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Año II, Nº9.

Agosto-Septiembre 2022

Arte, Literatura y Pensamiento


Arte, Literatura y Pensamiento

Año II, Número 9. agosto-septiembre 2022


Revista que se edita en
Venezuela- Estado Bolívar.
Ciudad Guayana
Ilustración de portada:
Edixo Primera
Portada
EDIXO PRIMERA: nace en Maracaibo, 1962, estado Zulia. Reside en Ciudad Guayana. Estudia
dibujo y pintura en el Taller de Artes Plásticas “Armando Reverón” (1986-1990), Ciudad Gua-
yana, Edo. Bolívar. Dibujo y Pintura en la Escuela de Artes Visuales “Cristóbal Rojas” (1990),
Caracas. Técnico Medio en Artes Visuales: Mención Arte Puro Especialidad Escultura, en la
U.E. de Artes Visuales “Armando Reverón” (1994-1997), Ciudad Guayana. TSU en Artes Plás-
ticas, Programa Nacional de Formación en Artes Plásticas, UNEARTE (2008-2011), Ciudad
Guayana. Tiene una serie de reconocimientos importantes como: Mención honorífica “XXI
Salón Municipal de Pintura de Aragua” (2001), Galería Municipal de Girardot, Maracay Edo.
Aragua. 1er. Premio de Pintura en el “XXI Salón de Carúpano”, Ateneo de Carúpano, Edo.
Sucre. 1er. Premio de Pintura en el Salón Regional (2002) César Rengifo, Casa de la Cultura
Ateneo de Ciudad Guayana. Además de la pintura ha realizado varias intervenciones y accio-
nes performáticas en la cuales mezcla sonido, palabra poética y teatro.

DIRECTORIO CORRECCIÓN COLUMNISTAS


Diego Rojas Ajmad/Carlos Yusti/ Francisco Arévalo Carolina Fernández Juan Martins
ARTE y FOTOGRAFÍA Milagros Mata Gil
REDACCIÓN María Eugenia Catoni
Carmen Rodríguez (MAEGA) REDES
Franklin Fernández Yuri Valecillo Otto Jansen
Carlos Alberto Valecillo Ochoa
DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN (CAVO)
Brígido Franeites COLABORADORES LOGO
Morelva Oropeza Carla Alcalá

Enlace en la WEB
revistacarcava@gmail.com https://revistacarcava.wixsite.com/inicio
carcavarevista0286@gmail.com

Normas generales
La revista Cárcava es una publicación electrónica venezolana, de aparición bimestral, realizada en Ciudad Guayana, estado Bolívar. La revista
publica cuentos, poemas, ensayos, entrevistas, reseñas y demás textos que contribuyan al desarrollo y difusión de la literatura y el pensamien-
to. Cárcava es una revista de acceso abierto (Open Access), lo que quiere decir que todo su contenido es accesible libremente, sin cargo para
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divulgación por parte de la revista Cárcava. Para los ensayos mínimo 1.500 palabras y máximo 5.000. Para poesía, mínimo 3 poemas, máximo
6. Para cuento, hasta 6.000 palabras como máximo. Reseñas, hasta 2.000 palabras.
CONTENIDO Año II, Agosto-Septiembre 2022 Cárcava
Ciudad Guayana
Venezuela

ENSAYO ARTE
5 15
Josefa Zambrano
Francisco Arévalo Édgar Sánchez:la consumación de una
Ese brote de arrepentimiento obra portadora de la realidad

7 Diego Rojas Ajmad


Cómo leer libros de cocina
POESÍA
9 Wilfredo Velásquez R.
San Félix poética
19 Adhely Rivero
Poemas

EL OFICIO 23 Mercis Martínez

29
El libro de los pájaros
Diana Gámez

CLÁSICOS
En singular y en primera
persona

NARRATIVA 35 Rafael Bolívar Coronado


Memorias de un semibárbaro

31
(Fragmentos)
Jorge García Tamayo

ENTREVISTA
Dos cuentos

LECTURAS 37 Carolina Álvarez


«Me dices escritora y me siento rara...
Lo que sí me tomo en serio es el

43
escribir»
Natalia Lara

HUMOR
El Círculo Impreciso: literatura con
sentido

45 Carlos Yusti
Mirar arte con los ojos bien abiertos
47 Brigido Franeites
Con mi arte tengo

COLUMNISTAS
13 Milagros Mata Gil
¿Y escribir para quién?
27 Juan Martins
En la distancia de los vivos
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 Cárcava Arte, Literatura y Pensamiento


Ensayo Ese brote de arrepentimiento
Francisco Arévalo

S
iempre el primer libro es visto con des- del poeta Alfredo Silva Estrada. Esa hoja
dén. Son pocos los autores a quienes también me estremece cuando la recuer-
les he escuchado deferencias y reco- do, pues si algo tenía fijo era su marcada
nocimiento por su primer libro. cursilería. Lo cierto que Pablo un día me
Mi amigo y mentor Alis Darnott (+) fue en- empujó por ese barranco sin paracaídas,
fático con relación a mi primera publicación, publiqué unos poemas dedicados a los
Brote (1989, Ediciones El Cogotúo): «Poe- muertos del 27 y 28 de febrero, al huracán
ta, usted va a odiar ese libro en el futuro que por esos días vivimos, donde sacamos
porque es producto de impulsos por ser re- lo peor que llevábamos escondido como la
conocido». misma caja de Pandora. El susodicho me
Mi querido poeta Darnott fue sabio y con- susurró: «poeta, esto da para un libro... lo
tundente, ese libro no tuvo por qué trajinar voy a trabajar».
una imprenta, es una travesura de la que Lo demás fue diseñarlo y llevarlo a una
hoy me siento en el compromiso de recono- imprenta de pobres que lo que imprimían
cerlo. Fue lo más cercano a la tontería, una eran tarjetas de presentación. Sacaron
novatada mayúscula. con mucho sacrificio 500 ejemplares, de
Casi todos los escritores y poetas tienen los cuales dos paquetes de 150 se perdie-
en sus haberes estos fantasmas. El poeta ron en el bautizo. Infernal borrachera de
Harry Almela (+) me dijo en una ocasión dos días en la Isla de Fajardo. Estaba toda
que lo visité cerca de su apartamento en la plana mayor del Movimiento El Cogo-
la plaza de toros de Maracay, La Maestran- túo, asociacion de artistas más borrachos
za, que ese pecado mío no era tan pecado, e histriónicos que otra cosa. Los genera-
pues él tenía unos poemas peores, publi- les del convite eran Ramón Espina, Héctor
cados en multígrafo, que gracias a Dios ya Filgueira (+) y quien escribe.
nadie conserva. «Esos sí que eran horroro- Si bien en esa primera publicación hay
sos, desde el contenido hasta la impresión, un poema que le tengo especial conside-
eran unos lánguidos quejidos que preten- ración, el dedicado al gorrión de París,
dían ser amorosos». Édith Piaf, los demás, viéndolos en frío,
En esta travesura editorial me acompa- no son para tirarlos por el desfiladero. Lo
ñó Pablo Díaz, un diseñador gráfico de un que enchava es lo mal confeccionado del
diario laboral que circulaba en Ciudad Gua- libro; esa publicación es lo más parecido
yana, se llamaba El Pueblo, y llegó a ser a un panfleto político del tiempo de la sub-
un fenómeno editorial en el país pues era versión setentosa.
un diario centrado en las noticias laborales, Cada vez que voy a casa de un conocido
las cuales abundaban en este trozo de tie- o amigo, si veo en sus libros un ejemplar
rra asediada por dos mágicos ríos (Orinoco, del BROTE de mis tormentos, hago todo
Caroní). En el periódico yo coordinaba una lo posible por robármelo para así no dejar
hoja literaria titulada Acercamientos, inspi- huellas de esa tontería que la empuja con
rada en la antología de ese mismo nombre fuerza el sarampión del primer libro.

FRANCISCO ARÉVALO: Escritor venezolano (San Félix, Bolívar, 1959). 6 libros de poesía; 3 novelas y 1 libro de relatos. De otro orden
son las selecciones y antologías de poesía venezolana y latinoamericana donde aparecen algunos de sus textos. En sus libros publicados se
pueden mencionar las novelas La esquizofrenia de las golondrinas (Premio Fundarte, 1999), Adiós Matanzas en invierno (1999) y Tropiezos
en el campanario (2008), así como los poemarios Brote (1989), Nadie me reina en estos parajes de hormigón (1993), Sur (1995), Alcoho-
les de otra iglesia (1996), Algo más que baladas agridulces (2001) y Agrio de colmena (2001), entre otros. Sus dos libros de poemas más
recientes son Cerodosochoseis, Herida o la claridad del deseo y la novela La pecera de los bagres.

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Ilustración: Edixo Primera
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Ensayo Cómo leer libros de cocina
Diego Rojas Ajmad
crearán discursos críticos que converti-

E
n comparación con los recientes
rán a la alimentación en un proceso de
estudios sobre manuales de con-
distinción cultural. Todo ello contribuirá
ducta, textos teatrales y revistas al desarrollo de tres discursos gastronó-
de moda, han sido pocas las referencias micos que se consolidarán ya hacia la
a libros de cocina para intentar explicar segunda mitad del siglo XVIII y princi-
a través de ellos la formación del proce- pios del XIX: 1) los libros de cocina he-
so de sociabilización de nuestro país o la chos por expertos y para expertos, 2)
construcción de una idea de nación. los libros de cocina de divulgación ma-
Tal vez por ser una reciente forma de siva, para el público en general y 3) las
entender la historia, quizás por persistir críticas y consejos de nobles aficionados
el prejuicio de juzgar a la cocina como a la cocina. Los segundos, los libros de
tema innoble de la investigación o de las cocina para todo público, tendrán como
letras, han sido escasos los trabajos que fecha de nacimiento el año de 1745,
han abordado el tema de la literatura con la obra La cuisinère bourgeoise, de
gastronómica como instrumento para la Menón, libro que desde el título mismo
formación de imaginarios sociales. evidencia un marcado interés por llegar
Ese es el sentido de estas breves líneas: al amplio público lector que recién en la
leer con nuevos ojos la literatura gastro- Europa del siglo XVIII estaba en auge.
nómica venezolana del siglo XIX, parti- Estos libros de cocina para todo público
cularmente el recetario Cocina criolla de tendrán siempre una argumentación pe-
Tulio Febres Cordero, y buscar indicios dagógica para hacer del arte de la gas-
que nos permitan señalar que hubo una tronomía una labor de todos.
profunda contribución de los recetarios A la Venezuela colonial, la del siglo
decimonónicos venezolanos en la for- XVIII, llegaron varias de estas obras de
mación de una identidad nacional. Dicho Durante la edad Media, particularmente la literatura gastronómica. De los pri-
en otras palabras, y yendo a lo esencial, en la Alta edad Media y su Plenitud, es meros registros que se tienen, según las
tal vez pueda usar las palabras de Revel decir desde el siglo V d.C. hasta el XII pesquisas realizadas por Ildefonso Leal
y decir que este esbozo intenta afirmar o XIII de nuestra era, pareciera no ha- en los documentos coloniales venezo-
que “los tratados de cocina (...) son el ber existido el interés por dejar registro lanos, puede afirmarse que uno de los
reflejo inconsciente de la vida cotidiana de la preparación de comidas, aunque sí primeros libros gastronómicos que arri-
y el lugar donde confluyen las costum- se encuentran algunas descripciones de ban a estas tierras es el Arte de cocina,
bres a través de los siglos”. banquetes sin mayores datos sobre los pastelería y bizcochería y conservería,
La práctica de la alimentación es en- alimentos servidos. de Francisco Martínez Montiño, editado
tonces un texto lleno de significaciones Será a partir del siglo XIV que la lite- en Madrid en el año de 1611. Otro texto
del cual podemos servirnos para seguir ratura gastronómica retomará su desa- gastronómico del cual existe evidencia
hurgando en lo que nos constituye y lo rrollo y, con la publicación en 1306 de de su presencia en la Venezuela colonial
que nos identifica. Tratado en el que se enseña a hacer y es el Libro del arte de cocina, de Diego
Aunque existen registros de títulos y a combinar y sazonar todo tipo de vian- Granado, publicado en 1599. Además de
fragmentos de recetarios en la Grecia das según los diversos usos de distintos los anteriores, el Nuevo arte de cocina
del siglo V a.C., la primera obra de la li- países, de autor anónimo francés, una sacado de la experiencia económica, de
teratura gastronómica que llegó íntegra abundante bibliografía culinaria hará aproximadamente 1745; el Physiologie
hasta nosotros tiene aparición en los si- aparición en el mundo occidental. du goût, de Brillat-Savarin; El confitero
glos I-III de nuestra era, con los variados Lentamente se especializarán las ta- moderno, de Maillet; el Manual de cocina
títulos de Ars magirica, Apicius culina- reas y surgirán los oficios de la cocina, española y americana, de Brecarelli, entre
rius o De re coquinaria libri decem, cuya se forjarán nuevos instrumentos para otros, nos hablan de una indiscutible pre-
autoría se atribuye al romano Apicio. la transformación de los alimentos, se sencia del libro de cocina en la Venezuela

Diego Rojas Ajmad: Doctor en Letras. Es autor de varios libros y artículos relacionados con temas de historia, teoría y crítica literarias.
Entre sus libros se cuentan: Mundos de tinta y papel. La cultura del libro en la Venezuela colonial (USB, Editorial Equinoccio, 2007), Estam-
pitas merideñas (Instituto Merideño de la Cultura, 2010), Revista Válvula: edición facsimilar (ULA, 2011), Estampitas guayanesas (UNEG,
2016), Para una historia literaria desde la complejidad. La historiografía de la literatura venezolana y sus tramas (Editorial Académica Espa-
ñola, 2017) y Posciudades. Manual de uso para ciudadanos nostálgicos y esquizofrénicos (UCV, 2017), entre otros. En el 2006 ganó el premio
único de la Bienal de Ensayo Enrique Bernardo Núñez. En el 2007, el concurso Cuentos sobre rieles y en el 2017 obtuvo el primer lugar en
el premio de ensayo “Caracas 1567-2017”.

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colonial que, a través de las copias manus-
critas o el préstamo y la cesión testamen-
taria, formas comunes de distribución del
libro en la época, pudieron haber alentado
la difusión de los mismos entre un extenso
público consumidor.
En medio de ese incipiente pero para
nada despreciable campo cultural del dis-
curso gastronómico en la Venezuela colo-
nial, surgirán los que se conocen como los
dos únicos proyectos editoriales de cocina
hechos por venezolanos en el siglo XIX.
El primero de ellos fue elaborado por José
Antonio Díaz, como parte del libro que
lleva por título El agricultor venezolano o
Lecciones de agricultura práctica nacional,
editado en Caracas en 1861 por la Im- La presentación que redacta Febres Cor- un “pancriollismo”, como expresión cultu-
prenta Nacional de M. de Briceño. En este dero a su recetario, aunque breve, conden- ral propia de Hispanoamérica que no debe
libro de Díaz, cuya intención era la forma- sa varias ideas que nos permiten reflexio- desprenderse de los vínculos europeos:
ción de la juventud caraqueña en la vida nar acerca del significado cultural de Cocina “Ya es tiempo de volver valientemente
y quehaceres de la agricultura, se descri- criolla en la conformación de una idea de por el lustre buen nombre de la Madre-
be el cultivo y usos de plantas, la higiene nación en la Venezuela de finales del siglo patria, cumpliendo para con ella el cuar-
campestre, la economía rural, consejos XIX. Una de esas ideas que quisiera resal- to precepto de la ley de Dios que manda
médicos, abono de suelos, clarificación de tar se refiere al adjetivo “criolla”. Cocina honrar a padre y madre. España es en Eu-
vinos, entre otros conocimientos rurales. “criolla” (en oposición a “real” o “burguesa”, ropa la casa solariega del criollo, palacio
Uno de los capítulos de este libro de como ocurría en la literatura gastronómica espléndido, mitad gótico, mitad arábigo,
Díaz lleva por título “Cocina campestre” europea), denota una necesidad de remar- construido con materiales llevados de los
y el mismo resulta ser un compendio de car lo propio, lo nacido en estos predios, de cuatro extremos del mundo, asilo de subli-
recetas de uso cotidiano en el campo ve- destacar los personajes, usos y costumbres mes añoranzas y de leyendas inmortales,
nezolano, entre las cuales encontramos, de nuestra tierra, sin ignorar por ello la raíz en cuyos jardines ha libado la abeja tropi-
en un discurso lleno de valoraciones sobre hispana que, para Febres Cordero, era ele- cal por espacio de siglos la miel acendrada
la economía, el gusto y su carácter salu- mento fundante de nuestro ser americano. del genio latino, y los ensueños de la fan-
dable, a la olleta, el mondongo, morcillas, Casi como un correlato de las influencias li- tasía oriental. Volver a España es volver a
chorizos, carne frita, “ropa sucia”, halla- terarias de la época, podría decirse que Co- nosotros mismos”.
cas, entre otros. Así, este texto es consi- cina criolla se inserta en el género criollista, El sentido de “criollo” en el recetario de
derado, al decir de varios investigadores del cual Tulio Febres Cordero fue un hábil Febres Cordero es entonces más denso
como uno de los primeros recetarios pu- cultor. Este criollismo literario venezolano, y complejo de lo que pudiera suponerse.
blicados en Venezuela. que se manifiesta en Venezuela desde 1890 Implica una moderna visión transcultural
Sin embargo, prefiero reservar ese pri- a 1930 y cuyo objetivo era el de hacer una de la cocina, que recorre continentes y no
vilegio a Cocina criolla o guía del ama pintura fiel de la identidad nacional, entra- se refugia en añoranzas indigenistas ni en
de casa para disponer la comida dia- ñaba un complejo proceso de selección de rechazos políticos a lo colonial hispánico,
ria con prontitud y acierto, del escritor sujetos, lenguajes, valores y modos de vida como sí ocurrió, por ejemplo, en los pri-
merideño Tulio Febres Cordero (1860- que pudieran servir a esa confección de lo meros recetarios de la cocina mexicana,
1938), quien publicó este texto en el nacional criollo. centrada en construir una identidad culi-
año de 1899. En realidad este libro de En el caso de construir una despensa naria “azteca”.
Febres Cordero será el primero que se nacional, criolla, es igualmente necesario En definitiva, Cocina criolla nos ha evi-
planifique y se imprima como un discur- hacer una selección del amplio repertorio denciado, con la referencia a un elemento
so culinario autónomo y con una plena de alimentos, técnicas y gustos que pue- que hemos destacado de su trama textual,
intención de ser compuesto como libro blan el país. las posibles relaciones que este recetario
gastronómico, a diferencia del texto de Si revisamos la lista de alimentos que tuvo en la construcción de un imaginario
Díaz que, como ya dijimos, es parte de propone el recetario de Febres Cordero, nacional, de una despensa imaginaria,
un libro cuya temática general es la for- encontraremos que lo que él llama “co- particularmente la de Venezuela de fina-
mación para el quehacer rural. cina criolla” incluye platos como: “sopa les del siglo XIX. Más que una conclusión
Fue entonces el siglo XIX el escenario de ostiones”, “pepinos rellenos en sopa”, definitiva, estas páginas quizás sirvan de
para el surgimiento del discurso gastro- “ravioli”, “sopa de tallarines”, “fricandó de nota para emprender futuras investiga-
nómico de Venezuela; discurso que es- ternera”, “macarrones con ostiones”, entre ciones que logren crear un “sistema de
tuvo atravesado e interrelacionado con otros del mismo tenor, que hacen pensar recetarios venezolanos” que vinculen sus
otros discursos como el político, el eco- en un concepto de “criollo” de límites más discursos y logren comprender sus simili-
nómico y cultural, entre otros, que en amplios y difusos, ajeno a divisiones po- tudes y diferencias a lo largo de nuestra
conjunto formaron el pensamiento deci- lítico-administrativas. La solución a este historia cultural.
monónico venezolano. supuesto dilema tal vez podamos hallarlo La ciencia histórica aún aguarda por nue-
Leamos con detenimiento este receta- en el mismo Tulio Febres Cordero, quien vas miradas e interpretaciones que sigan
rio de don Tulio. en conferencia dictada en 1917 hablará de moldeando el rostro de lo que fuimos.

