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UNIDAD 1
Hart
CAPÍTULO 5:
Controvirtiendo y analizando las diferentes teorías jurídicas, dice Hart que los elementos con que se han
construido esas teorías, a saber, las ideas de órdenes, obediencia, hábitos y amenazas, no incluyen, ni
tampoco pueden producir mediante su combinación, la idea de regla, idea sin la cual no podemos abrigar
la esperanza de elucidar siquiera las formas más elementales del derecho.
Para empezar a entender la idea de regla y la complejidad de un sistema jurídico es necesario distinguir
entre dos tipos diferentes, aunque relacionados, de reglas:
a) Reglas del tipo básico o primarias: Aquellas que prescriben que los seres humanos hagan y omitan
ciertas acciones, lo quieran o no. Son las reglas que imponen deberes y se refieren a acciones que
implican movimiento o cambios físicos.
b) Reglas secundarias: Aquellas que establecen que los seres humanos pueden, haciendo o diciendo
ciertas cosas, introducir nuevas reglas del tipo primario, extinguir o modificar reglas anteriores, o
determinar de diversas maneras el efecto de ellas, o controlar su actuación. Confieren potestades,
públicas o privadas. Prevén actos que conducen también a la creación o modificación de deberes u
obligaciones.
1) Punto de vista externo de las reglas: Cuando la persona se ocupa de las reglas como un mero
observador. Se limita a verificar regularidades observables de conductas.
2) Punto de vista interno de las reglas: Cuando la persona, miembro del grupo las acepta y usa como
guías de conducta, como fundamentos para reclamaciones, demandas, reconocimientos, críticas o
castigos, transacciones, etc. El aspecto interno de las reglas se erige en la noción central del
fundamento de la conducta de los miembros del grupo, y particularmente de los operadores del
Derecho. Las reglas son las genuinas
razones que tienen los miembros del grupo para adecuar su conducta a ellas y se evidencia en la
aceptación de la regla.
La idea de obligación:
Donde hay normas jurídicas, la conducta humana se vuelve en algún sentido no optativa, sino obligatoria.
La obligación jurídica consiste en esta situación a escala mayor: A) tiene que ser el soberano,
habitualmente obedecido, y las órdenes tienen que ser generales, prescribiendo cursos de conducta y no
acciones aisladas.
Hay una diferencia entre “alguien se vio obligado a hacer algo” y “tenía la obligación de hacerlo”, pues en el
primer caso, se entiende que esa persona se vio obligada a hacer algo porque creyó que si no lo hacía
sufriría algún daño u otras consecuencias desagradables, es decir, hace que algo que en otras
circunstancias hubiera preferido hacer resulte una acción menos preferible. Este es un enunciado
psicológico que se refiere a las creencias y motivos que acompañaron a una acción.
El segundo enunciado es muy diferente, pues los hechos acerca del primer enunciado, sus creencias y
motivos no son suficientes para sustentar el enunciado de que tenía la obligación de hacerlo. El segundo
enunciado sigue siendo verdadero, aunque esa persona creyera que nunca sería descubierto y que nada
tenía que temer a causa de la desobediencia.
Se dice y se piensa que una regla impone obligaciones cuando la exigencia general en favor de la
conformidad es insistente y la presión social ejercida sobre quienes se desvían o amenazan con hacerlo es
grande. Pueden ser de origen consuetudinario (asumir la forma de una reacción crítica u hostil
generalmente difundida que no llega a las sanciones físicas, también puede limitarse a manifestaciones
verbales de desaprobación o a invocaciones al respeto de los individuos hacia a regla violada, además
puede depender de sentimientos tales como vergüenza, remordimiento y culpa) o jurídicas.
1) Las reglas por sí mismas no forman un sistema: Les falta certeza, serán simplemente un conjunto de
pautas o criterios de conducta separados. Por ello, si surgen dudas sobre cuáles son las reglas o
sobre el alcance preciso, no habrá procedimiento alguno para solucionar esas dudas.
2) Las reglas primarias poseen un carácter estático: El único modo de cambio sería el lento proceso
de crecimiento y, en el caso inverso, el proceso de declinación, cuando las desviaciones, tratadas
al principio con severidad,
son luego toleradas y más tarde pasan inadvertidas. En tal sociedad no habrá manera de adaptar
deliberadamente las reglas a las circunstancias cambiantes, eliminando las antiguas o
introduciendo las nuevas. En un caso extremo, las obligaciones que las reglas imponen en los
casos particulares no podrían ser variadas o modificadas por la elección deliberada de ningún
individuo.
3) Naturalmente existe una ineficiente o difusa presión social para hacer cumplir las reglas y siempre
habrá discusiones acerca de si una regla ha sido violada o no, si no existe un órgano oficial que
establezca el hecho de la violación. Es así que, los castigos por la violación de las reglas no son
administrados por un órgano especial y su aplicación está librada a los individuos afectados o al
grupo en su conjunto.
El remedio para cada uno de estos tres defectos consiste en complementar las reglas primarias de
obligación con reglas secundarias que son de un tipo diferente. La introducción del remedio para cada
defecto podría, en sí, ser considerado un paso desde el mundo prejurídico al mundo jurídico, pues cada
remedio trae consigo muchos elementos que caracterizan al derecho y por cierto que los tres remedios en
conjunto son suficientes para convertir el régimen de reglas primarias en un sistema jurídico.
Remedios:
1) Para la falta de certeza de las reglas: La introducción de una “regla de reconocimiento”, la que
especificará cuando la regla sugerida se hace indiscutible, es decir, cuando sea aplicada por los
funcionarios y unánimemente aceptada por la comunidad toda, al punto de convertirse en una
práctica social. Puede asumir variedad de formas, simples y complejas (en un documento escrito,
en algún monumento público con una lista o texto de reglas).
En un sistema jurídico desarrollado las reglas de reconocimiento son más complejas: en lugar de identificar
las reglas por referencia a un texto o lista, ellas lo hacen por referencia a alguna característica general
poseída por reglas primarias. Esta puede ser el hecho de haber sido sancionadas por un cuerpo
específico, o su larga vigencia consuetudinaria, o su relación con las decisiones judiciales.
2) Para el carácter estático de las reglas: Introducción de “reglas de cambio” que facultan a introducir
nuevas reglas primarias y quitar o derogar reglas anteriores. Estas reglas pueden ser muy simples o
muy complejas; las potestades conferidas pueden ser ilimitadas o limitadas de diversas maneras; y
las reglas, además de especificar las personas que han de legislar, pueden definir en forma más o
menos rígida el procedimiento a ser seguido en la legislación.
3) Para la ineficaz o difusa presión social: Introducción de “reglas de adjudicación”, que designan
quien puede juzgar si una regla primaria ha sido violada, qué sanción corresponde aplicar y bajo
qué procedimiento es juzgada tal violación a la norma. Estas no imponen deberes, sino que
confieren potestades jurisdiccionales y acuerdan un status especial a las declaraciones judiciales
relativas a la transgresión de obligaciones. Se la considera también una regla de reconocimiento
que identifica a las reglas primarias a través de las decisiones de los tribunales.
El análisis de cada uno de estos elementos nos permitirá considerar que el derecho puede ser
caracterizado como la unión de reglas primarias de obligación con reglas secundarias. Las reglas primarias
se ocupan de las acciones que los individuos deben o no hacer. Las reglas secundarias se ocupan de las
reglas primarias. Especifican la manera en que pueden ser verificadas en forma concluyente, introducidas,
eliminadas, modificadas, y su violación determinada de manera fehaciente e incontrovertible.
Regla de reconocimiento:
• Es una regla social, desarrollada, practicada y aceptada como debida, principalmente por los
órganos aplicadores del Derecho, y no un mero hábito (de acuerdo a la diferencia ya explicada
entre regla y hábito).
• Es una regla última, en el sentido de que su existencia no depende de los criterios de validez
establecidos por ninguna otra regla, otorgándole unidad al sistema.
• No es jurídicamente válida ni inválida: es ella misma el fundamento de validez de las demás
normas jurídicas. “es una regla que … proporciona criterios para la determinación de la validez de
otras reglas, pero que … no está subordinada a criterios de validez jurídica establecidos por otras
reglas”.
• Es un hecho social, una regla positiva, efectivamente practicada e internamente aceptada por toda
la comunidad como obligatoria, es “una práctica compleja, pero normalmente concordantes de los
tribunales, funcionarios y particulares, al identificar el Derecho por referencia a ciertos criterios”.
• Es el fundamento de todo orden jurídico, naturalmente complejo como lo son hoy todos los
sistemas jurídicos contemporáneos.
Ronald Dworkin:
Según Dworkin, los conceptos jurídicos fundamentales, incluyendo la idea misma de Derecho, son
conceptos interpretativos en tanto no pueden explicarse utilizando las formas convencionales de análisis
conceptual o lingüístico, sino que ese análisis debe incluir un ejercicio de teoría moral y política normativa.
La teoría de Dworkin aborda el fenómeno jurídico desde la perspectiva del caso concreto y en su análisis
distingue tres tipos de cuestiones, que provocan lo que llama desacuerdos en el Derecho. Ellos son:
• Cuestiones sobre los hechos: se plantean cuando existen dudas que impiden determinar la
solución del caso, pero se conoce que tipo de evidencia -si estuviere disponible-resolvería la
duda. Se trata de un problema de pruebas.
• Cuestiones acerca del Derecho: las dudas versan sobre cuál es el Derecho aplicable y qué es lo
que el mismo establece.
• Cuestiones sobre moralidad e ideología política: se trata de determinar lo acertado o desacertado,
desde el punto de vista moral o de la conveniencia política, de la decisión exigida por el Derecho y
si los Jueces deben adoptarla o no.
El punto de vista interno:
• “El Imperio de la Justicia” inicia con la siguiente afirmación: “lo que importa es cómo los Jueces
deciden los casos”. La frase explica por sí sola la pertinencia de elaborar una teoría del derecho
desde la perspectiva del caso concreto.
