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UNA LECTURA DE LA SERRANÍA DE ABIBE A PARTIR DE DISTINTOS ESCRITOS

Por Alberto Ruiz Sánchez, Gestor Social1

1. INTRODUCCIÓN
Desde una mirada geográfica, Urabá es el territorio que está circunscrito y delimitado por
el golfo de su mismo nombre, rodeado por las estribaciones montañosas de la Serranía
de Abibe, e irrigado por los afluentes del río Atrato. El valle acuático que forma esa
inmemorial fuente hídrica enmarca la cadena montañosa del Urabá chocoano, que se
conoce como serranía del Daríen, que se extiende en buena parte de la república de
Panamá.
Por sus condiciones ambientales, algunos puntos de esta geografía se presentaron entre
20 mil y 30 mil años, los primeros poblamientos del continente americano, según estudios
antropológicos2 que señalan que posiblemente los nativos del Amazonas, (denominados
por los cronistas europeos como Caribes), se expandieron a través de las costas de Brasil
y Venezuela, hacia el norte buscando tal vez intercambios comerciales; al mismo tiempo,
aborígenes del norte, (en especial, los asentados en la actual Guatemala y México), en
busca de otros recursos, fueron expandiéndose hacia el sur, combinando caminos
terrestres y vía fluviales.
Investigadores sobre las comunidades tribales de este continente, entre ellos Saldarriaga3
(2013), señalan que el encuentro de estas culturas permitió el florecimiento de
organizaciones tribales con cierto avance en técnicas y estructuras sociales (en lo político
y social, aunque no llegaron a ser tan complejas, como en su momento fueron los mayas
y los aztecas). las cuales causaron admiración entre los europeos que recorrieron esa
parte continental.
Una reconocida antropóloga colombiana,4 en sus investigaciones da cuenta de unas
comunidades con una organización social especifica con su entorno, quienes se ubicaron
sobre el istmo de Panamá y parte de la serranía del Daríen, las cuales fueron arrasadas
por la avaricia y la forma inhumana en la que actuaron las avanzadas de la corona
española en los siglos XV y XVII, al punto que de las mismas no quedaron sino vestigios
en la toponimia de los hitos geográficos y el recuerdo de algunos de los señores
principales (capitanes, caciques y chamanes, así como la referencia de algunos “dioses”
de la cosmogonía de esos pueblos).

