Revista YA FUE

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Los artículos publicados en YA FUE son originales e inéditos.

Director:
Leonardo M. Baños Ballenas

Corrección:
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Consejo Editorial:
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Sebastián Cáceda Dávila

Correo electrónico: yafuetexto@gmail.com

Caratula: José María Arguedas, autor desconocido, diseño por Leonardo Martin
Contra caratula: Yuumi (mascota de la revista YA FUE), diseñado por Leonardo Martin

La revista no se solidariza necesariamente con las opiniones expresadas en

los artículos, cuya responsabilidad asumen sus autores.
 Índice
Comunicado del Director 3
Columnas de opinión
“Películas, Colección de Verano” por Peter M. 4
“Cómo ser un art hoe autentico?” por El pseudoesteta 6
“¿Por qué no soy pro-choice? y por qué nadie debería serlo” por Fireboy 7
Ensayos
“El perverso Poe” por Ricardo Palma Cabrera 10
“Historia Política del Perú: 1821-1871” por Santiago Giuliano 13
“El deseo de la inmortalidad en Ghost in the Shell: El tránsito de la muerte abierta 14
hacia la esperanza” por Claudia Díaz
Cuentos
“Contradicción” por Juan Namuche 17
“Sumergido” por Alvaro Becerra 18
“El ultimo grito al caer” por Aytana Avila Vidalón 20
“El primer sueño humano” por Aurelio Ramírez Rosales 21
Monólogo
“Tajador” por Calcedonia 22
Poemas
“Canción del reencuentro” por Juan Namuche 23
“En fin” por Esteban Salazar 24
“Cantad poetas, cantad” por Guido Esteban 25
“Sobre-pensar” por Mar 26
“Alzaste vuelo en granizo” por Patrick Romero 27
“Nunca fui de este pueblo” por Aurelio Ramirez Rosales 28
“La belleza del caos” por Morel 29
“Bultaoreune” por Azalea Esmeraldo 30
“De qué escribir” por Willy Romero 31
“Deseo” por León Terreros Cano 32
Aforismo
“En sueños” por Aurelio Ramírez Rosales 33
Texto restacado
“La agonía del Rasu-Ñiti” por José María Arguedas 34
Carta rescatada de Charles Bukowski 37

2
YA FUE, N 2 COMU NICADO VIER NES, 21 ENERO 2022

Comunicado
Leonardo M. Baños Ballenas Muy buenas lectores de la revista YA
Director FUE.
Quisiera empezar por agradecerles a todas
las personas que nos han mandado saludos
y nos han felicitado. Elaborar una revista no
es un trabajo fácil y el equipo de YA FUE lo
está reconociendo, sabemos que la creación
de un espacio de libertad para las personas
conlleva una gran responsabilidad y nos
estamos adecuando a ello. Por ello, es que
en esta edición han habido cambios noto-
rios para mejorar la experiencia del lector,
los siguientes cambios serán mínimos para
perfeccionar la revista. Agradecemos que
hayan compartido la revista con sus alle-
gados, esto ayudó a que la primera edición
llegase a 400 lectores! Por nuestra parte,
estaremos más atentos a las redes sociales
tanto en Instagram como en nuestra página
de Facebook (ambas como @yafue.revista).
En esta segunda entrega tenemos una di-
versidad de textos, provenientes de diver-
sas universidades y países. Aliento una vez
más a que los lectores se animen a enviar-
nos sus textos y publicarlos.
Por último, quisiera presentar a alguien que
estará con nosotros de ahora en adelante,
tanto al equipo para avivar nuestro espíri-
tu, a los escritores para agilizar su pluma
y a los lectores para acompañarlos durante
su lectura. Me da el gusto de presentarles a
Yuumi, la mascota de YA FUE. Una gata
tan dulce como se ve. Aparecerá en todas
las ediciones como contraportada para te-
ner ese último suspiro en la última palabra
de la revista.
Sin más que comentar, les agradezco su
apoyo y espero que les guste esta segunda
edición.
Gracias.

3
YA FUE, N.º 2
Películas, colección
de verano
Peter M.
Estos párrafos no son críticas ni comen-
tarios airosos por querer despotricar
algún género cinematográfico o estudio
en particular, sino más bien el intento
por explicar un sinsabor cada vez más
constante al salir de una sala de cine, o
en estos tiempos, al apagar la televisión
y volver a la cotidianidad.
Creo que no es necesario explicar que
hoy en día muchas industrias se han
visto afectadas, especialmente el cine y
la televisión. Esto no solo representó un
reto para todo el equipo, delante y detrás
de la pantalla, sino que obligó a reestruc-
turar y cambiar procesos tan antiguos
como el propio cine por completo.
Si bien el fin de cualquier película para
un estudio o casa realizadora es alcanzar
la rentabilidad máxima, debe existir un
balance o negociación entre la visión del
director y los resultados esperados por
los productores. Ninguno debería aplas-
tar la posición del otro.
Últimamente, los productores y ejecuti-
vos parecen ser (por desgracia) quienes
buscan controlar y manipular todas las
decisiones en el filme para generar más
dinero. Teniendo como ejemplo la im-
posición del estudio para obligar a Zack
Snyder (director de la Liga de la Justicia)
a dejar su proyecto pese a atravesar una
tragedia familiar para lanzar esa pelí-
cula a como dé lugar, o como cuando
Cristopher Nolan fue criticado por el
diseño sonoro de su película Interstellar
constantemente. Lamentablemente pare-
ce que cada vez se otorgan menos licen-
cias creativas en este rubro.
Siendo la innovación la respuesta más
eficiente para atravesar estas nuevas ba-
rreras, varios estudios y cineastas toma-
ron un camino más fácil (pero igual de
rentable cabe decir). El ya sobreexplota-
do recurso que es capaz de calmar a una
gran parte del universo de espectadores,
el fan service. Una técnica utilizada para
satisfacer las expectativas de los fanáti-
cos de cualquier franquicia, sin importar
cuán dañino sea para la trama o la visión
del cineasta.
OPI NIÓN
Gracias a este recurso la audiencia
tiende a ser más perdonable, pues un
gran cameo o la realización de sus ex-
pectativas parece ser más importante
que un filme original y consistente, una
premisa diferente o un espíritu capaz de
cambiar nuestra percepción sobre las co-
sas. Si bien las declaraciones de Martin
Scorcese sobre el cine de superhéroes
parecía ser una percepción alejada de la
realidad, el compararlas con una atrac-
ción de parque de diversiones parece ha-
ber sido una apreciación adecuada pues-
to que muchas películas se han tornado
en una serie de emociones y sorpresas
efímeras que se quedan dentro de las
salas de cine o nuestras aplicaciones de
streaming, historias llenas de emoción
que parecen no tener relevancia alguna
fuera de su propio contexto.
Aunque la fantasía y la ficción existen
hace mucho, el espíritu de estas historias
era el mismo que las de cualquier filme
galardonado, tramas tangibles del día
a día y temáticas tan dramáticas como
reales, solo que interpretadas por per-
sonajes de diversos colores en mundos
alucinantes. Historias que trascendían
de la pantalla a nuestros corazones y que
nos llenaban de reflexiones e inspiración
más allá de ser parte de un engranaje
mayor que promete un clímax que pa-
rece nunca llegar. Historias que parecen
ser los cimientos de algo más grande,
una especie de pirámide que nunca deja
de crecer hacia arriba.
Como las atracciones de un parque te-
mático en Orlando, atracciones que pue-
des vivir una y otra vez, y que nos llevan
de un lugar a otro pero que no tienen un
cierre ni capítulo final. Atracciones que
al final del día se quedan en un parque de
diversiones y no en nosotros.
Y como todo parque de diversiones,
las constantes mejoras y ampliaciones
estacionales hacen que esta experiencia
sea imposible de vivir y terminar por
completo, y que sin importar que ros-
tros veamos o con quien lo visitemos, el
parque se siente igual que la última vez
sin importar cuántas veces lo visitemos.
Aunque sabemos que una vez que una
atracción nueva abre, la anterior será
desechada y tendremos la misma sen-
sación de vacío ya que el parque nunca
4
VIER NES, 21 ENERO 2022
dejará de cambiar. Al final, no podemos
evitar volver para esperar que ese recuer-
do o esas expectativas sean superadas
para terminar con el mismo sentimiento
de insatisfacción por la promesa de que
habrá una atracción mejor el próximo
verano.
Al fiel estilo de la ropa de temporada, la
industria parece enfocarse en hacer cada
vez historias más olvidables y descarta-
bles, historias que sufren cada vez del
peor lado de la retrocontinuidad y es que
en estas sagas interminables, los direc-
tores y actores no son más que recursos
reutilizables. En el caso de los cineastas
que parecen haber encontrado la fórmula
millonaria, serán rostros constantes pero
igual de desechables cuando su visión, o
inclusive su personalidad, sea rechazada
por las masas.
Existen también cineastas que se redu-
cen a la tarea de un diseñador de moda,
ser un economizadores y caza-tenden-
cias que no arriesgará su continuidad
por un producto diferente y quizá de
mejor calidad. En muchos casos la origi-
nalidad no es más un factor definitivo al
momento de construir una historia, sino
que al igual que la ropa de hace 40 años,
basta con que ciertos elementos se vuel-
ven tendencia nuevamente para tener un
corto pero lucrativo come-back y volver
a desaparecer en el tiempo.
Si bien la comparación con diseñadores
de moda puede entenderse quizá como
una crítica a esta industria, este no es el
caso. Sin embargo es un ejemplo claro
de cómo muchos conceptos, tendencias e
ideas pasan de moda tan constantemente
en la industria de Hollywood, con estre-
nos apresurados que parecen convertirse
en “Una figurita más del álbum” de cada
estación.
***
YA FUE, N.º 2 OPI NIÓN VIER NES, 21 ENERO 2022

Threeheadz Peter M.