• No le interesa todo lo que rodea al Juez al momento de tomar la decisión, (convicciones personales,
situación familiar, condición social, etc.) sino sólo los aspectos directamente relacionados con las
exigencias normativas para llegar a la solución que requiere el sistema jurídico, social y político.
• SE OCUPA SOLAMENTE DE LAS CUESTIONES EN QUE SE DUDA ACERCA DE CUAL ES EL
DERECHO APLICABLE Y QUE ES LO QUE EL MISMO ESTABLECE.
• Su centro de interés se sitúa en lo que se considera como “el contexto de justificación” de las
decisiones jurisdiccionales, dejando de lado todo el contexto de descubrimiento. Esta actitud exige
la adopción de un punto de vista interno al sistema jurídico, el de un participante en la práctica
social del derecho. Concretamente, la visión y acción de los Jueces.
a) En la legislación: La ley debe ser coherente con los principios subyacentes a la moralidad
política de la comunidad, y
b) En la adjudicación: Se debe exigir que los jueces determinen el Derecho en cada caso particular,
percibiéndolo como un todo coherente. Identificar el Derecho es ofrecer en cada caso, por muy
controvertido y difícil que sea, la mejor versión de la práctica jurídica de esa comunidad.
La importancia de Dworkin
Su éxito se debe sobre todo a la utilización de un método de análisis del derecho que permite no
sólo describirlo sino también proponer un enfoque consistente de los problemas y apuntar
soluciones sustentadas en un conjunto de principios coherentes.
Dos preguntas
1. ¿Cómo determina el pasado al presente?
Las doctrinas positivistas ofrecen una respuesta precisa a esta cuestión. Las decisiones del pasado,
constituyen los criterios mediante los cuales se deben fundamentar las decisiones del presente. Cuando
existen leyes que tratan de los problemas que se plantean ante los jueces, éstos deben decidir conforme a
los criterios preestablecidos. En el caso de que no exista una ley aplicable o un precedente, o una decisión
del pasado, entonces el positivismo se divide. Kelsen afirmaría que el derecho siempre ofrece respuesta
porque el juez debe rechazar la demanda cuando no encuentra en el derecho una norma aplicable. La
norma general excluyente tiene la función de cerrar el sistema. Ésta sería la posición más fuerte del
positivismo, ya que mantiene que las decisiones del pasado determinan el presente. Los jueces y demás
órganos decisorios están sujetos a las normas jurídicas y a las decisiones explícitas del pasado. Cuando
no hay decisión explícita entonces no existe discreción judicial. El juez también aplica el derecho cuando
rechaza la demanda.
Según Hart, la completitud del derecho no es una propiedad necesaria del mismo. El juez se puede
encontrar con lagunas y en este caso puede decidir conforme a su discreción. En principio los jueces están
determinados por las decisiones del pasado siempre y cuando estas decisiones se hayan producido. Si no
hay decisión previa entonces el juez no se ve limitado y decide discrecionalmente.
Dworkin llama convencionalismo a esta posición. El derecho se encuentra en las convenciones del
pasado. El pasado determina el presente. El valor subyacente está claro. La fidelidad a la ley supone la
garantía de la seguridad jurídica. El convencionalismo estricto responde que el pasado siempre determina
el presente, mientras que el convencionalismo moderado responde afirmativamente a la cuestión aunque
reconoce la discrecionalidad judicial para el caso en el que no exista convención.
Frente al convencionalismo nos encontramos con el pragmatismo. Una variante del pragmatismo es la
doctrina realista. A la cuestión «cómo determina el pasado el presente» el realismo contesta con
afirmaciones contundentes. Los jueces no deben quedar limitados por las decisiones del pasado sino que
tienen que administrar justicia. Los pragmáticos contestan que el pasado no determina el presente. Los
jueces deben guiarse por el criterio de justicia y muy especialmente por el criterio del bienestar general.
Las leyes no son nada más que juguetes vistosos que los jueces utilizan a su antojo. Lo primordial es la
solución justa; lo secundario es cómo se justifica conforme a las decisiones del pasado. Las posiciones
realistas y pragmáticas parten del presupuesto de que el juez tiene conciencia de la rectitud y trata de
encontrar lo que es justo para la solución del caso. Una vez encontrada la solución, acude a las normas
como criterio de justificación. La intuición y el resultado justo son los criterios decisivos que orientan su
actividad.
Los jueces ¿crean o aplican normas? Los convencionalistas contestan que el juez no crea derecho, que el
asunto del derecho es de convenciones producidas en el pasado. Los pragmáticos contestan a la cuestión
sugiriendo que la respuesta es negativa. El pasado no determina el presente. Las convenciones del
pasado tienen menos relevancia que la conciencia de la rectitud, que la idea de la justicia del caso.
Reflexiones críticas
Las dos mejores aportaciones de Dworkin a la filosofía jurídica son: la concepción del derecho como
interpretación y el enfoque que proporciona el valor de la integridad. Sin duda, el derecho como concepto
interpretativo es el arma más poderosa contra el positivismo y constituye el primer peldaño de su
construcción. El segundo es el enfoque del derecho desde la perspectiva del concepto de integridad. Este
enfoque ha producido numerosas tesis originales que se oponen a la visión utilitarista. El tercero, y en eso
ha seguido a Hart, vincula el estudio del derecho al pensamiento filosófico.
El enfoque de la integridad puede tener un valor absoluto o relativo. En ciertos pasajes, Dworkin sugiere
que el valor de integridad es uno más entre otros, mientras que a veces parece que es ciertamente el valor
supremo. La racionalidad y la coherencia del sistema de principios sería más importante que la justicia o la
equidad. Eso significa que la integridad tiene fuerza para restringir las exigencias de la equidad o de la
justicia. En su teoría no queda suficientemente claro el papel que juega la integridad y cuándo triunfa. La
idea de integridad es muy ambigua, porque no sabemos si la justicia está subordinada a ella o no. Parece
ser que el intérprete tiene discreción para justificar su decisión en base a este principio o cualquier otro
importante.
En líneas generales se puede afirmar que las intenciones del positivismo y de Dworkin son muy distintas.
El positivismo jurídico pretende describir el derecho como un producto acabado compuesto por una
variedad de elementos. No está -en principio- interesado en el uso y en la justificación de las decisiones,
sino en la identificación de los elementos y los materiales de construcción del argumento jurídico. Por esto,
y desde su paradigma, el positivista estará muy interesado en distinguir entre el derecho y la moral. Se
preocupa por diseñar criterios de delimitación de lo jurídico. Estudia el derecho como un producto acabado
preparado para usarse en la resolución de conflictos. Pero el positivismo tiene que dar el salto -y en eso no
es coherente- del mundo de la descripción al mundo de la justificación.
La preocupación fundamental de Dworkin no es la descripción sino la justificación. Pretende construir una
teoría que sirva para ser usada por jueces y tribunales. Dworkin no estudia el derecho desde fuera,
intentándolo describir como algo estático, sino que ve el derecho desde la perspectiva interna del juez.
La polémica con el positivismo está desenfocada porque sus objetivos son muy distintos. Pero ese
desenfoque ha sido especialmente útil para poner de manifiesto que el derecho debía ser observado
desde la perspectiva del usuario y del que toma decisiones con fuerza vinculante. Y, desde el punto de
vista positivista, es muy difícil mantener las tesis de la independencia entre la moral y el derecho, la
descripción y la prescripción y, al mismo tiempo, ofrecer una teoría útil para el operador jurídico.
Iusnaturalismo moderno:
Ronald Dworkin construyó su propuesta filosófica a partir de las críticas que formuló al positivismo jurídico,
y a la teoría de Hart. En "El modelo de reglas", sostuvo que un sistema jurídico no puede ser entendido
adecuadamente si se lo ve sólo como un conjunto de reglas. Esa es la posición que Dworkin considera
que Hart defiende en El concepto de derecho.
La sanción jurídica
Según von Wright la noción de sanción que caracteriza a todas las prescripciones como una amenaza de
castigo por desobediencia de la norma, que descansa en cierta situación de fuerza en la que se encuentra
quien la emite en relación a quien debe obedecer, y que la hace eficaz en cuanto el sujeto normativo es
movido a actuar de acuerdo al contenido de la norma por miedo a su efectivo cumplimiento.
Según Kelsen la sanción jurídica se caracteriza por las siguientes particularidades:
a) es un tipo perteneciente al género de los actos coactivos, entendiéndose por tales aquellos "... que
han de cumplirse aun contra la voluntad del afectado por ellos, y en caso de oposición, recurriendo
a la fuerza física";
b) consiste en “irrogar coactivamente un mal o, expresado negativamente, en la privación coactiva de
un bien”;
c) tanto las sanciones penales (pena) como las civiles (ejecución forzada de bienes) son ordenadas
por el órgano estatal de aplicación del derecho (sea un tribunal, sea un organismo administrativo),
siendo su aplicación siempre competencia de organismos administrativos del Estado.
El sistema jurídico
Si se considera que todas las normas tienen que imputar una sanción coactiva a una conducta, todas
aquellas normas que no poseen esa estructura y contenido no podrían ser consideradas normas jurídicas.
Como, por ejemplo, aquéllas que determinan quien está en condiciones de ejercer el cargo de juez, o
cuáles son los requisitos para que exista una permuta. Kelsen afirma que en esos casos nos encontramos
ante fragmentos de normas. Las normas que imputan sanciones son normas incompletas, pues entre sus
condiciones de aplicación deben incorporarse todas aquellas disposiciones (o fragmentos de normas) que
no poseen esa característica.
Alchourron y Bulygin recorren un camino inverso, a partir de la noción de sistema deductivo llegan a
caracterizar al sistema jurídico y desde allí determinan que las normas que pertenecen al mismo son
normas jurídicas, independientemente del hecho de que contengan o no la asignación de una sanción
jurídica como solución para determinado caso.
