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Psicopatología de Niños y Adolescentes

22-2013

Investigación:
Trastorno del Espectro Autista (TEA)

Docente
MPsc. Lizbeth Fonseca Aguilar

Estudiante
Lucía Pacheco Woodbridge

III CO
2023
Índice

Definición del trastorno del espectro autista (TEA)................................................................... 2


Contextualización...........................................................................................................................3
Justificación.................................................................................................................................... 4
Objetivos......................................................................................................................................... 5
Objetivo general.........................................................................................................................5
Objetivos específicos................................................................................................................. 5
Caracterización del TEA...............................................................................................................6
Criterios diagnósticos.................................................................................................................... 7
Desarrollo y curso del TEA......................................................................................................... 11
Factores de riesgo y pronóstico...................................................................................................13
Abordajes clínicos basados en evidencia................................................................................... 14
Ghani et al, 2020...................................................................................................................... 14
Protocolo de evaluación............................................................................................................... 17
Autism Diagnosis Interview-Revised (ADI-R)....................................................................... 17
Autism Diagnostic Observation Schedule (ADOS-2)............................................................. 18
Childhood Autism Rating Scale – 2 (CARS2-ST & CARS2-HF).......................................... 19
Gilliam Autism Rating Scale - Third Edition (GARS-3).........................................................19
Repercusiones sobre la salud y el bienestar...............................................................................20
Escuela..................................................................................................................................... 20
Familiares.................................................................................................................................21
Pares.........................................................................................................................................21
Recomendaciones sobre la medicación...................................................................................... 22
Criterios para el diagnóstico diferencial....................................................................................24
Aportes de las neurociencias a TEA...........................................................................................26
Conclusiones................................................................................................................................. 27
Referencias....................................................................................................................................28

1
Definición del trastorno del espectro autista (TEA)

El trastorno del espectro autista (TEA) es una condición del neurodesarrollo compleja

caracterizado por un rango de deficiencias persistentes en la comunicación y la interacción

social, además de la presencia de patrones de comportamiento, interés o actividades restringidos

y repetitivos (American Psychiatric Association, 2013, p. 50). Estos rasgos de conducta se

manifiestan temprano en el desarrollo e impactan significativamente el funcionamiento de los

individuos en diversos contextos.

Las deficiencias en la comunicación y la interacción social a menudo se manifiestan por

medio de dificultades en la reciprocidad socioemocional, conductas de comunicación no verbales

y en el desarrollo, mantenimiento y comprensión de las relaciones interpersonales (American

Psychiatric Association, 2013, p. 50). Las personas con TEA a menudo presentan un

acercamiento social anormal, fracaso en conversaciones normales y en interacciones sociales,

anomalías en el contacto visual y lenguaje corporal, dificultades en ajustar su comportamiento

según el contexto social, ausencia de interés por otras personas, entre otras conductas (American

Psychiatric Association, 2013, p. 50). Los patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento,

intereses o actividades se manifiestan en movimientos, utilización de objetos o habla

estereotipados o repetitivos, insistencia en la monotonía, excesiva inflexibilidad de rutinas o

patrones ritualizados, intereses muy restringidos y fijos con intensidad anormal, hiper o

hiporreactividad a estímulos sensoriales, entre otras conductas (American Psychiatric

Association, 2013, p. 50).

Los síntomas previamente mencionados deben presentarse en las primeras fases del

desarrollo, pero pueden no manifestarse totalmente hasta que las demandas sociales superan las

capacidades del individuo. Adicionalmente, los síntomas causan un deterioro significativo en las

2
áreas sociales, laborales y otras de funcionamiento habitual. Para ser considerado TEA, las

deficiencias presentadas no pueden ser explicadas de mejor manera por una discapacidad

intelectual o por un retraso global del desarrollo (American Psychiatric Association, 2013, p. 51).

Contextualización

La prevalencia del trastorno del espectro autista (TEA) ha estado aumentando a lo largo

de las últimas décadas, con estimados recientes sugiriendo que aproximadamente 1 en 36 niños

son diagnosticados con TEA en el país de Estados Unidos (Centers for Disease Control and

Prevention, 2023). La causa de este aumento en casos diagnosticados no es clara, ya que podría

darse por un aumento real en el número de casos, por una mejor detección y reporte de casos, o

ambos (Mayo Clinic, 2018). El trastorno del espectro autista afecta a niños y adolescentes de

todas las razas y nacionalidades, pero ciertos factores pueden aumentar el riesgo, los cuales serán

abordados a mayor profundidad más adelante en la investigación.

En los últimos años, la tecnología se ha vuelto una parte permanente de la vida diaria, con

niños y adolescentes utilizando celulares, tablets, computadoras y televisores a gran medida. Los

niños menores de dos años no deberían de utilizar ningún tipo de pantallas, mientras que los

niños de dos años en adelante deberían de tener un límite de una a dos horas diarias (Schwartz,

2023). Actualmente, hay una creciente cantidad de estudios investigando una posible relación

entre el autismo y el tiempo de exposición a pantallas. En un estudio publicado en el 2022, se

investigó la asociación entre el tiempo de exposición a pantallas en niños y niñas de un año de

edad y el trastorno del espectro autista a los tres años de edad. Los resultados demostraron que

largas duraciones de tiempo de exposición a pantallas en niños de un año tenían una asociación

significativa con TEA a los tres años de edad (Kushima et al, 2022). En otro estudio se encontró

3
que mientras más tiempo de exposición a la pantallas tuvieran los niños, más severos eran los

síntomas de TEA y más evidente era el retraso de desarrollo, especialmente en el área del

lenguaje (Dong et al, 2021). Aunque la asociación entre el tiempo de exposición a pantallas y el

TEA todavía esta siendo investigada, es evidente que este podría ser uno de los factores de riesgo

y como hoy en día las pantallas son utilizadas tan frecuentemente por niños y niñas, es un factor

importante de tener en cuenta.

