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CAPÍTULO IV

Condiciones de la acción

SUMARIO: 1. ACCIÓN: PERSPECTIVA CONSTITUCIONAL. = 2. CONDICIONES DE


LA ACCIÓN. - 3. DESARROLLO DEL PROCESO Y DERECHO MATERIAL. - 4. NOCIÓN DE
«u¡gerro”. - 5. MÉRITO Y OBJETO DE LA COGNICIÓN JUDICIAL. — 6. VISIÓN RESTRINGE
DA SOBRE LAS CONDICIONES DE LA ACCIÓN, - 7. CARENCIA Y FALSA CARENCIA, - 8.
CONDICIONES DE LA ACCIÓN Y MÉRITO: ¿CATEGORÍAS DISTINTAS? - 9. CONSECUEN-
CIAS DE LA DISTINCIÓN. = 10. CONDICIONES DE LA ACCIÓN Y CUESTIÓN DE DERECHO.
- 11. POsIBILIDAD JURÍDICA DE LA DEMANDA. — 12, IDENTIDAD ENTRE IMPOSIBILIDAD
JURÍDICA Y MÉRITO: CONFIRMACIÓN. — 13. IMPOSIBILIDAD JURÍDICA Y MÉRITO: TODAVÍA
La TEORÍA APLICADA. - 14. POSIBILIDAD JURÍDICA Y PRETENSIÓN. — 15, LEGITIMIDAD
an Causam. - 16. LEGITIMIDAD Y MÉRITO: OBJETO DE LA COGNICIÓN. — 17. ILEGITIMI-
DAD E INFUNDABILIDAD: ¿DIFERENCIA? - 18. INTERÉS PROCESAL. - 19. INTERÉS PRO-
CESAL Y TUTELAS CONSTITUTIVA Y CONDENATORIA. — 20, INTERÉS: INCUMPLIMIENTO
E INEXIGIBILIDAD. = 21. INTERÉS PROCESAL Y TUTELA DECLARATIVA. - 22. INTERÉS
Y ACCIÓN DECLARATIVA POSITIVA. - 23. FALTA DE INTERÉS Y ACCIÓN DECLARATIVA
POSITIVA: ESPECIFICIDAD Y JUZGAMIENTO DE MÉRITO. - 24. TODAVÍA SOBRE LA FALTA
DE INTERÉS EN LA TUTELA DECLARATIVA Y JUZGAMIENTO DEL MÉRITO. - 25. NUEVAS
CONSIDERACIONES SOBRE EL INTERÉS EN LA ACCIÓN DECLARATIVA: LA TEORÍA DE LA
ASERCIÓN. - 26. INTERÉS Y ACCIÓN DECLARATIVA NEGATIVA. — 27. INTERÉS PROCESAL
Y MÉRITO: NUEVA COMPARACIÓN Y UTILIDAD DE LA DISTINCIÓN. - 28. CONFIRMANDO
AÚN LOS ENUNCIADOS TEÓRICOS. — 29. INTERÉS PROCESAL Y RESISTENCIA DEL DEMAN-
DADO (DEMANDA CONDENATORIA). - 30, AÚN SOBRE LAS CONDICIONES DE LA ACCIÓN
Y LA NATURALEZA DE LA SENTENCIA. - 31. IMPOSIBILIDAD JURÍDICA, ILEGITIMIDAD Y
AUSENCIA DE INTERÉS: COMPARACIÓN. - 32, CARENCIA DE ACCIÓN E INMUTABILIDAD
DE LA SENTENCIA, - 33, CONDICIONES DE LA ACCIÓN: REAFIRMANDO ALGUNAS CON-
CLUSIONES, - 34. RESCISORIA: CARENCIA Y FALSA CARENCIA. 39. AUSENCIA DE LAS
CONDICIONES DE LA ACCIÓN Y JUZGAMIENTO DEL MÉRITO. - 36. AUSENCIA DE INTERÉS
326 JOSÉ ROBERTO DOS SANTOS BEDAQUE

ESAL Y EJE .
PROCESAL Y JUZGAMIENTO DEL MÉRITO. — 37. INTERÉS DELPROCMÉRIT O: LITISCOwe
NTO
sfruLO. - 38. ILEGITIMIDAD DE PARTE Y JUZGAMIE a C
LITISCONSORCIO NECESARIO: LA PROPUEST
NSORCY

NECESARIO. - 39. AÚN SOBRE EL e


GAMIENTO DEL MÉRTTO; e
EN PRÁCTICA. - 40. ILEGITIMIDAD DE PARTE Y JUZ y

¡ng a
a ¿UY 4

LA CONCLUSIÓN. - 41. TÉCNICA DE LAS CONDICIONES DE LA ACCIÓN E EDEA me


- 42. CATEGORÍA DE LOS REQUISITOS DE PROC
TALIDAD DEL PROCESO.
TO DE MÉRI TO. — 43. AUS ENC IA DE CONDICIONES DE LA ACC] on a
JUZGAMIEN PROPUESTASMe ;
ÓN: LA SEN TEN CIA INJU STA. — 44.
MIENTO DE LA PRETENSI S SOBRE 14
CLUSIVA DE LAS IDEA
LAS CONDICIONES DE LA ACCIÓN. = 45. SÍNTESIS CON Lis
CONDICIONES DE LA ACCIÓN.

1. ACCIÓN: PERSPECTIVA CONSTITUCIONAL


edada la autotutela e inerte la actividad estatal a la
Visa le corresponde eliminar las crisis verificadas er
el plano de las relaciones jurídicas sustanciales, se asegu:
ra al sujeto de derecho la posibilidad de discutir la tutel:
jurisdiccional. Todos, indistintamente, pueden dirigirse al
Estado -que monopolizó para sí la actuación coercitiva de
las reglas materiales- para solicitar la protección de un su:
puesto derecho, cuya existencia es simplemente afirmad:
La garantía de acceso al Judicial -poder, al entender
de algunos; derecho, para otros*2- está prevista en sede
constitucional (CF, art. 5, XXXV) y se denomina acciór
Vista desde ese ángulo, constituye la garantía de acces
al mecanismo estatal de solución de controversias, den
minado “proceso”%, A todos se les asegura la posibilidac

342 Cfr.: Cintra, GRINOVER y DINAMARCO, Teoria Geral do Processo, 21 LE


p- 261; Cándido Dixamarco, Instituigóes de Direito Processual
CN
343 a A Vol. II, p, 292y ss, 1
ela o e como garantía de acceso al proceso efectiv o cd
e 4 : PEDAQUE, Tutela Cautelar e Tutela Antecipada. Tu 3
e Urgéncia: Tentativa de Sistematizagáo, 3* Ed., p- 61y
CONDICIONES DE LA ACCIÓN 327

de ser oídos en juicio, situación que no puede ser negada


aunque al pedido le falten condiciones mínimas para ser
examinado. Podemos dar alas a nuestra imaginación -y
todos sabemos cuán fértil es la imaginación del procesa-
lista- y pensar en las más variadas especies de teratología
rocesal. Busquemos ejemplos de pretensiones absurdas
o vicios formales gravísimos. Nada puede impedir el de-
recho al debido proceso constitucional,
El fenómeno de la acción supone un examen, pues,
desde el ángulo publicista. Se trata del poder pertene-
ciente a todos, uti civis, de provocar la actividad jurisdic-
al
cional despojándola de su inercia. Su ejercicio da lugar
derecho a obtener un pronunciamiento del juez sobre el
pedido de tutela, independientemente del contenido, de
la decisión final**. Es un poder o derecho ejercido ante
el Estado con el objetivo de obtener certeza sobre la exis-
tencia o inexistencia de un derecho, la modificación de
determinada situación jurídica o el cumplimiento de una
obligación.