Un sistema deductivo es un conjunto de enunciados que contiene todas sus consecuencias lógicas. Un
tipo de sistemas deductivos son los sistemas axiomáticos, aquellos formados por el conjunto de las
consecuencias deductivas derivadas de un conjunto finito de enunciados. Se puede construir un sistema
axiomático tomando como punto de partida un conjunto finito de enunciados de cualquier tipo e infiriendo
todas las consecuencias lógicas de los mismos. Como la tarea que realizan con mayor frecuencia los
juristas es la sistematización de normas jurídicas, Alchourron y Bulygin consideran que se puede sacar
provecho de esta concepción de sistema en el campo del derecho.
Se puede definir un "sistema normativo" como aquel sistema de enunciados que contenga consecuencias
normativas, es decir que entre sus consecuencias figure algún enunciado que correlacione un caso con
una solución normativa. De la misma manera, y tomando como característica definitoria del derecho a la
sanción jurídica, se puede definir la noción de "sistema jurídico" "... como el sistema normativo que
contiene enunciados prescriptivos de sanciones, es decir, entre cuyas consecuencias hay normas o
soluciones cuyo contenido es un acto coactivo. Luego cabe definir la norma jurídica como toda norma que
forma parte de un sistema jurídico".
La gran variedad de enunciados jurídicos que componen un sistema jurídico:
a) los enunciados que prescriben sanciones jurídicas (normas jurídicas propiamente dichas);
b) los enunciados que prohíben, permiten u ordenan conductas pero no establecen sanciones
(normas);
c) los enunciados no normativos pero que influyen en los efectos normativos de otros enunciados,
como por ejemplo las definiciones o postulados de significación y las normas derogatorias;
d) enunciados no normativos que carecen de influencia normativa indirecta alguna.
Podríamos... estipular que un sistema normativo que tomado aisladamente no sería jurídico por carecer de
sanciones , puede, no obstante, ser denominado jurídico si es un subsistema de un sistema jurídico". Los
autores definen el “orden jurídico” como un secuencia temporal de sistemas jurídicos.
Normas y principios
Dworkin distingue conceptualmente los principios (en sentido amplio) de las reglas por dos razones:
(1) porque las reglas se aplican "a todo o nada", mientras que los principios poseen un conjunto de
excepciones que no pueden ser listadas (diferencia lógica); y
(2) porque los principios tienen una dimensión de la que carecen las reglas, el "peso o importancia "
(diferencia funcional).
Un principio dice, por ejemplo, “no está permitido obtener beneficios de su propio fraude, o tomar alguna
ventaja de su propia falta, o fundar ninguna pretensión sobre su propia inequidad, o adquirir la propiedad
basándose en su propio crimen”. Mientras que las reglas se pueden ejemplificar con los enunciados “la
velocidad máxima permitida en la autopista es de 60 millas por hora”.
UNIDAD 2
GUASTINI.
2) Noción formal de fuente (concepto dogmático): Pretende identificar ciertos actos como fuentes del
derecho independientemente de su contenido o resultado. Para determinar cuáles son las fuentes de
un determinado ordenamiento, exige que se tenga en cuenta el contenido positivo del ordenamiento
en cuestión. Denota todo acto autorizado a producir normas. Para saber si algo es fuente de derecho,
es suficiente comprobar que en el ordenamiento de que se trate haya una norma que autorice al acto
o al hecho en cuestión a crear derecho.
CONCLUSIÓN: Dos actos dotados del mismo nomen iuris, adoptados por un mismo órgano, fruto de un
mismo procedimiento y provisto del mismo régimen jurídico, uno sea fuente del derecho y el otro no.
Criterio de eficacia.
Son fuentes de derecho todos los actos y hechos a los que una norma jurídica atribuya una eficacia “erga
omnes”.
- La ley es una fuente del derecho porque obliga a todos los destinatarios;
- Un contrato no puede ser fuente del derecho porque vincula únicamente a las partes.
5. Normas Constitutivas
Serían los fragmentos de normas.
Dos sentidos:
a) Algunos llaman “normas constitutivas” a todas las normas que no prescriben hacer u omitir algo,
sino que realizan directamente el efecto pretendido. Ej. paradigmático: las normas derogatorias,
que, evidentemente, no prescriben que tenga lugar una derogación, sino que producen
inmediatamente la derogación de las normas a las que se refieren.
Las normas constitutivas, así entendidas, se diferencian radicalmente de las reglas de conducta,
entre otras cosas, por el hecho de que, no siendo prescripciones, no toleran formulaciones
deónticas, están privadas de destinatarios y, como tales, no requieren obediencia ni admiten
violación.
b) Otros llaman 'constitutivas' a todas las normas que establecen condiciones (según los casos:
necesarias, suficientes o necesarias y suficientes) de algo.
6. Enunciados y significados
‘Norma’ usado para referir a dos objetos distintos:
1) Enunciado legislativo perteneciente a un documento normativo, a una fuente del derecho.
2) Contenido de significado de un enunciado legislativo, tal como resulta de su interpretación.
DISPOSICIÓN: Todo enunciado perteneciente a una fuente del derecho. Norma sería su contenido
significativo. La disposición constituye el objeto de la actividad interpretativa, la norma es su resultado.
La 1ª disposición del Código civil explica cuáles son las fuentes del Derecho, aunque hay confusión porque
designan aspectos estrechamente vinculados con el proceso de producción y cambio del mismo.
El Derecho no es natural, es un artificio, producto que tiene su origen en la voluntad de los hombres, por
tanto, sólo estos son la “fuente”. Es decir, es un producto social que se origina dentro de la sociedad, en
sus componentes.
Como es impreciso, hay los siguientes focos de significado:
1) Fuente como origen o causa última del Derecho: para el iusnaturalismo teológico el Derecho deriva
directa o indirectamente de Dios; para el iusnaturalismo racionalista, de un orden inmutable y
racionalmente accesible; para el historicismo, de un misterioso espíritu del pueblo, etc. (Se distingue
fácilmente de los otros).
2) Fuente como grupo social del que procede el Derecho: la comunidad internacional es la fuente del
Derecho Internacional Público; la Iglesia del Derecho Canónico; los trabajadores y empresarios del
Derecho laboral convencional. (convenios colectivos).
3) Fuente como órgano jurídico al que se atribuye competencia para la creación de normas: el Parlamento
es fuente de la ley, la Administración lo es del Reglamento, los jueces lo son de la jurisprudencia, etc. (Uso
específicamente jurídico de “fuente”).
4) Fuente como conjunto de hechos o actos humanos establecidos para la creación de disposiciones: la
legislación o proceso de elaborar leyes, la potestad reglamentaria, la jurisprudencia, la costumbre, etc.
5) Fuente como producto que resulta de ejecutar tales actos y que da lugar a disposiciones o documentos
normativos: ley, sentencia, reglamento.
6) Fuente como norma sobre la producción jurídica: La fuente es la norma que regula la creación de otra,
estableciendo el órgano competente, el procedimiento, etc. (Kelsen). La Constitución es fuente de la ley, o
la ley de la sentencia.
7) Fuente entendida como fuente de conocimiento: Documentos oficiales (BOE) o recopilaciones públicas
o privadas que permiten conocer el Derecho. También se pueden entender como “fuentes de inspiración”,
de las que los órganos legislativos obtienen los criterios normativos; como que las costumbres sociales
son fuente de conocimiento porque de ellas el legislador o el juez obtiene las pautas que incorporará a la
ley o a la sentencia.
Lo más correcto es entender por fuente del Derecho el conjunto de actos o procedimientos susceptibles de
producir un documento normativo y, por extensión, dicho documento; también sería fuente la costumbre,
que es un hecho y da lugar a normas (no a leyes). En cambio, las normas, entendidas como el resultado
de interpretar los enunciados que componen el documento, no son fuentes porque son más bien su
resultado último, aunque a veces los juristas digan que la norma es fuente de una obligación.
2. CONCEPTO DE FUENTES DEL DERECHO
Las fuentes son actos jurídicos, aunque los actos jurídicos también son multas, contratos, testamentos,
sentencias, etc. Por ello, las fuentes son actos pero no todos los actos son fuentes.
¿Qué tipo de acto es el acto-fuente?, ¿Cómo tiene que ser un acto para ser fuente? La fuente del Derecho
es todo hecho o acto al que el ordenamiento, a través de las normas sobre producción jurídica, reconoce
capacidad para crear Derecho (aunque carezca de una enumeración formal de fuentes). Aun así, para
conocer que es una fuente hay que incorporar criterios adicionales:
1) Fuente como acto generador de normas generales y abstractas: los actos-fuente dan lugar a normas
generales y abstractas, no sería fuente una ley singular contradiciendo al Código civil que establece que
toda ley, cualquiera que sea su contenido o estructura, parece ser fuente del Derecho.
2) Fuente como origen de vinculatoriedad judicial: son fuente los actos que producen normas que han de
ser tomadas en consideración por los jueces para resolver los litigios y que no pueden ellas mismas ser
objeto de revisión judicial. Este enfoque es impracticable, salvo en la Constitución, todas las normas
pueden ser enjuiciadas.
3) Fuente como acto productor de normas que innovan o crean el ordenamiento, no simplemente lo
ejecutan o aplican.
-Un acto jurídico ejecutivo es el que representa el puntual cumplimiento de una norma, como convocar
elecciones al final del mandato de una legislatura.
- Un acto jurídico aplicativo crea preceptos singulares a partir de una norma general, como una sentencia
que declara que alguien ha de cumplir una pena determinada por probar que ha cometido una conducta
tipificada en la ley como delito.
Así que algunos actos producen normas que “crean” nuevas obligaciones → “actos libres”, adoptados por
quien tiene el poder para hacerlo. Otros actos, “declaran” que tenemos cierta obligación porque nos
hallamos en la situación descrita por una norma previa→ “actos vinculados” en los que el órgano
pertinente no crea nada nuevo, sólo aplica normas ya existentes.
Distinguir entre la creación de normas y su aplicación, es relativa puesto que toda norma tiene algo de
aplicación en la medida en que su producción y a veces su contenido viene predeterminados por otra
norma del sistema; a su vez, toda norma tiene también algo de libre creación en los procesos de
aplicación. Según este criterio, la Constitución sería originaria, es decir, la norma cuya producción no es
regulada por ninguna otra precedente y cuya validez reside en su eficacia.