1
Administrador Público, egresado de la ESAP Antioquia, Planificador Urbano y Regional de la
UNAL Sede Medellín, Investigador Social, experto en vivienda social. Colaborador del grupo de
investigaciones KAVILANDO, de la Universidad San Buenaventura, sede Medellín. Integrante del
Taller de Escritores de Urabá.
2
Piazzini, Eduardo.
3
Saldarriaga Ricardo. El Origen del Paisa.
4
Romoli Katherine Los de la lengua Cueva.
En esos tres siglos de dominación europea se cometió uno de los peores genocidios de
pueblos nativos (recordar que aquí coincidieron toda suerte de ladrones, piratas,
saqueadores y asesinos; unos bendecidos por la iglesia romana, pero todos financiados
por las monarquías de Europa), auspiciados por la jurisprudencia colonial y los intereses
de los comerciantes europeos5, todo lo cual conllevo la destrucción (por fortuna, no total)
de lo que hoy se denomina memoria histórica de los pueblos. Y es en estas tierras donde
se trazan, y se realizan, las primeras experiencias en tal sentido.
Una vez consolidada la República, en medio de las luchas territoriales de la mitad del
siglo XIX, empezó el tira y afloje por la posesión político-administrativa de este territorio,
que ya era avizorado por su posición geoestratégica. Es así como pasó del Estado del
Cauca al XXXX del Chocó, de allí a la Provincia de Antioquia; después fue jurisdicción del
Estado Bolívar y, finalmente fue incluido en el Departamento de Antioquia (en las
reformas pactadas en los acuerdos de paz que cerraron la gran guerra con que nació el
siglo XX) medidas político administrativas que posibilitaron las consideraciones de la
sobre la “salida” al mar atlántico por parte de la llamada “dirigencia paisa”, por las
condiciones especiales de este territorio, fenómeno sociológico que estudió a mediados
de los cincuenta el americanista, James Parsons6 (1986).
Aunque a simple vista se podría asegurar que en la primera mitad del siglo XX no pasó
nada en Urabá, son varias las acciones, sucesos y decisiones que conllevaron a la
configuración de lo que es hoy en día este territorio que tiene varias connotaciones e
importancia en el ámbito nacional:
Desde una mirada económica, desde los años setenta se presenta la explotación de la
raicilla y la tagua, producto este que tuvo auge hasta parte del siglo XX. En los inicios de
ese siglo, especialmente en el norte, se presenta la tala de inmensas extensiones
madereras de la serranía de Ayapel, posibilitando la penetración hacia los terrenos
cenagosos colindantes con el Golfo de Urabá. Luego, en los años sesenta, con el avance
en los tramos más duros de la “trocha” se impulsa el montaje de los cultivos de banano de
exportación, impulsada por compañías internacionales, auge que es apoyado por los
gobiernos de turno, interesados en apoyar los proyectos agropecuarios asociados a la
reforma agraria impulsada por el Frente Nacional.
Desde lo político administrativo, con la entrega de una buena parte de la entonces
Provincia del Chocó (Estado del Cauca) y de la Provincia del Sinú (Estado de Bolívar), se
apoya y fomenta la colonización, de tipo comercial, de vastas zonas del norte y centro del
actual Urabá (al igual que del bajo Cauca y Magdalena Medio) y se convierten “los cruces
de caminos” de la socióloga Steiner7, en los prósperos municipios de Apartadó, Arboletes,
Chigorodó Mutatá (antes corregimiento de Pavarandó), San Juan y San Pedro y otros
centros de menor nivel demográfico y económico. De aquí parte el interés de la dirigencia

5
En La Ciudad y las Ideas, del mexicano José Luis Romero (1986), encuentra el lector que los
comerciantes fueron el motor que impulsaba el modelo de intercambio desigual con las colonias,
forma de acumulación originaria del capital que posibiito ela línea de desarrollo económico basada
en el capital, en los términos como ha quedado escrito en miles de obras que se han publicado
desde hace 400 años, entre ellos los libros de integrantes de diversas misiones de tipo confesional,
documentos que aún esperan ser develados a la luz pública
6
Parsons, James. Urabá, salida de Antioquia al mar.
7
Steiner Claudia. Urabá, Cruce de Caminos.
paisa de hablar, en adelante” de la prometedora “Región de Urabá”, que luego un eslogan
politiquero convirtió en “La Mejor Esquina de América”
Desde lo estratégico, hay que recordar que buena parte de la conquista de saqueo y
esclavitud de los pueblos indígenas comenzó por estos lugares, los cuales han sido desde
entonces codiciados por reinados, gobiernos, empresas y aventureros de toda laya,
quienes buscan los recursos naturales, metálicos, del subsuelo y ambientales que estos
complejos, pero a la vez frágiles ecosistemas contienen, los cuales se encuentran
territorios que han sido ocupados ancestralmente por comunidades indígenas y desde
hace cuatro siglos, por asentamientos de comunidades con culturas afrocolombianas.
Desde lo social, en especial, el crecimiento demográfico y las problemáticas que acarrea,
la colonización de tipo “enclave económico”, en el eje central, llamado “bananero”, la
colonización espontanea de campesinos pobres llegados desde las vecindades de las
montañas del Sinú, las sábanas de Sucre y las áreas de la mojana, en Bolívar, y la
ocupación desordenada de amplias áreas de la serranía de Abibe, conllevan los mismos
problemas societales que fueron previstos los estudios que posibilitaron la conformación
de CORPOURABA en los años setenta, cuadro diagnóstico que compiló y analizó con
suficiencia una de las grandes maestras de la Universidad de Antioquia, María Teresa
Uribe8.
La serranía de Abibe empieza a ser referenciada a raíz de la, que establece las zonas de
reservas naturales nacionales, entre ellas, el denominado “Nudo del Paramillo”. 9 Aunque
se habían presentado avances colonizadores, estos eran, en general, esfuerzos
individuales y temporales, mientras se beneficiaban lotes de maderas finas.
Un suceso de gran trascendencia para la vida nacional, ocurrido en la mitad de siglo, el
denominado “bogotazo”, dio origen a la violencia política partidista, suceso que tuvo
impacto en la ocupación de zonas de reserva y la expansión de las fronteras agrícolas por
parte de miles de campesinos que sobrevivieron (traslado con sus haberes y familias, de
un lugar a otro) a los remanentes de barbarie y pillaje acaecidos en el occidente del país,
quienes empezaron un periplo que los fue acercando hacia lugares, donde de manera
voluntaria, empezaron a realizar su propia “reforma agraria.”10
Cientos de familia, venidas del suroeste antioqueño, asociados con el movimiento de
resistencia acaudillado por el “Capitán Franco” en los vastos territorios de Urrao, cuyo
trasegar los condujo, a buscar las inexploradas tierras de la cuenca del río Sucio, en el
occidente antioqueño, desde donde se empezó la colonización 11 de la parte superior de la
serranía del Abibe y las tierras aledañas al tapón de la Llorona, impulsada por