344 DINAMARCO sintetiza el significado de asegurar a cada uno his day


in court: “Ni la ley ni el juez podrían excluir cualquier tipo de apre-
ciación sobre una demanda, por el fundamento de considerar pri-
ma facie que el juzgamiento de mérito no será admisible. Aunque
manifiestamente falte una de las condiciones de la acción (carencia
de acción), o haya otro proceso pendiente por la misma causa (li-
tispendencia), o que la materia ya haya sido juzgada antes (cosa
juzgada), o aún cuando la petición inicial sea muy mal redactada o
hasta ser incluso ininteligible etc., constituye deber elemental del
juez la manifestación de esos motivos, despachando la petición ini-
cial y declarando el proceso extinto de plano, sin negarse, jamás, a
despachar (CPC, art. 295, inc. 1). Tal conducta colisionaría directa-
mente con lo dispuesto en la Constitución Federal” (Instituicocs...,
5” Ed., Vol. II, p. 111).
345 Cfr. Comoculo, Note riepilogative su azione e forme di tutela, nell'ottica
della domanda giudiziale, en Rivista dí Diritto Processuale 2, p. 468.
328 JOSÉ ROBERTO DOS SANTOS BEDAQUE

Considerada desde ese prisma, la acción se confunde


con la garantía constitucional del debido proceso legal
Todos la poseen, independientemente de cualquier Juicio
de valor realizado sobre la situación de derecho materia]
llevada al examen del juez**.
Quien la ejerce pretende conseguir la satisfacción de
un determinado interés supuestamente protegido por las
reglas de derecho material, normas éstas que, por alguna
razón, no fueron espontáneamente cumplidas. Ya se sus-
tentó, incluso, que el particular es un representante del
Estado, dado que es de éste el interés en la justa y pacífica
composición del conflicto de intereses”,
Como el juez, en el ejercicio de la función jurisdiccio-
nal, actúa por la vía del mecanismo denominado “debido
proceso legal”, la acción no es más que el derecho a este

346 “Pero, en cuanto concebido de modo abstracto y sin que configu-


re aún el derecho al proveimiento jurisdiccional de mérito (que
sólo existirá en el momento en que el juez tenga el deber concreto
de emitirlo), el derecho de acción no es más que el derecho al proce-
so” (Cándido Rangel DinaMArcO, Instituigóes..., 5* Ed., Vol. IL p.
299), expresión del principio de inapartabilidad del control juris-
diccional “en su acepción más lata y menos profunda, el cual será
violado siempre que se pretenda impedir a alguien el ejercicio de
la facultad de hacerse oír por la Justicia” (DinamaRrco, Execugdo
Civil, 8* Ed., pp. 380 y 381), con observancia del debido proceso
constitucional; v. también BeDaQque, Tutela Cautelar e Tutela Ante-
..

cipada:..., 3? Ed., p. 61 y ss.). FAZZALARI niega cualquier distinción


entre la facultad de instaurar el proceso, que viene acompañada
de las posiciones de las que está investido el autor, del derecho
procesal de acción, perteneciente al titular de la situación de la
vida amparada en el plano sustancial (cfr. Azione civile (teoria ge-
nerale e diritto processuale), en Digesto delle Discipline Privatistiche
- Sezione Civile, Vol. Il, p. 35).
347 Cfr. Luís Eulálio de Bueno VIDIGAL, Existe o direito de agño, en Direito
Processual Civil, p. 73 y ss.
CONDICIONES DE LA ACCIÓN 399

s la s ga ra nt ía s co ns ti tu ci onales in-
instrumenta o,éste£O
. M toda
herentes
El instituto de la acción, cuya importancia para el
derecho procesal fue mucho mayor, tiene significados
variados, en función de los ángulos desde los cuales es
examinado. La concepción histórica de PEkELIS, por ejem-
plo, es diversa de la visión política presentada por CaLa-
MANDREL*.
Más recientemente se resaltó la relatividad del con-
cepto y la divergencia existente en esta sede, con una
conclusión bastante peculiar. La acción comprendería al
conjunto de reglas, actos y posiciones jurídicas subjetivas
-facultades, poderes, deberes, derechos- relativos a las
partes del proceso”.

348 Vittorio DeNTI, Azione, en Enciclopedia Giuridica, Vol. TV, p. 1; Ca-


LAMANDREL, Istituzioni di diritto processuale civile, en Opere Giuridiche,
Vol. IV, pp. 123-126.
349 “L'azione consiste, come rilevato, in una serie di norme che regola-
no una serie di atti, e delle quali scatitiscono una serie di posizioni
soggetive” (Elio FazzaLar1, Azione civile..., en Digesto, Vol. 1, pp.
31 y 32). Para Vittorio DenTI es preferible reservar el nombre de
“acción” al poder de impulso procesal correlativo a la proposición
de la demanda, que sería diverso de los poderes meramente pro-
cesales (cfr. Azione, en Enciclopedia Giuridica, Vol. IV, p. 3). Como
garantía constitucional, sin embargo, la acción no se limita a re-
presentar un mero derecho de iniciar el proceso. Constituye una
garantía para la efectividad del acceso a la Justicia, como reconoce
el propio DeNTI, que considera inadecuada una concepción mera-
mente procesal de la garantía de la acción “rispetto alle esigenze di
effetivitá della tutela” (idem, p. 6, ns. 3.1 y 3.3).
Sobre la gradual pérdida de importancia de la acción y las razo-
nes por las que ocurrió, cfr. la excelente síntesis de la historia típica
(“estudio de la evolución de las ideas, sin preocupación por la pre-
cisión de las fechas, lugares y personas”) de ese instituto realizado
por DINAMARCO (Instituiróes..., 5* Ed., Vol. IL, pp. 320-325). Cfr. tam-
bién: Pizzorusso, Garanzia costituzionale dell'azione, en Digesto delle
E
E 30 JOS: É ROBERTO DOS SANTOS BEDAQU

de rn a do ct ri na pr oc es al identifica a la be
La mo co nt en ido mn; "
al pr oc es o, cu yo
como un derecho
onales, Es en pe
se encuentra en las garantías constituci
Constitución donde se encuentra la regla fundamenta;
sobre la acción (art. 5, XXXV), siendo innecesario ; den.
rtificar “otra” acción en el plano procesal. La garang,
"constitucional representa
no un mero derecho forma] al
in ¿ proceso, sino una garantía sustancial a un Proceso justo : ,
a é

concebido como aquél apto para proporcionar a] titular


del derecho la tutela adecuada”,

Discipline Privatistiche - Sezione Civile, 4* Ed,, Vol. III, p. 607 Y Ss.;


GRINOVER, As Garantias Constitucionais do Direito de Ago, p. 69 y e
ComocLio, La Garanzia Costituzionale dell'Azione ed il Processo Civile,
p. 97 y ss., y Commentario della Costituzione, al cuidado de G, Branca,
p. 1 y ss.; Tommaso, La natura giuridica del potere d'azione e l'art. 24,
1” comma, Cost., en Appunti di Diritto Processuale Civile - Nozione In.
troduttive, 3* Ed., p. 169 y ss.; Susana Henriques da Costa, Condigóes
da Agúo, p. 23 y ss.
350 Por eso, COmMOGLIO considera suficiente la visión constitucional de
la acción, concluyendo que “l'azione in giudizio, quindi, va rimo-
dellata in armonia con tale qualificato contenuto, tenendo conto del
fatto che la norma costituzionale non e, per cosi dire, una garanzia
di soli“mezzi”, ma é anche (perlomeno in termini modali) una garan-
zia “di resultato”, poiché, con l'inviolabilita di taluni poteri processua-
li minimi (azioni i defesa), essa consacra altresi l'adeguata posibilitá
di ottenere, per loro “mezzo”, un minimo di forme di tutela effetiva,
proprie (appunto) di un processo “giusto”” (Note riepilogative..., en
Rivista di Diritto Processuale, 2/472; sobre la garantia constitucional de
la acción, v., del mismo autor, Commentario..., pp. 1-52, y La Garan-
zla Costituzionale..., p. 97 y ss., y Alessandro Pizzorusso, Garanzia
costituzionale..., en Digesto..., 4% Ed., Vol. VIIL, p. 607 y ss.).
A propósito de esta visión del derecho de acción, con amplia indi-
cación bibliográfica, cfr. también Benaque, Tutela Cautelar e Tutela
Antecipoada:..., 3* Ed., pp. 61-81. En el primer ensayo de Comocu1o
citado en esta nota se encuentra además información sobre el dere-
cho positivo y la doctrina de diversos países (Francia, España, Ale-
mania, antiguos países socialistas y Estados Unidos) respecto de la
concepción de la acción como derecho al proceso, con observancia
CONDICIONES DE LA ACCIÓN 31