4) Fuente como acto generador de normas dotadas de eficacia general o erga omnes: la norma,
independientemente de su contenido, es oponible frente a todos es una fuente; en cambio, si sólo es
eficaz entre las partes, como ocurre con los contratos o sentencias, es simplemente un acto jurídico. Este
criterio es el que más se aproxima al uso común del término.
El concepto fuente sirve para ordenar y sistematizar los procedimientos y las disposiciones que se
conocen para producir normas jurídicas. Fuente es todo acto productor de disposiciones susceptibles de
contener normas jurídicas; también es costumbre que, sin embargo, no produce disposiciones pero sí
normas.
3. CLASIFIACION DE LAS FUENTES DE DERECHO
a)Fuentes-acto y fuentes de hecho. Se llaman fuentes-acto aquellas que suponen una creación o
modificación deliberada de Derecho, como la ley, el reglamento, etc. Generalmente, el acto de producción
de Derecho no es un acto singular realizado por un solo sujeto, sino el resultado de una pluralidad de
actos en los que intervienen asimismo varios sujetos y órganos; por ejemplo, el procedimiento legislativo.
Las fuentes-acto son reguladas por el propio sistema, es decir, existe otra norma (sobre la producción
jurídica) que atribuye a ciertos actos o conjunto de actos el efecto de producir normas.
Fuentes extra ominem -> hechos que producen Derecho al margen de cualquier procedimiento regulado
por el sistema; así, una revolución o un golpe de Estado que instaura una nueva constitución.
b) Fuentes escritas y no escritas. En el Derecho moderno existe un absoluto predominio de las fuentes
escritas, que se agrupan bajo un concepto amplio de ley. Fuente no escrita es la costumbre, pero también
los principios generales del Derecho entendidos en sentido estricto, es decir, entendidos como normas
implícitas. Bien es verdad que, así entendidos, los principios no son propiamente fuentes sino normas que
se obtienen de disposiciones.
c) Fuentes legales o reconocidas y fuentes extra ordinem. Se denominan fuentes legales o reconocidas
todas aquellas que aparecen reguladas por el propio sistema jurídico, que por lo general establece el
órgano competente para dictar la disposición, el procedimiento que corresponde observar y, en mayor o
menor medida también, el contenido que puede o debe tener la norma. Fuentes extra ordinem son
aquellas que no fundan su validez en el propio sistema, sino más bien en su eficacia.
d) Clasificación atendiendo a su fuerza jurídica: se trata de la calificación más importante ya que la validez
de las normas depende de su adecuación a lo establecido en otras de grado superior, y el grado de cada
norma viene dado precisamente por la jerarquía que se atribuye a su fuente de producción.
Ley es el resultado de todo acto deliberado de producción normativa que cristaliza en una disposición. En
consecuencia dentro de la <<ley>> el Código civil establece tres grande categorías : Constitución, que
ostenta la jerarquía suprema en el sistema de fuentes; normas con fuerza de ley y normas inferiores a la
ley, llamados reglamentos.
Validez
La expresión es ambigua. A veces es utilizada como sinónimo de existencia y en otras, como sinónimo de
corrección o legitimidad.
Validez como sinónimo de existencia: Los juicios de validez de las normas se formulan con independencia
del contenido de ellas. Atendemos al sujeto que la dictó y al procedimiento seguido para hacerlo. Son el
resultado de una relación de jerarquía conceptual entre lo constitutivo y lo constituido.
Validez como legitimidad o corrección: El juicio de validez ya no es independiente del contenido, sino que
depende del contenido de la ley en cuestión. EJEMPLO: Una ley es inconstitucional, existe, pero es
ilegítima.
Son el resultado de una relación de jerarquía normativa.
Modos de producir normas jurídicas versus formas de exteriorización de las normas jurídicas
Esta tensión radica en que, si “fuente” designa origen, no tiene sentido llamar así a lo originado, aunque
esto es un hecho.
Isidoro Martín: Denomina fuentes del Derecho a los organismos o fuerzas sociales engendradoras de las
normas jurídicas y al fruto de su actividad. Las normas son modos de expresión del mismo.
Para Aguiló, esta tensión no es tal y la ambigüedad de fuentes a propósito de los significados no es más
que un caso concreto de una ambigüedad general del lenguaje jurídico (ambigüedad
antecedente/consecuente).
Métodos de producción versus normas que regulan la producción de normas
- Kelsen: Fuente de derecho es una expresión metafórica, con más de un significado (muy distintos a su
ver) y propone olvidar dicha expresión:
a) Métodos de producción de derecho,
b) Toda norma superior (fundamento de validez jurídico-positivo de una norma jurídica), que regula la
producción de una norma inferior.
Para Aguiló, a diferencia de Kelsen, estas expresiones no son tan distantes y no podemos entender unas
sin otras.
MÉTODOS DE PRODUCCIÓN: Hechos y actos a los que el orden jurídico atribuye la virtualidad de
crear normas jurídicas generales.
NORMAS QUE REGULAN LA PRODUCCIÓN DE OTRAS NORMAS: Normas que regulan hechos y
actos productores de normas.
- Hechos jurídicos naturales: Todos aquellos que generan consecuencias jurídicas y que ocurren sin
intervención humana. Desde un terremoto hasta la muerte de una persona.
- Hechos jurídicos humanos: Los que requieren un agente, alguien que actúe.
a) Hechos jurídicos en sentido estricto: Aquel en que la consecuencia jurídica se genera con
independencia de la voluntad del sujeto que actúa de provocarla. EJEMPLO: El hallazgo de un tesoro.
Todos los delitos, tanto los dolosos como los culposos, son hechos jurídicos en sentido estricto, ya
que las consecuencias jurídicas del delito desencadenan con independencia de la intención de
provocarlas del sujeto que ha actuado.
b)Actos jurídicos: Supuestos de hecho en los que para la generación de la consecuencia jurídica es
relevante la voluntad del actor para provocarla. EJEMPLO: El testamento. Los actos jurídicos
presuponen una regla que confiere poderes, es decir, que indica si cierto sujeto realiza ciertas
acciones, entonces consigue producir cierto resultado institucional.
Para Aguiló, la anterior clasificación trabaja los resultados institucionales que se identifican o se
mencionan generalmente recurriendo a un nomen iuris (nombre), no son supuestos de hecho.
Los hechos y actos jurídicos no son supuestos de hecho, sino un nomen iuris que les sirve para conectar
un antecedente con un consecuente.
- El nomen iuris, es decir, la palabra en cuestión se usa tanto en contextos jurídicos como no
jurídicos. EJEMPLO: Matrimonio.
- El nomen iuris puede coincidir con las palabras utilizadas para describir el supuesto de hecho.
EJEMPLO: La muerte de una persona es un hecho jurídico cuyo supuesto de hecho es la
muerte de una persona.
Los nomen iuris también padecen de ambigüedad, por lo que estos resultados institucionales, para Aguiló,
coinciden con las “instituciones” y cuando tratan de explicarlas lo que hacen no es otra cosa que explicitar
los supuestos de hecho que las constituyen y las consecuencias jurídicas que generan.
Lo que antes era resultado institucional (por ejemplo, la mayoría de edad), pasa a ser un elemento del
antecedente de otro resultado institucional (el matrimonio).
Discreción
Cuando alguien está en general, encargado de tomar decisiones sujetas a las normas establecidas
por una autoridad determinada.
La discreción, no existe, a no ser como el área que deja abierta un círculo de restricciones que la
rodea. Es un concepto relativo y se ve afectado por las características del contexto.
- En sentido débil: a) Las normas que debe aplicar un funcionario no se pueden aplicar
mecánicamente, sino que exigen discernimiento. Se usa cuando el contexto aún no lo aclara. B) A
veces se usa para decir que algún funcionario tiene la autoridad final para tomar una decisión que no
puede ser revisada ni anulada por otro funcionario.
- En sentido fuerte: Hablamos de esta cuando, en lo que respecta a algún problema, simplemente no
está vinculado por estándares impuestos por la autoridad en cuestión. Lo usamos para aludir a su
alcance y a las decisiones que pretenden controlar.
Discreción judicial (positivismo): Su decisión no está controlada por una norma prevista por la
autoridad particular en que pensamos al plantear la cuestión de la discreción. Un juez no tiene
discreción cuando se cuenta con una norma clara y establecida (tautología). Discreción en un primer
sentido débil y a veces en sentido fuerte, que tiene que ver con el tratamiento de los principios.
Nominalismo: Sostienen que los jueces siempre tienen discreción, porque los jueces son los que
tienen la última palabra. Usan el segundo sentido débil del término, se centran en el hecho de que
ninguna autoridad superior revisa las decisiones del tribunal supremo.
¿Cuándo se le permite a un juez que cambie una norma jurídica?
Cualquier principio no sirve para justificar el cambio, sino que, algunos cuentan más que otros.
También se deben de tener en cuenta algunos estándares, que incluyen la doctrina de la “supremacía
legislativa” (un conjunto de principios que exigen debido respeto a los actos de legislación), y la
doctrina del precedente (conjunto de principios que reflejan el valor y la eficiencia de la coherencia).
Norma determinada es obligatoria: La norma cuenta con el apoyo afirmativo de principios que el
tribunal no es libre de ignorar, y que colectivamente tienen más peso que otros principios.
UNIDAD 3
LENGUAJE – GUIBOURG, GHIGLIANI Y GUARINONI
- Un emisor,
- Un receptor,
- Lenguaje formal: Surge con la necesidad de una mayor precisión y cuando el lenguaje técnico
no es suficiente. El lenguaje formal es aquel en el que se eliminan los términos del lenguaje
ordinario y se emplean símbolos arbitrarios para dirigir la atención exclusivamente sobre las
relaciones entre dichos símbolos, expresadas en fórmulas. EJEMPLO: Álgebra.
Semiótica
Los conocimientos genéricos sobre el lenguaje se inscriben en lo que suele llamarse: semiótica, que es la
disciplina que estudia los elementos representativos en el proceso de comunicación.
