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1. Cuestiones embarazosas
Dworkin parte de la base de que existen problemas en torno a la definición de los conceptos
"derecho" y "obligación". Estos mismos han sido objeto de referencia por parte de los juristas, a
pesar de no tener claro qué conlleva tener un derecho y qué conlleva tener una obligación, ya que,
para tal explicación, es necesario definir estos conceptos.
Para el autor, existe una corriente de la jurisprudencia, los nominalistas, que plantea la idea de que
es necesario ignorar estos conceptos, ya que son "mitos", son irreales.
Pero para Dworkin, antes de decir que estos conceptos son mitos, es necesario definirlos, decidir qué
son, pero esto es, justamente, lo esencial del problema de los conceptos de derecho y obligación.
Cuando preguntamos qué es el derecho y qué son las obligaciones jurídicas, estamos reclamando
una teoría de la forma en que usamos estos conceptos y de los compromisos conceptuales que de
nuestro uso derivan. No podemos, antes de tener tal teoría general, llegar a la conclusión de que
nuestras prácticas son estúpidas o supersticiosas.
La crítica de Dworkin apunta hacia el positivismo, encarnado en primer lugar por John Austin, para
dar paso a un nivel sofisticado y depurado de positivismo jurídico, como lo es el caso de H.L.A. Hart,
autor sobre el cual la crítica de Dworkin se centra y se realiza de manera exhaustiva.
2. El positivismo
Dworkin parte indicando los principios claves del positivismo, a saber:
a) El derecho de una comunidad es un conjunto de normas especiales usadas directa o
indirectamente por la comunidad con el propósito de determinar qué comportamiento será
castigado o sometido a coerción por los poderes públicos. Estas normas especiales pueden ser
identificadas mediante criterios específicos, a saber, el test de pedigree, conforme a su modo de
producción.
b) El conjunto de estas normas jurídicas válidas agota el concepto de derecho, de modo que si alguna
de tales normas no cubre claramente el caso de alguien (porque no hay ninguna que parezca
apropiada, o porque las que parecen apropiadas son vagas o por alguna otra razón), entonces el caso
no se puede decidir "aplicando la ley". Ha de ser decidido por algún funcionario, por ejemplo, un
juez, que ejerza su discreción.
c) Decir que alguien tiene una obligación jurídica equivale a afirmar que su caso se incluye dentro de
una norma jurídica válida que le exige hacer algo o que le prohíbe que lo haga. En ausencia de norma
jurídica válida, no hay obligación jurídica.
Las diferentes visiones de positivismo se apartan entre sí en su modo de verificación de la validez de
una norma jurídica, a saber, bajo qué condiciones o hechos empíricamente verificables esta norma
puede ser válida o qué requisitos tiene que cumplir para adquirir su validez.
Modelo de Austin
Para Dworkin, el modelo de Austin destaca por su simplicidad, radica ahí su belleza, pero también
radican ahí sus falencias. Como bien menciona el autor, de todas las objeciones que se plantearon al
modelo de Austin, hay 2 que parecen ser las fundamentales
1. No parecía que el supuesto clave de Austin -que en cada comunidad se puede encontrar un grupo
o institución determinado que ejerce en última instancia el control de todos los otros grupos, lo que
corresponde a la idea de soberano- fuera válido en una sociedad compleja. Es imposible que, en el
Estado moderno, exista tal nivel de concentración de poder para lograr ser considerado como
soberano en términos de Austin
2. El análisis de Austin no llega a explicar, y menos mencionar o reconocer siquiera, las actitudes que
adoptan las personas hacia el derecho. Su análisis se centra en órdenes respaldadas por amenazas,
de tal manera que no existe una actitud de la persona respecto la regla, llámese aspecto interno en
términos de Hart.
Modelo de Hart
Es más compleja que la versión del positivismo de Austin en 2 sentidos
1. Reconoce que las normas son de diferentes géneros lógicos (normas primarias y normas
secundarias
2. Rechaza la idea de que una norma es una especie de mandato y la reemplaza por un análisis
general más elaborado de la naturaleza de las normas
Además, para Hart, una norma es obligatoria a) porque es aceptada por la comunidad o b) porque es
válida
Para Hart, además, es sumamente relevante la existencia de la regla de reconocimiento (revisar texto
de Hart).
Además, el mismo Hart, considera como fundamento de la autoridad de los actos de los funcionarios
públicos e instituciones públicas los estándares constitucionales, a diferencia de Austin, que el
fundamento de estas descansa en el monopolio del poder.
Por lo demás, para Hart existen diferentes fuentes del derecho, dependiendo de la comunidad a la
cual se estudia, y que algunas permiten otros medios de creación del derecho, aparte del acto
deliberado de una institución legislativa.
Para finalizar este punto, Dworkin considera que existe una similitud entre ambas teorías. Tanto Hart
como Austin reconocen que las normas jurídicas tienen límites inciertos, los que corresponden a la
textura abierta y, en los casos difíciles, los jueces tienen y ejercen su discreción para decidirlos
mediante una legislación nueva.
Los principios no funcionan de esta forma, ya que si existe alguna norma o directriz de restringa la
aplicación del principio en cuestión, este no pierde su "validez" a la manera de las normas, como
ocurre que en un caso difícil una norma puede abrogar una norma en particular en base a los
distintos criterios de resolución de conflictos normativos. Este principio sigue vigente dentro del
ordenamiento jurídico en cuestión y puede ser utilizado para resolver cualquier caso que esté dentro
de sus posibilidades. Un principio escurre en una dirección en específica, pero no es una disyuntiva
propiamente tal.
2. Los principios tienen una dimensión de peso o importancia, la cual no está presente dentro de las
normas: Cuando existe un conflicto o colisión de principios, quien debe resolver el conflicto tiene que
tener en cuenta el peso relativo de cada uno. Las normas no tienen esta dimensión