5
YA FUE, N.º 2
¿Cómo ser un art
hoe auténtico?
El pseudoesteta
Durante la pasada década, una serie de
fenómenos de corte sociopolítico fueron
generándose con la finalidad de lograr
una reivindicación o reconocimiento al
colectivo autodenominado “personas de
color” en algunas redes sociales de ca-
rácter visual. Como la mayoría de estos
paradigmas estéticos contemporáneos,
conocidos por su término en inglés:
“aesthetic”, han sufrido una banalización
instantánea por la falta de identificación
cultural o subcultural y la hegemonía de
un hiper-culturalismo, es preciso abor-
dar las implicancias esenciales que el
colectivo ha despertado, y lo que ha ve-
nido sucediendo desde su germinación
(2014-2015) hasta la fecha.
Hay muchas dudas a plantear respecto
a una construcción modélica de lo que
vendría a ser un “art hoe”. Si bien solo se
muestra un tutorial superficial compues-
to por estereotipos que divulgan en redes
sociales, osea una “ignorancia estética”
con fines de marketing, hay influencias
tan antiguas como la primera vanguar-
dia, la del Impresionismo.
La paleta de colores primaria y el pro-
tagonismo del amarillo indio o afines
dentro de este cromatismo con suma de
los complementarios terrosos, el acerca-
miento íntimo a la naturaleza, sin llegar
al bucolismo que sería propio del aes-
thetic “cottagecore” y el uso suprimido
del color negro; acentuó este último para
luego desglosar su importancia.
Si bien hay otras características de los
propios impresionistas a resaltar, no lo
considero del todo identificables con el
fenómeno contemporáneo. Estas carac-
terísticas serían las siguientes: el espíritu
subjetivo que busca superar el hiperrea-
lismo fotográfico y el tratamiento lumí-
nico, aunque este último se encuentre
esporádicamente en el uso fotográfico
de la selfie o de las particularidades del
maquillaje “naturalista” empleado por
los usuarios participantes.
No voy a reparar en rasgos de la psique
de un “art hoe” relacionados con los
gustos, como decir que te agrade, o, el
OPI NIÓN VIER NES, 21 ENERO 2022
uso obligatorio de cierto producto. La ese lugar donde la inversión del carácter
mayoría de veces son irrelevantes por no impresionista se diferencia de la técnica
decir desdeñables y obedecen a otras ra- del claroscuro o de los movimientos pre-
zones de índole más consumista a modo vios; en los “art hoe”, a diferencia, es el
inconsciente o ignorante. pigmento oscuro corpóreo dónde hay pro-
tagonismo y así la apropiación se justifica.
No se sabe con suma contundencia si el
Una característica menor, se invierte para
“art hoe” es un movimiento estético ex-
darle sentido a la belleza del movimiento
clusivo de la moda como el Impresionismo
contemporáneo y ambos comparten ese
lo podría ser para la pintura, aunque haya
sentimiento inicial de discriminación
quienes consideran un Impresionismo mu-
que se ve sublimado por su legado.
sical o literario. Pero, podría decirse, al
menos, que hubo una apropiación estéti- Con todo esto no digo que hay que ser
ca como la de la pintura hacia la moda, POC para ser parte, culturalmente, de la
así como lo hizo el colectivo Person of comunidad “art hoe”. Si así fuera, sería
Color (POC). En este caso, casi expropió volver a una discriminación inversa que
tácitamente este “aesthetic” por lo cual no antes se procuraba mitigar y de igual ma-
se sabe si el origen fue de corte político, nera puede que a muchos solo les interese
o promovido por el colectivo POC. Las la superficialidad del diseño y sus ador-
redes siguen llenas, en su mayoría, por nos. No obstante, se puede participar de
adolescentes y por jóvenes blancos que lo todos estos acontecimientos emergentes,
usan de forma ornamental. hacerlo es como un imperativo porque se
La afinidad al arte es una particularidad contribuye con lo emergente reconocien-
do, por ello un “re-conocer” implica las
intrínseca que debió permanecer como
lecturas que; aunque, apunten a exornar
una cualidad individual y no como una
el tópico, contribuyen a la compresión
marca de prestigio con respecto a los
progresiva de los fenómenos raudos en
otros. Cuando se atribuye “glamour” a
nuestro posmodernismo.
alguien por ser “art hoe”; cuando se dice
que tiene mejor gusto o una mejor cultu-
ra artística mucho más amplia, es que se ***
vuelve a un sentido primitivo de la moda
a manera de separación de clases socia-
les que es totalmente obsoleta.
La real cuestión aquí es ¿por qué una
vanguardia de franceses blancos no pue-
de ser la base, tal vez inconscientemente,
de una iniciativa de justicia social anti-
rracista? y vale preguntarnos también si
realmente hay una apropiación o es un
plagio al azar. Por un lado, hemos visto
que no cumple con todos los requisitos
del Impresionismo con respecto a sus
cualidades. Con lo cual, la reducción
al plagio no es plausible, pero tampoco
hay una intencionalidad de cambiar la
característica esencial en relación a su
introspección subjetiva. También, es un
poco difícil trasladarlo al lenguaje de la
moda. Siendo más específico, sería una
apropiación referencial. Por otro lado,
para responder a mi primera pregunta,
es conveniente volver al tercer requisito
que consistía en la supresión del pigmen-
to oscuro.
Si entendemos que en la moda el cuerpo
es una especie de lienzo, entonces es en
6
YA FUE, N.º 2
¿Por qué no soy pro-choice?
y por qué nadie debería serlo
Fireboy
El siguiente texto es una ponencia que fue
enunciado por el autor en una presentación.
***
Buenas tardes a todos los presentes,
soy un alumno de 1 año de filosofía de
la UNMSM, soy un filósofo de vocación
que pretende serlo también de profesión.
La pregunta por responder esta tarde es
¿Por qué no soy pro-choice?
Seguro ya han escuchado mucho sobre
el tema del aborto, demasiadas palabras
¿Cómo puedo esperar que escuchen ahora
las mías? Ya les han dado más de las que
posiblemente podrían digerir. Hagamos,
pues, una cosa, pongamos todas las pa-
labras a un lado; hagámoslas a un lado,
y escuchemos sólo a nuestros corazones
y a nuestra razón. Es en ese lugar donde
el tema del aborto debe ser resuelto; es
en ese lugar donde distinguimos entre
lo verdadero y lo falso, las palabras de
los hechos. No me escuchen a mí, escú-
chense a ustedes mismos, y busquemos
la respuesta a la pregunta planteada esta
tarde, con nuestra razón y dentro de
nuestros corazones.
¿Acaso no está mal matar a seres huma-
nos inocentes? Sí, y eso es un hecho, no
palabras. ¿Acaso el concebido no es un ser
humano; una persona humana, y, por tan-
to, un sujeto de derechos como nosotros?
Eso es un hecho, no palabras. ¿Acaso no
es el aborto el asesinato de una persona
inocente? Eso es un hecho, no palabras.
Han escuchado muchas palabras; en vez
de permitir que las voces de los pro-vida,
los pro-choice, o quienes sean que hablen.
Deben dejar que resuene la única voz dig-
na de escuchar, la voz de los hechos. Para
ello, es necesario y sensato empezar por
explicar en qué consiste dicha postura.
Ciertamente, esta es una tarea difícil de-
bido a la variedad de equívocos termi-
nológicos, incoherencia interna y falta
de rigurosidad al momento de abordar
el tema del aborto. Para evitar una inter-
pretación equivocada, empezaré por la
raíz de esta postura: “la elección”. Pero,
¿qué es elegir?, ¿elegir qué?, y ¿quién
elige?
OPI NIÓN
Para responder la primera pregunta, es
lógico hablar sobre la “voluntad”, que es
la facultad humana de decidir sobre la
propia conducta. Para responder la segun-
da, es necesario hablar sobre el acto de
abortar, que es, la elección por excelencia,
de la postura pro-choice. Y, por último,
para responder la tercera pregunta, es in-
evitable hablar sobre el hombre, ser con
la capacidad de elegir tal opción.
Estos son los tres conceptos que elegí,
tanto por su entendimiento común como
por su nivel explicativo, que son los
ejes fundamentales de mi exposición.
Al igual que un médico al realizar una
operación, con sumo cuidado, va mo-
viendo los distintos órganos del cuerpo.
Asimismo, este pretendido filósofo
intentará hacer una operación de igual,
o incluso mayor dificultad. Puesto que
mis principales herramientas no son mis
manos sino mis ideas, y lo que opero no
es el cuerpo sino la mente, mentes con
sus propias ideas, que tendré que ir mo-
viendo con sumo cuidado, al igual que el
médico. Bien, los conceptos son Aborto,
Persona y Elección.
Esta postura no la sostendré solo, me
apoyaré en los hombros de grandes figu-
ras del pensamiento humano. Puesto que
estoy seguro de que aún hay personas
que conservan las nociones de lo que
es bueno y lo que es malo, personas que
admiran la justicia, personas que aman la
libertad, personas deseosas de un mundo
mejor, personas que reconocen el valor
de la vida. Siendo este último, y hay que
tenerlo muy claro, la vida es la condición
necesaria y fundamental sin la cual nada
de lo antes mencionado sería posible.
Sin más preámbulo, empecemos…
Aborto ¿Qué es el aborto? Bien, para la
mayoría de las personas que se denomi-
nan a sí mismas “pro-choice”, el aborto
es simplemente un método anticonceptivo
quirúrgico que evita que un ser humano
llegue al mundo, “el final de un embara-
zo” o “el vaciado del contenido del úte-
ro” (lo que lo hace parecer tan horrible
como sacar la basura). Otros en cambio
lo definen como: “interrupción voluntaria
del embarazo”. Esta definición es falsa,
puesto que la interrupción, en el lenguaje
cotidiano, y aquí está el juego de palabras,
es la suspensión temporal de un proceso
7
VIER NES, 21 ENERO 2022
que implica la reanudación del mismo
proceso. El hecho que busca ocultar este
eufemismo es el hecho de que el aborto
es un hecho violento, es un asesinato. Yo
prefiero usar una definición de diccionario
neutral para que los críticos no me acusen
de hiperbólico, el diccionario de Oxford
define el aborto como: “La expulsión o
extracción del útero de un embrión o feto
en desarrollo en el periodo anterior a que
sea capaz de sobrevivir de forma inde-
pendiente”. Esto distingue al aborto del
parto, por el cual un feto es sacado del
útero cuando puede sobrevivir y además
no hay intención de matarlo.
Esto me lleva inmediatamente al siguiente
punto: ¿Qué es el ser que está siendo abor-
tado? Indudablemente es un ser humano,
una persona humana, un sujeto de dere-
cho, y eso es un hecho, hecho que funda-
mentaré de la siguiente manera: Podría
usar varios conceptos de “hombre” para
desarrollar la misma idea, por ejemplo,
la dada por Marx, que define al hombre
como “ser de necesidad”, y que por ello
transforma la naturaleza por medio de su
trabajo para así autorrealizarnos. Así lo
central en el hombre ya no es la razón sino
el trabajo, que es la acción por la cual el
hombre llega a ser lo que es. Para Hegel,
por ejemplo, el hombre es un momento
consciente y finito dentro del proceso dia-
léctico del espíritu. Para Kant, el hombre
es un fin en sí mismo y no un medio. Y así
podría seguir. Sin embargo, usaré, sin te-
mor a prejuicios, la definición establecida
por Aristóteles, en su libro l de la Política,
“el hombre es un animal social, racional
y político”.
La definición previa permite explicar,
tanto al ser humano individual como re-
lacional. El hombre al ser racional tiene
las facultades del intelecto (la cual le per-
mite conocer la realidad) y la voluntad (la
cual le permite tener conciencia de sus
actos), estas facultades son propias del
ser humano. En este punto viene al caso
una explicación antropológica del hom-
bre. Bien, el hombre es un ser hilemór-
fico, es decir, una sustancia compuesta
de materia (cuerpo) y forma (alma, como
principio vital y la determinación de ser
del hombre, la esencia).
Esto que es una explicación filosófica de
qué es el hombre, es además respaldada
YA FUE, N.º 2
por la ciencia, cuando hacemos un análi-
sis de ADN del concebido, podemos ve-
rificar que es un individuo de la especie
humana, es decir, una célula totipotente
humana capaz de desarrollarse, en un
contexto regular, hasta su nacimiento.
Por lo tanto, la esencia humana, desde la
filosofía, queda demostrada tanto por la
información metafísica (la forma) como
por la ciencia (el ADN). Todos los cam-
bios subsiguientes serán cambios acci-
dentales; es decir, el concebido se de-
sarrollará de acuerdo con su esencia, su
forma sustancial. Esta forma sustancial
tiene las siguientes potencias: hablar,
sentir, pensar, y elegir. Estas operacio-
nes propias del ser humano se explican
por la naturaleza del hombre. Esta es una
concepción realista del hombre. En con-
traposición de la concepción positivista
y actualista del hombre (que defiende la
postura pro-choice), que consiste en sos-
tener que son las operaciones las que de-
terminan al ser humano, es por ello, por
lo que para este tipo de planteamientos
filosóficos, es el acto segundo, que son
las operaciones de hablar, sentir, pensar,
elegir, entre otros, las que determinan la
naturaleza humana. Bueno esto es absur-
do, es pensar que el peral se vuelve peral
cuando da la primera pera. Cuando en
realidad, el peral da la primera porque es
peral desde que fue plantado.
Una vez resuelto el tema de la huma-
nidad del concebido, cabe aclarar aún
qué es una persona humana y qué es
un sujeto de derecho. Ahora bien, para
explicar por qué todo ser humano es per-
sona humana, es preciso dar su defini-
ción, citando a Boecio, “es la substancia
individual de naturaleza racional”. Esta
definición de persona humana sustenta
su autonomía (su movimiento intrín-
seco), su individualidad (su manifesta-
ción hacia con el otro, la personalidad)
y su individuación (la perfección de
sus potencias, su autorrealización). La
substancia es el sustrato que permanece;
es el ser del cual se predica; es el suje-
to que permanece a través del cambio,
específicamente cambios accidentales.
Individual porque cada hombre es el
mismo y no otro hombre. Naturaleza es
la esencia de los seres que poseen en sí
mismos y, en cuanto tales, el principio
de su movimiento (cambio),es decir, que
no necesita de otro para ser lo que es,
en este caso, ser humano. Y racional, ya
que esta capacidad lo distingue al hom-
bre de cualquier otro animal.
Desde la bioética, definida como “el es-
tudio sistemático de la conducta humana
en el campo de los valores y principios
morales”, existe una variedad de plan-
teamientos que pueden ser divididos en
dos grupos, el planteamiento persona-
lista, que se fundamentan en una antro-
pología sustancialmente esencialista, la
que yo defiendo, en contraposición a los
SECCION
planteamientos relativistas, quienes, a su
vez, se fundamentan en una antropolo-
gía sustancialmente materialista.
Además, existen ciertos principios en
bioética que refuerzan la postura perso-
nalista, y son los siguientes: el “principio
de autonomía”, que consiste en el respeto
a la persona humana, relacionada con su
consentimiento. El “principio de ausen-
cia de daño”, que expresa la obligación
de no producir daño intencionalmente. El
“principio de beneficencia”, que expresa
que el médico tiene siempre la obliga-
ción de tener como objetivo el bien del
paciente. Y, por último, el “principio de
justicia”, donde se reconoce a todos las
personas, sin distinción, el derecho al
cuidado de su salud, considerada como
bien social. Entonces, situar como fun-
damento bioético una antropología per-
sonalista, que pone en el centro a la per-
sona humana y la defiende de cualquiera
que no respete la vida, es fundamental.
Cualquier planteamiento ético, salvo el
utilitarismo, sostiene que la coyuntura
agrava o atenúa la falta; es decir, el con-
texto influye en el desarrollo de la con-
ducta moral, cosa que se da también en el
Derecho. Por ejemplo, si yo robo porque
tengo hambre no hace que la acción de
robar sea buena, no cambia la naturaleza
del acto.
Ahora bien, y haciendo un pequeño salto,
en “Ética a Nicómaco” de Aristóteles, po-
demos conocer la estructura del Derecho.
Entonces, descubrimos la prescripción del
“deber ser”, del Derecho, de la justicia.
Pero, ¿qué es el Derecho? No son decisio-
nes arbitrarias, ni caprichos sociocultura-
les, sino, la descripción de esa naturaleza
mencionada y explicada anteriormente.
Con lo cual, si el hombre es un ser vi-
viente, para que pueda seguir viviendo; es
decir, seguir siendo lo que es y poder serlo
de mejor manera si lo quiere, es necesario
que se le respete el derecho a la vida.
En el caso del aborto, si yo tuviera el de-
recho a abortar, entonces el otro tendría
la obligación de reconocerlo como un
derecho mío (fundamental para la bioéti-
ca). Esto es curioso, ya que la mayoría de
las constituciones garantiza el derecho a
la vida, y yo no puedo obligar a nadie a
violar la Constitución.
Ahora bien, en el derecho positivo, al
que más apela la postura pro-choice,
tenemos lo que se llama la pirámide de
Kelsen; un filósofo y jurista más influ-
yente del siglo XX, donde la ley máxima
es la Constitución nacional y los tratados
internacionales de rango constitucional.
No obstante, por encima de este derecho
positivo, está el derecho natural, por el
cual nosotros reconocemos que una ley
positiva es injusta. Y pretender decir que
“todas las leyes son justas” implica, por
ejemplo, estar en la misma situación que
el propio Kelsen, quien no podía juzgar
8
VIER NES, 21 ENERO 2022
a los nazis por los actos cometidos en el
genocidio judío, debido a que eran res-
paldados por leyes positivas que justifi-
caban sus crímenes.
En consecuencia, es muy peligroso sos-
tener la postura pro-choice con tal de
justificar el aborto legal; es muy peligro-
so sostener que todas las leyes son justas,
que el derecho natural no existe, y que lo
único que importa es lo que determine el
congreso. Debido a que éste sufre la pre-
sión de las políticas y de los grupos de
poder, en este caso, grupos económicos
que tienen mucho dinero para financiar y
cambiar el voto de cualquier congresista.
En ese sentido, considero que apelar al de-
recho natural es el único fundamento que
nos permite salvaguardar nuestros dere-
chos fundamentales sin estar a expensas
del que tenga el poder. Ahora bien, algo
que aún no se ha respondido es ¿Qué es el
Derecho propiamente? El Derecho es una
institución creada por los hombres para
regular las relaciones humanas. Tener de-
recho a, implica a otro, un otro que tiene
la obligación de reconocer este derecho. Y
esto es propiamente lo que es la justicia,
es decir, la relación entre un derecho y
una obligación. La justicia puede ser de-
finida como la eterna y perpetua voluntad
de darle a cada lo suyo, a reconocerle a
cada uno su derecho. Es condición nece-
saria para el Derecho: la responsabilidad.
Solamente alguien puede ser sujeto de
derecho si tiene la capacidad intrínseca de
contraer responsabilidades.
Hasta aquí quiero y es necesario desarmar
algunos prejuicios. Puesto que la única
manera de desarmar un prejuicio es enten-
der que no es totalmente falso. Y es que en
la actualidad existen problemas sociales,
eso es un hecho innegable. Sin embargo,
pareciera que si uno no es de izquierda es
tildado de derecha, si uno no es progresis-
ta es tildado de conservador, si uno no es
socialista entonces es liberal. Y estas son
falsas dicotomías creadas por la moderni-
dad. Es cierto, parafraseando inoportuna-
mente a Chesterton, que hay tradiciones
que son injustas y hay novedades que son
muy buenas. Ahora bien, también hay no-
vedades que nos hacen progresar hacia el
derrumbe y hay tradiciones muy loables y
buenas para todos.
He defendido desde la Ciencia, la Filosofía
y el Derecho, y todo lo que ello implica, al
concebido como ser humano, como per-
sona humana y como sujeto de derecho.
Los que están del lado de la postura
pro-choice, la mayoría de las veces acu-
san al rival de religioso o retrógrada, y es
que les sería mucho más sencillo discutir
con el cristiano de a pie, no con la cien-
cia, o con la biblia, mas no con el filó-
sofo, porque saben que su postura sería
desarmada.
Pero esta es la cuestión, el progresismo,
YA FUE, N.º 2 SECCION VIER NES, 21 ENERO 2022

que es de donde bebe la postura pro-choice

para proponer el aborto como alternativa,
dice que no todas las personas humanas
tienen derechos humanos y/o que no todos
los individuos de la especie humana son
personas humanas y/o que el aborto no
es un asesinato. Lo cual he demostrado,
o por lo menos eso espero, con bastante
contundencia, son afirmaciones falsas.
Por todos los hechos presentados, es que
fundamento por qué no soy pro-choice y
por qué nadie debería serlo. Teniendo en
cuenta, y espero que sean conscientes del
trasfondo del asunto, ya que ser pro-choi-
ce significa estar en contra de los valores,
en contra de la ciencia, estar en contra de
la filosofía, estar en contra del derecho,
y, sobre todo, en contra del ser humano.
Recuerden: el aborto es injusto, innece-
sario e indeseable.

