.MACIÖN DEL CAPITALISMO (C. i 300.c. 1760)

muy numerosa: a la altuca de850 sÖlo 1.479 plantaciones de un


1

total de 5.229 poseian rn•ås de 100 esclavos: de éstas, 187 tenfan


mås de 200, 56 mås de 300, 9 mås de 500 y 2 mås de 1.000. Chand.
ler considera al capataz de esciavos como el primer tipo de diree-
tivo asalaziado de Estados Unidos. Su funci6n era la de supervisar
a los trabajadores; sin embargo. no se ocupaba de los aspeetos fi-
nancieros y contables. pero es que ni siquiera el mismo propieta-
rio realizaba una contabilidad financieiü detallada; en la mayoria
de las plantaeiones los libros de contabilidad Ios Ilevaba el (actor
—encargado de cornet•cializar el producto—, no el propietario.
Éste no hacia es(uerzos papa caleuktr los eostes Iotales o el eo*te
unitario, generalmenle calcutaba las pérdidas y ganancias basin-
dose en los gastos de caja. Esa falta de interés por los costes no
quiere decir que tas plantaeiones esluvie.tttn rnal:llévadas•. Como
sucedfa en casq.de las empresas comerciales, .en aquel momerP
el

to tan primitivo del capitalismo el é.xilo o el (racaso financiero no


dependfa de una exacta contabilidad de et5sles, sino del acierto o
fracaso de colocar el producto en el Inercado en el mochento. mås
indicado. Por tant0i la habilidad de tos factores para comereiali-
zar la cosecha y de los eapataces para producirla et"d mucho mås
importante. No debemos olvidar que en aquella époea el planta-
dor tenfa tan poco control sobre las condiciones climålicas como
sobre las fuerzas de la oferta y la demanda que establecfan los pre-
cios. En el supttesto de que hubiera podido estimat- la demanda de
forma precisa 10 ünico que hubiera podido hacer con esa infor-
maci6n era cambiar a ott•os eullivos, y ni por la inversi6n en capi-
tal fijo (incluida especialmente ia fot•mada por los esclavos), ni
porque se encontraba en una situaciön de dependencia en e} re-
parto intetnaciönal del (rabajo y Ias actividades, estaba en posi-
5 ci6rrde hacerlo. Si una-polftiea•extensiva,--——

31 Chandle€(t987), pp. 1.01-106.


10S invertia en comprar mås y esclavos.
Cuando la esclavitud el siglo XIX en Estados
desapareci6 en
Unidos se a sisternas de aparcerfa que mantuvieron a la po-
pa.s6
blaci6n negra en las antiguæs zo.nas .de plantaciones hasta media,
dos del siglo Et sistema de aparceria del sur de Estados Unidos

•32 Rifldn 996). pp. 95•t07. En una te•


ampar6 algunos (le Ios rasgos de la plantacidn, evitando que la
cha.tan rcciente como 1965. Martin Lu• •poblaci6n negra entrase en la economfa de mercado, båsicamenLe
Lhcr King se somrendfa de que los apar• reutilizando el Viejo sistema de endeudamiento con el almacén ge-
ceros de una plantaci6n de Alabama
nunea hubieran visto moneda america• neral de la antigua plantaci6n y régimen de terror amparado
el

na, Con respecto a las haciendas colonia. por la ley Jim Crow y los estatutos de segrcgaciån racial.32
les dc Amética Latina, véase Navcda C) En la Europa mcridional no se propag6 la segunda servi-

( 1987), pp. 96-97;y Escandelt.Tur (1997),


dumbre. Esto permiti6J primero, que se desarrollaran forrnas con-
cap. 3,
LA EMPRESA AGRICOLA EX LA TR&NSICIÖN LA ECONOMiA DE MERCADO • 14t

33 elites agarias no son un feno•


tractuales mås eficientes, bajo el paraguas de una cierta indefini- 1...ns

meno exclusivo de la Europa meridaonal.


ci6n legal y normativa para e.xplotac la tierra y, segund0* la susti- pero fue am
donde adquirieron t•uct.

tuci6n o integraci6n de IOS antiguos seiores en las llamadas elites za. También nos tas cn
33 propia Ingraterra. mas ta difercneia estn•
agrari•as de fuerte peso econémico y politico.
ba en que su existeneia no impidl't
En to que respecta a las formas contractuales hay que decir que tos fueran innovadores. pt•
fueron flexibles y adaptadas a la producci6n, sirviendo de meca- que Ios derechos de propiedad estabun
etaramente definidos. Véase al
nismo de acumulaciön para invertir posteriormente en la comer- el conjunto de artfculos editados
cializaci6n de todo tipo de bienes, en las actividades de préstamo Thompson (1994). y en particular ta com.
y en la producci6n industrial..Es el caso de los contratos de arcen. paracién entre Inglaterra y Franciu que
hacen O'Brien y Heath 1994).
darniento a medio y largo plazo que se- dieron antes de las refor-
34 Nos referimos a eontratos. poc ejctil.
mas agrarias en toda Ia agricultura europea durante el siglo XVIII y del tipo de larabassa mortu lus
34 nas vitivinfcotas de Cutaluöa en
hasta después del decenio de los sesenta del siglo NIX. el sie

glo .XV!II (se dominio ütil de las


concede el
En debemos entender que su poder eeo-
cefet•éneia a ias elites
tiecr•as para plantarvifias a un colono has;
némico y pol[lico fue fruto deunas largas transiciones hacia la (a que villas mueren —disptueiön dcl

conso)idaci6n del mercqdo capitalista de la tierra. Durante estos contrato-—. con el eompcomiso de que el
colono dé la tercera parte de iOS frutos al
perfo$s de indeterminaci6n las formas de explotaciön de la tierra dueno), Moreno Claverias ( t997). Los
quwse establecieron no se pueden calificar de empresariales, sino eontratos de corto ptazo (J a 4 ahus) etan
de,patrimonialistas. El prestigio asociado a la propiedad de la tie. los habituulesen las zonas de secano de la

Europa mediterrånea. Aparentemenle


rt•a, que proporciönaba el ascenso a la condici6n de cuasinobleza
estableeerfan un mercado competitivo so.
d la supervivencia de la propia hida)gufa, prevaleci6 en muchas bre la renta de 'a tier-ra que desineentiva.
ria inversi•3n. Sin embargo. lus transfor.
sociedades meridionales, provocando, cuando menos, una con-
tnttciones agricolas def norte europeo
cepci6n patrimonialista de la gesti6n y la explotaci6n de la tierra. hümedo no ofrecian a la agricultura de
Las elites tuvieron un doble origen. Por una parte, procedfan secano, y mediterrånea en general, alter.
de algunos clanes de Ia nobleza del Antiguo Régimen que mantu- nativas vålidas. Carmona Pidat (1997),
p. 117.
vieron antiguas estrategias patrimonialistas para sobrevivir. Estas 3S Véase Robledo Hemåndez ( 1985).
actuaciones Q)ndujeron a largo plazo a la contradicciön entre la Estas pråcticas Ilegaron a entorpeeer el

mentalidad patrimonialista y la empresarial,• y consecuentemente nacimiento de los mercados de crédito y


de seguros agrarios y Ia innovaci6n. El
alfracaso econ6mico. Por Otro lado, las elites también se nutrie-
ccédito informul (con usura) en estas sie
ron 'e diferentes grupos emergentes, como
subarrendadores,
los tuaciones era Ia ünica salida del campesi•
contables y gestores que con anterioridad habfan administrado las no para finaciar la siembm o la recotec.
ciön,pagåndose intereses entre et 10 y ci
rcntas de las tierras de los nobles. Estos grupos estaban especial-
20 por 100 mensuales a finales del sigio
mente bien adecuados para comprender y sacar provecho de las XIX en Espana. Cannona Pidal (1997), p.
complejas relaciones sociales que se generaron en el åmbito rural 120. Por su pane, Bhaduri (1973 y 1987)
ha indicado que Ia aparcerfa dentro de
en el perfodo transitorio a la •economfa de mercado, 10 cual les
un sistcma de relaciones semi feudal
permiti6 •convertirse o bien en los nuevos terratenientes de corte como el que él describe pan la India de
capitalista,.ganåndose a Ia vez un cierto halo de nobleza, o per- 1970, es ineficaz para la asignaci6n de re.
cursos ditWdos a la innovaci6n tecnolö-
manecer como adminisgradores, cuyas pråcticas ahora estaban en gica porque fuer7.a al aparcero a respal•
parte asociadas a la gesti6n de tipo empresarial.35 su inversi6n en el ünico mercado
Como indica S. Pollard (1987), la aparici6n de estos adminis- fihanciero al que Gene acceso: el de Ia
usura. Para Bhaduri, Ia exploiaciön de la
tradores capaces de implantar técnicas mås intensivas que exten• lien-a cn economfas atrasodas no pare•
Sivas se puede retrotraer hasLa el sigio XVI en pafses como Inglate• to-eficiente;-sino clase.eficiente: •Una
rra. Sin embargo, no se puede hablar de que existieran empresas denaci6n institucional es clase-eficientc

.1
142 LA NATURALEZ..A DE LA EMPRESA DURANTE EL PERiODO DE FOUfACiåN DEL CAPKTALIS.MO (C. 1300-C. 1760)

sila clase mås poderosa puede mantener agricolas, porque rara vez competfan entre sf, ya fuera por los
una renta •mås etevada a su favor. a pesar
mercados o por Ios factores productivos. Para Pollard aün faltaba
de Ia menor eficiencia productiva del sis-
tema•, véase Bhaduri ( 1998). p. 21. Por ei el rnövilde la economfa capitalista: ademås, no debemos olvidar
contrario. Posada ( 1995) sehala numero- que la economfa de la hacienda agrfcola estaba en Funci6n del es-
sos casos en los que la uparcetia no ha
talus y las aspiraciones sociales de sus propietarios, al menos tan-
implicado el freno dei desarrotlo capita•
li$ta ni la polarizaciån de clases sociales. to como 10 estaba en funcién del cålculo econ6mico. Por otra pare
Unu buena eornpataei6n de los eompor• te, poder del senor o el delegado en Su administrador no sélo
tamlentos de la y la burguesfa
estaba asociado a su condiciön de propietario o gestor, sino que
agraria duranle el periodo de reformas
agrarias en Espana en De Ia Torre ( 1993). entraba en los marcos juridicos e impositivos del Antiguo Régi-
men, que impedfan una verdadera gesti6n empresarial de la acti•
vidad econ6mica. Esta doble faceta marc6 la formaci6n de estos
primeros administradores, que contaban con buenos conocimien-
tos maternåticos y jurfdicos.
D) . En el siglo XVII en.los Pafses Bajos y en •Inglaterra se anun-
cia el predominio de {as •a la hora de.orga-
conduc.tas capitalistas
nizar la producci6n agrfcola. Estas conductaspueden sintetizårse
en cuatro: producir para suministrar bienes a mercados amplios
y/o de exportaciån•, establecer tlujos de tipo financiero y techö16-
gico con empresas surnini$tradoras para capitalizar la explotaci6n
aumentar la inversi6n productiva; buscar la complementariedad
•y
con empresas industriales para suministtar matcrias primas; y,
por ültimo, setvirse de medios contables y de gcsti6n para progra-
mar la explotapi6n a largo plazo y diversificar las inversiones y los
productos.
Allf donde el planteamiento de la refon•na agraria estableci6
pronto un sistema consensuado de «nuevos» derechos de propie-
dad privada y el mecanismo del meccado como el mejor reasigna-
dor de la misma (Inglaterra y Holanda), es donde las conductas
36 Como indica M. Overton, la desapa- capitalistas antes seialadas se consolidaron.36
rii-•iöhüliS ios"deceehos de propiedad.tra•-.
dicionales a 10 largo dei tiempo reüej6 a
su vez•Ia.su$itUci6n de Ia economfa rural
orientada a la •subsistencia por Otra de 3.2.2 DEL Phis DE WHS A NORFOLK.' LA NUEVA AGRICULTURA
mercado, Overton (1996), p. 191.
•La gran densidad demogråfica de Flandes, Brabante, Zelanda y
Holanda desde el siglo XVI y la difusi6n de los sistemas de cultivo
intensivo en MI y XVIII, que suponfan,una rotaci6n con-
los siglos
tinua de cultivos y una frecuente utilizaci6n d? abonos naturales
(superior al 45 por 100 de los costes de explotaci6n), incrementa-
ro.n la necesidad de una gesti6n y p!anificaci6n a medio plazo de

la empresa agrfcola con el objetivo de que la tierra no perdiese su


capacidad de regeneraci6n a medio plazo. En esencia, la nueva
planificaci6n consistfa en sistemas de producciön basados en ci-
LA EMPRESA AGRICOLA EN LA TRÆSICIÖN HACIA ECONOM(A DE MERCADO i 43

clos a medio plazo de 12 0 mås ahos.37 Dicha planificaciön supe- 37 Véanse los balances de empresas
raba el tlüdicional sometimiento de la actividad agricola a! ciclo Lkundert y Uesbuye, en Sliehcr 'tan Ba:h
(1978), p. 453.
natural anual (varias cosechas de diferentes productos en un mis-
mo suelo al a.fio) en funci6n, primero, de utilizar eficientemente
los insumos para maximizar el- beneficio en relaci6n con las fluc-
tuaciones del mercado a corto y largo plazo y, segundo, de esta-
blecer una intensa conexién con las empresas industriales (cente-
cerås, alcoholeras, textiles, curtidos y cordelerfa) al suministrar
materias primas como el lino, los colorantes (la granza, la gualda
y Ia hierba pastel), Ia cebada, el låpulo, el tabaco, la colza y el cå.
fiamo. A cambio, las eppresas comerciales debian de proveer» a
aquellos agricultores volcados al mercado, de grano —para su ali-

mentaci6n— procedente del Båltico, y de otras materias primas,


como el alcohol (de Ids vifiedos del Mediterråneo) y el algod6n co-
Ionial, at las industrias transformedoras.• El ciclo se cernba con
una empresas encargadas de suministrar los abonos pro-
serie de
cedentes de los excrementos y desperdicios de las granjas y las
ciud9dgs para las empresas hortfcolas encargadas de la produc-
ci6n/ continua de productos frescos para las ciudades. Estas ern-
presas de agricultura muy intensiva•, las primeras :que se acerca-
ban modelo de «fåbticas al aire libce», podfan desarrollar la
al

explotaci6n en tierras de baja calidad, ya que la clave estaba en el


abonado. La tierra pas6 a un plano secundario frente a la intensi-
dad del trabajo, pråcticamente de jardinerfa, y el suministro de
fertilizantes. Esta nueva agricultura mantenfa todos los dfas del
ano al agricultor-propietario• en una constante tensi6n para no
despilfarrar nada de su •trabajo, ingenio, posibilidades y desperdi-
cios. Como decfa en 1776 Laclerc de Montilinot, «el campesino
flamenco 10 escatima todo, saca dinero de todo».38 38 Slicher van Bath (1978), p. 358.

