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Pandemia y hambre/ 28
Antonio Casas
Página
Duelo Mortal/ 30
Miguel Gonzales
Fotografías por Jesús Ramos
Poesía:
Poemas
seleccionados/ 35
Sol Auréa Pérez
Página
Idilio primaveral/ 39
Sofía Salas Vilca
Página
La excepción/ 40
De izquierda a derecha:
Florencia
Sofía Salas, Stephany Cano, Sol Áurea, nuevos rostros de la poesía arequipeña.
Piedrabuena
Isamar Anzalotta
CULTURA EN EL DISCURSO POLITICO?
Arequipeño?
Empate/ 48
Sofía Bolaños La lectura se
CIEN años de
contagia, un
Luna Escarlata/ 50 padre que lee,
Stefany Cano tendrá un hijo
TRILCE
lector, lamen-
S/T / 53
tablementes los
adultos prefie-
María Ballón ren comprarse
una cerveza LAS PERSONAS MAYORES
antes que un ¿a qué hora volverán?
libro.
Revista Zentauro Una década haciendo literatura...
Revista Zentauro
Año 2022 - Número 3 Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional
Segunda edición: Setiembre 2022 del Perú
Tiraje: 200 Ejemplares Nº 2021-06417
© Lily Sánchez Diagramación:
Directora de Revista Zentauro josé Miguel Espinoza Quilla
COLABORADORES: jose.escine@gmail.com
Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni
ARTÍCULOS parte de esta revista puede reproducirse o transferirse
Edward Alvarez Yucra por ningún procedimiento electrónico ni mecánico,
Vignart Cabrera incluyendo fotocopia, grabación magnética o cual-
Ysabel Rodríguez quier almacenamiento de información y sistema de
CRÓNICA recuperación, sin permiso expreso de la editora.
Lial Quadrado
CUENTO Impreso en el Perú 2021 - Printed in Peru
Candelaria Ramales
Antonio Casas
Miguel Gonzales
POESÍA
Sol Auréa Pérez
Sofía Salas Vilca
Florencia Piedrabuena
Estefany Cano
María Ballón
Sofía Bolaños
Isamar Anzalotta
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© Zentauro Editores.
Editorial
DIEZ AÑOS HACIENDO
LITERATURA...
La pandemia ha sido negativa para muchas personas, pero también nos ha hecho
crecer, con la digitalización, por ejemplo, herramienta que hoy nos permite traspa-
sar fronteras y reducir costos, es por ello que esta edición salió en su primera edición
de forma digital y es de lectura libre, en un año donde se celebra el Bicentenario del
Perú donde muy poco en el trato de las personas a cambiado realmente, la lectura
sensibiliza aquellos corazones egoístas y nos brinda un sinfín de posibilidades, ¡que
esta lectura sirva para alimentar su espíritu! en tiempos inciertos ocasionados por
la covid – 19, donde no sabemos si mañana seguiremos vivos, porque recordemos
que todavía estamos en tiempos pos - covid.
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ARTÍCULOS
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rio hacia temas de variada índole, pero que siones que me dejaron estos poemas. En mi
suelen terminar tocando el tópico del dolor, opinión personal, no todos los poemas son
cuyo motivo recibe una connotación onto- buenos, no todos son igual de simétricos ni
lógica bastante peculiar de la existencia hu- mucho menos memorables.
mana y el cosmos. El dolor es un absoluto. Si debo ser honesto, Vallejo no es un poeta
Además, tras tomar consciencia de este, se que me cautivara o me identificara tanto
amplían las expectativas en la interpreta- como otros, pero tiene el don de estreme-
ción de los poemas; las dimensiones son cer al lector, retarlo, experimentar con las
ubérrimas, en tanto desafían el intelecto al palabras sin importar que pueda fracasar
buscar puntos de referencia. Por ello, única- en el intento. Era indispensable hacer un
mente me he dignado a hacer un esfuerzo por compartir algo sobre esta
correlato con el espíritu de la sospecha que complejidad del mismo modo: pese a po-
profesa la vanguardia de manera indirecta, der fracasar en el intento. Espero haber sido
pues sabemos que las circunstancias de los claro con el respeto hacia su obra. Solo resta
textos existentes brindan mucho más. asentir: Hay versos en la vida, tan fuertes…
Comencé advirtiendo que estas líneas solo ¡Yo no sé! Versos como los de César
son un testimonio sobre la experiencia de Vallejo, como si ante ellos la resaca de todo
visitar Trilce un siglo después de su publi- lo sufrido se empozara en el alma…
cación, una catarsis para confrontar las ten- ¡Yo no sé!
Zentauro
Rumbo a los diez años..
Literatura y otros fetiches
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ELOGIO DE LA
BUENA POESÍA
Vignart Cabrera
Hay poemas que trascienden el horizonte de la literatura y de la vida. Son pocos los
poetas que encuentran los detalles definidos de la existencia en una expresión o en un
verso. César Vallejo, es sin duda, el representante máximo de esa hazaña poética y re-
veladora, con “Los Heraldos Negros” estableció una nueva ruta para la poesía peruana,
y con “Trilce” encontró la fórmula transformadora de las letras hispanas. «Busco volvver
de golpe el golpe.
/ A su halago, enveto bolivarianas fragosidades/ a treintidós cables y sus múltiples,/
se arrequintan pelo por pelo/ soberanos belfos, los dos tomos de la Obra,/ y no vivo
entonces ausencia,/ ni al tacto».
Ahora que se conmemora los cien año de la publicación de este extraordinario libro,
es necesario hacer una relectura pero desde un enfoque analítico y sostenido por las
teorías literarias que ayudan a interpretar las técnicas narrativas y poéticas de las obras
más resaltantes de la literatura, y “Trilce” está ubicado en el Parnaso Literario dentro de
un altar perdurable.
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MEDIACIÓN A LA LECTURA
Leer desde las infancias
Ysabel Rodríguez
La lectura y el acto de leer, son dos términos estrechamente ligados. Al hablar uno de ellos,
es necesario tomar de la mano al otro. Cuando nos referimos de la lectura y por
ende del verbo “leer”, podemos inferir diversas formas de con-
ceptualización acerca de estas dos premisas que como ya lo dije
no se puede desconectar una de la otra. La lectura y el acto de
leer, son dos acepciones que en el recorrido de la historia de la
humanidad han ido cobrando la importancia en diversos con-
textos, espacios y momentos. El hombre: niño, adulto, anciano
lee en todo momento y en cualquier situación en donde se
desenvuelve.
La lectura es una necesidad obligatoria, asimismo las formas de comunicación evolucionan. Aho-
ra con la tendencia tecnológica, el celular se ha convertido en un objeto de primera necesidad y
una herramienta fundamental para la lectura: leemos los mensajes con quienes nos comunica-
mos: amigos, parientes, entorno del trabajo, del estudio, leemos anuncios de entretenimiento y de
interés social, leemos noticias, cuentas bancarias, es decir; leemos de todo y para todo.
Los infantes antes de iniciar la formación en las escuelas y aprender el proceso de decodifica-
ción para desarrollar el acto de leer, también leen; ellos ya desarrollan una lectura previa. En un
artículo que leí sobre la importancia de leer, de Paulo Freire enfatiza este tema y aborda que la
lectura tiene tres momentos. La primera es la lectura previa de las cosas de su mundo, el que está
constituido por un universo integrado por varios factores: colores, sensaciones, formas de vida,
gestos, miedos, creencias, entre otros. El segundo momento está sometido por el aprendizaje de
las palabras escritas y en el tercer momento, la lectura se prolonga en una reeelectura y reescritu-
ra del mundo. En ese sentido, el autor se opone a la lectura como un acto de mecanización o de
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memorización y enfatiza la reflexión de la lectura desde el contexto y entorno.
