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L
a problemática de los derechos humanos de los pueblos indígenas todavía
no aparecía en los paradigmas de explicación de la realidad social de los
años setentas.
La visión que sobre el estado de Oaxaca se tenía en esa década subrayaba
su carácter de entidad atrasada, resistente al cambio y conservadora. La predo-
minancia en los enfoques académicos de un marxismo mal asimilado tendía a
remarcar las perspectivas generalizadoras, totalizadoras y evolucionistas del de-
sarrollo social y económico. Como no se encontraba una entidad industrializada
y con fuerte presencia de la agricultura comercial organizada bajo el esquema de
producción capitalista, se asumía que la realidad social y política oaxaqueña se
encontraba de igual manera al otro lado del río. Oaxaca esperaba aún su revo-
lución industrial. Los campesinos oaxaqueños, y principalmente los indígenas,
tendrían que volverse tarde que temprano proletarios; estaban destinados a ser
absorbidos por el proceso de descampesinización y el capitalismo.
Tales perspectivas de análisis, sin duda alguna, influían sobre las reflexiones
de la ciencia social en la historia oaxaqueña. Por ejemplo, la falta de estudios
sobre la segunda mitad del siglo XIX y la primera década del XX en la región,
llevó durante un tiempo a que los estudiosos y los políticos caracterizaran a Oaxa-
ca como la antítesis de la modernidad. Debido a sus imponentes montañas y a
su mayoritaria población indígena, se le concebía como un estado atrasado,
impenetrable al cambio.
Después de 1910, los historiadores de la Revolución mexicana etiquetaron a
Oaxaca como eminentemente conservadora y porfirista o la ignoraron en sus te-
mas. ¿Fue Oaxaca enemiga de la Revolución mexicana? ¿Fue una entidad pasi-
va y reaccionaria como ha menudo ha sido retratada? ¿Habitada por campesinos
pasivos, inmunizados en contra de la epidemia del progreso, había sido puesta a
un lado por las olas de la modernización?
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1
Gyan Prakash, “Subaltern Studies as Postcolonial Criticism”, American Historial Review
99, núm. 5, 1994, pp. 1475-1990.
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Comentario bibliográfico
2
Néstor García Canclini, Hybrid Cultures; Strategies for Entering and Leaving Moder-
nity. Minneapolis, University of Minnesota Press, 1995.
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Comentario bibliográfico
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Comentario bibliográfico
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un nuevo estado federado. Todo esto teniendo como fuerza fundamental de lucha
la defensa de lo que la autora llama sus usos y costumbres, que involucran la
problemática de la tenencia comunal de la tierra, el libre acceso a la sal y al libre
comercio sin alcabalas de los indígenas de la región. La lucha de esos pueblos
en contra de las elites de Tehuantepec, del gobierno estatal y la vallistocracia
residente en la capital oaxaqueña.
Se hace mención a otros movimientos y alzamientos indígenas en el estado
durante el periodo, y a los procesos de confrontación y negociación entre movi-
mientos indígenas y elites regionales.
El enfoque utilizado por nuestra autora se aparte de aquella visión romántica
que privilegiaba las luchas de los pueblos indígenas como luchas por su resisten-
cia, como si la comunidad fuera una unidad, para incorporar una visión dinámi-
ca de la composición social diferenciada de los pueblos indios, la utilización de
sus usos y costumbres y su incorporación a los grandes procesos de construcción
nacional, negociando con las elites una forma particular de ciudadanía.
Con ello muestra cómo los grandes liberales que encabezaron el país en la
segunda mitad del siglo, Juárez y Díaz, aunque defensores del proyecto de mo-
dernización liberal, tuvieron que establecer compromisos y relaciones negociadas
con los pueblos indios que cambiaron de unas regiones a otras, a fin de tener su
base de sustentación regional del poder que les permitió encabezar los grandes
procesos nacionales de México. El propio Juárez, duro en la aplicación de la ley
en el caso de las salinas del istmo, buscó contemporizar su actitud proponiéndo-
se ceder más adelante a los reclamos de los juchitecos.
De esta manera, sostiene la estudiosa norteamericana, que con relación a los
pueblos indios se formaría un modelo híbrido de ciudadanía, una ciudadanía
disputada, y en dinámica interrelación con elites locales, regionales e incluso na-
cionales en la que los usos y costumbres pudieron desarrollarse hasta nuestros días;
los pueblos indios en su mayoría pudieron controlar muchas de sus antiguas po-
sesiones y disponer de autonomía política. En este parte la autora se acerca aquí
a las posturas de Mallon, Radding y Guardino y otra literatura reciente en México,
con relación a los movimientos campesinos por ellos estudiados y a su incorpora-
ción negociada a grandes procesos nacionales durante el siglo XIX sobre todo.
En la tercera parte del libro, “Cultura política y revolución”, de cuatro capítu-
los, Francie Chassen-López quiere relacionar la cambiante cultura política y las
relaciones de poder en el estado con las transformaciones sociales y económicas
analizadas en los capítulos anteriores. Pretende realizar la interacción de la políti-
ca a los niveles nacional, estatal, regional y local durante las presidencias de
Juárez, Lerdo de Tejada y Díaz y demostrar cómo los grupos conservadores, mo-
derados y radicales posteriores, de manera creciente, se disputaron la interpretación
del liberalismo que heredaron. La investigación de los mecanismos internos de la
política local y estatal permite descubrir muchos de los compromisos que los po-
líticos negociaron con sus clientelas, así como los límites de la política liberal.
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Comentario bibliográfico
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Comentarios críticos
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Comentario bibliográfico
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