Este modelo fue entendido en Inglaterra como el Norfolk sys-


tem y estuvo acornpafiado del proceso de privatizaciån de la tierra
que deteråinaron los cercamientos (enclosurési.39 En 1500 mås de 39 E! Norfolk system se basaba cn la
utilizaci6n de suelos rnås bien pobce:i
la mitad de la tierra cultivable de Inglaterra se encontraba bajo
pero muy capitalizados con abonos y
sistemas comunales de explotåci6n; en 1850 habfan desaparecidö, muy dependientes del cuidado intcnsivo
.pasando Ia tierra a estar entre un 75 y un 80 por 100 bajo sistemas del agricultor.En esencia fue un sistema
en Gue se alternaba et cullivo de cerea•
el
de arrendamiento. Los granjeros arrendatarios y los pequeöos
les de primavera, de inviemo y plantas
granjeros propieta•rios ihgleSes, •como los holandeses antes, enten- (orcajeras para el ganado. Ahoca bien, su
dieron su actividad como unnegogio. La agricultura empez6 a sig- éxito radicaba en los mismos pilares que
los sistemas de Jos Parses Bajos.
nificar «hacer dinero», 19 cual permiti6 que la ada>taci6n y la in-
novaci6n fueran la not-mg (aunque a un ritmo menor.que en Ia
industria). A mediados del siglo XVIII los agricultores, tanto los in-
gleses como los de Flan•des, ya no eran vistos como labriegos indi-
144 LA NATURALEZ* DE LA EMPRESA DVRX€TE EL PERiODO DE FOR.MACIÖN DEL CAPETALISMO (C. 1300-C. 1760)

viduales que trabajaban la tierra para mantener su familia, sino


como empresarios que calculaban los costes directos y los de
oportunidad asf como los posibles beneficios. En 1796, Robertson
consideraba que el buen hacer de un granjero estaba en indicar y
supervisar 10 que otros debfan hacer. c6mo hacerto y ver si 10 ha-
cian, realizando obsen•aciones pertinentesj a la vez que debfa de
pensar. leer, conocer el mercado, reunirse con sus veqinos y obtc•
ner informaci6n de todos sitios.40
40 Overwn (1996), pp. 195-206.
Consecuentemente, fue en las exptotaciones agricoläs de pe-
queio y mediano tarnaho. inicialmente de los Paises Bajos y luego
en las de Inglaterra, donde se desatTollarian congeptos båsicos
asociados a la reducci6n de incertidumbre y a la administraeiön y
la optimizaciön de las fincas poc medio del control contable y la
adapcaci6n de sus decisiones de adquirir los insumos e invertir en
los bienes de capital' en funci6n del mcrcado. En sf mismos los
métodos de explotaci6n y.a eran•conocidos desde ia Baja Edad Me.
dia; sin embargo, 10 novedoso era, por una parte, que se utilizaban
en un nuevo marco de relaciones de libre mercado y ausencia de
privilegios y, por otca, que el {rea en la que se iban implantando los
métodos intensivos cada vez era mayor, aunque la progresi6n de la
tierra ganada a los nuevos métodos no dejaba de ser rnuy lenta.*t
4t Dos km al anoa segün Slicher van
Bath (1978). p. 359. Estos métodos fueron estudiados in situ por peritos, propietarios
y administradores escocese$, alemanes, franceses, italianos y nor.
teamericanos durante el *iglo XVIåt. Posteriotmente aquellos cono-
cimientos se desat-rollarfan y sistematizazfin en la llamada New
husbandry gracias a la divulgaci6n hecha por personas como sir
Richard Weston. Ellos deseribieron los métodos imperantes en 7.0-
nas como el Pars de Waas hacia 1650, sentando asf las bases de
que se conocerfa en Inglaterta como el Norfolk system.
w--Toda.la.e.xper.icncia.acumulada en-la-gestiåmy contabilidad.de—
la tierra en la larga transici6n hacia la economfa de mercado, tan.
10 por los capataces.de las .plantaciones- cbmo pgr 10s admini$tra.
dores de lase elites agmrias europeas, rnås las dcsarrolladas direc-
tamgnte por los propietario.s en los Pafses Bajos e Inglaterra,
result6 ser fundamental para modernizar los negocios en el åmbi-
to de las nuevas relaciones de mercado. Para que esto (uera posi-
blee primero luvo que desaparecer cualquier tipo de privilegio de
los administradorcs y propietarios (atribuciones de caråcterjurfdi-
co asociadas a los antiguos propietarios-sefiores); segundo, la ges-
ti6n dc la tierra hubo de modificarse en funci6n de Ios nuevos me-
dios materiales y sistemas de cultivo corp el sistema Norfolk;
tercero, las exptotaciones tenfan que ser capaces de guardar parte
LA EMPRESA AGRiCO}Ä EX HACIA LA ECONOMfA DE MERCADO

de la producci6n para experimen tar; cuartot hubo que contar con la


investigacién en botånica y quimica para mejoras de especies y
abonos, respectivamente: y, quinto, tuvo que desarrollarse una in-s.

tensa relaci6n entre el ganado y la agricultura (carnes para comer-


cializar, Fuerza de tiro y produccién de estiércol) y entre el ganado
y la industria (embutidos, låcteos, cerveza, panaderia, tintes, texti•
lese curtidos y cordeleria). Sin embargo, aün hoy es dificil descubrir
los diferentes nivelesde eficiencia y competencia que se alcanzaron
42 Los diferentes expeticneias sobre
por parte de individualmente y en conjunto.42 No obs.
los granjeros,
métödos agricolas y su gestiön. que van
lante, estå Claro que los rnodernos sistemas de gestiön nacieron en desde los indicadD.s en el Georgieal Cogn.
la agricultura y que de alli se di (undieron hacia la mineria del car. mittee de la Royal Society de 1064 hasta
las numerosas publicaeiones de finales
bon y después a la industria en el caso de Inglatetn.4J del siglo XVIII y prineipios del XIX eotnu
También en Ia Europa continental la influencia de 10 aprendi- tos Annals 01' Agriculture editados entre
do la agricultura fue Irascendental para las otras actividades. 784 y por Anhur Yuung; nu relle.
jan ei estado real de experimentacién y
Por ejymplo, los grandes bqnqueros como
Függer situaron al 10S
. adaptaeiÖh en ei que se eneontraba
frentetde sus negocios a los intendentes, una suerte de adminis-.. agricultura, Overton (1996). pp. 123-131).
tradores que reproducfan los conocimientos desarrollados en la 43 Pollard (1987), pp. 46-52.
44 Mandrou (i969). pp. 15.
geS}i6Q agrfcola, ahora en el marco de una pluralidad de activida-
des comerciales, miner-as e industriales.44 Tal vez sea en la figura
del tetratenieate y a la vez economista Johann Heinrich von Thü-
nen (1783-1850) donde• se sintetiza esta relaci6n entre 10 aprendi-
do en la agricultura y su aplicaci6n a la industria, Thünen apreci6
claramente la transformaciön que hab(a acontecido, antes de na-
cer él, en la Europa del nocte; la agricultura cada vez era mås in.
tensiva debido al aumento de la densidad demogråfica. Si la po-
blaci6n segufa creciendo 10 16gico era disenar un modelo muy
de agricultura. En su propiedad agrfeola tra-
intensivo y eficienle
baj6 entre 1810 y 1820 utilizando el cålculo infinitesimal y la eco-
nometrfa para realizar todo un plan contable y plani(icar la explo-
taci6n agrfcola perfecta. La concibiö como un dominio aislado de
forma circular y fertilidad unifoage con una ciudad en el centro.
Todas tas actividades agr{colas (incluidå la silvicultura) se realiza-
rfan y localizarfan en funci6n de la demanda, la tecnologfa y los
costes, cn especial los del transpotte, para 10 cual el terrcno debfa
45 Hicks (1984). p: 106: Schgmpeter
estat libre de obståculos.45 Thünen modelo cerrado
(1994). p, 525.
en una nalura•leza totalmente transformada donde la entropfa fue-
ra la menor factible,.a la ve7. que de producci6n se acomo-
el cicto

daba en el mayor grado posible mercado alcjåndose del de la


al

naturaleza: un proccso dispuesto en linea de forma inintcmtmpi-


da, es decit•, «una fåbrica al aire libre». De hecho, una de sus pre-
tensiones era que sus sistemas contables fueran uEili7Adoé por la
industria.
146 LA NATVULEZA DE LA EMPRESA DURANTE EL PERIODO DE FORNACIÖN DEL CAPITALISMO (C. 1300-C. 1760)

3.3. LA EMPRESA EN EL COMERCIO Y LAS FINANZAS

3.3.1. LA «SEDENTARIZÅCIÖN» DEL COMF.RCIO EN LA ÉPOCA MEDIEVAL

La precariedad de los sistemas de transporte y comunicaciones, la


inseguridad en las rutas, tanto terrestrescomo marftimas y el es-
caso desarrollo de los mercados infundfan a Ia activi4ad corner-
cial, especialmente a la media y larga distancia, un
realizada a
componente de riesgo y aventura nada desdeöables. R. de Roover
sena16 hace tiempo que, en los siglos medievales, «cada transac.
ci6n era pna aventura», y ése era el término, adventurer, con el
46 Roover (1972), p. 54, Sobre el co- que se designaban los comerciantes britånicos.46 En el espacio
mercio en la Europa medieval, ademås euroasiåtico de los siglos X al XIN. la gran mayorfa de los comer-
det eitado Roover, v.éanse 105 trabajos de
Postan Pounds ciantes viajaban con sus mercancias. C. Cipolla les denomina grå-
(198t). ficamente, siguiendQ a algunas descripciones de época, '(hombres
duros»; individuos situados al margen de Ia sociedad feudal. En
esta época la mayor pane del comercio a media y larga distancia
tenfa un marcado caråcter estacional, estando concentrado en fee
rias y mercados de una periodicidad deterrninada. Estas feriäs y
mercados recibfan la protecci6n politica de principes a cambio de
un impues!0 sobre los ingi•esos (impuesto que serfa, en palabras
de F. C. Lane, un «coste de protecci6n»), y en ellas se desarrolla-
47 Sobre esta cuesti6n, yéase Milgrom ron instituciones que favocecieron el comercio.47
y Roberts (1993), pp. 314•315. La carac- El reducido tamaåo del mercado, la elevada incertidumbre y
terizaeiÖn de los comerciåntes como
los altos costes de transacci6n explican la ausencia de especializa-
"hombres durosx es de Cipolla (1995).
ci6n funcional: los comerciantes no s610 no estaban dedicados a
una Ifnea de productos concreta, sino que eran al mismo tiempo
48 supple (1981), p. 513. agentesj banquero.'$ e incluso Iransportistas.48 El comerciante indi-
vidual era el tipo de empresa rnås extendido en Europa, el norte
-sigloXllE. •Lö" häbitüäl
que, ademås de sus negocios comerciales, actuara como agente o
corresponsal de oLros comerciantes, a cambio de una comisi6n.
Como ya se indic6 en el apartado 3.1.2, los comerciantes recurrie-
ron a cådigos de conducta que promovieron la confianza recipro-
ca, rcdujeron el oportunismo y realzaron el valor de la reputaqi6n.

La efectividad de estos c6digos dependi6 del grado de conoci-


miento e inforrnaci6n que los agentes econ6micos tenfan sobre el
resto dc sus colegas y, también, del sentimiento de pertenencia a
una comunidad. De ahf la creaci6n de redes de comerciantes y co-
rcesponsales .disen$nada$ por toda.Europaj conectadas por lazos
de sangre, etnia o religi6n. Otro fen6meno siriilar fue la creaci6n
de colonias de comerciantes de un pafs en el extranjero: Los ita-
LA EMPRESA EN EL COMERCIO Y uS FINANZ.\S 147

lianos establecieron colonias de ese tipo en Asia y Egipto desde el


siglo n; IQS judfos magrebfes por todo el norte de Åfiica y el Pr6-
Ximo Oriente. En el none de Europa las primeras comunidades
mercantiles se organizaron alrededor de la Liga Hanseåtica en el

siglo XIV. Los comergiantes castellanos también fundaron colonias


en el norte de Europa en los siglos xv y XVI. Estas colonias gene-
ralmente ocupaban un barrio diferenciado dentro de la ciudad,
eran aut6nomas respecto al poder polftico, y tenfan su #ropia ju-
risdicci6n y tribunales de comercio.49 49 Sobre tas eomunidades mercantiles
Un caso particularmente bien estudiado es el de los comer- y coionias de comerciantes. véuse Ldpez
(1967): Roover (1972): Ciputla (IVSt).
ciantes judfos «magrebfes» en el siglo Xl, diseminados por todo el 201; Ashtor (1983); Mauro (1990); Greif
litoralmediteråneo. Para no viajar con sus. mercancfas no cecu- 0989) y (1997); y Casado Alonso (1995).
rrieron a la formaci6n de sociedades o commendas, sino que se
basaron en agentes•a comisi6n, pertenecientes a su misma cornu-
nidacy Asfp un comerciante magrebf de El Cairo podia valerse de
los sérvicios de un agente "hermano» en Sicilia y, al mismo tiern-
po, åctuar como ageqte de éste, o de Otro comerciante situado, por
ejqmplo, en Barcelona o en El Cairo. La existencia de una
ciön.o tcomunidad de mercaderes, basada en la confianza y el co.
Hocimiento entre sus integrantes, premiaba la conducta honesta y
castigaba de forma efectiva a los infractores (todos los demås no
volvfan a comerciar con él). De esta forma se evitaba el "dilema
del prisionero», asociado a una situaci6n de informaciån asimé-
trica y oportunismo. En estas condiciones, la reputaci6n era un
activ6 tan valioso que la conducta honesta se convertfa en la «es•
trategia dominante» de todos los jugadores (véase figura 3.1).50 50 Greif (1989) y (1993). Greif sehala
que esta coalici6n de intereses se basaba
en la interdependencia economica de to.
dos Ios jugadores; que Ias normas socia•
COMERCIANTE COMERCIANTE les-culturales no tenfan importancia,
fraudulenta honesta fraudulenta honesta Pero Ia existencia del primer hecho no es
una prueba de 10 segundo•, ambos ele•
malo peor peor bueno
mentos pacecen estar presentes.

malo mejor Peor peor

mejor bueno E peor mejor


g

peor bueno bueno mejor

,BAiAR. <COMUNIDAD MERCANTI


Mercado de transeéntes, transacciones personalizadas
transacciones impersonalcs. y repetidas, reputaci6n,
opottunismo penalimci6n at infractor

Nota: en cada cuadranEe, Ios beneficios del agente 5e indican ep la parte inferior
Figura 3.1. Conducta y result-ados en CT
izquierda y Ios del comerciante ens Ia parte superior derecha.
comercio medieval.
148 NATURALEZA DE LA EMPRESA DURA.STF. EL PERIODO DF. FORMACIÖX DEL CAPITALIS.MO (C. 1300-C. 1760)