Me interesa este primer momento, considerando que es de vital importancia en dar mayor
énfasis a las lecturas previas al proceso de aprendizaje de la lectura, considero que es necesario
en “no minimizar a los lectores infantes” y potencializar sus habilidades de análisis y reflexión.
Por ello, la lectura desde antes del acto de leer (codificación de palabras), debe empoderarse a
través del diálogo permanente a estos nuevos lectores “infantes” que inician este maravilloso
mundo de la lectura. Crear espacios de lectura previa y no codificada, pero si entretenida
para que se generen formas de conversaciones, donde los infantes sean los protagonistas em-
poderados de las historias y así encuentren el gusto por leer desde sus gustos, experiencias y
expectativas extraídas de sus vivencias personales y contextos desarrollados.
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CRÓNICA
EL REGRESO
“C
uando me encontraba en el aeropuerto de México, enrum-
bándome a Guadalajara para su Feria del Libro, conocí a
dos editores argentinos, ellos estaban delante de mí en
la fila para ingresar al avión, uno me preguntó si tenía una base de
cargador para conectar su celular a los cargadores portátiles, luego
el otro me preguntó a qué iba a Guadalajara...”
Lial Quadrado
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Cuando me encontraba en el aeropuerto de México, enrumbándome
a Guadalajara para su Feria del Libro, conocí a dos editores argentinos, ellos
estaban delante de mí en la fila para ingresar al avión, uno me preguntó si
tenía una base de cargador para conectar su celular a los cargadores portátiles,
luego el otro me preguntó a qué iba a Guadalajara a lo que respondí:
- Voy a la feria
- Nosotros también, somos editores y vamos a comprar derechos de
autor ¿Tú eres escritora o editora?
- Ambas, conteste, soy de Arequipa – Perú
- Oh la tierra de Mario Vargas Llosa, ¿No tienes su contacto?
- No, porque él radica en España
- !Y! sí, sus derechos los debe tener Alfaguara, nosotros buscamos
autores con trayectoria y premios que los autores vendan, ya que en la edición
invertimos buen dinero que se va recuperando poco a poco, ya vamos 19
años en el mercado y no sabes lo que es Argentina en el tema cultural.
- Me gustaría conocer su Feria de Libro, ¿Cuándo se realiza?
- Es entre mayo y junio y se hará luego de dos años de pandemia
con una inflación que ha tirado la moneda al piso en nuestro país, la cultura
se muestra como la resistencia. Si bien es cierto FIL Guadalajara es la
más importante en Latinoamérica, FILBA se hace en la capital y es la más
importante en Sudamérica, le sigue Colombia. Te dejamos nuestra tarjeta si
necesitas un contacto. Y avanzá boludo que ya dijeron que podemos ingresar
al avión le dijo uno al otro.
- Sería interesante asistir a la Feria de su país, mucho gusto. Dije
antes de despedirlos y no volverlos a ver nunca más.
FIL Guadalajara fue toda una locura y entre tantas cosas que me dieron se
extravió la bendita tarjeta, al regresar a Perú, conversé con un amigo que
también es editor y ya había visitado Argentina por tierra en vista de que fue
a un Encuentro en 2013, él me comentó que los argentinos eran casi como
los europeos y que en 2022 lo habían invitado a las Jornada Profesionales
para Editores en FILBA, además le darían un stand gratis, únicamente tenía
que cubrir sus pasajes internacionales y viáticos.
Inmediatamente pensé en acompañarlos, pero luego saqué la cuenta de los
viáticos, además del pago a la niñera los días de viaje y no me salía a cuenta,
por lo que desistí.
Era diciembre del 2021 y ya estaba planeando las vacaciones
familiares de 2022, iríamos a la tierra de mi papá en Abancay, ese sería mi
viaje de des-estrés. El verano llegó más rápido de lo previsto, una amiga que
se iba a EE.UU. me pasó a uno de sus alumnos universitarios para dictarle
clases de inglés, en joven era dueño de una mina es espinar pagaba bien la
hora académica, pero había que ser puntual y cumplida, con dichas clases me
sostuve económicamente todo el verano.
En marzo ingresé a trabajar en una institución alternativa que
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enseñaba desde el arte y la empatía, se educaba desde el ejemplo, los
profesores hacían yoga por las mañanas, meditaban en la tarde, todos
eran seres espirituales y de luz, creían en el karma y las energías, ellos me
designaron a varios niños de primaria para enseñarles inglés básico, trabajaba
diez horas a la semana con un pago justo y podía dedicarme a mis hijas sin
pedir apoyo a nadie, los fines de semana eran todos para mí y eso me tenía
en armonía.
En abril la guerra en Ucrania puso en Jaque a Perú, provocando
una ola de manifestaciones, paros y bloqueos que comenzó con acciones
de grupos de transportistas por el aumento de los precios del combustible.
Mi amigo editor me llamó triste diciéndome que por la huelga no había
podido enviar sus libros a Argentina y que ya no iría a FILBA, renunciaría a
las Jornadas Profesionales y a su stand, que eran intransferibles, para esto,
mi alumno universitario de inglés me había contactado semanas antes para
que le vuelva a enseñar el siguiente semestre de su universidad, incluso
ofreció pagarme el ciclo completo, pero quería que empiece con las clases
particulares cuánto antes, ya que él era quechua-hablante.
Al tener el dinero, pensé en saldar las deudas anuales que tenía, o
llenar la alacena de la casa hasta medio año con víveres no perecibles, pero
finalmente, decidí no pensar en otros y más en mí, así que por mi mente pasó
la idea de viajar a Argentina. Me contacté con mi amiga la poeta Florencia
Piedrabuena para ver si podía ayudarme a conseguir un auditorio donde
presentar mi obra poética, a lo que ella me respondió que sí e incluso que
podía alojarme en su casa los días que fuera a Buenos Aires.
Triste pero emocionada, porque mi amigo ya no iría a FILBA y yo sí,
me enrumbé en la aventura de buscar un pasaje de avión que alcance con el
presupuesto que tenía, los pasajes habían subido así que solo pude comprar
uno de ida con una maleta pequeña, no me importaba no llevaría ropa, me
la compraría allá, lo realmente necesario eran los libros. El pasaje de regreso
equivalía a un vuelo a Europa, por lo que opté regresar en bus, mi amigo me
dijo que eran aproximadamente dos días y medio, traté de buscar por la red
algún boleto, pero no tenía DNI de Argentina, por lo que no pude adquirirlo,
en Buenos Aires le diría a Florencia que me ayudé, la ida y el hospedaje
estaban asegurados.
Los siguientes dos meses de espera fueron de suspenso, tenía miedo que
no me alcance el dinero, temor, de perder el vuelo de ida, todavía debía ir
a Lima para abordarlo, como quedarían mis hijas al cuidado de una niñera,
debía llenar la alacena para que no pasen hambre, en el trabajo estaría
de vacaciones, así que no había problema ¿por dónde regresaría? ¿Chile
o Bolivia? En determinado momento pensé en no ir, renunciar a los miles
que costó el pasaje de ida y seguir con mi vida rutinaria: levantarme hacer
el desayuno, llevar a mis hijas al colegio, ir a trabajar, regresar y servir el
almuerzo, descansar, preparar mis clases para el día siguiente, ver el noticiero,
cenar, leerle los 101 Cuentos Africanos de la autora Cecilia Granadino a mis
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niñas antes de dormir y reflexionar hasta dormirme, pero no, esa era la vida
de mi madre, una vida entregada a sus hijos sin pensar en ella, yo me había
prometido a mí misma no seguir el patrón de ella, que siempre amenazaba
con irse y nunca se fue, ni siquiera de paseo, ella falleció joven: a los 59 años.
Finalmente estaba criando a niñas independientes, nada les faltaría tenían
a su padre que vendría a verlas todos los días, para mi buena suerte en
sus escuelas a ellas también les dieron vacaciones, por lo que no habría la
preocupación de alistarlas para el colegio.