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Ensayo San Félix poética
Wilfredo Velásquez R.

E
l poeta Francisco Arévalo, quien No sé si el comienzo pueda ubicarlo
con el Ave María o el Padre Nuestro que
participa del comité de redacción
me enseñó mi abuela o si cuando le dio
de una revista literaria, me soli-
por leernos junto a mis primos, Hansel y
citó que le enviara algún material de mi
Gretel, seguramente nos leyó algún otro
trabajo poético, el cual debería ir acom- libro, pero es esa historia la que perdura
pañado de una fotografía y de un cu- en mí y el leve sonido del Dios te Salve
rrículo actualizado. La fotografía resultó María… me hizo amar el rosario rezado
muy fácil, estoy en una edad en que de en las novenas dedicadas a los muer-
la apariencia personal solo nos interesa tos. Creo, poeta, que improvisar nues-
la pulcritud, el arreglo cada vez menos tras oraciones, junto a los pedimentos
formal en el vestir y la comodidad del infantiles a Dios, fueron mi primer acto
vestuario, que lo que pueda trasmitir la poético y creo también que un velorio de
«imagen»; opté por una fotografía que pueblo, con el aroma del café, el olor de
recoge el motivo más grande de mis las rosas y la presencia del muerto tie-
afectos, una fotografía en compañía de nen mucho de poético y, conociéndolo,
una niña que motiva en mí la más pro- sé qué pensará usted que de necrofilia
funda ternura, gracias a ella he conocido también.
el sentido inverso de la palabra abue- Luego vinieron los cantos de las mon-
lo, demandé y recibí del mío muchísi- jas de Fátima, el coro en las misas de
ma atención, no creo que pueda alcan- gallo de monseñor Zabaleta, un padre
decimista, los concursos de poesía que
zar sus dimensiones, si en la vida hay
organizaba en radio Puerto Ordaz el pro-
que devolver lo recibido, creo que como
fesor Sigfredo Sepúlveda, las clases de
abuelo quedaré en mora.
castellano en el colegio La Salle del pro-
En cuanto a la selección de los poemas, ce, no puedo evitar vincularla a la pa-
fesor Mejías, María Tolete le decíamos; y
siempre he creído que en cada uno hay labra trabajo, empleo, auto marketing,
después de eso, a partir del segundo año
un compromiso, un cúmulo de vivencias, venta, promoción, imagen y subsisten-
de bachillerato, la afición por las buenas
cuando digo vivencia quiero decir vida, cia; lo hice tanto que me horrorizo hasta
lecturas y las malas compañías. Creo
emociones y sentimientos que, al in- de pensar en escribir mi lejana fecha de
que era inevitable, no tenía posibilida-
tentar expresarlos mediante la palabra, nacimiento, mis ahora innecesarios co-
des de escapar al afán poético, la lectura
cosa que creo que es la conclusión del nocimientos y mis desechadas destre-
frenética y la necesidad de escribir.
hecho poético, me atan definitivamente zas. Me retiré tempranamente, siempre
Hay otro hecho que usted bien debe
al poema. Cada poema, más allá de su estuve en el libre ejercicio, bajé la san-
comprender: la ciudad, o más bien el
destino, libro, baúl o cesto de la basu- tamaría de mis oficinas a mis 52 años y
hecho de ver un pueblo transformarse
ra, siempre vuelve, siempre va conmigo. todavía permanecen cerradas en un edi-
en una ciudad. Mi generación la con-
Con cada vuelta lo revivo, cuando vuel- ficio empresarial en el centro de Cara-
forma el grupo de niños que estuvimos
ve, nuevamente sufro, amo, lucho, vivo, cas. Me había prometido tirar mi maletín
acompañando el acto de colocación de
recupero el éxtasis místico del momento al río Guaire el día que lo hiciera; sin
la piedra fundacional, o sea que vivimos
en que invadió mis sentidos hasta que embargo, todavía lo conservo, recuerdo
la explosión demográfica que convirtió
pude liberarlo, después de tenaz y her- que lo compré en Florencia.
nuestro pueblo bucólico en una ciudad
mosa lucha con la palabra. Poeta, si le toca leerlo, le pido discul-
cosmopolita, empezamos a oír lengua-
No fue fácil, pero lo hice. pas, prefiero hablar de mi relación con la
jes y acentos distintos a los nuestros,
El tercer pedido del poeta Francisco fue poesía .Trataré de ser breve, porque es
que nos traían ecos de remotas latitudes
más difícil, la palabra currículo golpea muy largo el cuento y no quisiera abu-
y la certeza de que el mundo, además de
muy fuerte mis oídos, oírla me estreme- rrirle.

Wilfredo Velásquez: Poeta. Narrador. Ha escrito varios libros tanto en narrativa como en poesía. Entre algunos de sus
títulos podemos mencionar: De la muerte y otros viajes, Angustario, Ella, El Diablo de Río Caribe, Infinito. Siempre ha
estado ligado a la promoción cultural. Además ha participado como productor y locutor en varios programas radiales. Tam-
bién se ha desempañado como ilustrador de algunas páginas literarias.

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ajeno era más ancho que el espacio en que Luego cuando pasé al liceo en cuarto año
pasamos la infancia. Sé que lo entiende estreché profundos vínculos con otro ami-
porque veo en algunos de sus libros el re- go contagiado por el germen literario, que
flejo de lo que aquella abrupta transforma- por lo visto parece más fuerte que el coro-
ción causó. Disrupción es el término utiliza- navirus, solo que por desgracia no se hace
do para describir el impacto que sufrimos y pandémico, pero perdura para toda la vida.
por supuesto, poeta, que aquella explosión Este amigo a su vez mantenía vínculos con
tenía que buscar cauces expresivos para otro que hablaba mucho de la actividad li-
quienes ya, incluso sin saberlo teníamos teraria.
necesidad de expresarlo poéticamente. Los tres, conocidos suyos, el exseminaris-
Y si el fenómeno urbano que estábamos ta, que llegó desde México, corrido del se-
viviendo no hubiera sido suficiente, crecer minario por una aventura de la que nunca
en la desmesura que es Guayana tendría contó totalmente los detalles, pero que tuvo
que conducirnos por el cauce de la expre- que ver con los obscuros caminos del celi-
sión poética o artística, no teníamos “más cuencia poemas negroides de Nicolás Gui- bato, Alis Darnott, poeta por los cuatro cos-
remedio”. llén o Manuel Rodríguez Cárdenas, además tados; el segundo, Iván José Romero, exce-
Mientras el pueblo caía irremediablemen- de la infaltable «Uvas del tiempo». lente prosista, de él conservo el original de
te en las fauces de la ciudad, resistía cultu- Para que la poesía en la naciente Ciudad uno de sus primeros relatos, por supuesto
ralmente con sus instituciones pueblerinas, Guayana sobrepasara los límites de la de- escrito a máquina: “Cuando Blakamán llegó
teníamos una humilde biblioteca pública, clamación, fue necesario que aparecieran al Tigre”, que ahora adulto me parece tan
clubes culturales, y hasta un humilde ate- las malas compañías. bueno como los cuentos de Julio Garmen-
neo, tan humilde que su sede era una casa Y como siempre, aparecen cuando más dia; el tercero, Alfredo Vallés Meneses, el
de bahareque, cercana a la casa parro- las necesitas. Aprendimos a jugar ajedrez emprendedor del grupo, relacionista público
quial, que también era de barro y la iglesia con la orientación de Eduardo Santana, un nato, llegó a ser el coordinador de las pági-
que era de tapias. La iglesia era muy pobre afamado ajedrecista que ejercía el perio- nas culturales de los diarios El Expreso y El
pero teníamos a un párroco de lujo, mon- dismo, creo que venía de Ciudad Bolívar y Bolivarense donde publicábamos nuestros
señor Zabaleta. Las conversaciones con vivía frente a la casa del Chuo Bethermín trabajos y de las cuales yo fui el ilustrador,
él después de la misa de cinco de la tarde (Jesús Rodríguez Bethermín), declamador inclusive después de venirme a Caracas.
también influyeron en mi compromiso con oficial del liceo y locutor juvenil que mante- Nunca nos identificamos como grupo, pero
la poesía, dormía en un catre, fumaba in- nía un programa llamado «Las comunida- éramos una peña literaria permanente, era
cansablemente, era flaco como el hambre, des» en radio Puerto Ordaz. nuestro tema principal de conversaciones y
solidario y amigo de todos. Santana seguramente era un buen lector discusiones.
Una imagen poética, muy sugestiva para porque además de enseñarnos ajedrez nos Este periodo abarca la etapa juvenil, yo here-
un niño de trece o catorce años, fue verlo prestaba libros y le pedía al Chuo que de- dé el programa de radio «Las Comunidades»
afiebrado, despeinados sus cabellos blan- clamara algún poema, después el periodista y lo mantuve por dos años. En ese periodo
cos, haciendo esfuerzos para levantarse hacía comentarios sobre el autor; por él supi- fundamos junto a P. Celestino B. e I. Figueroa
del seguramente muy incómodo catre, a mos de las relaciones de Rodríguez Cárdenas el periódico Barriada del cual fui miembro de
dar la misa del domingo, mientras Freddy con el Retablo de Maravillas, en un pueblo comité de redacción (1969). Alis en esa época
monaguillo llamaba a misa con las campa- donde no llegaba la señal de televisión. Gra- hacía periodismo radial y a través de él co-
nas y Orángel Rivas repasaba la lectura de cias a él, el Chuo llegó a escribir una columna nocimos al periodista Velásquez Rivas, quien
la homilía. Si todavía no descubre la ima- semanal llamada «Radar Estudiantil», estas publicó, no sé si me equivoco, el primer libro
gen que guardo, poeta, es la de Miranda prácticas de ajedrez se convirtieron en mi de poesía de San Félix, el que contenía un
en La Carraca con sotana, del cuadro de primera peña literaria. poema que se oía por la radio, titulado «Yo
Michelena. Fue el primer sitio donde leí para otros, con soy el dueño de mi esquina».
En San Félix la palabra poesía estaba li- mucha timidez y tratando de imitar la engo- Velásquez Rivas presidía el Ateneo de
mitada a los declamadores populares, que lada voz del Chuo, mis primeros poemas. San Félix y después que él se fue de la
también los teníamos. Imitaban a Balbino Antes lo había hecho en el programa ra- ciudad, al igual que Guaidó, junto a un
Blanco Sánchez y a Víctor Morillo. dial del profesor Sepúlveda. excelente amigo un tanto mayor que yo
Comprábamos los discos de Luis Edgar- Las malas juntas, como usted bien sabe, (Noel Marín), tomamos el Ateneo y nos
do Ramírez y disfrutábamos la sensualidad poeta, tienen diferentes polaridades pero autonombramos (como se estila ahora)
de las mujeres de sus carátulas, los pres- se atraen. En el Colegio La Salle, por un presidente y vicepresidente, después que
tábamos a nuestras amigas para que les convenio con la CVG, se incorporaron un nos vinimos a la universidad desapareció
dijera lo que nosotros no nos atrevíamos, grupo de estudiantes para formarse como el Ateneo de San Félix y la Casa de la Cul-
mientras Luis Edgardo las envolvía con el técnicos para ingresar a la naciente indus- tura pasó a liderizar la actividad cultural.
erotismo de sus cinco toritos negros, no- tria siderúrgica, dentro de ese grupo ve- Como verá, poeta, esto es más una bio-
sotros disfrutábamos su emocionada pre- nía de El Pao un joven exseminarista, con grafía intelectual que el currículo solicitado
sencia sin atrevernos ni a esto… contimás fuertes inquietudes poéticas, además de y la corto aquí por razones de espacio.
a esto… contar chistes y libar, símbolos inequívocos Como bien puede entender, poeta, uso
En cualquier reunión aparecía un decla- de la bohemia, no tenía otro tema que la una frase trágica y muy conocida para
mador, que repetía con voz impostada los poesía, por supuesto nos hicimos amigos concluir: el camino poético «ya me resul-
poemas de Andrés Eloy y con mayor fre- hasta la fraternidad. taba irreversible».

10 Cárcava Año II, Número 9, agosto-septiembre 2022 Arte, Literatura y Pensamiento


Ilustración: Edixo Primera

Cárcava Año II, Número 9, agosto-septiembre 2022 Arte, Literatura y Pensamiento 11


Pinturas del Pueblo Castillito, C.A
RIF: J-31585600-0
Av. Principal de Castillito Sector Castiilito Parcela NºL-06
Dr. Jorge Prieto Puerto Ordaz- Estado Bolìvar
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Oftalmólogo-Retinólogo Correo: pinturasdelpueblocastillito@gmail.com

Pinturas del Pueblo, C.A


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Lunes a Viernes Ciudad Bolivar- Estado Bolìvar
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Correo: pinturasdelpueblo@gmail.com

12 Cárcava Año II, Número 9, agosto-septiembre 2022 Arte, Literatura y Pensamiento


Escrito en red Milagros Mata Gil

¿Y escribir para quién?


I sabiendo además que escribe para un
Los llamados géneros literarios meno- lector con el que ha establecido un con-
res, los textos considerados fáciles, se- trato para que, juntos, en un estado de
gún la opinión de algunos lectores, de complicidad y hechicería, hablen y co-
los exquisitos y de los puristas, donde menten, furiosos o encantados, algún
se insertan el artículo literario, la des- asunto en particular que les concierne.
cripción de algún fenómeno de la vida
que sea grotesco, terrible o ligero, esos III
textos más breves que un ensayo, que El riesgo está en acostumbrarse a
abordan las preocupaciones consuetu- escribir como desde un escenario de
dinarias, esas crónicas que surgen de teatro. Escribir para la gaveta signifi-
la intrahistoria, no son ni tan menores, ca siempre una especie de parálisis. Al
ni tan fáciles como se suele pensar. Son igual que un actor no puede actuar a
(como) los actos de un escritor equili- solas, en su habitación, porque sin pú-
brista, que levanta un objeto pesado blico no actúa de verdad, tampoco el
con un solo dedo y lo sostiene como si escritor puede escribir exclusivamen-
no pesara. O como los hechos de esos te para la posteridad porque necesita
magos que aparecen en la televisión cierto eco y que sea enseguida, de in-
haciendo desaparecer y reaparecer el mediato. Sin embargo, escribir para lo
puente de Brooklyn. Muestran reali- inmediato y cotidiano entraña el riesgo
dades efímeras, pero tremendamente de ir volviéndose más y más compla-
densas, con un gesto ligero, haciendo ciente, de escribir para halagar al lec-
evidente que en lo efímero hay algo tor, para hacerle carantoñas y seducir-
mágico, es decir, algo que es profundo lo, perdiendo así el control del timón de
y eterno. la nave escritural y dejándolo, a modo
de piloto automático, sometido al juicio
II
Ilustración: Edixo Primera y al gusto del que lee. Con las conse-
Esos géneros invitan a los autores a cuencias que de ello deriven: bien la
crear piezas maestras, en apariencia desconexión con el ser profundo de la
fugaces e intrascendentes, pero donde la simple correlación con el entorno Literatura para el cumplimiento de la
la palabra se utiliza de la forma más «de un hombre que se llamó Fray Luis estandarización de los textos, bien es-
perfecta posible. Tales autores son ar- y era poeta». cribir como por encargo.
tesanos que crean sus piezas maestras Los autores de estos géneros abordan ¿Escribir para quién, entonces?
entre cigarrillo y cigarrillo, entre café y las anécdotas, los chistes, los chismes,
café. Y éstas reflejan los determinados la historia pequeña, el basurero de la IV
momentos vitales con tanta veracidad sociedad y la política, los posts curio- Por otro lado, los críticos literarios
y con tanto encanto como lo hacen las sos de las redes sociales: todo eso que del pasado reciente, han desapareci-
mejores obras de la gran literatura: apenas es subproducto y desecho de lo do, pues nadie parece necesitar su opi-
Balzac, Proust, Joyce, por ejemplo. Y que debería ser el periodismo. Y esos nión, ya que la calidad literaria la están
eso aplica también para la poesía: Ro- textos repletos de sabor y colorido, con midiendo por cantidades de likes en
bert Frost, Pulido, algunos textos de frases llenas de complicidad en donde redes sociales. En su lugar opinan los
Yolanda Pantin donde lo que prevalece se cuenta construyendo una miniatu- fans y los followers, con poder de vida
no son los versos asépticos, ni los mi- ra, significan para su autor la posibili- y muerte. Entre ellos pululan los mafio-
nuciosamente medidos y rimados, sino dad de practicar un género muy digno, sos de la vida literaria: hay algún que

Milagros Mata Gil. Profesora de Castellano, Literatura y Latín. Periodista, narradora e investigadora en Literatura Venezolana. Miembro corres-
pondiente de la Academia Venezolana de la Lengua Española desde 2011. Autora de la letra del himno del Municipio Heres, Cual Cúpula En Flor De
Encaje Verde, Ciudad Bolívar, 1995. En Narrativa ha publicado las novelas: La Casa en Llamas (1989), Memorias de una antigua primavera (1989),
Mata El Caracol (1991), El Diario Íntimo de Francisca Malabar (2003). El libro de cuentos: Estación y otros relatos (1986) Ensayos: Los Signos de
la Trama (1989), Balza, el Cuerpo Fluvial (1987), Tiempo y Muerte en José Balza y Alfredo Armas Alfonzo, Alfredo Armas Alfonzo, creador de la
Cuenca del Unare.

