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Juan Ignacio Ruiz de la Peña Solar

Mª Josefa Sanz Fuentes


Miguel Calleja Puerta
(coordinadores)

Los fueros de Avilés y su época

Real Instituto de Estudios Asturianos


Oviedo
2012
Los fueros de Avilés y su época / Juan Ignacio Ruiz de la Peña Solar,
María Josefa Sanz Fuentes y Miguel Calleja Puerta (coord.).—Oviedo :
Real Instituto de Estudios Asturianos, 2012
578 p. : il. b/n. ; 24 cm
D.L. AS.-3.743-2012 .- ISBN 978-84-940373-2-0
1. Asturias-Historia-Fuentes
I. Ruiz de la Peña Solar, Juan Ignacio (coord.)
II. Sanz Fuentes, María Josefa (coord.)
III. Calleja Puerta, Miguel (coord.)
IV. Real Instituto de Estudios Asturianos (Oviedo)
930(460.12)

La realización del congreso "Los fueros de Avilés y su época" contó con ayuda financiera
del Gobierno del Principado de Asturias, con cargo a fondos provenientes del Plan de
Ciencia, Tecnología e Innovación (PCTI) de Asturias 2006-2009, ref. CNG10-44

© De los textos: Los autores


© De la edición: Real Instituto de Estudios Asturianos
ISBN: 978-84-940373-2-0
Depósito Legal: AS-3.743-2012
Imprime: Imprenta Gofer
Índice

Presentación ........................................................................................ 9
Juan Ignacio Ruiz de la Peña Solar

Prólogo ................................................................................................ 11
Román Antonio Álvarez González

LECCIÓN INAUGURAL
La villa de Avilés en la Edad Media: el movimiento portuario
pesquero y mercantil ........................................................................... 13
Juan Ignacio Ruiz de la Peña Solar

Las ciudades europeas del siglo XII ..................................................... 75


Giovanni Cherubini

La urbanización del litoral atlántico del reino de Francia en el siglo XII. 97


Michel Bochaca, Alain Gallicé, Mathias Tranchant

The Process of Urbanization on the British Coast in the Twelfth


Century ............................................................................................... 119
Richard H. Britnell

La repoblación urbana costera del norte peninsular........................... 131


Fernando López Alsina

Consolidación de la monarquía castellano-leonesa y el fenómeno


urbano ................................................................................................. 233
Manuel Recuero Astray

Las migraciones de francos en la España de los siglos XI y XII........... 253


Pascual Martínez Sopena
8

San Nicolás de Bari y Santo Tomás de Canterbury en la religiosidad


del siglo XII.......................................................................................... 281
Gregoria Cavero Domínguez
Asturias en tiempos del fuero de Avilés (siglo XII).............................. 303
María Álvarez Fernández
La génesis del eje comercial Avilés-Oviedo-León ............................... 333
José Antonio Álvarez Castrillón

Avilés en el tiempo de los fueros: una revisión arqueológica de la


villa medieval....................................................................................... 359
José Avelino Gutiérrez González

Escritura y elaboración formal de los Fueros de Avilés ...................... 405


Carmen del Camino Martínez

El fuero de Avilés de 1155, original extracancilleresco de Alfonso VII.... 431


Miguel Calleja Puerta

El fuero de Avilés como excepción al Derecho general de la comarca . 463


Javier Alvarado Planas

El Fuero de Avilés: lingüística histórica y metalingüística medieval


asturiana .............................................................................................. 491
Xulio Viejo Fernández

Los fondos medievales del archivo municipal de Avilés...................... 519


Covadonga Cienfuegos Álvarez

LECCIÓN DE CLAUSURA
Las lecciones del fuero de Avilés ......................................................... 537
Mª Josefa Sanz Fuentes

LOS FUEROS DE AVILÉS. INTRODUCCIÓN, EDICIÓN DIPLOMÁTICA Y


TRADUCCIÓN.................................................................................... 547
Mª Josefa Sanz Fuentes
Miguel Calleja Puerta
Asturias en tiempos del fuero de Avilés (Siglo XII)*
María Álvarez Fernández
Universidad de Oviedo

1. Introducción.
A caballo entre los años 1100 y 1200, Asturias fue escenario de un pro-
ceso de reorganización del poblamiento y de revitalización de sus estruc-
turas económico-sociales, al ritmo de lo que, para la misma época, sucedía
en los reinos de León y de Castilla1. Participó con cierta intensidad en la po-
lítica general del reino leonés, experimentó un verdadero despegue eco-
nómico –con el crecimiento y desarrollo de las actividades mercantiles–,
asistió al nacimiento y consolidación de los primeros señoríos territoriales,
siendo las abadías benedictinas las encargadas de renovar las tradicionales
formas de vida de la sociedad asturiana altomedieval y sufrió cambios igual-
mente importantes en sus estructuras sociales2. Además, el renacimiento
urbano asturiano característico de la centuria siguiente y articulado a tra-
vés de la fundación de un importante número de villas nuevas, arrancaría
precisamente a finales de ese siglo XII, hundiendo en él sus raíces3. Plantear

* Este trabajo ha sido realizado en el marco del proyecto de investigación Ciudad e Iglesia en el Noroeste
hispánico (siglos VIII-XIII) del Ministerio de Ciencia e Innovación (HAR2008-06430-C02-01/HIS).
1 P. MARTÍNEZ SOPENA: “El despliegue urbano en los reinos de León y Castilla durante el siglo XII”,
en III Semana de Estudios Medievales de Nájera (Logroño, 1993), pp. 27-41. Vid., para el particular caso
asturiano, J.I. RUIZ DE LA PEÑA SOLAR: “La organización social del espacio asturiano en la Alta Edad
Media (718-1230)”, en Del Cantábrico al Duero. Trece estudios sobre la organización social del espacio en
los siglos VIII al XIII (Santander, 1999), pp. 413-435.
2 Un magnífico estudio de síntesis en M. CALLEJA PUERTA: “La Asturias medieval”, Historia de Asturias
(Oviedo, 2005), pp. 151-341.
304 MARÍA ÁLVAREZ FERNÁNDEZ

todas estas cuestiones genéricas sobre la Asturias del siglo XII como paso
previo para un mejor conocimiento del Avilés de la época será nuestro pro-
pósito en las siguientes páginas.

2. Población y poblamiento.
Los documentos asturianos que se conservan para el siglo XII pre-
sentan un ritmo de crecimiento demográfico paulatino que alcanza sus
mayores cotas a fines de siglo, coincidiendo con el despliegue urbano y
la articulación del territorio en la nueva red de ciudades y villas. Única-
mente Oviedo y Avilés ofrecían a mediados del siglo XII ciertas carac-
terísticas urbanas4. La Asturias de aquel entonces, heredera de la de los
siglos X y XI en gran parte, era mayoritariamente rural y la población
vivía en y del campo, organizando su hábitat en explotaciones aisladas
y dispersas, las villae, término cuya problemática nos lleva necesaria-
mente a realizar un par de consideraciones5.
En primer lugar, los documentos del siglo XII utilizan el término vi-
llae para designar las estructuras de poblamiento rurales con límites an-
tiguos: los topónimos Memorana, Corneliana, Laviana, Tiniana, Obiniana,
parecen aludir a un posible origen romano mientras que los términos Vi-
llanueva o Villanova parecen estar indicando localidades de nueva fun-
dación, es decir, de origen medieval6.
En segundo lugar, resulta difícil determinar la forma concreta de
estas organizaciones, sus dimensiones, las dependencias que formaban
parte de ellas, pues la documentación es, a este respecto, poco expre-
siva. Únicamente contamos con una descripción, la que nos ofrece la
dotación fundacional de San Salvador de Cornellana (1024) y donde se
remite a una villa de Corneliana formada por viviendas, edificios, casas,

3 Resulta de especial interés, aunque quede ya fuera de los límites cronológicos del presente estudio,
J.I. RUIZ DE LA PEÑA SOLAR: “El desarrollo urbano de la periferia norteña castellano-leonesa en la
Edad Media (siglos XII-XIV)”, en Anuario de Estudios Medievales, 19 (1989), pp. 169-186.
4 Así lo constatan sus fueros gemelos de población de 1145 y 1155. Verifica esta vitalidad urbana para
ambos núcleos durante la duodécima centuria J.I. RUIZ DE LA PEÑA SOLAR en “El desarrollo urbano
de Asturias en la Edad Media”, en El fenómeno urbano medieval entre el Cantábrico y el Duero (Santan-
der, 2002), pp. 349-366.
5 Sobre el concepto de villa vid. M. CALLEJA PUERTA: El conde Suero Vermúdez y su entorno social. La
aristocracia asturleonesa en los siglos XI y XII, Oviedo, 2001, p. 261 y ss.
6 Ibidem, loc. cit.
ASTURIAS EN TIEMPOS DEL FUERO DE AVILÉS 305

hórreos, bodegas, lagares y demás objetos domésticos, tierras, viñas, y


una gran cantidad de manzanos, árboles frutales y no frutales, montes,
fuentes, prados, pastizales y bosques, huertos y molinos7.
En ocasiones los documentos relacionan directamente estas villae con
familias de cierto relieve social y se ha podido documentar, igualmente, un
número importante de villae con cierto protagonismo en la Asturias rural
alto-medieval. Es el caso de las villas de Nembro, en Gozón, y Villaberulfe,
en Allande, fundada por el conde leonés Berulfo y que Ordoño III dona
posteriormente a dos emigrantes gallegos llegados a Tineo8.
Existieron también en Asturias numerosas villae de realengo: Sauto
de Lezer –Soto de Ribera–, donada por la reina Urraca a la iglesia de San
Salvador de Oviedo en 11129; Natahoyo –Gijón–, especialmente valiosa
por sus explotaciones salinas; la villa de Pernús –Colunga– que contaba,
a fines del siglo XI, con media docena de siervos moros ligados a sus tie-
rras10. Finalmente, también monasterios e iglesias ostentaron el domi-
nio de una o varias de estas villae y las iglesias rurales asturianas
formaron, al igual que en otras partes, auténticas unidades de explota-
ción agraria, como tendremos ocasión de analizar en páginas sucesivas.
El siglo XII fue también el siglo de la reorganización diocesana y de
la territorialización del espacio rural. Las villae, como referente territorial
y administrativo, daban paso a una nueva realidad, un nuevo referente te-
rritorial, la parroquia rural, pieza clave de la nueva administración del te-
rritorio, lugar de encuentro vecinal, sede de ceremonias religiosas y civiles
y centro recaudador de tributos y administrador de justicia11.
Junto a estas parroquias rurales, también los monasterios atendían,
bajo régimen de propiedad, las circunscripciones rurales en las que tenían

7 Una espléndida exposición de conjunto sobre este cenobio en M. CALLEJA PUERTA: El monasterio de
San Salvador de Cornellana en la Edad Media, Oviedo, 2002.
8 Recoge la noticia F.J. FERNÁNDEZ CONDE, Historia de Asturias. Alta Edad Media (Salinas, 1979),. p. 151.
9 Concedimos et damus adhuc predite ecclesie Sancti Salvatoris villas, quae vocantur Sauto de Lezer simul cum
Argame, secus flumina Nilonis et Aller et ab integro cum omnibus suis familiis et cum suo sagione et cum
quantum ad eas pertinet per suos terminos et antiquas divisiones. F.J. FERNÁNDEZ CONDE: “La supuesta
donación de la ciudad de Oviedo a su Iglesia por la reina doña Urraca”, Asturiensia Medievalia, 1
(Oviedo, 1972), p. 179.
10 J.I. RUIZ DE LA PEÑA SOLAR: “Siervos moros en la Asturias medieval”, Asturiensia Medievalia, 3 (1979),
pp. 138-161.
11 J.I. RUIZ DE LA PEÑA SOLAR: “La parroquia, célula de encuadramiento de la sociedad rural asturiana
(siglos XI-XIII)”, en La pervivencia del concepto. Nuevas reflexiones sobre la organización social del espacio
en la Edad Media (Zaragoza, 2008), pp. 197-218.
306 MARÍA ÁLVAREZ FERNÁNDEZ

sus dominios. En la Asturias de los siglos XI-XII fue notable el papel des-
empeñado, en esta línea, por los grandes cenobios benedictinos –Corias,
Cornellana, Belmonte–, que desplegaron un imponente radio de influen-
cia en sus respectivos dominios rurales. Hasta tal punto, podríamos añadir,
que muchos de estos cenobios acabarán por convertirse en auténticos cen-
tros generadores de poblaciones rurales que aún hoy perduran12.