Lingüística
La lingüística es una parte de la semiótica. Está constituida por todas las manifestaciones del lenguaje
humano. Esta proporcionó a la semiótica su metodología y parte de sus teorías.
Lengua y habla: Sincronía y diacronía
a) La lengua: Es el sistema de signos y de reglas para su uso, que sirve a una comunidad
lingüística. Es un producto social de la facultad del lenguaje y un conjunto de convenciones
necesarias, adoptadas por el cuerpo social para permitir el ejercicio de dicha facultad por los
individuos. La lengua es sistemática, y forma parte de las pautas sociales, como código.
El examen de una lengua admite dos enfoques:
1) El sincrónico: El que observa la lengua desde el punto de vista estático. Consiste en hacer
un corte temporal y determinar las pautas en que ese momento componen la lengua
aceptada por la comunidad lingüística.
2) El diacrónico (o dinámico): Es el de la evolución de la lengua a través del tiempo. Trata el
modo en el que se modifican los significados de las palabras, pues aparecen nuevos
vocablos y otros se toman arcaicos, la construcción gramatical va cambiando sus reglas. El
enfoque diacrónico permite destacar la relación que vincula a la lengua con el habla.
b) El habla: Es el acto individual a través del cual la lengua se manifiesta.
Niveles del lenguaje
- Sintaxis,
- Semiótica,
- Pragmática.
SINTAXIS: Estudia los signos mismos con independencia de su significado (la construcción de la frase
dentro de las reglas del idioma).
Esta palabra se usa en un sentido amplio: La gramática de un lenguaje pertenece todo ella al campo
sintáctico, ya que determina la forma de combinar los signos en secuencias pertenecientes al lenguaje de
que se trate.
Un lenguaje está constituido por tres partes de elementos:
- Un conjunto de signos primitivos: Los signos primitivos son las entidades significativas de un
lenguaje dado que no requieren ser definidas explícitamente mediante otros signos del mismo
lenguaje. Estas son las palabras destinadas a enlazarse entre sí para formar las secuencias
portadoras de mensajes.
- Un grupo de reglas de formación: Las palabras de un idioma han de combinarse según ciertas
reglas que determinan qué ha de considerarse como expresión bien formada de ese lenguaje. Los
enunciados malformados desde el punto de vista de la sintaxis carecen de significado.
- Un grupo de reglas de derivación: Son reglas que permiten transformar unas expresiones en otras
u obtener nuevas expresiones a partir de otras que se toman como punto de partida.
La sintaxis abarca la postulación de signos primitivos, el estudio de las reglas de formación y de
derivación, e incluye toda una ciencia con jerarquía y tradiciones propias.
Distintas vertientes del estudio sintáctico:
- Sintaxis pura o lógica: Estudia la estructura de cualquier lenguaje y se halla más próxima a la
lógica y a la filosofía.
SEMÁNTICA: Estudia los signos en su relación con los objetos designados.
La semántica nació como una disciplina empírica, estudiaba el modo en que los significados se atribuían a
las palabras, sus modificaciones a través del tiempo y sus cambios por nuevos significados, mediante una
clasificación descriptiva o lingüística.
Es una base necesaria para la pragmática, ya que el uso que se hace del lenguaje presupone el manejo
de los significados atribuidos a los signos que se empleen.
- SEMÁNTICA FILOSÓFICA: Examina las bases teóricas sobre las que pueda asentarse
cualquier análisis semántica particular, permitiendo razonar sobre las interpretaciones posibles
de una expresión lingüística.
PRAGMÁTICA: Estudia la relación entre los signos y las personas que usan. Es la disciplina que estudia
el discurso. Trata el origen de los signos, de sus usos y los efectos que ellos producen en la conducta
dentro de la cual aparecen.
Si una expresión lingüística significa algo, lo significa siempre para alguien y porque alguien más quiso
significarlo: el significado no es más que uno de los elementos del lenguaje, y el lenguaje es, ante todo,
una herramienta para la comunicación entre los hombres.
EJEMPLOS de investigaciones pragmáticas:
La relación entre palabra y cosa es artificial, fruto de decisiones individuales o sociales, ajena en principio
a las características observables de la cosa misma y modificable a voluntad.
Concepto y clasificación
Agrupamos los objetos individuales en conjuntos o clases, y establecemos que un objeto pertenecerá a
una clase determinada cuando reúna tales o cuales condiciones.
Ciertos conceptos agrupan idealmente una multitud de objetos, reales o imaginarios, pasados, presentes
o futuros, de madera, de bronce o de cualquier material o forma, siempre que respondan a ciertos
requisitos.
Todo lenguaje presupone un complejo sistema de clasificaciones, y aunque los idiomas de culturas
semejantes tienden a adoptar clasificaciones parecidas, cada lenguaje tiene sus propias peculiaridades.
No hay clasificaciones verdaderas o falsas, tal como no existen nombres verdaderos o falsos para cada
objeto. Sí existen clasificaciones poco aceptadas, inútiles, etc.
Denotación y designación
Dos clases de entes o seres:
- Los que existen,
- Los que subsisten.
La realidad no tiene por qué sujetarse a los caprichos lingüísticos o imaginativos del hombre, así como el
ser humano puede describir estados de cosas que no existen, también puede nombrar entes imaginarios
sin que por ello sea preciso otorgar a éstos alguna carta de ciudadanía de la realidad.
Componentes del significado (GOTTLOB FREGE):
- Denotación (o extensión);
- Designación (intensión o connotación).
EJEMPLO: “Cíclope” tiene designación, pero, como no hay cíclopes, la palabra carece de denotación.
EJEMPLO 2: José de San Martín tuvo denotación, pero carece de designación.
Existen ciertas razones por las que incluimos un objeto en una clase o la excluimos de ella. Estas razones
forman el criterio de uso de la palabra de clase, y tal criterio es la piedra de toque del concepto.
Vaguedad
Es la falta de precisión en el significado (designación). Una palabra es vaga cuando hay casos que no son
decidibles sobre la base de los datos preexistentes, y sólo pueden resolverse a partir de una decisión
lingüística adicional.
Para cada palabra, existe un conjunto central de casos en los que el nombre resulta aplicable: encajan sin
dificultad en los criterios usuales. Habrá un número infinito de casos a los que no aplicaríamos la palabra
en modo alguno, y habrá un cono de vaguedad, donde nuestros criterios resultan insuficientes y los casos
no pueden resolverse sin criterios adicionales más precisos.
Ambigüedad
AMBIGÜEDAD: Es la condición de una palabra con más de un significado.
Tiende a multiplicar la vaguedad, y proviene muchas veces de la extensión de un nombre a diversos
aspectos o elementos de una misma situación.
La ambigüedad es fácilmente evitable en la mayoría de los casos.
METÁFORA: Figura que parece decir una cosa para que se entienda otra.
El lenguaje tiene variedad de funciones:
- Función descriptiva: Usada para llevar a la mente del receptor una determinada proposición. Es decir,
relacionar propiedades con sujetos. En la mayoría de os casos, las descripciones están destinadas a
informar.
- Función directiva: Las expresiones que emplea una persona para provocar en otra, ciertos
comportamientos o para influir en su voluntad. Las funciones directivas no pueden ser verdaderas o falsas.
- Función expresiva: Sirven para manifestar sentimientos o emociones. La expresión también puede
emitirse con intención de provocar o generar en otro, cierta emoción.
- Función operativa: En ceremonias o en actos formales, expresado en palabras que en la ocasión se
pronuncian en cumplimiento de normas o reglamentos para obtener cierta finalidad o determinado efecto
que la misma regla prevé. El lenguaje opera directamente un cambio en la realidad.
- Usos mixtos: El modo indicativo resulta apropiado a la función descriptiva; el modo imperativo cuadra a
órdenes o ruegos; la interrogación a las preguntas y los signos de admiración sirven los fines del lenguaje
expresivo. La mezcla más común es la descriptiva con la expresiva.
LA INTERPRETACIÓN: OBJETOS, CONCEPTOS Y TEORÍAS – GUASTINI
INTERPRETACIÓN: Puede denotar bien una actividad, el resultado o producto de esa actividad.
Objeto de la interpretación
a) Interpretar a veces significa elaborar suposiciones en torno a los objetivos, a las razones o a las
intenciones del sujeto agente; otras veces significa adscribir un sentido o un valor a la acción considerada.
“Interpretar un hecho”, en el ámbito jurídico, significa incluir ese hecho dentro de una cierta clase de
hechos, o bien subsumirlo en una norma, o incluso, calificarlo bajo el esquema de calificación que ofrece
una norma para aplicarle así una consecuencia jurídica.
b) Interpretar un acontecimiento histórico o social, significa conjeturar una relación de causa-efecto entre
un cierto hecho condicionante y un hecho condicionado.
c) Interpretar un texto, significa atribuir sentido o significado a un determinado fragmento del lenguaje.
Interpretación jurídica: Pertenece al género de la interpretación textual. La actividad de averiguar o decidir
el significado de algún documento o texto jurídico, o bien el resultado o producto de esa actividad: el
significado mismo.
En la interpretación jurídica, el intérprete produce un enunciado, que pertenece a su lenguaje, que él
asume como sinónimo de otro enunciado diverso, perteneciente al lenguaje de las fuentes.
Interpretación de fuentes del derecho: Interpretar significa clarificar el “contenido” o el campo de aplicación
de una norma.
Conceptos de interpretación jurídica
1) Un concepto restringido de interpretación: “Interpretación” se emplea para referirse a la atribución de
significado a una formulación normativa en presencia de dudas o controversias en torno a su campo de
aplicación.
Quien adopta el primer concepto de interpretación estará inducido a dejar de lado el componente volitivo o
decisorio de las operaciones doctrinales y jurisprudenciales. Sólo la atribución de significado a una fuente
“oscura” requiere valoraciones, elecciones y decisiones. La atribución a un texto “claro” es susceptible de
ser verdadera o falsa.
Los que adoptan este concepto suelen identificar textos legislativos y normas: todo texto o fragmento de
texto expresa una norma.