Justificación

La investigación de este trastorno es importante para mejorar las estrategias de detección

temprana y de intervención. La identificación oportuna del TEA permite implementar

intervenciones como terapias conductuales y enfoques educativos especializados, los cuales han

demostrado tener beneficios significativos en la mejora de la comunicación, habilidades sociales

y el bienestar general de los individuos en el espectro (Lord et al, 2018).

Es sumamente importante investigar el trastorno del espectro autista, especialmente a luz

del aumento en su prevalencia y el impacto que tiene en los individuos. A través de la

investigación, las cifras de detección temprana, la implementación de intervenciones y la

comprensión del trastorno pueden mejorar y por ende mejorar también la calidad de vida de los

individuos diagnosticados. Es crucial reconocer que el TEA es una condición de por vida, sin

embargo, la intervención temprana y el apoyo personalizado puede mejorar significativamente

las habilidades adaptativas y el bienestar general de los individuos. Crear espacios y entornos

inclusivos que fomenten la aceptación, la comprensión y el apoyo para los individuos

neurodivergentes es sumamente importante para asegurar que los mismos puedan triunfar y

contribuir en sus comunidades.

4
Objetivos

Objetivo general

Aumentar el conocimiento y la comprensión del trastorno del espectro autista a través de una

investigación y un análisis integral.

Objetivos específicos

1. Identificar la prevalencia de factores genéticos, ambientales y familiares en el trastorno

del espectro autista.

2. Determinar el funcionamiento integral de las personas con trastorno del espectro autista.

3. Analizar cómo el trastorno del espectro autista afecta la salud y el bienestar en diferentes

contextos, como la escuela, la familia y las relaciones con los pares.

5
Caracterización del TEA

El trastorno del espectro autista (TEA) es una condición del neurodesarrollo que

involucra desafíos persistentes en la comunicación social, intereses restringidos y

comportamientos repetitivos (American Psychiatric Association, 2013, p. 50). Las señales de

indicio de este trastorno pueden ser notadas por los padres, cuidadores o doctores antes de que un

niño cumpla el primer año de edad, sin embargo los síntomas se vuelven más visibles y

consistentes alrededor de los dos o tres años de edad. En algunos casos, el deterioro funcional es

leve o poco aparente hasta que el niño ingresa a la escuela, donde sus déficits resaltan en

comparación a sus pares (Jadhav & Schaepper, 2021). El trastorno del espectro autista abarca el

trastorno de autismo, el trastorno de Asperger’s, el trastorno desintegrativo infantil y el trastorno

generalizado del desarrollo; individuos previamente diagnosticados con alguno de dichos

trastornos ahora cumplen con los criterios para TEA (Ghani et al, 2020).

Los déficits de la comunicación social pueden incluir un menor intercambio de intereses

con otros, una dificultad apreciando sus emociones y las de otros, una resistencia a mantener

contacto visual, una falta de comprensión y de uso de gestos no verbales, una interpretación del

sarcasmo o de ideas abstractas literal y una dificultad en hacer amistades y/o mantenerlas

(Jadhav & Schaepper, 2021). Los intereses restringidos pueden causar una sobrefijación en temas

específicos hasta causar la exclusión de otros, una expectativa de un interés similar en los

mismos temas de parte de otras personas, una dificultad en la tolerancia al cambio en rutinas o

nuevas experiencias y un acomodo en maneras específicas de objetos, a menudo juguetes. Los

comportamientos repetitivos pueden incluir movimientos estereotipados como el aleteo de las

manos, balanceo y giros y una hipersensibilidad sensorial (Jadhav & Schaepper, 2021).

6
Criterios diagnósticos

El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) establece

cuatro distintos criterios diagnósticos para el trastorno del espectro autista. El criterio A

denomina que deben haber deficiencias persistentes en la comunicación y en la interacción social

en distintos contextos. Es importante notar que las deficiencias se presentan de maneras distintas

según la edad, el nivel intelectual y las capacidades lingüísticas del individuo (American

Psychiatric Association, 2013, p. 53). Este criterio se puede manifestar en el presente o en el

pasado de las siguientes maneras:

1. Deficiencias en la reciprocidad socioemocional: Este criterio se puede manifestar en

acercamientos sociales anormales, fracaso en la conversación, disminución de intereses,

emociones o afectos compartidos, fracaso en iniciar o responder apropiadamente en

interacciones sociales, etc (American Psychiatric Association, 2013, p. 50). Estas

conductas son claramente evidentes en niños pequeños; el lenguaje que se da es muchas

veces unilateral y se utiliza para pedir o clasificar, en vez de para comentar, compartir o

conversar. En adultos, estas deficiencias son más evidentes en la dificultad para procesar

y responder a señales sociales complejas, además de la ansiedad que sufren por tener que

calcular conscientemente lo que muchas veces es algo intuitivo para otras personas

(American Psychiatric Association, 2013, p. 53).

2. Deficiencias en las conductas comunicativas no verbales utilizadas en la interacción

social: Este criterio se puede manifestar en una comunicación verbal y no verbal poco

integrada, anomalías del contacto visual y del lenguaje corporal, deficiencias de la

comprensión y uso de gestos no verbales, deficiencias de la comprensión y uso de

expresiones faciales, etc (American Psychiatric Association, 2013, p. 50). Una conducta

7
representativa de TEA es la incapacidad de utilizar las manos para señalar, mostrar o

llevar objetos que pueda ser de interés para otros y la incapacidad de seguir las señales o

la mirada de otros (American Psychiatric Association, 2013, p. 54).