Algunos autores han hablado de una «revoluci6n comercial» en


el siglo (Roover, Löpez). cuyo resultado mås visible seria la
esedentarizaciån* de la actividad comerciai o, en otras palabras,
la separaciön entre cotnercio y transporte. Este fen6meno, no obs.
tante, es mucho rnås evidenle en los siglos bajomedievales. Entre
los faetores que motivaron la gsedentarizaciån» se encuentt•an: el

desa.rrollo de los seguros marftimos sobre mercancfas y buques: la


difusiön de la letra de catnbio•, la ereaciön deuna red de informa-
ci6n (las propias cornunidades mercantiles crearon servicios de
eorreo); la mejora de la contabilidad, en panicular la aparieiön de
Ia partida doble, que permitid controlar mejor a los agentes de las
empresas en plazas distintas de la sede social; una informaciån
mås råpida, rnås abundante y rnås barata (eomienzan a aparecer
manuales de cémecgiantes, cone infocmaciöq sob* pesos, •medi.
das, cambios, etc.); y la 'niejora en el transpofle. El comercio se

hizo rnås regular y los mårgenes de beneficio, aun siendo conside-


rabies, descendieron respecto a los siglos anteriores, Tpdas estas
innovaciones se localizaron en Italia y otras zonas del MeditetTå-
51 L.6pez ( 1967): Roovec ( 1972): Ashtor neo europeo, difundiéndose posteriorrnente al resto de Europa.51
(1983), pp. 374-392, Sobre desarrollo
el
No obstante, su impacto sobre el comercio y la economfa europea
de instilueiones y e6digos legislativos en
CüEaluåa. véas•e (1987), pp. 216-224: en general fue muy gradual y no debe sobrevalorado. La con-
y también Gual (1981). Para et comercio tabilidad por. partida doble, calificada por Sombart como el ins-
veneeiano, Ashtoc sehalu que Ios benefi•
trumento del capitalismo, tuvo una difusi6n bastante reducida
eios pasaöon del too por 100 en e! siglo Xl
a! 25 por IOD en la importaci6n de espe-
hasta el siglo XVItf y su contribucién al éxito de las empresas que
eius y ai 50 por 100 en la de algod6ki en el la adoptaban no fue demasiado importante.52
*iglo XVI Ashtor (1983), 428429. Un fen6meno paralelo a la gsedcntarizaciön» del comercio es
52 Yamey (199 t) y Ratusey (1991). Una
visi6n opuesta es de Lane (1976). Ia aparici6n y creciente di(usiön de sociedades mercantiles, pri-
mero con caråcter epis6dieo, como las commendas o las societas
maris, soeieqades u!! 2010 viaje que estipulaban el
aporte de capitates y la distribuci(fih de los beneficios
cios. Existe constancia documental de contratos de commenda cn
e) norte de Åfrica desde cl siglo Vii(. No obstante, su mayor difu.
si6n tuvo lugar en los siglps Xt y XII en el sur de Europa, sobre todo
en El surgimiento de estas sociedades pcrmiti6 canalizar
Italia,

53 Roover (1972). pp. 60-66: Abu•l.ug. hacia comercio capitales procedente del clero o de la nobleza.53
el
hod (1989), pp. 218-219. A 10 largo del siglo XIII eomienza a detectarse una tendencia a la
creaci6n de soeiedades permanentes, Jas liamadas «compafifas»,
sociedades colcctivas dc responsabiljdad ilimitada. Una vez mås ct
fen6meno estuvo muy localizado en el sur dé Europa. En el nortc•
de Åfrica y en Europa septentrional el comerciante individual si-
gui6 siendo eLmodelo de empresa.dominaffte. Aunque el asocia-
cionismo comercial surgi6 antes en el none de Africa, la relativa
LA EMPRESA EN EL COMERCIO Y LAS Fl.SASZß 149

fuerza del colectivo de comerciantes en imponer y mantener un


cödigo de conducta, difieult6 la aplicaci6n de una legislacién que
estipulaba el cumplimiento de los contratos entre las partes, adn
cuando esa legislacién y los tribunales cot-respondientes e.xistfan.
Por el contrario, en las ciudades italianas (y también en otras del
sur de Europa). tos eédigos colectivos fueron sustituidos poc un
sistema de contratos escritos individuales, garantizados poc la le•

gislacién y poc el Estado.54 54 Postan ( 1967) y, sobre todo. (..;rctl


De entre todas Ias sociedades mercantiles, un nümero reducido (1989, 1993, 1996 y 1997). Una
similar se observa en las ciudades eatala.
sobresaliå pot su tarnafio y diversificaci6n: fueron las compaöfas nas, Vtlac ( 1987). pp. 216 y
de familias como 10S Bardi, Peruzzi o Frescobaldi en el siglo XIV, o
de los Medici en el siglo xv. Todas ellas eran sociedades colectivas
cuasi-permanentes, de responsabilidad ilimitada, en las que la fa-
milia que controlaba la gesti6n tenfa, al menos. mås del 50 por 100
del capital. Las companf(b' del sigto XIV se caracterizaban por su
gran tarnaöo, la integraci6n •vertical de negocios relacionados (co;
mg•cio, manufactura y banca), y su expansi6n geogråfica por toda
Eu+opa mediante la apertura de filiales dirigidas. bien por un erne

pleado de Ia casa, bien poc un agente (factor) a comisi6n. La casa


Bacdi, por ejemplo, tenfa a principios del siglo XIV unos 120 em-
pleados, con 25 filiales distribuidas por Europa. Era una sociedad
eminentemente familiar, que integraba en sus negocios el comer.
Cio de alimentos y materias primas, la manufactura y distribuciön
de tejidos, y la banca. La compafifa de los Peruzzi tenfa un nutme-
ro similar de• socios y factores, a los que habrfa que afiadir los
puestos secundarios. La estructut•a de gobierno estaba rnuy jerar.
quizada: la oficina central intentaba Ilevar un control estricto de la
actividad de sus agentes y empleados en otras plazas. Para evitar
problemas de agencia, Ias compaöfas solfan reciutar de entre la fa-
milia a una parte de los delegados en otras plazas, ofrecfan gene-
rosos sueldos, establecfan una politica dc rotaci6n de los empha-
dos y efectuaban visitas peri6dicas a las sucursales. Aun asi, el
grado de control vari6 mucho de empresa a empresa. Los Peruzzi,
por ejemplo, a djferencia dc los Bardi, nunca conocieron con e.xac.
titud los resultados de cada filial o linea de negocio. Su gran lama.
ho nq fue el resultado de un proceso evolutivo de crecimiento y de-
sarrollo, Nacieron grande•s porque edificaron sus negocios gracias
a su cOndici6n de instrumentos de financiaci6n de los Estados y a
los privilegios oblenidos gracias a ella, Su gran tarnaio y poder po- 55 Sobre estas compadfas. véa.xc Sapori
Ifticoj junto con su habilidad para acumular grandes cantidadcs de
(1955), y sobre todo Hunt (1994), e.spe•
cialmentc capftulo 3. También cs interc•
capital que. mantenfan circulando con rentabilidad, les perrniti6 sante, desde una perspectisa mås lüdica,
aprovechar economfas de escala en la distribuci6n.55 el trabajo dc Cipolta (1995).
150 LA NATURALEZA DE LA EMPRESA DURANTE EL PERfODO DE FORMACIÖN DEL CAPITAES,MO (C. 1300-C. 1760)

PRESIDENTE

Olieinu eentral Filiales

(secciones) en el zxtranjero

Banca
Dirigidas por Dirigida.$ pr
Mercanc{as socios ractores

Textiles
Ndples Barletta
Limosna Sicilia Chipre
Avilldn Rodas
Cuentas Cerdeia
Inglaterra
especiales Bncia.s Tlinez
Paris Mallorca
Veneeia
Pisa
Figura 3.2, La estructura de Ia gcom.
paå{a• Peruzzi en 1335. FUENTE: Eluboraei6n propia a partic dé Hunt ( t 994).

En el siglo xv, la reducci6n del tamafio del mercado, el cambio


en los sistemas de financiaci6n de los Estados y los elevados cos-
tesde organizaci6n y operaci6n, motivaron que las mayores com-
paöfas, como Ia de los Medici, no alcanzaran ni de lejos el tamaho
de sus antecesoras. A diferencia de los Bardi y Peruzzi, los Medici
utilizaron diversas compaöfas. su estn.zctura era mås parecida a i

56 Sapori (1955); Roover (t 972), pp. un holding.56


90-1 to: y Hunt (1994). pp. 247-250.

3.3.2. COMERCIO LIBRE Y COMERCIO «PRIVILEGIADO»


EN LOS SiGLOS MODERNOS: COMERCIANTES INDIVIDUALES,
COMPAMAS-POR ACCIONES

Durante Ips siglos xv y XVI las innovaciones organizativas surgidas


en Italia se difundieron por toda Europa. En el espacio comercial
europeo podemos distinguir varios tipos de empresas: comer-
ciantes individuales, generalmente manejando un .negocio de di-
mensiones redücidas; las sociedades colectivas, casi todas de ca-
råcterfamiliar, algunas de gran tamano y con unas caracterfsticas
no demåsiado alejadas de las compafifas italianas de Ia Baja Edad
Media (entre las •que se pueden citar, como ejemplos representati-
vos, a Ios Fugger y Welser alemanes, los L6pez y Ruiz castellanos, o
los Affaitati y Gucciardini italianos): y las compaöfasseguladas, he-
rederas de las hansas y guildas medievales, que reciben el monopo-
LA EMPRESA EN EL COMERCIO Y LAS 151

lio del Estado para el eomercio con un pais y/o eon una mercancfa
a cambio de un impuesto, y que agrupan a comerciantes que Ilevan
su negocio de forma individual: una de las mås famosas, la compa-
fifa de los Merchant Adventurers inglesa (que disFrutaba del mono-
polio del comercio de pa.fioS ingleses con los Pafses Bajos y Ham-
burgo), tenia a mediados del siglo xv•u mås de 7.000 miembros.57 57 Glamman (1979). pp. cCO.402:
Kriedte (1982), p. 64: e Imberl (1991).
La llarnada expansién ultramarina de algunos pafses europeos
Sobre las grandes compahfas fatüiiiares
intensific6 el comercio intemacional en los oceånos Adåntico e
del siglo XVI. véanse. poe ejempio. los tra-
indico y trajo consiéo la aparicidn de un nuevo tipo de empresa, bajos de Ehrenberg (1955) y *hick
.

(1957) sobre 10s Fuggqr. o Ruiz Martin


la compahfa por acciones de caråcter permanente. La expansi6n
(1990). sobre los Ruiz.
militar del Imperio Otomano en el Mediterråneo y el Mar Rojo, y
del Reino de Portugal en el fndico rompieron las reglas del juego
del comercio internafional, caracterizadas por un cierto respeto
hacia el comercio y sus protagonistas, introduciendo a partir de
entonce un componente politico-militar innegable. Guerra, poli-
tica y comercio serån actividades estrechamente unidas. El dicho

alemåK de que gla guerra, el comercio y la piraterfa, son una tri-


nidad y no se pueden separar» es particularmente acertado para
este$erfodosS8 La fntima cone.xi6n entre intereses politicos, finan- 58 La cita procede de Glamman (198 i),

cieros y econ6micos explica la acentuada intervenciön de los Es- p. 334. Véase también. Brady (2 991), pp.
153•155•, Chaudhuri (t99å), p. 437; Pero-
tados en la expansi6n comercial y colonial y su caråcter de mono- tin•Dumon (1991), pp. 201-202; y Thom-
polio nacional. Los primeros Estados europeos implicados en esa son (1994), cap. 2.
expansi6n, Portugal y la• Corona de Castilla, optaron por gestionar
ellos mismos la actividad comercial. Los pafses del noroeste •de
Europa, en cambio, concedieron el monopolio del comercio na-
cional con una regi6n o un continente, y también su representa-
ci6n politica, diplomåtica y militar, a una empresa privada.
El primer pafs europeo que inicia la llamada expansi6n ultra-
marina, Portugal, intent6 efectuar todo el comercio con el fndico
a través de una instituci6n püblica, la Casa de la India. Sin ern-
bargo, ésta no cont6 con medios suficientes y se vio obligada a
contratar los set-vicios de comerciantes y transportistas extranje.
ros, sobre todo holandeses. La Corona castellana también hizo del

qomercio con sus coloniås americanas un monopolio de Estado,


dirigido por la Casa de Contrataci6n, pero servido por comercian-
tes privados que, a menudo, estaban inset-tos en et circuito credi-

ticio de la Hacienda Pfibliga.5? EL modelo.de Ia compafifa 59 Sobre el comercio portugués, véase


giada acab6 imponiéndose en el comercio eon Asia a principios Glamman (1979), pp. 379•380; Steens•
gard (1982); y Pearson (1991), pp. 77•80.
del siglo Mt. •Las dos rnås importantes fueron, poreste orden, las Sobce la carreca de Indias en Castilla y su

compahfas Holandesa e Inglesa de las Indias Orientales. La pri- organizaciån empresaria)j Bernal ( i 993).

mera se cre6 en 1602 mediante la fusiån• de una serie de socieda-


des mercantiles que pperaban en ese tråfico. A paftir de entonces
152 LA .NATVR.ALEZA DE LA EMPRESA DURANTE EL PERIODO DE FvR.MACtO.X DEL CAPITALISMO (C. 1300.C. i7öD)

y hasta finales del siglo XVIII esta compaåfa contr016 la mayor par.
te del comercio entre Europa y Asia. consistente en la importaciön

de especias (a las que luego se fueron aöadiendo productos como


té, café, sedas y algodön) a cambio sobre todo de Plata. Su hot-no.

nima inglesa se creö en 1600, estando controlada poc comercian.


tes vinculados a laCompaöfa del Levante, una compafifa regula-
da. La rentabilidad de ambas compafiias a largo plazo fue
eonsiderable. aunque al rnenos en et vaso holandé.s. rnenolt que la
obtenida en el cornercio europeo, donde no tenia una posici6n
monopölica: la holandesa repartiö un dividendo medio anual del
18 por 100 durante toda su existencia, de 1602 hasta 1798; la in•

60 De tnanera general, Vries (t 982), pp.


glesa alrededor del 10 100.00 A 10 largo de los siglos XVII y
140•i42 y 149: Kriedte (1982), p. ! tb: y otros Estados intentaron promover empt•esas de
este tipo para pe-
T!lornson (1994), pp. 32-41. Sobre la
nelt•ar en el comercio con escåso éXito.61
asiåtico,
.eompaflfa holandesu. véase Steensgat•d
(1982) y y Bt•uijn 0993). Sobt•e Los elevados requerirnipnlos de capital para el comercio asiåti.
la inglesa, Chaudhuri (1981) y (1993); y co explican cstructura juridica: eran sociedades por acciones,
Brenner (1993),- pp. 77-79. sus siendo la mayoria de sus acionista.s met•os inversot•es. La gestiön se
ristieas y su 16giea organiza(iva se exami•
nun con må5 detaile en el rt;euadro 3.3. delegaba en administradores profesionales, asalariados, existiendo
61 Véase Bounc (1981) y Koninekx una jerarqufa administrativa y una serie de comités encargados de
(1989).
una funci6n especffiea. También delegaban podeu•es en gobernado-
res o factores de la empresa en el exterior. quienes tenfan conside-
rable autonotnia para negociar derechos de comercio con los Esta-
dos donde se encontraban y para realizat la aetividad comercial.
Algunas, como la compaäia holandesa, integraron dentro de sus ac-

62 Bntijn (1990), y Gaustra y Bruijn


tividades la consttucciÖn de sus propios buques.62 Su tamaöo (la
(1993). p. 187. compafifa holandesa Ileg6 a empleat• directamente a 12.000 perso-
nas a finales dcl siglo
XVII). diversificaci(3n y complejidad adminis-
trativahan ilevado a muchos aütores a calificarlas como las prime-
tas multinacionales modernas (véase recuadro 3.3). No obstante,
----——estas compahfas no pueden ser. anali?.adas.con-una 16g(ca. exclusi-
vamente econ6mica: adernås de su actividad comercial. tueron ins-
Irumenlos de expansi6n pplitica.y militar de y Fuentes
dc ingreso y financiaci6n para las haciendas püblicas.

Rccundro 3.3. La 16gica organizativa de las compahias comerciales


privilegiadas: dilistituciones encientes o monopolise
tag buscadores de rcntas?