Días antes de salir de vacaciones en el trabajo una colega dijo que
cuando algo es para ti se abren todos los caminos, a la mañana siguiente
en el noticiero vocearon que la frontera de Chile se había abierto por Arica
y Tacna y las personas que viajaban vía terrestre ya podían ingresar por allí,
por un momento pensé en regresar por Chile el vuelo que había comprado
de ida tenía escala también allí, pero mi amigo me dijo que era un país caro,
mejor opta por Bolivia, aconsejó y así fue.
Organicé un recital de poesía argentina en Waminka, un café cultural
dirigido por una artista que radicó 30 años en México, antes de partir, así me
despedía de Arequipa; llegué a Lima a encontrarme con mi amiga Natalia
Roncal, quién vive cerca al aeropuerto, andaba triste porque había sufrido un
ataque de ansiedad un día anterior, recientemente había salido de la covid,
dejándola con defensas bajas y el ánimo por los pisos, porque renunció a su
trabajo, regresó a la casa de sus padres, en conclusión, estaba deprimida.
Con ella fuimos a una Feria en la Plaza de Los Olivos y conocimos
a Oriana, un ser de luz, que le regaló aceite de Moringa para su estado de
ánimo, Natalia le contó llorando que un día anterior había sufrido un ataque
de ansiedad en el transporte público, de no ser por su acompañante le
hubiese ido peor.
Oriana nos explicó que nuestro espíritu viene a este plano a evolucionar que
es difícil para todos, pero para otros más y que nos llevaremos lo aprendido
al trascender, inmediatamente recordé a mi madre y la extrañé menos, esa
misma noche soñé que Oriana era la guía espiritual de Natalia y se lo conté
antes de partir al aeropuerto.
Legué cuatro horas antes para no perder el vuelo de ida, no había
podido sacar el chek-in de Chile a Buenos Aires, así que me acerqué al
counter para pedir ayuda, la señorita que atendía me pidió mi pasaje de
regreso, le expliqué que volvería vía terrestre.
- No puede partir si no tiene, aunque sea el ticket de bus saliendo de
Argentina.
- Señorita me lo voy a comprar allá, acá no pude. Yo no me quiero
quedar de ilegal en Argentina.
- Lo siento, no puedo darle el check-in para que salga hasta que no
me muestre ese ticket, me dijo.
Con el desayuno en mano en una bolsa de papel volví al inicio de
la fila, lo primero que pensé fue en regresarme a Arequipa, luego llamé a
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Florencia y le expliqué lo que estaba pasando, a ella le había depositado 50
dólares, para ayudarla en los gastos y por la bondad de hospedarme.
- Lily, tranquila vamos a solucionar esto, dijo con voz apacible. Voy a
ingresar a la web de transportes de bus y voy a comprar un boleto a Bolivia
con el dinero que me depositaste.
- Florencia muchísimas gracias, dije aliviada.
Le mostré a la counter el código QR, que Florencia me envió a mi
correo y pude partir, 20 minutos antes de que salga el vuelo.
Florencia me recibiría con fiesta, su editorial Maldemar cumplía tres
años y festejarían con asado, un plato típico de allá. Yo viajaba sábado en la
mañana con buso, en Chile tenía escala de cuatro horas y pensaba arreglarme
allá, ponerme el vestido, los pantis, los tacos, maquillarme, ponerme las
pestañas, cepillarme el pelo, incluso pensé planchármelo, pero no sabía si en
los baños del aeropuerto tenían enchufe y de qué tipo, sobre todo.
El viaje fue pesado, en el cielo me acordé de mi madre, las personas
buenas… se van al cielo, ¿no? Yo ni siquiera era católica, solo tuve dinero
para comprarme un boleto de avión y estaba allí, donde estuviera mi madre,
sabía que estaba bien, su energía todavía no se iba de mí, por ello la seguía
extrañando mucho, los días sin ella en casa eran duros, salir me haría bien,
oxigenaría mis ideas.
En el aeropuerto de Chile, pude ver como discrimnaban a los etíopes
por su color de piel, como la comida era sobrevalorada y costaba tres veces
más de lo que se pagaba en un restaurant lujoso en Perú, cuya gastronomía
es inigualable a nivel mundial, abordé el avión y viajé al lado de una feminista,
lo sabía porque tenía la pañoleta verde pro – aborto que llevamos a nivel
mundial para que se legalice su procedimiento.
Había contratado un taxi para que me recoja en el Aeropuerto de
Ezeiza en Buenos, se hablaba mucho de la inflación de la moneda y de la
crisis, algunas cosas estaban muy baratas y otras muy caras, como tomar
un taxi, por ejemplo, ello equivalía un ticket de bus interprovincial en mi
país, luego entendí porque me había costado tan caro el viaje, y es que
Buenos Aires es inmenso, las distancias son largas, es cierto que tienen un
transporte muy desarrollado, pero la suba del combustible hace que se
eleven muchos costos, en cambio el transporte público es barato porque el
estado subvenciona un parte.
Cuando llegué a casa de Florencia había globos en la entrada, se
vislumbraban luces de colores por las ventanas, y la poeta me recibió con
fuerte grito que se escuchó hasta afuera:
- ¡Llegó Lilyyyy!
Dejé mis cosas en la sala e ingresé a la cocina, donde hice una entrada
triunfal cuál conductora de televisión, había cortinas de aluminio y las abrí
de par en par estirando mis brazos, el vestido se me levantó y la pose fue de
diva, esa noche hicimos kararoke, hablamos de política, educación, cantaron
Happy Birthday en modo reguetón, comimos pizza de choclo, bebimos vino
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y fernet, a la media noche me fui a dormir porque estaba agotadísima.
A la mañana siguiente me iniciaron en la cultural del mate, una
miembro de Maldemar incluso tenía tatuada la hierba-mate en el antebrazo,
me explicaron que esa es la hierba para hacer conversación, que hay una sola
persona de cebar (reposar) el mate, me mostraron diversos recipientes donde
se ha servido el mate, generación tras generación y lo que me llamó más la
atención fueron las pijamas de las cinco miembros de Editorial Maldemar,
todas estaban en babydoll, eran unas diosas y me incluían, me sentía en casa.
Yo era la amiga extranjera de Florencia. August tenía una lancha que estaba
guardada en Puerto Benavides, cerca de Tigre donde vivía Florencia, así que
me invitaron a pasear por el Delta, un río que une a Uruguay y Argentina, el
novio de August tenía carro y nos llevaría, fuimos con una amiga más, en la
lancha máximo entraban cinco personas.
Hacía frío, corría viento, pero alumbraba el sol. Pude ver un
estacionamiento de lanchas y como la bajaban al inmenso río desde un
muelle particular, NorDelta tenía de todo: Museos, Parques de Diversiones,
Clubs, Restaurants, era una zona privilegiada.
Luego me explicaron que los dueños de los grande frigoríficos donde
se congelaba carne en Buenos Aires, también era dueños de NorDelta, que
por mucho tiempo había sido la zona de Los Humedales con tierra muy fértil,
compraron el terreno y lo rellenaron afectando a la fauna de la zona y a los
pobladores, primero porque el agua que iba a los humedales por el relleno
se desviaba a las zonas aledañas afectando a los pobladores de esos lugares,
segundo, por mucho tiempo habían habitado “carpinchos” en ese lugar y
después del boom inmobiliario, los carpinchos se metían a las casas y los
privilegiados se quejaban pidiendo que los exterminen, cuando esa siempre
había sido su zona.