3. Deficiencias en el desarrollo, el mantenimiento y la comprensión de las relaciones

interpersonales: Este criterio se puede manifestar en dificultades para adaptar el

comportamiento según el contexto social, dificultades para compartir juegos

imaginativos, dificultades en formar amistades, ausencia de interés por los demás, etc

(American Psychiatric Association, 2013, p. 50). Estas deficiencias son particularmente

notables en niños pequeños, quienes a menudo muestran una falta de juego social y de

imaginación compartida, además de jugar con reglas inflexibles. Los adultos pueden

tener problemas más evidentes para entender cuáles comportamientos son apropiados en

un contexto pero no en otro o las diferentes maneras de utilizar el lenguaje para

comunicarse. Ambos niños y adultos manifiestan una preferencia por actividades

solitarias o con personas mucho menores o mayores a ellos (American Psychiatric

Association, 2013, p. 54).

El criterio B establece que deben presentarse patrones restrictivos y repetitivos de

comportamientos, intereses o actividades, los cuales se pueden manifestar en el presente o en el

pasado por medio de dos o más de los siguientes puntos:

1. Movimientos, utilización de objetos o habla estereotipados o repetitivos: Este criterio se

manifiesta en conductas como la alineación de los juguetes, ecolalia, cambio de lugar de

objetos, estereotipias motoras, lenguaje idiosincrásico, etc (American Psychiatric

Association, 2013, p. 50).

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2. Insistencia en la monotonía, excesiva inflexibilidad de rutinas y patrones ritualizados de

comportamientos: Este criterio se manifiesta en conductas como la ansiedad ante

cambios, dificultades con transiciones, rigidez en patrones de pensamiento, rituales,

necesidades anormales como por ejemplo, tomar el mismo camino todos los días, etc

(American Psychiatric Association, 2013, p. 50).

3. Intereses restringidos y fijos con intensidad anormal: Este criterio se manifiesta en

conductas como apegos intensos a objetos, sobrefijación, etc (American Psychiatric

Association, 2013, p. 50).

4. Hiper o hiporreactividad a estímulos sensoriales: Este criterio se manifiesta en conductas

como la indiferencia aparente al dolor o temperatura, respuestas aversivas a sonidos o

texturas específicas, palpación excesiva de objetos, fijación visual en luces o

movimientos, etc (American Psychiatric Association, 2013, p. 50).

El criterio C denomina que los síntomas mencionados previamente (criterios A y B)

deben de presentarse durante las primeras fases de desarrollo de los niños, pero pueden no

manifestarse en su totalidad hasta que la demanda supera las capacidades del niño. El criterio D

denota que los síntomas deben de causar un deterioro significativo en el funcionamiento habitual

en áreas sociales, laborales, académicas, etc. Por último, el criterio E recalca que las alteraciones

manifestadas no pueden ser explicadas de manera más completa por una discapacidad intelectual

o un retraso global del desarrollo (American Psychiatric Association, 2013, p. 50).

El diagnóstico del trastorno del espectro autista se puede dar en tres niveles de gravedad,

lo cual depende de los deterioros que se presenten en la comunicación social y en los patrones de

comportamientos restringidos y repetitivos. En el DSM-5, los tres niveles de gravedad se

9
denominan Grado 1 – “Necesita ayuda”, Grado 2 – “Necesita ayuda notable” y Grado 3 –

“Necesita ayuda muy notable” (American Psychiatric Association, 2013, p. 52).

1. Grado 1:

a. Se presenta una dificultad para iniciar interacciones sociales y se presentan

respuestas inusuales, anormales o inapropiadas.

b. Se demuestra una aparente carencia de interés en las interacciones sociales.

c. Se presenta una falta de flexibilidad de comportamiento que interfiere

significativamente con el funcionamiento en uno o diversos contextos.

d. Se presenta una dificultad para alternar actividades y en la autonomía causada por

problemas de organización y planificación.

2. Grado 2:

a. Se presentan deficiencias en las aptitudes de comunicación social, verbal y no

verbal.

b. Se presenta un inicio limitado de interacciones sociales y respuestas reducidas o

anormales.

c. Se presenta una inflexibilidad de comportamientos, dificultad para el cambio y

demás conductas restringidas y repetitivas que resultan frecuentemente evidentes

para otras personas e interfieren en el funcionamiento en algunos contextos.

d. Se presenta una ansiedad y/o dificultad para cambiar el foco de la acción.

3. Grado 3:

a. Se presentan deficiencias graves de las aptitudes de comunicación social, verbal y

no verbal que afectan significativamente el funcionamiento.

10
b. Se presenta un inicio muy limitado de interacciones sociales y una respuesta

mínima.

c. Se presenta una inflexibilidad de comportamientos, extrema dificultad para el

cambio y otras conductas restringidas y repetitivas que interfieren

significativamente en el funcionamiento en todo contexto.

d. Se presenta una ansiedad y/o dificultad extrema para cambiar el foco de la acción.

Desarrollo y curso del TEA

Usualmente, las señales de TEA aparecen antes del segundo cumpleaños de los niños, es

decir alrededor de los 12-24 meses de edad, pero es posible que los síntomas se desarrollen antes

de los 12 meses si los retrasos en el desarrollo son graves. Las características conductuales

comienzan a ser evidentes en la primera infancia, cuando a menudo se presenta una falta de

interés por la interacción social. Durante los primeros dos años de vida, algunos niños presentan

una paralización del desarrollo o una regresión del mismo con un deterioro en comportamientos

sociales o del uso del lenguaje (American Psychiatric Association, 2013, p. 55). Durante esta

etapa también se hacen más evidentes los comportamientos repetitivos y anormales y la ausencia

del juego. La distinción clínica para los comportamientos repetitivos se basa en el tipo, la

frecuencia y la intensidad del comportamiento, ya que estos suelen ser comunes en niños

pequeños. El periodo de la infancia temprana y de los primeros años escolares usualmente es

cuando los síntomas son más marcados, ya que estos mejoran – en algunas áreas – en la infancia

tardía (American Psychiatric Association, 2013, p. 55).