La scparaci6n de Ia propiedad dé Ia gesti6n, la existcncia de una jerarqufa


adåinislmtiva, comités especializados (funcionales) y él considerable nü-
mero dc sucursales en el exterior ha conducido a aigunos autores a califi-

ear a estas compahfas como las primeras multinacionales modernas.


Otros, por el contrario, han rechazado esa calificacidn, subrayando su
ineficiencia organizativa y su condicién de monopolistas.
Entre estos ültimos. el primer critico Cue A. Smith, quien a. finales del si-

glo .WIII indicaba que esta separaci6n de propiedad y control dio como re.

i
sultado una gran ineficiencia administrativa y desvié el interés de estas
empresas hacia la satisfaccién de los objetivos de Ios gerentes y factores, 10

quese tradujo en preeios mås altos para Ios eonsumidores y beneficios de-
erecientes para los aecionistas. Smith admilia la posibilidud de conceder

un monopotio temporal a aquellas empresas que abriesen un nuevo co•


mercio. pero nunca permanente (Smith, 1958, 655•66S). En Ia actualidad,
Jones y Ville (1995) defienden esta posiciån: Ias caractedsticas de estas
compaåias fueron diseåadas pat-,t åpropiarse de rentas y defendersu poder
de monopolio; mantuvieron una politica de precios predatoria, destinada
a impedir Ia entrada de competidores; las rentas de monopolio permitiecon
sosteher unå extensa y costosa burocracia que, a menudo, se comportaba
de mansla oporlunista. Autores como Chaudhuri (158 i) y Ekelund y Tolli-
son que ta prolongada existencia de estas compafifas se
explica poc su eondiciön de monopolistas, pero por sus caracterfsticas las
sitüan como anLeeedentes de Ias modernas mullinacionales.
.La posiciån mås opuesta a Smith es la de Cartos y Nicholas (1988),
quienes sostienen.que ia forma organizaliva adoptada poc estas empresos
fue una soluci6n efieiente a Ias caraéleristicas del sector y los mereados
donde operaban porque: I) la integraciån vertical y la creaci6n de una je-
rarqufra administraliva Ies permiti6 economizar cosies de transacci6n, y
2) para controlar a Ios agenles —los gerentes y los factores de Ia compa-
hia en sus diferentes puertos— y limitar sus conductas oportunistas
adoptaron mecanismos de incentivos y Sistemas de vigilancia. Pero nine

guno de esos argumenlos es del Iodo consistente.


.Patü estos autores, a partir de un volumen dado de intercambios co-
merciales que cubriese Ios costes fijos de establecimient0* era menos cos.
toso internalizar que recur-r•ic al mcrcado. debido a los altos costes de
transacciÖn. Peto estos autores parecen ignorar que Iodas eseas empresas
tenian poder de monopolio y que, al menos por 10 que respecta a Asia,
e.xi51ia una sofisticada red eomerciaf y financiera a la que se podfa recu-
q-ir sin necesidad de integrar, Tampoco aportan ninguna prueba que de•
muestre {a mayor eficiencia de Ias compaöias privilegiadas (por ejemplo,
esttuctut-as de costes de compaöfas privilegiadas y no privilegiadas). Ellos
serialan Ia e.xisteneia de csa burocracia de empteados encargados de pro-
cesar la informaci6n como prucba de su eliciencia, pero hay abundantcs
datos que indican que esa eficiencia no fue ital. En 10 que respecta a los

problemas de agcncia, cstos autores indican quc eompaifas introdu-


jeron incentiyos (salarios elevados, primas, posibitidad de realizar comer•
DE LA EMPRESA DURANTE EL PERIODO DE FOR-MACION DEL CAPITAUSMO (C. 1300-C. 1760)

Cio privado), sistemas de vigilancia y una cultura corporativa entre sus


empleados, todo 10 cua.l redujo la apariciön de conductas oportunistas.
Sin embargo, existen abundantes pruebas de Ia escasa operatividad de es-
tos mecanismos de control: por un [ado. la ausencia de una contabilidad
detailada, la multiplicidad de pesos y medidas y tipos de moneda. y la

gran variaciön en Iletes precu»s. hacian el control muy di(fcil•, poc Otro»
la vigilancia cruzada entre los difecentes empleados fue evitada mediante
el acuerdo o el sobomo (Jones y Ville, 1995).

Si no fueron tan efieientes, iP0t• qué, entonces, Ias compaåias privile•

giadas optaron por la integraciön vertical? Jones y Ville responden di-


ciendo que era la forma mås efcctiva de capturar y manipular el tarnaio
de Ias rentas de monopolio: poc ejemplo, podfan aducir el gasto real'zado
en fuertes y factorfas para solicitar una.renovaci6n de su privilegio; para
Ia Corona, una gran empti.sa poc aeciones podia actuar como prestamis-
ta•en• su favor, a•la Corona o
por gcciones pemitf.4
a miembros del E$iådo la in.vg.rsidn en ellas, que comprometer.
se en su gesti6n. Ademås, estas compaöfas fueron un medio empleado
por el Estado para poner en pråctica su politica exterior en ia zona (di.

plomacia, fuerza naval„.). En este sentido, estas compahfas integracon


podcr polftico y acliyidad comercial, internalizaron los costes de protec-
ciån (Steensgard, 1982). Tendicron a manipular Ios precios y a eliminar a
competidores (Dtt•os puntos geogråficos o sus •propios empleados actuan.
do privadamente). No se puede olvidar quet Iras ia pérdida del monopo-
lio, todas ellas, con Ia excepcf6n de Ia Compaöfa de ta Bahfa de Hudson,

desaparecieron råpidamenle.
FUENTE: Smith (1958), Chaudhuri (1981), Stecnsgard (1982), Carlos y
Nicholas (1988), Milgrom y Roberts ( 1993), Thomson (1994), Jones y Vi-
lie (1995), y Ekelund y Tollison (1997).

En comercio entre
el las•compafifas •privilegia•
das europeas no eran las énicas operadora-sr Se•valieton de una tu-
pida red de empresarios individuales y sociedades colectivas, de-
dicados al comercio por cuenta propia o como comisionistas, al
transportc y la banca, diseminados por todo el litoral del océano
fndico. En Ifneas generales, la entrada de compaifas europeas in-
crement6 oportunidades de negocio para los empresarios au-
las
t6ctonos, pero conviene destacar que el comercio con esas com-
paöfas no siempre era el mås importante, ni los comerciantes

63 Gamman (1981), pp. 353•354. Con


aut6ctonos se limitarpn a ser meros interrnediarios de los euro-
mås detqlle, Das Gupta (1994). caps, { y peos.63Los empresarios no actuaron solos; formabanparte-de re-
14: y Arasantnam (1995), caps. 3 y 12. des construidas sobre la base de lazos familiares o culturales. Al-
LA EMPRESA EN EL COMERCIO Y uS F7.NANZAS 153

gunos como los chulias se sintieron de la red de transporte y pro-


tecci6n .de lascompanfas europeas para hacer sus propios nego-
cios en el este asiåtico, creando una vasta red comercial. Otros
grupos activos en la India en los siglos XVII y fueron los ban-
yas, que usaban redes de factores disemingdos por el espacio del
indico, los parsis o los armenios. Desde el siglo XVII la- letra de
64 Sobre los comerciantes indies.
i
cambio estaba ampliamente difundida en este subcontinente.o-$ En
Habib (1990), especialmente pp. 388-396:
China el comercio con los europeos fue delegado por el Empera- Arasaratnam (1995). capftulo t 3: Desai
dor en los comerciantes Hong, convertidos en una especie de co. ( 1994); y Chaudhuri (1998).

merciantes-bur6cratas desde prinqipios del siglo XVIII.65 En el ais- 65 Cheong(1997). pp. 17-19.

lado japån de los Tokugawa, e! crecimiento demogråfico, el

progreso de la urbanizqciån y el d9shrrollo de una agricultura co-


mercial favorecierop la aparici6n de grandes casas de comercio,
compafi(as de caråcter familiar, como la casa Mitsui, antecedente
66 Takenaka (1969). Y Blackford
de un de los mayörés zaibatsu de Jap6n en er siglo xx.6b
(1998), pp. 27-29.
L4.compafifa privilegiada nö fue exclusiva del comercio asiåtico
(los Estados concgdieron privilegiQs similares para otros tråficos),
aunque fue •aqui donde logr6 mantener su hegemonfa durante los
sig{.os XVII y XVIII. Urio de los (actores que explica esa permanencia

eS la gran cantidad de capital requerido para operar en ese tråfico:


las elevadas distancias provocaban que el inter&lo entre la compra
de meccancfas en Asia y su venta en Europa ruera de 18 a 24 meses,
67 (1982), p. 139; CaasEt-a y
muy superior ål del comercio europeo y adåntico.67 Por otro lado,
Bruijn (1993).
hasta principios del siglo XVII casi el ünico comercio entre Europa
y América eran las remesaS de plata americana que Ilegaban a See
villa y las escasas exportaciones de productos manufacturados a
I
los colonos hispanos; de ahf que el objetivo inicial de las compa-
fifas de las Indias Occidentales fuera mås que econ6mico.
politico
La aparici6n de un nuevo éolonialismo a ampli6
partir de entonces
diversificå los intercambios comerciales: el azücar, café, tabaco y
cacao consumido en Europa se cultivaba en plantaciones america-
nas con mano de obra esclava procedente de Åfrica. El comercio
triangular entre Eüropa, América y {frica creci6 de forma especta-
.cular, pot-esomismo, las compaäfas privilegiadas no fueron capa-
68 Vries (1982), pp. 143 y ss.; Kricdle
ces de mantener su monopolio.6S En Inglaterra, al menos, los em-
(1982), I l.
presäriös que acabaron controlando este comercio no tenfan nada
qtte ver•con los comerciantes de la East India Company o con los

Merchant Adventurers y otras compafifas regu]adas. La mayor par-


69 Esta descripciön de Brenner (1 993),
te habfan nacido fuera de Londres, procedfan de una clase media y
pp. 92• I i 5, para mcdiados del $iglo
accedieron al comercio tras una etapa previa como plantadores en coincide totalmente con la que ofrece
Ias colonias, emileados como capitanes, agentes y comistonistas Hancock (1995), pp. 40.45 y 81-83, para
un siglo mås tarde.
en Ia metr6poli.69
156 LA NATURALEZA DE LA ESIPRESA DURANTE EL PERIODO DE FoutAClÖN DEL CAPITAUSMO (C. 1300-C. 1760)

El triangular trade fue,como ya hemos indicad0* un comercio


donde lascompanfas privilegiadas no pudieron mantener su mo.
nopo)io, siendo sustituidas råpidamente por compahfas y comer.

70 Price (1991), pp. 277-278.


ciantes privados, piratas y corsarios.70 El tipo de sociedad mås fre-
cuente era la colectiva, con un némero rnuy reducido de socios
(no mis de cineo. xenet•altnente). La estrateuia mås habitual de
los cornerciantes era la de diversificar los riesgos a través de su
participaci6n en rnültiples sociedades con diferentes socios, a los
que se conocfa poc lazos familiares, religiosos, de vecindad y/o de
negocios. Tanto en las colonias como en las metr6polis, los co-
merciantes no operaban aislados, sino que estaban insertos en re-
des cimentadas por lazos familiares, vecindad y colaboraci6n en
sociedades conjuntas. Los lazos sociales, o la pettenencia a una
• red). erawvitales para el éxitä econ6mjco, tanto el comercio trian-

gular, como en el asiåtico o el europeo. En el Londres de mediados


del siglo XVIII, la elecciÖn del domicilio del escritorio de comercio
era una de las decisiones mås importanles para el futuro del ne•
gocio, puesto que su localizacidn condiciohaba en gran medida

71 Véase Socolow ( i 978) para Buenos las relaciones con posibles socios ylo clientes.7t
Aires. Kicza (1986) para México. Bosher Como en todo comercio a larga distancia, uno de los requisitos
(1987) pat-a comereiantes (ranco•ca•
mås importanlcs era establccer una red de corresponsables y clien-
nadienses, Matson (1998) pata Ios de
Nueva York. o Brenner ( 1993) y Hanctx:k tesen el extranjero y disponer de agentes y empleados de confian-
( t 995) para ingleses. za.Los cömerciantes de la metropoli pod(an, te6ricamente, ser ré-
presentados en las colonias por un empleado• a sueldö o bien por
un corresponsal o factor a comisiön. Aunque las comisiones en las
colonias doblaban las vigentes en Europa (5 por 100 frente al 2-2,5
por 100) este sistema era mås barato y flexible que eL manteni-
miento de una red de empleados fuera, a no ser que el elevado vo-
lumen de negocio contrarrestase los mayores costes fijos de esta
Liltiinntéåa•tiüä.vn
residentes en las colonias hizo que todas las compafifas comenza-
ran usando empleados propios. Sin embargo, para mediados del si-
glo XVII podfan encontrarse factores en la mayor parte de los terri-
92 Hancock (1995), p. 116: y Price torios.72 El crecimiento del comercio trajo consigo una cierta
(1991), p. 279. especializa•ci6n: la distinciön entre los grandes comerciantes, ma-
yoristas, empleados cn el cornercio transatlåntico, y los
tas, dedicados al comercio local y regional, perceptible en Londres

dcsde el siglo xvr, se observa en Nueva York y Osaka hacia 1720, en


73 Brenner (1993): Matson (1998). p.
Bueno$ Airés y México hacia 1950.73 A partir de esta djvisi6n del
132: Blackford (1998), p. 27: socolow trabajo båsica, los grandes comerciantes solfan integrar dentro de
(1978). p. K.icza (1986).
sus negocios la piantaci6n, el comercio (de esclavos y de produc-
tos), el transporte, el crédito y los seguros, aunque no necesaria•
LA EMPRESA EN EL COMERCIO Y uS Fi.NANZAS 157

mente en una unica sociedad. El crecimiento de la actividad co.


mercial también provocö un incremento del tamafio de las empre-
sas: en el comercio del tabaco entre las colonias e Inglaterta y