Tal construcción se asemeja a la que identifica a la


acción COMO UN derecho de petición, asegurado en sede
constitucional y que presupone, para su observancia, la
osibilidad concreta del examen de esa manifestación de
voluntad del sujeto de derecho por parte del órgano ju-
dicial, con todas las garantías inherentes al debido pro-
1951
ceso lega

de determinadas garantías constitucionales, sin ningún contenido


de derecho material. Sólo en Inglaterra la idea de acción todavía se
confunde con la propia tutela (cfr. Note riepilogative..., en Rivista
di Diritto Processuale 2/481-488). V. también, Vicente Greco, Direito
Processual Civil Brasileiro, 16* Ed., Vol. 1, p. 75 y ss., y CALMON DE
Passos, Instrumentalidade do processo e devido processo legal, en Revista
de Direito Processunl Civil 18/726.
Según se entiende, el dispositivo constitucional asegura no sólo la
vía estatal, sino también medios alternativos como el arbitraje (cfr.
Edoardo Flávio Ricci, Lei de Arbitragem Brasileira, p. 20 y ss.), pues
garantizar la tutela jurisdiccional no significa que sea obligatoria,
excluyéndose otros mecanismos también legítimos (cfr. Carlos Al-
berto CARMONA, Arbitragem e Processo, 2* Ed., p. 311 y ss.).
391 Cfr. CouturE, Fundamentos del Derecho Procesal Civil, 3* Ed., pp. 77-
79, Se trata, salvo engaño, de la acción procesal, tal como es conce-
bida por Ovídio Baptista da SiLva, que se distingue de la acción de
derecho material ejercida por el real titular del derecho sustancial
(cfr. Direito material e processo, en Revista de Direito Processual Civil
33/627). Tal vez por no aceptar o no comprender la concepción de
la acción como garantía al debido proceso legal, y no como derecho
a la tutela jurídica, Daniel Francisco MITIDIERO dirige, de forma ex-
trañamente poco elegante, una crítica a la posición de DinaMARCO
sobre la pretensión de derecho material (cfr. Polémica sobre a teoria
dualista da agáo, “agío de direito material - agáo processual”: uma resposta
a Guilherme Rizzo Amaral, en Revista de Direito Processual Civil 34, p.
691). Las divergencias son saludables, siempre que sean manifesta-
das con respeto, especialmente cuando son notorias las diferencias
entre los interlocutores. El joven y esforzado estudioso gaucho no
entendió que para DINAMARCO la noción de pretensión de derecho
material es innecesaria, pues no difiere sustancialmente de la idea
representada por el derecho subjetivo afirmado. Se concuerde o no
332
¡0SÉ ROBERTO DOS SANTOS BEDAQUE

si ón de l f e n ó m e n o de la acción,
Fs suficiente esta vi ); de
sp et ab le y se en cu en tr e fu nd ad a en só
Aunque sea re
to s, para la co mp re ns ió n de es a ca tegoría
CA de prescindirse de la construcción de la AccPro-
de dese material, con todas sus Consecuencias, Ls
acaba por contaminar 1,
fisticada elaboración doctrinal
de ac ci ón co n el em en to s de la si tu ac ió n de derecho
idea y
rn an do ex tr em am en te co mp le jo al go mu
sustancial, toio > E
simple, sin ningún resultado práctico”,
A

con esta posición, debe ser respetada, del mismo modo como suce.
de con la teoría que él y algunos procesalistas tanto reverencian,
352 Incensurables las críticas dirigidas por Carlos Alberto Alvaro DE
OLIVEIRA a la teoría de PONTES DE MIRANDA (Tratado das Agóes, Tomo
l, p. 44 y ss.), seguida por Ovídio Baptista da SiLva (Curso de Proces-
so Civil, Vol. I, p. 59 y ss.) y Kazuo WATANABE (Da Cogmnicáo no Pro-
cesso Civil, 2* Ed., p. 21 y ss). Su conclusión sobre la acción procesal
coincide sustancialmente con la que adopté en un estudio anterior
(Tutela Cautelar e Tutela Antecipada:..., 3* Ed., p. 61 y ss.) y puede
resumirse así: “En ese aspecto, dígase, en primer lugar, que la cons-
titucionalización de los derechos al proceso y a la jurisdicción (el
ejemplo lo da el art. 5, inciso XXXV de la Constitución brasileña),
junto con la garantía de la efectividad del proceso justo (art. 5, in-
cisos XXXVII, LITI, LIV, LV, LVI), determina también una garantía
de resultado”, resaltando el nexo teleológico fundamental entre
el obrar en juicio” y la “tutela” del derecho afirmado. Este cambio
de perspectiva no permite más referencia alguna a la acción como
tal -ni a la demanda o a la excepción en sí, “instrumentos” técnica-
mente neutros- pero sí a los tipos de pronunciamiento y de tute-
la que, con el ejercicio de sus poderes, las partes pueden obtener
del proceso. Perdió sentido, por tanto, hablar ex ante de tipicidad
o de atipicidad de la acción, o recurrir a la tradicional
tipología
de las acciones, dado que la tipicidad y la clasificación tipológi-
ca constituyen atributos o prerrogativas sistemáticas del “resulta-
do” de mérito (y no del medio procesal garantizado por la norma
constitucional). Se ponen así en evidencia los efectos
jurídicos y los
contenidos variables de las diversas formas de tutela jurisdiccional
que dan respuesta al objeto variable de la demanda jurisdiccional!
(Carlos Alberto ALVARO DE OLIVEIRA, Efetividade
e tutela jurisdicional,
en Revista de Direito Processual
Civil 34, p. 679).
CONDICIONES DE LA ACCIÓN 333

Pues bien. Ejercido el derecho de acción, se instaura


el proceso, que se desenvolverá con la participación de
los tres sujetos de esa nueva relación jurídica, con el ob-
jetivo de, cuanto antes, dar respuesta al reclamo de quien
vino a pedir protección, sea para concederle la tutela ju-
risdiccional, sea para negarla. El resultado depende de la
conclusión a que llegue el juzgador sobre la subsunción
de la situación de la vida descrita en el pedido inicial a la
norma de derecho material.
Como representante del Estado, investido del poder
jurisdiccional, el juez tiene el deber de cuidar el buen
desarrollo de ese mecanismo estatal de solución de con-
troversias. Debe evitar actividades inútiles y eliminar to-
dos los óbices a la efectividad del instrumento que dirige
(CPC, arts. 125-133 y 262),
Propuesta la acción e iniciado el proceso, es necesa-
ria la observancia de la técnica prevista por el legislador
para la adecuada constitución y el correcto desarrollo del
instrumento. Derecho al debido proceso legal tienen to-
dos. Se trata de una garantía constitucional absolutamen-
te incondicionada**, Pero el legislador procesal puede,

353 Cfr. BEDAQUE (y otros), Código de Processo Civil Intepretado, p. 347 y


ss.; Poderes Instrutórios do Juiz, 3? Ed., passim.
354 Salvo engaño, esta amplia garantía de acceso al Judicial y al debido
proceso legal no se confunde con el fenómeno denominado por
José Ignácio Botelho de Mesquita “derecho a la administración de
Justicia”, presupuesto del derecho de acción y consustanciado en
el poder de exigir el juzgamiento puro y simple, siempre que estén
presentes los presupuestos procesales. Satisfechos esos requisitos,
el juez examinará la admisibilidad de la pretensión a la actividad
jurisdiccional, que depende de las condiciones de admisibilidad de
la acción (legitimidad de las partes, interés para obrar y existencia
de la especie de actividad jurisdiccional pretendida por el actor)
(cfr. José Ignácio Botelho de Mesqurra, Da Agáo Civil, pp. 89-101). La
S A N T O S B E D A Q U E :

334
JOSÉ ROBERTO DOS

es ta bl ec er re gl as de st in ad as a orden
legítim amente ,
ad ec ua rl o a lo s pr in ci pi os constitue
proceso, a fin de
de ] pr in ci pi o de ec on om ía procesal, de
les y, a la luz s inút
me ca ni sm os de st in ados a evitar actividade
1
de
in
Eventuales restricciones impuestas en sede
eg
constitucional al desarrollo del proceso y a la entr
mitaciór —
la tutela jurisdiccional no implican una li
bida a la garantía constitucional. Se asegura a todo:
distintamente, el poder de retirarle al juez la inercia'
inicio al debido proceso legal. Pero es preciso observa
las reglas necesarias para que la vía estatal de soluciór
de conflictos pueda alcanzar sus objetivos. Por esc
perfectamente compatible con el sistema constituciona
la extinción del proceso sin examen del mérito, p or ile
gitimidad de la parte (CPC, art. 267, VI). No se retira de
actor el debido proceso legal. Sólo se impide la soluciór
de la litis si el pedido no fuera deducido por quien, segúr
las circunstancias de la propia relación material contr
vertida, tenga el derecho de obtenerla?”,

garantía constitucional aquí tratada no depende de ningún requ:


to o condición, aunque estén ausentes los requisitos exigidos pc
legislador material para la regularidad del proceso o la admisibil
dad de la acción. 3
355 No se vislumbra, por tanto, la existencia de un riesgo contr
garantía como producto de la eventual amplitud conferida a la
posibilidad jurídica del pedido. El legislador material puede imp
dir la tutela jurisdiccional a determinadas situaciones de la vida sil
que eso comprometa la garantía del acceso al debido proceso leg
(cfr, Cándido DinaMarco, Execugáo Civil, 8? Ed., pp. 396 y 397). S
trata de un juicio de valor en cuanto a la conveniencia de aseg
rar, O no, protección a determinados intereses. Es un problema
ser solucionado exclusivamente en el plano sustancial, influyend
L : ro de la garantía constitucional al debido” pa
del calido E o que se da en los casos de imposibilidadJl do
a Inexistencia del derecho afirmado, configural
CONDICIONES DE LA ACCIÓN
335