Para poder reconocer el trastorno del espectro autista en niños muy pequeños, hay

algunas características claves como movimientos repetitivos, fijaciones u obsesiones o

11
problemas con el procesamiento sensorial (The Place for Children with Autism, 2023). También

hay algunos hitos del desarrollo que pueden dar señales de la presencia de TEA en un niño.

Algunos posibles indicios de TEA se pueden notar desde los 9 meses de edad, si el niño no

responde a su nombre o no demuestra expresiones faciales asociadas con las emociones básicas

como la felicidad, tristeza, enojo o sorpresa. También se puede prender una alarma si a los 12

meses de edad el niño no participa en juegos interactivos simples o si usa pocos o ningún gesto

como señalar o saludar (The Place for Children with Autism, 2023). Si a los 15 meses el niño no

demuestra intereses compartidos con otros, a los 18 meses no sigue el gesto de señalamiento de

alguien más, a los 24 meses no logra identificar si otra persona está lastimada o triste y si a los

30 meses de edad no participa en el juego imaginativo, podría ser una señal de la presencia de

TEA (The Place for Children with Autism, 2023). Adicionalmente, también se puede considerar

una alarma si a los 3 años de edad el niño tiene dificultades entendiendo las emociones de los

demás o hablando de las suyas, al igual que si a los 5 años de edad no participa en juegos que

involucran tomar turnos. Mientras que muchos niños en un proceso de desarrollo típico no

necesariamente alcanzan los hitos puntualmente, los retrasos significativos pueden ser una señal

de autismo en un niño (The Place for Children with Autism, 2023).

El trastorno del espectro autista no es un trastorno degenerativo, por lo que el aprendizaje

puede darse continuamente a lo largo de la vida. La mayoría de las personas con TEA no pueden

vivir y trabajar independientemente en su adultez; la minoría que sí puede tienden a tener

mayores capacidades lingüísticas e intelectuales. Aún así, estos individuos igual presentan

dificultades y una tendencia a sufrir de ansiedad y depresión. Por estas razones, muchas personas

adultas con TEA implementan estrategias de afrontamiento y compensación por sus

12
discapacidades para esconderlas en público, lo cual les ayuda pero a la vez les causa estrés y

ansiedad (American Psychiatric Association, 2013, p. 56).

Con respecto al TEA durante la edad avanzada se sabe muy poco, ya que es un

diagnóstico reciente. El diagnóstico del TEA es mayor de 70 años, por lo que los primeros en ser

diagnosticados están en su adultez tardía ahora (Kartoz et al, 2022).

Factores de riesgo y pronóstico

Existen factores que aumentan el riesgo de desarrollar TEA, y estos se dividen en

factores genéticos y ambientales. Con respecto a los factores genéticos, existen estimaciones de

heredabilidad que varían entre el 37% y el 90%. Actualmente, alrededor del 15% de los casos

diagnosticados parecen tener una asociación con una mutación genética (American Psychiatric

Association, 2013, p. 57). A medida que la tecnología avanza, se han encontrado más genes

vinculados con el autismo, muchos de estos genes teniendo control sobre la expresión de otros

genes o siendo vitales para la comunicación entre neuronas. Aunque alrededor de 400 genes han

sido fuertemente vinculados y 200 han sido levemente vinculados, la contribución de cada gen

en particular dentro de la población con TEA es poca, con ninguno encontrado en más de 2% de

los pacientes (Styles et al, 2020).

Con respecto a los factores ambientales, se ha determinado que la exposición a aire

contaminado, algunos objetos de plástico, químicos, consumo de alcohol, fumar y el estrés o la

tensión prenatal son factores que pueden aumentar el riesgo de autismo. Se argumenta que la

exposición a químicos dañinos y a infecciones tienen un mayor impacto durante el segundo y

tercer trimestre de embarazo, cuando el crecimiento cerebral y la formación sináptica es mayor.

La exposición en sí no causa TEA directamente, pero cuando esta es combinada con otros

13
factores de riesgo se pueden desencadenar cambios, lo cual afecta el desarrollo neuronal y puede

resultar en TEA (Styles et al, 2020). Los factores de riesgo posnatales incluyen un bajo peso al

nacer, ictericia e infecciones; el bajo peso al nacer tiene un índice de probabilidades de autismo

dos veces mayor y la ictericia tiene un índice cuatro veces mayor si el niño sobrevive.

Infecciones como la meningitis, varicela, fiebre e infecciones de oído durante los primeros 30

días de vida están correlacionadas con un mayor riesgo de autismo (Styles et al, 2020).

Los pronósticos se dan de manera individual según las características del individuo, al

igual que el diagnóstico. Los individuos que se encuentran en el lado leve del espectro a menudo

son capaces de ingresar a la educación regular, progresar en el lugar de trabajo y, a través del

apoyo terapéutico, mejorar sus habilidades de comunicación social (Styles et al, 2020). Para

aquellos que se encuentran en el lado del espectro más grave, el pronóstico es menos optimista.

En algunos casos los individuos puede que nunca aprendan a comunicarse y se mantienen en un

mundo aislado de pares y familiares. Estos individuos tienden a tener mayores problemas debido

a las grandes barreras de comunicación e interacción social. Todos los pronósticos dependen de

las manifestaciones sintomáticas del individuo, las cuales pueden ser tratadas, de manera

personalizada, por medio de abordajes terapéuticos y en algunos casos, farmacológicos, para

mejorar la calidad de vida de los pacientes.