Francia las grandes compahfas sustituyeron a los pequefios co-


mérciantéS panir de finales del siglo xvü. Un fen6meno similar
sucedi6 en el comercio del azücar, aunque de manera mås gra-
dual.74 En Nueva York, la distaneia entre esta elite de comerciantes 74 Hancock (1995). pp. S! •82. En c}
caso del azücar. el crecimiento del tama.
transatlånticos y los medianos comerciantes empleados en el co-
ho de las refiner-fas y de las neeesidadcs
mercio de cabotaje y el efectuado con las Indias Occidentales au. de capital provoeö una separaciön entre
mentö a 10 largo del siglo xvn1.7S Las grandes sociedades e.xplota. tos comecciantes y los refinadores. Mor•
gan (1998), p. (50,
ron economfas de escala en el tråfico y el comercio, podian resistir
75 Matson (1998). p. 121.
mejoc el ciclo largo del capital circulante y, a través de su reputa-
ci6n, se aseguraron un volumen de negocio cada vez mayor, y tam-
bién de crédito, si.lo necesitaban. Ese volumen de negocio les per:
miti6 volyer a) sistema.•de empleados a sueldo en las colonias,
generalmente supervisados por un socio residente.76 A pesar de 76 En Londres, Ios 573 comerciant$
dedicados a la impot1aci6n de tabaco
elio, no e.xist!eron elevadas barreras de entrada al sector. A 10 largo
americano en {676 se habian reducido a
y otros empieados
del siglo XVIIt, factores, plantadores, capitanes 56 un siglo mås tarde, de los que una do.
acabaron ascendiendo•a la categorfa de comerciantes.77 cena controlaban ei 70 poi {00 del tråfi•
co. Price (1991), pp. 280-281 y 291: y
Como estaba sucediendo en el comercio atlåntico, también en Chapman ( 1993), pp. 26-29. Ngunas ern•
Europa tuvo lugar una progresiva liberalizaci6n del mar y del co- presas concretas se estudian en Price
mercio en el siglo XVIJi: las compaöfas reguladas dejaron paso a las (1995).
77 Chapman (1992). pp. 26-29; Han.
compaöfas y comerciantes privados. Es posible percibir, asimis. cock (1995).
mo, la divisiån entre el gran comercio y el comercio al por menor,
aunque la frontera entre uno y Otro åmbilo no sea fija. EI comer-
ciante al por mayor segufa siendo un generalista, no un especia-
lista: comercio, transporte, crédito y seguros gran actividades fre-

cuentemente unidas. Una compaüfa tipo, como la firma Bensi y


Meriziano de Barcebna, ademås de dedicarse al comercio por
cuenta propia y ajena (agentcs, consignatarios, almaccnistas), in.
tcgraba otras actividades como las construcci6n naval
y los seguros.78 El negocio •del segurö marftimo estUvo en manos 78 Maixé Alles (1994'). OtrOs ejempios
cn Vilar (1988). T. 3, pp. 352 y ss.; y Lo•
de los grandes comerciantes y mayoristas, que 10 controlaban pri-
bato Franco (t 995), pp. 223-28.
vadamente o bien a través de sociedades especializadas, primero
colectivas, y luego a de mediados del siglo XVIII, de compa-
partir
lifas pot• acciones.79 EI hecho de que la inmensa mayorfa del co- 79 Price (1989), p. 283; Chapman
mercio se realizara a crédito, hizo que esta actividad fuera una de (1992): Lobato Franco (1995). pp. 163.
167.
las mås importantes para la continuidad del negocio. En •Inglate.
rra, loscomerciantes de los grandes pucrtos acabaron concedien.
do créditos no s610 a sus clientes en Norteamérica o Europa, sino
también a•los industriales del pals,.haciéndose con el control de la
comercializacidn de sus productos. Estos comerciantes tendrån
158 LA NATVRALEZA DE EMPRESA DURANTE EL PERIODO DE FORAMACIÖN DEL CAPITALISMO (C. 1300.C. 1760)

una presencia mayoritaria en el Banco de Inglaterra y en los pri-


SO (1939), pp. 280-282. meros bancos privados que se formen en el siglo En Cata-
luöa» dice War, todos iOS hombres de negocios son banqueros. En
México, los grandes comerciantes de la capital eran también los
principales prestamistas. Lo mismo sucede con los comerciantes

81 War (1988), vol. 3. p. 386: Kicz.a de Osaka en Jap6n.8t


(19b). p. 189: Bktek•ford (1998). p. 27. El escritorio de comercjo constitufa el centro de operaciones
del negocio: solfa estar dirigido porun ünico socio-gerente y tenfa
un nåmero de empleados, generalmente no Ilegaban a
va.rihble
diez, aunque en casas mås amplias, como la londinense Herries &
Co., podfan existir des divisiones, una dedicada al comercio euro-
peo y Otra al adånticb. Generalmente se trabaja de lunes a såbado,
de 9 a 2 y de 4 a 8. Las counting-houses inglesas sentfan de resi-
82 Mafxé Altes (1994). Lobato Franco dencia tanto a la familia del comerciante como a sus empleadosa82
y Hancock (1995). Lo-
.(1995)., pp. 72-73, Éstos casi siempre ven(ag recomendados pot' un socio o familiar.
bato Franco (1995), p. 64, ha seöalado
Su formaci6n (y la de los comerciantes) era bastante båsica: leer y
que la gran mayorfa de las compahias
barcelonesas de la segunda mitad del sl. escribir, aritmética e idiomas. Salvo la tenedurfa de libros, no se
glo MI nombraban un socio administra. requerfa de una formaci6n especializacla, esta se iba adquiriendo
dor énico, Una deseripci6n muy detaHa. 83
da de las condiciones ede Vida y trabajo en
con la experiencia.
un escritorio de comeccio londinense a
mediados del siglo MI! en Price (1986).
83 Glamman (1979), p. 405; Chapman co,MPANfA
(1992), pp. 24-26.

ESCRITORIO
DE COMERCIO Administrador

Correspondencia Contable Cajero Gesti6n cn plaza


(relac. exteriores) (lenedltrfa de librng)

Corresponsalcs y Conja
Aduana
Puetto y marina
Figura 3.3. Estruct;ara de una compa•
Nmacenes
Ma mercantü catalana en el sig!o XVIIT.
FUE,WE: Maixé Attes (1994), p. 4t.

Las relaciones personales siguen siendo båsicas en este nego-


cior tanto para elegir a IQS socios como a los agentes en.otras pla-
y a los cmpleados. Por eso misyno, disponer de una red 10 mås
amplia posible de clientes y corresponsales era uno de los activos
mås valiosos pdra las empresas. Como todo intangible, era un ac-
tivo que se construfa lentamente, a través de un trato continuado
LA INDUSTRIA ANTES DE LA FABRICA 159

(a veces se prolongaba durante varias generaciones) y de una re-


putacién de honesliddd y reciprocidad en los negocios. La exis-
que conectaban toda Europa desde el Båltico
tengia de esas redes
al Mediterråneo y abaraté considerablemente las transac-
facilit6
ciones.æ Esto explica también la continuidad de minorias de co- 84 Supple (1931), pp. 515-516. Véase
merciantes agrupados por pafs de origen en plazas como Ambe- Maixé Altes (1994). para los comertian•
tes de Barcelona. y Ojah (1997) para
.rcs. Amsterdam. l'on, Lisboa o Sevilla en los siglos XVI y o en finlandeses
Londres en el siglo XVIL1.S5 Otra (muestra de su importancia es que 85 Mauro (1990) y Chapman (1992),

i en la Barcelona del siglo XVÜI el libro clave para las casas de co. pp. 30-31. A de 1763. el 77 poc
la altura
100 de 10s apellidos de los cometciantes
mercio era el Mayor, clasificado por corresponsales y clientes.S6 de Londres era de odgen extranjero.
Fue en el comercio, antes que en•otros sectores, donde el mere 86 Ma.ixé Ahes (1994), pp. 43-46.
cado, el capital y la båsqueda-del beneficio indidividual dirigieron
la conducta de los empresarios. Esta «16gica individualista» fue
exportada por algunos de estos empresarios a otras actividades
como l) agricultura y la industria.

3.4. ; LA INDUSTRIA ANTES DE LA FÅBRICA: ESTRUCTURAS


; ORGANIZATIVAS Y LÖGICAS DIVERSAS

3.4.1. TALLERES ARTESANALES, INDUSTRIA A DOMICILIO


Y MANUFACTURAS CENTRALIZADAS

A1 igual que sucedi6 con el comercio, la aparici6n de. una activi-


dad industrial especializada parece haber tenido lugar en Europa
y Asia alrcdedor de los siglos X y .x!. Salvo la minerfa y la sidentr-
gia, el resto de actividades se encuentran inicialmente localizadas

en las ciudades. El surgimiento de ,una industria especializada no


supuso la desaparici6n de las actividades industriales en el medio
rural, pero éstas continuaron siepdo realizadas por los propios
campesinos y se destinaban a satisfacer sus propias necesidades o,
como mucho, las dc su localidad, y estaban. como el resto de acti-
vidades, bajo la dependencia de la autoridad sefiorial. Hasta el si-
glo xv(éasi la totalidad de los bienes manufacturados elaborados
en las ciudades se destinaba a un mercado local y regional, pocos
de ellos eran vendidos en mercados lejanos. A partir de entonces,
las mejoras gråduales en el transporte hicieron que el cömercio de
productos manufacturados a larga distaneia fuera cada vez mayor
y ampliaron el. En Europa ése incremento se
tamafio del mercado.
87 Sobre el papel det mercado, véase
vio favorecido ademås por una dependencia cada vez mayor del
Berg (1995b) y Pollard (1995). Una des•
mercado de una parte creciente de Ia poblaci6n y una extensiön cripciån general de la industria en este- -

delconsumo de productos manufacturados.S7 Por Otro lado, el periodo en Pounds a 992), cap. IX
160 NATVR-ALEZA DE LA EMPRESA DUÜ.NTE EL PERIODO DE FOR.MACIOS DEL CAPITALISMO (C. 1300-C. 1760)

crecimiento de la producci6n y el consumo de bienes industriales

Fueron paralelos a una mayor homogeneizaci6n de los productos,


poc supuesto, con todas las limitaciones que la tecnologfa dispo-
nible imponfa.
No hubo una sola t•espuesta de ia Industria ante el creeimient()
de la demanda y ta extensiön del tnercado. io m•äs destaca-
ble sea la diversidad de esttueturas de organizaciön manufacture-
ra, diversidad que. independien(emente de las condiciones institu«

cionales (privilegios, dependencia senorial, etc.), puede agruparse


en torno a gmndes modelos que coexistieron a 10 largo de es-
tres
10s siglos, a menudo de forma complementaria: los talleres artesa-

SS Baste eitar eotuo ejemplos nales, la industriaa domicilio y manufactutas centralizadas.8S


de Bolonia (seda) y Zurich (algodön). En Los primeros agrupaban a un nümero reducido de artesanos, a
ia primera el hilado (torcido) de la seda
se realizaba en el motiuo de seda (una es-
menudo bajo la dependeneia de un maestro y existieron en pt-åcti•
pecie de (åbriea concentrada), Ia tejedu. camente Iodos los sectores productivosa Una parte de la actividad
rfa se erectuuba a domicitio v el (intado manufac11!lV1tiJ generalmente la que eoneernia las fases rnås
en pequeåos taileres, vease Poni t 1990).
simples, podiå realizatse en el domicilio de los trabajadoces, tanto
En segunda Ia hikttuca esqaba organi•
zada a u•avés de un kattfsyftem (artesa. en la ciudad como en cl campo. Por ültimo, las grandes unidades
nos independientes), Ia tejedurfa se reali• de producciön también existieron, aunque s610 en sectoræs muy
•mba a dotnieilio coordinada por Ios
comereiuntes y el estampado se hucia en
concretos. debido a requerimientos tecn016gicos• y/o de capital.
manufacturas eentcalizadas, Pfister Por ejemplo, el estarnpado de tejidos de algodån xe realiz6 en
( 1996), p. 140. Véase Ia figura 2.1. para Europa, desde sus origenes finales del .siglo XVII, en crt•andes es-
una desecipeidn de la de
eada gnodelo.
Lo tnismo
tablecimientos. eon el loreido de la seda en al-
gunas ciudades del norte de Italia, realizado en el llamado molino
de seda accionado por energia hidråulica. La produccién en gran-
des estableeimientos dominaba también en buena parte de la si-
derometalurgia, atgun:.us ramas de la industria arrnera, ta cons-
trueci6n naval, la illipt•enla, el vidrio, las alfombt•as y tapices y el

refin() de fl7.Ltcar•. A ve•,'. uno de est)$modelos puede en-


conttarse tanlo en las eiudades como en el campo.
La-industr.ia tendfa a estar

do a la existencia de recutsos productivos, bien por la existencia de


economfas externas o de aglomcraciån. Algunos autores han des-
crito la esttuclura productiva de muchas ciudades y distritos rura-
les como similar a la de un "distrito industrial» de tos si-

glos y xx. Entrc los rasgos comunes mås destacables, cabrfa in-
dicar la existeneia.de un gran nåmero de unidades productivas es-
pecializados, un elcvado grado de subcontrataci6n y cooperaci6n
vertical y horizontal, un notable dinamismo tecn016gico, la exis-

tencia dé institucioncs comuncs y activos compartidos y el papel


coordinador de los comcrciantes. La gran mayorfa.de estos distri-
tos eran capaces de claborar una amplia gama de •productos, que
LA INDUSTRIA ANTES DE LA FABRICA 151

renovaban constantemente. Muchos de estos rasgos pervivirån en


los sistemas de «especializaeiön ne.xible» de los siglos XIX y .x.x.s9 S9 Sobrt.• la vc.LS
Por todo ello, no es posible seguir describiendo la evoluci6n de Po[tard ( 1995). Sobre indus.
y Ia especializaciön flexthte. scan.
triales
la industria eti la Edad moderna, en particular la europea, como
Berg Pt,ni S.

un pfoceso lineal segün el eual las manufacturas urbanas habrian para periodos posteriores. tambten Iv•;
Sido reemplazadas por ia industria lilt-al y ésta a su vez por la ma- apartados 4. I. 6.1.3. 6.5.2 g 2 de
obra.
nufactura centralizada (que seria el antecedente de (a fåbrica mo-
derna). En lineas generaJes, el tipo de otganizaci6n y su localiza-
ci6n estuvo determinado por la tecnologfa empleada (que impone
una escala y unos requisitos de capital), el tipo de producto y mer•
cado al que va dirigido y las estructuras sociales e institucionales
en las que se,asienta. Son precisamente las condiciones institucio-
pales en lag que se desenvuelve la actividad manufacturera las que
perrniten éscablecer una clasifieaciön mås uniyersal que aquellas
que hacen hincapié en el- iamaöo, el sector o f) modelo orggniza.
tivo adåptådo. Esa clasificaci6n distingue tres grandes 16gicas
organizativas: la «comunitaria», representada por los gremios de
artesanos, la «individüalista», simbolizada por los verlegers y co.
merciantes-fabt'icantes, y la «mercantilista», cuyor mejor ejemplo
fueéon Jas Manufacturas Reales creadas por los Estados.
La diversidad de escalas de produccién, Lecnologias y esttuclu-
ras organizativas adoptadas por la industria tampoeo puede ocul-
tar una tendencia general: la creciente concentraci6n empresarial
y, con ellaj una diferenciaci6n socioecon6mica cada vez mås acen-
tuada entre capital. y trabajo, entre empresarios y trabajadores. La
subordinaciön de la producci6n al capitai fue un procego desigual,
tanto regional y sectorial como croriolögicamente. En 91gunos ca-
sos se produjo a través de un proceso de difereneiaeiön soeioeco:
_ nor-niga dentiti de la cotnunidad de •arlesanos independientes
(kauTsystem), en Olt-os mediante el control de la producci6n port)
i
parte de Ios comerciantes (verlagssyslem). Su resultado. en came
bio, sf fue similar: un grupo social acaba adquiriendo el control,
los Ese doble término hace referencia
a sus orfgenes sociales: en casi'todos los casos se trala. bien de an.
tiguos verlegers, bien de maestros attesanos enriquecidos. Son
ellos los que, mås que cualquier Otro gnrpo, serån identificados
como los empresarios de la Revoluciån industrial. En el pafs don-
de antes se origin6 este proceso, Gran Brctaöa. serån. junto con
los inventores y eientifiqos, los héroes de una corriente de litera-
Wra infantil que se desarrollö durante la segunda mitad del siglo
XVIEf, sustituyendo a figuras rnås tradicionales como los rcyes, no•
bles o guerreros.n 90 McKendrick (199 f). pp. 85-90.
162 LA NATURALEZA DE EMPRESA DURANTE EL PERIODO DE FORM.\CIÖX DEL CAPITALISMO (C. 1300-C. 1760)