Cárcava Número
Año II,Año II, Número 8. Junio-Julio 2022
9, agosto-septiembre Arte, Literatura y Pensamiento 13
Ilustración: MAG.
otro profesor universitario revestido de
esa manera con el prestigio de la toga y
la academia, pero también hay payasos
con licencia ideológica que desacreditan
ante la opinión pública la obra de quien
se les antoja, en especial si no perte-
necen a los circuitos de sus circos. Y lo
hacen con unas pocas frases bien o mal
escritas, qué más da, pero con irres-
ponsable falta de consideración y sin un
planteamiento crítico real. Desprecian
las obras y el esfuerzo, la honradez y el
sacrificio de esos que ellos ya juzgaron
indignos, pero tampoco cuentan de las
obras de los que le son afines sino en
términos de juegos florales y florilegios
mutuos. No hay una crítica seria y pa-
rece que se cree que no hace falta.

V bien la crítica: las academias están en el culo a algún recalcitrante escritor.


Entonces, hay unos seres intermedios borroneadas en incertidumbres donde Ni siquiera es preciso que me inscriba
que nunca han dado testimonio con todo tiempo pasado es mejor, las aso- en el partido. Nadie puede esperar más
ninguna obra propia de que conocen el ciaciones, lujosamente instaladas, ma- de una persona como yo. Si hago todo
verdadero sentido y la verdadera tarea man en tetinas de plástico el néctar de eso, podría quedarme en mi patria y
de la literatura, y que tampoco saben los lotófagos. en mi casa, sin abandonar la zona de
nada de la voluntad grandiosa y épica Porque en los regímenes dictatoriales confort: en los santuarios del poder li-
necesaria para crear una obra de arte, los escritores, los artistas, los científi- terario se decidiría si se publican mis
aun si esta no es perfecta, pero que se cos, tienen un papel especial designado: libros, si recibo una condecoración, si
atreven a escupir sobre los autores y es avalar el sistema. Simplemente ava- me dan una ayuda para medicamentos,
sus creaciones una especie de chimó larlo con su presencia. Y así justifican si viajo al extranjero para representar
envenenado. Y lo peor es que ni siquie- la violencia subsistente en las hechu- la cultura nacional. Nada de inventos
ra lo hacen abiertamente sino a través ras del gobernante. En apariencia, re- extravagantes, como editoriales alter-
del chisme y la comidilla. Sin mencionar ciben reconocimientos y ventajas, pero nativas. Nada de criticar a los aliados
que usan los despachos donde reinan a cambio del alma que les es succio- internacionales.
como sacerdotes estilo bizantino para nada Todos tenemos pruebas fehacien-
cerrar caminos y sabotear hasta las po- tes de la concurrencia de esos hechos VI
sibilidades económicas de esos que no que tienden a eliminar cualquier tipo de Y ese es el momento en que ya no
son de su rebaño. Y nadie les pregunta conciencia vigilante: ya no basta el cer- basta con callar, sino que hay que pro-
con qué derecho juzgan. Y tampoco na- co estilo cortafuego. No. La superviven- nunciar el NO bien alto, con todas sus
die les recuerda la responsabilidad de la cia de los escritores e intelectuales que consecuencias. Ese NO es una palabra
crítica literaria. dependen social y económicamente del muy grave: implica un sacrificio que na-
gobierno y sus poderes conexos ha de die puede exigir a nadie, sino que cada
VI ser más proactiva. quien se lo exige a sí mismo. En casos
Está, por otro lado, la cuestión de la Hay que unirse a la coral de los cas- así, hablar en voz alta no es un dere-
vida de un escritor en regímenes dic- trati, de los eunucos cantores de la lite- cho, sino un deber. Por supuesto, para
tatoriales. Eso devuelve a la pregunta ratura castrada… poder «echar la palabra» hay que pagar
del título: ¿Para quién se escribe? ¿Para la libertad, tal vez el alto precio del exi-
qué?, parafraseando a Sartre. Un escri- V lio, pues en ninguna parte se recibe con
tor, en un régimen dictatorial, tiene que Uno se pregunta en medio del in- los brazos abiertos al que se exilia.
renegar de todo lo que ha heredado por somnio: ¿me convertiré en una perso- Con condescendencia, tal vez. Con
nacimiento, educación y convicciones: na tolerada, con el eventual derecho a conmiseración. No se sale del país de
de su clase, de su cultura, de su espí- que me arrojen el bono de la caridad? la inseguridad sino para entrar a otra
ritu burgués, de su humanismo y de la A cambio de callar, por supuesto. A inseguridad.
versión liberal y democrática de la so- cambio de abandonar ideas erróneas.
ciedad. A cambio de convertirme en integrante VII
Si no reniega de todo ello, lo convier- de los adecuados clubes. A cambio de En los vericuetos de la fantasía insóm-
ten en un cadáver viviente, o hasta en que, según las correspondientes órde- nica, sigue pendiente el asunto ¿escri-
un cadáver de verdad. Para eso viene nes y los intereses, pegue una patada bir para quién, para qué?

14 Cárcava Año II, Número 8. Junio-Julio 2022 Arte, Literatura y Pensamiento


Arte
Édgar Sánchez:
la consumación de una
obra portadora de la realidad
Josefa Zambrano Espinosa
Édgard Sánchez no busca lo nuevo en lo desconocido, sino en lo conocido.
Federica Palomero

Tú no puedes ver mi rostro, el hombre no puede ver mi faz y vivir.


Éx 33, 20

Homo sum, et humani nihil a me alienum puto.


Terencio

Édgar Sánchez (Aguada Grande, estado Lara, 1940) se marchó este 11 de mayo de 2022 en un viaje sin retorno
tras el Cinturón de Orión o quizás para ver, como el replicante Roy Batty, «Naves de ataque en llamas más allá del
hombro de Orión, rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhaäuser», solo que para Édgar Sánchez
–aunque llegó la hora de morir— esos momentos no «se perderán como lágrimas en la lluvia», porque vivirán por
siempre jamás en sus telas cubiertas de rostros y pieles, ciudades y tiempos.
De ahí que hoy como un homenaje al gran pintor y al amigo de tiempos idos, he de traer de nuevo a la luz mis
recuerdos e impresiones de la magnífica e inolvidable exposición retrospectiva Piel sobre piel. Tiempo sobre Tiempo.
Édgar Sánchez. Antológica 1975/2000 en el Museo de Bellas Artes de Caracas en agosto de 2000. Así como también el
texto inédito que escribí con motivo de la exposición Édgar Sánchez. Antología: 1977-2012 en la Sala de Exposiciones
del Centro Cultural BOD-Corp Banca de Caracas en marzo de 2012.

S
olo es nuestro, dice Borges, lo que tanto el vecindario como la amistad entra-
perdimos. Solo lo que hemos podi- ñable que aún persiste y, sobre todo, la co-
do salvar de las zarpas del tiempo y mún concepción de que el arte supremo es
la desmemoria, que todo lo impregnan de libertad, pues, el placer estético, como dice
orín y envuelven en niebla, nos pertenece. Pessoa, nos libera de la vida misma.
Por eso, por perdida, continúa siendo nues- Hoy, gracias a esa reserva calológica
tra aquella caraqueña y parroquial zona de que es la Sala 1 del Museo de Bellas Ar-
La Candelaria que, con su halo de nostalgia tes de Caracas —donde, a través de los
por las áridas tierras de Castilla, o por las ventanales, la naturaleza circundante se
húmedas y verdes de Asturias y Galicia, en integra al arte—, nuevamente me ha-
esos cada vez más lejanos años ochenta al- llo rodeada de los dibujos y pinturas de
bergó —además de las particulares tardes de Édgar Sánchez, reunidos en la muestra
los viernes en sus tascas— el taller de Édgar retrospectiva titulada «Édgar Sánchez:
Sánchez donde, desde sus pinturas y dibu- Antológica 1975/ 2000 Piel sobre piel.
jos, unos rostros observaban y aguardaban Tiempo sobre tiempo», quizás la mirada
cautelosamente las reacciones que suscita- más completa a la obra de uno de los
ban en quienes contemplábamos sus bellos más grandes pintores venezolanos con-
y, a la vez, terríficos trazos y facciones. temporáneos y una de las exposiciones
La Candelaria —como toda la ciudad— ha más destacada, extraordinaria, que se Yo amo Madrid.
sido barbáricamente expugnada por la buho- haya realizado en este país distinguido
nería, la malfetría (de que hablaba mamá), por su actual carestía estética y, como
Ya no son solamente aquellos rostros
la desidia y la fealdad, pero en aquel perdido dice Marguerite Duras, «vulgaridad ma-
de «piel de naranja», de bocas abiertas
paraíso, Édgar Sánchez y yo compartimos sificada».

Josefa Zambrano Espinosa (Boconó, Trujillo, 1950) reside en Caracas. Cuentista, ensayista, abogada (1973) con posgrado en
Criminología (Universidad Complutense de Madrid). Fue profesora de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez
(UNESR) y de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Ha publicado el libro de ensayo Taumaturgias del verbo (1999) y
los libros de cuentos Magia de páramo (1984). Al día siguiente todos los caminos amanecen abiertos (1988) y Malaventuras
(1995), entre otros títulos. En 1977 se publicó una recopilación de sus escritos bajo el título Cuentos, reflexiones y poemas.
Textos suyos han sido traducidos al francés. Miembro correspondiente por el estado Trujillo de la Academia Venezolana de la
Lengua, correspondiente de la Real Academia Española.

Cárcava Número
Año II,Año II, Número 8. Junio-Julio 2022
9, agosto-septiembre Arte, Literatura y Pensamiento 15
ne lo ancestral. Un cuadro se sitúa en el
límite entre la vida y la muerte y, por lo
tanto, es portador de toda esa tensión».
Tensión existencial que, a partir de
«Tiempo sostenido 1» (1977) y «Diálogo
nocturno» (1978), en los cuales extra-
ños personajes sin rostro y vestidos con
informales bluejeans metalizados cual
armaduras, se contorsionan piel a piel en
el back room de sus interminables pesa-
dillas, está presente en toda la obra de
Édgar Sánchez, donde cada cuadro —a
la vez producto de una creación anterior
y gestación de una por venir— nos co-
necta con los puntos más sensibles de
nuestra condición humana, es decir, con
Rostro Visión Imagen Visión el latir hermoso y atroz de nuestra terre-
implícito en la realización y por eso he nal existencia.
que claman, gritan, desde el silencio de La pintura de Sánchez es, como dice
la tela o el papel, o por el contrario, per- podido evolucionar con gran facilidad y
he podido tomar de esa época aspectos Baudelaire, «el espejo en que se mira el
manecen cual corseletes, con los labios dolor que todos llevamos dentro», de ahí
cosidos por hilos que las torturan y en- relevantes».
Efectivamente, el proceso creador de que del hombre refleje el rostro y sus
mudecen para siempre. Rostros de nari- expresiones, el cuerpo y sus movimien-
ces chatas, sin garbo o definitivamente Édgar Sánchez es de incesante enri-
quecimiento y retroalimentación, de ahí tos, la piel y su textura. Igualmente, la
deformes. Rostros ciegos o con la torva angustia, la soledad, la incertidumbre y,
mirada de su único ojo. que me haya dicho: «De mi obra ante-
rior he tomado tanto del dibujo como sobre todo, la insaciable búsqueda de la
«Después de esos rostros —me con- verdad y la belleza por parte de esa fi-
fesó Édgar Sánchez en una entrevista de la pintura y los he fundido en una
proposición que contiene un clima más gura humana que, sola o en grupo, es
(1)— pude ver el mundo. Cada vez que omnipresente en su obra.
pintaba esos rostros era como perdo- abierto y más real que me hace sentir
renaciente. Son etapas plenas de posi- Nadie ha podido ver jamás su propia
nar al mundo, saber que el dolor exis- cara, pues solo podemos hacerlo con la
te en él, pero que yo salía triunfante bilidades infinitas que no me desligan
de lo que han sido mis dibujos y mis ayuda del espejo o a través de las imá-
luego de cada enfrentamiento con la genes que tengamos de ella, por eso en
realidad vertida en esas formas que he pinturas anteriores; en fin, mi columna
vertebral». los cuadros de la serie «Pieles Gestacio-
creado. Yo no sabía que esos rostros nes» (1978), sobre un fondo de textura
tenían algo de terrible. Supe que eran Por eso, su obra no sólo se nutre de
los grandes maestros de la pintura ve- tegumentaria, las figuras y los rostros se
distintos una vez que la gente me dijo difuminan, ya que una atmósfera nebu-
que eran horribles o terribles; lo que neciana, flamenca y holandesa del siglo
XVII, sino también de Rembrandt y Du- losa que vela y desvela al mismo tiempo,
pasa es que todo ser humano tiene sus crea en el espectador la ilusión de estar
zonas ocultas, y quizás mi reto fue en- rero; del cine y la fotografía, y, sobre
todo, de su propia pintura. ante unos fantasmales autorretratos del
frentarme a las mías. Esas zonas que pintor.
siempre eludimos, pero que ponemos «Un cuadro, me dijo Édgar Sánchez,
es una invitación a sugerencias de la De este modo, el autorretrato gesta-
de manifiesto a través de cualquier do en esos cuadros se corporiza en una
rasgo o acción por muy involuntaria más variada naturaleza, ya que contie-
característica expresión de sentimien-
que sea. Esos rostros tenían conno- tos y emociones en «Retrato de familia»
taciones muy fuertes de protesta, de (1997-98), donde el rostro del pintor, de
rebeldía. Eran una vía plástica para perfil y vuelto hacia el firmamento, bus-
expresar un aspecto humano general- ca desde su presente a los ancestros que
mente eludido». posan para él en una antigua fotografía
Imágenes aterradoras y fascinantes extraviada en su memoria, pues, al fin y
las de esos rostros que componen la al cabo, una fotografía como dice Dulce
serie «Letargo» (1979), que en el de- María Loynaz, «es una pequeña resu-
cir de Germán Rubiano Caballero, «se rrección, es un modo de retener un mi-
pueden señalar como uno de los tra- nuto, de retenerlo por encima de todos
bajos más importantes del arte figu- los otros minutos que pasan echando
rativo internacional de los últimos de- sombra, echando muerte (...)».
cenios». Evidentemente también son Mas es en los rostros femeninos donde
obras maestras los rostros que forman Sánchez hace confluir las tinieblas y la
parte tanto de la serie «Fragmentos» luz. En ellos logra el desvelamiento de lo
(1978) como de la serie de dibujos de más recóndito del pensar y el sentir de la
rostros numerados o sin titular, porque, mujer. En «Rostro/Visión 10010» (1992)
como continuaba diciéndome Édgar Sán- y en «Imagen/Visión 10013» (1990),
chez, «esos eran entes que vivían, más sus rostros emergen del azul onírico e
que de sus formas físicas, del clima que inaccesible del tiempo, de ahí sus mira-
ellos mismos formaban. El clima estaba Diálogo nocturno das cargadas de enigmas y distancias.