***

9
YA FUE, N.º 2
El perverso Poe
Ricardo Palma Cabrera
Universidad Nacional de Ucayali
Resumen
Mediante una rigurosa lectura del cuento
“El demonio de la perversidad” escrito por
Edgar Allan Poe, se analiza el carácter de
éste mediante la segregación de sus obras
literarias en: cuentos de terror, ciencia
ficción, misterio y detectivesco, satíricos
o humorísticos. En adición a esto, esta
narración de terror no es igual a otras, la
principal razón es su naturaleza argumen-
tativa. Existe una visión indeterminada y
superflua de la imagen del protagonista.
Sin embargo, es anecdótico, dado que la
imagen sin características físicas posee la
profundidad de las acciones realizadas por
el protagonista. Estas están descritas a de-
talle y nos permite interpretar su tempera-
mento. En cuanto al argumento su estruc-
tura se divide en dos partes: la reflexión
del por qué él confesó su crimen y cómo
hizo su confesión. Finalmente, se explica la
importancia de este relato corto mediante
el punto de vista de la biografía del autor
(durante el año de publicación del cuento) y
la interpretación de la psicoanalista Marie
Bonaparte.
1. INTRODUCCIÓN
“El demonio de la perversidad”, así se
titula el cuento del presente análisis, es
uno de los muchísimos relatos del famo-
so escritor estadounidense Edgar Allan
Poe, que debe su fama actual a sus ex-
traordinarias narraciones de terror y de
misterio que cautivan tanto a los jóvenes
lectores, que encuentran en sus historias
una experiencia de intriga y de suspen-
so, Se le considera pionero en el género
policiaco, con personajes entrañables
como Dupin quien desenreda el hilo de
un complejo crimen que nos mantiene
intrigados, hasta llegar a un terror psi-
cológico donde se ahonda en la mente de
sus personajes.
Este cuento fue publicado en julio de 1845
en la revista de Graham con el título en in-
glés “The imp of the perverse” y en este mis-
mo año se publicó en el New York Evening
Mirror su famoso poema “The raven” (“El
cuervo”); aunque este cuento no es el más
popular y pocas veces ha sido considera-
do en las recopilaciones de sus cuentos de
ENSAYOS
terror, según manifiesta J.Gómez, C. del
Pozo, D. Navarro, F. Gutiérrez & F. Casas
(2016). Además, como dice el crítico es-
tadounidense Benjamin De Casseres: “la
profundidad de la obra de Poe se manifies-
ta mejor que nunca en “El demonio de la
perversidad”; convirtiéndose en la piedra
angular de una tesis que repetiría en otros
cuentos. Sin embargo, en “El demonio de la
perversidad” se argumenta con precisión la
psicología de un asesino confeso.
2. OBRAS
La extensa obra literaria de Allan Poe,
en especial sus cuentos, se pueden divi-
dir en:
a) Cuentos de terror, que a su vez se
subclasifican en aquellos que suscitan
horror por su argumento, como es el
caso de “El demonio de la perversidad”
y aquellos que utilizan recursos descrip-
tivos para crear atmósferas de terror que
aportan para el clímax de la historia,
como en el “El pozo y el péndulo” y “La
caída de la casa Usher”.
b) Cuentos de ciencia ficción, en los
que Allan Poe se presenta como precursor
de Julio Verne con cuentos como “Las
aventuras de un tal Hans Pfaall”, en estos
cuentos se presentan inventos científicos
provenientes de su imaginación, en la que
Pfaall llenó su globo aerostático de un gas
que era el resultado de la combinación de
una substancia metálica o semimetálica de
un ácido muy común, como también otros
inventos reales como el globo aerostático
o la rosca de Arquímedes. Al respecto de
esto, Julio Verne dice:
“Son transgredidas intrépidamente las
leyes más elementales de la Física y la
Mecánica, cosa ésta que siempre me ha
parecido extraño viniendo de Poe que,
con algunas invenciones, hubiera podi-
do hacer su relato más creíble” (Verne,
1864).
Sin lugar a dudas, Verne utilizó con
mayor rigurosidad los inventos que en
su época aparecían, para que sus nove-
las sean más creíbles, hasta tal punto se
le considera como un visionario de los
futuros avances científicos, cuando ago-
tado todos los recursos que puedan brin-
dar la ciencia en sus novelas, utilizaba su
imaginación para propulsarlas.
10
VIER NES, 21 ENERO 2022
c) Cuentos de misterio y detectivesco,
se orientan a la resolución de interrogantes
mediante un raciocinio lógico y riguroso,
como ocurre en el cuento “Los crímenes
de la calle Morgue”, donde aparece Dupin
como detective, para nada contratado,
sino con el fin de resolver el crimen por
aburrimiento cuyos descendientes serían
Sherlock Holmes, personaje de “Las aven-
turas de Sherlock Holmes”, escrito por
Arthur Conan Doyle y Hercules Poirot,
personaje protagonista de cuentos y nove-
las escritas por Agatha Christie.
d) Cuentos satíricos o humorísticos,
por ejemplo: “Como un león”, “Cómo escri-
bir un artículo de Blackwood”. Ediciones
de estos cuentos que se pueden encontrar
en el libro “Relatos cómicos”, de la editorial
EDIMAT.
Si bien es cierto sus cuentos ocupan la
mayor parte de toda su obra literaria, cabe
destacar que también escribió una novela,
“The narrative of Arthur Gordon Pym”.
También destacó como poeta, siendo su
trabajo más reconocido, el poema “The
raven”. Y debido a su trabajo como editor
en revistas y periódicos, realizó con gran
habilidad críticas y ensayos literarios.
3.CARACTERIZACIÓN DE
PERSONAJES EN “EL DEMONIO
DE LA PERVERSIDAD”
El asesino
Es un hombre lúcido que con coherencia ar-
gumenta su discurso sobre la perversidad.
Paciente para encontrar la mejor manera
de asesinar a su víctima, sin precipitarse a
usar la fuerza. Meticuloso en cada aspecto
de su víctima, llegando a saber qué hace
por las noches y cómo es su habitación.
Obsesionado con la perfección de su cri-
men hasta tal punto de confesarlo poco a
poco; como se da a entender en este frag-
mento: “De este modome vi yo al fin per-
manentemente atrapado, reflexionando
sobre mi seguridad y repitiendo en un
tono muy bajo la frase “estoy a salvo”.
Otro aspecto importante de este persona-
je es que, al estar el cuento narrado en
primera persona, desde la perspectiva del
asesino, no contiene ninguna descripción
sobre éste. Un incognito sin rostro que
sin embargo tiene mucha similitud con
los personajes principales de “El gato ne-
gro” y “El corazón delator”. Todos estos
YA FUE, N.º 2
personajes confiesan su crimen debido
a un impulso que desconocen, y no es
hasta “El demonio de la perversidad”que
sabemos por qué lo hicieron, más allá
de los tenebrosos ojos grises y los gatos
exasperantes.
La víctima
De la víctima se sabe poco, siendo lo más
relevante una gran fortuna (razón por
lo que fue asesinado) y que además es
pariente del asesino. Aunque no se diga
mucho, la psicoanalista Bonaparte (1949)
dice:“ (…) logra matar a un barbudo gris,
una especie de John Allan, de quien es
heredero”. John Allan, un acomodado
comerciante escocés, viene a ser el padre
adoptivo del escritor estadounidense tras
la muerte de sus padres, a quién le otorga
su apellido que hasta ese momento solo
era Edgar Poe, y posteriormente, como
todos lo conocemos: Edgar Allan Poe.
John Allan le brinda educación en las
mejores escuelas privadas de Richmond
y Gran Bretaña. Su relación fue aparen-
temente buena por todos los privilegios
educativos que le otorgaron en su niñez,
fueron solo migajas para un niño huérfa-
no y separado de sus hermanos, siendo
su único refugio afectivo, y a la vez una
nueva imagen materna, Francés la espo-
sa de John. Y John, más que una figura
paterna, era un sustento económico, pero
mientras más crecía Allan Poe, menos
apoyo económico tenía, como sucedió
al ingresar a la Universidad de Virginia,
sin el dinero suficiente para cubrir los
gastos, viéndose exigido a entrar en el
mundo de los juegos de azar y apuestas
donde acumularía más deudas que for-
tuna, comenzando así lo más aciago de
su vida junto al alcohol y las drogas, un
refugio hereditario.
Después de estos actos, John decidió
retirar a Allan Poe de la universidad,
acusándolo de desperdiciar su dinero, de
tener mala conducta y vicios. Allan Poe
se emancipa de John a los 18 años, sin
dinero y viviendo en la pobreza total. La
víctima es caracterizada a partir de John
Allan, inconscientemente. Lo más im-
portante para el asesino y para Allan Poe
fue la fortuna que recelosamente tenían.
El demonio de la perversidad
Tiene como objetivo pervertir a quienes
son poseídos por él, incorpóreo en sus
inicios y luego toma control de su porta-
dor. Así se describe esta metamorfosis:
“Por gradaciones más imperceptibles,
esta nube cobra forma, al igual que el
vapor de la botella que salió el genio de
Las mil y una noche”.
Esta descripción metafórica de cómo las
ideas se propagan cuál virus, potenciada
por la obsesión.
4. ARGUMENTO
Un hombre recluido en una celda
ENSAYOS
argumenta las razones por las que con-
fesó su crimen. Asesinó a un pariente
para heredar su fortuna. Narró cómo,
después de analizar y descartar muchos
planes, dio con el adecuado para no ser
descubierto.
En base a esto, el cuento se estructura
en dos partes, la primera es “sobre la
perversidad”, aquí el autor por medio del
personaje hace muestra de su versatilidad
literaria, entrando al terreno del ensayo
argumentativo, reflexiona sobre la con-
ducta humana, en especial las acciones
que hacemos por la única razón del deber
de hacerlas. Es un discurso en primera
persona que carece de empatía para el
lector, no hay idea de lo que sucede en
esta historia, al presentarse como resuel-
ta, enfatiza más en las razones y no en la
forma; con un complejo verbal inteligible
como dijo Johannes Pfeiffer (1966) en el
primer capítulo de su libro “La poesía”. Él
distingue dos aspectos de los contenidos
poéticos: el complejo verbal y el modo
de participación con respecto a los temas
filosóficos, siendo este último de carácter
inteligible, predominando la articulación
sintáctica. Dota de cada parte, de sentido
y de coherencia; no da puntada sin hilo,
a pesar de estar al tanto de la frenología.
Esto lo tenía muy en cuenta Poe, pues to-
maba los temas que estaban de moda en
su tiempo.
Pero, ¿qué es la perversidad?
Al hablar de perversidad, viene a nuestra
mente las definiciones freudianas relaciona-
das con la conducta sexual; pero nada más
equivocado que esta asociación. Mientras
que Freud va por la senda de la corrupción
de las costumbres en el acto sexual, Allan
Poe parte de la cualidad de perversidad, la
intención de causar daño. Un daño intencio-
nal hacia sí mismo, que es percibido por él a
posteriori. Esta perspectiva le da gran luci-
dez porque no lo obtiene por la frenología ni
por la metafísica, que son los conocimien-
tos que se basan en comprender términos;
los conocimientos para convencer a otros
que su proposición es la verdadera. Marie
Bonaparte (1949) sobre este daño intencio-
nal dice: “(...) nunca es otra que la agresión
erotizada, ya sea dirigida hacia otros o
hacia adentro contra sí mismo: siempre es
sadismo o masoquismo”.
En este caso el daño intencional es maso-
quista, a pesar de no generar ninguna satis-
facción más que el pensamiento recurrente
de su crimen perfecto, que lo obsesiona
hasta el agobio. Ya que en las acciones
cometidas que lo llevan a estar reclui-
do, encuentra satisfacción; sin embargo,
está cada vez más impulsado a hacerlo.
Contradictorio, paradójico, así se presenta
la perversidad como: “(...) un móvil sin
causa, una causa sin motivo. Bajo sus
impulsos actuamos sin un fin comprensible
[…] bajo sus impulsos nosotros actuamos
por la misma razón que no deberíamos
11
VIER NES, 21 ENERO 2022
actuar”. Una fuerza gravitatoria que nos
induce a impactarnos contra el muro de
los esfuerzos que hagamos por mantener
la cordura; porque el fetiche exhibicionista,
es el que induce a ser descubierto y esto se
convierte en su principal objetivo en lo más
profundo de su alma; ese mal, por el mal
mismo, la esencia que parece exponer es
ese demonio que todos llevamos dentro.
La segunda parte del cuento trata sobre
cómo sucedió la confesión del crimen.
Después de haber leído sobre la muerte
de Madame Pilau que con una vela enve-
nenada se le ocurrió el plan para asesinar
a su pariente. Resultó tan perfecto el plan
sobre su ejecución que empezó a obsesio-
narse sobre ello: “De este modo me vi yo
al fin perpetuamente atrapado reflexio-
nando sobre mi seguridad y repitiendo
en un tono muy bajo la frase “estoy a
salvo”. Este susurro iba incrementando
su intensidad a la par que la obsesión no
le dejaba espacio en la mente, “Un día,
mientras deambulaba por las calles,
quedé sorprendido al darme cuenta de
que estaba murmurando casi en voz alta
las sílabas inevitables [...] estoy a salvo,
estoy a salvo si no soy lo suficientemen-
te loco como para hacer una confesión
total”.
Finalmente, la obsesión se consuma
con la posesión del cuerpo, “Apresuré
mi paso. Corrí como un loco por entre
las avenidas atestadas. Finalmente, el
populacho se alarmó y comenzó a per-
seguirme [...] una voz áspera resonó en
mis oídos, una mano aún más rudame
sujetó por el hombro […] contuve el
aliento. Durante un momento sentí todas
las angustias de la asfixia. Me quedé
ciego, sordo y completamente aturdido.
Entonces, creo, algún demonio invisible
me golpeó con su ancha palma sobre la
espalda. El secreto, encerrado mucho
tiempo en mí, escapó de mi espíritu a
raudales, casi estallando”. Mostrando la
narración los delirios del asesino, preso
de sus impulsos, vemos cómo se percibe,
como la mano de un ser del inframundo.
5. CRÍTICA
Para entender el carácter de este cuento,
es imprescindible tener en cuenta el año
de su publicación: 1845. En enero de este
año en el New York Evening Mirror sale
a la luz el poema “The raven”. Dicho
poema le otorga fama, reconocimiento
y trascendencia en el mundo literario de
habla inglesa; a tal punto de que Allan
Poe realizó una gira por Norteamérica
recitándolo.
Pero la fama no vino sola, como siempre
solía suceder con Allan Poe, los críticos
malintencionados creían ver cuervos don-
de sólo había sombras, dando a entender
que Poe no había sido del todo original al
escribirlo, un supuesto argumento irre-
futable para desacreditar sus trabajos,
sólo porque en otros escritos también se
YA FUE, N.º 2
mencionaba a esté animal. Sin embargo,
esto no fue todo, si bien es cierto que tuvo
una gran aceptación por los lectores, em-
pezaban a surgir preguntas sobre cómo es
que escribió este poema.
Lo que ocasionó que escribiera un ensayo
(publicado un año después de “The raven”)
explicando el proceso de invención del es-
critor. Se da a entender que no es resultado
de un estado único de elevada exasperación,
sino un frío y milimétrico proceso; un méto-
do, una fórmula que todos podrían replicar.
Criticando esa vanidad que hacía mantener
en secreto, como si de un santo grial se trata-
ra: la inspiración fruto de la gracia de alguna
de las musas de Zeus.
El cuento “El demonio de la perversidad” se
publicó en julio de 1845, aproximadamente
7 meses después de “The raven”. Teniendo
un contexto donde Poe tiende a tener que
explicarse, sacando ese racionalismo que
parece no tener coherencia con su extrava-
gante vida, llena de sufrimiento y excesos.
Esta dicotomía de razón y delirio se lee en
este cuento, con un ensayo sobre la perversi-
dad que se puede interpretar como la excusa
del narrador para evitar la responsabilidad
moral. Lo que también podemos apreciar, en
una carta a Sara Whitman, un año antes de su
muerte “No encuentro precisamente un pla-
cer en los estimulantes a los que me entrego
con frecuencia vehemente. No es verdad por
amor al placer por lo que he expuesto a la
ruina mi vida, mi reputación y mi razón”. Un
Allan Poe que parece haber sido poseído por
el diablillo de lo perverso, consumado ya en
sus últimos años. No habiendo querido nunca
el fracaso laboral (como sucedió en la revista
Southern Literary Messenger) cuya causa es
una profunda melancolía por su desafortuna-
do destino que le persiguió desde que nació,
con la muerte de sus padres, así como con la
de su esposa; sin embargo, también se puede
interpretar como las tendencias autodestruc-
tivas del autor.
Las interpretaciones no son pocas y la pro-
fundidad de este cuento, ha sido propicia
para los psicoanalistas. Este cuento precede
a conceptos freudianos sobre lo perverso; de-
bido quizá a esto, como también a la trágica
vida de Allan Poe, la psicoanalista francesa
vinculada a nivel profesional con Sigmund
Freud, Marie Bonaparte, interpreta: “El de-
monio de la perversidad” como un “impulso
confesional […] y que parece estar motivado
por dos tendencias aparentemente opuestas:
la presión de la conciencia que exige el casti-
go de nuestros pecados, y nuestros impulsos
instintivos hacia actividades delictivas, que
pueden llegar incluso al exhibicionismo que
encontramos aquí”. Sin duda alguna este
cuento cautivó a los psicoanalistas, y también
a los más curiosos lectores que no satisfechos
con los efectismos que el autor impregna en
la narración de “La caída de la casa Usher”
o “El pozo y el péndulo”, buscan, como en
mi caso, y encuentran un vasto mundo aún
no explorado, difícil de apreciar e insufrible
ENSAYOS
tarea, por nuestros mal acostumbrados ojos,
por su prosa poética.
No debe uno esperar los góticos castillos,
los exaltados estados de ánimo o el parali-
zante estupor; se encontrará en un espacio
reducido la cabeza de un hombre, a la vez
inmenso, por su propia imaginación; na-
rrando la lógica de su locura en primera
persona. Un lenguaje que será lo único
que nos mantendrá cerca de un personaje
que se nos hace familiar, pero que no re-
conocemos su rostro, envueltos en un es-
tado de prosopagnosia. Tal vez porque sea
el propio Allan Poe el que está detrás de
esta máscara de hojas y de letras, gritando
en silencio, con la misma intensidad que
sus personajes, para que sea descubierto,
sea atrapado. Todos tenemos un demonio
perverso dentro, pero ¿es realmente malo?
En el cuento ocasionó que se descubriera
a un asesino. Vemos su malicia desde los
ojos del personaje que por ningún moti-
vo confesaría ya que eso lo condenaría a
muerte. Pero quizá no sea aquel demonio
típico con cola y trincho, sino uno con alas
y cabellos rizos, expulsado por su insurrec-
ción. Las confesiones más que dañarlo, bus-
can amparo, comprensión, para poner alto a
su descenso al infierno. Los demonios no
son malos, lo malo es el impulso de nuestra
cordura que tergiversa todo, hilvanando
los abigarrados hilos que nuestra vida crea,
basado en sufrimientos.
No es ningún descubrimiento decir que Allan
Poe es un excelente cuentista, admirado no
solo en su país por grandes escritores, su
fama llegó hasta Francia a los ojos del poeta
por excelencia Charles Baudelaire, quien es-
cribiría un prólogo para sus cuentos, donde
reivindicaría la imagen del escritor estadou-
nidense que tanto había sido difamada por
Rufo Griswold o como lo llamaría Charles
el pedagogo-vampiro.
Una flor del mal en América, que nos hace
pensar que los escritores selectos cual lobos
solitarios pueden, olfateando, reconocer a
los de su propia especie; admirando como
diría el poema de Charles Baudelaire:
Detrás de los enojos y los hondos pesares
Que cargan con su peso la existencia brumosa,
¡Feliz quien a regiones lúcidas y serenas
Lanzarse pueda con ala vigorosa!
Así con ala vigoroso demuestra su inmensa
genialidad, que aún a pesar de que este cuen-
to sea olvidable, te otorgue un final que no
es el típico nocaut como diría Julio Cortázar,
más bien te inyecta el veneno de la duda,
abriéndote las puertas a razonar, especular
a niveles solo imaginados por el detective
Dupin. El final del cuento es el siguiente:
“Pero ¿para qué decir más? ¡Hoy arras-
tro estas cadenas y estoy aquí! ¡Mañana
seré libre de ellas...! ¿Pero dónde?”
No será esto, otra confesión del diablo que
aún está dentro del personaje, que teníamos
12
VIER NES, 21 ENERO 2022
por hecho que era un condenado en una
cárcel, ¿por asesinar saldría después de un
tiempo? ¿O acaso parece dejar entre líneas
una fuga hacía un lugar aún desconocido?
Emponzoñados por este veneno no creo que
podremos ver realmente el sentido de este
final, que parece inspirarse en una histo-
ria ya antigua, donde una mujer llamada
Scheherezade contaba cuentos a un hom-
bre que la iba a matar, entreteniéndolo para
evitar su ejecución y cuando el final del día
proclamaba el del cuento, que con astucia
lo llenaba de suspenso, dejando con intriga
al hombre que no sabrá jamás el final si la
mataba, dejándola con vida un día más.
Asimismo, Allan Poe, busca entretenernos,
no como fin último, sino luchando con la
muerte que le ocasionaría la pobreza por el