* * *
Oviedo, único núcleo con rango urbano en la Asturias del siglo
XII junto con Avilés tenía, sin embargo, un marcado acento rural. Sus
habitantes se apiñaban en torno a unas edificaciones heredadas de su
condición de sede regia y a la sombra de San Salvador, rodeada de
iglesias y monasterios13. El núcleo de construcciones eclesiásticas
constituía el conjunto más importante de una ciudad protegida y de-
limitada aún por las murallas levantadas en el siglo IX y, a lo largo de
los siglos X y XI, la antigua civitas episcopal va a asistir a la consoli-
dación de sus instituciones eclesiásticas, favorablemente beneficiadas
por los reyes14.
A pesar de la pérdida de la capitalidad del reino, desde la muerte de
Alfonso III el Magno (910), las visitas de los monarcas leoneses a la an-
tigua regia sedes y a San Salvador –como la que hiciera Alfonso VI en
1075 con ocasión de la apertura del Arca Santa– favorecieron positiva-
mente el desarrollo urbano de la antigua civitas, que va a culminar en
1145 con la confirmación de los fueros de población por Alfonso VII el
Emperador15. Junto a ello, la afluencia de población franca venida a la
ciudad al ritmo de las peregrinaciones –altamente favorecidas por la ini-

12 Un magnífico estudio dedicado a la importancia de estos cotos monásticos en la Alta Edad Media en
M.S. BELTRÁN SUÁREZ: “El ejercicio señorial del poder público: los cotos monásticos asturianos en los
siglos XI-XIII”, en Sulcum Sevit: Estudios en homenaje a Eloy Benito Ruano, vol. 1 (2004), pp. 233-275.
13 Para el Oviedo inmediatamente anterior al fuero de población, vid. especialmente H. RODRÍGUEZ
BALBÍN, De un monte despoblado a un fuero real (700-1145). Estudio sobre los primeros siglos del desarrollo
urbano de Oviedo, Oviedo, 1977. De J. URÍA RÍU: Estudios sobre Oviedo (Oviedo, 2008), vid. especial-
mente los dedicados a la Alta Edad Media, pp. 23-154.
14 J.I. RUIZ DE LA PEÑA SOLAR, M.S. BELTRÁN SUÁREZ: “Los orígenes del poder episcopal sobre la ciu-
dad de Oviedo en la Edad Media”, En la España medieval, 30 (2007), pp. 65-90.
15 Analiza el estímulo de la política regia de promoción urbana en Oviedo, desde Alfonso VI hasta Al-
fonso IX (1100-1230), J.I. RUIZ DE LA PEÑA SOLAR: El comercio ovetense en la Edad Media. I. De la civitas
episcopal a la ciudad mercado (Oviedo, 1990), pp. 30-45, especialmente.
ASTURIAS EN TIEMPOS DEL FUERO DE AVILÉS 307

ciativa regia16– supuso la reactivación económica de un Oviedo que figura


precisamente entre las ciudades que nacen o renacen en el Norte de la Península
Ibérica al calor de la intensa actividad comercial desarrollada por la ruta jacobea,
por utilizar las palabras del profesor Ruiz de la Peña17.
La existencia de una colonia franca en este Oviedo del siglo XII no
ofrece dudas: la rúa francisca y el palacio francisco, constatados ya docu-
mentalmente, o la calle Gascona son referentes toponímicos incuestiona-
bles del Oviedo del siglo XII18. Por si fuera poco, el fuero de población de
1145 dispone una jurisdicción especial para este colectivo ultra-pirenaico,
que contará desde entonces con un merino o juez, vecino de Oviedo y
franco de origen, sancionándose así jurídicamente una realidad de peso
en la sociedad ovetense que va a perdurar durante toda la centuria19.
Un último síntoma del impulso urbano sufrido por Oviedo a fines
del siglo XII es la creación de la nueva parroquia urbana de San Isidoro,
que nos remite directamente al desarrollo económico experimentado
por la ciudad a raíz de los intercambios comerciales establecidos con la
capital leonesa20.

* * *

Son muy escasos los datos relativos al Avilés del siglo XII aunque sa-
bemos con toda seguridad que, emplazada a orillas del mar, destacó desde

16 J.I. RUIZ DE LA PEÑA SOLAR: “La monarquía leonesa y su acción tutelar de las peregrinaciones a San-
tiago”, en El monacato en la diócesis de Astorga durante la Edad Media, Astorga, 1995, pp. 99-114.
17 J.I. RUIZ DE LA PEÑA et alii, Las peregrinaciones a San Salvador de Oviedo en la Edad Media, Oviedo,
1990. Del mismo autor, Oviedo, ciudad santuario. Las peregrinaciones a San Salvador, Oviedo, 2004.
18 A propósito de las colonizaciones francas en las rutas del Camino, vid. J.I. RUIZ DE LA PEÑA SOLAR:
“Las colonizaciones francas en las rutas castellano-leonesas el camino de Santiago”, en Las peregri-
naciones a Santiago de Compostela y San Salvador de Oviedo, op. cit, pp. 283-312 y, del mismo autor, “La
antroponimia como indicador de fenómenos de movilidad geográfica: el ejemplo de las coloniza-
ciones francas en el Oviedo medieval (1100-1230)”, en Antroponimia y sociedad. Sistemas de identifi-
cación hispano-cristianos en los siglos IX al XIII, Santiago de Compostela, 1995, pp. 133-154.
19 Y los vecinos que pusiere el Rey sean vecinos de la Villa, uno franco y el otro castellano, y que los pongan por
aprobación del Concejo, que reclamen sus derechos al Rey (…). C. MIGUEL VIGIL, Colección histórico-diplo-
mática del Ayuntamiento de Oviedo (Oviedo, 1991), p. 10 (en adelante, C.H.D.A.O.). La influencia
franca en la vecina villa de Avilés también sería con toda probabilidad y para la misma época una
realidad. Así se manifiesta en la carta de población de la villa marinera. Vid. R. LAPESA MELGAR: As-
turiano y provenzal en el fuero de Avilés (Salamanca, 1948).
20 Analiza la evolución de las parroquias urbanas de Oviedo en la Edad Media M. CALLEJA PUERTA, La
formación de la red parroquial de la diócesis de Oviedo en la Edad Media, Oviedo, 2000.
308 MARÍA ÁLVAREZ FERNÁNDEZ

su origen por un estilo de vida fundamentalmente mercantil y mari-


nero21.
La trayectoria urbana de Avilés, que ostenta la primacía cronológica
sobre las villas costeras del norte de España –a falta de datos precisos
sobre la fundación de la villa galaica del Ferrol– corre paralela a la de
Oviedo. Su estatuto jurídico privilegiado (1155), gemelo al ovetense, re-
fleja claramente una madurez social, económica e institucional plena,
aunque no será hasta el siglo siguiente cuando alcance las cotas de má-
ximo desarrollo, coincidiendo con la consolidación de las grandes rutas
marítimas de la fachada atlántica 22. Una de las cláusulas del fuero de po-
blación, relativa a la concesión de la exención de portazgo a todos los ve-
cinos de Avilés, desde la mar hasta León así lo constata23.
La orla costera asturiana, en los primeros decenios del siglo XII, es
un medio difícil plagado de peligros, en el que ningún marino se atrevía
a adentrarse. De las reacciones hostiles de estos pobladores de la franja
costera atlántica ante la presencia de mercaderes foráneos nos hablan
algunos relatos, como el que narra el frío recibimiento que padecen unos
cruzados ingleses en 1147 a su llegada a Asturias a causa de un tempo-
ral24. Cabría preguntarse si esa desconfianza hacia los extranjeros, cuyas
intenciones se escapaban a los naturales de la villa de Avilés, y esa peli-

21 J.I. RUIZ DE LA PEÑA SOLAR:“Funciones y paisajes urbanos de las villas marítimas del norte de España:
Avilés (siglos XII-XIV)”, en Mercado Inmobiliario y paisajes urbanos en el Occidente europeo (siglos XI-
XV)”, XXXIII Semana de Estudios Medievales de Estella (Pamplona, 2007), pp.691.735.
22 J. URÍA RÍU: “Oviedo y Avilés en el comercio atlántico de la Edad Media (siglos XIII a XVI)”, en Es-
tudios sobre la Baja Edad Media asturiana (Oviedo, 1979), pp. 311-367. J.I. RUIZ DE LA PEÑA SOLAR: “Las
villas castellanas de la costa cántabro-atlántica y su proyección comercial en el Mediterráneo occi-
dental”, en Ciudades y élites urbanas en el Mediterráneo medieval. Revista de Historia Medieval. Univer-
sidad de Valencia (2001), pp. 41-66 y, del mismo autor, “La atracción del mar: en los orígenes de la
apertura de la fachada costera galaico-cantábrica al mundo atlántico (1157-1252)”, en Fernando III
y su tiempo (1201-1252), Fundación Sánchez-Albornoz (Ávila, 2003), pp. 183-208, y “Comercio a es-
cala interregional e internacional. El espacio comercial astur-leonés y su proyección atlántica”, en
El comercio en la Edad Media. XVI Semana de Estudios Medievales de Nájera (Logroño, 2006), pp. 39-91.
Más recientemente, J.I. RUIZ DE LA PEÑA SOLAR, M.S. BELTRÁN SUÁREZ, M. ÁLVAREZ FERNÁNDEZ: “Las
villas nuevas de Asturias (siglos XII-XIV)”, Boletín Arkeolan 16 (2006), pp. 115-136.
23 Homnes populatores de Abiliés non dent portage ne ribage desde la mar ata León. E. BENITO RUANO, Colec-
ción diplomática del Archivo del Excelentísimo Ayuntamiento de Avilés (Avilés, 1992), doc. núm. 1, p. 27.
24 Vid. J. URÍA RÍU: “Los cruzados del norte en las costas de Asturias en 1147 (Ilustraciones a la crónica
de su expedición)”, Juan Uría Ríu. Obra completa. I. El reino de Asturias y otros estudios altomedievales
(Oviedo, 2005), pp. 943-958, y J.E. CASARIEGO: “La costa astur-galaica a mediados del siglo XII. Re-
laciones de dos cruzados cronistas del año 1147”, Boletín del Instituto de Estudios Asturianos, XIX
(1965), pp. 197-213.
ASTURIAS EN TIEMPOS DEL FUERO DE AVILÉS 309

grosidad marítima de principios del siglo XII guardan relación con los ha-
llazgos brindados por la arqueología al respecto de la muralla avilesina.
Las dataciones radiométricas del Carbono 14 han proporcionado cro-
nologías absolutas con un aceptable margen de error para la cerca que
nos llevan a esos años centrales del siglo XII (1100-1140)25.
La actividad comercial y pesquera de Avilés alcanzaría a lo largo del
siglo XII unos niveles modestos pero estimables, orientándose mayori-
tariamente al consumo interno y a una comercialización regional –es-
pecialmente con Oviedo– en la que jugará un papel decisivo el disfrute
del alfolí de sal, con toda probabilidad por concesión de Alfonso IX (1188-
1230)26. Este producto, convertido en un artículo básico dentro del an-
damiaje económico de la villa marítima, favoreció profundamente sus
industrias pesqueras y su tráfico comercial, y Oviedo devenía, en con-
secuencia, en la cabecera redistribuidora del mismo por una amplia de-
marcación transmontana que comprendía los territorios de los
obispados de Oviedo, León y Astorga27.