16 Cárcava Año II, Número 8. Junio-Julio 2022 Arte, Literatura y Pensamiento


Piel y Paisaje Piel y Paisaje VIII Díptico de Aguada Grande a Bovare
En «Rostro/Visión 10010» (1992), «En anónimos se pierden frente a los edificios más allá de la época y la vida del artista,
el cerco de Velásquez» (1995) y «En la de cualquier brumosa ciudad que, como hace eterna la belleza de la obra artística,
mirada, la máscara» (1994), el autor res- decía Rousseau, «es el abismo de la es- porque el arte es la revelación de la vida
cata del olvido a aquellas poderosas da- pecie humana». De ahí que el paisaje en misma y de la totalidad del ser, por eso,
mas y Madonnas renacentistas que, con la obra de Sánchez no sea urbano sino el artista, como dice Verlaine, «no debe
sus aristocráticos galgos y las cabezas dérmico. llevar al lienzo lo que ve, sino lo que se
cubiertas con singulares y coquetos toca- Por eso, en obras como «Piel y Paisa- verá».
dos, clavan al vacío sus miradas duras, je VI y VIII» (1982), respectivamente, la Por todo lo anterior, puedo concluir que
frías, cortantes, y hasta con un dejo de piel se transmuta en un infinito territorio si bien es cierto que Édgar Sánchez en
burla. Pero en «Imagen/Visión 10013» de luz y color. Piel solar que en el dípti- cada una de las etapas de su pintura re-
(1990), el rostro etéreo de una señora de co «De Aguada Grande a Bovare I y II» presentadas en esta exposición antológi-
mirada triste, evoca la imagen eterna y (1996), se transforma en un cielo crepus- ca, partiendo de las formas conocidas, las
elegante de la reina Nefertiti. cular que, en el imaginario del pintor, se- ha modificado, renovado, singularizado,
¡Ah!, pero, en «Yo amo Madrid» (1995), meja rostros que presagian la ira de Dios hasta, como él mismo ha dicho, «lograr
la mujer se transforma en la hembra eró- sobre un paisaje calcinado, agonizante de encontrar nuevas proposiciones que per-
gena, erguida y flamante, que, con su mi- nostalgia y sed. mitan a la larga acercarme a un cuadro
rada desafiadora y su porte desenfadado Es gracias a esta particular dermovisión, portador de la totalidad»(3), lo es mucho
de maja, desde un primer plano hace más que Sánchez ha podido crear un mundus, más el afirmar que, además de hijo de su
opaca la gris ciudad del fondo. donde el hombre y su piel constituyen el tiempo y parte sensible de la sociedad, al
De sus rostros femeninos, Édgar Sán- centro mismo de su universo estético. ver más allá, ha podido revelar los arcanos
chez dice: «Crecieron como verdaderas Universo donde la belleza, aunque tenga del ser y de la vida, y al hacerlo ha con-
diosas, se convirtieron en reinas espec- el espesor de la piel, trasciende al tiempo sumado, no un cuadro, sino una obra por-
trales, irradiaban o poseían una luz que que, implacable, todo lo marchita. tadora de la totalidad, ya que como dice
estaba en todas las cosas; algo de mí En consecuencia, el hombre de las so- Borges, solo un gran pintor —y Sánchez
quedó en aquellos cuadros, en su escritu- ciedades hedonistas contemporáneas que lo es—, «descubre que esa vasta algara-
ra, como quedaría también en el trazo de solo valoran los bienes materiales y la bía / de líneas es la imagen de su cara».
Rembrandt y la línea de Durero»(2). belleza y juventud del cuerpo, padece el
Efectivamente, a lo largo de estos 25 temor de perder tanto la tersura y sen-
años de trabajo, Édgar Sánchez ha hecho sualidad de la piel como las facultades de
del hombre el centro de su universo ar- la memoria, por eso Édgar Sánchez me
tístico, por lo tanto, «¡Ecce homo!» es la ha dicho: «El compromiso del artista con Notas:
exclamación que emiten todos y cada uno la sociedad está en ser parte integrante 1. Zambrano Espinosa, Josefa. «Édgar
de sus cuadros. Es ese ser doblado sobre de ella; en conocerla, en sentirla, en pa- Sánchez. El artista es el resultado pre-
sí mismo que en «La espera» (1996), se decer y ser, hasta cierto punto, su parte
consume en las tinieblas de su angustia más sensible. Creo que no hay nada más ciso de su tiempo» (Entrevista). En:
y su soledad sin esperanza. Pero también hermoso que ser la parte sensible de la «Buen Rato N° 57». Revista del Banco
es el hombre que en «En buscando a E. sociedad. Cuando pinto me identifico con República. Caracas, abril de 1983, pp.
Muybridge» (1996) —cuadro que, como esa parte dolorosa».
la memoria, es tiempo, imagen y movi- Pues para Sánchez, como para Schiller,
40-41.
miento, y al mismo tiempo un homenaje «el artista es un hijo de su tiempo», de 2. Ramos, María Elena. «Presentación».
al pionero de la fotografía animada que ahí que me haya expresado: «El artista, En: «Piel sobre piel. Tiempo sobre tiem-
fue Edward James Muybridge—, desnudo como síntesis de la sensibilidad, puede
po. Édgar Sánchez. Antológica 1975/
y con paso de vencedor se lanza al mundo percibir manifestaciones que el común de
desde su hoy en busca de un incierto ma- los mortales no percibe y tiene el don de 2000». Catálogo N° 982, Museo de Bel-
ñana y un fragmentario y neblinoso ayer. expresarlas de una u otra forma. El artis- las Artes de Caracas, Caracas, julio/ sep-
También es el mismo hombre que en ta es el reflejo más fiel de la sociedad, y tiembre 2000, p.5.
«Sabana Grande frente al espejo» (1998) más allá de la sociedad, es el resultado
deviene en todos hombres cuyos rostros preciso de su tiempo». Tiempo que, al ir 3. Ramos, María Elena. Ibidem. P.6.

Cárcava Número
Año II,Año II, Número 8. Junio-Julio 2022
9, agosto-septiembre Arte, Literatura y Pensamiento 17
Édgar Sánchez. Antología: 1977-2012
La Torre BOD-Corp Banca en La Cas- Pero por encima de todo Édgar Sán-
tellana, Caracas, es en sí misma una chez es artista, de allí que haya expre-
obra de arte. Incorporadas a su estruc- sado: «El artista, como síntesis de la
tura y espacios moran obras de Gonzá- sensibilidad, puede percibir manifesta-
lez Bogen, Rafael Barrios, Cruz-Diez y ciones que el común de los mortales no
Lía Bermúdez; además, hoy en día la percibe y tiene el don de expresarlas
Sala de Exposiciones del Centro Cultural de una u otra forma. El artista es el
BOD-Corpbanca ha venido absorbiendo reflejo más fiel de la sociedad, y más
la atención del público que antes con- allá de la sociedad, es el resultado pre-
curría al Museo de Bellas Artes, Museo ciso de su tiempo». Tiempo que, como
de Arte Contemporáneo («Sofía Imber») he dicho en ensayos anteriores sobre
de Caracas, Galería de Arte Nacional, al Sánchez, al ir más allá de la época y la
realizar retrospectivas de los pintores vida del artista, hace eterna la belle-
nacionales más reconocidos, como esta za de la obra artística, porque el arte
Antología 1977-2012 de Édgar Sánchez. es la revelación de la vida misma y de
Vivo de la nostalgia de aquella gran la totalidad del ser; por eso, el artista,
retrospectiva en la Sala 1 del Museo de como dice Verlaine, «no debe llevar al
Bellas Artes de Caracas en agosto de que destacan el color, la técnica, la plas- lienzo lo que ve, sino lo que se verá». Y
2000, donde la luz y la naturaleza se in- ticidad y la estética de la obra pictórica eso, Édgar Sánchez ha sabido plasmar-
tegraban al arte a través de los panorá- de Édgar Sánchez. lo en su obra, además de expresarlo
micos ventanales que sirvieron de marco Dice María Luz Cárdenas, la curadora muy bien cuando ha sostenido que «un
a la extraordinaria y singular retrospec- de la exposición: «Édgar Sánchez es uno pintor de todos los tiempos podría ser
tiva: PIEL SOBRE PIEL. TIEMPO SOBRE de los creadores que con mayor solidez, Jacques-Louis David por haber hecho
TIEMPO. Édgar SÁNCHEZ. ANTOLÓGICA. profundidad y consecuencia ha trabaja- de La coronación de Napoleón en Notre
1975/ 2000. do la figuración en el arte venezolano del Dame una obra maestra».
Hoy, cuando el Museo de Bellas Ar- siglo XX, con valiosos aportes a este res- Por todo lo anterior, puedo concluir que
tes y el Museo de Arte Contemporáneo pecto. El núcleo central que proyecta su la obra de Sánchez, como la de David, es
«Sofía Imber» (me niego a llamarlo de obra es la condición humana y los con- obra que trasciende tiempos, espacios,
otra manera) se encuentran sumidos flictos que la definen». ideologías, dictaduras y sinrazones.
en una especie de inactividad y la Gale- En efecto, Édgar Sánchez siempre ha
ría de Arte Nacional –a pesar de los es- sostenido: «El compromiso del artista
fuerzos que realiza Juan Calzadilla y su con la sociedad está en ser parte inte- Hoy, cuando Édgar Sánchez está
equipo– es un edificio inacabado y lú- grante de ella; en conocerla, en sentir- allá en Orión, iluminado por la bri-
gubre, ubicado al lado de ruinas y pan- la, en padecer y ser, hasta cierto punto, llante Rigel,
tano; de salas oscuras y altos techos, su parte más sensible. Creo que no hay leerá sonriente mis palabras pobla-
donde las goteras y filtraciones hacen nada más hermoso que ser la parte sen- das de recuerdos, música, películas y
creer que no sea lo más recomendado sible de la sociedad. Cuando pinto me espacios entrañables de esa Caracas
para guardar una de las más impor- identifico con esa parte dolorosa». Tan que ya no existe, pero que estará por
tantes colecciones de arte del país, la dolorosa como esos rostros premonito- siempre presente en nuestras me-
Sala de Exposiciones BOD-Corpbanca rios de los tiempos que nos tocaría vivir morias. Sí, memoria, que es lo que
ha presentado la retrospectiva Édgar en las primeras décadas del siglo XXI. nos permite revivir, rememorar todo
SÁNCHEZ. ANTOLOGÍA: 1977 – 2012. Rostros que claman, que se quejan lo bueno y hermoso mientras, como
Los inmensos espacios abiertos de la vehementes con la boca abierta por el dice el poeta Rafael José Alfonzo:
Torre BOD-Corp Banca, donde conviven horror, el dolor o el asombro, porque ya «Deambulamos en el eco de la in-
los azules de la Fisiocromía de Carlos no hay más nada que hacer, ni siquiera certidumbre». Incertidumbre, donde
Cruz Diez y de las esculturas flotantes «poner el grito en el cielo». Pero esos el arte y la literatura se cuestionan
de Lía Bermúdez con el magenta de Ho- rostros también son los de sus figuras y censuran por lo «políticamente co-
rizontes ascendentes de Rafael Barrios y femeninas que «clavan al vacío sus mi- rrecto», y lo que es peor, por los NFT
los impresionantes dorados de los relie- radas duras, frías, cortantes, y hasta con (Non Fungible Token). Obras virtua-
ves de Carlos González Bogen, mitigan un dejo de burla». les que no son arte ni lo serán jamás,
-aunque sea un poco- la nostalgia de las Asimismo, Sánchez no sólo pinta la fi- ya que de ellas solo sabe y valora ese
grandes muestras individuales, colec- gura individual sino también la colecti- señor que es don Dinero.
tivas o itinerantes de los museos, pues va; grupos que pueblan las atmósferas Y desde esta incertidumbre en que
constituyen un gozo estético que prece- de sus ciudades. Ciudades que en el de- transcurre nuestro tiempo, levanto
de al que puede apreciarse en la Sala de cir del artista son «un vasto escenario», mi copa y brindo: «Por nuestra amis-
Exposiciones, a la cual se accede a tra- pues al pintar crea «ciudades inexisten- tad, por tu singular e imperecedera
vés de los amigables escalones de una tes, núcleos de imaginación, verdad y obra».
ancha escalera. Escalera que no ascien- fantasía que puedan ser alegres y tristes El eco de mi voz resonará: «IN ME-
de sino que desciende hasta la generosa o depresivas, pero más que esto mis ciu- MORIAM, Édgar Sánchez».
amplitud e iluminación de los espacios dades son básicamente nostálgicas».

18 Cárcava Año II, Número 8. Junio-Julio 2022 Arte, Literatura y Pensamiento


Poesía
Poemas
Adhely Rivero

DESARMADO

A la ciudad se debe entrar desarmado.

Ilustración: Edixo Primera


Nadie debe portar un doble corazón
con los ojos en el pecho.
El amor ya no es un puerto seguro.
Si vienes del campo
deja el hierro que cuelgas en la cintura,
si vienes del mar
deja el arma blanca salitrosa en el cajón de
madera,
si vienes de un pueblo
trae la memoria de tus antepasados
con sus patios de café,
los corrales de chivo y ganado.
Trae un caballo,
y un gallo para que duerma en la torre de la
catedral,
y Dios nos dé los buenos días.
La gente no necesita cuarteles,
si de allí vienes no entres a la ciudad,
todos los que portan armas son unos cobardes.

Adhely Rivero: nació en Guadarrama, Arismendi, estado Barinas, Venezuela. Está residenciado en Valencia desde 1970. Lic. en Len-
gua y Literatura por la Universidad de Carabobo. Cursó estudios en la Maestría de Literatura Venezolana en la Universidad de Carabo-
bo, Venezuela. Participó en los Talleres de Poesía dictados por Eugenio Montejo en la Universidad de Carabobo y por Rafael Cadenas
en el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos en Caracas. Poeta, editor, fue jefe del Departamento de Literatura de la
Dirección de Cultura de la Universidad de Carabobo. Director de la revista Poesía. Coordinador del Encuentro Internacional Poesía de
la Universidad de Carabobo. Director de las Ediciones Poesía de la Universidad de Carabobo. Coordinador de las Ediciones El Cuervo,
traducciones, de la Universidad de Carabobo. Su poesía ha sido traducida al inglés, portugués, italiano, alemán, francés y árabe.

Cárcava Número
Año II,Año 8. Junio-Julio 2022
9, agosto-septiembre
II, Número Arte, Literatura y Pensamiento 19
Poesía

LA HAMACA DEL GENERAL


Al Príncipe Manuel Carlos Piar.

La soledad en cada hombre es su hamaca


donde mese el tiempo y las penurias de la vida.
Flota en el amor y en los sueños,
ensamblados en el placer conviven la eternidad.
El General mecía los luceros en la penumbra
si las ideas pesaban más que un día a caballo.
Cuando hirió de sangre en el paredón de Angostura
a El Príncipe, nunca más pudo conciliar la vida.
Ahora en sueño lo recoge un barco que viene de Curazao
y los diablos danzantes se llevan el cuerpo de El Príncipe
y nadie sabe dónde lo enterraron.
No eres Caín, él no era tu hermano.
Por eso sufres tanto cuando sueñas
y sales de la hamaca a orinar en los árboles del patio
y le pides que te ayude a dejar las rencillas.
Tenías temor de los negros,
no de un blanco como él.
Parece que he llegado al puerto, entero,
y me inclino sobre la taza de café,
al fondo mi rostro es oscuro, es mi tez y mi raza.
Dormir no es tarea fácil,
me gusta cuando suena el colgadero,
y el pie se relaja y cuelga fuera de la hamaca.

20 Cárcava Año II, Número 8. Junio-Julio 2022 Arte, Literatura y Pensamiento


SOLO

«estoy solo…nací para estar solo, estoy mejor así».


William Carlos Williams

Lo diría, me marcó la vida,


me decían en la casa vaya solo,
hágalo usted y acostúmbrese a valerse solo.
No voltee a ver la hoja de su compañero,
es individual.
El sombrero y su caballo no se prestan.
Todo era de una bondad terrible.
Borges, decía: soy un asqueroso individualista.
¡Lo que te marca la vida
no te determina el ser!
Hay formas de batirse a duelo por la sensatez.
Un campo es la bella soledad,
la pesca es sensiblemente solitaria,
ocuparse a esperar una señal
que complique la vida del pez.

Ilustración: Edixo Primera


El cielo está encapotado y el sol mira
levemente como un gallo tuerto.
Y seguimos agachados a orilla del río.

Cárcava Número
Año II,Año II, Número 8. Junio-Julio 2022
9, agosto-septiembre Arte, Literatura y Pensamiento 21
22 Cárcava Año II, Número 8. Junio-Julio 2022 Arte, Literatura y Pensamiento
Poesía El libro de los pájaros
Mercis Martínez

Ilustración: MAG.
La casa de los pájaros

A Teresa Coraspe.

En ninguna habitación tiene puertas


la casa de los pájaros
Solo dos entradas
delantera y trasera
Siempre de par en par
Hay muchas habitaciones
en la casa de los pájaros
todas vacías, a excepción de aquella
de infinita biblioteca
Aun así,
el ave que habita aquí
no presta ningún libro.
Tiene un jardín
y mucha sombra
La casa de los pájaros.
Una mañana vi
cómo una serpiente se escabullía entre el ramaje.
Solo vive un pájaro en esta casa,
el resto viene de visita,
toman café y leen poesía.

Mercis Martínez (Venezuela, 1978): Narradora y poeta. Colaboró como escritora en revistas editoriales de Argentina, EEUU
y Venezuela. Sus textos de entrevistas han sido publicados en revista Lunes de La Vaca Mariposa Editores (Argentina) y la
revista de creación literaria Enclave de City University of New York (CUNY, EE.UU.). En 2019 publica Poiesis y otros relatos,
para Nueve Editores (Bogotá). Ha trabajado en gestión cultural en su país.

Cárcava Año II, Número 9, agosto-septiembre 2022 Arte, Literatura y Pensamiento 23


Habitan dos enormes ojos de lechuza
en la casa de los pájaros
solitarios,
nocturnos,
noctámbulos,
sin apetito,
leen hasta el amanecer,
a la espera de algunos mirlos,
lo sé.
De seguro volverán a tomar café,
y leerán poesía,

Ilustración: Luis Ángel Alcalá


en la casa de los pájaros.

I
Flores blancas
            [bajo
cielo blanco.
             [La fisura,
es el aleteo rasgando
de
un pájaro
            [azul.

II

A Anne Sexton

Y paraste aquel vuelo que me parecía iba a ser eterno.


Detuviste, así no más, como si nada.
Anidaste, y el nido era en sí una jaula.
Tú, que rezabas en un boeing
Debes saber que leo tus libros en su versión más pirata
No te importarán los royaltis,
allí donde ahora estás.

24 Cárcava Año II, Número 9, agosto-septiembre 2022 Arte, Literatura y Pensamiento


Ni tus hijos,
que gritaban como gaviotas
Ni tu madre,
nos los dejaste claro.

Ilustración: MAG.
Debes saber que una no se va así,
con monóxido,
fernobarbital
clonazepan
fenitoína
carbamazepina
imipramina
en una barcaza
sobre el río,
sin un adiós.

Breve descripción de un martín pescador

Un martín pescador es como un gatillo


a punto de graznar.
Un kamikaze sin retorno sobre el río
hilando peces.
un clavadista a punto de extinguirse,
Un dibujo al aire,
A las 7.
Un martín pescador,
verás, es una cruz.
con el verano siempre bajo las alas
o así le recuerdo,
en una página muy blanca
cielo,
ave
y azul.