Abordajes clínicos basados en evidencia

Ghani et al, 2020

La guía clínica titulada “Introduction to Magellan’s Adopted Clinical Practice Guidelines

for the Assessment and Treatment of Children With Autism Spectrum Disorders” ofrece una

visión integral del trastorno del espectro autista (TEA) en relación a niños y adolescentes. La

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información del documento aborda un gran rango de áreas incluyendo la prevalencia, el

diagnóstico, los factores ambientales, las condiciones concurrentes, las intervenciones, la

farmacoterapia, el rol de los médicos de atención primaria y las posibles direcciones futuras en la

investigación y el tratamiento de TEA.

La parte inicial de la guía clínica habla sobre la prevalencia y el diagnóstico de TEA. Una

mención notable en el documento es un reporte del Centers for Disease Control and Prevention

(CDC) que destaca un incremento en la prevalencia de TEA reportada por padres de un 1.25%

durante los años 2011-2013 a un 2.24% en el año 2014 (Ghani et al, 2020). Adicionalmente, un

aspecto significativo que es discutido en la guía son las disparidades raciales y étnicas en la edad

de diagnóstico de TEA, especialmente en casos de TEA leve o moderado. En un estudio que

comparó la prevalencia y la edad de diagnóstico de TEA entre grupos raciales y étnicos en una

muestra basada en la población de la Encuesta Nacional de Niños con Necesidades Especiales de

Atención de Salud (NS-CSHCN por sus siglas en inglés) del año 2009-2010, se identificó que

para los niños de 3-4 años, la edad media de diagnóstica era comparable entre todos los grupos,

mientras que para los niños y adolescentes de 5-17 años, los niños blancos no hispanos con TEA

leve o moderado tenían una mayor proporción de diagnósticos tardíos que los niños de la misma

edad, negros no hispanos o hispanos de otros idiomas (Ghani et al, 2020).

Una perspectiva única mencionada en la guía clínica es la correlación entre la prevalencia

de TEA y los factores ambientales. Un estudio mencionado revela una posible asociación entre

una prevalencia mayor de TEA y la proximidad a facilidades industriales que liberan sustancias

peligrosas tales como arsénico, plomo o mercurio (Ghani et al, 2020). Este estudio utilizó datos

de vigilancia del año 2000 al 2008 de cinco sitios de la red de Monitoreo de Autismo y

Discapacidades del Desarrollo (ADDM por sus siglas en inglés) y datos del censo del año 2000.

15
Los datos de las liberaciones de arsénico, plomo y mercurio fueron obtenidos del Inventario de

Emisiones Tóxicas de la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU (TRI por sus siglas en

inglés). El estudio encontró una mayor prevalencia de TEA en áreas más cercanas a los sitios de

TRI que estuvieron activos durante los años de nacimiento de los niños examinados. Esto sugiere

que la exposición a estas sustancias, incluso a una larga distancia, puede impactar la prevalencia

de TEA (Ghani et al, 2020).

La guía discute extensamente las condiciones psiquiátricas y médicas concurrentes

prevalentes en individuos con TEA. Entre las condiciones psiquiátricas, a menudo se observan

trastornos de ansiedad, trastorno de déficit de atención/hiperactividad y trastorno obsesivo

compulsivo. En el lado médico, trastornos convulsivos, problemas gastrointestinales y trastornos

del sueño son comunes. Estas condiciones concurrentes impactan significativamente la calidad

de vida y el manejo general de los individuos con TEA (Ghani et al, 2020).

Varios modelos de intervención y prácticas dirigidas al abordaje de desafíos enfrentados

por niños y adolescentes con TEA son discutidos, incluyendo el projecto PLAY, el proyecto de

interacción social temprana (ESI por sus siglas en inglés) y el análisis de comportamiento

aplicado (ABA por sus siglas en inglés). El proyecto PLAY (Play and Language for Autistic

Youngsters – Juego y Lenguaje para Jóvenes Autistas) enfatiza la reciprocidad social y apoya a

padres a socializar con sus hijos de entre 32 a 71 meses (2 años y medio a 6 años) durante al

menos dos horas al día (Ghani et al, 2020).. En el proyecto ESI, los padres son enseñados la

importancia de la intervención intensiva y son fomentados a utilizar estrategias basadas en

evidencia para la mejora de la comunicación social y el comportamiento adaptativo (Ghani et al,

2020).

16
La sección sobre la farmacoterapia menciona los medicamentos aprobados por el Food

and Drug Administration (FDA), incluyendo risperidona y aripiprazol y su eficacia en el manejo

de agresión, autolesión y rabietas. También se mencionan algunos medicamentos beneficiosos en

el tratamiento de condiciones concurrentes como TDAH (Ghani et al, 2020). La guía también

habla sobre el rol de los médicos de atención primaria, mencionando que sus responsabilidades

incluyen la vigilancia del desarrollo, detección, asistencia en el proceso de diagnóstico y

asistencia en el manejo de condiciones concurrentes. También se destaca que el esfuerzo

colaborativo y coordinado entre los médicos y los especialistas de comportamiento es esencial

para el tratamiento efectivo de TEA (Ghani et al, 2020).

Hacia el final de la guía, se resalta la importancia de más investigación para comprender

mejor las características genotípicas y fenotípicas que influencian la reacción de los

medicamentos en TEA. Estas direcciones futuras insinúan el crecimiento y la evolución del

tratamiento y de la investigación sobre TEA, buscando obtener un enfoque más individualizado y

efectivo sobre el manejo de TEA (Ghani et al, 2020).

Protocolo de evaluación

Las siguientes son algunas de las pruebas evaluativas utilizadas para el diagnóstico del

trastorno del espectro autista.