Este modo de utilizar el término se fundamenta sobre una o sobre otra de las dos asunciones siguientes:
a) Primera asunción: Debe distinguirse entre dos tipos de formulaciones normativas. De un lado:
Formulaciones normativas cuyo significado es claro y no controvertido. De otro lado: Formulaciones
normativas cuyo significado es equívoco y despiertan perplejidad, requieren interpretación.
b) Segunda asunción: Dos tipos de supuestos de hecho. Por una parte: Supuestos de hecho a los cuales
una determinada norma se aplica de forma pacífica, es decir, caen en su campo de aplicación o fuera de
éste. Dan lugar a casos claros o fáciles. En este caso, la decisión sobre el significado de la formulación
normativa debe ser argumentada. Por otra: Supuestos de hecho a los cuales la aplicación de una cierta
norma es dudosa o controvertida. Dan lugar a casos dudosos o difíciles.
2) Un concepto amplio de interpretación: Cualquier atribución de significado a una formulación normativa,
independientemente de dudas o controversias. Cualquier texto, en cualquier situación, requiere
interpretación.
La interpretación es el presupuesto necesario de la aplicación.
Quien adopta este concepto quiere poner en evidencia que atribuir un significado a un texto siempre
requiere de valoraciones, elecciones y decisiones. En ningún caso la interpretación, así entendida, es
cognoscitiva, ya que, las palabras tienen sólo el significado que les viene atribuido por quien las utiliza o
por quien las interpreta.
Quienes adoptan este concepto se inclinan a distinguir entre textos legislativos y normas: las normas son
el significado de los textos. Es decir, interpretar es producir una norma.
Interpretación y traducción
La interpretación es una suerte de traducción, y ambas son reformulaciones de textos.
En derecho, la interpretación es típicamente reformulación de los textos normativos de las fuentes.
Según Guastini, el lenguaje del texto interpretado debe ser distinguido del lenguaje del intérprete, pues es
inoportuno designar indiferentemente con el mismo nombre de “norma” tanto al texto interpretado como al
resultado de la interpretación.
La distinción entre textos “claros” y “oscuros”, no son cualidades intrínsecas, sino que son fruto de la
interpretación, esto debido a:
1) Sólo después de interpretado un texto podrá decirse si es claro u oscuro;
2) En torno a la misma claridad u oscuridad del texto puede existir controversia. Para algunos intérpretes
puede resultar claro y para otros, oscuro.
Otros conceptos de interpretación
a) En sentido amplio, a veces se utiliza para referirse al conjunto de trabajos de los juristas, el cual incluye
la identificación de las fuentes del derecho válidas y la llamada “sistematización” del derecho, o
construcción en sistema de las normas jurídicas. La sistematización abarca una serie de operaciones
distintas, como la integración del derecho (caso de lagunas), la solución de antinomias y la exposición
“sistemática” de la disciplina jurídica de una determinada materia.
b) En algunos contextos, se utiliza para denominar un tratamiento de los textos jurídicos incorrectos o
manipulatorios. “Interpretar” significa eludir una norma.
En contextos semejantes, un texto “claro” no requiere interpretación, y la interpretación constituye una
falsificación del significado “propio”.
c) Usado como sinónimo de “aplicación”. Sucede cuando se refieren a la interpretación judicial.
Interpretación versus aplicación
Son actividades que se ejercitan sobre objetos diferentes.
APLICACIÓN: El verbo “aplicar” concierne solo a aquellos sujetos que se desempeñan en órganos
llamados de aplicación. La aplicación tiene por objeto normas en sentido estricto y no coincide con la
interpretación por la buena razón de que la presupone o la incluye como una parte constitutiva.
Designa a un conjunto de operaciones que incluyen, junto a la interpretación, la calificación de un supuesto
de hecho concreto y la decisión de una específica controversia.
Los enunciados interpretativos
La interpretación es el discurso del intérprete.
El discurso del intérprete está constituido por:
a) Enunciados que adscriben significado al discurso de las fuentes;
b) Por enunciados que constituyen argumentos para justificar la interpretación preescogida.
ENUNCIADOS INTERPRETATIVOS: Enunciados que adscriben significado a un texto normativo.
DISPOSICIÓN: Todo enunciado perteneciente a una fuente del derecho. La disposición constituye el
objeto de la actividad interpretativa, todavía por interpretar.
NORMA: El contenido de sentido de la disposición (resultado de la actividad interpretativa), su significado,
que es dependiente de la interpretación.
Dos usos de los enunciados interpretativos
a) Usado para interpretar en sentido estricto, o sea, para adscribir significado a un texto normativo.
b) Usado para referirse a una interpretación, o sea, para transmitir una información en torno al significado
adscrito al texto en cuestión.
LEXICAL: La definición de quien describe el modo en el que el vocablo en cuestión es utilizado por
alguien.
ESTIPULATIVA: La definición de quien propone que ese vocablo sea utilizado de un cierto modo.
Teorías de la interpretación jurídica (se confrontan)
1) La teoría cognitiva de la interpretación / Formalística: La interpretación es una actividad del tipo
cognoscitivo. Interpretar es verificar el significado objetivo de los textos normativos o la intención subjetiva
de sus autores.
Este modo de ver se funda sobre que las palabras incorporan un significado “propio”.
Se entiende que el objetivo de la interpretación es descubrir este significado objetivo o esta voluntad
subjetiva, preexistentes. Todo texto normativo admite una interpretación verdadera.
Todo sistema jurídico es necesariamente completo y coherente, por lo que no hay espacio para la
discrecionalidad judicial: las decisiones de los jueces están determinadas exclusivamente por normas
preexistentes.
Esta teoría está estrechamente conectada con la doctrina de la separación de poderes, con el principio de
sujeción del juez a la ley (principio de legalidad en la jurisdicción), y con el “mito” de la certeza del derecho.
2) La teoría escéptica de la interpretación: La interpretación es una actividad de valoración y decisión. Se
funda en que no existe algo así como el significado propio de las palabras, ya que toda palabra puede
tener el significado que le ha incorporado el emitente, o el que le incorpora el que la usa.
Todo texto puede ser entendido en una pluralidad de modos diversos y las interpretaciones dependen de
las distintas posturas valorativas de los intérpretes, por lo que los enunciados interpretativos no son ni
verdaderos ni falsos.
Las normas jurídicas son el resultado de la interpretación y los sistemas jurídicos no son ni completos ni
coherentes. Frente a una laguna o a una antinomia, los jueces crean derecho. No puede trazarse una línea
clara de demarcación entre el Poder Judicial y el Legislativo.
Esta teoría es sostenida por el “realismo jurídico”.
3) Teoría intermedia: Sostiene que la interpretación a veces es una actividad de conocimiento y a veces
una actividad de decisión discrecional. Existe una “textura abierta” (vaguedad, indeterminación) de casi
todos los textos normativos.
Es difícil establecer si una determinada controversia recae o no bajo el dominio de una cierta norma. En el
seno del significado de todo texto normativo puede distinguirse un “núcleo esencial” y en torno suyo, una
indefinida zona de penumbra. Por lo que, para toda norma existen casos fáciles y difíciles.
Los jueces ejercen discrecionalidad cuando aplican (o niegan la aplicación de) una norma a los casos de
“penumbra”. Es falso que las decisiones de los jueces sean siempre controladas por normas
preconstituidas, pero es igualmente falso que los jueces decidan discrecionalmente siempre y de cualquier
modo.
El intérprete decide el significado de un texto cuando se mueve en el área de penumbra (caso dudoso) y
se limita a describir el significado del texto siempre que resuelve un caso claro.
Dos tipos de enunciados interpretativos:
a) Cuando el significado atribuido recae en el ámbito del núcleo esencial, el enunciado interpretativo es
verdadero.
b) Cuando recae sobre el área de penumbra, el enunciado no es verdadero ni falso, porque es el resultado
de una decisión discrecional.
Variedad de intérpretes
a) Interpretación auténtica: La realizada por el mismo autor del documento interpretado; por el mismo
legislador mediante otra ley sucesiva.
b) Interpretación oficial: Realizada por un órgano del Estado en ejercicio de sus funciones.
c) Interpretación judicial: Realizada por un órgano jurisdiccional. Puede ser entendida como una decisión y
tiene efectos jurídicos al caso en concreto. Es una interpretación orientada a los hechos de los que se
buscan soluciones.
d) Interpretación doctrinal: Llevada a cabo por los juristas. Puede ser entendida como una
“recomendación” dirigida a los jueces, para atribuir a una disposición un determinado significado. Pueden
ejercer influencia sobre las orientaciones jurisprudenciales de los tribunales. Puede caracterizarse como
una interpretación orientada a los textos, es decir, sin preocuparse de la solución de una específica
controversia.
TÉCNICAS INTERPRETATIVAS
Dos tipos fundamentales de interpretación, que son mutuamente excluyentes, exhaustivos e
interdependientes:
1) Literal o declarativa: Se dice que es la que atribuye a las disposiciones normativas su significado
“propio” (esto es erróneo). En el sentido de que cada palabra es susceptible de usos diversos, habrá que
renunciar a la noción de interpretación declarativa o redefinirla de un modo más aceptable.
Entonces, podemos decir, que esta interpretación es la que atribuye a una disposición su significado literal.
Aunque, no es posible establecer con nitidez el significado literal de las palabras, tampoco es posible
trazar una línea precisa de demarcación entre interpretación literal y otros tipos de interpretación. El
significado literal depende de la competencia y de la intuición lingüística de cada uno, es decir, es el
significado querido por el legislador.
El argumento del lenguaje común
Apela al significado ordinario de las palabras y a las reglas gramaticales de la lengua usualmente
aceptadas. El significado ordinario raramente es unívoco y preciso.
El significado ordinario es a menudo controvertido, de modo que la apelación al lenguaje común no
siempre es un argumento resolutivo.
Distintos tipos de expresiones:
a) Expresiones pertenecientes al lenguaje ordinario.
b) Expresiones del lenguaje ordinario que, sin embargo, se han tecnificado en el discurso jurídico y han
adquirido un significado distinto del ordinario.
c) Expresiones pertenecientes a un lenguaje técnico.