Cárcava Año II, Número 9, agosto-septiembre 2022 Arte, Literatura y Pensamiento 25


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Memoria escénica Juan Martins

En la distancia de los vivos


E
l lugar de la distopía se colo- es modesto con esa variante y es usa-
ca en su relación de espacio y da como mecanismo de distanciamien-
tiempo, pero al ritmo del texto to porque la realidad es frágil: la ver-
dramático, es decir, en las circunstan- dad es inexorable al tiempo referente
cias de lo imaginado para el discurso de los personajes cuando es registrado
de lo que se hace ficcional. Así que, por la mirada del otro. Siempre la vida,
con esta pieza Todos vivos* de Gusta- siempre la noción de aquella diferencia
vo Ott, notaremos su disposición a esta entre el individuo y la sociedad, entra
ficcionalidad: los personajes no exis- ésta y la violencia. Nos quiere colocar
ten, se «hacen existir» en la represen- ante ese espejo de la violencia su origen
tación, primero, de la lectura del texto en relación con la «verdad». Y la ver-
dramático y, segundo, de la escenifica- dad se distancia de la felicidad cuando
ción. Más adelante hablaremos de ese se conduce hasta la imagen (real o no)
enlace, no sin antes mencionar el én- que liberamos de esa representación:
fasis narrativo con el cual se extiende Así fueron muriendo los días y con los
el enunciado, la forma de la escritura y días los años […].(p. 2). Cita El Aleph
el desarrollo de esa dicción hacia una de Borges para recordar que aquello lo
búsqueda del autor ante la realidad y cual existe, existirá por exposición me-
cómo hacerla, en su cimentación, es- diática y no por su transparencia: los
critura y discurso para el espectador. medios de comunicación (de acuerdo
Por medio del cual se compromete con con sus ejes de dominio) sustentan el
el elemento social sin separarse de su poder de la mentira. En cambio, la feli-
estilo, formalidad y cadencia poética a cidad vendrá al segregar el desengaño.
la que Ott nos tiene acostumbrado. Se Portada de la pieza editada en inglés. Antes, dolor y desasosiego. El otro nos
posiciona de su estilo con el firme pro- Foto cortesía de Gustavo Ott. es extraño por su diferencia y es allí
pósito de extender su experiencia poé- co que signa la muerte sustenta el en- donde los absolutismos se socorren a
tica en conformidad con su obra. gaño de entender que el otro tiene la través de la alienación del sujeto: nos
En su devenir, la constante del uso «verdad», cuando esta se afirma en la engañamos para engañar, nos odiamos
poético en sus diálogos, siendo éste el duda y en lo extraño: Walt Whitman, para odiar y amamos para desamarnos.
carácter de la escritura con la que se William Shakespeare, Madame Curie, Parece sencillo y no lo es: una pequeña
expone la estructura dramática, libran- Albert Einstein, Adolf, General Zapa- historia de amor que hace unión con
do a un tiempo el ritmo y el tejido de ta y Bertolt Brecht son algunos de los los otros cuando se desata el desen-
aquella narrativa en la medida que nos ejemplos que denotan, tanto en lo fic- cuentro: el otro me infecta, el otro y la
representamos en ella: somos aquel en cional como en lo irónico, su unidad culpa. De allí el importe narrativo de la
cuya visión se espeja la mirada alrede- con aquello que, aparte de fantástico, lectura: Jorge. ¿Qué dicen en el hospi-
dor de la vida de los otros, por ejem- es lúdico también. tal? ¿Es verdad que el virus se ha mul-
plo, poetas, científicos, dramaturgos El doble, lo extraño y la alteridad del tiplicado ochenta veces desde que ellos
y médicos registrados en la historia tiempo una vez más sustrayendo lo in- llegaron? (p. 25). «Ellos» son la culpa
ante su compromiso con la humanidad, verosímil como modelo que se revierte y la duda de la que hay que sustraerse.
para bien o mal, ya fallecidos y, aun en la fragmentación de las sombras y Yo, en tanto soy referido en esa esci-
así, todos están vivos, desde esa sime- los espejos hacia el centro de todo en sión, me desdoblo en mi propia protec-
tría lúdica del texto, en la conciencia el vacío. Y recordemos, por su parte, ción y el temor colectivo se traslada a
del público que es donde se actualiza que la ironía es un componente de lo la negación del otro, ya que, decíamos,
el texto. Por lo demás el giro fantásti- fantástico. Sin embargo, nuestro autor nos representamos en ese discurso:

Juan Martins: Docente, escritor, dramaturgo y crítico teatral venezolano (Maracay, 1960). Ha obtenido, entre otros, el Premio Bienal de Litera-
tura Augusto Padrón (2004), género dramaturgia, por Caperucita ríe a medianoche; el Premio Mayor de las Artes (2004), mención dramaturgia,
por Dollwrist, y el Premio Miguel Ramón Utrera (2008), mención dramaturgia, por Caramelo de Nueva York. Ha sido, además, finalista en el
concurso El Espectáculo Teatral (España, 2006) por La tarde de la iguana, pieza que fue seleccionada para el III Festival de Teatro Venezolano de
París, Festheve (2008) y clasificado en el Premio Extraordinario de Monólogo Teatral Hiperbreve del Concurso Internacional de Microficción Garzón
Céspedes (Madrid, 2007). Premio III Bienal de Literatura de Poesía Abraham Salloum Bitar (2018) por Soy una herida que se deja atenuar, editado
por bid & co. editor (2019).

Cárcava Número
Año II,Año II, Número 8. Junio-Julio 2022
9, agosto-septiembre Arte, Literatura y Pensamiento 27
Beatrice. ¡No somos nazis! ¡Santo pasado creando su propio régimen de
Columnista

dios! Somos normales, gente como autoridad, de una ética personal con la
tú, creemos en lo que crees tú. Que- cual se explica aquellos hechos inexo-
remos estar alertas y no tragarnos lo rables de lo extraño y la duda, lo que
que dicen los medios. Por ejemplo, la a su vez nos da acceso a la ficción.
pandemia.... ¿Conoces a alguien que De modo tal que la palabra supera
esté enfermo, de verdad, lo has visto? la sensación, lo abstracto no lo será
No, no has visto a nadie con tus pro- en la figuración del texto dramático,
pios ojos, solo por la tele o en internet. si consideramos que éste quiere fun-
¿Será que no existen? ¿No podría ser cionar dentro de lo narrativo a fin de
todo esto una conspiración para some- estrechar la sintaxis del relato teatral:
ternos a los millones de damnificados el estado apocalíptico de la pandemia
que han llegado a la ciudad? ¿Acaso por medio de la tensión dramática en
sabemos de dónde viene esa gente que la que nos retenemos cuando la imagi-
violan todas las leyes y hablan extraño nación construye el espacio escénico y
y no saben nada de nosotros? Se tra- se encadena hacia la reflexión.
ta de estar al lado de nuestra cultura, Nos guiña el ojo para evidenciar el
nuestra historia, y ser protagonistas lugar que ocuparía la poesía. Un capí-
de este documental extraordinario que tulo final cuya resonancia nos devuel-
se hace hoy, en vivo y directo, Alicia. ve el ánimo por la vida, la poesía y la
[Subrayados nuestros]. (p. 29). literatura. Todavía la prospectiva de
La duda. La duda de lo real nos so- ese discurso:
mete a la contradicción. Disculpen lo Brecht. «En tiempos oscuros/ ¿Se-
extendido de la cita, necesaria es ante guiremos cantando? / Sí, seguiremos
la estructura de tres capítulos con cantando / Sobre los tiempos oscu-
sus sucesivas escenas en las cuales El dramaturgo Gustavo Ott ros.» ¿Qué haremos entonces cuando
se coloca en evidencia al «otro», «al aclaren los tiempos? ¡Cantaremos la
recién llegado» y «al diferente» como obra completa de los tiempos oscuros!
substancias de oposición en aquella ¡Y lo haremos con todas las orquestas,
contradicción de la violencia a la que bajo el subterfugio de la mentira, el cantantes, escenarios! ¡Uno frente al
hacemos referencia. Su futuro direc- engaño, el odio, el desamor y, al cabo, otro, viéndonos a la cara con absoluto
tor tendrá no obstante bien definida la desilusión como producto del des- asombro! (pp. 88-89).
la estructura cuando haya logrado se- osiego en el sujeto, el cual trata de En este capítulo 3, escena 2: El origen
parar la sintaxis del relato teatral de no alienarse a la vez que se engaña, de todos los poemas se articula esta
su propia escenificación, el teatro de puesto que siempre estará dominado función del verso sobre la dinámica de
lo literario, la narración del poema y, por esa relación: «hombre-sociedad- los diálogos, no tanto para represen-
otra vez, la prosa de lo escénico. Y en conflicto». tar al poema como sí a la cadencia del
seguida nos muestra el autor su ma- Todo es entonces un artefacto de la texto. Por lo expuesto, diríamos que
durez como dramaturgo al reconocer escritura. Y, a modo de desengaño, el nada casual el nombre de «Brecht».
para el texto dramático los límites de lenguaje construye su báscula con el Desea orientar, por la libertad de la in-
esa representación. Teatro para ser lector, siempre que este lector se ins- terpretación, hacia dónde va el tiro al
leído, sí, también para la consolidación tale en su propio distanciamiento: nos blanco. Como se comprenderá, no es
del espacio escénico. Lo convencional representamos en la ilusión a la vez cuestión de acertar, sino de participar
de la escritura dramática se supedi- que nos separamos de ella mediante en el juego. Queda abierta esta for-
ta al discurso. Y eso es lo importan- la visión crítica de aquella represen- malidad del lenguaje cuando lo que se
te, pienso y me pienso en lo teatral. tación: la legitimidad que este lector quiere es que nuestra alma se refleje
Sabemos algo: es inútil desviar lo es- halla tiene origen en la interpretación sobre los sentimientos que nos exige,
cénico de lo literario, el encaje forma que elabora: Alicia. Pero todo ha cam- en esa misma dialéctica, el proceso de
una sola estructura. Nos arreglamos a biado y el mundo ahora es más peli- racionalización que de allí surge. El au-
esa estructura pese a nuestra noción groso, como si todos los recuerdos han tor desplaza este ejemplo con humor
de lo teatral. No creo que su director sido borrados; como si fuéramos nue- y voluntad por dejar la hechura de su
se resista, al contrario, disfrutará del vas. (p. 11). Ott nos concibe en ese teatralidad, no del todo convencional,
riesgo. territorio de lo oculto e ignorado de la pero arrimado al estilo y al compro-
Las circunstancias del devenir social irracionalidad de los hechos, hasta que miso con su lenguaje. Y claro, no es
con las cuales se estructura el nivel se comprende que se quiere evadir de poca cosa.
expositivo de ese discurso político y la doble realidad en lo simultáneo de
anárquico, como si la ficción no tuviera esa representación. Los personajes
otra forma de representación cuando existen de acuerdo con la interpreta- *Todos vivos. ©Gustavo Ott. Archivo
los signos de la escritura se desvane- ción de los diálogos que permiten en PDF del autor. 2020. El lector in-
cen ante el lector, pero sucede lo con- el momento esa arista de la duda y la teresado podrá acceder a la pieza:
trario: la realidad se observa cubierta ambigüedad: escritores y músicos del http://gustavoott.com/obrases.php

28 Cárcava Año II, Número 8. Junio-Julio 2022 Arte, Literatura y Pensamiento


El oficio En singular y en primera persona
Diana Gámez

C
omo columnista del Correo del Caroní he devenido zar Me decanto por la primera persona del singular. Porque
en una suerte de pescadora de ideas. Lanzo varios eso de querer hacerte ver como expresión de la opinión
anzuelos. Unos en mi pequeño cuerpo de agua in- pública me resulta arrogante y excesivo. Muy alejado de
terior y otros en la inmensidad de los océanos que están quien sólo emite un punto de vista sobre un tema en un
fuera de mí. Alguna boca herida me dice cosas desde las texto breve. Cuando me veo en el brete de usar la primera
profundidades, para que pergeñe un cipo que se adorme- persona del plural recuerdo a la profesora María Teresa Ro-
ce en las inmediaciones de un simple balaustre. No quiero jas. Ella me hizo entender el sentido del “yo mayestático”:
usar aquella recurrida conjunción adversativa para decirles el yo de la majestad. Muy alejado de un opinador. Será
y recordarme que, en lo personal, es un desafío que intento por eso que ciertos poderosos no se sacan de su boca el
superar semana tras semana. Lo vivo como un compromiso “nosotros” convencidos que aquello los hace incluyentes.
íntimo con la palabra escrita. Esa que tiene una dimensión ¡Y mire usted!
especial al obligarme a hurgar en mis limitaciones, nescien-

Ilustración: Edixo Primera


cias, oscuridades, olvidos y falencias. No siempre la facun-
dia y la verbosidad son compañeras de la escritura, por lo
que hace falta una buena dosis de tozudez y contumacia.
Terquedad y porfía, también, que acompañan a esta for-
ma ciega de la pasión que te impide alejarte de un estuoso
afán, que al lastimarte te da más bríos para enfrentar los
retos de la hoja en blanco. Una fiera herida con un corazón
desgarrado embiste desde la primera frase hasta cerrar un
-siempre mejorable- primer párrafo. Es muy probable que
esta experiencia se repita a lo largo del texto, que va na-
ciendo con fórceps, palabra a palabra.
Tengo una relación compleja e intrincada con las pala-
bras. Son, como me lo hizo sentir mi padre, preciosos ob-
jetos que aprendí a valorar en mí ya lejana infancia. Les
prodigo un respeto reverencial. Duda y perplejidad me car-
comen cuando me aproximo al siempre incierto territorio
de lenguaje. Que lo sé materno, icástico, cercano, aunque
no por ello deja de ser causa de recurrentes vacilaciones,
impregnadas de profundas incertidumbres.
Quizás por eso he vivido rodeada de libros, decidí estudiar
Letras, tengo a mi alcance diccionarios de varias especia-
lidades y trato de escribir para buscar una cercanía con el
inasible universo de la palabra que se lee. En su terreno
la humildad -junto con la duda- constituyen virtudes, que
pueden allanar una siempre difícil relación. En estos tiem-
pos trato de pescar en océanos de libertad, para no olvidar
que aquella existe y para evadir los cepos inmovilizadores
de la censura, que acechan todo libre albedrío.
Pocas cosas tengo claras cuando escribo mi columna. Una,
la primera, es que no quiero moralizar. Tampoco aconsejar,
ni ser ejemplarizante. No busco modelar, educar o catequi-

Diana Gámez. Licenciada en Letras UCV. Maestria en Historia de Venezuela. Universidad de UCarabobo. Profesora de la Universidad
Nacional Experimental de Guayana. Directora de Cultura y Coordinadora del Rectorado. Columnista del Correo del Caroni. En la radio
está de lunes a viernes en Hablemos Libremente por Pentagrama y es Representante Profesoral en el Consejo Universitario de la
UNEG. Ha publicado el libro Para más (re)señas.

Cárcava Año II, Número 9, agosto-septiembre 2022 Arte, Literatura y Pensamiento 29


Ilustración: Edixo Primera

30 Cárcava Año II, Número 9, agosto-septiembre 2022 Arte, Literatura y Pensamiento


Narrativa Dos cuentos
Jorge García Tamayo

Crinejas y dos lazos rojos


S
entirás la sangre tibia en tu fue lo que imaginaste al momento
espalda y verás cómo se im- de entrar, un leve golpe y ante la
pregnan tus manos. Com- puerta, entre el gentío casi caíste
prenderás que el asiento se te está sentado en el asiento, con tu mo-
transformando en un charco berme- rral encima.
jo. Será entonces cuando conciencia- Fue allí mismo cuando percibiste
rás que tiene que haber sido tu arte- el calorcito que comenzó a inundar-
ria intercostal, la de la última costilla, te por la espalda y las nalgas, por
la flotante. Fue allí donde sentiste el casi todo el cuerpo te fue mojando y
golpe, un toque suave, entre el gen- pronto comenzó a empegostarte de
tío, al entrar al vagón, y casi ni per- bermellón. En ese instante, obser-
cibes la herida que tiene que existir, vaste tus manos rojas por la sangre.
Son estos los concretos hechos que
pero no obstante sabrás que ha de
te obligan de momento a examinar
ser una arteria intercostal, rasgada, y
tu situación. La pleura estará rota.
que ella misma se ha vuelto un tibio
Se ha producido un neumotórax.
grifo abierto. Es como un río que fluye
Eso ya lo sabes y estarás conscien-
y se chorrea por tu costado derecho, te de que tibiamente te desangras
y te calienta, y te mancha de rojo, a borbotones por tu costado dere-
que cubrirá tu espalda, tus nalgas cho. Comenzarás a temer que quizá
y tus manos, las que te mirarás sin no llegues a la próxima estación del
querer comprender qué será lo que metro. Notarás cómo la gente que
está sucediendo. Entonces, pensas- antes te rodeaba se va apartando y
te en la negrita de las crinejas, allá ahora te hace un cerco. Algunos gri-
Ilustración del autor.
en el suelo, sin llorar pero mirán- tan, les ves sus rostros, demudados,
dote, con sus ojos muy grandes y ansiosos y entonces volverás a recor- quilizarte, que fue ella, fue su propia
sus dos lazos rojos en el pelo. De- dar a la niña en el suelo. La negrita madre quien la dejó en el suelo. Te lo
masiado rápido. Todo lo acontecido con sus crinejas y sus dos lazos rojos, dices y de nuevo la escuchas, «pe-
había sido sorpresivo, casi instantá- la cara sucia, no lloraba, estaba allí rro maldito, casi me la matas, ¿cómo
neo e incomprensible. Sentirás que sentada, y tú, casi te vas de bruces que eres ciego?». Sucedió todo así,
te ahogas mientras intenso, el dolor al tropezar con ella. Pero sucede que de lo más rápido, seguramente por-
se concentra y se aprieta dentro de estarás en el vagón del metro y ya que tú estabas muy cansado, estabas
quizá ha quedado lejos la estación de medio ido cuando comprabas el bole-
tu pecho. Comprenderás, ya sin re-
“Gato Negro”. to, te habías puesto el morral sobre
medio, que todo se produce por el
Aceptarás que te sientes muy mal, tu pecho, por delante, y tal vez esa
colapso de tu pulmón derecho. En la
que estás disneico, que vas empeo- decisión te impidió ver a la niña en
seguridad de que es una estocada
rando, y en ese instante pensarás que el suelo. Te fue imposible detectarla.
lo que ha venido provocando todo ya casi nada ni nadie te salvarán. Lo Estaba la negrita acurrucada allí a tus
aquello, preferirás creer que nada sabes, no habrá remedio... Escucha- pies, y tú estuviste a punto de pisar-
de cuanto ocurre es cierto, pues rás nuevamente dentro de tu cabeza la. Eso fue todo. Sufriste un tropezón
nunca pensaste que esta situación los alaridos de la madre, «¡desgra- con ella, en el momento imaginaste
pudiese darse, es decir, en el primer ciado, maldito!», y te repites para ti un bulto, una caja, un maletín, ¿quién
momento... «Me empujaron». Eso mismo, tal vez en un intento por tran- sabe qué pensaste? Dando traspiés,

Jorge García Tamayo: Nació el 22 de noviembre de 1939 en Maracaibo, estado Zulia. Es Médico Cirujano-Doctor en Ciencias Médicas.
Especialista en Anatomía Patológica. Actualmente Profesor Titular de la UCV, jubilado desde 1989. Ganó la Bienal de Literatura José Rafael
Pocaterra con su novela Escribir en La Habana (1994). También obtuvo el premio de la Bienal de Literatura Elías David Curiel con su novela
Para subir al cielo... (1997). Entre sus publicaciones se cuentan: La peste loca (Novela, Gobernación del Estado Zulia, 1997), La entropía
tropical (Novela, EdiLUZ, 2003), El movedizo encaje de los uveros (Novela, EdiLUZ, 2004), Ratones desnudos (Novela, Ediciones El otro,
el mismo, 2012) y Vesalio el anatomista (Novela, AstroData, 2016), entre otras.