Autism Diagnosis Interview-Revised (ADI-R)

La Autism Diagnostic Interview – Revised (ADI-R) es una entrevista evaluativa con una

duración de 90-150 minutos, creada en el 2003 para individuos con sospecha de trastorno del

espectro autista. La ADI-R debe ser aplicada a niños de 2 años o más, junto con una observación

17
clínica y medidas de evaluación adicionales para diagnosticar TEA. Para el proceso de

evaluación, un examinador entrenado realiza una entrevista con un cuidador que conozca la

historia del desarrollo temprano y el funcionamiento actual del niño. Compuesta por 93 ítems, la

ADI-R se enfoca en tres dominios: lenguaje y comunicación, reciprocidad en interacciones

sociales y comportamientos e intereses restringidos, repetitivos y estereotipados. Las preguntas

de la entrevista abordan el contexto del niño, su comportamiento, su desarrollo temprano, su

adquisición de lenguaje, su funcionamiento actual, su desarrollo social y otros temas

clínicamente relevantes (Center for Autism Research, 2020).

Autism Diagnostic Observation Schedule (ADOS-2)

La Autism Diagnostic Observation Schedule (ADOS-2) es una evaluación

semi-estructurada que consiste de varias actividades que permiten observar comportamientos

sociales y de comunicación. Su propósito es evaluar a personas de un año de edad o mayores con

sospecha de tener autismo. La ADOS-2 consiste de cinco módulos, cada uno con una duración

de 30-60 minutos. El individuo siendo evaluado solo se le aplica un módulo, dependiendo de su

nivel de expresión de lenguaje y edad cronológica, y este se determina siguiendo el manual. El

módulo 1 es utilizado con niños que no utilizan el discurso de frases consistentemente. El

módulo 2 se utiliza con niños que utilizan el discurso de frases pero no son fluidos verbalmente.

El módulo 3 se utiliza con niños que sí son fluidos y el módulo 4 con adolescentes y adultos

fluidos. El módulo 5 es utilizado con niños pequeños. El administrador de la prueba debe

registrar sus observaciones, codificarlas luego y formular un diagnóstico (Chahin et al, 2019).

18
Childhood Autism Rating Scale – 2 (CARS2-ST & CARS2-HF)

La Childhood Autism Rating Scale – 2 (CARS2) es una escala de clasificación de

comportamientos que ayuda a identificar a niños con autismo y a distinguirlos de niños con

discapacidades de desarrollo que no tienen autismo. Adicionalmente, ayuda a distinguir entre

autismo leve, moderado o severo. La escala cubre varias características, habilidades o conductas

particulares incluyendo relaciones interpersonales, afecto, relación a objetos, adaptación al

cambio ambiental, responsividad, comunicación verbal y no verbal, funcionamiento intelectual,

entre otros La escala CARS2-ST se utiliza con niños menores de 6 años o niños mayores de 6

años pero con un coeficiente intelectual estimado de 79 o menos. La escala CARS2-HF se utiliza

con niños de 6 años o más con un coeficiente intelectual estimado de 80 o mayor. Estas escalas

pueden ser utilizadas por doctores, educadores especiales, psicólogos escolares, patólogos del

habla y audiólogos y ayudan a reconocer y clasificar a niños con autismo. Las puntuaciones van

desde 15 a 60 y aquellas menores de 30 indican que el niño no está en el rango de autismo. Sin

embargo, puntuaciones entre 30 y 36.5 indican un autismo leve a moderado, mientras que

puntuaciones entre 37 y 60 indican un autismo severo (Schloper et al, 2015).

Gilliam Autism Rating Scale - Third Edition (GARS-3)

La Gilliam Autism Rating Scale – Third Edition (GARS-3) es una escala que asiste en la

identificación de la severidad del autismo en individuos de entre 3 y 22 años de edad. Esta escala

abarca varias dimensiones, incluyendo las interacciones sociales, las habilidades de

comunicación y los comportamientos característicos y estereotípicos de autismo (Chahin et al,

2019). El instrumento consiste de 56 ítems describiendo los comportamientos característicos de

personas con autismo, y estos están agrupados en seis subescalas: (1) comportamientos

19
restringidos/repetitivos, (2) interacción social, (3) comunicación social, (4) respuestas

emocionales, (5) estilo cognitivo y (6) habla desadaptativa (PRO-ED, 2023).

Repercusiones sobre la salud y el bienestar

Es crucial recordar que con el apoyo correcto, acomodaciones y comprensión, los niños y

adolescentes con TEA pueden triunfar en todas las áreas mencionadas a continuación. La

intervención temprana, las prácticas de educación inclusiva y la promoción de la consciencia

sobre el autismo puede significativamente mejorar los resultados para los individuos con

autismo. Adicionalmente, construir una comunidad de apoyo que incluye familiares, educadores

y pares es esencial para la salud y el bienestar general de los niños y adolescentes con TEA.

Escuela

Los niños y adolescentes con autismo pueden enfrentar dificultades en los entornos de

aula tradicionales, ya que pueden luchar con tareas que requieren organización, funcionamiento

ejecutivo y comprensión social. En algunos casos, los niños y adolescentes podrían ser incapaces

de atender una escuela tradicional. Sin embargo, dependiendo en recursos y políticas, los niños y

adolescentes pueden tener acceso a servicios de educación especial, lo cual puede ser beneficioso

pero también puede segregarlos de sus pares (Chui Mae & Ramkumar, 2023, p. 77). El

aislamiento social también es un factor considerable, ya que les dificulta la creación y el

mantenimiento de amistades y puede causar sentimientos de soledad. Los ambientes escolares

pueden ser abrumadores debido a luces brillantes, ruidos fuertes y espacios con mucha gente, lo

cual puede llevar a una sobrecarga sensorial y angustia. Los niños y adolescentes también pueden

experimentar frustración en casos donde los docentes o los pares no entiendan sus necesidades o

20
sus perspectivas. Algunos niños y adolescentes con TEA pueden ser víctimas de acoso debido a

sus diferencias, lo cual puede llevar a angustias emocionales y psicológicas (Rudy, 2023).