3. La economía altomedieval asturiana.


El crecimiento continuo de la población rural y la reorganización
del poblamiento, cada vez más compleja desde finales del siglo XI, de-
bieron edificarse necesariamente en un aumento de la producción y en
una concentración mayor de la renta por parte de los grupos superiores
de la sociedad28. La prosperidad del campo fue posible gracias al au-
mento de la superficie cultivada y la intensificación de los rendimientos
y, de la mano de la colonización de nuevas tierras, llegaría la ampliación

25 A. GARCÍA ÁLVAREZ-BUSTO, A. FANJUL PERAZA, “Revisión histórico-arqueológica de la muralla de Avi-


lés (Asturias)”, en Arqueología y territorio medieval, 12 (2005), pp. 69-90.
26 El alfolí de Avilés figura ya a principios del siglo XIII como uno de los grandes centros de importación,
almacenamiento y distribución de sal de la orla costera cantábrica. Para todo lo relativo al comercio de
este artículo en Asturias vid., con carácter general, J.I. RUIZ DE LA PEÑA SOLAR, I. GONZÁLEZ GARCÍA: “La
economía salinera en la Asturias medieval”, tirada aparte de Asturiensia Medievalia, 1 (1972), pp. 11-155.
27 Vid. especialmente J.I. RUIZ DE LA PEÑA SOLAR: “El comercio astur-leonés en los siglos XII-XIII”, en
El reino de León en la época de las Cortes de Benavente. Jornadas de Estudios Históricos (Benavente,
2002), pp. 165-180.
28 Vid. M.E. GARCÍA GARCÍA: “Pequeños propietarios en Asturias (siglos X-XI)”, en Asturiensia Medie-
valia, 5 (Oviedo, 1985-6), pp. 33-53 y, con carácter más general, M. CALLEJA PUERTA, “La Asturias me-
dieval”, op. cit., pp. 227-230, especialmente y del mismo autor, El conde Suero Vermúdez, segunda
parte, pp. 239 y ss.
310 MARÍA ÁLVAREZ FERNÁNDEZ

de los espacios productivos por parte de los señores, laicos o eclesiásti-


cos, una realidad bien documentada a través de los contratos agrarios
conservados, principalmente arrendamientos, préstamos y foros29.
Sin embargo, y a pesar de esta intensificación del rendimiento, pa-
rece ser que la Asturias del siglo XII continuó siendo, desde el punto de
vista agrario, bastante tradicional y rudimentaria: no abundan en nues-
tra región las grandes parcelas longitudinales, asociadas a un uso inten-
sivo del arado en tierras cerealícolas, por lo que la agricultura asturiana
tendió al autoabastecimiento, generando poco excedente para comer-
cializar. Abundaba la escanda, fácil de cultivar en terrenos montañosos,
fríos y con exceso de humedad, como los asturianos, y de cuya harina se
podía obtener un pan más duradero que el del trigo corriente. La do-
cumentación de la época nos habla, por ejemplo, de los modios de es-
canda como parte integrante común en transacciones y pagos de
arrendamiento30. Escaseaba, por el contrario, el centeno y el trigo, un dé-
ficit crónico el de este último que llevaría a los grandes cenobios astu-
rianos a procurarse explotaciones agrarias en tierras leonesas, para su
aprovisionamiento. El Libro Registro de Corias recoge, en este sentido, las
dificultades de los hombres de este cenobio para conducir quince bestias
cargadas de trigo a través de las tierras de Laciana, Babia y Luna en
113231.
A pesar de que la vid aparece ya documentada en la Asturias del
siglo IX –en el 889, el monasterio de San Esteban de Alava, junto al Nar-
cea, recibe terras, pomares, uineas, kasas, orea, cupas32– probablemente la

29 M. É. GARCÍA GARCÍA: “Concesiones agrarias en Asturias (siglos XI y XII)”, Asturiensia Medievalia, 6


(1991), pp. 129-150. Y ya para los siglos XIII y XIV, J.I. RUIZ DE LA PEÑA SOLAR: “Fueros agrarios as-
turianos del siglo XIII”, Asturiensia Medievalia, 4 (1981), pp. 131-196, y M.J. SANZ FUENTES: “Contra-
tos agrarios del Cabildo Catedral de Oviedo a comienzos del siglo XIV. Estudio diplomático”, en
Historia, Instituciones, Documentos, 25 (1998), pp. 625-638.
30 Uno de los ejemplos lo recoge Pedro Floriano Llorente en su estudio dedicado al monasterio de San
Miguel de Bárcena, filial del de Corias desde 1044 y sometido desde entonces a su jurisdicción. En
señal de vasallaje, el monasterio de Bárcena pagaba una serie de ingresos y, anualmente, por San
Juan Bautista, un modio de escanda, un medro de sidra y carne en abundancia (P. FLORIANO LLO-
RENTE: “El monasterio de San Miguel de Bárcena”, en Archivum. Revista de la Facultad de Filología, 25
(1975), pp. 330-336).
31 In diebus comitis Suarii qui tenebat Flaciana et Uadabia, Luna, et Paredes, ueniebat quidam monachus co-
riensis, nomine Martinus Paderniz, cum XV bestias cargadas de trigo de Legione; et exierunt illos portarios
nominatos Martino Fernandiz, et Martino Iermias, uolentes portadgare illas bestias de Corias. A.C. FLO-
RIANO CUMBREÑO: Libro Registro de Corias (Oviedo, 1950), fol. 27.
ASTURIAS EN TIEMPOS DEL FUERO DE AVILÉS 311

producción vitícola no alcanzase una entidad relevante durante los siglos


X-XI. Su cultivo sí experimentará un progreso notable a lo largo del siglo
XII, con el aumento de la plantación de viñedos, casi siempre en torno a los
monasterios33. La producción de lino no debió ser abundante, al requerir
suelos muy trabajados y con abundante irrigación. A pesar de ello, sabemos
que Corias poseía linariegas en Canero y Cangas de Narcea34.
Esta escasez de datos relativos a la agricultura contrasta, sin em-
bargo, con la gran cantidad de noticias alusivas a la producción frutícola
asturiana, destacando mayoritariamente la manzana. Los documentos
mencionan frecuentemente la existencia de pumares, pumarinos, puma-
regas, pumareros, lo que nos lleva con toda probabilidad a una expansión
importante del árbol y sabemos, además, que la sidra constituía un pro-
ducto de consumo popular muy habitual en Asturias, como se des-
prende, por un lado, del hecho de que figure la sidra como un medio de
pago en compra-ventas de la época y, por otro, de la regulación que de
su consumo hacen los mismos fueros urbanos de Oviedo y Avilés35.
* * *
La ganadería asturiana jugó un papel fundamental en la economía
campesina, en general, y en la vida de los dominios monásticos, en parti-
cular. El ganado mayor, constituido por yuntas de vacas y bueyes, era de
vital importancia en una casería y el elemento clave para el sustento fami-
liar y las faenas agrícolas. La potencia ganadera de Corias, por ejemplo, se
constata gracias al importante número de cabezas de ganado que durante
los siglos XI y XII utilizó el cenobio como medio de pago de las transac-
ciones que realizaba36. Es probable que este cenobio orientase la explota-
ción de sus vastos dominios a la producción pecuaria. Dos datos curiosos

32 Lo recoge M. E. GARCÍA GARCÍA en su espléndida monografía sobre San Juan Bautista de Corias. His-
toria de un señorío monástico asturiano (siglos X-XV), Oviedo, 1980, p. 236, nota 128.
33 Nuevamente Corias nos proporciona el dato. El abad Juan Martínez (1138-1162), que enriqueció el
monasterio con varias donaciones, adquirió uineis et pomeriis y el mismo Libro Registro de Corias dice
de su sucesor, el abad Pedro (1162-1195) que uineas multas plantauit (San Juan Bautista de Corias, op.
cit., p. 236, nota 129).
34 Ibidem, p. 237.
35 Fuero de Oviedo: Todo omne que pan o sidra ouier de vender vendalo qual ora si quesier sen calonna et no
lo dexe por nul omne (C.H.D.A.O., doc. núm. I, p. 14). Fuero de Avilés: Toht omne, qui pane aut sícera
aver a vender, véndalo qual ora si quisier sin calumpnia, (e) non lexe per nullo omne (E. BENITO RUANO, Co-
lección, doc. núm. 1, p. 24).
36 M.E. GARCÍA GARCÍA: San Juan Bautista de Corias, op. cit., pp. 243-248.
312 MARÍA ÁLVAREZ FERNÁNDEZ

al respecto apuntan en esta dirección: en el año 1100 los monjes de dicho


monasterio reciben la donación de la villa de Tarallé (Allande) junto con
la familia de quince siervos ligada a ella, cuarenta caballos y yeguas, cin-
cuenta vacas mayores, veinte bueyes, cuarenta puercos, cien ovejas, dos-
cientas cabras y seis perros sabuesos37. Años más tarde (1137), el conde
Fernando Gundemáriz arrebataba al dominio monástico de Corias 313
vacas, 3 caballos, 13 yeguas, 371 ovejas y cabras, 31 puercos, paños, mantas, pie-
les, objetos de hierro, armas, redes y otras preseas que valían 400 morabetinos38.
La explotación de los recursos pesqueros se convirtió también desde
muy pronto en una actividad provechosa, así como la caza, muy abun-
dante en las montanas asturianas. Los documentos relativos a las ha-
ciendas nobiliarias suelen reservar con gran cuidado los criaderos de
aves rapaces destinadas a la cetrería, uno de los grandes entretenimien-
tos de las clases pudientes39.
La pesca fluvial, por su parte, fue otra de las actividades productivas
de la economía alimenticia de Asturias en este momento, a juzgar por
la existencia de pesquerías y derechos de pesca y por la adquisición, por
parte de los señores, de los derechos exclusivos sobre los productos de
los ríos, estableciendo cotos en las mejores zonas o exigiendo a sus va-
sallos el tributo anual de las mejores piezas. Así, por ejemplo, la famosa
donación de la reina Urraca en el año 1112 pone de relieve la significa-
ción de la pesca en el río Nalón. Este diploma hace referencia a “totas illas
piscationes que sunt, de Ambas Mestas, super Forzinas per totum fluminem Ni-
lonem usque in ora maris in illo Baonio, et in illa penna Hillane, et in totos pe-

