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descolonización
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Historiadora y magíster en Estudios de género por la Universidad
Nacional de Colombia (unal). Es docente universitaria en temas étnico-ra-
ciales y de género en la misma unal e integrante del Área de Pedagogía del
Centro Nacional de Memoria Histórica. Ha sido investigadora de temáticas
vinculadas a la historia social y política de las mujeres en el siglo xx colom-
biano, indagando por las implicaciones de la reconstrucción histórica desde
una perspectiva feminista y descolonial; así mismo se ha ocupado de indagar
la construcción de pedagogías para los procesos de memoria histórica en
Colombia y, específicamente, para la enseñanza de la historia del pasado re-
ciente. Además, se ha ocupado de trabajar temáticas vinculadas a las dinámi-
cas del militarismo y la militarización en el capitalismo neoliberal en territo-
rios latinoamericanos y del Caribe. Columnista y cofundadora de la revista
Marea, es afrodescendiente y activista feminista.
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se han construido críticas agudas a la narración hegemónica de la
Historia, urge una mirada en la que se integren: el análisis sobre
la colonialidad del género, del poder, del saber y del ser presente
en la discursividad histórica; la pregunta por la experiencia de
quien investiga; las implicaciones de pensar los tiempos de las
historias no como líneas evolutivas, y el diálogo con “fuentes”
consideradas no legítimas desde esta disciplina.
Así, este artículo, que hace parte de un largo camino y no es el
punto de llegada, abre una serie de preguntas y reflexiones en
torno a la construcción de las historias, al tiempo que esboza al-
gunos retos políticos, epistemológicos y metodológicos de la ob-
servación e interpretación del tiempo pasado.
Será necesario en este punto de arranque aclarar que una bue-
na parte de las reflexiones que aquí expongo son un fragmento del
resultado de mi investigación de tesis para optar al título de ma-
gíster en Estudios de género, trabajo en el que, a partir de teorías
feministas críticas, descoloniales y de los estudios culturales,
cuestiono las implicaciones de escribir las historias desde los cá-
nones hegemónicos que rigen esta disciplina. La tesis anómalas y
peligrosas. El proyecto normalizador hacia las mujeres en Antioquía
durante la primera mitad del siglo xx tenía como pretensión dar un
espacio escrito a la voz de un grupo de mujeres tildadas como
locas o enajenadas, al tiempo que evidenciaba sus resistencias
frente a los sistemas de dominación. Así mismo, a través de esta
tesis busqué desordenar el tiempo lineal y causal en el que gene-
ralmente se narra la Historia, entrelazando diferentes momentos
históricos, en la cual mi propia historia de vida se presenta como
uno de los puntos de inicio.
No es pretensión de este artículo presentar o establecer con-
clusiones universalistas o universalizantes. Los análisis que aquí
presento hacen parte de diálogos que, hasta el momento en el que
inicié la tesis, había sostenido principalmente con las formas de
hacer Historia de las academias andinas colombianas y a mi expe-
riencia más vital, anclada justamente a este territorio. De hecho,
estoy convencida de que si mi historia y mis diálogos estuvieran
anclados a territorios como el Pacífico o el Caribe colombiano, el
resultado sería completamente diferente.
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Algunos aspectos de la hegemonía presente en la
disciplina histórica tradicional. Una narración del
pasado que mucho tiene que ver con el presente que
silencia
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Esta afirmación implicará un análisis más detenido y cuidadoso del
estudio del mestizaje como campo de poder racial en Colombia y de los
discursos del mestizaje promovidos desde la disciplina histórica, los cuales
son fundamentalmente un relato de nación racista que hoy sigue presente en
el discurso de lo que “somos”. Ésta es una problemática que quiero enunciar
como parte de los efectos de la narración hegemónica de la Historia en terri-
torios como el colombiano y que desarrollaré con mayor detenimiento en
otro trabajo que adelanto.
Historiografías feministas para la descolonización 341
la Modernidad, que en contextos como el colombiano ha respon-
dido durante mucho tiempo a intereses muy concretos. El histo-
riador asiático Ranajit Guha analiza la relación entre la Historia,
la historiografía y el Estado para el caso de la India, demostrando
que la Historia es una narrativa del poder estatal que configura
ciudadanías o subalternidades, hegemonías o dominios (Guha,
2002: 44).3
Con el fin de ir más al fondo de la cuestión y complejizar el
análisis del poder que ostenta la disciplina Historia tradicional,
considero importante planear algunos aspectos con respecto al
concepto de hegemonía, lo cual considero necesario para proble-
matizar, entre otras cosas, la relación de saber-poder en la que
está inmersa la Historia.
