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Resumen.

El sistema de salud mexicano consta de tres componentes principales que operan en paralelo:
1) Esquemas de seguro social basados en el empleo, 2) Servicios de asistencia pública
para los no asegurados, y 3) Un sector privado compuesto por proveedores de servicios y
aseguradores desvinculados del sector público, así como de fabricantes y distribuidores de
dispositivos médicos y de productos farmacéuticos. Los planes de seguro social son
administrados por instituciones nacionales centralizadas, mientras que la cobertura para la
población no asegurada está a cargo de las autoridades y proveedores estatales y federales.
La Secretaría de Salud financia y regula solo a los prestadores para población no asegurada
mientras que las instituciones de seguro social se gobiernan de manera autónoma mediante
leyes y acuerdos corporativistas que reflejan las realidades políticas de la década de 1940
más que las necesidades del siglo XXI.
Introducción.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), un sistema de salud es una estructura social que
está constituida por el conjunto de personas y acciones destinados a mantener y mejorar la salud
de la población. Incluye por tanto diferentes elementos interrelacionados como instituciones,
organismos y servicios que llevan a cabo, a través de acciones planificadas y organizadas, una
variedad de actividades cuya finalidad última es la mejora de la salud. Entre éstas se incluyen
actividades de promoción y protección de la salud, prevención y tratamiento de la enfermedad, y
rehabilitación y reinserción. Los principios de este sistema son que ha de contribuir a mejorar la
salud de toda la población, ofrecer un trato adecuado a los usuarios y ser sostenible
financieramente. Según la OMS, un sistema de salud ideal debería caracterizarse por:

• Ser universal, entendiendo por universalidad la cobertura total de la población.

• Prestar una atención integral que incluye la promoción de la salud, así como la prevención,
el tratamiento y la rehabilitación de la enfermedad.

• Ser equitativo en la distribución de los recursos.

• Ser eficiente.

• Ser flexible para así poder dar respuesta a las nuevas necesidades que se vayan presentando.

• Ser participativo: toda la población debe participar de algún modo en la planificación y la


gestión del sistema sanitario.
El Sistema de Salud de México, como un sistema organizado en tres ejes, cada uno de los
cuales puede ser identificado con diferentes niveles socioeconómicos. Estos ejes son
productos de la evolución histórica de un sistema que desde su nacimiento ha presentado
una clara división entre aquellas personas que son beneficiarias de la seguridad social,
conformada en su mayoría por trabajadores del sector formal de la economía, y quienes, por
carecer de un empleo formal o encontrarse en situación de pobreza debían acceder a la
cobertura en especies brindada por la Secretaria de Salud. Por ende, no parece desacertado
afirmar que los estratos socioeconómicos juegan, un papel sumamente relevante a la hora
de determinar el acceso a la protección en salud. Profundizando en esta cuestión, hay
autores que han llegado a afirmar que existiría una aparecerte desigualdad en el acceso a los
servicios de salud, en toda la región.

Siguiendo en esta línea de pensamiento, tal como afirman González Pier y Barraza Llorens,
este sistema ha generado un acceso sumamente dispar a la protección en salud. De ahí que
el objetivo de las reformas impulsadas por el gobierno mexicano en materia de salud entre
2001 y 2006, sea la creación “de un sistema universal de protección social en salud”
(González Pier, Barraza Llorens: 2006). Los objetivos planteados por el Plan Nacional de
Salud 2001- 2006 giran en torno a este objetivo último que se traduce en una mejora del
acceso a la protección de salud para el pueblo mexicano en su conjunto. El PNS 2001-2006
prevé diez estrategias para lograr este cometido: Vincular la salud con el desarrollo
económico y social, reducir los rezagos en salud que afectan a los pobres, enfrentar los
problemas emergentes mediante la definición explícita de prioridades, desplegar una
cruzada por la calidad de los
servicios de salud, brindar protección financiera en materia de salud a toda la población,
construir un federalismo cooperativo en materia de salud, fortalecer el papel rector de la
Secretaría de Salud, avanzar hacia un Modelo Integrado de Atención a la Salud (MIDAS),
ampliar la participación ciudadana y la libertad de elección en el primer nivel de atención,
fortalecer la inversión en recursos humanos, investigación e infraestructura en salud.