2. CONDICIONES DE LA ACCIÓN
Entre las muchas reglas relacionadas con la técnica
procesal en el Derecho brasileño están aquéllas sobre las
condiciones de la acción. Para que el proceso pueda pro-
seguir hasta el juzgamiento del mérito deben estar pre-
sentes determinados requisitos que revelen, en hipóte-
sis, la aptitud del instrumento para alcanzar el objetivo
deseado. Si por alguna razón extraída de elementos de
la propia situación sustancial deducida en el pedido ini-
cial por el actor, se verificara de plano que aquel proceso
no podrá proporcionar un resultado útil -entendido éste
como la solución de la crisis de derecho material- es me-
jor extinguirlo cuanto antes, evitando pérdida de tiempo
y desperdicio de energía.
Las condiciones de la acción representan una legítima
limitación al ejercicio de la actividad jurisdiccional en el
caso concreto, porque el proceso iniciado sin la presencia
de una de ellas es manifiestamente inútil'%, Circunstan-
cias del propio derecho material revelan que existe algún
impedimento para que la tutela jurisdiccional sea conce-
dida al actor.
Aunque el reconocimiento de ese impedimento de-
penda del examen de la relación jurídica sustancial, no se
verifica el juzgamiento del mérito, pues no hay solución
de la crisis de derecho material. El objeto del proceso per-
manece intacto, no existiendo solución para la litis.
Es innegable que las condiciones de la acción tienen
vínculos con el mérito, pues examinarlas significa cono-

un juzgamiento de mérito la sentencia con ese contenido, como se


intentará demostrar más adelante.
356 Cfr. DINAMARCO, Execugáo Civil, 8* Ed., p. 381.
1OS Í ROBERTO ) DOS SANTOS BEDAQUE
q. !
336

de la pre ten sió n, del objeto del Proceso, a


cer aspectos
a dec isión al res pec to no SIe resente yn,
mpre rep
ue un 357
re | cion
respuesta al pedido
de la a c í . ignifica rem
Hablar de “condiciones por el legis ador procesal par,
:sitos impuestos
tirse arequi ueda obtener un pronunciamiento judicjay
que OCÓN deducida por él. Esta acción condi.
e. da e se confunde con la garantía constituciona] de

legal. Todo aquél que eo


acceso al debido proceso
esa garantía tendrá asegurado, de forma incondi.
uso de
controversi a
cional, el mecanismo estatal de solución de
tal como es regulado en sede constitucional, Ese instru.
mento, sin embargo, está regido también por reglas infra-
constitucionales, respetándose los principios establecidos
en la Constitución. Entre los dispositivos procesales están
los que regulan el poder de llevar el proceso hasta la ex-
pedición de la sentencia de mérito. La acción constitucio-
nal y la acción procesal constituyen, en realidad, aspectos
del mismo fenómeno*?,

357 Cfr. Donaldo ArMELI, Legitimidade para Agir no Direito Processual


Civil Brasileiro, p. 46. Evidentemente, para quien acepta la visión
chiovendiana, y entiende que la acción es un derecho potestativo
a la actuación de la voluntad de la ley, las condiciones tienen otro
significado (cfr. CHiovENDA, Instituigóes de Direito Processual
Civil,
Vol. L, pp. 20-29 y 175 y ss.).
358 Aldo ATraRD1 identifica en la demanda judicial el poder
de: a) pro-
vocar la actividad del juez y exigir una decisión sobre la
existencia
de los presupuestos de admisibilidad del juzgamiento de mérito
(condizioni di trattabilita e di decisione della causa nel
merito); b) ob-
tener un juzgamiento de mérito, aunque sea de infundabilidad, si
están presentes los requisitos apunt ados en la letra “a”; finalmente,
ie una decisión favorable, si existe el derecho material.
De
se e o a in definitiva, che possono sussitere
marsi: che a a ici) ora prospettati; che ben possa affera-
” Soggetto spetti il potere di porre in essere le
CONDICIONES DE LA ACCIÓN 337

En esa medida, cada sistema procesal está dotado de


especificidades que terminan por influir en la concepción
de determinados institutos. En el derecho procesal brasi-
jeño están las condiciones de la acción, construcción incor-
porada a nuestra técnica procesal, debiendo la doctrina
esclarecer el verdadero significado de tales requisitos, a
fin de que ellos no se transformen en óbices injustificados
al os objetivos del proceso.
Admitir las condiciones de la acción no implica acep-
tar limitaciones a la garantía constitucional, que es incon-
dicionada?”. Las condiciones son exigencias hechas por
la técnica procesal para tornar posible el juzgamiento del

condizioni per una pronuncia sulla sua domanda, se anche solo di


rito; che a chiunche vanti la titolaritá di un diritto spetti il potere di
porre in essere le condizioni per una pronuncia di merito sulla sua
domanda se questa sia proposta con l'osservanza delle norme in
tema di condizioni di trattabilitá e di decisione della causa nel me-
rito; che all'attore il qual sia titolare del diritto fatto valere spetti il
otere di porre in essere le condizioni per una decisione (di merito)
favorevole” (Aldo ArrTaRD1, Diritto Processuale Civile, Vol. 1, p. 59).
359 Según esa concepción, es necesario que “il problema dell'azione
sia collegato non soltano con le modalitá processuali della tutela,
ma anche con la posizione stessa del giudice nell'ordinamento, e
quindi con le caratteristiche fondamentali dell'ordine giudiziario.
Correlazione, questa, che é invece prevalentemente mancata nello
svolgimento delle teorie dell'azione, centrate tutte sul rapporto tra
diritto sostanziale e processo, e perció sulla proiezione nel proces-
so dei diritti soggettivi” (Vittorio DenTI, Azione, en Enciclopedia Giu-
ridica, Vol. IV, p. 2).
Muy al margen -como bien observa Aldo ATTARDI (cfr. Diritto Pro-
cessunle Civile, Vol. 1, p. 60)- de que la disputa sobre el correcto con-
cepto de acción esté definitivamente superada, no se puede negar
que la idea de acción como derecho al pronunciamiento de mérito
reservada exclusivamente al proceso de conocimiento- pone en
evidencia la esencia de la actividad jurisdiccional: la decisión sobre
la existencia o no del derecho material deducido por el actor.
y
338 JOSÉ ROBERTO DOS SANTOS BEDAQUE

mérito. Sin ellas el proceso será Inútil, pues, por Proble.


mas del propio derecho material deducido, la solución
discutida se revela improcedente de plano.
Con esa visión, al momento de recibir el pedido del
actor, materializado en la petición inicial, antes de deter.
minar la práctica de cualquier acto, el juez deberá exami-
nar si existen óbices técnicos que puedan comprometer el
normal funcionamiento del mecanismo.
Es posible, ya en ese momento, la verificación de
posibles problemas relacionados a los requisitos de de-
sarrollo válido y regular del proceso. La propia petición
inicial puede presentar defectos formales que, si no son
eliminados, impiden el juzgamiento del mérito (art, 295,
parágrafo único, Í, II y IV del CPC). También constituyen
Óbices al examen de la crisis de derecho material fallas en
cuanto a la capacidad procesal o postulatoria del actor,
De la misma forma, la incompetencia absoluta, el impe-
dimento y la incompatibilidad representan obstáculos a
la prosecución del proceso, por más que en estos baste la
remisión de los autos al juez competente o imparcial.
Pero no sólo esto. También antes de llamar al otro
sujeto interesado en el resultado de su actividad, es con-
veniente que el juez realice un primer análisis, sumario,
del supuesto de derecho afirmado por el actor.
¿Por qué? Simple: porque muchas veces éste podrá
detectar en el plano del propio derecho material óbices
para la concesión de la tutela jurisdiccional. No se está
pensando en problemas, subsanables o no, provenientes
de la inobservancia de reglas procesales. No. También al
inicio del proceso, antes incluso de completada la rela-
ción jurídica regida por el derecho procesal, conviene al
CONDICIONES DE LA ACCIÓN 339

juzgador estar atento respecto de la situación de derecho


material descrita en el pedido inicial.
De ese análisis puede ser que se verifique, ya al inicio
ue la pretensión no es, tal como ha sido formulada, Par
sible de satisfacción. Si se llegara a esta conclusión, ¿para
qué continuar el proceso? Mejor extinguirlo inmediata-
mente, entre Otras razones, por una cuestión de economía
(CPC, art. 295, 11 y II, y parágrafo único, III).
No se pretende, aquí, realizar un examen minucioso
sobre las condiciones de la acción. El tema será analiza-
do apenas en la medida de lo necesario para el esclare-
cimiento de cuestiones directamente relacionadas con el
objeto central de esta investigación.
A efectos que no se pierda el hilo conductor de este
estudio, se pretende demostrar la posibilidad que, fren-
te a determinadas circunstancias, se supere la ausencia
de requisitos exigidos por el legislador procesal, sin los
cuales, al menos en principio, el juez no debe siquiera
analizar el derecho del actor a la tutela jurisdiccional. Las
condiciones de la acción constituyen una especie de esa
categoría anterior al mérito.
Aunque la procedencia del juzgamiento de mérito o
la concesión de la tutela ejecutiva dependan del cumpli-
miento de ciertas exigencias existentes en el Código de
Proceso Civil -entre las cuales se encuentran las condicio-
nes de la acción- muchas veces la falta de una de aquéllas
no impide la decisión de mérito o la tutela ejecutiva.
La sistematización de esas situaciones constituye el
objetivo central de esta parte del estudio y, consecuente-
mente, el límite establecido para el examen de las condi-
ciones de la acción. Éstas serán analizadas con el exclu-
£ R O B:E R T O DO 5 S A N T O S BEDAQUE.
ost ROB!
340
de 4 de fijar
]I gu na s c o n c l u siones en cuanto a y
a ,
etivo rencia en determinados Casos, p
e su ' : racio ar a
serán necesarias alguna s Conside
a, inclusive para presentar ideas pare;
Y

iferentes a las defendidas en estudios anteriores


, . .