8
Uribe, María Teresa. Urabá: ¿Región o Territorio?
9
Ley 1 de 1959, la cual incluye, además, las serranías de Ayapel y San Jerónimo.
10
A las élites de los partidos tradicionales poco le importó la suerte de sus correligionarios, tal
como lo denunciaran los movimientos estudiantiles de la época, desde diferentes tribunas, siendo
el más significativo de ellos, el sacerdote Camilo Torres Restrepo.
11
En un libro de la época, “Lo que el cielo no perdona”, escrito por el sacerdote Fidel Blandón (el
cual causó revuelo en los círculos que giraban en torno a las jerarquías católicas de la capital), se
da cuenta d los rezagos de esta lucha fratricida, en diferentes puntos del cañón del rio Sucio,
entrada, a la altura de Cañasgordas y Uramita, a los caminos que a través de la serranía
conducían hacia puntos de avanzada de la “colonización empresarial tardía” que describió María
Teresa Uribe.
empresarios de la ciudad de Medellín, interesados en el desarrollo de nuevos tipos de
movilidad, como el transporte de carretera, y en menor medida, el aéreo.
El empeño de las instancias político administrativas de la capital de la montaña, que no
querían dejar perder el impulso del empresariado antioqueño, donde destaca Gonzalo
Mejía12, llamado por muchos de esa época “El visionario” orientaron la ocupación de las
sábanas del bajo Cauca antioqueño, donde se fomentó la inversión en ganadería
extensiva soportada en los pastos para la ganadería (al estilo de las medidas tomadas, en
los ámbitos de gobierno nacional, con los territorios del Magdalena Medio y del río
Cimitarra), concentrando los esfuerzos en la construcción de la carretera a la costa, y en
menor medida, la vía al mar, a través de la conexión Dabeiba con Mutatá, último reducto
de la resistencia de la naturaleza a la oleada civilizadora, cuyos embates tenían la
finalidad de domeñar la arisca geografía de las estribaciones de la serranía de Abibe.
Para sacar adelante la región del Urabá, y buscando consolidar el enclave del cultivo del
banano, en expansión hacía nuevas áreas, en 1968, el Congreso aprueba, a través de la
Ley 1ª, la creación del Puerto de Urabá, con sede en Turbo, iniciativa que tendría
dolientes cincuenta años después, mientras que el gobierno departamental, en asocio con
privados y actores locales de diferentes ámbitos dan impulso a la “trocha” de la que habla
el comunicador Jairo Osorio13 dan una nueva configuración al territorio,
En el aspecto demográfico, lo cual tendrá un impacto para los pequeños valles
intermontanos de la serranía, en la cual se van configurando centros poblados de distinta
magnitud;
En lo ambiental, pues las actividades de economía extractiva de maderas y mediana
minería afectan las cuencas de los ríos tributarios del río León (de poca extensión, al
nacer en la serranía de Abibe; y económica, porque se vinculan al circuito económico
regional las tierras planas del norte (Turbo, San Juan y Necoclí y las bajas del sur (Bajira
y Riosucio) una desarticulada y mediana agroindustria del plátano;
En lo etnográfico, es de resaltar, como lo muestran los distintos estudios de
investigadores del INER de Antioquia (Hernán Delgado, María T. Uribe, María Teresa
XXXXX, Jesús Botero) y de la Universidad Nacional de Colombia, los choques
interculturales (a la vez que enriquecedores, problemáticos) de tres grandes colectivos
humanos: comunidades indígenas, grupos de ascendencia afro y un sinnúmero de
mestizos, llegados del interior (comercio y sector público) y de la costa (agroindustrias y
servicios generales).
En cuanto a lo social, por los conflictos derivados de la tenencia de la tierra, pero en
especial, los conflictos obrero-patronales, que derivan en una violencia de tipo regional,
con múltiples actores, representado en el desplazamiento y muerte de miles de
moradores de los municipios del eje central.
En ese trasegar, el impacto de todo tipo sobre el principal pulmón de la subregión ha sido
evidente14. El relativo éxito de la agroindustria del mono cultivo (incluido la siembra de