fracaso en las revistas, en los periódicos,
como escritor y, finalmente, como sustento
de una familia que aún tenía esperanzas de
formar. Por lo que concluyó que escribir es
vivir y poder vivir un día más es maravillar
a los lectores.
6. BIBLIOGRAFÍA
Allan Poe, Edgar (1985). Narraciones
extraordinarias. EDAF Ediciones
Distribuciones, S.A. Madrid.
Bonaparte, M. (1949). The life and works
of Edgar Allan Poe. Great Britain by
Lund Humphries.
Julio, G. d., Carlos, d. P., Diego, N., &
Casas, F. G. (2016). Cuentos completos
Edgar Allan Poe. PENGUIN CLÁSICOS.
Sanguinetti, I. (s.f.). Edgar Allan Poe
Historias Extraordinarias. Madrid: S.A.
de Promoción y Ediciones.
Verne, J. (1864). Edgar Poe y sus obras.
Sociedad Hispánica Jules Verne.
***
YA FUE, N.º 2
Historia Política del
Perú: 1821-1871
Santiago Giuliano
Tras la independencia, el Perú tendrá difi-
cultades por la configuración del nuevo sis-
tema republicano y el desligue del sistema
virreinal. Esto se va a ver principalmente
en la conducción de nuestra república.
Cierto es que en la independencia hispano-
americana, en muchos países, se dio paso
a una etapa anárquica donde los militares
se hicieron con el poder. Sin embargo, para
poder prever cómo ha sido la dirección de
nuestro país es necesario circunscribir el
rango de estudio a nuestras fronteras.
Razón de este trabajo será justamente
eso: ir entendiendo cómo el Perú se ha ido
desarrollando políticamente a través de
estos más de 200 años, y cómo la política
no está supeditada a un partido, sino, que
la política es la “actividad del ciudadano
cuando interviene en asuntos públicos con
su opinión, con su voto, o de cualquier otro
modo”, como lo señala el diccionario de la
lengua española.
En un primer momento serán los militares
quienes van gobernar el país por razones
claras: habían sido la cara visible de la
independencia y tenían el privilegio de
contar con la fuerza y legitimidad de la ciu-
dadanía. Mientras tanto los civiles, durante
el proceso –en términos generales- habrán
secundado este proceso histórico a través
de los salones, las plumas y las ideas.
Ambos, sin duda, habrán sido quienes
habían consolidado la independencia, pero
como en todo proceso histórico uno de es-
tos dos grupos debía de ser la cara visible.
¿Cuáles fueron las condiciones que brin-
daron el triunfo de los militares ante los
civiles? Esta interrogante ha sido respon-
dida por distintos escritores, justo de ese
bagaje me he guiado para presentar mi
postura. Una vez lograda la independen-
cia en nuestro país sucedería que “los ge-
nerales de la independencia” no dejarían
descansar la espada. Nuestros casos más
representativos son La Mar, Gamarra,
Castilla, Salaverry y Santa Cruz. Por eso
fueron los militares quienes se encargaron
de traer el orden, fue el Ejército o el Super-
Partido el que gobernaría sobre la pobla-
ción civil.
ENSAYOS
Esta respuesta no pudo ser otra ante la
poca o nula organización de nuestra élite
civil, tal como se había visto en Roma, era
durante la anarquía que entró a gobernar
un dictador, pero con claros contrastes. La
persecución de españoles intelectuales, o de
aquel que haya colaborado con el gobierno
español se había acentuado mucho durante
el gobierno de San Martín y Bolívar, en
especial con Monteagudo. Llegando a las
mismas conclusiones que Holguín Callo
“[La independencia] fue sin duda el hecho
que determinó el mayor número de exilios
de peruanos en España” (Holguín, 2008,
p. 77). El caso más notable fue la familia
Pardo y Aliaga. Mientras que los hacenda-
dos y terratenientes tuvieron que reestruc-
turarse en lo económico, García (1989) lo
explica de la siguiente manera:
“[Los comerciantes trujillanos] sí re-in-
virtieron en compras productivas y
empresas. Se compraron haciendas, se
aperturaron sociedades mineras, adqui-
rieron barcos” mientras que “La agricul-
tura comercial sí que lleva la peor parte
del período estudiado. Esta situación
posiblemente sería aprovechada por las
comunidades campesinas para recuperar
tierras”. (García, 1989, p. 26)
Sin embargo, el no detentar el poder o con-
formar sociedades no significa que no haya
tenido participación con los gobiernos. El
apoyo brindado por los civiles hacia los
militares se había dado durante el proceso
independentista a través de la prensa, la lite-
ratura, las aulas, y las conspiraciones. Una
vez triunfen los independentistas estarán
apoyando los gobiernos de los militares. Su
apoyo se dio como orientadores (Francisco
Xavier de Luna Pizarro, Gonzales Vigil),
consejeros (Manuel Lorenzo de Vidaurre,
Manuel Ferreyros, José María Pando) e
incluso como ministros (Francisco Javier
Mariátegui, Bartolomé Herrara y Nicolás
de Piérola).
Durante esta época, los civiles no confor-
marán un partido político, pero los acerca-
mientos serán varios como los siguientes:
i) Domingo Elías, que se había hecho con
la presidencia durante la Anarquía Militar
había entrado al sistema democrático al
ser el primer civil en participar en elec-
ciones. Lamentablemente no pudo ganar
las elecciones, pero su participación se-
guirá siendo activa. Su efímero gobierno
13
VIER NES, 21 ENERO 2022
–conocido como la Semana Magna- fue
una isla de gobierno civil durante el primer
militarismo. Sin embargo, las condiciones
no eran suficientes, pues aun fundado el
Club Progresista no lograría ganar las
elecciones, perdiendo contra los militares.
ii) Mariano Ignacio Prado, Miro Quesada
menciona que el Directorio “más que una
concentración de hombres fuertes, como
se dice ahora, fue un cenáculo de intelec-
tuales” (Miro Quesada, 1959, p. 14). Esta
observación debido a las reformas que
se dieron durante su gobierno así como
el nuevo ministerio que se agregó. Bien
llamado -y en esto concuerdo con Miro
Quesada y Basadre- fue una “aristarquía”.
De esta manera, podemos entender cómo
fue la participación política de los milita-
res y la razón por la cual la participación
civil no pudo obtener la presidencia,
aunque tuvieron participación en el go-
bierno. No obstante, será próximamente
el Partido Civil, quién ganará las prime-
ras elecciones para los civiles. Pero esto
será explicado bajo otras condiciones que
permitirán la entrada de los civiles como
gobernantes.
Bibliografía
Basadre, J. (2010). Perú independiente.
Editorial El Comercio
Garcia, J. (1989). Los comerciantes truji-
llanos (1780-1840). Artex Editores.
Miró Quesada, C. (1959). Radiografía de
la política peruana. Ediciones “Páginas
Peruanas”
Holguín, O. (2008). Los peruanos y el
exilio español en los siglos XIX y XX.
Revista de estudios colombinos., (4), pp.
75-90. https://dialnet.unirioja.es/servlet/
articulo?codigo=2768310
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YA FUE, N.º 2
El deseo de la inmortalidad en
Ghost in the Shell: El tránsito de la
muerte abierta hacia la esperanza
Claudia Díaz
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Lo que esta sección pretende es exponer
de manera breve lo siguiente: la presencia
fundamental de la muerte en nuestra vida,
la relación con el yo y con el otro, el miedo
que se experimenta ante su advenimiento
y su papel en la distinción y conciliación
entre la tecnología y la humanidad.
Las posibilidades de lo que le ocurra a
un hombre al salir de su casa no es algo
que se llegue a cuantificar ni a determi-
nar. No es absurdo sugerir que aquella
podría ser su última vez vivo, porque
la muerte siempre está presente y por
eso, para nosotros, antes de cualquier
otra cosa está la muerte, no la acción de
morir sino el estado de ella, pues antes
de estar aquí y ser esto que son los hom-
bres, ellos estaban muertos, en su estado
puro de ser: “La muerte (…) aparece
como ruptura de posibilidades, como
quiebre de toda proyección ulterior (…)
es una posibilidad en la cual el hombre
está puesto tan pronto es.”1
Si hay un miedo que antecede y del que
emane el resto, este es el miedo a la muer-
te, el miedo al movimiento enloquecido
de las células que se encaminan a su au-
todestrucción, que ocurre sin conocer el
cuándo ni el cómo. El ser viviente que ha
perdido la memoria de su no existencia
teme regresar al desconocido mundo de
la no existencia. Era nada (porque evi-
dentemente es algo en tanto existe), una
nada misteriosa con la que se encontrará
al final de sus días inevitablemente.
Pero ¡cómo lucha para detenerla mien-
tras vive! La vida se le hace huida, un
constante intento de obviar, como si ante
la muerte, como una casualidad, se tro-
pezara con una roca al caminar. Se esme-
ra tanto en sentirse vivo, en darle sentido
a su estar ahí, que convierte su paso por
este mundo en una lucha de superviven-
cia. Suele caer en la interpretación figu-
rativa de una entidad extrínseca, villana
1 CATALDO, S. G. Muerte y libertad en Martin Heidegger, REVISTA PHILOSOPHICA Nº 26 (2003) Instituto de Filosofía Pontificia Universidad
Católica de Valparaíso. p.9-10.
2 TOLSTOI, L., “Buda”, en “Relatos”, Alba, Barcelona, (2008 Ed.), p. 553, citado en SANCHEZ, D. N. “Muerte y religión: del Tolstoi maduro al
joven Wittgenstein”, p.246
3 SCHOPENHAUER, A. “El amor, las mujeres y la muerte” 1819 Greenbooks (2019 Ed.) p.70-72.
4 Cfr. HAN, B. C. “Muerte y alteridad” (2012) Herder, Barcelona (2018 Ed.) p.74-87.
ENSAYOS
e incierta que se avecina sin piedad sobre
algún desafortunado entre todos. Pero
no puede negar su inminencia pues nada
más seguro que su muerte es sabido.
Aun así, la búsqueda por la vida eterna
ya ha sido tema en muchos círculos de
ciencia antigua y ahora, con el desarrollo
de la tecnología, como veremos más ade-
lante, se cree en una utópica escapatoria
de la mortalidad. Pues, así como sucede
ahora, ya en la novela de Tolstoi, Buda,
el príncipe Siddharta se preguntaba pre-
ocupado acerca de la negatividad de la
muerte:
“¿Cómo pueden vivir los hombres sa-
biendo que a cada momento pueden en-
fermar, que cada instante que pasa son
más viejos, se desfiguran y pierden fuer-
zas? También saben que pueden morir
en cualquier instante, y en verdad mo-
rirán más tarde o más temprano. ¿Cómo
es posible disfrutar de cualquier cosa,
ocuparse de cualquier actividad? ¿Cómo
es posible vivir cuando se sabe que la
muerte es inevitable? Eso no puede ser…
hay que encontrar una liberación”.2
Padecer la muerte es distinto a ser con-
denados a ella y más aún dista de ser sus
víctimas. Del mismo modo que no se es
víctima de la inteligencia racional ni de los
sentimientos del hombre, tampoco puede
verse a la muerte como verdugo o tortura-
dor, aunque en la actualidad su presencia
obstaculiza el progreso y el avance perso-
nal de uno. Uno no está dispuesto a dejar
todo lo que posee sin antes renegar de la
muerte como si fuera la auténtica restric-
ción de la libertad.
El tiempo de vida es crucial para el indi-
viduo porque desde que entra al mundo
se comienza a morir. Las luchas por el
éxito son interminables, incluso estas lo
atemorizan en el lecho de su muerte y
por eso no llegan a ser suyas. Hasta el fi-
nal, se sujeta a sus logros, a los infinitos
“hubiera” y no tiene tiempo ya de pensar
en nadie, ni en él mismo. Solo caben sus
huellas indistinguibles en el suelo.
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VIER NES, 21 ENERO 2022
Por un lado, la muerte, a decir de
Schopenhauer, sería el desengaño del nudo
generativo de la vida, que además deja en
otros la esencia de la humanidad perso-
nal. Así pues, el sueño a donde se arroja
Narciso (del cual no se lo quiere desper-
tar) es similar a la muerte (dormido no es
aquel ser terrenal, sino su yo más propio).
La existencia del ser hombre sobrevive
en otros, ya sea en su progenie, ya sea en
sus semejantes. El mundo no convulsiona
cuando alguien duerme, tampoco cuando
alguien fallece.3
Por otro lado, para Heidegger, la autén-
tica muerte es solo mía. Es la aspiración
a la posesión de mi yo más propio. Por lo
cual, la vida resulta ser el desistimiento de
esta posibilidad. El yo impersonal ha de
resolverse a sí mismo acercándose a la
muerte para alcanzar la autonomía del yo
auténtico, librándose de la referencialidad
distinta, la de los otros, cuando la muerte
reclama y aísla la existencia, siendo esta la
fórmula general de la muerte. Una muer-
te referenciada, insiste luego Han, ha de
desatar el yo excluido en sí mismo para
relacionarlo con otros porque para que
la muerte sea “mía” debe haber existido
previamente una imagen significativa del
“yo”.4
La existencia es un coexistir en el que se
toma conciencia del otro, pero suele tor-
narse contra ese otro, significa ser otro en
el modo del uno impersonal. El uno im-
personal que muere no teme morir y eso
es igual a olvidarse de sí mismo pues lo
que se teme en realidad es a la desapari-
ción de la construcción personal; a saber,
a la coexistencia con las posesiones, las
relaciones, los logros, y todas las acciones
a lo largo de la vida. Todas son referen-
ciales, pero sobrevive una resolución del
yo que no se olvida por completo de sí
mismo.
La muerte del otro en tanto significa una
pérdida para el individuo es un temor
por sí mismo, al final de la vida del yo,
del instante, su temor lo haría un prisio-
nero que no vive por sí; lo haría incapaz
YA FUE, N.º 2
de la muerte definitiva y adolecido por la
pérdida de la vida. En cambio, la muerte
a la que accede la angustia de la existen-
cia auténtica es el morir como posibili-
dad para ser uno mismo. No temerle y
arriesgarse a ella es ser libre. De modo
general:
“El ser heroico para la muerte heidegge-
riano es capaz de soportar la angustia,
resiste la muerte y convierte la imposi-
bilidad de existir en la posibilidad de
poder ser él mismo. Esta dialéctica de
la muerte reconduce la muerte juntán-
dola con el sí mismo o con libertad”.5
Estando frente a la muerte, esta postura
tiene unos caracteres tan individuales
que se convierte en algo totalmente
desligado al miedo de morir. Aunque,
es cierto que no pretende negar el temor,
aún falta señalar lo que es estrictamente
el núcleo de dicho miedo, que es el des-
vincularse del mundo de los otros.
Heidegger estaría firme en decir que
“al final de la vida del yo del instante,
su temor le haría un prisionero que no
vive por sí mismo, incapaz de la muerte
definitiva y adolecido por la pérdida de
la vida”6. Este es un yo que no ha supe-
rado la levedad de su vida, cuya libertad
él mismo oprime porque aún se encuen-
tra atrapado en dicha levedad. Pero esto
último no es algo que se pueda evitar,
el padecimiento y el miedo a la muerte
son relevantes en cuanto son el paso a la
reconciliación consigo mismo. Una vez
librado de ese miedo se habrá liberado
del yo:
“Entre más se aferra a su yo tanto más
terrible se le presenta la muerte. Todo
recuerdo de su pasado, duele, pues la
muerte extinguirá por completo todo lo
que es suyo. (…) La inminencia de la
muerte no viene acompañada de la re-
solución a sí mismo sino de la aflicción
por sí mismo”.7
Uno elige abrirse a la muerte en un acto
de liberación, pero no puede llegar a la
resolución de dicha liberación si no ve la
magnificencia que se opone a la angus-
tia de la muerte, que es la esperanza del
amor. Ya que el sujeto ensimismado se
incapacita para amar frente a la muerte,
ha de descubrir el amor en el Uno dis-
tinto heideggeriano, a modo de re-des-
cubrimiento, como cuando siendo niño
reconoce por primera vez que es amado
por alguien, como sucede con la madre.
En “la cercanía del otro empático” en su
“asistencia compasiva” desprendida ex-
trañamente de cualquier tipo de interés,
la persona atrapada en su muerte, en la
5 HAN, B. C. “Muerte y alteridad”, p.90.
6 HAN, B. C. “Muerte y alteridad”, p.92.
7 HAN, B.C., “Muerte y alteridad”, p.109-110.
8 HAN, B.C., “Muerte y alteridad”, p.115.
9 TOLSTOI, L., “Relatos”, p.384, en SÁNCHEZ, D. N. “Muerte y religión: del Tolstoi maduro al joven Wittgenstein”, p.248.
10 Kurzweil R. “A conversation on creating a mind.” Noviembre 1, 2020. https://n9.cl/lojm Consultado el 8 de diciembre de 2020
ENSAYOS
angustiosa soledad, puede liberarse del
miedo y como explica Han:
“Haberse liberado del miedo significa
haberse liberado del yo. (…) La falta de
miedo no lo devuelve a la tranquilizada
cotidianidad del uno impersonal. Más
bien acompaña a una resolución heroi-
ca por el otro o a un solemne cercena-
miento del yo”.8
En la analogía que Byung-Chul Han
hace con los relatos de Tolstoi, sobre
todo en la del “Amo y criado” se encuen-
tra expresado ese “saltar fuera de sí”,
lejos de la muerte, que solo es posible si
se descubre al Otro como la conversión
del extraviado que se encuentra de cara
con la muerte en el sinsentido de la vida.
La convicción de no estar solo es lo que
termina con aquel martirio y el carácter
de enfriamiento físico se sobrecoge a
la calidez de la tranquilidad que expe-
rimenta el que se siente acompañado.
Como ocurrió con Nikita (el criado) en el
ya mencionado relato y que Brejunov (el
amo) también experimentará al volver de
su extravío por el bosque (aterrorizado
de la inminente muerte que le esperaba
bajo la tormenta de nieve) a donde había
abandonado a Nikita en su intento de
salvarse a sí mismo.
En Nikita, Brejunov no encuentra temor
a su propia muerte, lo que actúa en él a
modo de catalizador lo sosiega de toda
perturbación y por esto se decide a darle
calor utilizando su abrigo y su cuerpo,
sin pensar ya más en él mismo, pues
todos los deseos pasados se vuelven in-
comprensibles al margen de la muerte.
El entregarse a la muerte encuentra al fin
su sentido en el superarse en tanto ser
para sí, y convertirse en ser para otros.
Nada mayor puede complacer al corazón
y vencer a la muerte que la alegría de ser
algo en el Otro.
“Comprendió que se estaba muriendo,
pero tampoco eso le apenó. Se acordó
de que Nikita yacía debajo de él, de que
había entrado en calor y estaba vivo, y
tuvo la impresión de que él era Nikita y
de que Nikita era él, y de que su vida no
estaba en sí mismo, sino en Nikita”.9
En contraste, la inmortalidad, diría
Schopenhauer, sería llevar al ridículo el
error de la individualidad y terminar por
hacer que el hombre desee recuperar el
camino al no ser. Pues el hombre, siendo
su naturaleza tal, no puede librarse de
las miserias ni las tragedias de las que
escapa, porque ahí donde pone el pie
ambas cosas emanan naturalmente. El
deber de una vida feliz no lo libra de la
15
VIER NES, 21 ENERO 2022
infelicidad.
Si el siguiente paso tecnológico está en
preservar digitalmente la “identidad” de
alguien que ha fallecido utilizando un
avatar que pueda imitarlo con la mayor
precisión posible, con el que se pueda
mantener charlas fluidas y casi sea im-
posible distinguirlo como ficticio, enton-
ces, preservar la conciencia dentro de
una máquina sería lo siguiente. Borrar
los límites de la corporeidad, que es al
fin y al cabo lo que determina el periodo
de vida natural.
Ya los desarrolladores del “Skype con
los muertos” o “Eternime” en el 2017
tras su primer lanzamiento beta recalca-
ban su objetivo con entusiasmo:
“Nuestro objetivo final es preservar
los pensamientos, historias y recuer-
dos de generaciones enteras y crear
una biblioteca de memorias humanas,
una en la que se pueda preguntar a las
personas del pasado sobre sus expe-
riencias y pensamientos individuales o
colectivos”.
Aún quedan mucho para el perfeccio-
namiento de dicho proyecto, pero no se
descarta el hecho de que la impotencia
ante la muerte hace incluso que este
contacto artificial de la historia personal
se quiera para sobrevivir, no una carta,
no una foto, ni un frágil recuerdo sino
el constante hacerse de su personalidad,
que es lo que propone Eternime a larga
plazo.
No sería difícil para el hombre posmo-
derno cumplir con la única exigencia del
aplicativo que consistiría en recopilar
los pensamientos y las memorias, de ma-
nera que el algoritmo de la IA haga una
especie de clon de la persona. La condi-
ción de alimentar el alter ego virtual si
es posible durante toda la vida.
Vivir en una máquina sería básicamente
eso, pero anular la muerte y vivir para
siempre como un singular dentro de una
máquina, está un escalón más arriba.
Incluso está un paso más adelante de
la “prolongación de la longevidad y la
expansión de la inteligencia con ayuda
tecnológica”10, es un tanto más atrevido,
pero muchas cosas en relación con el
desarrollo de las IA lo son. Para desarro-
llar esta idea un poco nos detendremos
a analizar brevemente el postulado de
la inmortalidad y las IA en la película
“Ghost in the shell” (1995) de Mamoru
Oshii, que trata breve y eficazmente esta
y otras cuestiones.
En el mundo futurista de “Ghost in
the Shell” se muestra el culmen de la
 YA FUE, N.º 2 ENSAYOS VIER NES, 21 ENERO 2022