37 Ibidem, nota 58, p. 122.


38 Ibidem, nota 153, pp. 163 y s.
39 El Poema de Almería del siglo XII destaca de los combatientes asturianos su aptitud para el combate y
la caza: (…) no irrumpe el último el arrojado astur. A nadie resulta odioso o molesto. Ni el mar ni la tierra pue-
den vencerlos. Es potente en fuerzas no temiendo apurar las copas de la muerte. Limpio de aspecto, desprecia el pe-
ligro. Es desenvuelto en la pelea y no menos apto para la caza, recorre los montes y conoce las fuentes por todas
partes. Como a los surcos de la tierra, así desprecia a las olas del mar. Nadie le aventaja en superar cuantas difi-
cultades encuentra. Pidiendo en todo momento la protección del Salvador, esta nación abandona cabalgado la re-
gión de las hinchadas olas y se une a otras compañeras con las alas extendidas (L. SÁNCHEZ BELDA: Chronica
Adefonsi Imperatoris, Madrid, 1950, pp. 171 y s., 192 y s. Lo recoge M. CALLEJA PUERTA: “La Asturias Me-
dieval”, cfr. supra, p. 322). También la iconografía aporta interesantes elementos a este análisis: la de-
coración monumental de la iglesia románica de San Pedro de Villanueva, del mismo siglo que el poema
citado, atestigua el valor descriptivo de la cetrería como uno de los atributos del noble. Acerca de las
actividades cinegéticas, vid., por ejemplo, J. URÍA RÍU: “La caza de la montería durante la Edad Media
en Asturias, León y Castilla”, Biblioteca Popular Asturiana (Oviedo, 1976), pp. 265-302.
ASTURIAS EN TIEMPOS DEL FUERO DE AVILÉS 313

lagos defenssos, et in totas tabulas, et por ambas ripas, et per médium flumen
todos illos homines de illo episcopo sive de illos canonicis cum omnibus recibi-
mos et deganeis, quantas aber potuerint et ponere apostales et capere hostrias in
illa forma, et in toto flumine cum omni genere piscium in die et in nocte abso-
lute sine ulla calumnia piscare”40.
Es posible que hasta mediados del siglo XII el tráfico marítimo de la
villa de Avilés no alcanzase gran desarrollo por el peligro de la piratería
musulmana que, hasta la conquista de Lisboa en 1147, solía alargar sus
incursiones por las costas de Asturias según afirman la Historia Compos-
telana y la Crónica de Alfonso VII41. Entre las mercancías que contribuye-
ron a animar el comercio avilesino del Atlántico figura como principal
la sal. Su control, necesario para la conservación de carnes y pescados y
para la alimentación de la cabaña ganadera, estuvo en manos del poder
real y de su alto valor da cuenta el hecho de que todas las officinae sali-
narum asturianas medievales aparecen ya documentadas para los siglos
X y XI42. Se distribuían por toda la costa, tanto al este –Collera, en Ri-
badesella– como al occidente –Miudes, en El Franco; Tol, en Castropol–
aunque su mayor concentración se observa en el área central –Conce-
jos de Castrillón, Pravia, Corvera y Gijón. Es interesante destacar cómo
lo que venía siendo una propiedad muy extendida de las salinas por parte
de la monarquía acabará por convertirse, desde mediados del siglo XII,
en el derecho exclusivo de los monarcas a su dominio y explotación43.

* * *
La mayor novedad del siglo XII no fue tanto la vitalidad de las arte-
sanías rurales como su transferencia a las fundaciones urbanas y el re-
flejo clásico de esta transformación lo encontramos en la ciudad de
Oviedo44. Con toda probabilidad existiese en la ciudad una modesta ar-
tesanía textil previa al fuero y el indicador nos lo proporciona una venta

40 F.J. FERNÁNDEZ CONDE: “La supuesta donación de la reina doña Urraca”, op. cit, pp. 181 y s.
41 Vid, supra, nota 24.
42 Remito nuevamente al estudio de J.I. RUIZ DE LA PEÑA SOLAR e I. GONZÁLEZ GARCÍA, La economía sa-
linera en la Asturias medieval, op. cit., nota 26.
43 Ibidem.
44 Un estudio de la artesanía ovetense en la Alta Edad media en J.I. RUIZ DE LA PEÑA SOLAR, El comer-
cio ovetense en la Edad Media (Oviedo, 1990).
314 MARÍA ÁLVAREZ FERNÁNDEZ

efectuada en Oviedo el 5 de Abril del año 1078 en la que Mayor Froilaz


y sus hijos venden al Obispo de Oviedo Pedro la villa de Ataulio, en te-
rritorio de Gijón, junto al mar, por 350 sueldos de plata kazmi, una piel al-
fanege de paño verde de Oviedo con adornos greciscos en oro, 800 sueldos de
kazmi, un caballo amarillo de 150 sueldos de plata kazmi y 75 sueldos más,
que les había prestado el Obispo en diversas ocasiones45.
El hecho, además, de que los pobladores francos asentados en la
ciudad probablemente se dedicasen a oficios artesanales y mercantiles
puede ser considerado otro factor no menos desdeñable, al igual que la
gran diversidad de oficios constatados para el siglo XIII –y evidenciados
en las Ordenanzas municipales de 1245 y 1274– y que nos permite re-
trotraer su práctica a épocas anteriores46. Especialmente numerosos de-
bieron llegar a ser en la capital asturiana los alfayates, que contaban con
cofradía propia organizada al menos desde 123247; también desde 1219
corporativamente los zapateros48 y tenemos constancia documental de
la existencia de correeros, fabricantes de pergamino, herreros, cuchille-
ros y algún fabricante de armas o luquetero (siglo XIII), carpinteros, car-
niceros, pedreros y albergueros, sector floreciente este último al amparo
de las peregrinaciones a San Salvador, ya desde finales del siglo XI49.
* * *
La actividad comercial se concentró tradicionalmente en las cabe-
ceras concejiles, aunque debió ser muy común en este siglo XII la coe-
xistencia de estos mercados urbanos con los rurales, probablemente
mayoritarios50. Ya en 1055 aparece una mención, en Oviedo, a una villa

45 A.C.O., serie A, carp. 1, nº 12. Lo recoge S. GARCÍA LARRAGUETA, Catálogo de los pergaminos de la Ca-
tedral de Oviedo (Oviedo, 1957), doc. núm 77, p. 37.
46 C.M. VIGIL, C.H.D.A.O., docs. núm. XVI, XXXVII, pp. 40 y 64-69, respectivamente.
47 J. URÍA RÍU, “Doña Velasquita Giráldez, la burguesía ovetense del siglo XIII y la cofradía de los alfa-
yates de Oviedo”, en J. URÍA RÍU, Obra completa, III. Estudios sobre Oviedo (Oviedo, 2008), pp. 313-343.
48 J. URÍA RÍU, “Las cofradías ovetenses de los oficios”, en J. URÍA RÍU, Obra completa, III. Estudios sobre
Oviedo (Oviedo, 2008), pp. 345-378.
49 Remito nuevamente al estudio de J.I. RUIZ DE LA PEÑA SOLAR, El comercio ovetense, op. cit, pp. 95-159,
especialmente.
50 Una aproximación al estudio de los mercados rurales en la Castilla de los siglos X a XIII en P. MAR-
TÍNEZ SOPENA, “Foires et marchés ruraux dans les pays de la Couronne de Castille et de Léon du Xe.
au XIIIe. Siècle”, Actes des XIVes. Journées Internacionales d’Histoire de l’abbaye de Flaran, septembre 1992.
Foires et marchés dans les Campagnes de l’Europe médiévale et moderne. Toulouse, 1996, pp. 47-69.
ASTURIAS EN TIEMPOS DEL FUERO DE AVILÉS 315

Merkato, un topónimo que reaparece en la documentación del siglo XIII


y que se correspondería, con toda probabilidad, al Mercadín de Oviedo,
aún hoy perfectamente identificable, fuera de los límites de la ciudad
medieval51.
El intercambio comercial en la capital asturiana se vio favorecido
no sólo por la actividad de francos, peregrinos y comerciantes asentados
en la ciudad ya desde finales del siglo XI. La mejora de las infraestruc-
turas y la revalorización de los derechos de portazgo son también índi-
ces reveladores de un éxito comercial incuestionable para la capital
ovetense del siglo XII, momento en el que el portazgo empezará a fi-
gurar en los diplomas como elemento destacado de concesiones o trans-
acciones, estando en manos de la Mitra y de los principales monasterios
las participaciones más sustanciosas de estos ingresos52.
Sin duda alguna el mercado urbano mejor documentado para el
siglo XII en Asturias es el de Oviedo. Al menos desde principios de siglo
funcionaba en Oviedo un azogue de amplio radio emplazado cerca de la
iglesia de San Isidoro, advocación leonesa implantada en la ciudad pro-
bablemente por los comerciantes leoneses allí asentados53. Los diplomas
del siglo XII recogen, además, la existencia de posadas abiertas y, desde
1145, comienzan a mencionarse las tiendas, de cuya existencia da so-
brada cuenta, además, la denominación de la “Rúa de las Tiendas” cons-
tatada documentalmente por primera vez a mediados del siglo
siguiente54.
El abastecimiento de los mercados de Oviedo y Avilés no dependía
únicamente del campo asturiano ni del artesanado local, aún bastante
embrionario. La agricultura regional, muy limitada, era incapaz de ofre-

51 Lo recoge J.I. RUIZ DE LA PEÑA en El comercio ovetense, pp. 190 y s.


52 Una importante mejora infraestructural que favoreció el comercio a Oviedo y la llegada a la capi-
tal de peregrinos y mercancías fue el arreglo de puentes y caminos. Vid., entre otros, los trabajos
de J.M. FERNÁNDEZ HEVIA, J.J. ARGÜELLO MENÉNDEZ: “Los dos puentes antiguos al suroccidente de
Oviedo: los puentes de Gubín y Godos”, en Asturiensia Medievalia, 7 (Oviedo, 1993-94), pp. 207-224
y M.S. BELTRÁN SUÁREZ: “Los puentes como elementos articuladores del espacio en Asturias: el
ejemplo de los de Olloniego y Mieres del Camino”, en Boletín del Real Instituto de Estudios Asturia-
nos, nº 157 (Oviedo, 2001), pp. 41-60.
53 J.I. RUIZ DE LA PEÑA, El comercio ovetense, pp. 197 y ss.
54 En 1256 el cabildo de la Iglesia de Oviedo convenía con Tomás Martínez y su mujer sobre reparación
de paredes, somberados y canales de unas casas fronteras en la Rua de las Tiendas que salen a la calella es-
trecha de Santirso, en Oviedo. Lo recoge S. GARCÍA LARRAGUETA: Catálogo, doc. núm. 368, p. 133.
316 MARÍA ÁLVAREZ FERNÁNDEZ

cer más excedentes de producción para comercializar que pequeñas can-


tidades de escanda y sidra, de ahí la necesidad del acarreo de grano y
vino, productos propios de la agricultura de la Meseta55. Y es en este
siglo XII cuando se consolida plenamente la ruta comercial que unía
León con Oviedo y Avilés56.
Ya hemos visto cómo los señoríos eclesiásticos complementaban
sus despensas con productos del otro lado de la cordillera, especialmente
la Catedral de Oviedo y los monasterios de Corias, Cornellana y Valde-
diós, que recibían trigo y vino de sus propiedades leonesas, a cambio
probablemente de pescado de mar, sal y paños57.
Una de las mercancías de importación extranjera que más acepta-
ción tuvo en Avilés y Oviedo fue la de los productos textiles, las telas,
procedentes generalmente de los puertos del norte y el oeste de Fran-
cia. Aunque no será hasta mediados del siglo XIII cuando los documen-
tos ovetenses descubran el comercio con el puerto francés de La Rochela
podemos suponer que éste debió comenzar con cierta anterioridad y
que tal vez los paños franceses que se mencionan en algunos documen-
tos del XII puedan tener aquella procedencia58. En 1141 se nombra, en
una escritura de donación al monasterio de San Vicente de Oviedo,

55 El 4 de noviembre de 1286, en Valladolid, Sancho IV expedía una Cédula Real por la que hacía ex-
tensivo el privilegio de portazgo que el concejo de Oviedo tenía desde la mar hasta las puertas de
León, haciéndolo llegar a las mismas puertas de la capital leonesa por razon quel conçeio de Ouiedo nos
enbiaron decir que yeran muy pobres et que se despoblaua la villa et que el mas tienpo del anno biuen de pan
et de vino de carreo de leon et de otras partes. C.H.D.A.O., doc. núm. LV, p.89.
56 Vid. especialmente, J.I. RUIZ DE LA PEÑA SOLAR: “El comercio astur-leonés en los siglos XII-XIII”, en
El Reino de León en la época de las cortes de Benavente. Jornadas de Estudios Históricos (Benavente, 2002),
pp. 165-180.
57 Vid. supra, nota 31.
58 De los intercambios comerciales entre Oviedo y este centro francés da cuenta J.I. RUIZ DE LA PEÑA
en el ya tantas veces citado trabajo La economía salinera. Recoge, por ejemplo, que en cierto me-
morial de quejas elevado por el concejo de Nora a Nora a la capital asturiana, datable en torno a
1250, se alude expresamente a la exención de que gozaban los ovetenses del portazgo de los troxe-
llos e de las balas de la ropa de La Rochela, importados a través de la vecina villa de Avilés. Op. cit., pp.
47 y ss. Vid. también, del mismo autor, El comercio ovetense, pp. 359 y ss. y “Presencia de los puertos
cantábricos en las líneas del comercio atlántico bajomedieval: las relaciones entre Asturias y La Ro-
chelle”, en Boletín del Real Instituto de Estudios Asturianos, nº 141 (Oviedo, 1993), pp. 21-48. J. URÍA RÍU:
“Oviedo y Avilés en el comercio atlántico de la Edad Media”, en J. Uría Ríu. Obra completa III. Estu-
dios sobre Oviedo (Oviedo, 2008), pp. 157-237. Recientemente, M.J. SANZ FUENTES, J.A. ÁLVAREZ CAS-
TRILLÓN y M. CALLEJA PUERTA publicaban la Colección diplomática del concejo de Avilés en la Edad Media
(1155-1498), poniendo a disposición una riquísima selección documental del Avilés medieval (Avi-
lés, 2011).
ASTURIAS EN TIEMPOS DEL FUERO DE AVILÉS 317

cierta heredad cuyo precio ascendía a cuatro bueyes y “IIII cubitos de fran-
cisco”, que se ha interpretado como medida de una pieza de paño de im-
portación. Estos IIII cubitos de paño equivaldrían a cuatro codos de paño
francés, posiblemente traído por mar desde algún puerto del oeste de
Francia, que ya por aquel entonces daba síntomas de cierta actividad co-
mercial59.