Es pertinente aclarar que la división en tres ejes que se presenta en este estudio responde a
necesidades puramente metodológicas. De hecho, esta división persiste en al observar la
organización del sistema de salud. Sin embargo, lo límites entre los ejes no se encuentran
delineados con tanta claridad. La diferencia entre el acceso a seguridad social y los
servicios privados se encuentra sumamente definida. Pero al vincular a la seguridad social
con el sistema de protección social encontramos zonas grises. Esto es, desde la Secretaria
de Salud, a partir de la reforma de la Ley General de Salud de 2003 (LGS) se ha impulsado
el sistema de protección social en salud, o el IMSS –Solidaridad como programas que
tomando como base los buenos resultados obtenidos por la Seguridad Social, intentado
reproducir el modelo para otorgar cobertura a la población abierta.

El primer eje está conformado por la seguridad social y el seguro popular. Ambos sistemas
implican el acceso a una cobertura integral de salud y beneficios sociales, tales como
jubilación y pensión. Ahora bien, este primer eje se divide a su vez en dos sectores, la
división se presenta a partir de la pertenencia o no a la economía formal.

Por economía formal entendemos a las personales que se desempeñan en cualquier ámbito
laboral en el marco de las legislaciones laborales determinadas para cada país.

Analicemos, entonces, el primer grupo, aquellos trabajadores que se encuentran en el marco


de la ley Federal de Trabajo. Aportan obligatoriamente al sistema de seguridad social,
según el Art.12 de la ley de seguridad social “personas que presten servicios remunerados.”
La LSS incluye a su vez los trabajadores de cooperativas y un tercer grupo conformado por
designación directa por decreto del poder ejecutivo nacional.

Ahora bien, se puede optar voluntariamente por este tipo de modalidad. Están habilitados
para hacerlo: trabajadores de industrias familiares; trabajadores domésticos; comuneros;
colonos; pequeños propietarios y patrones. A su vez el IMSS (Instituto Mexicano del
Seguro Social) ofrece desde 1998, a quienes no pertenecen a la economía, formal un seguro
para la familia –IMSS-Oportunidades-. La financiación del mismo se realiza a través de un
binomio compuesto por el pago por adelantado de la cuota anual por parte del afiliado y el
gobierno federal.

Obligatoriamente y determinado por la Ley de Trabajo, trabajadores debe afiliarse a alguno


de los institutos de la seguridad social. La elección del mismo depende del área donde se
desarrolla la actividad. El IMSS engloba a los trabajadores asalariados del sector privado.
El ISSSTE a los trabajadores de la esfera pública en todos sus estratos. PEMEX, afilia a los
trabajadores del petróleo y el ISSFAM a las Fuerzas Armadas Mexicanas.

Lo que es necesario aclarar ahora, es que significa ser beneficiario de la seguridad social.
Los beneficios de los derechohabientes en cada uno de estos institutos son similares. En
términos generales abarcan: seguro de salud, seguro de maternidad, seguro de pensión, de
invalidez, de cesantía, de vida, seguro de riesgo del trabajo, créditos hipotecarios.

En relación al financiamiento, la seguridad social posee tres pilares los aportes realizados
por los trabajadores pertenecientes al área de empleo formal, los cuales según lo establecido
por la Ley de Trabajo deben aportar obligatoriamente a algún de los Institutos de la
Seguridad Social, dependiendo de la rama de la economía en la que se desempeñen. El
segundo aporte está conformado por los aportes que realizan los empleadores por cada
empleado que poseen y finalmente un complemento aportado desde el Estado Nacional. En
porcentajes, el total de los aportes ronda entre un 8% y un 10 % del salario de cotización
del trabajador se financia a partir de aportes realizados desde tres sectores: los trabajadores,
los empleadores y el Estado

Nacional. Los aportes realizados rondan entre el 8 y el 10 % del salario de cotización del
trabajador.

Pese la estructura de la Seguridad Social, según informes de la OPS para el año 2000
alrededor de unos 50 millones de personas que se desempeñaban en la economía formal,
aportaban a este sistema. Lo que representa cerca de un 51 % de la población total. Este
sector
se encontraba compuesto mayoritariamente por familias que se encuentran entre los
percentiles más bajos en relación al nivel de ingreso.