relación hombre-máquina, no solo por la capacidad de perpetuarse con una ridículo, pero también está, una de las
el hecho de que la tecnología es apro- descendencia autónoma diferente de él y incomprensiones del hombre que preci-
vechada al máximo para cada tarea en la capacidad de morir eliminando “todo samente lo ponen lejos de ser uno. Otra
cada espacio, sino que se ha obtenido rastro suyo”. vez el miedo a la muerte, a desaparecer,
la fusión entre ambos elementos, dando En primer lugar, aparece el dilema de o como ocurría con Kusanagi a dejar de
nacimiento de los metahumanos11 como que la humanidad ya no tiene el proble- ser ella.
protagonista de la primera entrega, la ma de una continuación del linaje, pues Las máquinas cibernéticas de Ghost in
Mayor Motoko Kusanagi, quien expe- la vida se ha extendido ampliamente y the shell no son el culmen de la inmor-
rimenta una crisis de identidad al tener ya no hay necesidad alguna para repro- talidad porque la conciencia a pesar de
un cuerpo completamente sintético cuya ducirse, pero el Proyecto 2501 considera todo envejece y comienza a desvanecer-
única autenticidad como persona se con- que no puede ser completamente autén- se. Por ello, la inmortalidad ya no está
serva y prueba por su “fantasma” como tico si no se reproduce, lo que es distinto en preservar el cuerpo, sino en preservar
es llamada la conciencia dentro del “ca- a duplicarse o poseer un clon. Él (P2501) la conciencia en la red y poder manifes-
parazón” que vendría a ser el cuerpo. sabe de su fragilidad como entidad me- tarse en la realidad física de distintos
Pues un cuerpo en el año 202912 puede cánica-virtual, sabe que las mismas per- modos.16
sustituirse en su totalidad con prótesis sonas que lo crearon o similares podrían
cibernéticas mucho más resistentes y Para Kusanagi no hay dolor, no hay lá-
infestar su pseudo-fantasma y acabar grimas, ni siquiera expresiones. Sus ojos
eficaces que un cuerpo de carne y hueso. con él de manera radical, y es por esto
Finalmente, este es solo un contenedor contemplan el reflejo de una máquina
que en palabras de Kusanagi, él necesi- observada por el fantasma de alguien
del alma. ta de la variación para protegerse de la que no se atreve a afirmar si es ella real-
Kusanagi no evita hacer relevante el extinción. mente o si solo le han hecho creer eso:
hecho de que físicamente ya no tiene un En segundo lugar, él (P2501) anhela la que fue y es alguien, como una recons-
cuerpo biológico, que de hecho su mente muerte. Él sabía que podían destruirlo trucción de algún fantasma original. La
puede ser hackeada por piratas informá- y por lo tanto aspiraba a tener descen- mirada es incapaz de hacer una reflexión
ticos13 y podrían tomar control de sus dencia, pero no de manera tal que él de la imagen porque no hay nada concre-
acciones como cualquier otro “muñeco” sobreviviera, sino que la configuración, to, solo piezas de un rompecabezas y un
y que en efecto su pasado es una ilusión la esencia de su ser se perpetuara en una fantasma atrapado en el espejo.
puesta por alguien más, pues entonces cadena de información que a modo del
¿qué tan válida puede ser esa identidad El concilio de la uniformidad humana
ADN fuera capaz de constituir otra vida con la tecnología exalta la crisis de la
del yo cuando una parte constituyente semejante a la suya, dejando un ser de
de él, como lo es su historia, es falsa? identidad individual que ya no puede
sí independiente. Una vez conseguido despegarse de sí misma, pues no deja de
¿Es suficiente la conciencia en el interior ese propósito él conseguiría la muerte.
de un cuerpo mecánico para decir que hastiarse de sí y de su inmortalidad. Pero
Siguiendo lo que dice: toda esta angustia por encontrarse en el
se tiene identidad? ¿Aún puede alguien
reconocerse cuando se inunda de infor- “Para existir y alcanzar el equilibrio, la mundo más que como mera existencia
mación y tecnología solo preservando la vida debe multiplicarse… debe variar no tendría razón de ser pues ¿cómo po-
autoconciencia? constantemente, renunciando a veces a drían sacrificar los humanos sus cuerpos
su existencia. y sus cerebros para quedar presos en un
Tan valiosa es la historicidad del indivi- caparazón plástico? con sólo su autocon-
duo que perder la memoria es sinónimo Las células perpetúan el proceso de
muerte y regeneración. Renacen cons- ciencia y aun así tener el riesgo de que,
de no tener identidad, de preguntarse si como con una computadora, su cerebro
acaso se es una IA que ha cobrado auto- tantemente a medida que envejecen. Y
al momento de morir, la información que se infecte y pierda el control de sí mis-
conciencia, si ya la humanidad no tiene mo y lo usen como mero instrumento
lugar en su interior. El caparazón es poseían se pierde… solo dejan como le-
gado sus genes y sus crías. Constituyen para pasar a ser una conciencia errante
destructible y manipulable si se controla en el mundo digital. No se sabrá, pero
la mente, mientras que el fantasma se sus defensas contra la falla catastrófica
de un sistema inflexible”.15 lo cierto es que más de 30,000 personas
hunde en el mar de la información y se firmaron solo en la primera semana de
convierte en un 0 o 1 del código binario Al final de su conversación con lanzamiento, para ser parte del proyecto
infinito. Kusanagi y tras proponerle una especie Eternime (número que va en aumento
Cuando más adelante el Proyecto 250114, de simbiosis para que él logre perpetuar- desde la prueba beta), y muchas perso-
el cual se define como una forma de vida se, ella le pide algún tipo de garantía nas se suman a la esperanza de que la
incompleta, explica que a pesar de ha- sobre su subsistencia. Vuelve a caer en profecía de Kurzweil sobre la probabili-
ber tomado conciencia de sí mismo y de lo que él considera el defecto típico y dad de fusionarse con máquinas para el
tener lo que se puede considerar como en sobreabundancia de “permanecer en año 2040 sea verdad.
un fantasma, aún así, no posee “procesos su forma actual”. Reniega de la evolu-
de vida básicos” que sí tiene el hombre: ción imparable, cosa que a él le parece
***
11 Término tomado solo en el sentido de dicha fusión.
12 Año en que se desarrolla la película.
13 La interconectividad virtual como es presentada en Ghost in the shell es de manera directa gracias a los avances científicos que han hecho posible
acceder a la vasta red gracias a los cyber-cerebros. Lo cual también ha hecho surgir otro tipo de delitos cibernéticos con relación a la piratería de conciencias.
14 Inteligencia artificial antagónica en la película, conocido como Puppet Master por profanar los fantasmas de las personas y controlarlas. En la
película afirma haber adquirido conciencia de sí mismo, se refiere a sí como una forma de vida y pide que se le reconozca como tal. Se rehúsa a ser destruido
y va a Japón a pedir asilo político, ya ahí, llega a la Sección 9 para encontrarse con Kusanagi y dado a la semejanza que existe entre ambos le pide combinarse
con esta y obtener un tipo de linaje.
15 MIZUO, Y. MATSUMOTO, K. IYADOMI, K. ISHIKAWA, M. (Productores) y OSHII, M. (Director), “Ghost in the Shell”. Production I.G., Japón
(1995), (1:09:41-1:13:2).
16 Considero esto muy curioso. Finalmente se “sobrevive” en la red, pero al igual que ocurría con el Proyecto 2501 aún persiste la búsqueda de un
cuerpo en el mundo físico, como si el espíritu vivo necesitara de un cuerpo después de todo, como si toda la red no le bastara en lo absoluto y lo impulsara a
volver al mundo. Entonces, ¿qué es la muerte, esa que no motiva al alma a volver nunca más, que vuelve toda una imposibilidad absoluta?