4. La sociedad altomedieval asturiana


El alejamiento progresivo de la frontera hacia el sur hizo bascular la
capitalidad del reino a partir del año 910, momento en que Oviedo
pierde su función de regia sedes y va quedando poco a poco cada vez más
relegada a un segundo plano60. Para la familia regia, la región se fue con-
virtiendo, primero, en un lugar de retiro y protección, especialmente
para las mujeres de la familia –nuestra región ofrecía la tranquilidad de
una zona alejada de la frontera–, para convertirse después en una zona
periférica que rara vez visitaban. Desde el año 1000 hasta mediados del
siglo XII es larga la nómina de reinas e infantas que visitan nuestra re-
gión, siendo en un principio el monasterio de San Pelayo su destino ha-
bitual61. A mediados del siglo XII la reina Velasquita, repudiada por
Vermudo II, visita Asturias junto con su hija la infanta Cristina, funda-
dora del monasterio de Cornellana62; Doña Gontrodo Pérez, amante de
Alfonso VII, funda en 1153 el monasterio de Santa María de la Vega y la
hija de ambos, Urraca, recalará en Asturias al enviudar del rey García
Ramírez de Navarra, actuando como gobernadora en la región, por citar
sólo algunos ejemplos63.
Los reyes, sin embargo, fueron paulatinamente limitando sus es-
tancias en Asturias y el alejamiento de la realeza permitió el desarrollo

59 Recoge la noticia J. URÍA RÍU, Ibidem, p. 226.


60 J.I. RUIZ DE LA PEÑA SOLAR: “De Oviedo a León: Ordoño I y Alfonso III, el Magno (850-910)”, en Reyes
de León: monarcas leoneses del 850 al 1230 (León, 1996), pp. 17-36. Del mismo autor, La monarquía as-
turiana, Oviedo, 2002.
61 F.J. FERNÁNDEZ CONDE, I. TORRENTE FERNÁNDEZ: “Los orígenes del monasterio de San Pelayo
(Oviedo): aristocracia, poder y monacato”, en Territorio, sociedad y poder: revista de estudios medieva-
les, 2 (Oviedo, 2007), pp. 181-202.
62 Estudia el monasterio de Cornellana M. CALLEJA PUERTA, vid. supra, nota 7.
63 Hace lo propio con este monasterio benedictino ovetense, A. MARTÍNEZ VEGA: El monasterio de Santa
María de la Vega, Oviedo, 1991.
318 MARÍA ÁLVAREZ FERNÁNDEZ

efectivo de unos grupos aristocráticos que en la etapa anterior habían


permanecido casi ocultos bajo la presencia aplastante de la monarquía.
No podemos hablar aún de una nobleza de privilegio, pero sí de una
aristocracia cuyo patrimonio se articulaba en torno a la propiedad de la
tierra64. No obstante, y salvo excepciones, la posesión de la tierra no se
concentraba en grandes explotaciones –se trataba, como vimos, de un
régimen de explotación disperso– sino que se repartía entre varios con-
cejos, próximos entre sí e incluso fuera del reino. El caso más paradig-
mático es el del conde Suero Vermúdez, cuyas propiedades se repartían
del Cantábrico al Duero y de Galicia a Burgos65.
Este reparto patrimonial en pequeñas parcelas deriva de la forma de
transmisión familiar, en un momento el que no se había impuesto aún el
sistema de la primogenitura. Esta fragmentación de la herencia comportó
consecuencias graves para la identidad y la continuidad del grupo familiar
no pudiendo hablarse de linajes sino de parentelas aristocráticas de débil
cohesión interna66. El poder del grupo noble fue, pues, frágil, y el éxito de
los aristócratas dependía de los servicios prestados al rey, que podía ele-
varlos socialmente mediante donaciones territoriales o confiándoles el go-
bierno de un territorio y sus rentas correspondientes67.
Fue muy frecuente que estos aristócratas poseyesen iglesias o mo-
nasterios, que administraron como auténticas propiedades a lo largo del
siglo XI68. Las reformas eclesiásticas del siglo XII, sin embargo, acaba-
rán por arrebatarles dichas prerrogativas promoviendo algunos nobles
la regularización de aquellos monasterios que eran de su propiedad: es
lo que hacen los condes Piniolo y Aldonza con el monasterio de Corias;

64 Algunos ejemplos en M. É GARCÍA GARCÍA: “Aldonza Fernández y Álvaro Gutiérrez, nobles astu-
rianos del siglo XII”, en Asturiensia Medievalia 6 (1991), pp. 151-170 y “El conde asturiano Gonzalo
Peláez”, Asturiensia Medievalia 2 (1975), pp. 39-63. Un análisis completo de la situación de la nobleza
asturiana para estos siglos en M. CALLEJA PUERTA: El conde Suero Vermúdez, su parentela y su entorno
social: la aristocracia astur-leonesa en los siglos XI y XII (Oviedo, 2001).
65 Ibidem.
66 M. É. GARCÍA GARCÍA: “Pequeños propietarios en Asturias (siglos X-XI)”, en Asturiensia Medievalia,
5 (Oviedo, 1985-86), pp. 33-53.
67 M. CALLEJA PUERTA: “La Asturias medieval”, en Historia de Asturias (Oviedo, 2005), pp. 250 y s., es-
pecialmente.
68 Vid. M. É. GARCÍA GARCÍA: “Aristocracia laica y monasterios familiares en Asturias (ss. X y XI)”, en
Homenaje a Juan Uría Ríu, vol. 1 (1997), pp. 253-274 y, de la misma autora, “Monasterios benedicti-
nos y aristocracia laica en Asturias (siglos XI-XII)”, Semana de historia del monacato cántabro-astur-
leonés (Oviedo, 1982), pp. 195-233.
ASTURIAS EN TIEMPOS DEL FUERO DE AVILÉS 319

Suero y Enderquina, con el de Cornellana o Pedro Alfonso con el de


Belmonte69.
Puede decirse, pues, que la historia de la aristocracia regional es la de
su auge y su caída70. Durante la segunda mitad del siglo X, cuando la mo-
narquía pasaba por uno de sus peores momentos, florecieron los pode-
res locales y aparecieron algunos importantes magnates –que se hacen
llamar condes– administrando importantes patrimonios y ostentando
una representación regia que usaron en su propio beneficio. La situa-
ción comenzará a cambiar a mediados del siglo XI, cuando los monar-
cas estabilicen su poder y reinicien el avance de la reconquista,
importante fuente de ingresos y de prestigio con la que lograron apla-
car los intereses de la nobleza y, sobre todo, dividirla. En lo sucesivo, los
aristócratas más poderosos en Asturias serán aquellos que se distingan
por su fidelidad al monarca71. Ya a fines de siglo, el antiguo poder de la
nobleza astur terminaría por agotarse: cedida buena parte de los mayo-
res patrimonios a los monasterios y perdida su influencia en la corte,
desaparecieron los condes, la administración del territorio asturiano
pasó a manos de la nobleza menor, más ligados al servicio regio, y en As-
turias la nobleza quedó descabezada por más de un siglo.
Por debajo de las grandes familias, los documentos de estos siglos
muestran mucho más tímidamente una nobleza local representante del
grupo más pudiente en cada territorio, familias con tierras que podían
acompañar al rey en las campañas militares –de ahí su calificativo de mi-
lites– y que se enorgullecían de su desahogo económico y su poder local.
Estos infanzones o caballeros, eran más importantes numéricamente en
la sociedad asturiana que la alta nobleza, destacando los de Langreo que,
como veremos, trataron de evitar que Alfonso VI cediese aquel territo-
rio en señorío a la catedral de Oviedo, en 107572.
* * *

69 Vid. los estudios de M. É. GARCÍA y M. CALLEJA anteriormente citados.


70 Tomamos aquí en préstamo la expresión utilizada por M. CALLEJA PUERTA, La Asturias medieval, p. 249.
71 Ibidem, p. 252.
72 14 marzo 1075. Alfonso VI dona a la Catedral de Oviedo el valle de Langreo. M.J. SANZ FUENTES: Liber
Testamentorum Ecclesiae Ovetensis (Oviedo, 1995), doc. núm. 47, pp. 591-600. El 8 abril 1075, Alfonso VI
sentenciaba a favor de la catedral de Oviedo el litigio que contra ella mantenían los infanzones de Lan-
greo. M.J. SANZ FUENTES: Liber Testamentorum Ecclesiae Ovetensis, doc. núm. 51, pp. 604-607.
320 MARÍA ÁLVAREZ FERNÁNDEZ

De lo poco que se sabe de los obispos alto-medievales, parece claro


que solían ser elegidos entre las parentelas más poderosas o, al contra-
rio, que éstas utilizaban el cargo episcopal como un resorte más de
poder. D. Pelayo de Oviedo (1101-1139) será, durante la primera mitad
del siglo XII, un ejemplo paradigmático de esta firme defensa de los in-
tereses de su Iglesia73.
En los siglos X-XI, el grupo eclesiástico estaba cada vez más preo-
cupado por las instituciones a las que representaba que por su función
religiosa, situación de hecho a la que se pondrá fin con el Concilio de Co-
yanza de 1055, la reforma interior del clero y la emancipación de los po-
deres laicos, aunque probablemente haya que esperar a los años
centrales del siglo XII para ver una auténtica aplicación de la reforma74.
El cabildo de San Salvador dio unos tímidos intentos a mediados del
siglo XI pero la separación patrimonial de Obispo y cabildo, uno de los
pilares básicos de la Reforma, no llegaría hasta el año 110675. También
se atribuye a este siglo XI la imposición de la regla benedictina en los
monasterios de Corias, Cornellana y San Vicente de Oviedo, en susti-
tución de las tradicionales reglas monásticas hispanas, aunque su adop-
ción efectiva se demoró en casi todos los casos76.