mente dife ne de nuevas reflexiones respecto Gh


¡Ón rovie ]
La A
. ;
o “Ea condiciones de la acción y mérito.
la relació

$ y

DESARROL LO DEL PROCESO Y DERECHO pa.


-
TERIAL ga n dere
a u n q u e to do s le n
Como ya se ha observado, , n i n g ú n ób ic e nr
ns titu ci on al
cho al debido proceso co rr ol le té cn ic as des.
or di na ri o de sa
ara que el legislador
ratas a obstar la prosecución de procesos manifiesta. ci on al no impide e]
La ga ra nt ía co ns ti tu
mente inocuos. r pa rt e de l ju ez, TE
pr oc es o po
control de la utilidad del to s pr es en ta d os pode
to s co nc re
debe, a la luz de los da
ve ri fi ca r de sd e in me di at o ) si la tu te la jurisdicciona]
actor
e ser , en hip óte sis , co nc ed id a?*, 2
dis cut ida pu ed
Tal posibilidad es plenamente justificable, no sólo por
razones económicas, sino también éticas. El ejercicio, por
parte del juez, de esa actividad de control de la utilidad
del proceso en el caso concreto, representada por la veri-n
de la situació
ficación sobre la procedencia del examen
k

360 Al final de cuentas, todos tienen derecho al debido proceso cons-


titucional, pero no todos tienen derecho a la sentencia de mérito;
“La tendencia a la universalización de la tutela jurisdiccional está
contenida por la legítima conveniencia de impedir la realización de
procesos sin la mínima condición de producir algún resultado útil *
o predestinados a resultados que contraríen reglas fundamentales
de la Constitución o de la propia ley” (Cándido DINAMARCO, Inshi--
huigóes..., 5* Ed,, Vol. II, p. 298).

IáI lO).
CONDICIONES DE LA ACCIÓN 141

vida, además de evitar gastos innecesarios al Estado


de EE andado, impide que este último esté indebida-
ya te sometido al procedimiento judicial'*!,
men
Frente a ese cuadro, y aceptadas las premisas fijadas,
«a dagación pertinente, ahora, es otra: ¿como podrá el
- , conclult, de inmediato, que no es admisible la pro-
po ció 5n pretendida por el actor por un impedimento veri-
:
ee do en el plano sustancial, no procesal?
1
Se resalta que no se trata, ahora, de controlar la re-
laridad del proceso en sí, mediante la verificación de
los requisitos necesarios para que se desarrolle, denomi-
nados por la doctrina procesal brasileña “presupuestos
rocesales”. Estos se refieren a la relación procesal. Se
retende examinar la posibilidad que el juez verifique en
la propia relación de derecho material la procedencia del
ex amen del
mérito.
La cuestión contiene enormes dificultades. Primero,
«dentificar una eventual diferencia entre este análisis de
elementos del litigio y el juzgamiento del mérito propia-
mente dicho. Admitida la distinción, surge el problema
de determinar hasta qué punto el examen de los datos de
la relación controvertida puede ser realizado sin que tal
actividad configure un juzgamiento del mérito.
Las respuestas son dadas por el procesalista, que cons-
truvó una técnica según la cual, para evitar el desarrollo
inútil del proceso, el juez debe ir a la relación jurídica afir-
mada por el actor y examinarla macroscópicamente, es
decir, en hipótesis. Verifica si, tal como está descrita en
el pedido inicial, la pretensión del actor es, en hipótesis,

361 Cfr. Cándido Dixamarco, Instituigoes..., 5* Ed., Vol. II, p. 299.


JOSÉ ROBERTO DOS SANTOS BEDAQUE
342 N

y si, ha
] ordenamiento jurídico material o ona
admisible por € inmediatamente. El juzgador raz
r rechazada 1
rdaderosrquloes he ch os , <=la
o dicional. Si concluye que,edvidea, es po el pr e
be se r co nc
tutela discutida de u z g lta,
a r el a
ui r, a fi n de j
debe proseg
is es po si bl e v e r i f i c a r si algunos ra.
Con este anális m i e n t o de l d erechoe,
el r e c o n o c i
quisitos mínimos para a examen Superf
Es
vo r de l actor es tá n presentes.
fa r estringido AL
l de la s i t u a c i ó n de la vi da ,
cial y parcia fi ci en te p a r a identificar
t o s , p e r o su
gunos de sus elemen i a re su lt e e v i d e n te de la
c e d e n c q u e
una eventual impro a d re si de en la circ a
n d i d a . La s u m a r i e d
tutela prete z a d a ta n só lo r espectod
ó n es r e a l i
tancia que la cognici ca r si una even:
r m a d o , a p e n a s p a r a id en ti fi
lo que fue afi á a cogimiento
r m a c i ó n de lo s h e c h o s ll ev ar al
tual confi
del pedido.
Basta leer la descripción de los elementos Objetivos
de la demanda para saber, por ejemplo, si no existe una
que se
prohibición hipotética, en el plano material, para
produzca la satisfacción del interés deducido en el pedido
inicial. Si el derecho no fuera admitido en abstracto -sea
en razón de alguna condición especial de los integrantes
de la relación jurídica, sea por características relativasa
los hechos donde el pedido está fundado, sea en razón
del propio pedido mismo- no hay por qué dar continui-
dad al proceso. Ya se sabe que la pretensión del actor está
condenada al fracaso. La obtención de esa respuesta no
depende de ninguna otra actividad, ni siquiera de la pa
ticipación del demandado. 0

Pero el procesalista prosiguió en la tentativa de cons-


truir una técnica apta para evitar procesos inútiles. Ident-
ficó en la relación sustancial otro elemento cuya ausencia,
CONDICIONES DE LA ACCIÓN 343

razón de las reglas existentes en el sistema, constituye


e óbice para la entrega de la tutela jurisdiccional a quien
yn b t e n e rla.
preten d e o
Indaga, entonces, el procesalista: ¿quien formuló el
edido de tutela es el titular del supuesto derecho ma-
p ial? ¿El actor está pidiendo tutela jurisdiccional para
1 satisfacción de un interés sustancial suyo? Si no, ¿está
autorizado a deducir en su propio nombre un derecho de
otros? En caso ambas respuestas sean negativas, el juez
debe extinguir el proceso, pues ya sabe, de antemano,
ye el actor no recibirá la tutela, aunque sean verdaderos
jos hechos narrados por él.
Esta respuesta, según el entendimiento del legislador
y de buena parte de la doctrina, no elimina la crisis de
derecho material. Al decirle al actor que no puede, en su
propio nombre, pedir que el demandado sea declarado
padre del actor, no postula la extinción de determinada
relación jurídica o la satisfacción de un crédito en favor
de un tercero, el juez deja intacta la situación relatada en
el pedido inicial. Se limita a decir que, aunque aquélla
pueda ser cierta, no hay cómo examinarla más profun-
damente, porque el actor no participa de ella y no hay
ninguna regla excepcional que legitime a un tercero a ob-
tener una solución para tal crisis.
Continúa el procesalista procurando datos de la re-
lación jurídica material que permitan saber, antes de la
práctica de cualquier acto posiblemente inútil, si el dere-
cho puede ser amparado en sede procesal.
Entonces, formula la siguiente pregunta: según la
afirmación del actor, ¿existe crisis en el plano del derecho
sustancial? ¿Hay resistencia a la actuación espontánea de
la regla? En otras palabras: ¿la actividad jurisdiccional
JOSÉ ROBERTO DOS SANTOS BEDAQUE
344