12
Gonzalo Restrepo Jaramillo. Familia, Empresa y Política en Antioquia.1895-1966.
13
Osorio Jairo. Apatentados, chiveros y quindianos. 1988.
14
Y lo más grave: todo este desarrollo derivado de las infraestructuras de puerto y obra viales, en
palabras del escritor Oscar Darío Ruiz, “mal llamado desarrollo” (Periódico Atrato. No 1. 2023), va a
vastas áreas de coca), los impactos de los asentamientos informales, en especial, en el
eje central, la sujeción de la economía campesina a cultivos ilegales (bastante
destructores del medio, por la potrerización en alza y el abandono de la economía
tradicional, por la sobrevaloración de los predios rurales de las partes planas, entre otros,
conlleva a que en la actualidad la preocupación por la fragilidad de este estratégico,
desde el punto de vista ambiental, nicho ecológico, al punto que en la discusión del Plan
Nacional de Desarrollo “Colombia Potencia Mundial de la Vida (Dialogo Vinculante,
celebrado en Turbo, en el mes de octubre del pasado año) 15, han quedado consignadas
algunas acciones y proyectos que buscan la protección integral de esta importante zona
del choco biogeográfico.

pasos agigantados hacia el otro brazo ambiental del Urabá: La serranía del Daríen.
15
En la instalación, los expositores, entre ellos el Presidente Petro, haciendo eco de algunos
documentos enviados por personalidades de la vida regional (simpatizantes y activistas del pacto
histórico, personalidades de la tertulia Chingalé (árbol nativo de las áreas de montaña media), la
pastoral de Urabá, la Agencia de Desarrollo Local – ADEL- se refirieran a los cuatro aspectos
claves para el futuro de Urabá: La conservación del Abibe, como sistema estratégico, asociado con
el manejo integral del agua; las medidas administrativas para la recuperación de río León, asociado
con la propuesta de cuenca ordenadora del territorio; el impacto social de los macroproyectos,
asociados con las proyecciones de crecimiento demográfico que se avecina, en especial, para el
norte; y el más esencial, las acciones para con la joven generación, segunda y tercera, afectadas
por todo los tipos de conflictos señalados más antes.

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