Retomo, para ello, una definición de hegemonía propuesta por
la teoría marxista contemporánea, específicamente por el sociólo-
go afrojamaiquino Stuart Hall (1981) en su interpretación de An-
tonio Gramsci. Para Hall, la hegemonía es una alianza de fraccio-
nes dominantes de clase, en la que no sólo se obliga a una clase
subordinada a conformarse a los intereses de la clase dominante,
sino que se ejerce una “autoridad social total” sobre esas clases y
sobre la formación social en general. En este juego de poder, las
clases dominantes no sólo dominan, sino que además dirigen y
conducen para así obtener el consentimiento de las clases subor-
dinadas. Es así como la hegemonía deja de ser una evidente rela-
ción de poder de arriba hacia abajo, para convertirse en una com-
binación de fuerza y consentimiento que se expande en distintas
direcciones.
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Aunque lo escrito en este artículo no analiza las acciones, la agencia ni
las fugas a la hegemonía de la narración histórica, es necesario que mencione
que ese proyecto de nación del que hace parte la historia oficial no ha triun-
fado en todos los territorios de Colombia —en este caso—, y aunque es un
proyecto con mucho poder, no ha logrado consolidarse a lo largo y ancho de
nuestros territorios gracias a las luchas ancestrales de pueblos y comunida-
des, de colectivos y organizaciones políticas que construyen otras narrativas,
historias y acerca de su pasado y de lo que son, generando mecanismos para
la difusión de los mismos, lo cual representa una tensión permanente desde
las y los subalternizados.
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Para Stuart Hall, el análisis del concepto hegemonía implica
mucho más que una mirada exclusiva sobre las estructuras, o, en
otras palabras, de las relaciones netamente económicas y produc-
tivas. Así, el autor sitúa la discusión en las superestructuras, enten-
didas como espacios sociales, culturales, ideológicos y como for-
mas de concebir el mundo, en las cuales se constituye la hegemonía
propiamente dicha.
Stuart Hall profundiza este análisis de la siguiente manera:
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Estas preguntas hicieron parte de un diálogo que sostuvimos Aura
Cumes, Carmen Cariño y yo en un curso virtual que dictamos en el año
2017 como parte de las estrategias de formación del Glefas. El curso se llamó
“Racismo, mestizaje y jerarquización entre mujeres en América Latina”.
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Quizás la ruptura con la objetividad provenga de reconocer lo
mucho que de una hay en eso que “científicamente” aparece como
lo de todos y todas, y convertirla en parte de lo que narramos,
reconociéndonos parte, reconociéndonos moldeables, pero tam-
bién activas y, en consecuencia, productoras de la historia y de las
interpretaciones que hacemos de ésta.
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Durante la segunda mitad del siglo xx, en la narración histórica co-
lombiana aparecieron con fuerza los estudios históricos de las mujeres. En
este país tomó especial relevancia el trabajo de investigación de Michelle
Perrot y del medievalista Georges Duby, quienes en los años noventa publi-
caron cinco tomos de La historia de las mujeres en Occidente. Así mismo, bajo
la dirección académica de Magdalena Velásquez, en los años noventa fue
publicada en Colombia la Historia de las mujeres en Colombia. Menciono estas
dos obras que han sido pioneras en las escuelas de historia colombianas, sin
embargo, han sido muchas las autoras e investigadoras que a partir de los
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trucción misma del sujeto universal mujer y los vínculos que en el
tiempo se tejen para que se construya —o para construir— lo que
conocemos como Historia, para así pensar la genealogía de la
construcción de los sujetos históricos denominados “mujeres”
por el mundo occidental y moderno.
Es, pues, una propuesta antes que nada política y emancipado-
ra de comprensión del pasado para la acción en el presente que
vivamos. Es un diálogo comprensivo a través del cual se exploran
los sentidos de la construcción de los sujetos construidos como
mujeres y de sus interacciones. De esta forma, la historiografía
feminista para la descolonización no busca hacer la Historia de la
“mujer” o de “las mujeres”, sino articular diálogos para compren-
der, en palabras de Aura Cumes: “cómo llegamos a ser lo que so-
mos” y “cómo podemos llegar a ser lo que queremos ser”, a través
del conocimiento y la reapropiación de esas historias vitales que
habitan la oralidad, la música, las formas de relacionamiento.
La investigación histórica feminista y descolonial pone en diá-
logo y en tensión las herramientas del amo6 con las experiencias
Intentando concluir
Bibliografía