El segundo eje del sistema está conformado por los Servicios Estatales de Salud (SESA) y
la Secretaría de Salud, máxima autoridad nacional en el área. Como afirma el working
paper de OPS, la Secretaría es la institución rectora del sistema. La misma tiene a su cargo
la elaboración de las normas mexicanas en el área, la actualización de las normas en
regulación sanitaria y evaluar la prestación de servicios. A su vez, la misma provee
atención de salud a la población que carece de aseguramiento: población abierta.

Según datos de la OCDE, la población denominada abierta comprende un 49 % de la


población total del país.

A partir de la reforma de 2003 a la LGS, se crea el Sistema de Protección Social de Salud.

El mismo busca consolidar el avance hacia la universalidad en materia de salud y la


conformación de un ámbito de protección financiera para aquel sector de la población más
desprotegido y que se encontraba en importante desigualdad de condiciones en materia de
acceso a servicios de salud. Para Gómez Dantés y Ortiz “se busca construir una nueva
estructura financiera para el sistema mexicano”

Ahora bien, el Sistema de Protección Social en Salud es el resultado de una serie de


mejoras planteadas a partir del Plan Nacional de Salud 2001-2006, que poseen como
objetivo último: mitigar las diferencias en materia de acceso a la protección de salud y
disminuir el gasto privado en salud que empobrece a familias que presentan escasos
recursos. Previo al SPSS, el IMSS lanzó a mediados de los años 90’s el Programa Progresar
y con posterioridad el IMSS-Oportunidades que contaba, por ejemplo, con un listado de 13
intervenciones quirúrgicas básicas. Hoy el SPSS cuenta con 250.

En la actualidad, el IMSS-Oportunidades coexisten, teniendo como target, en términos


generales, el mismo grupo social, personas que no pertenecen a la economía formal y por
ende carecen de la protección social provista por los múltiples institutos del Seguro Social.
Pese a compartir el grupo objetivo, el IMSS Oportunidades apunta a aquel porcentaje de la
población que se encuentra en condiciones de mayor pobreza Tan el IMSS-Oportunidades
como el SPSS dependen directamente de la Secretaría de Salud de México. Analicemos
entonces de qué manera se financia la misma.

La Secretaria de Salud se encuentra financiada en su totalidad por la recaudación de


impuestos generales12 y atiende principalmente a población pobre tanto del campo como
de la ciudad, trabajadores informales y auto empleados. Dentro de las prestaciones
impulsadas por la Secretaria de Salud, se encuentra el Seguro Popular de Salud (SPS). El
mismo es “ el brazo operativo del SPSS” 13 y tiene por objetivo brindar cobertura de salud
a aquellas personas de menores recursos que no son capaces de afrontar el pago
correspondiente a la cobertura privada y carecen de empleo formal que les permita acceder
a la seguridad social. En términos técnicos, y tal como lo afirman González Pier y Barraza
Llorens “aseguramiento público en materia de salud.” Las prestaciones del SPS poseen
contrapartida monetaria, los el nivel de ingreso de los afiliados es evaluado a través de una
encuesta realizada al jefe de familia que determina el monto que debe ser pagado en
función del nivel de ingresos de la familia. Esto queda estipulado en el Art. 36 y siguientes
de la Ley General de Salud, donde se afirma: “para la determinación de las cuotas de
recuperaciones tomará en cuenta el costo de los servicios y las condiciones
socioeconómicas del usuario.”