* * *
En las capas inferiores de la sociedad dos grupos avanzaron en esta
época hacia la igualación de su estatuto: las antiguas clases serviles y el
campesinado libre, que terminará cayendo en la dependencia de los

73 Vid., especialmente, las páginas introductorias del cit. Liber Testamentorum Ecclesiae Ovetensis, pp.
233-334 debidas a E. FERNÁNDEZ VALLINA, y también, F.J. FERNÁNDEZ CONDE: El libro de los testamen-
tos de la Catedral de Oviedo, Roma, 1971. La labor de los Obispos en la reorganización eclesiástica del
reino de León la analiza en profundidad M. CALLEJA PUERTA: “Eclesiología episcopal y organización
del espacio en las ciudades y villas del noroeste peninsular (1100-1250)”, en Monasterios, espacio y so-
ciedad en la España cristiana medieval, XX Semana de Estudios Medievales de Nájera (Logroño, 2010), pp
429-490.
74 M.J. SANZ FUENTES: Liber Testamentorum, op. cit., pp. 565 y s. Un estado de la cuestión sobre los cam-
bios originados a partir de Coyanza en P. MARTÍNEZ SOPENA: “Aristocracia, monacato y reformas en
los siglos XI y XII”, en El monacato en los reinos de León y de Castilla (siglos VIII-XIII). Fundación Sán-
chez-Albornoz (2007), pp. 67-100.
75 M.S. BELTRÁN SUÁREZ: El cabildo de la Catedral de Oviedo en la Edad Media, Oviedo, 1986.
76 La implantación de la regla conllevaba una serie de cambios en la liturgia y en el régimen de propie-
dad. A partir de este momento, los monasterios dejaban de ser de propiedad familiar para pasar a ser
gestionados por monjes benedictinos, siendo expulsados sus propietarios.
ASTURIAS EN TIEMPOS DEL FUERO DE AVILÉS 321

grandes señoríos laicos y eclesiásticos. La situación socioeconómica de


los pequeños labriegos y de los colonos asturianos no presenta particu-
laridades reseñables. Parte del campesinado libre fue perdiendo paula-
tinamente sus tierras para convertirse en colonos integrantes de alguna
explotación dominical con un grado de libertad imposible de determi-
nar en la mayoría de los casos. La documentación tampoco ofrece in-
formación suficiente sobre el modo de vida de la población servil, que
aumenta extraordinariamente durante el siglo XI en estrecha relación
con la consolidación del estamento nobiliario. Los diplomas hablan con
frecuencia de los siervos rurales –casati– ligados a las tierras del señor,
con las que eran vendidos, permutados o donados y con la obligación de
prestarle determinados servicios77.
El grupo más llamativo de esta población no libre fueron los mauri
captivi, personas esclavizadas en las campañas militares lanzadas contra
la frontera musulmana78. A menudo estos esclavos moros fueron dona-
dos a instituciones eclesiásticas por parte de la aristocracia: el caso más
llamativo es el de los cincuenta moros de tribu hismaelitarum que llegó a
tener el monasterio de Corias, o el pequeño lote de moros y moras in-
corporado en 1153 al monasterio de Santa María de la Vega79.
Debieron ser, sin embargo, más numerosas las familias locales so-
metidas a servidumbre. La documentación regia alude frecuentemente
a familias campesinas dependientes, que alcanzan en ocasiones cifras real-
mente elevadas: la donación de Alfonso VI, por ejemplo, al monasterio
de San Vicente en el año 1079 superaba el centenar80. El interés, sin em-
bargo, y la dificultad está en matizar el tipo de relación existente entre
estas entidades y los hombres dependientes. A este respecto, únicamente
el Libro Registro de Corias nos ilustra cómo “omnes autem serui nostri sem-
per in septimana laborent duos dies quale opus iniuncxerit eis abbas coriensis,

77 Estudia el caso coriense M.É. GARCÍA GARCÍA: San Juan Bautista de Corias, op. cit, pp. 226-229, espe-
cialmente.
78 J.I. RUIZ DE LA PEÑA SOLAR: “Siervos moros”, cf. supra, pp. 139 y ss.
79 Publica el documento fundacional de Corias, A. FLORIANO: El libro Registro de Corias (Oviedo, 1959), I,
pp. 9-13. Vid. también, A. MARTÍNEZ VEGA: El monasterio de Santa María de la Vega. Colección diplomática
(Oviedo, 1991), p. 8.
80 El 12 de marzo del año 1079 Alfonso VI confirma al Monasterio de San Vicente de Oviedo las con-
cesiones hechas por sus predecesores, ampliándolas. Publica el documento M.J. SANZ FUENTES: “Más
documentos del monasterio de San Vicente de Oviedo anteriores al 1200”, en Asturiensia Medieva-
lia, 5 (Oviedo, 1985-86), pp. 96-100.
322 MARÍA ÁLVAREZ FERNÁNDEZ

sub expensas istius monasterio, et alios quatuor dies laborent quod voluerint
pro animabus nostris, et nullum dominum habeant, nisi coriensem abbatem.
Qui autem huic precepto nostro rebellis extiterit, ad seruicium fiscale reuocetur,
et centum flagela suscipiat”81.
Esta población dependiente fue progresivamente mejorando su
situación. Los fueros de los hombres de Corias –concedidos por Fernando
I para regular su situación jurídica en el año 1046– o de San Salvador
–1062– y, algo más tarde, el de Belmonte –1151– imponían exenciones
fiscales, penales y procesales para los hombres vasallos de estas insti-
tuciones, que acabarían por favorecer una equiparación jurídica en la
clase de los cultivadores82. Encontramos un ejemplo en la documen-
tación de San Vicente: en 1135, Pedro Domínguez, un hombre jurídi-
camente libre, contrae matrimonio con Eulalia, una servicial del
monasterio de San Vicente, sometiéndose para ello al monasterio y a
su señorío ut sim vester homo sine alio domino y prestarle servitium in pis-
catione vel quomodo vobis placuerit pro que datis michi vestra mallada, no-
mine Eulalia, pro muliere legitima. Este sometimiento no es más que una
ficción jurídica; al final, lo que importaba no era ya la supuesta liber-
tad o esclavitud, sino conocer a quién rendían servicio aquellas perso-
nas de origen diverso que compartían una misma situación de
sometimiento83.

* * *
La documentación asturiana del siglo XII es particularmente rica en
lo relativo a conflictos y enfrentamientos entre los distintos grupos so-
ciales. El Libro Registro de Corias se convierte, una vez más, en testimo-
nio elocuente de la conflictividad social del momento pues el rico
monasterio del Narcea vio amenazadas continuamente sus tierras por
nobles y campesinos poderosos. En 1112, Diego Fernández saqueaba las
bodegas de Corias robando treinta modios de pan y algunos años des-
pués, en 1137 llevaba a cabo una “razzia” depredadora a gran escala en

81 M.É. GARCÍA GARCÍA, San Juan Bautista de Corias, p. 220.


82 Acerca de estas concesiones de inmunidad, vid. especialmente, C. SÁNCHEZ ALBORNOZ: “La potes-
tad real y los señoríos en Asturias, León y Castilla. Siglos VIII al XIII”, en Estudios sobre las institu-
ciones medievales españolas (México, 1965), pp. 791-822.
83 L. SERRANO: Cartulario de San Vicente de Oviedo (781-1200), Madrid, 1929, doc. núm. 184, p. 178.
ASTURIAS EN TIEMPOS DEL FUERO DE AVILÉS 323

los dominios del cenobio reuniendo un botín impresionante84. La pre-


sencia cada vez más influyente del monasterio en el Occidente astur aca-
baría por suscitar controversias con una nobleza laica poderosa aunque
de las agresiones de dicho sector nobiliario supo defenderse Corias con
éxito85. En este sentido, Alfonso VII reunía en San Salvador de Oviedo
una curia extraordinaria en 1144 para poner remedio a las multe inten-
ciones et multe querele cometidas contra los cenobios de Corias y San Vi-
cente de Oviedo86.
Otro episodio conflictivo será el que tenga lugar en 1158, cuando
cuatro hermanos se apoderan injustamente de una heredad de la mitra
“con violencia y contra la voluntad de los canónigos”. Al morir uno de ellos,
inesperadamente, los tres restantes establecían una relación causal entre
la desgracia familiar y la sustracción violenta de la propiedad episcopal,
entregando de nuevo a San Salvador el botín para reparar su pecado87.

* * *
Los judíos en Asturias comparecen documentalmente a partir del
siglo XIII, al calor de las fundaciones urbanas en las que ocuparon un
lugar importante como prestamistas, comerciantes, médicos y oficiales
regios88.
Del mismo modo, los grupos urbanos burgueses tomarán fuerza
solo a partir de la decimotercera centuria. Es sabido que Oviedo atrajo
un significativo número de inmigrantes francos como foco de peregri-
nación y que su presencia en la ciudad desde finales del siglo XI debió ser

84 Vid. supra, nota 38.


85 Analiza detalladamente esta defensa de las propiedades monásticas M.É. GARCÍA GARCÍA en su ya
tantas veces citada monografía sobre el monasterio. Véanse. fundamentalmente, las pp. 175-182.
86 Ibidem, p. 176.
87 19 de Julio de 1158 (Oviedo). Suarius Martínez, Gunsalvus Martínez, Fernandus Martínez, dan a la
Iglesia de Oviedo una heredad en Carrio: “(…) nos autem filii eius Suarius Martinez, Martinus Marti-
nez, Gunsalvus Martinez, Fernandus Martinez, post mortem matris nostre violenta manu et sine voluntate
episcopi et canonicorum atque vi intravimus ipsam hereditatem (…) per vim et cum violentia contra volun-
tatem episcopi et canonicorum (…)”. S. GARCÍA LARRAGUETA: Colección de documentos de la Catedral de
Oviedo (Oviedo, 1962), doc. núm. 168, pp. 419-422.
88 Una aproximación de conjunto sobre la comunidad judía en Asturias en J. URÍA RÍU: “Noticias his-
tóricas sobre los judíos en Asturias” y “Notas para la historia de los judíos en Asturias”, en Estudios
sobre la Baja Edad Media Asturiana (Asturias de los siglos XIII a XV), Oviedo, 1979, pp. 153-168 y 169-
180. Vid. también, del mismo autor, “Cementerio de los judíos ovetenses”, en Juan Uría Ríu. Obra
completa. III. Estudios sobre Oviedo (Oviedo, 2008), pp. 379-389.
324 MARÍA ÁLVAREZ FERNÁNDEZ

suficiente como para estimular la creación de una magistratura doble,


como indica expresamente el fuero de 114589. La fundación extramuros
de la alberguería de Rocamador, de clara evocación ultrapirenaica, nos
remite nuevamente a esa presencia franca en la capital asturiana90.
Pero no sólo Oviedo. También Avilés conoció la presencia de una
colonia extranjera, gracias a su calidad de ciudad marítima. La exposi-
ción de conjunto que en el presente volumen realiza la doctora Cavero
Domínguez y que dedica a San Nicolás y Santo Tomás Canturicense,
advocaciones ambas presentes en Avilés, es buena prueba de ello.