Familiares

Las familias de niños y adolescentes con autismo pueden experimentar mayores niveles

de estrés, especialmente si tienen que navegar los sistemas complejos de acceso a servicios

especiales. Adicionalmente a esto, pueden experimentar tensión financiera, ya que los costos

asociados con terapias, intervenciones y educaciones especializadas pueden ser una carga

significativa en las familias. Además del niño o adolescente con TEA, los hermanos, hermanas,

padres, madres y familiares extendidos también pueden necesitar apoyo en la comprensión y en

la adaptación sobre las necesidades del niño, ya que se presenta una alteración en los eventos

normativos de la vida (Begum & Mamin, 2019). La insistencia en las rutinas y la dificultad para

lidiar con cambios pueden interferir con el comer y el dormir de los niños y pueden causar que

los cuidados rutinarios como los cortes de pelo sean muy difíciles (American Psychiatric

Association, 2013, p. 57). Para los padres, criar a un niño o adolescente con autismo puede ser

sumamente difícil, por lo que hay una tasa de divorcio mayor en padres de hijos con TEA que en

padres de hijos sin una discapacidad del desarrollo (Begum & Mamin, 2019).

Pares

Los niños y adolescentes con TEA pueden presentar una gran variedad de desafíos al

interactuar con sus pares. Es común que se den obstáculos en la comprensión de las normas y

señales sociales, dificultando su proceso de formar y mantener relaciones o amistades. Según el

DSM-5, los niños pequeños pueden tener dificultades con el aprendizaje, especialmente con el

21
aprendizaje a través de la interacción social, debido a la falta de habilidades sociales y de

comunicación (American Psychiatric Association, 2013, p. 57). Otro factor es el estigma y el

malentendido que se da sobre el autismo en la sociedad, llevando a posibles exclusiones y

conceptos erróneos. En un estudio realizado, se encontró que más rasgos autistas predicen una

menor aceptación de parte de los pares, así como predicen un mayor rechazo (Sari et al, 2021).

También se encontró que las dificultades en la interacción y comunicación social que presentan

los niños y adolescentes con autismo limitan sus habilidades sociales como ver a alguien cuando

se le habla, escuchar cuando alguien más habla o responder a sus comentarios, lo cual afecta la

impresión de sus pares y por ende la relación con los mismos. En un análisis del mismo estudio,

se determinó que la comunicación social es un factor que significativamente predice la

aceptación y el rechazo de los pares (Sari et al, 2021). Otra posible explicación se puede dar por

los déficits en las habilidades de mentalización que experimentan los niños y adolescentes con

TEA. El concepto de mentalización se refiere a las habilidades de comprender las mentes de

otros y decodificar sus intenciones, emociones y pensamientos. Al tener dificultades con estas

habilidades, los niños con rasgos autistas se sienten confundidos y fallan en entender las

conductas de los demás (Sari et al, 2021).

Recomendaciones sobre la medicación

En niños y adolescentes con trastorno del espectro autista (TEA) el manejo del

comportamiento, la atención, la salud mental y otros problemas debe darse de manera

multimodal y abordado en un entorno multidisciplinario. Aunque algunos agentes

farmacológicos pueden ayudar a reducir algunos síntomas, se debería continuar el uso de las

estrategias psicológicas, conductuales y ambientales junto con la farmacoterapia. También se

22
deben de tomar en consideración las diferencias del desarrollo de cada niño y adolescente, así

como alguna otra condición médica o problema social o ambiental significativo que pueda

afectar el comportamiento, la atención, la salud mental o el sueño. Aunque el autismo no puede

ser curado con medicamentos, estudios han evaluado el uso de varios agentes farmacológicos

para mejorar los síntomas. Los médicos que prescriban más de un medicamento deben de ser

vigilantes sobre las posibilidades de las interacciones de las drogas y monitorear la respuesta

clínica y los efectos secundarios (Chui Mae & Ramkumar, 2023, p. 63).

Para los síntomas centrales del autismo como las dificultades sociales y los

comportamientos restringidos y repetitivos no existe ningún agente farmacológico con suficiente

evidencia para justificar su uso, sin embargo existen varios medicamentos que pueden tratar las

condiciones concurrentes como el trastorno de déficit de atención/hiperactividad (TDAH),

dificultades de sueño y condiciones psiquiátricas y comportamientos desafiantes (Chui Mae &

Ramkumar, 2023, p. 63).

Para el TDAH, a menudo se recomiendan los medicamentos de metilfenidato,

atomoxetina y guanfacina. El metilfenidato es un medicamento estimulante también conocido

como Ritalina o Concerta que ayuda con la estimulación de ciertas partes del cerebro que están

poco activas en personas con TDAH. Este medicamento a menudo es asociado con dolores de

cabeza, pérdida de apetito, incomodidad abdominal, náuseas, ansiedad e insomnio. El

metilfenidato debería ser considerado como el tratamiento farmacológico de primera línea para

los niños y adolescentes con TEA y TDAH. Si el metilfenidato falla, se debería de considerar la

implementación de atomoxetina. Si tanto el metilfenidato como la atomoxetina fallan, se podría

considerar la implementación de la guanfacina (Chui Mae & Ramkumar, 2023, p. 64).

23
Para las condiciones psiquiátricas y los comportamientos desafiantes concurrentes con

TEA, usualmente se prescriben los antipsicóticos como la risperidona y el aripiprazol, los cuales

están aprobados por el US Food and Drug Administration (FDA) para el tratamiento de

irritabilidad y agresión en niños. Revisiones sistemáticas abordando los efectos de risperidona en

niños en el espectro autista han encontrado evidencia de su eficacia en el tratamiento de

irritabilidad, así como en la reducción de comportamientos repetitivos. El aripiprazol también ha

sido evaluado, encontrando que ayuda en la reducción de irritabilidad, hiperactividad y

estereotipias en niños con TEA (Chui Mae & Ramkumar, 2023, p. 65).