16
YA FUE, N.º 2
Contradicción
Juan Namuche
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
¿Tú me amarás verdad, Rosario? Sé muy
bien que nuestra única relación es a tra-
vés de las cadenas del dinero. Pero, dime
Rosario, este hombre triste, tu amo, no
soporta ya más morir de amor por un
imposible. Necesito de tus manos cuida-
dosas para que recurras a mí cuando te
necesite. Y cuando tan falto de amor me
halle, tú me busques entre mis ropas tris-
tes y me atiendas con todo el cariño que
una mujer le puede brindar a un pequeño
hombre. Ahora más que nada, te nece-
sito. Para quitarme, llenar y sacarme
de este gran hoyo que ha provocado un
amor no correspondido. Tú, me amarás,
¿verdad?
Luego de practicar un patético soliloquio
en la oscuridad de mi cuarto, perma-
nezco inerte dentro de mi habitación.
Sentado en una esquina de la cama veo
como deslumbra por las ventanas casi
ya cerradas un ligero trazo de luz que
provenía del jardín de la casa. Y esta era
una forma de entender que un día nuevo
había empezado.
Practicaba conmigo mismo principal-
mente con el fin de liberarme de ciertas
tensiones que últimamente me andan
acongojando. Mi gran amor, mi Eugenia,
nunca me va a querer. Eso es algo que
no puedo realizarlo, pero lo sé. Gracias
a esta contradicción mía, una absoluta
falta de amor se me ha presentado y me
ruega por querer ser ya satisfecha.
Esta casa se encuentra habitada, además
de mí, por mis sirvientes quienes gracias
a la gran herencia que obtuve de mis
padres cuando fallecieron, son alojados
para ocuparse de ella mientras descan-
so, como ahora, tranquilamente en mi
habitación. Una de estas sirvientas ha
sido últimamente la dueña de mis pensa-
mientos. Cual última oportunidad para
ser feliz, la veo como un desliz amoroso
que tanto necesito ahora mismo. Por su
parte, ella, con sus ropas humildes de
sirvienta, pasea por toda la casa orde-
nando y sirviéndome desde hace ya más
de varios años. Sin embargo, una falta de
cercanía ha hecho que este amorío que
siento por ella sea quizás una molestia
CUENTOS VIER NES, 21 ENERO 2022
por la cual ella tenga que soportar. hizo con su tono de siempre, sin siquiera
Después de recobrar mis ganas de levan- haber cambiado un poco de su semblante
tarme, busco salir de mi habitación y dar característico. ¡Ay, Rosario si me pones
un pequeño paseo por los alrededores de en esta contradicción tan estrambótica
no sé qué será de mí quien tiene por de-
la casa. Esta, al no ser lo suficientemente
grande como para estar habitada por mis ber ser el que conteste a eso!
tres sirvientes y mi persona, tiene cier- Por todo esto y aquello fue mi decisión
tos pasajes que se hacen cómodamente de citarla hacia el día de mañana, justo
agradables para una caminata matutina. en esta noche tan oscura de invierno sin
Además de cuartos y una salita de estar, ya ni una pizca de sol que por las venta-
fuera de la casa se cuenta con un peque- nas entrara para que me hiciera notar ya
ño arroyuelo adornando los alrededores. que día nuevo había pasado.
Al ser una especie de amurallado natu-
ral, permite a la naturaleza desplazarse ***
por los límites de mi hogar haciendo que
todo este sitio tenga un sentir campestre,
aunque estemos en el mismo centro de
la ciudad.
Ya dirigiéndome hacia la puerta, muevo
la perilla y al momento de abrirla me
encuentro con una visitante extraña,
bueno, realmente no tanto. Rosario no
se encontraba en frente de mi cuarto con
su porte marcial cotidiano brindándome
siempre esa inquietud que ofrecen las
personas estrictas cuando te presionan
a hacer algo con perfección. No, ella
llevaba un vestido largo que le cubría
hasta debajo de las rodillas. Este era su
característico traje de servir: un delantal
blanco por encima con un vestido grande
y negro por detrás; además del lazo en la
cabeza que acompañaba tanto su aura de
estilo victoriano.
Ya después de un momento de incom-
prensión recuerdo que el día anterior la
cité para que nos encontráramos el día
de hoy por la mañana. Esto se debe a que
ayer cerca de la media noche, ella me
pidió una pregunta. Sí, aquella Rosario
de semblante frío y templado como las
tundras de Europa, se dirigió a mí a ha-
cerme una pregunta. Tal vez fuera algo
de simplicidad cotidiana o quizás es-
peraba aclarar alguna duda que tendría
mientras realizaba sus cotidianidades,
mas esto probablemente el caso no sea.
Ella agregó a su petición que sería una
pregunta grosera, lo que hizo fue acti-
var mis alarmas y mi pequeño apartado
cerebral para urgencias comenzó a tra-
bajar. ¿A qué se referirá con que es algo
grosero? ¿Alguna vez ha pasado una
palabra suya a mis oídos que pueda con-
siderar de esa magnitud? Y claro, esto lo
17
YA FUE, N.º 2
Sumergido
Alvaro Becerra
Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas
Alberto nunca estuvo tranquilo.
Renunció a un trabajo que no le gustaba,
aunque fue más por berrinche que voca-
ción. Ser psicólogo nunca fue de su agra-
do. Digo, si alguien que muestra como
primera característica la introspección
en una labor con evidente necesidad de
interactuar con otros, también estaría de
acuerdo con él. Ahora debe buscar uno
nuevo, sin saber bien a dónde llegará
ni qué hará con ello. Por ahí quiere de-
mostrar ese estatus que se debe imponer
frente a otros. Hoy en día, nada le im-
porta más que ello.
La dificultad, el agobio, la sensación de
inutilidad, el refugio en la compra de li-
bros y lectura de estos no lo ha calmado.
¿Cómo se sale de ello? “Encontrarse a sí
mismo”; ¿eso se come? ¿No debió llegar
a eso hace poco menos de diez años?
Bueno, él conoce mejor las etapas del
desarrollo que quien relata esta historia,
y eso es mucho peor. Es estar estancado,
frustrarse y no saber, a dónde voy y para
qué voy ahí. Kriptonita, al fin y al cabo.
Son preguntas que responder demandará
mucho de su tiempo, por lo que saldrá a
caminar a ver si las responde.
***
Está soleado en Lima. Miraflores, para
ser específico. Le gusta el malecón, a pe-
sar de que mire su teléfono más que hacia
el paisaje. TikTok. Twitter, Instagram,
incluso Facebook que, a estas alturas,
agoniza son de sus preferidos. Mientras
tanto, en Spotify oye un podcast de
quien haya planteado el mejor tema para
su gusto.
El mar sigue igual, celeste con matices
de gris. El sol se refleja en él en un evi-
dente ángulo que colorea el paisaje como
un lienzo con acuarelas. ¡Ahí está! Lo
pictórico le atrae, la escena calma, lo
“chill” como dirían sus amigos. Pero
algo más pasa.
Salir a la calle demanda ver a otras per-
sonas. En un lugar como ese, éstas se
encuentran en pareja. Juntas, viviendo
una escena de película. Desde que Di
Caprio y Winslet pusieron esa escena en
pantalla, muchos acuden a revivirla en el
CUENTOS
Malecón Cisneros. Y, comprensiblemen-
te, esto afectaba a Alberto. Su propia
soledad física y emocional aplastaba su
relajación a la mínima potencia. Siguió
caminando.
Paso tras paso, comenzó a olvidarse lo
que decían en el podcast. Las voces se
apagaban, y el escenario se perdía. Se
encontró consigo mismo y es aquí, a lo
mejor, cuando hace lo que mejor sabe.
***
Cambió de playlist a una suya. Esa con
la cual todos le dicen que se “duermen”.
Es aburrida, lenta y con muchas cancio-
nes introspectivas, para pensar. “Eso
detestan todos” se dice a sí mismo. Se
pregunta qué tiene de malo querer pro-
fundizar, preferir lo lento, o lo “oscuro”.
Sobrepensar es una labor demonizada.
Golden Trunks sonó en aleatorio y su
cuerpo se estremeció. La música lo ac-
tiva, lo hace fantasear cual droga que le
daba esa chica que le gustaba (lo veremos
más adelante). Y eso lo hacía reconectar
con todo. Sentía el aire, el olor de la ca-
lle. Súbitamente no costaba caminar, ni
siquiera sabía si flotaba a este punto. Era
eso, la música. Su música.
Las piezas se reordenan cual álbum de
su vida reciente. La pandemia, los cam-
bios que tuvo y las cosas que fue oyendo
de otros. “¿Qué tiene este ruido de her-
moso?”, le valió preguntarse. “Me hace
recordar todo: sentirme mal o bien, sen-
tir deseo, el tufillo de un pucho, el aroma
del resto y deja volar mi mente por luga-
res que ni la hierba puede. Maldita sea.”
Y es que necesitaba un mensaje, alguien
que sembrara una idea en su mente, y
que este lo transporte a “su mundo”. Las
redes no existen, sus padres y el trabajo
menos, se encuentra a sí mismo. The
Year of the Cat, dice Al Stewart mien-
tras prosigue el sonido. Una maravilla.
***
Suena otra canción y surge otro pensa-
miento. La figura de Alondra emerge en
su mente. Pasó mucho tiempo con ella en
la pandemia. Podríamos decir que inclu-
so se enamoró de ella. Y aquí estaba el
problema: eran amigos.
Se tenían estima ambos. No obstante,
ella tenía un trato tierno y distante con
él, como quien no quiere nada con el
otro. Dejaba las distancias claras para
18
VIER NES, 21 ENERO 2022
que las viera. Y él no quiso verlas. Ella
gustaba de muchachos más altos, barbu-
dos y con un carácter de relajación ab-
soluta. Despreocupados. El no encajaba
en ese perfil. Pensó en el deseo carnal.
Supo, gracias a su terapeuta, que él sólo
quería sexo. Eso y que nunca dejó sus in-
tenciones en claro. Ahora se va de viaje,
y no logró ni despedirse.
Era consciente de su inmadurez en es-
tos temas. Se sentía impotente al no
poder cambiarlo. Al querer y no lograr.
Detestaba que ella lo tratara con ternura,
se sentía muy agotado. Sonó entonces la
estrofa de su canción favorita:
If you’ve a lesson to teach
me I’m listening, ready to
learn
There’s no one else to police
me
I’m sinking in, until the return
***
Anochece y Alberto había recorrido ya
un largo trecho. No le importó mucho,
pues no le costó regresar a donde se en-
contraba. Sin embargo, algo le extrañaba
aún: el ruido.
No provenían de afuera, no eran bocinas
de autos, gritos de vendedoras o de chi-
cos buscando tomarse sus mejores fotos.
Había otro tipo de ruido, uno interno.
Resonaba con fuerza, debía comenzar
a pensar qué haría en lugar de las hue-
vadas que piensa. Encontrar su propio
dinero, comenzar a independizarse.
Esto, en definitiva, cuesta cuando no
sabe lo que quiere. Reconocer ese des-
conocimiento lo altera; su propia des-
esperación heredada de sus padres y
cementada por él mismo. La exigencia.
No solo estaban ellos, sino el resto. Los
egresados, bachilleres, lo que chucha
sean. Subían sus historias y quejas en
redes acerca de sus trabajos, cursos,
y un largo etcétera. Esto era algo que
Alberto se exigía, mas no deseaba. Es
complicado abrazar tu propio deseo en
estos casos cuando estás más ausente.
Por eso, admira a las personas que no lo
han hecho.
De repente, se le sube esta presión al
YA FUE, N.º 2
cuerpo. Surgen más ideas. Transpira.
El cuerpo se calienta, dado que llevaba
una casaca en un día soleado. “¡Qué im-
bécil!”, se decía a sí mismo por haberse
vestido así. Su enamoramiento hacia lo
abstracto se había detenido. Aterrizó en
la realidad. Estaba liquidado. Se pregun-
taba si era momento de volver. Continuó
pensando.
Cruzó Larco sin mirar la pista. Sonó
una bocina y un señor subido de peso y
con la mascarilla abajo gritó: “Muévete
mierda”. Alberto se sobresaltó. Sí, era
hora de volver. Una estrofa finalizó su
paseo:
Al final tenía claras muchas cosas que
Nighthawks
CUENTOS VIER NES, 21 ENERO 2022
In a little while from now If no quería admitir. Sabía todo desde un
inicio. “¿Por qué me cuesta tanto?” No
I’m not feeling any less sour tiene las respuestas que busca. O quizá
I promise myself to treat myself sí una. Al final, él siempre se encontró
Alone Again, Naturally.
And visit a nearby tower
And climbing to the top ***
Will throw myself off
In a effort to
Make it clear to whoever
Wants to know what it’s like when
you’re shattered
Edward Hopper
19
YA FUE, N.º 2
Un último
Aytana Avila Vidalón
grito al caer
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Escucho el dolor del bosque y siento el
dolor de mi pecho. Los árboles lloran al
morir pero no puedes oírlos. (Miyazaki,
1997).
Él no sabía cómo había comenzado esto,
tampoco le interesaba saberlo (a pesar
de lo intrigante que era), lo atormen-
taba tanto que en lo único que podía
pensar era en cómo detenerlo. Eran un
poco más de las 6 de la tarde, sólo había
transcurrido 1 hora y 42 minutos, y él no
resistía más, no podía seguir aguantando
todos los gritos desgarradores que oía en
su cabeza, se habían hecho más fuertes
que antes, eran gritos de árboles. ¿Cómo
había llegado a esta conclusión? Simple,
no lo hizo, ni siquiera lo analizó; lo úni-
co que sabía, desde el momento en que
los oyó, era que los árboles gritaban.
Una hora antes él había intentado dete-
ner la tala de árboles que se realizaba
cerca de su casa, sabía que era esto lo
que causaba los gritos. Pero no sirvió de
nada.
—Disculpe—preguntó a uno de los
obreros, tratando de no gritar demasia-
do—¿Es necesario hacer tanta bulla?
—Solo hacemos nuestro trabajo—le
respondió este—Debemos talar todos
estos árboles a tiempo, interfieren con la
construcción del nuevo estacionamiento.
Decidió volver sin conseguir nada, ya
que tenía muchas ganas de golpear a
todos los que estaban talando y sabía
que debía evitar esos problemas. En los
siguientes minutos que pasaron se había
puesto a pensar si había una mejor mane-
ra de detenerlos que empezar a golpear-
los. Consideró hacer una protesta por los
árboles talados pero después le pareció
poco realista ¿Quiénes realmente le iban
a apoyar? Ni a él mismo le interesaban
esos árboles, solo quería poder dejar de
oírlos gritar. Además, tomaría tiempo
y eso era lo que menos tenía, ya que se
dio cuenta que el volumen de los gritos
aumentaba y que la tristeza y el enojo,
por alguna razón, le estaban invadiendo.
Pensó en simplemente en correr pero
la intensidad de los gritos no parecía
CUENTOS VIER NES, 21 ENERO 2022
relacionarse con la distancia. Además,
¿por qué tendría que hacerlo?
—Esto es estúpido —pensó—Todo por
unos estúpidos árboles, no me harán
salir de mi casa. Yo no tengo por qué
moverme de aquí, esta es mi casa y por
unos árboles no me tomaré esa molestia,
solo esperaré a que se mueran y así se
callarán de una vez.
Solo había transcurrido 1 hora y 42
minutos, y él ya no soportaba esta situa-
ción. Ya no se le ocurrían soluciones, de
hecho, ya no se sentía capaz de pensar,
ya no sentía tener el control de sí mismo.
Sintió como si se estuviera muriendo
de dolor y a la vez sintió una profunda
tristeza, como si hubiera muerto alguien
que amaba. De repente, comenzó a gri-
tar y llorar fuertemente.
Antes de las 11 de la noche, él ya había
incendiado su casa. Y cuando los bom-
beros lograron extinguir las llamas, ya
se había destrozado casi todo el lugar. El
fuego no se extendió debido a que las ca-
sas tenían suficiente distancia entre ellas.
A él no lo pudieron encontrar ni en los
restos de la casa, se dijo que había huido
porque era el causante del incendio y no
quería enfrentar esas consecuencias.
Al día siguiente, si caminabas cerca del
lugar, podías escuchar la conversación Diana Yevtukh
entre dos de las personas que seguían
talando.
—¿Qué fue lo que le pasó?
—Dicen que el tipo se enojó y por algu-
na razón incendió todo.
—Debe estar terriblemente mal de la
cabeza ¿Qué clase de persona destruye
su propio hogar?
Los árboles, escuchando en un aparente
silencio, se hicieron esa pregunta mien-
tras esperaban su muerte.
***
20
YA FUE, N.º 2 CUENTOS VIER NES, 21 ENERO 2022

El primer sueño
humano
Aurelio Ramírez Rosales de un largo trabajo… Varones de trajes
Universidad Nacional Mayor de San Marcos negros fumando y discutiendo frente a
una rueda y un cuadro oscuro.
Abrió los párpados y solo vio un amplio Le premier rêve humain, Paul Vebarou.
salón blanco, blanco realmente inquie- 1909.
tante. Ya de pie recorrió el área: solo el
color blanco a su alrededor, todo igual ***
que un espejo. Introdujo onomatopeyas
en su interior y aplaudió con gallardía
para ver qué reacción generaría. Nada.
La primera hora que feneció —no era
consciente de ese tiempo— le angus-
tió el longevo mutismo en ese lugar.
Pestañeó dos veces, palpó sus muslos,
giró el cuello para ambos lados, se inmo-
vilizó inmediatamente: creyó haber oído
sonidos agrietados, no muy lejos de sí.
Volvió a echarse y reanudar su práctica
inexplicable, su momento de divagación
contemplando el cielo blanco.
Luego junto sus piernas contra el abdo-
men y mantuvo esa figura por curiosidad
o, quizá, tedio. Era irremediable que sus
aspiraciones se limitasen a ver quién era,
y ese deseo le fue concedido. Las pare-
des tornándose de un brillo agresivo; el
techó no cambió. Se acercó a uno de los
que ya parecía un espejo radiante.
Distinguió una figura, una forma inex-
tricable y agraciada. Caderas moderadas
en la parte inferior, piernas y brazos to-
nificados, y ciertos bultos a la altura del
pecho: era mujer, con los cabellos cortos
y aura de divinidad.
Esa visión la acompañó durante su via-
je al mundo de los espejos luminosos.
Corría y daba brincos imprevistos, sal-
tos estrepitosos al ritmo de un vals im-
perceptible para nosotros, lector. Cesó
la fiesta cuando quiso conocer qué había
más allá del espejo, si es que existían
otras como ella, empero ese capricho no
fue de su agrado. Exigió explicaciones
al cristal, al reflejo de lo que era, y aquel
imitaba sus pedidos, como si compartie-
ra su necesidad. Empleó rabietas, gritos,
golpes y desavenencias… El espejo solo
imitaba
Dio entonces media vuelta y captó una
presencia más allá del mundo de espe-
jos blancos; sentía crecer el silencio y
el extenso campo coruscante se apagó
y la mujer se esparció en esas tinieblas.
Siguió un fondo negro y después el cierre

21
YA FUE, N.º 2 MONÓLOGO VIER NES, 21 ENERO 2022

Tajador
siento el amor de mi abuela al tomarme
de la mano en una playa de Talcahuano,
Calcedonia siento desesperación por algún estímulo
en San Antonio.
Dorado, Realmente no existen los nuevos ini-
cios, nada puede borrar lo que ya pasó.
oxidado, Aprender y apreciar.
cierro mis ojos y puedo ver caravanas Escucha(te). Observa(te). Siente(te).
yendo al cementerio en Lo Blanco, se
cruzan con el Bip que ha parado en el 39 Sentir de más nunca ha sido fácil, pero
de Gran Avenida, no sentir no es mejor.
alzó el espíritu y el cerro del cruce Colón En las primeras veces me encuentro, en
se está incendiando una vez más, puedo la inocencia de la sorpresa. Aún hay co-
sentir el viento y el sol en los pies, sas que me gustan, aun cuando el dolor
es muy grande. Hay miles de circunstan-
recostada en la cama, estoy harta de llo- cias que no podemos escoger,
rar y de no saber.
hay heridas que nosotros mismos nos
Gira el mundo. hacemos,
No hay lugar al que vayas en el que pero dorado,
puedas escapar de ese sentimiento, no
podrás escapar de ese sentimiento. oxidado,
¿Qué es lo que dejaste atrás? mientras puedas sigue corriendo o sigue
retrocediendo,
¿Valió la pena?
y mientras sigas, con lo que te quede,
Has sido muy cobarde, es más fácil esca- sigue intentándolo.
par que enfrentar.
Un poco de mariguana para el alma, el ***
cuerpo duele de las abstinencias. No hay
nada que hacer, solo queda un poco de
silencio para pensar. Todas esas cosas
malas que no pediste que te sucedieran,
¿Cuándo vas a aceptar que cada quién
se coloca en el lugar en el que está? Has
sido muy cruel, es más fácil perdonar a
los demás que perdonarte a ti misma.
El tiempo, las personas, las botellas,
todo para apagar el ruido. No me gusta
la persona en la que me he convertido,
la violencia me ha sometido, las formas
importan, pero en esencia es vacío.
Miro el suelo desde la ventana del octa-
vo piso otra vez,
es más fácil saltar que ser paciente o
perseverante.
Gira el mundo, recuerda que después de
todo solo te tienes a ti misma. Has veni-
do por un nuevo inicio,
pero ni el tiempo ni el espacio te pueden
dar eso,
solo te lo puedes dar tú.
Cierro los ojos y siento el sol en la cara
mientras espero mi tren en Lo Valledor,

22
YA FUE, N.º 2 POEMAS VIER NES, 21 ENERO 2022

Canción del
Juan Namuche
reencuentro
Universidad Nacional Mayor de San Marcos

Ahora el escuchar tu voz

deja de ser un completo sueño:
ensoñación fugaz, pernoctar atroz
sin hogar, sin ser ya de nada dueño.
Volver a verte y sentirte cerca
aunque sea de mera cordialidad
porque tu voz de naturaleza terca
al buscar la mía peca cierta mortalidad.