El nombre Tigre incluso, tiene que ver con la fauna de esa zona,
no porque habitaran tigres, esos majestuosos animales solo habitan por La
India, no obstante, si había grandes felinos, como por ejemplo los pumas,
que venían en gigantes nenúfares desde Uruguay a través del mar, la historia
es la siguiente:
Se formaban islotes con grandes nenúfares y los felinos se echaban
a dormir allí, luego algunos de estos nenúfares se desprendían y los felinos
despertaban viajando a través del Delta, y tenían que esperar hasta llegar a
Argentina.
En determinado momento August tuvo problemas con la lancha
porque la base se había atascado con un palo y solo nos daba órdenes como
que atemos la soga al poste más cercano y que nos abracemos de él, no
entendíamos porqué, y nos demoramos en desatar la soga, August levantó
la voz y la amiga que nos acompañaba dijo:
- Yo levanto el palo del motor y vos arrancás.
Luego de estar a salvo August no explicó lo sucedido, pude entender
en ese momento el dicho: “Donde manda capitán, muere marinero”, dado
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que hay que hacer caso sin chistar al capitán porque probablemente eso
puede salvar a la tripulación.
Luego de comer pizza con rúcula, retornamos al muelle, donde
volvieron a guardar la nave de Ausgust que llevaba por nombre: Soqueta,
todas las naves eran bautizadas con un nombre antes de salir al agua, como
los niños antes de salir al mundo.
En la tarde presentaría mi poemario y conocería a autoras de México,
Puerto Chile, con quiénes haríamos una Cumbre de Literatura Latinoámerica.
Florencia me prestó un vestido un saco porque no había llevado mucha
ropa, ni había tenido tiempo para ir a comprar, las distancias eras demasiado
largas y el tiempo que demorabas yendo y regresando de un lugar a otro te
tomaba cuatro horas por lo menos.
Llegamos a Plagio Cultural Club, y el precio de un café era 100
pesos, un sol ochenta en mi país, re – barato. La presentación y la cumbre
iniciaron, las autoras leyeron sus textos y yo quedé maravillada por la forma
contestaría de sus obras, así que decidí leer poemas de mi primer libro “La
Calle Habla”, ya que encajaba con los temas tocados esa noche, donde
reflexionamos y lloramos por la violencia hacía la mujer que todavía existe
en nuestro continente.
Al salir Florencia me llevó a San Bernardo, un café tradicional en
Buenos Aires, al que asistieron muchas celebridades e intelectuales de su
país, probé entonces alfajor bonaerense, media luna y más café, el jamón
serrano me pareció muy salado y me incliné más hacía lo dulce, que abunda
por allá.
El lunes, finalmente iría a FIL a cumplir mi sueño de conocerla,
Florencia me embarcó en el semi-rápido que demora 50 minutos en llegar
a Plaza Italia, tuve suerte, porque el colectivo que va desde Tigre al Campo
Ferial donde se hace FIL, demora dos horas y el semi-rápido llegó primera,
mi amiga me obsequió una tarjeta para usarla en el transporte público y fue
así que me movilicé. Al salir de Tigre, pude ver parte de la cultura argentina
a través de la ventana del bus, la industria musical, las producciones teatrales
y de televisión son inmensas, por todo lado hay afiches y stickers, alguien
debería hacer un estudio sobre los stikers porque abundan en Buenos Aires.
Tenía una entrada a FILBA, que había adquirido de forma gratuita días antes
en sorteos por redes sociales, pero la entrada oficial costaba 1000 pesos, sin
embargo, había varios canales donde conseguirla gratis, en el bus conocí a
una señora con su nieto, se iban a pasear a FILBA y también bajaron en Plaza
Italia, FILBA era eso: un paseo, al entrar una inmensa cantidad de estudiantes
con sus tutores llenaban la Feria, lo primero que hice fue visitar el Pabellón
Amarillo donde se ecnonraba el stand de Literatura Peruana y atendía Alfredo
Lowi un conocido librero peruano, que me fotografió con mis títulos, llevé
un paraguas porque corría mucho viento y lloviznaba, de pronto el perdí el
rastro porque tenía muchas bolsas con libros que había comprado y se me
extravió.
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FILBA es grande, pero más grande era FIL Guadalajara. Lo que más
me gustó fue la descentralización que no ocurre en mi país, donde el Perú
es Lima. En FILBA, cada región tiene su propio stand y en su cierre traen a
grupos musicales tradicionales de cada región, pude ver los conciertos de
Santiago del Estero, Las Malvinas, Catamarca, La Rioja, y ay no me alcanzó
tiempo para más, estaba agotada pero feliz. Llegué a Tigre, solo a dormir,
me quedaría dos días más, pero sentía que ya lo había visto todo, Florencia
quería que visite Palermo y Boca, pero recibí una llamada que cambió mi
aura.
- Hola Lily soy J. una de las gemelas se ha enfermado por el frío y
tiene infección a la garganta, está vomitando, tiene tos y fiebre.
Yo quería regresarme martes a Arequipa, pero mi bus salía jueves
y ya no tenía dinero para comprarme un nuevo ticket, en Argentina existe
la ley del libro y por esa ley los libros sea el que fuese cuestan 2000
pesos, un precio accesible para extranjeros, y yo como siempre, me había
entusiasmado al momento de comprar libros, en FILBA conocí a dos autores
de La Habana, país invitado en aquella Feria, y a Teresa Melo una reconocida
escritora, le había comprado dos de sus obras una infantil y otra de poesía,
quedé impactada con un stand de Antroposofía y adquirí varios de sus libros:
Cuentos para sanar, Cuentos de inclusión, todo esto para niños.
Mis niñas me preocupaban, pero Florencia habló conmigo y me
comentó que no podía creer todas las cosas que yo hacía en Arequipa,
además de criar prácticamente sola a tres niñas, en Argentina ya estaban en
la cuarta ola feminista y mi historia le recordaba a sus abuelas que habían
pasado por mi situación, que siga luchando y nunca deje de aprender, esta
era una prueba para desapegarme, la infección a la garganta de mi hija,
demoraría lo que tenía que durar, ella no estaba sola, su padre estaba con
ella, yo debía trasmitirle calma, no me iba para siempre, volvería.
Les hice una videollamada a mis hijas y me contaron que su abuelo
a quien se le quemaba el agua, había empezado a cocinar el desayuno, su
padre iba por ellas para sacarlas a almorzar y se quedaba toda la tarde, una
de sus tías estaba pendiente de ellas y a niñera nunca fue, se las habían
arreglado bien sin ella, lo que me reconfortó.
Al día siguiente no tenía ganas de salir así que nos quedamos en
casa de Florencia donde cociné arroz con huevo de desayuno, tallarines rojos
de almuerzo y ella hizo milanesa argentina en la noche, que es la hora donde
los argentinos comen más, todo un festín gastronómico, me enseñaron a
comer biscocho con fernet, ese mismo día Florencia me llevó a Pacheco, al
colegio donde trabajaba para que les hablé sobre Lit. Peruana, los niños me
preguntaron que lugares había conocido y que había probado, les comenté
que me gustó mucho el alfajor bonaerense y se aró todo un debate sobre
cuál era la marca más rica de alfajor en Buenos Aires.
El miércoles había censo nacional y nadie podía salir de su casa,
salimos a dar una vuelta por Tigre y no había ninguna tienda abierta, la vecina
18
de Florencia, Estefy preparó entonces una picadita, la solidaridad era algo
que se notaba en ese país que atravesaba una fuerte crisis, hablamos sobre
Martín Fierro y Facundo de Sarmiento, también sobre las divas argentinas
Moria Casan y Susana Giménez, unas señoras nada cucufatas unas divas
totales, en la noche conversamos sobre la Historia del Tango y Cumbia
Villera, que surge de los barrios marginales y en sus letras hay demanda
social porque hay cosas turbias en su entorno. Luego escuchamos a Pablo
Lescano en “Damas Gratis” y fui a dormir.