ecesaria? ¿E 1 desarrollo del' proceso


a será útil e
md del ordenamiento jurídico y de la el
restable ci mi en to
Paz
social?
Solamente si la respuesta es afirmativa la relación
pro C esal debe proseguir, pues en caso contrario todo lo
er a, de ah í pa r a adelante, podrá ser ingk;]
que se hi ci
Por último, teniendo en cuenta especificidades del
sistema de tutelas jurisdiccionales y de la multiplicidad
de procedimientos, es preciso verificar si el actor adoptó
la técnica procesal exigida para aquella situación ge la
vida por él presentada.
nto l
Sea porque es innecesaria en aquel mome
tutela jurisdiccional, sea en razón de no existir la im-
prescindible adecuación entre la situación descrita y la
modalidad de tutela o el tipo de procedimiento, el pro-
ceso será extinguido sin que la solución para la crisis de
derecho material sea obtenida. El examen realizado por
parte del juez se destina tan sólo a identificar si la tutela
jurisdiccional discutida es realmente útil, si constituye
un medio necesario y adecuado para la eliminación del
fenómeno patológico en el plano de las relaciones sus-
tanciales.
Tal construcción dio origen a la categoría de las con-
diciones de la acción, requisitos necesarios para el examen
concreto de la crisis de derecho material deducida ante
el juez. Constituye una técnica destinada a posibilitar la
verificación, ya en el inicio del proceso, de la viabilidad
de la tutela jurisdiccional. Me
Este juicio realizado por el juzgador implica el: ejerci
cio de la actividad jurisdiccional. Entre las varias CriliCas
dirigidas a los adeptos de la construcción elaborada Po!
€xñI'rTI—___
CONDICIONES DE LA ACCIÓN 345

LIEBMAN, UNA por lo menos es, como mínimo, injusta?*?,


Se sabe que el creador de las condiciones de la acción ne-
aba naturaleza jurisdiccional a la actividad desarrollada
or el juez con el fin de identificarlas. Esta conclusión, sin
embargo, €s rechazada por la doctrina brasileña, consti-
tuyendo una de las restricciones a la concepción origina-
ria de la categoría en examen**,

4, NOCIÓN DE “MÉRITO”
Al proponer la acción el actor debe presentar los fun-
damentos fácticos y jurídicos del pedido (causa de pedir),
así como especificar la modalidad de tutela jurisdiccional y
el bien de la vida que pretende obtener (pedido). Es lo que
se verifica de lo dispuesto en el art. 282, III y IV del CPC.
Se entiende por “juzgamiento de mérito” la respuesta
dada al pedido formulado por el actor. El juez examina
los motivos deducidos y las pruebas destinadas a demos-
trarlos y, al final, concluye la existencia, o no, del derecho
afirmado. Al hacerlo, pronuncia sentencia de mérito, eli-
minando la crisis de derecho material.
Juzgar el mérito significa juzgar el pedido deducido
en el pedido inicial, acogiéndolo o rechazándolo**. El art.
269 del CPC prevé cinco hipótesis de juzgamiento de mé-
rito, de las cuales apenas dos configuran realmente exa-

362 Cfr. Fábio Gomes, Cárencia da Agúo, pp. 18 y 52.


363 Por todos, cfr. Cándido DinaMarco, Execugáo Civil, 8* Ed., p. 383,
nota 54; v. también sus Instituigóes..., 5* Ed., Vol. IL, pp. 110 y ss., n.
435, y 298 y ss., n. 542,
364 Así, sustancialmente, Flávio YARSHELL, para quien juzgar el mérito
significa juzgar el pedido, es decir, la pretensión deducida (cfr. Agáo
Rescisória - Juízos Rescindente e Rescisório, p. 115).
JOSÉ ROBERTO DOS SANTOS BEDAQUE
346
dido: incisos l y IV. Sólo se juzga el m nee
peer.dicho si ¡ elel P pedido es acogido o rechnaZad
del ent
men iam
propia si fuera acogida la alegación de Prescripción,
e r e lo cua l no deja de representar una ¡
de pr L e demás situaciones descritas en aquel dis

lican juzgamiento de mérito POrquí


implo establunece. conocimiento
oro así
posit a ladsól Re jurídico de
el legis transacción y renuncia al derecho son formas
de
e osición de la litis, mediante actos de las pro.
as 5%5, En esos casos, en rigor,
el juez actúa en el
E ercicio de jurisdicción voluntaria, pues no sustituye la
voluntad de las partes, formulando la regla Jurídica con-
creta. Se limita a homologar una manifestación unilatera]
o bilateral de voluntad, volviéndola apta para Producir
los efectos del título ejecutivo judicial.
Mérito también puede ser concebido a partir de la
idea de objeto del proceso u objeto litigioso que, Según
una conocida construcción doctrinal alemana, es un feng.
meno de naturaleza puramente procesal, no confundién-
dose con la pretensión de derecho material,
Contrariamente a los italianos y brasileños, los ale-
manes desarrollaron poco el instituto de la acción. Cen-
traron su atención en la pretensión procesal (Anspruch),
considerada el mérito del proceso y sobre cuyo contenido
diverge la doctrina. Sería el derecho material afirmado,
el pedido fundado en determinado estado de cosas y
simplemente el pedido?””,

365 Cfr. Barsosa MOREIRA, Legitimagio passiva: critério de aferigño. Mérito,


en Dircito Aplicado II (Pareceres), pp. 370 y 371.
366 Que para nosotros sería la causa de pedir.
367 La síntesis del pensamiento alemán sobre el objeto del proceso
puede ser examinada en el precioso estudio de DINAMARCO, para
CONDICIONES DE LA ACCIÓN
347

Todo proceso tiene un objeto, en torno y en funci


del cual se desarrollan las actividades de los sujetos me
“esales. ESte objeto constituye la razón de ser del pro
cedi-
miento y de la técnica en él empleada. No se co mMprenden
á jecuadamente las formas y los fe : nómenos verificados
5
' enel proceso sin el correcto entendimiento del objeto liti-
gioso, que es sinónimo le peleó procesal, Ésta es la
base de esa posición doctrinal'*,

quien, aunque está resuelto satisfactoriamente el problema de la


configuración del objeto del proceso, los procesalistas alemanes lle-
garon a dos puntos de concordancia: el objeto del proceso es iden-
tificado exclusivamente por la pretensión, con exclusión de otras
cuestiones previas y de cuya solución depende el resultado del
proceso; además, la pretensión tiene naturaleza puramente proce-
sal y consiste en la aspiración del demandante sobre la que incide
la decisión judicial. Finalmente, concluye el eminente procesalista
de Largo de S. Francisco: “Los alemanes no llegaron, sin embar-
go, a ser pacíficos sobre si la pretensión procesal así considerada
coincide con el Antrag (pedido) o si está integrada por éste más la
Sacherverhalt (estado de cosas, o causa de pedir)” (Dinamarco, O
conccito de mérito en processo civil, en Fundamentos do Processo Civil
Moderno, 5* Ed., pp. 267-273; v. también sus Capítulo de Sentenga, 1*
Ed., 2* tir., p. 50 y ss.).
368 La construcción referida en el texto, como se sabe, es de Karl Heinz
ScHwa5, que consideraba esencial la distinción, hecha a la luz de la
legislación alemana, entre pretensión procesal y pretensión mate-
rial (cfr. El Objeto Litigioso en el Proceso Civil, pp. 3-9).
369 Cfr. la presentación hecha por SenTís MELENDO a la traducción es-
pañola de la obra arriba referida, p. X. Como bien observa el autor,
la construcción de Schwab está fundada en la pretensión procesal
y en la distinción entre este fenómeno y la pretensión material. La
pretensión procesal (Anspruch) se convierte en solicitud (Antrag),
que no se confunde con la petición (Begehren). Según él, los segui-
dores de la doctrina de CHIOVENDA prescinden de estas ideas, pues
la pretensión material y la acción son suficientes para comprender
el funcionamiento del proceso. Para satisfacer la pretensión mate-
rial el actor ejerce la acción ante el juez, que actuando sustitutiva-
mente, irá a proporcionar el resultado no obtenido por la actividad
JOS f ROBERTO DOS SANTOS BEDAQUE
348 pe

De manera general, se puede decir que pre domina


em an es el en te nd im ie nt o en el sentido q a
entre los al ONS tituya ,
pro ces al u obj eto lit igi oso
la pretensión
nd en a a una pre sta ció n o de declaración :
pedido de co
irrelevan
constitución de una relación jurídica, siendo
si es invocado más de un fundamento (estado de COsag)
sion es de de
Aunque el actor disponga de varias preten
ho mat eri al, uno sól o ser á el obj eto lit igi oso, sj lee
rec
o;
dido resulta de relaciones distintas, en realidad el act
pretende tantas soluciones Cuantas fueras ellas, habiendo
pluralidad de pedidos. La situación descrita como ña
damento del pedido, sin embargo, no se COnvierte en yn
objeto litigioso, sirMnviendo apenas para Individualizarlo
:
en det ermina das hipótesis”.

