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Segundo parcial- Antropología filosófica

Arana, Yamila
1) Cómo la mente se relaciona con la materia
En el artículo Clark y Chalmers defienden una postura preguntándose donde termina la
mente y dónde comienza el mundo, (ahí donde está sumamente la persona).
Se preguntan por la frontera entre mente-cuerpo, lo hacen en un sentido literal,
reconocen que se trata de una pregunta acerca de los procesos y estructuras que
sustentan la vida mental. La cognición está extendida. La mente nos anticipa a los
procesos. Pensamos más allá de toda la realidad.
-Alva NoÊ contempla la extensión más allá de los límites del cerebro mediante el uso
de herramientas. El tipo de relación con la experiencia y el entorno dependen
radicalmente de la interacción con lo externo.
Las neuronas se adaptan al cambio del esquema corporal, del cual amoldamos a lo que
existe en el entorno. En la medida que el cuerpo se extiende, la mente también lo hace.
Las herramientas se vuelven parte de la extensión, del cuerpo.
Alva sostiene que somos seres extendidos, que habitamos nuestro campo mental y que
vivimos dentro de un mundo también extendido.
Semejanzas entre autores: el sujeto en constante relación con el entorno.
Diferencias:
Aporte a la antropología filosófica contemporánea:

2) Las emociones
Las emociones para Prinz son percepciones que representan los cambios corporales,
rasgos de la condición humana, sucesos que ocurren externamente y que desencadenan
estas emociones programadas. Prinz sostiene que las emociones evolucionan y son
construidas, distinguiendo entre emociones básicas y no básicas, sin estructuralizar esa
distinción, todas las emociones son parecidas; son corporeizadas y perceptuales, más
aún, habitadas únicamente por nuestra especie.
Cómo podría adherir Prinz a alguna teoría del problema mente-cuerpo (Rabossi).
En base a esto entra en relación la teoría funcionalista de lo mental, integrando el
concepto de Prinz respecto emociones, y los estados causalmente relacionados con el
entorno, que de una u otra forma adhieren a efectos sobre el cuerpo, consecutivamente
las conductas que muestra el cuerpo, proporcionado todo esto por la teoría.
3) Perspectiva de Le Breton
La perspectiva de Le Breton es clara: desde la modernidad cartesiana el hombre es la
imagen concebida en dos partes, la de la sustancia pensante, la otra, la parte extensa,
donde el cuerpo se mantiene al margen, concebido en una segunda instancia. Se expone
la desvalorización del cuerpo, un cuerpo sumamente máquina, el cuerpo occidental, la
mera exposición de la actitud individualizadora.
En el hombre presentado por Descartes se mantiene un alma que cobra sentido
solamente al pensar, y un cuerpo mecanizado que nada más y nada menos se reduce a
su extensión. Aquí la única unión existente entre alma-cuerpo es una permanencia de la
vida, de lo contrario una parte puede prescindir de la otra. La modernidad cartesiana
expresa esta individualidad, la frontera del sujeto. El cuerpo molesta, pesa, y a su vez,
esta distinción únicamente era acorde a cierta clase social, solo era accesible por grupos
de la alta burguesía, lo popular no distingue el cuerpo de la persona.
Para tomar control de la verdad había que despojar el cuerpo como parte de la
comprensión de la persona. ¿Desnaturizarlo?: no sólo se separa el organismo del
individuo, sino que también es quitado de su originalidad.
Ocultamiento del cuerpo actual. ¿Qué pasa con el cuerpo? El cuerpo occidental.
El cuerpo presente-ausente
Desde Le Breton la idea de cuerpo está condicionada con relación al intercambio entre
sujetos sociales. El cuerpo como paradigma, reflejo de un constructo social, estereotipado y
reductivo. Durante lo cotidiano, los actos de intercambio el cuerpo parece ser olvidado, no
hay consciencia del lugar que ocupa en el espacio. El cuerpo ocupando un lugar de silencio,
de ocultamiento. Se hace presente en la realización de un “estado ideal” occidental de los
cuerpos normativos, donde se reduce a tajantes modelos de belleza que idealizan una
realidad inexistente. Se olvida que el cuerpo es soporte, el intermediario físico de sujeto a
sujeto, a través de él la persona se identifica, se relaciona con el mundo. Pero el problema
lo acata la sociedad, que parece ser la formuladora de la decisión respecto al cuerpo, sobre
ocultarlos o exhibirlos.
Para el individuo se hace presente el cuerpo en momentos decisivos, en la imposibilidad de
llevar a cabo actos, en momentos de dolor, malestar, placer.
En el acto de invisibilizar al cuerpo, en la inquietud sobre el cuerpo, en el intento de
“escucharlo”, no se hace mas que simular el silencio de la carne.
En definición, el cuerpo se vuelve pesadumbre, imposibilidad de sostén, de cancelación del
contacto con el otro, incomodidad del acto de pensar al cuerpo como la cultura lo atraviesa.
La modernidad establece la liberación del cuerpo en la medida que concuerde con el
dominio de los estereotipos de la sociedad. No hay espacios sociales donde se pueda
desarrollar al cuerpo tal y como es, naturalmente. Aquí Le Breton cierra, la liberación del
cuerpo va a existir cuando desaparezca la preocupación por el mismo.

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