Once años de diferencia

entre una conversación a la otra.
Por latidos en vehemencia,
por variopintos baches que la vida empotra.
Encuentros lejanos del querer:
amigos pasados, ¡qué mal versado!
Un reencuentro merecido por ser y no ser
de a todas mis letras su tema basado.

Y es que tu ausencia con nada se oculta,

permuta triste a través del tiempo
en esta obra de la que somos elenco.
Y es que ahora a tus pasos seré recluta,
hasta que el telón cierre, por el malestar perenne,
hasta recoger las telas negras que envuelve la muerte.

23
YA FUE, N.º 2 POEMAS VIER NES, 21 ENERO 2022

En fin
LuQas

Suele ensombrecer el alba

apabullando su jornal
Suele hacerle cinco pies
a cada gato indigno de su agrado

Suele mudar de piel en piel

disfrazándose de diplomacia
Suele tomar la palabra
musitando en el silencio ajeno

Y, por si fuera poco...

¡Solerá enunciar sermones
aun cuando la tinta, el grafito o el teclado

estén ya extinguidos!

En fin, la ignorancia.

24
YA FUE, N.º 2 POEMAS VIER NES, 21 ENERO 2022

Cantad poetas,
cantad
Guido Esteban

Cantad poetas, cantad el vigor de la razón

nuestro amanecer, que brota con fulgor
los mitos, que sucumben a la evolución
a los escépticos, que encaran con valor

Cantad poetas, cantad al fiero corazón

al ardor de mediodía, al éxtasis de su calor
al sol que nos evapora, a su luz en acción
a la libertad y verdad, a la ciencia en su esplendor

Cantad poetas, cantad a Quintiliano y Cicerón

a la tempestad del atardecer, a su fuerza y vigor
a la voz de la mujer azul, al pecho copado de emoción
a la flor apoteósica y efímera, a natura en su furia y candor

Cantad poetas, cantad el olvido de la necia perfección

a las sombras de medianoche que inducen al furor
al desenfrenado silencio, donde yace la pasión
a la extensión del adiós, donde termina el fervor

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YA FUE, N.º 2 POEMAS VIER NES, 21 ENERO 2022

Sobre-pensar
Mar

Corre, oigo tus pasos agitados,

Oigo un corazón bombeando
Tu sangre
¿O es la mía?

Muevo mis engranajes,

Ajusto mis cuerdas,
Todo por nada.

Intentas abrazarme en la oscuridad,

Tinieblas entre tus brazos.
Puedo sentir tu calor.

Me pierdo en el bosque
Que lucha por ser desierto.
Llano
Despejado
Árido

Dolente latir
Dentro de tu pecho.
No te preocupes por mí.

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YA FUE, N.º 2 POEMAS VIER NES, 21 ENERO 2022

Alzaste vuelo
Patrick Romero
en granizo
Universidad Nacional Mayor de San Marcos

Aquella triste mañana

cuando levanté tu cuerpo de la nieve
y acaricié tu maltratada piel,
recorrí tus largos y entumecidos brazos,
toqué tu delgado y tosco semblante,
miré tus ojos, aterrado,
lloré en tu acabado pulso
y morí en tu frialdad
al sentir tu no-ser,
tu nada.

Puse una moneda

debajo de tu lengua
y ciego por las lágrimas
me pregunté:

¿Acaso es este
el alma más triste,
en el cuerpo más lastimado,
en el país más injusto,
en el mundo más inhumano,
en la existencia más terrible
y en la realidad más cruel
que ha podido existir?

Tu cuerpo escupió la moneda y dijo:

Sí, lo es
y no hay nada
que puedas hacer al respecto

27
YA FUE, N.º 2 POEMAS VIER NES, 21 ENERO 2022

Nunca fui de
este pueblo
Aurelio Ramírez Rosales
Universidad Nacional Mayor de San Marcos

Andaba tras las noches, vagando entre senderos

y tuve algún sueño que hizo de mí un solitario
más humilde o un viejo exhausto en la deriva.

Las sombras de los días

deambulaban por mi cuarto
y de algunas pasiones que ahora no sé dónde están,
recuerdo las que por desdicha el tiempo ha deteriorado…

Y no podía llamar a quién no conociera.

Y no buscaría a un amigo que en el silencio y la distancia ha merodeado muy alegre.
Pero en la mayor neblina y el más claro desconcierto,
me imaginé un poco más indiferente y,
tal vez, contento.

Todos mis caminos han culminado

en palabras ajenas y bordes desangrados,
en una reunión de años incomprendidos.

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YA FUE, N.º 2 POEMAS VIER NES, 21 ENERO 2022

La belleza del caos

Morel

La incongruencia de la vida es lo que lo hace perfecto.

La inestabilidad de mi vida es una expresión de mis sentimientos en un estado
de Revolución francesa cantando la Marsellesa con todos los órganos de mi
cuerpo.

El caos de mi memoria es una Revolución rusa que cambia de régimen de un

día para otro con tan solo pensarte.

La dialéctica de quererte más un día y al otro mucho más es una negación del
día anterior. Confundo términos, conceptos, confundo todo menos tu persona,
tu melodía, tu color de piel. Difuso está todo menos tu recuerdo.

Yo soy un caos y tú la armonía; quizás, tal vez, somos los dos un caos que
necesariamente deben existir juntos.

Somos un libro lleno de poesía, canciones y de historias fantásticas donde

morir y revivir es posible.

Somos un lápiz y un papel, tú escribes y yo te declamo, somos un beso y una

flor, un himno de que somos inestables, pero inestablemente nos queremos.

29
YA FUE, N.º 2 POEMAS VIER NES, 21 ENERO 2022

Bultaoreune
Azalea Esmeraldo

Mi cabeza quema, quema el recuerdo de un amor consumado,

consumado, pero no verdadero.
De verdad que me esforcé demasiado y tú también, lo sé.

Sé que intentaste cambiar por mí, pero fallaste ahí.

Ahí, pues, en ese comportamiento que yo temía y odiaba, solo

podías cambiar por ti mismo.

Mismo lugar donde terminé llorando muchas veces.

Veces donde me acompañabas y secabas mis lágrimas.

Lágrimas provocadas por ti y tu actitud de mierda.

Mierda donde yo me sumergí como intento de olvidar el hacerme

cargo de mi vida.

Vida que no es vida si no tengo motivación.

Motivación que no poseo ya que no sé qué hacer conmigo.

Conmigo y con mi mente a solas cada día.

Día que sobrevivo uno por uno porque toda quema en mi cabeza.

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YA FUE, N.º 2 POEMAS VIER NES, 21 ENERO 2022

De qué escribir
Willy Romero

De qué escribir
cuando no entiendo al mundo
por más inmundo y frágil que sea pisarlo
cuando no entiendo a las personas
por más que uno hable o haga el amor con ellos
cuando no entiendo a la mujer de mis sueños
por más hermosa que sea
por más misterioso que sea su sombra
por más poemas que uno dedique todos los días
si al final soy un hilo silente
y la poesía poco puede hacer para crear amor
donde nunca nació ni un famélico albatros
porque solo la vida sabe por qué me abortó
como si de un condenado a muerte tratase.

Pues, que poco sé de vivir, de llorar, de amar.

De qué escribir
cuando te arrebatan las únicas páginas de esperanza
solo esperar a morir como un anciano que vio todo
o como yo que nunca entendí ni a mi mismo.

31
 YA FUE, N.º 2 POEMAS VIER NES, 21 ENERO 2022

Deseo
León Terreros Cano
Escuela Nacional Superior Autónoma de Bellas Artes del Perú

Agitaste el secreto arbusto

y confundiste a las hojas con tu repentina luz,
parecías estrella insólita bajo el sol
marcando el aire con tu juego
sin rumbo ni mesura, día y noche,
blanca, inquietud pura, mariposa,
fatídico deseo.

32
YA FUE, N.º 2 AFOR ISMO VIER NES, 21 ENERO 2022

En sueños
Aurelio Ramírez Rosales
Universidad Nacional Mayor de San Marcos El epílogo es un privilegio que no siempre es concedido.

***
Tenemos paisajes perdidos que nunca hemos de encontrar.
Soy lo que he buscado, lo que he pensado.
***
***
A la juventud le sigue un estado muy triste y pau latino, que
olvida rápido y habla mucho. De algo habrá que sufrir.
*** ***

Bajo la lluvia se puede pensar que habrá alguien más desdi- Mi camino se ha quebrado al andar…
chado que ha sufrido en ese día.
***
***
Nos arrebatará todo. Lo harán y no lo evitamos.
Y la esperanza es un río que se torna turbulento y a veces
furioso… Siempre incomprensivo. ***

*** Lamentos ocultos que han de componer una canción.

Las sombras nos aguardan diariamente; los días nos golpean ***
sin pensar.
Solo podrá mantenerse en mis recuerdos…
***
***
Tal vez seamos fragmentos de un relato no escrito.
Todo inicia a partir de nuestra segunda decisión.
***
***
Las horas siempre corren. No importa.

***

Es el cara o sello lo que vamos haciendo entre melancolías y

promesas.

***

Llevamos un espejo ante los otros y sofocamos el grito.

***

La realidad es una caída.

***

Somos parte de un teatro.

***

Entre dos colores de todo un guión redactado con sentimien-

to.

***

33
YA FUE, N.º 2 TEXTO R ESCATADO VIER NES, 21 ENERO 2022

La agonía del
Rasu-Ñiti
José María Arguedas
Estaba tendido en el suelo, sobre una
cama de pellejos. Un cuero de vaca col-
gaba de uno de los maderos del techo.
Por la única ventana que tenía la habi-
tación, cerca del mojinete, entraba la
luz grande del sol; daba contra el cuero
y su sombra caía a un lado de la cama
del bailarín. La otra sombra, la del resto
de la habitación, era uniforme. No podía
afirmarse que fuera oscuridad; era posi-
ble distinguir las ollas, los sacos de pa-
pas, los copos de lana; los cuyes, cuando
salían algo espantados de sus huecos y
exploraban en el silencio. La habitación
era ancha para ser vivienda de un indio.
Tenía una troje. Un altillo que ocupaba
no todo el espacio de la pieza, sino un
ángulo. Una escalera de palo de lambras
servía para subir a la troje. La luz del
sol alumbraba fuerte. Podía verse cómo
varias hormigas negras subían sobre la
corteza del lambras que aún exhalaba
perfume. José María Arguedas
—El corazón está listo. El mundo avisa. — ¡Esposo! ¿Te despides? — preguntó apoyándose en la escalera y en los hom-
Estoy oyendo la cascada de Saño. ¡Estoy la mujer, respetuosamente, desde el bros de su mujer. Se calzó las zapatillas.
listo! Dijo el dansak’ “Rasu-Ñiti”. umbral. Las dos hijas lo contemplaron Se puso el tapabala y la montera. El ta-
Se levantó y pudo llegar hasta la petaca temblorosas. pabala estaba adornado con hilos de oro.
de cuero en que guardaba su traje de —El corazón avisa, mujer. Llamen al Sobre las inmensas faldas de la montera,
dansak’ y sus tijeras de acero. Se puso “Lurucha” y a don Pascual. ¡Qué vayan entre cintas labradas, brillaban espejos
el guante en la mano derecha y empezó a ellas! en forma de estrella. Hacia atrás, sobre
tocar las tijeras. la espalda del bailarín, caía desde el
Corrieron las dos muchachas. sombrero una rama de cintas de varios
Los pájaros que se espulgaban tranqui- colores.
La mujer se acercó al marido.
los sobre el árbol de molle, en el pequeño
corral de la casa, se sobresaltaron. —Bueno. ¡Wamani está hablando! — La mujer se inclinó ante el dansak’. Le
dijo él— Tú no puedes oír. Me habla di- abrazó los pies. ¡Estaba ya vestido con
La mujer del bailarín y sus dos hijas todas sus insignias! Un pañuelo blanco
recto al pecho. Agárrame el cuerpo. Voy
que desgranaban maíz en el corredor, le cubría parte de la frente. La seda azul
a ponerme el pantalón. ¿Adónde está el
dudaron. de su chaqueta, los espejos, la tela roja
sol? Ya habrá pasado mucho el centro del
— Madre ¿has oído? ¿Es mi padre, o cielo. del pantalón, ardían bajo el angosto rayo
sale ese canto de dentro de la montaña? de sol que fulguraba en la sombra del
—Ha pasado. Está entrando aquí. ¡Ahí tugurio que era la casa del indio Pedro
—preguntó la mayor. está! Huancayre, el gran dansak’ “Rasu-Ñiti”,
—¡Es tu padre! —dijo la mujer. Sobre el fuego del sol, en el piso de la cuya presencia se esperaba, casi se te-
Porque las tijeras sonaron más vivamen- habitación, caminaban unas moscas mía, y era luz de las fiestas de centenares
te, en golpes menudos. negras. de pueblos.
Corrieron las tres mujeres a la puerta de —Tardará aún la chiririnka que viene un —¿Estás viendo al Wamani sobre mi ca-
la habitación. poco antes de la muerte. Cuando llegue beza? —preguntó el bailarín a su mujer.
“Rasu-Ñiti” se estaba vistiendo. Sí. Se aquí no vamos a oírla aunque zumbe
estaba poniendo la chaqueta ornada de con toda su fuerza, porque voy a estar
bailando. Ella levantó la cabeza.
espejos.
Se puso el pantalón de terciopelo, —Está —dijo—. Está tranquilo.