espontánea de quien debió realizarla. La pretensión procesal está


contenida en la acción y se confunde con la propia actividad de-
sarrollada por la función jurisdiccional. Por eso, concluye, no hay
necesidad de esa figura jurídica (ídem, pp. X y XI). Pretensión sería
el poder de exigir alguna prestación o comportamiento, tiene por
contenido la exigibilidad del derecho y nace con la lesión de éste
(cfr. el amplio estudio sobre el tema realizado por André FONTES, A
Pretensdo como Situagdo Jurídica Subjetiva, passim).
370 “Objeto litigioso es la petición de la resolución designada en la solici-
tud, Esta petición necesita sin embargo en todos los casos ser funda-
mentada por hechos. Aquí estriba una función sustancial del $ 25311
2 de la ZPO. Sólo en algunos pocos casos el estado de cosas expuesto
con fines de fundamentación sirve para individualizar, pero nun-
ca con la consecuencia de convertir el estado de cosas en elemento
del objeto litigioso” (Scuwas, El Objeto Litigioso..., p. 251; v. también
pp. 241 y 242). Arruda ALvim considera objeto litigioso, mérito y litis
como sinónimos (cfr. Manual de Direito Processual Civil, 7? Ed., Vol.
l, pp. 434 y 449-450). Sobre las variaciones respecto de la noción de
objeto del proceso, v.: Cruz E Tucci, A Causa Petendi no Processo Civil,
2” Ed,, p. 92 y ss.; G. H. R. 1. BaDaRO, Correlacáo entre Acusagio e Sen-
tenga, p. 44 y ss.; Nélson Nery Júnior, Teoria Geral dos Recursos, 6* Ed,,
p. 165; Susana H. da Costa, Condicóes da Agáo, p. 79
y ss.
CONDICIONES DE LA ACCIÓN
3 49

Nuestro sistema procesal parte de premisas un poco


diversas. Identifica al mérito con la litis carneluttiana,
es
decir, el conflicto de intereses caracterizado por una br
tensión resistida”*. Sentencia de mérito es aquélla que re-
suelve la litis??, acogiendo o rechazando el pedido del ac-
tor, por estar amparado o no por el derecho material”
De ahí se vuelve inmutable, adquiriendo fuerza de
ley, la sentencia que juzga total o parcialmente la litis,
en los límites de ella y de las cuestiones decididas (CPC,
art. 468). Pasadas por alto las imprecisiones terminológi-
cas del dispositivo, se extrae de éste la imposibilidad de
que sean nuevamente sometidas a juzgamiento todas las
cuestiones relacionadas con el litigio, es decir, el conflicto
de pretensiones llevado al proceso, resueltas en la senten-
cia. Es la cosa juzgada material.
No obstante la inmutabilidad de la sentencia de méri-
to (cosa juzgada material) esté limitada al dispositivo, la
misma pretensión sólo no podrá nuevamente ser deduci-
da en juicio si coincidieran también las partes y la causa

371 Sobre las distintas concepciones de “litis” y las críticas dirigidas a


esa categoría del derecho procesal, cfr. José Carlos Teixeira GiorG1s,
A Lide como Categoria Comum do Processo, passim.
372 “El juzgamiento de ese conflicto de pretensiones, mediante el cual
el juez, acogiendo o rechazando el pedido, da la razón a una de las
partes y la niega a la otra, constituye una sentencia definitiva de
mérito. La litis es, por tanto, el objeto principal del proceso y en
ella se expresan las aspiraciones en conflicto de ambos litigantes”
(Alfredo Buzarn, Exposigdo de Motivos do Código de Processo Civil de
1973, ítem Il, n. 6).
373 Galeno LacerDa, Despacho Saneador, p. 83. En seguida, todavía, el
ilustre procesalista gaucho amplía la idea, pues considera sentencia
de mérito a todo juicio de valor sobre el pedido, razón por la cual
incluye en esta categoría a las decisiones que extinguen el proceso
por ilegitimidad de la parte (cfr. también p. 88).
JOSÉ ROBERTO DOS SANTOS BEDAQUE
350 PRO

pa la br as , la in mu ni za ci ón de l dis
de pedir. En otras pi ta el pegid,
no im pi de qu e se re
sitivo de la sentencia
de Ot ro pr oc es o, si em pr e qu e se al tere uno de los
objeto
el em en to s de la ac ci ón (C PC , art . 301, SS 1-3). El
demás
it iv o -r es pu es ta da da al pe di do - só lo es inmutable
dispos
mi sm as pa rt es y CO n el mi sm o fundamento,
frente a las ex istencia de
ju zg ad a -e s de ci r, de la
La objeción de cosa
i.
una sentencia anterior e inmutable con idéntico dispos
tivo- solamente será admitida si fueran idénticos los de.
más elementos de la demanda. Son fenómenos diversos
la au to ri da d de la co sa ju zg ad a, re st ri ng id a al di spositi-
a
vo, y su aptitud de impedir un nuevo juzgamiento sobre
el mismo objeto?”.
Además, el legislador enumera las situaciones donde
hay sentencia de mérito (art. 269 del CPC). De las hipó-
tesis descritas, tres no corresponden al verdadero juzga-
miento de mérito, pues el juez se limita a homologar un
acuerdo o una manifestación unilateral de voluntades
(reconocimiento jurídico del pedido, transacción y renun-
cia). Se trata de un acto propio de la actividad ejercida en
el ámbito de la jurisdicción voluntaria.
El contenido de mérito propiamente dicho posee la
sentencia de acogimiento o de rechazo del pedido, que
comprende el reconocimiento de la caducidad y de la
prescripción (CPC, art. 269, incisos 1 y IV). Al hacerlo, el
juez sustituye la actividad primaria de las partes e impo-
ne la voluntad concreta de la ley a la situación de dere-
cho material litigiosa, eliminando la crisis descrita en el
pedido inicial. Dice si el actor es, o no, titular del interés
protegido en el plano sustancial. La respuesta al pedido

374 Cfr. Cándido Dinamarco, O conceito de mérito..., cit., pp. 275 y 276.
CONDICIONES DE LA ACCIÓN 351

de tutela jurisdiccional por él formulado constituye la


sentencia de mérito, cuyo principal efecto es poner fin a
la crisis de derecho material llevada al proceso.
Examinado el problema desde el ángulo de la instru-
mentalidad del proceso y del denominado “proceso civil
de resultados”, lo que se espera del instrumento estatal
de solución de controversias es exactamente la elimina-
ción del litigio, entendido como la crisis de derecho ma-
terial representada por la no actuación espontánea de la
regla, normalmente por falta de cooperación de alguien.
Aquí reside la utilidad del proceso. Lo que interesa, por
tanto, es la respuesta al pedido formulado por el actor,
pues éste representa la crisis verificada en el plano de las
relaciones sustanciales. Las demás cuestiones previas,
aunque estén relacionadas a los fundamentos de derecho
material, deben ser solucionadas incidenter tantum, pues
de cierta forma condicionan el juzgamiento?”. Pero el re-
sultado útil del proceso está representado por la respues-
ta al pedido deducido en el inicialmente”,

375 Incluso las cuestiones de mérito “son resueltas, como ya dije, en


la trayectoria lógica del juez rumbo a la decisión del propio méri-
to. Cuestiones de mérito no se confunden con el propio mérito: son
cuestiones relativas a éste, del mismo modo cómo las dudas sobre
la regularidad del proceso se definen como cuestiones procesales,
pero no se confunden con el proceso en sí mismo” (Cándido Dixa-
MARCO, Ibídem, pp. 258 y 259).
376 Tiene razón pues Cándido DINAMARCO al apuntar la existencia de
“un eje sistemático que liga el pedido con el decisum, entendién-
dose que éste no es más que una respuesta positiva o negativa a
aquél. Los fundamentos del pedido, y por tanto de la sentencia, no
pasan de ser mero apoyo lógico legitimador de uno o de otra, pero
el proceso no es instaurado ni se realiza con el objeto de obtener el
pronunciamiento del juez sobre las cuestiones de hecho o de dere-
cho suscitadas en el proceso. El objeto de las actividades de unos
y de otro es, por tanto, el pedido, por ser éste, como se ha dicho, el
v
352 JOSÉ ROBERTO DOS SANTOS BEDAQUy

Mérito, por tanto, al decir de quien COntrib


sivamente al desarrollo científico del derecho Yo dec;
brasileño, representa el “contenido materia] q PYOCesa]
so, la porción de la realidad social que las pa el POCO.
S
proceso y sobre la cual el propio proceso est sad
a operar”””, Identificarlo constituye uno de os nad
desafíos del procesalista. Yandes