Cárcava Número
Año II,Año II, Número 8. Junio-Julio 2022
9, agosto-septiembre Arte, Literatura y Pensamiento 31
brincando como loco, casi cayéndo-
te, mientras ella, ni lloriqueó, tan
solo sorprendida por el golpe de tus
zapatos, te miraba allá lejos, desde
el suelo. Allí quedó sentada, con sus
ojos muy grandes brillando en la ca-
rita sucia, con sus crinejas y los dos
lazos rojos. Te fuiste de narices dan-
do tumbos, puede que fuese el peso
del morral, eso pensaste de momento
y sin caerte, sobreponiéndote logras-
te equilibrar tu cuerpo.
Echaste a un lado tu morral y lle-
gaste con una mano a sostenerte
en el suelo y desde allí la viste, ella
seguramente sorprendida te miraba, mos curarlos. Esta es la capital, ¡que ra vez que te robaban un automóvil y
allí sentada, sin llorar, pero el rugido vida! «La sucursal del cielo» le decían por eso tu Volswagen era un cacharro
de los usuarios en la línea de los bo- en tu tierra, cuando viniste desde tu viejo, todo destartalado. «¡No respe-
letos se hizo ensordecedor. «Maldito, pueblo, desde las tierras llanas, en La tan ya ni a los carros viejitos, mi es-
desgraciado», «por lo menos excúsa- Pascua, a terminar con el bachillera- timado!». Si lo sabrías tú mismo y el
te», «so perro», «escuálido maldito», to, a estudiar y estudiar, y al final te cuidador burlado todavía rezongaba.
las voces se sumaban a los agudos graduaste de médico, y aspiras emu- «¡Una mierda respetan!». ¿Qué podías
alaridos de la madre, «¿no ves por lar al gran Antulio... Llegaré a ser un añadirle para completar aquel cuadro?
dónde vas?, coñoetumadre», y vol- neurocirujano. Repasaste los hechos, «Está bien, chamo, yo me iré en el me-
teaba pidiendo apoyo a una turba que y quizá para exculpar tu tropezón con tro»...
se arremolinaba rompiendo el orden la negrita, recordaste cómo tintineó el Entonces la localizaste por el celular
de la fila. «¡Haz algo, chico!», «¡hey, plomo contra el metal de la bandeja... y le pediste que te esperase en una
desgraciado!»... Tu corazón se aceleró Le sacamos la bala. Lo hicimos, te lo estación... «¿En la estación de “Cha-
dentro del pecho. Estabas tan cansa- repetirás al recordar cuando sentiste el caíto”?» Ella te preguntó y ya al estar
do que te dio rabia la situación. Todo suspiro de alivio de la instrumentista... de acuerdo se despidió de ti. «Adiós
cuanto ocurría era tan absurdo que La Petrica, que está más buena que amor, adiós», y tú pensaste que si to-
te dijiste sin más miramientos. «¡Vá- comerse un pollito con las manos... mabas prontamente el metro en una
yanse todos bien largo al carajo!», y ¡Que estupidez pensar en eso en es- hora podrías estar durmiendo a pierna
por eso, pues nada más te diste media tas circunstancias! Es cierto. Te lo dirás suelta y en tu casa... Pero ya el metro
vuelta. «¡Excúsate, maldito», retumbó al regresar a aquel momento cuando raudo avanza y tú sigues sentado aho-
un vozarrón desde la fila. Al ya cruzar volteaste para mirar hacia la boca del gándote, y ahora estás todo torcido,
la valla, aceleraste el paso y decidiste túnel por donde estaba apareciendo has resbalado y vas anegándote en la
descender al andén. el tren. Si algo me consta, si algo sé, laguna de tu tibia sangre. Gritos en la
Mientras bajabas por las escaleras es que salvamos al malandro. Piensas estación de «Agua Salud», pero el ma-
consideraste una excusa tal vez salva- que lo dejaste estable. El increíble An- quinista no debe saber nada porque se
dora. «Es que vengo demasiado cansa- tulio, tu maestro te iba luego a decir... vuelven a cerrar las puertas y los ca-
do, ya no doy más, y no la vi, eso fue «¿Y qué tal si vuelven los que le dieron rros avanzan y ves luz, un elevado, un
todo, ni la vi y era que allá en el suelo a el pepazo?, esos caifanes puede que traqueteo y hay frío. Sentirás la disnea
mis pies, ¿cómo iba a verla?... ¡Caray, lo masacren, que se lo echen al pico cada vez más intensa, la opresión en
es que cuando llegan vienen todas jun- durante el postoperatorio»... Deben el pecho, con dolor, y pensarás si aca-
tas!, las cosas malas, digo...» Lo pen- ponerle vigilancia, eso fue todo cuanto so se les ocurrirá tocar alguna alarma.
saste y regresó a tu mente la intermi- pensaste, mas sabías que no contaban Detendrán los vagones, seguramente,
nable noche de la pasada guardia, otra con agentes del orden, ni Dios ni ley ni y entonces puede que nunca llegues a
vez te tocó de primer ayudante y cuan Santa María, pero te dio por recordar encontrarte con ella. No podrás verla.
brillante era tu colega Antulio, el mejor que estaba estable, buenos signos vi- En vano te esperará, quizá aguardará
neurocirujano de la ciudad, sin duda tales, lo chequeaste antes de salir con por tu salida en estación de «Chacaí-
alguna, y, además, lo salvamos. En un tu morral a cuestas... Fue allí mismito to». Notarás como la gente ya se te
segundo dentro de tu cabeza, reviviste donde te cacheteó la primera sorpre- está nublando y no puedes creer que
las horas de tensión, allá, de pie, en el sa del día. Eran tan solo las seis de la todo sea por la negrita de las crinejas
quirófano. Tal vez reconfortándote, re- mañana y ya te habían robado el auto y los lazos rojos, más bien, te dices,
cordaste como operaban una herida de del estacionamiento. «Se lo palearon, pueden haber sido los malandros. Tal
bala en la cabeza. Pensaste que habían pana». Fue todo lo que pudo decirte vez fueron los mismos que abalearon
sido unos malandros... Así es el oeste el vigilante. «Soy nuevo aquí, ¿cómo al chamo que operamos. Tal vez se
de esta ciudad, todos se matan entre voy a saber quién es el dueño de cada desquitan conmigo. Me acuchillaron...
ellos, un disparate sin sentido, no hay carro?» Estabas tan cansado que ni in- Pero los ojos grandes de la negrita no
Dios ni ley, solo nosotros que intenta- sististe, al fin y al cabo ya era la terce- se te olvidan, brillantes y su carita su-

32 Cárcava Año II, Número 8. Junio-Julio 2022 Arte, Literatura y Pensamiento


cia, con sus crinejas, y los dos lazos comienzan a danzar en torno a ti. El las cosas que día tras día», ¿por qué
rojos, allá en el suelo y los rugidos de mundo, los vagones del metro, van esa melodía viene a sonar dentro de
la gente que se te confunden con el girando, y lo hacen sin sentido algu- tu cabeza?, que absurdo es todo, lo
agudo timbre de la alarma. Pueden no. El dolor en el pecho te obliga a piensas con gran desilusión, sin fu-
ser gritos, y quizás son los insultos de doblarte sobre ti mismo y tienes que ria alguna. Ya casi ni puedes ver la
la madre, recuerdas cómo volteaste cerrar fuerte los ojos. Hay un piti- gente, «...me alejan de tu corazón,
antes de descender por la escale- do que se acerca desde muy lejos, querida mía, amada mía», ¿es la voz
ra del andén y les viste correr, eran suena como un silbato. Sabes que de Héctor Cabrera?, no, ¿será Che-
muy grandes y agitaban los puños, ella te esperará, sin encontrarte, ya rry Navarro?, hay mucho frío y tengo
no entendiste ya que te decían, que en sus brazos no descansarás, hay seca la garganta, querida mía, ama-
cosas te gritaban, pero ahora todos frío y todo se oscurece, «...estas son da mía...

La mujer del metro


P
ercibes el calor de su mano, mas sientes sorprendi-
do que te empuja, imaginas sus dedos largos e in-
tentas atraparlos, se escapan sin remedio, los sen-
tiste clavados en el pecho con el impulso de su cuerpo todo,
su palma y dedos en tu costillar cuando esperabas tierna
caricia tibia y ese tu asombro al inclinarte y trasponer la
línea amarillenta que se pierde en la boca iluminada por el
destello parpadeante de la máquina que crece prontamen-
te. Trataste de agarrarla, sí, mas ya vas torciéndote de an-
gustia y tratas de voltear pero tu cuerpo cae antes de dar
la espalda, sin posibilidad alguna de apoyarte, distingues
aún su mano pálida, sus uñas escarlata y hasta su rostro
crees detectar entre el gentío, cuando ya has comenzado a
descender iluminado todo tú por el monstruo creciente que
emite su mugido agudo y te eclipsa el rumor y los gritos
de la muchedumbre estática, petrificada en el andén. Te
alejas de ellos sin asidero, sin balance, sin remedio y sabes
que era ella, entiendes que es esa la mujer del metro, la
que has seguido hasta la calle, hermosa y misteriosa, es
esa joven, la del guiño amable, cuando colgabas de la
abrazadera, tú, ser anónimo y te sonrió con su mirada
cómplice, guindando tú con tantos otros cuerpos y aquel
multiplicarse de su sonrisa reflejada en las puertas, tan-
tas, esa mujer del metro, la que casi se pierde entre el
tropel a la salida de la calle y tropezarse y empujar y
correr desesperadamente y la impotencia en la escalera
atiborrada de figuras inermes, interminable la escalera
eléctrica, ascendiendo. Esa mujer del metro que des-
apareció en el resplandor incandescente de la calle, col- ramalazo y tu trastabillar en el asombro; esa mujer del
mado de empujones e improperios y en el espacio caes metro te entregó todo el peso de su hermosa figura y
y casi ya no ves el brillar de sus ojos, mas otra vez, tú te fuiste más allá de la línea amarilla y no obstante,
quizás muy al final logras atisbar su sonrisa, esa mujer todavía lograste detectarla entre la gente, arriba, desde
del metro, la que has seguido hasta la calle, que has el abismo, sin retorno ya, ante la máquina que gruñe y
perseguido desde lejos sin entender por qué tenías que pita y bufa encandilándote. Esa mujer del metro, seguro
hablarle, se esfumó tras un auto antes de desaparecer estás, proviene de esa tu pesadilla reiterada, la de un
tragada por la esquina, ¡es ella! Tú captaste el mensa- sinfín de madrugadas sudorosas, de tantísimos desper-
je y corriste como loco escaleras abajo, ese fantasma tares crispados, corazón al galope tendido, de angustias
anónimo se ha materializado y carne y huesos y sonrisa sostenidas, toda una vida de búsqueda infructuosa, has-
y aquel guiño achinado y amable, estuvo por segundos ta encontrarla, ¡al fin!, ¿después de cuántos años?, ya
a tu alcance, hasta tocarla casi, cuando ella colocó su casi de cabeza lo entiendes todo, ¡claro!, es tu fantasma
hermosa mano y largos dedos de uñas esmaltadas de un anónimo que reaparece ahora de repente cuando la má-
rojo sangre sobre el pecho tuyo, y la sorpresa, el fuerte quina acezante ruge casi encima de ti...

Cárcava Número
Año II,Año II, Número 8. Junio-Julio 2022
9, agosto-septiembre Arte, Literatura y Pensamiento 33
Ilustración: Edixo Primera

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Clásicos
Memorias de un semibárbaro
(Fragmentos)
Rafael Bolívar Coronado
I frotando la suela del zapato con el pavi-

L
mento; o bien decía que no era ella, sino
a abuelita nos enseñaba el al-
que habíamos sido nosotros. Era golosa;
fabeto y el bendito. Las noches
pero mamá no la dejaba engullir mucho,
de lluvia, esas deliciosas noches
temiendo se indigestase… Una vez hurtó
de lluvia en la tierra tropical, en que el buena cantidad de mermelada que había
encaje blanco de la luna aparece como en un cacharro del seibó… se supo que
regado de piedras preciosas, y las sel- había sido ella y se le recriminó la mala
vas, los ríos, las hondonadas se aboru- acción. No se dio por vencida: hasta lo
jan en una sábana de niebla… en esas último estuvo asegurando que el gato
noches, pues, la abuelita nos contaba era quien había vaciado el cacharro.
lindos cuentos que parecían sustraídos —Pero, madre, si los gatos no comen
al libro de Las mil y una noches, cuen- dulce -decíale papá.
tos que generalmente principiaban por —Algunos -respondía ella imperiosa y
estas o parecidas palabras: «Érase un gravemente. Y no hubo forma de hacer-
Príncipe llamado Rosaflor…» o bien: «La le confesar el delito. La agüela, era ya
Princesa Casta, era muy hermosa; te- una niña, con los cabellos blancos y con
nía los cabellos rubios, los ojos azules y la piel tan rugosa, que, vamos, parecía
las manos muy blancas…». De ahí con- le hubiesen tendido una telaraña sobre
tinuaba la narración por entre un labe- el rostro. Nos amaba con delirio. Lloraba
rinto de hadas, chapines de raso, dia- cuando por cometer alguna bellaquería
nos zurraban. Se apostaba detrás de
blejos rojos, caracoles rosados que se
una puerta, y comenzaba a murmurar,
convertían súbitamente en fulgurantes
a rezongar contra papá, mamá, los cria-
mariposas de oro. Muchas veces, an-
dos, diciendo que aquella casa era una
tes de terminar aquellas leyendas, nos cueva de bandidos, una madriguera de
quedábamos profundamente dormidos. salteadores. Para entonces contaba yo
Entonces la abuelita nos daba de cos- rosada brasa entre la suave agonía de siete años; mi primita Leonor, nueve;
corrones haciéndonos despertar sobre- la ceniza. Comentando nuestra falta de mis hermanitas, cuatro y dos, respec-
saltados. En seguida nos obligaba a ir respeto solía exclamar: tivamente.
a camita, asidos a sus faldas de zara- —Esta no es mi época… en mi tiempo, La cocinera tenía una hija, una chiqui-
za morada. Aquello de que nos quedá- no era la gente tan mal criada. Nosotros lla muy mona. Un poco más crecidita
semos dormidos mientras ella hablaba, le respondíamos: que yo. Regordeta, morena, con espesa
la ponía indignadísima, no concebía que —Si es verdad, agüela. Pero interior- mata de cabellos negros, los ojos redon-
llevando ella la palabra hubiese alguien mente sonreíamos con las más precoces dos y vivos, y los nacientes senos, los
que se negase a prestarle atención. Y es picardías. Papá aseguraba que ella tenía muslos y los brazos, más redondos aún.
lógico: ella fue señorita cortejada y leída setenta y nueve años; pero ella, en con- Nacíanle los dos pezoncillos en el seno,
versación con los vecinos solía decirles obscuros, con el precoz abultamiento de
en su tiempo; sus palabras eran blando
que sólo contaba sesenta y ocho. Todo cosa sabrosa, apetitosa y cálida. Un día
rocío sobre muchos encendidos corazo-
lo hacía con una agilidad y una ligereza me oculté detrás de un tiesto enorme
nes… y esa vanidad perduraba en sus
asaz anacrónica en sus ya lentos abri- que había sobre el pretil de la galería…
años ya irremediables… la vanidad, esa
les. A veces se le salía… una de estas un tiesto que soportaba una mata de ma-
que va en el alma de las mujeres hasta imprudencias de los gases del estóma- rínela, la cual desparramaba sus hojosos
el fin de la existencia, como la viva y go. Entonces trataba de imitar el ruido estambres con tal profusión que podía

Rafael Bolívar Coronado, (Villa de Cura, edo. Aragua, 6.6.1884-Barcelona, España, 31.1.1924). Hijo del escritor costumbrista Ra-
fael Bolívar y de Emilia Coronado. Autor de la letra del «Alma llanera». Colaboró en El Cojo Ilustrado (1912-1915), en El Universal
(1912-1916), EI Nuevo Diario (1913-1916), la revista Atenas (1914), El Tiempo (1914), La Revista (1915-1916) y en El Luchador y la
revista Horizontes de Ciudad Bolívar (1914-1915). En 1916 parte para España donde trabaja en Madrid en la Editorial América, dirigida
por Rufino Blanco Fombona y le sirve de secretario al poeta español Francisco Villaespesa. Colabora en la revista Cervantes de Madrid
(1917) y en el diario El Diluvio de Barcelona (1921-1924). Fue un autor de extraña personalidad, pues tuvo marcada inclinación a
ocultar su nombre verdadero tras seudónimos que llegaron a crear verdaderos «problemas de crítica literaria», ya que a menudo, se
apropiaba de nombres de escritores venezolanos, muertos en fecha reciente o vivos aún, para firmar sus propias obras. Murió como
consecuencia de una epidemia de gripe.