El argumento del lenguaje común tiende a excluir que a una determinada disposición pueda atribuírsele un
significado distinto del literal.
El argumento a contrario como argumento interpretativo
Se argumenta a contrario siempre que, el legislador ha dicho exactamente lo que quería decir. El
argumento se rige por la presunción de una perfecta correspondencia entre la intención del legislador y del
texto normativo.
Pretende excluir que a una determinada disposición normativa pueda atribuírsele un significado más
amplio que el que se desprende de su interpretación literal. No excluye que pueda aplicársele un
significado más restringido.
El argumento a contrario como argumento productor
“Productor”, es decir, para sostener la producción de una norma nueva. Este es el argumento prevalente.
Se hace un uso productor y no meramente interpretativo del argumento a contrario cuando se sostiene que
una disposición de la forma “si F1, entonces G” debe entenderse en el sentido de que “sólo si F1, entonces
G”. Se excluye que la misma consecuencia jurídica G, se produzca también en presencia de un distinto
supuesto de hecho F2. Se trata de una norma nueva.
El argumentar a contrario frente a una disposición que limita el ejercicio de un derecho cuando concurran
determinadas circunstancias, se excluye que el ejercicio de ese derecho pueda también limitarse en
presencia de circunstancias distintas.
Argumento a contrario y lagunas del derecho
Se dice que es un poderoso instrumento para colmar lagunas del derecho.
Cada vez que el legislador dispone que a un determinado supuesto de hecho le corresponde una
determinada consecuencia jurídica (si F1, entonces G), el legislador quiere decir que sólo a ese supuesto
de hecho le corresponde esa consecuencia. Esto se funda en la creencia de que allí donde una ley no dice
nada, existe una norma implícita de contenido opuesto al de la disposición que está interpretándose.
El argumento a contrario se puede utilizar tanto para colmar una laguna, como crearla.
2) Correctora: Esta está en oposición de la anterior. Esta, para algunos se presenta como una desviación
del significado “propio” de las palabras y como corrección de la voluntad legislativa.
Para Guastini, la interpretación correctora es cualquier interpretación que atribuye a un texto normativo un
significado distinto a su significado literal inmediato (más restringido o más amplio).
Dos tipos de interpretación correctora:
a) Interpretación restrictiva: La interpretación que restringe o circunscribe el significado prima facie de una
disposición excluyendo de su campo de aplicación algunos supuestos de hecho.
Dos razones distintas para restringir el alcance de una norma respecto a su campo de aplicación:
1) Que un intérprete desee reconducir un determinado supuesto de hecho al dominio de una norma
distinta solo para satisfacer mejor su sentido de la justicia.
2) Que un intérprete desee excluir aquel supuesto de hecho del campo de aplicación de la norma en
cuestión, porque, en caso contrario, se produciría una antinomia.
Argumento de la disociación:
El argumento de la disociación consiste en introducir subrepticiamente en el discurso del legislador una
distinción en la que éste no ha pensado en absoluto, con el fin de reducir el campo de aplicación de una
disposición sólo a algunos de los supuestos de hecho previstos por ella.
EJEMPLO: El legislador dicta una disposición que se aplica al error, sin distinguir entre error unilateral y
error bilateral; el intérprete distingue allí donde el legislador no lo ha hecho. Esta distinción consiste en
subdividir la clase de los errores en dos subclases (los de los unilaterales y los bilaterales) y en disociar las
dos subclases a efectos de disciplina jurídica. Esta disposición es interpretada referida sólo a la subclase
de los errores unilaterales, de suerte que la otra subclase queda excluida.
EJEMPLO 2: El legislador dicta una disciplina que se aplica a los actos presidenciales sin distinguir entre
actos de distintos tipos; la doctrina distingue allí donde el Constituyente no lo ha hecho. Esta distinción
consiste en subdividir la clase de los actos presidenciales en dos subclases (la de los actos
sustancialmente gubernativos y la de los sustancialmente presidenciales) y en disociar.
Sólo a la subclase de los actos adoptados bajo propuesta ministerial, de manera que la otra subclase
queda eliminada del campo de aplicación.
b) Interpretación extensiva: Aquella interpretación que extiende el significado prima facie de una
disposición. Pueden existir dos razones para extender una norma más allá de su campo de aplicación:
- Un intérprete desee reconducir un determinado supuesto de hecho al dominio de una cierta norma sólo
porque eso satisfaga mejor su sentido de la justicia.
- Puede suceder que un intérprete desee aplicar una cierta norma a un cierto supuesto de hecho, porque,
de no ser así, ese supuesto de hecho quedaría privado de disciplina jurídica.
Los argumentos:
1) El argumento a fortiori: La disposición D (“si F1, entonces G”) conecta la consecuencia jurídica G al
supuesto de hecho F1; pero el supuesto de hecho F2 merece, con mayor razón, la misma consecuencia
jurídica; así pues, la disposición D debe ser entendida en el sentido de que la consecuencia G debe
aplicarse también al supuesto de hecho F2. Este es un argumento productor.
En común con el argumento a simili, ambos presuponen una conjetura en torno al principio.
Dos variantes, dependiendo de si se use para interpretar disposiciones que confieren posiciones subjetivas
ventajosas (derechos), o si es para interpretar disposiciones que confieren posiciones desventajosas
(obligaciones).
2) El argumento a simili o analógico: La disposición D (“Si F1, entonces G”) conecta la consecuencia
jurídica G al supuesto de hecho F1; por otro lado, el supuesto de hecho F2 se asemeja a F1, por lo que
debe tener la misma consecuencia jurídica; así pues, la disposición D debe entenderse en el sentido de
que la consecuencia G se aplica también al supuesto de hecho F2 (hay que demostrar que entre F1 y F2
hay rasgos comunes). Es decir, la extensión analógica de una norma presupone la previa identificación de
su objetivo. Este argumento sirve para sostener la formulación de una nueva norma.
La argumentación de la interpretación correctora
a) El argumento lógico/psicológico/teleológico, que apela a la voluntad del legislador. No debe atribuirse a
un determinado documento normativo su significado literal, porque eran distintas a la voluntad del
legislador.
b) El argumento apagógico, que apela a la “razonabilidad” del legislador, excluyendo que éste pueda haber
formulado normas “absurdas” o que conduzcan a resultados “absurdos” en su aplicación, por lo que no
debe atribuírsele su significado literal porque expresaría una norma absurda (esto es algo subjetivo).
c) El argumento naturalístico, que apela a la “naturaleza de las cosas” para desacreditar el significado
literal de un documento normativo, porque ya no se ajusta a la realidad.
La intención del legislador
Dos variantes:
a) La intención del legislador se identifica con la voluntad del legislador histórico, es decir, con la voluntad
de los que participaron activamente en la redacción y aprobación del documento normativo de que se
trate. La voluntad del legislador no puede valerse de otra cosa que no sean sus trabajos preparatorios.
b) La intención del legislador se identifica con la voluntad de la ley (la ratio legis). Para descubrirla hay que
atender al texto de la propia ley y a las circunstancias sociales que la han ocasionado.
Ambos conceptos son vagos, no es posible establecer definiciones precisas de los mismos.
Otras técnicas de interpretación correctora
Interpretación sistemática
No parece posible atribuirle un significado preciso, aunque se usa para referirse a las técnicas
interpretativas más variadas e independientes entre sí.
INTERPRETACIÓN SISTEMÁTICA: Toda interpretación que deduzca el significado de una disposición de
su colocación en el “sistema del derecho”.
El sistema jurídico y los subsistemas que lo componen se conciben como conjuntos de normas coherentes
y completos.
En la práctica: Se usa para decidir el significado de una disposición, atendiendo al contexto en el que está
situada. Tal contexto puede ser en:
- Los demás apartados de un mismo artículo;
- El resto de los artículos de una misma ley;
- La totalidad de las disposiciones que componen un sistema jurídico.
Operaciones interpretativas:
a) El que combina distintos fragmentos normativos, obteniendo a partir de ellos una norma completa
(llamada “combinado de disposiciones”).
b) La que se apoya en el argumento de la sedes materiae. Se usa este argumento cuando se aduce que
una determinada disposición debe interpretarse de un cierto modo (y no de otro distinto) en virtud de su
colocación en el discurso legislativo.
c) Otra consiste en recurrir a la presunción de que en el lenguaje legislativo existe “constancia
terminológica”. El legislador emplea cada término o sintagma siempre con el mismo significado y cuando
emplea términos o sintagmas distintos no pueden tener un mismo significado.
d) La opinión según la cual toda expresión del lenguaje legislativo recibe significado del peculiar contexto
en el que está situada, de modo que no es posible que una expresión conserve el mismo significado al
cambiar de contexto.
e) Todas las soluciones interpretativas que dependen de construcciones dogmáticas preconstituidas que el
intérprete proyecta sobre los textos normativos ab extra, desde fuera.
f) Son característicos de esta interpretación algunos de los procedimientos comúnmente empleados para
resolver, evitar o prevenir antinomias (lex specialis derogat legi generali y la interpretación adecuadora).
g) También, la mayor parte de los procedimientos que se emplean para colmar lagunas. La aplicación
analógica y la construcción y el uso de los principios.
La interpretación adecuadora
a) La interpretación adecuadora se hace siempre que se adapta el significado de una disposición al
significado de otras disposiciones de rango superior (superioridad jerárquica o estructural). Este tipo de
interpretación surte el efecto de conservar la validez de los textos normativos.
b) Se hace siempre que se adapta el significado de una disposición a un principio general o fundamental
del derecho.
Las distintas formas de interpretación adecuadora tienen por objeto evitar que surjan antinomias entre
normas de distinto grado jerárquico o entre normas particulares y principios generales.
La interpretación puede producir resultados restrictivos o resultados extensivos.
Interpretación histórica e interpretación evolutiva
A una disposición pueden aplicársele dos tipos de significado:
- Uno que se le atribuyeron en la época en la que se creó;
- Uno que puede adquirir en el momento en que se interpreta.
Distinción entre técnicas interpretativas:
HISTÓRICA: La que adscribe a una disposición uno de los significados que se le atribuyeron en la época
en que fue creada.