3.4.2. LA KLÖGICA CO.MCNITARIA»: LAS CORPORACIONES GREMJALES

Con escasfsimas e.xcepciones, la actividad industrial a comienzos


de este periodo estuXLJ ptn• institttciån. el gremio,
que presen(aba unas earacterfstieas rnuv similares en todos los
patses: era utta asueiaeiun de artesanos que t•ecibia de la autoridad
(monopolio) de practicar su
politica cottespondiente el privilegio
bficio en una ciudad o una regi6n determinada. En cada sector in,
dustrial, los gremios controlaban la cantidad y la calidad de lå
producci6n y sus precios, regulaban la entrada pl oficio, organiza.
ban el adiestramienlo de los aprendiees, mantenfan los niveles de
competencia y calidad en la fabt•icaciém garantizaban la integri-
dad de sys miembros y les dabån una .cierta asistencia social. Los
aremios tenfan una estructura vertical: sus miembros de pleno de•
recho eran los maestros, cada uno de los cuales tenfa un nümero
variable, aunque reducido, de oficiales y aprendices. En Europa,
comenzaron a surgir a partir del siglo XI, y a mediados del si-
glo XIII, ya disfrutaban del monopoiio de la producciön manufac-
turera en el continente. Sin embargo, no fuerbn una instituci6n
exclusiva de Europa: en zonas del Imperio abasida, la India y Chi.
na los gremios hicicron su aparicién en fechas todavfa mås tem-
pranas; en Jap6n surgieron a partic del siglo XIV; en la América co-
Ionial fueron implantados por los espaåoles a par-tir del siglo XVt.
Con mayor o menor relevancia, los gremios mantuvieron su exis-
tencia en todas esas regioncs hasta su disoluci6n forrnal en los si-
glos XVJII y Xl,x. En todos los casos sus rasgos esenciales son extra.
ordinariamenté. similåres, que autoriza a pensar que su
10
aparici6n y funcionamiento tiene que explicarse a partir de las
91 Sobre los gremio'. •• ThFupp condiciones• de la
(1972). (1987) y Aunque los gremios Ilevaron a cabo funciones sociales, religio-
(1998). Sobce log gremios.dg tejedores en
la América colonial, Miåö Grijalva
sas y de otro lipo. es la econ6mica la rnås importante y también la
(1990), sobre todo, pp. 120 y ss. que explica su nacimiento. Los gremios fueron una soluci6n a un
problema •relativamente nuevo en los sigios medievalesj derivado
de la aparici6n de una actividad industrial especializada y el con-
siguiente surgimiento de un mercado para los productos manu-
facturados. La grari variedad en la calidad de un mismo producto
e—consustancial al trabajo artes.ano-— y el escaso conocimiento
que sobre cl mismo tenfan los potenciales consumidores, podia in-
ducir a los productores al fraude, sobre todo cuanto mås imperso-
nales y an6nirhas fueran las transacciones. A cambio, o gracias al
privilegio de exclusividad, los gremios garantizaban a los consu-
midores un producto de una calidad determinåda; los consumido•
LA INDUSTR!A ANTES DE FABRICA 163

res aceptaron esa posici6n de monopolio siempre que contasen


con una öferta (cantidad, calidad y precios) satisfactoria; esa tarea
correspondiö a la autoridad politica que concedfa el privilegio,
que ademås obtenfa un ingreso. Este equilibrio entre los intereses
de los productotes, Ios consumidores y los gobiernos es 10 que ex-
pliea el surgimiento de los gremius y su pervivencia durante•lan.
tos siglos.92Su funci6n econ6mica comenz6 a debilitarse desde el 92 La explicaeiön es de Gustalsv»n
siglo XVII en adelante, a medida que se extendfa la economfa de ( Véase la opini6n de los grem:os de
1987).
Barcelona al respecto en 1766 en .Nlolus
mercado y se homogeneizaba Ia calidad de los productos indus• (t 970), pp. 564-565. Miho Grijalva ( 1990).
pero su papel como fuentes de ingreso y apoyo politico
triales, pp. 1 cambién destaca el problema
58• 1 59,
de la calidad como el factor mås impor-
para los Estados (nacionales, provinciales o locales) explica su
(ante que explica Ia ereacidn de gremios
continuidad hasta finales del siglo XVtlt o principios del .YJ.X. segt'tn de tejedorey. de algodån en e! sigto XVIII
los paises.93 impulsadod pot los cometciantes. EI pro•
btema de tas asimetrfas de informaeiön cn
Los objetivos b#icos de los gremios eran dos: asegurar un in.
los mercados poc parte de compradores y
greso 9table paras sus miembros y garantizar que todos glios tu- vendedoces y sus consecuencias fue trata•
vieran/iguales poSi>ilidades de alcanzar un. ingreso consistente do por Akerlof ( 1970).
93 Ogilvie (1996b): una explicaei(3n en
con sn rango. Parå•conseguirlo, controlaban el nümero de miem-
este sentido. pero mucho mås simplista.
bros' la calidad del• producto y compartfan los costes de formaci6n es ta de Hickson y Thompson (1991).
de elä mano de obit (medios I y 2 del cuadro 3.1) y regulaban-li-
mitaban la competencia entre ellos, actuando como una especie
de cartel (medio 3). Todo ello era posible por la observaci6n co-
lectiva de un cédigo de conducta y un sistema de sanciones para
aquellos que no 10 cumplieran (medio 4). La aplicaci6n de los me-
dios I y 3 våriå dependiendo de la coyuntura, de Ia existencia de
competidores no agremiados y de la intervenciön del Estado. En
general, su poder de meqcado no debe sobrevalorarse, ni en la
compra de materias primas ni en la venta de sus propios produc-
tos: la mayor parte de los gremios de artesanos paneros de la Eu•

ropa medieval y moderna, por ejemplo, estaban bajo la dependen-


cia de comerciantes (a menudo también agremiados, pero con
una 16gica de actuaci6n diferente; véaSe apärtad&3.4.3). En aque-
Ilos casos donde los artesanos retuvieron su independencia y si-
guieron controlando la comercializaci6n de sus productos, habla•
Tfamos de un kaufsystem. Donde el control de los gremios fue
mucho mayor ate en todQ 10 relatWo a Ia calidad del producto
(medio 2), ya que garantizar una calidad minima era, original-
mente, una especie de requisito para aegurar la continuidad de
las ventas, los precios fijados y el propio privilegio. De ahf deriva
Otra de sus funciongs econ6micas mås importantes, la enseöanza
y transmisi6n del conocimiento y habilidad del trabajo artesano a 94 Gustafsson (1987), pp. 13•IS. Eps-
tein (1998) considera que csta ültima
través del sistema de aprendizaje.94 funci6n es mås importante que cua!quie•
ra de Ias anteriores«
LA NATURALE-ZA DE EMPRESA DURANTE EL PER-IODO DE FORM.ACIÖS DEL CAPITALISMO (C. 1300-C. 1760)
164

Cuadro 3.1. Objctivvs y medios de las corporaciones gremiales

Medio.f

l. Ingresos estahles par-a tniemhrns.


t. Control del mimeo de miembcos
net-as de entrada): exigencia del pago
de pn derecho de entrada. de disponer
de una cantidad de capital minima.

2. Control de conocimiento técnico, Ias


neaterias primas, los procesos de pro•
dueciön y la calidad det producto: re•
gulaciön del uprendizaje, Ia oficiali•
dad, las pruebas de acceso a Ia
Inuc•stria» inspecciön de tos pcoductos,
existencia de marcas.

3. Limitaeiån.regulaciån de la oferta de
2. Igualdad de posibilidades para sus
aniembros de uleanmr un 'itigt•cso trabujo. dv 10s medios de ptoducciön

consistente con su postciån. y del producto; regulaciån de salarios.


ventag y precios: adquisici6n colectiva
de mateciu.s primas o bienes de pro-
ducciån: sot-teo de puestos de venta:
prohibieiön de publicidad (individual).

4. Sistema sancionador. destrucei6n de


iOS plVductos no upcobudos, multas.
exclust6n del gremio. exilio (c6digo de
conducta).

FUENTE: Cun ligeras tnndi(ieueiones, basado cn Gustarsson ( 1987), p. 8.

La suerte de Ios gremios y de la industria urbana se ha presen-


tado frecuentemente unida en to que a, Europa se refiere. Hacia
mediados del siglo XIV 10s productorcs urbanos agremiados cone
trolaban la inmensa mayoria de la actividad industrial especiali•
zada. Las zonas rurales continuaroö 516erEåhdö
dad industrial en el sector de bienes de consumo, generalmente no
especializada y con un elcvado grado de autoconsumo. Sin em-
bargo, tras la trisis bajomedieval y, sobre todo, desde finales del
sigio XVI y durante cl sigto XVII, tuvo lugar un fen6meno cualitati.
vamente diferente: ia apariciån de una industria rural, destinada a
producir para un mercado mayoritariamente situado fuera de los
lfmites de la localidad o regiön circundante. Algunas dc las carac-
terfsticas båsicas de esta industria diferfan de las que presentaban
las manufactutü.s •urbanas. La industria rural era, casi siempre,

una industria a domicilio y, por 10 tanto, dispersa. El grado de


cualificaci6n de los trabajadores era por férmino medio mås bajo
LA INL)bSiKLA

que el de los artesanos urbanos, de ahf la especiälizaci6n de esta


indüstria en articulos de calidad media.baja, mis baratos y por
tanto mås adecuados para un mercado europeo estancado y para
el nuevo mercado de las colonias. Estos trabajadores podfan dedi-
ca.rse enteramente a la actividad industrial o bien compaginarla
con faenas agricolas y/o ganaderas. Ello pennitfa disponer de una 95 EQ-iedte 09S2). pp. 97-105: Xxicdte.
oferta de mano de obra abundante, barata y flexible.' S Stedick y Sehlumbohm ( 1936).

Recuadro 3.4. La protoindustrializaci6n, dun paso previo a Ia in•


dustriåizaci6n?

El tétTnino de «protoindustrializacidn» fue acuhado por F. Mendels en


1969 para hacer referencia al surgimiento y desarrollo de una industria a
domicilio localizada en el medio rural. EI trasiado de Ia industria de Ias

ciudadey al campo habda tenido cömo objeto escapar del control que Ios

gremiog ejeccfa?f sobre el acceso•a Ia industtia, y sobre Ias cantidades, ca.


Iidadeé y precios de los bienes elaborados. La protoindustrializaci6n fue
la cqusante de Ia crisis de Ias manufacturas urbanas y del declive del po-
der.de Ios gremios. Pero•, ademås, rompi6 Ia estructura demogråfica e im-
pulsÖ el crecimiento de Ia poblaciön, una pob!aci6n que depende del mere
cado para sobrevivir, 10 que supuso un Claro estfmulo a Ia agricültun
comercial. Para este autor, la protoindustrializaci6n era la primer-a fase
de Ia industriali2aci6n capitalista. La tesis de Mendels fue matizada por
olros augores (Levine, Mokyr). Kriedte. Medick y Schlumbohm (1986)
convirtieron e} ten6meno en el hilo conductor de la transici6n del feuda-
lismo al capitalismo eq Europa: el desarrollo de regiones rut-ales en las

que mayor •parte de


Ia Ia poblacién vive de una industria dedicada a pro.
ducir para el mercado interregional o internacional, extenderfa la econo-

mfa de mercado y romperfa Ias relaciones feudales. La protoindustriali-


zaci6n ttaeria consiÉo el desarrollo de trabajo, mercado, empresarios y
capital que darfa lugar a Ia induétrializacién.

El concepto ha recibido numerosas crfticas. Entre las mås importan-


test cabrfa destacar: I) la ambigüedad de los critedos empleados (merca-
do nacional o internacional, proporci6n de personas empleadas en la in-
dustria, amplitud de la regi6n„.); 2) su olvido de Ias manufacturas
urbanas (tallcres) y Ias manufacturas centralizadas; 3) Ia asunci6n de una
cconomfa moral de subsistencia para los campesinos-productores, y una
orientacién al beneficio de Ios verleger no es del todo cierta, muchos de
tos productores acabaron ahorrando convirtiéndose en comerciantesj fac-
totes. e incluso empresarios; 4) su modelo demogråfico DO es aplicable a
Ioda Europa; 5) olvida el papel.econ6mico de Ias ciudades como coordi-
nadoras de ese rural; 6) salvo en Inglaterta y Fiandes. en el resto de
166. LA NATURALEZA DE LA EMPRESA DURANTE EL PERIODO DE FORMACIÖN DEL CAPITALISMO (C. 1300-C. 1760)

Europa también e.xistieron corpocaciones de artesanos en Ios nücleos ru-


rales; 7) la protoindustrializaciån ayud6 a e.xtender la economfa de mer.
cado alli donde ya habfa surgido prev•iamente, vinculadä al desarrollo

agrario: pero también coe.xisti6 con instituciones sefiotiales Fuertes; 8) en


muchas regiones protoindustriales no se produjo una ü-ansiciön a la in.
dustrializaci6n, todo 10 contrario, acabaron desindustcializåndose en el

sigil) XIX.

La transicjån de una manufactura preindustrial a una industria mo.


i

dema no puede entenderse exclusivamente a partir de este concepto. La


variedad de formas organizativas que adoptarå la industria moderna de-
pendelå de Ia interacci6n entre Ios mercados, las tecnologfas y las estruc-
turas sociales predominantes en cada regi6n o localidad.

FUENTE: Clarkson (1985), Kriedte. Medick y Schlumbohm (1986),


Ogilvie y Cerman (1996a y 1996b), y Ogilvie (1996b).