A la mañana siguiente, Estefy y Florencia me presentaron los vídeos
de Rupaul, un reallity sobre Drag Queens que me encantó, el maquillaje y
la moda son parte de la cultura argentina, ese lo reforzaron en mí y me
heredaron el Drag Queen. Buenos Aires no era tan europeo como me habían
dicho, era recontra latinoamericano.
No había conocido a muchos chicos y la verdad tampoco tenía
ganas, un escritor que me venía afanando terminó confesándome que tenía
enamorada y yo acababa de salir de una relación larga, hablé de esto con
algunas amigas argentinas muy empoderadas y ellas me comentaron que
no veían necesario tener pareja más que por la compañía y que para las
necesidades carnales todas tenían un vibrador peniano en su habitación, eso
nunca podía faltar.
- Eran temas de conversación que en mi pueblo serian escándalo si
se abordasen públicamente.
Ese día también hablamos sobre las traiciones y puñales en el mundo
literario, leí con Florencia un mensaje que recibí cuando estuve en Chile, de
una autora que una vez fue mi amiga y luego de forma difamatoria hizo
varios post en sus Facebook en contra mía porque salí beneficiada para ir a
Guadalajara con todo pagado.
Ese día mis amigas argentinas me dijeron que primero se trata con
amor, luego con compasión y finalmente con distancia, si la situación no
mejoraba, y fue por lo que opté. En ese mismo instante Florencia se enteró
que su papá estaba internado en el hospital y que lo iban a operar, se
angustió y se puso a llorar porque su hermana no al dejaba ir a ver a su papá,
su hermana no le dirigía la palabra, un día se peleó con otra escritora y está
busco a su hermana y entre enemigas de Florencia se unieron para destruirla,
lo que siempre siempre me va a parecer un golpe bajo de la humanidad:
“hacer leña del árbol caído”.
A la mañana siguiente salí con Florencia, ella rumbo a la clínica y yo
rumbo a la Estación de bus, viajaría 32 horas de Buenos Aires a Santa Cruz de
la Sierra, en el camino compre más souvenirs para llevar a los amigos, hierba
mate y dulce de leche que me costó 100 pesos por paquete, el viaje fue
cómodo solo íbamos 15 personas y había amplitud, conocí a una colombiana,
un uruguayo, y muchas bolivinas.
El uruguayo me contó que su país era re-limpio y ordenado, la
colombiana me dijo que su país también estaba en crisis y se mantenía
19
estable por el narcotráfico, empaticé con dos bolivianas una jovencita que
estaba embarazada de cinco meses y una mamacha de 59 años, la edad en
que falleció mi madre.
Cruzamos la frontera las once de la noche y no hicieron esperar un
buen rato, la chica embarazada se empezó a sentir mal porque hacía frío,
incluso vino un ambulancia, la mamacha me pidió que le ayude a llenar su
formulario para pasar a Bolivia, porque ella no sabía leer ni escribir, cuando
le di el formulario y le dije que firme, me comentó que tampoco sabía firmar,
no me sorprendía enterarme que seguía habiendo ignorancia en Sudamérica,
en Arequipa abundaba, pero me dio pena porque esa es la consecuencia de
situaciones de mucha escases, la mamacha me contó que había quedado
huérfana de madre a los seis años y su padre no al envió a la escuela en Santa
Cruz de la Sierra porque la puso a trabajar con él la tierra, de eso vivían.
La ambulancia atendió a la muchacha embarazad, nosotros dábamos
por hecho que ya había perdido a su bebé, el bus no iba a partir hasta que
ella regrese o se la lleven internada a algún hospital público, la chica volvió,
y aquel no fue más que un susto.
En Bolivia volví a comer milanesa, moría por una Coca Cola, cambié
mis dólares, y en pocas horas el viaje terminó, ya en Santa Cruz de Sierra me
despedí de los amigos que hice, el clima era cálido, de valle. Compré un caro
boleto hacía La Paz y en 18 horas estaría allí, era sábado llegaría domingo en
la mañanita, lunes debía estar en el colegio para trabajar, las gemelas habían
viajado a Tacna el fin de semana y también debían volver al colegio, no las
enviaría estarían igual de cansadas que yo, temía perder mi empleo porque
de eso vivía, quise dormir en el bus pero no
reales, yo ya tenía mucho dinero, lo justo y necesario para volver, no había el
cambio de tarjetas de débito en mi país para poder usarlas en el extranjero,
temía que no me alcance el tiempo.
Se iba haciendo de noche, en el atardecer vi muchos cementerios en
el camino, a través de mi ventana veía a gente muy pobre en la ruta boliviana,
el clima fue volviéndose hostil, a medida que avanzábamos veía más escasez,
gente sin ropa tapadas con ramas de palmeras, niños bañándose en los ríos,
fruta demasiado barata, en un momento pude conciliar el sueño y tuve
pesadilla, en lo onírico tenía en mi mano un puñado de dientes amarillos
sucios con grietas de tierra y sangre, desperté asustada y me puse a rezar un
mantra.
Por fin llegamos a La Paz, quise sacar dinero de mis tarjetas, pero
no podía, los taxis me querían cobrar un ojo de la cara, así que llame a la
poeta Vero Delgadillo, ella me dio su dirección y me dijo que pagaría el taxi
en su casa, incluso llamar por teléfono era costoso en Bolivia había pocas
líneas de comunicación. Cuando llegué a casa de Vero hice el proceso para
sacar dinero de mis tarjetas y cuando fuimos a sacar plata, me cobraron una
comisión altísima, casi el doble de lo que sacaba, después de ese mal rato,
nos sentamos a tomar un café con Vero y me conté mi pesadilla, a lo que ella
20
me respondió:
- Como no vas a sentir mala vibra si has pasado por la zona del
narcotráfico boliviano, vamos que te acompaño a que tomes tu bus a
Desaguadero para que puedas cruzar la frontera Perú, pero vámonos en
teleférico para que conozcas.
Y así fue, la altura no me chocó porque en mi tierra estamos a 2,335
metros sobre el nivel del mar, en el camino vero me mostró una inmensa
feria que abría particularmente los domingos donde vendían de todo, incluso
autos, hermosas construcciones con temáticas, cholets, entre otros atractivos
interesantes, todo esto a través de los aires.
Al llegar a Desahuadero, Vero me dio 20 dólares para evitar tener
altercados en la frontera y el viaje, no los tuve, al pasar la frontera de Bolivia
a Perú sentí tanta felicidad, ya faltaba poco para estar en casa, había dormido
tres días en buses y quería estar echada.
Regresé en el bus a Arequipa con varias mamachas que hablaban en
aimara en FILBA me había comprado algunos libros en quechua y guaraní, los
idiomas extranjeros llamaban mucho mi atención, en el camino la mamacha
que estaba sentada a mi costado me preguntó si tenía mamá y le dije que no.
Ya en confianza le conté toda mi travesía hasta que se quedó dormida,
hacía mucho frío, ella me tapo con su lliclla, me dormí, pero desperté en la
madrugada porque la policía peruana subió al bus, me dolían las pantorrillas
porque allí no estaba abrigada, el conductor gritó de quién es la caja de
galletas que está en la maletera y la mamacha de mi costado bajó porque
eran suyas, la policía se acercó sitio por sitio para preguntar que traíamos
en nuestro equipaje, a otros les pedían que los abrieran, la mamacha había
dejados dos grandes bultos, cuando la policía se acercó a mi asiento, vio los
bultos de la señora y se llevó uno, le dije que el otro era mío, lo abrieron y
eran paquetes de cigarrillos:
- Esto es contrabando dijeron. Y procedieron a llevárselo.
Sentí culpa porque no había cuidado las cosas de la mamacha, ella
subió y me preguntó por sus paquetes le dije que solo había podido cuidar
uno, hablo en aimara con las demás señoras, y meditabunda se puso a mirar
a través de la ventana.
