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En Europa existen dos tipos de modelos sanitarios, entre ellos tenemos el Bismark y

Beveridge. El modelo Bismark se basa en la obligatoriedad de un seguro que los


empresarios deben complementar, mientras que el Beveridge es el clásico seguro universal
que financia el Estado a través de los impuestos.

Los modelos han adoptado variaciones específicas en cada país que ha sido aplicado, el
modelo Beveridge tiene su origen en el sistema de salud britanico y es seguido en Suecia,
Finlandia, Noruega, Dinamarca, Islandia, España y Portugal, entre otros. Básicamente se
tiene acceso gratuitamente a la sanidad pública, sin copagos. Exceptuando servicios
farmacéuticos .

En Alemania, Suiza, Bélgica, Austria, entre otros. Se basa en el modelo Bismark, su origen
fue en 1883 y se financia con primas, se deben realizar pagos complementarios, copagos
farmacéuticos, hospitalarios, en otros términos, no ofrece la protección universal.

Dicho esto, haremos la comparación entre dos países con cada uno de estos modelos,
Alemania y España.

En el modelo sanitario alemán, todos los trabajadores que ganen más de 400 euros
mensuales tienen la obligación de tomar un “seguro oficial” en el que se destina como
mínimo un 8,2% del salario bruto, hasta el tope de 45.900 euros al año. Las cuotas
dependen de los ingresos y del coste de la prima de las aseguradoras. Los empresarios
aportan el 7,3% del salario del trabajador. Esta asistencia médica cubre también al cónyuge
e hijos del asegurado.

El coste de las primas de la aseguradora se calcula segun la edad, el sexo, historial


genetico y enfermedades cronicas.

Hay copagos para las prestaciones sanitarias,el transporte en ambulancia, el servicio


hospitalario y farmacéutico.

Generalmente los centros de atención sanitaria suelen ser privados.

La administración pública en la sanidad alemana limita su actuación regulando


prestaciones, servicios, estándares de calidad.

En el modelo sanitario español, se lleva a cabo la Universalización a partir de la


publicación de la Ley general de sanidad en 1986, no obstante es hasta 1999 que se logra
definitivamente la financiación vía impuestos.

Los servicios dependen de las comunidades autónomas y el presupuesto sanitario lo fija


cada año el parlamento autonómico descontando lo recibido anualmente por el gobierno
central. Actualmente, los usuarios no pagan directamente los servicios sanitarios, excepto
copagos por el servicio farmacéutico.

Con el decreto-Ley 16/2012 se hizo una aproximación al sistema alemán restringiendo así la
cobertura universal a todos los inmigrantes que se encontraban en situación irregular y a los
ciudadanos que tienen un mayor poder de renta.
Seguramente en un futuro en el sistema sanitario español existan dos modelos de atención;
unos reservado para las personas con más poder adquisitivo con la contratación de seguros
privados y otro público para las personas con menos capacidad económica.

Personalmente, me gustaría que el modelo Beveridge estuviera presente en cada rincón


del mundo, el acceso a la sanidad pública debería ser un derecho de todos los seres
humanos, sin importar su estatus social, raza y sexo.

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