Criterios para el diagnóstico diferencial

Síndrome de Rett: En el síndrome de Rett se puede observar una alteración en la

interacción social, típicamente entre los 1 y 4 años de edad, por lo que podría aparentar cumplir

los criterios diagnósticos de TEA. Sin embargo, después de esa edad la mayoría de los niños o

adolescentes con TEA mejoran sus habilidades para la comunicación social (American

Psychiatric Association, 2013, p. 57).

Mutismo selectivo: En el mutismo selectivo, el desarrollo no está habitualmente alterado.

El niño o adolescente afectado muestra capacidades de comunicación apropiadas en ciertos

contextos y entornos. La reciprocidad social no está deteriorada y no se presentan patrones de

comportamiento restringidos y repetitivos, incluso cuando el niño o adolescente está mudo

(American Psychiatric Association, 2013, p. 57).

Trastornos del lenguaje y trastorno de la comunicación social (pragmático): En algunos

trastornos pueden haber problemas de comunicación o dificultades sociales secundarias, pero no

están asociados con una comunicación no verbal anormal o con patrones de comportamiento

24
restringidos y repetitivos. Si un individuo muestra deterioro de la comunicación y la interacción

social pero no muestra conductas restringidas o repetitivas, se pueden cumplir los criterios para

el trastorno de la comunicación social (pragmático) en vez de los de TEA. Siempre que se

cumplan los criterios de TEA, el diagnóstico del trastorno de la comunicación social

(pragmático) es reemplazado (American Psychiatric Association, 2013, p. 58).

Discapacidad intelectual sin TEA: Un diagnóstico de TEA sería adecuado en una persona

con discapacidad intelectual si sus habilidades de comunicación e interacción social están

notablemente afectadas en relación con su nivel de desarrollo en las capacidades no verbales. Por

otro lado, la discapacidad intelectual sería el diagnóstico apropiado si no existe una diferencia

notable entre el nivel de habilidades sociales y/o comunicativas y el nivel de las demás

habilidades intelectuales del individuo (American Psychiatric Association, 2013, p. 58).

Trastorno de movimientos estereotipados: Las estereotipias motoras son parte de los

criterios diagnósticos de TEA y por eso no se diagnóstica el trastorno de movimientos

estereotipados si los comportamientos se pueden explicar mejor por la presencia de TEA.

Cuando las estereotipias causan autolesiones y se vuelven uno de los objetivos de tratamiento, se

podrían presentar ambos diagnósticos (American Psychiatric Association, 2013, p. 58).

Trastorno por déficit de atención/hiperactividad: Se puede considerar el diagnóstico de

TDAH si las dificultades atencionales o la hiperactividad superan las que usualmente se ven en

los individuos de edad mental similar (American Psychiatric Association, 2013, p. 58).

Esquizofrenia: A veces se produce deterioro social e intereses y creencias atípicas que

podrían confundirse con las deficiencias sociales notables en TEA. Las alucinaciones y los

delirios no son característicos de TEA. Sin embargo, se debe de tomar en cuenta que las personas

25
con TEA interpretan de manera literal las preguntas relacionadas con las características claves de

la esquizofrenia (American Psychiatric Association, 2013, p. 58).

Aportes de las neurociencias a TEA

Los aportes recientes de las neurociencias a TEA incluyen análisis a profundidad en la

genética, imágenes estructurales y funcionales, estudios cerebrales post mortem, evaluaciones

del rol de la vitamina D, entre otros (Licinio & Wong, 2021). El mundo de la neurociencia ha

contribuido significativamente a la comprensión del trastorno del espectro autista. Los análisis

genéticos y las imágenes estructurales y funcionales han ofrecido información y conocimiento

sobre los fundamentos neurológicos del TEA. Investigadores, gracias al uso de herramientas

especiales para el estudio de la actividad cerebral en individuos con TEA, han encontrado que

algunas partes del cerebro no se comunican bien con otras y que podría haber un razonamiento

genético para esto. Esto podría ayudar en el agrupamiento de individuos con TEA basado en sus

patrones de actividad cerebral, lo cual podría llevar a tratamientos más personalizados

(Luckhardt et al, 2014). En general, la neurociencia ha aportado por medio de la exploración de

factores genéticos, la identificación de las áreas cerebrales involucradas, el estudio de la

comunicación de neuronas y la evaluación del impacto de factores ambientales. Adicionalmente,

la investigación sobre la neuroplasticidad, la neuroinflamación y el rol de los neurotransmisores

han mejorado la comprensión de TEA. Esto es importante ya que es información que puede

mejorar el diagnóstico, las estrategias de intervención y el desarrollo de tratamientos.

26
Conclusiones

Esta investigación sobre el trastorno del espectro autista en niños y adolescentes resalta

su profundo impacto en los hitos del desarrollo, la integración social y el logro educativo. Las

ideas analizadas a lo largo de esta investigación resaltan la importancia de fomentar un sistema

de apoyo fuerte que aborde las áreas de la educación, la salud y la socialización. En conclusión,

el trastorno del espectro autista impacta significativamente la trayectoria de desarrollo de niños y

adolescentes afectados, influenciando sus habilidades cognitivas, sociales y emocionales. La

identificación temprana y las intervenciones personalizadas son cruciales para mitigar los efectos

adversos y para fomentar un aprendizaje y ambiente social positivo. Esta investigación resalta la

importancia sobre la comprensión de las manifestaciones de TEA y sobre la abogacía por las

políticas inclusivas de educación y salud. Es sumamente importante crear un cambio social hacia

la empatía, la comprensión y el apoyo, por ende mejorando la calidad de vida y la integración

social de los niños y adolescentes con TEA.

27
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