La policía muchas veces es sinónimo de corrupción en Latinoamérica,
son ellos los que abren burdeles y reciben dinero de los narcotraficantes,
para lo que realmente afecta al continente se prolongue, en Argentina vi en
las noticias que un anciano robó leche y pan porque no tenía dinero para
comprarlo y los policías lo mataron a golpes, si eres homosexual o peor aún
travesti, te muelen a palos. La frase: “La policía no me cuida, me cuidan mis
amigas”, es tan cierta en mi continente.
Al llegar a Arequipa no tuve una cálida bienvenida, pude ver el
efecto del patriarcalismo y a la semana ya estaba pensado a donde migrar
como en el mito de “La Caverna” de Platón había salido de la cueva y visto lo
que ocurre afuera, volver al hueco y tolerar machismo, homofobia, racismo
21
y clasismo, no iba conmigo, no obstante, ya había echado tres hermosas
raíces, gozaba de casa propia, y si tenía que renunciar a algo no sería a mi
patria, sería a mi trabajo, para dedicarle más tiempo a la educación de mis
niñas empoderadas, niñas que no tienen que pasar por lo que pasó su madre
o sus abuelas, porque si repetimos la historia significa que algo no hemos
aprendido, por el futuro de mi país me quedo junto al Perú, por el futuro de
mi continente, apuesto por la cultura.
22
CUENTOS
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ANÓNIMAS
Candelaria Ramales
Tenía veinte años y hacía frío cuando llegué a vivir a una ciudad que
todavía no tiene nombre. La escena sucede con los colores blanco y negro de
las fotos viejas.
Un edificio de puerta blanca. Bueno, ahí a ese edificio, a un
departamento muy chiquito, llegué a vivir cuando tenía veinte. La calle se
llamaba Rincón. Era la calle Rincón de un barrio feo, desolado. Pero desolado
en serio. El sol en esa ciudad se desparramaba como ruedan las naranjas
cuando se desbarata su torre, pero ahí en la calle Rincón los árboles con sus
ramas hacían un techo en donde el cielo se veía despedazado.
El departamento del que hablo tenía una ventana que daba hacia
la calle, ¿ya había dicho que la ventana daba hacia la calle? Y como nunca
me acostumbré a ser observada por la gente que pasaba, un día cerré por
siempre esa persiana.
Qué iba a decir, qué cosa. Ah, que, además, - y aquí es a donde
quería llegar desde que empecé a contar esto- en el fondo del pasillo vivía
una mujer. Ella tenía el pelo largo. Ella era prostituta. Me acuerdo mucho de
la ropa de mi vecina, de sus piernas, la espalda, pero casi no tengo registro
de su cara. Usaba una enagua de color aperlado que se mezclaba con la
mugre. Y es que, la verdad, no era muy higiénica mi vecina vestida con una
enagua, como si la enagua fuera parte de su cuerpo. Enagua pegada, no
pegada, qué digo pegada, adherida a su piel igual de mugrienta y blanca con
gotitas sudor en los vellitos de su pecho blanco. Tan transparente era que se
le veían las venas verdes. A todo lo que una mujer no debía oler olía ella.
Mi vecina tenía un hijo sin cara. Quiero decir, no me acuerdo de su
cara. Era un niño pálido, ocho años o nueve años, y como si fuera una sombra
de la madre, le iba detrás o adelante, pero nunca al costado. Un niño sin cara,
parece que estuviera hablando de un fantasma.
Los vecinos decían que la vecina del fondo estaba loca, que trabajaba
en una playa de estacionamiento, que limpiaba casas, que trabajaba en un
kiosco. Ay, por favor, la vecina era puta, pero a ellos les costaba trabajo decir.
En una reunión de vecinos, uno de ellos, era abogado, dijo, Hola, yo, como
soy abogado, se de estos temas. Vecino que no paga los servicios, vecino que
se va. Yo sé de esto porque soy abogado. Además, -agregó- piensan que acá
viven otras mujeres como ella, decía ese vecino que le encantaba el chisme,
no podías decirle ni A porque te salía con toda una historia que luego volvía
a contar, contradiciéndose y añadiendo detalles de manera que, queda claro,
una vez más, que todo depende del ojo que ve las cosas, ¿no? Bueno, a ese
vecino le encantaba el chisme, y le encantaba recordarnos que era abogado.
Era un mequetrefe ridículo, en su puerta puso una plaquita que decía: Dr.
Barragán & Asociados.
24
No me olvido del día que empezamos a hablar mi vecina y yo. Fue a
raíz de que una noche se me ocurrió abrir un poco la persiana para fumar un
cigarrillo, - ya casi no fumo, ni es que fumaba un atado diario, fumaba uno al
día; supongamos que ese era mi primer cigarrillo - cuando se me apareció en
la ventana la cara de un tipo, fue un segundo, cerré por completo la persiana.
Era un señor que tenía cara así de ven que te la pongo, creo que incluso
llegué a ver que se mordía el labio y, si mal no recuerdo, tenía un gesto, así
como si se la estuviera tocando. Yo cerré la persiana de un tirón, sin entender
nada hasta que poco a poco salí del susto. Detesto quedarme pensando
durante años en los insultos que pude haber dicho. Después vino ella a tocar
mi puerta. No le abrí, pero escuché su amenaza clara, la próxima vez que le
hiciera perder trabajo me iba a prender fuego la casa. Lo que fue todo eso.
Yo estaba desesperada, incomodísima, qué tal, - decía yo- qué tal si esta
mujer un día me hace algo, hasta dónde podía llegar su rabia. Qué tal si en la
noche mientras yo dormía, ponía gasolina en la puerta de mi departamentito
y yo ahí, muriendo ahogada.
Pasaron unos días, nos cruzamos un par de veces en la entrada del
edificio, pero sin palabras, era como si el fantasma hubiera sido yo, no me
miraba. Ella fría, impávida, blanca y con su enagua sucia. Entraba y salía con
su clientela, su enagua, con el atado de cigarrillos guardado entre las tetas.
Solamente los locos perdonan y ella no podía perdonarme que yo no haya
hecho pasar a su cliente, en ese sentido, y ahora que lo veo de lejos, pienso
que mi vecina era la más cuerda del mundo porque, seamos honestos, uno
nunca perdona, nunca realmente, hace un como si, para tratar de seguir,
sería más fácil mandar todo a la mierda en el momento justo, es más, sin
tener la obligación de decir una palabra, que sea el acto más honesto no
perdonar. Parecía que, incluso, se había olvidado de que era yo a quien tenía
que prenderle fuego la casa. No me odiaba. Dejé de existir en el panorama
de su vida, yo no tenía entidad.
Pero ahí no termina todo. Pasaron unos días cuando me golpearon
la persiana, sí, la de mi ventana que daba hacia la calle. ¿Quién era? El tipo, el
cliente. Sentí una emoción rarísima, como si hubiera ganado algo. Fui a abrir
la puerta en mi papel de recepcionista de prostíbulo. Algo en esa idea me
sedujo. El cliente tenía la pinta de albañil o plomero. Qué albañil o plomero
se va a hacer masajes. No sé por qué digo esto ahora, será una confesión: la
respiración del tipo estaba tan cerca de mi nuca, que sentí un río de piedras,
una fuerza que se golpeaba adentro mío, pumpum. Yo fui la antesala de
una puta. Porque después pensé, claro, así toda vestidita, peinadita, y con
carita de veinte años, dime, qué iban a pensar de mí si no. Pronto se me hizo
costumbre darle una mano acompañando hasta la puerta a los tipos. Uno
más asqueroso que otro, había en los ojos de los hombres un hechizo de
deseo, como si caminaran hacia una droga, la más alucinante. Hombres que
venían con cada trapo roto, y quizás alguno no tenía ni siquiera dientes, pero
qué tal se guardaban un restito para el masaje. Todos me respiraban en la
25
nuca. Yo nunca hice nada, solo los acompañaba hasta la puerta y ya, alguna
vez recibí una que otra propinita. No mucho más que eso, digo la verdad.