EVOLUTIVA: La que adscribe a una disposición un significado nuevo y diferente de su significado
“histórico”. Es una interpretación correctora, pues corrige el significado histórico adaptándolo a los tiempos,
a las cambiantes circunstancias sociales y culturales.
Se basa en la idea de que al cambiar las circunstancias históricas en las que una ley debe ser aplicada,
debe cambiar el modo de interpretarla. Tiende a adaptar viejas leyes a situaciones nuevas no previstas por
el legislador histórico.
Su resultado puede ser tanto una extensión cuando una reducción del campo de aplicación.
Argumento de la “naturaleza de las cosas”:
La interpretación de la ley debe cambiar cuando cambien las circunstancias en las que la ley debe ser
aplicada.
La interpretación evolutiva puede argumentarse recurriendo al dogma de la integridad del derecho: si no se
extendiese el significado de la ley para cubrir nuevos supuestos de hecho no incluidos en su significado
literal, el derecho presentaría lagunas y tales supuestos de hecho carecerían de disciplina jurídica.
• Función descriptiva: tiene por objeto transmitir información, describir un estado de cosas,
comunicar algún aspecto del saber, en suma, <<dar a conocer>>. Este es el lenguaje propio del
científico y , debería ser también el lenguaje básico de los medios de comunicación; una función
descriptiva puede ser verdadera o falsa.
• Función directiva o prescriptiva: en ocasiones, con el lenguaje no pretendemos dar cuenta de
alguna realidad, sino influir de uno u otro modo en el comportamiento de los demás; hablamos así
de función directiva o prescriptiva para referirnos a las ordenes y prohibiciones, pero también a los
ruegos, peticiones, consejos, etc. Cuando el lenguaje se una en una función directiva lo que
puede acontecer es que la orden o suplica sea eficaz o ineficaz, seguida o no seguida.
• Función expresiva: el lenguaje sirve también para expresar sentimientos o suscitar emociones; a
veces, el lenguaje expresivo puede servirse de descripciones o puede pretender también influir en
la conducta de otras personas, pero lo característico del mismo es apelar a las emociones o
provocar en el destinatario un cierto estado de ánimo.
• Función operativa: según Austin, las <<expresiones realizativas>> son aquellas que por si mismas
operan una transformación de la realidad, que permiten <<hacer cosas con palabras>>; este uso
del lenguaje es típico de actos formales muy habituales en el mundo del Derecho.
Las normas pertenecen al genero del llamado lenguaje prescriptivo, y para comprender sus
peculiaridades y , sobre todo, sus diferencias con el lenguaje descriptivo, asertivo o informativo
conviene atender a una distinción también usual en el estudio del lenguaje; distinción que da lugar a
tres niveles de análisis y también a tres posibles concepciones sobre las normas:
a) Nivel sintáctico o relativo a la forma y ordenación de las palabras que componen una
oración. El lenguaje descriptivo se asocia a la forma indicativa, mientras que el lenguaje
prescriptivo tiene a expresarse en forma deóntica o mediante enunciados de deber,
obligación, permiso, etc. <<Hoy hemos tenido clase de teoría del Derecho>> recoge una
afirmación en forma indicativa. <<Prohibido matar>> en cambio, son expresiones deónticas
que prescriben un comportamiento práctico.
Las normas del Derecho suelen adoptar una forma deóntica, sin embargo, nada impide
que el lenguaje de las normas adopte una forma sintáctica diferente, por ejemplo
indicativa. Del mismo modo, un lenguaje que pretenda ser descriptivo puede presentarse
sintácticamente en forma deóntica.
No es posible trazar una perfecta correspondencia entre el uso del lenguaje y su
presentación sintáctica. Dicho de otro modo, las normas, aunque pretendan expresar
ordenes y prohibiciones, no tienen por que adoptar una forma sintáctica determinada.
b) Nivel semántica o relativo al significado de los símbolos lingüísticos. Las palabras pueden
tener un significado asertivo o informativo, o un significado prescriptivo. Las proposiciones
descriptivas constituyen el sentido de enunciados informativos y se caracterizan porque de
ellas cabe predicar su verdad o falsedad. Las normas o prescripciones constituyen el
sentido de enunciados prescriptivos y no son ni verdaderas ni falsas. Las proposiciones
presentan un carácter teórico, mientras que las normas tienen un carácter práctico.
Las proposiciones descriptivas y normas pueden presentar un mismo referente semántico,
es decir, pueden hablar acerca de las mismas cosa. Es el significado lo que cambia; así,
se puede afirmar que los sujetos que cometen ciertas acciones son castigados, o se puede
prescribir que deben ser castigados: los sujetos, las acciones y las consecuencias son las
mismas. Pero el significado lingüístico es diferente: afirmar que son castigados tiene un
significado descriptivo; afirmar que deben serlo lo tiene prescriptivo.
c) Nivel Pragmático o relativo a la intención o propósito con el que se usan las palabras. Lo
característico. Lo característico del lenguaje prescriptivo es que, al margen de la
formulación de los enunciados, con el se pretende influir o condicionar la conducta de sus
destinatarios. Una concepción pragmática del lenguaje atiende a lo que pretende o logra
quien lo utiliza; lo decisivo es el tipo de acción realizadas mediante la formulación del
enunciado, en este caso prescribir.
El lenguaje de las normas constituye un discurso prescriptivo, un discurso que pretende condicionar la
conducta de los destinatarios mediante la formulación de obligaciones y prohibiciones; expresiones estas
últimas que, pese a que parecen tener un sentido contrapuesto, pueden reducirse a unidad o considerarse
sinónimas, pues, resulta indiferente decir “obligatorio hacer” que “prohibido omitir”, es decir, un mandato
puede tener por objeto una acción, y entonces hablamos de obligación, pero también una omisión, y
entonces se denomina prohibición. Podemos llamar imperativos o prescripciones en sentido estricto tanto
a las normas que imponen obligaciones como a las que establecen prohibiciones. Solo las prescripciones
resultan susceptibles de ser obedecidas o violadas. Esta es una característica esencial del Derecho:
puede ser obedecido o desobedecido, y esto responde precisamente a su carácter prescriptivo.
Conviene llamar la atención sobre tres problemas:
1) No parece que el lenguaje prescriptivo que pretende dirigir la conducta de las personas adopte
siempre la forma de mandato o prohibición, también los consejos y las suplicas o peticiones
parecen tener un fin análogo.
2) Es notorio que muchos enunciados del discurso legislativo no mandan ni prohíben nada, sino que
más bien autorizan o permiten realizar o no realizar determinada conducta.
3) Algunas entidades que llamamos normas no hacen ninguna de estas tres cosas: ni ordenan, ni
prohíben, ni permiten.
Por lo que se refiere a las prescripciones que pudiéramos calificar como débiles, procede diferenciar entre
los consejos y las peticiones. Bobbio señala que el consejo presenta un carácter facultativo, de modo que
el destinatario es libre de seguirlo o no; en cambio, el mandato genera una obligación cuyo cumplimiento
no deja indiferente al emisor de la norma, que por lo común trata de asegurarlo mediante la previsión de
alguna consecuencia negativa para el caso de incumplimiento (la sanción).
Las suplicas o peticiones: tratan de provocar una cierta conducta en el destinatario, pero no generan para
él una autentica obligación.
• Permiso como tolerancia, que manifiesta sencillamente un compromiso por parte de la autoridad
que dicta la norma de no interferir en la realización de la conducta permitida, de tolerarla en
definitiva;
• Permiso como derecho, que supone que a la mera tolerancia se suma una prohibición de
obstaculizar o impedir la ejecución de dicha conducta;
• Permiso como habilitación, que implica algo más, concretamente la combinación del permiso con
un mandato dirigido a otras personas a fin de que hagan posible o faciliten el acto permitido.
Un permiso como derecho es un permiso como tolerancia al que se añade una prohibición, y un permiso
como habilitación es un permiso como derecho al que se añade un mandato u obligación ( Atienza y Ruiz
Manero). El permiso como tolerancia es el permiso primitivo o el rasgo primitivo que esta presente en todo
permiso; y suele interpretarse como una promesa o auto compromiso por parte de la autoridad normativa:
<<cuando la autoridad permite un comportamiento se compromete u obliga a no interferirse en tal
comportamiento […] Lo prescrito no es el comportamiento que aparece descrito como contenido de la
norma permisiva, sino la interferencia de la autoridad en tal comportamiento>> (Capella).
Las normas permisivas que puedan obtenerse de los derechos constitucionales son solo una promesa
para el legislador constituyente, pero generan autenticas obligaciones para todos los demás poderes
públicos, estos sí, plenamente reales. Del mismo modo, una norma permisiva de origen legal puede que
no vincule a un legislador posterior, pero sí impone limites y deberes a la acción del Gobierno o de los
jueces sometidos a la ley.
Desde la perspectiva de los sujetos titulares de los permisos, estos vienen a proteger o blindar una
posición jurídica que otro modo resultaría simplemente <<no prohibida>> o <<no ordenada>>. Una
conducta que no es contemplada por el Derecho está permitida sólo en el sentido de que la misma no será
sancionada. Una norma permisiva que tenga por objeto esa conducta lo que viene es a revocar un
mandato previo, o a impedir que éste pueda ser dictado. Como dice Ross << las normas de permiso tienen
la función normativa de indicar, dentro de un sistema, cuales son las excepciones a las normas de
obligación>>. Por tanto, no sólo no sancionar, sino imponer barreras y excepciones a la posible existencia
o emisión de normas imperativas.
4. Enunciados y normas
En el lenguaje de los juristas es corriente emplear la palabra <<norma>> para referirse indistintamente a
los enunciados o disposiciones y a sus significados. La norma es el significado que atribuimos a un
enunciado; lo que media entre la disposición y la norma se denomina interpretación: cuando interpretamos
postulamos un significado (o varios) para un cierto enunciado. Una sola disposición puede contener o dar
lugar a más de una norma y que no siempre resulta claro que normas constituyen el significado de una
disposición.