Tradicionalmente, se ha achacado el pretendido deqlive in-


dustrial de las ciudades a la actuaci6n de los gremios, que ha-
brfan restringido la producci6n (cobrando precios de monopo-
lio), y obstaculizado movilidad de la fuerr.a de trabajo y la
la
difusidn del cambio técnieo. Poc el contrario, el dinamismo de la
industria rural se deberfa a la iniciativa individual de los comer-
ciantes, que crearon las condiciones (capital, trabajo y merca-
dos) para la transici6n a la industria moderna. Conviene hacer al
menos tres precisiones a esta e.xplicaci6n. La primera, que los
gremios no una institucién exclusivamente urbana, la
existencia de gremios en las zonas rurales es la norma y no la ex-

cepciön en la industria europea. Por Otro lado, el papel de los Coc-


%mecciantes fue tan relevante en las ciudades como enteltcampo.
La segunda, que el declive industrial de las ciudades no fue tan
importante ni tan generalizado, 91 auge de la industria en el

.gampo no siempre signific6 una decadencia completa de las ma-


nufactu.ras urbanas. Éstag siguieron.concentrando la elaboraci6n
de articulos de lujo, ademås de las fases finales de fabricaciån de
muchos productos de calidad baja y media manufacturados en el
medio rura.l, Ilevadas a cabo en manufacturas centralizadas, 10
que •permitfa un mejor control de la •calidåd y el acabado _v-una
mayor protecci6n de materiales o secretos comerciales o técni-
cos. Por tltimo, y aunque se ha tendido a exagerar el poder de
mercado de los gremios en la Edad media y a minusvalorarlo en
los siglos modernos, 10 cierto es que su situaéiån, tanto en las
ciudade.s como en los nicleos I-uraies, se habfa debilitado consi-
LA INDVSTRfA ANTES DE F.UiRiCA 107

derablemente a finales del siglo nar, y continu6 hacjéndolo en la


centuria siguiente. Ademås. los gremios no siempre obstaculiza.
ron el cambio técnico y tuvieron un papel importante en la for.
maci6n de capital humano.9b La disoluciön de los gremios se 96 Ogilvie (1996b y 1997); } fohenber:
examina mås adelante (véase apartado 4.2.2), pero se puede ( t 995). pp. 133-135: y Epstein (1993). pp.
701 y ss.
avanzar aquf que su crisis se debi6 a una serie de factores inter-
nos y externos, entre los primeros, la aparici6n• de un proceso de
diferenciaci6n social y economica entre los maestros y un des-
contento creciente de los oficiales que vieron limitado su acceso
i
a la condiciån de maestros; entre los segundos, las presiones de
un mercado creciente y la competencia deicentros y productores
no agremiados.
Hoy cn dfa parece evidente que el declive industrial de las ciu-
dades no fue tan profundo y que existieron mås factores para ex.
plica•Hd que la qctuaci6n de .!as corporaciones gremiales. No obs.
tante-,. Ios objetivos båsicos de 10S grémios, especialmente si

estaban• integrados por una mayorfa de pequefios productores,


como sucedfa en la mayor parte de los casos, se compadecfan mal
i
con ei cambio técnico que ahorraba y descualificaba mano de
obra, el crecimiento de los mercados (y ta demanda) para sus pro-
ductos y la creciente movilidad dc la mano dc obra, que trataron
de frenar. En aquellos lugares donde los gremios consiguieron
mantenér sus objetivos originales la suerte final a 10 largo de los
siglos XVIII y XIX fue el atraso técnico y el declive indu}lrial. Por et
contrario, en los sitios donde Ias estructuras gremiales se flexibili-
zaron, o desaparecieron ante Ia intensidad del proccso de diferen-
ciaci6n socioecon6mica entre sus miembros, la.industrializaci6n
se iniciå antes y con menos dificultades.97 En Espaöa, por ejem- 97 Gustarsson (1987), pp. 30-32: Miho
plo, Ia orientaci6n de la industria lanera hacia Ia elaboraci6n de Grijalva (1990). pp. 122-123: Ogilvie
(1996a), p. 133, y (1997), pp•. 361-363 y
paåos de mejor calidad fue aqomppöada de una progresiva depen- 474.
dencia de los tejedores respecto a los que controlaban las»labores
de acabado (los pelaires en Catalufia, el gremio de panos hechos
en Béjar) y, dentro de éstos, se produjo una creciente diferencia-
ci6n socioeconomica entre fabricantes (empresarios) y artesanos.
asalariados. Los gremios de los tejedores desaparecieron y los de
los fabricantes sirvieron para funciones muy concretas, como re-
gular empleo de ciertos activos de uso conjunto. Este proceso
el

tuvo lugar en centros como Igualada, Tarrasa, Sabadell o la propia


Barcelona en Cataluöa, o Béjar en Castilla. Por el contrario, otras
localidades laneras catalanas y castellanas mantuvieron durante
98 • Molas Ribalta (1970); Torras Elfas
todo el siglo XVIII unas estructuras gremiales rfgidas que impidie-. (1987) y (1992): Benaul 0992): Rog
ron o dificultaron el cambio.98 ( t 993): y I-letguera ( 1996).
168 LA NATCR-ALEZA DE EMPRESA DURANTE EL PERIODO DE FORMACIÖN DEL CAPITALISMO (C. 1300-C. 1760)

Recuadro 3.5. La desintegraci6n de los g•em.ios. La industria textil


lanera en Béjar (Salamanca) a mediados del siglo .XVUt

A mediadns del XVIII un 63 por de la pobtnciön oeupada en esta loca-


Iidad estaba empleada en la industria, siendo el textil la tama predomi-
nante (548 empleados Trente a una poblaciön ocupada dg 1.074 habitan.
Les). La manufactura textil enABéjar se dedicaba a elaborar pahos bastos
y.estaba organizada en tres gremios. el de eardadores, ei de teiedores y el

de «panos hechos• (labores de acabado). A 10 largo dei siglo XVIII Béjar

tendiÖ a especializarse en una putterfa de mejor calidad. Esa nueva ot-ien.


taci6n rue refrendada por Ia Junta de Comercio en 1724, con la aproba.
ciÖn de unas nuevas ordenan•m.s que contempiuban Ia existeneia de un
ünico gremio, cl de Ios •fabricantes• o artesanos-empresarios, que con.
Iro!aban todo el proceso productivo, quedando los artesanos•asalariados
relcgados u una posictön subordinada.
EI pr.»ceso de direreneiaeic'»n .soeioeeonötnica queda patente al e.xami.

nar los inventarios post.mvrtent de dog rubricatiles de la villa. Joaquin Roe


drfguez (fallecido en 1754) era uno de los rabricantes mås importantes,
eon una producci6n atilt:tl de 125 patios. Casi el 60 por 100 de sus bienes
estån invertidos en la <fåbrica•. Dentro de ella, el capital circulantc (ma.
terias primas, existencias y deudas a favor) era el mayoritario (represen-
tando mås del 80 por 100). Rodriguez no tenia dificultad para reproducir
el ciclo reproductivo (grandes cxtstencias de matecia prima). Las deudas
a favor (inciuidas en la cuenta dc Iu (åbl'lca) de este fabricante estån com-
puestas de adefantos a pequeöos ganaderos (a cuenta de su producci6n
de lana), cantidades prestadas a otros fabricantes e individuos divccsos y
adelantos a clientes (estnba insecto dentro de una red comet-cial y crediti-
cia). Ademås, utilizö sus excedentes de capitat circulante para prestar die
nero a Otros indivtduos no retacionados con la manufactura de panos.

Bienes de Jouqttfn Rodriguez (en reales de ve116n y porcenlaje).


Fåbrica 136.955
Casas 30.400
Bodega y Vinay 18.796 8%
Bienes mueblcs 16.012 7%
• Otras deudas a favor 22.83 t
Otros 7.540 3%
Total 232.535 100% Deudas en contra.... 15.517

Manuel Garcfa Baitasar (Tallecido un afio. mås tarde) era un fabrican•


te mås modcsto: en 1753 daba trabajo a dos telares y su producci6n era •

de 30 panos anuatcs. La fåbrica rcprcsenta mås dei 70 por 100 de sus bie-
LA INDUSTRLA ANTES DE LA FÅBRJC.A 69

nes y, como en el caso anterior, estå constituida mayoritariamente por ca-


pital circulante (S2 por 100, materias primas, pahos acabados y semiaca-
bados y deudas a favor). Pero a diferencia del anterior, Garcia Baltasar
apenas era capaz de financiar e) ciclo reproductivo: sus deudas (a los ope•
rariqs y sobrg todo a los ganaderos que le han adelantado la materia pri-
ma) easi equivalen a Ia totalidad de sus bienes.

Bienes de Manuel Garcia Baltasar (en reales de vellén y porcentaje).


Fåbrica 19.944
Casa 2.750
Bienes muebles 3.444
Otras deudas å favor 394
Otros 1.586 6%
Total 28.148 100% Deudas en contra... 26.929•

FUENTE: Ros Massana (1993).

3.4.2. LA eLÖGICA INDIVIDUALISTA» DE LOS COMERCIANTES:


EL VERLAGSSYSTEM

Mughos de los gremios de artésanos aeabaron bajo la dependencia


de comerciantes, verlegers, que se hicieron con el control de la pro-
ducci6n sin invertir directamente, sobre todo inicialmente, en la
misma. En Ifneas generales, la entrada del capital comercial se vio
favorecida por un• incremento en las necesidades de capital circu-
lantede los artesanos y por Ia lejanfa de Ios mercados finales del
producto acabado, y revistiö muchas forrnas. El verlagssystemj o
sistema por adelantos, existi6 tanto en la ciudad como en el carn-
po. pn las manufacturas urbanas de pafios de lana de los siglos
yall al M, las figuras del lanaiuolo italiano, el paiero inglés, el dra-
pier flamenco, gmercader hacedor de panos» segoviano, re-
o el

presentan a verlegers que provefan a Ios gremios de artesanos de


materias primas, organizabaq y coordinaban los diversos proce-
sos de la manufactura, a menudo sé encargaban directamente de
99 Cat-us.Wilson (t 967): Thrupp ( t 972);
las fases finales de la producci6n y vendfan ef producto acabado.99
Pounds (1992). Kel!enbenz (1981): Goode
Lo mismo sucedi6 con los gremi0? de tejedores dé localidades man y Honeyman (1988), pp. 72-74; y
como Tlaxcala, Oaxaca, Cholula o Puebla•en el México colonial. 100 Garcia Sanz (1996).
100. Miüo Grijalva (1990), pp. 108 y
Su dominio sobre proceso productivo se intensific6 en el. si-
el 121-122.
glo.xvlll, convirtiéndose en el auténtico empresario (fabricante),
como sucedi6 en la industria-sedera de ciudades como-Bolonia, [Oi Poni (1990); Walter (1991); Poni
Basilea y Lyon.101 En Ia India, que albergaba la industria textil ( 997).
170 LA NATURALEZA DE LA EMPRESA DURANTE EL PERfODO DE FOR-MACIÖ.\' DEL CAPITALISMO (C. 1300-C. 1760)

mås importante de todo el mundo en este perfodo, los productores


—rurales y urbanos— dependfan de los comerciantes, quienes les
concedfan un adelanto en dinero para financiar el ciclo producti-
vo y luego controlaban la distribuci6n del producto hacia el mer-
cado europeo. En la segunda mitad del siglo XVIII, la subordina-
ciön cle los tejedores a Ios comerciantes y a los empleados de las
compaöfas pövilegiadas aument6, Ilegando a convertirse en sim-
102 Chaudhuri ( 1996): Arasatnaram ples asalariados de éstos.102
(i 996). Los verlegers también desempefiaron unas funciones simila.res
a las descritas en el pårrafo anterior en muchas de las regiones ru-
rales que empjezan ü albergar una actividad industrial creciente a
en Europa como en Asia o el continente
partir del siglo XVtl. tanto

103 vries (1982) y Kriedte (1982); americaiio.i03 En la industria textil europea esa ruralizaci6n trajo
Smith (1969) /(1973); Miho Gtijalva consigo un cambio en cl tipo y la ealidad del producto: los pesados
( 990).
y tupidos de lana (ueron sustituidos por tejidos de estambre
mås ligeros, las llamadas.new drapperies: otras fibras que experi-
mentaron un fuerte crecimiento, sobre todo en•el siglo XI,AJI fueron
el lino y el algodön. particularmente bien adaptados al segmento
104 Kriedte (1982), pp. 50.52; vries de calidad media-baja dc la industria.104 En et caso de la•exclusiva
(1982), pp: 108-114. industria de la seda, las ciudades retuvieron el control de la Pfo-
ducci6n, pero algunas fases se extendieron por el mundo rural, en
105 Poni (1990), un intento de abaratar costes.iUS Otra industria, esta vez no •textil,
donde tuvo Lugar un proceso dc ruralizaciön, fue la relojera. En
Suita. Ginebra petidi6 una parte muy importante de su produce
106 1-andes (1983), pp. 254-259. ci6n, trasladada ai vallc del Jurut106 A1 igual que en las ciudades, Ia
organizacidn del sistema productivo estuvo controlada, bien por
los comercianles (verlagssystem), bien por los arteSanos (ka•ufsys-
tern), existiendo una ampiia variedad de situaciones intern-tedias,
En_general. -el -pa pel. cie. los -verlegers•-fue •mås-importan te cuanto -

mayor fuera la dispersiån espacial de la industria •y menor la es-


pecializaci61i de ta mano cle obca; pero también dependiö de otros
factores como la calidad y la intensidad en capital del producto,
la distribuciån de la propiedad agraria y las estructuras sociales

107 Hudson (199.5), pp. 57-58: Ogilvie y e institucioncs.!07 En México, la organizaci6n gremial y la indus-
Cennan (1996b). pp. 233-234, Iriaa domicilio, ambas coordinadas por los comerciantes, fueron
complemen!arias. En el Pen' la complementariedad se produjo
108 Sobre México. véaxe Milio Griialva entre el verlagssy.stefri y el kaufsystem.108 En Ifneas generales el
(1990). especiatmcntc pp. 123•124 y 241• Ltaslado de algunas industrias de bienes de consumo, o mejor de
242: y Salvucci (1992). Sobre el CUsco.
alguna.s fases de lasmismas, al pmpo, pretend.i6 abaratar los cos-
EscandelI•Tur ( 997).
tesde producci6n recuriendo a mano de obra més barata. Mås
que alternativas excluyentes, las manufacturäs urbanas y-lå iffdus•
tria rural fueron complementarias.
I-A INDUSTRIA ANTES DE LA FABRICA 171

La minerfa y la industria siderometahårgica, en particular sus


primeras fases, eran actividades que siempre se habfan ubicado en
el medio rural. Su localizaci6n venfa determinada por la cercanfa
a las materias primas (el mineral y el carb6n vegetal o mineral) y
a la principal fuente de energfa, el agua. De manera general, el
sector emp.teaba dos grandes tipos de trabajadores: campesinos
que simultaneaban sus faenas agricolas con el laboreo de las mi.
nas, la fabricaci6n de carb6n o el transporte de esos productos, y
artesafios muy cualificados homos y
encargados del trabajo en los
forjas.•EI crecimiento del tamafio del mayores re•mercado y los
quérimientos de capitalfijo, derivados de la difusi6n de nuevos
sistemas de drenaje en la minerfa y del alto homo y Otros avances
técnicos en la siderometalurgia, fen6menos que tuvieron lugar du-
rante los siglos XVY xvwtrajeron consigo una sepanci6n entre el
capitaYy el trabajo en Europa. En la minerfa europea, con escasas
exceptiones, los mineros, antes tcabajadoréW independientes, se
convirtieron en asalariados de los proveedores del capital. En Eu-
ropa central y oriental se crearon en el siglo XVI grandes socieda.
deg mercantiles por agciones en las que participaron nobles y co-
merciantes. En la minerfa colonial americana, los mineros
acabaron dependiendo del capital del «aviador», quienes Ies ade-
lantaba géneros y capital. A su vez, los aviadores dependfan de los
mercaderes de Plata, grandes negociantes que residfan en las ciu-
dades que posefan una casa de acuöaci6n de moneda. 109 109 Nef (1967): (1982). pp. 54.
57; Bakewell (1990). pp. 77-78.
En la siderometalurgia, la empresa individual es la mayoritaria
en Europa (aunque en Gran Bretaöa aparecieron algunas socieda-
des enel siglo y en Rusia una parte•del sector estuvo en ma-
nos del Estado). En Espana, IQS Pafses Bajos, Gran Bretafia, Fran-
cia o Bohemia-Moravia, bosques, homost forjas y ferrerfas solfan
ser propiedad de la nobieza, que las arrendabt?a fabricantes (los
ironmasters ingleses, el maitre de /brges hincés, los ferrones vas-
cos), los verdaderos empresari0$. La necesidad de capital circu-
lante y la relativa lejanfa de los mercados finales del producto
explican predominio del verlagssystem. En Suecia fueron origi-
el

nariamente 19s cornunidades de campesinos las que controlaban


la extracci6n y transformaciån del hierto, compaginåndola con la

agricultura. Sin embargo, desde el siglo Wit la industria sideÆrgi-


ca sueca comenz6 a concentrarse en las manos de un reducido
grupo de grandes comereiantés-fabricantes. Algo parecido oculTi6
en Austria ya en el sigio W. En todos los pafses, los fabricantes ad.
a Ios artesanos (por pieza o
por jornada) y vendfan el produdto (si la instalaci6h era arrenda.
172 LA NATURALEZA bE LA EMPRESA DURANTE EL PERIODO DE FOR-MACIÖN DEL CAPITALISMO (C. 1300-C. 1760)