El pasillo que conducía a su departamento del fondo oscurecía a
medida que avanzaba, el clima se iba enfriando y un olor a humedad que
solo existe en ciertas casas, ciertos lugares, como si de esa forma las ciudades
conservaran sus historias, en olores. Familias enteras de olores viviendo en
esas casas con corredores tristes que vi en largas caminatas por esa ciudad
sin nombre. Bueno, me fui por las ramas. Volviendo a la historia, el hijo de mi
vecina era como un niño imaginario. ¿Y si nada más fue un fantasma? O un
recurso que usa la memoria, inventar cosas, para no sentirnos solos.
Bueno, un día mi vecina me invitó a tomar un café a su casa. Venite a
tomar un cafecito a casa cuando quieras, me dijo. Fui. Cuando iba caminando
hacia su departamento, en el pasillo que ya dije ¿no?, que a medida que
avanzaba el clima se ponía más frío. Bueno, me descubrí pensando en que yo
había aceptado ir a su casa por pura curiosidad, por el puro chisme de ver su
casa por dentro, cómo era la casa de una puta y si tenía cortinas con piedritas
y luces rojas y rosas y whisky, puros y drogas. Soy una estúpida, lo sé. Entré
y la casa era como si de repente se hubiera hecho de noche.
Había una mesa sobre un piso de madera que crujía. Parecía un
escenario sacado de un cuento de Poe. No había desorden porque no tenían
nada, salvo esa mesa que te dije y dos o tres sillas escuálidas. Una casa
vacía se quedó atrapada en mí. Eso también es el recuerdo, ¿no? Escenarios
atrapados en una sola palabra, un olor. Todo lo inasible, pienso yo. Me gusta
mucho la palabra ´inasible´, suena linda. Entonces, decía, cuando entré, ella
me dijo que me iba a dar café y nunca me dio ningún café, pero sí una
magdalena. Me daba mucha intriga ver cómo era su pieza, su cama, dónde
ejecutaba su trabajo, si había un sillón, cómo, cuándo y dónde quería yo
saber, por eso acepté el café y ni siquiera me dio café, ya dije, me dio nada
más una magdalenita de este tamaño.
Sobre la mesa había una foto. Un muchacho tomaba una cerveza
y en su regazo se sentaba un travesti. Mi vecina agarró la foto y se la puso
entre las tetas. Es decir, se la quería poner en el corazón, pero yo creo que no
sabía dónde tenía el corazón esa mujer de cara desorientada; era como si el
escenario para ella fuera un bosque con animales y plantas y gente desnuda
comiendo jamones; una realidad otra. Buscándose el corazón se ponía la
foto encima de las tetas que se veían a través de la enagua que no se sacaba
ni para, bueno, para nada. Dijo que el de la foto era su hijo el mayor con su
novia, se dedican a robar, son unos atorrantes. Le dio un beso a la foto. Era
rara la vecina. Después me dijo que me fuera, porque tenía que prepararse
para la hora de los masajes. Ah, ahí fue que supe que masajista era lo que ella
se suponía.
Nunca supe su nombre, ni ella el mío. No sé si me lo preguntó
tampoco. A veces alguno de los clientes se quedaba con ella a pasar la
noche, y yo pensaba en cómo era la dinámica de su casa, qué pasaba y cómo
26
ahí adentro, ¿y el niño? Qué pasaba con el niño sin cara.?
Un día que me la crucé en el pasillo me dijo: engordaste. Así me lo dijo,
cagándose de risa: engordaste. Lo dijo sin pensar, aunque era verdad, yo
había aumentado algo cuando llegué a vivir a esa ciudad. Muchas harinas,
pizza, empanadas, pastas, bife ancho, bife criollo, y el chorizo, y luego el
vinito, el vermú, y yo que soy tan débil. Qué hija de puta mi vecina puta, me
acuerdo que me la pasé llorando y tomando agua esa tarde. Engordé, me
dije, y odié cada uno de mis bordes.
El abogado era un tipo, pobre, venido muy a menos. Quiero decir
que era uno de esos tipos que no vive ni deja vivir. A toda costa quería
que el departamento de la vecina se rematara. Decía, hay que rematar su
departamento para cubrir la deuda de gastos inmobiliarios. Yo, como soy
abogado, puedo hacerme cargo de los trámites. Ahí fue que se pusieron de
acuerdo entre todos para recolectar firmas para desalojar a mi vecina y su
hijo. Yo fui una de las que estuvo en contra, pero mi opinión no tuvo mucho
peso porque como yo nada más era inquilina, no tenía mucho peso mi voz.
Igual me pronuncié en contra.
Una mañana no me gusté. Ya no tenía nada que ver con mi cuerpo
de veinte, ahora había engordado y mi vecina sinvergüenza me lo había
señalado con un despojo de maldad que mejor no contar. Yo había dicho
que no había maldad en sus palabras, pero cambié de opinión. Era mala en su
mirada. Desorientada, poco confiable, mala madre porque cómo se le ocurría
ejercer el oficio de los masajes ahí en su casa con el hijo chiquito. Además,
peligrosa, qué tal la amenaza que me hizo. Infeliz. Así que ahora confieso que
sí firmé para su desalojo. María Piedad se llamaba la recaudadora de firmas,
lo que es la vida.
Me fui del edificio a alquilar a otra parte en cuanto pude. No tenía
ningún plan claro en ese momento, pero ni bien encontré oportunidad
de irme, me fui. Ese pedacito de la calle Rincón a mí nunca me gustó. Era
lúgubre, feo, maldito.
Unos meses después, me encontré en el cine al vecino, al abogado,
al tal Barragán. Eso es lo contradictorio que tenía esa ciudad, por un lado, el
anonimato, por otro lado, a dónde crees que vas. Le pregunté, como quien
no quiere la cosa, qué había pasado con el departamento del fondo. Me dijo
que estaba en refacciones para la venta. A la mujer y al hijo los desalojaron.
No se sabe nada. Desaparecieron. Cuando dijo: “desaparecieron”, me imaginé
en una mesa redonda a toda esta gente comiéndose a la madre y al hijo, yo
participando de esa escena horrible porque había firmado. Me arrepiento,
se crea que no. Entregué sus cabezas, los vecinos y yo bailamos una música
macabra. Desaparecieron, nosotros nos los tragamos en rebanadas, cada
uno con su porción. Madre e hijo, los dos repartidos en partes iguales. Los
desalojaron, y como no me acuerdo de sus caras, a veces siento que los veo
en todos lados.
27
Pandemia y hambre
Antonio Casas
Día 65: Hoy se acabaron las galletas de la alacena, tampoco hay nada
en la refrigeradora, tengo que consumir los restos de la basura rápidamente,
hacerlo antes que la abuela se dé cuenta que estoy comiendo, creo que ella
no me escucha cuando estoy fuera de su cuarto, solo está allí, en el suelo,
durmiendo.
Estuvo tosiendo toda la noche, intenté ayudarla con un vaso de agua, no lo
recibió; en medio de balbuceos, intentó decirme algo más, pero yo escapé;
ahora está allí, recostada, dormida, la contemplo desde la puerta, no se mue-
ve, no me contesta.
Día 70: Estoy tomando solo agua, no hay nada para comer, no sé qué
hacer; alguna vez leí de una niña perdida en la selva, que sobrevivió constru-
yendo trampas, logrando atrapar algunos animalitos pequeños en el interior.
Eso es, hay muchas trampas en el sótano, allí tenemos una plaga de ratas,
quizá alguna de ellas, haya caído, y será una una presa apetecible, probaré
suerte mañana.