V. Asturias en la política del reino. Del protagonismo político a la se-


ñorialización del territorio
Durante el siglo XI y, sobre todo, a lo largo del XII, los monarcas, ale-
jados ya del territorio asturiano, trataron de mantener el contacto con
Asturias. Para ello, establecieron relaciones con la aristocracia y las en-
tidades eclesiásticas mediante concesiones de diverso tipo –inmunida-
des, cesión de derechos, facultades regias– en circunscripciones que, de
esta manera, se convertían en señoríos, consolidándose así los de nu-
merosos cenobios asturianos y, sobre todo, el de la Iglesia de San Salva-
dor de Oviedo.
A mediados del siglo XI, con los reinados de Fernando I y Alfonso
VI, comenzaba un nuevo ciclo en las relaciones de Asturias con el poder,
al compás de las nuevas campañas militares contra la frontera meridio-
nal.
Fernando I estuvo pendiente de los problemas de Asturias a lo largo
de sus casi 30 años de reinado, poniendo al frente de la administración
del territorio a merinos o sayones de la aristocracia menor91. Profesaba
una devoción especial por el relicario de San Salvador de Oviedo y visitó
la capital en el año 1053, celebrando la traslación de las reliquias del már-

89 Vid. supra, nota 19.


90 J.I. RUIZ DE LA PEÑA SOLAR: “La antroponimia como indicador de fenómenos de movilidad geográ-
fica: el ejemplo de las colonizaciones francas en el Oviedo medieval” en Antroponimia y sociedad
(Santiago-Valladolid, 1995), pp. 133-154.
91 Vid. especialmente J. MONTENEGRO VALENTÍN: “Merinos y tenentes en el territorium legionense. Una
aportación al estudio de la organización territorial de los reinos occidentales”, en Scripta. Estudios
en Homenaje a Élida García García (Oviedo, 1998), pp. 417-438.
ASTURIAS EN TIEMPOS DEL FUERO DE AVILÉS 325

tir Pelayo, una circunstancia que aprovechó para conceder al monaste-


rio de San Pelayo el de San Juan de Aboño92. Es este monarca, además,
quien concede el privilegio de inmunidad al cenobio de San Juan de Co-
rias en el 1046, el primero de este género en Asturias y modelo para la
redacción del falso fuero de los hombres de San Salvador, confeccionado
por la oficina diplomática pelagiana e incluido por tres veces en el Libro
de los Testamentos93.
Su sucesor, Alfonso VI, continuó la política de su padre, especial-
mente en lo relativo al tratamiento de las instituciones eclesiásticas, prin-
cipales beneficiarias de los favores regios, en detrimento de las parentelas
magnaticias. En 1075 Alfonso VI visita Oviedo, acompañado por sus
hijas Urraca y Elvira, varios obispos y un florido cortejo de nobles, entre
ellos, Rodrigo Díaz, el Cid. La apertura del arca santa marcó significati-
vamente el inicio del impulso de las peregrinaciones medievales a la ca-
tedral asturiana94.
A raíz de la visita, el monarca concedía a los Obispos la jurisdicción
sobre el territorio de Langreo, pieza importante en el futuro del amplio
señorío temporal de la mitra, provocando esta concesión la ya mencio-
nada reacción de los infanzones langreanos, que no querían tener al
Obispo por señor95. Este monarca fue reiteradamente favorable a la sede
ovetense y al monasterio de Corias, distinguiéndolos continuamente
con donaciones, pero no sólo. Los fueros concedidos por este rey a las
ciudades de Oviedo y Avilés, confirmados cincuenta años más tarde por
su nieto el Emperador, serán un factor de primer orden en el desarrollo
de ambos núcleos urbanos y, por extensión, de la región asturiana96.

* * *
En el año 1085 la situación general del reino daba de nuevo un cam-
bio. Los almorávides reaccionaban ante la conquista de Toledo en ese

92 Historia de Asturias, cf. supra, pp. 184-185.


93 San Juan Bautista de Corias, cf. supra, pp. 110 y ss.
94 M.S. BELTRÁN SUÁREZ: “Los orígenes y la expansión del culto a las reliquias de San Salvador de
Oviedo”, en Las peregrinaciones a Santiago de Compostela, op. cit, pp. 37-55. Recoge el documento de
la solemne apertura, S. GARCÍA LARRAGUETA: Colección de documentos de la Catedral de Oviedo (Oviedo,
1962), núm. 72, pp. 214-219.
95 Vid. supra, nota 72.
96 Vid. supra, nota 15.
326 MARÍA ÁLVAREZ FERNÁNDEZ

año y la nueva fase de derrotas frente a los musulmanes traería consigo


un nuevo fortalecimiento de la nobleza en todo el reino, incluida Astu-
rias. Es en este momento cuando la aristocracia menor cede paso a las
grandes figuras condales: el conde Suero Vermúdez, cuyos dominios se
centraban en el territorio de Salas, será uno de sus principales valedores
en Asturias, convirtiéndose durante dos décadas en árbitro de la polí-
tica regional97.
Las penalidades económicas y políticas de la reina Urraca, que su-
cedía en el trono a su padre Alfonso VI en 1109 a falta de heredero varón,
la obligarán a hacer elevadas concesiones de propiedades y también de
derechos de jurisdicción, donando al magnate Suero Vermúdez los mo-
nasterios de San Salvador de Perlora y San Andrés de Pravia en fecha
anterior a 111798. Es también en este contexto cuando la catedral de
Oviedo obtiene el usufructo vitalicio de la villa de Soto de Lezer –Soto
de Ribera– y el señorío sobre la tercera parte de la ciudad de Oviedo99.
La relación de Alfonso VII (1126-1157) con la región asturiana fue in-
tensa y actuó enérgicamente en su capital, poniendo orden en la ciudad
–a través de la confirmación de los fueros de población otorgados por su
abuelo–, y en la civitas, expulsando de la silla episcopal al Obispo Pelayo,
que será sustituido por el Obispo Alfonso (1129-1142), no reconocido
por el Papa100.
Intervino, además, personalmente en la represión de las rebeliones
nobiliarias de la época, como la que protagoniza el conde Gonzalo Pe-
láez101. De este trato directo con la nobleza rural asturiana deriva el na-
cimiento de una hija, Urraca la Asturiana, que andando el tiempo llegará

97 Remito al excelente trabajo ya citado de M. CALLEJA PUERTA: El Conde Suero Vermúdez, cf. supra.
98 Ibidem.
99 Cf. supra, nota 14.
100 La figura de Alfonso VII el Emperador en el contexto del reino leonés la estudia en profundidad M.
RECUERO ASTRAY en los siguientes trabajos: Alfonso VII, emperador. El imperio hispánico en el siglo XII
(León, 1979); “Donaciones de Alfonso VII a sus fieles y servidores”, En la España medieval, 9 (1986),
pp. 897-914; “Alfonso VII el Emperador (1126-1157)”, en Reyes de León: monarcas leoneses del 850 al 1230
(1996), pp. 161-176; “El Imperio hispánico”, en V.A. ÁLVAREZ PALENZUELA (coord.), Historia de España
de la Edad Media (2002), pp. 343-364 y, finalmente, Alfonso VII (1126-1157), Burgos, 2003.
101 Sobre este asturiano, que logró un ascenso fulgurante en la jerarquía social durante el reinado de
Urraca, y sobre sus relaciones con el conde Suero Vermúdez, vid. especialmente, M.E. GARCÍA GAR-
CÍA: “El conde asturiano Gonzalo Peláez”, Asturiensia Medievalia 2 (1975), pp. 39-63, y M. CALLEJA
PUERTA: “Nacimiento de la frontera: el destierro portugués del conde asturiano Gonzalo Pelaez”,
Revista da Facultade de Letras. Historia, nº 15 (1998), pp. 213-228.
ASTURIAS EN TIEMPOS DEL FUERO DE AVILÉS 327

a ser reina de Navarra (1144)102. El Emperador constituirá para ella un in-


fantazgo, concediéndole numerosos bienes realengos y, además la resi-
dencia real de Oviedo, construida en tiempos de la monarquía asturiana,
junto a la basílica de San Salvador.
Manteniendo el título de reina, se hará con el gobierno de la región
bajo la autoridad suprema del Emperador, organizando su propia corte
en Oviedo e imitando la tradición familiar con una política de protec-
cionismo sobre las principales instituciones eclesiásticas de Asturias: la
sede episcopal y los monasterios.
En 1157, como es sabido, se separan los reinos de León y Castilla, y
Asturias quedará integrada en el de León. Tanto Fernando II (1157-1188)
como Alfonso IX (1188-1230) se desplazarán con cierta frecuencia a nues-
tra región para atender las necesidades de gobierno103. Fernando II fue
realmente espléndido con las instituciones eclesiásticas. Comprometido
frecuentemente en costosas expediciones de guerra, llamaba a las puer-
tas de quienes tenían dinero en mayor abundancia: los titulares de sedes
episcopales y los monasterios, recompensando lógicamente a sus bene-
factores con lo que podía: tierras y privilegios. Los responsables de la
sede de San Salvador recibieron de Fernando II tantas donaciones como
el resto de los cenobios asturianos juntos104. A cambio, subvencionaron

102 F.J. FERNÁNDEZ CONDE: “La reina Urraca “La Asturiana”, Asturiensia Medievalia, 2 (1975),pp. 65-92.
103 Especialmente lo hará Alfonso IX (1188-1230), el gran benefactor de Oviedo, a quien el monarca
concede numerosos privilegios. Lo analiza con detalle J.I. RUIZ DE LA PEÑA SOLAR: El comercio ove-
tense, cf. supra, pp. 41-44, especialmente.
104 Una rápida selección de documentos realizada a partir del Catálogo de los pergaminos de la Catedral
de Oviedo de S. GARCÍA LARRAGUETA (cf. supra), nos confirma las donaciones hechas a San Salvador
de Oviedo por parte de Fernando II: las villas de San Milianum y Villa de Mor, junto a Coyanza,
cerca del Esla (doc. núm. 172), la iglesia de San Salvador de Portu, en Maliayo (doc. núm. 177), las
villas de Premmaria, Meobra, Veiga de Didaco Ouequiz, Aguera, Premio, etc (doc. núm. 178), una
extensa heredad entre los ríos Lena y Orna y sierras de S. Claudio y Santa María, que comprende
Santa María de Campomanes, San Antolín y Santa María de Bendones (doc. núm. 182), el castillo
de Monte real con Teverga, su realengo y condado, el castillo de Miranda y las villas de Bárcena y
Páramo, en el valle de San Juan (doc. núm. 184), una heredad junto a Peña Manteiga, Santa Eula-
lia, collados de Inedo y Rouoredo, río de Oruego (doc. núm. 185), el castillo de Aguilar, en la divi-
soria de los reinos, y ciertas heredades desde el castillo de Sena hasta Peña Mantenga (doc. núm.
187), el castillo de Alva de Quirós y las villas de Aquaria, Tamiza, Perlio y Arango (doc. núm. 188),
el monasterio de Santiago de Caravia (doc. núm.189), diversas heredades en Lena, llamadas de
Sena, entre Peña Mantenga y Rouoredo (doc. núm. 192), una heredad en Villanova de Piqueros
(doc. núm. 196), Contrueces, junto al mar, con sus heredades y sus derechos reales (doc. núm. 197),
el realengo de la villa de Sauto de Arbore bono, con todas sus heredades y derechos reales (doc. núm.
200), el diezmo de las rentas de Benavente y la mitad del peaje de Gordón, con los derechos regios
328 MARÍA ÁLVAREZ FERNÁNDEZ

sus campañas y le acompañaron, en alguna ocasión, personalmente: sa-


bemos que el Obispo Rodrigo estuvo presente en el largo cerco de Cá-
ceres (1183-84)105.
* * *
Se puede deducir, de todo lo expuesto hasta ahora, el proceso de se-
ñorialización del territorio y la formación de los señoríos, laicos y ecle-
siásticos, en Asturias106. Durante los siglos XI y XII fueron las
instituciones eclesiásticas las que protagonizaron dicho proceso y sus
archivos permiten trazar una evolución en la que la dotación de unas
sólidas bases económicas va pareja a su redefinición institucional. Las
donaciones, por un lado, y una política favorable de adquisiciones, por
otro, les proporcionaron unos sólidos señoríos territoriales completa-
dos, en ocasiones, con la cesión de los derechos públicos en alguna parte
de los mismos107.
El señorío laico en Asturias en este momento tuvo una trascenden-
cia limitada. Existieron grandes patrimonios y personajes de la aristo-
cracia –lo hemos visto– que, sumando a una rica herencia el fiel servicio
a la monarquía, fueron capaces de amasar grandes fortunas. Sin em-
bargo, esos señoríos territoriales rara vez implicaron la jurisdicción sobre