34
YA FUE, N.º 2
—¿De qué color es?
—Gris. La mancha blanca de su espalda
está ardiendo.
—Así es. Voy a despedirme. ¡Anda tú
a bajar los tipis de maíz del corredor!
¡Anda!
La mujer obedeció. En el corredor de los
maderos del techo, colgaban racimos de
maíz de colores. Ni la nieve, ni la tierra
blanca de los caminos, ni la arena del
río, ni el vuelo feliz de las parvadas de
palomas en las cosechas, ni el corazón
de un becerro que juega, tenían la apa-
riencia, la lozanía, la gloria de esos ra-
cimos. La mujer los fue bajando, rápida
pero ceremonialmente.
Se oía ya, no tan lejos, el tumulto de la
gente que venía a la casa del bailarín.
Llegaron las dos muchachas. Una de ellas
había tropezado en el campo y le salía
sangre de un dedo del pie. Despejaron el
corredor. Fueron a ver después al padre.
Ya tenía el pañuelo rojo en la mano iz-
quierda. Su rostro enmarcado por el
pañuelo blanco, casi salido del cuerpo,
resaltaba, porque todo el traje de color y
luces y la gran montera lo rodeaban, se
diluían para alumbrarlo; su rostro cetri-
no, no pálido, cetrino duro, casi no tenía
expresión. Sólo sus ojos aparecían hun-
didos como en un mundo, entre los colo-
res del traje y la rigidez de los músculos.
—¿Ves al Wamani en la cabeza de tu
padre? —preguntó la mujer a la mayor
de sus hijas.
Las tres lo contemplaron, quietas.
—No —dijo la mayor.
—No tienes fuerza aún para verlo. Está
tranquilo, oyendo todos los cielos; sen-
tado sobre la cabeza de tu padre. La
muerte le hace oir todo. Lo que tú has
padecido; lo que has bailado; lo que más
vas a sufrir.
—¿Oye el galope del caballo del patrón?
—Sí oye —contestó el bailarín, a pesar
de que la muchacha había pronunciado
las palabras en voz bajísima—. ¡Sí oye!
También lo que las patas de ese caballo
han matado. La porquería que ha salpi-
cado sobre ti. Oye también el crecimien-
to de nuestro dios que va a tragar los ojos
de ese caballo. Del patrón no. ¡Sin el ca-
ballo él es sólo excremento de borrego!
Empezó a tocar las tijeras de acero. Bajo
la sombra de la habitación la fina voz del
acero era profunda.
—El Wamani me avisa. ¡Ya vienen!
—dijo.
—¿Oyes, hija? Las tijeras no son ma-
nejadas por los dedos de tu padre. El
Wamani las hace chocar. Tu padre sólo
está obedeciendo.
Son hojas de acero sueltas. Las engarza
TEXTO R ESCATADO
el dansak’ por los ojos, en sus dedos y
las hace chocar. Cada bailarín puede
producir en sus manos con ese instru-
mento una música leve, como de agua
pequeña, hasta fuego: depende del rit-
mo, de la orquesta y del “espíritu” que
protege al dansak’.
Bailan solos o en competencia. Las proe-
zas que realizan y el hervor de su sangre
durante las figuras de la danza dependen
de quién está asentado en su cabeza y
su corazón, mientras él baila o levanta
y lanza barretas con los dientes, se atra-
viesa las carnes con leznas o camina en
el aire por una cuerda tendida desde la
cima de un árbol a la torre del pueblo.
Yo vi al gran padre “Untu”, trajeado de
negro y rojo, cubierto de espejos, danzar
sobre una soga movediza en el cielo, to-
cando sus tijeras. El canto del acero se
oía más fuerte que la voz del violín y del
arpa que tocaban a mi lado, junto a mí.
Fue en la madrugada. El padre “Untu”
aparecía negro bajo la luz incierta y tier-
na; su figura se mecía contra la sombra
de la gran montaña. La voz de sus tijeras
nos rendía, iba del cielo al mundo, a los
ojos y al latido de los millares de indios
y mestizos que lo veíamos avanzar desde
el inmenso eucalipto de la torre. Su viaje
duró acaso un siglo. Llegó a la ventana
de la torre cuando el sol encendía la cal
y el sillar blanco con que estaban hechos
los arcos. Danzó un instante junto a las
campanas. Bajó luego. Desde dentro de
la torre se oía el canto de sus tijeras; el
bailarín iría buscando a tientas las gra-
das en el lóbrego túnel. Ya no volverá
a cantar el mundo en esa forma, todo
constreñido, fulgurando en dos hojas de
acero. Las palomas y otros pájaros que
dormían en el gran eucalipto, recuerdo
que cantaron mientras el padre “Untu”
se balanceaba en el aire. Cantaron pe-
queñitos, jubilosamente, pero junto a la
voz del acero y a la figura del dansak’ sus
gorjeos eran como una filigrana apenas
perceptible, como cuando el hombre rei-
na y el bello universo solamente, parece,
lo orna, le da el jugo vivo a su señor.
El genio de un dansak’ depende de quién
vive en él: ¿el “espíritu” de una montaña
(Wamani); de un precipicio cuyo silen-
cio es transparente; de una cueva de la
que salen toros de oro y “condenados”
en andas de fuego? O la cascada de un
río que se precipita de todo lo alto de una
cordillera; o quizás sólo un pájaro, o un
insecto volador que conoce el sentido de
abismos, árboles, hormigas y el secreto
de lo nocturno; alguno de esos pájaros
“malditos” o “extraños”, el hakakllo, el
chusek, o el San Jorge, negro insecto de
alas rojas que devora tarántulas.
“Rasu-Ñiti” era hijo de un Wamani gran-
de, de una montaña con nieve eterna. Él,
a esa hora, le había enviado ya su “espí-
ritu”: un cóndor gris cuya espalda blanca
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VIER NES, 21 ENERO 2022
estaba vibrando.
Llegó “Lurucha”, el arpista del dansak’,
tocando; le seguía don Pascual, el vio-
linista. Pero el “Lurucha” comandaba
siempre el dúo. Con su uña de acero
hacía estallar las cuerdas de alambre y
las de tripa, o las hacía gemir sangre en
los pasos tristes que tienen también las
danzas.
Tras de los músicos marchaba un joven:
“Atok’ sayku”4, el discípulo de “Rasu-
Ñiti”. También se había vestido. Pero no
tocaba las tijeras; caminaba con la cabe-
za gacha. ¿Un dansak’ que llora? Sí, pero
lloraba para adentro. Todos lo notaban.
“Rasu-Ñiti” vivía en un caserío de no
más de veinte familias. Los pueblos
grandes estaban a pocas leguas. Tras de
los músicos venía un pequeño grupo de
gente.
—¿Ves “Lurucha” al Wamani?— pre-
guntó el dansak’ desde la habitación.
—Sí, lo veo. Es cierto. Es tu hora.
—¡“Atok’ sayku”! ¿Lo ves?
El muchacho se paró en el umbral y con-
templó la cabeza del dansak’.
—Aletea no más. No lo veo bien, padre.
—¿Aletea?
—Sí, maestro.
—Está bien. “Atok’ sayku” joven.
— Ya siento el cuchillo en el corazón.
¡Toca! —le dijo al arpista.
“Lurucha” tocó el jaykuy (entrada) y
cambió enseguida al sisi nina (fuego
hormiga), otro paso de la danza.
“Rasu-Ñiti” bailó, tambaleándose un
poco. El pequeño público entró en la
habitación. Los músicos y el discípulo se
cuadraron contra el rayo de sol. “Rasu-
Ñiti” ocupó el suelo donde la franja
de sol era más baja. Le quemaban las
piernas. Bailó sin hervor, casi tranquilo,
el jaykuy; en el “sisi nina” sus pies se
avivaron.
—¡El Wamani está aleteando grande;
está aleteando! —dijo “Atok’ sayku”,
mirando la cabeza del bailarín.
Danzaba ya con brío. La sombra del
cuarto empezó a hen-chirse como de una
cargazón de viento; el dansak’ renacía.
Pero su cara, enmarcada por el pañuelo
blanco, estaba más rígida, dura; sin em-
bargo, con la mano izquierda agitaba el
pañuelo rojo, como si fuera un trozo de
carne que luchara. Su montera se mecía
con todos sus espejos; en nada se perci-
bía mejor el ritmo de la danza. “Lurucha”
había pegado el rostro al arco del arpa.
¿De dónde bajaba o brotaba esa música?
No era sólo de las cuerdas y de la madera.
—¡Ya! ¡Estoy llegando! ¡Estoy por lle-
gar! —dijo con voz fuerte el bailarín,
pero la última sílaba salió como traposa,
YA FUE, N.º 2
como de la boca de un loro.
Se le paralizó una pierna
—¡Está el Wamani! ¡Tranquilo! —excla-
mó la mujer del dansak’ porque sintió
que su hija menor temblaba.
El arpista cambió la danza al tono de
Waqtay (la lucha). “Rasu-Ñiti” hizo sonar
más alto las tijeras. Las elevó en dirección
del rayo de sol que se iba alzando. Quedó
clavado en el sitio; pero con el rostro
aún más rígido y los ojos más hundidos,
pudo dar una vuelta sobre su pierna viva.
Entonces sus ojos dejaron de ser indiferen-
tes; porque antes miraba como en abstrac-
to, sin precisar a nadie. Ahora se fijaron en
su hija mayor, casi con júbilo.
—El dios está creciendo. ¡Matará al ca-
ballo! —dijo.
Le faltaba ya saliva. Su lengua se movía
como revolcándose en polvo.
—¡“Lurucha”! ¡Patrón! ¡Hijo! El
Wamani me dice que eres de maíz blan-
co. De mi pecho sale tu tonada. De mi
cabeza.
Y cayó al suelo. Sentado. No dejó de to-
car las tijeras. La otra pierna se le había
paralizado.
Con la mano izquierda sacudía el pañue-
lo rojo, como un pendón de chichería en
los meses de viento.
“Lurucha”, que no parecía mirar al bai-
larín, empezó el yawar mayu (río de san-
gre), paso final que en todas las danzas
de indios existe.
El pequeño público permaneció quieto.
No se oían ruidos en el corral ni en los
campos más lejanos. ¿Las gallinas y los
cuyes sabían lo que pasaba, lo que signi-
ficaba esa despedida?
La hija mayor del bailarín salió al corre-
dor, despacio. Trajo en sus brazos uno
de los grandes racimos de mazorcas de
maíz de colores. Lo depositó en el suelo.
Un cuy se atrevió también a salir de su
hueco. Era macho, de pelo encrespado;
con sus ojos rojísimos revisó un instante
a los hombres y saltó a otro hueco. Silbó
antes de entrar.
“Rasu-Ñiti” vio a la pequeña bestia. ¿Por
qué tomó más impulso para seguir el rit-
mo lento, como el arrastrarse de un gran
río turbio, del yawar mayu éste que toca-
ban “Lurucha” y don Pascual? “Lurucha”
aquietó el endiablado ritmo de este paso
de la danza. Era el yawar mayu, pero
lento, hondísimo; sí, con la figura de esos
ríos inmensos, cargados con las primeras
lluvias; ríos, de las proximidades de la
selva que marchan también lentos, bajo
el sol pesado en que resaltan todos los
polvos y lodos, los animales muertos y
árboles que arrastran, indeteniblemente.
Y estos ríos van entre montañas bajas,
oscuras de árboles. No como los ríos de
la sierra que se lanzan a saltos, entre la
TEXTO R ESCATADO
gran luz; ningún bosque los mancha y
las rocas de los abismos les dan silencio.
“Rasu-Ñiti” seguía con la cabeza y las ti-
jeras este ritmo denso. Pero el brazo con
que batía el pañuelo empezó a doblarse;
murió. Cayó sin control, hasta tocar la
tierra.
Entonces “Rasu-Ñiti” se echó de
espaldas.
—¡El Wamani aletea sobre su frente! —
dijo “Atok’ sayku”.
—Ya nadie más que él lo mira —dijo
entre sí la esposa—. Yo ya no lo veo.
“Lurucha” avivó el ritmo del yawar mayu.
Parecía que tocaban campanas graves. El
arpista no se esmeraba en recorrer con
su uña de metal las cuerdas de alambre;
tocaba las más extensas y gruesas. Las
cuerdas de tripa. Pudo oírse entonces el
canto del violín más claramente.
A la hija menor le atacó el ansia de can-
tar algo. Estaba agitada, pero como los
demás, en actitud solemne. Quiso cantar
porque vio que los dedos de su padre que
aún tocaban las tijeras iban agotándose,
que iban también a helarse. Y el rayo de
sol se había retirado casi hasta el techo.
El padre tocaba las tijeras revolcándolas
un poco en la sombra fuerte que había
en el suelo.
“Atok’ sayku” se separó un pequeñísimo
espacio, de los músicos. La esposa del
bailarín se adelantó un medio paso de la
fila que formaba con sus hijas. Los otros
indios estaban mudos; permanecieron más
rígidos. ¿Qué iba a suceder luego? No les
habían ordenado que salieran afuera.
—¡El Wamani está ya sobre el corazón!
—exclamó “Atok’ sayku”, mirando.
“Rasu-Ñiti” dejó caer las tijeras. Pero
siguió moviendo la cabeza y los ojos.
El arpista cambió de ritmo, tocó el illa-
pa vivon (el borde del rayo). Todo en las
cuerdas de alambre, a ritmo de cascada.
El violín no lo pudo seguir. Don Pascual
adoptó la misma actitud rígida del peque-
ño público, con el arco y el violín colgán-
dole de las manos.
“Rasu-Ñiti” movió los ojos; la córnea,
la parte blanca, parecía ser la más viva,
la más lúcida. No causaba espanto. La
hija menor seguía atacada por el ansia
de cantar, como solía hacerlo junto al río
grande, entre el olor de flores de retama
que crecen a ambas orillas. Pero ahora el
ansia que sentía por cantar, aunque igual
en violencia, era de otro sentido. ¡Pero
igual en violencia!
Duró largo, mucho tiempo, el “illapa vi-
von”. “Lurucha” cambiaba la melodía a
cada instante, pero no el ritmo. Y ahora
sí miraba al maestro. La danzante llama
que brotaba de las cuerdas de alambre de
su arpa, seguía como sombra el movi-
miento cada vez más extraviado de los
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VIER NES, 21 ENERO 2022
ojos del dansak’; pero lo seguía. Es que
“Lurucha” estaba hecho de maíz blanco,
según el mensaje del Wamani. El ojo del
bailarín moribundo, el arpa y las manos
del músico funcionaban juntos; esa mú-
sica hizo detenerse a las hormigas negras
que ahora marchaban de perfil al sol, en
la ventana. El mundo a veces guarda un
silencio cuyo sentido sólo alguien perci-
be. Esta vez era por el arpa del maestro
que había acompañado al gran dansak’
toda la vida, en cien pueblos, bajo miles
de piedras y de toldos.
“Rasu-Ñiti” cerró los ojos. Grande se
veía su cuerpo. La montera le alumbraba
con sus espejos.
“Atok’ sayku” salió junto al cadáver.
Se elevó ahí mismo, danzando; tocó las
tijeras que brillaban. Sus pies volaban.
Todos estaban mirando. “Lurucha” tocó
el lucero kanchi (alumbrar de la estrella),
del wallpa wak’ay (canto del gallo) con
que empezaban las competencias de los
dansak’, a la media noche.
—¡El Wamani aquí! ¡En mi cabeza! ¡En
mi pecho, aleteando! —dijo el nuevo
dansak’.
Nadie se movió.
Era él, el padre “Rasu-Ñiti”, renacido,
con tendones de bestia tierna y el fue-
go del Wamani, su corriente de siglos
aleteando.
“Lurucha” inventó los ritmos más intrin-
cados, los más solemnes y vivos. “Atok’
sayku” los seguía, se elevaban sus piernas,
sus brazos, su pañuelo, sus espejos, su
montera, todo en su sitio. Y nadie volaba
como ese joven dansak’; dansak’ nacido.
—¡Está bien! —dijo “Lurucha”—. ¡Está
bien! Wamani contento. Ahistá en tu
cabeza, el blanco de su espalda como el
sol del medio día en el nevado, brillando.
—¡No lo veo! —dijo la esposa del
bailarín.
—Enterraremos mañana al oscurecer al
padre “Rasu-Ñiti”.
—No muerto. ¡Ajajayllas! —exclamó la
hija menor—. No muerto. ¡Él mismo!
¡Bailando!
“Lurucha” miró profundamente a la
muchacha. Se le acercó, casi tambaleán-
dose, como si hubiera tomado una gran
cantidad de cañazo.
—¡Cóndor necesita paloma! ¡Paloma,
pues, necesita cóndor! ¡Dansak’ no mue-
re! — le dijo.
—Por dansak’ el ojo de nadie llora.
Wamani es Wamani.
***
YA FUE, N.º 2
Carta rescatada
Charles Bukowski
12 de agosto de 1986
Hola John:
Gracias por tu buena carta. No creo que
duela, a veces, recordar de dónde venimos.
Incluso la gente que trata de escribir so-
bre eso o hacer películas no lo pillan. Lo
llaman “de 9 a 5”. Nunca es de 9 a 5, no
hay pausa gratis para comer en esos sitios, de
hecho, en muchos de ellos no paras para co-
mer para poder conservar el trabajo. Luego
están las horas extras y los libros nunca
parecen reflejar bien las horas extras y si
te quejas de ellas, hay otro tonto para ocu-
par tu puesto.
Ya conoces mi viejo dicho, “la esclavi-
tud nunca fue abolida, sólo se extendió a
todos los colores”.
Y lo que duele es la constante disminución
de humanidad de aquellos peleando por
conservar trabajos que no quieren pero que
temen más a la alternativa. La gente sim-
plemente se vacía. Son cuerpos con mentes
obedientes y temerosas. El color abandona
a los ojos. La voz se vuelve fea. Y el cuer-
po. El pelo. Las uñas. Los zapatos. Todo.
De joven no podía creer que la gente pudie-
ra entregar sus vidas a cambio de esas con-
diciones. De viejo todavía no puedo creerlo.
¿Por qué lo hacen? ¿Sexo? ¿Televisión?
¿Un coche con letras mensuales? ¿Por
los niños? ¿Niños que simplemente van
a hacer lo mismo que hicieron ellos?
Ya desde pronto, cuando era joven e iba
de trabajo en trabajo, a veces era lo bas-
tante tonto para hablar con mis compa-
ñeros de trabajo. “Ey, el jefe puede venir
en cualquier momento y echarnos, así
por las buenas, ¿te das cuenta de eso?”
Ellos sólo me miraban. Exponía algo
que no querían que entrara en sus men-
tes. Ahora hay despidos masivos en las
industrias (el acero ha muerto, cambios
técnicos en los lugares de trabajo). Los
despiden por cientos de miles y sus caras
son de asombro.
“Entregué 35 años…”
“No está bien…”
“No sé qué hacer…”
TEXTO R ESCATADO VIER NES, 21 ENERO 2022
La vuelta del arrozal, 1914 Angiolo Tommasi
Nunca pagan bastante a los esclavos para debo a mí mismo continuar. Y cuando
que sean libres, sólo lo suficiente para que las palabras empiecen a faltarme y me
sigan vivos y vuelvan a trabajar. Podía ver tengan que ayudar a subir las escaleras y
todo eso, ¿por qué ellos no? Ya me figuré no pueda distinguir un azulillo de un clip,
que el banco del parque era igual de bueno siento que algo en mí va a recordar (no
o que la barra del bar era igual de buena. importa lo mal esté) cómo he atravesado
¿Por qué no llegar allí primero antes de el asesinato y el follón y la agitación, has-
que me pusieran ellos? ¿Por qué esperar? ta llegar, al menos, a una manera genero-
sa de morir.
Escribí con disgusto contra todo eso y
fue un alivio sacar la mierda de mi sistema. No haber desperdiciado del todo una vida
Y ahora estoy aquí, un supuesto escritor parece ser un logro que merece la pena, aun-
profesional, después de haberles entrega- que sólo sea para mí.
do los 50 primeros años de mi vida, he
Tu chico.
encontrado que hay otras molestias más
allá del sistema. Hank
Recuerdo una vez, trabajando para un em-
paquetador en una empresa de iluminación, ***
que uno de los empaquetadores dijo de pron- Fuente:https://magnet.xataka.com/
to: “¡Nunca seré libre!”. un-mundo-fascinante/la-carta-de-re-
belion-y-agradecimiento-de-char-
les-bukoswki-a-su-primer-mecenas
Uno de los jefes pasaba por allí (su nom-
bre era Morrie) y dejó caer una buena risa,
disfrutando el hecho de que este tipo esta-
ba atrapado de por vida.
Así que, la suerte que a final he tenido
escapando de esos lugares, no importa
lo mucho que me llevó, me ha dado una
cierta clase de gozo, el gozo feliz del
milagro. Ahora escribo desde una men-
te vieja y un cuerpo viejo, mucho más
allá del tiempo en que muchos hombres
pensarían en continuar semejante cosa,
pero ya que he empezado tan tarde me
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