A nivel financiamiento, como es de esperarse, el SPS presenta una estructura tripartita, con
aportes de los gobiernos federales (aportación solidaria estatal, 3715 $ por familia) y
estatales (aportación solidaria estatal $ 1238)14; la Cuota Social, 15% del salario mínimo
de cotización para el Distrito Federal que es cubierta por el gobierno nacional y los aportes
de sus afiliados a través de la Cuota Familiar. La misma se basa en una escala diferencial,
definida a partir del nivel de ingreso de la familia. En términos generales, los aportes que
realiza el gobierno al SPS, son semejantes a los que otorga al eje constituido por los
trabajadores que forman parte del empleo formal. La diferencia parece presentarse, en
relación a los aportes solidarios. González Pier y Barraza Llorens destacan, en relación a la
cuota familiar, que, dado que el sistema apunta a un grupo socio económico con limitados
recursos, la imposibilidad de pago de la cuota no es excluyente de los servicios brindados
por el SPS. En estos casos se asigna a la familia una cuota en la medida de sus
posibilidades. Lejos de buscar objetivos exclusivamente sanitarios, la implementación de
este sistema persigue un cambio socio-cultural en relación a las prestaciones en salud. Esto
significa para
los autores, “la creación de una cultura de corresponsabilidad, de pago anticipado y el
fomento de una cultura de medicina preventiva.” En materia de cobertura, en lo que
respecta a servicios de atención primaria las prestaciones y los medicamentos se encuentran
delimitados por listados del Catalogo Universal de Servicios Esenciales en Salud. Los
servicios considerados de alto costo son financiados a través del Fondo de Protección
contra Gastos Catastróficos. Este tipo de estructura ha implicado un cambio fundamental en
relación a la asignación de recursos, sobre todo en relación a la asignación a los estados
federales pues la misma está determinada por la cantidad de afiliados al SPS, por ende, la
asignación está determinada por la demanda de servicios. En relación al pago de los
servicios, tanto los servicios prestados por la Secretaría de Salud como los provistos por la
seguridad social, se basan en sistemas de presupuesto. Esto es, los hospitales y centros de
atención primaria reciben recursos en relación a su gasto histórico. Cuentan, por ende, con
un presupuesto anual que no se encuentra directamente vinculado a las prestaciones
realizadas durante ese período, sino que es el resultado del análisis del gasto realizado por
el centro de salud en los últimos periodos. Esto se presenta de modo diferente en el sector
privado.

Finalmente, el tercer eje está conformado por los seguros privados de Salud y los pagos
realizados por prestaciones determinadas. Es decir, hay quienes se afilian a un sistema de
protección en salud, ya sea prepago o del tipo mutual y quienes pagan ocasionalmente por
prestaciones. Invirtiendo la ecuación, y posesionándonos en relación al pago a proveedores,
la operación es similar; el pago a los mismos se encuentra determinado por la demanda de
servicios.

Desde el año 2002 comienza la oferta de seguros integrales de salud. Previo a 2002 existían
los denominados seguros de gastos médicos mayores. Los servicios privados ofrecen
principalmente dos tipos de seguros: Seguros de Gastos Médicos Mayores (SGMM) y los
que ofrecen las Instituciones de Seguros especializadas en salud. Los primeros, abarcan
gastos extraordinarios como pueden ser hospitalización y diagnósticos específicos. Los
seguros ofrecidos por las Instituciones de Seguros especializadas en Salud, ofrecen un
abanico de prestaciones prepagadas. Dada la cercanía de la reforma aún no se han
presentado datos en relación al impacto de los seguros privados en el sistema de salud de
México. Los
beneficiarios de dichos seguros representan un porcentaje del 3 % y su localización se
concentra en áreas urbanas.
Conclusión.
En conclusión, el sistema de salud en México se caracteriza por una clara división en tres
ejes: seguridad social, servicios privados y cobertura brindada por la Secretaría de Salud.
Esta división, aunque no está completamente delimitada, muestra que el acceso a la
protección en salud varía según los niveles socioeconómicos. Para abordar esta
desigualdad, el gobierno mexicano ha impulsado reformas con el objetivo de crear un
sistema universal de protección social en salud. Estas reformas buscan mejorar el acceso a
la protección de salud para todos los mexicanos, y se dividen en diez estrategias que
incluyen aspectos como la calidad de los servicios, la protección financiera y la
participación ciudadana. Es importante tener en cuenta que la pertenencia a la economía
formal es determinante para acceder a la seguridad social, pero también existen opciones
voluntarias para aquellos que no pertenecen a este sector. En resumen, el sistema de salud
en México está en constante evolución para asegurar un acceso equitativo a la protección en
salud para toda la población.
Referencias.
1. De Organización P, Gestión Y, Sistemas DE, De YS, De P, Salud LA. PERFIL
DEL SISTEMA DE SERVICIOS DE SALUD MÉXICO [Internet]. Paho.org.
[citado el 5 de noviembre de 2023]. Disponible en:
https://www3.paho.org/hq/dmdocuments/2010/Perfil_Sistema_Salud-
Mexico_2002.pdf
2. Org.mx. [citado el 5 de noviembre de 2023]. Disponible en:
https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0036-
36342011000800017
3. Zamboni L. El Seguro Social como instrumento para la equidad en el acceso a la
Salud: El caso de México [Internet]. Org.ar. [citado el 5 de noviembre de 2023].
Disponible en:
https://www.asociacionag.org.ar/pdfcap/4/Zamboni,%20Luc%C3%ADa.pdf

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