Cárcava Número
Año II,Año II, Número 8. Junio-Julio 2022
9, agosto-septiembre Arte, Literatura y Pensamiento 35
esconderse una persona acurrucada con un farol encendido en la diestra iba pués recibía mi padre un despacho tele-
echándose encima su follaje. Llamé a adelante alumbrando el camino. Detrás gráfico concebido en estos expresivos y
la chiquilla, y ella, suponiendo que se de mí, mi abuelo en una muía negra. El lacónicos términos:
trataba de alguno de nuestros inocentes buen viejo tosía a ratos y fumaba ávi- «No creí yo que usted fuera tan cana-
juegos, acudió. Al tenerla cerca de mí se damente un grueso y candeloso tabaco lla. Mándeme mi hijo, infame! Su esposa,
sacudieron todos mis nervios… la aga- aragüeño. El criado Juan nos acompañó Emilia». Como el envío de mi honorable
rré, la abracé ásperamente, le chupé la hasta el paso del río. Me llevaban a Ca- persona se hacía esperar, mamá amena-
boca, le mordí los pezones y me, refre- racas, a la capital de la República. Mi pa- zó en otro despacho telegráfico con pre-
gué con ella un buen rato. Me extrañó dre estaba ahí, ocupando un alto puesto sentarse ella misma. Papá no hallaba qué
que no se enzarzara a berrear como público, y quería mi madre que a su lado hacerse. Fue a verme… seguramente con
lo hacía cuando le cometíamos alguna me hiciera yo un hombre de provecho, ideas de prepararme.
otra mala pasada. Antes bien, sonrió un un hombre ilustrado, un doctor. Para la —Yo no sé, ¡Yo no sé!… -murmuraba
poco, lo tomó a juego… le relampaguea- pobre madre era una desventura que su con agitación, encogiéndose de hombros
ban las pupilas, como a una gata en ace- chico creciese en aquella provincia do- y paseándose-. Tu madre se ha empe-
cho. Se repitió el atentado aquel mismo mando pollinos cerriles, novillas bravas ñado en creer que yo no te atiendo a ti…
día; pero esta vez fui más salvaje, y ella y guatines feroces; castrando verracos, ¿Quién la habrá hecho creer ese desati-
gritó. La abuelita vino, y al conocer del destoconando machos cabríos. Mi abuelo no?…
suceso, me reprendió acremente; pero entregome. Luego de echar la bendición —¡Dígame usted!… ¡dígame usted!…
como mamá preguntase, respondió- a mi padre, montó su mula negra, se ba- murmuraba yo con las manos en los bol-
le «que no había pasado nada». Poco tió el caballo negro y se alejó. Yo me eché sillos, paseándome y encogiéndome de
tiempo después me pusieron en una es- en los brazos de mi padre llorando… ¿por hombros, también muy formalote
cuela de niñas. Según la agüela era yo la partida de mi abuelo? No. ¿Por la au- —¡Dígame usted! ¡ganas de conversar!
aún muy pequeño para ir a escuela de sencia del hogar? Tampoco. ¿Y entonces? Mi padre tomó el bastón, el sombrero,
varones. En aquel instituto me acabé de ¡Ah, caramba, yo lo que sentía era que me colocó la gorra y me dijo: —Ven con-
convertir en un precoz sátiro. ¡Cometía se fuese lejos de mí el caballo moro! Sea migo que te voy a llevar al Circo ecues-
horrores con mis condiscípulas! Ellas por múltiples ocupaciones, sea por librar- tre. Me atiborró de bombones, carame-
sonreían enseñando los dientecillos lin- se de la incomodidad de estar atendiendo los, galletas, gomitas purpurinas; ofreció
dos y menuditicos, y me decían mono. a un chico voluntarioso y travieso, es lo comprarme un caballito negro con una
Cuando fui ya zagalejo me quitaron de cierto que papá me colocó en una casa sillita dorada; un traje azul marino con
aquel plantel. Las maestras afirmaban de huéspedes, donde el hostelero tenía anclas de plata en las bocamangas. Atre-
que yo era un genio, y con razón por- orden de darme todo cuanto yo necesita- viéndose un poco más con motivo de mi
que papá era persona influyente en la se. Era el buen hombre el encargado de bullicioso entusiasmo, agregó:
política, y amigo íntimo del Ministro de vigilarme y obligarme a ir al colegio todos —Y a mamá… no dirás nada de Jose-
Instrucción Pública. Mamá dijo que iba los días. Las primeras semanas marchó fina… esa fue ahijada mía… cuando yo
a poner a mis hermanitas en la misma todo muy bien. Pero después, ya por can- era soltero, vamos… no es bueno que
escuela, calculando seguramente que sancio ya por fastidio, ni el hostelero se mamá se imponga de eso. No le dirás
podrían resultar genios también. Pero ocupaba de mí, ni yo del hostelero. Yo nada. Yo prometí permanecer callado
yo fui el primero en oponerme. Dije a acudía al aula cuando me daba la gana, como una estatua, pero cuando con
mamá que no llevara a mis hermanitas De mes en mes iba mi padre a verme, rumbo a mi provincia, iba en la diligen-
a aquella escuela. y… hostelero y pupilo mentíamos como cia al lado de mamá, me desaté a char-
No dije por qué; pero en mis aden- dos chalanes. Yo, por temor a la zurra, lar como un lorito. ¡Cuántas cosas le
tros reflexionaba que podía presentar- él, por no perder la mensualidad que de dije! Recuerdo que era el mes de abril.
se otro alumno… como yo, por ejemplo, mi padre devengaba. Entre el hostelero y Los campos reían por las mil bocas de
y poquísima gracia me hacía aquello de yo palpitaban intereses creados. No obs- las flores rojas, azules, amarillas de los
que mis hermanitas aprendiesen de- tante, aprendí algo en el colegio. El se- bucares, las acacias, los mahomos, las
masiado. ñor Naranjo y el señor don Amador Cruz pascuas, las trepadoras de los barran-
II Guitián, profesores de lectura y escritura cos. La caña de azúcar desgranaba en
Una madrugada me colocaron sobre en el Colegio de San Agustín, lograron los valles sus penachos de oro vivo.
un caballo moro. Mi madre despren- no poco de un muchacho tan asalvajado Por las cumbres pasaban nieblas vola-
dióme de sus brazos llorando. Era la y enmarañado como yo. Haciendo gala, doras. El río avanzaba saltando por su
primera vez que me arrancaban de pues, de tan maravillosos aprendizajes, lecho pedregoso sacudiendo desgarra-
su lado. Ya me había echado al cuello escribí a mamá: «Yo estoy bueno aquí en dos encajes de plata las espumas. Las
una cadenita de oro con una medalla Caracas. Me ha dado gripe en estos días; bandas de loros montaraces inundaban
de plata que tenía grabada la Madre de pero no es mucho. Papá no se acuerda de de ruidos la espesura de la selva, el sol
Dios y el Crucificado. mí para nada. Ni de ti tampoco. La que restregaba su melena rubia en las pol-
—¡Sé bueno, hijo mío! -me dijo, y se viene a verme, en nombre de él, es una varedas de la ruta… y a lo lejos, muy
encaminó a sus habitaciones. Al pasar señorita muy bien vestida, que me besa, lejos, en la falda apalescente de una
cerca a uno de los rosales que pobla- me acaricia, me dice “niño mío”, y agre- serranía grupos de casitas blancas si-
ban el patio, un rizo de sus cabellos ne- ga que es ahijada de mi papá. Te pide la mulaban un reguero de estrellas en el
gros se enredó en las espinas, y ella, bendición tu hijito, Oliverio». Esta carta ala bravía de una bandera… Belleza,
al sacudirlo, provocó una lluvia de pé- produjo consecuencias inmediatas. La linda y victoriosa la de aquel paisaje
talos. Juan, el viejo criado de la casa, primera carta que escribí. Tres días des- tropical, pero yo...

36 Cárcava Año II, Número 8. Junio-Julio 2022 Arte, Literatura y Pensamiento


Entrevista
Carolina Álvarez
«Me dices escritora y me siento rara...
Lo que sí me tomo en serio es el escribir»

E
l cuento (no el de los politicas- cotidiano con personajes calcados del de boca se convirtió en placer puro,
vecino e incluso de uno mismo como pues resultó una pequeña joya de la
tros de oficio, se entiende) es
lector. Libro un tanto desigual, pero literatura. Solo que para ese momen-
un género literario que nunca
en esencia fresco y cuyo humor su- to no sabía que estaba leyendo el me-
se ha desestimado en nuestro país y
til hace legible muchos cuentos. Lo jor cuento de todo el libro (al menos
muchos escritores se han paseado por escrito por Víctor Mosqueda Allegri para mi gusto), y tuve la desgracia de
sus sutiles engranajes concibiendo ini- es comprensible: «Como suelo hacer plantearme muy altas expectativas
gualables aciertos de la narrativa. En el con la mayoría de los libros de cuen- con el resto del libro».
cuento hay para todos los gustos y van tos, antes de empezar a leer sus re- Con el primer libro siempre pasan
desde lo tradicional hasta el vanguar- latos en orden cronológico, me decido dos cosas: engavetarlo o soltarlo a la
dismo más complejo. a leer un par de ellos de forma alea- jauría de los lectores y que el tiempo
Nuestra entrevistada es narradora y toria, de entre los que más llamen mi decida el resto. Como cuentista Caro-
su primer libro Las trinitarias y Barba atención. En este caso, el azar quiso lina Álvarez hace un collage sucinto
Azul ofrece una serie de relatos que que el primer cuento que leyera fue- de su mundo cercano, de sus lecturas
fagocita historias más que leídas/co- ra “La cenicienta”, y luego “En el país y sus demonios cotidianos particula-
nocidas y que de alguna manera se de las maravillas”. El primer cuento res, todo eso pasado por el engranaje
han convertido en una impronta para me dejó un buen sabor de boca a pe- de su imaginación en la que no falta
la autora. sar de no convencerme del todo, pues lo amable y ese componente humorís-
Historias que sin ser deslumbrantes sentí que su final era abrupto y poco tico que permite al lector encontrarse
van descubriendo (con guiños) las si- elaborado; mezquino, tal vez. Pero con una historia que refleja la vida en
nuosidades escurridizas del devenir con el segundo cuento el buen sabor ese espejo del día a día.

Cárcava Número
Año II,Año 9, agosto-septiembre
II, Número 8. Junio-Julio 2022 Arte, Literatura y Pensamiento 37
¿Siempre tuviste claro que serías
escritora?
No sé si tuve claro que sería escrito-
ra. Lo que sí sé es que escribo desde
que sé escribir. Cuando estaba muy
pequeña, tal vez de siete u ocho años,
mi mamá para entretenerme me hacía
unos libritos doblando papel y pasán-
dole la máquina de coser. Yo dibujaba
y le ponía frases. Por ahí encontré uno
de estos libritos hace poco.
Mi primaria la estudié en un colegio
católico y en diciembre siempre había
concursos de cuentos de Navidad. Te
puedo decir que gané varios de estos
concursos. Incluso en 5° grado, gané
uno que envié al Ministerio de Educa-
ción y me regalaron una colección de
12 cuentos preciosos. Eran de formato
grande y de tapa dura. Cuando estaba
en 4° año también gané un concurso
con un cuento de Navidad, pero este
ya era más largo, se desarrollaba en
una sociedad del futuro.

El mejor premio para mí


es cuando consigues a una
desconocida que comenta:
«¿has leído a Carolina Álva-
rez? La amo, me encantan
sus cuentos». Eso sí es un
premio» mita blanca» que me sigue pareciendo como tú. Esa experiencia de música
una canción de lo más melancólica so- y poesía tiene que afectarlo a uno en
También tuve un diario desde muy bre la ausencia y el abandono. algo ¿no crees?
joven. Siempre escribía en las noches Nos recitaba sobre todo poemas de Pero, además, mi papá todas las se-
antes de dormir. Creo que lo hacía Rubén Darío, entre estos «La marcha manas, después de misa nos llevaba
desde que tenía como 10 años. Así que triunfal», lo declamaba tan bien que a la librería Gaby en San Bernardino
ser escritora, escritora, aún no me lo uno podía percibir el retumbar de los (Caracas). Allí recogía la edición do-
creo mucho, pero no puedo dejar de tambores, luego seguía con «Sonati- minical de El Nacional y El Univer-
escribir ¿Escritora es quien escribe o na», ese de la triste princesa que tenía sal que siempre tenía suplementos y
quien publica? muchísimas palabras complicadas y encartados interesantes. Además de
que no entendía ni una. Mi poema pre- los periódicos, el señor de la Gaby le
Sabemos que tu padre fue fun- ferido era «Margarita». Como ya he di- tenía un paquete preparado con los
damental para tu formación como cho en otra oportunidad, papá cambia- fascículos de cuanta enciclopedia o
lectora ¿Cómo fue esa iniciación? ba la letra y en lugar de decir «…una colección seriada salía al mercado:
Todas las noches, antes de dormir, princesa tan bonita Margarita…» me Mitología, Historia del Arte, Fauna,
mi papá nos cantaba y nos recitaba las decía «tan bonita Carolita, tan bonita Capítulo Universal, Rotativa, Gran-
poesías que sabía. Había algunas can- des Temas Salvat, los libros ilustra-
ciones que me parecían muy tristes o él Así que ser escritora, escri- dos de Bruguera, Mecánica Popular…
las cantaba con tristeza, no lo sé. Re- Todos, absolutamente todos iban a
cuerdo un villancico «A la nanita nana» tora, aún no me lo creo mu- parar a mi casa. Somos seis herma-
que tenía la impresión de que él pen- cho, pero no puedo dejar de nos y cada uno escogía su favorito.
saba en su mamá, la abuela que nunca escribir ¿Escritora es quien Para mi hermano Carlos y para mí,
conocí porque murió mucho antes de que éramos los más pequeños, esta-
que yo naciera. También estaba «Palo- escribe o quien publica?» ba la revista argentina Billiken y una

38 Cárcava Año II, Número 8. Junio-Julio 2022 Arte, Literatura y Pensamiento


de cómics europeos que se llamaba se le ha dado un premio a un texto
Strong. Al llegar a casa, la sala se que quizás uno no hubiera escogido,
convertía en una biblioteca donde pero ¿qué vas a hacer?
todo el mundo leía y luego inter- Los premios, sobre todo si traen
cambiaba textos. consigo publicación y «metálico»
pues sirven aún más (jeje).
Los escritores son seres comple- El mejor premio para mí es cuando
jos (por no decir acomplejados) y consigues a una desconocida que co-
un tanto difíciles para lidiar con menta: «¿has leído a Carolina Álva-
ellos ¿Cómo te llevas con los es- rez? La amo, me encantan sus cuen-
critores que conoces? tos». Eso sí es un premio.
Hay autoras y autores que admiro
mucho. Hay algunos que son más Eres muñequera, promotora
cercanos y los quiero de verdad por- de la lectura y tienes un interés
que además de la escritura nos unen particular por la literatura infan-
otras cosas. Cuando trabajé en Monte til ¿Has pensado escribir relatos
Ávila conocí a muchas personas que para niños?
escriben y publican. Algunas de estas Sí, tengo algunos cuentos escritos
personas (o, mejor dicho, la mayoría) para el público infantil, de hecho,
tienen un ego muy grande, pero esto hace mucho tiempo me publicaron
es comprensible. Escribir y exponerte tres o cuatro en un libro de San-
al público implica tener la suficiente tillana para preescolar. Como cosa
confianza en ti misma o en ti mismo rara, también tengo unos inéditos
para exponerte. Así que soy bastante que espero publicar pronto.
compresiva con los egos de los de- Por otro lado, también he escri-
más, no me gustan los conflictos. to muchísimos textos de no ficción
En resumen, me llevo bien con casi
todos en el mundo, sin rollo. Amo a
¿Qué aprendiste en tu paso por
quienes me gustan y me caen bien y
la burocracia cultural?
trato con respeto o simplemente me
Te puedo decir que en este ambien-
alejo de quienes no me tratan bien.
te aprendí sobre todo dos cosas: uno
a tratar a personas difíciles e insopor-
¿Tu primer libro de cuentos Las
tables y dos que no existe planifica-
trinitarias y Barba Azul te llevó tiem-
ción alguna que resista la inmediatez
po y trabajo o los cuentos fueron
e improvisación con que se trabaja.
surgiendo con facilidad?
¡Ufff! Aunque escribo mucho, soy
¿Te tomas muy a pecho eso de
súper crítica de mi trabajo y un
ser escritora o te relajas a la hora
poco insegura. Los cuentos de Las
de escribir?
trinitarias los fui escribiendo a lo
No me tomo a pecho esto de ser
largo de años. Tal vez 10 o 15. Pue-
escritora. De hecho, me dices es-
de que una idea surja fácilmente y
critora y me siento rara, no sé si
escriba una primera versión, pero
es un título que debo llevar. Lo
luego, corrijo y corrijo y corrijo…
que sí me tomo en serio es el es-
Como sabes tengo por ahí otro libro
cribir. Como te dije, reviso y co-
casi listo, pero, ni modo, me cuesta
rrijo mis textos muchas veces.
soltarlo y mostrarlo.
para las niñas y los niños. Por años Cuando escribo, escribo por ne-
coordiné dos periódicos dirigidos al cesidad. Creo que si no escribiera
¿Los premios tienen alguna uti-
público infantil. Primero el Correo me volvería loca (¿o escribo por-
lidad?
del Orinoco en la escuela y luego que soy un poco loca?) Es como
Para mí los concursos ayudan a po-
Pirueta, de Ciudad Mcy. Soy maes- un impulso. Los textos, a veces,
nerle punto final a un trabajo que no
tra. Para ambos periódicos escri- se convierten en una historia y
suelto. Ayudan a recopilar y cerrar
bí numerosos artículos de todo otras veces se pierden entre mi-
el círculo de corrección que para mí
tipo. Mi profesión original es la de les de notas que tengo en papeles
es infinito. Ahora, si luego ganas un
maestra, y creo que las niñas y los y cuadernos que pululan mi casa.
premio, no lo niego, uno se siente
chévere. Pero tengo claro que un niños deben leer cuentos y poesía,
pero también ciencia, historia, ha- ¿Qué opinas de la expresión «li-
premio es algo que se relaciona con
cer experimentos, jugar. Leer todo teratura de mujer»? ¿Te sientes
los gustos y preferencias de los ju-
tipo de textos. parte de ella?
rados así que podemos pensar que