28
Día 80: Las voces ahora son entendibles y cercanas; hablan, me lla-
man, estoy segura de vienen desde la habitación de la abuela, no sé si son
esos seres asquerosos, o mi abuela, o tal vez un ángel que me invita a mo-
verme.
29
duelo mortal
Miguel Gonzales
32
POESÍA
Sol Auréa Pérez (Perú). Egresada de la Universidad Católica
Santa Maria , postgrado en la misma universidad; especializándo-
se en la arteterapia fundando su propio estudio de artes terapéuti-
cas. Modelo y Miss Playa Región Sur.
HATE YOU (lion heart)
Debimos dejarnos.
cuando entraste rugiendo y sonriendo por la puerta
pero vi esa sonrisa que me atrapó en el juego.
Y yo apuesto a que no pierdo en los juegos.
Soy una niña traviesa; Ilusa esperando a que regreses para
jugar.
Que odia, cuando dices que ganas, pero yo digo que no.
Y cuando me tocas.
Odio tu sonrisa; pero yo me quedo estática.
Tú no sabes nada de mí,
pero nos entrelazan nuestros problemas.
Cazándome en tú juego.
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PERDIDA DENTAL
36
COSAS QUE YA NUNCA MÁS HICE
Termino huyendo;
acaso siempre terminará acuchillándome por detrás
todo el que quiero;
todos dicen mucho,
pero actúan muy poco.
37
Sofía Salas Vilca (Arequipa). Profesora de primaria
Investigadora y escritora. Participó en la Antoogías Literarias:
“Literatura en acción, Vol I” y “Octubre - Edición Bicentenario”.
IDILIO PRIMAVERAL
[A Christan]
39
LA EXEPCIÓN
I
el inicio es azar
él es varón
tiene a cuestas tradiciones que no comprende
yo soy mujer
tengo todas las de perder
en la vida heteronormada
azar es el retrato de los rostros sonrientes
midiéndose con timidez por una vereda oscura
lo que sigue es fundamentalmente
voluntad
y trabajo
II
40
III
en la primera sesión
de espiritismo
el ritual se despliega bajo el suelo de la casa
apagamos las luces
preparamos los textos
vamos a leernos,
poeta
vamos a leernos
estoy nerviosa
hay ruidos que no entiendo
ya vi tus libros en una mesa
tengo que elegir
y comienzo algunos en voz alta
otros los salteo
vas a señalarme cualquiera
que te guste
y nos estamos leyendo
en la misma página
casi a oscuras apagás la música
¿por qué haces eso, poeta?
para leernos mejor
poeta, sos adivino
siempre me gustó
leernos cosas al mismo tiempo
hasta que se acaben los libros
los ruidos son voces que empiezan a hablarnos
ya no soy la de los conocimientos literarios
todo libro me es ajeno en esta voracidad
y el varón
me acerca la boca mientras dice algo
IV
poeta
tu palabra
es un imán
que quiero pegar para siempre
en la heladera
de mis confesiones
41
V
yo no sabía querernos
aprendí sobre el deseo
y le hice carteles para colgármelo sobre los hombros
¿la pancarta?
educación afectiva
segura y gratuita,
en todas
partes
del mundo
VI
si es por mí
voy a quererte siempre
que haga falta encontrarnos
a meses o kilómetros
para probar otras vidas donde
sobrevivir al feminicidio del amor casero
me encuentre pensándote
bajo párpados
menos patriarcales
para la infancia de la niña
con que aprendí a escribir
que a una mujer
nunca la irán a querer
con lo que tiene
VII
VIII
IX
probamos
la carta y la omisión
desechar del mundo lo que no nos guste
y darnos las noticias de lo que imaginamos
en los simulacros de las noches a la distancia
probamos algo distinto
porque se hace tarde y falta poco
para que la muerte se nos lleve el borrador
de este experimento regional afectivo
todo mi fracaso en el amor
también es un proyecto literario
XI
43
se parecen a cuentos con tramas escritas por
infantes
¿nos avergüenza?
¡nos encanta!
hacemos el ridículo
hasta para forjar losvínculos;
en la lejanía
el único plan que persiste
es prueba y horror
XII
XIII
poeta,
te confieso que no guardo rencores
bajé la guardia
y te di las gracias
ya tuvimos la última conversación
me subo a un avión
44
lo siento en el cuerpo, me ensancha
la alternancia
de tu lengua en mi texto
es
el único filo
al que quiero acostumbrarme
45
1er. MUNDO
Mañana de calambre
me consiento,
un vuelo urgente
que decía que a los treinta
ya era tarde,
pero la prisa promete
y doy cuenta
que en este mundo
solo sirve la constante
de insistir lo puro
innata la identidad,
caminar liviana
aunque el suelo blando
no te abrace;
decir puertorriqueña
y que todas miren
con asombro, eso de exótica
que atraviesa como espada
nuestro lugar de pecho,
y siempre falta que un amor
sorprenda diciendo;
“mira tú, tan mujer,
y tan sola”
46
mira tú “tan aquello y tan esto,
y fíjate tan tal cosa y tan
esto otro” y aún así,
ayer o mañana por lo valiente
de tal lado hasta este
“haces esto y aquello”
¡pero que cosa!
¡yo no podría!
“es que ser mujer,
vale lo que pesa el oro”
¡tanto dólar!
de allá de donde ere,
no están tan mal ¿verdad?
¡por lo menos!
¿primer mundo?
¿Puelllllllto Lico?
¡qué privilegio!
es que tú sabes el acceso
ustedes y los gringos,
no es lo mismo acá
se triplica,
¡que dicha
la tuya!
¡siiii, la colonia!
¡pero con pasaporte!
¡mira pa’ ya!
por ser mujer todo eso,
por ser valiente,
va el lente a retratar
la historia y esperemos que,
ese día en tu sonrisa
estén todas las cosas
por orden, porque tu sabes,
ser mujer a los treinta
en definitiva,
es otra cosa.
47
EMPATE
Ya no hay aguas benditas en las misas
los cabellos del niño santo no son dorados
se pinta de gris una plegaria
donde las púas visten flores
tu voz conjura una suerte de
múltiples promesas de amor
artimañas que mis faldas desconocen
¿En dónde fui yo quién te salvaba?
¿En el aliento del dolor de la mañana?
El rostro de la abuela
moja los suelos del templo
Reclamos
Itermitente
mi credo fue un puente colgante
mi piel desierto llora
cuando me acaricia el olor de tu saliva
48
Empate
49
LUNA ESCARLATA
Aprendí a escuchar a mi corazón porque entendí que por más que
intente nunca voy a poder silenciarlo, por más que quiera ignorarlo,
estará ahí gritando desde lo más profundo de mi ser, recordándome
porqué estoy en este mundo.
50
Stefany Cano Cornejo (Arequipa, 1996)
Profesora en diferentes instituciones educativas a nivel local a ni-
vel primaria. Así mismo, ha realizado importante trabajo social.
Entre sus publicaciones se encuentran los títulos: Luna Escarlata
y Hampina Wasi.
51
María Ballón (Arequipa)
es una escritora arequipeña, bachiller en psicología. Se desempe-
ña como terapeuta de lenguaje y como acompañante psicológica
en la asociación HOOP. Miembro de la REA desde el año pasado,
publica poemas semanalmente en su blog CompletaMente Suelta
en Blogspot y ha publicado su primera novela “Ella” en febrero del
año pasado.
52
S/T
No lo lograba entender,
sentía que sabía todo y nada a la vez
supongo que solo una explicación debe haber
Aman-tes en otra vida tuvimos que ser.
53
Revista Zentauro
Año 2022 - Número 4
Se terminó de imprimir en los Talleres Gráficos de:
Talleres gráficos de Zentauro Ediciones Calle Nueva 313
Cercado - Arequipa
en el mes de setiembre del 2022.