de voz, merino y sayón (doc. núm. 201), el diezmo de las rentas, las calumnias, peaje y portazgo
de la villa de Coyanza (doc. núm. 205), el castillo de Pruaza con la villa de Montegaudii, la de Pa-
jares y todo su realengo (doc. núm. 206), la mitad del realengo de Tudela, con su cellario y la sexta
parte del peaje de Olloniego, con sus canalegiis y demás derechos (doc. núm. 209), la tierra de San
Salvador de Grandas, libre y exenta, con el castillo de Burón (doc. núm. 210), la tercera parte de Avi-
lés, con sus derechos y pertenencias, y la tercera parte del nauaje de su puerto (doc. núm. 212). De-
dica un interesante estudio a estas donaciones, M. CALLEJA PUERTA: “Donaciones de castillos a la
Iglesia de Oviedo por Fernando II”, en La fortaleza medieval: realidad y símbolo. Actas (1998), pp. 257-
265. Vid. también un precioso trabajo sobre el patrocinio artístico en Oviedo de este monarca en I.
RUIZ DE LA PEÑA GONZÁLEZ: “La reforma románica de la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo
en el contexto del patrocinio artístico de Fernando II”, en De arte. Revista de historia del arte, 2 (2003),
pp. 29-46.
105 1184, marzo, 26. Fernando II y su hijo el rey Alfonso dan a la Iglesia de Oviedo y a su Obispo Rodrigo
el diezmo de las rentas, calumnias, peaje y portazgo de la villa de Coyanza, por la ayuda que les prestó
el Obispo en la lucha con los moros. S. GARCÍA LARRAGUETA: Catálogo, op. cit., doc. núm. 205, p. 80.
106 J.I. RUIZ DE LA PEÑA y S. BELTRÁN SUÁREZ, Señorío y vasallaje en la Asturias medieval, Oviedo, 2009, pp.
27 y ss.
107 Remito, nuevamente, al trabajo de M.S. BELTRÁN SUÁREZ: “El ejercicio señorial del poder público:
los cotos monásticos asturianos en los siglos XI-XIII”, cf. supra. De la misma autora, “Las relacio-
nes de poder en Asturias en la primera mitad del siglo XIII”, Fernando III y su tiempo. VIII Congreso
de Estudios Medievales (León, 2003), pp. 489-505.
ASTURIAS EN TIEMPOS DEL FUERO DE AVILÉS 329

el territorio, con lo que el destino de la aristocracia permaneció muy fir-


memente ligado al servicio regio.
De los señoríos patrimoniales eclesiásticos constatados en Asturias,
el primero en importancia fue, como es obvio, el señorío catedralicio, re-
sultando decisivas las donaciones de los reyes a la Iglesia, que velaba por
la memoria de sus antepasados. En la historia del señorío jurisdiccional
de la sede ovetense merecen citarse algunos hitos fundamentales de los
que ya hemos hablado en páginas precedentes: la donación del territo-
rio de Langreo de Alfonso VI en 1075108; la donación de la villa realenga
de Soto de Lezer –Soto de Ribera– de la reina Urraca en 1112109; o las
concesiones de Fernando II, entre las cuales destaca la donación de Te-
verga, con sus castillos de Monreal y Miranda, en 1171; el castillo de
Alba de Quirós; las villas de Agüera, Tameza, Perlio y Arango, con sus
derechos y vasallos, en 1174; el castillo de Proaza con sus pertenencias,
en 1184; la mitad del realengo de Tudela, en 1185; el territorio de San Sal-
vador de Grandas con el castillo de Burón, en 1186; y el tercio de los de-
rechos del puerto de Avilés, en 1188110.
La segunda mitad del siglo XII fue el período más importante en el
proceso de enriquecimiento patrimonial del monasterio de San Vicente
de Oviedo, cuyas donaciones recibidas superaron en número a las de la
mitra111. Paralelamente, el éxito patrimonial otros monasterios, como
los de San Pelayo de Oviedo, Obona y San Pedro de Villanueva deben
ponerse en estrecha relación con las donaciones realizadas por la fami-
lia regia, mientras que los de Corias, Celorio, Cornellana o Lapedo, de
fundación más tardía, nacen como monasterios particulares de paren-
telas aristocráticas e inician en este siglo XII su vida independiente112.

108 Vid. supra, nota 72.


109 Vid. supra, nota 9.
110 Vid. supra, nota 104.
111 P. FLORIANO LLORENTE: Colección diplomática del monasterio de San Vicente de Oviedo (Oviedo, 1968).
112 Vid., con carácter general, I. TORRENTE FERNÁNDEZ: “Familia monástica del Monasterio de San Pe-
layo de Oviedo (siglos X-XII)”, Asturiensia Medievalia, 8 (1995-96), pp. 153-172, y “Los orígenes del
monasterio de San Pelayo (Oviedo). Aristocracia, poder y monacato”, en Territorio, sociedad y poder.
Revista de Estudios medievales, nº 2 (2007), pp. 181-202; M.J. SANZ FUENTES: “Documentación medie-
val del Monasterio de Santa María de Obona en el Archivo Histórico Diocesano de Oviedo”, Astu-
riensia Medievalia, 8 (1995-95), pp. 291-340, y “Documentos medievales del Monasterio de Santa
María de Obona en la Chancillería de Valladolid”, Revista de Filoloxia asturiana, 2 (2002), pp. 155-192;
I. RUIZ DE LA PEÑA GONZÁLEZ: “El ara desaparecida del monasterio de Santa María de Obona (Tineo,
Asturias)”, El monacato en los reinos de León y Castilla (siglos VII-XIII), 2007, pp. 531-546; J.I. RUIZ DE
330 MARÍA ÁLVAREZ FERNÁNDEZ

La capacidad adquisitiva y las actividades económicas de San Salva-


dor de Cornellana debieron ser limitadas para este siglo XII, girando en
torno a los esfuerzos del conde Suero Vermúdez en la primera mitad
del siglo para reorganizar su patrimonio. Alfonso VII perfeccionará ju-
rídicamente este señorío monástico concediéndole en 1126 un privilegio
de inmunidad en virtud del cual los delincuentes acogidos a ellas no eran
castigados con pena corporal en ciertos casos113.
Los responsables del monasterio de San Juan de Corias, por su parte,
consiguieron realizar importantes compraventas y permutas, más que el
resto de los monasterios asturianos juntos, recibiendo al mismo tiempo
infinidad de donaciones. Protegido desde 1046 por el privilegio de in-
munidad de Fernando I, lograría acumular rápidamente un patrimonio
dilatadísimo y muy rico en tierras, siervos, colonos, dinero y ganade-
ría114.
También fue considerable la capacidad compradora de los monas-
terios de San Salvador de Celorio y Santa María de Villanueva de Oscos,
que recibirá de Fernando II el privilegio de inmunidad en 1181, confir-
mado posteriormente por Alfonso IX115.
Todos estos monasterios van a iniciar entre los años 1050-1150 una
profunda transformación disciplinar que se tradujo en una progresiva in-
dependencia de los poderes laicos y en la atracción de un gran número
de donaciones –regias y particulares–, lo que favorecerá su conversión
en grandes señoríos a escala local, poseedores de tierras y de familias

LA PEÑA SOLAR: “Aportación al conocimiento de la documentación medieval del desaparecido Ar-


chivo del Monasterio de Santa María de Obona”, Memoriae Ecclesiae, 6 (1995), pp. 445-460; M.J. SANZ
FUENTES: “Documentos del monasterio de San Pedro de Villanueva (siglos XII-XIII)”, en Estudis cas-
tellonencs, 6 (1994-95), pp. 1333-1342; M.É. GARCÍA GARCÍA: San Juan Bautista de Corias, cfr. supra; A.
MARTÍNEZ VEGA: “El fondo monástico de San Salvador de Celorio en el Archivo de San Pelayo de
Oviedo”, en Memoriae Ecclesiae, 6 (1995), pp. 429-434; M. CALLEJA PUERTA: El monasterio de San Sal-
vador de Cornellana en la Edad Media (Oviedo, 2002); M.J. SANZ FUENTES: “Documentos del monas-
terio de Belmonte (1231-1263). Catálogo”, Asturiensia Medievalia, 6 (1991), pp. 177-204.
113 El monasterio de Cornellana. Cf. supra, nota anterior.
114 Vid. supra, nota 81.
115 Vid. fundamentalmente, J.A. ÁLVAREZ CASTRILLÓN: “El proceso fundacional del monasterio de Santa
María de Villanueva de Oscos: del establecimiento de la comunidad a la integración en el císter
como señorío jurisdiccional”, en El monacato en los reinos de León y de Castilla (siglos VII-XIII), Fun-
dación Sánchez-Albornoz (2007), pp. 547-567. Dedica también este autor sendas monografías al es-
tudio de la comarca de los Oscos: Los Oscos en los siglos X-XIII. Un modelo de organización social del
espacio en la Asturias medieval (Oviedo, 2001), y La comarca de los Oscos en la Edad Media. Poblamiento,
economía y poder (Oviedo, 2008).
ASTURIAS EN TIEMPOS DEL FUERO DE AVILÉS 331

dependientes. En bastantes casos, además, la propiedad territorial fue


acompañada de señorío jurisdiccional. Los monarcas veían en ellos po-
deres sólidos y poco conflictivos a escala local, estableciendo una rela-
ción de protección mutua: los monasterios legitimaban el poder real y
recibían a cambio la facultad de administrar justicia y recaudar impues-
tos.
Los cenobios más importantes constituyeron, además, un agluti-
nante poderoso para el campesinado de las comarcas vecinas. La mayo-
ría de ellos fueron erigidos en valles fluviales fértiles o en zonas propicias
para la agricultura y la cría de ganado, convirtiéndose en consecuencia
en fuerzas productoras de primer orden. Su protagonismo histórico se
detendrá, sin embargo, en la primera mitad del siglo XIII, momento en
el que reciben las últimas concesiones de los reyes, para ser sustituidos
por las villas de nueva creación, que inundarán el mapa de Asturias en
la segunda mitad del XIII116.
* * *
Una última consideración, para finalizar. Fue a lo largo del siglo XII
cuando el arte románico desplegado en Asturias se manifestó en su mayor
plenitud, apuntando ya los rasgos de una sociedad madura y capaz de eri-
gir un arte tan rico. El impresionante elenco de realizaciones artísticas que
sigue, nos lleva inevitablemente a pensar en un siglo de bonanza y pros-
peridad económica. De esta centuria o de la época final de la anterior y
principios de la siguiente son la reedificación de la torre románica de la ca-
tedral para campanario, el monasterio de Santa María de la Vega, la por-
tada de la antigua iglesia parroquial de San Juan, los tres claustros
románicos de San Vicente, San Pelayo y San Salvador o la renovación y en-
riquecimiento de la Cámara Santa, con su famoso grupo escultórico, por
citar sólo algunos ejemplos representativos de la capital asturiana. Fuera
de Oviedo, San Juan de Priorio, San Esteban de Sograndio, San Esteban de
Aramil, Santa María de Narzana, Santa María de Villanueva de Teverga,
San Pedro de Teverga –quizás el mejor ejemplar del primer románico as-
turiano– y la iglesia parroquial de San Nicolás de Avilés.

116 Vid., con carácter general, J.I. RUIZ DE LA PEÑA SOLAR: Las "polas" asturianas en la Edad Media, Oviedo,
1981 y, del mismo autor, “Desarrollo urbano y reacción señorial: monasterios versus concejos en el
noroeste peninsular (siglos XII-XIII)”, El monacato en los reinos de León y de Castilla (siglos VII-XIII), Fun-
dación Sánchez-Albornoz (2007), pp. 327-360.
332 MARÍA ÁLVAREZ FERNÁNDEZ

También en ese período tienen lugar las obras de renovación de San


Salvador de Cornellana, Santa María de Carballo –Cangas de Narcea–
las iglesias de San Juan de Corias, San Salvador de Fuentes –Villaviciosa–,
Santa María de Villamayor –Piloña–, San Pedro de Villanueva –Cangas
de Onís–, San Antolín de Bedón, San Juan de Amandi, San Bartolomé de
Nava, Santa María de Valdediós, Villanueva de Oscos, Santa María de
Obona, Santa Eulalia de Ujo y Selorio –Villaviciosa. Dada la amplitud y
complejidad de la temática a tratar, excusamos aquí la pertinente rela-
ción bibliográfica relativa al arte románico asturiano.

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