5. MÉRITO Y OBJETO DE LA COGNICIÓN JUD


CIAL
No obstante el legislador brasileño identifique a] »;
Mé.
rito con la litis de CARNELUTTI, parece haber también
o
cepcionado la lección de LIEBMAN, para quien el
0
constituye el objeto del proceso, pues representa el re ,
rimiento formulado al juez para que realice una ac tividag
con contenido determinado. “Juzgar la litis” y “juzgar e

material que da razón de ser al proceso mismo en torno del al


girarán todas las actividades procesales” (Ibídem, p. 276).
377 Cfr. Liegman, O despacho saneador e o julgamento de mérito, en Estudos
sobre o Processo Civil Brasileiro, p. 114. El gran procesalista italiano
para determinar el objeto del proceso, limita el concepto de ulitis”
formulado por CARNELUTTI, procurando así retirar de éste el aspecto
puramente sociológico apuntado por CALAMANDREI: es la parte del
conflicto de intereses respecto de la cual las partes piden una deci-
sión: mérito es sólo el pedido hecho al juez en relación al conflicto,
sin importar la parte de la situación de la vida no sometida al pro-
ceso: “Para el proceso interesa lo que fue deducido efectivamente
y no importan los otros hechos que pueden ocurrir en el mundo
exterior” (LieBMAN, idem, p. 115). Pero el conflicto, inclusive con
los contornos establecidos por el actor, no constituye el objeto del
proceso propiamente dicho. El juez decidirá sobre la providencia
concreta pleiteada por el autor: “Lo que el juez hace es verificarla
fundabilidad del pedido que le fue hecho para, consecuentemente,
estimarlo o rechazarlo, en aplicación de lo que la ley manda y pre-
ceptúa” (idem, ibídem, p. 117).
CONDICIONES DE LA ACCIÓN 353

mérito” SON expresiones sinónimas porque significan de-


con-
eidir el pedido del actor, acogiéndolo o rechazándolo,
cediendo O negando la providencia discutida*””, Mérito
constituye, pues, el thema decidendunm, es decir, la materia
sobre la cual el juez decidirá principaliter, lo cual no abar-
ca todo el objeto de su cognición.
Hay cuestiones que, a pesar de estar directamente re-
lacionadas con el objeto del proceso, por ser pertinentes
a la relación de derecho material, no se confunden con el
mérito, aunque para decidir sobre éste el juzgador tenga
que solucionarlas*””. También están comprendidas en la
actividad cognitiva del juez, por tanto, las denominadas
“cuestiones de mérito”, representadas por los fundamen-
tos de la acción y de la defensa, que integrarán la motiva-
ción de la sentencia*,
La cognición también incide sobre las denominadas
“Cuestiones previas” o procesales, esto es, aquéllas cuya
solución puede determinar la extinción del proceso sin
juzgamiento del mérito. Superadas todas las cuestiones,
el juez examina el mérito propiamente dicho, el objeto
del proceso, es decir, el pedido del actor negado por el

378 LiEBMAN, 1bídem, p. 122. En realidad, la identificación del mérito con


la litis puede ser aceptada con algunas restricciones, pues hay pro-
cesos donde no existe la litis, y no por eso deja de haber mérito.
Cfr. las críticas de DINAMARCO contra esa equiparación entre los dos
fenómenos, no sólo a la luz de la idea original de “litis” formula-
da por CARNELUTTI, sino también de las adaptaciones sugeridas por
LiEBMAN (DINAMARCO, O concetto de mérito, cit., pp. 253 y 254).
379 Cfr. DinaMarco, Ibídem, p. 241.
380 Cfr.: Kazuo WATANABE, Da Cognicño..., 2" Ed., pp. 97-110; Flávio
YARSHELL, Agáo Rescisória..., pp. 114 y 115. Como bien observa Dina-
MARCO, “constituye objeto del conocimiento del juez toda la masa de
cuestiones que surgieron en el proceso, vengan de donde vengan”
(Ibídem, p. 256).
D O S S A N T O S B EDAQUE
y JOSÉ R OBERTO
35
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dea andado, la litis tal como es reproducida
rep en el Ploces,

artes”.
por las p que sustenta
parte de la doctrina
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2] no siempre da lugar a la sentencia de
tera!” vrocesal concebida por el legislador, destina,
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da desarrollo de procesos innecesarios, el juez
aar un previo análisis de la situación SUStanciay

o por el actor, Con el fin de =p si el litigio


clusión
deducido se refiere a aquél y si es aa . Una con
la
contraria impide la prosecución el proceso, sin que
z se li
decisión, por lo demás, solucione la crisis, El jue
mita a afirmar que, en razón de circunstancias del PIOpio
derecho material, la crisis no puede ser resuelta en aquel
proceso. Esta decisión no cumple plenamente los Objeti.
vos de la jurisdicción, en la medida en que no Produce
las alteraciones deseadas en el plano sustancial. Aunque
algún reflejo produzca aquélla en la situación de la vida,
no es apta para eliminar definitivamente la controversia,
El mérito, por tanto, constituye la pretensión no sa.
tisfecha espontáneamente, llevada por el actor del plano
material" mediante la demanda y sobre la que incide la
decisión del juez. Éste es el objeto del proceso u objeto
litigioso del proceso, consustanciado en el pedido formu-
lado por el actor. Es la res in judicium deducta3%.

381 Cfr. Machado Guimarass, Caréncia da agño, en Estudos de Direito Pro-


cessual Civil, p. 100.
382 Cfr. Fábio Gomes, Caréncia da agáo, passim,
383 También por el demandado, en reconvención o mediante
un pedi-
do contrapuesto.
384 Cfr.: DINAMARCO, O conceito de mérito, cit., pp. 232-2
51; Donaldo Ar-
MELIN, Leg1timidade para Agtr..., p. 45.
CONDICIONES DE LA ACCIÓN 355

No raras veces -y con mayor frecuencia de la que se


desea- Óbices relativos a la técnica procesal impiden que
se alcance el objetivo del proceso de conocimiento, esto
es, la sentencia de mérito.
Dentro de los varios problemas posibles, interesan
ahora aquellos que revelan que no existe una relación
adecuada entre la litis o el pedido deducido por el actor
y el conflicto de intereses que lo hizo surgir. Sólo puede
haber decisión sobre el pedido si aquél se mostrara apro-
piado al conflicto verificado en el plano material*,
Esta relación de adecuación entre el pedido y el conflic-
to de intereses se encuentra determinada por las condicio-
nes de la acción, cuya ausencia impide el examen del mérito
y determina la extinción del proceso (CPC, art. 267, VI).
La opción legislativa, sin embargo, no impidió el sur-
gimiento de una controversia doctrinal respecto de ese
instituto. Es numerosa la corriente que entiende que la
sentencia de carencia de acción es de mérito?*,
A pesar que se trata de una posición sustentada por
renombrados procesalistas, con argumentos aparente-
mente irrefutables, el tema, sin embargo, merece algunas
consideraciones.
“Juzgar el mérito” significa decir que, en razón de los
fundamentos de hecho y de derecho afirmados en el pe-
dido inicial, y eventualmente sometidos a prueba*'”, el ac-

385 Cfr. Lieman, O despacho saneador, cit., p. 124. Habla la doctrina ita-
liana de “astratta proponibilitá della domanda” (cfr. Gian Franco
Ricci, Principi di Diritto Processuale Generale, 2 * Ed,, p. 101).
386 Cfr, nota 48.
387 “Eventualmente” porque si no hubiera controversia fáctica, la
prueba sería innecesaria y el proceso será resuelto anticipadamente
(CPC, art. 330).
/0Sfe ROBERTO DOS SANTOS BEDAQUE
356

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la cognición realizada con
i e n t o de l mé ri to , ta l c o m o lo su st enta respetable
juzga m
parcela de la doctrina.
La cuestión es compleja, y ha contribuido a dificultar
la correcta aplicación de la técnica procesal,

6. VISIÓN RESTRINGIDA SOBRE LAS CONDI.


CIONES DE LA ACCIÓN
No obstante presentada a la doctrina procesal hace
más de 50 años y adoptada expresamente por el derecho
positivo brasileño, la teoría de las condiciones de la acción,
concebida como requisitos de procedencia del juzga-
miento de mérito, suscita aún una gran polémica entre
los procesalistas patrios*, Muchos no la aceptan, por en-
tender que tales condiciones, por ser extraídas de la pro-
pia relación de derecho material, configuran, en realidad,
requisitos necesarios para la fundabilidad del pedido. La
actividad desarrollada por el juez, destinada al examen

388 Las condiciones de la acción fueron propuestas por Enrico Tullio


LIEBMAN en la conferencia proferida en la Universidad de Turín, el
24.11.1949 (cfr. L'azione nella teoria del processo civile, en Problemi del
Processo Civile, p. 22 y ss.).

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