Cárcava Número
Año II,Año II, Número 8. Junio-Julio 2022
9, agosto-septiembre Arte, Literatura y Pensamiento 39
No me gusta mucho el término «literatura de mujer».
Creo que existe la Literatura y me gustaría sentir que LADILLA TEST
lo que escribo se encuentra ahí.
Cuando uno lee un texto, puede percibir que hay pun- En esta sección encontrará las preguntas que son ya
to de vista, a veces este punto de vista es femenino o un lugar común de las entrevistas, especie de ping-
masculino, pero no siempre tiene que ver con el sexo pong de respuestas cortas y rápidas.
de quien escribe. Existen géneros literarios, temáticas
y tal vez los que hablan de «literatura de mujer» se re- Tus tres libros favoritos.
fieran a algo de esto. Pero ahí viene el problema de los Ensayo sobre la ceguera de José Saramago, Felicidad
encasillamientos. ¿Qué encierra el término «literatura clandestina de Clarice Lispector y el último libro que
de mujer»? ¿Se refiere al tema que se aborda? ¿Al sexo acabé de leer, no importa cuál sea (es como el último
de quien escribe? ¿Al punto de vista de la narración? amor).
Hay textos escritos por hombres, por mujeres, por
personas trans, homosexuales, lesbianas… Y cada Algún libro que no hayas podido terminar (o va-
quien escribe desde lo que vive. Pero, además, somos rios).
parte de un grupo social y por supuesto también es- Hay muchos libros que comienzo y dejo por aburri-
cribimos desde ahí. Lo importante es reconocer que la dos y otros que comienzo y me parecen increíbles y los
experiencia de todos los seres humanos es valiosa. dejo un momento para retomarlos cuando tenga tiempo
Pienso que, hasta hace muy poco, las experiencias (aunque luego el trajín de lo cotidiano haga que se me
expresadas por las mujeres en la literatura eran perci- olvide. Pero ahora, no recuerdo ninguno en particular.
bidas como algo personal. Los textos de los hombres,
por otro lado, eran percibidos como más «universales». Un libro que te haya gustado, pero que te aver-
Los hombres (o los que decidían qué se publicaba) per- güenza reconocer.
cibían que este punto de vista «personal» o «íntimo» No me avergüenzo de mis lecturas, pero algunos inte-
no le interesaba a nadie y por eso no era literatura. lectuales me miran feo cuando digo que me leí toda la
En un mundo donde los hombres deciden, sus gustos saga de Harry Potter y me encantó.
prevalecen. La expresión «la ideología dominante es la
ideología de la clase dominante» es la pura verdad. El último libro que has leído.
Falke de Federico Vegas.
¿De cuáles escritores te alimentas para tu proceso
de creación? ¿Qué cuento de otro escritor te habría gustado
Me gustan mucho los cuentos y leo mucho este género. escribir?
Hay narradoras y narradores que después de años siento «Felicidad Clandestina» o «Amor» de Clarice Lispec-
que de alguna manera influyeron en mi escritura, pero de tor.
manera inconsciente. Creo que sobre todo he «bebido» de
la fuente de Clarice Lispector, Mempo Giardinelli, Gabriel De no ser escritora te habría gustado ser…
García Márquez. Y creo que también de algunos clásicos Actriz de teatro.
como Chejov.
Tres escritores nacionales y tres extranjeros con
¿Cuáles son tus manías a la hora de escribir? los cuales te sientas una lectora agradecida.
No lo sé, no he pensado en ello. Tal vez la manía es la
que ya te dije, corregir toooodo, todo el tiempo. Nacionales:
Humberto Mata
Wilfredo Machado
Eduardo Liendo

Extranjeros:
Elena Poniatowska
Clarice Lispector
Mempo Giardinelli

¿Alguna película que hayas visto varias veces?


Billy Elliot

¿Qué escribes en la actualidad?


Estoy con un libro de cuentos en los cuales quiero ex-
perimentar el uso de diferentes voces. ¿Será que puedo
escribir con una voz masculina?

40 Cárcava Año II, Número 8. Junio-Julio 2022 Arte, Literatura y Pensamiento


Lecturas El Círculo Impreciso:
literatura con sentido
Natalia Lara

P
ara que el recuerdo no se desmorone, rememora- El ímpetu que animara en su momento a los participan-
mos el mes de febrero del año 2011, tiempo que tes continúa en la actualidad, desde diferentes áreas, pero
nos traslada a «El Círculo Impreciso», proyecto manteniendo en común la percepción estética del mundo
concentrado en la conciencia crítica de la literatura, la co- y la indagación constante. En cada voz continúa gestán-
municación reflexiva y la significación de las palabras en dose «El Círculo Impreciso», con irreverencia en algunos
torno a la poesía. casos, con la conciencia de la realidad y con el lenguaje
La creación del taller de poesía, que luego creció como como revelación o escondrijo.
grupo literario, fue guiado de la mano del escritor nacido La búsqueda creadora seguirá siendo una constante.
en Puerto de Tablas, San Félix, Francisco Arévalo. Él dio la
acogida a siete voces emergentes de nuestra ciudad del
hierro, Guayana, quienes fuimos cautivados desde nues-
tro primer encuentro por el hechizo del pensamiento y la
reflexión que surgía de la lectura de autores tales como
Vicente Gerbasi, Juan Sánchez Peláez, Lydda Franco Fa-
rías, José Antonio Ramos Sucre, Juan Liscano, Víctor “El
Chino” Valera Mora, Carlos Contramaestre y Hanni Ossott
(esta última figuró para darle nombre al grupo literario).
Otros autores universales también considerados: Edgar
Allan Poe y Rainer María Rilke.
«El Círculo Impreciso» hizo suya aquella conocida sen-
tencia de Miller, llevada a cabo para la degustación de
lecturas e ideas:

«La mejor manera de entrar en contacto con los libros es


su vital circulación en el espacio de la amistad, su fresco
intercambio y recomendación, filiales y sanguíneos».

Gracias a los descubrimientos y a la sensibilidad, la pro-


ducción de textos poéticos se hizo presente en la Sala de
Arte Sidor, instalación que sirvió de escenario para nues-
tros encuentros, para entonces con el apoyo irrestricto de
José Lanz, director del espacio. Los talleristas: Carolina
Rodríguez, existencial, llena de paisajes y aventuras; Ma-
ría Eugenia Catoni, artista plástico, constructora de imáge-
nes emocionantes; Eva Velásquez, torrencial, colmada de
rebeldía; Carlos Raúl Lozada, cuidadoso y con una mezcla
de ironía en sus composiciones escritas; Milagros Borges,
sensible y con un olfato indescriptible; Natalia Lara, con
su acercamiento a la poesía a partir de la danza; y, para
cerrar, hoy en otro plano, Enrique Chacón, quien mantuvo
la lírica prístina. Ilustración: Luis Ángel Alcalá

Natalia Lara. Escritora venezolana (1978). Reside en Puerto Ordaz, Bolívar. Formó parte del grupo literario El Círculo Impreciso
(2011). Cursó talleres auspiciados por la Sala de Arte Sidor. Ha publicado sus escritos en diarios de circulación regional del estado
Bolívar y en otros, tales como El Venezolano y El Periodiquito (Maracay, Aragua). Ha participado en diversas lecturas poéticas. Gra-
cias al apoyo de Fundaletra y la Sala de Arte Sidor realizó el Diplomado de Poesía Venezolana Siglo XX (2017). Forma parte de los
autores en los siguientes libros: Exilios y otros desarraigos, Editorial Letralia (2018); La flor en que amaneces, Ediciones Azalea
(2020); El Sueño y la Mancha, Editorial J. Bernavil (2021); Antología de relatos Viaje a la esperanza, Ele Ediciones (2021); Antología
poética “Aluna”, Asociación de Escritores Hispanos (AEHISP), 2021. También es parte de los autores en la revista ensamblada La Tapa
del Frasco, 2015; Epub de Micropoesía La vuelta al mundo en 25 micros, 2020. Email:ailatanpoe@gmail.com

Cárcava Año II, Número 9, agosto-septiembre 2022 Arte, Literatura y Pensamiento 41


Fotografía: Yuri Valcillo.

42 Cárcava Año II, Número 9, agosto-septiembre 2022 Arte, Literatura y Pensamiento


Lecturas Mirar arte con los ojos
bien abiertos
Carlos Yusti

E
l libro de Julian Barnes Con y la gente que conocía en la vida
los ojos bien abiertos. En- real, algo que probablemente fuese
sayos sobre arte, reúne un un hábil recurso para evitar una con-
conjunto de textos sobre pintura (y frontación estética directa. Pero raro
pintores). No es en esencia un libro es el cuadro que nos deje anonada-
de crítica sobre arte ni nada que se dos o impactados hasta el punto de
le parezca. Barnes mira los cuadros sumirnos en un profundo silencio. Y
buscando más lo que hay detrás si lo hace, es solo durante un breve
que aquello que se ve a simple vista instante antes de que queramos ex-
cuando alguien se planta delante de plicar y comprender ese silencio que
un cuadro. Barnes escudriña en los nos ha sobrevenido”.
vericuetos que motivaron a determi- Julian Barnes es un narrador inglés
nado pintor la realización de un cua- que ha escrito varias novelas, algu-
dro en especifico. Más que mirar va nos libros de cuento y uno que otro
narrando los entretelones del cuadro libro de ensayos. Como novelista ha
y como es lógico el pintor no se deja encarado la crítica del modo de vida
al margen de este escrutinio narra- inglés con cierta audacia estilística y
tivo. con mucho humor chirriante y corro-
Barnes trata de explicar/justificar sivo. Su novela El loro de Flaubert da
en algo el propósito de sus “narra- cuenta de un cornudo lector adicto
ciones” estéticas cuando en la intro- a la novela Madame Bovary. Perso- Editorial: Anagrama
ducción escribe: “Flaubert creía que naje con tintes quijotescos salvando Año de edición: 2018
era imposible explicar una forma de las distancias, claro. Ha ensayado Ensayo. Páginas: 328
expresión artística usando términos la crítica política con novelas como Traducción: Cecilia Ceriani
ajenos a esa forma y que las gran- Inglaterra, Inglaterra. O ese paseo
des pinturas no necesitaban ser ex- poco sublime por la historia con su que, Magritte. Barnes trata de contar
plicadas mediante palabras. Braque novela Arthur & George. Barnes no de cada pintor, de cada cuadro, algo
sostenía que un cuadro alcanzaba su busca repetirse de una novela a otra que no está en los libros de texto
estado ideal cuando no se decía nada y debido a esto la crítica lo aprecia sobre arte ,o que se ha escrito en
al observarlo. Pero estamos muy le- como un escritor con disciplina y que alguna parte desde lo sucedáneo,
jos de alcanzar tal estado. Continua- escribe libros que gustan, pero que desde la nota al pie. A Barnes le in-
mos siendo unas criaturas irreme- no llegan a rozar la genialidad. Sin teresa narrar lo insólito de la pintu-
diablemente locuaces a las que les mencionar su inclinación abierta ha- ra, lo poco común de unos pintores
encanta explicar las cosas, expresar cia Francia. A pesar de ello siempre cuya vida no era para nada normal
opiniones, discutir. Nos ponen ante le sigo los pasos. y mucho menos rutinaria. De Cour-
un cuadro y hablamos, cada uno a Este libro Con los ojos bien abiertos bet escribe: “El abuso del alcohol le
nuestro modo. Cuando Proust visi- recorre obras y pintores bantantes produjo hidropesía y el cuerpo se le
taba una exposición, le gustaba co- dispares como Géricault, Delacroix, hinchó hasta proporciones enormes.
mentar los parecidos que encontraba Courbet, Manet, Fantin-Latour, Cé- Con la terrible y novedosa técnica
entre los personajes de los cuadros zanne, Degas, Redon, Bonnard, Bra- del «drenaje» conseguían extraerle

Carlos Yusti:(Valencia, Venezuela, 1959) es pintor, editor y escritor. Como editor, fue cofundador de la revista Zikeh y del
grupo literario Animales Krakers en Valencia; formó parte del equipo de la revista cultural Predios y fungió como director de
editorial de las revistas impresas Fauna Urbana y Fauna Nocturna. En la web ha coordinado las páginas Arteliteral. Como
escritor ha publicado los libros Pocaterra y su mundo (1991), Vírgenes necias (1994), Cuaderno de argonauta (1996),
De ciertos peces voladores (1997), Los sapos son príncipes y otras crónicas de ocasión (2006), Dentro de la metáfora:
absurdos y paradojas del universo literario (2007), Para evocar el olvido y otros ensayos inoportunos (2007) y Poéticas
del ojo (escritos sobre arte).

Cárcava Número
Año II,Año II, Número 8. Junio-Julio 2022
9, agosto-septiembre Arte, Literatura y Pensamiento 43
veinte litros de líquido,…” De Cézan- silenciosa batalla de Braque y Picas-
ne escribe: “Cézanne fue una figura so escribe: “Braque era como una
poco conocida incluso cuando se hizo especie de castillo en la cima de una
famoso; era reservado, frugal, ajeno montaña que Picasso asediaba de
a toda codicia; a menudo desapare- continuo. Lo cerca, lo bombardea,
cía durante semanas enteras; prote- coloca minas, lo asalta. Y cada vez
gió su vida afectiva y la mantuvo en que se disipa la humareda, el cas-
un plano profundamente privado; y tillo continúa tan sólido como siem-
no le interesaba eso que el mundo pre. Frustrado, Picasso declara que
llamaba éxito”. Sobre Degas anota: da igual porque el enclave no tiene
“Degas se pasaba cuatro horas pei- ningún valor estratégico. Afirma que
nando el cabello de una modelo. Qué Braque solo es «atractivo», que ha
caballero más extraño. Cuando lo regresado a la «pintura francesa» y
normal habría sido: desnúdate, sú- que se ha convertido en «el Vuillard
bete a la tarima, y ¿qué tal si toma- del cubismo». Le dice a Braque que
mos una copa después? El «extraño sus cuadros están «bien colgados».
caballero» estaba siempre mirando; Braque responde que las cerámicas
peinar es un asunto laborioso”. Sobre de Picasso están «bien cocidas».
Las afinidades electivas un cuadro de Barnes no se llama a engaño y re-
Magritte acota: “Y así tenemos Las conoce que no todo lo que brilla en
afinidades electivas de 1933. El cua- el mundo del arte tiene la solidez
dro se centra en la parte superior de Las afinidades electivas, 1933, René del oro y aclara: «Por supuesto que
una jaula con soporte y pie de ma- Magritte. Colección privada. Foto: la mayor parte del arte es malo; un
dera, soporte al que se le ha dado Scala, Florencia. gran porcentaje del arte de hoy en
un aspecto parecido al juego infantil día es personal; y el arte personal
del boliche; dentro del soporte cuel- blicidad; el arte se parece más a un malo es el peor de todos. Alguien que
ga una jaula metálica ocupada casi campo de refugiados donde la mayo- formaba parte del jurado de un con-
por completo por un huevo enorme ría hace cola con un bidón de plástico curso de poesía me habló una vez de
que resulta imposible que haya pues- para obtener un poco de agua”. su experiencia de tener que tragarse
to ave alguna. En la pintura predomi- Otro atractivo del libro podría ser miles y miles de poemas de aficiona-
na el color gris con un lustroso brillo esa manera especial para convertir a dos: «Era como si la mayoría de los
blanco para el huevo, quizá para indi- los pintores de carne y hueso en per- participantes se hubiese cortado una
car el futuro que encierra. Podríamos sonajes de alguna novela vanguar- parte del cuerpo, una mano o un pie,
comentar el inquietante tamaño del dista o de un cuento experimental la hubiesen envuelto y enviado».
huevo, podríamos decir que tanto el y a veces uno no sabe cómo lector Los indígenas del Amazonas vene-
huevo como la jaula son, cada uno donde comienzan las licencias imagi- zolano cuando la naturaleza se les
a su manera, «imágenes de encie- nativas del narrador o donde se en- tornaba una incógnita se limitaban a
rro»,…” cuentran los suburbios de la realidad. narrarla. Sus cuentos y relatos, con
Algo que los críticos siempre han Todo esto proporciona cierta dosis de ribetes quiméricos e insólitos, pro-
subrayado en Barnes, de manera pe- intriga, sin mencionar que Barnes se porcionaban un orden mítico a su
yorativa, es su francofililla y con es- preocupa en desentrañar las motiva- vida y entorno. Quizá algo parecido
tos ensayos vuelve a recalcarlo sin ciones del pintor, sus anhelos y frus- ocurre con el arte y el cual en oca-
reparo alguno. No obstante esto no traciones al momento de pintar. siones resulta incomprensible (o una
desmerece para nada el paneo que Barnes no quiere convencer al lec- tomadura de pelo) y no queda otra
hace su mirada (de narrador) sobre tor que el arte es el triunfo del es- salida que narrarlo, que convertirlo
el arte desde facetas bien disímiles, píritu, sino una concatenación de en una historia con sus indudables
además demuestra que de algo sirvió trabajo, búsqueda, sueños y mí- toques inusuales y fantásticos.
su licenciatura en arte. Es decir que nimas intuiciones de gente que in- Aparte de los datos curiosos, de la
el escritor sabe de lo que escribe, tenta plasmar en el lienzo todo eso. buena narrativa Barnes también se
conoce en algo el terreno que pisa, A veces un pintor se asoma por el preocupa en relatar la pasión que
pero sobre todo deja en claro que la hombro de otro pintor para ver si despiertan en él algunos cuadros y
intención del libro no es hacer crítica descubre algo fuera de lugar y qué determinados pintores, trata de es-
de arte y es, en el peor de los casos, cosa le puede servir para su propio clarecer las motivaciones de su en-
ofrecer una visión algo descolocada trabajo. No es casual que entre pin- tusiasmo y no es casual que escriba:
para que el arte deje de ser “un tem- tores y artistas se entretejan celos, “El arte no solo capta y refleja la ex-
plo del que tengamos que excluir a admiraciones ocultas y demás vi- citación, la emoción que encierra la
los incompetentes, los charlatanes, tuallas subalternas de la pequeñez vida. A veces va incluso más allá: el
los oportunistas y los que buscan pu- humana que nunca falta. Sobre esa arte es esa emoción”.

44 Cárcava Año II, Número 9, agosto-septiembre 2022 Arte, Literatura y Pensamiento


Con mi arte tengo
Humor
Por Brigido Franeites.

...y que Rusia deje

¡Amén! tranquila a Ucrania y si


es posible libranos de este
horrible gobierno...

El Ángelus
Cuadro de Jean-François Millet

El ángelus es un cuadro del pintor realista francés Jean F. Millet. Data del período 1857-1859 y se tra-
ta de un óleo sobre lienzo que mide 66 cm de ancho por 55,5 cm de alto. Se conserva en el Museo de
Orsay de París.

Cárcava Año II, Número 9, agosto-septiembre 2022 Arte, Literatura y Pensamiento 45

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