da. pagaban la renta a su propietario). El nümero de operarios


era,aproximadamente, de 10 en las forjas y de 4-5 en el alto hor•
no, un nümero similar •este ültimo al empleado en Ias ferret-fas
vascas.
no
10 Floren y
t Rydert (1997):
Arregui ( 1995): 1984): Cerman El antiguo sistema directo de hot-no bajo continu6 predorni•
pp. v .Mvs•ka p
2VÖ. nando en la peninsula tbériea durante estus siglos. Las let•t'eria.s

necesitaban de una inversiön de capital menor que los altos hor•


nos, pero aun asi considerable. Los fetT.ones no s610 tenfan que in-

movilizar un volumen de capital muy elevado (salvo si eran arren-


daLarios de la ferrer(ur en ct.iyu easo la invetsiön habfa Sido
realizada por el dueåo), sino que ademås necesitaban disponer de
mucho capital cit•culantea apro.ximadamente dos terceras partes
del valor •de la ferrer{a, o la suma de los ingresos ariuares det40
maestros 0 60-70 oticiales. El de rotqciån del capital cir-

culante era muy largo y tnuchas veces superaba el aio (el fet•rén

compraba materias primas


las y carb6n— en primave-
pagaba a sus operarios, a veces adelantaba dinero a carboneros
y transportislas). En las teet•teerfas el beneficio cle ex-
plotaci6n venia determinado por el precio del hierro, que a su vez
condicionaba a cot•to plano (2-4 el precio del cat'bön y la
renta de la fet•reria•. Las.ta.sas de bene(ieio 10 largo del siglo
oscilaron entre el 20 por 100. En Guipfizeoa el capital de
10 y cl

los ferrones era propio, to que en definitiva nos habla de empresa-


rios de cierta importaneia, a dil'ereneia de 10 que sucedi6 en Viz-
caya, donde los fcrrones acabaron dependiendo del crédito de los
I Carri6n Arregui (1991), pp. 203• comerciantes bilbafnos,lll
252. y (199.5): l..lriaiiv' Ayo (1988a), pp. Las ciudades de Birmingham y Sheffield, con 24.000 y 12.000
13148 t. A menudo el ferron guipuzcoa•
habitanles-en. 17-507 vespeet ivamen te,- cons li tufan—los-centros-mås———-—--—
• —no •compaginuba-*ti" ai:lividad •eon
(ugrppgcuarius,. eseribano, médico) que-. • visibles de la industria 5idcrometalürgica..britånica. La primera se
le proporcionaban ingresos suplementa• especializ6 en Ia fabricaciön de artfcutos de calidad para el mer-
riox o. si no disponi&t de suficiente capi-
lal. se asociaba con uno o varios soeios
cado exterior (armas, productos metålicos y juguetes); la segunda
capitalistas. en la elaboraciån de cuchillos, tijens y otros artfculos simitares.
Ambas nucleaban la aetiyidad industrial de las regiones circun•
1 12 Berg (1987). capilulo.s t y 12; Berg dantes.112 Can una poblaciån tnås modesta (entre 5.000 y 10.000
(1993 y 199.5a): Magnusson (1994). caple habitantes a finales del siglo pero con una especializaci6n y
tulo 3. Para el caso de un empresario par.
ticu\ar de Birmingham, véase Smith
organizaci6n productiva similar, encontramos a Solingen y Rems-
(t 967). cheid en Atemania.tt3 En los Pafses Bajos, Suecia, Austria o Espa-
13 Magnusson ( i 994). capitulo 4. fia, Ias actividades rnetaltirgieas (fabricacién de clavos, cadenas,

cuchi)10$, insltumentos de labranza...) se localizaron predominan-


Cemente en el medio tux-al. Las unidades de producci6n eran de un
tatnaöo muy reducido. En los alrededores de Æieja y Charleroi
(Paises Bajos) surgi6 una industria de fabricaciön de ancla;. eadc•
LS INDUSTRLA ANTES DE LA FABRICA 173

.nas y clavaz6n para la floreciente industria de construcci6n naval


del pafst En Vizcaya, entre el 55 y el 75 por 100 del hiero manu.
facturado en la provincia era consumido en Ochandiano, un pue-
blo que no Ilegaba a los 1.200 habitantes a finales del siglo XVII!.
Por esas fechas, la industria metalårgica de la localidad daba tra-

hajo a unos 400 operarios, repartidos en 87 fraguas controladas


poc 65 propietarios. En Suecia, una localidad de tamafio similar a
la vizcafna, Eskilstuna, concentraba la elaboraciån de cuchillos y
otros instnamentos de cone. En 1800, la industria daba empleo a
137 maestros y 252 oficiales y aprendices. Bien por la insuficien-
ciade capital, bien por la lejanfa de Jos mercadds finales, o por las
dos cosas, con •la •excepciån de Remscheid, los comerciantes aca-
baron haciéqdose con el control de la 114 y Ryden (1997 y 1998):

EI control de-los verlegers y la separaci6n entre capital y traba- Uriarte Ayo ( 1988b): Magnusson (i 994).
pp. 154-156: Cennan (1996), pp. 180. *Sl.
jo se prpdujo tambiéh, y con anterioridad, en las manufactui•as
centmyzadas (fåbricås estampados, grandes fundiciones y are
de.

etc.). Con la excepciön del


merfas, refinerfas•.de azücar, astilleros,
molino de seda hidråulico boloäés, este tipo de establecimiento no
transformé el caråcter del trabajo, que siguiÖ dependiendo del rite

mo y las habilidades del artesano individual.!15 No obstante, su 1 15 Sobce tas refinerfas de azücdr. Moc•
gan ( 1998): sobtc las fåbricas de estumpa•
gran tamaho relativo. Ios mayores requerimientos de capital nece-
dos, Chassagne ( 1991 ), Thompson (1995)
sarios para afrontar las cuantiosas inversiones de capital .fijo (edi- y Verley ( 1994), pp. 24-25; sobre el molino
ficio e instrumentos cle producci6n) y.disponer de un votumen de de seda, Poni (i 976 y 1990) y recuadro
2.2. de este libro. Sobre una Mbriea de ar•
capital cit•culante mucho mayor, el mayor nümero de trabajadores
mas, véase Card6n Arregui (1998). Para.
empleados, y su especializaci6n en productos de caiidad o de ca- ddjicamente, en la industria sedera ei mo.
råcter estratégico,- fueron rasgos que plantearon problemas relati- delo que acab6 triunfando en el *iglo Xt.x
no rue el de la fdbrica a gran escala. Sino
vamente nuevos a sus gestores y propietat•ios, en particular la con-
el de pequehos laite•res espeeializados (vé.
tabilidad del capital y el recliltamientp y la Vigiiancia de Iq rnano ase apartado 4.1 cle este libro).

de obra. Sin embargo, ni el capital•ni el trabajo fueron adecuadå.


mente controlados en la mayor parte de estas empresas.t16 116 supp!e (1981). pp. 532-533; Pollard
(1987), capittiEo 2.

3.4.4. LA «LÖGtCA MERCANTILISTA»: MANUFACTURAS

Las Manufacturas o Fåbricas Reales constituyeron un tipo de ma-


nufactura centralizada de propiedad, gestiön y financiaci6n pfiblie
ca, creadas por la iniciativa de Colkert en Francia en la segunda
mitad del siglo Mt. La variantc francesa del mercanlilismo otor-
gaba al Estado un papel escncial en la prornoci6n del desarrollo
industrial del pafs frente a la competencia extranjera y las deman•
das de exclusividad de los gremios. La polftica colbertista fue imi•
tada en el siglo XVIit por una serie de Estados europeos (Espaöa,
174 LA NATURALEZA DE LA EMPRESA DVP-.t.XTE EL PERiODO DE FOR.MACIÖN DEL CAPITALIS.MO (C. 1300-C. 1760)

Rusia, Prusia y el Imperio austrfaco) con el objeto de superar el


atraso industlitd que tenian tespecto a otros paises. Su creaci6n
respondi6, båsicamente, a dos motivos: la ausencia o escasez de
iniciativa privada autéctona, que obligaba a importar productos
extranjeros, como sueedia con los bienes de consumo suntuarios
o la importancia estratégica
(tejidos, tapices, cristal, ceråmica),
del sectoren cuestién, como era el caso de la siderometalurgia e
industria de armamentos.
Las Manufacturas Reales no fueron el antecedente de las fåbri.
cas de la Revoluciön industrial (aunque algunos de sus métodos
de organizacién del espacio y el trabajo si tuvieron una ciérta in.
fluencia), con muy pocas e.xcepciones todas acabaron desapare.
ciendo al tiempo que 10 hacfa el régimen que las habfa creado.
Como las manufacturas centralizadps detcaråcter privado, no in.
trodujeroh.un nuevo sistema de trabajo: la conccntraciånse debid
a la necesidad de controJqr Iti calidad dcl proclucto y vigilar a la
mano de obra, no a la mecanizaci6n del proceso productivo. Pero,
10 que era mås importante, su gestidn y explotaci6n no respondi6
a los principios de exclusi6n del despil(arro o de büsqueda del be.
neficio. Mal disenadas (véase terna 2), a veces mal localizadas o
técnicamente atrasadas, su gesti6n fue muy deficiente y nunca Ile-
garon a ser competitivas. Su supervivencia se explica s610 gracias
a los privilegios que recibieron del Estado (exenciones fiscaies,
f 17 Hetguera (i 99 t) y (1996). pp. 123 y subvenciones a la explotaci6n, monopolio del mercado, eLc.).li7
ss.; Lespagnol ( 199 t). Dentro de esta ldgi•
cu hemos incluido cambién a las manu•
Recuadro 3.6. Las empresas industriales en la periferia. Manufac-
raetur.as privilegiadas mixtas, donde exis•
te una participaciån del Capital privado turas de sienos y obrajes
pero normalmente el Estado sc asegura
un cierto control sobre ia gestiån,
Los. etalleres,. ea. domicilio y.lps..manuf@9tgr•as centralizadas
también aparecieron en o.tros espacios ddnde Ia extensi6n del capitalismo
y la economfa de mercado se produjo con mås rctraso.y•a •un t•ilmo .rnu.
cho mås lento. En Europa oriental Ia extensi6n de la llamada
servidumbt•e•, no fue incompatible con Ia aparici6n de una industria or•
ganizada sobre unas bases organizativas similarcs a las que regian en Eu-
ropa occidental, pero con unas relaciones entre tråbajadores y fabrican•
les no enteramente iguales. La mayor partc de los propietarios de ias
manufacturas centralizadas 010.8 organizadores de la industria rural rue-
ron nobles quc hicieron uso dc sus derechos feudales, bien para disponer
de una mano de obra gratuita (servil), bien para fijac unilateralmenle los
salarios y las condiciones dc trabajo. En el primer caso, el%modelo mås
adoptådo• fuc la manufactura ceritralizada, con •el objeto de vigilar la
mano de obra; la explotacidn manufacturera se intcgraba dentro de Jas
LA LA

haciendas sefioria]es (Kochanowick. 1991: Morawski, 1991: Myska,


1996). Ell Rusia. donde la mayor parte de Ias manufacturas habian Sido
creadas poc el Estadot éste tecfut6 !a mano de obr-a a través de la ads•

cripciån forzosa a las mismas de pueblos enteros de campesinos (Falkus,

1972: Rudolph, 1985).


En genet-al. en aquellas regiones donde ia actividad industrial estuvo
dirigida poc empcesarios comerciantes, la transici6n al sistema fabril se

pcodujo anteS (Myska, 1996, 196). El desarrollo industrial fue mucho ma•
yoc en Bohemia o Moravia, regiones mås urbanizadas, donde et papel de
los comerciantes fue mås importante. que en Silesia, Polonia o Rusia. En
Silesia, Ia industria de lienzos se vino abajo entre 1790 y 1840. al no po•
dec incrementarse mås las eargas feudales para resistir Ia competencia de
los productos britånicos (Kisch, 1986. 272-274).
En ul continente americanoe el trabgjo servil existfa en la minerfa
(mita) y ep la industria textile ET rn@jor eje•mplo de manufactura centrali-
70da ucbana en la América colonial es el Obi*, establecimiento dedica-
do a laeelabocacién de panos de lana, que concentraba las opecaciones de
tcjeduria, abatanado y acabado del producto. recurriendo a una red de
productores domésticos y pequcöos talleres pa.ifil el hilado y el cardado.

Los'obrajes. que podian emplear a mås de doscientos trabajadores de die


rerente eondiciön (libres. esclavos, sier.tos.„), sun;ieron hacia mediados
det sig!o xvr, (undados por fabricantes procedentcs de ciudades castella-

nas con tradicidn lextil, y alcanvncon sy må.xima expansi6n a finales del


siglo XVIt. La 16gica del obraje responde a la escasez de mano de obra, a
ia escascz de medios de la mano de obra indigena, que no les pet-rnitfa

contac con 10s. medios de producci6n adecuados, y a Ios requecimientos


de capital asocTados a! uso del telar vertical y los batanes. El obraje no fue
el ct:nbri6N de'la fåbrica en México; al contrario, su raz6n de ser se debi6
al escaso•tlesarrollo de los mcccados de mano de obra y capit@l y a la ete-

vada incert!dumbre, que incentivaron Ia concentraci6n de Ia producci6n


en uh gran est•ablecimiento, pero sin transforrnar el sistema de produc-
•ci6n. La industria textil modern.a surgirå de la red de La)lens y producto•
res domésticos de tejidos de algod6n coordinada por Ios fabricantcs, y dc
sus fåbricas de indianas, como sycedi6 en Puebla (Miho Grijalva 1990;
Salvucci, 1992).

BIBLIOGRAFfA SELECCIONADA

Sobre la naturaleza de la empresa y el empresario en estg perfodo,

es muy recomendable ia lectura de Supple (1981), Aymard (1991)


176 LA NATURALEZA DE LA EMPRESA DURANTE EL PER-IODO DE FORNACIÖN DEL CAPITALISMO (C. 1300-C. 1760)

y Mathias (1991). En un tono mås lüdico, puede leerse a Cipolla


(1995).
Para Ia empresa agraria, véase Bhaduri (1987).
Sobre el comercio en 10s siglos medievales, ademås de un clå-
sico como Roover ( 1972).es muy recomendable la lectura de los
trabajos de Greif (1989, 1993 y 1996) sobre compafiias y comuni.
dades mercantiles, y de Hunt (1994) sobre las grandes compahias
italianasa Para el comercio en los siglos .modernos, los trabajos
editados por Tracy ( 1990 y 1991), especiålmente los capitulos de •

Mauro, Mennard, North, Pearson y Price, son muy interesantes.


Un estudio que se puede censultar es el de Maixé Alteé (1994) so.
bcc gna cornpgif?. barceknesa, o también 10s de Price (1989 y
•1995) *sobéc compåhfås• britånicas en el comercio allåntico.
Acerca de las relacionés• entre mercados e industr\a•, pueden
consultarse los trabajos de Berg (1995b) y Pollard (1995). Sobre
los gremios, Gustafsson (1987) y Epstein (1998) son lecturas im.
prescindibtes. Sobre la actividad industrial y las 'diversas 16gicas,

son especialmente destacables tos trabajos agrupados en Ogilvie y


Cettnan (1996), Hudson (t 995) sobre la industria tutül, Berg
( 1993) y Poni ( 1 99()) xobre la industria urbana, y Helguera (199 i)

sobre las Fåbt•icas Rea!es.

También podría gustarte